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El autor plantea a la sociología como “una ciencia que pretende entender, interpretándola,
la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos” (Pág.
5) relacionando directamente aquí el concepto de sociología con la noción de acción social
que posteriormente irá desarrollando.
Ahora bien, entrando a la noción de “acción social”, inicia concretizando que “acción” está
referido a la conducta humana, en tanto que los involucrados enlacen en este accionar un
sentido subjetivo, por tanto, acción social “es una acción donde el sentido mentado por su
sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo”
(Ídem)
Puede entenderse por comprensión, por un lado, la comprensión actual del sentido mentado
de una acción, y por otro lado la comprensión explicativa, en todo caso la comprensión
equivaldrá a: a) mentado realmente en la acción particular, b) mentado en promedio y de
modo aproximativo, c) construido científicamente. Existe entonces una construcción ideal de
estas conexiones de sentido que, en la realidad, denotará una diferencia entre lo esperado y
lo hallado.
Aunque toda interpretación persigue la evidencia: puede suceder que el testimonio subjetivo
aun siendo sincero tenga solo un valor relativo, debido a que el mismo sujeto desconoce los
motivos; puede darse también que ciertas situaciones sean juzgadas como “semejantes” aun
sin serlo, debido a las diversas conexiones de sentido del actor o los actores. Llamará el autor
“motivo” a “la conexión de sentido que para el actor o el observador aparece como el
fundamento con sentido de una conducta” (Pág. 11), en esta misma línea, una interpretación
causal correcta de una acción concreta implicará que el desarrollo externo y el motivo hayan
sido conocidos de un modo certero y al mismo tiempo comprendidos con sentido en su
conexión
La acción social como toda acción podrá ser: a) racional con arreglo a fines (fines propios
racionalmente sopesados y perseguidos), b) racional con arreglo a valores (valores éticos,
estéticos, religiosos, etc., sin relación alguna con el resultado), c) afectiva (emotiva, afectos,
estados sentimentales actuales), d) tradicional (determinado por una costumbre arraigada).
La acción estrictamente tradicional estará en la frontera y más allá de lo que puede llamarse
en pleno una acción con sentido. Por otro lado, la conducta estrictamente activa implicará
una sublimación al aparecer la acción como una descarga consciente de un estado
sentimental. Las acciones afectiva y racional, con arreglo a valores, se diferencian por el
carácter de planificación de la acción racional en tanto propósitos, teniendo en común que el
sentido de la acción no se pone en el resultado sino en la acción misma. Actúa racionalmente
con arreglo a fines quien oriente su acción por el fin, medios y consecuencias implicadas en
ella, sopesando racionalmente los medios con los fines, las consecuencias implicadas y los
diferentes posibles fines. Sin embargo, muy raras veces la “acción” y especialmente la
“acción social” se ve orientada puramente por alguno de los tipos antes mencionados, siendo
muchas veces una combinación de ellos de acuerdo a las circunstancias.
Finalmente se concluirá con que la “acción social”, tanto individual como colectiva, es
aquella que está orientada por la acción de los otros, independientemente de los tipos que en
esta se vean incluidos, una acción individual o colectiva mediada por el significado que cada
individuo le dé a ésta. Por su parte la sociología buscará comprender esta “acción social”, en
sus dimensiones y desarrollo.