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Santiago, diez de octubre de dos mil ocho.

Vistos:
Primero: Que la buena fe constituye, desde luego, un elemento de
hermenéutica contractual, derivado del artículo 1546 del Código Civil,
conforme al cual las cláusulas de una convención deben interpretarse
en armonía con el sentido ético jurídico presente en el orden
económico y social imperante. Es también un principio informador de
nuestro ordenamiento jurídico. Así, en los casos en que el ejercicio de
un derecho sobrepasa las exigencias que de él dimanan, se corre el
riego de incurrir en abuso del derecho o en un enriquecimiento sin
causa, entre otros extremos indeseados. La buena fe se erige,
entonces, en un estándar jurídico que no es posible obviar y que, al
tiempo de cumplir un contrato, impone tanto al acreedor como al
deudor la necesidad de ajustarse a la forma, términos y sentido que se
adecuen a su recta ejecución y naturaleza, de manera de evitar la
obtención de beneficios, que no tengan justa causa.
Segundo: Que de la naturaleza del contrato suscrito entre las partes,
bilateral conmutativo, se sigue que ambas partes se obligaron,
recíprocamente, en procura de la consecución de utilidades, pero en el
contexto de prestaciones recíprocas, susceptibles de mirar como
equivalentes.
Tercero: Que, en la especie, se trató de un contrato de prestación de
servicios. En su virtud, Unimarc (demandada) encargó a Auxper
(demandante) la realización de las diversas labores que se indica en el
contrato, las que fueron ejecutadas por personal suministrado por
Auxper en los diversos establecimientos, recintos o sucursales que
Unimarc mantenía en Santiago y Viña del Mar. El personal
suministrado prestó sus servicios bajo subordinación y dependencia de
Auxper , siendo de responsabilidad de esta última el pago de las
remuneraciones, asignaciones, gratificaciones, desahucios e
indemnizaciones; aportes patronales, imposiciones e impuestos que la
ley señalara como de cargo del empleador y, cualquier beneficio en
dinero o especies, ocasional o periódico que les otorgare por cualquier
causa o concepto. Le imponía también la responsabilidad de declarar
y/ o pagar, oportunamente, las imposiciones previsionales e impuestos
que gravaban sus remuneraciones;
Cuarto: Que las circunstancias apuntadas, el valor mensual de los
servicios y el procedimiento establecido para su pago - ?informe
detallado del costo del servicio?? que se precisa en el fallo de primer
grado (considerando tercero), unidos a la naturaleza del contrato
celebrado entre las partes, conducen a esta Corte a compartir las
conclusiones del a quo, en orden a que el derecho a cobrar los valores
pactados solo nacía cuando se estaba en presencia de costos
efectivos en que hubiere incurrido la demandante con motivo de la
ejecución del contrato celebrado.
Entenderlo como pretende el demandante derivaría en un desequilibrio
patrimonial, carente de causa jurídica que pueda justificarlo.
Por estas consideraciones y visto, además lo dispuesto por los
artículos 186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se
confirma la sentencia apelada de veinticinco de marzo del año dos mil
cuatro, escrita de fojas 440 a 464, sin costas del recurso por no existir
vencimiento total.
Regístrese y devuélvase, conjuntamente con sus agregados.
Redacción de la Ministro señora Ravanales.
No firma la Ministro señora Ravanales, no obstante haber concurrido a
la vista y al acuerdo del fallo, por encontrarse con licencia médica.
N° 9.433-2.004.-
Pronunciada por la Quinta Sala de esta Iltma. Corte de Apelaciones de
Santiago, presidida por el Ministro señor Omar Astudillo Contreras e
integrada por la Ministro señora Adelita Ravanales Arriagada y
Abogado Integrante señor Osvaldo Contreras Strauch.

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