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Artículo de opinión

Desde este lado de la esfera, es sencillo mirar lo que ocurre en la parte sierra de nuestro
país ya que esto trae una grave preocupación a nivel educativo, como también se da en
las personas que tiene bajos recursos. Unos hablan de que los padres tienen la culpa de
esto pero no ven el otro lado de la moneda que es que los profesores no ayudan a la
educación en especial en las niñas de la sierra.

Todos somos conscientes que en la sierra se le da más prioridad a la educación a los


niños mientras que a las niñas se las dejan de lado privándolas de una educación, ya que
sus padres piensas que las niñas no pueden salir adelante y en vez de apoyarlas les
enseñan las actividades del hogar u otras cosas y menos a una educación.

Estos casos también se dan en la ciudad en las zonas de bajos recursos en donde ocurre
algo similar a lo de la sierra, pero en este caso las niñas si tienen una educación, pero
también con una obligación que debería ser de los padres pero no es así, ya que las niñas
mayores son las que se encargan de los hermanos menores ocasionándoles un problema
con sus estudios y así poco a poco dejen de recibir una educación que a cada niño le
pertenece.
La gran pregunta que nos hacemos todos ¿Por qué los niños y niñas no sonríen? Si bien es cierto
hay muchas situaciones por la cual se genera esto, muchos niños se ven obligados a trabajar
privándolos a que no disfruten de su infancia esto se debe que sus mismos padres no les de la
educación necesaria y haciéndolos responsables de la economía de la casa.

Si nos ponemos a pensar a que se debe este problema que está presente a nivel mundial y que
afecta gravemente a nuestros niños de situación económica inestable y que a través de esto se
ven vulnerables sus derechos por la misma sociedad que como se ve los discrimina con su
economía o por diferencia de clases sociales.
ARGUMENTACIÓN

La educación es un derecho universal, Asiste por igual a niñas y niños, ricos y pobres, a
los que viven en la ciudad o en el campo y en áreas lejanas, a los que trabajan, a los niños
indígenas y a los que tienen hogar a los que viven en la calle, a los migrantes, los
refugiados para así desarrollar sus conocimientos, habilidades y actitudes
indispensables para sobrevivir, conocer su propio cuerpo y proteger su salud, saber
acerca de su cultura y sus raíces, expresarse y comunicarse oralmente y por escrito,
calcular y resolver problemas básicos de la vida diaria, comprenderse mejor a sí mismo
y al mundo que le rodea, proteger el medio ambiente, diferenciar los valores de la
justicia y la solidaridad, conocer sus derechos y deberes, poner los cimientos de su
autoestima y autoconfianza, y continuar aprendiendo en el en el hogar, en el aparato
escolar, en la vida diaria, en el juego, en la interacción con los amigos, a través de los
medios de comunicación y de Internet, en la propia exploración del mundo. El derecho
a gozar de la biblioteca, la cancha deportiva, el museo, el parque, el zoológico, el circo;
a acceder al libro, el periódico, el diccionario, el video, la película, la obra de arte; a
aprender no sólo de los libros sino del contacto con las personas, con la realidad y con
la naturaleza. El derecho a aprender no solo es de los adultos sino también de los niños.
El derecho a aprender de otros pero, también de sí mismo, del error, de la experiencia,
de la autoreflexión.

El derecho a una educación básica asiste a cada niño y niña en su derecho a exigir de
cada sociedad concreta no sólo la escuela gratuita, el maestro profesional, el currículo
relevante y los materiales necesarios, sino las condiciones económicas, sociales y
efectivas indispensable; y sobre todo amor, apoyo emocional, respeto y un ambiente
general de estabilidad, seguridad y paz.

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