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El Poder Judicial, a través de los jueces, es el llamado para ejercer este control a través de lo
contencioso administrativo. Este órgano del Estado es el encargado de administrar justicia en
nombre del pueblo y controla las actuaciones u omisiones de las entidades estatales a través de
un proceso y jurisdicción especial denominado “contencioso-administrativo”.
Denominación de lo contencioso-administrativo
Posteriormente, se nota que no solo las resoluciones administrativas debían ser revisadas, sino
que también otras actuaciones administrativas. La resolución administrativa pasa por un
proceso de abstracción y pasa a ser denominada acto administrativo, lo mismo que se empieza a
hablar de Administraciones Públicas en vez de entidades estatales.
Pero la acción, como derecho, se torna en un concepto limitado para comprender el contencioso
administrativo, es solo el inicio, se necesita regular lo que sigue al ejercicio del derecho de acción,
es importante ver el procedimiento, las etapas y formalidades que se sigue para la obtención de
una decisión del Poder Judicial, esto nos lleva al procedimiento contencioso administrativo como
una continuación del procedimiento administrativo.
Por último, se nota que no solo se busca la nulidad de actos administrativos, sino que se pide que
los órganos del Poder Judicial reconozcan y declaren derechos; se nota la necesidad de una plena
jurisdicción a cargo de los órganos con jurisdicción; se nota que al ser la jurisdicción la facultad
que confiere la ley de administrar justicia a nombre de la nación, se constituye en una necesidad
de administrar justicia en contra y a favor de la Administración Pública, dando lugar a la
denominada jurisdicción contencioso-administrativa.
Principio de igualdad
Por el cual en el proceso contencioso administrativo debe garantizarse la igualdad entre los
administrados y las Administraciones Públicas. Frente a los recursos humanos y materiales con
los que cuenta una entidad del Estado, el juez debe garantizar a los administrados la igualdad
procesal.
Sin embargo, las entidades del Estado también requieren que se garantice este principio, v. g., el
primer considerando del Decreto Ley 6623/1944 por el “que reglamenta las demandas contra el
Estado” de Paraguay indica:
Principio de favorecimiento
Por este principio el juez debe favorecer la procedencia de la demanda aun cuando tenga dudas
sobre el agotamiento de la vía administrativa. El inciso 3, del artículo 2 del túo de la Ley 27584
de Perú establece que “el Juez no podrá rechazar liminarmente la demanda en aquellos casos en
los que por falta de precisión del marco legal exista incertidumbre respecto del agotamiento de
la vía previa. Asimismo, en caso de que el Juez tenga cualquier otra duda razonable sobre la
procedencia o no de la demanda, deberá preferir darle trámite a la misma”.
Por este principio el juez no se limita al control jurídico de las actuaciones y omisiones de las
entidades del Estado, sino que debe velar por el respeto a los derechos fundamentales de los
administrados, debe buscar soluciones de consenso entre el interés público y los derechos
fundamentales.
Estos principios son observados por los órganos jurisdiccionales con la finalidad de garantizar
un contencioso administrativo justo para ambas partes.
1. Las declaraciones administrativas, en las cuales encontramos los actos administrativos, los
actos de administración y los contratos administrativos; estas actuaciones son declaraciones de
voluntad que emiten las entidades estatales.
Todas estas actuaciones y omisiones de las administraciones públicas son impugnadas a través
del contencioso administrativo.
Esta pretensión de nulidad se extiende al pedido de ineficacia del acto administrativo, por el cual
se pide al juez declare que un acto administrativo es ineficaz, esto es, que carece de efectos
jurídicos.
Dentro de esta pretensión podemos incluir la de “conocer y resolver causas contenciosas que
resultaren de los contratos, negociaciones y concesiones del Gobierno central y demás
instituciones públicas o privadas que cumplan roles de administración pública a nivel nacional”
(Cfr. art. 2 y 3 de la Ley 620, Ley de 29 de diciembre de 2014, Bolivia).
Esta pretensión de nulidad también es denominada de anulación, objetivo o por exceso de poder
y “tutela el cumplimiento de la norma jurídica objetiva, de carácter administrativo, y puede
proponerse por quien tenga interés directo para deducir la acción, solicitando al Tribunal la
nulidad del acto impugnado por adolecer de un vicio legal.” (Cfr. art. 3 de la Ley 35, Ecuador)
2. La pretensión de plena jurisdicción, “ampara un derecho subjetivo del recurrente,
presuntamente negado, desconocido o no reconocido total o parcialmente por el acto
administrativo de que se trata” (Cfr. art. 3 de la Ley 35, Ecuador). En esta pretensión podemos
encontrar otras pretensiones claramente distinguibles:
Hemos indicado los principios, las actuaciones u omisiones y las pretensiones de lo contencioso
administrativo, ahora es importante ver las condiciones de la acción necesarias para acceder al
órgano jurisdiccional en busca de tutela jurídica:
1. El interés para obrar, es el estado de necesidad existente para recurrir a los órganos
jurisdiccionales; solo si existe interés para obrar, la demanda contenciosa administrativa será
procedente, por lo que este interés estaría relacionado con lo siguiente:
1.1. Agotamiento de la vía administrativa. La falta del agotamiento de la vía administrativa es una
falta de interés para obrar. A la solicitud del administrado y la respuesta negativa por parte de la
administración pública, el administrado debe interponer los recursos administrativos necesarios
para revertir la respuesta negativa en la misma vía administrativa y evitar la congestión procesal
del Poder Judicial.
1.2. Caducidad. Las legislaciones establecen un plazo para interponer la demanda contenciosa
administrativa, este plazo puede ser en días o en meses, y tiene por objeto limitar el derecho de
acción a fin de cautelar la seguridad jurídica. El artículo 780 del Código de Procedimiento Civil
establece que “la demanda deberá interponerse dentro del plazo fatal de noventa días a contar
de la fecha en que se notificare la resolución denegatoria de las reclamaciones hechas ante el
Poder Ejecutivo.”
1.3. Conclusión del proceso por conciliación o transacción. Cuando en la vía administrativa se
logre un acuerdo por conciliación o transacción, no se podrá recurrir luego a un proceso judicial.
2. La legitimidad para obrar. Ésta puede ser activa o pasiva, consiste en la afirmación que realiza
el administrado de ser titular de derechos e intereses legítimos.
La legitimidad para obrar activa puede ser ejercida tanto por el administrado como por el Estado.
En este último caso nos referimos al denominado proceso contencioso administrativo de
lesividad en el cual el Estado demanda la nulidad de los actos administrativos que ha emitido.
La legitimidad para obrar pasiva, generalmente, corresponderá a la entidad del Estado y puede
extenderse a las entidades privadas que prestan un servicio público o realizan una función
pública, en el caso del proceso de lesividad será el administrado quien tendrá la legitimidad
pasiva. También pueden ser demandados por el Estado, una entidad pública de menor jerarquía
y un administrado o administrados.
El artículo 776 del Código de Procedimiento Civil de Bolivia (vigente mientras no se expida la ley
de jurisdicción especializada) indica que “representarán al Poder Ejecutivo, como demandante o
demandado, el Ministro de Estado cuyo despacho hubiere intervenido en el contrato,
negociación o concesión, y el Fiscal General de la República.”
Si la demanda cumple con las condiciones de la acción en observancia de los principios del
contencioso administrativo, se debe pasar a revisar los presupuestos procesales:
Cumplido con las condiciones de la acción y los presupuestos procesales se proceda a la admisión
de la demanda, con lo cual se notifica al demandado o demandados para que ejerzan su derecho
de contradicción a través de la contestación de la demanda. La acción y contradicción ante la
competencia del juez genera el proceso contencioso administrativo, que es un triángulo
equilátero que garantiza el debido proceso.
Formada la relación jurídica procesal es necesario sanearla por lo que el juez tiene la oportunidad
de verificar la existencia de condiciones de la acción y presupuestos procesales a través del
saneamiento del proceso, saneado el proceso se pasa a la etapa de actuación de medios
probatorios.
Actuación probatoria
1. Generalmente, lo contencioso administrativo se inicia por cuestiones de puro derecho, esto es,
que se discute la aplicación o interpretación de normas jurídicas o administrativas, por lo que la
prueba se limita a lo documental, sin embargo, debe entenderse que el administrado tiene la
facultad de ofrecer los medios de prueba que considere necesarios como la declaración de parte,
la declaración de testigos, las pericias o las inspecciones judiciales.
Es importante tener en cuenta lo indicado en el art. 777 del Código de Procedimiento Civil de
Bolivia que indica que “el trámite y resolución de la causa se sujetará a lo previsto para el proceso
ordinario de hecho o de puro derecho, según la naturaleza del asunto”; si el contencioso
administrativo es de hecho la actuación de medios de prueba será plena, si es de puro derecho es
posible que la actuación probatoria se limite a la documental.
3. Un dato importante está en la necesidad de una opinión técnica que emite el representante de
la sociedad, como indicamos, la defensa de los intereses del Estado está a cargo del Abogado del
Estado, sin embargo, la defensa de los intereses de la sociedad puede estar a cargo de otra entidad
del Estado, por lo que sería necesario antes de emitir sentencia pedir la participación de este
ente.
Sentencia
La sentencia como acto procesal del juez que pone fin al proceso contencioso administrativo es
la culminación de todos los actos procesales realizados por las partes del proceso y es la
manifestación de la justicia administrativa.
Recordemos que la finalidad de lo contencioso administrativo es “el control jurídico por el Poder
Judicial de las actuaciones de la administración pública sujetas al derecho administrativo y la
efectiva tutela de los derechos e intereses de los administrados” (Cfr. art. 1 del tuo de la Ley
27584, Perú).
Conclusión
De esta manera, lo contencioso administrativo se convierte en un mecanismo especial de
protección de los derechos subjetivos e intereses legítimos de los administrados en búsqueda de
la paz y justicia social. Cuenta con principios procesales propios que garantizan la igualdad de
las partes, el favorecimiento del proceso y la tutela de los derechos fundamentales.