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Estudio de la Biblia
Lucas 8:26-39
Por Richard Niell Donovan
Traducción por Ángeles Aller
THE CONTEXT.
Mateo 8:29 – 9:1 y Marcos 5:1-20 también documentan este incidente. El relato
de Mateo es más corto e incluye a dos demoníacos, mientras que el relato de
Marcos se parece más al de Lucas. Ambos Marcos y Lucas lo presentan como
el segundo de cuatro milagros que muestran la autoridad de Jesús. También
representan cuatro tipos de milagros:
LOS SEPULCROS
El hombre vive entre los sepulcros, desnudo y como un animal. Hasta los
animales viven en familias o rebaños, pero este hombre vive solo. Judíos
piensan de las tumbas como morada de los demonios y las consideran
inmundas. Puercos, por supuesto, también son inmundos y aborrecibles para
los judíos (Lev. 11:7; Deut. 14:8).
28El cual, como vio á Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo á gran
voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Ruégote que no me
atormentes. 29(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre:
porque ya de mucho tiempo le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y
grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertos.)
Los discípulos preguntaron, “¿Quién es éste, que aun á los vientos y al agua
manda, y le obedecen?” (8:25), pero, irónicamente, los demonios conocerán a
Jesús como “Jesús, Hijo del Dios Altísimo” (8:28). Los demonios son poderosos
– de manera peligrosa – pero su solicitud a Jesús (“no me atormentes”)
demuestra que saben que Jesús es aún más poderoso.
Hoy podemos ver un fenómeno similar entre aquéllos cuyas adicciones les
destruyen física, mental, emocional, social, y espiritualmente. Como el
demoníaco, viven marginados – en las calles o bajo los puentes – aislados de
la comunidad. Son libres de trabajos de 9 a 5, y códigos de vestir – libres de
pagos de alquiler y reparaciones de coches – libres de no obedecer las normas
culturales. Pero, en lo que verdaderamente cuenta, son los menos libres de
todos nosotros.
El demoníaco (o los demonios que hablaban por su voz) le suplica a Jesús que
no le atormente (v. 28), porque Jesús ha mandado a los espíritus inmundos
que salgan de él (v. 29). A pesar de lo horrible que nuestros demonios sean,
estamos acostumbrados a ellos y nos cuesta dejarlos ir. Consejeros conocen la
frustración de trabajar con gente que se aferra a sus demonios – gente que, a
pesar de su miseria, rehúsa cambiar su comportamiento auto-destructivo.
Vemos este principio funcionando en congregaciones cristianas, descontentos
por su inhabilidad de atraer a gente nueva pero que, al mismo tiempo, se
aferran a las viejas costumbres que les mantienen marginados.
Una legión es una patrulla romana de unos seis mil soldados, y simboliza las
“fuerzas de ocupación romanas cuyo poder era abrumador y cuya presencia
significaba una pérdida de control sobre cada dimensión de su propia sociedad”
(Nickle, 120).
“Legión” (v. 30). La respuesta del demoníaco nos demuestra la capacidad de
las fuerzas en contra de Jesús – muchas y poderosas. También revela que el
hombre ha perdido su identidad a sus demonios. Lleva su nombre y está bajo
su poder.
AHOGARON
32Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron
que los dejase entrar en ellos; y los dejó. 33Y salidos los demonios del hombre,
entraron en los puercos; y el hato se arrojó de un despeñadero en el lago, y
ahogóse.
34Y los pastores, como vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo
dieron aviso en la ciudad y por las heredades. 35Y salieron á ver lo que había
acontecido; y vinieron á Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían
salido los demonios, vestido, y en su juicio, á los pies de Jesús; y tuvieron
miedo. 36Y les contaron los que lo habían visto, cómo había sido
salvado (griego: esothe – de sozo – salvado) aquel endemoniado. 37Entonces
toda la multitud de la tierra de los Gadarenos alrededor, le rogaron que se
fuese de ellos; porque tenían gran temor. Y él, subiendo en el barco, volvióse.
“Y tuvieron miedo” (v. 35). Nos sorprende su respuesta. ¿Por qué la gente
local no se alegra de la liberación de este hombre de los demonios? ¿Por qué
tienen miedo?
• Por un lado, Jesús ha llevado a sus vecinos, los dueños de los puercos, a la
bancarrota y no están seguros de quién les seguirá. “Los Gergesenos no
alaban a Dios porque un hombre ha sido sanado; están calculando el coste y
les parece demasiado alto” (Craddock, Preaching, 311).
Claro que ésta no es la primera vez que este Evangelio presenta a gente
temerosa en la presencia del poder de Dios. Los pastores se aterrorizaron al
aparecer los ángeles (2:9). Los discípulos temían cuando Jesús calmó los
mares – temían aún más su poder sobre el mar que el poder del mar sobre
ellos (8:25). Las mujeres en la tumba temieron al enfrentarse con dos hombres
en ropas resplandecientes (24:5).
38Y aquel hombre, de quien habían salido los demonios, le rogó para estar con
él; mas Jesús le despidió, diciendo: 39Vuélvete á tu casa, y cuenta cuán
grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la
ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.
Una vez libre de sus demonios, el hombre ya no teme a Jesús, y le ruega que
le permita irse con él. Jesús, sin embargo, le manda a su casa para que
predique a la gente que mejor le conoce – para hacerse “un misionero local”
(Bock, 157). Jesús, por lo tanto, comisiona a este gentil aún antes de
comisionar a los doce (9:1-6).