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Cultura de paz y Cultura de violencia

Objetivo:
Contribuir al conocimiento y desarrollo de los derechos humanos, los principios
democráticos, los principios de igualdad entre mujeres y hombres, de solidaridad, de
protección medioambiental, de accesibilidad universal y fomento de la cultura de paz.

Misión:
Es una organización que aspira a la paz global, donde se asegure el pleno cumplimiento de
los derechos humanos, la gobernabilidad democrática, la igualdad y la solidaridad entre las
personas y los pueblos.

Visión:
Es trabajar desde un enfoque de derechos, para promover la cultura de paz a partir de la
investigación sobre la paz, la prevención y la actuación ante todos los tipos de violencia.
Cultura de paz:
"Una cultura de paz está basada en los principios enunciados en la Carta de las Naciones
Unidas y en el respeto de los derechos humanos, la democracia y la tolerancia, la
promoción del desarrollo, la educación para la paz, la libre circulación de información y la
mayor participación de la mujer como enfoque integral para prevenir la violencia y los
conflictos, y que se realicen actividades encaminadas a crear condiciones propicias para el
establecimiento de la paz y su consolidación."

¿Qué significa cultura de paz? ¿Cómo se convierte ese concepto en realidad? En otras
palabras, ¿cómo se transforman las ideas e ideales que encierra la expresión "cultura de
paz" en políticas públicas y actos individuales que modifiquen la vida en todas sus facetas?

La cultura de paz supone ante todo un esfuerzo generalizado para modificar mentalidades
y actitudes con ánimo de promover la paz. Significa transformar los conflictos, prevenir los
conflictos que puedan engendrar violencia y restaurar la paz y la confianza en poblaciones
que emergen de la guerra. Pero su propósito trasciende los límites de los conflictos armados
para hacerse extensivo también a las escuelas y los lugares de trabajo del mundo entero,
los parlamentos y las salas de prensa, las familias y los lugares de recreo.

Valores:
Los valores que guían las actuaciones del Movimiento por la Paz se pueden condensar en
los siguientes seis principios:

 Pacifismo: como movimiento social, ejercicio de activismo y actitud individual y


colectiva. Supone trabajar por la construcción de modos de vida pacíficos basados
en la armonía y en la resolución de cualquier conflicto o desacuerdo a partir del
consenso y la no violencia.

 Solidaridad: ejercicio voluntario, altruista, horizontal y de transformación social.


Es un valor que se materializa cuando una persona o grupo deja de lado sus
prejuicios e intereses propios para acompañar al otro en la búsqueda del interés
común. Genera dinámicas que poseen un poder de transformación superador del
individualismo y de los modelos socioeconómicos asociados al mismo.

 Respeto: reconocimiento, valoración y aceptación del otro. El respeto permite que


la sociedad viva en paz. Implica reconocer en sí y en los demás, los valores y las
necesidades. Los derechos y las obligaciones.
 Independencia: salvaguarda de fidelidad a nuestra identidad que nos
compromete y vincula con la protección y promoción de los derechos humanos.

 Imparcialidad: implica que el acompañamiento a las personas y grupos debe


realizarse en función de sus necesidades, sin discriminación por raza, sexo, ideología
o cualquier otro motivo.

 Transparencia: consiste en comunicar y rendir cuentas de forma proactiva a los


diferentes grupos de interés que han participado de alguna forma en la organización
y a la sociedad en general sobre lo qué se hace, como se hace y los resultados
obtenidos, durante un período de tiempo determinado.

“Todos quieren la paz, y para asegurarla,


fabrican más armas que nunca”
-Antonio Mingote
La cultura de paz en México
Del estudio y la experiencia se deriva comprensión. En México el sendero ha sido largo y
doloroso, y los esfuerzos desesperados por encontrar respuestas adecuadas a la violencia y
desarrollar una cultura de paz han rendido frutos que con frecuencia la bruma de la guerra
no permite distinguir.

Los logros no son pocos ni menores, pero tampoco son suficientes. Las reformas recientes
a los marcos normativos que regulan las atribuciones con base en los cuales opera la
Secretaría de la Defensa en materia de seguridad pública representan un retroceso a los
esfuerzos conjuntos de construcción de paz y anuncian un futuro ominoso en materia de
prevención de la violencia social y manejo de conflictos por medios no violentos.

Pero movimientos en esa dirección encuentran respuesta en esfuerzos que avanzan en


dirección contraria. Los mismos agentes encargados del diseño e impulso de la COMNAPAZ
–en esencia, un colectivo de grupos pertenecientes a la sociedad civil organizada– han
avanzado una Propuesta Integral de Reforma en Cultura de Paz, que entre otras cosas,
busca elevar a rango constitucional la Cultura de Paz adicionándola al artículo 3º; el
establecimiento de un servicio para la paz como alternativa al servicio militar y la
institucionalización de la Medalla Alfonso García Robles –único mexicano Premio Nobel de
la Paz– como reconocimiento del Congreso de la Unión a individuos u organizaciones con
un trabajo destacado al servicio de la cultura y la educación para la paz.

La realidad es así: un conjunto de claroscuros que conviven en realidades sociales y políticas


en las que la contradicción es frecuente. ¿Es violenta la realidad que enfrentamos? Sí, es
tan violenta como reales son los esfuerzos que se hacen para atenderla por medios pacíficos.
Lo que sufrimos hoy es un resultado de lo que se hizo –o se dejó de hacer ayer– del mismo
modo en que el futuro dependerá de lo que decidamos hacer –o ignorar– en el presente.
Cultura de violencia
La cultura de violencia es aquella en la cual la respuesta violenta ante los conflictos se ve
como algo natural, normal e incluso como la única manera viable de hacer frente a los
problemas y disputas. La violencia es un comportamiento que todavía sigue actuando en
nuestra sociedad como medio para resolver los conflictos.

Algunos motivos para la cultura de la violencia son: el maltrato, la intolerancia, la falta de


diálogo y el dejar que los conflictos se solucionen con violencia. En una cultura de violencia,
los conflictos se gestionan a través de la violencia, siendo esta solo la consecuencia de un
conflicto mal abordado, en una cultura de la paz, es a través del dialogo.

El concepto de agresividad es distinto de violencia. La agresividad es innata y connatural al


ser humano, es un mecanismo defensivo ante un peligro inminente, real o imaginario. A
través de los medios de socialización, la agresividad se puede canalizar en tres tipos: la
destructiva que seria lo mismo que la violencia, la indiferencia que seria la pasividad y la
constructiva, la cual se considera como positiva y que sería igual a la no-violencia, es decir,
a actuar pero no violentamente. En cambio, la violencia, es aprendida, por tanto, puede ser
desaprendida y reemplazada por otros mecanismos, no destructivos, de resolución de
conflictos.

Aunque cada ser humano está influenciado por una cultura bélica, esto no es irreversible,
existe el potencial y las posibilidades de cambiar la situación forjando una cultura de paz.
Uno de los principales problemas en las sociedades es el hecho de las concepciones de la
perspectiva de género y de la educación, pudiendo estos dos ejercer una influencia muy
positiva, pero también muy negativa, sobre los conflictos, dependiendo de cómo se usen.
México y la cultura de la violencia
Según los expertos consultados por Efe, los motivos por los que el país azteca se sitúa en
este puesto tan desfavorecedor son varios: narcotráfico, inseguridad jurídica, falta de
educación.

Una violencia “tolerada” que ya ha dejado más de 70,000 muertes en seis años. Un país en
el que campa la impunidad (solo se resuelven el uno por ciento de los delitos).

El Presidente actual, el priísta Enrique Peña Nieto, ha creado una fuerza nacional
(gendarmería) compuesta por 10,000 policías para tratar de frenar esta ola de violencia.

Esta decisión responde a un afán por garantizar la paz, la justicia y la seguridad del pueblo
mexicano. Ardua tarea y difícil estrategia a nivel nacional

“Mexicanos son violentos”

“Duele reconocerlo: los mexicanos son violentos”, afirma a Efe, David Martínez-Amador,
experto en cultura del narcotráfico y crimen organizado.

“Una política pública que produce más de 50,000 muertos y un país que sigue viviendo de
forma cotidiana, dice mucho. En Canadá, Suecia, Noruega… basta un hecho de violencia
para paralizar el país entero”, añade Martínez-Amador.

En la vida diaria

“La violencia en todas sus simbologías, de lo privado a lo público impregna la cultura


mexicana: desde la forma cómo el novio trata a la novia; la manera cómo le tiro el auto al
peatón; la forma cómo un policía me detiene... y así”, razona David Martínez-Amador,
profesor universitario en materia de etnografía del crimen organizado.
Bibliografía:
 https://gatopardo.com/opinion/fernando-montiel/cultura-de-paz-en-mexico/
 https://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_de_violencia
 https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/272922-mexico-cultura-
violencia/
 https://www.monografias.com/docs/Ensayo-Sobre-Una-Cultura-De-La-Paz-
P3CHWE4CMZ
 https://www.uma.es/master-en-cultura-de-la-paz-conflictos-educacion-y-derechos-
humanos/cms/menu/informacion-general/objetivos-y-competencias/
 https://psicologiaymente.com/reflexiones/frases-paz
 http://www.mpdl.org/nuestra-ong/principios#sthash.byP6SADC.dpbs

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