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COMPILADO DE
DERECHO AMBIENTAL
Daniel Humberto Moscol Aldana
Código………..
Compilador
Chimbote, Perú
DERECHO AMBIENTAL
Serie UTEX
Texto digital
Artículo 43º.- Respecto de las obras ya divulgadas lícitamente, es permitido sin autorización del autor:
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INDICE GENERAL
INDICE GENERAL………………………………………………………………………………………3
INTRODUCCION………………………………………………………………………………………..6
UNIDADES DE APRENDIZAJE……………………………………………………………………….8
PRIMERA UNIDAD……………………………………………………………………………………..9
RESUMEN………………………………………………………………………………………90
AUTOEVALUACION……………………………………………………………………………91
SOLUCIONARIO DE AUTOEVALUACION…………………………………………………92
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS………………………………………………………….93
SEGUNDA UNIDAD…………………………………………………………………………………..94
RESUMEN……………………………………………………………………………………222
AUTOEVALUACION…………………………………………………………………………223
SOLUCIONARIO DE AUTOEVALUACION………………………………………………224
3
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………………………………………….225
TERCERA UNIDAD………………………………………………………………………………….226
RESUMEN……………………………………………………………………………………337
AUTOEVALUACION…………………………………………………………………………338
SOLUCIONARIO DE AUTOEVALUACION………………………………………………339
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………………………………………….340
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PRESENTACION DEL DOCENTE
El aporte de esta asignatura al desarrollo del perfil del futuro profesional del derecho, se
evidencia en lo cognoscitivo: porque le permite conocer las doctrinas jurídicas clásicas y
actuales del Derecho Ambiental que lo oriente a interpretar correctamente la legislación de la
materia.
En lo relativo a las habilidades: el desarrollo del curso contribuirá a forjar una aptitud
para distinguir las distintas formas de relaciones jurídicas privadas y públicas con el medio
ambiente, lo cual consecuentemente otorga una visión amplia y específica sobre los diversos
hechos y/o acciones que contribuyen a la contaminación del planeta y por ende de nuestro
país, un mal que hasta en la actualidad los esfuerzos por mitigarla y contrarrestarla carecen de
consistencia.
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INTRODUCCION
Estimado estudiante
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del fuego se ha extralimitado y hoy, en los países del tercer mundo persiste la práctica de la
quema antes de la siembra, o para obligar a que los animales de caza salgan de su escondite
boscoso, práctica que conduce a la desaparición de grandes extensiones de sus bosques.
En la tercera unidad denominada “El derecho de acción por agravio al medio ambiente”
desarrollamos: La seguridad jurídica. Un componente de la sustentabilidad; Consideraciones
sobre el bien jurídico tutelado en los delitos ambientales; Derecho Medioambiental Regional y
Derecho Tributario Ambiental.
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UNIDADES DE APRENDIZAJE
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PRIMERA UNIDAD:
EL DERECHO AMBIENTAL EN LA
DOCTRINA Y EN LA LEGISLACIÓN
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En la primera unidad se ha tomado la información de los siguientes autores:
-Aguilar & Iza. (2009). Derecho Ambiental en Centroamérica. Tomo I. Costa Rica
Chilena.
-Carmona, M & Hernandez, L. (). Temas Selectos de Derecho Ambiental. Mexico. Recuperado
de: http://site.ebrary.com/lib/bibliocauladechsp/reader.action?docID=10417994.
Tratar de definir el derecho ambiental es muy complicado, y no hay acuerdo entre los
juristas. Incluso hay dudas acerca de que si existe “algo” a lo que podría denominarse así. La
definición de derecho ambiental no puede entonces estar ausente en ninguna obra que
se refiera a dicha disciplina. Podríamos concluir que derecho ambiental tiene que ver con la
continuidad de la vida sobre la tierra.
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española, las palabras “medio” y “ambiente” no eran estrictamente sinónimos, pero el
primero de ellos estaba implicado en el segundo. Así, la expresión medio ambiente tenía solo
una redundancia interna.
La palabra ambiente se utiliza para designar genéricamente todos los sistemas posibles
dentro de los cuales se integran los organismos vivos. Estos organismos se presentan como
sistemas.
Según Raúl Brañes, derecho ambiental significa el conjunto de normas jurídicas que
regulan las conductas humanas que pueden influir de una manera relevante en los procesos de
interacción que tienen lugar entre los sistemas de organismos vivos y sus sistemas de
ambiente mediante la generación de efectos de los que se espera una modificación significativa
de las condiciones de existencia dedichosorganismos.
Pedro Fernández nos dice que derecho ambiental “es el conjunto de principios, leyes,
normas, jurisprudencia que regulan la conducta humana dentro del campo ambiental,
entendido como un sistema global, constituido por elementos naturales y ratifícales, de
naturaleza química, física, biológica o socioculturales, en permanente modificación, por la
acción humana o naturales y que rige o condiciona la existencia y desarrollo de la vida en
sus múltiples manifestaciones.”
Raúl Brañes, nos dice que “El conjunto de normas jurídicas que regula la
conducta humana que pueden influir de una manera relevante en los procesos de interacción
que tienen lugar entre los sistemas de organismos vivos y sus sistemas de ambiente, mediante
la generación de efectos de los que se espera una modificación significativa de discos
organismos”
Rafael Valenzuela Fuenzalida que dice: “Conjunto de leyes y normas que regulan la
conducta humana y que reconoce como bien jurídico protegido los sistemas ambientales, y ha
sido dictadas con una perspectiva global e integradora”.
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2. CARACTERISTICAS DEL DERECHO AMBIENTAL
2.1. Su tendencia a lo colectivo que a lo individual.
Así como el derecho civil o penal se preocupan del hombre y la persona, el derecho
ambiental se preocupa de forma más extensa, de bienes jurídicos colectivos.
2.3. Se acentúa la diferencia que hay entre vigencia, eficiencia y eficacia de la ley.
Es un problema que se aplica a todas las leyes, ya que todas parten por estar en
vigencia. Pero por estar en vigencia no significa que sean eficientes que tiene que ver con el
grado de acatamiento que tiene la población. Pero una ley no se satisface con este solo
hecho, sino que también es importante que sea eficaz, y es la eficacia lo más importante, es
decir, la ley soluciona realmente el problema para lo cual fue dictada y de ahí viene la
interpretación teleológica de la ley. En materia ambiental es importante que la ley sea eficaz,
porque si no lo es, el daño que se produce es grave.
Se protege su base o fundamento, que es la tierra, es lo que más o menos define la ley
de bases en el artículo 2 al definir la preservación de la naturaleza. En cambio en el derecho
civil o penal, tiene como centro la persona humana. En el medio ambiente se protege el
oikos, la casa, la tierra, en beneficio no solo de la comunidad actual, sino que la comunidad
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futura. No nos olvidemos que el hombre es el único ser con deberes medioambientales.
El derecho ambiental emerge y se nutre del sentimiento ecológico, para fijarle al hombre
sus normas de conductas. Sus conductas son las que se pretenden regular, el deber ser, a
través de la coerción que es propia de la norma jurídica.
No es suficiente el derecho coercitivo. Tampoco hay que tener la ingenuidad de que por
el derecho se conseguirán los fines. Lo importante es que el hombre tome conciencia y que
internalice el problema. Tampoco sin el derecho se podrá un sistema de control ambiental
lograr eficacia. El derecho ambiental requerirá como punto primero de apoyo, una buena
educación ambiental, a todo nivel, sea informa e informal y de los primeros años de edad.
La propia ley de base, dentro de los instrumentos de gestión ambiental establece que la
educación a todo nivel es importantísima. Solo en segundo lugar establece el sistema de
evaluación previa de impacto ambiental. Rafael Valenzuela dice: “no solo por el derecho, pero
tampoco sin el derecho”. Estos son los límites del derecho ambiental, es decir, el derecho
ambiental por si solo no podrá solucionar, sino es por la educación. Siempre se enfatiza en este
aspecto.
Así el derecho ambiental, tardó siglos y siglos en aparecer, hasta que el hombre no
tomó conciencia de los recursos naturales. Frente a la población cada día en aumento
comenzó a dictar leyes propiamente ambientales, con tratados y convenios internacionales
para solucionar ciertos problemas de entre las naciones, como compartir recursos naturales,
etc.
El hombre también comienza a limitar los libres accesos a los bienes comunes como el
aire, las aguas. Nadie podía imaginarse que el aire puro sería un bien escaso actualmente, lo
mismo respecto de las aguas o los peces del mar dejen de ser considerados res nullíus.
Esto es porque hay muchas industrias que no pagan por los recursos naturales. Se debería
cobrar la materia prima que entrega ella. Tampoco nadie pensó que el derecho de propiedad,
llegaría a ser limitado constitucionalmente por razones ambientales, ya que uno de los factores
de la función social es el patrimonio ambiental.
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El Perú tiene desde 1990, un Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales.
En Brasil y Guatemala, hay una legislación ambiental, pero con una bajísima eficiencia y
eficacia. En el resto de América latina, incluyendo Chile, las normas de simple relevancia
ecológica no son las mejores. Pero en Chile, suman, más o menos unas 1.000 normas
repartidas en diferentes leyes, normativas que están en general dirigidas a un problema
ambiental. Es necesario ver el Repertorio de Legislación de Relevancia Ambiental,
vigente en Chile, publicado por la CONAMA en 2 tomos en el año 1990 y 1992.
Todas las leyes que se refieren al Ambiente se les suele llamar, Leyes de Simple
Relevancia Ambiental, ya que ellas no han sido dictadas con un concepto de medio ambiente.
Han sido dictadas para proteger las industrias, pero de la misma forma protegen a la vida
silvestre, etc.
Se llama derecho ambiental a aquellas leyes o normas que se han utilizado con una
concepción de lo que es el medio ambiente, como algo global que funciona interrelacionado,
donde no se puede separar un elemento de otro, o cuando alteramos un componente, no
puede sino que afectar buena o malamente en otro factor del medio ambiente. Es por eso que
la introducción que se dio es importante, ya que no podemos analizar la normativa ambiental,
sino sabemos a qué se aplica.
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disciplina funcional, como es el derecho ambiental, establece instrumentos, basados en
principios, para alcanzar los objetivos que la orientan. Ni más, ni menos”.
“El Derecho, como ciencia humana y social, se pauta también por los postulados de la
Filosofía de las Ciencias, entre los que está la necesidad de principios constitutivos para que la
ciencia pueda ser considerada autónoma y sea, suficientemente desenvuelta para existir por sí
y situándose en un contexto científico dado. Luego por esas vías que, del tronco de venas y
tradicionales ciencias, surgirán otras afines, agregados que enriquecen la familia; tales como
los hijos, crecen y adquieren autonomía sin, con todo, perder los vínculos con la ciencia madre.
Por eso, el natural empeño de legitimar el Derecho del Ambiente como rama autónoma del
árbol de la ciencia jurídica, tiene a los estudiosos en desbrozar para identificar los principios o
mandamientos básicos que fundamentan el desenvolvimiento de la doctrina que da
consistencia a sus concepciones”.
Se ha dicho con razón que “ninguna ley de orientación, deja de mencionar los “grandes
principios” o como se ha calificado - según la doctrina del Consejo de Estado francés,
“Principios fundamentales de la ley”, o de manera más amplia, principio deontológico
fundamental, exigencias fundamentales, principios generales del derecho, reglas con valor
constitucional, principios elementales del derecho: el ambiente no escapa a esta pasión,
contribuyendo sólidamente a esta actividad creadora.
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Siguiendo las enseñanzas de Juan LINARES, señala que la noción de principios en
general puede tener diversos sentidos: a) “la tradición, del derecho natural, del ideario liberal,
de operaciones constructivas inductivodeductivas o por analogía, respecto a ciertas leyes y
fallos, de la doctrina, de valoraciones, actitudes y creencias colectivas vigentes, que se
concretan en opinión pública, del derecho comparado e incluso de SLOGANS y
estereotipos políticos que se van proponiendo y entran en el campo de las creencias sociales”;
b) “valoraciones conceptuales y tipificadas”; c) “descripción de acciones típicas con sentidos de
justicia o injusticia, moralidad o inmoralidad, prudencia o imprudencia, buena o mala política
jurídica, que sirven de pautas para interpretar el derecho en caso de leyes oscuras o
insuficientes”; d) enunciados de ciertos cometidos o fines del Estado que se valoran como
justos, y que deben perseguir, cada uno dentro de su competencia, los órganos del Estado”.
En el mismo sentido se apunta que la voz “principio” puede tener muchos usos. Tienen
una función evocativa de los valores fundantes de un ordenamiento jurídico, también alude al
inicio de algo que comienza, a las nociones básicas de una ciencia (principios de ética o de
matemática), a los caracteres esenciales de un ordenamiento que representan su “espíritu”. En
la jurisprudencia el principio es concebido como una regla general y abstracta que se obtiene
inductivamente extrayendo lo esencial de las normas particulares, o bien como una regla
general preexistente.
Para algunos son normas jurídicas, para otros reglas del pensamiento, para algunos
son interiores al ordenamiento mientras que para otros son anteriores o superiores al
ordenamiento”.
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Enseña Julio C. RIVERA: “Ahora bien, ¿qué es un principio de Derecho? Es una idea
rectora, o en otras palabras, principios jurídicos son los pensamientos directores de una
regulación existente o posible (Larenz). La segunda cuestión que se plantea es: ¿de dónde
emanan esos pensamientos rectores que se califican de principios generales? Al respecto
existen dos concepciones posibles, la ius naturalista y la positivista. Para la corriente que
podríamos denominar ius naturalista, representada entre otros por Geny, Del Vecchio, Aftalión,
García Maynes, los principios generales del derecho son los principios del Derecho natural,
como aparecía reconocido en el artículo 7º del Código Civil austríaco de 1811, y en el artículo
15 del Código sardo de 1837. “En corriente de opinión semejante, se alude a principios que
emanan de la idea de justicia (Guastavino) o de la naturaleza de las cosas”.
Los principios son ideas directrices, que sirven de justificación racional de todo el
ordenamiento jurídico; son, pues, pautas generales de valoración jurídica. Líneas
fundamentales e informadoras de la organización que inspiran directa o indirectamente una
serie de soluciones por lo que pueden servir para promover y encauzar la aprobación de
nuevas normas, orientar la interpretación de las existentes y resolver los casos no previstos”.
Para ESSER son criterios o justificaciones de una directiva del obrar humano ante una
situación determinada. En otras palabras, “razones que justifican decidir una cuestión en un
sentido o en otro y que no necesariamente se encuentran positivados”.
También se dijo, acentuando los caracteres de simplicidad y de alta jerarquía, que “los
principios constituyen una “armazón”, una “arquitectura” del ordenamiento jurídico
privado”. Aunque “los principios, como su propio nombre lo indica, se oponen a algo acabado,
terminado, son ideas germinales”. El profesor de Oxford, DWORKIN “uno de los adalides
de la tesis de los principios jurídicos desde hace más de treinta años, llama principio a un
estándar que ha de ser observado, porque es una exigencia de la justicia, la equidad o alguna
otra dimensión de la moralidad”. Por ello se dice que los principios, poseen una estructura
abierta y flexible; no obstante lo cual también se afirma, que los principios tienen una
dimensión que falta en las normas: la dimensión del “peso” o importancia16. Pero, por
aquel carácter, no puede establecerse en abstracto una jerarquía entre los principios, y eso
hace que no pueda existir una ciencia sobre su articulación, sino una prudencia en su
ponderación.
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deductivamente como las reglas. Así, los principios dependen de y requieren ponderación.
La ponderación es la forma aplicación de los principios. Los jueces los sopesan, los ponderan,
para poder decidir cuál aplicar al caso y en qué medida.
En cuanto a las reglas son “normas que sólo pueden ser cumplidas o no. Si una regla
es válida, entonces debe hacerse exactamente lo que exige, ni más ni menos. Por lo tanto las
reglas contienen determinaciones en el ámbito de lo fáctico y jurídicamente posible; los
principios, a su turno, se materializan por normas que ordenan algo sea realizado en la mayor
medida posible, dentro de las posibilidades jurídicas y reales existentes”.
La doctrina actual es coincidente en que los principios son normas. Así, la concepción
normativista asigna al principio el valor de una norma. Aunque no se ponen de acuerdo en
punto a la cuestión de determinar qué tipo de normas constituyen. Algunos autores han
adoptado una solución negativa: los principios generales del derecho comprenden todo el
conjunto normativo no formulado de normas, o sea aquel impuesto por la comunidad, que no
se manifiesta en forma de ley o de costumbre. Por último, una corriente de opinión, sostiene
que los principios condensan elementos lógicos del ordenamiento. Sin embargo, como bien
lo ha señalado Carlos COSSIO, la lógico provee de conocimientos mientras que los principios
se refieren a juicios estimativos que sirven para regular comportamientos.
En este aspecto, como una forma de directriz, el Magistrado del Poder Judicial Federal
de Méjico, Neófito LÓPEZ RAMOS, sintetiza lo dicho, destacando que el mismo Alexy, concibe
a los principios como mandatos de optimización, que están caracterizados por el hecho de
que pueden ser cumplidos en diferente grado y que la medida debida de su cumplimiento no
sólo depende de las posibilidades reales sino también jurídicas.
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informadora; b) función de interpretación; c) los principios como filtros; d) los principios como
diques; e) los principios como cuña; f) los principios como despertar de la imaginación
creadora; g) los principios como recreadores normas obsoletas; h) capacidad organizativa /
compaginadora de los principios i) los principios como integradores.
Por último, este notable civilista argentino, explica que “normalmente los principios
generales servirán como elemento de interpretación de la ley y en ese sentido, ello trae
dos consecuencias fundamentales: - las posibles contradicciones entre las disposiciones
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positivas concretas se resolverán en base a los principios generales; - el principio general
inspirador de una disposición que ofreciere dudas dará la clave para su interpretación”. Más
adelante, señala además, “porque en buena lógica, no debe existir contradicción entre los
principios informadores del ordenamiento y las normas particulares por ellos informadas. Y si tal
contradicción existiera, o sea que una ley o costumbre infringiera una regla del derecho natural
o un principio del ordenamiento positivo, el conflicto debería decidirse a favor del principio
general, superior por su propia validez o su fuerza intrínseca (García Valdecasas)”.
En resumen, las funciones de los principios, son concebidas de tal forma que “de faltar
cambiaría el carácter de una institución o de todo el derecho”, la consecuencia práctica es
o debe ser que el principio se erige en criterio preferente para la interpretación de las normas
singulares de su grupo o institución, por cuanto se supone que dota de sentido unitario y
coherente al conjunto normativo”. De esa manera, se concluye, el derecho ambiental debe
tener preeminencia o mayor peso por grados sobre los derechos de propiedad o de industria,
por ejemplo, y ese ejemplo irradia el texto constitucional, e influyen su interpretación en sede
judicial o administrativa sobre el contenido y alcance de esos derechos.
Sirven como criterio orientador del derecho para el operador jurídico. Constituyen el
fundamento o razón fundamental del sistema jurídico ambiental. Son el soporte básico del
ordenamiento, prestando a éste su verdadera significación. La primera función que cumplen los
principios es la de orientar al legislador para que las leyes que se dicten se ajusten a ellos.
Tienen una función interpretadora, operando como criterio orientador del juez o del intérprete.
Los principios generales, y en especial los principios generales propios de una rama
especial del derecho (principios específicos), sirven de filtro o purificador, cuando existe una
contradicción entre estos principios y determinadas normas que, quieran aplicarse a la rama
específica. Suelen servir como diques de contención, ante el avance disfuncional de
disposiciones legales correspondientes a otras ramas del derecho. No solamente sirven como
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valla defensiva contra la invasión de otras legislaciones, sino que también actúan como cuña
expansiva para lograr el desarrollo, fortalecimiento y consolidación, de las técnicas,
medidas y regulaciones propias o adecuadas para el ensanchamiento de las fronteras de la
especialidad.
GARCÍA DE ENTERRÍA, señala que: “tienen a la vez los principios generales así
entendidos una capacidad heurística: para resolver problemas interpretativos de las leyes y
de los simples actos en vista de una solución; inventiva: para organizar o descubrir
combinaciones nuevas; organizativa: para ordenar actos heterogéneos, cambiantes y hasta
contradictorios de la vida jurídica; son ellos los que prestan a esta su dinamicidad
característica, su innovación y su evolución incesantes”.
BIANCHI IRIBARNE, nos recuerdan que este notable jurista los ha llamado: “órganos
respiratorios del derecho”. Y que el mismo ESSER los denomina “ventanas” del ordenamiento,
expresión que gráficamente expresa su función de apertura.
Los principios de derecho, suelen además, servir para “desbrozar toda la selva
legislativa que forma la legislación moderna”, según PRADO GARCÍA MARTÍNEZ, en la cual
existe una sobreabundancia de normas de difícil conocimiento y comprensión. Asimismo para
compaginar, comprender, interpretar y ordenar esa “LEGISFERACIÓN furibunda”, habiéndose
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aludido en el caso del derecho ambiental, a un “aluvión legislativo” derivadas de fuentes
diversas.- Por todo ello, es imprescindible contar con un fuerte cuerpo de principios generales
que permitan poner en buen orden “ese magma de normas”, esa “legislación motorizada”,
parafraseando al profesor GARCÍA DE ENTERRÍA. Por último, los principios generales del
derecho cumplen una función muy importante que es la de actuar como “integradores” cuando
existen lagunas en el derecho positivo.
Cabe agregar que Charles ROUSSEAU, señala que los “principios generales del
derecho reconocidos por las naciones civilizadas” se refiere a aquellos “que ya forman parte del
orden jurídico vigente” en los Estados que revisten tal carácter y forman parte de la comunidad
internacional y no debe confundirse con los principios del derecho internacional, como sostiene
Le Fur. Para Hans KELSEN, “probablemente, se supone que estos principios generales del
derecho son la fuente suplementaria del derecho internacional, a aplicarse si las otras dos –
tratado y costumbre, no pueden ser aplicadas”.
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Por último se recuerda que algunos autores como M. DIEZ DE VELASQUEZ destacan
el carácter problemático de los mismos, con apoyo en las d i s c u s i o n e s p r o d u c i d a s en la
Conferencia de La Haya 1930, así como a las opiniones encontradas respecto al contenido y
delimitación de estos principios, que plantean autores como SÖRENSEN, aunque el
maestro de Madrid, reconoce que en la actualidad “no cabe duda de que se trata de una
fuente del Derecho Internacional, máxime después de su reconocimiento por el propio Estatuto
del Tribunal Internacional de Justicia”.
Pero frente a la “relativa falta de normas de Derecho Internacional común” (pese a que
actualmente pueden individualizarse más normas aplicables en este campo), Ernesto REY
CARO expresa que “conviene aclarar que el cuerpo normativo de origen convencional”,
formado por muchos tratados y otros instrumentos convencionales que establecían derechos y
obligaciones para los Estados (y que constituyen un núcleo de reglas “particulares” fácilmente
identificables), “que se fue acrecentando en forma impensable con el correr de los años, tuvo
una influencia extraordinaria en la evolución del Derecho Internacional ambiental, sin perjuicio
de que tales reglas de conducta contribuyeran a la formación de normas consuetudinarias.
Igual reflexión cabe en relación a la gran cantidad de “principios” contenidos en los
instrumentos internacionales de la más variada naturaleza emanados de las conferencias
internacionales, o de resoluciones y recomendaciones de diversos órganos de organizaciones
internacionales intergubernamentales y aún de las no gubernamentales, tanto referidas a
aspectos generales como puntuales de la problemática.
Aunque debe reconocerse que en el ámbito del Derecho Internacional Común hasta el
momento no se ha logrado un Tratado que recepte los grandes principios que deben regir la
conducta de los Estados en la materia. Y que continúa siendo la normativa sectorial de origen
convencional, el terreno en que se registran los mayores progresos en la materia. No obstante,
ello no constituye un signo de retroceso, pues la multiplicidad de tratados y otros instrumentos
de alcance general o regional aplicables a espacios determinados o a cuestiones puntuales, ha
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dado un gran impulso al Derecho Internacional medioambiental. A su vez, la interrelación entre
el derecho internacional y los ordenamientos jurídicos internos, se ha consolidado
gradualmente. La eficacia de las normas internacionales medioambientales depende
esencialmente de la instrucción que de ellas efectúen los derechos estatales.
En ese orden, se enfatiza que si bien las fuentes del derecho Ambiental Internacional
son las mismas que las del Derecho Internacional (tratados, costumbres, principios generales
de derecho, resolución de organismos internacional), se advierte que los tratados y los
principios generales son sus dos fuentes principales. Y que a su vez, los principios generales
adquieren un modus operandi particular.
Ampliando Adriana TRIPELLI puntualiza que: “En efecto, recordemos que el
Derecho Ambiental Internacional ha logrado en un lapso breve la consolidación progresiva de
conceptos y normas que inicialmente se presentaron como principios programatorios y que
luego, y en que luego vertiginosa, se transformaron en normas positivas innovadoras por su
contenido. Principios generales como el de prevención, precaución, prevención del daño
transfronterizo, Evaluación de Impacto Ambiental, equidad intergeneracional, contaminador-
pagador, cooperación internacional, entre otros, fueron las primeras expresiones normológicas
del Derecho Ambiental Internacional”.
“Con el transcurso del tiempo se han ido consolidando una serie de principios
fundamentales en materia de protección del medio ambiente que, pese a su generalidad,
constituyen parámetros jurídicos a los que deben ajustarse los comportamientos de los sujetos
del ordenamiento internacional”. Estos principios tienen origen en principios de ordenamientos
jurídicos internos que luego, por su acatamiento por parte de la mayoría de los Estados, se
transforman en principios generales del Derecho Internacional.
El jurista español JUSTE RUIZ agrega que “ha aparecido así un creciente número de
reglas internacionales que obligan a los Estados no solamente sin acepción de fronteras,
sino también precisamente en el interior de sus fronteras, ya que el medio ambiente de cada
Estado forma parte indisociable del patrimonio ecológico mundial”.
Generados en la idea misma de Derecho (del que tiene ropaje privilegiado el derecho
ambiental). O en el derecho interno de los Estados (el principio precautorio, que surge en
Alemania en la década del ´70). O que se los considere como principios propios del Derecho
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internacional (el de prevención de daño transfronterizo, por ejemplo), no cabe dudas que, como
lo sostiene la misma Adriana TRIPELLI, “estos principios son los que motorizan en el caso del
Derecho Ambiental internacional, su creciente evolución”.
Por último, “aunque conviene guardar mucha cautela en cuanto a la naturaleza de tales
principios, cuyo contenido no está por el momento muy definido”, podemos señalar
algunos principios que se consideran aplicables a la cuestión, a cuyo fin seguimos las
señeras enseñanzas de Ernesto J. REY CARO.
influencia en el fallo del Tribunal Arbitral en el caso de la Fundición Trail Smelter60, en virtud
del cual “ningún Estado tiene derecho a usar de su territorio o a permitir el uso del mismo, de
suerte que las emanaciones de humos causen un perjuicio en el territorio de otro Estado o a
las propiedades de las personas que allí se encuentren, siempre que se trate de
consecuencias graves y el perjuicio sea demostrado por pruebas claras y convincentes”.
Pronunciamientos posteriores de tribunales internacionales reiteraron este principio. Este
principio ha sido recogido por la Declaración de Estocolmo (principio 21), y la Declaración de
Río (principio 2). Y, también incorporado en el artículo 3 de la Convención sobre Diversidad
Biológica.
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daños causados, centraba la cuestión en el aspecto resarcitorio.
Por el contrario, sin haber perdido su vigencia, dicho principio, que se sintetizaba en la
fórmula “el que contamina paga”, aparece como aplicación subsidiaria, frente a la
trascendencia que han adquirido otras obligaciones, como la de prevenir los daños. El
principio de prevención y aquellos que se derivan del mismo han cobrado tanta o más
importancia que el de reparación. La puesta en práctica de este principio, conlleva el
interrogante de si existe la obligación jurídica a cargo de los Estados de informar sobre las
actividades que pudieran causar un daño más allá del territorio. Merece especial atención el
llamado principio de “precaución” que traduciría la obligación de suspender o cancelar
actividades que amenazaren al medio ambiente pese a que no existieran pruebas científicas
concluyentes que vincularan tales actividades con el deterioro o efecto dañino de aquél. REY
CARO aclara que: “El alcance de este principio ha merecido diferentes interpretaciones. Una
liberal, que limita la obligación del Estado a conducirse con diligencia en el momento de
adoptar las decisiones. La otra, más severa, que importaría la obligación, en las hipótesis
señaladas, de cancelar la actividad. En verdad, existen muchas ambigüedades e
imprecisiones a la hora de establecer el alcance de dicho principio”.
Hoy se señalan otros principios que serían aplicables en el Derecho internacional del
Medio Ambiente, como el de “equidad intergeneracional” o el del “uso sustentable”.
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países desarrollados.
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gestión de desechos que asignen la más alta prioridad a prevenir o reducir al mínimo la
generación de desechos (22-a).
En el Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del MERCOSUR, se declara que los
Estados analizarán la posibilidad de instrumentar la aplicación de aquellos principios de la
Declaración de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, que no hayan sido
objeto de Tratados Internacionales. En sus acciones para alcanzar el objeto de este Acuerdo e
implementar sus disposiciones, los Estados Partes deberán orientarse, inter alia, por lo
siguiente: a) promoción de la protección del medio ambiente y aprovechamiento más eficaz de
los recursos disponibles mediante la coordinación de políticas sectoriales, sobre la base de los
principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio; b) incorporación del componente ambiental
en las políticas sectoriales, e inclusión de las consideraciones ambientales en la toma de
decisiones que se adopten en el ámbito del MERCOSUR, para el fortalecimiento de la
integración; c) promoción del desarrollo sustentable por medio del apoyo recíproco entre los
sectores ambientales y económicos, evitando la adopción de medidas que restrinjan o
distorsionen, de manera arbitraria o injustificada, la libre circulación de bienes y servicios en el
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ámbito del MERCOSUR; d) tratamiento prioritario e integral de las causas y las fuentes de los
problemas ambientales; e) promoción de una efectiva participación de la sociedad civil en el
tratamiento de las cuestiones ambientales; y f) fomento a la internalización de los costos
ambientales mediante el uso de instrumentos económicos y regulatorios de gestión.
A este paso, el hombre, que ha sido la última de las especies vivientes en manifestar
su presencia en la tierra, puede ser el primero en desaparecer.
humana 94. Cuestiones tan variadas como los efectos del “cambio climático”, de la reducción de
la capa de ozono, de los “organismos genéticamente modificados”, los “campos
electromagnéticos”, etc., ponen de relieve dicha incertidumbre. Durante los últimos años han
proliferado en la doctrina jurídica y no jurídica los estudios sobre la mutua relación entre el
desarrollo científico, los riesgos tecnológicos y el Derecho y, como respuesta jurídica a
estos problemas a los riesgos ambientales en particular-, ha emergido con inusitada fuerza el
recurso al llamado “enfoque o principio de precaución” en numerosos textos normativos
internacionales y nacionales de todo el mundo.
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precautorio ocupa actualmente una posición destacada en las discusiones sobre la protección
del medio ambiente, siendo también cada vez más frecuentemente invocado en el tratamiento
de cuestiones relativas a la salud humana, especialmente en el campo de la seguridad
alimentaria.
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Son considerados como verdades y proposiciones, base, origen y fundamento de las
leyes. El profesor Ramón Martín Mateo reconoce varios megaprincipios aplicables al Derecho
Ambiental, a saber: Ubicuidad, Sostenibilidad, Globalidad, Subsidiaridad y Solidaridad.
Leonardo Fabio Pastorino en su libro El Daño al Ambiente, nos refiere acerca de este punto
que “los autores franceses distinguen prevención y precaución de acuerdo con el
conocimiento que pueda tenerse de las consecuencias de una acción determinada. Si se
conocen estas consecuencias, se deben prevenir. Si, en cambio, no se conocen, porque en el
ambiente científico existe la duda o no existen pruebas irrefutables, se deben tomar todas las
precauciones necesarias. Así Marine Friant-Perrot, en su Curso de derecho agroalimentario,
explica la aplicación de estos principios según el tipo de riesgo: si éste ya se ha producido, se
aplica el principio de reparación o responsabilidad; si es probado, se aplica el principio de
prevención; si es sospechado, se aplica el principio de precaución, y si es desconocido o
se trata del llamado de riesgo del desarrollo, el principio que aplica es el de exoneración.
“… en la prevención uno sabe que si realiza tal acción el daño es cierto; por eso se debe
prevenir. En tanto que en la precaución las medidas son tomadas ante el desconocimiento o
duda de lo que puede venir. En esta interpretación, ambos principios encuentran
fundamento y son dos manifestaciones de la prudencia”. FRIANT-PERROT, Marine, Curso de
derecho agroalimentario, Edición Lexis Nexis, 2005, pp. 97 y 98.
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contrario- enfrenta a otra naturaleza de la incertidumbre: la incertidumbre de los saberes
científicos en sí mismos. En la doctrina argentina, Roberto ANDORNO ha dicho con razón
que “el principio de precaución funciona cuando la relación causal entre una determinada
tecnología y el daño temido no ha sido aun científicamente comprobado de modo pleno. Esto
es precisamente lo que marca la diferencia entre la “prevención” y la “precaución”.
También señaló que “en el caso de la prevención”, la peligrosidad de la cosa o de la
actividad ya es bien conocida, y lo único que se ignora es si el daño va a producirse en un
caso concreto. Un ejemplo típico de prevención está dado por las medidas dirigidas a evitar o
reducir los perjuicios causados por automotores. En cambio, en el caso de la “precaución”, la
incertidumbre recae sobre la peligrosidad misma de la cosa, porque los conocimientos
científicos son todavía insuficientes para dar respuesta acabada al respecto.
Dicho de otro modo, la prevención nos coloca ante el riesgo actual, mientras que en el
supuesto de la precaución estamos ante un riesgo potencial”.
Asimismo, sienta las bases para desarrollar un sistema de legislación nacional relativa a
la responsabilidad y la indemnización respecto de las víctimas de la contaminación y otros
daños ambientales. Vid. Principio 13 de la misma Declaración de Río: “Los Estados deberán
desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnización respecto de
las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales. Los Estados deberán cooperar,
asimismo de manera expedita y más decidida en la elaboración de nuevas leyes
internacionales sobre responsabilidad e indemnizaciones por los efectos adversos de los daños
ambientales causados por las actividades realizadas dentro de su jurisdicción, o bajo su control,
en zonas situadas fuera de su jurisdicción”.
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En otras palabras, se trata de la mentada por la doctrina nacional de Brasil,
responsabilidad integral del degradador, explicable “por este principio la persona responsable,
directa o indirectamente, por degradación de la calidad ambiental (persona física o jurídica)
está sujeta a sanciones civil, administrativa y penales, aplicables acumulativamente”.
O sea, dicho de otra manera más adecuada a nuestras instituciones, quién crea el
“riesgo” al ambiente es el que debe resarcir, sin perjuicio de que en forma concurrente y
complementaria pueda aceptarse como otro factor de atribución objetivo la “solidaridad.
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aquellas Partes, especialmente las Partes que son países en desarrollo, que tendrían que
soportar una carga anormal o desproporcionada en virtud de la convención”.
Para mayor claridad, podemos ver respecto de esta institución cierto grado de
uniformidad en las normativas jurídicas ambientales de América Latina y el Caribe. Así por
ejemplo, la Ley 25675 General del Ambiente de Argentina, establece que “El que cause
daño ambiental será objetivamente responsable de su restablecimiento al estado anterior a su
producción. En caso de que no sea técnicamente factible, la indemnización sustitutiva que
determine la justicia ordinaria interviniente, deberá depositarse en el Fondo de Compensación
ambiental que se crea por la presente, el cual será administrado por la Autoridad de
Aplicación, sin perjuicios de otras acciones que pudiere corresponder”. Esta misma ley
consagra en el Artículo 4º entre los denominados principios de política ambiental, los
principios de prevención, precautorio, y de responsabilidad, entre otros.
También, la Ley General del Ambiente de Panamá, prevé que la acción civil ambiental
tendrá por objeto restaurar el ambiente afectado o la indemnización por el daño causado.
Además establece la obligación de reparar el daño causado, aplicar medidas de prevención y
mitigación, y asumir los costos correspondientes. La Ley General del Ambiente de Honduras,
dice que la reparación del daño consiste en el restablecimiento, reposición o restitución de la
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situación anterior al hecho, de las cosas y objetos afectados, a su ser y estado natural, en los
casos en que se posible, en la compensación económica de daños y los perjuicios ocasionados
al ambiente, la comunidad o a los particulares.
Además, la Ley del Medio Ambiente de El Salvador, de manera similar, dispone que el
responsable del hecho esté obligado a restaurar el medio ambiente o ecosistema afectado. En
caso de ser imposible la restauración, indemnizará al Estado y a los particulares por los daños
y perjuicios causados.
La Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica, dispone que la Administración Pública
aplicará medidas protectoras y sanciones entre las que menciona: la imposición de
obligaciones compensatorias o estabilizadoras del ambiente o la diversidad biológica.
Se concluye que la responsabilidad por daño ambiental reviste cuanto menos cinco
dimensiones diferentes, que no se excluyen, y podrían acumularse según las circunstancias del
caso en particular: 1) precautoria; 2) preventiva; 3) de recomposición o restauración en especie
o in natura, 4) de compensación ambiental; 5) indemnizatoria. Que resumidamente, podemos
dividir en dos etapas. Las dos primeras se instalan en la etapa anterior a la consumación del
daño ambiental, en el ámbito del PRE DAÑO. Y las segundas, las tres últimas, posteriores a la
producción del daño ambiental.
“Los Estados y los pueblos deben cooperar de buena fe y con espíritu solidario, en la
aplicación de los Principios consagrados” (Principio 27, Declaración de Río sobre Medio
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Ambiente y Desarrollo).
Se ha dicho que el ambiente “es patrimonio común de todos los habitantes de la Tierra,
porque se deben respetar y obedecer las inmutables leyes naturales, para así aspirar a la
íntegra dignidad humana”. Cabe detenerse en este concepto, la noción de “patrimonio
común” en cuanto vinculado a los bienes ambientales.
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Es decir que para la ley ambiental argentina, el Estado Nacional tiene la obligación de
colaborar para la preservación y protección ambiental, conforme al principio de subsidiariedad
y, en caso de ser necesario, participar en forma complementaria en el accionar de los
particulares.
Este principio se basa en la idea que un nivel superior no puede asumir actividades que
un nivel inferior puede cumplir eficazmente. En ese sentido, el Estado nunca debe allanar,
absorber ni asumir, las competencias propias que los particulares, individuales o
asociativamente, puede ejercer con eficiencia.
Por último, en relación, nos viene a la memoria una frase de Germán J. BIDART
CAMPOS, cuando decía que “El Estado no debe hacer lo que pueden hacer los particulares
con eficacia, porque el Estado debe ayudarlos, pero no destruirlos o absorberlos”.
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Estado, que permite a las asociaciones intermedias resolver asuntos y cuidados públicos del
quehacer social concreto.
DE LOS RÍOS dice que el principio de participación ciudadana, como uno de los
derechos humanos de la solidaridad, todavía esperando su consagración internacional, incluye
derechos y deberes. Dentro de los primeros, el acceso a la información, la oportunidad de
participar en la toma de decisiones relativas a su medio ambiente, el derecho a la educación
ambiental y el derecho a ser indemnizado como víctima. Dentro de los segundos, el deber de
colaborar en la protección del ambiente. Recuerda que los principios 23 y 24 de Estocolmo, en
relación a la oportunidad de participar, tanto individual como colectivamente, en los procesos de
preparación de las decisiones que conciernen directamente a su medio ambiente y, en caso de
haber sido objeto de daño, de ejercer los recursos necesarios para obtener una indemnización;
y el deber de toda persona de procurar que se alcancen y observen los objetivos y las
disposiciones de la Carta.
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participación de la mujer, de los jóvenes y de las comunidades indígenas para lograr el
desarrollo sustentable.
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conjunto, que un régimen de libre acceso a la información pública contribuye a la
desconcentración del poder, a la igualdad de oportunidades, a la reducción de la
discrecionalidad administrativa y política, a un gobierno honesto y a una administración pública
confiable. Marcela I. BASTERRA señala que el derecho de acceso a la información pública,
al vincularse directamente con la publicidad de los actos de gobierno y el principio de
transparencia de la administración debe ser entendido como instrumento indispensable para
apuntalar el régimen republicano de gobierno.
A su vez, Daniel A. SABSAY puntualiza que la información ambiental es un medio o
instrumento para que la población participe activamente en la toma de decisiones, gestión
y control de las actividades que actual o potencialmente los afecte”.
Países como Canadá (Ley de 28 de junio de 1982), Francia (ley 78/753 de 17 de julio),
Italia (leyes de 8 de junio de 1990 y 7 de agosto de 1990), contienen normas que reglamentan
este derecho. También ha sido recibido a nivel constitucional en Grecia (Constitución de 1975,
artículo 10), en Portugal (Constitución de 1976, artículo 268), en España (Constitución de 1978,
artículo 105), asimismo la Directiva 90/313/ CEE, se traspuso mediante la Ley 38/1995.
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Además, la primera alusión que podría entenderse como una forma específica de
reconocimiento de este derecho constitucional surgió con la Ley 294/93 de Evaluación de
Impacto Ambiental, en cuyo Artículo 8, 1º parte, se lee: “La Autoridad Administrativa pondrá a
disposición del público y de los organismos afectados en el ámbito nacional, departamental y
municipal, la Evaluación de Impacto Ambiental por los medios y el término a establecerse en
las reglamentaciones de esta ley”.
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La Constitución Argentina de 1994, incorporó el llamado “Derecho a la Información en
materia ambiental”, en el artículo 41, en cuanto establece que, ”las autoridades
proveerán a la protección de ese derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a
la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
información y educación ambientales”.
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proceder a dar aplicación al principio de precaución. Este principio manda a que no se
autorice una actividad, ni se proceda a otorgar un permiso, cuando no se tiene una caracterización
e identificación de los riesgos que la actividad a autorizar provocará posteriormente una vez autorizada.
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en el Principio 15 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, el objetivo
del presente Protocolo es contribuir a garantizar un nivel adecuado de protección en la esfera
de la transferencia, manipulación y utilización seguras de los organismos vivos modificados
resultantes de la biotecnología moderna que puedan tener efectos adversos para la
conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo también en
cuenta los riesgos para la salud humana, y centrándose concretamente en
los movimientos fronterizos.
Consideramos que siempre que se apele al uso y aplicación del principio precautorio
debe tenerse en cuenta: Que la precaución sea proporcional al nivel requerido de protección
ambiental. Que no sea discriminatorio o arbitrario (lo que implica su fundamentación); Basada
en un examen de costo-beneficio; Sujeto a revisión ante nueva información científica; Que
asigne responsabilidad a cargo de quien estará la búsqueda y presentación de nueva
información científica o una evaluación de riesgo más completa.
Las medidas precautorias son usualmente de carácter transitorio, provisional y cesa tan
pronto pasa la incertidumbre científica. Hace apenas 10 años cualquier persona podía instalar
una planta procesadora de carne; hoy día es necesario que se obtenga previamente un
permiso ambiental. La regla se ha convertido en una excepción.
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caso, y seguirá los términos que indique la autoridad ambiental, además de los lineamientos y
metodologías internacionalmente aceptadas para esos fines.
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salud de las personas. El uso de este principio no es arbitrario ni se encuentra desregulado. Su
uso siempre está sujeto a que se haya cumplido con los procedimientos, pudiendo el tribunal
revisar su aplicación. Aunque recogido en documentos internacionales, tales como el Convenio
sobre Diversidad Biológica, el Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarios, el Acuerdo
Sobre Obstáculos Técnicos al Comercio de la OMC y en varios acuerdos ambientales, el uso
arbitrario y discriminatorio del recurso puede entrañar responsabilidad civil. En fin, se dice que
“ante la duda, abstente”.
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CAPITULO II: AUTONOMIA DEL DERECHO AMBIENTAL Y SU
RELACIÓN CON OTRAS DISCIPLINAS
- Consagrar y definir el contenido jurídico del derecho a un ambiente adecuado para vivir.
- Definir qué acciones o relaciones son consideradas (jurídicamente) como
generadores de impactos negativos significativos sobre el derecho a un ambiente
adecuado y que requieren de la regulación legal del Estado.
- Instituir y desarrollar los instrumentos jurídicos que permitirán alcanzar los objetivos de
desempeño ambiental establecidos, incluyendo las sanciones jurídicas frente a las
acciones u omisiones que los distintos actores (públicos y privados) tomen.
La primera tarea está vinculada con la incorporación del derecho de las personas a
gozar de un ambiente sano, saludable o adecuado en las constituciones políticas, tratados
internacionales o en otros instrumentos jurídicos. Además implica darle contenido a dicho
derecho, es decir, definir qué es exactamente un “ambiente saludable”. La segunda tarea
identificar las acciones que serán objeto de regulación legal, por implicar riesgos al goce del
derecho al ambiente adecuado y por ser problemas que no pueden ser resueltos sin la
intervención legal del Estado. Finalmente, la última tarea implica generar los mecanismos
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legales que permitan que los distintos actores involucrados en la gestión ambiental puedan
asegurar el goce del derecho al ambiente sano, incluyendo los mecanismos judiciales de
protección de derechos y los instrumentos de gestión ambiental.
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Medio Ambiente Libre de Contaminación: aquél en el que los contaminantes se
encuentran en concentraciones y períodos inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un
riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la
naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental:
Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la
preservación de la naturaleza. Con rango constitucional, le establece el deber del estado, frente
al medio ambiente. Ahora, como se puede forzar al estado para que vele por este deber o
derecho para las personas: a través del recurso de protección ambiental. De esta manera el
estado a través del poder judicial, protege o soluciona los problemas del medio ambiente, por
acción humana.
Por ello, preservar la naturaleza, es preservar la armonía básica para que la vida sea
posible en el país. Esta tutela se la impone al estado y ya no estamos frente a derechos, sino
que a deberes del estado.
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El recurso de protección ambiental, tiene ciertas diferencias con el recurso de protección
general. Hay 2 diferencias que son importantes recordar:
1. El recurso de protección general abarca tanto la acción y la omisión. En cambio el
recurso de protección ambiental es solo de acción. Las omisiones se han
excluido del recurso de protección ambiental, ya que el legislador quiso ser cauto, ya
que es muy frecuente que por omisión se produzcan problemas ambientales y si
se hubiera incluido, los recursos de protección que se hubieren interpuesto contra el
estado serían infinitos. Por ello, la comisión conscientemente señaló solo por actos, lo
que es más fácil de probar.
3. Otros han visto una tercera diferencia y es que el recurso de protección ambiental
agrega que debe ser imputable a una autoridad o persona determinada, lo que no
contempla el recurso de protección general. En general la persona a quien se le
achaca la infracción de alguna de las disposiciones resguardadas por el recurso de
protección general, también debe ser personificada, según el Autoacordado. Pero en
materia del recurso de protección ambiental, específicamente se dice que es una
autoridad o persona determinada.
Una de las críticas que se hizo al comienzo de la dictación de la
Constitución Política en materia ambiental, fue que ella tomó un poco por las ramas el
problema ambiental, no tuvo una redacción acertada. Se dijo que comenzó al derecho
en un medio ambiente libre de contaminación y la contaminación no es el factor
principal del problema del medio ambiente, sino que es la conservación de los
recursos nacionales y su uso racional.
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naturaleza, y ella según el artículo 2° de la ley de bases, es hacer posible el
desarrollo de los ecosistemas propios del país, es decir, se refiere a los ecosistemas
en general, por ello no se refiere solo a la contaminación.
Por tanto, una lectura, más racional, más a fondo y sistemática del texto
quedaría así: La Constitución asegura a todas las personas: el derecho a vivir
en un medio ambiente no contaminado, conservado y protegido.
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comienza en las primeras décadas del siglo XX, y como consecuencia de grandes cambios en
ámbito, social, económico, ideológico , la inmigración y la llegada de nuevas ideas (socialismo ,
marxismo entre otras) el eje de observación varia de lo estático rural, a lo agrario, visto con
dimensión social , como actividad productiva que el derecho debe ordenar para el adecuado
encuadramiento de las relaciones económicas y sociales de los sujetos intervinientes .
Los juristas especializados en Derecho Penal proponen una nueva figura delictiva
denominada “delitos ecológicos” o “delitos medioambientales”, que son aquellos generados
como consecuencia de la aplicación irresponsable y desmedida de las actividades
productivas. Al agente, de cuya participación activa, se evidencie un delito ecológico se le
puede aplicar una pena privativa de la libertad, restrictiva de la libertad, limitativa de derecho o
multa, según el caso lo amerite. Algunos autores estiman que, aun partiendo de este esquema
de valores, no debe en ningún caso renunciarse a la óptica garantista y democrática del bien
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jurídico. Puede también afirmarse que el medio ambiente se protege como elemento
determinante de un objetivo antropocéntrico.
Por lo que respecta al cómo tutela el Derecho penal el valor "medio ambiente", cabe
decir que, frente a otros valores tutelados, el Derecho penal del medio ambiente tiene una
característica de reclamar una protección anticipada, es decir, anterior a la producción de la
lesión. Desde el punto de vista técnico ello da lugar a la regulación mediante tipos de peligro.
Desde el punto de vista de la tutela efectiva del bien jurídico, origina una evidente necesidad
de certeza y seguridad jurídicas que no se soslaya con la regulación a través de leyes penales
en blanco. En consecuencia, en la norma debieran venir prefijados los parámetros de
referencia normativa para la valoración de las acciones lesivas. Para la mayoría de los autores
no hay otra técnica de regulación posible que no sea la del delito de peligro y la ley penal en
blanco. Sin embargo tal fórmula no permite determinar si, por ejemplo, la utilización de
productos contaminantes es susceptible de ser incriminada y en qué medida o proporción en
el propio Código Penal.
Desde una perspectiva radical, la configuración del delito ecológico puede también ser
disfuncional a la propia protección del medio ambiente en términos de eficacia del propio
Derecho Penal. Otra cuestión merecedora de análisis es que la inmediatez del resultado no
suele valorarse en su propio tiempo. Este extremo se pone de manifiesto por el distanciamiento
respecto del hecho concreto de las resoluciones que se emiten. De esta suerte puede
producirse que el evento delictivo vaya mermándose respecto de su entidad inicial con el
transcurso del tiempo. En ocasiones existe impunidad no sólo penal, sino también civil, siendo
voz común que en ocasiones no se responde por lo justo, en el momento adecuado, a las
personas afectadas.
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por la presente Ley recae, entre otros, sobre los elementos constitutivos de la propiedad
industrial que se detallan a continuación:
a. Patentes de invención.
b. Certificados de protección. c. Modelos de utilidad.
d. Diseños industriales.
e. Secretos
industriales.
f. Marcas de productos y de servicios.
Las industrias son las principales responsables de la contaminación ambiental. No hay
control de los gases contaminantes que se liberan a la atmósfera y de los daños que esto
puede llegar a producir. Los daños más "leves" son los que se producirían a futuro como el
recalentamiento global de la tierra, el efecto invernadero y las lluvias ácidas. Estos problemas
desencadenan otros como el crecimiento del nivel del agua, etc... Algunos de ellos se
comienzan a ver hoy en día pero si nos vamos a las consecuencias más graves que producen
los delitos industriales podremos ver nada más y nada menos las enfermedades
desencadenantes de éstos en el ser humano. Por este motivo queremos, con este trabajo, dar
a conocer los problemas que afronta la población (Tapiales y Madero principalmente) frente a
estos delitos que no son controlados ni restringidos. También queremos dar a conocer que
hay varias alternativas para hallar una solución a este problema pero, como siempre, para
algunos es preferible reparar los daños antes que prevenir. Lo peor de esto es que muchas
veces hay situaciones que se vuelven irreparables como la salud perdida.
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La carencia de mecanismos institucionales que aseguren la vigencia del derecho
ciudadano al ambiente debe ser una preocupación prioritaria de la sociedad.
Algunos países ya han incluido en sus constituciones este derecho, entre ellos, el Perú.
En la Constitución Peruana de 1979, artículo 123, se reconoció expresamente como un
derecho ciudadano, el derecho a habitar en un ambiente saludable y ecológicamente
equilibrado. Por su parte, la Constitución Peruana de 1993 incorpora el derecho al ambiente
como un derecho fundamental de las personas al consignarlo como tal en el artículo 2, inciso
22. El medio ambiente es, simultáneamente, un bien colectivo y un bien individual, y los
derechos al mismo deben ser tratados desde ambos enfoques. De otro lado, el derecho
humano al ambiente tiene ínsito un deber correlativo, que saca al hombre del papel meramente
pasivo de ser protegido. En esta lógica, la legislación peruana establece que ese derecho lleva
implícito el deber de todo ciudadano de velar por la protección del ambiente.
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CAPITULO III: CONSTITUCIONALISMO AMBIENTAL.
CONSTITUCIÓN POLÌTICA DE 1979 Y DE 1993
1. INTRODUCCIÓN.
La compleja historia política reciente de gran mayoría de los 20 países que componen
América Latina ha llevado a una renovación de sus instituciones, lo que se ha reflejado, entre
otras cosas, en cambios constitucionales. En efecto, entre 1972 y 1999, 16 de los 20 países de
la región se han dado nuevas Constituciones Políticas, que de diversas maneras han procurado
incorporar las modernas preocupaciones de la sociedad latinoamericana. Esto ha permitido,
entre otras muchas novedades, que en estas nuevas Constituciones figuren un número
importante de disposiciones que se refieren a la preocupación por la protección del medio
ambiente y la promoción de un modelo de desarrollo sostenible, que han venido a “enverdecer”
estas Leyes Fundamentales.
Así ha ocurrido con las Constituciones de Panamá (1972), Cuba (1976), Perú (1993),
Ecuador (1979, sustituida en 1998), Chile (1980), Honduras (1982), El Salvador (1983),
Guatemala (1985), Haití (1987), Nicaragua (1987), Brasil (1988), Colombia (1991),
Paraguay (1992), Argentina (1994), República Dominicana (1994) y Venezuela (1999). Doce
de estas dieciséis Constituciones fueron promulgadas entre 1972 y 1992, estos es, en el
período de veinte años que medió entre la Conferencia de Estocolmo y la Conferencia de Río.
Algunas veces estos principios han sido incorporados por modificaciones introducidas a
las cuatro Constituciones anteriores a 1972, como ha sucedido con la Constitución mexicana de
1917 (reformada en 1987 y en 1999), con la Constitución costarricense de 1949
(reformada en 1994), con la Constitución boliviana de 1967 (reformada en 1994) y con la
Constitución uruguaya de 1966 (reformada en 1996). Otras veces, los principios
ambientales establecidos han sido profundizados, como ha sucedido con las Constituciones
Políticas de Panamá y Cuba.
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recursos naturales, que se remonta a la Constitución mexicana de 1917 y que se extiende a las
posteriores, perviviendo en las nuevas Constituciones.
Este tipo de precepto se ha venido reproduciendo prácticamente en todas las
Constituciones posteriores, lo que es explicable en una región excepcionalmente rica en
recursos naturales y cuyo desarrollo económico ha estado históricamente vinculado a la
explotación de los mismos. Las materias ambientales reguladas en la actualidad en las
Constituciones Políticas son muchas. Simplificando, puede decirse que los cambios
constitucionales principales, que incluso muestran una determinada progresión histórica, son
los siguientes: primero, se establece el deber del Estado de proteger el medio ambiente; luego,
este deber se extiende a la sociedad en su conjunto y se autorizan restricciones al ejercicio de
los derechos fundamentales; al mismo tiempo, se comienza a incorporar el derecho a un medio
ambiente apropiado junto con los demás derechos fundamentales y a garantizar su
ejercicio; más tarde, se inicia el establecimiento de la vinculación que existe entre el medio
ambiente y el desarrollo, prescribiéndose 13 que la economía de orientarse hacia un modelo de
desarrollo sostenible; y, finalmente, se entra a regular la protección de ciertos componentes
específicos del medio ambiente: el patrimonio genético, la flora y fauna silvestres, ciertas
regiones específicas del territorio como la Amazonía y otros, así como a establecer ciertas
bases constitucionales en temas específicos que serán desarrolladas por la legislación
ambiental, tales como la evaluación previa del impacto ambiental, la prohibición del ingreso de
residuos peligrosos, los efectos ambientales de la minería, la localización de las industrias que
tengan reactores nucleares y muchas otros.
Lo primero que cabe analizar es la idea del desarrollo sostenible, en relación con el
deber del Estado y la sociedad de proteger el medio ambiente. En toda Constitución subyace
un modelo de desarrollo económico, que se establece mediante un conjunto de disposiciones
que configuran lo que se llama la “constitución económica”. La idea de desarrollo que se
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encuentra presente en las Constituciones Políticas de América Latina se comenzó a enriquecer
en la década de los años 1980 con la incorporación de la idea del desarrollo sostenible, que de
acuerdo con la conocida fórmula del Informe Brundtland es un modelo de crecimiento que
satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
En lo que se refiere al deber del Estado de proteger el medio ambiente, éste apareció
por primera vez en la Constitución de Panamá de 1972. Esta idea se reprodujo en todas las
Constituciones de esa década, bajo distintas fórmulas. En efecto, la Constitución cubana de
1976 estableció que “...el Estado y la sociedad protegen la naturaleza...”. (Artículo 27, hoy
reformado). Una fórmula similar fue utilizada por la Constitución chilena, cuando estableció
que “es deber del Estado velar para que este derecho (a vivir en un ambiente libre de
contaminación) no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza (artículo 19, N° 8°).
En las demás Constituciones de la década de los años 1980, este deber del Estado de proteger
el medio ambiente fue previsto de distintas maneras.
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Es importante hacer notar que, ciertas veces, este deber se vincula a otras
prescripciones, que son algo así como su necesario corolario. Me refiero a aquellas
disposiciones que, como consecuencia de la consagración del mencionado deber, autorizan el
establecimiento de restricciones al ejercicio de ciertos derechos fundamentales cuando ello sea
necesario para la protección del medio ambiente, en especial cuando se trata del ejercicio del
derecho de propiedad. Este tipo de prescripciones aparece por primera vez en un Acta
Constitucional de 1976 en Chile, que más tarde fue reproducida en la Constitución de 1980 de
ese país, donde se dice que “la ley podrá establecer restricciones específicas de determinados
derechos o libertades para proteger el medio ambiente” (artículo 19). Este modelo fue seguido
por Ecuador, donde por reforma de 1983 se incorporó una disposición similar a la Constitución
de 1979 (coincidentemente, también en su artículo 19).
Así ocurrió con la Constitución de Chile de 1980, donde se prescribe que la ley
establecerá las limitaciones y obligaciones que deriven de la “función social” de la propiedad,
agregando que esta función comprende, entre otras cosas, las exigencias de “la conservación
del patrimonio ambiental” (artículo 24).
Asimismo, en algunas de las Constituciones Políticas de las décadas de los años 1970 y
1980 se prescribió el deber del Estado de proteger ciertos componentes específicos del
medio ambiente. Este es el caso la protección de la fauna y la flora, la protección del
patrimonio genético y de la diversidad biológica, la protección de ciertas zonas geográficas del
país y el establecimiento de áreas naturales protegidas, para citar sólo algunos ejemplos. El
artículo 225 de la Constitución brasileña de 1988 contiene además disposiciones sobre la
evaluación del impacto ambiental, las actividades y sustancias peligrosas, la enseñanza
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ambiental, los efectos ambientales de la minería y la localización de las industrias que tengan
reactores nucleares.
La protección del patrimonio cultural es otro tema de las Constituciones Políticas de las
décadas de los años 1970 y 1980, como lo justifica tanto la importancia de ese patrimonio,
especialmente el patrimonio cultural precolombino, como por los peligros a que siempre ha
estado sometido su integridad. En ese sentido, destacan las disposiciones de la Constitución
de Guatemala de 1985, que entran a detallar la composición del patrimonio cultural de la
Nación (“los bienes y valores paleontológicos, arqueológicos, históricos y artísticos del país”),
declarando que ese patrimonio está “bajo la protección del Estado” y prohibiendo, además, “su
enajenación, exportación o alteración, salvo los casos que determine la ley” (artículo 60).
2. LA CONSTITUCION DEL 79
A manera de antecedente la Constitución Política del Estado de 1979, trataba
escasamente la defensa del medio ambiente, considerando tan solo a los Recursos Naturales,
lo que ha cambiado con la Carta Política de 1993.
3. LA CONSTITUCION DEL 93
El artículo 2 inc. 22 de la Constitución Política del Estado, contempla como derecho
fundamental, el derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de
la vida, el cual se complementa con el artículo 67 de la citada Carta Fundamental, en el
sentido, que el Estado determina la política nacional del ambiente, en base a ello el Consejo
Nacional del Ambiente y el Fondo Nacional del Ambiente, eran las entidades encargadas de
ejercer las funciones del recién creado mediante Decreto Legislativo 1013, Ministerio del
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Ambiente, que tendrá como función general diseñar, establecer, ejecutar y supervisar la
política nacional y sectorial ambiental, asumiendo la rectoría con respecto a ella. Asimismo,
los artículos 66 y 69 han previsto un capitulo denominado, del Ambiente y los Recursos
Naturales, promueven el uso racional de los Recursos Naturales y el reconocimiento de
conservar la diversidad biológica, además, la obligación del Estado de promover el desarrollo
de la Amazonía mediante una legislación adecuada, ya que es considerada como uno de los
pocos pulmones del mundo.
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carente de contenido.
Pero también el derecho en análisis se concretiza en el derecho a que el medio
ambiente se preserve. El derecho a la preservación de un medio ambiente sano y
equilibrado entraña obligaciones ineludibles, para los poderes públicos, de mantener los
bienes ambientales en las condiciones adecuadas para su disfrute. A juicio de este
Tribunal, tal obligación alcanza también a los particulares, y con mayor razón a
aquellos cuyas actividades económicas inciden, directa o indirectamente, en el medio
ambiente…”
Política Nacional del Ambiente
Fundamento 31. El artículo 67º de la Constitución establece la obligación perentoria del
Estado de instituir la política nacional del ambiente. Ello implica un conjunto de acciones
que el Estado se compromete a desarrollar o promover, con el fin de preservar y
conservar el ambiente frente a las actividades humanas que pudieran afectarlo.
Esta política nacional -entendida como el conjunto de directivas para la acción orgánica
del Estado a favor de la defensa y conservación del ambiente- debe permitir el
desarrollo integral de todas las generaciones de peruanos que tienen el derecho de
gozar de un ambiente adecuado para el bienestar de su existencia.
Esta responsabilidad estatal guarda relación con lo dispuesto en el artículo 2º, inciso 22)
de la Constitución, que reconoce el derecho fundamental de toda persona “a gozar de un
ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida”.
Dicha política debe promover el uso sostenible de los recursos naturales; ergo, debe
auspiciar el goce de sus beneficios resguardando el equilibrio dinámico entre el
desarrollo socioeconómico de la Nación y la protección y conservación de un disfrute
permanente”
De igual forma, exalta la Responsabilidad del Estado en cuanto a la Política Nacional del
ambiente para su preservación, lo que se vendría cumpliendo con la creación del Ministerio del
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Ambiente., Aunque no debemos olvidar, que también existe una Responsabilidad de la
sociedad, que es en lo que también ha insistido el Tribunal Constitucional, en el sentido que
aunado a las obligaciones del Estado, se requiere la participación de la ciudadanía, pues, el
ambiente no sólo constituye un sector de la realidad nacional, sino un todo integral de los
sectores y actividades humanas, así los problemas y cuestiones ambientales deben ser
considerados y asumidos globalmente, (Fundamento 3/Exp. 0002-2003-CC/TC).
Nuestras autoridades jurisdiccionales, también han mostrado un gran interés, tal como
se aprecia en las reuniones de Johannesburgo y México. En el Simposio Mundial de Jueces
celebrado en Johannesburgo Sudáfrica, del 18 al 20 de agosto de 2002, se adoptaron
principios sobre el desarrollo sostenible y la función del derecho:
63
2. Intercambio de experiencias para el perfeccionamiento de la aplicación de la
legislación ambiental.
3. El problema del acceso a la justicia ambiental, a fin de que los tribunales tengan
una solución expedita y completa.
4. La forma en que se ha venido impartiendo la justicia ambiental en sus respectivos
países, considerando el marco internacional dentro del que se ha desarrollado el
derecho interno de los países de la región,
5. Se verificó, la adopción común de los países de la política pública para procurar
revertir la degradación ambiental y establecer las bases para el desarrollo
sostenible.
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CAPITULO IV: DEL CODIGO DEL MEDIO AMBIENTE Y DE LOS
RECURSOS NATURALES A LA LEY GENERAL DEL AMBIENTE
Declara que es obligación del Estado mantener la calidad de vida de las personas a un
nivel compatible con la dignidad humana. Es el Estado a quien le corresponde prevenir y
controlar la contaminación ambiental y cualquier proceso de deterioro o depredación de los
recursos naturales que pueda interferir en el normal desarrollo de toda forma de vida y de la
sociedad. Las personas están obligadas a contribuir y colaborar inexcusablemente con estos
propósitos.
Tal vez lo herrado de esta parte del Título Preliminar y de ahí su inaplicación
posterior es suponer que el carácter monopólico de la actividad productiva del Estado iba a
perdurar en el tiempo, de ahí que se le asigna a él, el prevenir y controlar la actividad
contaminante. Cuando el Estado deja de ser el ineficiente artífice de las actividades productiva
para trasladarlo a los privados vía concesiones o privatizaciones el rol del Estado en materia
medioambiental es un rol regulador y no ejecutor de políticas medioambientales.
65
De otro lado en el Título Preliminar reconoce que el medio ambiente y los recursos
naturales constituyen patrimonio común de la Nación, por lo que su protección y conservación
son de interés social y pueden ser invocados como causa de necesidad y utilidad públicas.
En este orden de ideas se le reconoce a toda persona el derecho a exigir una acción rápida y
efectiva ante la justicia en defensa del medio ambiente y de los recursos naturales y
culturales pudiendo interponer acciones, aún en los casos en que no se afecte el
interés económico del demandante o denunciante. El interés moral autoriza la acción aún
cuando no se refiera directamente al agente o a su familia.
66
genética y el aprovechamiento sostenido de las especies, como elementos
fundamentales para garantizar y elevar la calidad de vida de la población.
Observar fundamentalmente el principio de la prevención, entendiéndose que la
protección ambiental no se limita a la restauración de daños existentes ni a la defensa
contra peligros inminentes, sino a la eliminación de posibles daños ambientales.
Efectuar las acciones de control de la contaminación ambiental, debiendo ser
realizadas, principalmente, en las fuentes emisoras. Los costos de la prevención,
vigilancia recuperación y compensación del deterioro ambiental corren a cargo del
causante del perjuicio.
La rehabilitación de las zonas que resulten perjudicadas como consecuencia de
actividades humanas para ser destinadas al bienestar de las poblaciones afectadas.
Tomar en cuenta que el ambiente no sólo constituye un sector de la realidad nacional,
sino un todo integral de los sectores y actividades humanas. En tal sentido, las
cuestiones y problemas ambientales deben ser considerados y asumidos globalmente y
al más alto nivel como cuestiones y problemas de política general, no pudiendo ninguna
autoridad eximirse de tomar en consideración o de prestar su concurso a la
conservación del medio ambiente y los recursos naturales.
Velar porque las actividades que se lleven a cabo dentro del territorio nacional y
en aquellas zonas donde ejerce soberanía y jurisdicción no afecten el equilibrio
ecológico de otros países o de zonas de jurisdicción internacional. Asimismo, la
actividad del Estado debe estar dirigida a velar para que las actividades que se lleven
a cabo en zonas donde no ejerce soberanía ni jurisdicción no afecten el equilibrio
ecológico del país.
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La planificación ambiental comprende el ordenamiento del territorio, de los
asentamientos humanos y de los recursos para permitir una utilización adecuada del medio
ambiente a fin de promover el desarrollo económico sostenido.
Para la protección del Medio Ambiente el Código señala en el Capítulo III que todo
proyecto de obra o actividad, sea de carácter público o privado, que pueda provocar daños no
tolerables al ambiente, requiere de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) sujeto a la
aprobación de la autoridad competente.
Así, a la letra señala que en particular, deberá elaborarse un EIA con respecto a las
siguientes actividades:
Irrigaciones, represamientos, hidroeléctricas y otras obras hidráulicas.
Obras de infraestructura vial y de transporte.
Urbanizaciones.
68
Instalación de oleoductos, gaseoductos y similares.
Proyectos de desarrollo energético.
Actividades mineras, pesqueras y forestales.
Obras y actividades permitidas en áreas protegidas.
Industrias químicas, petroquímicas, metalúrgicas, siderúrgicas o cualquier actividad que
pueda generar emanaciones, ruidos o algún tipo de daño intolerable.
Construcciones y ampliaciones de zonas urbanas.
Empresas agrarias.
La autoridad competente queda facultada a exigir este requisito en proyectos que
puedan generar daños no tolerables distintos a los señalados anteriormente.
69
2. LA LEY GENERAL DEL AMBIENTE
Es importante conocer las políticas ambientales que inspiraron al Código. Algunas
políticas hemos visto como en la Carta Magna. Los objetivos son más bien prácticas y
concretos que son importantes para determinar si la ley fue eficaz o no. Así los objetivos son:
Es dar un contenido concreto y un desarrollo jurídico concreto a la garantía
constitucional que asegura a todas las personas el derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación. Este Código se supone que va a desarrollar la
garantía. Este desarrollo consiste en especificar el concepto legal de Medio
Ambiente, el Medio Ambiente Libre de Contaminación, el que no es absolutamente
libre de contaminación como vimos, sino que es un medio ambiente donde los
contaminantes no sobrepasen lo que dice la ley. Este Código regula una serie de
intereses en conflictos. Todos los intereses están garantizados en la Constitución
Política y se trata de dar preeminencia a un hecho. Ninguna actividad por legítima que
sea puede desenvolverse a costa del medio ambiente, lo que es una forma distinta de
expresar el desarrollo sustentable. Es decir, el país debe desarrollarse, pero no a
costa del medio ambiente. Lo que vimos antes se relaciona con otro objetivo que es el
que contamina paga.
Se busca crear una institucionalidad que permita a nivel nacional solucionar los
problemas ambientales existentes y evitar la creación de otros nuevos. Esto se
relaciona con el principio de la prevención o preventivo que es un principio fundamental
y novedoso. Antiguamente se actuaba como reacción a un problema ambiental; pero
con este principio se busca prevenir. Esta institucionalidad está determinada en Consejo
Nacional del Medio Ambiente, así como los departamentos ambientales del Servicio de
Salud, de la salud Animal se preocupa el Servicio Agrícola y Ganadero. Lo que afecta
es la falta de organización o la duplicidad de funciones o a veces ningún servicio tiene
competencia, es tierra de nadie. Para coordinar a todos estos servicios y para
fiscalizarlo, se creó el Consejo Nacional del Medio Ambiente, CONAM.
Crear los instrumentos para una eficiente gestión del medio ambiente, de modo
que se pueda dar una adecuada protección a los recursos naturales. Para ello la
ley contempla, no solo la institucionalidad, sino que un sin número de herramientas
ambientales, las que son el objeto o núcleo de la ley, como el sistema de evaluación
previa de Impacto Ambiental. También están las normas de calidad ambiental, como la
pureza del aire, agua, etc. Los planes de manejo de recursos, los planes de
descontaminación. Con ellos se espera disponer con una herramienta eficiente para
70
cumplir con la ley.
Disponer un cuerpo legal general que lleve a refundir toda la legislación
ambiental sectorial. Es decir, que esta ley sirva de viga maestra para todas las leyes
ambientales, es decir, que sirva de fundamento, como la ley de calidad del agua,
etc. Las demás leyes debe seguir sus principios y también esta ley pretende tomar
definiciones de conceptos que enmarcarán una serie de conceptos que se utilizarán en
otras leyes, lo que permite una jurisprudencia más certera.
71
ambientales.
La Responsabilidad. Este principio existe en toda las ramas del derecho. Pero
esta responsabilidad ambiental, tiene una particularidad y que va más allá que
es dable imaginarse que se cause al dañarse el medio ambiente. La persona
que daña un fundo ajeno deberá indemnizar el mal causado. Pero en el
derecho ambiental, estableció o creó una nueva forma de responsabilidad, que
es propia por daño ambiental y que consiste en repararle, no al dueño del
predio por ejemplo, sino que se trata de restaurar el medio ambiente
dañado, reponerlo a sus condiciones anteriores al hecho que causó el daño
72
o lo más aproximado posible.
73
podría ser negativo y la gente opinaría cualquier cosa, por ello la opinión debe ser
responsable y no hablar de más. Este principio se visualiza en varias instituciones
fundamentales, para empezar en el famoso SEIA (Sistema de Evaluación de
Impacto Ambiental), ya que cuando se presenta el estudio ante la CONAM, se debe
hacer un extracto del proyecto y publicarse no solo en el Diario Oficial, sino que
en Diarios de Circulación Nacional y cualquier ciudadano puede opinar y hacer las
observaciones al proyecto. También está en la preparación de la norma de emisión,
para dictar una o modificar otra norma de emisión, donde se consulta la opinión de las
personas. También se ve en las múltiples atribuciones de las municipalidades, como
interponer demandas para la reparación de daños ambientales producidos por ciertas
personas.
2.1.3. Principio de la Eficiencia. Toda norma jurídica pasa por 3 etapas desde que
entre en vigencia, y luego hay que verificar si la norma es eficiente (grado de
acatamiento que exige la ley). Deben ser leyes que sean eficientes. Las
manifestaciones están:
a. Las medidas que adopte la autoridad para enfrentar los problemas ambientales
deben ser al menor costo social.
b. Se deben privilegiar instrumentos que permitan una mejor asignación de los
recursos que tanto el sector público o privado destinen a la solución del problema.
Los instrumentos deben ser flexibles en la administración de los recursos. Por ejemplo,
los planes de descontaminación deben contener un ítem de costo.
74
burocracia ambiental, donde se prefiere un equipo pequeño pero calificado, que
efectivamente sea capaz de llevar adelante la gran tarea que significa esto.
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9. La propiedad tiene una función
ambiental.
10. La educación ambiental o conservación ambiental, supone el conocimiento cabal y
actualizado de la realidad ambiental nacional.
11. La obsolescencia muy rápida a que llegan los conocimiento científicos. Requiere
una información científica adecuada, para entender la estructura del medio ambiente.
12. Los problemas ambientales imponen problemas de valores y conductuales,
concernientes al medio de las Ciencias Sociales y de las disciplinas orientadas a
ejercer control de la conducta humana, que básicamente son la Ética y el Derecho.
13. La formación ambiental debe ser una dimensión omnipresente de la educación
en todas sus formas y en todos sus niveles.
14. La participación de la comunidad en la gestión pública, es un derecho que debe ser
asistido y amparado en los procesos de toma de decisiones que tienen un carácter de
relevante dentro del medio ambiente.
15. La penalización del trato cruel o de la muerte sin motivo a los animales. Es un
atentado contra la vida, concebida en todas sus manifestaciones. Si ha de darse
muerte por causa necesaria, debe ser instantánea, sin dolor alguna y nadie puede
darle dolor a un animal. La domesticación, obliga alimentarlo, a curarlo de sus
enfermedades y a proporcionarle la protección que requiera.
76
CAPITULO V: NORMAS SECTORIALES
1. LEYES
Ley 26410. Ley del Consejo Nacional del Ambiente - CONAM.
Ley 26221. Ley Orgánica que norma las Actividades de Hidrocarburos en el territorio
Nacional.
Ley 23853. Ley Orgánica de Municipalidades
Ley 26317. Modifica Ley Orgánica de Municipalidades
Ley 23407. Ley General de Industrias.
Ley 14084. Ley para el Control de Establecimientos Contaminantes.
Ley 26561. Sobre Aplicación de los Delitos Ambientales.
Ley 24656. Ley General de Comunidades Campesinas.
Ley 26258. Establece veda por 15 años a tala de bosques naturales de Tumbes,
Piura, Lambayeque y La Libertad.
Ley 24027. Ley General de Turismo.
Ley 24047. Ley General de Amparo al Patrimonio Cultural de la Nación.
Ley 26284. Ley General de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento.
Ley 26338. Ley General de Servicios de Saneamiento.
Ley 26620. Ley de control y vigilancia de las actividades marítimas, fluviales y lacustres.
Ley 26585. Declara especies legalmente protegidas a mamíferos marinos
conocidos como: delfín oscuro, tonino o marsopa espinoza, bufeo y delfín común; así
como los de aguas continentales: delfín rosado o bufeo rosado y bufeo negro.
Ley 26558. Ministerio de Agricultura mediante D.S. medidas en materia de sanidad de
la flora y la fauna para la libre comercialización interna o su importación o exportación.
Ley 26681. Ley sobre concesión de tierras eriazas.
Ley 26721. Ley de ampliación de los alcances de la ley sobre prohibición de tala en la
costa norte.
Ley 26727. Ley de prórroga de exoneraciones al Impuesto General a las Ventas en la
Selva.
Ley 26734. Ley de creación del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía.
Ley 26744. Ley de promoción del manejo integrado del Control de plagas.
Ley 26786. Ley del Régimen Legal para la Evaluación del Impacto Ambiental.
Ley 26793. Ley de creación del Fondo Nacional del Ambiente.
Ley 26821. Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de los Recursos
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Naturales.
Ley 26822. Modifica Ley Orgánica del Ministerio de Agricultura.
Ley 26828. Norma Internamiento de Desechos Peligrosos o Tóxicos.
Ley 26834. Ley de Áreas Naturales Protegidas.
Ley 26829. Ley sobre Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad
Biológica.
2. DECRETOS LEYES
D.L. 25977. Ley General de Pesca.
D.L. 25844. Ley de Concesiones Eléctricas
D.L. 21147. Ley Forestal y de Fauna Silvestre ·
D.L. 17505. Código Sanitario
D.L. 17752. Ley General de Aguas.
D.L. 25763. Sobre Cumplimiento de Obligaciones relacionadas a las actividades de
minería, electricidad e hidrocarburos.
D.L. 22175. Ley de comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de la Selva y Ceja de
Selva
D.L. 19338. Ley de Creación del Sistema Nacional de Defensa Civil.
D.L. 21419. Normas sobre intangibilidad de terrenos agrícolas.
D.L. 26505. Ley de la Inversión Privada en el Desarrollo de las Actividades
Económicas en las
Tierras del Territorio Nacional y en las Comunidades Campesinas y Nativas.
3. DECRETOS LEGISLATIVOS
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normas ambientales
D.Leg. 708. Ley de Promoción de Inversiones en el Sector Minero
D.Leg. 346. Ley de Política Nacional de Población
D.Leg. 696. Ley de Promoción a la Inversión Privada en Acciones de
Renovación Urbana
D.Leg. 743. Ley del Sistema de Defensa Nacional
D.Leg. 735. Modifica la Ley del Sistema Nacional de Defensa Civil
D.Leg. 697. Ley de Promoción a la Inversión Privada en el campo del
Saneamiento.
4. DECRETOS SUPREMOS
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D.S. 053-93-EM. Reglamento para la comercialización de combustibles líquidos
derivados de hidrocarburos.
D.S. 055-93-EM. Reglamento de actividades de exploración y explotación de
hidrocarburos.
D.S. 056-93-EM. Reglamento de distribución de gas por red de ductos.
D.S. 01-94-PE. Reglamento de la Ley de General de Pesca.
D.S. 01-94-EM. El establecimiento de plantas de abastecimiento y plantas de gas
licuado de petróleo requiere EIA.
D.S. 24-94-EM. Las concesiones para el establecimiento de ductos para el transporte
de hidrocarburos requiere EIA (ver derogación por D.S. 021-96-EM).
D.S. 029-94-EM. Reglamento de Protección Ambiental en las actividades eléctricas.
D.S. 42-94-EM. TUPA del Ministerio de Energía y Minas · D.S. 008-92-EM/DM
Reglamento de
Organización y Funciones del MEM.
D.S. 08-94-PE. Establece que por Resolución Ministerial se incorporará a la
estructura orgánica del Ministerio de Pesquería una dependencia técnico-
normativa para evaluar y calificar los EIA.
D.S. 01-94-AG. Corresponde al PRONAMACHS participar en la EIA en el ámbito de la
cuenca hidrográfica.
D.S. 046-93-EM. Reglamento para la Protección Ambiental en las
Actividades de
Hidrocarburos.
D.S. 261-69-AP. Reglamento del Título II de la Ley General de Aguas.
D.S. 41-70-A. Complemento del Reglamento del Título III de la Ley General de Aguas.
D.S. 029-83-SA. Uso de aguas servidas con fines de irrigación.
D.S. del 12-09-62. Reglamento de la Ley 14084.
D.S. 002-87-MA. Reglamento de Capitanías.
D.S. 048-91-AG. Reglamento de la Ley de Promoción de las Inversiones en el Sector
Agrario
D.S. 164-82-AG. Reglamento de Registro y Comercialización de Plaguicidas.
D.S. 018-86-AG. Norma ampliatoria del D.S. 164-82-AG.
D.S. 027-91-AG. Norma sobre libre comercialización interna y externa de plaguicidas.
D.S. 037-91-AG. Normas de comercialización interna y externa de plaguicidas agrícolas
y sustancias afines.
80
D.S. 012-93-EM. Reglamento del D.Ley 25763 referente a la fiscalización de
actividades minero-energéticas por terceros.
D.S. 005-91-PE. Reglamento para la Operación de Barcos Calamareros.
D.S. 158-77-AG. Reglamento de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre.
D.S. 160-77-AG. Reglamento de Unidades de Conservación
D.S. 052-91-AG. Reglamento de Conservación de Orquídeas.
D.S. 007-92-AG. Declara vedada la tala y carbonización de árboles procedentes de
bosques naturales ubicados en la Región Grau y parte de la Región Nor Oriental del
Marañón.
D.S. 070-93-EF : Texto Único de Especies de Flora y Fauna de Exportación Prohibida
D.S. 002-91-PE : Prohíbe la siembra y cultivo de las diferentes especies y
variedades de
"tilapia" en ambientes naturales o artificiales en toda la cuenca del Amazonas.
D.S. 004-93-AG. Se requiere certificado sanitario oficial del país de origen para
el internamiento de productos y subproductos de origen vegetal
D.S. 018-92-AG. Reglamento de Zoocriadores y Cotos de Caza.
D.S. 016-76-AL. Reglamento Sanitario para la importación y exportación de productos y
subproductos vegetales.
D.S. 117-76-AL. Reglamento Sanitario para la importación de animales, productos
y subproductos de origen animal.
D.S. 010-90-AG. Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado.
D.S. 039-95-ICTI/TUR. Reglamento de la Ley General del Turismo.
D.S. 014-92-EM. Texto Único Ordenado de la Ley General de Minería.
D.S. 071-88-PCM. T.U.O. de la Ley de Bases de la Regionalización.
D.S. 023-92-EM/DGM. Reglamento de Bienestar y Seguridad Minera.
D.S. 052-93-EM. Reglamento de Seguridad para el Almacenamiento de Hidrocarburos.
D.S. 009-86-AG. Normas sobre Intangibilidad de Terrenos Agrícolas.
D.S. 005-88-SGMD. Reglamento del Sistema Nacional de Defensa Civil.
D.S. 014-84-SA : Reglamento Sanitario de Alimentos.
D.S. 034-85-SA. Normas Sanitarias sobre crianza y/o engorde de cerdos.
D.S. 024-94-PRES. Reglamento de la Ley General de la Superintendencia
Nacional de Servicios de Saneamiento.
D.S. 080-89-EF. Sistema de Conversión de la Deuda Pública Externa en
Donaciones para Proyectos de Desarrollo.
81
D.S. 021-96-EM. Reglamento para el Transporte de Hidrocarburos por Ductos.
D.S. 002-96-PE : Reglamento para la protección de cetáceos menores .
5. RESOLUCIONES MINISTERIALES
82
delfines, toninos, chanchos marinos, marsopas, bufeos y otros cetáceos menores
existentes en aguas jurisdiccionales peruanas
R.M. 103-95-PE. Prohíbe la captura dirigida de todas las especies de "tortugas
marinas", a partir del 6/mar/95.
R.M. 0164-93-AG. Fija relación de especies vedadas y/o amenazadas de fauna
silvestre que podrán ser reproducidas en zoocriaderos.
R.M. 105-92-ICTI/DM. Declara diferentes Áreas Naturales Protegidas como
Reservas Turísticas Nacionales.
R.M. 262-92-SA/DM. Sobre el tratamiento de fluentes textiles.
R.M. 011-96-EM/VMM. Niveles Máximos Permisibles para efluentes minero-
metalúrgicos.
R.M. 335-96-EM/SG. Reglamento de Participación Ciudadana en el Trámite de
Aprobación de EIA.
R.M. 322-95-PE. Los proyectos o actividades señalados en los procedimientos
01,03,04 y 05 del TUPA de la D.N.P.P. y las dirigidas al aumento de capacidad
de operación, podrán ejecutarse o modificarse previo EIA.
R.M. 208-96-PE. Normas complementarias para la aplicación del Título VIII del
Reglamento General de Pesca relativas a la protección del medio ambiente.
R.M. 0364-95-AG : Dictan disposiciones referidas a la aplicación de la Ley 26505.
6. RESOLUCIONES DIRECTORALES
83
7. RESOLUCIONES JEFATURALES
84
10. PRINCIPALES NORMAS LEGALES AMBIENTALES DEL SECTOR
HIDROCARBUROS.
10.1. Decreto Supremo N° 046-93-EM (12/11/93).
Modificaciones:
Decreto Supremo N° 09-95-EM (13/05/95). Modifican el Reglamento de
Medio Ambiente para las Actividades de Hidrocarburos
85
Hidrocarburos y el de Normas para el Almacenamiento de Hidrocarburos.
Modificaciones:
Decreto Supremo N° 022-99-EM (17/06/99). Modifican los Artículos 174°, 175°,
178,181° y 182° del Reglamento para la Exploración y Explotación de
Hidrocarburos aprobado por Decreto Supremo Nº 055-93-EM.
86
10.7. Ley N°. 26834. Ley de Áreas Naturales Protegidas. (04/07/97)
Norma los aspectos relacionados con la gestión de las Áreas Naturales Protegidas y
su conservación de conformidad con el Artículo 68° de la Constitución Política del Perú.
Las Áreas Naturales Protegidas constituyen patrimonio de la Nación. Puede permitirse el uso
regulado del área y el aprovechamiento de recursos, o determinarse la restricción de los usos
directos.
10.8. Ley Nº 27446. Ley del Sistema Nacional de Evaluación del Impacto Ambiental
(23/04/2001) Su finalidad es:
a) La creación del Sistema Nacional de Evaluación del Impacto Ambiental (SEIA),
b) El establecimiento de un proceso uniforme de las evaluaciones del impacto ambiental de
proyectos de inversión.
c) El establecimiento de los mecanismos que aseguren la participación ciudadana en el
proceso de evaluación de impacto ambiental.
10.9. Ley Nº 27752. Ley que modifica el artículo 82° del Código Procesal Civil sobre
patrocinio de intereses difusos. (08/06/2002)
Norma el interés respecto de bienes de inestimable valor patrimonial, tales como el
medio ambiente o el patrimonio cultural o histórico o del consumidor.
10.10. LEY Nº 26410. Ley del Consejo Nacional del Ambiente (22.12.1994)
Se crea el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) depende del Presidente del
Consejo de Ministros, tiene por finalidad planificar, promover, coordinar, controlar y velar por
el ambiente y el patrimonio natural de Nación.
10.12. Decreto Ley Nº 25902. Ley Orgánica del Ministerio de Agricultura (29.11.1992)
Mediante el Artículo 17° crea Instituto Nacional de Recursos Naturales – INRENA
87
10.12. Decreto Supremo Nº 002-2003-AG. Aprueban Reglamento de Organización y
Funciones del INRENA. (15.01.2003) - INRENA - Instituto Nacional de Recursos Naturales,
siendo sus disposiciones de aplicación a nivel nacional.
10.14. Resolución Legislativa Nº 26253. Aprueban el "CONVENIO 169 DE LA OIT SOBRE PUEBLOS
INDÍGENAS Y TRIBALES EN PAÍSES INDEPENDIENTES". (05/12/93)
88
10.16. Decreto Supremo Nº 261-69-AP. Reglamento de los Títulos I, II y III del Decreto Ley
Nº 17752 "Ley General de Aguas".
10.17. Decreto Supremo Nº 41-70-AG. Complementación del Reglamento del Título III del
D.L. Nº 17752 " Ley General de Aguas".
89
RESUMEN
Cada uno de los temas estipulados en esta Primera Unidad de Aprendizaje son de suma
importancia para el desarrollo de la asignatura y por ende la comprensión de la misma.
Proporciona a cada uno de los estudiantes su participación en el análisis crítico de lo
concerniente al Derecho Ambiental en la Doctrina y en la Legislación, lo cual conllevara a su
compromiso por el aprendizaje de las Unidades posteriores y consecuentemente culminar el
desarrollo de la asignatura de manera satisfactoria.
90
AUTOEVALUACION
Derecho Ambiental
(I Unidad)
1. Pedro Fernández nos dice que derecho ambiental “es el conjunto de principios, leyes,
normas, jurisprudencia que regulan la conducta humana dentro del campo ambiental,
entendido como un sistema global, constituido por elementos naturales y ratifícales, de
naturaleza química, física, biológica o socioculturales, en permanente modificación, por la
acción humana o naturales y que rige o condiciona la existencia y desarrollo de la vida en
sus múltiples manifestaciones ( ).
2. Se dice que el Derecho Ambiental tiene relación con los Derechos Humanos, puesto que la
aparición del derecho ambiental como elemento coadyuvante del desarrollo de políticas
ambientales, que tienen como objetivo final lograr la organización del uso racional de la
naturaleza y de otros elementos ambientales, no ha significado la efectiva vigencia del
derecho reconocido a los individuos y a las colectividades a disfrutar de un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado. ( )
4. Para la protección del Medio Ambiente el Código señala en el Capítulo III que todo
proyecto de obra o actividad, sea de carácter público o privado, que pueda provocar daños no
tolerables al ambiente, requiere de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) sujeto a la
aprobación de la autoridad competente. ( )
91
SOLUCIONARIO DE AUTOEVALUACION
Derecho Ambiental
(I Unidad)
1. Pedro Fernández nos dice que derecho ambiental “es el conjunto de principios, leyes,
normas, jurisprudencia que regulan la conducta humana dentro del campo ambiental,
entendido como un sistema global, constituido por elementos naturales y ratifícales, de
naturaleza química, física, biológica o socioculturales, en permanente modificación, por la
acción humana o naturales y que rige o condiciona la existencia y desarrollo de la vida en
sus múltiples manifestaciones ( V).
2. Se dice que el Derecho Ambiental tiene relación con los Derechos Humanos, puesto que la
aparición del derecho ambiental como elemento coadyuvante del desarrollo de políticas
ambientales, que tienen como objetivo final lograr la organización del uso racional de la
naturaleza y de otros elementos ambientales, no ha significado la efectiva vigencia del
derecho reconocido a los individuos y a las colectividades a disfrutar de un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado. ( V )
4. Para la protección del Medio Ambiente el Código señala en el Capítulo III que todo
proyecto de obra o actividad, sea de carácter público o privado, que pueda provocar daños no
tolerables al ambiente, requiere de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) sujeto a la
aprobación de la autoridad competente. ( V )
92
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Aguilar & Iza. (2009). Derecho Ambiental en Centroamérica. Tomo I. Costa Rica
Carmona, M & Hernandez, L. (). Temas Selectos de Derecho Ambiental. Mexico. Recuperado
de: http://site.ebrary.com/lib/bibliocauladechsp/reader.action?docID=10417994.
(01.03.2015).
93
SEGUNDA UNIDAD:
94
En la segunda unidad se ha tomado la información de los siguientes autores:
-Ramirez, A. (2006). El Desarrollo Sustentable-Interpretación y Análisis. México. Recuperado
de: http://site.ebrary.com/lib/bibliocauladechsp/reader.action?docID=10113655
-Rodriguez, LL. (2009). Educación Ambiental. Recuperado de:
http://site.ebrary.com/lib/bibliocauladechsp/reader.action?docID=10316235.
-Olarte, D. (2009). La efectividad del derecho internacional del medio ambiente. Colombia.
Recuperado de:
http://site.ebrary.com/lib/bibliocauladechsp/reader.action?docID=10345357
1. INTRODUCCION
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
en adelante CNUMAD, también conocida como la 'Cumbre para la Tierra', tuvo lugar en Río
de Janeiro, Brasil, del 3 al 14 de junio de 1992. Esta conferencia global, celebrada durante el
vigésimo aniversario de la primera Conferencia Internacional sobre el Medio Humano
(Estocolmo, 1972), reunió a políticos, diplomáticos, científicos, periodistas y representantes de
organizaciones no gubernamentales (ONG) de 179 países, en un esfuerzo masivo por
reconciliar el impacto de las actividades socio-económicas humanas en el medio ambiente y
viceversa. Simultáneamente se celebró en Río de Janeiro el 'Foro Global de las ONG', al que
asistieron un gran número de representantes de las ONG para explicar su propia visión del
futuro estado medio ambiental y de desarrollo socio-económico del mundo.
95
ejemplo, todo tipo de contaminación, el cambio climático, la reducción de la capa de ozono, el
uso y administración de los océanos y los recursos de agua dulce, la deforestación excesiva, la
desertificación y la degradación de la tierra, los vertidos peligrosos y la disminución de la
diversidad biológica.
En los años que siguieron, también se reconoció que los problemas medio ambientales
regionales o locales, como la urbanización extensa, la deforestación, la desertificación, y la
escasez general de recursos naturales, se pueden extender hasta el punto de tener graves
repercusiones para la seguridad internacional. Por ejemplo, socavan la base económica y la
estructura social de los países débiles y pobres, generan o exacerban las tensiones y los
conflictos sociales y estimulan un mayor movimiento de refugiados. De este modo, la
degradación ambiental en diversas partes del mundo desarrollado y en desarrollo puede
afectar a los intereses políticos, económicos y sociales del mundo en su conjunto.
Por eso, la Cumbre para la Tierra marcó un hito al centrar la atención mundial en la
idea, nueva en aquella época, de que los problemas medio ambientales del planeta estaban
íntimamente relacionados con las condiciones económicas y los problemas de la justicia social.
Demostró que las necesidades sociales, medio ambientales y económicas deben equilibrarse
unas a otras para obtener resultados sostenibles a largo plazo. También demostró que si la
gente es pobre, y las economías nacionales son débiles, el medio ambiente se resiente; si se
abusa del medio ambiente y se consumen en exceso los recursos, la gente sufre y las
economías se debilitan. La conferencia también señaló que las acciones o decisiones locales
96
más insignificantes, buenas o malas, tienen repercusiones potenciales a escala mundial.
La reunión de Río de Janeiro señaló que los diferentes factores sociales, económicos y
medio ambientales son interdependientes y cambian simultáneamente. También definió los
elementos críticos de cambio y demostró que el éxito en una zona requiere acción en las
demás zonas para que este éxito se prolongue en el tiempo. El objetivo principal de la Cumbre
fue introducir un programa extenso y un plan nuevo para la acción internacional en temas de
medio ambiente y de desarrollo que ayudarían a guiar la cooperación internacional y el
desarrollo de programas en el próximo siglo.
Unos de los logros más importantes de CNUMAD fue el Programa 21*, un programa de
acciones minucioso y amplio que exigía nuevas formas de invertir en nuestro futuro para poder
alcanzar el desarrollo sostenible en el siglo XXI. Sus recomendaciones iban desde nuevos
97
métodos educativos, hasta nuevas formas de preservar los recursos naturales, pasando por
nuevos caminos para participar en el diseño de una economía sostenible. La pretensión global
del Programa 21 era impresionante, ya que su objetivo era nada menos que crear un mundo
seguro y justo en la que toda existencia fuese digna y plena.
2. RESULTADOS DE CNUMAD.
La Declaración de Rio. Conjunto de 27 principios universalmente aplicables para
ayudar a guiar la acción internacional basándose en la responsabilidad medio ambiental
y económica.
La Convención Marco sobre Cambio Climático. Acuerdo legalmente vinculante,
firmado por 154 gobiernos en la Cumbre en Río, cuyo objetivo principal es la
'estabilización de las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera a un nivel
que prevendría la peligrosa interferencia antropogénica (causada por el hombre) con el
sistema climático.
El Convenio sobre Diversidad Biológica. acuerdo legalmente vinculante, que hasta
la fecha ha sido firmado por 168 países. Representa un paso importantísimo hacia la
conservación de la diversidad biológica, del uso sostenible de sus componentes y del
reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de recursos genéticos.
La Declaración de Principios Forestales. Conjunto de 15 principios no vinculantes,
que rigen la política nacional e internacional para la protección, la administración
y el uso más sostenibles de los recursos forestales mundiales. Estos principios son
muy importantes ya que representan el primer y principal consenso internacional sobre
un mejor uso y conservación de todo tipo de bosques.
2.1. Desarrollo de la Declaración de los Principios
2.1.1. Principio 1
Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con
el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con
la naturaleza.
98
que se refiere el capítulo 6 del Programa 21, cuyo primer párrafo dice: "la salud y el
desarrollo tienen una relación directa [Los temas de acción del] Programa 21 deben
abordar las necesidades de atención primaria de la salud de la población mundial, ya que
se integran con el logro de los objetivos de desarrollo sostenible y de la atención primaria
de la salud". Por su parte el párrafo 6.40 dice: "El objetivo general consiste en reducir al
mínimo los riesgos y mantener el medio ambiente en un nivel tal que no se afecten ni se
pongan en peligro la salud y la seguridad humanas y que se siga fomentando el
desarrollo".
99
constituciones aprobadas o revisadas en los últimos 35 años hacen referencia a los temas
ambientales. En numerosos países existen disposiciones constitucionales que recogen de
forma explícita el derecho a un ambiente saludable. Al mismo tiempo, casi todas estas
constituciones establecen tanto la obligación del Estado de preservar el medio
ambiente, como el deber de los ciudadanos de protegerlo. La obligación constitucional que
tiene el Estado de conservar el medio ambiente refrenda el derecho a un medio ambiente
saludable, que en algunos casos se formula como un derecho de la persona a un medio
ambiente saludable.
Evolución Internacional
El principio 2 recoge dos elementos que no pueden separarse sin modificar
sustancialmente su sentido y su efecto: el derecho soberano de los Estados a explotar
sus propios recursos naturales; y la responsabilidad, u obligación, de no causar daños al
medio ambiente de otros Estados o de zonas que estén fuera de los límites de la
jurisdicción nacional. Es una práctica establecida, aceptada en el derecho, que, dentro de
los límites que fija el derecho internacional, todo Estado tiene derecho a proceder a la
100
ordenación y el uso de los recursos naturales que estén dentro de su jurisdicción y a
formular y aplicar su propia política ambiental y de desarrollo. No obstante, los Estados
tienen la obligación, de conformidad con el derecho internacional (por ejemplo la Parte V
de la Convención sobre el Derecho del Mar), de conservar y utilizar sus recursos naturales
de manera sostenible y de compartir los recursos que no utiliza plenamente con los
Estados vecinos y menos favorecidos. Los Estados también tiene la obligación de proteger
su medio ambiente y de evitar daños al medio ambiente de los Estados vecinos.
101
legalidad de la amenaza y el uso de las armas nucleares, de 8 de julio de 1996, se ratifica
que el principio 2 reafirma una norma de derecho consuetudinario al observar que la
existencia de la obligación general de los Estados de velar por que las actividades que se
desarrollen dentro de su jurisdicción y su control respeten el medio ambiente de otros
Estados o de otras zonas que estén más allá del control nacional forma ya parte del
corpus de derecho internacional relativo al medio ambiente.
2.1.3. Principio 3
El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente
a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras.
Evolución Internacional
La inclusión del principio 3 en la Declaración de Río supone la afirmación, por
primera vez, del derecho al desarrollo en un instrumento internacional aprobado por
consenso. La naturaleza y el alcance de este derecho quedan abiertos, lo mismo que la
cuestión de si tal derecho corresponde a los Estados, a la población o a las personas
naturales. Se puede hacer una lectura del principio 3 en conjunción con el principio 4, al
que precede, en el sentido de que el derecho al desarrollo puede incluir
consideraciones tanto ambientales como económicas.
102
"reconocerá la importancia de promover un desarrollo equilibrado y sostenible para todos
y de asegurar la realización del derecho al desarrollo, tal como está establecido en la
Declaración sobre el derecho al desarrollo". En noviembre de 1996, se celebró el primer
período de sesiones del recién nombrado Grupo Intergubernamental de Trabajo de
expertos sobre el derecho al desarrollo.
103
Declaración de Río. En el artículo 1 del Real Decreto, al definir el desarrollo sostenible, se
declara que el desarrollo del presente no privará a las generaciones futuras de la
posibilidad de satisfacer sus propias necesidades.
2.1.4. Principio 4
A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá
constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma
aislada.
Evolución internacional.
El principio 4 hace hincapié en la integración, la interrelación y la interdependencia
del medio ambiente y el desarrollo, que constituyen los pilares del desarrollo sostenible.
Refleja la interdependencia de los aspectos sociales, económicos, ambientales y de
derechos humanos de la vida que definen el desarrollo sostenible. El principio es señal de
un compromiso para impulsar las consideraciones y objetivos ambientales desde la
periferia de las relaciones internacionales hasta su centro económico.
104
Ejemplos de aplicación nacional
La integración de las cuestiones ambientales en la adopción de decisiones
nacionales en materia de desarrollo exige que los componentes ambientales, sociales y
económicos se examinen de manera integrada en todos los niveles de la legislación y
administración nacionales. Algunos textos legislativos nacionales contienen referencias al
enfoque integral previsto en el principio 4, o se basan en él, por ejemplo, el proyecto
de ley de ordenación del medio ambiente de Malawi, aprobado en junio de 1996; la
Ley sobre el desarrollo sostenible de Estonia, promulgada a comienzos de 1995, y el
proyecto de ley de protección del medio ambiente de Nepal, que actualmente examina el
Parlamento.
El principio de la integración de las cuestiones ambientales en todas las esferas
de política esta formulado generalmente como norma de procedimiento que deben aplicar
los órganos legislativos y administrativos. Por consiguiente, constituye también un
postulado fundamental de la mayoría de las estrategias nacionales de desarrollo
sostenible y de algunos planes de desarrollo.
2.1.5. Principio 5
Todos los Estados y todas las personas deberán cooperar en la tarea esencial de
erradicar la pobreza como requisito indispensable del desarrollo sostenible, a fin de reducir
las disparidades en los niveles de vida y responder mejor a las necesidades de la mayoría
de los pueblos del mundo.
Evolución internacional.
En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, 117 Jefes de Estado convinieron
en adoptar un enfoque integrado de la erradicación de la pobreza basado en el
concepto de la colaboración dentro de las sociedades y entre los países
desarrollados y los países en desarrollo. La Declaración y el Programa de Acción de
105
Copenhague contienen compromisos y medidas tanto en el ámbito nacional como en el
internacional a fin de estimular el crecimiento, el comercio y el empleo pleno,
productivo y libremente elegido, mejorar los sistemas de salud, comunidad y educación, y
garantizar que la asistencia oficial para el desarrollo cumpla su función primordial, a saber,
satisfacer las necesidades humanas básicas en los países más pobres del mundo. En la
Declaración, los participantes se comprometen, como imperativos, éticos, sociales,
políticos y económicos de la humanidad, a lograr el objetivo de erradicar la pobreza en el
mundo mediante una acción nacional enérgica y la cooperación internacional.
Además, en el octavo párrafo del preámbulo y el inciso c) del párrafo 2 del artículo
4 de la Convención sobre la Desertificación se hace referencia a la pobreza. La
Convención procura combinar la mitigación de la pobreza con el restablecimiento del
equilibrio agroecológico, creando de esa manera la posibilidad de que las personas que
viven en las tierras áridas del mundo se beneficien de manera directa y a la brevedad. Otro
ejemplo es la Declaración de Washington sobre la protección del medio marino frente a
las actividades realizadas en tierra llamada en adelante Declaración de Washington, que
dice que la mitigación de la pobreza es un factor esencial para hacer frente a los efectos
en las zonas costeras y marinas de las actividades realizadas en tierra.
106
de la legislación nacional, por ejemplo, las leyes en cuanto a la creación de empleo y la
ordenación territorial, las leyes laborales, las leyes sobre la seguridad social y la atención
de la salud, y las reglamentaciones en materia de educación. Sólo en unas pocas
disposiciones se hace una referencia explícita al principio de la erradicación de la pobreza.
Los Estados pueden utilizar distintos enfoques para luchar contra la pobreza
mediante su legislación nacional. Ejemplo de ello es la Ley de Bosques de Myanmar, de
noviembre de 1992, en que se establece que la ley se aplicará de conformidad con los
siguientes principios básicos: ... d) Desarrollar la economía del Estado, contribuir a la
satisfacción de las necesidades alimentarias, de vestimenta y vivienda del público y al
goce perpetuo de los beneficios derivados de la conservación y protección de los bosques.
2.1.6. Principio 6
Se deberá dar especial prioridad a la situación y las necesidades especiales de los
países en desarrollo, en particular los países menos adelantados y los más vulnerables
desde el punto de vista ambiental. En las medidas internacionales que se adopten con
respecto al medio ambiente y al desarrollo también se deberán tener en cuenta los
intereses y las necesidades de todos los países.
Evolución Internacional
Algunos aspectos de la situación y las necesidades especiales de los países en
desarrollo se explican en otros principios de la Declaración de Río puesto que pueden
conducir a responsabilidades diferenciadas (principio 7) y a la asistencia financiera y
técnica (principios 9 y 11). El principio del tratamiento especial de los países en desarrollo
se basa en la idea de la alianza mundial y del reconocimiento de las responsabilidades
diferenciadas entre los países. Su situación peculiar hace que sea necesaria la
transferencia de tecnología y recursos financieros a esos países, así como el
fortalecimiento del fomento de la capacidad dentro de ellos. En algunos tratados en
la esfera del desarrollo sostenible se observa la tendencia a crear corrientes de
recursos financieros de los países industrializados a los países en desarrollo a fin de
permitirles cumplir las obligaciones que les incumben con arreglo a esos acuerdos.
107
desarrollo, y se señala en el párrafo 4 del artículo 3 que "las políticas y medidas...
deberían ser apropiadas para las condiciones específicas de cada una de las Partes y
estar integradas en los programas nacionales de desarrollo". En el párrafo 5 del artículo 20
del Convenio sobre la Diversidad Biológica se establece que "las Partes tendrán
plenamente en cuenta las necesidades concretas y la situación especial de los países
menos adelantados en sus medidas relacionadas con la financiación y la transferencia de
tecnología".
Con arreglo tanto a la convección como al Convenio, la aplicación de medidas en
los países en desarrollo depende del cumplimiento por parte de los países
industrializados de sus obligaciones en cuanto a los recursos financieros y la transferencia
de tecnología.
2.1.7. Principio 7
Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar,
proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que
han contribuido en distinta medida a la degradación del medio ambiente
108
mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los
países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda
internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades
ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de
que disponen.
Evolución Internacional
El principio 7 puede dividirse en dos partes: a) el deber de cooperar en un espíritu de
solidaridad mundial; y b) las responsabilidades comunes pero diferenciadas. La primera
está sólidamente establecida, como demuestra el Capítulo IX de la Carta de las Naciones
Unidas, y es aplicable a nivel mundial, regional y bilateral. La meta de la Declaración de
Río es, de acuerdo con su preámbulo, el establecimiento de una "alianza mundial nueva y
equitativa". El principio de la alianza mundial puede considerarse una reformulación más
reciente de la obligación de cooperar, y su importancia es cada vez mayor. El principio 7
se refiere a los Estados, pero el principio de solidaridad mundial puede extenderse
también a entidades que no son Estados. El concepto de interés común de la humanidad
reconoce el interés legítimo que tiene la comunidad internacional en ocuparse de algunas
cuestiones y valores que, por su carácter, afectan a la comunidad en su conjunto.
109
menos estrictos, a fin de alentar la participación universal. Los países desarrollados
reconocen la responsabilidad que les cabe por la sobreexplotación del medio ambiente y
las tecnologías y recursos financieros de que disponen. En algunos acuerdos
internacionales se conoce el deber de los países industrializados de contribuir a las
actividades de los países en desarrollo encaminadas a lograr el desarrollo sostenible y
asistirlos en la protección del medio ambiente mundial. Dicha asistencia puede
entrañar, además de consultas y negociación, asistencia financiera, transferencia de
tecnología ecológicamente racional y cooperación mediante las organizaciones
internacionales.
En la Convención sobre el Cambio Climático se reconocen, en el párrafo 1 del
artículo 4, las circunstancias y necesidades especiales de los países en desarrollo, y luego
se enumeran los deberes y obligaciones consiguientes que deben asumir los Estados. La
idea de responsabilidades comunes pero diferenciadas, y las capacidades respectivas,
está expresada en el artículo 3 como el primer principio que guiará a las Partes en la
aplicación de la Convención. El artículo 12 permite diferencias en los requisitos en cuanto
a la elaboración de informes. También son importantes las disposiciones de la Convención
en cuanto a la aplicación conjunta [incisos a) y b) del párrafo 2 del artículo 4] y la
orientación proporcionada sobre el particular por la Conferencia de las Partes. En el
Convenio sobre la Diversidad Biológica se ha establecido que el cumplimiento de las
obligaciones asumidas por los países en desarrollo dependerá de que los países
desarrollados se comprometan a proporcionar recursos financieros nuevos y adicionales, y
a permitir acceso a la tecnología y a transferirla en condiciones justas y en los términos
más favorables. El principio está incorporado en el preámbulo de la Convención y se
refleja implícitamente varias otras disposiciones a fin de salvaguardar los intereses y
circunstancias especiales de los países en desarrollo.
110
considerarse la idea principal sobre la que se basó la Cuarta Convención ACP-CEE
de Lomé.
Ejemplos de Aplicación
No se ha observado que el principio de las responsabilidades comunes pero
diferenciadas esté incorporado como tal en la legislación nacional. Sin embargo, a
menudo se lo tiene en cuenta en las políticas nacionales sobre cooperación internacional
y ayuda externa.
2.1.8. Principio 8
Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las
personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y
consumo insostenibles y fomentar políticas demográficas apropiadas.
Evolución Internacional
En el principio 8 quedan abarcados dos requisitos fundamentales para alcanzar el
desarrollo sostenible. Por un lado, se reafirma el principio 1 en la medida en que se
declara que el objetivo esencial es conseguir que la calidad de vida de todas las personas
sea mejor, y también existe una relación con el principio 7. El principio 8 representa una
esfera en la que el concepto de responsabilidades comunes pero diferenciadas es
claramente aplicable, ya que las modalidades de producción y consumo insostenibles se
observan por lo general en los países desarrollados, mientras que los países en
desarrollo suelen tener una tasa mayor de crecimiento de la población.
111
nivel nacional. A nivel internacional, esta cuestión puede relacionarse, entre otras cosas,
con el uso de la energía y las emisiones, el agua, los alimentos, los productos forestales y
los desechos. La reducción y eliminación de las modalidades de producción y consumo
insostenibles se reafirmó, por ejemplo, en el párrafo 10 de la Declaración de Estambul de
1996.
Ejemplos de Aplicación
Los estados han tomado medidas legislativas de diverso tipo para aplicar el
principio que propugna la modificación de las modalidades de producción y consumo.
Algunos han adoptado leyes y reglamentaciones que contienen instrumentos normativos,
económicos (véase el principio 16) y sociales y en los que se prevén, entre otras cosas,
el cobro de impuestos para la protección del medio ambiente, incluidos impuestos
diferenciados relacionados con la energía, el etiquetado ecológico, los procedimientos
de verificación del medio ambiente, los impuestos a los productos y las multas por
contaminación, las normas sobre emisiones y los mecanismos de compraventa de
derechos de contaminación, las reglamentaciones en materia de reciclado y la
utilización de sistemas de ordenación ambiental.
112
políticas económicas por sectores, a fin de asegurarse de que los subsidios no respalden
modalidades de consumo y producción insostenibles. Recientemente, Alemania aprobó
una ley del tipo denominado de ciclo ecológico, en virtud de la cual se integra en los
procesos de adopción de decisiones económicas la responsabilidad por los productos y
cuyo objetivo es evitar el derroche de recursos por parte de productores, comerciantes y
consumidores.
2.1.9. Principio 9
Los Estados deberían cooperar en el fortalecimiento de su propia capacidad de
lograr el desarrollo sostenible, aumentando el saber científico mediante el intercambio de
conocimientos científicos y tecnológicos, e intensificando el desarrollo, la adaptación,
la difusión y la transferencia de tecnologías, entre éstas, tecnologías nuevas e
innovadoras.
Evolución Internacional
El principio 9 se pone en práctica, entre otras cosas, mediante disposiciones de
instrumentos jurídicos internacionales relativos al intercambio de información y
conocimientos y mediante la transferencia de tecnología. La obligación general de
intercambiar información se establece, en una forma u otra, en muchos acuerdos
internacionales, en particular en los relacionados con el medio ambiente. El hecho de que
a veces las obligaciones generales en materia de intercambio de información pierdan
eficacia se debe en gran parte a la renuencia de los Estados a compartir información que
pueda tener valor comercial y a la obligación de respetar los derechos de
propiedad intelectual.
113
Por lo que se refiere a la transferencia de tecnologías, la traducción de los objetivos
en la transferencia efectiva, y a veces el desarrollo, de tecnologías, se delega en las
disposiciones al respecto de algunos tratados.
114
financiar proyectos que permitan su mejora, por ejemplo, proyectos de infraestructura para
el abastecimiento de agua.
2.1.10. Principio 10
El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos
los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda
persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de
que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las
actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de
participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y
fomentar la participación y sensibilización de la población poniendo la información
disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos
judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos
pertinentes.
En el principio 10 se combina la participación de la población con el acceso
de ésta a la información y a procedimientos correctivos. De acuerdo con el Programa 21,
uno de los principios fundamentales para alcanzar un desarrollo sostenible es la amplia
participación del público en la adopción de decisiones.
115
instrumentos jurídicos internacionales que tratan del acceso a la información y de la
participación del público se limitan a contextos bien definidos, como la evaluación de
los efectos ambientales. Por ejemplo, en el inciso a) del párrafo 1 del artículo 14 del
Convenio sobre la Diversidad Biológica se prevé la participación del público en los
procedimientos de evaluación de los efectos ambientales y su artículo 13 se refiere a la
necesidad de la educación y la sensibilización del público.
116
El principio de la participación del público es fundamental para aplicar a nivel
nacional las medidas necesarias para alcanzar un desarrollo sostenible. La eficacia del
ejercicio del derecho a la participación depende en primer lugar de que el público tenga
acceso a la información pertinente, lo cual se permite a menudo mediante un derecho a
solicitar los datos que correspondan, principalmente cuando se trata de cuestiones
ambientales. En segundo lugar, depende de si existe la posibilidad de interponer un
recurso judicial o de obtener una reparación, generalmente en un litigio de interés público,
bien mediante una acción colectiva o mediante la concesión del locus standi o el
ejercicio de una tercería. Por ejemplo, en Colombia la Ley 99 de 1993 rige la
participación de los ciudadanos en lo referente al ejercicio de sus derechos en materia de
medio ambiente y a la defensa de los recursos naturales. Todos los ciudadanos pueden
intervenir en los procedimientos administrativos sobre la expedición, modificación o
anulación de permisos y licencias relacionados con el medio ambiente. También se
prevén la celebración de audiencias públicas, el derecho a solicitar información, las
acciones ante los tribunales y los arreglos extrajudiciales para los ciudadanos. Además,
los ciudadanos pueden interponer una acción judicial para obligar a los funcionarios
públicos a respetar las leyes sobre el medio ambiente.
En muchos países, los derechos de participación del público se aplican mediante
una amplia participación de éste en los procedimientos de evaluación de los efectos
ambientales o en leyes de diversos sectores adaptadas a las circunstancias especiales de
cada sector. Por ejemplo, en la República Checa, el derecho constitucional a obtener
información sobre la situación del medio ambiente y a hacer cumplir ése y otros derechos
conexos en materia de medio ambiente se contempla en las leyes de diversos sectores,
entre otras, en la Ley de protección del medio ambiente de 1992, la Ley de protección
de la naturaleza y el paisaje de 1992, la Ley sobre una atmósfera limpia de 1991 y la Ley
sobre la evaluación de los efectos ambientales, siendo esta última la que prevé
procedimientos más amplios para la participación del público.
2.1.11. Principio 11
Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio ambiente. Las
normas, los objetivos de ordenación y las prioridades ambientales deberían reflejar el
contexto ambiental y de desarrollo al que se aplican. Las normas aplicadas por
algunos países pueden resultar inadecuadas y representar un costo social y económico
injustificado para otros países, en particular los países en desarrollo.
117
Evolución Internacional
El principio 11 es una versión casi exacta del décimo párrafo del preámbulo de la
Convención sobre el Cambio Climático y se repite en la Convención sobre el Derecho del
Mar. En general, las leyes promulgadas a nivel nacional no deben ser menos eficaces que
las reglas y normas convenidas internacionalmente. En el principio 11 se subraya el hecho
de que, si bien los tratados internacionales son necesarios para abordar los problemas de
ámbito mundial en un contexto jurídico internacional, para lograr sus objetivos es preciso
que se adopten medidas a nivel nacional. En el principio se destaca el deber de los
Estados de cumplir a nivel nacional las obligaciones internacionales que han contraído en
materia de medio ambiente.
Ejemplos de Aplicación Internacional
Desde la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo casi todos los Estados han adoptado nuevas leyes en materia de
medio ambiente o modificado las reglamentaciones en vigor. Los ejemplos son demasiado
numerosos para citarlos en este informe, pero cabe señalar que la nueva legislación se
establece, bien en forma de leyes marco sobre el medio ambiente en las que se presenta
un enfoque bastante general con respecto a la protección del medio ambiente o en forma
de leyes sectoriales que regulan de forma pormenorizada cuestiones concretas sobre el
medio ambiente y pueden enunciar en términos precisos disposiciones de leyes generales
sobre protección del medio ambiente para algunos aspectos.
2.1.12. Principio 12
Los Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico
internacional favorable y abierto que llevara al crecimiento económico y el desarrollo
118
sostenible de todos los países, y abordar en mejor forma los problemas de la
degradación ambiental. Las medidas de política comercial con fines ambientales no
deberían constituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni una restricción
velada del comercio internacional. Se debería evitar tomar medidas unilaterales para
solucionar los problemas ambientales que se producen fuera de la jurisdicción del país
importador. Las medidas destinadas a tratar los problemas ambientales transfronterizos o
mundiales deberían, en la medida de lo posible, basarse en un consenso internacional.
Evolución Internacional
Existe una tendencia generalizada a suprimir o evitar las medidas unilaterales sobre
el medio ambiente. Sin embargo, aunque no están específicamente prohibidas en la
Declaración de Río ni en el Programa 21, están restringidas por diversos criterios y
condiciones. Pese a los mandatos que propugnan el libre comercio, a veces se han
aplicado restricciones comerciales por motivos ambientales para restringir los mercados de
los productos peligrosos para el medio ambiente y de artículos producidos de forma
insostenible. Además del principio 12, otros tres instrumentos adoptados en la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo contienen
disposiciones relativas a la posible permisibilidad de las medidas unilaterales en materia
de medio ambiente. Las más detalladas se reflejan en las frases de consenso contenidas
en el apartado d) del inciso 3 del párrafo 39 del Programa 21.
119
Comercio y Medio Ambiente de la OMC, que actualmente se encarga de esta cuestión,
preparó un informe para la primera reunión bienal de la Conferencia Ministerial de
la OMC (Singapur, diciembre de 1996).
2.1.13. Principio 13
Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad
y la indemnización respecto de las víctimas de la contaminación y otros daños
ambientales. Los Estados deberán cooperar asimismo de manera expedita y más decidida
en la elaboración de nuevas leyes internacionales sobre responsabilidad e indemnización
por los efectos adversos de los daños ambientales causados por las actividades realizadas
dentro de su jurisdicción, o bajo su control, en zonas situadas fuera de su jurisdicción.
Evolución Internacional
El derecho internacional sigue siendo ambiguo respecto del grado de atención que
se ha de prestar al cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de medio
ambiente. El sector de la responsabilidad de los Estados no ha evolucionado mucho desde
1992. La cuestión de la responsabilidad internacional por los efectos adversos de
actividades no prohibidas en el derecho internacional es uno de los temas que están
examinando la Comisión de Derecho Internacional y la Asamblea General. En esos foros
se expresó la opinión de que, dado que la humanidad está expuesta a peligros
ambientales como consecuencia de actividades no prohibidas por el derecho internacional,
es necesario formular al respecto normas jurídicas de aceptación común. Un Grupo de
Trabajo establecido en el período de sesiones de 1996 de la Comisión de Derecho
Internacional aprobó una serie de 22 proyectos de artículos sobre la responsabilidad
internacional que la Comisión presentó a la Asamblea General para que ésta formulara
observaciones al respecto.
120
medio ambiente de otros Estados o a cualquier otra zona del medio ambiente, las Partes
Contratantes se comprometen a elaborar procedimientos relativos a la responsabilidad por
vertimiento o incineración en el mar de desechos u otras materias". En el párrafo 2 del
artículo 14 del Convenio sobre la Diversidad Biológica se establece que "la Conferencia de
las Partes examinará, sobre la base de estudios que se llevarán a cabo, la cuestión de la
responsabilidad y reparación, incluso el restablecimiento y la indemnización por daños
causados a la diversidad biológica, salvo cuando esa responsabilidad sea una cuestión
puramente interna".
121
Los tribunales nacionales confirman en ocasiones la responsabilidad con respecto al
medio ambiente. No obstante, en la mayoría de los casos la decisión se basa en normas
de responsabilidad general, por ejemplo, en agravios previstos en el derecho
consuetudinario. En virtud de la Ley del tribunal para el medio ambiente de la India se
estableció un tribunal y se promulgaron leyes sobre la indemnización por la muerte de
personas o las lesiones a personas y por daños ocasionados a la propiedad y el medio
ambiente.
2.1.14. Principio 14
Los Estados deberían cooperar efectivamente para desalentar o evitar la
reubicación y la transferencia a otros Estados de cualesquiera actividades y sustancias
que causen degradación ambiental grave o se consideren nocivas para la salud humana.
Evolución Internacional
En el principio 14 se aborda el peligro que las sustancias y actividades que pueden
dañar la salud humana y el medio ambiente se puedan reubicar o transferir a otro Estado.
En un contexto en que se piensa que los incentivos económicos favorecen la reubicación o
transferencia a Estados sin protección adecuada, el principio establece una norma de
cooperación internacional para desalentar o impedir dicha reubicación o transferencia, y
para asegurar que toda reubicación o transferencia no presente riesgo ecológico y se haga
con arreglo al procedimiento del consentimiento fundamentado previo. Como mínimo, el
principio exige el consentimiento fundamentado previo del Estado importador o del Estado
de reubicación e impone un gravamen al Estado de origen para asegurarse que el Estado
al que se ha de transferir la actividad o las sustancias peligrosas tenga la capacidad
apropiada para reducir al mínimo los riesgos. Como un principio de cooperación, requiere
además que si un Estado opta por prohibir o restringir la importación de sustancias
peligrosas o la reubicación y la transferencia de actividades peligrosas, los demás Estados
deben respetar la prohibición o restricción.
Los instrumentos internacionales que tratan sobre la no transferencia de actividades
peligrosas son con frecuencia códigos voluntarios de conducta dirigidos directamente a
partes privadas, como las empresas multinacionales, y no normas de conducta para los
Estados. Sin embargo, el principio 14 está incluido en el artículo 1114 del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, de 1992 y la obligación de no transferencia inspira
122
también algunos instrumentos anteriores a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Medio Ambiente y el Desarrollo, como el artículo 195 de la Convención sobre el
Derecho del Mar, el Convenio de Basilea y la Convención sobre la prohibición de la
importación a África, la fiscalización de los movimientos transfronterizos y la gestión dentro
de África de desechos peligrosos, en adelante, la Convención de Bamako.
2.1.15. Principio 15
Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente
el criterio de precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave
o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para
postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la
degradación del medio ambiente.
Evolución Internacional
En el principio 15 se codificó por primera vez a nivel mundial el criterio de
precaución, que indica que la falta de certeza científica no es razón para postergar la
adopción de medidas a fin de impedir un posible daño grave o irreversible para el medio
123
ambiente. La base del principio 15 es el elemento de anticipación, que refleja el requisito
de que las medidas ambientales eficaces deben estar basadas en medidas en que se
adopte un criterio de largo plazo y en que se puedan prever los cambios sobre la base de
los conocimientos científicos.
124
Se ha invocado el principio de precaución ante la Corte Internacional de Justicia. El
Magistrado Weeramantry en su voto particular disconforme del fallo de la Corte, de 22 de
septiembre de 1995, llegó a la conclusión de que el principio de precaución recibía cada
vez mayor apoyo como parte del derecho internacional del medio ambiente.
2.1.16. Principio 16
Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la incorporación de los
costos ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de
que el que contamina debe, en principio, cargar con los costos de la contaminación,
teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las
inversiones internacionales.
Evolución Internacional
El principio 16 sobre la incorporación de los costos incluye lo que se ha pasado a
denominar el principio de quien contamina paga. Según este principio, es importante
125
que se incorporen los costos ambientales de las actividades económicas, incluidos los
costos de la prevención de los posibles daños, en lugar de imponerlos a la sociedad
en su conjunto. Fue elaborado por la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE) en el decenio de 1970 para asegurar que las empresas pagaran el
costo completo de la reducción de la contaminación sin recibir subvenciones del Estado.
Se suponía que era aplicable dentro de un Estado y no entre Estados. El principio es un
objetivo de política nacional que se ha logrado sólo parcialmente en la práctica.
Gracias al principio 16, el criterio de que quien contamina paga sale de un contexto
estricto de país desarrollado. Además, está estrechamente relacionado con el régimen
internacional de comercio. Desde 1972, el principio de quien contamina paga ha obtenido
una aceptación cada vez mayor. Se ha incluido recientemente en diversos instrumentos
internacionales como la Estrategia paneuropea de diversidad biológica y del medio físico
(1995) en que se afirma que los costos de las medidas orientadas a prevenir, controlar y
reducir el daño... correrán a cargo de la parte responsable, en la medida de lo que sea
posible y apropiado y el Protocolo de 1996 de la Convención de Londres sobre
vertimiento, que señala que quien contamina, debería, en principio, sufragar los costos de
la contaminación. El principio también ha sido reiterado por la Comisión en diversas
ocasiones.
Ejemplos de Aplicación Nacional
Se ha prestado mayor atención en la legislación nacional a la utilización de
instrumentos económicos en el contexto de la protección del medio ambiente.
126
del medio ambiente. Desde que se introdujo en las políticas ambientales a fines del
decenio de 1960, se aplica por diversos medios que van desde gravámenes por
contaminación, normas sobre procesos y productos hasta sistemas de multas y
responsabilidad. En la mayoría de los Estados, el principio de quien contamina paga
está establecido como una obligación directa para los ciudadanos y las empresas incluidos
en reglamentos sobre protección del medio ambiente de carácter general que se
especifican mediante disposiciones en leyes sectoriales.
2.1.17. Principio 17
Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de
instrumento nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente
haya de producir un impacto negativo considerable en el medio ambiente y que esté
sujeta a la destrucción de una autoridad nacional competente.
Evolución Nacional
El principio 17 se refiere a la evaluación del impacto ambiental (EIA)
expresamente a nivel nacional. A nivel internacional han ocurrido algunos
acontecimientos dignos de mención. En diversos convenios internacionales se recoge
la obligación de emprender una evaluación del impacto ambiental transfronterizo. Por
ejemplo, la Convención de las Naciones Unidas y la CEPE sobre la evaluación de los
efectos en el medio ambiente en un contexto transfronterizo, de 1991 , se reconoce
concretamente, por ejemplo, en la Declaración Final de la Reunión Ministerial de las
Comisiones de Oslo y París para la prevención de la contaminación del mar (septiembre
de 1992), la Declaración Ministerial sobre cooperación en la región euroártica de Barents
(enero de 1993) y la Declaración de Nuuk sobre el medio ambiente y el Desarrollo en el
Ártico (septiembre de 1993). En la Convención se especifican los deberes de las partes
con respecto al impacto transfronterizo de las actividades propuestas y los procedimientos
para su aplicación y se prevén procedimientos, en un contexto transfronterizo, para
examinar el impacto ambiental en los procedimientos de adopción de decisiones.
127
medio físico, de 1995, incluye el principio de evitación, que se define como la introducción
de procedimientos apropiados que requieran la evaluación del impacto ambiental de los
proyectos que puedan tener efectos perjudiciales considerables sobre la diversidad
biológica y del medio físico, con miras a evitar esos efectos y, cuando proceda, permitir la
participación del público en dichos procedimientos.
128
2.1.18. Principio 18
Los Estados deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres
naturales u otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos
en el medio ambiente de esos Estados. La comunidad internacional deberá hacer todo lo
posible por ayudar a los Estados que resulten afectados.
Evolución Internacional
La notificación en caso de emergencia permite que las partes afectadas tengan en
la mayor medida posible la oportunidad de prepararse para los posibles daños y mitigar
sus efectos. Las disposiciones de notificación de emergencia son componentes
importantes de los métodos internacionales respecto de, entre otras cosas, los
vertimientos de petróleo, los accidentes industriales y los accidentes nucleares. Véanse,
por ejemplo, los artículos 198 y 199 de la Convención sobre el Derecho del Mar, el artículo
14 c) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, el artículo 8 del Protocolo de 1996 del
Convenio de Londres sobre Vertimiento, en que se indica que una Parte Contratante
podrá expedir un permiso en ciertos casos excepcionales, "en casos de emergencia que
constituyen una amenaza inaceptable para la salud del hombre, la seguridad o el medio
marino y en los que no quepa otra solución factible.
Antes de expedirlo la Parte Contratante consultará con cualquier otro país o países
que pudieran verse afectados...". El número de las Partes en los Convenios sobre la
pronta notificación de accidentes nucleares y sobre asistencia en caso de accidente
nuclear o emergencia radiológica, ambos aprobados en 1986, ha aumentado a 76 y 72,
respectivamente.
129
2.1.19. Principio 19
Los Estados deberán proporcionar la información pertinente, y notificar previamente
y en forma oportuna, a los Estados que posiblemente resulten afectados por actividades
que puedan tener considerables efectos ambientales transfronterizos adversos, y
deberán celebrar consultas con esos Estados en una fecha temprana y de buena fe.
Evolución Internacional
Los Estados que proyectan realizar actividades que puedan dañar el medio
ambiente o los recursos naturales de otro Estado deben celebrar de buena fe consultas
durante un período razonable a fin de reducir al mínimo los efectos ambientales
transfronterizos. La consulta supone por lo menos una oportunidad para examinar y
analizar una actividad prevista que posiblemente pueda causar daños. La celebración de
consultas está adquiriendo, cada vez en mayor medida, un carácter oficial a nivel
internacional, por conducto de los órganos internacionales existentes como el Consejo
Nórdico, el Consejo Europeo y el sistema de las Naciones Unidas, o por conducto de
nuevas instituciones creadas en el marco de convenios concretos sobre el medio
ambiente.
130
fiscalización y gestión de plaguicidas, de 1994, contiene una disposición en el sentido de
que hay que llevar a la práctica proyectos internacionales de notificación relativos
a productos químicos y plaguicidas, especialmente el procedimiento del
consentimiento fundamentado previo. Otros ejemplos de aplicación a nivel nacional del
principio de consulta previa están directamente vinculados con los reglamentos relativos a
los procedimientos de evaluación del impacto ambiental.
2.1.20. Principio 20
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio
ambiente y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena
participación para lograr el desarrollo sostenible.
Evolución Internacional
La sección K de la Plataforma de Acción de Beijing, de 1995, se refiere a la mujer
y el medio ambiente. Trata de diversos principios de la Declaración de Río (por ejemplo,
los principios 1 y 5) y contiene tres objetivos estratégicos respecto de los que es preciso
adoptar medidas, incluida la participación activa de la mujer en el proceso de adopción de
decisiones sobre el medio ambiente en todos los planos. En el párrafo 251 se señala que
"mientras la contribución de la mujer a la ordenación del medio ambiente no reciba
reconocimiento y apoyo, el desarrollo sostenible seguirá siendo un objetivo difícil de
alcanzar".
131
la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica y se afirma la
necesidad de la plena participación de la mujer en todos los niveles de la formulación y
ejecución de políticas.
2.1.21. Principio 21
Debería movilizarse la creatividad, los ideales y el valor de los jóvenes del mundo
para forjar una alianza mundial orientada a lograr el desarrollo sostenible y asegurar un
mejor futuro para todos.
Evolución Internacional
En la esfera jurídica internacional, las medidas relacionadas con el principio 21
están destinadas principalmente a la protección de los jóvenes y los niños, y no a permitir
la movilización para forjar una alianza mundial. En este sentido, el documento más
importante es la Convención sobre los Derechos del Niñ. La Cumbre Mundial en favor de
la Infancia se celebró los días 29 y 30 de septiembre de 1990. El informe de 1996 del
132
Secretario General sobre los progresos hechos a mediados del decenio en la aplicación
de la resolución 45/217 de la Asamblea General sobre la Cumbre Mundial en favor de la
Infancia (A/51/526), se señala que la Convención representó un hito histórico en el
progreso internacional de la causa del niño. La Cumbre aprobó la Declaración
Mundial sobre la Supervivencia, la Protección y el Desarrollo del Niño y el Plan de Acción
para aplicarla, y determinó siete objetivos principales relativos a la supervivencia, la salud,
la nutrición, la educación y la protección de los niños que debían alcanzarse en el año
2000 o antes, y 20 objetivos auxiliares.
2.1.22. Principio 22
Las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades
locales, desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el
desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados deberían
reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura e intereses y hacer posible su
participación efectiva en el logro del desarrollo sostenible.
Evolución Internacional
Las poblaciones indígenas poseen culturas singulares basadas en los recursos
naturales que han integrado diversos aspectos de la sostenibilidad. La evolución de las
normas de derecho internacional exige el reconocimiento de los derechos integrados de
las poblaciones indígenas, por ejemplo: los derechos humanos, los derechos a la posesión
de tierras y recursos, los derechos de propiedad intelectual y cultural, y los derechos a
ordenar el medio ambiente y los recursos naturales. La Organización Internacional del
Trabajo ha adoptado diversas convenciones y resoluciones sobre cuestiones relativas a
133
las poblaciones indígenas. En el capítulo 26 del Programa 21 se detalla el principio 22.
134
Ejemplos de Aplicación Nacional
El conocimiento de las comunidades locales y la participación de las poblaciones
indígenas en el proceso de adopción de decisiones respecto del desarrollo sostenible es
fundamental para la protección de los ecosistemas locales. Diversas leyes y normas
nacionales contienen disposiciones en que se reconocen, por ejemplo, los derechos de
propiedad que las poblaciones indígenas ejercen sobre sus tierras y vías navegables, o
en que se permite que las poblaciones indígenas participen en los procesos de adopción
de decisiones.
2.1.23. Principio 23
Deben protegerse el medio ambiente y los recursos naturales de los pueblos
sometidos a opresión, dominación y ocupación.
Evolución Internacional
El principio 23 ha sido reiterado en diversas resoluciones aprobadas por la
Asamblea General, por ejemplo, las resoluciones 48/46, 48/47 y 49/40. En la primera se
reafirma en el sexto párrafo del preámbulo "que los re cursos naturales constituyen el
patrimonio de las poblaciones autóctonas de los territorios coloniales y no autónomos". En
la resolución 50/129 se reafirma en el párrafo 4 de la parte dispositiva "el derecho
135
inalienable del pueblo palestino y de la población del Golán sirio ocupado a sus recursos
naturales y a cualquier otro tipo de recursos económicos y considera ilegal toda
transgresión de ese derecho".
2.1.24. Principio 24
La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia,
los Estados deberán respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al
medio ambiente en épocas de conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo,
según sea necesario.
Evolución Internacional
El principio 24 coincide con el párrafo 6 del capítulo 39 del Programa 21, en que se
señala: "Se debería considerar la posibilidad de tomar medidas acordes con el
derecho internacional para hacer frente, en épocas de conflicto armado, a la destrucción
en gran escala del medio ambiente que no pueda justificarse con arreglo al derecho
internacional". Los métodos y los medios de la guerra no son ilimitados. La protección del
medio ambiente en épocas de conflicto armado es difícil y compleja debido a que la guerra
es de por si perjudicial para el medio ambiente. Por ello, las actividades a nivel
internacional se centran en la limitación más que en la eliminación de los daños al medio
ambiente. Desde 1992, se han negociado o han entrado en vigor diversos tratados
relacionados con la guerra, principalmente tratados sobre control de armamentos.
136
presente Tratado podría contribuir a la protección del medio ambiente...". Actualmente se
encuentran en estudio otros tratados.
2.1.25. Principio 25
La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e
inseparables.
Evolución Internacional
Tal como se reconoce en el último párrafo del preámbulo de la Declaración de Río,
es preciso reconocer la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra. El desarrollo
sostenible es un concepto integrador; la interdependencia que se subraya en el principio
25 se refiere a la necesidad de integración, que constituye la piedra angular del
concepto de desarrollo sostenible. La integración es el tema fundamental de la
Declaración de Río y del Programa 21, donde se trata expresamente en el capítulo 8.
137
El criterio de interdependencia se reitera en los documentos finales de las
principales conferencias internacionales, como la Declaración de Estambul de 1996, que
expresa en el párrafo 3: "Gracias a las recientes conferencias mundiales de las Naciones
Unidas, en especial la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, disponemos de un programa amplio para lograr de manera equitativa la paz,
la justicia y la democracia, sobre la base del desarrollo económico, el desarrollo social y la
protección del medio ambiente, que son componentes interdependientes y
complementarios del desarrollo sostenible", y la Declaración de Copenhague, de 1995.
2.1.26. Principio 26
Los Estados deberán resolver pacíficamente todas sus controversias sobre el medio
ambiente por medios que corresponda con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas.
Evolución Internacional
El principio general de la solución pacífica de controversias es uno de los principios
fundamentales consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Con respecto a la
solución de controversias en materia de medio ambiente y desarrollo, se han producido
algunos acontecimientos significativos, incluida la decisión adoptada en 1993 por la Corte
Internacional de Justicia de crear la Sala de Asuntos Ambientales, establecida de
conformidad con el inciso 1 del artículo 26 del Estatuto de la Corte.
138
de que las Partes soliciten la mediación o los buenos oficios de una tercera Parte si no
pudieran llegar a un acuerdo mediante negociación. Véase también la parte 5 del Acuerdo
de Cooperación Ambiental de América del Norte.
Si bien en muchos de esos casos las cláusulas sobre solución de controversias son
optativas, es cada vez mayor la tendencia a la solución obligatoria de las controversias.
Con arreglo a la parte XV de la Convención sobre el Derecho del Mar los Estados
Partes tienen la obligación de solucionar por medios pacíficos sus controversias
relativas a la interpretación o la aplicación de la Convención. En dos instrumentos
internacionales recientes se han aplicado las disposiciones sobre solución de
controversias de esa Convención: la parte VIII del Acuerdo de 1995 sobre las poblaciones
de peces y el artículo 16 del Protocolo de 1996 del Convenio de Londres sobre
vertimientos.
En ambos casos el procedimiento de la Convención sobre el Derecho del Mar se
aplica tanto si las Partes en el Acuerdo o el Protocolo son también Partes en la
Convención o no. En octubre de 1996 se inauguró en Hamburgo el Tribunal Internacional
del Derecho del Mar. El Tribunal deberá solucionar las controversias que surjan de la
interpretación o la aplicación de la Convención.
2.1.27. Principio 27
Los Estados y las personas deberán cooperar de buena fe y con espíritu de
solidaridad en la aplicación de los principios consagrados en esta declaración y en el
ulterior desarrollo del derecho internacional en la esfera del desarrollo sostenible.
Evolución Internacional
En el principio 27 se reafirman los componentes básicos de la Declaración de Río.
Para lograr el desarrollo sostenible, los Estados y la población deben cooperar en la
aplicación de los principios y en el ulterior desarrollo del derecho internacional en la esfera
del desarrollo sostenible.
139
CAPITULO VII: PROGRAMA DE NACIONES
UNIDAS PARA EL MEDIO AMBIENTE – PNUMA
1. INTRODUCCION
Como consecuencia de la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Medio Humano,
celebrada en Estocolmo, Suecia, del 5 al 16 de junio de 1972 se creó el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con el fin de fomentar y apoyar la
cooperación en el tema ambiental, propiciando la calidad de vida del presente sin comprometer
la de las generaciones futuras.
Desde su creación, el PNUMA llevó a cabo sus actividades con base en una
división geográfica regional que buscase responder con eficacia a las condiciones socios
económicos y ambientales de los países. En 1974 se estableció la Oficina Regional del
PNUMA para América Latina y el Caribe (ORPALC) con sede en la ciudad de México.
De igual manera, durante estos primeros años de trabajo, el PNUMA puso en marcha
una serie de proyectos piloto en la Región que fueron desarrollados y aplicados desde su sede
central en Nairobi, Kenya. Estos proyectos ejecutados a nivel central adolecieron, en muchos
casos, de una falta de coordinación a nivel regional y de una insuficiente comprensión local de
140
las necesidades sentidas por los países.
El año 1982 marca un hito en la historia del PNUMA en la Región, en tanto en ese año
estableció un mecanismo de coordinación regional de cooperación sobre medio ambiente: las
Reuniones Intergubernamentales sobre el Medio Ambiente en América Latina y el Caribe. La
primera de estas reuniones, celebrada en la ciudad de México en marzo de 1982, inició la
puesta en marcha de un mecanismo de consultas para la constitución progresiva de un sistema
de cooperación regional en materia de medio ambiente.
Tenga en cuenta que el principal organismo de las Naciones Unidas encargado de
la cuestión del medio ambiente es el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA), el cual se encarga de:
- Evaluar y determinar el estado del medio ambiente mundial
- Determinar qué cuestiones del medio ambiente requieren una cooperación
internacional.
- Proporcionar asistencia para formular una legislación ambiental internacional
Integrar cuestiones ambientales en las políticas y programas sociales y
económicos del sistema de las Naciones Unidas
La intención del PNUMA es resolver los problemas que los países no pueden enfrentar
solos. Además sirve como un foro para crear consenso y llegar a acuerdos internacionales.
El PNUMA también busca crear conciencia mundial acerca de los problemas del medio
ambiente, a través de investigaciones y síntesis de información regional y mundial relativa al
tema. Esta información ha llegado incluso a conducir a negociaciones internacionales
conducentes a elaborar varias convenciones sobre el medio ambiente.
El PNUMA cuenta con la Bases de Datos sobre Recursos Mundiales (GRID) que
facilita y coordina la reunión y difusión de datos e información sumamente fidedignos en el
plano regional.
141
Además cuenta con INFOTERRA que es una red mundial de intercambio de
información y servicios de respuesta a preguntas técnicas sobre medio ambiente con cobertura
a más de 175 países.
También logró la aprobación del Programa de acción Mundial para la protección del
medio marino frente a las actividades realizadas en tierra el cual constituyó un éxito al lograr el
acuerdo en la protección internacional de los mares, los estuarios, y las aguas costeras de la
contaminación causada por las actividades humanas en tierra. La importancia de este
Programa radica en que la mayor fuente de contaminación oceánica proviene de los desechos
industriales, minería, actividades agrícolas y la emitida por automóviles, así como el vertido del
mar de sustancias químicas, contaminantes y residuos industriales. Además la contaminación
generada cerca de las costas afecta a cerca del 70 % de la superficie marina (el porcentaje de
superficie mundial ocupada por zonas costeras y marinas).
142
A partir de la nominación que el Secretario General, Kofi Annan, la Asamblea General
de las Naciones Unidas eligió por unanimidad a Achim Steiner, como el nuevo Director
Ejecutivo del PNUMA el pasado 16 de marzo de 2006 por un periodo de cuatro años,
haciéndose efectivos el 15 de junio de 2006. Steiner se convierte así en el cincuentavo Director
Ejecutivo del PNUMA en la historia del PNUMA.
Previo a su ingreso al PNUMA, Steiner sirvió como Director General mundial de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de 2001 a 2006. Esta organización
es ampliamente reconocida como una de las organizaciones más influyentes y respetadas en el
campo de la conservación, el medio ambiente y la gestión de los recursos naturales. Fue
responsable del manejo y supervisión de más de 1,000 miembros del personal ubicados en 42
países.
143
Steiner, de nacionalidad alemana, nació en Brasil en 1961, donde vivió durante 10 años. Su
trayectoria académica incluye una carrera universitaria (bachelor’s degree in arts and sciences)
en la Universidad de Oxford, así como un grado de maestría de la Universidad de Londres
con una especialidad en desarrollo económico, planeación regional y políticas internacionales
de desarrollo y media ambiente. También estudió en el Instituto de Desarrollo Alemán en Berlín
y en la Escuela de Negocios de Harvard.
144
esa esfera reciban apropiada y adecuada atención por parte de los gobiernos;
Estimular a las comunidades científicas internacionales y otros círculos de especialistas
pertinentes a que contribuyan a la adquisición, evaluación e intercambio de
conocimientos e información y, cuando sea apropiado, a los aspectos técnicos de
formulación y ejecución de los programas relativos al medio ambiente dentro del
sistema de las Naciones Unidas;
Mantener continuamente bajo estudio las repercusiones que para los países en
desarrollo puedan tener las políticas y medidas nacionales e internacionales
relacionadas con el medio ambiente, así como el problema de los costos
adicionales que pueda significar para tales países la puesta en práctica de
programas y proyectos referentes al medio ambiente, y asegurarse de que dichos
programas y proyectos sean compatibles con los planes y prioridades de esos
países en materia de desarrollo
Examinar y aprobar cada dos años el programa de utilización de recursos del Fondo
para el Medio Ambiente.
La Mesa del Consejo de Administración del PNUMA está compuesta por los siguientes
miembros:
Presidente
Vicepresidentes (3, tres)
Relator
Presidente.
Vicepresidentes (3, tres)
Relator
145
Examinar el proyecto de programa de trabajo y del presupuesto durante su preparación
por la secretaría;
Examinar los informes que el Consejo de Administración haya solicitado a la secretaría
sobre la eficacia, la eficiencia y la transparencia de las funciones y la labor de la
secretaría y formular recomendaciones al respecto al Consejo de Administración;
Preparar proyectos de decisión para someterlos al examen del Consejo de
Administración, sobre la base de las aportaciones de la secretaría y de los
resultados de las funciones especificadas supra.
El Comité de Alto Nivel de Ministros y Funcionarios está compuesta por los siguientes
miembros:
Presidente.
Vicepresidentes (3, tres).
Relator.
146
estos contactos intergubernamentales. A este mecanismo de consulta se incorporaron algunos
esfuerzos de cooperación subregional ya en marcha como el Plan de Acción del Gran Caribe
y el Plan de Acción del Pacífico Sudeste. Ambos planes constituyeron el componente
latinoamericano y caribeño del Programa de Mares Regionales del PNUMA.
147
la población en general y un perfeccionamiento del sistema regional de cooperación en
materia de medio ambiente. Sin embargo, la política de centralización de algunos proyectos
del PNUMA se mantuvo durante estos años provocando en algunos casos un ineficiente
aprovechamiento de los recursos, desinformación y limitaciones en la transferencia y
multiplicación de las experiencias y resultados de los proyectos.
148
Las ventajas del nuevo enfoque regional que establece la decisión 18/38 son varias:
Mayor capacidad del PNUMA para atender las necesidades regionales y globales de
acuerdo con el mandato de la CNUMAD;
una coordinación más eficaz con las agencias de la ONU y otros organismos
en el cumplimiento de los programas;
Más eficacia en función de los costos, mayor responsabilidad y transparencia en la
respuesta del Programa, como resultado de una relación más estrecha con los países;
Una coordinación interna más eficaz y mayor responsabilidad en el diseño y
aplicación del programa; un acceso más flexible para responder a pedidos oportuna y
eficazmente;
mayor precisión de la información sobre el estado del medio ambiente basada en
más y mejores datos regionales.
149
América Latina y el Caribe se duplicó ascendiendo a 4.4 millones de dólares EE.UU.
Cabe señalar que la contribución de los países de la Región al Fondo del Medio
Ambiente del PNUMA para el año de 1994 fue de 126,729 dólares EE.UU. y las contribuciones
comprometidas para 1995 suman 115,867 dólares EE.UU. Se trata de una contribución
modesta en tanto proviene de una región del mundo cuyo PNB excede de un millón de millones
de dólares EE.UU. En efecto, si tomamos en consideración los porcentajes establecidos por las
Naciones Unidas para fijar las cuotas nacionales de conformidad con las capacidades
económicas de los países y lo aplicamos a un programa de 60 millones de dólares EE.UU., la
contribución anual de la Región al Fondo del Medio Ambiente debería ser 2, 328,000 dólares
EE.UU.
LOGROS
La presencia del PNUMA en América Latina y el Caribe en los últimos veinte años ha
favorecido el establecimiento de un marco de cooperación entre los países de la Región
con miras a identificar y abordar preocupaciones ambientales comunes. El PNUMA ha
colaborado con estos países en el desarrollo institucional y en la formulación de políticas. Ha
mantenido un programa de becas y financiamiento con el fin de que los funcionarios
gubernamentales puedan participar en cursos de formación a corto plazo y también en foros
regionales.
Entre las principales contribuciones que el PNUMA, en colaboración con sus socios, ha
llevado a cabo en materia de gestión ambiental y desarrollo sostenible en América Latina y el
Caribe, destacamos las siguientes:
150
Un Programa de Derecho Ambiental, que proporciona asistencia técnica para el
desarrollo de la Legislación sobre la materia y su aplicación en los países de la Región,
que mantiene un sistema de información computarizado sobre el derecho
ambiental regional y que genere publicaciones periódicas y libros de derecho
ambiental.
Una Red Regional de Formación en materia de Medio Ambiente.
La prestación de servicios de asesoramiento a los gobiernos sobre temas de
evaluación de impacto ambiental, producción limpia, diversidad biológica, desarrollo
institucional, capacitación ambiental, manejo de información y datos, entre otros.
Una serie de publicaciones que incluyen temas como el estado de los mares
regionales, la economía ambiental, la diversidad biológica, la desertificación y la
historia ambiental, enfocados a la Región de América Latina y el Caribe (tanto en
inglés como en español).
151
CAPITULO VIII: MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE
1. INTRODUCCION
El siglo XXI será el siglo de las preocupaciones ambientales. La humanidad entera
afronta serios problemas ambientales que comprometen la economía y las sociedades a nivel
global. Los indicadores son claros: cambio climático y calentamiento global; pérdida de
recursos vivos o de biodiversidad; enorme contaminación del aire y de las aguas; escasez
creciente del agua en regiones importantes; urbanización creciente; pérdida de bosques.
El Perú no está al margen de estos problemas. Los estudios del Banco Mundial
indican que la deficiente gestión del ambiente ocasionó pérdidas cercanas a los 8.200
millones de soles en el año 2003, pérdidas que se repiten año tras año. Los problemas O
ambientales están a la vista de todos y los percibimos y respiramos: aire cada vez más
contaminado en las ciudades, que es causa de enfermedades y de muertes; saneamiento muy
deficiente y con una creciente contaminación del agua por falta de tratamiento de los efluentes;
un país lleno de basura por una mala disposición de los residuos sólidos; conflictos sociales
y ambientales; minería informal e ilegal en todo el territorio nacional; pérdida de bosques
y desertización; y un Estado lento en atender los reclamos de los ciudadanos, que tienen una
enorme desconfianza en sus instituciones.
Las opiniones a favor van hacia la necesidad de fortalecer la gestión ambiental, con el
fin de proteger y aprovechar mejor nuestros recursos y, tal como lo recomienda la Defensoría
del Pueblo, de solucionar los numerosos conflictos sociales con origen ambiental, en
especial en el sector minero, debido al temor justificado de que se contaminen las aguas y
los suelos.
152
Las opiniones en contra de un Ministerio del Ambiente apuntan a que su creación solo
generará más burocracia y mayores gastos al Estado y a los contribuyentes, asumiendo,
además, que el Consejo Nacional del Ambiente (Conam) y la estructura actual son suficientes y
que funcionan bien.
Durante más de 400 años el Perú no ha sabido usar de manera sostenida los
innumerables recursos que posee y solo ha basado su desarrollo en el uso de determinados
recursos, lo que permitió temporalmente períodos de auge, seguidos de largos períodos de
crisis, como consecuencia de una sobreexplotación. Los ejemplos más importantes son el ciclo
del guano de las islas, el del salitre, el del caucho y el de la anchoveta. Por otro lado, el
sector agroindustrial también tuvo un período de auge que duró más de siete décadas, hasta
que finalmente colapsó cuando se introdujo la Reforma Agraria en 1969 que redistribuyó los
derechos de propiedad de la tierra.
153
aspecto que en la actualidad representa el problema ambiental más importante en el Perú.
Por otro lado, como parte del Ministerio de Agricultura, tenemos al Fondo de Promoción
del Desarrollo Forestal (Fondebosque) y al Instituto Nacional de Recursos Naturales
(Inrena). Este último es responsable de los recursos forestales, de la fauna silvestre, de las
Áreas Naturales Protegidas, de los recursos hídricos y de las tierras de producción
agropecuaria. Lamentablemente, hoy es bien conocido, por medio de la prensa, que existen
una serie de denuncias respecto al mal manejo de los recursos, lo que revela serios
problemas técnicos y administrativos en su interior que deben ser enfrentados para asegurar la
sostenibilidad de nuestros recursos.
154
obstáculo para superar la pobreza. La falta de una adecuada gestión ambiental le ocasiona al
Perú grandes pérdidas económicas, en comparación a otros países con niveles de ingreso
similares, y ha ocasionado la vulneración de derechos fundamentales como el derecho a la
vida, a la salud y a la paz social. Esto perjudica sobre todo a los más pobres, ya que son ellos
quienes están más expuestos a los riesgos ambientales y carecen, además, de los
recursos para mitigar esos riesgos.
Nuestro país está dotado de importantes recursos hídricos, pero debido a la mala
distribución, a la falta de saneamiento e higiene y a su creciente contaminación, la calidad de
estos se va deteriorando. Además, son más de 12 millones de peruanos los que no tienen
acceso a servicios básicos de saneamiento. De ellos, 5,5 millones pertenecen al área rural.
Mientras esto sucede, en otros lugares se desperdicia el agua, como, por ejemplo, en la
agricultura con el riego por inundación o gravedad. Las aguas contaminadas, vertidas sin
tratamiento alguno al ambiente, producen enfermedades comunes, en especial las diarreicas,
responsables del 9 al 13 por ciento de la mortalidad infantil. Peor aún, en las zonas rurales
donde se carece de infraestructura.
Fenómenos intensos, como los terremotos, los huaycos y las sequías, son muy
frecuentes y se originan por causas naturales; lo que no es natural son los desastres que estos
fenómenos provocan, ya que se deben muchas veces a la falta de prevención de las mismas
personas. Viviendas mal construidas y ubicadas en zonas de peligro, tala de bosques que
155
provocan la erosión de la tierra, falta de planificación y de control por parte de las
autoridades en el uso de la tierra, son solo algunos de los factores que contribuyen a crear
estas condiciones de desastre.
Nuestro país pierde cerca de 300 mil hectáreas de tierras agrícolas al año, a causa
de la erosión, lo que se traduce en pérdidas económicas y de oportunidades para los
agricultores. Lo peor de todo es que, al perderse la fertilidad de un terreno, se ocupan nuevas
zonas para generar el mismo problema y el proceso de erosión no se detiene. Algunas de las
causas de este proceso son las malas prácticas agrícolas como el sobrepastoreo y la
deforestación, así como la falta de capacitación y de transferencia de nuevas tecnologías.
En el Perú no existe una gestión eficaz de los residuos sólidos y líquidos por parte de
las autoridades municipales y de las instituciones encargadas. Los residuos terminan
siendo depositados en el ambiente sin el tratamiento previo, lo que se agrava con el
crecimiento acelerado y desorganizado de las ciudades.
Los costos sociales y económicos de un mal manejo del ambiente y de los recursos de
nuestro país hablan por sí solos. Por eso, afirmar que la mejora de la gestión ambiental es un
asunto de más burocracia y de gastos superfluos no tiene ningún sentido cuando vemos que
156
hoy se pierden tantos recursos que pueden ser invertidos en superar nuestros índices de
pobreza. Seguir por el camino actual nos costaría, en diez años, 82.000 millones de soles, e
invertir en un Ministerio eficiente para revertir procesos y mitigar costos, nos costaría, en ese
mismo lapso, cerca de 2.000 millones (200 millones por año). No hay duda de que sería una
inversión y no un costo.
En el campo de la diversidad biológica, en el TLC se acuerda, entre otras cosas, que las
partes “se mantienen comprometidas a promover y fomentar la conservación y el uso
sostenible de la diversidad biológica y todos sus componentes y niveles, incluyendo plantas,
animales y hábitats” y “las Partes reconocen la importancia de respetar y preservar los
conocimientos tradicionales y prácticas de sus comunidades indígenas y otras comunidades”.
En la actualidad, los Estados Unidos, a través de USAID, aportan importantes sumas de
dinero para el establecimiento y la conservación de áreas protegidas, para el manejo de
bosques y para otros aspectos relacionados con la diversidad biológica. Con el TLC, esta
cooperación puede incrementarse y mejorar el acceso de las áreas protegidas para el
ecoturismo en forma eficiente, con la participación de las comunidades locales beneficiarias.
El Perú es también uno de los mayores bancos de recursos genéticos del mundo y debe
generar una estrategia para el desarrollo de la biotecnología en base a ellos y, así, poder
transformar a nuestro país en un centro de patentes de variedades de cultivos importantes
como la papa, el maíz, los granos y tubérculos andinos, los camélidos sudamericanos y
muchos otros. Hasta el presente, nuestros recursos genéticos han servido más bien para que
otros países y empresas los aprovechen. En el TLC con Estados Unidos no se obliga a nuestro
país a aceptar patentes sobre plantas y animales producto de la ingeniería genética y, más
bien, se acuerda que se “realizará todos los esfuerzos razonables para otorgar dicha
protección”. Por eso, el Perú deberá estudiar muy claramente esta posibilidad, no solo desde
157
el punto de vista de aceptar patentes externas, sino de poder llegar a tener una posición
importante en las patentes de recursos genéticos propios.
Con la implementación de una política ambiental única e integral, nuestro país no solo
puede convertirse en un país estratégico frente al resto del mundo, por su contribución a la
solución de los problemas ambientales globales, sino que tiene la oportunidad también de
aprovechar sus ventajas comparativas en la provisión de servicios ambientales, entendidos
158
como servicios que prestan los ecosistemas, como la captura de carbono, la conservación del
patrimonio biológico y la protección de cuencas para la producción de agua. El Perú es un país
importante en la provisión de servicios ambientales al mundo por su gran extensión de
bosques, que son sumideros de carbono, por la provisión de agua atmosférica en la cuenca del
Amazonas (la Amazonia cuenta con más del 50% de la biodiversidad del planeta), que es el
hábitat de pueblos aborígenes con conocimientos milenarios sobre recursos genéticos y sobre
el uso de miles de plantas para diversos fines.
159
cosechar, a los 12 años, al menos 30.000 dólares en madera. Las plantaciones forestales a
un ritmo de 100.000 hectáreas por año generarían al menos 50.000 empleos y recuperaríamos,
además, tierras que hoy se encuentran degradadas e improductivas. Incluso el financiamiento
para estas plantaciones forestales pueden venir del exterior, con incentivos adecuados, como lo
han hecho Chile, Uruguay y Argentina.
Las Áreas Naturales Protegidas por el Estado, además de su potencial indiscutible para
el ecoturismo, pueden recibir apoyo financiero internacional por los servicios que prestan en la
conservación de la biodiversidad y de los bosques. Una muestra fehaciente es el Fondo
Nacional para las Áreas Protegidas (Profonanpe), que en los últimos 12 años ha logrado
captar cerca de 90 millones de dólares para su gestión.
1.4.Retos a futuro
El Perú ha realizado en los últimos años esfuerzos importantes para consolidar una
estructura organizacional que pueda responder a los desafíos ambientales nacionales e
internacionales. Estos esfuerzos han generado considerables dividendos, en especial en la
conservación de la biodiversidad y en el manejo de los recursos naturales. Pero son muchos
los desafíos para la implementación de una política ambiental eficiente que responda a las
necesidades de nuestro país y del resto del mundo.
Aunque son importantes los pasos que hemos dado como país en materia de gestión
ambiental, la estructura organizacional actual, que debe velar por el buen uso de nuestro
recursos y su cuidado, tiene serias limitaciones que dificultan una respuesta eficiente a los
desafíos ambientales, actuales y futuros, en un mundo cada vez más globalizado. Uno de los
principales problemas es la falta de un sistema integrado de gestión ambiental, que no permite
un trabajo coordinado entre las diversas instituciones responsables, sino que estas dirigen sus
esfuerzos a los intereses específicos de sus sectores. La solución de los problemas
ambientales requiere un enfoque Integrado y multisectorial.
160
Otra de las debilidades de nuestro actual sistema de gestión ambiental es su escasa
capacidad para la planeación ambiental. Al no contar con una adecuada planeación que
determine las estrategias a seguir en el mediano y en el largo plazo, corremos el peligro de
ahondar los problemas ambientales y las pérdidas que ocasiona una mala gestión se repetirán
año tras año.
La poca inversión en la gestión del ambiente en nuestro país es otro problema que
debemos superar. No puede ser que con las inmensas potencialidades que tenemos, gracias a
nuestra biodiversidad, terminemos perdiendo más dinero del que invertimos. La inversión
en gestión del ambiente llega apenas al 0,01% del PBI y los costos por mal manejo ambiental
ascienden al 3,9% del PBI.
Por eso, el Estado, a través del Ministerio del Ambiente, debería considerar el
establecimiento de prioridades, basado en los impactos de la degradación ambiental sobre las
poblaciones más pobres y vulnerables, y en cuáles son las zonas de mayor riesgo y que
ocasionan mayores costos, en un análisis de nuevas políticas ambientales que permitan
reducir los costos de la degradación ambiental, así como una adecuada toma de decisiones
que permita atraer inversiones importantes.
Claro está que un nuevo Ministerio no deberá trabajar solo, sino más bien de manera
coordinada con los representantes de base de cada localidad y con la empresa privada.
Necesitamos empresas ecoeficientes y un Ministerio del Ambiente que haga cumplir las
normas ambientales y que apoye una buena gestión ambiental empresarial.
En el Perú los costos económicos y sociales de una mala gestión del ambiente son
demasiado altos. Por eso, la creación de una institución como el Ministerio del Ambiente es una
inversión para el cuidado y el buen uso de nuestros recursos, para atraer inversiones nuevas
que contribuyan al desarrollo nacional y para mejorar la calidad de vida de la población. Todos
161
los peruanos tenemos derecho a una vida sana en un entorno saludable para nosotros y para
las generaciones que vendrán. Para eso debemos superar la falta de información y de datos
confiables sobre el estado del ambiente y los recursos naturales, mejorar los estándares
ambientales adecuados a nuestra realidad, generar una mayor participación ciudadana en los
asuntos ambientales y también vencer la desconfianza en las instituciones encargadas del
tema ambiental, así como concertar para superar los conflictos ambientales.
La creación del Ministerio del Ambiente, dijo, es como un homenaje nuestro a los 60
jefes de Gobierno, jefes de Estado y representantes que concurren al Perú para tratar el tema
del medio ambiente pero, al mismo tiempo, constituye un compromiso del país con ellos.
“La promulgación de esta Ley no es una casualidad, nos interesa que el mundo sepa
que el Perú moderno no es solamente el Perú de las grandes inversiones y el avance que está
preocupando a algunos vecinos, sino el Perú de la protección del futuro, de la Pachamama”,
dijo.
“Ha coincidido felizmente el que promúlguenos la Ley de Creación del Ministerio del
Ambiente con los días en los cuales, de un lado la pobreza y la inclusión, del otro lado la
respuesta ambiental al peligro de la degradación”, señaló.
El mandatario enfatizó que por primera vez y de manera orgánica con la creación
del Ministerio del Ambiente se incorpora ese tema fundamental en el quehacer político y
162
estatal.
“Esta creación del Ministerio del Ambiente, que tendrá a su cargo la evaluación, la
fiscalización, la defensa del uso sostenible de los recursos naturales y limitar la degradación
del medio ambiente que debe ser el campo de vida y desarrollo de las generaciones futuras de
nuestra Patria”, manifestó.
Recordó que en 1987, en el mismo lugar, él suscribió y promulgó la Ley que creó el
Ministerio de Defensa del Perú, el cual fue un cambio sustantivo que integró tres ministerios en
uno sólo; y al año siguiente, en 1988, promulgó la Ley de creación de la Policía Nacional que
unió en una institución a tres.
“Son momentos fundamentales de cambio del Estado y éste, hoy, es uno de esos
momentos por el cual más adelante podrá recordarse este día”, dijo.
El nuevo ministerio se crea como un organismo del Poder Ejecutivo rector del sector
ambiental, con la función de diseñar, establecer, ejecutar y supervisar la política nacional y
sectorial ambiental.
Por otro lado, en su estructuración orgánica, el Decreto dispone que el ministerio tenga
dos viceministerios, uno de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales y otro de Gestión
Ambiental, además de una comisión consultiva y otra multisectorial ambiental.
163
crecimiento económico, con responsabilidad social y con un uso cuidadoso de los recursos
naturales.
3.1. La situación del ambiente y de los recursos naturales
Los alarmantes procesos de deterioro del ambiente y de los recursos afectan a los
pobres en dos sentidos: (i) reducen los recursos naturales indispensables para sus actividades
productivas (suelos, agua, bosques, fauna, pesca, etc.), y (ii) tienen un fuerte impacto sobre su
salud y estabilidad social por la contaminación y la emigración hacia las ciudades y otras
regiones, como la Amazonía
El deterioro de la calidad del agua es uno de los problemas más graves del país y es un
impedimento para lograr el uso eficiente del recurso, y compromete el abastecimiento en
calidad, en cantidad y en forma sostenida. Las causas principales están en la contaminación
industrial, la falta de tratamiento de las aguas servidas, el uso indiscriminado de agroquímicos,
la disposición de residuos sólidos en las aguas, y el deterioro de las cuencas de los ríos. No se
cuenta con una institución técnica encargada del manejo de las cuencas, con prioridad en las
cuencas costeras, para recuperarlas y garantizar el flujo de agua en cantidad y calidad, y en
forma sostenible, y controlar riesgos en eventos extraordinarios. Esto implica la reforma
institucional para una gestión eficiente de los recursos hídricos en forma integral y
transsectorial con enfoque de cuenca. Existe un escaso tratamiento de los vertimientos urbanos
e industriales, y escaso fomento del reciclaje de aguas polucionadas, con prioridad en la zona
costera.
Los problemas de contaminación del aire están concentrados en las grandes ciudades y
en lugares con industrias contaminantes. En las ciudades la causa principal de la
contaminación se debe a un rápido incremento del parque automotor, en incremento rápido,
constituido en gran parte por vehículos antiguos y sin una regulación adecuada de los mismos
164
como del tráfico. Una contaminación importante y nociva es el alto contenido de azufre en el
diesel.
Los suelos de aptitud agropecuaria son el recurso más amenazado por procesos de
deterioro, en especial la salinización en la Costa, la erosión paulatina en la Sierra y la pérdida
de fertilidad en la Amazonía. Un total de 8 millones de hectáreas están clasificadas como
severamente erosionadas y 31 millones de moderadamente erosionadas. El deterioro de los
suelos afecta la productividad agrícola y ganadera, por disminuir gradual o, en algunos casos,
violentamente (huaycos, aluviones y erosión fluvial), la producción en las zonas rurales, y,
como efecto, disminuye la economía de las poblaciones rurales. No existe en el país ninguna
institución dedicada directamente al manejo de los escasos suelos agrícolas.
Los bosques del país han sufrido mermas constantes durante los últimos siglos, pero en
especial a partir de la segunda mitad del siglo XX con la política del Estado de colonizar la
Amazonía e integrarla a la economía nacional con la construcción de vías de comunicación, y
la agricultura migratoria. El país ha realizado esfuerzos importantes para la conservación de
los bosques y para lograr su manejo sostenible. El total de bosques asignados a usos definidos
asciende a 46 130 784 hectáreas. La superficie restante son tierras del Estado y sin usos
asignados.
La minería, como actividad extractiva importante, afronta diversos problemas, entre los
que destacan la minería informal, sin estándares ambientales y sociales, y los pasivos
ambientales mineros. La minería formal, grande y mediana, ha mejorado los estándares
ambientales y, si cumple con las leyes y es supervisada en forma adecuada por el Estado, no
debería ya contaminar. Es urgente solucionar el problema de los pasivos ambientales de la
actividad minera del pasado cuando no existían normas ambientales específicas. Los pasivos
165
ambientales mineros son un enorme problema de impactos en el ambiente y de preocupación
local.
Para los casos de la sobreposición de lotes con áreas naturales protegidas de uso
directo, es necesario establecer estándares ambientales especiales para la exploración y la
explotación, con el objetivo mejorar las relaciones con la sociedad civil preocupada por la
agresión de espacios de alta biodiversidad, y de innegables repercusiones a nivel mundial.
Es un mandato constitucional explícito que el Estado tiene la obligación de promover la
conservación de las áreas naturales protegidas y la diversidad biológica (Art. 68).
166
también nos ofrecen diversas oportunidades para atraer capitales e inversiones para el
desarrollo, contribuyendo además a la solución de los mismos. El Perú ha ratificado Tratados y
Convenios Internacionales en estas materias y es parte del concierto de naciones que buscan
manejar el planeta con mayor responsabilidad. El Perú ha preparado y presentado 71
proyectos, a través del FONAM, para atraer recursos financieros internacionales y algunos ya
se están llevando a cabo con hidroeléctricas, rellenos sanitarios y cultivos forestales. Existe la
posibilidad real de atraer capitales importantes en los próximos años.
políticas de Estado
167
ambientales;
f) estimulará la inversión ambiental y la transferencia de tecnología para la generación de
actividades industriales, mineras, de transporte, de saneamiento y de energía más
limpias y competitivas, así como del aprovechamiento sostenible de los recursos
forestales, la biotecnología, el biocomercio y el turismo;
g) promoverá y evaluará permanentemente el uso eficiente, la preservación y
conservación del suelo, subsuelo, agua y aire, evitando las externalidades ambientales
negativas;
h) reconocerá y defenderá el conocimiento y la cultura tradicionales indígenas,
regulando su protección y registro, el acceso y la distribución de beneficios de los recursos
genéticos;
i) promoverá el ordenamiento urbano, así como el manejo integrado de residuos urbanos e
industriales que estimule su reducción, reuso y reciclaje;
j) fortalecerá la educación y la investigación
ambiental;
k) implementará el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental para asegurar la
participación ciudadana, la coordinación multisectorial y el cumplimiento de las empresas
de los criterios y condiciones de protección ambiental;
l) regulará la eliminación de la contaminación sonora;
m) cumplirá los tratados internacionales en materia de gestión ambiental, así como
facilitará la participación y el apoyo de la cooperación internacional para recuperar y
mantener el equilibrio ecológico; y
n) desarrollará la Estrategia Nacional de Comercio y Ambiente.
168
3.1.1. Objetivos
Los grandes objetivos de la gestión ambiental moderna y eficiente deberían ser los siguientes:
1. Revertir los procesos ambientales negativos y sus altos costos económicos y sociales.
El Perú debe realizar el máximo esfuerzo para conservar los recursos naturales, revertir
los procesos de deterioro y recuperar los recursos deteriorados, que afectan a las
poblaciones pobres, en especial rurales.
169
moderna, en coordinación estrecha con el Ministerio de Relaciones Exteriores y los sectores
involucrados. Esto implicará generar capacidades para afrontar este reto internacional.
3.3.1. Beneficios
Los beneficios de contar con un Ministerio del Ambiente son positivos para el país,
especialmente en los siguientes aspectos:
170
otra parte, desarrollar las oportunidades que ofrecen para el desarrollo sostenible del país.
5. Revertir los procesos negativos que afectan al ambiente y la salud de las personas, en
especial la calidad del agua y el tratamiento de los efluentes; la disposición adecuada
de los residuos sólidos; la contaminación del aire; la degradación de los suelos agrícolas;
y la tala de bosques.
10. Mejorar la gestión de las Áreas Naturales Protegidas por el Estado y contar con un
organismo especializado para ello, y que es el Servicio Nacional de Áreas Naturales
Protegidas, que será responsable del manejo de más de 18 millones de hectáreas del
territorio nacional.
3.4. Efectos en la Legislación Vigente
El Ministerio del Ambiente sustituye al Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) y
reformula las funciones y responsabilidades de la Autoridad Nacional del Ambiente, y la
presente ley tendrá efectos sobre la legislación vigente, en especial sobre la Ley de creación
del CONAM, Ley No. 26410, y la Ley Marco del Sistema de Gestión Ambiental, Ley No. 28245.
171
4. LEY DE CREACION
DELAMBIENTE TITULO I
DISPOSICIONES
GENERALES
172
Artículo4.- Objetivos
4.1 El objetivo del Ministerio del Ambiente es propiciar el equilibrio entre el desarrollo
socioeconómico, el uso sostenible y responsable de los recursos naturales y la
protección del ambiente, a fin de contribuir al desarrollo integral de la persona humana
y garantizar a las personas y futuras generaciones el derecho a gozar de un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida.
4.2 Son objetivos específicos del Ministerio del Ambiente los siguientes:
a) Implementar el mandato constitucional referido al uso sostenible de los recursos
naturales; la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales
protegidas; y el desarrollo sostenible de la Amazonía.
b) Prevenir la degradación del ambiente y de los recursos naturales, y revertir los
procesos negativos que les afecten.
c) Garantizar la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones para el desarrollo
sostenible.
d) Contribuir a la competitividad del país a través de un desempeño ambiental eficiente.
e) Incorporar los principios de desarrollo sostenible en las políticas y programas nacionales.
TÍTULO II
FUNCIONES Y ESTRUCTURA
ORGÁNICA
CAPÍTULO I
FUNCIONES
173
alcanzados a nivel nacional, regional y local, y tomar las medidas correspondientes;
asimismo, apoyar a los Gobiernos Regionales y Locales en el diseño y aplicación de las
políticas ambientales relacionadas con el ámbito de sus competencias.
f) Promover y suscribir convenios de colaboración interinstitucional a nivel nacional e
internacional, de acuerdo a Ley;
g) Las demás que señale la Ley.
5.2 Son funciones exclusivas del Ministerio del
Ambiente:
a) Ejecutar, en lo que le corresponda, y supervisar la implementación de la Política
Nacional del Ambiente.
b) Otorgar y reconocer derechos a través de autorizaciones, permisos, licencias y
concesiones, de acuerdo con las normas ambientales, cuya competencia no haya sido
asignada a otros Sectores, Gobiernos Regionales o Locales.
c) Formular, aprobar, ejecutar, coordinar, supervisar y evaluar el Plan y la Agenda
Nacional de Acción Ambiental.
d) Dictar la normatividad necesaria para la operatividad del Sistema Nacional de Gestión
Ambiental y el adecuado funcionamiento de los instrumentos de gestión ambiental.
e) Desempeñar funciones de ejecución coactiva.
f) Resolver los recursos impugnativos interpuestos contra las resoluciones o actos
administrativos relacionados con sus competencias.
g) Formular y aprobar planes, programas y proyectos de su sector.
h) Establecer la política, criterios, herramientas y procedimientos de carácter general
para el Ordenamiento Territorial Ambiental.
i) Dirigir el proceso de elaboración y revisión de los Estándares de Calidad Ambiental
(ECA) y Límites Máximos Permisibles (LMP); así como elaborarlos de acuerdo con el Plan
de ECAs y LMPs respectivo, y aprobarlos mediante Decreto Supremo.
j) Dirigir el Sistema Nacional de Evaluación del Impacto Ambiental y aprobar los Estudios
Ambientales Estratégicos y aquellos Estudios de Impacto Ambiental de proyectos de
inversión de gran envergadura o que puedan afectar sensiblemente al ambiente, de
acuerdo a los criterios de protección ambiental, contenidos en la Ley No. 27446, que se
establezcan en el Reglamento de la presente Ley.
k) Dirigir el Sistema Nacional de Información Ambiental, desarrollando y
consolidando la información generada y proporcionada por todo el sector público y el
privado.
174
l) Establecer los criterios y procedimientos para la formulación, coordinación y ejecución de
los planes de descontaminación y recuperación de ambientes degradados.
m) Proponer, supervisar y evaluar la política sobre Áreas Naturales Protegidas, y
aprobar el Plan Director del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado
– SINANPE.
n) Emitir opinión técnica previa vinculante en aquellos proyectos de inversión que puedan
afectar áreas naturales protegidas de administración nacional y su Zona de
Amortiguamiento.
ñ) Presidir las Comisiones Nacionales relacionadas con la implementación y
cumplimiento de los Acuerdos ambientales internacionales.
o) Supervisar y sancionar el adecuado cumplimiento de las responsabilidades de los
diferentes niveles de gobierno en cuanto a la gestión de todo tipo de residuos sólidos, al
control y reusó de los efluentes líquidos, y de la contaminación del aire.
5.3 Son funciones compartidas del Ministerio del Ambiente:
Las siguientes funciones serán realizadas en coordinación con los Sectores Público o
Privado, niveles de gobierno o entidades, según corresponda:
a) Promover la investigación científica, la innovación tecnológica y la información
ambiental.
b) Coordinar con los Gobiernos Regionales y Locales la implementación de la Política
Nacional del Ambiente y evaluar su cumplimiento.
c) Dictar normas y lineamientos técnicos para el otorgamiento y reconocimiento de
derechos, a través de autorizaciones, permisos, licencias y concesiones.
d) Prestar apoyo técnico a los Gobiernos Regionales y Locales para el adecuado
cumplimiento de las funciones ambientales descentralizadas.
e) Promover la participación ciudadana para la construcción de una cultura ambiental
nacional y fomentar la educación ambiental.
f) Dirigir y ejecutar, en el ámbito de su competencia, el Ordenamiento Territorial
Ambiental.
g) Conducir la elaboración del Informe sobre el Estado del Ambiente y el de
Valoración del Patrimonio Natural de la Nación, de acuerdo a lo que establezca el
Reglamento de la presente Ley. h) Elaborar o revisar las Estrategias Nacionales de
Diversidad Biológica, de Cambio Climático, de Lucha contra la Desertificación y la Sequía,
de Contaminantes Orgánicos Persistentes, así como de otros Acuerdos Internacionales
relacionados a sustancias químicas, y coordinar la elaboración periódica de los informes
175
nacionales sobre la materia.
i) Evaluar la eficacia y la eficiencia de los programas de adecuación y manejo ambiental.
(¿a quién se encarga la supervisión y monitoreo?)
j) Promover el desarrollo y uso de tecnologías, de prácticas y de procesos de producción,
comercialización y consumo limpios.
k) Formular y proponer políticas y estrategias para la conservación y el aprovechamiento
sostenible de los recursos naturales.
l) Proponer al Consejo de Ministros el establecimiento de las Áreas Naturales Protegidas,
identificadas por el ente rector del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el
Estado, o, en coordinación con éste, por los Gobiernos Regionales, según corresponda y
de acuerdo a la legislación sobre la materia.
CAPÍTULO II
ESTRUCTURA
ORGÁNICA
176
6. ÓRGANOS DE LÍNEA
177
coordinación de la Estrategia Nacional del Cambio Climático, y la elaboración de las
medidas para la adaptación y mitigación.
4. Dirección General de Ordenamiento Ambiental Territorial y Suelos: tiene a su
cargo la planificación y la coordinación de los procesos sectoriales, regionales y locales
del ordenamiento territorial, y del uso y recuperación de los suelos.
Artículo 8. - De la estructura del Viceministerio de Gestión Ambiental
El Viceministerio de Gestión Ambiental cuenta con las siguientes Direcciones
Generales:
1. Dirección General de Políticas, Normatividad y Valoración Ambiental: tiene a su
cargo la coordinación de la elaboración y seguimiento de la implementación de la
Política Nacional del Ambiente; las políticas específicas que se establezcan; la
normatividad ambiental; y la valoración de los recursos naturales y del ambiente.
2. Dirección General de Evaluación y Estándares Ambientales: tiene a su cargo la
revisión de los Estudios Ambientales Estratégicos y la aprobación de aquellos Estudios
de Impacto Ambiental de proyectos de inversión de gran envergadura o que puedan
afectar sensiblemente al ambiente, de acuerdo a los criterios de protección
ambiental, contenidos en la Ley No. 27446, que se establezcan en el Reglamento
de la presente Ley; y la elaboración y revisión de los Estándares de Calidad Ambiental y
los Límites Máximos Permisibles.
3. Dirección General de Ciencia, Tecnología e Innovación Ambiental: tiene a su cargo
el desarrollo de capacidades, la promoción y la difusión en tecnologías ambientales
innovadoras; y el fomento de las ciencias ambientales.
4- Dirección General de Educación, Cultura y Ciudadanía Ambiental: tiene a su cargo
la coordinación, fomento y promoción de la educación, la cultura y la ciudadanía
ambiental.
5. Dirección General de Calidad Ambiental: tiene a su cargo el diseño, la
aprobación y la supervisión de la aplicación de los instrumentos de prevención,
económicos, de control y de rehabilitación ambiental relacionados a los recursos
hídricos, efluentes, residuos sólidos y peligrosos, calidad del aire, sustancias tóxicas y
peligrosas y saneamiento, con el objetivo de garantizar una óptima calidad ambiental.
178
ambientales entre los gremios empresariales, la sociedad civil y el Estado.
9.2 El Consejo de Concertación Ambiental estará integrado por diez (10)
miembros:
- Un representante de los gremios empresariales;
- Un representante de las ONG que trabajan en el ámbito ambiental;
- Un representante de las organizaciones de pueblos amazónicos;
- Un representante de las organizaciones campesinas;
- Un representante de la Asamblea Nacional de Rectores;
- Un representante de los Colegios Profesionales;
- Un representante de los Gobiernos Regionales;
- Un representante de los Gobiernos Locales;
- Un representante de los organismos públicos del Sector Ambiente
179
Artículo 12. – De la Oficina General de Planeamiento Estratégico e Información
Ambiental.
La Oficina General de Planeamiento Estratégico e Información Ambiental es un Órgano de
Administración Interna, tiene a su cargo el planeamiento estratégico de la gestión ambiental y
de los recursos naturales del país; la dirección del Sistema Nacional de Información
Ambiental (SINIA); la coordinación, preparación y difusión de los Informes sobre la Situación
del Ambiente.
CAPÍTULO III
DE LOS ORGANISMOS PÚBLICOS DEL MINISTERIO DEL
AMBIENTE
180
a) Dirigir y supervisar la aplicación del Régimen Común de Fiscalización y Control
Ambiental, y el Régimen de Incentivos previstos en la Ley General del Ambiente, Ley No.
28611; así como fiscalizar y controlar directamente el cumplimiento de aquellas actividades
que le correspondan por Ley.
b) Fiscalizar los Estudios Ambientales Estratégicos y aquellos Estudios de Impacto Ambiental
de proyectos de inversión de gran envergadura o que puedan afectar sensiblemente al
ambiente, de acuerdo a los criterios de protección ambiental, contenidos en la Ley No. 27446,
que se establezcan en el Reglamento de la presente Ley.
c) Sancionar el incumplimiento de las normas ambientales de acuerdo a la legislación vigente.
d) Elaborar y aprobar el Plan Anual de Fiscalización Ambiental, así como elaborar el
Informe de Resultados de Aplicación del mismo.
e) Realizar acciones de fiscalización ambiental especiales.
f) Emitir opinión sobre los casos de infracción ambiental que pueda dar inicio a la acción penal
por los delitos tipificados en el Código Penal.
g) Informar al Ministerio Público de aquellos hechos de naturaleza penal que conozca en el
ejercicio de su función,
181
Registro Nacional de Organizaciones de Usuarios del Agua.
e) Declarar el agotamiento de las fuentes naturales, de las zonas de veda y de las
cuencas o subcuencas en estado crítico con necesidad de rehabilitación
182
j) Otorgar derechos de uso y aprovechamiento a través de concesiones, autorizaciones y
permisos u otros mecanismos para realizar actividades inherentes a los objetivos y
funciones de las Áreas Naturales Protegidas de administración nacional en el ámbito de su
competencia;
k) Promover, otorgar y regular derechos por los servicios ambientales y otros mecanismos
similares generados por las áreas naturales protegidas bajo su administración; cuyos
beneficios serán destinados a garantizar la gestión del SINANPE;
l) Velar por el cumplimiento de la normatividad vigente, los planes aprobados y los
contratos y convenios que se suscriban;
m) Asegurar la coordinación interinstitucional entre las entidades del Gobierno
Nacional, los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales que actúan, intervienen o
participan, directa o indirectamente, en la gestión de las Áreas Naturales Protegidas;
n) Promover la participación ciudadana en la gestión de las Áreas Naturales Protegidas;
ñ) Aprobar los criterios técnicos aplicables para la emisión de opiniones previas
vinculantes a la autorización de actividades orientadas al aprovechamiento de recursos
naturales o habilitación de infraestructura en las Áreas Naturales Protegidas o sus zonas
de amortiguamiento.
o) Emitir opinión previa vinculante a la autorización de actividades orientadas al
aprovechamiento de recursos naturales o habilitación de infraestructura en el caso de las
Áreas Naturales Protegidas de administración nacional y privadas.
p) Emitir opinión sobre los proyectos normativos referidos a instrumentos de gestión
ambiental, considerando las necesidades y objetivos de las Áreas Naturales Protegidas.
17.3 El proceso de transferencia se ejecutará en el plazo máximo de 90 días a partir de la
entrada en vigencia de la presente Ley, e incluirá la transferencia de los recursos,
infraestructura y personal correspondiente.
17.4 Modifíquese el Artículo 2º, Párrafo segundo del Decreto Ley No. 26154 de creación
del Fondo Nacional para Áreas Naturales Protegidas por el Estado – PROFONANPE – en
los términos siguientes: “El Consejo Directivo del PROFONANPE está integrado por ocho
miembros, de los cuales cuatro son representantes del Estado (el Ministro del Ambiente,
quien lo preside; el Jefe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el
Estado; un representante del Ministerio de Economía y Finanzas; un representante de los
Gobiernos Regionales), y por tres representantes de organizaciones no gubernamentales
ambientalistas peruanas de reconocida trayectoria en trabajos referidos al manejo de las
Áreas Naturales Protegidas; un representante de una Organización Internacional de
183
Asistencia Técnica o Financiera, invitada a participar por el Ministerio del Ambiente”.
17.5 En adelante toda referencia al Ministerio de Agricultura y al Instituto Nacional
de Recursos Naturales (INRENA) en las normas relacionadas con las Áreas Naturales
Protegidas se entenderá como referida al Ministerio del Ambiente o al Servicio Nacional
de Áreas Naturales Protegidas por el Estado, según corresponda.
CAPÍTULO IV
FUNCIONES
Artículo 18.- Fusión del Consejo Nacional del Ambiente – CONAM - en el Ministerio del
Ambiente
18.1 Apruébese la fusión del Consejo Nacional del Ambiente – CONAM - en el Ministerio del
Ambiente, siendo este último el ente incorporante.
18.2 El proceso de fusión se ejecutará en el plazo máximo de 90 días a partir de la entrada en
vigencia de la presente Ley, e incluirá la transferencia de los recursos,
infraestructura y personal correspondiente.
18.3 Toda referencia hecha al Consejo Nacional del Ambiente - CONAM o a las
competencias, funciones y atribuciones que éste venía ejerciendo, una vez culminado el
proceso de fusión, se entenderá como efectuada al Ministerio del Ambiente.
Artículo 19 – De la transferencia de la Dirección General de Salud Ambiental
19.1 Confórmese una Comisión encargada de proponer en un plazo máximo de seis (6)
meses para determinar las funciones que serán transferidas de la Dirección General de
Salud Ambiental del Ministerio de Salud al Ministerio del Ambiente con relación a los
recursos hídricos, efluentes, residuos sólidos y peligrosos, calidad del aire, sustancias tóxicas
y peligrosas y saneamiento.
19.2 La Comisión estará integrada por tres (3) miembros: un representante del Ministerio del
Ambiente, un representante del Ministerio de Salud, y un representante de la
Presidencia del Consejo de Ministros.
Artículo 20 - Comisión de Transferencia
20.1 Constitúyase una Comisión encargada de la transferencia de funciones, bienes,
recursos, personal y materiales de las entidades, programas y órganos adscritos,
integrada por trece (13) miembros: un representante de la Presidencia del Consejo de
Ministros, quien la presidirá, uno del Ministerio del Ambiente, uno del Ministerio de
Economía y Finanzas, uno del CONAM, uno del Ministerio de Defensa, uno del Ministerio
de Salud, uno del Ministerio de Educación, uno del Ministerio de Agricultura, uno del Ministerio
de Energía y Minas, uno del Ministerio de la Producción, uno del Ministerio de Transportes y
184
Comunicaciones, uno del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, y uno del Ministerio de
Vivienda, Construcción y Saneamiento. Estos representantes serán designados mediante
Resolución Ministerial del sector correspondiente. La Presidencia de la Comisión la ejercerá
el representante del Ministerio del Ambiente.
20.2 La Comisión tendrá un plazo de 90 días hábiles para presentar a la Presidencia del
Consejo de Ministros el informe detallado del proceso de transferencia. Dicho plazo podrá
prorrogarse por una sola vez, por un período similar, mediante Resolución Ministerial del
Ministerio del Ambiente.
TITULO III
DEL REGIMEN ECONOMICO Y
FINANCIERO
DISPOSICIONES
COMPLEMENTARIAS
Primera Disposición Complementaria.- De los procedimientos administrativos.
Hasta que se apruebe el Texto Único de Procedimientos Administrativos del Ministerio del
Ambiente, mantendrán su vigencia los procedimientos aprobados en los TUPAS de las
fusionadas o adscritas al Ministerio así como aquellas funciones transferidas.
Segunda Disposición Complementaria.-
Facúltese al Poder Ejecutivo y al Ministerio del Ambiente, según corresponda, aprobar las
disposiciones complementarias que se requieran para la adecuada implementación de la
185
presente norma.
Tercera Disposición Complementaria Transitoria.- Del Régimen Laboral
En tanto se elabore y apruebe la nueva Ley General del Empleo Público, el régimen
laboral del personal del Ministerio de Ambiente se rige por lo dispuesto en Decreto
Legislativo Nº 276 – Ley de Bases de la Carrera Administrativa y Remuneraciones del Sector
Público y normas complementarias y reglamentarias.
186
Asignación de Personal – CAP, los respectivos Presupuestos Analíticos de Personal –PAP,
Reglamento de Organización y Funciones – ROF, así como para dictar las normas
complementarias y las acciones de personal necesarias para implementar la estructura
orgánica que se aprueba mediante la presente Ley.
187
CAPITULO IX: ORGANISMOS SECTORIALES
1. MINISTERIO DE AGRICULTURA.
1.1. Autoridad Nacional del Agua – ANA.
Creado mediante Decreto Legislativo Nº 997. La Autoridad Nacional del Agua es el
organismo encargado de realizar las acciones necesarias para el aprovechamiento
multisectorial y sostenible de los recursos hídricos por cuencas hidrográficas, en el marco de la
gestión integrada de los recursos naturales y de la gestión de la calidad ambiental nacional
estableciendo alianzas estratégicas con los gobiernos regionales, locales y el conjunto de
actores sociales y económicos involucrados.
La nueva entidad regula la actuación de las entidades del Poder Ejecutivo y de los
actores privados en la gestión integrada y multisectorial de los recursos hídricos, estableciendo
como unidad de gestión a las cuencas hidrográficas y acuíferos del país.
1.2.1. Antecedentes.
El Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), es un organismo
público descentralizado del Ministerio de Agricultura, creado por Decreto Ley Nº 25902, con
personería jurídica de derecho público interno, autonomía técnica, administrativa, económica y
financiera.
INRENA está conformado en base a entidades del Ministerio del Agricultura vinculadas
al manejo y aprovechamiento de los recursos agua, suelos, forestal y fauna silvestres, así
como la Ex-Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN).
188
renovables que hagan viable su conservación, preservación y aprovechamiento racional.
1.2.3. Objetivos.
INRENA tiene como objetivo el manejo y aprovechamiento de los Recursos
Naturales
Renovables y su entorno ecológico para lograr el desarrollo sostenible del Sector Agrario.
Frente a este contexto el, el sector a través del Ministerio de Agricultura y sus
organismos Públicos Descentralizados ha definido sus objetivos para el corto y mediano
plazo. Uno de ellos es el fortalecimiento institucional de las entidades del sector,
materializándose con relanzamiento del Instituto Nacional de Innovación Agraria, INIA, como el
agente sectorial responsable de desarrollar un nuevo enfoque a la investigación, la
innovación, la extensión y la transferencia de tecnología.
189
El Sistema de Innovación Tecnológica se define como una red de instituciones públicas
y privadas, cuyas actividades e interacciones modifican y difunden nuevas tecnologías,
constituyendo a su vez un sistema social en el cual el aprendizaje, la investigación y
exploración son las actividades centrales y en el que ocurre una relación dinámica entre las
personas y los agentes sociales, con énfasis en el conocimiento como aspecto sustantivo de la
innovación. Dentro de este Sistema subsiste y se desarrolla el Sistema de Investigación y
Desarrollo, I&D a partir del cual se genera y adapta tecnología con fines productivos,
contribuyendo al fortalecimiento de la competitividad de la economía.
190
la fruticultura mundial, especialmente la Ceratitis capitata y la Anastrepha spp. Que ocasionan
problemas sanitarios en la producción, calidad y comercialización de frutos y en los mercados
nacionales e internacionales.
Otro objetivo es controlar la moniliasis del cacao, la sigatoka negra del plátano,
desarrollando el control integrado de las plagas de la papa y del cafeto.
Que implementa estrategias para permitir a nuestro país una situación fitosanitaria y
zoosanitaria adecuada y compatible con la creciente producción agrícola y ganadera nacional,
respaldando el proceso agro exportador modernizando los sistemas administrativos, de
191
programación y seguimiento; desarrollando y patentando el Sistema Integrado de
Planificación, software que permite implementar una red informática a nivel nacional,
mejorando la infraestructura de los laboratorios, centros de producción, puestos de control
cuarentenario así también la construcción de centros de operación de moscas de la fruta.
El SENASA, capacita a profesionales y técnicos elevando su nivel para ofrecer un mejor
servicio. También capacita a productores, autoridades y población rural y urbana; logrando
cambios de actitud y mayor conciencia de la sanidad agraria del país.
192
La visión por la formación de un organismo nacional único en el que se centralicen las
actividades meteorológicas e hidrológicas, fue concretada a propuesta del Consejo Nacional de
Meteorología conformada por representantes de todos los organismos relacionados con la
meteorología y presidida por el General FAP Eduardo Montero Rosas.
Una de las metas principales que se propuso llevar a cabo el SENAMHI fue el
conocimiento, evaluación, estudio y clasificación de los recursos climáticos e hidrológicos
del país y la realización de las investigaciones necesarias para el mejor aprovechamiento de
esos recursos.
193
2.2. Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental. OEFA
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental - OEFA, ente rector del
Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental, tiene la responsabilidad de
asegurar el cumplimiento de la legislación ambiental por todas las personas naturales o
jurídicas, públicas o privadas. Asimismo supervisa y garantiza que las funciones de
evaluación, supervisión, fiscalización, control, potestad sancionadora y aplicación de incentivos
en materia ambiental, a cargo de las diversas entidades del Estado, se realicen de forma
independiente, imparcial, ágil y eficiente, de acuerdo con lo dispuesto jurídicamente conforme a
la Política Nacional del Ambiente.
Ley N° 27446, Ley del Sistema Nacional de Evaluación del Impacto Ambiental.
194
Decreto Supremo Nº 008-2005-PCM, Reglamento de la Ley Nº 28245-Ley Marco
del Sistema Nacional de Gestión Ambiental.
195
nacional en el medio ambiente geofísico orientada a la prevención de desastres
naturales en el Interior de la tierra, la Atmósfera y espacio adyacente al océano.
b) Brinda Capacitación y Perfeccionamiento de Alto Nivel, a través de sus actividades
de investigación, a estudiantes universitarios en: Métodos modernos de análisis y
procesamiento de información, Métodos geofísicos, Instrumentación y Electrónica;
c) Ofrece servicios científicos y tecnológicos en los campos donde tiene conocimiento experto
como son: Estudios de riesgo sísmico, Sismicidad inducida, Métodos de prospección
geofísica, Propagación de ondas electromagnéticas, Recepción y procesamiento de
imágenes de satélite.
196
CAPITULO X: SOBRE EL CONTENIDO DEL BIEN JURÍDICO –
PENAL EN LOS DELITOS AMBIENTALES
1. CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS.
El bien jurídico como obra del pensamiento de la ilustración, merece destacar algo
curioso en la elaboración sistemática de los juristas; siendo una categoría fundamental del
Derecho penal, motivo único de punición de las conductas prohibidas, se le conceda un
carácter "residual" o paradójicamente "fragmentario", pues no tiene protagonismo alguno en la
sistemática de la Parte Genera, sólo servirá para interpretar la ratio incriminadora de los tipos
de la Parte Especial. Cualquier exposición sobre la Parte General del Derecho Penal sitúa al
bien jurídico como su razón de protección y sin embargo en el desarrollo de la teoría analítica
del delito, no se le vuelve a mencionar, hasta llegar a la Parte Especial. Esto, definitivamente
implica, que la función de los bienes jurídicos no puede de manera alguna limitarse
exclusivamente a la mera ordenación distributiva de temas delictivos dentro de la Parte
Especial de los códigos penales, sino que debe constituir una guía interpretativa de directa
incidencia en la función interpretativa y aplicativa.
Los bienes jurídicos no son tales porque el legislador los haya catalogado
abstractamente en una norma jurídica, que puede estar supeditada quizá a un evento o
situación coyuntural, sino porque, representan presupuestos indispensables para la vida en
común. En general, los "bienes jurídicos son circunstancias dadas o finalidades que son útiles
para el individuo y su libre desarrollo en el marco de un sistema global estructurado sobre la
base de esa concepción de los fines o para el funcionamiento del propio sistema". A ello se
agrega, con razón, que al concepto de "bien jurídico" se le confiere una importancia
sistemática fundamental, no sólo en la Ciencia del Derecho penal, sino además en el plano de
la teoría general del Derecho. Se ha llegado a hablar del "dogma" del bien jurídico protegido,
de modo que sería rechazable todo precepto del que no pudiera decirse que pena conductas
que lesionan o ponen en peligro un bien jurídico, y de ahí que se diga, con toda razón, que la
función del Derecho penal sea la protección de bienes jurídicos; desterrándose de esta
manera protecciones ligadas a meras desobediencias formales, a injustos administrativos o
simplemente a cuestiones bagatelares.
197
Los bienes llamados "jurídicamente", si bien todos poseen la misma importancia y
jerarquía, habrá que advertir que tienen en su seno diferentes matices de regulación, y esto
puede verse reflejado en el sistema de coerción ejercido por el Estado. Para muestra de ello
veamos algunos ejemplos. Así en el ámbito de la responsabilidad civil se necesitará la
infracción del supuesto de hecho contenido en normas jurídicas que conciernen a la
naturaleza dispositiva de las partes involucradas, para lo cual acarreará la imposición de una
consecuencia jurídica (sanción pecuniaria o indemnizatoria), de acuerdo a lo previsto en la
Legislación civil. Por otro lado, en el ámbito del Derecho administrativo sancionador o
simplemente Derecho sancionador, si bien la vulneración de sus normas se relacionan con el
Derecho Público, es decir, aquellos intereses estatales o institucionales, que escapan a la libre
disposición de los sujetos, pero la característica estará dada por la no aplicación de una
pena, sino aquella sanción prevista en la Ley (en sentido amplio) de la materia
administrativa (por ej. multa). Sin embargo, sí existe, una parcela del ordenamiento jurídico,
que ante la presencia de determinadas formas y modalidades de ataque -sea de resultado
lesivo o peligroso- a bienes jurídicos se precise, previamente establecida en la legislación
penal, la imposición estatal de una sanción como por ejemplo la pena privativa de libertad,
teniendo como finalidad intrínseca la prevención general y especial (resocializadora) -
y que no tienen las demás ramas del Derecho- capaz de preservar lo suficientemente las
condiciones mínimas de convivencia social, esto constituye la categoría de bienes penalmente
protegidos.
198
Es necesario advertir que la protección brindada al bien jurídico-penal es a su vez una
protección realizada de manera indirecta o mediata a todos las ramas del ordenamiento
jurídico, ya que sería contradictorio que por un lado, se proteja la vida y por el otro sería
tolerable su extinción. De manera que utilizaremos la denominación: bien jurídico-penal. En
este orden de pensamiento, las funciones que realmente se considera legítima y adecuada
al Derecho penal, es la función instrumental , la misma que se concibe como medio para la
protección de bienes jurídico-penales resultantes de una selección operada conforme a los
principios de intervención mínima, que legitima a las normas penales pues consiste en el efecto
disuasorio de las conminaciones legales a sus eventuales infractores por la aplicación de la ley.
Afirmándose que las controvertidas funciones de carácter simbólico (resultado de momentos
críticos económicos, sociales o políticos que suele incidir en la criminalidad "expresiva":
terrorismo, narcotráfico; además priman las funciones "latentes" sobre las "manifiestas")
promocional (que el Derecho penal debe operar como un poderoso instrumento de cambio y
transformación de la sociedad y no limitarse a conservar el statu quo ) y ético-social (el
Derecho penal como fuerza creadora de costumbres y un "poderoso magisterio" de facto )
significa una conculcación a los principios de subsidiaridad ultima ratio - e intervención
mínima.
Así las cosas, el bien jurídico-penal deberá cumplir una función material que es
doblemente importante ligados por un aspecto crítico tanto por los objetivos dogmáticos que de
hecho protege el orden penal vigente ( lege lata ), así como las valoraciones políticos-
criminales que se relaciona con aquellos intereses que reclaman protección penal ( lege
ferenda ), bajo los cuales deben sumarse los lineamientos imperativos de merecimiento y
necesidad de pena insertados en el modelo del Estado social y democrático de Derecho.
El Derecho penal es entendido como potestad punitiva del Estado (Derecho penal en
sentido subjetivo, jus puniendi ), fundamentadora de la existencia de un conglomerado
sistemático de normas primarias y secundarias, que al estar en conexión con la realidad social
propicia que el bien jurídico asuma una importancia esencial en la reconstrucción del tipo del
injusto. Ahora bien, una breve historia del bien jurídico nos hace entender que el concepto de
bien jurídico, desde sus orígenes, no nace con pretensiones de limitar al legislador (de lege
ferenda), sino para expresar, interpretar y sistematizar la voluntad de éste, como "ratio legis"
del "ius positum" (de lege lata). Actualmente, el bien jurídico expresa un criterio legitimante
199
de limitación del poder de definir conductas criminales por parte del Estado -y no meramente
interpretativa o sistemática, y encausarlo a la exclusiva protección de bienes jurídicos; sin
embargo, esta garantía de limitación actualmente sufre una crisis. La función significativa
de delimitación sirve primordialmente para evitar una hipertrofia cualitativa y cuantitativa del
Derecho penal que eliminara su carácter de ultima ratio frente a las demás ramas del
ordenamiento jurídico. En tal línea, resultará cuestionable cualquier decisión política en torno a
la criminalización primaria -crear delitos y faltas que tenga como propósito reforzar
pedagógicamente determinadas tendencias inmorales, credos o intereses particulares (rol
de comunicación "superior"), ideologías, como el caso del "mantenimiento de la pureza de la
sangre" o la protección al "Sano sentimiento del pueblo alemán" en la cual el pueblo tenía vida
propia y que no es simplemente un conjunto de individuos; esto fundamentó la represión del
denominado Nacional-Socialismo (Escuela de Kiel), que significó para la teoría del bien jurídico
un retroceso, puesto que tuvo lugar en un Estado totalitario. Asimismo, estos hechos
interrumpieron los primeros postulados de la teoría finalista, a consecuencia de la Segunda
Guerra Mundial. Retomando el hilo argumentativo, tampoco pueden concebirse como bienes
jurídicos aquellas nociones abstractas o eminentemente valorativas sin contenido material.
Por ello, junto a las ya tradicionales funciones del bien jurídico, de orden dogmático-
interpretativo (que busca la ratio legis del bien jurídico involucrado en la protección),
garantizadora (que busca castigar solamente conductas que afectan bienes importantes) y
clasificadora (que responde a un criterio de jerarquización de los bienes jurídicos que
subyacen los tipos penales), se va perfilado paralelamente con mayor nitidez la idea de la
función critica trascendente al sistema penal, como rol decisivo de la política criminal, puesto
que constituye el punto de unión entre la realidad y la valoración jurídico-penal.
En síntesis, debe tenerse en cuenta, que el bien jurídico no integra el tipo penal y
tampoco la norma que subyace al él, sino que constituye la base fundamental sobre el cual se
construye y "re" construyen los tipos de injustos. Así las cosas, el Legislador al momento de
crear infracciones penales, tendrá que establecer determinados criterios político-criminales que
permitan justificar la incorporación de aquellos bienes jurídicos que necesitan protección desde
la órbita punitiva. Asimismo, para el Juzgador al momento de la aplicación e interpretación
teleológica-sistemática de la ley ("según el bien jurídico protegido"), este tipo penal se
convertirá en una herramienta indispensable que permitirá reducir a sus justos límites la materia
prohibitiva y delimitar previamente la posición en torno a las múltiples fundamentaciones
200
teóricas que existen en torno al bien jurídico, como también al gran contenido criminológico que
subyace en él.
No cabe duda, que uno de los puntos centrales más importante de la crítica respecto a
la teoría actual del bien jurídico, lo constituyen las nuevas formas de protección de carácter
masivo y universa. Roxin sostiene que en la tercera fase (desde 1975) de la evolución del
201
Derecho penal en Alemania, estaba determinado por el desplazamiento que experimentó los
comportamiento punibles, esto es, desde la protección individual a la protección de la
colectividad, ya que "...tales hechos delictivos el bien jurídico protegido sólo reconoce a
menudo de una forma difusa, porque los tipos delictivos, en lugar de describir formas
concretas de lesión del bien jurídico, tienden a describir situaciones de peligro abstracto
que se sitúan en una fase previa a la producción del daño".
202
determinados intereses, como puede ser el particular caso, en la Legislación argentina, del
delito de malos tratos y crueldad contra los animales? (Ley 14.346), es decir, sólo apoyando en
estas consideraciones se puede llegar a conclusiones como la de igualar a los seres humanos
la respectiva protección punitiva.
Bustos Ramírez sostiene que resulta necesario considerar una ordenación de los delitos
en vista a los bienes jurídicos, no sobre la base de una atomización de la sociedad, sino del
todo que implica un sistema. En consecuencia existen bienes jurídicos, que están referidos a
las bases de existencia del sistema y aquellos que están en conexión con el funcionamiento del
sistema. Los primeros, son los que tradicionalmente se les han llamado bienes jurídicos
individuales, como es el caso de la vida humana, la salud individual, la libertad, etc. En
cambio, los segundos, son aquellos que inciden en relaciones macrosociales. Dentro del
funcionamiento del sistema hay que distinguir, a su vez, en tres diferentes niveles: aquellos
bienes jurídicos denominados colectivos, que están presentes en forma constante en el
quehacer cotidiano de cada uno de los sujetos o grupos en que éste se integra, como el medio
ambiente, libre competencia, la política de ingresos y egresos del Estado, y los delitos contra el
orden económico. Cualquier atentado a estos bienes repercuten en la integridad física, la
libertad y la vida misma. El segundo nivel, se trata de bienes jurídicos institucionales, como la
fe pública, administración de justicia, garantías constitucionales, etc. En tercer nivel están los
bienes jurídicos de control como es el caso de la seguridad interior y exterior del Estado.
La clasificación del bien jurídico del profesor chileno nos sirve para centrar nuestro
ámbito de competencia, ya que el bien jurídico-penal ambiente es un bien colectivo; en ese
203
sentido, la protección de dichos bienes, no es nada nuevo para el Derecho penal. Los
Códigos del XIX protegían intereses colectivos: la moral pública, las buenas costumbres, la
religión, etc. Lo que ahora sucede es que aquellos intereses -que en el fondo siempre han
tenido el mismo fundamento: la dignidad de la persona- adquieren la connotación de pilares
básicos de la organización y funcionamiento del sistema social -sobre todo económico- con
relevancia constitucional en algunos casos (el sistema financiero y de tributación, libre
competencia, medio ambiente, etc.), en la cual se recepciona estos nuevos intereses y el
proceso de asimilación viene presidido por una fuente "tensión" en el Derecho penal.
Asistimos, también que otro paradigma del nuevo Derecho penal de la sociedad
postindustrial y relevante para la protección de los delitos ambientales, son los llamados
"delitos de acumulación", en el sentido que el peligro (abstracto o concreto) creado por el sujeto
ya no es un peligro parcial, en muchos casos inocuo para los objetos jurídicos protegidos, sino
que la verdadera lesividad para los mismos incide recién a través de la adición de
determinados peligros considerados globales ("daño acumulativo" o "efecto sumativo"), los
cuales no pueden contemplarse como problemas de un actuar individual, sino sólo como
problemas sistémicos, que no cabe reconducir equitativamente a acciones de personas, es
decir, no hay una lesión (o peligro) para el bien jurídico atribuible personalmente a la conducta
del sujeto concreto.
204
diseñada para un contexto netamente individualista, bajo una concepción personalista-
monista del bien jurídico, que no admitiría ninguna forma de tutela de los bienes colectivos,
sino está en función a la protección de intereses individuales, como si fuera el fin ultimo y los
únicos realmente existentes. Los bienes jurídicos supraindividuales, no es una categoría que se
halle "por encima" o "más allá" del individuo, los bienes colectivos están en función de todos los
miembros de la colectividad por lo mismo que son complementarios de los bienes jurídicos
individuales.
En los delitos ambientales el bien jurídico protegido es, en líneas generales, la
colectividad, con lo cual está en conexión con la noción de interés difuso. Se puede hacer tal
distinción, así el acto de contaminación no sólo crea riesgo al interés colectivo cuya
característica es que pertenecen a un grupo de personas indeterminadas, no precisadas en
número. Es decir todos somos titulares como por ej. cuando los ciudadanos de una localidad se
ven afectados en el ambiente donde se desarrollan por los actos que generan las empresas
industriales, mineras, etc. y esto genera también problemas de orden procesal y,
específicamente con el concepto de legitimidad que está ligado a la capacidad procesal y con
respecto a los intereses difusos la legislación comparada ha esbozado algunos mecanismos
para la defensa de los mismos.
Los bienes colectivos, a su vez, son autónomos respecto de los cuales es necesario
precisar un contenido material propio, esto no implica, sin embargo, un divorcio absoluto con
los bienes individuales ya que ambos son realidades normativas. Dicho planteamiento no
pretende una injustificada expansión del Derecho penal que iría contra los principios de
mínima intervención penal y el programa despenalizador que debe reinar en toda política
criminal. No obstante, no hay que desconocer que la titularidad de los bienes jurídicos
colectivos están al servicio de todas las personas, son pues verdaderas realidades existentes
en el funcionamiento del sistema social, que posee sustantividad y contenido material en la
descripción del injusto respecto a los bienes jurídicos personales. Ahora bien, podría hablarse
que el Estado es también portador del interés tutelado por tener legitimidad en su
preservación a un ambiente sano, entendiéndose al Estado "como la colectividad humana
organizada políticamente sobre un territorio". Siguiendo ésta línea de argumentación, Prado
Saldarriaga sostiene que es "...necesario incidir que el Estado como sujeto pasivo, no
debe comprenderse "strictu sensu"; esto es, como ente político jurídico materializado en
actos de administración pública, legislación y administración de justicia. se le debe entender
como "conjunto de seres" cuya integridad física y psíquica se ve en peligro".
205
La incorporación en los textos penales de los bienes jurídicos colectivos han sido ampliamente
cuestionable, pues desde el inicio, se dice, que se vulnera el principio de exclusiva
protección de bienes jurídicos, pues el grado de concretización de dichos bienes se difuminan
y la tipificación de las conductas se expresan en lo que se denomina "delitos con víctima difusa"
o delitos sin víctima, "...que más bien expresan "objetivos de organización política, económica
y social". En muchas situaciones, los daños producidos a los bienes colectivos son
heterogéneos, dependen de varias vicisitudes, y se presentan en diferente tiempo y lugar. El
hecho que la mayoría de los llamados delitos económicos vulneran bienes jurídicos de nuevo
cuño también redunda en esa indeterminación, pues la tangibilidad de los mismos no es
material, sino formal, jurídica. Más aún, para algunos autores como Hassemer, los bienes
jurídicos son indeterminados, difusos, intangibles, es decir sin existencia propia, sino sólo
funcionalizados en relación a la persona individual, por lo cual su lesividad también estaría
funcionalizada de acuerdo a las personas. No obstante de estas consideraciones, los textos
constitucionales, los bienes jurídicos colectivos o supraindividuales, en gran cantidad de
Estados de cultura occidental, tienen aceptable recepción, tales son los casos de la
Constitución alemana de la post-guerra, la española de 1978, y la Constitución Argentina de
1853 y sus posteriores reformas, que incorpora expresamente en los artículos 41, 42 y 43, gran
cantidad de derechos públicos subjetivos, como derecho a un ambiente sano, la defensa de la
competencia, protección de los consumidores y concede una serie de amparos colectivos.
Por último, debe tenerse en consideración que la distinción entre bienes jurídicos
individuales y colectivos tienen importantes incidencias en determinadas categorías
dogmáticas; así en la legítima defensa, resulta determinante por ejemplo, si es posible aceptar
por parte del inmediatamente ofendido que tiene que encarnar un bien individual- por el hecho
injusto; en el tema del consentimiento para la lesión del bien jurídico, que es inadmisible en
bienes colectivos, o para determinar el tratamiento del delito continuado, pues reviste interés
determinar si se trata o no bienes jurídicos altamente personales o personalísimos.
206
(fundamentalmente del Derecho administrativo), hemos establecido una "huida hacia el
Derecho penal" en materia ambiental, situación que es globalizado en casi todo el Derecho
comparado. Empero, dentro del proceso de incorporación normativa en materia penal del
ambiente, desde sus inicios se han manejado diferentes puntos de vista, que en enseguida
las analizaremos.
El panorama actual, del todavía "joven" Derecho penal ambiental, ofrece una variedad
de conceptos relacionados al contenido y características del ambiente, entre los que se
podría citar a las siguientes: la tesis que sostiene que el objeto de protección inmediato viene
constituido por el reforzamiento de la actividad administrativa protectora del medio ambiente,
convirtiéndose el medio ambiente en sí en un bien jurídico mediato y final, al que el Derecho
Penal otorga protección, pero de modo indirecto al no poder hacerlo de otra manera, dada la
complejidad de tal misión. Como puede observarse, este criterio, subraya el poder de las
facultades de la administración ambiental. O aquella tesis que entiende que el medio ambiente
es pluridimensional, en la medida que afecta tanto a bienes jurídicos individuales del hombre
integrados por la vida, la salud, y eventualmente también la libertad y dignidad humana, como
al bien jurídico supraindividual, que alude a las propias condiciones de existencia de la
sociedad como tal y del que es titular la colectividad humana. En esta oportunidad se
demuestra que el objeto de protección sería la confluencia o una síntesis de intereses
207
individuales y colectivos.
En la Constitución española de 1978, en el art. 45, se prevé concretamente que
debe protegerse el medio ambiente, sin embargo, éste no fue el único inconveniente que tuve
que enfrentar el proceso de constitucionalización de la valores ambientales, pues dicho artículo
estimaba su protección mediante el Derecho penal. Esto se conoce con el nombre de los
"mandatos constitucionales de criminalización". Es cierto que los arts. 45 y 46 contiene
aparentes mandatos expresos de protección penal del ambiente y del patrimonio histórico. Otro
tema, que son problemáticos, son los mandatos tácitos de criminalización. Ello había llevado a
cierta doctrina a señalar que la regulación del delito contra el medio ambiente en el Código
penal derogado era "inconstitucional por omisión", al no prestar, a su juicio, una protección
suficiente al medio ambiente en los términos del art. 45 CE.
En el Código Penal argentino, en el Libro Segundo, Titulo VII, se encuentran los Delitos
contra la Seguridad Pública, y dentro del Capítulo IV, los Delitos contra la Salud Pública, en la
Legislación complementaria, se hace a través de la Ley de Residuos Peligrosos. Lo que hace
falta es, en el ordenamiento jurídico-penal argentino, es un título especial para los delitos
ambientales, o directamente una ley penal especial. En Argentina, las primeras Jornadas
Argentinas de Derecho y Administración Ambientales realizadas en Buenos Aires, en Abril de
1974 se recomendó que cuando la Constitucional Nacional fuera reformada se agregara una
norma indicando que "los habitantes, las autoridades públicas y las personas jurídicas, tienen
el deber de cumplir y de no omitir los actos conducentes a la preservación del entorno y la
calidad de vida, o a la corrección del deterioro ya sufrido por éstos". Luego, en el Primer
Congreso Argentino del Ambiente, realizado en agosto de 1981, se recomendó ?el
reconocimiento expreso, a nivel constitucional, de un derecho subjetivo a vivir en un medio
ambiente digno".
208
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño
ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los
recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad
biológica, y a la información y educación ambientales. Corresponde a la Nación dictar las
normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, a las provincias, las
necesidades para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales. Se
prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los
radioactivos".
Las Empresas tanto de capital privado como de actividad empresarial del Estado o
miembros integrantes (o funcionarios públicos) de la misma, tienen la obligación normativa de
jerarquía constitucional de hacer lo posible para evitar posibles afectaciones al ambiente, y si
ya vulneraron, tratar de aminorarlas; es más, la norma establece que las degradaciones
ambientales pueden provenir no solamente a través acciones positivas, que en el plano
estrictamente jurídico-penal, serán personas físicas, sino que también pueden provenir de
omisiones. Con este criterio esbozado, bien podría ampararse en los denominados "mandatos
tácitos de criminalización", en el sentido que es la propia Constitución la que contiene
implícitamente un mensaje de protección. La discusión estaría planteada, si aquel mandato
constitucional no solamente comprende a hechos necesitados de convertibilidad delictiva de la
Parte Especial, sino también a categorías dogmáticas de la sistemática del hecho punible en
sentido positivo (delitos de acción u omisión, etc.) o sentido negativo (como la tentativa,
legítima defensa, estado de inculpabilidad, etc.). A mi juicio, a partir de esta consideración
209
normativa-constitucional legitima cualquier construcción dogmática en base a la teoría de la
responsabilidad penal por omisión del empresario (respecto a su posición de garante en la
tutela del entorno, que englobaría la frase pertinente "...está obligada a tomar las precauciones
para evitarlo.") por daño al ambiente natural.
210
expresado en la Exposición de Motivos podría entenderse justificado desde una perspectiva
integradora, porque quienes realizan el injusto típico por ej. del delito de contaminación
ambiental (art. 314° del CP peruano) son personas que se encuentran al interior de entes
colectivos, los mismos que, para consumar el delito de contaminación, deben de
sobrepasar los límites establecidos previamente, es decir, son personas principalmente que
pertenecen criminológicamente a estratos socio-económicos privilegiado (delincuencia
económica). En otras palabras, otras serían las preocupaciones del legislador peruano
concerniente quizá a la concretización de los tipos penales y su complementariedad con la
normatividad administrativa, y no la preocupación de la ubicación sistemática en un texto
punitivo, situación que podría entenderse puesto que todavía no se manejaba un criterio
generalizado en aquel entonces, la misma que se ha venido consolidando a través del tiempo
en la doctrina y en la legislación.
211
ambiente como bien autónomo, lo que trae como problema si tenemos que esperar una
lesión o puesta en peligro de este bien jurídico. En la segunda, le quita autonomía a los
bienes colectivos, que coincide con los postulados de la Escuela de Frankfrt en que sólo es
una forma de adelanto de protección de los bienes individuales, esto es, existe una relación
de dependencia con ellos. Ahora, aun cuando se acepte un antropocentrismo moderado, se
presentan varios enfoques del ambiente, entre los que se podría mencionar:
La concepción amplia parte del concepto "ambiente" que se refiere al "entorno" que
rodea al hombre donde se puede identificar dos conceptos contrapuestos: el ambiente natural
(aire, suelo, agua, flora y fauna) y ambiente artificial, el cual comprende a su vez al ambiente
construido por el hombre (edificios, fábricas, vías de comunicación, etc.) y al ambiente social
(sistemas sociales, económicos, políticos, culturales). Frente a tan amplios conceptos, se ha
señalado que, aún cuando efectivamente estos ponen la interrelación existente entre todos
los factores que condicionan el marco y las condiciones de vida del hombre, son, sin embargo,
poco satisfactorios desde el punto de vista penal, pues su propia amplitud hacen difícil
configurar su protección como bien jurídico autónomo. Así pues, si la definición de dicho bien
jurídico se amplía hasta los límites más extensos posibles entendiendo por ambiente a "todo
aquello que de una manera positiva o negativa puede influir sobre la existencia humana digna
o en una mayor calidad de vida, la cuestión saldrá ya posiblemente de los límites de la política
criminal para entrar en la problemática de la transformación profunda de nuestros hábitos de
vida".
Una posición diferente es la concepción estricta de ambiente que se identifica con los
elementos naturales de titularidad común y de característica dinámica, es decir, que reconduce
toda la amplia problemática de la protección ambiental a la tutela del aire y del agua
descartando los ámbitos concernientes al suelo, flora y fauna. Esta concepción se le ha
descartado por que no cubre lo suficientemente todos los elementos naturales que componen
el sistema ambiental que son regulados e incorporados generalmente a través de los procesos
de constitucionalidad de los valores ambientales como son el suelo, la fauna y la flora, así como
la relación del hombre con dichos elementos.
En todo caso, existe una concepción intermedia entre las dos antes mencionadas, que
es la tesis preferida actualmente por la doctrina penalística, que deduce el contenido del bien
jurídico a partir de las normas constitucionales por lo que siguiendo al profesor Bacigalupo, nos
dice que el objeto de protección en el Derecho penal del ambiente debe referirse al
212
"...mantenimiento de las propiedades del suelo, el aire y el agua, así como de la fauna y la flora
y las condiciones ambientales de desarrollo de estas especies, de tal forma que el sistema
ecológico se mantenga con sus sistemas subordinados y no sufra alteraciones perjudiciales".
Por su parte Queralt define al ambiente "...como el conjunto de medios naturales que en su
cantidad y combinación configuran el hábitat actual para el hombre, para fauna y la flora, y
cuya alteración por medio nocivo para naturaleza y desarrollo biológico propio de dichos seres
y objetos es contraria al equilibrio natural de la vida humana, animal y vegetal en la
tierra".
213
naturales, contra los ecosistemas, contra el medio ambiente, contra la calidad de vida, delitos
contra la ecología, etc. Hacemos una breve observación con relación a ésta ultima forma de
tutela. Coincido con quienes sostienen que ambiente no es sinónimo de Ecología, y para tal
efecto desarrollaremos el significado de cada uno: ecología, término acuñado por el biólogo
alemán Ernst Haeckel en el año 1869, que deriva del griego oikos que significa "casa".
Literalmente la ecología es el estudio de las "casas" o más ampliamente del hábitat de los
seres vivos, técnicamente podemos definir a la Ecología: "Es aquella que se desprende de la
biología y que se ocupa de estudiar e investigar las relaciones de los seres vivos -
plantas y animales, incluyendo el hombre-con su medio, sus ambientes físicos o biológicos,
creando condiciones favorables para su continuación y perfeccionamiento". La Ecología es una
ciencia, y como tal el objeto material y jurídicamente es sumamente abstracto y el
Derecho penal no puede proteger (es decir, como bien jurídico) a través de sus normas una
ciencia. La Ecología es un ciencia o disciplina que estudia las relaciones entre los seres vivos y
su medio, no es objeto de protección por el Derecho penal, entonces no puede ser un bien
jurídico tutelado por el Código penal.
No obstante, en el único capítulo que contiene el Título XIII del CPp se señala lo
siguiente: "Delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente"; antes bien, nuevamente
nos preguntamos: ¿cuál entonces es el bien jurídico penalmente protegido?, ¿La Ecología, los
recursos naturales o el medio ambiente?, o ¿Será acaso que la Ecología contiene a estos dos
últimos?. Los Recursos Naturales es aquella parte de la Naturaleza que tiene alguna utilidad
actual o potencial para el hombre, es decir, son los elementos o cosas naturales que el ser
humano aprovecha para su propia existencia material o espiritual. Definitivamente la
214
denominación nos parece innecesaria y redundante, pues el vocablo ambiente se relaciona con
todos recursos naturales existentes, por lo que sería conveniente, de lege ferenda, que se
utilice la denominación en el Título XIII: Delitos contra el ambiente, o mejor Estabilidad del
Ecosistema, como veremos más adelante De las definiciones aludidas consideramos que la
Ecología es una ciencia, perteneciente a una rama del saber humano y el Derecho penal no
puede proteger mediante sus normas una ciencia y menos fijar límites para determinar un bien
jurídico-penal, es más la referencia a "Ecología", nos remite a una realidad demasiada amplia
que escapa a cualquier precisión político-criminal, ya que alcanza a aspectos que tienen que
ver por ejemplo con la demografía, la agricultura, la actividad minera o industrial. A pesar de la
incorrección del término "medio ambiente", porque se considera sumamente redundante, algo
así como decir "sustancia química" o "cultura humana", a la par que el término "medio" también
significa "mitad", lo que podría suponerse que se está hablando de una mitad del ambiente, lo
cual es opuesto a lo que se quiere aludir. A mi juicio, entonces, prefiero el término "ambiente",
por cuanto considero que la expresión "medio ambiente" presenta un carácter redundante,
siendo por ellos equivalentes o tautológicos.
Como cuestión previa debemos establecer algunos lineamientos que nos permitan
abordar el tema del bien jurídico de acuerdo con la doctrina más actual. Así, el Derecho penal
contemporáneo se fundamenta en principios de exclusiva protección de bienes jurídico-penales
importantes, seguidos del principio de subsidiaridad, de necesidad y de efectividad. Esto
significa en palabras de Luzón Peña que solamente se consideren punibles aquellas acciones
de ciertos autores frente a las que, en virtud de su gravedad, de la situación y de las
circunstancias concurrentes, una determinada pena aparece, tanto en general como en el caso
concreto, como merecida, proporcionada y necesaria.
En efecto, creo también que la discusión jurídica -al margen de su variedad y
complejidad que representa el concepto de ambiente- hace patente una idoneidad en los
procesos de criminalización tanto primaria (creación de norma) como secundaria (aplicación de
la norma). Como indica ESER la cuestión está en identificar la problemática que puede
resumirse en tres consideraciones: La cuestión del merecimiento de protección: por qué y en
qué medida, la naturaleza y el ambiente son, en general digno de protección; la cuestión de la
necesidad de protección: hasta qué punto esta protección debe ser de tipo jurídico; La
cuestión de la capacidad de protección: en qué medida, y con qué instrumentos jurídicos,
parece finalmente alcanzable la protección requerida.
215
En tal línea de pensamiento comparto aquellas opiniones, y muchas de ellas plasmadas
ya en sendos cuerpos legales, que subrayan la naturaleza autónoma del bien jurídico
"ambiente natural". Esta afirmación, sin embargo, nos debe guiar, en principio, que la
fundamentación preventiva que realiza el Derecho penal, debe ser a lo estrictamente
necesario para proteger a la Sociedad, que incluya a su ámbito de aplicación ataques más
graves o más peligrosos.
216
manifestaciones de la fragmentariedad, en consecuencia, es a través de los "tipos" donde el
Derecho penal originariamente debe seleccionar los bienes jurídicos y a su vez
determinar los comportamientos relevantes; la protección penal debe atender una necesidad
político-criminal, acorde con su naturaleza y función, de tal forma que la protección del
ambiente no gira en torno a una tutela "global" o "totalizadora", que conllevaría a un Estado
policial y provocaría la angustia e inseguridad en los ciudadanos, ya que se estaría
criminalizando todo comportamiento típico (acciones u omisiones) que sea perjudicial para el
ambiente natural, y obviamente de lege ferenda se exigiría que el Título XIII del CPp no solo
tuviera un listado de 11 artículos (selectivo y parcial) que castiga las conductas anti-ecologistas,
sino quizá 15 ó 20 o más artículos para dar protección a casi todo lo que tenga que ver con el
ambiente, haciéndolo "caer" en demasiadas casuísticas por cierto lamentables-
relacionadas con descripciones típicas detallistas, con la consiguiente tendencia a una
sobrecriminalización primaria, que es precisamente lo que se quiere evitar.
217
en la protección del ambiente. De esta forma, me inclino, a la postura del profesor Caro Coria
cuando sostiene que el bien jurídico-penal a ser protegido por el Derecho penal es en general
la "estabilidad del ecosistema". La estabilidad es el atributo del ecosistema que le permite
subsistir en el tiempo y en el espacio, permitiendo de ese modo la vida en condiciones
naturales. Entendida como la capacidad o las posibilidades del ecosistema de resistir a las
perturbaciones externas, de origen natural o humano. En 1935, Tansley, introdujo por vez
primera el término ecosistema, definiéndolo como un "sistema total que incluye no sólo los
complejos orgánicos sino también al complejo total de factores que constituyen lo que se llama
medio ambiente". El concepto ecosistema es un concepto holístico. Relaciona partes (seres
humanos) a los conjuntos (ecosistemas) que las contienen; por el contrario, el concepto de
medio ambiente abarca sólo un término de la relación integral entre organismos y medio
ambiente.
218
los siguientes términos: "...un conjunto de sistemas compuestos de objetos y condiciones
físicamente definibles que comprenden, particularmente, ecosistemas equilibrados bajo formas
en que los conocemos o que son susceptibles de adoptar en un futuro previsible, y con lo que
el hombre, en cuento punto focal, ha establecido relaciones directa". En tal línea
pensamiento, la protección penal del bien jurídico debe ser en este punto "el ambiente natural"
sintetizado mejor como sistema de un todo, concretizado en la estabilidad del ecosistema,
despojándose por tanto de aquellos bienes jurídicos tradicionales que dan un contenido
antisistémico, parcial y estática del ambiente, por lo que es necesario enfatizar que el ambiente
se protege por poseer sustantividad por sí misma y no en función a una concepción amplia del
ambiente, que puede causar a otros valores fundamentales como la vida humana, la salud
individual o pública, la propiedad de animales, plantas o cosas que ya cuentan con protección,
por tradición, en el Derecho penal.
Desde esta perspectiva, el sistema natural está compuesto por los siguientes
elementos: el aire, el suelo, el agua (o con más propiedad de la atmósfera, litosfera y
hidrosfera respectivamente), además la flora y la fauna. Dichos elementos naturales se
contemplan no de manera aislada y separada, sino interrelacionados entre sí como partes
integrantes de los ecosistemas o sistemas naturales -complejos "conjuntos(s) geográficos(s)
que conforman(n) la naturaleza"- y en cuyo equilibrio se conforma aquél "vital idóneo y natural",
condición de la vida animal y de las formas vegetales complejas del planeta. Ello significa,
entonces, que ninguna planta, animal, existe en aislamiento total, asimismo, que ningún
factor abiótico (agua, atmósfera y suelo) o bióticos (flora y fauna) opera en completa
independencia. Así este contexto, aún en situaciones lícitas de aprovechamiento de los
recursos naturales debe hacerse teniendo en cuenta su menor impacto negativo hacia otros
recursos; por ejemplo el aprovechamiento de los minerales impacta en la Naturaleza, como
también en los recursos forestales.
Tenemos que tener en cuenta que la estabilidad del ecosistema tiene un grado de
vinculación con la comunidad no solamente con las generaciones existentes sino también con
las futuras, pero que aquellos tendrán el deber, sobre todo moral, de preservar el ambiente
natural, la misma que asegurará la supervivencia de los seres humanos. Definitivamente, si
bien dicha estabilidad en el ecosistema deber perdurar en el tiempo, también deber tenerse en
consideración que no debe decidir sobre el fundamento que deber tener como bien jurídico-
penal, precisamente porque contradice las bases mínimas del Derecho penal, puesto que debe
protegerse intereses actuales y reales, no potenciales o hipotéticos en el supuesto que algún
219
día llegasen a existir. Entonces, la protección de las generaciones futuras, sin duda alguna, es
sólo una connotación ética-ecológica, que bien podría sustentar una protección en otras ramas
del ordenamiento jurídico, donde se prevean sanciones administrativas en caso, por ejemplo,
de la caza indiscriminada de especies protegidas, donde si bien son relevantes para mantener
la estabilidad del ecosistema, no de toda el planeta, sino en una determinada localidad.
220
Existen ecosistemas donde el hombre predomina notoriamente, como en el caso de las
ciudades, pero en aquellos donde el hombre se encuentra "naturalmente", también interfiere
negativamente: la pesca en el mar y en los ríos, elimina selvas, tala árboles y bosques, extrae
petróleo del desierto. Las alteraciones se pueden encontrar hasta en las meras actividades
agrícolas donde radicalmente cambia el equilibrio del ambiente natural al decrecer las
variedades de especies vegetales y animales. Acá podemos ubicar a las actividades
económicas contaminante producido en principio por aparatos o equipos industriales, pero
manipulados por acción humana, que ingresado directa o indirectamente a la atmósfera,
litosfera o hidrosfera genera cambios progresivos en red ecosistemática. Asimismo es
menester advertir que todos los proyectos consistentes en la realización de obras o actividades
que produzcan o sean susceptibles de producir algún efecto negativo al ambiente de la
Provincia de Buenos Aires y/o sus recursos naturales, deberán obtener una Declaración de
Impacto Ambiental expedida por la autoridad ambiental provincial o municipal según las
categorías que establezca la reglamentación (Ley marco 11.723, art. 10 -Del Impacto
Ambiental).
El grado de vulnerabilidad perjudicial estará supeditado a la capacidad de resistencia o
flexibilidad que posea cada territorio o localidad. Lo esencial, como hemos visto, es que
enuncia que todos los ecosistemas tienden hacia la estabilidad, o en todo caso, cuando más
diverso y complejo es un ecosistema, mayor estabilidad posee. Existe siguiendo a Prado
Saldarriaga- una escala de magnitud que permite clasificar y diferenciar los impactos negativos.
Ella toma en cuenta indicadores cualitativos y cuantitativos referidos a los grados de
asimilación, tolerancia o recuperación que esta clase de impactos proyectan en el ambiente
en el ecosistema. En ese sentido se clasifica a los impactos negativos en compatibles,
moderados, severos y crítico. Sólo ésta clase de impactos negativos producidos obviamente
por actividad humana se tildarán de penalmente protegibles, ello en virtud de los principios
rectores de fragmentariedad, subsidiaridad y utilidad de la intervención punitiva mínima.
221
RESUMEN
Cada uno de los temas estipulados en esta Segunda Unidad de Aprendizaje son de
suma importancia para el desarrollo de la asignatura y por ende la comprensión de la misma.
Proporciona a cada uno de los estudiantes su participación en el análisis crítico de lo
concerniente a las Instituciones que contribuyen con la protección del Medio Ambiente, lo cual
conllevara a su compromiso por el aprendizaje de las Unidad posterior y consecuentemente
culminar el desarrollo de la asignatura de manera satisfactoria.
222
AUTOEVALUACION
Derecho Ambiental
(II Unidad)
I. Estimados estudiantes coloque V o F, según corresponda
2. El PNUMA cuenta con el Programa de mares regionales, integrado por más de 50 países.
Este Programa busca proteger los ríos, así como de promover su uso racional. ( )
5. La capacidad de resistencia del ecosistema tiene que ver con el tema de la "estabilidad" que
se antepone usualmente al término "ecosistema", generalmente cuando existe estabilidad en el
ecosistema natural, no tendrá mayor importancia para el ámbito jurídico, sino más bien cuando
la aludida estabilidad se vea amenazada o dañado, la misma que puede deberse a hechos
provocados a través de acciones que realice una persona ( )
223
SOLUCIONARIO DE AUTOEVALUACION
Derecho Ambiental
(II Unidad)
I. Estimados estudiantes coloque V o F, según corresponda
2. El PNUMA cuenta con el Programa de mares regionales, integrado por más de 50 países.
Este Programa busca proteger los ríos, así como de promover su uso racional. ( F )
5. La capacidad de resistencia del ecosistema tiene que ver con el tema de la "estabilidad" que
se antepone usualmente al término "ecosistema", generalmente cuando existe estabilidad en el
ecosistema natural, no tendrá mayor importancia para el ámbito jurídico, sino más bien cuando
la aludida estabilidad se vea amenazada o dañado, la misma que puede deberse a hechos
provocados a través de acciones que realice una persona ( V )
224
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Olarte, D. (2009). La efectividad del derecho internacional del medio ambiente. Colombia.
Recuperado de:
http://site.ebrary.com/lib/bibliocauladechsp/reader.action?docID=10345357 (01.03.2015).
Funtowicz, De Marchi, Carvhalo, Osorio, Pesci, Luzzi, Riojas, Esteva, Reyez & Gomez (2003).
La Complejidad Ambiental.(2da. Ed). Argentina
225
III UNIDAD:
DERECHO DE ACCION POR
AGRAVIO DEL MEDIO AMBIENTE
226
En la tercera unidad se ha tomado la información de los siguientes autores:
227
Derecho que se desarrolla en el Teorema de Coase.
Sin embargo, durante los años 1960 a 1990, los conceptos de justicia y eficiencia
retornaron para asociarse y se convirtieron en los ejes conductores de la economía del
bienestar, gracias a, entre otras, las aportaciones teóricas de John Rawls, en su obra A
Theory of Justice e incluso, a la apremiante realidad económica, social, política y ambiental
que a escala mundial se vivió en ese período, y que motivaron a crear un proceso de
reasociación de la justicia y la eficiencia, adquiriéndose el concepto de igualdad como justicia
distributiva, es decir, una estructura social que consagre el despilfarro con la coexistencia de la
marginación y la mitigación del medio ambiente en el ámbito multinacional y especialmente a
los países megadiversos, no puede ser justa. Es por ello que en las décadas de los años 60´s y
70´s, un sector de la teoría jurídica abrió sus puertas a la consideración del concepto de
eficiencia, con todas sus tendencias, a lo que se conoce como el “Análisis Económico del
Derecho”. Incluso, algunos seguidores están de acuerdo en postular que la producción del
derecho, tanto legislativa como jurisdiccionalmente, deben orientar sus decisiones hacia la
consecución de la eficiencia.
228
situación social óptima (óptimo paretiano), sólo sí a partir de ella, no es posible cambio
alguno que satisfaga la doble condición de que al menos un individuo salga con él ganando y
ninguno salga perdiendo. Consecuentemente desde el punto de vista del derecho ambiental, la
sustentabilidad se encuentra conceptuada dentro del óptimo paretiano, ya que en la medida
en que se tome en cuenta la necesidad jurídico-económica de internalizar los costos
ambientales, tal y como lo expresa Coase en su teorema, se formularán decisiones jurídicas
fundamentales eficientes (leyes y resoluciones jurisdiccionales) y el sistema jurídico
ambiental será justo, al existir seguridad jurídica, desde el punto de vista jurisdiccional, y
certidumbre jurídica desde el punto de vista legislativo. Por ende, un cierto estado social es
eficiente sí y sólo si es un óptimo de Pareto.
229
manera: Un individuo económicamente inmerso en el mercado, deberá producir
sustentablemente para dar cumplimiento a la legislación ambiental, mientras se internalicen los
costos ambientales, a cambio de las externalidades, previamente a que existan casos resueltos
en las decisiones jurídicas fundamentales que así desplieguen al aprovechamiento sustentable
y sus límites permisivos; para lograr la protección ambiental, por medio de la certeza y
seguridad jurídicas, como requisitos de la eficiencia y justicia. Por ello, el Teorema de Coase en
el Medio Ambiente consiste en la sustentabilidad.
Ahora bien, es en las resoluciones judiciales en las que debe encontrarse inmersa la
necesidad de la eficiencia y seguridad jurídica como hilo conductor del desarrollo sustentable,
por ello en este rubro, las máximas autoridades judiciales deben considerar al Análisis
Económico del Derecho, desplegado por el Teorema de Coase como parte de lo jurídico-
económico-ambiental; trinomio que se ocupa de las cuestiones normativas que sirven como
guía para emitir criterios agudos y tenaces para las decisiones jurídicas fundamentales que
implican que las reglas jurídicas que se adopten tengan como primer marco de referencia y
parteaguas al concepto de eficiencia.
230
es sólo un ingrediente de la justicia, es decir, debe tomar en cuenta la totalidad del sistema
jurídico utilizando como herramienta la combinación de la eficiencia y la justicia distributiva, que
se despliega mediante la combinación de las actividades productivas que forman parte del
derecho privado y la justicia distributiva, que resuelve el problema del daño ambiental y la
responsabilidad ambiental, teniendo en cuenta al productor del daño, y al medio ambiente
dañado, como otro sujeto abstracto de la relación daño-reparación, planteándose una exigencia
de compensación a cargo del causante del daño y en la cuantía necesaria para repararlo, y sólo
se logrará mediante la internalización de costos ambientales contra las externalidades del daño,
causado que provocan la interferencia. Por tanto, el límite de la eficiencia es precisamente la
justicia distributiva, para lograr que el que aprovecha los recursos naturales retorne a la
naturaleza y a la colectividad reconocida en la garantía constitucional de que todo individuo
tiene derecho a un medio ambiente adecuado; su reparación consecuencia del daño
previniendo que el costo de la reparación como externalidad, tenga como consecuencia una
mayor ventaja económica en el aprovechamiento y un aumento en el precio del producto.
231
existen bienes ambientales de propiedad privada; por ende, estamos ante un derecho
subjetivo público que se configura al menos como el derecho de todo individuo a gozar de un
ambiente sano. De ahí la necesidad de que la justicia distributiva consagre al principio de
justicia ambiental y resuelva las interferencias de las externalidades por no internalizar los
costos ambientales; por ello debe aplicarse el Teorema de Coase para materializarse, ex ante
en la legislación y ex post en las decisiones judiciales, y así materializar fáctica y jurídicamente
el Principio de Justicia Ambiental.
a. La necesidad de remediar el daño provocado por las externalidades que se verifica en las
interferencias, mientras existan normas que regulen la obtención de beneficios mayores que la
internalización de costos; y
b. el reconocimiento del interés jurídico difuso; es decir, aquél que no corresponde
exclusivamente a la nación ni a los particulares, sino a la colectividad, como la titularidad
232
colectiva por naturaleza del bien jurídico medio ambiente, independientemente de que la
propiedad de los recursos naturales pueda ser de naturaleza pública, privada o social; es decir,
es imperativo reconocer la acción de clase.
233
las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales. Resolviendo el problema de las
interferencias por la no internalización de los costos ambientales que provocan las
externalidades de daño medioambientales.
Los anteriores principios han sido incorporados al marco jurídico ambiental, a través de
reformas a la Constitución Política, y de la expedición de diversos ordenamientos legales, tales
como la LGEEPA, ley marco que materializa la programación y gestión de la política ambiental,
y los criterios aplicables a los recursos naturales regulados por otras disposiciones legales: la
Ley General de Vida Silvestre, y la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable.
234
jurisdiccional.
Entre la doctrina existen diversas teorías para diferenciar a los intereses difusos de los
sociales y de los colectivos, pero independientemente de cuál sea el concepto más apropiado
para denominar a los derechos ambientales, lo que sí puede advertirse es que se trata de
derechos supraindividuales y metatemporales, mismos que por su naturaleza traen aparejado
el problema de su legitimación. En la legitimación común se actúa con base en la titularidad de
un derecho subjetivo propio, en tanto que, en el caso de los intereses difusos o de grupo, el
problema radica en determinar a los sujetos legitimados activamente, para promover las
acciones relativas a los intereses de la colectividad.
235
trasciendan y salvaguarden el Medio Ambiente y a la colectividad afectada, por el daño
producido que tendrá como lógica consecuencia quebrantar y comprometer el desarrollo, salud
y bienestar de las próximas y futuras generaciones.
De ahí que sea necesario obligar a internalizar los costos ambientales a todos los
productores, para que dejen de existir externalidades que provocan interferencias en contra del
medio ambiente, lo que implicará reconocer que este constreñimiento traerá como
consecuencia lograr uno de los requisitos del desarrollo sustentable, y así crear una cultura
de interpretación e integración constante del marco jurídico ambiental, en la esfera de
236
competencias del Poder Judicial, que vaya adecuándose progresivamente a las necesidades
cambiantes y diversas de los distintos actores involucrados en la gestión y política ambientales,
considerando necesario aplicar el Teorema de Coase, mediante la resolución del problema
generado por las interferencias derivadas de los daños producidos al medio ambiente
consecuencia de las externalidades. Esto aporta un elemento de equidad que sería el
complemento idóneo de la seguridad jurídica que pretenden dar las leyes en la materia.
Asimismo, es fundamental la creación de un acervo de jurisprudencia ambiental, que se
convierta en un factor determinante en la consolidación de los principios rectores de la
política ambiental. Por tanto, es factible afirmar que el sistema jurídico, no debe dejar pasar
de lado el contenido de la eficiencia como primicia de la sustentabilidad en las decisiones
jurídicas fundamentales ni en los casos difíciles. Es responsabilidad de todo abogado proveer
lo necesario para delimitar las interferencias de las Internalidades y externalidades a la luz de la
protección al medio ambiente.
8. CONCLUSIÓN.
237
Existe una conciencia mundial de la importancia y trascendencia de la existencia del
daño ambiental y que es fundamental atender sus causas (interferencias producidas por las
externalidades, causadas por la no internalización de costos). Por ello, se requiere de una
participación activa del Poder Judicial, no sólo para dirimir controversias que se susciten en
materia ambiental y consecuentemente para generar la jurisprudencia necesaria para actualizar
el propio marco jurídico del desarrollo sustentable, sino también para promover en el ámbito de
su competencia las reformas necesarias a la legislación, y facilitar el acceso a la seguridad
jurídica como un componente de la sustentabilidad; siempre considerando en su construcción,
que el Teorema de Coase y el Análisis Económico del Derecho, han pasado de ser teoría,
forma de argumentación jurídica y dogma jurídico; a una herramienta de carácter fáctico que es
de vital importancia tomarla en cuenta para transcribir la realidad que urge sea normada de
forma eficaz y eficiente, derivada de la clara interdependencia hombre-naturaleza.
238
CAPITULO XII: EL DAÑO AMBIENTAL, CARACTERÍSTICAS Y
PRINCIPALES COMPONENTES
Daño ambiental es toda acción, omisión, comportamiento u acto ejercido por un sujeto
físico o jurídico, público o privado, que altere, menoscabe, trastorne, disminuya o ponga en
peligro inminente y significativo, algún elemento constitutivo del concepto
ambiente, rompiéndose con ello el equilibrio propio y natural de los ecosistemas.
Si bien el daño ambiental puede ser producido de manera casual, fortuita o accidental,
por parte de la misma naturaleza, el daño jurídicamente regulable es aquel que es generado por
una acción u omisión humana que llega a degradar o contaminar de manera significativa y
relevante el medio ambiente.
Esa conducta humana, activa u omisiva, puede ser voluntaria o involuntaria, dolosa o
culposa, lícita o ilícita. A la vez puede ser realizada por el sujeto actuando por si, o por encargo
de otro, ya sea persona física o jurídica, pública o privada.
El hecho dañoso puede ser individual o colectivo, tanto desde un punto de vista del
sujeto o sujetos activos que lo producen, como por parte del o los sujetos pasivos que sufren las
consecuencias del mismo. De esta manera, el daño ambiental puede ser generado por un
único sujeto, (físico o jurídico) o bien, por una pluralidad de agentes, siendo por lo general
de difícil determinación el grado de responsabilidad de cada uno de ellos.
La conducta dañosa del medio ambiente puede provenir tanto de sujetos particulares o
privados, como del Estado y sus instituciones, entendiendo por esta tanto la administración
239
centralizada como la descentralizada. La conducta dañosa del Estado puede ser activa u
omisiva; de manera activa cuando por medio de sus funcionarios o servidores, obrando lícita o
ilícitamente, en cumplimiento o no de planes debidamente aprobados, causa daño al equilibrio
ambiental; y omisiva, cuando, por medio de sus instituciones y funcionarios omite controlar,
vigilar, monitorear y sancionar las actividades de los particulares que degradan o contaminan
los elementos constitutivos del ambiente.
La conducta degradante o contaminante del ambiente puede ser tanto lícita como
ilícita. La licitud o ilicitud depende de su conformidad o no con el ordenamiento jurídico. Se
considera lícita, la conducta activa u omisiva, que se encuentra en concordancia con el bloque
de legalidad imperante, y por tanto, cuenta con el aval o permiso de las autoridades
correspondientes, pero que a pesar de ello, es generadora de daños, aun cuando no se
sobrepasan los límites establecido por la normativa administrativa o por la autorización. Por
otro lado, se considera ilícita aquella actuación que violente el ordenamiento, y por tanto, no
cuente con los permisos de rigor otorgados por las autoridades administrativas o judiciales, o
bien, sobrepase los estándares mínimos de tolerabilidad.
De esta forma, se rompe con una de los elementos característicos del derecho de
daños, por el cual, éste debe ser siempre cierto, efectivo, determinable, evaluable,
individualizable y no puramente eventual o hipotético, pues, tratándose del daño ambiental, es
240
necesario únicamente su probabilidad futura para determinar su existencia y tomar las medidas
necesarias con el fin de impedir sus efectos nocivos.
El daño ambiental es difuso, no solo por la dificultad que entraña identificar a los agentes
que lo causan, sino también, por la determinación de los sujetos que se encuentran
legitimados para entablar acciones judiciales o administrativas ante los órganos
competentes, así como aquellos a los que puede alcanzar una posible indemnización.
Por otro parte, el daño ambiental puede llegar a ser expansivo en el tanto su hecho
generador crea efectos de tipo negativo, y en ocasiones estos llegan a convertirse en
nuevas causas generadoras de otro tipo de daños, ocasionándose por tanto, una
cadena que a la postre, podría llegar a ser interminable, afectando de esta forma una
multiplicidad de recursos. Es así como los elementos que producen molestias pueden
ser difusos y lentos, sumarse y acumularse entre sí y son susceptibles de producir
efectos a grandes distancias. La concurrencia de varios agentes contaminantes, en
muchas ocasiones hace difícil la apreciación de la relación de causalidad en los términos
tradicionales del concepto.
El daño ambiental puede ser también concentrado o diseminado, siendo el
primero aquel tipo de daño cuya fuente es fácilmente identificable derivado de un suceso
discreto o continuo, mientras que el daño diseminado o difuso, se
presenta cuando existe una multiplicidad de fuentes productoras del daño, esparcidas
territorialmente, siendo su identificación e individualización de gran dificultad.
Desde un punto de vista temporal el daño ambiental se podría catalogar como de
continuado, permanente o bien progresivo. El daño continuado es aquel que es producto
241
de un proceso dilatado en tiempo, y por lo tanto su desarrollo no es consecuencia de
una única acción localizable en el tiempo, sino que es obra de un conjunto o sucesión de
actos, de un mismo o varios autores, en épocas diversas. Si los efectos del daño
ambiental continúan en el tiempo, estaríamos en presencia de un daño
permanente. Por su parte, daño progresivo es aquel que es producto de una serie de
actos sucesivos, cuya conjugación provoca un daño mayor que la suma de cada uno de
los daños individualmente generados por cada acto lesivo; es lo que los científicos
denominan procesos de saturación.
Todas estas características especiales que distinguen al daño ambiental de los daños
tradicionales deben llevarnos ineludiblemente a interpretar y amoldar el instituto clásico de la
prescripción a esta clase nueva de situaciones no previstas por el legislador y por ello, es válido
plantearse la tesis de la imprescriptibilidad de cierto tipo de acciones ambientales, y en otros
casos la demora del plazo de iniciación de las mismas, en virtud a que la duda y la
incerteza siempre serán inherentes a la cuestión ambiental y por tanto, el Derecho debe ofrecer
una especial protección a esta clase de pretensiones.
Libre acceso a los recursos naturales: Existen diversas actividades que no posee una
vigilancia o acompañamiento del estado y han provocado graves problemas
ambientales, como son: la minería ilegal, la tala de bosques ilegal y las actividades
relacionadas con el narcotráfico.
Falta de inversión estatal: En Perú la inversión estatal y el acompañamiento en algunos
temas ambientales, es casi nulo. La falta de inversión por parte del estado en el
tratamiento de aguas residuales domésticas es poco. El manejo de basuras y el
aprovechamiento de la misma son reducidos a lo largo del país. Hay poca investigación
en la contaminación y los recursos renovables.
El efecto invernadero es el fenómeno que se produce cuando las radiaciones solares
que absorbe la Tierra no pueden liberarse nuevamente al espacio y se quedan
"atrapadas" en la atmósfera, provocando un aumento de temperatura. Esto es causado
por la acumulación de ciertas sustancias que crean una capa gruesa, que es la que
impide que el calor del Sol se libere.
El calentamiento global no sólo es implica un aumento en las temperaturas del planeta,
sino una serie de cambios que son consecuencia de esto, como la alteración de los
242
ciclos de lluvias, el desarrollo de fenómenos como "El Niño" o "La Niña", o la
intensificación del número y la fuerza de los huracanes, entre otros.
Agotamiento de la capa de ozono: Existe otro problema muy grave que tiene su origen
en las sustancias que recibe la atmósfera: el agujero de la capa de ozono.
La deforestación es el resultado de la tala de árboles en un área determinada, con los
fines de explotación comercial de la madera o para crear nuevos campos de cultivo o
pastoreo. Esta deforestación trae consigo pérdida de suelos (erosión), cambios en las
condiciones climáticas, pérdida de hábitat para algunas especies animales, etc. Tras la
deforestación se alejan las lluvias, se atrae el polvo y las enfermedades, y se eliminan
elementos del paisaje.
Pérdida de biodiversidad (extinción de especies): Uno de los problemas más serios es la
pérdida de biodiversidad, ya sea en un área en particular o en todo el planeta. La
pérdida de los hábitats naturales, la ruptura de las cadenas tróficas, la sobreexplotación,
la caza ilegal, entre otras, traen consigo la extinción de especies animales y vegetales.
Cuando una especie se extingue es para siempre y trae consigo la eliminación de los
genotipos de dicha especie del banco genético global.
La contaminación atmosférica hace referencia a la alteración de la atmósfera terrestre
susceptible de causar Impacto ambiental por la adición de gases, o partículas sólidas o
líquidas en suspensión en proporciones distintas a las naturales que pueden poner en
peligro la salud del hombre y la salud y bienestar de las plantas y animales, atacar a
distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores desagradables.
Generación de residuos: La generación de residuos es una consecuencia directa de
cualquier tipo de actividad desarrollada por el hombre; hace años un gran porcentaje de
los residuos eran reutilizados en muy diversos usos, pero hoy en día nos encontramos
en una sociedad de consumo que genera gran cantidad y variedad de residuos
procedentes de un amplio abanico de actividades. En los hogares, oficinas, mercados,
industrias, hospitales, etc. se producen residuos que es preciso recoger, tratar y eliminar
adecuadamente.
243
CAPITULO XIII: DERECHO
MEDIOAMBIENTAL REGIONAL
244
legislación ambiental, tanto de la perspectiva de la aplicación del derecho ambiental por
los órganos administrativos como de su aplicación por los órganos jurisdiccionales. De todo lo
anterior, se han desprendido algunas conclusiones que destacan los más importantes
progresos y los más notorios retrasos, explican las razones más generales de los mismos y
diseñan, a grandes rasgos, una agenda legislativa posible para los próximos años.
Por tanto, dichos compromisos jurídicos sólo han sido considerados como puntos
de referencia aunque por cierto como importantes puntos de referencia –, para evaluar los
avances y rezagos que muestra el derecho ambiental en nuestra región. Desde ese punto de
vista, puede decirse que este nuevo aniversario de la Conferencia de Río es una excelente
oportunidad para evaluar el desarrollo del derecho ambiental Latinoamericano y su aplicación.
245
presentar una información incompleta o desactualizada.
Por supuesto, la responsabilidad por el contenido de este trabajo y por las opiniones
aquí expresadas corresponden completamente a su autor, sin que ellas sean compartidas
necesariamente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y sus
integrantes, ni en los expertos que colaboraron en esta versión final.
246
Río.
En este análisis se procura, por cierto, destacar la manera como los países de la región
han llevado adelante, en un plano jurídico, los compromisos asumidos en la Conferencia.
Sin embargo, este análisis pretende ir más allá de lo que sería un informe de desempeño de
los países latinoamericanos en función de la Conferencia.
2. DERECHO AMBIENTAL.
En todo sistema de Derecho Ambiental es posible distinguir tres tipos de normas
jurídicas, cuyas diferencias se explican por el proceso de su formación histórica.
247
2.1. La “legislación común de relevancia ambiental” o“legislación de relevancia ambiental
casual”, integrada por las normas jurídicas expedidas sin ningún propósito ambiental, pero que
regulan conductas que inciden significativamente en la protección del medio ambiente. Sus
orígenes datan del siglo XIX.
2.2. La “legislación sectorial de relevancia ambiental”, integrada por las normas jurídicas
expedidas para la protección de ciertos elementos ambientales o para proteger el medio
ambiente de los efectos de algunas actividades, que es propia de las primeras décadas del
siglo XX.
2.3. La “legislación propiamente ambiental”, integrada por las normas jurídicas expedidas con
arreglo a la moderna concepción que visualiza al medio ambiente como un todo organizado la
manera de un sistema.
Hay que advertir que, a pesar de los avances que se han hecho en los últimos años en
materia de legislación propiamente ambiental, los asuntos ambientales en nuestra región están
regidos, principalmente, por la legislación sectorial de relevancia ambiental y, en una medida
importante, por la legislación común de relevancia ambiental. En efecto, la verdad es que estos
avances son sólo como el inicio de un proceso de renovación de la legislación ambiental
porque los cuerpos de normas en que se expresan, hasta ahora, se superponen a la legislación
preexistente de carácter sectorial o casual, regulando el medio ambiente en su conjunto y
modificando la legislación anterior sólo en algunos puntos, pero no reemplazándola del todo.
1. La protección de recursos naturales como el agua, el suelo, los recursos forestales, la flora y
fauna silvestre, el mar y los recursos pesqueros, los minerales y los recursos energéticos, y
otros;
2. La ordenación del ambiente construido por el hombre, como los asentamientos humanos y
las actividades que se realizan en su interior; y
3. La protección de la salud humana de los efectos ambientales. La legislación común de
relevancia ambiental está constituida por los códigos y leyes del orden civil, penal, procesal y
administrativo, que se aplican a los asuntos ambientales, a falta de disposiciones especiales
sobre la materia, en temas tales como la propiedad y el uso de los elementos ambientales, la
248
responsabilidad por el daño ambiental y la manera de hacerla efectiva, el deterioro grave del
patrimonio ambiental, las contravenciones administrativas, y muchos otros.
249
otras dos leyes (la Ley Federal para Prevenir y Controlar la Contaminación Ambiental y la Ley
Federal de Protección al Ambiente, de 1971 y 1982, respectivamente); el Código del Medio
Ambiente y los Recursos Naturales en Perú (1990); la Ley General del Medio Ambiente en
Bolivia (1992); la Ley General del Ambiente en Honduras (1993); la Ley núm. 19.300, sobre
Bases Generales del Medio Ambiente, en Chile (1994); la Ley Orgánica del Ambiente en
Costa Rica (1996); la Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales de
Nicaragua (1996); la Ley núm. 81 de 1987, Ley del Medio Ambiente, en Cuba (que estuvo
precedida por la Ley núm. 33, sobre Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los
Recursos Naturales, de 1981); la Ley del Medio Ambiente de El Salvador (1998); la Ley
General del Ambiente de Panamá (1998); la Ley núm. 64-00, Ley General sobre Medio
Ambiente y Recursos Naturales de la República Dominicana (2000) y la Ley núm. 17,283, Ley
General de Protección Ambiental del Uruguay (2000).
4.1. Leyes generales sobre el medio ambiente promulgadas en los países de América Latina
entre 1972 y 1992.
250
Ambiente
Cuba 1981 .Ley núm. 33, Ley de Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los
Recursos Naturales, sustituida en 1997.
Brasil 1981. Ley núm. 6.938 que dispone sobre Política Nacional del Medio Ambiente; sus fines
y mecanismos de formulación y aplicación y establece otras providencias.
México 1988. Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (que sustituyó
la Ley Federal de Protección al Ambiente de 1982).
Es importante destacar que Colombia fue el primer país de América Latina que
251
definió de alguna manera su política nacional para el medio ambiente a través de su
legislación. En efecto, este Código estableció los principios conforme a los cuales deben ser
usados los elementos ambientales y los recursos naturales renovables (artículo 9°). Además,
el Código estableció los principios de la política ambiental de Colombia en el ámbito
internacional (artículo 10). Como mecanismos el desarrollo de la política ambiental, el Código
previó los incentivos y estímulos económicos; la acción educativa, el uso de los medios de
comunicación social y el Servicio Nacional Ambiental Obligatorio; las tasas retributivas de
servicios ambientales; el sistema de información ambiental; las inversiones financieras
estatales en obras y trabajos públicos ambientales; la declaración de efecto ambiental
(evaluación del impacto ambiental); la zonificación, y las medidas para las emergencias
ambientales.
4.3. La Ley Orgánica del Ambiente de Venezuela (LOA), a diferencia del Código colombiano, no
regula ningún elemento ambiental en particular, sino que es una ley marco, cuyo objeto es
establecer, dentro de la política del desarrollo integral de la Nación, los principios rectores para
la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente (artículo 1°).
Hay que decir que esta Ley instituyó el Plan Nacional de Conservación,
Defensa y mejoramiento del ambiente, como parte del plan de la Nación ( Artículos del 5 al 7).
Por otra la Ley prescribe la necesidad de una autorización para las actividades susceptibles de
degradar el ambiente en forma no irreparable y que se consideran necesarias por cuanto
reporten beneficios económicos o sociales evidentes, previendo que habrán garantías,
procedimientos y normas para su corrección (artículo 21).
252
dispone que rige no sólo “la prevención y control de la contaminación ambiental”, sino además
“la protección de los recursos aire, agua y suelo” y “la conservación, mejoramiento y
restauración del ambiente”. La Ley brasileña que dispone sobre Política Nacional del Medio
Ambiente, sus fines y mecanismos de formulación y aplicación y establece otras providencias
(1981), sigue el esquema de las leyes marco o “cuadro”. La estructura de esta Ley gira en torno
de la idea de la política nacional del medio ambiente. En efecto, sus disposiciones básicas
establecen los principios de la política nacional del medio ambiente (artículo 2°), definen sus
objetivos (artículo 4°), y regulan sus instrumentos (artículos 9° a 18).7 Cabe decir que la Ley
contiene, además, un conjunto de disposiciones relevantes en materia de gestión ambiental,
que son las que establecen el Sistema Nacional del Medio ambiente y el Consejo Nacional del
Medio Ambiente.
4.5. La Ley para la Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente de Guatemala (1986) es un
ordenamiento jurídico cuyo esquema también corresponde a la idea de las leyes marco o
“cuadro”. Los 42 artículos que integran la Ley están agrupados en seis títulos, que se ocupan
sucesivamente de las siguientes materias: objetivos generales y ámbito de aplicación de la Ley;
disposiciones preliminares; sistemas y elementos ambientales; órgano encargado de la
aplicación de la Ley; infracciones, sanciones y recursos; y disposiciones transitorias y
derogatorias.
4.6. La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente de México (1988),
modificada en 1996, es una de las leyes generales más importantes de América Latina y el
Caribe. Ella representó un avance significativo respecto de las dos leyes que la precedieron (en
1971 y 1982), porque esta Ley, a diferencia de las anteriores, no se limitó a regular el tema de
la contaminación ambiental, sino que dedicó la mayor parte de sus reglas a tratar los temas de
la protección del ambiente en su conjunto y de la protección de los recursos naturales,
constituyéndose así en el primer ordenamiento jurídico que reguló integralmente la protección
del medio ambiente en el país.
Luego de las importantes reformas de 1996, la Ley cuenta con 204 artículos
permanentes, agrupados en seis Títulos, que regulan, de manera sucesiva, las siguientes
materias: disposiciones generales, biodiversidad, aprovechamiento sustentable de los
elementos naturales, protección al ambiente, participación social e información ambiental, y
medidas de control y de seguridad y sanciones. En las disposiciones generales la Ley
253
establece los principios para la formulación de la política ambiental nacional de México, así
como los instrumentos para su ejecución. Entre los mecanismos específicos de la política
ambiental se incluyen los siguientes: 1) la planeación ecológica; 2) el ordenamiento
ecológico; 3) la evaluación del impacto ambiental; 4) las normas técnicas ecológicas; 5) las
medidas de protección de áreas naturales; 6) la investigación y educación ecológicas; y 7) la
información y vigilancia.
4.7. El Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales del Perú (1990) procura recoger
de manera sistemática las normas sobre protección del medio ambiente. El Código cuenta con
un Título Preliminar y 22 capítulos que regulan, en ese orden, las siguientes materias: política
ambiental; planificación ambiental; protección del ambiente; medidas de seguridad; evaluación,
vigilancia y control; ciencia y tecnología; acción educativa, medios de comunicación y
participación ciudadana; patrimonio natural; diversidad genética y ecosistemas; áreas naturales
protegidas; patrimonio natural cultural; recursos mineros; recursos energéticos; población y
ambiente; prevención de los desastres naturales; infraestructura económica y de servicios;
salubridad pública; limpieza pública; agua y alcantarillado; sanciones administrativas; delitos y
penas; y sistema nacional del ambiente. La parte final del Código contiene un conjunto de
disposiciones especiales, finales y transitorias.
254
medio ambiente y de los recursos naturales (como parte de la existente Contraloría General de
la República) cuya función es velar por el estricto cumplimiento en todo el territorio nacional de
las disposiciones del propio Código.
Cabe señalar, sin embargo, que el tratamiento que el Código le otorgó a estos
temas presentaba distintos niveles desarrollos y que, en todo caso, muchas de sus
disposiciones fueron superadas por leyes especiales y otras normas. Algunos de esos
cambios se han llevado a cabo a través de los nuevos ordenamientos en materia de
inversiones promulgadas en el Perú durante 1991 y, especialmente, por la Ley Marco para el
Crecimiento de la Inversión
Privada de ese año.
4.8. Por último, la Ley General del Medio Ambiente de Bolivia se encuentra organizada en doce
Títulos, que tratan las siguientes materias: disposiciones generales; gestión ambiental (que
incluye entre otras materias la política ambiental y el marco institucional); aspectos ambientales
(que incluye entre otras materias la evaluación del impacto ambiental); recursos naturales;
población y medio ambiente; salud y medio ambiente; educación ambiental; ciencia y
tecnología; fomento e incentivos a las actividades del medio ambiente; participación ciudadana;
medidas de seguridad, infracciones administrativas y delitos ambientales; y disposiciones
transitorias.
255
ambiental preexistente.
En los países de América Latina, no ha habido una tendencia para legislar sobre la
protección de los recursos naturales en su conjunto, esto es, no hay leyes para la protección
de la naturaleza como un todo. La tendencia ha consistido más bien en legislar sobre la
protección de la naturaleza considerando cada componente por separado y desde la
perspectiva de la protección de un “recurso” económico, cuya explotación debe observar
ciertas reglas protectoras del respectivo recurso. Esta situación presenta algunas
excepciones, algunas de ellas de carácter histórico.
En el período 1972-1992, la excepción más relevante podría estar constituida por la Ley
Orgánica para la Ordenación del Territorio de Venezuela (1983), que como lo expresa su
denominación tiene por objeto establecer las disposiciones que rigen el proceso de ordenación
del territorio, en concordancia con la estrategia de desarrollo económico y social a largo plazo
de la Nación. Sin embargo, la verdad es que el tema de la ordenación del territorio
excede el tema de la regulación de los recursos naturales.
256
Un caso típico está constituido por la legislación relativa a la protección de las aguas
continentales (llamadas también aguas terrestres o aguas no marítimas o aguas dulces), que
sin lugar a dudas es el recurso natural más normado en la región (por leyes especiales e
incluso por disposiciones dispersas en otros ordenamientos jurídicos). En los países de
América Latina, las aguas fueron reguladas en un principio por los códigos civiles y, en
algunas ocasiones, en forma concurrente por los códigos rurales o sólo por éstos, en defecto
de una legislación civil sobre la materia. Las normas sobre la materia fueron más tarde
remplazadas por leyes especiales sobre aguas, que comenzaron a establecer sistemas de
protección de las mismas. Hoy, se busca una regulación integral del ciclo hidrológico que
salvaguarde especialmente los procesos de renovación del recurso. La contaminación de
las aguas ocupa un espacio relevante en la legislación sobre la materia. En algunas
ocasiones, dicha legislación se ocupa de la protección del medio acuático en general,
protegiendo las aguas continentales y todas las formas de vida que contienen. En el período
1972-1992 continuó el proceso de expedir leyes especiales sobre la materia, que
modernizaban la legislación preexistente. Así ocurrió con el Código de Aguas uruguayo de
1979 y el Código de Aguas chileno de 1981, así como con la Ley de Aguas Nacionales
mexicana de
1992.
La protección del medio marino carece de regulaciones tan profusas como las que
caracterizan a las aguas continentales. Estas regulaciones se encuentran en el derecho
internacional vigente en los países de la región, antes que en la legislación interna. Esta
última se ha ocupado tradicionalmente de regular la contaminación de las aguas marítimas y la
protección de la fauna marítima (con motivo de la normatividad sobre la pesca). Algunas
veces, empero, regula la protección del conjunto del medio marino. Por otra parte, no es
raro que algunas disposiciones de las leyes de aguas se extiendan también a las aguas
marítimas. En la legislación del período 1972-1992 destacan ordenamientos jurídicos como la
Ley General de Pesquería del Perú (1988),sustituida por la Ley General de Pesca, Ley núm.
25,977 de 1999, bajo el concepto de “pesca responsable”, así como algunas disposiciones de
la Ley de Promoción a la Inversión en el Sector Pesquero del mismo país (1991), así como
con la Ley de Pesca mexicana de 1992.
257
En materia de protección de los suelos y tierras entendiendo por tales los espacios
destinados a usos agrícolas y no agrícolas, respectivamente, hay que decir que estos recursos
rara vez cuentan en los países de América Latina con ordenamientos jurídicos espaciales.
258
Como se dijo más atrás, la protección de la flora terrestre de carácter silvestre suele
formar parte de los ordenamientos jurídicos conocidos como leyes forestales, que establecen
reglas para la explotación del recurso forestal y, paralelamente, para la protección de la flora
terrestre, incluidos los bosques y selvas que tienen una naturaleza silvestre. En efecto, en
estos ordenamientos se suelen encontrar las normas sobre explotación racional de la flora
terrestre y su protección a través de la creación de reservas forestales y parques nacionales,
sobre deberes en materia de reforestación y prevención de los incendios, etc. En ciertos
casos, esos mismos ordenamientos comprenden reglas para la protección de la fauna silvestre
terrestre. En el período 1972-1992 cabe destacar la expedición en Argentina de la Ley de
Protección y Conservación de la Fauna Silvestre (Ley núm. 22,421 de 1981) y en Bolivia de la
Ley de Vida Silvestre, Parques Nacionales, Caza y Pesca de 1975 (Decreto Ley núm. 12301),
así como en Costa Rica, donde se le ha asignado históricamente una gran importancia a las
áreas naturales protegidas, la Ley de Parques Nacionales de 1977. En Ecuador, por su parte,
en 1981 se expidió la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre de
1981, que incluye en un mismo texto un conjunto de disposiciones que hasta antes de
esa época se encontraban dispersas en diversos ordenamientos jurídicos. En 1992 se inició,
además, la tendencia de legislar sobre la vida silvestre en su conjunto, que incluye la flora y la
fauna silvestres, como se verá en el capítulo IV.
259
legislación apropiada y, por lo general, se reduce a disposiciones reglamentarias que se
expiden a partir de normas legales sanitarias y otras. Sin embargo, la gravedad que ha llegado
a tener el problema de la contaminación atmosférica en ciertos lugares de América Latina –
más de cincuenta millones de latinoamericanos son víctimas de este problema –, ha
determinado que este tema haya pasado a ocupar un lugar importante en la legislación
ambiental. Argentina presenta la singularidad en el conjunto de los países de América Latina de
contar con un ordenamiento específico sobre la materia: la Ley núm. 20.284 de 1973,
denominada Ley de preservación de los recursos del aire (que es también una ley de adhesión,
pero a la cual no ha adherido aún ninguna provincia, por lo que sólo rige en la Capital Federal).
En otros países, las disposiciones básicas en esta materia están en los Códigos o Leyes
de Salud, así como en la legislación propiamente ambiental.
260
En el período 1972-1992 continuó desarrollándose la legislación que existía sobre estos
temas. En Argentina, por ejemplo, durante este período se expidieron leyes como la Ley núm.
13. 064 sobre régimen de obras públicas (1947), la Ley núm. 21.581 sobre Fondo Nacional de
la Vivienda (1977), la Ley núm. 21.608 sobre régimen de promoción industrial (1977), y la Ley
núm. 19.587 sobre condiciones de higiene y seguridad en el trabajo (1972), entre muchas
otras. En Brasil, por su parte, en el mismo período se promulgaron leyes tales como la Ley
núm. 6.766 sobre el parcelamiento del suelo urbano (1979) y la Ley núm. 6.803 sobre
directrices básicas para la zonificación industrial en las áreas críticas de contaminación (1980).
En México, finalmente, se expidieron leyes tales como la Ley General de Asentamientos
Humanos de 1976 (sustituida por otra en 1993); la Ley General de Población de 1974; la Ley
Federal de Vivienda de 1983; la Ley Federal de Turismo de 1984; y la Ley General de Salud
de 1984.
La Ley brasileña regula la llamada acción civil pública de responsabilidad por daños
causados al medio ambiente, al consumidor, a los bienes y derechos de valor artístico. En
los términos de esa Ley, la acción civil podrá tener por objeto la condena en dinero o el
cumplimiento de la obligación de hacer o no hacer (artículo 3°). La misma Ley establece
también la posibilidad de interponer una acción cautelar para los fines de la propia Ley
(artículo 4°.). Tanto la acción principal como la acción cautelar pueden ser ejercidas por el
Ministerio Público, la Unión, los Estados y Municipios, así como por autarquías, empresas
públicas, fundaciones, sociedades de economía mixta o por asociaciones que cumplan con
ciertos requisitos (artículo 5°).
261
Por su parte, la Ley Penal del Ambiente de Venezuela – aprobada en 1991 luego de
un período de elaboración que se remonta a la década de los años 1970 y publicada en la
Gaceta Oficial del 3 de enero de 1992, se deriva de la Ley Orgánica del Ambiente de 1976,
que en su artículo 36 dispuso que deberían dictarse “las adecuadas normas penales en
garantía de los bienes jurídicos tutelados por la misma”. El objeto de la Ley es, por una parte,
“tipificar como delitos aquellos hechos que violen las disposiciones relativas a la conservación,
defensa y mejoramiento del ambiente y establecer las sanciones correspondientes” y, por la
otra, determinar “las medidas precautelativas, de restitución y de reparación a que haya lugar”
(artículo 1°). La Ley está estructurada por 67 artículos agrupados en tres Títulos, que contienen
las disposiciones generales, las disposiciones sobre delitos contra el ambiente y las
disposiciones finales y transitorias de la Ley, respectivamente.
262
sostenible y que el derecho interno tiene un papel importante en la construcción de ese
orden, pero cada vez más complementario de iniciativas que son adoptadas en escenarios
internacionales.
Esta situación ha venido cambiando. En efecto, es notorio que, día con día, se ha
incrementado la participación de los países de América Latina tanto en la formación del
derecho ambiental internacional como en su puesta en marcha. Así lo muestra la historia de
las negociaciones y el estado de las ratificaciones o adhesiones de los principales acuerdos
internacionales de naturaleza ambiental. Lo que sigue siendo relativamente escasa es la
instrumentación en un plano nacional de estos acuerdos internacionales, mediante la
promulgación de la legislación interna necesaria para ese efecto, como se dice en el capítulo
IV.
263
sectorización que caracteriza a esa estructura. En efecto, la gestión ambiental tiene una
naturaleza eminentemente transsectorial, que no guarda ninguna relación con los criterios de
sectorización o sub-sectorización que han determinado la organización jurídico-
administrativa del Estado. La necesidad de una estructura jurídico administrativa que
permita un tipo de gestión integral del medio ambiente, que comprenda el manejo de todos los
elementos que inciden de una manera efectiva y directa en el manejo sostenible de los
ecosistemas, ha conducido al establecimiento de diversos modelos administrativos.
Simplificando el esquema presentado por un autor hace ya algunos años atrás, puede
decirse que existen tres modelos básicos para la gestión ambiental:
264
numerosas diferencias respecto a las competencias del nuevo organismo, pues
además de ser una instancia en la que se globaliza la política ambiental, aunque
sea sólo a nivel propositivo, es posible que dicho organismo sea concebido también
para funciones de ejecución y/o de control de las mismas políticas.
En América Latina, sin embargo, lo más común ha sido que los órganos públicos
de la gestión ambiental se hayan constituido, al menos inicialmente, como una combinación
de algunos elementos de los modelos antes descritos. En efecto, en nuestra región ha sido
frecuente que se refuerce una estructura jurídico-administrativa preexistente, otorgándole
nuevas competencias ambientales; pero, al mismo tiempo, que se cree una instancia de
coordinación de la gestión ambiental a través de comisiones de alto nivel (comisiones
interministeriales o intersecretariales). En otras ocasiones, sin embargo, la creación de la
instancia de coordinación ha ido acompañada de la constitución de una Secretaría Ejecutiva
más o menos “fuerte” para poner en práctica sus decisiones, que con el correr de los años ha
devenido en Ministerio o Secretaría. En América Latina, por tanto, no existen modelos “puros”,
sino combinaciones de modelos, en los que algunas veces predominan las instancias de
coordinación sobre los Ministerios o Secretarías y, en otras, los Ministerios o Secretarías sobre
las instancias de coordinación.
265
Recursos Naturales. Ello sin perjuicio de que, en ciertos países de la región, la gestión
ambiental se insertara en las estructuras jurídico-administrativas preexistentes, por lo general
en los que desempeñaban algunas funciones ambientales, como los Ministerios de Salud o
de Agricultura, aunque también ocurrió que se radicara en ciertos organismos que no eran
Ministerios o Secretarías. Pero, incluso en estos casos, fue habitual que se crearan
instancias de coordinación al lado de los Ministerios o Secretarías encargados de la gestión
ambiental.
No es fácil identificar en estos sistemas mixtos los organismos que tienen a su cargo las
principales funciones ambientales, porque muchas veces las asignaciones de
competencias no reflejan la verdadera importancia de cada organismo. Por otra parte, las
condiciones en que cada organismo ejerce esas atribuciones son cambiantes y, muchas
veces, tienen que ver con coyunturas políticas o económicas ajenas a la importancia formal de
dichos organismos.
Por eso, sólo de una manera general puede afirmarse que los organismos ambientales
principales fueron, en las décadas de los años 1970 y 1980, las instancias coordinadores
creadas bajo la denominación de “comisiones nacionales del medio ambiente” u otros
organismos equivalentes, a los que se les encomendó habitualmente la coordinación de las
actividades ambientales de los Ministerios o Secretarías que desempeñaban funciones de
esta naturaleza, así como desempeñar, con el apoyo de sus secretarías ejecutivas u otros
organismos equivalentes, las funciones ambientales que no le correspondían a ninguno de
esos Ministerios o Secretarías.
266
que es el Consejo Nacional del Medio Ambiente, CONAMA, que propone al Consejo de
Gobierno directrices de política ambiental y delibera sobre las normas y patrones apropiados
para el medio ambiente; 3) un órgano central, que fue la Secretaría de Medio Ambiente de la
Presidencia de la República, a la que le correspondía planear, coordinar y supervisar y
controlar la política nacional y las directrices gubernamentales para el medio ambiente; 4) un
órgano ejecutor, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, IBAMA; 5)
los llamados órganos sectoriales, que son los organismos o entidades integrantes de la
Administración Pública Federal Directa o Indirecta, así como las fundaciones ambientales
creadas por el Poder Público; 6) los llamados órganos seccionales, que son los organismos o
entidades estaduales responsables de la ejecución de programas y proyectos y del control y
fiscalización de las actividades susceptibles de degradar la calidad ambiental; y 7) los llamados
órganos locales, que son los organismos o entidades municipales responsables del control y
fiscalización de esas actividades, en sus respectivas áreas jurisdiccionales.
Hay que señalar que durante la década de los años 1980 los organismos ambientales
fueron especialmente afectados por la crisis fiscal y económica de la llamada “década
perdida”. En efecto, como la mayor parte de los organismos ambientales habían sido
creados durante la década de los años 1970, al momento de la crisis eran los eslabones más
débiles de las estructuras administrativas y, por tanto, los más “prescindibles” de acuerdo con la
lógica simplista que prevalece en los procesos de “adelgazamientos” del Estado. Por eso,
ellos fueron víctimas de importantes “recortes” y, algunas veces, terminaron por
desaparecer. Esto implicó que el reforzamiento de la gestión ambiental que se inició en la
siguiente década en algunos países, hubo de partir de la nada o de estructuras bastante
precarias, en el difícil contexto de las políticas de reducción del aparato estatal que siguen
prevaleciendo.
267
el Ministerio del Ambiente y Energía. En Ecuador, el organismo ambiental principal era hacia
1990 el Departamento de Medio Ambiente del Consejo Nacional de Desarrollo. En Haití, esta
calidad la tenía la Dirección General de Ordenación del Territorio y Protección al Ambiente del
Ministerio de Planificación. En México, la calidad de organismo ambiental principal la tenía,
hacia esa época, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, creada en 1982, sin perjuicio
de la Comisión Nacional de Ecología (CONADE). En Paraguay, las funciones ambientales
principales estaban radicadas en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través de la
Subsecretaría de Medio Ambiente. En Perú, la calidad de organismo ambiental principal la
detentaba la Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN), dependiente del
Instituto Nacional de Planificación. En República Dominicana, por último, esa calidad
correspondía a la Oficina Técnica de la Presidencia de la República, aunque también existía
una Comisión Nacional del Medio Ambiente creada en 1987.
Esta situación cambió de manera radical en la década de los años 1990, como se dice
en el capítulo V. En efecto, las exigencias de una gestión ambiental integral fue
conduciendo a la creación de Ministerios o Secretarías de Medio Ambiente o el reforzamiento
de los existentes, en la búsqueda de un sistema administrativo que permitiera controlar los
elementos ambientales que influyen de manera efectiva y directa en el manejo sostenible de los
ecosistemas. Basta decir que dieciocho de los veinte países de la región contaban, al concluir
la década, con un Ministerio o una Secretaría de Medio Ambiente. Pero, bajo esta
denominación existen organismos que son diversos entre sí.
268
- Uruguay 1973. Instituto de Preservación del Medio Ambiente 42
269
legislación ambiental por sus destinatarios e incluso su desconocimiento; y 2)las
deficiencias que presentan las instituciones encargadas de aplicarla administrativa y
judicialmente.
270
La insuficiente o equivocada consideración de los datos científicos y sociales que
están involucrados en el problema ambiental de que se trate es un factor que está
habitualmente presente en la legislación ambiental de los países de América Latina. Hay que
decir que en nuestra región este elemento de ineficiencia no consiste tanto en la falta de
consideración de los datos científicos, sino más bien en la falta de consideración de los
problemas sociales que están vinculados a las situaciones ambientales que se desea corregir.
En efecto, muchos sistemas jurídicos para la protección del medio ambiente son esencialmente
“voluntaristas”, en tanto pretenden una modificación de conductas que deterioran el medio
ambiente sin tomar en cuenta las razones que están en la base de esas conductas.
271
Todos los elementos de ineficiencia de la legislación ambiental que están presentes en los
sistemas jurídicos existentes en América Latina para la protección del medio ambiente
contribuyen a crear un cuadro de ineficacia de la misma legislación ambiental, que es
bastante típico en nuestra región (pero no sólo en esta parte del mundo). Sin embargo, la
situación de ineficacia de nuestra legislación ambiental no se explica sólo con razones de
ineficiencia. Si así fuera, todo el problema se reduciría a mejorar técnicamente dicha
legislación.
La primera de esas hipótesis tiene que ver con la falta de desarrollo de una conciencia
ambiental sólida en la ciudadanía, que comprenda el conocimiento de la legislación sobre la
materia y que garantice no sólo su acatamiento espontáneo por la población, sino también que
haga más fácil su aplicación por las instancias administrativas y judiciales competentes. Lo
cierto es que en los últimos años se han hecho significativos progresos en este campo dentro
de muchos países de América Latina. Sin embargo, en la mayor parte de ellos esos progresos
todavía no influyen de una manera suficiente en la modificación de la situación existente. La
segunda de esas hipótesis tiene que ver con las insuficiencias de las instancias
administrativas y jurisdiccionales encargadas de la aplicación de la legislación ambiental,
que es el tema del que se ocupan las dos siguientes secciones.
272
Para ese efecto, tales organismos son dotados de atribuciones normativas y ejecutivas.
Sin embargo, la verdad es que estas insuficiencias existen y es importante indagar sus
causas. En ese sentido, nos parece claro que una de las razones más profundas de las
insuficiencias de la gestión ambiental en la región tiene que ver con cómo ha sido
concebida. En efecto, muchas veces su cometido ha sido diseñado de una manera limitada,
que no tiene en consideración las complejidades de los ecosistemas y las interrelaciones de
sus componentes, así como las vinculaciones que existen entre el medio ambiente y el
desarrollo. En consecuencia, las actividades de las administraciones ambientales se han
reducido al tratamiento sectorial de algunos problemas ambientales, mediante soluciones que
273
por otra parte son puramente remediales.
El problema de las insuficiencias de los modelos que se han seguido para organizar el
correspondiente sistema administrativo. La verdad es que no existe ningún modelo que sea
apropiado para todos los casos. Hay sin embargo algunas experiencias: por ejemplo, son
notorias las dificultades que, en la práctica, han encontrado los modelos que se basan en la
concentración de funciones, como quiera que dicha concentración se lleve a cabo (es decir,
mediante el reforzamiento de una estructura jurídico-administrativa preexistente o la creación
de una estructura jurídico-administrativa especial). En efecto, en ambos casos ha sido
común la generación de un complicado proceso de transferencia de funciones, que ha ido
acompañada de una cierta pérdida de las propiedades que estas funciones tenían en su sector
original.
También son notorios los problemas que han tenido las instancias de coordinación
que han sido creadas sin facultades decisorias: por lo general, estas funciones han terminado
ejerciéndose en el vacío. Por otro lado, el hecho de que los organismos tradicionales de la
Administración Pública del Estado que ejercen el control de ciertos recursos naturales y de
otros componentes ambientales, así como de algunas actividades que tienen incidencia en el
medio ambiente, hayan seguido a cargo de esas funciones, ha implicado muchas veces que
nada haya cambiado.
274
presenta su aplicación judicial, por razones que muchas veces están vinculadas a la ineficiencia
de la propia legislación ambiental, en tanto ésta no tiene previstos mecanismos apropiados
para su aplicación por los órganos jurisdiccionales. Pero, el problema es más complejo aún y
tiene que ver con muchos otros factores, que van desde las insuficiencias generales que
presenta la administración de justicia en los países de la región – que se expresan en una
escasa capacidad de respuesta a las necesidades de los justiciables –, hasta insuficiencias
específicas de la misma administración en materia de justicia ambiental, que incluye entre otros
factores la inexistencia de operadores jurídicos calificados en este campo (jueces y abogados).
275
profesionales del derecho.
Por otra parte, la solución expedita y completa de este tipo de conflictos hace necesario
un marco jurídico que sea congruente con la naturaleza de los intereses que se deben tutelar
judicialmente y que, dicho en términos generales, hasta ahora no existe, por lo menos en la
forma que sería deseable. La ausencia de este marco jurídico ha determinado una situación de
inaccesibilidad a la justicia ambiental y ha contribuido de una manera importante a la ineficacia
del derecho ambiental, comprometiendo la protección del medio ambiente y la viabilidad del
desarrollo sostenible.
No obstante ello, los escasos cambios que se han dado en algunos países, aunados a
la capacidad y voluntad de los jueces, han permitido que en América Latina se inicie un
proceso de intervención de los tribunales de justicia en materias ambientales de suma
importancia, que está creando una importante jurisprudencia y que permite hablar de una
especie de “amanecer” de la justicia ambiental, caracterizada por rápidos y promisorios
avances. Entre esos avances cuyos inicios se pueden ubicar en la década de los años 1980 –,
destacan por su importancia los que corresponden a la justicia constitucional y, en un tono
menor, los que son una expresión de la justicia administrativa y penal. No ocurre lo mismo, en
cambio, con la justicia civil. Estos avances, como se verá más adelante, han continuado y se
han multiplicado en la década de los años 1990.
276
estaba afectando el derecho a un medio ambiente adecuado de esa comunidad. En
definitiva, el recurso fue acogido mediante sentencia de la Corte de Apelaciones respectiva,
confirmada posteriormente por la Corte Suprema, concediéndosele el plazo de un año a la
recurrida para poner término a la contaminación.
Esa tendencia se ha hecho más fuerte en los últimos años, de modo que la
intervención de los tribunales de justicia en los conflictos jurídico-ambientales ha girado
principalmente en torno al ejercicio de las acciones constitucionales previstas para la defensa
de los derechos fundamentales, lo que se explica por las dificultades que aún presentan en
nuestros países los sistemas de acciones y, en general, los sistemas procesales respecto
de la tutela de los intereses colectivos y difusos. Sin embargo, la verdad es que el
acceso a la justicia ambiental mediante acciones constitucionales, que son recursos de
excepción de una naturaleza eminentemente cautelar, no puede considerarse como una
solución cabal de todos los problemas que presenta dicho acceso. Es urgente favorecer el
acceso de los afectados a la justicia ambiental, en todas sus vertientes, no dejando todo
entregado a los principios constitucionales y a la creatividad de la jurisprudencia.
En el campo civil, en cambio, no ha habido avances importantes, en especial cuando se trata
de la reparación del daño ambiental y este daño va más allá de la lesión a un interés
individual. Esto se debe, básicamente, a un problema de legislación, que consiste en la
insuficiente regulación de las cuestiones que tienen que ver con la responsabilidad por el daño
ambiental, lo que a su vez se debe, básicamente, a que la legislación vigente no toma en
cuenta las características específicas del daño ambiental y otros muchos problemas, que ya
han sido analizados por la doctrina y abordados en el derecho comparado. Los escasos
progresos que se hicieron en el período 1972-1992 se dieron en los países que innovaron en
este tema, como fue el caso de Brasil con la Ley sobre acción civil pública de
1985. La aplicación de esa Ley se inició de inmediato, en particular por el Ministerio Público
de ese país, que ha sido el responsable del ejercicio de la casi totalidad de los millares de
acciones civiles públicas promovidas hasta hoy. De esta manera, hacia 1992 ya se había
generado una experiencia importante en este sentida, que se ha ido ampliado en los años
siguientes.
En el campo penal, por el contrario, durante el período 1972-1992 hubo más actividad
judicial en todos los países de la región, pero quizás menos resultados. En efecto, en ese
período se continuó con la tendencia de criminalizar las conductas que deterioran el medio
277
ambiente de una manera especialmente grave, muchas veces como una respuesta al fracaso
de los mecanismos administrativos en su función de prevenir y controlar el deterioro
ambiental, que han sido tradicionalmente los principales encargados de esta tarea. Los
resultados de la aplicación de estas disposiciones, sin embargo, no están debidamente
registrados y, por tanto, no son ampliamente conocidos.
278
CAPITULO XIV: DERECHO TRIBUTARIO
MEDIOAMBIENTAL – 1ERA PARTE Y
SEGUNDA PARTE
1. INTRODUCCION
La inquietud por el deterioro del medio natural se ha convertido en la actualidad en un
problema de magnitud cuya solución preocupa a las diversas facetas del conocimiento
humano; de este modo, aunque parezca que este tema se ha planteado en las décadas más
próximas, hemos de advertir que el ser humano y la naturaleza que le rodea han permanecido
desde antiguo en una relación de uso y aprovechamiento, mediante la cual se han utilizado los
recursos naturales en función de sus necesidades, fundamentalmente para asegurar su
subsistencia por ello, la doctrina ha encontrado vestigios que atestiguan la búsqueda de
remedios contra los perjuicios ambientales desde épocas remotas.
Con carácter previo, resulta obligado analizar desde un punto de vista genérico, el
concepto que se viene manejando de medio ambiente, como forma de concretar la materia
objeto de protección.
279
rodean a los seres vivos” reservándose el empleo independiente de estos significantes
para el caso de funcionar sintácticamente como adjetivos o como aposición de otros nombres
; como resultado de ello y para evitar ambigüedades, preferimos la denominación de
medio ambiente, como forma omnicomprensiva del concepto que a continuación procedemos a
explicar.
280
punto de vista de las llamadas ciencias sociales, dejando deliberadamente al margen las
soluciones de carácter científico-biológico.
281
Como resumen de lo anterior, consideramos que los factores contaminantes son
directamente proporcionales a las varias modalidades del actuar humano e inversamente
proporcionales al grado de conocimiento ambiental del individuo, baremos que deben ser
ponderados por el administrador ambiental para dar coherencia al Derecho del entorno
natural. Este derecho se caracteriza por las notas de amplitud y de interdisciplinariedad de la
materia, si bien nos ocuparemos únicamente de las propuestas de solución desde un punto
de vista jurídico, no sin antes realizar un breve apunte del origen de las medidas en el
campo de la economía, cuyos estudios teóricos han servido de base para hallar instrumentos
jurídicos genéricos de protección ambiental; entre estos últimos, se incluye la fiscalidad como
un medio de impulsar al cumplimiento de la reglamentación administrativa, de modo que
sirva de complemento a la misma, cuestión que centra el núcleo de nuestra exposición.
Por otra parte, en aquellos supuestos en los que un determinado agente económico
genera con su actuación un coste a los demás particulares que no es soportado por el
282
causante y cuyos efectos son perjudiciales afectando de este modo a sujetos extraños a la
actividad, es cuando se origina un efecto externo negativo y ante él nos topamos en la práctica
totalidad de las fuentes de contaminación producidas por procesos industriales de fabricación o
por el vertido de residuos. El perjuicio que se provoca en la atmósfera o en el agua supone un
coste para la colectividad que comprueba como disminuye el disfrute apropiado que realizaba,
debiendo optar por soportar el coste en grado de bienestar físico.
Esta última postura no nos parece correcta desde una perspectiva jurídica, ya que el
medio natural se considera atribuido a la totalidad de los seres humanos en el ámbito de sus
derechos, con lo que nos situamos ante la imposibilidad de dar viabilidad práctica a la segunda
hipótesis.
Dado por supuesto que los derechos residen en la colectividad, el sector público optará
por una mayor o menor intervención para corregir las disfuncionalidades ambientales, entrando
en juego las teorías económicas sobre los costes sociales de la contaminación, su valoración
283
y la aplicación del análisis costo- beneficio si del establecimiento de un gravamen se trata, asi
como el volumen de los gastos de transacción entre los particulares cuando se persiga alcanzar
una solución de compromiso.
La finalidad común a las dos fórmulas consiste en suprimir el efecto externo negativo al
que anteriormente hacíamos referencia; es decir, a convertido en un efecto interno que se
tenga presente por el causante del mismo, con el fin de que, o bien le suponga un incremento
en los costes de su producción, o bien el aumento sea tan elevado que motive la disminución
de la emisión contaminante. En este aspecto el acuerdo es prácticamente unánime entre los
economistas, surgiendo las divergencias, como hemos visto, en la manera de alcanzarlo.
284
no obstante, la ubicación en la Carta Magna de las previsiones constitucionales acerca de la
conservación del medio ambiente se produce habitualmente en el ámbito de la definición de
derechos y libertades como sucede en nuestro país, pero sin ser consideradas como un
derecho fundamental del particular, sino todo lo más como un medio de vinculación de los
poderes en el desarrollo de su actividad.
En estas líneas se ha incluido, a través de una reforma llevada a cabo en 1994, una
referencia a la responsabilidad del Estado para con las generaciones futuras en la
protección de los recursos naturales, por medio del artículo 20.a), lo que creemos pública en
este ámbito.
285
reproducirse aquí. Entre tanto, el preámbulo del texto nos remite, por adhesión, a la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, lo que no es óbcise para que
exista legislación que regule los aspectos esenciales de la materia que nos ocupa, sirviendo de
base para la propuesta de instrumentos de solución.
Respecto al caso italiano, la interpretación a la que venimos aludiendo tiene una base
más sólida y, así, la doctrina ha admitido la salvaguarda del medio ambiente a partir del
artículo 9.2 de la constitución, que contempla la defensa del paisaje, el cual no puede ser
entendido únicamente como algo estático y limitado a la conservación de la forma del territorio
creado por la comunidad humana, sino que integra la tutela sobre el mismo; en este sentido,
se ha definido como la relación del hombre-ambiente dentro de una visión dinámica en la que
se incluye la participación de todos los sustratos sociales en aras a su protección. Del mismo
se ha razonado en relación al artículo 32, referido a la tutela de la salud como derecho
fundamental del individuo, así como el artículo 41, concerniente al límite oponible a la iniciativa
económica privada si causa daños a la seguridad, libertad o dignidad humana.
A pesar de los esfuerzos doctrinales y debido a las características inherentes del bien
ambiental, consistentes en la indivisibilidad e inapropiabilidad, se ha llegado en todo caso, a
considerarlo como un interés a proteger por la comunidad; no obstante, los límites propios del
principio de libertad de la economía privada operan a favor del amparo del entorno natural,
mientras que en la concepción germana prima el libre desarrollo industrial.
Una vez examinados los tres casos anteriores y puestas de manifiesto la dificultades
de individualizar un derecho específico al medio ambiente, aunque con formas de protección
basadas en diferentes valores e intereses , pasamos seguidamente a comentar de forma breve
el bloque de textos constitucionales en los que existe una mención directa y expresa a esta
cuestión.
286
3.3. Cartas Fundamentales en las que se contempla el Problema Ecológico
287
Cierto sector doctrinal, interpretando dicho precepto, ha extraído las siguientes
consecuencias: no existe un derecho al disfrute del medio ambiente al margen del
respeto a los límites, deberes y requisitos establecidos en cada caso por el legislador; en
segundo lugar, constata que el ejercicio de tal derecho derecho presupone la competencia
administrativa que lo haga factible mediante la atribución de poderes de control sobre el
mismo; finalmente destaca que el incumplimiento de los deberes transcritos entraña para los
infractores responsabilidad jurídica.
A nuestro juicio, se deben añadir algunas especificaciones de interés para dejar claro
el alcance y contenido de esta norma; en concreto, es imprescindible indicar que dicho
derecho-deber a disfrutar y conservar el entorno natural no se puede alegar directamente como
un derecho fundamental, ni es susceptible de amparo constitucional, al no comprenderse entre
los preceptos protegidos por el artículo 53.2 de la Carta Magna. Se trata exclusivamente de
un límite de carácter negativo a la acción del sector público y los poderes del Estado,
conforma a su carácter de principio rector de la política social y económica.
288
optase por ello, pensamos que se originaría un exceso de litigiosidad y de legitimación pasiva
para exigir su reparación, en cierto modo universal, lo que rozaría con otros derechos
individuales como la presunción de inocencia; en cambio, se ha acudido a una vía de
intermedia que deja todo el peso de actuación en manos de poderes públicos. Estos
pueden así aprobar las reglamentaciones correspondientes que consideren oportunas,
intentando concretar las menciones necesariamente genéricas y programáticas de las
constituciones. Por contra, en cuanto a nuestro ámbito de estudio, los principios
constitucionales tributarios no tienen carácter programático, lo que provoca el que los poderes
públicos se encuentren vinculados por los mismos ya que el artículo 31 de la Constitución
Española se enmarca entre el grupo de derechos protegidos por el artículo 53.1 de la Carta
Magna, provocando el que los instrumentos fiscales que se arbitren a favor de la
naturaleza deban tener cuenta sus limitaciones, como comprobaremos a lo largo del presente
trabajo
289
capítulo.
En el ámbito del Derecho Civil, el origen del interés ambiental radica en la institución
de las relaciones de vecindad, lo que provoca la extensión de responsabilidad por culpa
extracontractual a situaciones causadas por daños debidos a inmisiones nocivas, siempre
contemplando desde una perspectiva privada entre particulares, con la vía abierta para
acudir ante la jurisdicción civil, sin embargo, para lograr una correcta efectividad de la
aplicación de la responsabilidad, es preciso que la indemnización sea proporcional al daño
causado al entorno natural y, en este aspecto, nos topamos con dos problemas; el
primero relativo a la dificultad de identificar al responsable y de determinar la cuantía del daño y
el segundo, que la actuación se produce a posteriori del deterioro ambiental, con lo que
solamente compensa el perjuicio pero no se evita, agravándose la situación si se alcanza el
grado irreversible.
290
El derecho Administrativo es, sin duda, la rama jurídica que más profusamente se ha
ocupado de proteger el medio ambiente, originando una normativa reguladora que se extiende
a todos los sectores ecológicos. El método descansa en el establecimiento y definición de
medidas coactivas a cumplir por los particulares o las industrias, previéndose las respectivas
sanciones si no se adoptan. La denominación que han recibido es la de controles directos de
la contaminación ambiental, de los que nos ocuparemos en el apartado siguiente. Aquí solo
nos resta hacer mención de las políticas administrativas sectoriales que podrían ser aplicables,
como la relativa a los espacios naturales protegidos, la responsabilidad de la Administración
pública por contaminación y la existencia de diversas asociaciones de salvaguarda
ambiental.
Las soluciones que se han descansan en el mayor o menor protagonismo que despliega
291
el sector público a la hora de conformar conductas más respetuosas con el medio ambiente;
así, podemos encontrar una ausencia total de actuación pública que deja el problema en
manos de la iniciativa de los particulares, lo que conduce a la continuación de la situación
preexistente, puesto que si se ha originado al margen de la intervención estatal, resulta
lógico pensar que persistirá inalterable en idénticas condiciones.
292
la realización de una conducta concreta para ser respetada y por los particulares a los que
va dirigida; por esta causa, la base jurídica está constituida par disposiciones de carácter
administrativo, que comprenden el vehículo habitual de regulación del sector público y de las
diferentes actividades a él ligadas.
En relación al primer tipo de control directo que hemos citado, es decir, la definición de
un límite o la fijación de un estándar de calidad, sería necesario que la Administración
competente partiese de una información que evolucione desde lo genérico a lo especifico. Para
293
ello debería determinar en primer lugar una cuantía máxima de degradación tolerable y, a partir
de ahí, en segundo término, fijar los topes de emisión para cada una de las fuentes
contaminantes, de cara a evitar que se sobrepasen dichos límites y ponderando los diversos
componentes químicos de aquellas.
Al igual que en los instrumentos del primer grupo, la labor administrativa paralela a la
realización de la actividad adquiere un protagonismo esencial, ya que, al elegir un
método concreto, se están soslayando otro que resulten incompatibles con idéntico fin.
Para llevar a buen término esta función, las normas deberán formularse con una
elevada precisión técnica, hecho que, en algunas ocasiones, dará lugar a una lentitud en la
toma de decisiones y por ende, a una complejidad de interpretación y de puesta en práctica.
294
complementarias, tales como la utilización de etiquetas ecológicas o distintivos similares, que
coadyuvan a fomentar la educación de la mentalidad de los ciudadanos y que muestran
al público en general que un determinado producto o empresa respeta las indicaciones
legislativas ambientales.
Para que este conjunto de medidas administrativas a que hemos aludido, cumpla con
sus objetivos, precisa, aparte de la vigilancia y supervisión por los poderes públicos, de un
mecanismo represivo adecuado, lo que suscita un problema añadido, cual es, el de la
proporcionalidad entre la infracción y su correspondiente sanción.
295
de un determinado ilícito administrativo, no obstante, como se deduce con facilidad, es
imposible tipificar todas y cada una de las actuaciones delictivas en relación con el medio
ambiente, por esta causa, se ha diseñado la norma de una forma general, para evitar el tener
que acudir a reformas periódicas con el fin de incluir nuevas conductas o para eliminar las
obsoletas.
En gran parte de los casos la autoría delictiva corresponderá a personas jurídicas que,
en el curso de su actividad, hayan realizado los elementos objetivos del tipo, por lo que las
consecuencias jurídicas de tal acción serán imputadas a los administradores o gerentes de la
sociedad en cuestión, que responderán por ellas de forma personal y directa.
La base teórica de su formulación se funda en las teorías económicas a las que ya nos
hemos referido, consistentes en la necesidad de que los operadores económicos hagan suyos
los costes sociales que generan a la colectividad por los daños ambientales que causan, de
296
esta manera se provocara un cambio en la estructura de gastos del contaminador, que en cierto
modo afectará a su conducta.
297
contaminador, enmarcados en el ámbito de la actividad financiera del sector público, que se
encarga de regularlos y distribuirlos, entrando de lleno en la materia propia del Derecho
Financiero. Estas medidas de fomento las podemos dividir en dos grupos, en razón de su
conexión con la esfera del gasto o de los ingresos públicos; así en primer lugar, respecto al
gasto público, se sitúan las ayudas y subvenciones públicas que se conceden a las empresas o
particulares para que afronten los costes inherentes a la descontaminación.
La regulación legal de las mismas en nuestro país desde un punto de vista general, se
contiene en los artículos 81 y 82 de la Ley General Presupuestaria, en los que se establece su
régimen jurídico y que, en relación a la salvaguarda del entorno natural, persiguen evitar una
situación excesivamente gravosa, soportada por los agentes económicos cuando deben
adaptarse a las medidas de control directo que se dicten.
De este modo el beneficiario tendría que cumplir con las condiciones específicas que se
arbitren para poder disfrutar de ella, circunstancia que motiva la realización de una conducta
provechosa para el medio ambiente.
298
principalmente por los beneficios fiscales.
Estos instrumentas se concretan primordialmente en las diferentes exenciones
establecidas en los tributos sobre la propiedad o la renta; en este sentido, no se sometería a
gravamen la titularidad de ciertos bienes que contribuyan a salvaguardar la naturaleza, en los
tributos que inciden sobre el patrimonio, o la riqueza que de ellos se derive, en los relativos al
rendimiento obtenido.
Otra variante de los beneficios fiscales está constituida por la rebaja en el tipo de
gravamen aplicable a los tributos que recaen sobre el consumo de los bienes proambientales,
incitando al adquirente a discriminar entre los productos ecológicos o no, medida que. a la
postre se reconduce a la figura de la exención o a la reducción en los elementos de
cuantificación de los tributos.
Los incentivos de índole positiva se enmarcan, por lo tanto, en la política financiera del
299
sector público, persiguiendo el que se lleve a buen término la protección de la naturaleza y los
objetivos ambientales, mediante la renuncia a parte de ingresos públicos y con una actuación,
igualmente destacada en el ámbito del gasto, a través de las subvenciones o ayudas públicas.
Para el caso de los beneficios fiscales, como es bien sabido, su introducción presenta
una mejor adaptabilidad en el ordenamiento tributario al vincularse a un gravamen,
establecido, si bien sus efectos son más impredecibles y manifiesta una tendencia a
perpetuarse, en razón de que el sujeto pasivo se verá beneficiado en la cuantía de la cuota
tributaria a pagar, sin tener que realizar en la mayoría de los casos una conducta positiva; por
contra, la subvención o ayuda pública es más eficaz en la consecución de los objetivos que
se intentan conseguir ya que el beneficiario debe cumplir con las condiciones determinadas
para el disfrute que se indiquen y tiene un límite temporal de aplicación preciso, pero, en
cambio, supone unos costes de gestión muy elevados frente a la figura anterior, al margen de la
dificultad de justificación frente a la opinión pública que puede mostrar en algunos supuestos.
300
las advertencias oportunas a la otra posibilidad.
La segunda modalidad de los medios indirectos se integra por los de carácter negativo,
fundados en motivos opuestos a los que sustentan los anteriores; así pues, suponen una carga
o un incremento de precio para el contaminador por la utilización de los recursos
ambientales y a través de ellos se persigue que limite sus actividades perjudiciales por
medio del aumento del coste de desarrollarlas.
Los incentivos positivos, como hemos visto, tratan de ayudar a la financiación de nuevas
inversiones proambientales o a su mantenimiento; los negativos en cambio, buscan provocar
en el agente económico la necesidad de adquisición o renovación de dichas inversiones en
virtud del alto coste que deben soportar si no optan por realizar esta conducta.
A causa de este último motivo, la política fiscal ambiental ha derivado hacia lo sectorial
y marginal buscando pasar en cierto punto desapercibida para la colectividad, contando
habitualmente can la necesidad de justificar cumplidamente por qué y la utilidad de cada nueva
iniciativa que se vaya a asumir.
301
En consecuencia, se ha defendido la posibilidad de combinar el uso de la tributación
método negativo con las subvenciones y los beneficios fiscales instrumento positivo, a fin de
paliar el coste que supone para los contaminadores afrontar la cuota correspondiente a los
gravámenes que se les impongan. No obstante, hemos de avanzar que, a nuestro juicio esta
solución puede verse obstaculizada por el principio quien contamina paga, propugnado desde
foros internacionales como base de las cargas ambientales, ya que dicha máxima entra en
abierta confrontación, can las ayudas financieras como política general.
Lo hemos definido como un medio híbrido porque participa de las características de los
dos métodos anteriores. En primer lugar, precisa para implantación que los poderes
públicos fijen un estándar objetivo en un sector ambiental que va a ser protegido; es decir,
deben determinar la cantidad total de polución que se permitirá, repartiéndose en un numero
de títulos, permisos o derechos, cuya propiedad otorgara la facultad de descargar en el medio
natural. Hasta lo que hemos expuesto, coincide con el modo de actuar de un método
directo de regulación ambiental; el cambio se produce en un segundo paso, en el que los
protagonistas son los operadores privados, quienes, mediante la adquisición de los permisos a
la Administración, obtienen la posibilidad de organizar un auténtico mercado de compra y venta
de cuotas de contaminación, por medio del intercambio de títulos.
302
Como se advierte fácilmente, el mercado que se organice deberá estar sometido a una
férrea disciplina administrativa, con el fin de evitar abusos de posición dominante o monopolios,
constituyéndose en un mercado de valores de carácter secundario. De ello se deriva una de las
principales dificultades de este método, ya que alcanzar un mercado libre de competencia
perfecta es prácticamente imposible, por lo que la labor de vigilancia y control deberá ser
esencial, elevando los costes de implantación de esta política.
La validez de los títulos deberá renovarse periódicamente, con lo que el incentivo para
remover la contaminación será mayor, a causa de que, una vez adaptada una tecnología
menos dañina, no será necesario seguir comprando los permisos.
303
combustible para calefacción, si no pagan el correspondiente derecho de polución de él
derivado.
Asimismo, la zona de aplicación de este tipo de política requiere no contar con una
excesiva superficie, a causa de la complejidad que supondría para su control y correcto
funcionamiento, lo que nos muestra un límite importante a su actuación y virtualidad práctica.
Para terminar este punto, únicamente nos resta resaltar el hecho del mayor atractivo
que, en principio, despliega este sistema de solución del problema ambiental por su aparente
eficacia y respeto a la libertad de elección de los sujetos afectados; en cambio, una vez
analizado con mayor detenimiento, comprobamos que requiere de un elevado gasto de gestión
para que actué correctamente, porque, al igual que reúne las ventajas de los medios
directos y de los indirectos, también aúna sus inconvenientes y, en un sector como la
protección del medio ambiente es necesaria una técnica más adecuada a la generalidad de
ámbito, en la que los poderes públicos obren con amplitud de miras, sin verse compelidos a
áreas determinadas.
304
sobre sus coetáneos, surgió la necesidad de dotarla con los medios adecuados para que
llevase a buen término su cometido.
Los efectos de los tributos han afectado a la sociedad en la que se establecen de las
dos formas anteriormente mencionadas; en primer lugar, fiscalmente mediante la obtención de
medios financieros y en segundo término, con su objetivo no fiscal, incluyendo en el
comportamiento de los administrados, la distribución de la renta o la actividad económica.
Debido a esto último, se ha acuñado la expresión de fin no fiscal de los tributos, para
aludir a este relacionado con la política económica y, por ende, con la política de desarrollo, de
la que no se puede prescindir.
Algún autor, ha considerado que la inserción en el Estado actual de aquellos fines, que
hoy se dice que no estaban incluidos en la agenda del Estado del siglo XIX, supone
precisamente que se considere como tema constitucional también la posible utilización del
tributo al servicio de los mismos; con lo que nos sitúa ante la problemática de su adecuación
con el principio de capacidad económica establecido por nuestra Carta Magna, cuestión que
305
abordaremos más adelante.
En otro lugar, este autor ha señalado que: “Para que el Gobierno pueda desenvolver
su política económica con el auxilio de la herramienta tributaria no es necesario, en modo
alguno, que se cambien a cada instante las figuras del sistema fiscal. Por el contrario, tanto los
ingresos como los gastos públicos pueden manejarse eficazmente como instrumentos de
política económica” y ha añadido: “Las elevaciones o reducciones de los tipos de gravamen,
en unos u otros impuestos, permiten en que la política financiera se acomode a las
fluctuaciones económicas y a las cambiantes exigencias que esos cambios traen aparejadas”
Esta misma técnica de utilización del tributo se viene propugnando por la doctrina
italiana, en relación con la posibilidad de variar el sistema fiscal, para conformar la economía en
el sentido deseado, realizándose este uso mediante una sencilla operación como es la
modificación de algunos elementos internos de cada figura tributaria, como son el tipo de
gravamen o las deducciones.
306
En nuestro país, el origen más próximo en el tiempo, en relación con el tema de la
tributación con fines no fiscales, lo hallamos en la Hacienda local, ámbito en el que, como
complemento a la regulación histórica de las actividades molestas, insalubres, nocivas o
peligrosas, respecto al régimen de licencias administrativas, cuya solicitud devengara una tasa,
han venido existiendo una serie de gravámenes denominados arbitrios con fines no fiscales,
“que pretendían sancionar determinadas actividades o situaciones ilícitas o inmorales o se
imponían para coadyuvar al cumplimiento de las normas de policía establecidas por los
municipios; es decir, como su propio nombre indica, naturaleza no fiscal”.
307
Esta regulación continuo con la Ley 41/1975, de 19 de noviembre, de Bases del
Estatuto del Régimen Local, en cuya Base 25, apartado 4°, se extendía la aplicación de
un fin no fiscal a un tributo propiamente recaudatorio; en concreto, se facultaba a los
municipios para establecer un recargo en la cuota en el entonces vigente impuesto sobre la
Radicación, para los establecimientos industriales emplazados fuera de las zonas que señale el
plan de ordenación correspondiente. En su desarrollo posterior, por medio del Real Decreto
3250/1976, de 30 de diciembre, se ampliaron los supuestos en que podría exigirse, indicando
al artículo 73.1 de dicha norma que: “Los Ayuntamientos podrán establecer en las ordenanzas
respectivas recargos de hasta un 30 por 100 sobre las cuotas liquidadas por el impuesto,
cuando los establecimientos industriales estuvieren emplazados fuera de las zonas señaladas
para tal fin en los planes y normas urbanísticas o en las ordenanzas reguladoras de las
actividades molestas, insalubres, nocivas o peligrosa”. En la extensión del mencionado recargo
a las actividades molestas, insalubres, nocivas o peligrosas, encontramos un precedente de la
tributación ecológica, si bien de un modo incorrecto, puesto que tenía una naturaleza
claramente sancionadora como se deduce de la lectura del apartado segundo del mencionado
artículo 73, objetivo que no es propio de los tributos, por lo que su intención más que
medioambiental se dirigía a incentivar la implantación de los núcleos industriales en las zonas
apropiadas para ello, criterio que, por otra parte, viene refrendado jurisprudencialmente.
Al aprobarse el Texto Refundido de Régimen Local por medio del Real Decreto
Legislativo 781/1986, de 18 de abril, se abandonó la denominación de arbitrios para
pasar a designarlos tributos; no obstante, tal alteración se produjo solo parcial mente en la
literalidad de los preceptos, porque al definirlos, el artículo 390 repitió la ,expresión arbitrios
en sus apartados 3 y 4 utilizando el vocablo tributos únicamente en el primero.
Este cambio terminológico se debió, a nuestro juicio, a que el vocablo arbitrio era
obsoleto y no se correspondía con la Ley General Tributaria, ya promulgada hacia más de
veinte años y, a la vez, por la necesidad de adaptar la normativa tributaria local a la misma.
308
Haciendas Locales.
309
ajeno a las repercusiones no fiscales que cause.
Esta afirmación se encuentra desde hace muchos años en la doctrina italiana e incluso
se ha llegado más allá, manifestándose que la diferenciación es aún más compleja debido a
que en la mayoría de los supuestos sólo puede hablarse de normas de carácter fiscal o
extrafiscal y no de tributos; esta última reflexión la consideramos acertada, puesto que
habitualmente se incluyen en un paquete de medidas a favor de una determinada política, las
de toda ,índole, entre las que no faltan las fiscales que tienden a confundirse con las demás De
este modo se ha opinado que es imprescindible controlar la idoneidad y necesidad de la
medida en cuestión para alcanzar su fin.
310
El problema se centra en este caso en discernir La existencia de fines no fiscales en
una determinada figura tributaria, que, como hemos visto anteriormente, son de acostumbrada
presencia en cualquier tributo que actué en el ordenamiento jurídico, de un tributo pensado y
nacido expresamente para el logro de un fin no fiscal, con independencia de que
secundariamente proporcione ingresos públicos; aquí nos situamos frente a "un obstáculo
inicial muy voluminoso: si todo tributo. En general, desprende cierto halo de extrafiscalidad,
¿cuándo podemos decir que ese grado de extrafiscalidad es suficientemente alto como para
pasar a denominarlo "tributo extrafiscal"?
311
del tributo destaca su función recaudatoria ya sea como fin primario o secundario y excluirla,
es negar a su vez la caracterización como tributo.
Por todo ello, creemos que debe abandonarse la utilización de la expresión antedicha,
evitando la contradicción conceptual y semántica interna que aporta y que es mas
conveniente adoptar la de tributo con fin no fiscal o con fines extrafiscales, para acoger este
aspecto de la tributación.
Frecuentemente estos dos términos se utilizan como sinónimos, dando a entender que
toda misión atribuida a un tributo que incida en la estructura económica de la sociedad se
considera como un fin no fiscal; pero se plantean ciertas cuestiones, cuales son, si se trata de
expresiones equivalentes o si se comprende una en la otra.
312
característica más significativa del tributo, los ha clasificado en financieros y de ordenamiento.
Estos últimos se denominan así por no buscar objetivos de carácter fiscal como fin principal,
pues cuanto más eficaz sea el cumplimento de los mismos, menor será su recaudación; por
ello, pueden equipararse al término de tributos con fines no fiscales.
De lo anterior puede colegirse que el uso del mecanismo tributario como instrumento
de intervención, está presente en la noción misma de finalidad no fiscal a pesar de la
vaguedad del concepto en sí, por lo que esta ordenación económica es causa de la
tributación con fin no recaudatorio, entre cuyas finalidades fundamentales se sitúa la
redistribución de la renta o de la riqueza; sin embargo, el tributo con fin no financiero es
susceptibles de responder a muy variadas justificaciones tantas como fines
constitucionalmente legítimos existan, manifestándose con ello que el gravamen así
desarrollado como medio de ordenación económica y social, no se constituye en el único
arbitrable, sino que junto a las mencionadas políticas, también se sitúan las de carácter
demográfico, moral, cultural o de sanidad. Estos supuestos se inscriben en la voluntad de los
poderes públicos de impulsar la conducta de los ciudadanos en una dirección determinada,
aunque pueda ocasionar la intromisión del Estado en la esfera de la voluntad de los
particulares, siéndole exigible que ejercite sus competencias con la proporcionalidad
suficiente para no perjudicar su libre albedrío; como consecuencia, creemos que la
313
denominación de tributos de ordenamiento moral cuya fundamentación, hoy superada
basada en la sobreimposición de determinados consumos o actividades que generan
perjuicios a la colectividad, como las bebidas alcohólicas o los juegos de azar, ha sido
sustituida por la motivación de los mayores costes sociales ocasionados por dichas
actuaciones y sobre todo por la necesidad de los entes públicos de incrementar la
recaudación. Esta finalidad es la última de dichos tributos aunque presente de una manera
solapada, como puede comprobarse en el estado actual de los Impuestos Especiales. Ello
suscitaba la duda acerca de considerar la reducción del consumo como la finalidad última de
tales tributos, lo cual parece y creemos que con razón, complicado, dada la rigidez de la
demanda de tales bienes, de forma tal, que en gran parte de los casos sólo se alcanzaría un
aumento del precio de venta, justificándose la sobreimposición en la cobertura del mayor
gasto público que su utilización puede ocasionar a largo plazo.
Otra opinión, en cambio, sitúa junto a los gravámenes de ordenamiento moral a los que
denomina tributos de coartada moral, debido a que apenas aspiran a influir en la conducta
de sus destinatarios con el fin de erradicarla, permitiendo que los poderes públicos salgan en
defensa de intereses diversos con ciertos matices morales; de este modo no se
desaprovechan fuentes de ingresos “pues las actividades que se gravan acostumbran a ser
muy lucrativas y su ejercicio apenas disminuye con la tributación, y por otro lado, de
manifestarse en contra del desarrollo de determinadas actividades que, empero, el respeto a la
Constitución exige consentir aunque nunca promocionar”
314
sistema indirecto de solución ambiental.
Este doble carácter podemos hallarlo en la práctica totalidad de los tributos can fin no
fiscal, de lo que se deduce la improbabilidad de encontrar algún supuesto en el que
únicamente se manifieste uno de los dos elementos; de este modo, un gravamen que persiga
influir en algún aspecto de la economía frecuentemente tendrá consecuencias sobre el modo
de vida de los administrados, ocurriendo exactamente lo mismo en la situación inversa.
En primer lugar hay que aludir a las llamadas exacciones parafiscales, denominación
utilizada por el legislador en la Ley de Tasas y Exacciones Parafiscales de 26 de diciembre de
1958 y en la Ley de Reforma Tributaria de 1964; este sector de la tributación se originó, como
es bien sabido, como un medio de dotar de ingresos a las Haciendas Institucionales, separado
de los sistemas ordinarios de la Hacienda Estatal o Local.
315
fiscales y ello en base a que las primeras basan la causa última de su origen en la propia
esencia del fenómeno tributario, es decir, en la obtención de recursos para financiar un
determinada gasto o servicio público, llevados a cabo por los diversos organismos
institucionales en los que han nacido.
La diferencia es, pues, evidente con e tributación con fines no recaudatorios, en la que
este fin pasa a un segundo plano, desplazado por la finalidad social o económica que se
proponen.
En segundo término, más que una distinción, lo que procedemos a efectuar es una
aclaración de carácter histórico en relación a los arbitrios con fines no fiscales, a los que ya
hemos aludido, que perseguían un fin no netamente fiscal, hecho que los introduce
plenamente en la categoría que estamos estudiando, por lo que nos hallamos ante la misma
figura, sólo que en un ámbito territorial inferior y en un momento histórico anterior.
Finalmente tenemos que aludir a la voz canon, que se viene atribuyendo a diferentes
ingresos públicos, tengan a no la condición de tributarios.
Pues bien, esta se aplica principalmente a aquellos ingresos que participan de una
naturaleza no bien perfilada y de difícil encaje en una categoría definida: por ello, balo este
término quedan englobados numerosos tributos con fines no fiscales.
Pero esta aseveración no es óbice para que se tiendan a confundir ambas voces, en el
sentido de que una abarca la finalidad del tributo y la otra, un intento de clarificar la naturaleza
jurídica correspondiente de una determinada figura, que en ningún caso se puede considerar
como una categoría fiscal Independiente, sino que en la mayoría de las ocasiones participa, o
incluso se identifica, con las características propias de alguna de las modalidades tributarias
tradicionales.
316
especial o tasa, según concierna al vocablo canon y, en caso de persistir en su utilización,
propugnamos por una reducción de su ámbito al campo de los ingresos no tributarios, con lo
que lo reservaríamos para el precio público principalmente, figura que se ha intentado
desarrollar en los últimos años par razones de sobra conocidas, pero que se ha encontrado
can las salvedades que el Tribunal Constitucional español ha introducido en su régimen
jurídico.
Con estas aclaraciones no pretendemos otro objetivo que intentar delimitar una serie de
términos que, empleados de forma indiscriminada, inducen a la confusión y la vulneración del
principio de seguridad jurídica.
Dicho nexo debe actuar tanto en el plano cuantitativo como asimismo en el cualitativo,
ya que al constituirse ambos en partes integrantes de un unitario sistema financiero, con la
misión de atender a los nuevos fines que tiene como meta alcanzar, no puede sostenerse
como única función de los tributos la de allegar los medios necesarios para cubrir los
gastos, sino que tienen que intentar conseguir directa y automáticamente en concurso con
otros instrumentos, la realización de los fines del ordenamiento constitucional.
317
Por ello, entendemos que no solo el gasto público se erige en el instrumento inmediato
para la satisfacción de las finalidades del Estado. Sino semejantes a los obtenidos por aquella
vía, cumpliendo las directrices de política económica o la redistribución de la renta.
Aun así, hemos de advertir que no siempre resulta tan sencilla la aplicación práctica,
porque las diferentes bonificaciones, exenciones a desgravaciones concedidas en muchos
casos por los tributos con fin no fiscal, pueden llegar a suponer un coste considerablemente
elevado para el erario público, mientras que los gastos burocráticos se mantienen
normalmente en un baremo constante, puesto que la estructura administrativa encargada de
318
recaudación, coincide básicamente con la existente para la mayoría de las figuras propiamente
fiscales.
Con ello, creemos que los tributos con fines no fiscales pueden entroncarse en el
carácter de instrumentalidad propio de la actividad financiera, puesto que son un medio por
el que, aparte de obtener recursos monetarios, se incide en la conducta de los particulares,
sirviendo estas figuras como un vehículo de actuación administrativa.
Llegados a este punto podemos indicar los dos mecanismos basilares sobre los que se
acostumbra a estructurar este tipo de tributación y que coinciden básicamente con las dos
clases de métodos de solución indirectos que analizábamos en el capitulo anterior.
En primer lugar se sitúan los incentivos integrados por los beneficios fiscales, que
buscan alcanzar sus objetivos por medios positivos que disminuyan la presión fiscal sobre los
administrados; por ello se constituyen en los idóneos para favorecer la adopción de algún
modelo de política de carácter social, con la que se intente que no suponga un grave
desequilibrio económico para los particulares.
Para finalizar este epígrafe, debemos señalar que, en aras del cumplimiento efectivo
del objetivo que se proponen, estos tributos con fin no fiscal lo precisan que su recaudación se
afecte a un determinado gasto, lo cual se deduce fácilmente de su propia razón de ser, dado
que se conforman intentando llevar a cabo sus funciones sin el auxilio de la institución del gasto
público, bastando lógicamente con su efectiva implantación y aplicación para cumplir con su
misión.
319
5.7.1. Condicionantes genéricos derivados de este principio
La vinculación varia de unas categorías tributarias a otras, de forma tal, que en los
impuestos incide de forma más clara, al no existir una actividad administrativa consistente en la
prestación de un servicio público o al establecimiento o ampliación del mismo; por contra,
en las tasas y contribuciones especiales la rigidez del principio tiende a matizarse
introduciendo cláusulas de estilo que permiten flexibilizar sus exigencias. Este hecho nos
320
parece consecuente con la viabilidad del funcionamiento del sistema financiero, a causa de los
frecuentes supuestos en el ámbito de las tasas que no lo respetan por diversas causas, ya sea
por la pequeña carga tributaria que comportan para el sujeto pasivo o por la dificultad de
adaptación a las circunstancias del obligado.
321
plano, sin realizar previamente las consideraciones oportunas que estamos indicando.
Los móviles de carácter extrajurídico pueden estar presentes siempre que con
ellos no padezca sustancialmente el principio de justicia, como sucede con la legitimidad de
determinadas exenciones que persiguen fines de política económica ; tales beneficios fiscales
“desembocan en un tratamiento desigual que puede quedar justificado por el respeto de otros
preceptos o principios constitucionales, no habría, en cambio, justificación posible para la
arbitrariedad que supone el gravamen extrafiscal o no de una situación económica no
enmarcada en los límites de la imposición a que no demuestre capacidad económica
alguna”.
322
hasta la doctrina dominante a partir de la década de los sesenta, en que se acepto la plena
legitimidad del empleo con fin no fiscal del tributo. Incluso se llega a afirmar que para la
consecución de los fines sociales proclamados por la Constitución italiana, son necesarios
todos los medios posibles como son la tributación, el gasto o el presupuesto.
323
En nuestro país, las posturas que se han mantenido en esta cuestión son también muy
variadas y así, un primer razonamiento se basa en que los tributos con fines no fiscales no se
proponen gravar la capacidad económica de sus destinatarios aunque la tengan en cuenta para
determinar la cuota, y no sirven para cooperar al sostenimiento de los gastos públicos, con lo
que emplea un razonamiento parecido al de F. MAFFEZZONI, sin embargo, desemboca en una
conclusión contraria, considerando a dichos gravámenes como ajenos a la Constitución y no
admisibles entre los impuestos, al prescindir de los principios del artículo 31.1 de la Carta
Magna. Les niega el carácter tributario y los califica como exacciones coactivas al servicio de
fines social o económicamente deseables.
En contra de los que niegan la naturaleza tributaria a estas figuras, algún autor ha
considerado que una detracción coactiva de carácter pecuniario exigida por un ente público y
324
con el ropaje formal tributario no es sino un verdadero tributo, basándose en un argumento de
carácter formal bastante arriesgado.
Creemos que esta última opinión mantiene una línea coherente con el estado actual de
la realidad jurídico tributario, que si bien admite la existencia de fines no recaudatorios en los
tributos, no por ello ha de abandonar los postulados básicos del principio de la capacidad
económica; esta idea alcanza una mayor relevancia cuando se precede a la distinción ya
comentada entre tributos financieros con algún efecto no fiscal y gravámenes cuyo fin es el no
recaudatorio. Los primeros constituyen el núcleo del sistema tributario y, aunque produzcan
consecuencias no fiscales, basan su articulación en el respeto a los principios
constitucionales.
325
originar en algunos casos supuestos de doble imposición con índices ya gravados como la
renta o el consumo, que en modo alguno son deseables, por lo que deberá operarse
casuísticamente para evitar excesos en uno u otro sentido.
Un claro ejemplo del riesgo que entraña forzar la adecuación de un tributo a los
postulados de la capacidad económica, lo encontramos en nuestro país en los gravámenes
relativos a la función social de la propiedad. De entre los impuestos que se han creado, hay
dos que han tenido una especial resonancia, el Impuesto sobre Tierras infrautilizadas de la
Comunidad Autónoma de Andalucía y el Impuesto de Dehesas Calificadas en Deficiente
,Aprovechamiento de la Comunidad Autónoma de Extremadura, debido a haber propiciado
sendas Sentencias del Tribunal Constitucional que han sido muy debatidas doctrinalmente; en
ellas, el alto Tribunal ha pretendido zanjar el problema de la compatibilidad entre fin no fiscal y
capacidad económica, viéndose forzado a interpretar el mencionado principio constitucional
tributario.
En resumen, consideramos que los fines no fiscales son plenamente admisibles con la
estructura de los tributos, siempre y cuando respeten los mínimos necesarios exigidos por el
principio de capacidad económica en el sentido que hemos manifestado, al gravar
auténticas manifestaciones de poder económico, así como hechos lícitos, sin caer en
posiciones extremas que alteran su propia razón de ser.
326
5.7.2.2. La protección ecológica como fin no fiscal y su acomodación al
principio de capacidad económica
De esta forma, para conseguir el logro de los objetivos ambientales estos se incardinan
en las mencionadas políticas de modo que no quede acudir a los tributos para coadyuvar a
alcanzarlas. admitiéndose entre los fines no fiscales los de carácter ambiental; así, el
sistema tributario podría orientarse no solo a obtener unos ingresos para financiar los gastos
públicos en general entre los que se sitúan, lógicamente, los de carácter ecológico sino
también a cumplir un papel motivador.
El problema, una vez más, viene determinado por la compatibilidad con el principio de
capacidad económica, puesto que los tributos que se creen formaran parte fundamentalmente
del grupo al que hemos aludido como no propiamente recaudatorios y así su presupuesto de
hecho se orientará hacia manifestaciones de daños a la naturaleza, que constituyan supuestos
de dudosa riqueza imponible; en consecuencia, en algunos casas deberán diseñarse con
cautela para evitar violentar los mínimos necesarios del susodicho principio que hemos
analizado.
327
en relación a los tributos sobre la función social de la propiedad, ya que consideramos que
pueden vulnerar el principio que nos ocupa, lo que nos lleva a una complicada labor casuística
en cada uno de los sectores ambientales.
Para delimitar mejor dichos índices de riqueza deben excluirse también, a nuestro juicio,
aquellos gravámenes que persigan un fin meramente penalizador, sin incentivo, para
diferenciarlos así de las sanciones, puesto que no serían auténticos tributos. Asimismo se
dejaría al margen lo relativo al resarcimiento de daños y exigencia de responsabilidades, que
exceden el ámbito fiscal; en contraposición, el tributo con fin no fiscal cumple con una función
motivadora y de fomento en algunas circunstancias en las que las medidas sancionadoras no
pueden actuar.
Los indicadores específicos de capacidad económica se sitúan en el ámbito de
cada uno de los sectores que integran el medio ambiente, por lo que hay que acudir a un
mayor detalle, dejando al margen la noción de capacidad de contaminar genérica, que en modo
alguno representa un índice de riqueza por sí mismo.
328
Cuestión distinta ocurre con las emisiones de sustancias al mismo, en las que hay que
distinguir dos situaciones: en primer lugar, aquellos supuestos en que se prohíba por la
reglamentación directa la descarga de una determinada sustancia, en cuyo caso no es posible
deducir un índice de capacidad económica par el vertido, ya que se estaría gravando un hecho
ilícito; en segundo término, se situarían aquellas que no estuvieren vedadas, respecto a las
que si cabria dicho índice en atención al coste social que generan a la colectividad por el
perjuicio ambiental que ocasionan.
En esta alternativa habría que tener en cuenta la fórmula que se utilice para definir el
hecho imponible y la cuantificación de la cuota, puesto que cabría la opción de acudir a la
valoración de las propias emisiones o de los materiales utilizados para que estas se originen. si
bien podemos adelantar que consideramos más acorde a los postulados tributarios el acudir a
la última posibilidad.
En relación al sector de las aguas las circunstancias varían, porque, dejando al margen
la emisión de contaminantes a este medio que, al igual que sucede en el caso de la
contaminación atmosférica, podría justificar la adopción de instrumentos fiscales que
gravasen la adquisición de los bienes cuyo uso genera los efluentes, el consumo y sobre todo
la provocación del gasto de extracción, conducción, tratamiento y depuración por parte de
329
la Administración pública, es susceptible de someterse a tributación en el ámbito de las
tasas y de las contribuciones especiales; no obstante resulta más dudosa la adecuación al
principio de capacidad económica en aquellos supuestos en que el sujeto pasivo no pueda
soportar una elevada carga tributaria, lo que se puede subsanar mediante precios
subvencionados que intenten paliar esta situación. Por otra parte, gravar el mero consumo de
agua tiene, a nuestro parecer, escasa efectividad en la preservación del medio ambiente, ya
que no supone un reflejo directo de la contaminación.
330
equivalente al gravamen y solo lo obtendrán aquellos que dispongan de la renta apropiada para
ello.
En cuanto al sector del transporte, gran parte de sus problemas pueden incluirse en el
de la contaminación atmosférica en lo que se refiere a las emisiones tóxicas, por lo que se
reproducen aquí las consideraciones ya manifestadas; por otra parte, el tributo
correspondiente a la utilización de vehículos de motor podría tener en cuenta la capacidad
contaminante de cada uno, incitando a poseer los que incorporasen una tecnología más
respetuosa con el entorno natural, como sucede en la actualidad con los impuestos Especiales
sobre Hidrocarburos que discriminan en atención al contenido de plomo presente en la
gasolina.
331
nacimiento de la obligación tributaria o la función que con ella se cumple, pero sin que ello
conduzca a la desnaturalización del tributo, “dejándole irreconocible como instituto financiero
constitucional”, así las restricciones a su implantación provienen de los principios de justicia
material de los tributos, configurándose corno un mínimo lógico exigible para eludir la posible
arbitrariedad del legislador. En este contexto, se ha mantenida que deben establecerse dos
premisas de comportamiento de las normas tributarias para que válidamente en relación a
los fines no recaudatorios la primera hace referencia al rechazo de la idea de. que el tributo a
el sistema fiscal en su conjunto, constituya el único o principal medio de transformación social;
la segunda, por contra, advierte sobre la posibilidad de que dichas normas puedan
alentar o desalentar las posiciones de los sujetos obligados La conjunción de ambas de un
modo correcto, dará lugar a una función de carácter no fiscal, adecuada en el ordenamiento; a
ello se añade aunque creemos que puede entenderse incluido en la necesidad de no constituir
los tributos el medio fundamental de ordenación de voluntades, la obligación de no gravar,
ilícitos administrativos, que como venimos repitiendo originan una situación al margen de la
fiscalidad. Esta breve exposición nos pone en evidencia los condicionantes que ha de respetar
el legislador con el fin de imponer una tributación con fines no fiscales acorde con los principios
de justicia; si cumple con lo que hemos expuesto, circunstancia ciertamente compleja pero
no imposible, pensamos que el gravamen en cuestión gozara de plena legitimidad
constitucional y de validez legal para desplegar sus efectos en el sistema.
En relación a la situación del derecho positivo vigente en España, creemos que no
admite lugar a dudas la inclusión de los fines no fiscales a lo largo de las disposiciones de la
Constitución, que deben ponerse en conexión con el artículo 31, en lo que respecta a los
principios constitucionales tributarios, tal y como hemos analizado; resta por examinar su
recepción en la legislación tributaria y a este respecto es inexcusable la referencia al artículo
4 de la Ley General Tributaria.En efecto, esta norma admite de modo expreso la posibilidad de
emplear los tributos para el logro de finalidades no recaudatorias, coincidiendo los objetivos
proclamados con los que posteriormente recogerá la Constitución vigente de 1978; no
obstante, la redacción del mismo no puede decirse que sea muy afortunada, en particular
cuando indica que los tributos, además de cumplir el fin recaudatorio, han de perseguir las
demás funciones; con ello parece dar a entender que todos los tributos habrían de asumir los
objetivos de la política económica y social, lo que no debe ser así en todos los casos, sino
solamente una posibilidad abierta a la opción del legislador.
El significado más plausible que puede darse a dicho inciso, consiste en entender que el
332
legislador ha querido reconocer la validez de todos los efectos no fiscales que, de un modo en
muchas ocasiones indirecto, están presentes en la mayoría de los tributos, lo que no quiere
decir que el conjunto de los instrumentos fiscales deba dirigirse de una forma directa a la
consecución de dichos fines; la solución no es sencilla y será preciso aunarla con los límites y
principios a que hemos aludido anteriormente.
Sin embargo, el problema de analizar si los tributos con fines no fiscales son
acordes con dicha máxima, se ha abordado en relación a los impuestos relativos a la función
social de la propiedad, que ya hemos comprobado que están vigentes en algunas
Comunidades Autónomas; en concreto, se ha ocupado del tema la Sentencia 37/1987, d9 26
de marzo, referida al Impuesto sobre Tierras Infrautilizadas de Andalucía y la Sentencia
186/1993, de 7 de junio, acerca del Impuesto extremeño de Dehesas Calificadas en Deficiente
Aprovechamiento.
En ambos fallos se han respaldado los citados tributos, declarándose conformes con el
principio de capacidad económica, puesto que “es constitucionalmente admisible que el
Estado, y las Comunidades Autónomas el ámbito de sus competencias, establezcan
333
impuestos que, sin desconocer o contradecir el principio de capacidad económica o de pago,
respondan principalmente a criterios económicos a sociales orientados al cumplimiento de fines
o la satisfacción de intereses públicos que la Constitución preconiza o garantiza. Basta que
dicha capacidad económica exista, como riqueza real o potencial en la generalidad de los
supuestos contemplados por el legislador al crear el impuesto para que aquel principio
constitucional quede a salvo”.
Las opiniones suscitadas por esta doctrina del Tribunal Constitucional se han dividido,
bien aceptando sus conclusiones o rechazándolas.
Por nuestra parte, creemos que esta última posición doctrinal es más acertada, porque
el someter a gravamen un índice de riqueza potencial conlleva un elevado riesgo de desvirtuar
la esencia del tributo, incidiendo sobre supuestos que en realidad no manifiestan capacidad.
Incidiendo sobre supuesto que tal potencialidad es susceptible de no concretarse
efectivamente, lo que puede violar este principio e, incluso, el de no confiscatoriedad.
Por lo tanto, en lugar de zanjar la discusión sobre los postulados básicos que debe
cumplir un tributo con fin no fiscal para respetar el principio de capacidad económica, con la
solución jurisprudencial se llega una situación de inseguridad que puede llevar a gravar meras
expectativas de derecho que contenga alta dosis de improbabilidad de consecución práctica
que, lógicamente, son susceptibles de no poder ser alcanzadas, con lo que la tributación
334
incidiría sobre índices que vulneraria, así, la máxima que comentamos.
Para finalizar el presente capitulo, nos resta indicar que la admisión de los tributos con
fines no fiscales es predicable para la totalidad del ordenamiento financiero español y no solo al
servicio de la Administración Central del Estado.
335
Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas; en tercer lugar, deben ser
emanados conforme a los principios de capacidad económica y no confiscatoriedad y,
finalmente, deben respetar el Estatuto de Autonomía correspondiente.
En cuanto a las Haciendas Locales, el uso del tribuyo con fin no fiscal ha sido
generalizado hasta la Ley 39/1988 de 28 de diciembre tal como tuvimos ocasión de
comprobar al examinar sus antecedentes, puesto que, de hecho esta figura tiene su origen en
la hacienda local; no obstante la promulgación de esta disposición legal ha significado una
modificación de esta tendencia, ya que la “la racionalización del sistema tributario local exigía
superar una situación en la que estaba integrado por una larga lista de tasas y contribuciones
especiales y por un conjunto de hasta diez figuras impositivas distintas, desconectadas entre si
y carentes de una justificación común” en este sentido, se ha reducido el número de impuestos
en el ámbito local y se ha suprimido la mención a los tributos con fines no fiscales.
336
RESUMEN
Cada uno de los temas estipulados en la última Unidad de Aprendizaje son de suma
importancia para el desarrollo de la asignatura y por ende la comprensión de la misma.
Proporciona a cada uno de los estudiantes su participación en el análisis crítico de lo
concerniente a las Instituciones que contribuyen con la protección del Medio Ambiente, lo cual
conllevara a su compromiso por el aprendizaje de la presente Unidad y consecuentemente
culminar el desarrollo de la asignatura de manera satisfactoria.
337
AUTOEVALUACION
DERECHO AMBIENTAL
(III Unidad)
I. Estimados alumnos colocar Vo F, según corresponda:
1.El principio de Justicia Ambiental, se consagra como bien jurídicamente tutelado por el
sistema jurídico colectivo, relacionado con la forma de disfrutar y aprovechar el bien y su
titularidad, sin excluir la garantía individual del derecho de disfrutar de un medio ambiente
adecuado. ( )
338
SOLUCIONARIO DE AUTOEVALUACION
DERECHO AMBIENTAL
(III Unidad)
I. Estimados alumnos colocar Vo F, según corresponda:
1.El principio de Justicia Ambiental, se consagra como bien jurídicamente tutelado por el
sistema jurídico colectivo, relacionado con la forma de disfrutar y aprovechar el bien y su
titularidad, sin excluir la garantía individual del derecho de disfrutar de un medio ambiente
adecuado. ( V )
339
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Protegidas de América Latina. Recuperado de:
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340