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Además de la Ilíada y la Odisea, a Homero se le atribuyeron otros poemas, como la épica menor cómica
Batracomiomaquia (‘La guerra de las ranas y los ratones’), el corpus de los himnos homéricos, y varias otras
obras perdidas o fragmentarias tales como Margites. Algunos autores antiguos le atribuían el Ciclo épico
completo, que incluía más poemas sobre la Guerra de Troya así como epopeyas que narraban la vida de Edipo
y guerras entre argivos y tebanos. Los historiadores modernos, sin embargo, suelen estar de acuerdo en que la
Batracomiomaquia, el Margites, los himnos homéricos y los poemas cíclicos son posteriores a la Ilíada y la
Odisea.
ESPARTA Y ATENAS
Atenas y Esparta absorbieron a sus débiles vecinos en una liga o confederación bajo su control. Esparta,
militarizada y aristocrática, lo hizo mediante conquistas y gobernó sus estados súbditos con un control muy
estricto. La unificación del Ática, por el contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo acuerdo bajo la
dirección de Atenas, que otorgó la ciudadanía ateniense a los habitantes de las pequeñas ciudades.
GUYERRAS MEDICAS
Las guerras médicas fueron una serie de conflictos entre el Imperio aqueménida de Persia y las ciudades-estado
del mundo helénico que comenzaron en 490 a. C. y se extendieron hasta el año 478 a. C. La colisión entre el
fragmentado mundo político de la antigua Grecia y el enorme imperio persa comenzó cuando Ciro II el Grande
conquistó Jonia en 547 a. C. y tuvo dos momentos críticos en las dos expediciones fallidas de los persas contra
Grecia, en 490 y 480-479 a. C., conocidas respectivamente como primera y segunda guerra médica. El
enfrentamiento entre griegos y persas, del que las guerras médicas fueron solo una fase, duró en total más de
dos siglos y culminó con la conquista y disolución del Imperio aqueménida por Alejandro Magno en el siglo
siguiente.
Los propios griegos se refirieron a estas guerras como el «asunto medo» (Μηδικά, Mĕdiká), pues aunque eran
perfectamente conscientes de que el Imperio aqueménida, su enemigo, estaba gobernado por una dinastía
persa, conservaron para éste el nombre con que fue conocido antes, Media, una región contigua a Persia
sometida a su imperio.
Vencieron los griegos
ALEJANDRO MAGNO
fue el rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte en junio de 323 a. C. , Hijo y sucesor de Olimpia de
Epiro y Filipo II de Macedonia, su padre, quien lo preparó para reinar, proporcionándole una experiencia militar
y encomendando a Aristóteles su formación intelectual. Alejandro Magno dedicó los primeros años de su
reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte
de Filipo para rebelarse. Como hegemón de toda Grecia en concepto de sucesor de su padre (asesinado),
continuó el plan de su padre y el que habían aprobado las polis griegas: conquistar el vasto imperio de Persia,
para vengar todos los daños que les habían causado a los griegos por siglos, incluyendo la captura de todas las
ciudades costeras de Asia Menor y varias islas del mar Egeo. Preparó un ejército de aliados griegos (mayormente
macedonios) y en el año 334 a. C. se lanzó con su pequeño ejército, de apenas 40 000 hombres, contra el
poderoso Imperio persa: una guerra de venganza de los griegos —bajo el liderazgo de Macedonia— contra los
persas.
El conquistador macedonio falleció en circunstancias oscuras, los escritos más antiguos dejan clara evidencia de
una muerte lenta producto de un envenenamiento- dejando un imperio sin consolidar. El control sobre diversas
regiones era débil en el mejor de los casos, y había regiones del norte de Asia Menor que jamás se hallaron bajo
dominio macedonio. Al morir sin nombrar claramente un heredero, le sucedió su medio hermano Filipo III
Arrideo (323-317 a. C.), que era una persona con discapacidad intelectual,5 y su hijo póstumo Alejandro IV (323-
309 a. C.). El verdadero poder estuvo en manos de sus generales, los llamados diádocos (sucesores), que
iniciaron una lucha despiadada por la supremacía que conduciría al reparto del imperio de Alejandro y su
fraccionamiento en una serie de reinos, entre los cuales acabarían imponiéndose el Egipto Ptolemaico, el
Imperio seléucida y la Macedonia antigónida.