Professional Documents
Culture Documents
Las rocas, y otros materiales pétreos artificiales utilizados en la construcción, son sustancias
heterogéneas caracterizadas por amplios rangos de variación composicional, textural y estructural.
Esta variabilidad hace que las propiedades de los materiales, que son las que dictan sus campos de
aplicación, sean también variables. Así, la adecuación de un material para un propósito concreto,
tanto desde el punto de vista constructivo-ornamental como restaurador, debe basarse en
determinadas propiedades que deben, a su vez, ser fácilmente medibles en el laboratorio.
Las propiedades de los materiales se clasifican generalmente como físicas, químicas y mecánicas,
aunque en el campo de la construcción/ornamentación/restauración también pueden incluirse las
propiedades relacionadas con su trabajabilidad. Es evidente que la lista de propiedades que
pueden medirse en un material es muy extensa. Por ello en este tema se presentan aquellas que
tienen más relevancia desde el punto de vista que nos atañe.
Una misma propiedad de un material puede medirse en distintos aparatos, bajo distintas
condiciones experimentales y utilizando probetas de muestra de distintas dimensiones y formas.
Esto supone generalmente obtener resultados distintos para una misma propiedad, por lo que
éstas deben medirse siguiendo normativas que aseguren que los datos obtenidos son comparables
con los obtenidos en otros laboratorios. Entre estas normas cabe mencionar las de la Sociedad
Americana para el Ensayo de Materiales (American Society for Testing Materials, o ASTM), las de
grupo italiano para la Normativa de Productos Pétreos (Normativa Manuffati Lapidei, o NORMAL)
del Consiglio Nazionale delle Ricerche-Istituto Centrale per il Restauro (CNR-ICR) y las de la
Reunión Internacional de Laboratorios de Ensayos de Materiales (RILEM), incluyendo las de la
Comisión 25 para la Protección y Erosión de los Monumentos (25 Protection and Erosion des
Monuments, o PEM) de la RILEM.
1.PROPIEDADES FISICAS
1.1.ISOTROPÍA Y ANISOTROPÍA
Estos conceptos se utilizan para calificar el comportamiento de los materiales respecto de las
direcciones del espacio. Así, un material es isótropo respecto de una propiedad determinada
cuando esa propiedad no varia al variar la dirección en la que se mida la propiedad. En este caso,
se dice que la propiedad es escalar. Por el contrario, un material es anisótropo cuando la
propiedad varía según la dirección considerada. En este caso, la propiedad es vectorial.
Tanto la densidad como el peso específico son propiedades que no dependen de la dirección de
medida, esto es, son propiedades escalares
Aunque se utilizan indistintamente, los términos de densidad y peso específico no son idénticos.
La densidad es la relación entre la masa y el volumen de la sustancia, midiéndose en unidades de
masa/unidades de volumen (e.g., g/cc). El peso específico es la relación numérica entre el peso de
un cuerpo y el peso de igual volumen de agua a 4°C, esto es la relación entre las densidades del
cuerpo y la del agua. Esta propiedad es adimensional (no se expresa en términos de unidades
determinadas) ya que es la relación entre dos cantidades con la misma dimensión. Dado que el
volumen del agua varía con la temperatura, se toma como referencia la densidad del agua a 4°C.
En los minerales, ambas magnitudes son función de la estructura cristalina y la composición del
mineral, así como de la temperatura y presión, ya que los cambios de estos factores provocan
contracciones (descenso de T y/o aumentos de P) o expansiones (aumento de T y/o descenso de
P) de las estructuras. Los cambios de estructura afectan a estas magnitudes; así por ejemplo, la
calcita presenta un peso específico de 2.72 y el aragonito 2.94, y el cuarzo-a 2.65 y el cuarzo-b
2.40. La composición también afecta en el caso de los minerales solución sólida; así por ejemplo, el
peso específico del olivino aumenta a medida que los átomos de Fe (más pesados) sustituyen a los
de Mg (más ligeros), pasando de 3.22 para el Mg2[SiO4] (forsterita pura) a 4.41 para el Fe2[SiO4]
(fayalita pura).
Cuando se consideran otro tipo de sustancias (por ejemplo, rocas), la densidad o densidad real se
define como la masa por unidad de volumen de una sustancia, esto es la razón entre la masa en
reposo y su volumen, considerando sólo la parte impermeable (esto es, excluyendo el volumen
ocupado por los poros):
Granito 2700-2800
Ladrillo 2500-2800
Vidrio 2500-3000
Caliza 2400-2600
Madera 1500-1600
La densidad global (a veces también denominada densidad aparente) es la masa por unidad de
volumen de un material en su estado natural, incluyendo poros y todo tipo de espacios abiertos:
El peso específico o peso específico verdadero de una sustancia es la razón entre la masa de una
unidad de volumen de la sustancia y la masa de la misma unidad de volumen de agua destilada.
Para los sólidos, el volumen considerado es el de la parte impermeable. El peso específico global
se define de manera similar, aunque considera el volumen total del cuerpo, incluyendo los poros.
Tabla 2. Densidad global (kg/m3) y porosidad (%) de rocas y materiales de construcción (de
Winkler, 1973 y Komar, 1987)
Acero 7800-7850
Ladrillo 1600-1800
Arena 1450-1650
1.3.POROSIDAD
Ø Megaporos:_____________ 256-0.062 mm
Ø Macrocapilares:_________ 0.062-0.0001 mm
Ø Microcapilares:_________ <0.0001 mm
Existen distintos conceptos de porosidad. La porosidad teórica viene dada por la ecuación:
Teniendo en cuenta que la relación entre masa, volumen y densidad, y que la masa del material
poroso es idéntica a la masa de la sustancia (sin poros) si los poros están ocupados por vacío, la
expresión anterior queda:
La densidad de la sustancia libre de poros es difícil de estimar. Por ello se recurre a otro tipo de
mediciones. La porosidad total efectiva es la porosidad medible mediante intrusión de mercurio
hasta una presión forzada de 1000 atmósferas, aunque se puede llegar hasta varios miles de
atmósferas:
Mediante la técnica de intrusión forzada de mercurio puede estimarse no sólo la porosidad total
efectiva, sino la porosidad media (%) comprendida entre un determinado rango de tamaño de
poro, medido en términos de radio o diámetro de poro. En general, los aparatos (porosímetros de
Hg) más comunes permiten evaluar los porcentajes de radios de poro menores de 1 mm de los
materiales, por lo que no se obtiene información sobre la porosidad debida a megaporos, que en
algunas rocas sedimentarias y materiales de construcción como morteros puede ser muy elevada.
Las dimensiones de las probetas de muestra medidas en el porosímetro de Hg dependen del
aparato utilizado, aunque es común que sean pequeñas, de unos mm de diámetro. Para asegurar
que los análisis sean representativos, pueden seguirse las recomendaciones del Documento
NORMAL 4/80.
Otra medida de la porosidad se puede obtener mediante pesada hidrostática, que define la
porosidad abierta o accesible al agua. El material se sumerge en agua (u otro líquido de densidad
conocida) hasta su saturación (ver más adelante), calculándose la porosidad a partir de la masa del
material seco, saturado y saturado por pesada hidrostática (i.e., peso de la muestra saturada
inmersa en un recipiente con agua) mediante la expresión:
Al contrario que la porosidad total efectiva medida por intrusión forzada, la porosidad abierta da
información sobre la porosidad debida a los poros más gruesos por los que el agua puede circular.
No obstante, no se pueden extraer valores de porosidad media para distintos rangos de tamaño
de poro. Las dimensiones de las probetas de muestra son las mismas que las utilizadas para
estimar la saturación de agua.
Figura 1. Porosidad total por intrusión de Hg y distribución de la porosidad en función del radio de
poro (% volumen absoluto y acumulado) en biocalcarenita y mortero de cal de San Jerónimo,
Granada (de Fernández-Cardell, 1998).
Estas propiedades se relacionan con la movilidad de vapor de agua o agua líquida en los
materiales, esto es con la permeabilidad del medio a estas sustancias:
La higroscopicidad está controlada por la temperatura y humedad relativa del aire, por los tipos de
poros, su número y tamaño, y por la naturaleza de la sustancia implicada. Debido a la naturaleza
polar del agua, este último control se debe a la existencia o no de cargas residuales no
compensadas en las superficies de las sustancias. Así, las superficies de algunas sustancias
compuestas por átomos con enlaces iónicos atraen al agua (i.e., sustancias hidrófilas) mientras
que las superficies de otros compuestos por átomos con enlaces covalentes la repelen (i.e.,
sustancias hidrófobas). Las sustancias hidrófilas tienen a disolverse en agua, mientras que las
hidrófobas no, resistiendo la acción de los medios acuosos.
A igualdad de otros factores, la higroscopicidad de un material depende del área superficial
expuesta, i.e., incluyendo la de los poros y canales capilares. Los materiales con idéntica porosidad
total, pero con poros más finos (capilares) son más higroscópicos que los que presentan poros
grandes, lo cual es debido a que los primeros presentan mayor superficie específica.
Figura 2. Adsorción de moléculas agua (polares) por partículas hidrófilas (con cargas
electrostáticas residuales en su superficie) durante ciclos de mojado y secado.
La succión de agua en el interior de los sistemas porosos de los materiales incluye también la
higroscopicidad. La saturación en agua afecta de forma sustancial a otras propiedades físicas y
mecánicas de los materiales, tales como densidad global, conductividad térmica y resistencia
mecánica, por lo que su medida es importante. La técnica es muy sencilla, y se basa en sumergir
una probeta de muestra completamente en agua, a tiempos parciales, y medir el incremento de
masa de las probetas en esos tiempos. Las recomendaciones del Documento NORMAL 7/81
indican utilizar probetas cúbicas de 5x5x5 cm. Los incrementos de masa permiten calcular la
cantidad de agua absorbida:
Por lo tanto, Wt representa incrementos de masa en % relativos al material seco. Estos datos
permiten construir curvas Wt-t (generalmente, el tiempo se expresa como ), que caracterizan el
comportamiento del material.
La absorción de agua es función de la porosidad total, y del tamaño y forma de los poros. Así, la
cantidad de agua absorbida es siempre menor que la porosidad total del material ya que parte de
los poros se encuentran cerrados, i.e., aislados del medio exterior y no accesibles al agua. Dado
que los porcentajes de agua absorbida son proporcionales a la porosidad del material, y esta
puede variar entre distintos materiales, se recurre a una normalización ulterior para comparar
materiales de porosidad variada. Esta normalización se lleva a cabo respecto del porcentaje en
peso de agua bajo saturación forzada, esto es, bajo condiciones de presión mucho menores de la
atmosférica, tendiendo al vacío, recalculando el incremento de masa en los distintos tiempos
respecto de la cantidad máxima de agua absorbida (Wt,max), esto es, el porcentaje de peso de
agua para el tiempo t. Esta normalización permite obtener el grado de saturación en función del
tiempo:
donde: St es el grado de saturación (%)
1.5.DESORCION DE AGUA
Los materiales localizados en contacto con el aire retienen cierta cantidad de humedad. La
cantidad de agua retenida es función de las condiciones ambientas (temperatura y humedad
relativa), así como de la naturaleza de las sustancias (hidrófilas o hidrófobas) y de la composición
de la solución acuosa (agua pura vs. soluciones salinas). Si las condiciones ambientales cambian,
por ejemplo, descendiendo la humedad relativa, el material tiende a ceder vapor de agua al medio
aéreo, secándose. Este proceso de desorción de agua es inverso al de adsorción, aunque si la
muestra se encuentra saturada en agua, es inverso al de absorción.
La tasa de desorción o secado depende de la diferencia entre la humedad del material y la del
medio ambiente (a mayor diferencia, mayor tasa de secado), de la naturaleza del material y de la
naturaleza de la porosidad (sustancias hidrorepelentes con poros grandes tienden a eliminar más
rápidamente la humedad).
Al igual que en el caso de absorción, se calcula el grado de saturación en función del tiempo con el
fin de comparar muestras de porosidad muy variada:
donde: Se (%) es el grado de saturación
Las tasas de saturación observadas en los ensayos de absorción y desorción, evaluadas mediante
las curvas respectivas St-t y Se-t no tienen porque coincidir. Esto se debe a que los procesos físicos
involucrados en ambos procesos son distintos.
Como se ha indicado más arriba, la humedad en los materiales de construcción afecta a sus
propiedades físicas y mecánicas. El principal efecto es un cambio de volumen: los materiales se
hinchan cuando absorben agua y se contraen al evacuarla. Dado que los cambios de volumen
generan tensiones internas en los materiales, ciclos continuados a escala diaria y estacional de
mojado-secado inducen esfuerzos alternantes en el material que, aunque poco significativos en
términos absolutos para materiales pétreos, generan pérdida de resistencia mecánica por fatiga
(ver más adelante). Un ejemplo claro son los morteros, cuyo aglomerante (cal, cemento) sufre
contracción durante el secado mientras el árido no, lo que genera esfuerzos tensionales que
conllevan la pérdida de cohesión del agregado por microfracturación del aglomerante. Ensayos de
ciclos de secado-mojado durante largos periodos de tiempo permiten calificar la resistencia al
deterioro por esta causa.
1.6.CAPILARIDAD
La altura a la que asciende (o desciende) un líquido en un capilar no es sólo función del ángulo de
contacto, sino que depende también del radio del capilar. La ecuación que permite calcular la
altura alcanzada es:
Figura 3. Variación en el ángulo de contacto sólido-líquido. En (a) el líquido (e.g., agua) moja al
sólido (e.g., piedra), y q < 90º, mientras que en (b) el líquido (e.g., mercurio) no moja al sólido y q >
90º.
La Figura 5 muestra las curvas altura-radio de capilar calculadas para el sistema agua-aire y
distintos valores de q. Nótese que valores de altura negativos se obtienen para ángulos q > 90º, lo
que implica que el agua descenderá en el capilar, y que la altura ascendida (o descendida) es del
orden de varios metros para radios de poro muy pequeños, como los que generalmente presentan
rocas y morteros.
Con los datos obtenidos es posible construir dos curvas, una de absorción capilar y otra de ascenso
capilar, en función de (min0.5). La primera se traza en función del incremento de peso
experimentado por la probeta a lo largo del ensayo, la segunda curva representa la altura de agua
ascendida en función del tiempo transcurrido. Además de observar el comportamiento del
material, se pueden obtener el coeficiente de absorción capilar (con dimensiones kg/m2·s0.5) y el
coeficiente de penetración capilar (con dimensiones m/s0.5) obtenidos mediante cálculos de
regresión en los tramo rectilíneos de las curvas.
2.PROPIEDADES MECANICAS
Las propiedades mecánicas definen la capacidad del material para resistir acciones externas o
internas que implican la aplicación de fuerzas sobre el mismo. Esencialmente, estas fuerzas son de
compresión, tensión (o extensión), flexión y de impacto.
2.1.RESISTENCIA A LA COMPRESION
La resistencia a la compresión es la carga (o peso) por unidad de área a la que el material falla (se
rompe) por fracturación por cizalla o extensional (Figura 6). Esta propiedad es muy importante en
la mecánica de materiales, tanto en situación no confinada (i.e., uniaxial) como confinada (i.e.,
triaxial). Dado que los materiales cerca de la superficie terrestre, incluyendo los edificios, suelen
estar sometidos a condiciones no confinadas, consideraremos exclusivamente esta situación. En
este caso, la resistencia a la compresión uniaxial (i.e., longitudinal) se mide en una prensa
hidráulica que registra el esfuerzo compresor (sl) aplicado sobre una probeta de material en una
dirección del espacio, y la deformación lineal (el) inducida en esa misma dirección.
Dado que la fuerza es un vector, también lo es el esfuerzo. Así, dado que el signo de la fuerza se
toma negativo por convenio cuando es compresiva, y positivo cuando es tensional, el esfuerzo
compresor es negativo y el tensor es positivo.
Puesto que al comprimir l0 es siempre mayor que l1, l y l son negativos (positivos para el caso de
tensión). El valor de el (que es adimensional) es generalmente muy pequeño para materiales
pétreos (del orden de 0.01 y menores).
donde el módulo de elasticidad E es positivo (sl y el son negativos) y presenta las mismas
dimensiones que el esfuerzo ya que el es adimensional. El valor del módulo de Young es
característico para distintos materiales, por lo que puede utilizarse para comparar las
características mecánicas de los mismos.
Figura 7. Curva esfuerzo-deformación para compresión, con ilustración de los tramos elástico y
plástico.
Para deformaciones superiores al límite de proporcionalidad, existe un cierto tramo de la curva sl-
el donde el comportamiento del material es elástico, aunque no existe proporcionalidad entre el
esfuerzo y la deformación. El límite en el que el comportamiento del material deja de ser elástico
se denomina límite elástico, representado por el punto b de la curva en la Figura 7.
Las rocas naturales son relativamente resistentes a la compresión (no tanto a la tensión y flexión),
aunque las rocas sedimentarias son las más débiles debido sobre todo a su mayor porosidad y
variable grado de cementación, al igual que los hormigones (Tabla 3). Aunque no puede
generalizarse el efecto del tamaño de grano, puede decirse que, en general, la resistencia a la
compresión aumenta a medida que aumenta el tamaño de grano de los materiales, a igualdad de
otras variables como composición mineral, estructura, porosidad, cementación, etc.
Las relaciones entre esfuerzo y deformación ilustradas en la Figura 7 son ideales, ya que
representan un comportamiento estrictamente elástico para el material en el tramo lineal de la
curva correspondiente a la ley de Hooke. No obstante, los materiales reales muestran relaciones
esfuerzo-deformación más complicadas, no siguiéndose estrictamente la relación de linearidad.
Esto significa que las curvas esfuerzo-deformación pueden presentar tramos elásticos, casi-
elásticos, semi-elásticos y no-elásticos (o plásticos). Los tipos de curvas para materiales casi-
elásticos, semi-elásticos y no-elásticos se representan en la Figura 8.
Por otro lado, los materiales pueden clasificarse como frágiles y dúctiles (Figura 9). Los materiales
frágiles (como el vidrio) se rompen cuando se supera el límite elástico, (b y d son muy cercanos),
mientras que los materiales dúctiles (como el acero o el cobre) presentan un tramo de
comportamiento plástico amplio.
Los materiales pétreos pueden caracterizarse, en general, como frágiles bajo condiciones de
temperatura ambiental (si bien a altas presiones y temperaturas presentan tramos plásticos más
amplios, Figura 9). La deformación permanente entre el límite elástico y el punto de ruptura en los
materiales heterogéneos como los pétreos se verifica a bajas temperaturas mediante una
microfracturación frágil. Esta microfracturación se produce sobre todo en el interior de los
minerales que forman las rocas, a favor de sus sistema de exfoliación, o entre microporos. El grado
de microfracturación, que es controlado por las características texturales y estructurales de los
materiales (e.g., tamaño de grano, porosidad, razón clastos/matriz, cementación, etc.), define en
gran medida la forma de la curva esfuerzo-deformación. Así, puede generalizarse que los
materiales pétreos con tamaño de grano fino tienden a ser casi-elásticos, mientras que los de
grano grueso tienden a ser semi-elásticos, siempre a igualdad de otros factores. Respecto de la
porosidad, materiales compactos y poco porosos tenderán a un comportamiento casi-elástico o
semi-elástico, mientras los materiales muy porosos y poco o moderadamente coherentes (esto es,
escasamente cementados, como las calcarenitas bioclásticas utilizadas en la construcción de
edificios históricos de Granada o morteros de cal) tienden a un comportamiento semi-elástico o
plástico. El comportamiento semi-elastico o plástico indica un rápido aumento de la deformación
en los primeros incrementos de esfuerzo, lo cual se explica por acomodo de la carga por el
movimiento relativo de los granos (gruesos) del entramado y/o deformación de los poros,
pasándose a continuación a una situación en que la tasa de deformación es menor, esto es, de
recuperación mecánica, en la que el esfuerzo y la deformación aumentan más o menos
proporcionalmente una vez el entramado de granos ha adquirido cierta compactación (Figura 8).
Como puede deducirse de lo anterior, el módulo de Young sólo puede definirse en rigor cuando
los materiales elásticos, ya que la proporcionalidad lineal entre esfuerzo y deformación no se
verifica en los materiales casi-elásticos, semi-elásticos y plásticos. A pesar de ello, este módulo
puede calcularse para partes determinadas de las curvas esfuerzo-deformación, aunque sin el
conocimiento de sus formas este dato sirve de poco. No obstante, cuando los materiales son
frágiles, y su comportamiento es elástico o casi elástico, el módulo de Young y la resistencia a la
compresión nos permiten tener una idea bastante aproximada de las curvas esfuerzo-
deformación, ya que en estos materiales el límite de proporcionalidad, el límite elástico y el punto
de ruptura casi son coincidentes. En estos casos, el módulo de Young será muy util para evaluar el
comportamiento mecánico de los materiales ante la acción de esfuerzos compresivos de tipo
uniaxial.
Figura 9. Deformación frágil y dúctil bajo compresión, torsión y extensión (s1, s2 y s3, son los
esfuerzos principales mayor, intermedio y menor, respectivamente). Las flechas marcan las
tendencias en el comportamiento de los materiales al variar la presión, la temperatura, la presión
de fluidos localizados en los poros y la tasa de deformación.
Como se ha indicado más arriba, la presencia de agua en el interior del sistema poroso de un
material altera sus propiedades mecánicas. Este efecto se debe dos causas: 1) al desarrollo de
presiones hidráulicas en los poros rellenos de agua que afectan a los esfuerzos intergranulares
(i.e., contactos de granos), y 2) a la alteración de las propiedades de superficie de los granos
(minerales). Esto puede causar inestabilidad a lo largo de superficies más débiles y disminuir la
resistencia a la cizalla o fricción, produciéndose una reducción más o menos significativa de su
resistencia a la compresión.
La razón entre los coeficientes de resistencia a la compresión del material saturado en agua y seco,
denominado coeficiente de ablandamiento, es una medida del efecto del agua sobre la resistencia
a la compresión:
Para algunos materiales muy porosos fácilmente empapables, este coeficiente tiende a 0, ya que
Rs tiende a 0, mientras que otros materiales poco porosos como vidrios o aceros el coeficiente de
ablandamiento tiende a 1, esto es, retienen sus propiedades mecánicas ante la presencia de agua.
Los materiales con coefientes de ablandamiento mayores de 0.8 se califican de resistentes
mecánicamente respecto de la acción del agua. Los materiales con coeficientes menores de 0.8
nunca deben exponerse a la acción de la humedad (e.g., zócalos de elementos constructivos que
sufren infiltración capilar), y en caso de exponerse, deben aislarse de la humedad con barreras
impermeables o tratarse con productos hidrofugantes.
2.2.RESISTENCIA A LA TENSION
La resistencia a la tensión es el esfuerzo tensional por unidad de área a la que el material falla (se
rompe) por fracturación extensional. Esta propiedad, que es una indicación del grado de
coherencia del material para resistir fuerzas “tirantes”, depende de la resistencia de los minerales,
del área interfacial entre granos en contacto y del cemento intergranular e intragranular.
Existen distintas técnicas para medir la resistencia a la tensión, tanto en materiales pétreos como
en morteros, cementos y hormigones. En el ensayo de tracción directa, quizás el más apropiado,
se utilizan probetas cilíndricas con una razón longitud/diámetro de 2 a 2.5. Los extremos de las
probetas se introducen (y pegan con resina epoxi) en unas cápsulas que están unidas a cadenas
que transmiten el esfuerzo tensional sin introducir componentes de torsión. La norma ASTM
D2936 regula los métodos y condiciones experimentales este ensayo.
Tabla 5. Resistencia a la tensión (Mpa) de algunas rocas (de Touloukian y Ho, 1981).
Basalto 8.6
Conglomerado 29.7
Esquistos 3.1
2.3.RESISTENCIA A LA FLEXION
si la probeta es prismática.
2.4.FATIGA
Cuando los materiales sufren esfuerzos de forma cíclica sin llegar al punto de ruptura, se observa
un debilitamiento mecánico de los mismos con el tiempo. Esto implica una pérdida de sus
propiedades mecánicas, que puede dar lugar a la fracturación bajo esfuerzos mucho menores que
los apropiados para los materiales “frescos” que no han sido sometidos a esfuerzos. A esta
característica de los materiales se le denomina fatiga.
Se ha encontrado que la causa fundamental del fallo por fatiga de los materiales pétreos es la
microfracturación. Los experimentos llevados a cabo sugieren una evolución episódica para la
fatiga. Inicialmente, se produce una microfracturación entre los contactos de grano y en el interior
de los cristales a favor de los planos de exfoliación y superficies de partición de los mismos. A
continuación, existe un periodo de aquiescencia, con escasa deformación adicional. En el último
estadio, las microfracturas coalescen, perdiéndose coherencia e iniciándose el fallo (fracturación)
del material. No obstante, también parece que la fatiga es un proceso continuo, disipándose la
energía en forma de microfracturas hasta el punto en que se supera un nivel crítico en el que
ocurre el fallo.
La mayor parte de los procesos de deterioro de tipo mecánico que sufren los materiales pétreos
en los edificios se deben al fallo por fatiga, ya que los esfuerzos generados no suelen superar la
resistencia a la compresión, tensión o flexión de los materiales “frescos”. No obstante, también
hay que tener en cuenta el efecto de otros procesos físicos y químicos de alteración, que
modifican las propiedades mecánicas originales de los materiales, generalmente reduciendo sus
propiedades mecánicas.
Las rocas son materiales con elevada resistencia a la compresión y en menor medida a la flexión y
la tensión. Por esta razón son materiales apropiados para elementos constructivos tales como
muros, paramentos, columnas, etc., que sufren importantes cargas compresivas, y no tanto para
elementos constructivos que sufren importantes esfuerzos tensionales y de flexión, como los
generados en estructuras adinteladas o arquitrabadas. Por esta razón, la luz de los arquitrabes no
puede ser elevada.
Figura 10. Acciones mecánicas en el sistema adintelado (modificado de Ortega Andrade, 1993)
2.5.DUREZA
La dureza es la resistencia de los materiales para resistir la penetración de otro cuerpo. Para el
caso de minerales, la dureza se ha considerado clásicamente como la resistencia que presenta un
mineral a ser rayado por otro mineral o material. F. Mohs dedujo empíricamente una escala
cualitativa basada en las durezas relativas de distintos minerales que ha sido muy utilizada como
criterio de clasificación y de determinación. Esta escala es como sigue:
Cada uno de estos minerales es capaz de rayar a los situados antes que él en la escala, y a su vez es
rayado por los que vienen después. La medida de la dureza suele ser cualitativa (aunque hay
métodos de determinación precisa) estableciéndose en una primera aproximación en base a los
siguientes criterios: si la uña raya al mineral la dureza es menor de 2.5; si una navaja raya al
mineral la dureza es menor de 5.5; si el mineral raya al vidrio la dureza es igual o mayor de 7. Así,
el cuarzo se diferencia de la calcita en que aquel raya al vidrio y ésta no.
Aplicadas a los materiales pétreos, esta propiedad es importante para evaluar la trabajabilidad,
con utensilios de impacto y abrasivos, de los materiales en la cantera y en la obra. Existen muchos
métodos de evaluar la dureza: la resistencia al rayado, a la indentación, a la abrasión, al rebote y al
impacto. La gran complejidad de los materiales pétreos no permite una correlación clara entre los
distintos parámetros de resistencia mecánica y de dureza, aunque en general, la dureza de los
materiales aumenta a medida que la resistencia a la compresión aumenta. Dado que las rocas son
materiales frágiles, presenta débil o moderada resistencia al impacto, por lo que son materiales
trabajables con herramientas de impacto. Esto permite en la mayor parte de los casos un buen
acabado. Lo mismo puede decirse de su buena trabajabilidad por pulido, particularmente en rocas
como calizas y mármoles, aunque existen rocas relativamente duras (i.e., aquellas que presentan
abundante cuarzo, como cuarcitas y granitos) que resisten bien la raya y la abrasión.
3.EXPANSIÓN TÉRMICA
a = 1/V*(DV/DT)
Por lo que se refiere a los minerales cuya estructura cristalina no es cúbica, como es el caso de la
mayoría de los minerales que constituyen las rocas comunes, sus coeficientes de expansión
térmica dependen de la dirección cristalina en la que se mida (esto es, los minerales son
anisótropos respecto de esta propiedad). Así, el cuarzo-a se expande más perpendicularmente a
su eje c (eje principal de simetría y de elongación) que paralelamente a él. Este comportamiento
se denomina expansión térmica diferencial, y su medida se realiza en términos de coeficientes de
expansión térmica lineal (l), que representan los incrementos relativos de longitud producidos al
aumentar la temperatura en un grado a presión constante:
l = 1/l*(Dl/DT)
La dimensión de este coeficiente es también ºC-1, y sus valores son positivos en la mayor parte de
los casos por la misma causa que se ha indicado más arriba. No obstante, existen algunas
sustancias que disminuyen su longitud en direcciones determinadas al aumentar la temperatura,
como en el caso de la calcita, que se expande paralelamente a su eje c y se contrae
perpendicularmente a él. No obstante, el coeficiente de expansión térmica de la calcita en
términos de volumen es positivo, ya que la contracción que sufre perpendicularmente al eje c es
proporcionalmente menor a la expansión que sufre paralelamente al mismo. En el caso del cuarzo-
b, el incremento de temperatura supone contracciones en todas las direcciones cristalográficas,
por lo que el resultado neto es un descenso de volúmen (o aumento de densidad).
Figura 11. Expansión térmica volumétrica y lineal de algunos minerales formadores de rocas
(tomado de Winkler, 1973).
Tabla 6. Expansión térmica lineal y volumétrica del cuarzo desde 0 a 1000 ºC a 1 bar de presión
(tomado de Winkler, 1973).
^c // c
· Que el aglomerante presentase cierta hidraulicidad, utilizando para ello mezclas de cal aérea,
cal hidráulica y/o cemento portland.
· Que contuviesen la menor proporción posible de cemento portland (que incluye en torno a 2-
5% de yeso), para evitar problemas ulteriores como presencia de sales y ataque químico.
· Que presentasen una resistencia mecánica inferior a la del travertino, lo que garantiza su
degradación preferencial respecto a la del mismo.
Las únicas mezclas que resultaron factibles para su utilización como morteros de reintegración
desde el punto de vista mecánico fueron las M3 y M4, ambas a base de cal hidráulica y sin
cemento portland. Paralelamente a los trabajos de restauración, se llevó a cabo una serie de
trabajos de control sobre las propiedades mecánicas y el comportamiento de los morteros de
restauración M3 y M4 y el travertino. A continuación se describen los ensayos efectuados y los
resultados obtenidos.
m1 1 - - 3 4 0.5
m2 1 - - 2 3 0.5
m3 - 1 - 3 4 -
m4 - 1 - 2 3 -
m5 1 2/3 - 4 6 -
m6 1 1/3 - 4 5 -
m7 1 1/15 - 4 5 0.3
m8 1 1/30 - 4 5 0.3
m9 1 - 2/3 4 6 -
m10 1 - 1/3 4 5 -
Figura 12.- Diagramas esfuerzo-deformación para las muestras de travertino y morteros M3 y M4.
Las cifras que aparecen en los diagramas son los módulos de Young respectivos calculados
mediante regresión lineal sobre los tramos rectos de las curvas.
4.2.POROSIDAD
La porosidad se ha obtenido con un porosímetro de inyección de mercurio sobre pequeñas
muestras de unos mm de diámetro. Los resultados obtenidos se muestran en la Figura 13, que
permite apreciar la gran heterogeneidad en la distribución de poros del travertino y la
homogeneidad de la porosidad de los morteros. No obstante, los mayores porcentajes de
porosidad se localizan en ambos tipos de materiales en el rango de 0.001 y 0.01 milímetros (1-10
micras). En términos generales, puede concluirse que la porosidad de los morteros no difiere
excesivamente de la de los travertinos.
Figura 13.- Distribución de la porosidad en función del tamaño de poro en los travertinos y
morteros M3 y M4.
Aunque este tipo de ensayo no permite evaluar los porcentajes de radios de poro mayores de 1
mm, no se dispone de información sobre la porosidad macroscópica tan elevada que presentan
tanto los travertinos como los morteros de restauración fabricados. No obstante, los ensayos de
saturación libre en agua y desorción permiten especular con una macroporosidad similar en
ambos materiales.
Los resultados obtenidos permiten concluir que los morteros de restauración absorben mayores
cantidades de agua que el travertino. Esta característica no debe ser interpretada necesariamente
como negativa, ya que debe tenerse en cuenta que los pilares de travertino rara vez se
encontrarán inmersos en agua (sólo una gran inundación daría las condiciones apropiadas).
Además, una mayor absorción de agua supone que los morteros actuarán como “esponjas” por
comparación con el travertino, lo que garantiza su alteración preferente de los morteros. Por otro
lado, las curvas de desorción indican que los morteros expulsan mayores cantidades de agua que
el travertino en rangos de tiempo similares, lo cual es claramente una ventaja adicional de estos
morteros de restauración.