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Poco antes de que el profeta José Smith hubiera completado la traducción del Libro de
Mormón, Jesucristo y el ángel Moroni dieron testimonio de que la traducción del libro era
correcta. Nunca en la historia del mundo había sucedido un acontecimiento tan maravilloso
con relación a un libro.
Algunos años atrás un apóstol me dijo: "Si se encontrara un libro indio que sostenga o
apoye el Libro de Mormón, sería un descubrimiento de enorme significado."
Tal libro existe; más aún, presentaré citas de cuatro libros indígenas producidos durante el
período colonial americano que contienen material similar al que se encuentra en el Libro de
Mormón. Los escritores indios agregan un testimonio de la veracidad del Libro de Mormón.
Los dos libros tienen numerosas cosas en común, y cada uno verifica al otro. Por
ejemplo, el Libro de Mormón declara que la antigua América fue primeramente poblada por
un grupo de colonizadores llamados "jareditas", quienes vinieron de la Torre de Babel.
Ixtlilxochitl también declara que los primeros pobladores de América después del diluvio
vinieron "de una muy alta torre" o sea, la Torre de Babel. Observemos cuán similares son los
relatos al compararlos:
' . . . Jared vino de la gran torre con su hermano y sus familias, y con algunos otros y sus
familias, en la época en que el Señor confundió el lenguaje del pueblo, y juró en su ira que
serían dispersados por toda la superficie de la tierra; y conforme
a la palabra del Señor fue dispersada la gente." (Et. 1:33.)
Ixtlilxochitl, el escritor indio, escribe:
. . . y . . .los hombres multiplicándose hicieron una muy alta torre, para protegerse en ella
cuando el segundo mundo fuera destruido.
Cuando las cosas estaban en lo mejor, su lenguaje fue cambiado y como no podían
comprenderse unos a otros se fueron a diferentes partes del mundo." (Trabajos de Ixtlilxochitl,
citado en Milton R. Hunter y Thomas Stuart Ferguson, "Ancient America and the Book of
Mormon -La antigua América y el Libro de Mormón-, 1950, pág. 24.)
Entonces el Señor guió a la colonia de Jared por un valle hasta la orilla del mar y en
barcos los hizo llegar a América, la tierra a la cual El declaró como "una región que es
favorecida sobre todas las regiones de la tierra" (Eter 1:42).
La historia de Ixtlilxochitl que se compara a ésta declara:
". . . y los toltecas, que eran como siete compañeros con sus esposas, y se comprendían en un
mismo lenguaje entre ellos, vinieron a estas partes habiendo cruzado primero tierras y mares,
viviendo en cuevas, padeciendo graves penalidades, hasta que llegaron a esta tierra, la cual
ellos encontraron buena y fértil para habitar."
(Ixtlilxochitl, págs. 24-25.)
Ambos textos, el Libro de Mormón y los Trabajos de Ixtlilxochitl, declaran que otros dos
grupos de colonizadores emigraron desde el Viejo Mundo a América.
El primero de estos grupos vino de Jerusalén en el año 600 a. de J. C., y más tarde
dividieron en dos llamados nefitas y lamanitas. Estos últimos tenían tez oscura o bronceada,
tal como los indios americanos.
Poco después que Don Pedro de Alvarado y sus huestes conquistaron Guatemala,> más o
menos en el año 1526, los indios de aquellas tierras escribieron cuatro libros: Anales de los
cackchiqueles, Título de los Señores de Totonicapán, Popo¡ Vuh y Anales de los Xahil. Todos
estos libros dan testimonio adicional del Libro de Mormón.
Cada uno de ellos concuerda con los Trabajos de Ixtlilxochitl, y todos verifican el Libro de
Mormón, el cual declara que los antiguos americanos vinieron del otro lado del mar, que fue
construido un barco en un lugar llamado Abundancia, bajo la dirección de Nefi, el menor de
los cuatro hermanos que salieron de Jerusalén con su padre Lehi. Bajo la dirección de Nefi los
colonizadores vinieron a América en aquel barco.
En Anales de los Xahil leemos:
" '¿Cómo cruzaremos el mar, oh, nuestro hermano menor?' dijeron ellos. Y nosotros
respondimos 'Lo cruzaremos en los barcos.' Entonces entramos en los barcos . . . y navegamos
al este y llegamos allí." (Anales de los Xahil, traducción y notas de George Raymond, Miguel
Angel Asturias y J. M. Gonzáles Mendoza, Editorial Universitaria, México, 1946.)
Los indios quichés que escribieron Totonicapán declararon que ellos eran "descendientes
de Israel, de la misma lengua y las mismas costumbres . . . Eran los hijos de Abraham y
Jacob." (Titulo de los Señores de Totonicapán, pág. 170. )
El Libro de Mormón hace una declaración similar. Los nefitas, lamanitas y mulekitas
vinieron de Jerusalén y ellos también eran descendientes de Israel, o sea, hijos de Abraham y
Jacob.
En el libro de "Totonicapán" se afirma que el Señor dio al líder de este antiguo grupo un
"presente llamado Giron Golgal", el cual guió a los antepasados de los indios a través del
océano a su nueva tierra.
Este regalo es comparable al instrumento llamado Liahona, que le fue dado a Lehi por el
Señor para que les sirviera como compás para guiar a su pueblo desde Jerusalén a América.
(Véase 1 Nefi 16:10, 17; 18:12; D. y C. 17:1.)
Es significativo hacer notar que Ixtlilxochitl describe las terribles tormentas que
ocurrieron en América al tiempo de la crucifixión de Cristo, lo cual confirma el relato del
Libro de Mormón. Cito a Ixtlilxochitl:
" . . el sol y la luna se eclipsaron, la tierra tembló, las rocas se rompieron y muchas otras
cosas y señales ocurrieron. Esto sucedió en el año de El Calli . . . el cual ajustándolo a nuestra
cuenta viene a ser el mismo tiempo cuando Cristo, nuestro Señor, sufrió; y ellos dicen que
sucedió durante los primeros días del año." (Ixtlilxochitl, pág. 190.)
Es importante destacar que en el relato del Libro de Mormón también las grandes
tormentas ocurrieron exactamente al mismo tiempo en que Cristo era crucificado y durante los
primero días del año. (Véase 3 Nefi 8:5-19.)
Después de esta terrible tormenta y de tres días de oscuridad, los nefitas se reunieron en
los alrededores del templo, en el país de Abundancia. Allí oyeron una voz que les hablaba tres
veces desde los cielos, pero no podían entenderle; la tercera vez percibieron que decía: "He
aquí a mi Hijo Amado, en quien me complazco, en quien he glorificado mi nombre: a él oíd"
(3 Nefi 11:7).
Todos miraron hacia el cielo y vieron a un hombre descendiendo vestido con una túnica
blanca (3 Nefi 11:8). El vino, y parándose en medio de ellos, dijo: ". . . he aquí yo soy
Jesucristo de quien los profetas testificaron que vendría al mundo" (3 Nefi 11:10).
Durante los siguientes meses El apareció a los nefitas muchas veces, dando a ellos el
sacerdocio y enseñándoles su evangelio.
Tan impresionante fue la influencia del Señor resucitado sobre los antiguos americanos,
que cuando los españoles llegaron encontraron a todas las tribus indias a través del hemisferio
occidental anhelantemente adorando su recuerdo. Durante el período colonial americano, por
todas partes fueron encontradas tradiciones que hablaban de un Dios blanco y con barba que
visitó a los antepasados de los indios en la antigua América.
Todos estos escritos y tradiciones indias dan testimonio de la visita hecha por el Salvador
resucitado a América tal como quedó registrada en el Libro de Mormón.
CUATRO VERSIONES INCAS DE LA
LEYENDA DEL DIOS BLANCO
por Kirk Magleby
Nota: En el intento de preservar la autenticidad de los escritos que sirven como referencia a este artículo, no se han hecho
correcciones ni en la ortografía ni en !a sintaxis castellana de los mismos. La redacción.
Es muy conocido el hecho de que casi todas las tribus indígenas del Hemisferio
Occidental han preservado tradiciones sobre la aparición en la antigüedad de un dios blanco
que bajó del cielo para instruir y organizar a su pueblo. Algunas de las versiones más
interesantes de esta extendida tradición proceden del Perú, donde se conoce a ese dios
legendario bajo los nombres de Kon Tiki Viracocha, Tunupa, Pachacamac, Tarapaca o Ar-
nauan, según la región del país. Cuatro afamados cronistas que escribieron historias de los
incas; Pedro Cieza de León, Pedro Sarmiento de Gamboa. Juan 8etanzos y Juan de Santa Cruz
Pachacuti, registraron interesantes relatos de ese dios blanco y barbado. Dichos escritos nos
dan una descripción bastante detallada de su apariencia, personalidad y visitas a los
antepasados de los indios andinos.
Cieza de León llegó a Perú en 1548 como soldado de un destacamento enviado para
sofocar una rebelión que se había convertido en una guerra civil entre tos españoles.
Permaneció allí hasta 1550, tiempo durante el cual visitó casi toda aquella tierra recién
conquistada, observando y registrando por escrito descripciones del terreno, la flora, las
costumbres nativas y los aspectos más importantes de la historia indígena. Desde sus viajes a
Colombia, en 1541, habla llevado un diario de sus observaciones: pero en Perú, Cieza de León
se dejó fascinar por la idea de escribir una historia del país y sus nativos. Después determinar
sus deberes militares, se dedicaba a conversar con los amautas (hombres sabios entre los
indios) y los orejones (nobles incas), así como con españoles versados en esos conocimientos,
afín desprender todo lo que podía sobre la historia y las tradiciones del Imperio Inca.
"Lo que yo aquí escribo son verdades y cosas de importancia, provechosas . . .", escribió en la
dedicatoria de su primer libro, `pues muchas veces cuando los otros soldados descansaban,
cansaba yo escribiendo."
La primera obra de este historiador, La crónica del Perú, fue publicada por primera vez
en Sevilla, en 155; la última, El señorío dolos incas, permaneció inédita hasta 1880. En el
capítulo cinco de ésta última, Cieza de León relata la siguiente leyenda sobre la aparición de
un dios blanco a los antepasados de aquellas indígenas:
"Antes que los Incas reinasen en estos reinos rv en ellos fuesen conocidos,cuentan estos
indios otra cosa muy mayor que todas las que ellos dicen, porque afirman que estuvieron
mucho tiempo sin ver el sol y que, padeciendo gran traba¡o con esta falta, hacían grandes
votos é plegarias á los que ellos tenias por dioses, pidiéndoles la lumbre de que carecían; y que
estando desta suerte, salió de la isla de Titicaca, questá dentro de la gran laguna del Collao, 1
el sol muy resplandeciente, con que todos se alegraron. Y luego questo pasó, dicen que de
hacia las partes del Mediodía vino y remanesció un hombre blanco de crecido cuerpo, el cual
1
"La gran laguna del Collao tiene por nombre Titicaca, por el templo que estuvo
edificado en la misma laguna; de donde los naturales tuvieron por opinión una vanidad muy
grande, y es que cuentan estos indios que sus antiguos lo afirmaron por cierto, como hicieron
otras burlerías que dice, que carecieron de lumbre muchos días, y que estando todos puestos
en tinieblas y obscuridad salió desta isla de Titicaca el sol muy resplandeciente, por la cual la
tuvieron por cosa sagrada." (Pedro Cieza de León, La crónica del Perú, cap. C II I.)
en su aspecto y persona mostraba gran autoridad y veneración, y queste varon, que así vieron,
tenia tan gran poder, que de los cerros hacia llanuras y de !as llanuras hacia cerros grandes,
haciendo fuentes en piedras vivas; y como tal poder reconociesen, llamábanle Hacedor de
todas las cosas criadas, Principio deltas, Padre de! sol, porque, sin esto, dicen que hacia otras
cosas mayores, porque dio sér á los hombres y animales, y que, en fin, por su mano les vino
notable beneficio. Y este tal, cuentan los indios que á mi me !o dixeron, que oyeron á sus pa-
sados, que ellos tambien oyeron. en los cantares que ellos de lo muy antiguo tenían, que fué de
largo hácia el NORTE, haciendo y obrando estas maravi;nas, por el camino de la serranía, y
que nunca jamás lo volvieron á ver. En mu;:hcs lugares diz que dió órden á los hombres es
cómo viviesen, y que les hablaba amorosamente y con mucha mansedumbre, amonestándoles
que fuesen buenos y los unos á los otros no se hiciesen daño ni injuria, ántes, amándose, en
todos hubiese caridad. Generalmente le nombran en la mayor parte Ticiviracocha, aunque en
la provincia del Collao le /laman Tuapaca. y en otros lugares delta Arnauan. Fuéronle en
muchas partes hechos templos, en los cuales pusieron bultos de piedra á su semejanza, y de- '
lante deltos hacían sacrificios: los bultos grandes questán en el pueblo de Tiahuanacu, 2 se
tiene que fué desde aquellos tiempos; y aunque, por fama que tienen de lo pasado, cuentan
esto que digo de Ticiviracocha, no saben decir dél más, ni que volviese á parte ninguna deste
reino." 3
2
Las ruinas de la ciudad de Tiahuanaco, el vestigio más importante de la cultura del mismo
nombre, se encuentran en el este de Bolivia, muy próximas al Lago Titicaca.
3
Pedro Cienza de León, El señorío de los incas, Lima: Editorial Universo S. A., 1973, cap. V,
págs. 18-19.
Pedro Sarmiento de Gamboa fue un navegante y escritor español, que era capitán en el
ejército de su país. Mientras se encontraba estacionado en Cuzco, Perú, recibió del virrey
Francisco de Toledo la orden de recopilar una historia de los incas. Sarmiento de Gamboa
convocó a los hombres sabios más viejos que había en esa capital de los incas y habló con
ellos, uno a uno, personalmente; luego comparó sus declaraciones, sacó sus propias
conclusiones y escribió parte de la historia que se le había solicitado. Su manuscrito llevaba el
título Historia de los Incas, Segunda Parte de La Historia Llamada Indica, y fue el segundo
tomo de una gran obra que originalmente se pensó publicar en tres volúmenes. Sin embargo, el
manuscrito inédito permaneció bajo custodia de los reyes españoles durante muchos años,
siendo finalmente vendido a la biblioteca de ta Universidad de Gotinga, en Alemania, donde
fue descubierto y finalmente publicado en Berlín, en 1906. La versión que da Sarmiento de
Gamboa sobre la leyenda del dios blanco aparece a continuación:
"Todos concuerdan en que la creación destas gentes la hizo el dicho Viracocha, el cual
tienen noticia que fue un hombre de mediana estatura, blanco y vestido de una ropa blanca a
manera de alba ceñida por el cuerpo, y traía un báculo y un libro en las manos. Y tras esto
cuentan un extraño caso, que, como después quel Viracocha crió todas las gentes, viniese
caminando, llegó a un asiento donde se habían congregado muchos hombres de los por él
criados. . .
Viracocha prosiguió su camino, haciendo sus obras e instruyendo las gentes criadas . . . Y
quiriendo dejarla tierra del Pirú, hizo una habla a los que había criado, avisándoles de cosas
que les habían de suceder. Les dijo que vendrían gentes algunas que dijesen que ellos eran el
Viracocha, su Criador, y que no los creyesen, y que¡ en los tiempos venidero: les enviaría sus
mensajeros para que los amparasen y enseñasen. Y esto dicho, se metió con sus dos criados
por la mar, e iban caminando sobre las aguas, como por la tierra, sin hundirse." 4
Juan de Betanzos era un cronista y conquistador español, de los primeros que invadieron
el Perú al mando de Francisco Pizarro. Apenas llegaron a esa tierra, Betanzos comenzó a
estudiar el quechua, el idioma de los incas, y pudo dominarlo hasta el punto de ser nombrado
intérprete oficial de la corte real. Las primeras de sus obras que se publicaron fueron dos
diccionarios EspañolQuechua. Betanzos se casó con una princesa inca y se estableció en
Cuzco, reuniendo datos y observaciones que él mismo conseguía, hasta 1551, año en que se
publicó su tratado sobre la historia y las tradiciones de los indios andinos titulado Suma y
narración de los incas. Al escribir, tenía especial cuidado en "guardar la manera y orden de
hablar de los naturales" (dedicatoria del libro). Esta es su descripción del dios Viracocha:
". . . que preguntando á los indios que figura tenia este Viracocha cuando ansi le vieron
los antiguos, según que dello ellos tenían noticia y dijeronme que era un hombre alto de
cuerpo y que tenia vestidura blanca que le daba hasta los pies, y questa vestidura traía ceñida,
é que trata el cabello corto y una corona hecha en ta cabeza á manera de sacerdote y andaba
destocado, y que traía en las manos cierta cosa qué á ellos les parece el día de hoy como estos
breviarios que los sacerdotes traían en las manos . . . preguntéles como se llamaba aquella
4
Pedro Sarmiento de Gamboa, Historia de los incas, segunda parte de la Historia Indica,
Buenos Aires: Emecé Editores, 1943, págs. 108-109.
persona en cuyo lugar aquella piedra era puestas, 5 y dijéronme que se llama Con Tic¡
Viracocha Pachayachachic, que quiere decir en su lengua, Dios Hacedor del mundo." 6
Muy poco se sabe del que escribió laleyenda que aparece más abajo. Se trataba de un
indio procedente del sur del imperio inca, que se enorgullecía de haber sido "cristianizado".
Firmó sus escritos con el nombre don Juan de Santacruz Pachacuti Yamqui, y el manuscrito,
hecho en una extraña mezcla de español y quechua, permaneció inédito hasta 1880. No
obstante, la versión del dios blanco que da este autor es por demás interesante:
"Y passado algunos años después de aberlos ydo y echado a los demonios . . . desta tierra,
an llegado entonces a esas provincias y reynos de Tabanatinsuyo 7 un hombre barbudo,
mediano de cuerpo y con cabellos largos, y con camissas algo largas, y dizen que era ya
hombre passado más que de moco, y trayey las canas, hera flaco, el qual andava con su
bordon, y era que enseñaba a los naturales con gran amor, amandoles a todos hijos y hijas, el
5
El monumento de piedra al cual se refiere era una estatua en tamaño natural del dios
Tikiviracocha, que antiguamente se encontraba en el Templo de Viracocha, en el sur del Perú.
Véase Pedro Cieza de León, La crónica del Perú, cap. XCVIII.
6
Juan Diez de Betanzos, Suma y narración de los incas, Madrid: Marcos Jiménez de la Espada,
Imprenta de Manuel G. Hernández, 1880, cap. II, pág. 7.
7
Tahuantinsuyo, nombre dado al Imperio Inca cuya capital era Cuzco y que se extendía
abarcando casi 2 millones de km2; estaba dividido en cuatro grandes regiones, y éstas en
provincias.
qual no fueron oydos ni hechos casso de los naturales, y quando andaba por todas las
provincias ha hecho muchos milagros, y bisibles; solamente con tocar a los enfermos los
sanaba, el qual no trayey enterés ninguno ni trayey atos, el quál dizen que todas las lenguas
hablava mejor que los naturales, y le nombravan TONAPA o TARAPACA VIRACO-
CHANPA CHAYACHICACHAN o PACCHACANYBICCHHAYCAMAYOC
CUANACUYCAMAYOC . . . Reprehendiendoles con amor afable, y por el dicho Apotampo
8
los oyeron con atención, recibiendole el dicho palo en su mano, de modo que en un palo los
recibieron lo que les predicava, señalandoles y rayandoles cada capítulo de las rrazones. Este
baron llamado Thonapa dizen que andubo por aquellas provincias de los collasuyos, 9
predicandoles sin descansar . . . El cual dicho Thonapa dizen que los maldijo el dicho pueblo,
de que vino a azer anegados con agua, y el día de oy se llama Yamqui Cupacocha, la laguna,
que los yndios deste tiempo casi todos lo saben que como antiguamente hera pueblo principal
y agora es laguna. Lo uno dizen que en un cerro muy alto llamado Cachapucara, estaba o abia
un ydolo en figura de mujer, a el cual dizen que Tunapa tuvo gran odio con el dicho ydolo, y
después le hecho fuego y se abrasó el dicho cerro con el dicho ydolo, rrebentandoles y de-
rretiendoles como una cera el dicho cerro, y hasta el día de oy hay señales de aquel milagro
espantable, jamás oído en el mundo . . . Dizen quel dicho Tunapa pasó siguiendo al rrío de
8
Los apotampos eran posadas que había a lo largo de los caminos del imperio, a través de los
Andes.
9
Collasuyo, al sur de Cuzco, era una de las cuatro grandes regiones en que se encontraba
dividido el Imperio Inca, y abarcaba la zona del Lago Titicaca.
Chacamarca, hasta topar en la mar. Entiendo que pasó por el estrecho hacía la otra mar. Esto
han averiguado por antiguos inqas antiquísimos.” 10
Uniendo los elementos de estas cuatro versiones de la tradición inca del dios blanco en
una sola descripción, surge un interesante retrato del dios Viracocha. Se trataba de un dios
creador que vino a la tierra a visitar a los hombres a quienes había creado, a instruirlos y
organizarlos. Era de piel blanca, de estatura mediana o grande, y llevaba puesta una túnica
blanca, sujeta en la cintura, que le llegaba hasta los pies; ya no era un jovenzuelo; tenía el pelo
blanco y era delgado; cuando caminaba, llevaba un báculo y un libro en las manos, y algunas
veces se le vio llevar una corona en la cabeza. Aunque demostraba suprema autoridad, hablaba
con humildad y amor, llamando a todos sus hijos e hijas.
Muy anterior a la época del imperio inca, la visita de este Viracocha se constituyó en la
tradición más importante de los pueblos andinos. Durante muchos días antes de su venida, el
sol se oscureció y la gente sufrió tremendas privaciones por la falta de luz solar. Sólo después
de mucho suplicar y orar intensamente se les devolvió la luz, después de lo cual apareció el
Viracocha. En todas las partes que visitó, llevó a cabo milagros; hizo que se aplanaran las
colinas y se levantaran los valles para formar montañas; hizo brotar agua de las rocas,
devolvió la vida a hombres y animales y caminó sobre las aguas; curó a los enfermos con
solamente tocarlos, y hablaba todos los idiomas de la región con igual facilidad. Cuando Vira-
cocha maldijo una ciudad, ésta quedó sumergida en un lago y todos sus habitantes se
Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui, Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú, en
10
Tres relaciones de antígüedades peruanas, Asunción del Paraguay: Editorial Guarania, 1950,
págs. 210-213.
ahogaron; maldijo una montaña, y ésta fue consumida por fuego del cielo. El dio a los con
caridad; además, amonestó a la gente por su iniquidad. Les entregó una copia de su sermón,
escrita en un palo, y luego la revisó con ellos haciendo hincapié en los puntos importantes.
Habló a una gran congregación, diciéndoles los acontecimientos que sobrevendrían, y les
advirtió que aparecerían hombres que declararían falsamente ser el Viracocha; pero también
les prometió que en tiempos futuros les enviaría mensajeros y siervos suyos para enseñarles y
protegerlos. No poseyendo valores materiales, Viracocha se fue sobre el mar al final de su
visita, y el pueblo jamás volvió a saber de él.
No resulta difícil comprender que algunas personas declaren que existe una fuerte
relación entre las muchas versiones de la leyenda del dios blanco que tienen los diversos
pueblos indígenas de América y el relato de la visita del Cristo resucitado a los pueblos
americanos, registrado en el Libro de Mormón. Muchos de los detalles de estas versiones
peruanas de dicha leyenda parecen dar crédito a esas afirmaciones. Más aún, parecería que los
indios que las relataron a los cronistas españoles las conocían muy bien.
He llegado a descubrir que por medio del Libro de Mormón se puede convencer a los
eruditos, aunque éstos no se conviertan.
En el curso de los años, el Libro de Mormón ha llegado a significar muchas cosas im-
portantes en mi vida. Pero, principalmente, este gran libro ha demandado una clase de respeto
muy especial.
Para mí el Libro de Mormón es en realidad un libro maravilloso. Y cuanto más aprendo
acerca de él, más asombroso se vuelve por su precisión, uniformidad, validez, por la vitalidad
que encierra en cada una de sus páginas, por sus ense-
ñanzas y utilidad.
No quiere decir que todas estas cualidades sean sorprendentes en un libro preservado en
forma tan milagrosa; más bien, continúa siendo maravilloso en el sentido de que toda gran
obra de literatura inspira un sentimiento extraordinario de admiración y respeto. En vista de
este conocimiento, nunca podría recalcar demasiado el respeto que siento hacia el Libro de
Mormón, como un registro exacto y precioso.
El quiasmo en Mosíah 5:10-12:
A Y acontecerá que quien no tome
sobre sí el nombre de Cristo
F sino por
transgresión;
D … quisiera
acordaséis de siempre
conservar escrito este
nombre ...
Primera Parte:
Jareditas evidentemente cubrieron solamente un territorio limitado de la "tierra de promisión" del Nuevo Mundo y (2)
actualmente se conoce solamente un lugar en el hemisferio occidental que parece coincidir con ese escenario. 6
La población
El uso de metales
Los críticos han considerado como
problema especial ciertos artefactos
específicos que menciona el texto del Libro de
Mormón y que no tienen ningún paralelo
conocido en la América antigua. Sin embargo,
tanto los que critican como los que apoyan
este tema han demostrado que tenían un
conocimiento insuficiente tanto de las decla-
raciones de las Escrituras como del material
cultural comparable del lugar y la época
correctos.
Durante muchos años, los científicos que
se especializan en el área de Mesoamérica
contendieron que la metalurgia era
desconocida en esta región hasta después del
final de la era clásica, alrededor del año 900 d.
de J.C. Por otra parte, el Libro de Mormón
indica que los nefitas utilizaron el hierro, el
cobre, el bronce, el acero, el oro y la plata casi
desde principios de su historia (2 Nefi 5:15), y
los jareditas utilizaron el oro, la plata y otros
metales más de mil años antes. Sin embargo,
los nuevos datos e interpretaciones de nuevo
apoyan las afirmaciones del Libro de Mormón.
La mayoría de los artefactos metálicos de
Mesoamérica pertenecen a los siglos previos
a la Conquista Española. Aun en esos
tiempos, no había una provisión abundante de
metales en la región, de modo que es posible
que éstos los volviesen a utilizar, o los fun-
dieran y los volvieran a moldear. Claramente,
si estos objetos eran de tanto valor, sería en
ocasiones muy raras que sus dueños los
dejaran en donde los arqueólogos pudieran
descubrirlos. Los objetos metálicos que se
han llegado a descubrir generalmente son pe-
queños o fueron colocados a propósito como
ofrenda en tumbas y sitios sagrados. El hecho
de que ya se hayan encontrado una docena o
más de piezas de metal que datan de antes
de 900 años d. de J.C. y se remontan hasta
100 años a. de J.C. nos asegura que este
pueblo tenía conocimientos de la metalurgia.
Pero sin duda, estos objetos de metal eran
relativamente raros y muy valiosos. Patterson
supone que la razón por la que había
comparativamente poco metal en los tiempos
precolombinos es que era sumamente difícil
minar los depósitos de mena con la tecnología
tan limitada con que contaban.36
NOTAS
1 . Thomas Kuhn, The Structure of Sriptures`
Revolutions (Chicago: University of Chicago
Press, 1962).
Escritura
El Dr. Sylvanus G. Morley, en su tiempo el más eminente de los
investigadores de la cultura maya, expresó una síntesis de la opinión que
prevalecía entre los pocos expertos que había en 1935, acerca del desarrollo de
la escritura en el Nuevo Mundo:
"La escritura maya representa una de las etapas más primitivas del
desarrollo de los sistemas gráficos que aún existen en la actualidad... Bien
puede ser que represente la etapa más primitiva de un sistema gráfico formal
de que tengamos conocimiento.
"Las inscripciones mayas primordialmente se relacionan con... la
cronología, la astronomía --o quizás sería más acertado decir la astrología- y
los temas religiosos. En ningún sentido encontramos registros de glorificación
personal y auto-adulación como las que existen en las inscripciones egipcias,
asirias y babilónicas. No relatan ninguna historia de conquistas reales, ni de
logros reales; no adulan, exaltan, glorifican ni agrandan: de hecho, son tan
esencialmente impersonales . . . que es probable que jamás se hayan inscrito en
los monumentos mayas los nombres de hombres y mujeres específicos.1 Estas
palabras ciertamente no reflejan el contenido del Libro de Mormón.
No obstante, para la década de 1970 se había realizado un gran
cambio en la opinión de los científicos. Michael Coe hace ahora referencia
despectivamente a este "concepto tan raro" que había sido común en el
tiempo de Morley de que las inscripciones mayas representaban poco más
que "tonterías cronológicas". El cambio comenzó en 1958 con las obras de
Heinrich Berlin, quien demostró. como lo indica Coe, que "los relieves
mayas y los textos que los acompañan . . . son registros históricos que no
se relacionan con las ciencias ocultas ni religiosas. sino con la política
caótica diaria de los estados primitivos con dirigentes belicosos, que
tenían la determinación de incluir a los demás estados mayas dentro de su
esfera de infuencia".2 El nuevo punto de vista hace que la civilización
maya "suene muy similar a otras civilizaciones del mundo, con sus relatos
de conquistas, de la humillación de sus prisioneros, de sus bodas y
descendencia reales.3 También hace que suene más similar a la
civilización de los Nefitas y Lamanitas.
Durante una temporada, los científicos también dudaban de la
descripción que ofrecen las Escrituras con respecto a otro punto. Moroni
afirmó que " los caracteres que entre nosotros se llaman egipcio reformado
. . . los hemos transmitido y alterado conforme a nuestra manera de
hablar" (Mormón 9:32). Como consecuencia. esos caracteres debían de
tener un elemento fonético, ya que hasta cierto punto representaban
sonidos. No obstante, los expertos principales como Morley, Thompson y
Barthel insistían que los jeroglíficos mayas solamente contaban con
algunas rasgos fonéticos triviales.4 El científico soviético Yuri Knorosov
tomó la iniciativa y corrigió ese error.5 En la actualidad se reconoce que
"el sistema maya tenía un fuerte componente fonético-silábico", muy
similar a la descripción que hizo Moroni del sistema Nefita.6
Sigue siendo verdad que la escritura mesoamericana incluye muchos
signos ideográficos (que representan conceptos o palabras completos sin
ninguna referencia a los sonidos). Un solo signo puede tener diferentes
significados, aclarados solamente por el contexto y la experiencia del lector.
"El entendimiento de éstos es lo que requiere más tiempo y mayor paciencia."7
De nuevo escuchamos el eco de las palabras de Moroni, pues él se lamentó de
que los escribas nefitas no fueran "fuertes para escribir". No podían "escribir
sino poco, a causa de la torpeza de [sus] manos." Encontraron que
"[tropezaban) al colocar [sus] palabras". (Véase Et. 12:22-?,5.) Mormón
también se lamentó por el sistema de escritura de su pueblo, diciendo que "hay
muchas cosas que, de acuerdo con nuestro idioma, no podemos escribir'.8 (3
Ne. 5:18.) J.E.S. Thompson hace la misma observación acerca de la escritura
maya: "Tanto las consideraciones de espacio como las asociaciones rituales
hacían difícil la precisión en la escritura; . . . el lector tenía que tener un buen
conocimiento de la mitología y el folklore para poder comprender los textos",9
y aún así, la lectura podía resultar ambigua.
En este artículo se señala la escritura
jeroglífica de los mayas por dos motivos: es la
más conocida, v data del período que
comprende la porción final del relato del
Libro de Mormón. Los habitantes de la
península de Yucatán entre los años 300 a 900
d. de J.C.. aproximadamente, quienes
hablaban el idioma maya, tallaron
inscripciones en cientos de monumentos de
piedra caliza. y sus descendientes vivieron la
cultura antigua lo suficiente para poder
comunicar a los españoles información valiosa
acerca del sistema que usaban los mayas para
pensar y escribir. El único sistema que
sobrevivió en detalle comparable a éste fue el
azteca. pero era una escritura posterior v
mucho más sencilla.10 En total se conocen
cuando menos catorce sistemas de escritura
eroglífica en Mesoamérica.11En solamente
tres de estos casos -el maya de las tierras
bajas, el azteca v el mixteca-se ha logrado un
progreso considerable en descifrarlos. Algunos
sistemas de escritura están representados por
un solo texto. 12 Tal como en el caso de la
"transcripción de Anthon"que nos dejó José
Smith, es probable que no nos sea posible
progresar en descifrar esos textos hasta que
contentos con mayor cantidad de textos
parecidos.
No obstante, estamos en terreno seguro cuando decimos que en base a lo
que se ha encontrado hasta la fecha. muchas culturas mesoamericanas tenían
conocimientos de lectura y escritura (aunque otras no los tenían) desde cuando
menos 1000 añosa. de J.C.13 No tenemos motivos para creer que en otro lugar
del hemisferio occidental existiera la escritura antes del descubrimiento
europeo.14 Se han encontrado inscripciones fragmentarias en alunas partes de
América del Norte y del Sur, pero no se sabe a ciencia cierta si representan o
no la escritura antigua y genuina. Por tanto, es interesante saber que el Libro
de Morntón habla de un pueblo instruido que habitó durante miles de años la
región contigua a "la estrecha lengua de tierra---, la misma área que cubre la
porción ístmica de Centroamérica, el cual es el único lugar conocido del Nuevo
Mundo que tiene una tradición similar de alfabetización.
Otro punto importante del que generalmente no tenían conocimiento los
primeros científicos es la similaridad que existe entre la estructura de los
jeroglíficos mayas y los egipcios. Linda M. Van Blerkom, de la Universidad de
Colorado. aclaró esto recientemente cuando elaboró una lista de los seis
principales tipos de signos que son comunes entre las dos estructuras.
Contradijo la deducción de Morley con estas palabras: "Aquellos que afirman
que los jeroglíficos mayas se encuentran en un nivel evolutivo inferior al de los
. . . sistemas de las civilizaciones del Viejo Mundo están equivocados." De
hecho. ---los jeroglíficos mayas se usaron en las mismas seis formas que los de
los egipcios".15
Otra similitud entre la escritura egipcia y maya es que ambas trataban
profundamente el aspecto sagrado de la vida: de hecho, quizás hasta se hayan
derivado de él. Hodge piensa que "el poder mágico del habla y de la
representación grafica"ayuda a explicar el aneen y la longevidad de la
escritura jeroglífica entre los egipcios, a lacual daban el nombre de "las
palabras del dios".16 Thompson menciona "la íntima relación que existía entre
la escritura jeroglífica de los mayas y su religión. pues no cabe duda de que
mucha; de las forma, de los jeroglíticos. y quizás sus nombres, tienen
connotaciones religiosas.17
Morley y sus compañeros percibieron correctamente la relación que
existíu entre la religión y la escritura. pero erraron al suponer que esta era
la única conexión. El sistema de escritura fue el medio por el cual
comunicaban lo sagrado a través de todos los aspectos de la vida
civilizada: el comercio, el gobierno, la "historia", el calendario, la
astronomía. v cosas como las guerras, el sacrificio. la muerte. la salud. el
destino v la eenealogía. Todos estos aspectos tenían alusiones religiosas. y
todos tenían que ver con la escritura.
Michael Coe, por ejemplo, afirma que las escenas que aparecen en las
espectaculares vasijas funerarias de las tumbas mayas provenían de “un largo
himno que posiblemente se entonaba cuando la persona había muerto o estaba
para morir . . . El tema primordial es el de la muerte y resurrección de los
señores del reino maya”. De hecho, "es muy posible que haya habido un
verdadero Libro de los Muertas para los mayas clásicos, similar al Libro de los
Muertos de los antiguos egipcios".18 Dice también que. de hecho. "en los
tiempos clásicos es posible que haya habido miles de tales libros." El Popol
Vuh, libro sagrado de los maya quiché de las tierras altas de Guatemala, fue
una versión posterior de uno de éstos, probablemente un transliteración de un
original jeroglífico.19 La mayoría de los mayas tenían conocimiento del patrón
mítico que representa este libro y los conceptos de la muerte, resurrección,
creación y destino que comunicaban tales libros. No obstante, la versión maya
solamente fue la mejor preservada. Otras culturas mesoamericanas tenían
creencias prácticas paralelas a éstas. "En Mesoamérica había un pensamiento
singular y unificado... al que podríamos llamar una religión
mesoamericana".20 afirma Coe.
Los sacerdotes eran los que principalmente tenían acceso pleno a esa re
ligión. Eran los únicos que tenían la oportunidad de dominar el idioma
complejo que era necesario para pene trar el esquema religioso, y "la escritura
maya parece haberse elaborado basándose en un tipo de idioma sacerdotal".
Era necesario recibir una instrucción sumamente laboriosa con respecto a "la
riqueza de las metáforas las técnicas que se utilizaban para parafrasear, y los
nombres en clave" (con significado implícito y oculto).21 El tener conocimiento
de este sistema "era
nada menos que un requisito para lene derecho a heredar uno de los puestos de liderazgo", ya que los sacerdotes eran los
gobemantes o viceversa. 22
Una de las razones por las que era tan difícil dominar los sistemas de
escritura jeroglífica era el complejo estilo literario. Lógicamente, hace
cincuenta años nadie sabía mucho acerca del estilo de los textos mayas. Pero en
1950, J. Eric Thompson dijo:
"Hay paralelos muy similares entre las transcripciones mayas del período
colonial, y estoy convencido de que también los hay entre los textos jeroglíficos
en sí, y los versículos de los Salmos y la poesía de Job."
Dijo que ambos textos "tienen un arreglo antifonal [cantado altemadoj,
en el cual la segunda línea de un versículo contesta o repite una variante de la
primera". (Encontramos algunos ejemplos en Lamentaciones 3:3 y Jeremías 5l
:38.) Este mismo patrón ocurre en los documentos del idioma yucateco del siglo
dieciséis y en los libros de Chumayel y de Tizimin del Chilam Balam; un rezo
de un indio maya lacandón que se grabó en 1907 muestra esta misma forma.
Sir Eric dice lo siguiente con respecto a este lenguaje: "Nótese el ritmo de las
líneas, el uso libre del pie yámbico, y la característica antifonal de cada línea."
Este "verso libre de alta calidad . . . que juega con el sonido de las palabras"
no usa la rima sino algo más similar al retruécano (juego de palabras).23
Munro Edmonson, de la Universidad de Tulane, es aún más específico:
"El Popol Vah está escrito en poesía, y es imposible comprenderlo
correctamente si se estudia como prosa. Está compuesto en su totalidad de
coplas paralelas." Esta forma, al igual que la naturaleza de las raíces de
palabras en los idiomas mayas. contribuye a la dificultad que existe en deducir
de los textos un significado que no sea ambiguo. Por tanto, "es posible
proponer legítimamente una docena de significados diferentes, o más, para una
sola raíz monosilábica".24 Edmonson también comenta sobre el uso de un
paralelismo sálmico, en el cual dos líneas sucesivas que deben compartir
palabras claves estaban sumamente ligadas en significado y en ocasiones
contenían retruécanos, o juegos de palabras. que no era posible traducir a los
idiomas indoeuropeos.
Todo esto nos recuerda las formas, la semántica y el estilo textual del
idioma hebreo. Sería aventurado decir que lo que percibimos en un idioma se
deriva directamente del otro, pero el idioma maya habría congeniado muy bien
con los conceptos y formas estilísticos que habrían utilizado las personas de
habla hebrea en un contexto maya.
Estos aspectos relacionados con el estilo nos hacen pensar naturalmente
en el quiasmo, la impresionante forma literaria que se encuentra extensamente
en el Libro de Mormón y en los textos antiguos del Mediterráneo y del Oriente
Cercano.25 El quiasmo es una especie de paralelismo invertido. En Proverbios
15:1 encontramos un ejemplo de paralelismo directo: "La blanda respuesta
quita la ira: mas la palabra áspera hace subir el furor." En el quiasmo se
invierte la relación directa que existe entre los conceptos de las dos líneas. de
manera tal que la segunda línea sigue un orden invertido: "Porque mis
pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová" Osa 55:8). Se han llegado a identificar quiasmos sumamente
complejos. incluyendo algunos del Libro de Mormón que abarcan textos de
miles de palabras, y las cuales solamente se pueden identificar después de
realizar un análisis sumamente detallado.26 Hace diez años le pregunté al
señor Thontpson si se podían encontrar ejemplos del quiasmo en la literatura
maya, pero confesó que nunca había contemplado la posibilidad. Cuando le
describí la forma, expresó su interés, sugirió que ciertos pasajes cortos de los
textos del Chilam Balam posiblemente fueran ejemplos de esta forma literaria.
Hay otros textos y arte mesoamericano que posiblemente sean ejemplos del
quiasmo. y valdría la pe na estudiarlos más detenidamente jun to con los libros
yucatecos.27
El juego de palabras o retruécano del idioma maya (y otros idiomas
mesoamericanos) encuentra un paralelo en los idiomas semíticos v cl egipcio.
Carretera Hodge observó que "la estructura de un idioma semítico hace
posible que se desarrolle un juego de palabras en una forma singular y sutil".
Los idiomas indoeuropeos, y muchos otros, no tienen esta característica. El
piensa que los jeroglíficos egipcios posiblemente se hayan desa rtollado en
parte como resultado de ta tendencia. 28
Todo esto concuerda asombrosamente con lo que indica el Libro de
Mormón. El rey Benjamín "hizo que (sus hijos) fueran instruidos en todo
idioma de sus padres, a fin de que as pudieran llegar a ser hombres de
inteligencia" (Mos 1:2: es por demá decir que los sacerdotes eran los que
habrían impartido el conocimiento.) interés del rey era que sus hijos
dominaran el idioma esotérico con el cual podrían leer sus registros
ancestrales los cuales contenían "los misterios d Dios”(Mos. 1:3).
Al tiempo de la Conquista. en Yu tan solamente los sacerdotes, los hijo de
los sacerdotes, algunos de "los señores principales”, y "los hijos menores de los
señores" tenían conocimiento de la escritura jeroglífica.29 El rey Benjamín
estaba cumpliendo con su deber como padre real al asegurarse que sus hijos
recibieran este conocimiento. Nótese también que Zeniff estaba tan orgulloso
de poseer este conocimiento que insertó una afirmación al respecto al principio
de su registro,en Mosíah 9:1 , que era un lugar bastante ilógico para hacer tal
observación. Ese idioma, que tan difícilmente se Ilegal a dominar, consistía
tanto en los "caracteres que entre nosotros (los nefitas) se llaman egipcio
reformado” como en el medio semántico para interpretarlos, o sea, "la ciencia
de los judíos (Morm. 9:32; 1 Ne. 1:2). Por motivo del tiempo que se requería
para llegar a dominar ese complejo sisteme los ricos, quienes tenían tiempo
para hacerlo, podían aumentar "sus oportunidadas para instruirse”, mientras
que otros "eran ignorantes a causa de su indigencia' (3 Ne. 6:12).
Otro aspecto en el que concuerda la escritura mesoamericana con la del
Libro de Mormón es la posibilidad de adaptar los caracteres para utilizarlos
con más de un idioma. .Aunque había un elemento fonético, como se señaló
anteriormente. los pueblos culturalmente relacionados podían adaptar el
sistema aprendiéndose de memoria lo determinativos fonéticos o substituyendo
nuevos. Obviamente. aun el idioma egipcio sufrió modificaciones lo largo de
miles de años, con el fin de reflejar el cambio constante en la pronunciación y
el vocabulario, y los signos que se utilizaban en los tiempos de Mormón y
Moroni no se hubieran conocido como egipcio "reformado' si no hubieran
sido diferentes en ciertos aspectos del egipcio que se conocía en los días de Nefi.
Después de haber sufrido muchos el cambios, no es de asombrarse
que,como dijo Moroni, "ningún otro pueblo conoce nuestra lengua" (Moroni
9:34). El sistema jeroglífico habría cambiado en otra dirección cuando "se
(enseñó) el idioma de Neti entre todos los pueblos de los Lamanitas" en los días
de Alma. Al aprenderlos caracteres o jeroglíficos, los Lamanitas podían
comunicarse a través de las diferencias locales en el habla, lo cual les permitía-
"negociar unos con otros" (Mos. 24:4, 7), y así, a través de la lengua franca
escrita, los comerciantes podían realizar sus negocios en cualquier lugar.
Parece no haber ninguna otra razón que pueda explicar por qué se estimule el
comercio y la prosperidad cuando el pueblo aprendió el "idioma de Nefi". La
escritura jeroglífica maya sirvió este propósito, ya que era posible leerla en
cualquier lugar en donde se hablara al uno de los veinte o más idiomas de la
familia maya, y quizás más allá.
A menudo se menciona la abundancia de registros que existía en los
tiempos del Libro de Mormón (por ejemplo. He¡. 3:15, 3 Ne. 5:9). La mayoría
de éstos, lógicamente, se habrían escrito en el material más económico y
conveniente: el papel. Lo más seguro es que hayan sido de papel las escrituras
que se quemaron cuando los creyentes en Ammoníah fueron echados al fuego
(véase Alma I-4:8). La mayoría de los registros que se llevaban en
Mesoamérica se escribían en papel de corteza de árbol. doblado en forma de
biombo para formar un libro.30 De la zona maya solamente han sobrevivido
tres de estos códices de cierta techa precolombina.31 En las "páginas" se
escribían los jeroglíficos en columnas verticales. Las inscripciones mayas
contaban con columnas dobles. y anda símbolo se leía junto con el contiguo y se
procedía por parejas de arriba a abajo. Antes del tiempo de Cristo,
aproximadamente, solamente se utilizaban columnas sencillas.
Nótese que la "transcripción de Anthon". que se dio a conocer al público
en 1980 como una copia que hizo José Smith de los caracteres de las planchas
del Libro de Mormón, tiene columnas sencillas, lo cual concuerda con la etapa
anterior y precristiana del "idioma de Neti", en el cual se escribió el Libro de
Mormón. 32 No es de sorprenderse que el profesor Charles Anthon, a quien
Martín Hartis mostró la copia hecha por José Smith en 1828. basándose en la
poca información de que disponía en ese tiempo, comparó lo que vio con "el
calendario mexicano".33
Se podría escribir mucho más acerca de otros aspectos del uso de los
registros. de ciertos caracteres, de los escribas, etc., pero los datos que se han
proporcionado en este artículo demuestran que en décadas recientes se ha
revolucionado en muchas formas nuestro conocimiento de la escritura
mesoamericana. Usando esta información. nos es posible percibir un nuevo
significado en ciertas afirmaciones del Libro de Mormón concernientes a la
escritura y los libros. Debemos esperar que haya muchos más cambios. los
cuales permitirán que vaya en aumento la concordancia entre la información
contenida en las Escrituras y la que deduzcan los científicos.
NOTAS
I . Sylvanus G. Morley, The Ancient Maya, 2a. edición (Stanford: Stanford University Press. 1947),
págs. 260-261 La cita se escribió en 1935; véase la pág. 259.
2. Michael D. Coe. "Ancient Maya Writing and Calligraphy", Visible Language 5 (1971). pág. 259.
3. Ibid., pág. 298.
4. J. Eric Thompson, "Maya Hieroglyp Writing", en Gordon R. Willey, compilador, Handbook of
Middle American Indian.s, tomo 3 (Austin: University of Texas Press. 1965), págs. 652-653: Thomas
S. Barthel, "Writing Systems', en Thomas A Sebeok. compilador. Native Languages of the
America,s, tomo 2 (New York: Plenum Press. 1977). pág. 37.
5. Coe, 1971, pág. 301; David H. Kelle Deciplrering the Maya Script (Austin: University of Texas
Press. 1976).
6. Cae. "Ancient Maya Writing and Calligraphy", pág. 301: Coe. The Maya Scribe and His World
(New York: The Grolier Club, 1973), pág. 11.
7. Coe. 1971. pág. 301.
8. Se hace aparente que Mormón no quiso decir literalmente que su sistema de escritura no permitía
que se trataran todos los temas, ya que de hecho se tratan muchos temas en el Libro de Mormón.
Sin duda Eter 12:25 puede aclarar lo que quiso decir; en este pasaje Moroni dice que tropiezan "al
colocar [sus] palabras". Esa era la "imperfección" que sufrían en su escritura. (Véase Morm. 9:31.)
La dificultad radicaba en las antigüedades que imponía el usar un sistema jeroglífico en vez de un
sistema alfabético. (Compárese con Morm. 9:33.)
9. Thompson, pág. 646.
10. Barthel, pág. 35; George C. Vaillant The Aztecs of Mexico (Harmondsworth. England: Pelican
Books, 1950), págs. 201-204; Frances F. Berdan, The Aztecs Central Mexico: An Imperial Societv
(Ne York: Holt, Rinehart and Winston, 1982 págs. 150-151.
11. Coe, "Early Steps in the Evolution o1 Maya Writing", en H. B. Nicholson, compilador, Origins
of Religious Art ana Iconography in Preclassic Mesoamerica (Los Angeles: UCLA Latín American
Center and Ethnic Arts Council of Los A.„.Ples 1976), 110 y subsiguientes Coe incluye trece. pero
omite los signos olmecas, que quizás sean jeroglíficos, y singular sello de Tlatilco, el cual tiene u
sistema totalmente diferente de cualquie otro. Este sello y la "Transcripción de Anthon" tienen
similaridades interesante las cuales se analizan en el artículo de C Hugh Jones, "The 'Anthon
Transcript' a Two Mesoamerican Cvlinder Seals",
NewsletterandProceedings, Societyfor EarlyHistoricArchaeology 122
(septiembre de 1970). págs. 1-8. basado en David H. Kelley. "A Cvlinder Sea¡ from Tlatilcó'.
American Antiquitv 31 (1966). págs. 744-746.
12. El sello de Tlatilco. mencionado en I Nota 11, y la Estela 10 de Kaminaljuyu; véase Coe. 1976,
pág. 115.
13. Joyce Marcus. "The Origins of Mesoamerican Writing”. Annual Review Anthropology 5 (1976).
pág. 44: aunque este artículo cita el año 859 a. de J.C., basado en lo que se ha descubierto a la fecha
se sabe que posiblemente haya errado en su cálculo aproximadamente un siglo. En cualquier caso,
los jeroglíficos que aparecen en este monumento (Monumento 3. San José Mogote, Oaxac están tan
estilizados que es difícil pensar que no hubieran tenido un desarrollo histórico de varios siglos.
14. Barthel, op. cit.
15. Linda Miller Van Blerkom, "A Comparison of Maya and Egyptian Hieroglyphics". Katunob I I
(agosto de 1979), págs. 1-8.
16. Carleton T. Hodge. "Ritual in Writin An Inquiry into the drigin of Egyptian ScripC, en M. Dale
Kinkade et al., compiladores, Lin,quistics and
Anthropology: In Honor oj'C. F. Voegeli (Lisse. Bélgica: The Peter de Ridder Pres 1975). págs.
333-334. 344.
17. J. Eric S. Thompson. Maca Hieroglyphic Writing: An Introduction
(Norman: University of Oklahoma Press, 1960), pág. 9.
18. Coe. 1971, págs. 305-306: 1973, pá IS y subsiguientes.
19. Coe, 1971. pág. 305. Compárese con Alfred M. Tozzer, compilador. "Landa's Relación de las
Cosas de Yucatán: A Translation". Harvard University, Peabody Museunt ofAmerican
Archaeology and Ethnology, Papers. tom 18, 1941, pág. 169.
20. Coe. 1973, pág. 8: David H. Kelley, "Astronomical Identities of blesoamerican el Gods".
Archaeoastronomy (Suplemento del Journal of the Histon of Astronomy 11 (19801, págs. 51-554.
21. Barthel. pág. 45.
22. Ibid. Compárese con Thompson, 1970, pág. 7: Tozzer. pág. 28.
23. Thompson. 1960. págs. 6I-62.
24. Munro S. Edmonson, "The Book of Counsel: The Popol Vuh of the Quiche
Maya of Guatemala, Ttdane University. Middle American Research Instttute.
Publication 35 (1971), págs. xi-xii.
25. John W. Welch. editor. Chiasmus in Antiquity: Structures, Analyses, Eregesi.sa
(Hildesheim.AlemaniaOccidentaf: Gerstenberg Verlag. 1981); John W. Welch. "Chiasmus in the
Book of Mormon". en Noel B. Reynolds, editor.
of Book of Mormon Aufrorship: Nen, Light on Ancient Origins. (Provo: Brigham Young University.
Religious Studies Center. 1982). págs- 33-52. Véase tambien "Un libro que merece respeto".
Licdtona, mayo de 1984, pág. 13.
26. Welch. 1982, págs. 49-50.
27. Por ejemplo. Marearet MeClear,a) Popol Vuh: Structure and Meaning
(MadridNew York: Plaza Mayor. 1972). págs. 55, 67-90: Marvin Cohodas. "The Iconographv of the
Panels of the Sun, Cross, and Poliated Cross at Palenque: Part I", en Sociedad Mexicana de
Antropología. Xllla Mesa Redonda, Xalapa, 1973 (México, 1975). págs. 75-101.
28. Hodge, pág. 344.
29. Tozzer, pág. 29.
30. Ibid.. pág. 28.
31. Thompson, 1960. págs. 23-26.
32. Danel W. Bachman, "Sealed in as, Book: Preliminary Observations on the
Newly Found'Anthon Transcript' " Brigham Young Universin, Studies 20
(1980), págs. 321-345: disponible por separado como Reimpresión BAC-80.
Foundation for Ancient Research and. Mormon Studies. P. O. Box 7113
University Station, Provo, Utah 84602.
33. B. H. Roberts,NesvWitnessesfor God, tomo 2, 2a. parte, "The Book of Mormon' (Salí Lake
City: Deseret Book, 1926), págs. 95-100. Véase el análisis del tema en mi artículo "The Book of
Mormon as a Mesoamerican Codex", Newsletter and Proceedings. Socierv for Early
HistoricArchaeology 139 (1976), pág. 2. Liahona
EL ANÁLISIS CIENTÍFICO DEL LIBRO DE
MORMON: Tercera parte
Este es el artículo final de una serie que tiene el propósito
de poner en relieve los modernos adelantos científicos y
académicos que parecen apoyar, e inclusive aclarar, el
Libro de Mormón. Los artículos anteriores de esta serie
enfocaron temas tales como la geografía, las limitaciones
de la arqueología, la población, el uso de los metales y los
registros escritos.
Ahora sería posible adentrarnos en otros temas
importantes, como lo son la estructura política, los
métodos de colonización, el comercio, las sociedades
secretas, etc., pero quizás sea de mayor provecho tratar la
amplia gama de temas sobre los que se están haciendo
nuevos descubrimientos en la actualidad. Este muestrario
de conocimientos nuevos recalcará el hecho de que las
conclusiones de algunas personas-incluso algunas muy
famosasacerca de la civilización antigua de
Junio de 1985
América con relación al Libro de Mormón, no son
necesariamente correctas.
En el pasado, los autores Santos de los Ultimos Días han
comparado las "calzadas' y los "caminos" mencionados en
3 Nefi (6:8; 8:1 3) con los sacbes (calzadas cubiertas de
mortero) que se han encontrado en la Península de
Yucatán, México. Casi todas las que se han podido
identificar hasta hace dos décadas estaban concentradas
en aquella zona restringida y parecían remontarse a
tiempos posteriores a los del Libro de Mormón. No
obstante, ciertos estudios realizados recientemente
muestran que la construcción de caminos tiene un largo
historial, y que se realizaba de un extremo a otro de
Mesoamérica.
Actualmente, la calzada más antigua que se conoce está
en Komchen. en el extremo norte (fe Yucatán. E. Willys
Andrews V y sus colegas de laUniversidad Tulane han
determinado que una de ellas data de aproximadamente
300 a. de J.C.' En Cerros, Belice (anteriormente Honduras
Británica), hay otra que se usó entre los años 50 a. de J.C.
y 150 d. de J.C.2 Más tarde se construyeron caminos en
La Quemada, estado de Zacatecas, México, en el extremo
norte de los límites de Mesoamérica.' Se han encontrado
otros en Xochicalco, un poco al sur de la Ciudad de
México, en donde existen tres kilómetros de caminos
pavimentados,' y en Monte Albán, México.' Muchos de los
caminos de los que tenemos conocimiento eran locales,
pero en Yucatán se encontró uno de cien kilómetros de
longitud.' Es obvio que el conocimiento actual acerca de
las fechas y la naturaleza de la construcción de caminos
concuerda con el concepto de que hubo caminos que
fueron "desnivelados" al tiempo de la muerte de Cristo. (3
Nefi 8:13.)
Durante mucho tiempo los Santos de los Ultimos Días han
prestado atención especial al "cemento" de la Amé-
rica antigua. Se supone que algún experto afirmó en una
ocasión que no existía. Sin embargo, entre los científicos
de las últimas dos generaciones, ninguno habría dicho
algo semejante. A través de toda Mesoamérica, el uso del
hormigón de diversas composiciones en la construcción
fue extenso y duradero. Lo que ahora resulta interesante
no es sólo la presencia de esa substancia, sino también el
uso relativamente complejo que se le dio. Por ejemplo en
El Tajín, que se encuentra cerca de la Costa del Golfo, al
oriente de la Ciudad de México, se hacían techos con
planchas de hormigón que cubrían superficies cuadradas
hasta de setenta y cinco metros por lado. En este caso la
composición del hormigón era de conchas de mar molidas,
arena y pómez molido o fragmentos de cerámica. Esta
mezcla se vaciaba en moldes de madera ya preparados.
En ocasiones los constructores llenaban un cuarto con
piedras y lodo, alisaban la superficie superior, vaciaban el
concreto, y después sacaban el relleno interior cuando el
piso de arriba se había secado.' Aunque las ruinas de El
Tajín datan de tiempos posteriores a los del Libro de
Mormón, sabemos que ya se utilizaba el hormigón genuino
antes del tiempo de Cristo.
Los animales a los que hace referencia el Libro de Mormón
presentan un problema complejo, ya que por un lado los
nombres traducidos al inglés [y del inglés al español] como
caballo, ganado, cabra, etc., no se refieren ne-
cesariamente a las especies que acuden a nuestra mente
al leer estos términos. A1 estudiar las prácticas que utilizan
los colonizadores nuevos en todo el mundo para nombrar
a los animales, aprendemos que debemos tener cuidado
de no sacar conclusiones tan simplificadas. Por ejemplo,
los nefitas descubrieron tanto la "cabra" como la "cabra
montés" en la primera zona que colonizaron (1 Nefi 18:25).
Lógicamente, ambos animales eran silvestres, ya que no
había animales domesticados. Por tanto, no es factible
suponer que los animales mencionados hayan sido
idénticos a los que nosotros conocemos como cabras.
Un problema que surge al interpretar los textos de otra
época es el de la semántica de los nombres de animales (y
plantas). Si analizamos una descripción hecha hace
apenas unos cuatrocientos años -la de Diego de Landa,
quien describe la Península de Yucatán-- veremos que él
hace afirmaciones que los científicos naturales no pueden
aclarar en la actualidad. La transferencia de nombres
lingüísticos y conocimiento de una cultura a otra está
repleta de problemas. Como ejemplo, los españoles se
refirieron al bisonte americano (al que nosotros llamamos
"búfalo") como una vaca; los indios Delaware nombraron a
la vaca europea con la palabra que usaban para nombrar
al venado; y los indios Miami nombraron a las ovejas
"se-parece-auna-vaca". Mientras tanto, los mayas de las
tierras bajas nombraron a la oveja española un taman, lo
cual básicamente se traduce como "algodón que se come".
El Obispo Landa consideró
Junio de 1985
al gamo de Yucatán (un venado pequeño con cuernos no
ramificados) como "una pequeña cabra salvaje". También
notó que el tapir (un animal grande de pezuña, nocturno,
que habita en las regiones tropicales) tenía el tamaño de
una mula, pero una pezuña como la del buey; sin
embargo, un nombre español que se le dio, "anteburro",
significa "antes fue un burro".v Vemos que la terminología
es una encrucijada compleja que se debe resolver con
sumo cuidado.
El uso de la evidencia científica e histórica para determinar
cuáles animales estuvieron presentes en la Mesoamérica
precolombina nos proporciona varias posibilidades para
cada uno de los mencionados en el Libro de Mormón. Por
ejemplo, un animal que potencialmente estaría en la
categoría de "ganado" sería el venado; algunos
observadores que acompañaban el grupo de exploradores
de Cortés observaron manadas semi -domesticadas de
venados en regiones mayas,` e informaba que una tribu en
El Salvador ru-
tinariamente los reunía en manadas. Hay otra evidencia
que indica que la alpaca, un animal sudamericano de la
misma familia del camello, puede haber estado presente
en el sur de México, y en zonas de Costa Rica se han
encontrado figurines de llamas cargando bultos. En México
y Guatemala se han encontrado figuras de humanos
montando animales, y uno de éstos sin duda era un
venado." Es posible suponer, entonces, que al venado se
le haya llamado "caballo".
Tomando en conjunto la evidencia disponible, es difícil
aceptar el concepto de los expertos convencionales de que
los pueblos mesoamericanos de tiempos precolombinos
tenían poco interés en los animales y no los usaban más
que para la caza.` Aún no es posible encontrar una
explicación científica para cada una de las referencias que
el Libro de Mormón hace acerca de los animales, pero en
las últimas dos décadas las dos versiones se han
acercado mucho más. Al hacer nuevas investigaciones
probablemente encontraremos soluciones lógicas a las
demás cuestiones.
Algunas de las plantas cultivadas que se mencionan en el
Libro de Mormón no aparecen en los inventarios de la flora
precolombina, para desconsuelo de algunos lectores de la
Escritura (y el júbilo de los críticos). No obstante, nuestro
conocimiento de las mieses cultivadas aún sigue
incompleto, ya que se ha hecho muy poca investigación
arqueológica al respecto. (Siendo muy optimistas,
podríamos suponer que nuestras muestras de material ex-
cavado han alcanzado una milésima de un por ciento de lo
que podría excavarse, y gran parte de lo que se ha hecho
ha sido de calidad dudosa.) Solamente en el año 1983, en
las excavaciones del sur de Arizona, se encontró la
"cebada domesticada, la primera que se ha encontrado en
el Nuevo Mundo". 13 Esto es especialmente interesante
porque el Libro de Mormón se refiere a la cebada en
relación a las
nurnlas de dinero (le i.)> nciitas _omo si ,e
utilliara.,)nlunnrcnte. tVcasc Al -Ina I l: i. 1,5. 1 l.>te cycml)l
pudría v«muntcar al lector inteli~entc v al experto por t` ual
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al_unua círntiitc,~>, 'no clchcríati (le
Estos cimientos restaurados de Teotihuacán, cerca de la
Ciudad de México, México, ilustran el uso refinado que los
habitantes de la antigua Mesoamériea le daban al
cemento. (Fotografía cortesía de V. Garth Norman.)
catar alfil ---. 'I trence (Gncder y Alberto Bueno Nlerrdm,<t
informaron haber encontrado unos materiales del fruto del
man`;u y hojas de plátano (banano) en
un sitio precolombino de Perú. Otro
atrluec)lugu contendió por escrito que ..`t.<r Irnpuytble que
hubieran encontrado--- tales restos, ya que esas planta, no
habían llegado al Nuevo Mundo basta que los europeos
las trajeron. Los excavadores confirmaron >us haÍla~.y),, y
comentaron con un poco de exa speraciún: "Sí solamente
v ano), a encontrar lo que ya se conoce,
cuuttlce> podemos evitarnos la moles-
tia.ic excavar." ' Uno se pregunta qué nlatertalcs nueves
pudríamos cncuntrar si .>c c xcav ara al merlas el doble de
lo que ac ti,¡ excavado Insta la techa.
La cxcavacluu no es la única manera de encontrar nueva
Inturmación aignifícatrva. Linda Schcle tía sido una líder en
ta obra reciente de descifrar má s
jeroglíficos mayas, interesándose en especial en las
inscripciones del espectacular Palenque en el sur de
México y habiendo encontrado nueva información
dramática.
Una de las cosas que Schele ha descifrado es el período
probable del reinado de los gobernantes de Palenque. El
que estuvo en el poder alrededor de 600 a 670 d. de J.C.
aparentemente se llamaba Pacal el Grande; después
Chan-Bahlum reinó durante treinta años; y más tarde, Kuk
estuvo a cargo durante cuarenta. Schele afirma que "de
hecho, en los registros dinásticos de los mayas, la norma
parece haber sido que los gobernantes eran longevos". IS
A algunas personas les parece poco probable que hayan
vivido tanto tiempo. Los antropólogos físicos que han
examinado los huesos recuperados de las tumbas "reales"
en el sitio (que notablemente son muy similares a las
egipcias`) creen que son de hombres más jóvenes.
Así que resulta una paradoja: los hechos determinados al
examinar los huesos difieren de los hechos que se
encuentran en los escritos. Aún no es posible resolver este
dilema. De igual manera, algunos críticos del Libro de
Mormón han considerado increíbles las edades y la
duración del reinado de los gobernantes jareditas. De esta
manera, el Libro de Mormón está en la misma situación
que las inscripciones mayas, pues da información sobre la
cual la historia y la ciencia aún no han dado su veredicto.
Lo importante es que el relato jaredita se vuelve más
creíble por ser similar a otros escritos antiguos.
Cuando examinamos los datos de una amplia gama de
temas, descubrimos que cada día el Libro de Mormón
concuerda más con lo que ahora saben los expertos sobre
el tema de Mesoamérica, no sólo en cosas generales, sino
a veces también en los pequeños detalles. Después de
140 años de ignorancia al respecto, finalmente se ha
identificado el "sheum", que es el nombre no traducido de
una planta que cosechaba el pueblo de Zeniff (Mosíah
9:9). Se ha determinado que es una palabra babilónica
se'um, que significa cebada. (Es interesante notar que esta
forma de la palabra pertenecía al tercer milenio antes de
Jesucristo, que fue cuando los jareditas salieron de
Mesopotamia, y no a una época posterior. ") Una palabra
maya que significa oro, naab, se parece a la palabra egip-
cia noub que tiene el mismo significado; la palabra zoque
hamatin, o sea cobre, se parece a la palabra egipcia hmtv,
que también significa cobre. Alma y Samuel profetizaron
de ciertos acontecimientos críticos al final de períodos
cíclicos, incluyendo un período de cuatrocientos años,
como también lo hicieron los profetas entre los mayas. " Y
así podría seguir con más ejemplos.
Recapitulación
He afirmado repetidamente que la concordancia en la
geografía, historia y tendencias culturales -tanto en escala
grande como pequeña-entre las culturas mesoamericanas
y los pueblos del Libro de Mormón no "comprueban" nada
concluyentemente. Aún así, el hecho de que existe una
cantidad tan grande de tales concordancias debe ser
importante para los que aman la verdad. Teniéndolo pre-
sente, es claramente engañoso que un científico afirme
que no hay "evidencia arqueológica importante" que apoye
la historia del Libro de Mormón con relación al "origen del
indio americano",` o que otro piense que es ridículo que
alguien trate seriamente de comparar el Libro de Mormón
con los hechos objetivos de importancia histórica.211
Las personas actualizadas e informadas no deberían hacer
afirmaciones tan anticuadas e ignorantes, ni tampoco
deberían los arqueólogos faltos de preparación en los
asuntos relacionados, hacer comentarios con respecto al
aspecto histórico del Libro de Mor~
Junio de 1985
La estatuilla de un hombre montado en un venado adorna
la tapa de un quemador de incienso. Mide en total 26.5 cm.
Le faltan los cuernos del venado y el elemento central del
tocado del hombre. De Poptun. Guatemala.
món. La concordancia demostrada entre las tendencias del
Libro de Mormón y la vasta cantidad de datos acerca de
Mesoamérica, aun sin tomar en consideración su
concordancia con las tendencias del Viejo Mundo, de he-
cho debería acallar a los posibles comentaristas hasta que
hayan investigado cuidadosamente lo que ahora es una
acumulación compleja de información. Y aquellos que sí
investigan y analizan el tema deben hacerlo solamente
siguiendo métodos cabales.
Al compararlo con los hechos derivados de fuentes
externas, el Libro de Mormón es a mi parecer impresionan-
te, aun cuando todavía queda mucho por hacer. Sin
embargo, el libro mismo es superior e independiente de
cualquier cosa que pudieran demostrar los estudios
académicos. Ni los críticos ni los apologistas pueden
cambiar la historia; solamente pueden proporcionar un
comentario sobre una reali-
dad que ejerce una influencia mucho más profunda que
cualquier cosa que ellos pudieran decir al respecto.
No es de sorprenderse que los expertos en temas
mesoamericanos que vivieron en el primer tercio de este
siglo estuvieran mal informados y gravemente equivocados
con respecto a la civilización de la zona. Hicieron lo mejor
posible con la información disponible, pero ésta era muy
limitada. Es posible que a la larga se descubra que
también los científicos bien informados de la actualidad lo
están con respecto a algunos temas importantes de la
América antigua. La mejor defensa en contra de esta falla
es tener un amplio criterio.
La doctora Judith Ann Remington, arqueóloga especialista
en Mesoamérica, recientemente criticó al grupo de
arqueólogos mesoamericanos por "adherirse
definitivamente y en ocasiones desafiantemente a
suposiciones
que ya no tenían ninguna base . . . Los nuevos
descubrimientos . . . presentan problemas para las
hipótesis viejas. No obstante, las hipótesis se presentaban
como teorías y se defendían ferozmente, en detrimento del
. . . conocimiento científico que existe acerca de los
habitantes de la Mesoamérica prehispánica". 2' Los
arqueólogos que en la actualidad son aceptados como
líderes en su profesión, se quejó, han considerado las
explicaciones novedosas, las cuales no concuerdan con su
propia ortodoxia, como "especulaciones . . . que se
asemejan peligrosamente al análisis de las propiedades
místicas de las pirámides, la llegada de cosmonautas
extraterrestres, o la búsqueda de las tribus perdidas de
Israel" .z2 Ella cree que ahora está surgiendo una nueva
generación de especialistas en Mesoamérica que es
menos cerrada y está menos preocupada de que las ideas
no convencionales pudieran "desintegrar el campo entero
de la investigación mesoamericana", en palabras de uno
de estos hombres famosos, y está más interesada
simplemente en encontrar la verdad. Nosotros como
Santos de los Ultimos Días podemos abrigar la esperanza
de que esta nueva generación considere seriamente el Li-
bro de Mormón con relación a los actuales
descubrimientos arqueológicos. 23
Sin embargo, no debemos adoptar una actitud de
superioridad cuando los científicos sean criticados por su
estrechez de criterio, ya que nuestro pueblo ha
demostrado tener una tendencia decidida a suplir los
hechos con los más cómodos "cuentos populares", espe-
cialmente en lo relacionado con la arqueología. Debemos
esperar que salgan a luz nuevos hechos y nuevas
interpretaciones con relación a los antiguos nefitas y
jareditas, ya que han de llegar. El élder B. H. Roberts nos
enseñó sabiamente en cuanto a esta amplitud de criterio:
"Y permitidme ahora decir algo con relación a los nuevos
descubrimientos en cuanto al Libro de Mormón, y de hecho
con relación a todos los temas relacionados con la obra del
Señor en la tierra. No debemos investigar con un espíritu
de temor y temblor. Solamente deseamos determinar la
verdad; pues solamente la verdad perdurará; y la
determinación de esa verdad y la proclamación de ella en
cualquier caso, o sobre cualquier tema, no dañará en
forma alguna la obra del Señor, pues es también la verdad.
Tampoco
debemos sorprendernos si de vez en cuando encontramos
que nuestros predecesores, muchos de los cuales llevan
nombres honorables y son merecedores de nuestro
respeto y gratitud por lo que lograron aclarar en cuanto a la
verdad como ellos la consideraban, se equivocaron al
hacer ciertas suposiciones y elaborar sobre ciertos
conceptos; tal como sucederá cuando las generaciones
que nos sigan revelen en forma más explícita parte de las
verdades del evangelio que nosotros aún no aprendemos,
pues ellos también sabrán que nosotros hemos tenido
algunos conceptos erróneos y hemos hecho algunas
deducciones equivocadas en nuestra época . . ."-' Todo lo
cual se publica, especialmente para los miembros de la
Iglesia, para que puedan estar preparados para encontrar
y recibir nuevas verdades en el Libro de Mormón y también
acerca de él.
NOTAS
1. E. Wyllys Andrews V et al., "Komchen: An Early Maya
Community in Northwest Yucatán." Artículo presentado en
la reunión de 1981 de la Sociedad Mexicana de
Antropología, San Cristóbal, Chiapas, pág. 15. 2. E. Wyllys
Andrews V, "Dzibilchaltun", en J. A. Sabloff, editor del
tomo, Supplement to the Handbook of Middle Anierican
Indians, tomo 1, Archaeology (Austin; University of Texas
Press, 1981), pág. 322. 3. Pedro Arenillas,
"Investigaciones Arqueológicas en el Estado de
Zacatecas", Boletín INAH 14 (diciembre de 1963), págs.
16-17. 4. "Current Research", Ame rican Antiguitv 45
(1980), pág. 623. 5. Richard E. Blanton y Stephen A.
Kowalewski, "Monte Alban and After in the Valley of
Oaxaca", en J. A. Sabloff, op cit., pág. 106. 6. Antonio
Bustillos Carrillo, El Sacbe de los Masas: Los Caninos
Blancos de los Matas, Base de su Vida Social Y Religión,
2a. ed. (México: B. Costa-Arnic Editorial, 1974), pág. 23. 7.
lnstituto Nacional de Antropología e Historia, El Tajín:
OJficial Guide (México: INAH, 1976). 8. David S. Hyman,
Precalumbian Cements: A Studv (~f Calcareous Cements
ice Prehispanic Mesoamerican Building Construction.
(Baltimore: John Hopkins University Department of
Geography and Environmental Engineering, 1970), pág. ii.
Maurice Daumas, editor Histoire Genérale desTechniyues,
Tome 1 (Paris: Presses Universitaires de France, 1962),
pág. 403. 9. John L. Sorenson, An AncientAmerican
Setting fór the Book (?f Mormon, (Provo: Foundation for
Ancient Research and
Mormon Studies, en imprenta). El capítulo 7 proporciona
una documentación extensa. 10. Dennis Puleston, "-]'he
Role of Semi-domesticated Animal Resources in Middle
American Subsistence", artículo leído en la 37a. Reunión
Anual, Society for Anierican Archaeology, 1972. 1 1. A. V.
Kiddcr, "Miscellaneous Specimens from Mesoamerica",
Carnegie lnstitution (?f Washictgtoct, Notes on Middle
Anierican Archaeolagv and Ethnalogv, núm. 1 17 (marzo
de 1954), pág. 20, Fig. 4e. En mi artículo "Whceled
Figurines in the Ancient World", Foundation fór
AncientResearch and Mormon Studies, PreliminarV Repart
(Provo, 1981), pág. 14, se proporciona documentación
relacionada con este tema. 12. Eugene Hunn, "Did the
Aztecs Lack Potential Animal Dome st ¡cate s?Anierican
Ethnologist9 (1982), págs. 578-588. 13. Daniel B. Adams,
"Last Ditch Archaeology", Science 83 4 (December 1983),
pág. 32 14. "Letters to the Editor", Archaeology 34
(May-June, 1981), pág. 7. 15. Linda Schcle, "Sacred Site
and World-View at Palenque", en E. P. Benson, editor,
Mesoamerican Sites and World View°.s (Washington:
Dumbarton Oaks, 1981), págs. 1 12, I 16-1 17. 16. Alberto
Ruz L., Costumbres Funerarias de los Antiguos Mavas
(México: UNAM, Seminario de Cultura Maya, 1968);
Alberto Ruz L., Palenque: Official Guide (México: INAH,
1960), pág. 46. 17. Robert F. Smith, "Some 'Neologisms'
from the Mormon Canon", en Conférence on the Language
qf the Mormons, 1973 (Provo: Brigham Young University,
Language Research Center, 1973), pág. 66. 18. Sorenson,
An Ancient American Setting, capítulo 6, págs. 28-33 del
manuscrito. 19. Marvin Hill, "Review of The Mormon
Experiencé', American Historical Review, vol. 84, no. 5
(diciembre de 1979), pág. 1488. 20. "7EP Interviews
Sterling M. McMurrin", Seventh East Press, Provo, Utah,
11 de enero de 1983, pág. 5. 21. Judith Ann Remington,
"Mesoamerican Archaeoastronomy: Parallax, Perspective,
and Focus", en Ray A. Williamson, editor,
Archaeoastrnnomv in the Americas, Ballena Press
Anthropological Papers, No. 22 (Los Altos, Calif.: Ballena
Press, 1981), págs. 200202. 22. Ibid., pág. 202. 23. An
ancientAmerican SettingJór the Book of Mormon constituye
el comienzo de tal presentación. Véase la nota 13. 24. B.
H. Roberts, New Witnesses,fnr Gad. Il. The Book of
Mormon. En tres tomos, Tomo 111. (Salt Lake City:
Deseret News. 1951 1 1909¡,págs. 503-504.