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JOHANN FRIEDRICH HERBART (I776·1841)

Psicología matemática

16. Expliquemos cómo se usará aquí la expresión "umbral de consciencia". Cuando un con-
cepto está en la conciencia, mientras no está suprimido, es una representación real. Cuando
brota de una condición de supresión completa, ingresa en la conciencia. Es entonces cuando se
halla en el umbral de la conciencia. Es muy importante determinar, por medio del cálculo el
grado de fuerza que debe adquirir un concepto para mantenerse, junto a dos o más de mayor
fuerza, exactamente en el umbral de conciencia, de modo que, a la más leve debilitación del
obstáculo, comience a surgir en la conciencia.
[…]
18. Cuando a varios conceptos que están ya cercanos al equilibrio llega otro nuevo, se inicia un
movimiento, causante de que aquellos se hundan cierto tiempo por debajo de sus puntos
estáticos, después de lo cual van a surgir de sí mismos, rápida y enteramente: de manera
parecida a lo que ocurre en un líquido cuando se arroja un objeto dentro de él: primero "se
hunde" y luego se levanta. En este respecto se dan varias y notables circunstancias:
19. Primero, en una ocasión como ésta, uno de los conceptos más antiguos puede ser
desalojado enteramente de la consciencia incluso por otro concepto nuevo que sea mucho débil
que aquél. En este caso, sin embargo, la pugna del concepto reprimido no ha de considerarse
enteramente ineficaz, como se dijo antes (véase 16); lucha con toda su fuerza en contra de los
conceptos que están en conciencia. Aunque no se conciba su objeto, éste produce una cierta
condición de conciencia. La manera como estos conceptos expulsados de la conciencia, pero
que siguen estando presentes en ella quizá la indique la expresión: "Están en el umbral
mecánico". Para distinguirlo de éste, el umbral mencionado antes (véase 16) se le llamará
umbral estático.
NOTA. Si los conceptos que se hallan en el umbral estático actuasen de la misma
manera que lo hacen cuando están sobre el umbral mecánico, nos encontraríamos en
un estado de la más intolerable inquietud, o tal vez el cuerpo estuviese sometido a
una condición de tensión que en unos cuantos momentos resultaría mortal, lo mismo que
en tales condiciones un miedo súbito causa a veces la muerte; pues todos los conceptos
que, como decimos, guarda la memoria, y que bien sabemos pueden reproducirse a la
menor oportunidad, están en un estado de pugna incesante por surgir, aunque la
condición de conciencia no sea afectada por ellos.
20. Segundo, el tiempo que uno o más conceptos persisten en el umbral mecánico puede
extenderse si llega a ellos en sucesión un conjunto de nuevos conceptos, no importa que sean
más débiles que los primeros.
Toda tarea a la que no estamos acostumbrados nos lleva a esta condición. Los conceptos
antiguos son relegados por los nuevos. Los primeros, sin embargo, por ser los más fuertes,
quedan en tensión, afectan más y más al organismo físico, y por último llevan a que esa tarea
termine, brotando enseguida los conceptos antiguos. Entonces experimentamos lo que se llama
una sensación de alivio, que depende en parte del organismo físico, aunque la primera causa sea
puramente psicológica.
21. Tercero, cuando varios conceptos son empujados en sucesión hacia el umbral mecánico,
ocurren varios cambios, repentinos y sucesivos, en las leyes de los movimientos recíprocos.
Así se explica el hecho de que el curso de nuestros pensamientos sea tan a menudo
inconsecuente, abrupto y en apariencia irregular. Esta apariencia engaña de la misma manera
que el errar de los planetas. La manera como la mente humana se conforma a las leyes es igual
a la del firmamento.
[…]

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Fusión y mezcla

22. La razón metafísica más fácil de concebir por la que los conceptos opuestos se hacen
resistencia uno al otro consiste en la unidad del alma, la cual deben preservar. Esta razón
explica sin dificultad la combinación de nuestros conceptos (la combinación que se sabe que
existe). Si, por ser opuestos, no se suprimieran uno al otro, todos los conceptos se compondrían
en un único acto de un alma, cuando no lo hacen es porque hay algún tipo de impedimento. […]
En la conciencia, sin embargo, los conceptos se combinan de dos maneras: en primer lugar, los
conceptos que no se oponen mutuamente ni contrastan uno con otro (como un tono y un color)
por encontrarse sin obstrucción, forman un concepto complejo; segundo, los conceptos
contrastantes (por ejemplo, el rojo y el amarillo), que no son afectados ni por conceptos
extraños accidentales ni por una oposición inevitable, terminan por mezclarse (fundirse).
Los complejos o agregados pueden ser completos; las mezclas (fusiones), por su propia
naturaleza, deben quedar siempre (más o menos) incompletos.
23. Aquello que está entrelazado o mezclado con varios conceptos forma un agregado de
fuerza, y por esta razón las leyes estáticas y mecánicas que gobiernan su acción difieren de las
que rigen a los conceptos aislados. Al mismo tiempo, los umbrales de conciencia cambian de
acuerdo con la mezcla (fusión), de manera que, por la combinación, un concepto de la clase
más débil puede permanecer en la conciencia y ejercer influencia en ella.
[…]
29. Aquí está descubierto el fundamento de la reproducción genuina o de la memoria, ya que nos trae
una serie de conceptos en el mismo orden en que fueron recibidos. Para comprender esto, debemos
considerar qué unión surge entre varios conceptos que son dados en orden sucesivo.
Sea una serie de, a, b, c, d, dada por percepción; luego, del primer movimiento de la
percepción y mientras continúa, a está expuesta a una detención de los demás conceptos que se
encuentran ya en la conciencia. En tanto, a, sumergida ya parcialmente en la conciencia, se
oscurece más y más cuando b llega a ella. Este b al principio, claro, se mezcla con a que se
hunde; luego, sigue c, claro, se une con b, que se estaba oscureciendo, y también con a, que
estaba más oscuro todavía. Del mismo modo sigue d, que termina por unirse en grados
diferentes con a, b, c. De aquí se desprende una ley para cada uno de estos conceptos, la cual
establece que, después que por cierto tiempo la serie total ha sido desplazada de la conciencia,
cuando vuelve a surgir a ésta uno de los conceptos de tal serie, son evocados todos los demás
conceptos de la misma serie. Supongamos que el primero que surge es a, y que luego se une
más con b, menos con c, y menos todavía con d; en dirección opuesta, sin embargo, b, c y d se
mezclan colectivamente, en una condición no oscurecida, con los restos de a; por consiguiente,
a trata de traerlos de nuevo a una condición no oscurecida (es decir, completamente a la
conciencia). Pero a actúa con mayor rapidez y fuerza sobre b, más lentamente sobre c, y aún
más lentamente sobre d, etc., por lo que, con una investigación más detenida, se demuestra
que b, se hunde de nuevo, mientras que surge c, y que c se hunde mientras surge d; en otras
palabras, la serie sigue en el mismo orden que al principio. Supongamos, por el contrario, que
se reproduce originalmente c, entonces c actúa sobre d y los miembros siguientes de la serie lo
hacen exactamente en la misma forma que se indicó en el caso de a; es decir, la serie c, d, etc., se
desenvuelve gradualmente en su orden de sucesión. Por el contrario, b y a experimentan otra
influencia. El c no oscurecido se mezcló con sus diferentes restos. Luego c actúa sobre ellos
con toda su fuerza, y sin demora, pero únicamente para evocar los restos de a y b unidos a él,
para traer una parte b y otra más pequeña de a, a la conciencia. Ocurre entonces que cuando
recordamos algo a mitad de una serie conocida, la parte precedente de la serie se presenta a sí
misma, al mismo tiempo, pero con un grado disminuido de claridad, mientras que la porción
siguiente llega antes a la mente en el mismo orden de la serie a la que pertenece. Pero la serie
nunca se mueve hacia atrás; un anagrama de una palabra bien comprendida nunca se origina
sin esfuerzo intencional.
[…]

2
Masa aperceptiva

39. En cierto modo, puede verse que cuando se encuentra presente un número considerable de
conceptos en todas clases de combinaciones, cada nuevo acto de percepción debe trabajar
como un excitante por medio del cual algunos [conceptos] serán refrenados, otros apresurados
y fortalecidos, las series progresivas interrumpidas o puestas en movimiento de nuevo, y
ocasionado este o aquel estado mental. Estas manifestaciones deben hacerse cada vez más
complejas si, como es lo común, el concepto recibido durante el nuevo acto de percepción
contiene en sí una multiplicidad o variedad, que lo capacita al mismo tiempo para mantener su
lugar en varias combinaciones y series, y les da a esas manifestaciones un impulso nuevo que
las lleva a nuevas relaciones de oposición o mezcla unas con otras. Por eso, los conceptos
producidos por el nuevo acto de percepción son asimilados a los conceptos anteriores, de tal
manera que se resienten algo después de que la primera excitación funcionó con toda su
fuerza, pues los conceptos anteriores -en vista de sus combinaciones mutuas- son mucho más
fuertes que cada uno de los nuevos que se agregan.
40. Pero si ya se han formado complejos y mezclas fuertes con muchos miembros, entonces
puede repetirse la misma relación que existía entre los conceptos viejos y los nuevos
precisamente dentro de los conceptos antiguos. Los conceptos más débiles que, de acuerdo
con cualquier clase de ley, ingresan en la conciencia, actúan como excitantes sobre las masas
antes mencionadas, las cuales los reciben y se los apropian (los aperciben), como es el caso de
una impresión sensorial nueva; por consiguiente la percepción interior es análoga a la
exterior. La conciencia de sí no es tema de discusión en este momento, aunque muy a menudo
se combina con la anterior.
41. En todo lo dicho, reside lo que confirma la experiencia, a saber, que la percepción interior
nunca es una aprehensión pasiva, sino siempre (aún en contra de la voluntad) activa. Los
conceptos apercibidos no continúan surgiendo ni sumergiéndose de acuerdo con sus propias
leyes, sino que son interrumpidos en sus movimientos por las masas más poderosas que
desplazan a todo lo que se les oponga, a pesar de que esté inclinado a surgir; y en el caso de
lo que se les asemeja, aunque esté en proceso de hundimiento, se lo apropian y mezclan con
ellas mismas.
42. Vale la pena indicar hasta dónde puede llevarse esta diferencia entre conceptos; que
podríamos inclinarnos a dividir en muerta y viva.
Recordemos los conceptos que se hallan en el umbral estático (16). Éstos se hayan, en
realidad, nada menos que muertos; pues, en la condición de supresión en que se encuentran,
no son capaces de afectar por sí mismos a ningún otro (haciéndolo surgir a la conciencia). Sin
embargo, por medio de la combinación en que se encuentran, pueden ser reproducidos y,
además, pueden frecuentemente ser impulsados de nuevo, en serie o en conjuntos, por las
masas más poderosas, como cuando se pasan rápidamente las páginas de un libro.
43. Si los conceptos apercibidos -o por lo menos algunos de ellos- no están en el umbral
estático, entonces los conceptos que se están apercibiendo sufren por parte de los primeros
alguna perturbación. También puede darse el caso de que éstos sean objeto de contención
proveniente de otra parte, con lo cual se interrumpe la percepción interior. De esta manera
pueden explicarse la incertidumbre y la falta de resolución.
A su vez, la masa aperceptiva puede ser apercibida por otra masa; pero, para que esto ocurra,
deben estar presentes varias masas de conceptos de grados de fuerza distintas. De ahí que sea
algo raro que la percepción interior surja a esta segunda potencia (la apercepción de la
apercepción). Únicamente en el caso de las ideas filosóficas se considera que esta serie se
prolongue hasta el infinito.

Herbart, J.F. (1816). Manual de Psicología. Leipzig.

Fragmentos recogidos y adaptados de Sahakian, W.S. (1982). Historia de la Psicología (pp.110-115). Mexico: Trillas.

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