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S. Zañartu, s.j.
1990
Nota: Estos apuntes son los mismos de Cristología Bíblica A, pero con algunas correcciones, con
la adición del título profeta y todo lo que viene después de la Cristología de Juan, y con notas.
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Aunque la clave de la interpretación del A.T. es el N.T., se estudia el A.T. para poder
comprender todo el peso teológico de la cristología del N.T. (significado de los títulos, etc.).3 El
A.T., por así decirlo, no nos dice quién es Cristo, sino qué es. El A.T. es una historia de salvación
que culmina en Cristo, por lo tanto, su trayectoria nos sirve para comprender mejor el final. Esto es
comprender a Jesús según las Escrituras.
El Cristo (Mesías, ungido) es ante todo, en cuanto Hijo de David y, por tanto, en cuanto Hijo
de Dios, una figura regia (cf. Lc l,32s.)
a) La promesa a David y la obra histórica del Yahvista. 2Sam 7 es una raíz histórica de la
esperanza mesiánica.4 Esta promesa y esta alianza se une a las promesas de los Padres y a la
alianza del Sinaí. Así se siguen precisando las 4 promesas del Yahvista (Gn 3,155 ; l2,1-3; 49,8-12;
Nm 24, l5-l9).
b) Los salmos regios6 (entronización, celebración ritual de la fiesta del año nuevo, etc.) Sal 89; l32;
2; ll0; etc. Son probablemente la base más importante para la futura elaboración de la función
salvífica regia y de su relación a Dios. Hay gran influencia de la ideología regia del antiguo oriente.
Expresan más bien un ideal y una esperanza.
c) Isaías y Miqueas. Is 7,l0-l7 (soberano ideal, diferente de Ajaz; Dios sigue siendo fiel). Is 9,l-6
(nacimiento o entronización de un rey). Is ll,l-9 (nuevo comienzo; el nuevo soberano tendrá la
plenitud del Espíritu; paz paradisíaca). Es nuevo que Isaías dirija su esperanza de salvación, no a
un rey contemporáneo, sino al futuro rey davídico ideal, que aparecerá en un futuro indeterminado.
Cf. Miq 5,l-5.
d) Jeremías y Ezequiel. Con Isaías y Miqueas la teología de la salvación que está unida a la
realeza davídica ha alcanzado su cumbre insuperable en el A.T. Cf. Jer 23,5s; Ez l7,22-24;
34,23s.; 37,22.24s. La promesa histórica a David jugó un rol importante en el trabajo histórico del
Deuteronomista. Cf. Ag 2,20-23; Zac 3,8; 6,9-14; Jer 33,l4-26, etc.
e) Déutero-Zacarías. Transpone los temas antiguos a contexto apocalíptico. Zac 9,9s. (síntesis de
toda la ideología regia del A.T.; entronización del rey; presencia, a través de él, del reinado
salvífico de Yahveh; hombre, justo y salvado; introducción por Dios de la paz y del dominio de la
salvación; rasgos universales).
f) Textos intertestamentarios. Son importantes para conocer la esperanza mesiánica en los
tiempos de Jesús. Reacción contra los ilegítimos asmoneos. Ps. Sal l7. Es una oración del pueblo
oprimido; compendio de los dichos del A.T. sobre el rey davídico del futuro. Trata de la realización
de las promesas davídicas en el Mesías. Es llamado Hijo de David (21) y ungido (Cristo) del
Señor (32). Será agraciado con fuerza, sabiduría y justicia divina. No tendrá pecado. Aniquilará a
los enemigos y pecadores. Libertará a Jerusalén. Pastoreará a Israel. Su yugo y su juicio
extenderá a toda la tierra. De Dios viene la salvación mesiánica.
Qumrán: aunque subordinado a un mesías sacerdotal, hay un mesías davídico (Mesías de
Israel, verdadero ungido). Cf. 4Qpatr 3. Hará justicia a los pobres, aniquilará a los impíos y juzgará
sobre toda la tierra.
Los apócrifos de la época del N.T. muestran que el Mesías esperado es predominantemente
liberador político y soberano glorioso.
Schesmone Esre l5: "El retoño de David tu servidor, hazlo florecer pronto, y levantará su
cuerno en tu salvación, pues todos los días confiamos en tu salvación. Alabado seas tú, Eterno,
que haces brotar la salvación".
a) Textos primitivos. Jesús, según Hebreos, es sacerdote. Dt 33,8-ll. Intima relación de confianza
con Yahveh. Su función primera es la comunicación de la voluntad de Dios, que realizan a través
del oráculo de la suerte y de la entrega e interpretación de la revelación que ellos conservan.
También los líderes carismáticos y después los reyes, como representantes del pueblo,
ofrecen sacrificios, y bendicen de parte de Dios al pueblo. Delegan a sacerdotes para que
realicen el culto en su nombre y organizan éste. Cf. Sal ll0,4. Otra raíz del sacerdocio regio es la
concepción regia del antiguo oriente (Melquisedec). Es el mediador entre Dios y el pueblo: por
una parte está frente a Dios como representante responsable de sus súbditos, sacrificando,
satisfaciendo y suplicando; por otro lado como representante terrestre de Dios, garantiza y
comunica al pueblo una durable bendición y salvación. Además hay una unión indisoluble entre la
dinastía davídica y el santuario de Sión. El templo es santuario regio. El tema de la lucha contra
las naciones, de la paz del mundo y del paraíso, están conectados tanto con el rey como con Sión.
b) Textos tardíos.2 Visión, que tiene Ezequiel, del nuevo templo, que garantizará la presencia de
Dios en medio de su pueblo y que será fuente de salvación. Frente al muy organizado sacerdocio
levítico-araonita-sadocita, algún papel juega el príncipe.
Según Zacarías, de la terminación del templo depende que llegue el tiempo de la salvación.
Zac 4,l-6a.l0b-l4. La figura del sacerdote pasa a primer plano. Dos mesías. (Cf. Jer 33,14-26).
Con la desaparición de Zorobabel, el Sumo Sacerdote pasa a tener el rol de rey, a ser la instancia
intermediaria y reviste colorido mesiánico. Zac 3,l-7 (cf. 6,9-l5).
1 Según Cazelles, fue preparado por el fin de la monarquía y por Ezequiel. Los reyes también tenían un sacerdocio, como el de
Melquisedec. Este no consiste en guardar los lugares sagrados y ser depositarios de los oráculos (levitas), sino que es
sacerdocio de sacrificios, banquetes y bendiciones para el pueblo. Organiza el culto para tener así abundancia y prosperidad.
En la concepción del Antiguo Oriente, el rey era un mediador. Había una unión entre la dinastía davídica y el santuario de Sion.
Con ambos está conectado la lucha contra las naciones y la paradisíaca paz del mundo.
2 El sacerdocio absorbe títulos e ideología regios.
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Según el escrito sacerdotal (P), el sacerdocio es la única institución sacral que representa a
Israel delante de Yahveh y que Yahveh requiere para tratar con Israel. No hay expectativa
mesiánica. La mediación de salvación se concentra en el culto sacrificial. Así como el rey, el
Sumo Sacerdote también es ungido. Sadoq1 y su familia son elegidos, como David (lSam 2,35).
Igual que David, tiene una alianza especial con Yahveh (Ex 40,13-l5; Nm 25,l3) Cf. Si
45,6s.l5ss.23ss. El Príncipe Mesías de Dn 9,25 parece ser Josué Sumo Sacerdote (cf. ll,22).
Estos títulos muestran una vez más cómo los títulos e ideología regia han sido absorvidos por el
sacerdote. Los asmoneos unían sacerdocio y realeza, pero no pertenecían ni a la dinastía
davídica ni a los sadocitas; además defraudan una vez más las esperanzas de salvación.
c) Textos intertestamentarios. El florecer de la esperanza mesiánica en el tiempo inmediatamente
anterior a Cristo se explica, al menos, como reacción por el desencanto respecto a los
mediadores intrahistóricos. En los círculos de fariseos y rabinos se les contrapone, como
verdadero Mesías, el rey davídico de los últimos tiempos. El Sumo Sacerdote de los tiempos
mesiánicos le estará subordinado. Pero en círculos levíticos-sadocitas se desarrolla un Mesías
final sacerdotal, superior al Mesías regio. Test.Lev. l8,lss. (intermediario de revelación; santidad y
gloria de Dios; fin del pecado; abrirá las puertas del paraíso). Cf. Test.Jud. 21,2-5; Test.Neft. 5,3-
5; lQS 9,ll; lQSa 2,ll-22.2
a) Textos preexílicos: el profeta mosaico. Dt l8,l5-l8. Contra los adivinos de otros pueblos. Se
interpreta distributivamente (irán viniendo otros profetas), pero también se puede entender
singularmente: al final de los tiempos vendrá un profeta como Moisés. El profetismo de Moisés
aparece como el oficio de los oficios, porque por él Israel está en inmediato contacto con Dios.
Moisés es el prototipo del profeta. Primariamente el profeta comunica la voluntad de Dios a Israel.
El profeta también es el portavoz del pueblo ante Dios.
b) Textos exílicos: el servidor de Dios. Con la destrucción del templo en el 587 termina
definitivamente la realeza y provisoriamente el sacerdocio. Subsiste la función mediadora
profética. La reflexión sobre el oficio profético alcanza su altura máxima en los cantos del servidor
de Dios.4 Muestra la espera de un mediador salvífico mosaico-profético. Is 42,l-4; 49,l-6; 50,4-9;
52,l3-53,l2 5 . El servidor es un predestinado (elegido). Puesto en su oficio mediante una
1 En tiempos de Salomón reemplazaría al sacerdote Abiatar. El Sumo Sacerdote es un ungido (Nm 35,25; Lv 21,10).
2 En el documento de Damasco se observa la tendencia a poner junto a los dos mesías (CD 12,3-13,1; 14,18s; 19,10s; 19,33-20,1)
3 El profeta tiene la palabra directa de Dios; igualmente, es el suscitado más directamente por Dios. Frente a los otros dos
oficios, el profeta queda concentrado en la revelación directa de la palabra. Su rasgo sacerdotal es estar en la presencia de Dios,
y su poder regio es el de su palabra que juzga, p.e. Jr 1,10.
4 Según Füglister, la mayoría de los exégetas actuales defederían la unidad literaria de los así llamados cuatro cánticos. Otros
arguyen que la expresión servidor aparece 21 veces en el DtIs, que 14 veces es llamado Israel o Jacob, reconociendo que hay
veces anónimas. Los primeros interpretan 'Israel' de 49,3 como una glosa, y en los 4 cánticos lo ven como demasiado
individualizado. Lo que más nos interesa a nosotros es el cántico cuarto, que puede ser un añedido posterior, y nos interesa en
cuanto se convierte en profecía de futuro. Otro problema es si corresponde más bien al mesías regio o al profético (también
tiene parecidos con el sacerdotal). Von Rad y Füglister defienden que se refiere al sacerdotal: continúa la línea de Moisés (Sal
106,23), Elías, Jeremías, Ezequiel (13,5; 4,4-8). El profeta está en la brecha y su vida es comprometida por y en su profecía. Pero
el sufrimiento del siervo es mucho más profundo y es voluntario; está seguro de parte de Dios; es glorificado a la vista de
todos; recibe palabras de reconocimiento de aquellos por quienes sufrió, sin que éstos lo supieran; más allá de Israel es
confrontado con los reyes de la tierra. Se ha llegado al sufrimiento de un justo por los pecadores para superar el pecado.
5 Según TOB, en 52,13-15 Dios anunciaría la exaltación de su servidor, antes humillado. Las muchedumbres expresan su
sorpresa ante esta exaltación (53,1-6). El profeta (53,7-10) continúa la reflexión sobre la inocencia y paciencia del servidor,
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declaración solemne de Yahveh. Sostenido por Yahveh y dotado de su espíritu. Tiene que reunir al
pueblo de Israel y conducirlo de nuevo a Dios (está para alianza del pueblo). El siervo es
comparado con Moisés (contexto de nuevo éxodo). Se trata de una restauración profética
espiritual. Pero los destinatarios últimos de su misión son las naciones. Misión universal de llevar
la palabra (también la Torah). La recta religión sería garantía y presupuesto de salvación universal.
Esta misión toma a todo el sujeto (como en el caso de Moisés, Elías y Jeremías) y lo hace sufrir.
Es un sufrimiento (interior y exterior) que proviene de su propia misión profética. Su sufrimiento
desemboca en muerte violenta. El siervo cumple su misión con paciencia y humildad (oveja), con
confianza en la ayuda de Yahveh y con una actitud activa. Novedad: asume el dolor hasta la
muerte. Ese dolor es querido por Dios, es consecuencia del pecado de otros. Es un sufrimiento
vicario. El sufrimiento del siervo es para otros causa de salvación. También para el mismo siervo
es salvación: éxito victorioso, exaltación, justificación por Dios, vida renovada y posteridad.
También su rehabilitación tiene significado soteriológico. Por primera vez reciben respuesta las
preguntas sobre el sentido del sufrimiento del profeta. El siervo de Dios es como una
personificación del pueblo, cuyo resto constituirá el nuevo Israel. Pero el Israel del 2 Is está
apocado; necesita consuelo y perdón; sufrió por causa de sus propios pecados. Estos cantos, al
ser insertados en el contexto actual, pueden haber tomado un significado colectivo, que es
secundario.
En estos cantos hay una reflexión muy profunda sobre el oficio profético y sobre el ser y misión de
Israel. Intervienen la experiencia personal del 2 Is y el desengaño por las abdicaciones de Israel y
de sus tradicionales instituciones de salvación, y por el fracaso de sus esperanzas puestas en
Ciro. Lo anterior se concentra en el siervo de Dios, que pasa a ser figura ideal y, por tanto, en
cierto sentido escatológica. Aquí alcanza la teología del mediador su culminación en el A.T.1 Cf.
Zac l2,l0-l3,l.
Sin relación visible con el siervo de Dios, se forma una teología del martirio, expresada con
ayuda del sacrificio cúltico y de la terminología de satisfacción, según la cual el sufrimiento y la
muerte vicaria tienen un significado de salvación. Dn 3,39s; 2Mac 7,32s.38; 4Mac 6,28s.; l7,20-22
(sangre, satisfacción, rescate, purificación, redención).
c) La espera del profeta en el judaísmo veterotestamentario tardío. En el tiempo postexílico
desaparece el profetismo. Se espera el profeta final. Mal 3,23s. (cf. Sir 48,l0s.). La espera de
Elías tuvo gran influencia y Elías llegó a ser el personaje que iba a ungir al Mesías.
Los textos de Qumrán también esperan un profeta. lQS 9,ll. Quizás llamado ungido e
identificado con Elías. Es el profeta semejante a Moisés. El pueblo esperaba a un profeta. Jn
l,l9ss.25. Un profeta atestiguado con signos maravillosos, maestro con pleno poder y libertador,
como antes lo fuera Moisés.2 Podía ser el mismo Moisés que volvía. En el rabinismo oficial
postbíblico el Mesías toma crecientes características mosaicas.3
deseando que el Señor lo acoja y recompense esta generosidad y haga fecundo su sufrimiento. Dios (53,11s) responde que, más
allá del sufrimiento, el servidor será colmado, atraerá hacia sí las muchedumbres humanas y les dispensará la justicia.
1 Quizás no se identifica el Servidor con el Mesías y el Hijo del hombre, antes del N.T.
2 Según Culmann, el Elías redivivus debe vencer a las potencias del mundo y liberar a Israel , y debe luchar contra el anticristo.
Su destino, como el de los antiguos profetas, es sufrir. Cf. Mc 9,13; Mt 17,12.
3 Según Cullmann, "en todo el judaísmo tardío, la esperanza del fin estaba adherida a la esperanza de un despertar de la profecía
-pero de una profecía definitiva, absoluta, que se encarnaría en la persona del único verdadero profeta, que pondría fin a la falsa
profecía"(p.25). El profeta aquel debía cumplir toda la profecía. Profeta y mesías podían encontrarse unidos en una sola
persona (cf. Jn 6,14s). Según las Pseudoclementinas, dado que los profetas han anunciado ,en el fondo, la misma verdad, no
debe haber más que un solo y mismo profeta, que sucesivamente se ha encarnado en diferentes hombres, cada vez con diversas
apariencias. Este es el verdadero profeta, desde Adán hasta hasta que finalmente se manifieste como el Hijo del hombre.
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1 Cf. mis apuntes El Dios del A.T. Ahora se rompen las fronteras intrahistóricas de espacio y tiempo. En estos mediadores se ve
el juego de la trascendencia e inmanencia de Dios.
2 Corresponde a una época más primitiva. Será desplazado por la experiencia del Espíritu en el profetismo.
3 Según Hengel (Sohn Gottes, p.126ss), en algunas capas de Qumrán se esperaba un salvador angélico, Miguel-Melquisedec.
4 En el A.T. hay una palabra normativa, una profética y una del Creador. La palabra va unida a la libre voluntad de Dios.
5 Sir 24,10.
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1 Pudiera haber designado una figura individual que por la personalidad corporativa pasó al conjunto.
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Pero tambien hay convergencia. Los oficios, que se van especializando, en parte, y
consolidando, provienen de un solo oficio primitivo (Moisés). Además la función sacerdotal es
integrable en la regia y el rey prototípico del comienzo y final es un carismático (rasgos proféticos).
Hay, con todo, divergencias profundas. En el tiempo postexílico el mesías davídico se
distingue claramente del mesías sadocita. Igualmente se distingue de ellos y del siervo de Dios, el
mesías celestial preexistente. Se esperaban diversas figuras mesiánicas con sus respectivas
relaciones y subordinaciones. En ese tiempo los oficios institucionales absorven las funciones
carismáticas (profetismo). El A.T., con esta creciente pluralidad y divergencia, termina en una
aporía. No se puede hablar de un desarrollo continuo, evolutivo, sino más bien de un
empantanamiento, de una historia de fracasos. Las esperanzas puestas en mediadores
intramundanos de salvación aparecen cada vez más quebradas, porque éstos se han mostrado,
demasiado a menudo, mediadores de la desgracia.1
b) aspecto soteriológico.2
1) El componente regio: salvación y justificación. La primera tarea del rey es hacer la
salvación, liberar de las manos de los enemigos. Lucha (cf. salmos reales). El éxodo es el hecho
fundamental y prototípico. El mediador es Moisés, quien en el judaísmo tardío es llamado
"libertador de Israel" (primer salvador, siendo el segundo el Mesías). Los conceptos se
espiritualizan cada vez más. También se libera del reino de la muerte y del pecado.
Juzgar es la tarea interna específica del rey. Dios, de quien es propio el juicio, se lo da al
rey. Es en beneficio de los pobres y oprimidos que recurren al rey contra sus opresores. El rey, al
juzgar, libera al pobre (cf. Sal 72,l2ss.). Así llega a ser el rey, tanto en el juicio como en la guerra, el
liberador, redentor y salvador de los suyos y de todos los que se refugian en él. Los bienes de
salvación garantizados por el mediador regio son la justicia y la paz. Así se muestra el rey, en la
realidad, como pastor del pueblo que se le ha encomendado.
2) El componente sacerdotal3 : bendición4 y expiación. Los levitas, y en el judaísmo tardío los
sacerdotes araonitas, bendecían (vida y fertilidad) en nombre de Dios. Desde el exilio el culto está
en forma creciente bajo el signo de la expiación, especialmente a través del sacrificio sangriento.
La expiación, también concebida como purificación y santificación, consiste fundamentalmente en
la reposición y renovación, en el sostenimiento y aumento del poder vital, perdido o disminuído por
el pecado. El bien de salvación producido por la bendición y por la expiación es la vida.5
3) El componente profético: revelación e intercesión. La enseñanza del pueblo era una
genuina tarea sacerdotal (no sólo el decidir entre puro e impuro, entre permitido y no permitido). A
los sacerdotes estaba encomendada la ley y ésta era el gran don divino de salvación. Pero es
1 Según Cullman (p.28), las diversas concepciones mesiánicas o cristológicas se influyen recíprocamente. Según Fabris, en el
ambiente fariseo, además de la restauración nacional, se atribuye al mesías-rey una función religiosa. Con la eliminación del
dominio de los paganos impíos en Palestina, el rey-mesías hará posible la observancia integral de la ley y la pureza del culto.
Es este tipo de mesianismo el que, a través de la organización de las sinagogas, controladas por los escribas de orientación
farisaica, ejerce el mayor influjo a nivel popular antes del 70 d.C. Por el contrario, en los ambientes del templo, en donde
predominan los saduceos, la ideología mesiánica no goza de muchas simpatías por sus connotaciones de sublevación y de
desestabilización respecto a la institución del templo, que solamente puede sobrevivir gracias al delicado equilibrio de
convivencia con el poder romano de ocupación. También permanecen al margen de las masas los grupos esenios elitistas que
propugnan un mesianismo más complicado.
2 Los mediadores celestes asumen funciones atribuidas, en otros lugares, a mediadores terrestres.
3 Según Auzou, ir a consultar a Yahweh significa habitualmente someter su caso al ministro de un santuario; la respuesta es una
revelación divina. En la época arcaica los sacerdotes eran considerados como videntes, como hombres que hablaban en nombre
de Dios
4 Es una función secundaria aplicada al sacerdocio. El padre de familia, ante todo el rey, bendecían.
5 Vida y prosperidad petenecían también a la competencia del rey.
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Para vivir su cohesión, su dinamismo y su esperanza, los pueblos tienen necesidad de jefes, que
son hombres. En el Oriente antiguo esos jefes se consideraban 'vicarios', 'servidores', 'hijos' y a veces
'ungidos' (mesías) de la potencia invisible que había hecho brotar del suelo no sólo la vegetación, los
rebaños y los grupos humanos, sino incluso una nación organizada con un ejército, una administración y
una justicia. La cuestión mesiánica se planteó en Israel -y en la literatura bíblica que allí se compuso-
después de la fundación del Estado monárquico de Saúl, y sobre todo de David y Salomón.
Este Estado se hallaba constituido al principio sobre el modelo de los Estados vecinos, aunque sin
excesiva rigidez en la imitación. La originalidad en los escritos bíblicos estuvo en poner de relieve el rito
de la unción y de vincularla a una acción del Espíritu de Dios que protegía a la dinastía y al pueblo que
iba ligado a su suerte. Ese Espíritu era el poder vital del Dios creador en los seres animados; pero la
Biblia lo reconocía como enteramente dependiente del Dios nacional llamado Yahweh (Gn 6,3; cf. 3,8).
Los fracasos sucesivos de los reyes de Israel y de Judá condujeron a los profetas y a sus
discípulos a nuevas perspectivas sobre la manera en que Dios podía actuar sobre los reyes y sus
gobiernos con vistas a la prosperidad su pueblo. Evitaron la palabra 'mesías'. Los profetas Isaías,
Miqueas, Jeremías y probablemente, Amós, dieron prioridad a la elección de David y su dinastía,