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MAGÍSTER EN ACOMPAÑAMIENTO

PSICOESPIRITUAL

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

TESIS FINAL DEL MAGISTER

LA MADUREZ HUMANA PSICOLÓGICA Y ESPIRITUAL: UNA

COMPRENSIÓN DESDE LOS ACOMPAÑANTES ESPIRITUALES DE

LOS COLEGIOS ESCOLAPIOS DE SANTIAGO DE CHILE.

ALUMNO: AITOR BILBAO PETRALANDA, Sch.P.

DIRECTOR: DR. RODOLFO NÚÑEZ HERNÁNDEZ.

Santiago, Chile
2016

1
DEDICATORIA

A mis padres ya fallecidos y a mi hermano

AGRADECIMIENTO

A mis padres que me dieron la vida y que, junto a esa vida y, de forma connatural

me transmitieron el tesoro de la fe.

A mi hermano siempre presente y siempre fiel.

A todas las personas que el buen Dios de la vida ha puesto en el camino de mi vida

y me han ayudado a comprender y asumir la fragilidad de la vasija en la que está ese

tesoro

A las personas que han compartido y comparten su vida conmigo y a quienes abren

su corazón en los procesos de acompañamiento.

A mis compañeros del Magister.

Al Dr. Rodolfo Núñez, Director de esta tesis, por su apoyo entrega y dedicación en

la elaboración de esta tesis.

Al P. Larry Yévenes y a quienes han hecho posible la realización del Magister.

2
ÍNDICE

DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS 02

ABSTRACT 07

RESUMEN 08

CAPÍTULO I: TEMA DE INVESTIGACIÓN

1. PRESENTACIÓN DEL TEMA 09

1.1. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA 09

1.2. OBJETIVOS 12

1.2.1. Objetivo General 12

1.2.2. Objetivos específicos 12

2. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA 13

3. HIPÓTESIS 15

4. IDEAS CLAVE 15

3
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO

2.1. MADUREZ PSICOLÓGICA 17

2.1.1. Ideas sobre la madurez psicológica 21

2.1.2. Perspectiva actual sobre el concepto de madurez psicológica.

Perspectiva del teórico 26

2.1.2.1. El concepto de autorrealización en la Psicología Humanista 27

2.1.2.2. Los criterios de salud mental positiva 33

2.1.2.3. El acercamiento dimensional y los rasgos de la personalidad madura 36

2.1.2.4. La aproximación psicométrica 40

2.1.2.5. Madurez psicológica y bienestar subjetivo 41

2.1.2.6. El acercamiento cognitivo-evolutivo 42

2.1.3. La perspectiva lega sobre la madurez psicológica 44

2.1.3.1. Teoría evolutivo-normativa 48

2.1.3.2.Teoría humanista-constructivista 48

2.1.3.3.Teoría de la resistencia 50

2.1.3.4.Teoría de Peter Pan 51

2.1.3.5.Teoría relativista-escéptica 53

2.2. MADUREZ ESPIRITUAL 54

2.2.1. El Juicio religioso

2.2.1.1.Los estadios del Juicio religioso y su relación con la Referencia Última 60

2.2.1.2.La descripción de los estadios 61

4
2.2.1.3.La doble espiral del desarrollo por estadios 69

2.2.2. Las imágenes de Dios 70

2.2.2.1.Imagen religiosa y edad cronológica 76

2.2.2.2.Dimensiones psicológicas de la religiosidad: pensamiento religioso y


representaciones de Dios 77

2.2.2.3.Imágenes de Dios

CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO

3.1. Tipo de estudio 97

3.2. Grupo objeto de la investigación 99

3.3. Presentación de los instrumentos 99

CAPÍTULO IV: ANÁLISIS INTERPRETARIVO: RESULTADOS

4.1. Resultados 103

4.2. Introducción al análisis de resultados 105

4.3. Análisis de cada sujeto 106

4.4. Análisis del grupo 167

CONCLUSIONES 188

BIBLIOGRAFÍA 196

ANEXOS

1. Cuestionario Creencias sobre la Madurez (CCM-2) 203

5
2. Dilema de Paul 208

3. Respuestas Cuestionarios 212

4. Respuestas al Dilema de Paul 243

5. Respuestas a las Imágenes de Dios 282

6
ABSTRACT

The present work of this Thesis is to aim for a degree in psychespiritual guidance

(accompaniment) in Magister. Its objective (purpose) is to analyse the psychological and

spiritual maturity of the human being responsible for the psychespiritual guidance of the two

educational centres involved, who at the same time, are in charge of its animation and pastoral

management.

Understanding is obtained through the characterization, which in both concepts, the

guides do through the applications of the Faith Questionaires on maturity (CCM-2) of Pauls

Dilemma to determine the stage of development of Religious Trail and the analysis that are

made of the images of God.

From such analysis a series of conclusions are reached referring to personal

development and personal enhancement of the guides themselves and the pastoral work they

do: humanistic theory – constructive and psychoaffective images of God are the dominant

visions. Together with that we highlight the importance of an adequate psychespiritual

diagnosis to reach an awareness of ones own understanding in a personal level and in a group.

We highten at the same time, the importance of a groupal psychespiritual guidance

(accompaniment)

Key Words: Psychespiritual – human maturity - personal maturity – psychological maturity

–spiritual maturity – images of God - psychespiritual diagnosis.

7
RESUMEN

El presente trabajo de tesis para optar al grado de Magíster en Acompañamiento

Psicoespiritual tiene por objeto analizar la comprensión de la madurez humana psicológica y

espiritual que tienen los responsables del acompañamiento psicoespiritual de dos centros

educativos quienes, a su vez, son los responsables de la animación y gestión pastoral de los

mismos.

Dicha comprensión se obtiene a través de la caracterización que, de ambos conceptos,

realizan dichos acompañantes a través de las aplicaciones del Cuestionario de creencias sobre

la madurez (CCM-2), del dilema de Paul para la determinación del estadio del desarrollo del

Juicio Religioso y del análisis de las imágenes de Dios que realizan.

De dicho análisis se extraen una serie de conclusiones en relación al propio desarrollo

y crecimiento personal tanto de los propios acompañantes así como para el trabajo pastoral

que realizan: la Teoría humanista – constructivista y las imágenes psicoafectivas de Dios son

las visiones predominantes Junto a ello se destaca la importancia que tiene el adecuado

diagnóstico psicoespiritual para la toma de conciencia de la propia comprensión a nviel

personal y grupal. Se destaca, asimismo, la importancia del acompañamiento psicoespiritual

grupal.

Palabras Claves: Acompañamiento psicoespiritual - madurez humana - madurez

psicológica- madurez espiritual – imágenes de Dios – diagnóstico psicoespiritual

8
CAPÍTULO I. TEMA DE INVESTIGACIÓN

1. PRESENTACIÓN DEL TEMA

La Madurez humana psicológica y espiritual: una comprensión desde los

acompañantes espirituales de los colegios escolapios de Santiago de Chile.

1.1. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA1

El modelo pastoral vigente durante muchos siglos en la Iglesia fue y aún sigue siendo

en amplios sectores eclesiales, el del acatamiento (eufemísticamente denominado

“asimilación”): se partía de unos contenidos doctrinales que se justificaban en la Teología

y se anclaban en la Tradición y las personas debían asumir. El proceso Pastoral, como

señala Garrido (1996, pp.13-54), se centraba en conformar la vida “desde arriba” y “desde

afuera”, es decir, en función de normas, valores y conceptos. Para ello se iban creando

convicciones, hábitos, conductas de un grupo que se caracterizaban por ser signo o

testimonio del Evangelio. La garantía de que esta “asimilación” se realizaba era la

“coherencia de vida” entendida ésta como la adecuación de las propias conductas a dichos

principios doctrinales (fidelidad a la práctica sacramental, conducta ético-moral

heterónoma adecuada a los principios doctrinales, etc.).

Otro de los desafíos con que se encuentra la praxis pastoral es la concepción

antropológica dualista existente en un amplio sector de creyentes. La tendencia existente

en muchos cristianos de orientarse a lo “espiritual” como consecuencia de concebir al ser

1
Resulta muy ilustrativa la siguiente cita de Calvino :“Without knowledge of self there is no knowledge of
God and without knowledge of God there is no knowledge of self”.

9
humano como un alma que utiliza temporalmente un cuerpo tiene su origen en los

primeros miembros de la Iglesia que provenían del ámbito de la filosofía griega2 y que se

convirtieron al cristianismo. Groeschel (1987) afirma que “la negación implícita de la

unidad de la persona podemos encontrarla tanto en las puritanas tensiones del

pensamiento como en el error opuesto que considera los actos físicos como desprovistos

de mucha o de toda significancia espiritual” (p. 41). Ruiz de la Peña (1998) afirma que la

concepción unitaria del hombre es uno de las características fundamentales de la

antropología del Nuevo Testamento y que esta visión mantiene las posiciones del Antiguo

Testamento.

El modelo Pastoral de las Escuelas Pías3 (Orden sostenedora de los Colegios Hispano

Americano y Calasanz) opta por una Pastoral personalizada y de proceso. Ello implica

una visión radicalmente dinámica de la vida e integradora. Optar por vivir el proceso

significa permitir que la persona, en este caso fundamentalmente el joven y el adulto, sea

ella misma (“criatura”4), que vaya pudiendo descubrir por sí misma si sus opciones son

reales o son “montajes”, estructuras,…, añadidas. Significa poder crecer y desarrollarse

en libertad y no ser “domesticado”. Garrido (1996, p. 157) afirma que, desde la aparición

de las llamadas “Ciencias humanas” a finales del siglo XIX, la espiritualidad parece que

se vio amenazada ya que la experiencia de la trascendencia también pasó a ser observada

y analizada desde la perspectiva inmanente. El pensamiento clásico partía del axioma de

2
En la Primera Carta a los Corintios San Pablo tratará de corregir este error.
3
La Delegación General de las Escuelas Pías de Chile aprobó el 27 de Abril del 2016 el Documento Proyecto
Marco para la acción pastoral. Documento interno de la Orden de las Escuelas. En este documento se recogen
las líneas de fondo que orientan la acción pastoral de todas las obras, las opciones de fondo, y se fijan los
procesos pastorales subrayándose, de modo especial, la gradualidad de los mismos y la integración de los
aspectos psicológicos y espirituales junto a la gradualidad del compromiso orientado a la transformación social.
4
Tomamos como concepto de “criatura” el recogido en el libro de los Ejercicios Espirituales de S. Ignacio de
Loyola (2013). Santiago de Chile. Salesianos S.A.

10
la trascendencia del objeto, Dios, para establecer la distancia entre la espiritualidad y las

ciencias. Aunque en la actualidad y en ciertos sectores sigue vigente este planteamiento,

entendemos que se ha dado un replanteamiento; no se discute tanto sobre la existencia o

no de Dios, sino sobre la experiencia humana de Dios.

Como acertadamente señala Garrido (1996)

Es verdad que los viejos demonios dualistas acechan, por ejemplo, a través

de las nuevas ascéticas de retirada de los conflictos históricos y de refugio en

la interioridad y en el mundo privado. Pero predomina, sin duda, el intento de

reconstruir una espiritualidad que integre cuerpo y alma, mundo y vida

espiritual, compromiso social y experiencia de Dios. La vuelta a la

espiritualidad bíblica, originariamente unitaria e integral, me parece

aportación irrenunciable de la espiritualidad cristiana de este siglo. (p.42)

Como desafío del proceso de desarrollo de la vivencia de fe está discernir la imagen

afectiva inconsciente de Dios. Aquí se ve con claridad la diferencia entre el modelo de

“asimilación” (centrado fundamentalmente en contenidos doctrinales) y el modelo de

personalización de la fe (centrado en la dinámica afectiva interpersonal en orden a la

transformación de la persona).

Groeschel (1983) afirma ya casi al final de su obra que, al completar su estudio sobre

el camino espiritual y repasar los grados de desarrollo y madurez personal tal y como se

describen en la Psicología, se debe estar sorprendido por la complejidad de la persona, a

la vez que subraya la dificultad de comprender la situación de cada persona a nivel

11
espiritual. “Sólo cuando juntamos estos dos componentes en la vida de cada persona

aparecen las verdaderas dimensiones de una respuesta viva a la llamada de Dios” (p. 259).

Dado lo expuesto y desde la integración de las ciencias humanas y de las ciencias

espirituales para el desarrollo humano integral e integrador del proceso consideramos

pertinente la realización de la presente investigación para observar desde qué conceptos

de madurez humana y espiritual operan los sujetos objeto de esta investigación.

1.2. OBJETIVOS

1.2.1. Objetivo General

Caracterizar la comprensión de la madurez humana psicológica y espiritual desde la

visión de los responsables del acompañamiento psicoespiritual de los colegios escolapios de

Santiago de Chile (Colegio Hispano Americano y Colegio Calasanz).

1.2.2. Objetivos Específicos

a) Describir la caracterización de la madurez psicológica que realizan los responsables

del acompañamiento psicoespiritual de los colegios de escolapios de Santiago de Chile

(Colegio Hispano Americano y Colegio Calasanz)

b) Describir la caracterización de la madurez espiritual a través del desarrollo del Juicio

Religioso y de las imágenes de Dios que realizan los responsables del acompañamiento

psicoespiritual de los colegios escolapios de Santiago de Chile (Colegio Hispano

Americano y Colegio Calasanz).

12
c) Identificar y describir las posibles relaciones existentes entre las caracterizaciones de

la madurez psicológica y de la madurez espiritual que realizan los responsables pastorales

de los colegios escolapios de Santiago de Chile (Colegio Hispano Americano y Colegio

Calasanz).

d) Identificar las posibles consecuencias del análisis realizado y de las conclusiones

recogidas tanto para el desarrollo y crecimiento personal de los propios acompañantes así

como para el trabajo pastoral que realizan.

2. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA

La acción pastoral es una de las claves fundamentales de la acción educativo-

evangelizadora de los colegios escolapios por carisma de la Orden. Consecuencia del último

Capítulo5 de la Delegación de las Escuelas Pías de Chile fue el cambio de paradigma en lo

referente al planteamiento educativo evangelizador siendo: pasar de la pastoral en los centros

a los centros en clave de Evangelización. Este cambio de paradigma está en consonancia con

uno de los principios inspiradores del fundador, S. José de Calasanz, que es el de la educación

integral de cada uno de los niños y jóvenes para su propio desarrollo y para la transformación

social.

Ambos colegios tienen una amplia actividad pastoral con un impacto directo en toda la

comunidad educativa; alumnos, exalumnos que continúan vinculados, funcionarios (docentes

5
Por Capítulo se entiende la Asamblea de los religiosos en las que se analiza, reflexiona y votan las directrices
y planes de acción de la propia vida religiosa como de las obras. Tiene por Derecho Canónico y por el propio
ordenamiento jurídico carácter legislativo y ejecutivo.

13
y no docentes) así como los padres y madres de los alumnos y exalumnos. TodA esta

intervención tiene su comienzo en la etapa inicial de Prekinder y se prolonga, como mínimo,

durante toda la etapa escolar hasta cuarto medio, aunque queda abierta la posibilidad de

participación en las etapas posteriores a la finalización del colegio.

En la praxis pastoral de ambos colegios no se ha realizado, desde sus orígenes, ninguna

investigación en el terreno pastoral más allá de cuestionarios centrados en temas de valores,

actitudes y comportamientos de los jóvenes y de la recogida de datos procedentes de

encuestas de satisfacción de alumnos, funcionarios y apoderados.

Es por lo anteriormente citado y dada su influencia directa en 2.800 niños y jóvenes, en

2.253 familias y en más de 250 agentes directos pastorales durante un proceso que dura

muchos años se plantea el siguiente problema: ¿Cuál es la comprensión que tienen los

responsables pastorales del acompañamiento psicoespiritual de los colegios escolapios

de Santiago de Chile de la madurez humana psicológica y espiritual?

No se tiene, asimismo, constancia de investigaciones similares por lo que se decide

realizar el presente estudio exploratorio.

14
3. HIPÓTESIS6

3.1. Hipótesis de investigación: Los responsables del acompañamiento psicoespiritual de

los colegios escolapios de Santiago de Chile (Colegio Hispano Americano y Colegio

Calasanz) tienen una comprensión similar o común de la madurez humana psicológica y

de la madurez espiritual.

3.2. Hipótesis nula: No existe una comprensión similar o común sino idiosincrática de la

madurez humana psicológica y de la madurez espiritual en los responsables del

acompañamiento psicoespiritual de los colegios escolapios de Santiago de Chile (Colegio

Hispano Americano y Colegio Calasanz).

4. IDEAS CLAVE

a. Una persona madura sería aquella que tiene un conjunto de elementos afectivo-

intelectivos que llevan a armonizar todos los datos que provienen del mundo exterior e

interior en un todo armónico. Todos los documentos postconciliares sobre catequesis y

educación intentan superar la perspectiva dualista preconcilar, afirmando las dimensiones

“humana y cristiana”. Siendo ello un paso importante el problema estriba en cómo hay

que articular y cómo se articulan las dimensiones humana y espiritual sin caer en un

dualismo. Se constata la existencia de pocos estudios al respecto.

6
La formulación de las Hipótesis se realiza en el presente trabajo por indicación prescriptiva del profesor de
Metodología de Investigación del presente Magister. Entendemos que por el tema de investigación cabría la
posibilidad de formular una hipótesis explicativa al inicio. Cárdenas (2006) de la Universidad de Monterrey
afirma que las hipótesis son uno de los resultados del estudio de las investigaciones cualitativas.

15
b. El interés de todo ser humano es lograr la plenitud en su desarrollo a lo largo de la vida.

A pesar de la centralidad de esa meta final Zacarés y Serra (1998) afirman que “poco se

ha sistematizado el constructo de madurez en sí mismo como metáfora del desarrollo”

(p.16). La madurez psicológica de un sujeto se constituiría en importante variable

mediadora para la resolución de las crisis no sólo presentes, sino también futuras,

(Slaikeu, 1988), permitiendo que el desarrollo pueda avanzar hacia niveles superiores de

madurez.

c. Allport (2010, p. 329) considera que, al afirmar de una persona que es mentalmente sana,

normal y madura, debemos saber qué son la salud, la normalidad y la madurez. La

psicología por sí sola no puede decírnoslo ya que está implicado hasta cierto punto el

juicio ético. Asimismo Al mismo tiempo observa que raramente se encuentran personas

adultas que hayan integrado plenamente las conductas religiosas en el marco global de

su personalidad; más frecuentemente, la religiosidad permanece como un segmento

separado de comportamientos, caracterizado por rasgos de inmadurez y de infantilismo.

Es por ello por lo que consideramos importante estudiar el concepto de madurez religiosa

en los sujetos objetos de esta investigación a través de las imágenes de Dios y del juicio

religioso.

16
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO

2.1. MADUREZ PSICOLÓGICA

Se puede claramente constatar que el término “Madurez” es un término un tanto ambiguo,

polisémico y no claramente definido aunque cuando alguien se refiere a una persona como

“madura” o “inmadura” pareciera que todos entendemos los mismo ya que unimos al término

“madurez” conceptos como “estabilidad”, “responsabilidad”, “coherencia”, “claridad en los

objetivos vitales”, “autodominio”, “asertividad”, “equilibrio emocional”, etc.

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (2001) define el término

madurez como “buen juicio o prudencia con que el hombre se gobierna”7. Como se puede

observar dicha definición, muy sobria por otra parte en su formulación y recogida de

aspectos, hace referencia únicamente al principio ético subyacente a la conducta del ser

humano.

Esta visión de la madurez pareciera estar en consonancia con la recogida en el Código

de Derecho Canónico8 (1983) cuando al tratar el tema de los impedimentos para el

consentimiento matrimonial en el canon 1095 señala que uno de los impedimentos para el

consentimiento matrimonial es el de la falta de madurez de juicio o, entendido en un sentido

más amplio, la inmadurez personal demostrada en alguno de los cónyuges antes del

matrimonio. En la documentación oficial de la Iglesia Católica fue el Concilio Vaticano II el

que utilizó el término de madurez con una significación psicológica. Posteriormente en varios

7
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.aed.). Consultado
en http://www.rae.es/rae.html
8
Código de Derecho Canónico. (1985). Madrid. La Editorial Católica, S.A. Biblioteca de Autores Cristianos.
P. 519

17
documentos emanados de las Constituciones conciliares se contempla este significado del

término madurez. En Perfectae caritatis9 hay una referencia a la «debida madurez

psicológica y afectiva» (nº 12), que se ha de haber alcanzado para efectuar la profesión de la

castidad, y «madurez de la persona humana» (nº 14), a la que conduciría la práctica de la

obediencia religiosa, con la «ampliada libertad de los hijos de Dios». En Optatam totius10

también aparece en varias ocasiones la palabra madures en expresiones como: «madurez más

completa» (nº 10), “procurar sólida madurez de la persona” (nº 11) « necesaria madurez

humana» (nº 12), etc.

Según Fierro (2004) el término de Madurez en el ámbito de la Psicología se incluye

dentro de la Psicología de la Personalidad desde la que se ramifica la Psicopatología. Afirma

que

da que pensar la circunstancia de que, en sus dos tratados sobre la personalidad,

Allport dedicara sendos capítulos, y no breves, a dibujar el perfil de una personalidad

madura (…). Allport describe la madurez personal por características como la

ampliación del “yo”, su relación afectuosa con los demás, la seguridad emocional,

una percepción conforme a la realidad, aptitudes ante las tareas, conocimiento de sí y

visión unificadora de la vida humana. (p. 2)

Vázquez (1998) afirma que el término “Madurez” en un concepto analógico y

complejo procedente del campo de la botánica y trasplantado de allí al de la fisiología para

terminar en el propio terreno de las ciencias de la conducta. Señala que el modelo vegetal de

9
Pablo VI. Decreto Perfectae Caritatis. (1965). Recuperdao de http://vatican.va. Decreto sobre la adecuada
renovación de la vida religiosa v que hay que entenderlo como una de las concreciones de la Constitución
dogmática conciliar Lumen Gentium, trata de la renovación de las Órdenes y Congregaciones religiosas así
como de las sociedades apostólicas.
10
Pablo VI. Optatam Totius. (1965). http://vatican.va. Decreto sobre la formación de los candidatos al
sacerdocio y en el que se profundiza sobre los aspectos humanos y espirituales (hoy hablaríamos de
psicoespirituales) que ha de tener dicho proceso formativo.

18
la maduración de un fruto no resulta una metáfora adecuada para comprender la madurez de

una persona humana, aunque no se pueda negar cierto grado de semejanza, en la línea de

plenitud de desarrollo vital aunque subraya el hecho de que bajo esta perspectiva se pueda

impedir ver la complejidad de la realidad psicológica expresada en el término madurez. Para

Vázquez (1998) no sirve ni tan siquiera como punto de partida partir del concepto de madurez

biológica, tal y como lo emplean el anatomista y el fisiólogo por ejemplo aplicado a un

sistema glandular ya que no sirve demasiado para comprender algo tan sumamente complejo

como lo expresado por el concepto de “madurez personal”. Afirma que la personalidad no se

desarrolla como una semilla, ni es un mero despliegue de un código genético, sino que es una

auténtica construcción (realización personal) o entramado de materiales genéticos y

ambientales, naturales y culturales, “en un verdadero proceso de génesis estructural, donde

los acontecimientos, por su valor de experiencia y significatividad existencial, se convierten

en biografía, como historia íntima del sujeto, que lo van constituyendo y configurando”.

(Vázquez, 1998, p. 125)

Engels (1979) define la maduración personal como un “proceso autónomo de

diferenciación e integración somática, psicológica y mental, que se extiende a través de

grados y fases evolutivas que se condicionan y estructuran una sobre otra en el curso del

tiempo” (pp. 300-301). Afirma que, como resultado de este proceso, el crecimiento del

individuo se completa y consolida somática, mental, espiritual y socialmente, permitiéndole

adaptarse a la vida. Dicho resultado ya conseguido o madurez darían, de este modo, lugar a

un “estado de completa y estabilizada diferenciación e integración somática, psíquica y

mental, cuando hay una disposición para desempeñar las tareas que ha de afrontar el

19
individuo en un momento determinado y para hacer frente a las demandas de la vida” (Engels,

1979, p. 301).

El concepto de “Madurez” posee también una connotación y se une al ámbito legal

en cuanto que la ley equipara la madurez de la persona con una cierta edad biológica

determinada. Se da por supuesto que la persona, una vez que alcanza una determinada edad

puede asumir libre, consciente, responsable y voluntariamente una serie de acciones

determinadas (votar, manejo de vehículos, utilización de armas de fuego, contratación

laboral, contraer matrimonio, etc.) así como asumir las consecuencias derivadas de dichas

acciones. Lógicamente este enfoque legalista, aunque regula exhaustivamente las acciones

posibles en una supuesta “edad adulta”, entendida a su vez como madura, resulta a todas

luces insuficiente. Este enfoque legalista está de alguna mera en relación con el estudio del

desarrollo adulto que trata de determinar las variables evolutivas, distintas de la edad

biológica, que mejor explican las competencias del adulto que se equiparan al de la persona

“madura”. Labouvie-Vief (1992) afirma que:

estos resultados sugieren que el desarrollo en la adultez no está bien indicado

por la edad, sino que otros indicadores de madurez evolutiva llegan a ser más

significativos en el estudio del desarrollo adulto (…). Ellos sugieren que las

estrategias comparativas de edad son un pobre método en la investigación del

cambio evolutivo adulto. Antes bien, las evaluaciones evolutivas de adultos

necesitan una teoría impulsada y basada en fuertes índices de complejidad

evolutiva. (p. 84)

Zacarés y Serra (1998) señalan que:

20
da la sensación, tras la revisión de la literatura, que los investigadores, aun

reconociendo la necesidad de abordar la madurez como óptimo desarrollo de

la personalidad, no se hayan atrevido con el tema ante la magnitud del

esfuerzo. Únicamente se habrían limitado a señalar que las definiciones de

madurez están basadas en asunciones de valor no sujetas a la investigación

empírica. (pp. 24-25)

García-Monge (1997) afirma que “la dimensión psicológica de la madurez ha sido, en el

ámbito de la psicología científica, un tema poco estudiado en este siglo. Sobre todo si lo

comparamos con otros centros de atención de la psicología académica” (p. 11).

2.1.1. Ideas sobre la madurez psicológica. Breve reseña histórica.

Cada sociedad, también a su vez, ha planteado un determinado proceso de maduración

que podría considerarse de alguna manera una teorización de la evolución y desarrollo de la

persona.

En las sociedades primitivas no conocedoras de la escritura la maduración se presentaba

como el resultado del crecimiento equiparándose la edad adulta a la madurez a la que se

accedía en muchos casos, como señala Levine (1982) a través de ritos de transición. La

madurez, por tanto, se concebía como una tendencia natural.

Durante la Edad Antigua y junto a la aparición de la escritura se dio una transformación

cultural que conllevó una transformación en la visión que el hombre tenía de sí mismo y del

universo, siendo las figuras del “héroe” (Vita Activa) y del “místico” (Vita Contemplativa)

representativas de esta transformación de la visión que el hombre tenía de sí mismo y del

21
universo. Campbell (1964, citado en Kiefer, 1988)11 se refirió al período comprendido entre

el 1.500 y 500 antes de Cristo como la “era de los héroes”. El “héroe”, mediante la valentía,

la astucia, la fortaleza buscaba el honor, la gloria, el poder y la inmortalidad a través de sus

hazañas.

Entre 800-200 a. C, dos mil años después de la aparición de la escritura surgió la época

que de la Vita Contemplativa caracterizada por ser una etapa de una corriente de consciencia

espiritual12: El “místico” surge en esas primeras sociedades agrícolas donde fue posible la

percepción de uno mismo como alguien distinto a sus semejantes; la conciencia de la

individualidad y sus limitaciones hicieron posible la búsqueda de trascendencia y de absoluto

que son características propias del misticismo. El ser humano se comienza a preguntar por

los porqués del cambio cósmico y del lugar que en él ocupa el ser humano; de este modo se

inician nuevos caminos de reflexión sobre la vida y la madurez humanas.

En el pueblo judío se dio una nueva idea del yo y de la madurez que fueron cuajando

progresivamente en una identidad religiosa muy definida. Los judíos desarrollaron una

relación muy personal con su Dios, Yahvé, que servía para afirmarles de forma personal y

como pueblo. La madurez se identificaba con la sabiduría y ésta con el conocimiento y

aceptación y asunción del plan de Dios, siendo Job y los mismos profetas figuras

emblemáticas y representativas de esta visión.

Kiefer (1988) afirma que si los hebreos ofrecieron al mundo occidental una conexión con

el cosmos a través de la literatura, los griegos helénicos ofrecieron una conexión igual de

11
J. Campbell (1964). The masks of God: Occidental mythology. New York Viking Press.
12
En esta época nos encontramos con grandes maestros de la llamada vida espiritual: Confucio, Lao-Tsé,
Buda, Zoroastro, Elías, Isaías, Homero, Parménides, Platón…

22
importancia a través del propio conocimiento. Platón13 en el diálogo entre Sócrates y Diotema

expone cuatro niveles de desarrollo siendo el último el amor a la sabiduría alcanzable

únicamente por hombres libres maduros. En este interesante diálogo Sócrates subraya

insistentemente que el propósito de la Filosofía no es la búsqueda del honor heroico, como

en la etapa anterior, sino lo opuesto; la adquisición de la humildad a través del

autoconocimiento. Kiefer (1988) afirma que el hombre maduro para Platón era una persona

introvertida, una persona que calculaba cuidadosamente los efectos de percepciones e ideas

en su propia experiencia interior (…).

Su discípulo Aristóteles no coincidió en el ideal de madurez descrito por Platón. El ideal

aristotélico de madurez estaba unido a los conceptos de equilibrio y armonía siendo la razón

la que debía dominar el mundo de los sentimientos. La actividad racional del hombre debía

de buscar el bien supremo reflejado en la felicidad y ésta se consideraba fruto de la virtud.

Estas dos ideas presentadas por Platón y por Aristóteles griegas siguen presentes en la historia

de nuestro pensamiento psicológico y moral, a saber, la de dos formas distintas de

conocimiento, una forma emocional y una forma intelectual.

En la Edad Media conviven dos culturas (una cultura seglar y otra eclesiástica). Siendo

muy arriesgado sintetizar esta gran etapa podríamos afirmar que predominó una intolerancia

eclesiástica hacia las nuevas ideas y, fruto del trabajo de Santo Tomás de Aquino entre otros,

de reconciliar la filosofía cristiana y la filosofía clásica griega, se dio la división de la vida

en las dos grandes esferas de lo sagrado y lo profano. El ideal de madurez se asociaba a la

13
Platón enseño que el principio de virtud pertenece a un plano o mundo distinto al de los sentidos. Son varias
las obras en las que expone esta visión pero para el presente trabajo recogemos el interesante diálogo entre
Sócrates y Diotema que aparece en el libro del Banquete: Platón (2010). El Banquete. Diálogos de Platón.
Madrid. Ibéricas.

23
esfera de lo sagrado que conllevaba el alejamiento de los “placeres mundanos”. La idea de

madurez se asociaba así a la vida espiritual14 a la que se asociaban la contemplación, el

espíritu caritativo, la oración, la humildad y el continuo espíritu de conversión15. También en

esta época se da otro ideal de madurez que se refleja en la tradición de los primeros caballeros

y cuyo ideal de madurez sería similar a la de los héroes presocráticos de tiempos de Homero.

Ello hace que al finalizar la Edad Media coexistan, por así decirlo, dos ideales de madurez;

la del heroísmo del caballero guerrero y la contemplativa; los ideales de vida que

representaban las figuras medievales del “monje” y del “caballero” sintetizan la escisión,

típicamente medieval, de la vida entre lo sagrado y lo profano. Pero a la base de estos dos

ideales, aparentemente antagónicos, subyacía una misma cosmovisión teocéntrica del

mundo.

Durante la época renacentista y la de la Reforma coexistieron en el mundo occidental

diferentes perspectivas de la madurez. Kiefer (1988) afirma que en este período coexistieron

tres visiones de la madurez que las considera como individualistas: Por una parte la del “héroe

renacentista”, con una vida centrada en el arte, elitista, intelectual, optimista y mundano. Por

otra parte, y en contraposición la “persona madura de la Reforma” que se manifestaba

14
Serían muchas las personas a analizar en este período que tanto influyó en nuestra cultura. De entre ellos
citamos a San Columbano, monje irlandés de la segunda mitad del siglo VI y principios del VII, por ser uno de
los hombres a quienes más debe la cultura, civilización y espíritu cristiano, tan característicos de la Europa
medieval. Fue uno de los pioneros de aquellos ejércitos de monjes que, saliendo de los grandes monasterios
fundados por San Patricio de Irlanda, entraron en el continente europeo y contribuyeron eficazmente a la
cristianización. del centro y del norte de Europa.
15
Sería interesante estudiar el papel que desempeñó el Sacramento de la Reconciliación en cuanto que como
afirman Zacarés y Serra (1998; 41) “la confesión ayudó a traer nuestros pensamientos y sentimientos privados
al centro de nuestro concepto de quiénes somos como seres sociales. Nos hizo más autoconscientes, y, por tanto,
más autocontrolados”. Por el rigor científico cabe señalar que el Sacramento de la Reconciliación, también
denominado por desgracias de la Penitencia, en esta época se llama Penitencia tarifada a la forma de penitencia
que viene a extenderse en Occidente, a partir de finales del siglo VI, y cuya peculiaridad consiste en la
«tasación» precisa de las penitencias que cada persona había de cumplir por cada pecado. En otras palabras, es
la penitencia donde a cada pecado corresponde un tipo de penitencia ya determinada y estipulada. Recuperado
de http://www.comunidadcristiana.agenciacatolica.com/modules/news/article.php?storyid=3913. Artículo:
Comunidad cristiana. Octubre 27 de 2010.

24
ascético, obediente a Dios, preocupado y centrado en el trabajo desde la sencillez. Y señala

un tercer grupo entre estos dos extremos: “la de la madurez de moderación” caracterizada

por una sólida formación intelectual, por manifestar rasgos estoicos y tolerancia a la

fragilidad humana. Esta contradicción de ideales manifestada en el S. XVI fue creciendo y

evidenciándose en el S. XVII. Es también la época de Kant. El filósofo personalista español

Carlos Díaz (1993) afirma que Kant puede ser considerado como el modelo de racionalidad

autocéntrica expresión del titanismo de la razón individual en el que se nos presenta a un

hombre autónomo que puede lograr, con el único recurso de la propia razón, la perfección

moral sin tener que tomar en cuenta la religión ni los usos y costumbre socialmente

predominantes.

En los tiempos modernos los artistas y filósofos románticos volvieron a recuperar cierta

guía interna espiritual en cada ser humano concibiendo que en cada ser humano existe una

facultad innata que contiene la potencialidad de su madurez. Zacarés y Serra (1998) señalan

que, a principios del siglo XIX, muchos de los elementos de la visión moderna de la madurez

ya estaban presentes ya que el ideal de persona madura era el buen trabajador, con confianza

en sí mismo, autocontrolado, lógico, leal y cálido emocionalmente. Kiefer (1988) afirma que

en este momento se da un doble cambio importante en los ideales de madurez ya que éste fue

el cambio del heroísmo al éxito como meta de maduración lo que conllevó a una mayor

presión para tener un estricto control de los impulsos sexuales y agresivos como rasgo

configurador de la personalidad madura ya que, tras la Revolución industrial, fue el éxito

social el que reemplazó al heroísmo como indicador de madurez, siendo la educación técnica

y especializada la que, junto a otros factores, dio lugar al relativismo moral origen de una

cierta apatía moral.

25
Para Maslow (1982, p. 46) la equiparación del concepto de madurez con la normalidad

adulta que denomina “normalidad promedio” puede ser un claro síntoma de psicopatología.

Según Zacarés y Serra (1998, pp. 46-47) en la actualidad nos encontramos, por tanto, con

dos grandes tendencias actuales en la conceptualización de la madurez; por una parte como

“ajuste” por las orientaciones entroncadas con una visión ilustrada y/o empirista, y, por otra

parte con una noción de “persona liberada y/o autorrealizada, es decir aquella persona capaz

de desarrollar su verdadero yo a costa de resistirse a los procesos de conformidad social.

Como conclusión del sintético recorrido del concepto de madurez a través de la Historia

puede servirnos la siguiente afirmación de García-Monge (1997)

Hablar de la madurez no es fácil si tenemos una pretensión científica. Explorar la

madurez conlleva una opción consciente o inconsciente de lo que constituye la

esencia o valor supremo del vivir humano: placer, felicidad, mística, espiritualidad,

inteligencia, acción, servicio a la humanidad, etc. (p. 34)

2.1.2. Perspectiva actual sobre el concepto de madurez psicológica: Perspectiva del

Teórico.

En este apartado expondremos, de forma muy sintética, la forma en la que el

constructo madurez ha sido entendido a lo largo de la Historia desde la perspectiva de

diversos autores y de distintos enfoques. Estas diferentes versiones se han ido transmitiendo

con sus concepciones y formulaciones técnicas y a través, en la mayoría de las ocasiones, de

formulaciones y expresiones coloquiales.

26
2.1.2.1. El concepto de autorrealización en la Psicología Humanista16.

El término autorrealización es tomado en la Psicología Humanista como sinónimo,

entre otros términos, del concepto madurez. El profesor Rosal17 (1986, pp. 69-70) afirma que

el antecedente más destacable de este constructo de la Psicología Humanista es el concepto

de “proceso de individuación” o “camino de individuación” formulado por Jung entendido

como un proceso de la evolución de sí mismo hacia el logro de la totalidad de la personalidad

ya que para Jung la realización plena de la propia personalidad es un ideal inalcanzable; que

sea inalcanzable no quiere decir que no tenga sentido, sino que no se trata de un objetivo

propiamente hablando, sino de un indicador de camino.

El propio Maslow (2014) afirma que en cualquier caso, como estrategia psicológica,

es mejor separar el concepto de persona madura, autorrealizada, completamente humana, en

quien las potencialidades del hombre se han realizado y desarrollado, del concepto de salud

a cualquier nivel de edad.

Los psicólogos que se adhieren a la perspectiva humanista subrayan la

responsabilidad de las personas sobre su propio comportamiento. Este enfoque Humanista se

concentra en lo exclusivamente humano y considera que las personas son básicamente

racionales, que se orientan hacia el mundo social y buscan la autorrealización (Rogers,

16
Bajo este epígrafe tal y como señala Rosal (1986) se engloban autores de enfoque psicológico existencial
integrados en la Psicología Humanista (Rollo May, Víctor Frankl, Ronald Laing); autores que entran en el
marco de la denominada psicología transpersonal (Abraham Maslow, R. Assaglioli, etc.); neopsicoanalistas de
la generación siguiente a Freud que influyeron en los iniciadores del Movimeinto (Karen Horney y Erich
Fromm); contemporáneos de Freud disidentes (Alfred Adler, Otto Rank, Carl J. Jung) y también a los
iniciadores de algunos modelos psicoterapeúticos más consolidados y de los que aparece más bibliografía: Carl
Rogers (Enfoque centrado en la perSona), Erich Berne (Análisis transaccional), F. Perls (Terapia Gestalt), A.
Lowen, Boadella y Perrakos (Terapias corporales) y también J.L. Moreno (Psicodrama) que, aunque comenzó
anteriormente a la Psicología Humanista, tuvo su máximo desarrollo dentro de la misma.
17
R. Rosal (1986). El crecimiento personal (o autorrealización: meta de las psicoterapias humanistas. Anuario
de Psicología, 34, 65-82

27
2011)18. La perspectiva humanista subraya los aspectos únicos del ser humano y ofrece

diversas sugerencias importantes para ayudar a quienes presentan problemas psicológicos.

La “autorrealización” se ha considerado como una tendencia básica de la vida

consistente en la mayor realización posible de las potencialidades únicas de la persona. Según

Bernal (2003)

las teorías humanistas más conocidas parecen converger hacia la noción de

“crecimiento” o progresión hacia una estado final ideal (autorrealización). En

estas teorías se presupone que el hombre lleva dentro de sí una aspiración a

dirigirse hacia significados, valores y fines, traspasando así las fronteras

existentes. (p. 251)

Aunque próxima entre sí, desde la perspectiva humanista podríamos distinguir según

Zacarés y Serra (1998) tres concepciones19.

 La autorrealización como motivación y necesidad. Maslow (1973, 2014) es quien, en

opinión de Zacarés y Serra (1998), “más avanzó con su descripción de personas

autorrealizadas en el giro de la psicología hacia el funcionamiento saludable humano” (p.

50). Maslow identificó la madurez con la autorrealización y la definió como trascendencia

de las necesidades20 básicas (deficience needs) (necesidades de seguridad, necesidades de

amor y pertenencia y necesidades de estima o atención), y a partir de su jerarquía de

18
C Rogers. (2011).El proceso de convertirse en persona. Barcelona. Paidós Ibérica. Para este punto, sobre
todo, la tercera aprte de la obra y, fundamentalmente el capítulo 5 “Qué significa convertirse en persona”.
19
Resumimos lo planteado por Zacarés y Serra (1998, pp. 51-71)
20
Dentro de lo que Maslow llamó “Prefacio para una teoría de la motivación humana” (sección 3.1), no parece
distinguir entre deseos y necesidades. Lo que sí distingue claramente es entre las básicas (o propósitos últimos)
y las que son medios.

28
necesidades como metanecesidades o necesidades de crecimiento (growth needs). Maslow

argumenta que hay dos clases básicas de necesidades: las necesidades por deficiencia y

las necesidades de crecimiento. Las necesidades de deficiencia deben ser satisfechas, si se

quiere que el individuo sea sano y seguro. Las necesidades de crecimiento son aquellas

que ayudan al individuo a desarrollarse y alcanzar su potencial (Daft, 1992, p. 142).

El crecimiento lo significó como llegar a ser persona y el “ser” una persona como

madurez. “La completa maduración psicológica de una persona ocurre, pues, sólo

cuando sus potencialidades están plenamente desarrolladas y actualizadas,

característica ésta que distingue la autorrealización” (Zacarés y Serra, 1998, p.

51).

El ámbito de la motivación humana se halla regido por un principio organizacional

jerárquico de tal modo que las necesidades de crecimiento (totalidad, perfección,

cumplimiento, justicia, vida, simplicidad, belleza, bondad, singularidad, facilidad, juego,

verdad, modestia) que conducen a la autorrealización , están situadas por encima de las

necesidades fisiológicas y de seguridad, amor y pertenencia y atención (basic needs), según

el principio de potencia relativa. En Motivación y Personalidad Maslow (2014) afirma que

en la persona sana las necesidades menos potentes aparecen después de que las más potentes

sean gratificadas. Las necesidades fisiológicas, cuando están insatisfechas, dominan el

organismo, ponen todas las capacidades a su servicio y las organizan de forma que puedan

ser lo más eficaces posible. La gratificación relativa las absorbe y permite que aparezca el

siguiente conjunto superior de necesidades de la jerarquía y que éste domine y organice la

personalidad.

29
Desde una visión unitaria y sistémica de la persona Maslow identificó 18 rasgos21 propios

de la persona autorrealizada que consideró también válidos para calificar a una sociedad

como “sana”.

Según Quitmann (1989, citado en Zacarés y Serra, 1996) la principal contribución de

Maslow no fue tanto el concepto de autorrealización como el énfasis en los aspectos más

espirituales y místicos, denominados por él como “oceánicos”, del ser humano a través de su

noción de “experiencias cumbre” (peak experience), que habían quedado prácticamente al

margen del saber psicológico. Estas “experiencias cumbre” no son un estado inhabitual de la

conciencia de tal modo que la imagen del ser humano permanecería incompleta y

fragmentada si no se considerasen estas experiencias unificadoras. Maslow, al estudiar la

autorrealización como un estado raramente logrado en la adultez, no acertó a situar su modelo

en un esquema evolutivo, ni investigó la aplicabilidad de sus ideas a sujetos más jóvenes

(Zacarés y Serra, 1998, p.59).

 Autorrealización como “cumplimiento / consumación” de la vida. Otra idea

extendida de la autorrealización es aquella que la define como completitud o consumación

21
Estos rasgos o dimensiones de la personalidad fueron inferidos a través de un análisis holístico
de las impresiones totales que a Maslow le produjeron las personas que fueron objeto de estudio.
De hecho una de las críticas que algunos autores realizan a Maslow está en relación al hecho de
haber escogido a un reducido número de personajes, que él consideraba autorrealizados, y llegar
a conclusiones de lo que es la autorrealización después de leer sus biografías o hablar con ellos.
También se le ha criticado que parte de sus conclusiones pudieran ser proyecciones de sus propios
valores liberales de la clase media americana o los de su grupo social de referencia. De hecho la
teoría de Necesidades de Maslow recibió mucho reconocimiento en las décadas de 1960 y 1970,
quizá, debido a su lógica y fácil comprensión; sin embargo, a pesar de que se han realizado muchos
estudios para probar su validez, no se ha podido apoyar la teoría, no se puede decir que la
estructura de necesidades de todos está organizada de acuerdo con las dimensiones propuestas
(Robbins, 2005, p. 394).

30
del curso de la vida humana22. La persona, desde esta noción, se considera dirigía a metas

que representan valores y sentido. La autorrealización exigiría una lucha y superación de

dificultades, metas y objetivos. Siguiendo a Bühler, Maslow (2014) señala a modo de

conclusión que el balance positivo o negativo de la vida es consecuencia de la tensión ente

las cuatro tendencias básicas23. Este mismo interés por la importancia del tema del sentido se

encuentra, entre otros autores, claramente explícito de Víctor Frankl, fundador de la

Logoterapia para quien la esencial y genuina característica de la existencia humana es la

“autotrascendencia”, la incondicionada capacidad del hombre como “ser-abierto-al-mundo”,

de tal modo que si el ser humano tiende originariamente a cumplir el sentido y a realizar

valores, entonces los deseos de placer y de poder se mostrarán secundarios frente al deseo

primario del cumplimiento del sentido y de la realización de valores (Frankl, 1987)24

Los conceptos de autorrealización como “cumplimiento del curso de la vida” (Bühler) o

como “voluntad de sentido” (Frankl) subrayan la dimensión propositiva de la persona como

necesidad existencial. “Se podría deducir a la luz del planteamiento de estos autores que no

sería posible alcanzar la madurez personal desligada de una misión en la vida o, al menos,

sin que el sentimiento de sentido en la vida humana –tanto como dirección cuanto como

significado- predomine experiencialmente sobre el de sin-sentido” Baumeister, (1991, citado

en Bernal, 2003, p. 51). Frankl (1991) insistió en el valor extraordinario de las experiencias

límite más dramáticas, seguramente influido por haber estado prisionero en el campo de

22
Maslow (2014) en este punto toma a Charlotte Bühler, considerada como psicóloga del desarrollo, como
punto de referencia.
23
Las cuatro tendencias básicas que describe Bühler (1962) y que las recoge Quitmann, (1989) son; tendencia
a la satisfacción de necesidades; tendencia a la adaptación autolimitativa; tendencia a la expansión creadora y
la tendencia al mantenimiento del orden interno.
24
Citado por J.J. Zacarés y E. Serra (1998, p. 62)

31
concentración de Auschwitz, al afirmar que la autorrealización de la persona exige el

predominio del sentimiento de sentido.

 La autorrealización como proceso de convertirse en persona integral; la

autorrealización como autoactualización. Rogers (2011) realizó extrapolaciones de las

tendencias de crecimiento que detectó en sus clientes durante la psicoterapia. El concepto de

autorrealización de Maslow nos lleva a pensar en personas ya plenas o maduras, mientras

que el concepto de autorrealización de Rogers subraya y enfatiza la idea de “proceso”, de

convertirse en persona integral que puede, con el tiempo, finalizar en la autorrealización. La

autorrealización para Rogers no es un estado fijo, inamovible. Para Rogers la persona que

funciona integralmente está abierta a la experiencia siendo sus construcciones cognitivas

flexibles, susceptibles de modificación sobre la nueva evidencia proveniente de la vivencia

interna; se trata de entender el propio desarrollo personal como vía de “llegar a ser” (being

process). Para ello es también importante que la persona muestre una sensibilidad emocional

amplificada para experimentar y tomar consciencia de la amplia gama de sentimientos. La

persona, de esta manera, más que buscar un destino encuentra una orientación a su existencia.

Carkhuff, colaborador de Rogers mantuvo una noción de funcionamiento similar a la

de Rogers pero con una notable diferencia en cuanto a la meta de crecimiento que, para

Carkhuff, es la “persona total” (whole person). La obra de Carkhuff fue profundamente

estudiada por el Jesuita profesor de la Universidad de Deusto M. Marroquín S.J. (1982) quien

señala que “para Carkhuff al cliente no hay que simplemente “dejarle hacer su cosa”, sino

exigir de él el “más” y “mejor” que realmente pueda dar”.

32
En resumen podemos afirmar que el concepto de autorrealización reflejado en la

Psicología Humanista, con los matices y precisiones expuestos de forma sintética

anteriormente, hace hincapié en la persona y en el proceso humano de maduración, así como

supuso un avance sobre las clásicas nociones de salud mental. Una de las críticas que se le

hace a este concepto es que se trata de una noción “individualista” en la que el ser humana

parece estar aislado de su realidad social y ajeno, o en su caso “inmune” al proceso histórico

y colectivo en el que participa. Ferrer (1999) realiza una interesante aportación al respecto

en cuanto que señala que la construcción de la identidad personal nunca tiene lugar fuera

de una situación social determinada, siendo que la construcción de la identidad personal en

la actualidad, se ve afectada por los profundos cambios sociales. Sugiere incorporar el

concepto de autorrealización como “competencia” en el marco pedagógico para dotar a los

individuos de recursos facilitadores para la construcción de la propia identidad.

2.1.2.2. Los criterios de salud mental positiva.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1946; 2006)25 define la salud mental

como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de

afecciones o enfermedades” (p.1). Llaza (2004) al referirse a la definición dada por la OMS

señala que, hablar de salud mental, implica una visión multifactoriral e interdisciplinaria y

25
1 La Constitución fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del
19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Off.
Rec. Wld Hlth Org.; Actes off. Org. mond. Santé, 2, 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948. Las reformas
adoptadas por la 26ª, la 29ª, la 39ª y la 51ª Asambleas Mundiales de la Salud (resoluciones WHA26.37,
WHA29.38, WHA39.6 y WHA51.23), que entraron en vigor el 3 de febrero de 1977, el 20 de enero de 1984,
el 11 de julio de 1994 y el 15 de septiembre de 2005, respectivamente, se han incorporado al presente texto.

33
que, sobre esta base, nos encontramos con un problema no menor consecuencia de una

confusión; qué es salud y qué es enfermedad mental. Vázquez y Hervás (2008) afirman que:

la definición de la salud de la OMS, resultaba visionaria, aunque quizás utópica

y, sobre todo prematura pues en ese momento no se disponía de instrumentos de

medida ni, lo que es más importante, de un reconocimiento generalizado entre

los profesionales y la ciudadanía de la necesidad de incorporar esa idea tan

renovadora de los conceptos de salud y enfermedad. (pp. 17-18)

El objetivo de la llamada Psicología positiva ha sido el dar un impulso al estudio de

lo positivo ya que en la Psicología existía una escasez de modelos sobre el bienestar humano.

El concepto de salud mental positiva tiene su más claro antecedente en el trabajo de María

Jahoda, que fue encargada de preparar un informe sobre el concepto de salud mental por la

Joint Commission on Mental Illness and Health26. Jahoda (1950), da la siguiente definición

de personalidad sana en un adulto: es aquélla “que domina activamente su ambiente,

manifiesta una cierta unidad de personalidad y es capaz de percibir el mundo y a sí mismo

correctamente” (en Erikson, 1971 citado por Zacarés y Serra, 1998, p. 78). Jahoda (1958,

citado en Vázquez y Hervás, 2008) expuso una serie de criterios (más racionales y teóricos

que derivados de investigaciones empíricas) que podrían caracterizar une estado de salud

mental positiva:

26
Como señalan Vázquez y Hervás (2008, p.19) en nota al pie de página dicha comisión tuvo un gran
importancia en las reformas psiquiátricas en EE.UU. que se dieron en los años 70 y que inspiraron otras
reformas, posteriormente, en países occidentales.

34
 Actitudes hacia sí mismo: accesibilidad del yo a la conciencia, concordancia

yo real-yo ideal, sentimientos hacia uno mismo (autoestima) y sentido de

identidad.

 Crecimiento, desarrollo y autoactualización: motivación hacia la vida e

implicación en la vida.

 Integración: equilibrio de las fuerzas psíquicas (equilibrio entre el ello, el yo

y el superyó o entre los fenómenos psíquicos conscientes, preconscientes e

inconscientes), visión integral de la vida y resistencia al estrés.

 Autonomía: autorregulación y conducta independiente.

 Percepción de la realidad: percepción no distorsionada y empatía o

sensibilidad social.

 Control ambiental: capacidad de amar, adecuación en el amor, el trabajo y el

juego, adecuación en las relaciones interpersonales,e ficiencia en el manejo

de demandas situacionales, capacidad de adaptación y ajuste y eficiencia en

resolución de problemas.

Fierro (2004) señala que, resumiendo diversos criterios, Jahoda (1955) mencionaba

tres rasgos típicos de la persona con salud mental: un ajuste activo (tratando de alcanzar algún

control de su entorno, una percepción realista de sí misma y de su mundo y cierta unidad e

integración estable personal.

Váquez y Hervás (2008) valoran positivamente el modelo de Jahoda en cuanto que

realizó una propuesta detallada sobre las dimensiones o variables que cubrirían los seis

criterios anteriormente citados a la vez que sugería el empleo de diversas estrategias para su

35
logro. Afirman asimismo que, en cualquier caso, fue un punto de partida que prácticamente

quedó en el olvido.

2.1.2.3. El acercamiento dimensional y los rasgos de la personalidad madura27.

Zacarés y Serra (1998, pp. 90-91) señalan que los presupuestos asumidos

implícitamente en las teorías de los “rasgos de la personalidad” se podrían resumir de la

siguiente manera:

 Los rasgos son disposiciones generales de cogniciones, sentimientos y conducta que

perduran a través del tiempo. Son, por lo tanto, dimensiones individuales.

 Los rasgos ejercen relativamente poca influencia en la determinación de conductas

únicas, específicas, en relación a su mayor peso sobre “conductas promedio”.

 Los rasgos se distinguen por su consistencia de humores pasajeros, estados mentales

transitorios o de efectos de determinadas tensiones situacionales.

 No son estáticos ni meramente reactivos.

 Manifiestan un condición estable y congruente con los cambios observables,

 Los rasgos conforman un nivel útil de análisis científico ya que mediante los rasgos

es posible explicar muchas conductas.

 Los rasgos permiten un acercamiento holístico a las personas pero carecen de valor

predictivo respecto a las respuestas de las mismas.

27
Para este apartado seguiremos básicamente el planteamiento expuesto en el capítulo 3 por Zacarés y Serra
(1998, pp. 89-158)

36
Allport (1986), considerado como psicólogo de la realización personal, se preocupó por

el estudio de lo que supone una personalidad madura. En el capítulo XII el propio Allport

reconoce al preguntarse sobre cómo es la personalidad madura que es preciso saber

previamente con exactitud lo que son la salud, la normalidad y la madurez. Cuando Allport

propone su lista de los criterios de madurez es consciente que es arbitrario fijar un número

determinado de criterios pero la presenta por considerarla razonable y término medio entre

listas muy exhaustivas y finas, y entre las que son vagas y poco precisas. Entiende que el

nivel de la estructura de personalidad en el que se produce la madurez es el propium28. Los

criterios de madurez que propone son los siguientes:

 Extensión del sentido de sí mismo: “si no se desarrollan en una persona intereses fuera

de ella misma (aunque formando parte del sí mismo) vive en un nivel más próximo

al animal que al humano” (p.339).

 La relación emocional con otras personas que implica por una parte una capacidad

para una gran intimidad en las relaciones amorosas y, por otra, el respeto y aprecio

por la condición humana de todas las personas: “las personas inmaduras, por el

contrario parecen creer que solamente ellas tienen las típicas experiencias humanas

de pasión, miedo y preferencia” (p. 341).

28
Allport (1986) entiende que los componentes básicos de la personalidad son los reflejos condicionados. Un
grupo de ellos puede integrarse y constituir los hábitos. Estos hábitos pueden integrarse en sistemas más
complejos para formar los rasgos personas y, cuando los rasgos se asocian de forma coherente, dan lugar a los
“selves” (sistema de rasgos coherentes que pueden variar según las situaciones). Por último estaría la
Personalidad (integración progresiva de todos los sistemas relativos a las adaptaciones de los individuos a los
diversos ambientes). Por encima estaría el propium (adquirido por la experiencia y no innato) al que se le podría
considerar o denominar como personalidad consciente y que desarrolla las siguientes funciones: extensión del
sí mismo, la relación emocional con otros, seguridad emocional, percepción realista del mundo, el conocimiento
de sí mismo, la filosofía unificadora de la vida y la conciencia moral.

37
 La seguridad emocional (aceptación de sí mismo) que conlleva un alto componente

de control cognitivo y responde a la madurez humana. Cuando uno se acepta a sí

mismo tal y como es se expansiona el sentido de sí mismo, se asumen riesgos nuevos

y también la posibilidad de fracasar ya que “el sujeto posee valores integrativos que

rigen y encauzan los impulsos emocionales” (p. 344).

 Percepción realista: aptitudes y tareas. Entiende que la persona madura ha de tener un

elevado cociente intelectual (aunque de ello no se deduce que todos los poseedores

de elevados cocientes intelectuales sean maduros), equilibrio emocional,

organización intelectual, y estar orientado a la solución de los problemas tanto

cotidianos como de su profesión, haciéndose responsable de sus actos: “hacer frente

a esta difícil tarea sin ser dominado por el miedo, sin sentirse desgraciado y sin caer

en una conducta defensiva, hostil y autoengañadora, es uno de los más duros test de

madurez” (p. 346).

 Autoobjetivación; conocimiento de sí mismo y sentido del humor. Entiende que las

personas que tienen un gran sentido de la proporción respecto a sus cualidades y a sus

más preciados valores, son capaces de percibir sus incongruencias y absurdidades en

ciertas situaciones.

 Filosofía unificadora de la vida. Para Allport (1986) el sentimiento religioso es un

característica fundamental:

 Conciencia moral. La conciencia moral madura se dirige hacia lograr la

responsabilidad de mantener la propia imagen, de continuar los objetivos elegidos

libremente y alcanzar las metas y submetas propuestas; la conciencia moral se

convierte en guía genérica de sí mismo.

38
Una persona madura tiene una imagen de sí misma relativamente clara en

virtud de la cual puede imaginar lo que le gustaría ser y lo que debería hacer

en cuanto a su calidad de individuo único, no lo que debería hacer como

miembro de una tribu o como hijos de sus padres… Podemos concluir, por

consiguiente, que un sentido integrado de obligación moral proporciona una

filosofía unificadora de la vida. (p. 363)

El modelo de Allport recoge una perspectiva de desarrollo y de crecimiento personal

distinta a la psicoanalista.

Zacarés y Serra (1998, pp. 103-108) señalan que uno de los pocos modelos elaborados

explícitamente sobre lo que se puede denominar constructo de madurez psicológica fuel el

del psicólogo americano Heath29. Concibe a la persona como un sistema en evolución y

maduración que puede describirse en términos de cuatro ámbitos de su personalidad;

habilidades cognitivas, autoconcepto, valores y relaciones personales. Asimismo la

maduración en cada una de las áreas se define por cinco dimensiones con la características

de ser evolutivas e interdependientes: simbolización, alocentrismo, integración estabilidad y

autonomía. El modelo de Health fue investigado empíricamente; el propio Health (1980)30

afirma que:

29
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82 Heath, D.H. (1979) Marital sexuality and the psychological health of professional men. Journal of Sex and
Marital Therapy, 5, 103-116. Heath, D.H (1980). Wanted: aA comprehensive model of helathy development.
Personnel and Guidance Journal, 58, 391-399. Heath, D.H 1991). Fullfilling lives: paths to maturity and
success. San Francisco. Jossey Bass. Referencias tomadas de Zacarés y Serra (1998; pp. 103-108)
30
En Zacarés y Serra (1998; pp. 112-113)

39
El modelo es sólo un modo de organizar nuestro conocimiento sobre el crecimiento

saludable. Aunque algunas de sus hipótesis han sido consistentemente validadas, el modelo

representa más una aproximación para la comprensión de complejas cuestiones de

personalidad que una teoría formalmente definida (…) Para mí, el modelo es un mapa

inductivo en evolución, que continuamente me recuerda la complejidad del desarrollo de la

personalidad. Encuentro que tiene un considerable potencial heurístico” (en Zacarés y Serra

(1998, pp. 112-113).

2.1.2.4. La aproximación psicométrica.

Dentro de la aproximación psicométrica haremos referencia a dos enfoques. En primer lugar

al modelo de los “Cinco Grandes” (“Big Five”). Este moelo es probablemente el modelo que

tiene una consideración más importante de entre los modelos que estudian la personalidad a

través de los rasgos. Fue identificado por Tupes y Christal (1961) y Norman (1963) (citado

en Zacarés y Serra, 1998, p. 131), habiéndose realizado posteriormente numerosas revisiones.

Los Cinco Grandes se pueden conceptualizar (McCrae y John, 1992, citado en Avia, 1992)

como una Organización Jerárquica de Rasgos– términos de Personalidad basada en cinco

dimensiones básicas denominadas y ordenadas de mayor a menor "fuerza descriptora" (carga

factorial).

Avia (1992) afirma que como consecuencia de los planteamientos anteriores se puede

añadir a este enfoque un valor predictivo con cierto control y seguridad respecto a la conducta

de la persona observada por parte del observador. Los cinco factores o agrupaciones

consistentes de rasgos son los siguientes: neuroticismos, extraversión, sensibilidad,

perseverancia y apertura a la experiencia.

40
La segunda concepción es la que se deriva del Inventario Psicológico de California

(CPI). Mikulic y Muiños (2006) afirman en un interesante estudio que el objetivo

fundamental del Inventario Psicológico de California (CPI) es evaluar a los individuos por

medio de variables y conceptos que la gente común usa en su vida cotidiana para comprender,

clasificar y predecir sus propios comportamientos y los de los otros. El CPI fue elaborado

por Harrison Gough en 1992 usando constructos que definen la personalidad adulta sana con

el objetivo de evaluar las fortalezas de personas de poblaciones normales midiendo aspectos

importantes de las relaciones interpersonales y usando, para ello, conceptos comunes de la

vida diaria.

Zacarés y Serra (1998, pp. 144-146) afirman que, a partir del CPI, es posible extraer

dos indicadores de madurez: el índice de madurez social y la Escala estructural de realización

del propio potencial.

2.1.2.5. Madurez psicológica y Bienestar subjetivo.

Son muchos los autores que coinciden en que la Psicología se ha ocupado básicamente

de la dimensión patológica. Cuadra y Florenzano (2003) señalan que, tradicionalmente, la

Psicología se ha orientado hacia el estudio y comprensión de las patologías y las

enfermedades mentales “logrando un cuerpo de conocimientos que ha permitido generar

teorías acerca del funcionamiento mental humano y al desarrollo de nuevas terapias

farmacológicas y psicológicas para la enfermedad mental, lográndose importantes avances

en materia de recuperación de las personas” (p. 84). En el fondo esta mirada de la Psicología

corresponde a una forma de entender la salud como ausencia de enfermedad.

41
Hay autores como Argyle (1992) que afirman que la Psicología ha comenzado también a

centrar su interés e interesarse por las emociones positivas y por el bienestar subjetivo. Como

señala Avia (1995, citado en Zacarés y Serra, 1998) el esfuerzo que se ha dedicado a

comprender la alegría o la felicidad y a analizar sus consecuencias, en comparación al

esfuerzo realizado por el estudio y comprensión de las emociones negativas, ha sido

considerablemente menor. En opinión de Zacarés y Serra (1998) una de las líneas de trabajo

es la de identificar los correlatos emocionales de los sujetos más maduros.

Cuadra y Florenzano (2003), después de haber realizado un exhaustiva revisión de

autores, afirman que el concepto de “bienestar” entendido como una apreciación subjetiva de

“estar bien” es susceptible de ser estudiado empíricamente y que es importante abrirse a una

perspectiva más positiva de la naturaleza humana.

2.1.2.6. El acercamiento cognitivo-evolutivo.

Gilligan (1985), refiriéndose a Piaget afirma que una concepción del desarrollo,

entendida como construcción en forma de pirámide desde la base que es la infancia, depende

del vértice de la madurez ya que este vértice es el punto hacia el que tiende el progreso de tal

modo que, un cambio en la definición de la madurez cambia el entendimiento y comprensión

de todo el desarrollo. La orientación fundamental de la teoría de Piaget y de todas las

formulaciones posteriores que pueden incluirse dentro del ámbito cognitivo-evolutivo

entienden que el desarrollo de la estructura cognitiva es el resultado de procesos de

interacción que se dirigen hacia estados de mayor equilibrio. Los estadios están basados en

las transformaciones de estructuras cognitivas que se organizan de forma jerárquica de tal

modo que un estadio superior se construyen sobre el estadio previo.

42
Kohlberg (1992) refiriéndose a los “sistemas de segundo orden” afirma que estos sistemas

parecen representar teorías que los individuos construyen más que formas de razonamiento.

Los modelos de estadio duro son de tipo normativo y señalan el objetivo final del desarrollo

que se puede considerar la madurez; cada estadio y sus consiguientes transformaciones se

dirigen hacia el objetivo de la madurez.

Zacarés y Serra (1998) afirman que “si algún autor hubiera de calificarse como el

“psicólogo de la madurez”, el mérito recaería sin duda alguna en E. H. Erikson” (p. 164).

Erikson divide el ciclo vital en ocho etapas: cinco para cubrir los primeros veinte años de

vida, y tres para abarcar el resto de la vida, siendo cada una de las etapas, distinta y única,

con problemas y necesidades particulares. Cada etapa presenta al individuo con una tarea

principal para que la cumpla, como el desarrollo de un sentido de confianza en el medio

ambiente, un sentido de autonomía o un sentido de laboriosidad. Erikson sostiene que las

ocho etapas del ciclo vital son el resultado del principio epigenetico 31. Erikson asocia al

último estadio (Integridad vs. Desesperación) el concepto de madurez. El proceso de

maduración ideal está constituido por la interacción sincronizada y activación mutua óptima

entre las capacidades y necesidades del individuo, por un lado, y las demandas y roles

socioculturales específicos asociados a la edad cronológica. Una vez alcanzada la madurez y

la identidad, la persona normalmente actúa, también con una individualidad propia, única y

personal, síntesis de su propia historia consciente e inconsciente. Zacarés y Serra (1998)

señalan que el esquema evolutivo que postula Erikson ha sido el único intento sistemático de

elaborar una “teoría psicosocial de la madurez” a lo largo de todo el ciclo vital humano

31
El principio epigenético señala que todo lo que crece tiene un plan básico del que surgen las partes. El
organismo está madurando siguiendo una secuencia predeterminada de capacidades locomotoras, sensoriales y
sociales.

43
2.1.3. La perspectiva lega sobre la madurez psicológica.

A continuación trataremos de forma también muy resumida la perspectiva lega sobre la

madurez psicológica. Es la perspectiva sobre la que se basa el Cuestionario de Creencias de

la Madurez (CCM-2) que es uno de los instrumentos utilizados en la presente investigación.

Zacarés y Serra (1998) señalan que desde la perspectiva lega se abordan las mismas

preguntas que interesan a la perspectiva del teórico y a perspectiva fenomenológica. Afirman,

asimismo, que lo que cambia es el enfoque de las cuestiones que en la perspectiva lega son

consideradas concepciones y creencias de la persona en desarrollo sobre la “madurez”

considerada de forma genérica y sobre el prototipo o ideal imaginario de la persona madura

y no sobre el propio proceso de maduración.

El constructo de madurez psicológica se configura, en opinión de Zacarés y Serra

(1996), como elemento aglutinador de las creencias normativas sobre el cambio durante la

etapa adulta oponiéndose, en gran medida, a la imagen de estabilidad total que ofrece la

perspectiva psicométrica sobre la personalidad adulta.

Consideran asimismo Zacarés y Serra (1996) que las creencias de los adultos sobre el

desarrollo psicológico en la etapa adulta forma parte precisamente del sistema general de

conocimiento sobre el curso vital y constituyen en sí mismos un objeto de estudio:

estas creencias sobre el desarrollo adulto tienen la capacidad de orientar la conducta

del sujeto hacia el logro de unas terminadas metas evolutivas y de determinar el grado

en que se autopercibe como activo constructor de su propio desarrollo. (p. 42)

44
Junto a lo anterior estas concepciones pueden servir para funciones múltiples y

potencialmente en conflicto siendo importantes para mantener y lograr adecuados niveles de

respeto a uno mismo y de identidad, incluso, a expensas de su veracidad.

La perspectiva lega sobre la madurez la conforman todas aquellas creencias e ideas

sobre la madurez psicológica que no se explicitan sino que están implícitas y forman la base

de teorías comunes amplias sobre el desarrollo humano y la personalidad y que se suelen ser

formuladas de forma informal o que están en el inconsciente de las personas constituyendo

lo que se denomina “síntesis del conocimiento” y que Zacarés y Serra (1998) la describen

como “el conjunto de ideas y concepciones alternativas que las personas son capaces de

reconocer y discriminar sobre un determinado dominio de la realidad” (p. 239). Consideran,

por lo tanto, que la metodología de las teorías implícitas permite abordar las explicaciones

cotidianas que las personas elaboramos sobre distintos ámbitos de la realidad. Estas “síntesis

del conocimiento” tienen la característica de presentar un carácter normativo parecido al que

presentan los modelos culturales que la sociedad ofrece a las personas para explicar un

determinado ámbito de la realidad.

Zacarés y Serra (1996) afirman, asimismo que, las creencias sobre la madurez psicológica

considerada como un constructo global, están presentes en los juicios sociales cotidianos

Las “síntesis de creencias” en cambio, son versiones más reducidas y menos puras de los

modelos culturales anteriormente señalados en el que las personas seleccionan determinadas

ideas y concepciones haciéndolas propias y que les sirven como guía referencial para la

acción.

45
Zacarés y Serra (1998, pp. 240-247) realizan una interesante presentación de la

Epistemología cotidiana sobre el desarrollo adulto y la madurez psicológica. Afirman que

el único nexo de unión del vasto corpus existente sobre teorías legas es el de la perspectiva

epistemológica adoptada, su interés por las teorías elaboradas por la persona de la calle y

el intento por conectar cognición y cultura. Señalan, asimismo, que esta posición lega

investiga en tantos campos como en los que lo hace la perspectiva del teórico y enumeran

los siguientes:

 Constructos psicológicos de naturaleza cognitiva tales como inteligencia,

creatividad o sabiduría.

 Educación y desarrollo infantil.

 Personalidad.

 Salud mental y psicopatología.

Zacarés y Serra (1998) afirman que el interés por el estudio de las teorías legas sobre

la madurez psicológica reside en las siguientes razones:

 Ayudan a comprender la conducta social de los individuos adultos sobre todo en

lo que hace referencia a los juicios sobre el comportamientos de los demás. Ello

demanda en opinión de Datan, Rodeheaver y Hughes (1987) que el investigador

abandone una medida de cierta objetividad conceptual y metodológica en favor

de poder aumentar la sensibilidad a la construcción por el individuo de una

historia de vida y a los contextos sociales, históricos y culturales de esta historia.

46
 Pueden proporcionar un marco para las teorías elaboradas por los psicólogos a

partir de la pregunta por la interrelación entre la perspectiva del teórico y la

perspectiva lega ya que ambas son perspectivas sobre el mismo objeto de estudio.

 La dimensionalización de la madurez en términos y descripciones considerados

profanos, como un medio de comunicación entre personas de diversas

orientaciones de valor y entre los considerados expertos y no expertos, ya que las

intervenciones posteriores habrán de tomar en consideración el conocimiento

“espontáneo” o “ingenuo”, denominado conocimiento lego, sobre lo que se

entiende por madurez psicológica.

Basándose en los resultados de esta línea de investigación que consideran aún muy

escasa, Zacarés y Serra (1998), reconocen que es posible apuntar a la existencia de una noción

implícita de madurez personal y de proceso de maduración psicológica asociada al desarrollo

adulto afirmando que, desde la perspectiva lega, es necesario recoger las principales teorías

implícitas acerca de la madurez psicológica por la importancia que presenta para el

fortalecimiento de la autoestima y la adaptación al proceso de envejecimiento el

mantenimiento de un “ideal” de cambio evolutivo evolutivo positivo. En opinión de Zacarés,

Serra, Pérez-Blasco y Castañeda (1999) el hecho de que un adulto asuma en mayor o menor

medida una u otra teoría puede tener importantes consecuencias para el bienestar psicológico

y para las estrategias de afrontamiento que se ponen en marcha ante sucesos vitales y

evolutivos. Identifican cinco teorías implícitas sobre la madurez psicológica tras “la revisión

de fuentes de todo tipo (literarias, periodísticas, tradiciones filosóficas y culturales, etc,) y

teniendo como base un trabajo empírico previo (Zacarés y Serra, 1996, p. 247). Los autores

señalan que estas cinco teorías implícitas abarcan, en su opinión, la extensa y amplia variedad

47
de concepciones y creencias que “el hombre de la calle” (expresión que utilizan para designar

a las personas no eruditas ni especialistas) ha desarrollado sobre el constructo de “madurez

psicológica” como síntesis de conocimientos.

2.1.3.1. Teoría evolutivo-normativa. En esta teoría la madurez psicológica se

relaciona con el logro del estatus convencional del adulto. Desde esta perspectiva una persona

va evolucionando hacia la madurez de forma de forma progresiva en la medida en que va

adoptando y desempeñando adecuadamente roles y responsabilidades considerados en su

contexto como adultos. El estado considerado normal de adulto se lograría a través de

vivenciar acontecimientos normativos fuertemente sometidos a expectativas y exigencias

reguladas socialmente; es decir, se identifica a una persona como madura cuando su estilo de

vida y sus logros demuestran la firmeza de sus compromisos con la normativa de las

convenciones sociales. Así, quienes poseen este tipo de creencias se basan en criterios

externos como el matrimonio, la paternidad, el mantenimiento y la promoción en la carrera

laboral, el éxito social, el éxito profesional, etc., para considerar que una persona ha

alcanzado la madurez psicológica.

Una creencia representativa de esta teoría creencias sería la de que "uno solamente

madura de verdad cuando se casa y saca adelante una familia".

2.1.3.2. Teoría humanista-constructivista. Como afirman Zacarés y Serra (1996) esta

calificación de teoría humanista responde a la similitud con las afirmaciones que se sostienen

desde los enfoques psicológicos humanistas de autores tan representativos de esta corriente

humanista como son Maslow o Rogers. Afirman que el punto de similitud básico es la

concepción holística de la madurez psicológica en la que se considera a la madurez

48
psicológica como una cualidad personal que muestra consistencia transituacionales al mismo

tiempo que impregna todas las acciones que una persona realiza, especialmente, las

relaciones interpersonales. En contrapartida a la teoría anterior, la teoría evolutivo-

normativa, desde ésta se emplean criterios internos para identificar el nivel de madurez

personal. Los autores entienden que esta teoría refleja una noción de madurez psicológica

mucho más “psicologizada” en sus contenidos ya que las creencias propias de esta teoría

tienen un carácter marcadamente psicológico y cercanas a la psicología humanista. Señalan

los autores que es una teoría que se puede considerar optimista y que posee una base

organicista ya que se puede aprovechar la tendencia connatural interna de las personas para

poder desarrollar el grado de madurez.

Este concepción humanista-constructivista también toma en consideración las variables

referidas a la relación con el bienestar subjetivo que, afirman, es la principal preocupación

por la realización personal del enfoque humanista con el importante matiz de que desde la

perspectiva del conocimiento lego la felicidad no es equivalente al sentimiento de realización

como lo demuestran Zacarés y Serra (1996) con los datos estadísticos consecuencia de su

investigación. Desde esta perspectiva de teoría implícita puede suceder que una persona

puede no

Quienes se ubican en esta categoría entienden la madurez como un proceso que está

íntimamente ligado a la experiencia interna del sujeto, es decir, se juzga a las personas como

maduras o inmaduras, no tanto por el tipo de experiencias observables externamente que

hayan ido sucediéndose en sus vidas, como por la forma en que han afrontado dichas

experiencias. La madurez provendría, por lo tanto, de procesos de afrontamiento y

construcción internos independientes de los criterios sociales de éxito. La madurez se

49
presenta en esta perspectiva como un logro deseable para todo ser humano que implica

ejercitarse en encontrar un sentido y significado a lo que se vive de forma que la propia vida

vaya construyéndose con conciencia y provecho.

Una creencia representativa de esta teoría podría ser la de que “lo que nos hace más

maduros no es la cantidad de experiencias que vivamos, sino el modo en que las asumimos

y les damos significado.”

2.1.3.3. Teoría de la resistencia. La creencia básica de esta teoría hace del sufrimiento

el elemento clave para el desarrollo de la madurez psicológica, es decir la madurez se

conseguiría resistiendo y soportando el sufrimiento que conllevan todas las pérdidas y

acontecimientos negativos que la persona acarrea a lo largo de su vida. Esta teoría enfatiza

la importancia del afrontamiento activo de las dificultades y crisis vitales y de los propios

recursos personales.

Una persona es tanto más madura cuanto más ha resistido los "golpes de la vida" y a

la inversa, demuestra su madurez cuanto más estoicamente soporta dichos golpes. De acuerdo

con estas creencias, es imposible que una persona sea madura si en su vida no ha tenido que

enfrentarse a obstáculos importantes ni se ha visto obligada en consecuencia a resistirlos

curtiendo de ese modo su carácter. Concede especial importancia a los sucesos críticos al

considerarlos clave para el proceso de maduración.

Es esta una teoría en la que se aprecia una concepción destacadamente pasiva del ser

humano y de su evolución y maduración psicológica: lo importante es resistir ante las

dificultades que, inevitablemente, conlleva toda existencia. La naturaleza de esta teoría está

muy cercana a la de creencias religiosas que asocian el bien al sufrimiento y el sacrificio. De

50
hecho, quienes las sustentan mencionan su fe como recurso fundamental para afrontar los

desafíos vitales. Esta teoría, aunque es la que mayor peso concede al paso del tiempo en el

proceso de maduración, señala también. El valor clave de algunos sucesos evolutivos como

catalizadores de la madurez. Y lo hace en un sentido más nomotético que idiográfico.

Una creencia representativa de esta teoría sería la de que “uno no tiene que hacer nada

para madurar porque son los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello”.

2.1.3.4. La teoría de Peter Pan. Esta perspectiva de entender la madurez psicológica

supone el ensalzamiento del anticonvencionalismo consciente como su elemento clave.

Dicen los autores que es como la “otra cara de la moneda” de la teoría evolutivo-normativa

ya que, en cierto sentido, esta teoría supone una posición antagónica a la evolutivo-normativa

en tanto que desde ella se rechaza la normalidad adulta como ideal de madurez. Las personas

que están de acuerdo con esta teoría entienden que la verdadera madurez implica la fidelidad

a uno mismo al margen de los constreñimientos sociales hacia estilos de vida normativos.

Ser espontáneo, creativo y natural, mantener la lealtad a los sueños personales surgidos

durante la adolescencia y principios de la juventud, permanecer abierto y expectante ante la

vida sin ninguna ligazón ni compromiso con responsabilidades asociadas a la estabilidad y

la seriedad típicas del adulto, son los elementos fundamentales a tener en cuenta para avanzar

hacia la genuina madurez. En otras palabras, se entiende, que madurar es llegar a desarrollar

las potencialidades y características idiosincrásicas de uno mismo sin cortapisas que limiten

desde fuera la propia libertad. Incluso esta perspectiva entiende que el concepto de madurez,

tal y como se entiende, sería un signo de estancamiento e incluso de negación de las propias

capacidades y potencialidades de desarrollo. Desde esta perspectiva se propugna considerar

como madurez lo que en los códigos de convención social es considerado como falta de

51
madurez. Recuperar y potenciar los aspectos y facetas más creativos de uno mismo sería la

mejor receta para avanzar en el proceso de maduración. Una creencia representativa de esta

teoría podría ser la de que “maduro es aquél que mejor ha realizado sus sueños e ilusiones de

adolescente”.

2.1.3.5. Teoría relativista-escéptica. Esta forma de pensamiento en relación con la

madurez psicológica es la que resume y sintetiza las concepciones que más cuestionan e

incluso niegan el constructo de madurez. Zacarés y Serra (1998) señalan que esta perspectiva

supone un tipo de pensamiento acerca de la madurez psicológica de perfiles más difusos, en

el que lo característico es el escepticismo acerca de su existencia como cualidad personal que

se manifieste transituacionalmente. De los ítems que componen esta teoría se desprende una

visión de la madurez mucho más relativista y menos holística. En opinión de Zacarés y Serra

(1996) no habría en esta teoría un concepto de madurez psicológica sino que habría varios

conceptos de madurez en función de la personalidad de la que se esté tratando. Se pudiera,

también, hablar de una perspectiva situacionista de la madurez que admite cierto grado de

inconsistencia o incoherencia intrapersonal entre ocasiones distintas. Los autores ponen el

ejemplo de que en el caso en el que una persona muestre un desfase entre su elevado

desarrollo intelectual y el menor a nivel emocional y el sujeto se halle en una situación

interpersonal de alta carga emotiva. El relativismo del que hablan implica y abarca, también,

al ciclo vital ya que se define o comprende un tipo de madurez según la edad.

Esta perspectiva relativista otorga, en definitiva, menor importancia a la noción de

personalidad madura; el poder explicativo está en función de la situación y de las

dimensiones específicas afectadas más que en función de la conducta. Afirman Zacarés y

Serra (1996) que esta teoría sostiene una madurez con atributos más propios de la noción

52
psicológica de “estado” que de “rasgo”. La creencia representativa de esta teoría podría ser

la de que “una persona puede ser muy madura en unas situaciones y poco en otras”.

2.2. MADUREZ ESPIRITUAL

Consideramos que la dimensión espiritual abarca la relación del hombre y del mundo con

una Referencia Última, que en nuestro caso es Dios, y la manera en la que esa Referencia

Última se hace presente en la existencia cotidiana desde una construcción de fe, de sentido,

personal y relacional. Esta dimensión espiritual es importante para el desarrollo integral del

ser humano quien, como señala Piaget (1992), siente la necesidad de trascendencia. Por tanto

el concepto de madurez espiritual no sólo se refiere a personas con sentimiento confesional,

sino que incluye a todo ser humano.

Allport (1963, pp. 103-105) afirmó que todo ser humano, esté o no religiosamente

orientado, tiene sus propios supuestos últimos y que no puede vivir su vida sin ello; estos

supuestos últimos son para la persona verdaderos y entiende que ejercen una presión creadora

sobre toda conducta subordinada a ellos. Señala, asimismo que si bien la religión fortifica al

individuo contra los ataques de la ansiedad, la duda y la desesperación, también le

proporciona la intención activa que lo capacita, en cada etapa del desarrollo, para vincularse

significativamente con la totalidad del ser. Considera que la religión fortifica a la persona

religiosa.

Milanesi y Aletti (1974) afirman que la religiosidad se halla íntimamente vinculada al

fenómeno humano de la búsqueda global de significado de la existencia y de un horizonte

desde el que orientar la propia vida.

53
Viktor Frankl (1987, 1999, 2006), desde su experiencia en el campo de concentración

nazi de Auschwitz, elaboró la teoría sobre “la voluntad de sentido”. Frankl (2006) afirma que

esta voluntad de sentido se entiende como la facultad propiamente humana capaz de descubrir

formas de sentido no sólo en lo real, sino incluso en lo posible. A diferencia de Freud, Frankl

descubrió que el ser humano, más que buscar la felicidad, persigue, en definitiva, el sentido.

El hombre está siempre orientado y ordenado a algo que no es él mismo, bien sea un sentido

que ha de cumplir, ya sea otro ser humano con el que se encuentra. En una u otra forma, el

hecho de ser hombre apunta siempre más allá de uno mismo, y esta trascendencia constituye

la esencia de la existencia humana. Frankl (2006) señala que:

...hay siempre en nosotros una tendencia inconsciente hacia Dios, es decir, una

relación inconsciente pero intencional a Dios. Y precisamente por ello

hablamos de la presencia ignorada de Dios. Y si llegamos a hablar de “Dios

inconsciente” no quiere decir que Dios en sí mismo y por sí mismo sea

inconsciente; más bien significa que Dios a veces nos es inconsciente, que

nuestra relación con él puede ser inconsciente, es decir, reprimida y por tanto

oculta para nosotros mismos. (p. 67)

Del mismo modo, operaría la voluntad de sentido en relación con otro fundamental

que no sea la divinidad. Esta realidad humana llevó a Frankl (1999) a concluir que, a menudo,

quien se considera arreligioso “es alguien mucho más religioso de lo que está dispuesto a

admitir” (p. 201). La dimensión espiritual del ser humano se concibe como un proceso en

constante evolución en la que la imagen de Dios y la dimensión relacional de la persona con

Dios se va modificando; esta modificación se reflejará en la evolución de la imagen de Dios

que la persona va viviendo y expresando.

54
Según Milanesi y Aletti (1974) el aspecto evolutivo o genético de la religiosidad se

manifiesta a dos niveles. Por una parte y según lo estudiado por la Psicología genética existe

una evolución que parece seguir los ritmos cronológicos del crecimiento psíquico y social

pasando a través de los diversos estadios y ciclos vitales. Y por otra parte afirman que existe

otro tipo de evolución que sigue una lógica no cronológica cuyo centro de atención son los

ritmos y las modalidades de diferenciación y especificación de la propia conducta religiosa.

Esta segunda forma sigue el desarrollo de la experiencia religiosa hacia formas más maduras

y evolucionadas de religiosidad independiente de la curva cronológica. Según esta

perspectiva la persona se hace religiosa y evoluciona espiritualmente no sólo según el eje

cronológico sino en función, también, de la estructuración dialéctica de los diversos

elementos intelectivos, afectivos, tendenciales y emocionales. Por tanto, la línea de desarrollo

de esta maduración no obedece a una lógica abstracta de la religión sino a la lógica única e

irrepetible de la maduración de cada uno.

Un planteamiento similar al anterior realiza Garrido (1996) quien afirma que el

concepto de madurez religiosa o espiritual conlleva una idea de proceso que se puede

entender de dos maneras:

a) Por una parte se puede entender como una imagen evolutivo-lineal que se inspira en las

fases naturales del desarrollo. El proceso implicaría asumir el momento real de cada una

de las personas, captar sus potenciales y darles cauce. Esta linealidad no presenta saltos

ni quiebres consistiendo la sabiduría en sistematizar lo más objetivamente posible el lugar

en el que la persona está y plantearse los siguientes pasos a dar.

b) Imagen asistemática. Toma en cuenta el crecimiento que se da desde abajo que respeta el

momento real de la persona pero teniendo, a su vez en cuenta, la historia de cada persona

55
ya que la interioridad no crece de forma lineal sino volviendo una y otra vez a sus centros

existenciales y de sentido. Garrido (1996) afirma que los momentos decisivos para este

tipo de crecimiento son los crisis con el drama que supone los extremos en tensión (la

impotencia ante la experiencia de pecado y la libertad que experimenta la persona ante la

Gracia de Dios; el desencanto de los propios proyectos rozando la angustia y la depresión

y, por otra parte, la esperanza teologal. Señala, asimismo, que este crecimiento no sucede

de forma programada, y que, ni tan siquiera, las propias crisis garantizan el crecimiento

y la maduración ya que depende de cómo uno se sitúe ante ellas y de cómo actúe la Gracia

siendo consciente que la propia persona no puede actuar sobre ella.

Para Groeschel (1987) el desarrollo espiritual exige, en primer término, la voluntad

de la persona para responder abiertamente a Dios y, en segundo término, una voluntad igual

de abrazarse con la verdad, al menos con lo que uno piensa que es la verdad. En su opinión,

el ajuste psicológico tiene relación con el desarrollo espiritual, aunque el perfeccionamiento

espiritual tiene como fundamento la Gracia divina ya que desarrollarse espiritualmente o, lo

que es lo mismo, madurar espiritualmente, significa crecer en la fe y en la confianza, reducir

al mínimo la ansiedad autodestructiva en la que se fundamenta la patología. La revelación

exige la obediencia de la fe32 y que puede incluso suponer la entrega de la propia vida.

Núñez (2004) afirma que la madurez de la fe, resulta posible “en la medida que el

individuo supere la funcionalidad de la relación con lo espiritual” (p. 76), es decir que la

relación de la persona con Dios no esté al servicio de sus temores e incapacidades. Para ello

Núñez (2004) considera imprescindible que la persona posea una madurez psicológica ya

32
Obediencia: este término proviene del término latino ob-audire que significa “estar a la escucha”.

56
que, de este modo, la persona se sentirá segura, satisfecha de si y capaz pudiendo, por tanto,

poner al servicio de Dios todos sus recursos. En este sentido la persona estaría más dispuesta

a entregarse a Dios más que a pedir a Dios; más dispuesta a conceder que a demandar. Núñez

afirma que en este caso “lo de Dios viene a plenificar su existencia (la de la persona), más

que a cubrir sus debilidades” (p. 74).

El psicólogo jesuita Vergote (1975) al profundizar por los elementos favorecedores

de una religiosidad madura afirma que éstase distingue, ante todo, por su complejidad y

riqueza no siendo un sentimiento fácilmente aislable en su simplicidad sino que se trata de

un modelo que comprende una multiformidad de intereses y orientaciones que se extienden

a todas las experiencias y dificultades existenciales del individuo.

2.2.1. El Juicio religioso

Oser y Gmünder (1998) en su obra “El hombre. Estadios de su desarrollo religioso”

plantean una teoría que trata de predecir las líneas de desarrollo que conforma el desarrollo

religioso a través de datos empíricos siguiendo una doble herencia; la de la epistemología

genética de Piaget y el interaccionismo de Mead.

Afirman los autores que cuando las personas integran sus experiencias vitales en clave

religiosa activan la capacidad de pensar, hablar, sentir y actuar, escondiéndose tras dichas

formas de actuación el patrón subjetivo de la relación de esta persona con su Referencia

Última –Dios-. A este patrón lo denominan juicio religioso.

Oser y Gmünder (1998) señalan que no sólo en los ámbitos lógico-matemático,

ontológico, moral o social, sino también en los casos en que se observa el mundo desde la

57
perspectiva religiosa, existen diferencias fundamentales en los procesos de pensamiento entre

niños y adultos de tal modo que la

ontogénesis religiosa o desarrollo de la personalidad religiosa, es el resultado

de huellas biográficas, de experiencias vitales del sujeto que, junto a las

expectativas de otros, en interrelación con el entorno social y el devenir de la

historia, han conducido a una re-equilibración y a una relación cambiante con

el Absoluto.33 (p. 34)

Oser y Gmünder (1998) señalan que cuando una persona valora sus experiencias

vitales en clave religiosa, trabaja textos narrativos en clave religiosa, o bien participa en la

vida religiosa de la comunidad, actualiza un sistema de regulación que conforma su relación

con la Referencia Última presentando este sistema de regulación múltiples facetas ya que se

trata del continuo proceso de transformación de la conciencia religiosa de la persona que se

encuentra en permanente revalidación y es la que los autores denominan juicio religioso. Y

desde esta perspectiva es posible aproximarse a la determinación del juicio religioso desde

los siguientes ámbitos de relación:

 Se relaciona con aquellas realidades subjetivas que no pueden aprehenderse y

valorarse a través de meros medios funcionales y estratégicos de valoración

objetiva.

 Se relaciona con aquellas realidades subjetivas que tienen que ver con

significación, dotación de sentido y valoración de la contingencia.

33
Oser y Gmünder (1998; 34) en nota al pie de página señalan que con los conceptos “Absoluto”, “Ser Último”
y “Trascendente” designan fundamentalmente a la adopción de una religiosidad validada universalmente. El
concepto “Ser Último” dicen que recurre a una “Referencia última”, a una última realidad. El concepto de
“Absoluto” dicen que significa la condición de posibilidad o todo lo dado de antemano cuando nos situamos en
relación a una “Referencia Última”. Y el concepto “Trascendente” se refiere a aquella realidad otra que nosotros
intuimos en un acto trascendente.

58
 En el Juicio Religioso se expresa el tipo de relación del hombre con la Referencia

última en determinadas situaciones cuya plausibilidad no se muestra evidente.

 Tiene que ver con cada renovado empeño en la consecución de seguridades, en

un mundo en que éstas han de devenir como resultado de una conquista subjetiva

pero en que objetivamente se enjuician a través de sus fracasos.

Así pues, se puede comprender el Juicio Religioso como “la expresión de aquel

sistema de regulación en el cual la persona, en determinadas situaciones, examina o revisa su

relación individual con el Ser Último” (p. 43). La persona tiende a modificar mediante un

enjuiciamiento religioso sus estructuras de sentido religioso actuales para poder integrar esta

nueva realidad contingente, posibilitando de este modo, la ampliación y profundización de

su sistema religioso de regulación personal desde sus propios esquemas. Compete, por tanto,

al juicio religioso un trascender los datos de la realidad desde un inconcreto horizonte que se

retrae constantemente y desde el cual el sujeto puede regresar a sí mismo en su facticidad:

se consigue así la posibilidad de validar situaciones vitales, en las cuales el

sujeto “valorante” pone a sus realidades concretas en relación con sus

“incondicionandos” condicionantes, y así, acomete una reestructuración de su

propio sistema de regulación. La integración de una experiencia vital

significará entonces interpretarla desde los propios esquemas religiosos y, de

este modo, manifestar, al tiempo que ampliar y profundizar, el sistema

religioso de regulación personal. (p. 44)

Por tanto y resumiendo

59
el juicio religioso supone la posibilidad de que las personas, ante realidades

concretas y mediante su actividad cognitiva, establezcan, a través de

operaciones de pensamiento, las condiciones últimas (trascendente) de

relación y, a través de ello, procedan a una estructuración relacional con su

propio sistema de regulación. (p. 46)

2.2.1.1. Los estadios del Juicio religioso y su relación con la Referencia Última.

Oser y Gmünder afirman que el sistema de estadios que presentan es una teoría en

cuanto que predice o pronostica cómo transcurre el desarrollo. La traductora de la obra, en

nota al pie de página, realiza una interesante concreción del término “Estadio” en Oser y

Gmúnder (1998, p. 86): señala que en la tradición piagetiana el concepto “estadio” significa

etapas del desarrollo del pensamiento, diferenciadas entre sí cualitativamente, y que las

etapas se suceden según un orden secuencial lógico y cada nuevo paso en el proceso de

transformación se realiza en base al estadio inmediatamente anterior pudiéndose por ello

hablar de lógica del desarrollo.

Oser y Gmünder (1998, pp. 90-94) realizan una muy interesante puntualización en el

sentido de que el juicio religioso no debe entenderse en ningún caso como un conjunto de

reglas que permite clasificar a las personas según el contenido de sus manifestaciones ya que

los contenidos de las mismas dependen del contexto cultural (costumbres, valores, etc.). Al

mismo tiempo afirman que un sistema de desarrollo religioso debe considerarse desde la

perspectiva de si supone un proceso favorecedor que estimula el desarrollo de la personalidad

60
o si, por el contrario, lo retarda y reprime34. Ésta fue una de las ideas base inspiradoras de la

presente investigación.

2.2.1.2.La descripción de los estadios.

Para la fijación de los estadios Oser y Gmünder (1998) recurren a la presentación del

dilema35 de Paul: Paul es un médico joven que hace una promesa a Dios en medio de una

situación crítica que es un accidente aéreo. Promete a Dios que, en el caso de salvarse,

abandonará su prometedor buen lugar de trabajo y se irá al Tercer Mundo a trabajar con los

más necesitados. Paul resulta ileso en el accidente y se plantea lo que ha de hacer ahora. Al

mismo tiempo le ofrecen ser subdirector de una importante clínica y, tras mucho meditar,

decide aceptar el cargo. Pocos meses más tarde se ve implicado en un accidente de automóvil

del cual es directamente responsable.

Estadio 0. Perspectiva de la dicotomía dentro-fuera. El niño no es capaz de distinguir entre

las causas eficientes y su propio Yo aunque descubre la existencia de condicionamientos

externos llegando a poder diferenciar y distinguir entre lo que hace él por sí mismo y lo que

depende de otros. Cuando escucha hablar de Dios, este Dios puede ser lo mismo una persona

lejana o un ser indeterminado. Osser y Gmünder (1998) señalan que, desde el punto de vista

cognitivo, se trata de una actitud pre-religiosa en donde las explicaciones de los hechos

presentan siempre un carácter funcional; algo sucede porque alguien lo ha hecho. Esto hace

34
F. Oser (1990) en Wieviel Religion braucht der Mensch, basándose en las conclusiones de un proyecto de
investigación realizado con alumnos de educación secundaria, analiza los modelos educativos favorecedores y
represores del desarrollo de una religiosidad autónoma. (en Nota de la Traductora, p. 94)

35
La técnica del dilema consiste en la presentación de un conflicto que se expone a través de un relato breve.

61
que el niño razone pensando de la siguiente manera: o actúo y provoco algo, o bien algo actúa

y provoca sobre mí.

Estadio 1. Perspectiva “Deus ex machina”. Dios lo hace todo. Él hace todo lo que quiere en

la vida de las personas; será la voluntad de Dios la causa única de todo lo que le suceda a las

persona. Hay, por tanto, una dependencia absoluta por parte de la persona hacia la Referencia

Última. Esta Referencia Última, Dios, lo hace todo, es activo y la persona es, por tanto,

reactiva. La diferencia con el Estadio 0 es que el niño transfiere el sistema de regulación de

actitudes y comportamientos, aprendido de los adultos, a esta Referencia Última, que aún es

indeterminada para él, así como a sus acciones. En este estadio distingue un poder último que

lo puede diferenciar de otros poderes operativos. Este Ser Último es externalizado por parte

del niño. En este estadio la persona es heterónoma respecto al Ser Último.

Transición del estadio 1 al 2. La transición se inicia cuando los problemas ontológicos que

se van presentando no se poder ir resolviendo con los esquemas propios del estadio 1. El

niño, siendo consciente y reconociendo la existencia de un influjo exterior, observa la

presencia también de otros elementos y factores que se hacen presentes; en la transición del

estadio 1 al 2 el hecho de que luzca el sol y haga buen tiempo no depende única y

exclusivamente de la Referencia Última (Dios) sino de que no haya nubes, del viento, etc. O

descubre que, pese a sus oraciones por lograr algo, ello no sucede. Esto sucede tanto en el

estadio 1 como en el estadio 2. El juicio religioso de la persona es heterónomo y no autónomo.

El ser humano se presenta absolutamente dependiente de la Referencia Última a la vez que

condiciona su relación con Dios a las experiencias o circunstancias que le suceden o pueden

suceder en su vida de tal modo que, si le ocurre algo malo, lo va a rechazar, y si le ocurre

algo positivo su amor será incondicional de tal modo que la persona entenderá que todo lo

62
que le sucede es una acción directa de la Referencia Última sobre ella. Existe, por tanto, “una

dependencia total entre el hombre con respecto a Dios “(p. 123), de tal modo que la acción

del ser humana es totalmente reactiva a la acción de Dios quien interviene en la vida humana

y en la Creación.

Estadio 2. Perspectiva “Do-ut-des”. El avance respecto al estadio 1 consiste en que las

personas objetivan las consecuencias de los actos pudiéndolas coordinar con el poder de la

Referencia Última. La persona ahora puede influir en aquello que está por encima de ella. La

influencia se puede presentar con un carácter protector, preventivo o como circunstancia

atenuante.En este estadio la persona es una contraparte en relación a la Referencia Última

exterior dándose entre ambos una relación de influencia; Oser y Gmünder (1998) señalan que

entre la Referencia Última –como sujeto necesario- y el Yo se establece una relación

recíproca y bipolar. La relación entre la persona y la Referencia Última podría describirse de

la siguiente manera: si la persona se comporta bien, Dios lo premiará; si reza, Dios le

concederá lo que está pidiendo. Se da una relación en la que la persona influye y puede influir

sobre Dios de tal manera que, la Referencia Última, pareciera estar cuando menos

condicionada y hasta determinada en un cierto grado por la acción de la persona respecto a

Ella. Se da una relación de intercambio en el sentido de trueque; si la persona pide a Dios

éste le concederá lo que está pidiendo; si, en cambio, sucede algo negativo la persona rezará

a Dios para que le solvente la situación.

La persona en este estadio sigue manteniendo una relación de dependencia con Dios.

Esta relación se concibe por medio del premio-castigo, aunque la persona siente que puede

influir de alguna manera en Dios a través de la oración, del cumplimiento de ritos, etc. La

relación con la Referencia Última es ritualista, se basa mucho en las Sagradas Escrituras y

63
en las indicaciones dadas por la Iglesia. La persona logra un cierto grado de autonomía ya

que siente que puede hacer algo con respecto a Dios; puede hacer o dejar de hacer algo en

función de que la persona tiene un grado de libertad consciente.

Transición del estadio 2 al 3. Todas las transiciones de estadios son causadas por una crisis

que tiene como consecuencia la negación del patrón de pensamiento anterior. En este

momento de transición las personas comienzan a trazar una línea de diferenciación entre lo

que son capaces de realizar por sí mismas y, por tanto, sobre lo que tienen responsabilidad,

y aquello que consideran propio de la Referencia Última. Oser y Gmúnder (1998) señalan

que este período de transición se explicita el debate de la persona entre el rechazo de

determinadas prácticas religiosas, por una parte, y la aceptación de la dimensión religiosa,

por otra pudiéndose oscilar según la socialización que se dé en este período entre “la impronta

de una huella ateística en un extremo, y la fascinación por una religión “consecuente” (por

ejemplo, las religiones llamadas juveniles que sitúan a Dios por encima del hombre y del

mundo)” (p. 107).

Estadio 3. Perspectiva de la autonomía absoluta y del deísmo. Dios y la persona actúan

independientemente; la persona es capaz de separar claramente los ámbitos del propio Yo y

los de la Referencia Última. No hay una relación directa entre el obrar de la persona y lo que

Dios conceda o no. Se da una separación entre el orden terreno y el divino no pudiéndose

entremezclar ambos ámbitos. Oser y Gmünder (1998) afirman que “aparece una suerte de

“teoría de los dos reinos” (p. 108) en las que se plantean dos alternativas a la persona: la

posibilidad de postular un ateísmo consciente o la de reconocer el extremo religioso.

64
La persona en este estadio es consciente, autodeterminativa y autorresponsable y

reconoce, de la misma manera, el ámbito de actuación y competencia de la Referencia

Última: la omnipotencia es reconocida y asumida y hace que la persona no involucre a Dios

en cosas que considera insignificantes. En este estadio la persona estructura su relación con

Dios pero con un Dios ajeno a la realidad de esa persona, un Dios que no se involucra.

Dios es reconocido como Dios, como una autoridad. Se produce un rechazo de las

normas promulgadas por la Iglesia y también un rechazo hacia la propia Iglesia. La relación

con Dios es puntual (determinadas celebraciones, oraciones, etc.) y no se siente ni se vive a

un Dios presente en lo cotidiano. Se establece un doble plano bien diferenciado entre lo

humano y lo divino, lo inmanente y lo trascendente. La persona en este estadio 3 establece

sus fronteras respecto al influjo e influencia de la Referencia Última; considera que Dios no

influye de ninguna manera en la vida siendo la libertad experimentada como libre albedrío y

no con un don o Gracias de Dios.

Transición del estadio 3 al 4. En esta fase de transición la persona comienza a cuestionarse

sobre su señorío sobre sí mismo; considera en el fondo que todo debe provenir de algún lugar.

La responsabilidad de la persona se conserva pero comienza a aparecer la conciencia de que

entre el Ser Último y la persona existe una relación de mediación apareciendo

progresivamente una conciencia de simultaneidad (“el reino de Dios sólo se podrá realizar

en el reconocimiento de que la totalidad de las propias acciones tienen algo que ver con el

Absoluto”).

Oser y Gmünder señalan que el paso del estadio 3 al 4 es extremadamente crítico ya

que la persona, en un momento inicial, lo vive como regresión al comprender que no puede

65
responder de modo satisfactorio a sus preguntas acerca de las fundamentaciones últimas de

la existencia, de los acontecimientos del mundo desde su estricta propia competencia de

decisión.

Estadio 4. Perspectiva de la autonomía religiosa y del plan de salvación. En este estadio se

da una conciliación entre la plena autonomía de decisión de la persona y la aceptación de una

Referencia Última. La representación de esta Referencia Última se desplaza hacia la persona

en el sentido de devenir la condición de posibilidad de toda decisión y acción. La persona

puede actuar porque supone la preexistencia de Dios: el sujeto está circunscrito en el

fundamento de la existencia. La persona actúa y fundamental su vida y existencia en Dios

desde una perspectiva más abstracta, trascendente y existencial.

El progreso en relación al estadio 3 consiste en que la persona se concibe y percibe

con propia capacidad de deliberación y, por ello, ahora puede situarse en una relación de

mediación correlativa respecto del Ser Último; la persona se percibe como decisiva ya que

se involucrada en el seno de un plan de salvación universal. Tiene relación con el Estadio 2

desde lo meramente instrumental pero, en este caso, existe una referencia a la vida ya que la

persona puede actuar y desarrollarse autónomamente porque sabe que, desde siempre, existe

Dios. La persona tiene vida porque Dios se la concedió y debe su vida y siente que habita en

este mundo gracias a un Dios creador. Existe un marco de entendimiento de quién es Dios y,

por tanto, también de quién es Él; no se logra en este estadio una relación de diálogo y fe

profunda con Dios, pero la persona entiende que Dios no va a condicionar su vida pero sí que

la fundamenta en Él. Por ejemplo Dios no va a ser quien provoque un accidente, pero sí

ayudará a la persona a que tenga fuerza para enfrentar dicha situación.

66
La persona hace a Dios, como Referencia Última, presente en todas las decisiones

pero desde el ámbito de su autonomía. La persona concibe su libertad dentro del marco de

un plan de salvación en el que siente que la propia voluntad es la voluntad de Dios pero en

la medida en la que la persona se entiende y comprende a sí misma; la persona se entiende y

vive en un proceso y búsqueda de autoconstrucción. La persona establece una relación a

partir de su religiosidad, consigo mismo, con el cosmos, con su entorno y con el mismo Dios.

La persona fundamenta una búsqueda de la interpretación de Dios en la vida y vive una

relación con un Dios que se revela en todas las situaciones de la vida y en todas las cosas.

La vivencia de la libertad está, en este Estadio, condicionada por la Referencia

Última; no se vive aún un encuentro de dos libertades absolutas sino que la de la persona está

condicionada a la de Dios de tal manera que la persona determina su libertad a la salvación

de Dios.

Estadio 5. Perspectiva de la autonomía religiosa mediante intersubjetividad incondicional.

En este estadio no es posible concebir el fundamento del mundo y de la vida a partir de un

plan determinado, sino que en este plan se puede vincular e implicar, desde su libertad y

responsabilidad, la persona misma. En este Estadio aparece el fundamento de la existencia,

que también aparecía en el Estadio anterior, pero ahora la persona y Dios están integrados en

un vínculo de comunicación y relación en el que la persona comprende que su vida depende

exclusivamente de Dios pero también con la clara conciencia de que también depende de las

decisiones y consecuentes acciones que va tomando fruto de una libertad absoluta percibida

y recibida por don de Dios. La experiencia de salvación o su contraria de condenación se

vincula en este estadio con un encuentro intersubjetivo entre la persona y su Referencia

Última. Es por ello por lo que la persona basa y fundamenta su relación con Dios por medio

67
de la oración de la lectura de la Palabra, etc. Es a través de esas mediaciones donde la persona

irá encontrando las pautas que necesita; es una relación más plena e integral que la de los

Estadios anteriores.

Se da un equilibrio entre la autonomía y la dependencia; la persona tiene total

autonomía para la toma de decisiones y así lo vive pero la referencia a Dios por lo que el

discernimiento se convierte en un instrumento para la toma adecuada de decisiones. La

Referencia Última se concibe como Libertad absoluta que, a su vez, posibilita la libertad

temporal a la vez que otorga un ámbito y marco de sentido de la existencia.

La persona experimente y vive en su condición de salvado, ya está salvado. Integra

otras dimensiones desde esta perspectiva (normas eclesiales, etc.); la propia comunidad, lo

cotidiano se integran desde esta relación y se vive la experiencia de construir el Reino de

Dios dándose una integración comunicativa en la relación con Dios que hace que la

intervención de Dios en el mundo se dé a través de esta relación interpersonal entre el propio

Dios y la persona. Esta relación es vivida como un don, como Gracia, como plena y absoluta

libertad.

En oposición al estadio 4 el ser humano tiene un plan; puede construir su propia

historia en libertad desde una relación con la Referencia Última de relación intersubjetiva y

en la dimensión incondicional de la operatividad intersubjetiva. En el estadio 3 la libertad era

una libertad “de” la Referencia Última; en el estadio 3 la libertad de una libertad “a través”

de la Referencia Última como telón de fondo. Y en el estadio 5 es libertad desde la

consideración al otro y postulada para él.

68
Comentarios a un posible estadio 6. Oser y Gmünder (1998) afirman que el interés que

despierta este estadio final del desarrollo del juicio religioso ha propiciado diferentes estudios

de investigación. Afirman sentirse legitimados para postular un posible estadio 6 de

desarrollo pero, asimismo, reconocen la imposibilidad de una formulación empírica. Es por

ello por lo que se sienten obligados a señalar que este posible estadio 6 posee “únicamente

un carácter postulatorio y regulativo” (p. 117).

Este estadio 6 lo conciben con una orientación hacia una comunicación y solidaridad

universales. La praxis comunicativa de apelación general respecto al Ser Último se basaría

en una solidaridad universal como práctica comunicativa con el Ser Último mediatizada a

través de las relaciones interpersonales. Osser y Gmünder (1998) afirman que

La posibilidad de una conciliación de carácter superior solamente se alcanza

cuando se parte de una promesa que consigue desentrañar la culpa, la

injusticia, la muerte, el sufrimiento, etc., en la confianza, en un perenne estar

acogido por el Incondicional, también –y ante todo- en el sufrimiento y en el

dolor. (p. 117)

Se trata de una libertad definitiva, que se reconoce como liberada y liberadora; la

persona toma clara conciencia de que no puede producirla por sí misma sino que, únicamente,

puede asumirla comunicativamente. La muerte, en este estadio, no convierte todo en un

absurdo ya que la validez de la propia existencia no está en función de los propios logros y

del éxito total sino en función de contribuir a la vida verdadera. La persona se concibe como

un “yo” diferenciado de la Realidad Última desde que siente reconocido absoluta y

gratuitamente por la Referencia Última.

69
2.2.1.3.La doble espiral del desarrollo por estadios.

Oser y Gmünder (1998, pp. 118-123) afirman el desarrollo religioso, concebida como

jerarquía de estadios, encuentra su forma de expresión óptima en la imagen de la doble

espiral: al momento de integración de un posible nuevo estadio se establece una

diferenciación en relación al estadio anterior. Si una faceta del estadio se decanta del lado de

la persona, la otra lo hace hacia la pendiente comunicativa. Y cuando una vertiente de la

espiral representa la realidad misma, la otra muestra las relaciones de esta realidad con la

Referencia Última.

Esta jerarquía de estadios, que a su vez conlleva una doble espiral, supone que cada plano

experimenta una transformación cualitativa trascendiendo, al mismo tiempo el estrato más

profundo y llevándolo hacia un nivel superior; en cada estadio se dan al mismo tiempo una

integración y una diferenciación.

2.2.2. Las imágenes de Dios.

El ser humano, desde sus orígenes, ha realizado representaciones de Dios. Estas

representaciones son la plasmación gráfica de su idea de Dios. Torres Queiruga (2003) señala

que Dios es eterno pero que nosotros estamos en la historia. Continúa afirmando que lo poco

que de Él podemos comprender, las sucesivas imágenes que de su misterio nos hacemos,

cambian con el tiempo, el lugar y la cultura, mostrando así su relatividad. Por ello considera

necesario que estas imágenes sean analizadas, rehechas y actualizadas ya que de lo contrario

la imagen corre el peligro de solidificarse y convertirse en ídolo sustituyendo de este modo

70
el misterio real de Dios. En esta línea el propio Concilio Vaticano II en la constitución

Gaudium et Spes (GS) afirma lo siguiente:

en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios

creyentes, en cuanto que con el descuido de la educación religiosa, o con la

exposición inadecuada de la doctrina o asimismo con defectos de la vida

religiosa, moral y social, velaron más bien que revelaron el genuino rostro de

Dios y de la religión (GS 19).

El sociólogo español Mardones (2006) afirma que nos encontramos ante un

pluralismo religioso donde proliferan diversas imágenes de Dios o del Absoluto.

La cuestión central no será si se cree o no en Dios, sino en qué Dios se cree.

Los cristianos tendremos que presentar nuestra imagen de Dios y deberemos

dar razón de ella ante las alternativas que se presenten. Incluso cabe sospechar

que muchas de las imágenes de Dios que se exhiben hoy en nuestra sociedad

como contrapuestas a la cristiana son, en realidad, reacciones ante los excesos

o distorsiones impresentables del Dios de Jesucristo. (p. 11)

Godin (1984) considera que el concepto de Dios designa un espacio psicológico más

allá del mundo, de las personas y de las sociedades y, por ello, se presenta como “un intervalo

abierto al deseo en la realidad semántica” (p. 13). Ruiz de la Peña (1988) afirma que “la

apertura trascendental a Dios se actúa, de hecho y necesariamente, en la mediación categorial

de la imagen de Dios” (p. 174).

Consideramos importante señalar lo que muchos teólogos afirman y, entre ellos, el

teólogo gallego Torres Queiruga cuando dice que “por definición, el misterio de Dios

71
desborda toda capacidad humana y jamás podrá ser encerrado en sus esquemas conceptuales.

Si comprehendis, non est Deus (si lo comprendes no es Dios” (p. 112). Es algo que en

principio parece obvio pero que pierde fácilmente de vista cuando Dios se instrumentaliza

para otros fines y cuando la fe se convierte en ideología.

Garrido (1996) afirma que la afectividad en relación se apoya en las imágenes del tú

siguiendo la dinámica de que cuando la imagen se transforma la relación cambia. Afirma que

entiende por imagen de Dios no la idea racionalizada, la idea, sino la imagen afectiva

distinguiendo en esta imagen los planos conscientes e inconscientes. En el mismo sentido

Núñez (2014) alude a una constante de relación que existe entre el individuo y su

representación de Dios afirmando que “es posible reconocer un modelo de expectativas que

se desarrolla en el diálogo con lo divino” (p. 22). Al conjunto de condiciones que la persona

establece para relacionarse con la trascendencia lo denomina “Contrato psicológico con

Dios”.

En una interesante obra Rizzuto (2006) habla de “representaciones objetuales” de

Dios, es decir de una entidad psíquica internalizada que representa el objeto (en este caso el

Dios encontrado en la cultura en la que se ha crecido) y la relación con él. Para esta

psicoanalista la representación de Dios integra por una parte el concepto de Dios entendido

como conocimiento de Dios formado en el nivel del pensamiento racional (es el Dios de los

teólogos, del debate metafísico) y señala que este dios deja frías a las personas, Y por otra

parte estaría la imagen de Dios; esta imagen de Dios afirma que toca a las personas de cerca

está compuesta por sentimientos, imágenes y memorias que están asociadas con la infancia

y con experiencias interpersonales previas. Afirma, asimismo, que el concepto y la imagen

de Dios no deberían ser considerados como elementos separados sino como los dos polos en

72
relación dinámica e interactiva. La experiencia personal, que considera privada, no tiene por

qué coincidir con el Dios de la religión oficial. Afirma que los elementos que usamos para

elaborar la representación de Dios son seleccionados desde un punto de vista psicodinámico

y no de forma arbitraria:

Tal concepto psicoanalítico se distingue claramente de la 'idea del Dios' o de

cualquier otra noción o símbolo. Es formada a partir de las imágenes de los

padres y de sí mismo, y es estructurada mediante un complejo de memorias

compuestas que son viscerales, propioceptivas, sensomotoras y, solamente

después, conceptuales e intelectivas. (p. 96)

Rizzuto (2006) señala que la representación se forma alrededor de los 3 años cuando

el niño comienza preguntarse el porqué de las cosas y proyecta en Dios, del que escucha y

siente hablar a los padres, las imágenes idealizadas del padre, de la madre y su propia

grandiosidad infantil. En esto se distancia de Freud en el sentido de que para Freud la

representación del padre es utilizada como base para la representación de Dios. A diferencia

de un concepto de Dios, la representación de Dios comprende una dimensión inconsciente

ya que sus materiales de construcción son las representaciones de los padres y de sí mismo,

representaciones que están vinculadas a las primeras experiencias de vida. Cuando la

representación de Dios queda formada, cosa que considera que sucede no más tarde de la

resolución del complejo de Edipo, esta representación de Dios interactúa en la psique

individual para toda la vida siendo capaz de satisfacer exigencias diversas en la

psicodinámica individual en relación a las diversas fases del ciclo de vida y a las respectivas

crisis religiosas. Para Rizzuto una vez formada la representación de Dios, ésta toma toda la

potencialidad psíquica de una persona viviente y dicha imagen de Dios influencia el

73
funcionamiento psíquico. La tesis que propugna Rizzuto (2006) es que la representación de

Dios, una vez formada, adquiere toda la potencialidad psíquica de una persona viviente se

considere o no, creyente. Considera que los no creyentes también tienen una representación

de Dios pero consciente y/o inconscientemente han decidido no creer en la representación

que tienen de Dios.

La representación de Dios cambia con nosotros y con nuestros objetos en la

metamorfosis ininterrumpida con la cual nos volvemos nosotros mismos en

un contexto de otros seres significativos. (p. 90)

Es por ello por lo que el Dios del que habla Rizzuto, y que da título a su obra, es

“vivo”, ya que está disponible a acompañarnos en nuestro itinerario vital.

Sobre las imágenes de Dios el filósofo catalán Torralba (2005) señala que Dios está

más allá de toda imagen, lo que significa que, en último término, no puede ser representado

ni expresado a través del lenguaje icónico. No niega que el ser humano sea capaz de crear y

de fabricar imágenes de Dios en los momentos críticos de su existencia, pero entiende que

ello no significa que Dios pueda reducirse, simplemente, a ese conjunto de imágenes

antropomórficas que el ser humano construye en su interioridad. Afirma, asimismo, que en

muchos casos, las imágenes que nos forjamos de Dios no sólo no nos acercan al Dios sino

que, además, dichas imágenes obstaculizan el encuentro con ese Dios ya que, muy

frecuentemente, “nuestra imagen de Dios se convierte en un dios, se convierte en objeto de

devoción y de fe, mientras que el Dios trascendente, el Totalmente Otro, permanece oculto,

eclipsado tras una tupida capa de máscaras y de imágenes antropomórficas” (p. 4).

74
En la misma línea, pero con una referencia más explícita al Dios cristiano, Mardones

(2006) opina que

la cuestión se agudiza si se tiene en cuenta que la disputa sobre las imágenes

de Dios cuenta con referentes que se pueden remitir a la Sagrada Escritura5.

Incluso, como ha dicho un obispo estadounidense, no estaría nada mal que

aceptáramos ‘los pecados de la Escritura’, de la misma Biblia y de cualquier

libro sagrado: ofrece imágenes inadecuadas y peligrosas de Dios. La

ambigüedad ya está en los mismos libros sagrados. Aceptar esa realidad nos

conduce a una lectura atenta, crítica y avisada de los textos. Y por supuesto de

nuestras interpretaciones. (p. 12)

Torralba (2005) indica que, en la vida del creyente, resulta esencial contrastar la

propia imagen de Dios con las imágenes que tienen otras personas de Dios, con el fin de ver

la relatividad de la propia imagen y darse cuenta que, al fin y al cabo, toda imagen es una

construcción que debe ser cuestionada y puesta entre paréntesis. “Sólo si ponemos entre

paréntesis nuestras preconcepciones de Dios, podemos practicar la acogida del Dios-Otro

que se revela en la interioridad más íntima del ser humano”. (p. 4). Asimismo Torralba

(2005, p.10) señala que Dios se manifiesta en la Historia a través de la Palabra y con esta

Palabra construye imágenes de sí mismo que los seres humanos debemos interpretar y

ahondar, no siendo toda imagen de Dios legítima, sino únicamente aquélla que se funda en

la Palabra que Él ha comunicado en la Historia.

75
Groeschel (1987) señala en este sentido que un desafío para la espiritualidad cristiana

nace de la tendencia que tenemos a identificar a Cristo con la imagen de Dios que percibimos

en nosotros olvidándonos del Jesús histórico y de la experiencia personal que tuvo con Dios.

Para el jesuita y psicólogo andaluz Domínguez (1992) las representaciones e

imágenes de Dios tienen una dinámica similar a la que presentan la ilusión, el sueño y el

delirio que eliminan de nuestras representaciones aquellos elementos que resultan

intolerables para la conciencia.

El Dios ilusorio se alimenta exclusivamente de los rasgos no conflictivos que

se atribuyeron al padre en la infancia (…). El dos de la ilusión proporciona

también toda la seguridad que el adulto necesita para subsistir en un mundo

que tantas veces se le torna hostil. (p. 61)

2.2.2.1.Imagen religiosa y edad cronológica.

Núñez (2014), en otros muchos autores, pone de manifiesto la modificación

progresiva que tiene lugar en la representación que la persona se hace de la realidad espiritual

o trascendente y observa cómo el sujeto va desarrollando, a la vez, su conciencia de Dios. En

una publicación anterior el mismo autor, Núñez (2004, pp. 51-52), señala que para conocer

ordenadamente el pensamiento religioso, que se reflejará en una determinada imagen de

Dios, hay que conocer y observar los antecedentes psicoevolutivos de las personas en cinco

grandes áreas:

o Lo físico: son las características físicas de las personas.

o Lo emocional: la capacidad de conocer y controlar las emociones que están

siempre presentes en relación de la persona con el mundo.

76
o Lo social: la capacidad de integrarse activa y positivamente en grupos de pares

o en grupos sociales en general.

o Lo intelectual; capacidad de conocer y comprender la realidad operando

activamente sobre ella incluyendo representaciones mentales. Estas

representaciones o imágenes mentales vienen acompañadas por imágenes; la

amplitud es mayor en quienes tienen una mayor representación mental.

o Lo moral: corresponde a la capacidad de plantearse de un modo activo

respecto a lo que se considera bueno o malo, lícito o ilícito. Esta capacidad es

una capacidad que va evolucionando progresivamente; inicialmente esta

capacidad que se concreta en el juicio moral depende de otros que van

influyendo a través de premios (aprobaciones, alabanzas, consideraciones,

etc.) y castigos (desaprobaciones, etc.). Este juicio moral evolucionará hasta

llegar a un planteamiento personal. Núñez (2004) señala que existe gran

relación de lo intelectual con lo moral afirmando que la poca capacidad

intelectual va a traer como consecuencia un bajo juicio moral.

2.2.2.2.Dimensiones psicológicas de la religiosidad: pensamiento religioso y

representaciones de Dios.36

Antropomorfismo. Es la tendencia a representarse y a representar a Dios según los esquemas

sacados del comportamiento humano. Barbey (1947, citado en Milanesi y Aletti, 1974, p.178)

afirma que es imposible hablar de Dios en términos que no deriven de la experiencia humana

y señala que hay que ver cuáles son las formas de antropomorfismo proporcionadas a las

36
Para este punto nos basaremos en la interesante descripción realizada por Milanesi y Aletti (1974) y por
Núñez (2004, 2014).

77
diversas etapas del desarrollo. Milanesi y Aletti (1974) se preguntan el “si” y el “cómo” el

antropomorfismo puede coexistir con una experiencia religiosa que presupone un concepto

de Dios según la tradición cristiana afirmando que semejante coexistencia parece verificarse

cuando el sujeto está en situación de distanciarse de la propia órbita egocéntrica de forma

que sea posible entrever la diversidad, la radical alteridad que existe entre Dios y las propias

representaciones. Dentro del antropomorfismo se pueden distinguir los siguientes tipos:

o Antropomorfismo afectivo: dota con características emocionales a las imágenes

de Dios reflejando, en la relación afectiva con Dios, el conjunto de actitudes

conscientes e inconscientes que se proyectan en Dios. Milanesi y Aletti, junto a

Godin afirman que esta forma de antropomorfismo es la más cargada de

consecuencias. Núñez (2004) distingue, a su vez, dentro del antropomorfismo

afectivo dos tipos:

 Antropomorfismo afectivo protector que alude a todas las referencias a las

diversas formas de amor de Dios.

 Antropomorfismo afectivo punitivo en el que Dios se percibe como

castigador (imagen de que Dios “castiga pero no a palos”).

o Antropomorfismo imaginativo: es la tendencia a representar a Dios según una

imagen constituida por formas y rasgos humanos. El antropomorfismo

imaginativo va disminuyendo en función de la edad y de la maduración de la

persona.

o Antropomorfismo material: son representaciones de Dios con características

físicas y espaciales (Ejemplo: “Dios vive en el cielo y tiene un gran barba larga”).

Las referencias a la trascendencia se conservan pero se utilizan, para ello,

78
categorías físicas y espaciales. . Núñez (2004) señala que esto se ve reforzado por

la forma en que nos representamos la relación con Dios en nuestras comunidades

en donde se alude a un Dios hombre integrándolo en una dinámica de referencias

familiares. Pone como ejemplo las imágenes de un Jesús o de Dios grandes y las

personas pequeñas, o un Dios con el mundo en sus manos.

Animismo. Se entiende por tal “la tendencia espontánea a atribuir al universo inanimado o a

los acontecimientos del mundo exterior intenciones benéficas o, más a menudo, maléficas,

respecto al sujeto” (Milanesi y Aletti, 1974, 180). El animismo en los niños de 6 a 11 años

se presenta de dos formas:

o Animismo punitivo. En esta forma de animismo la “justicia inmanente”

(entendida como la sanción inmanente inmediata) disminuye con la edad, mientas

que el concepto de “justicia inmanente por castigo divino” crece con la edad.

Milanesi y Aletti (1974) afirman que el animismo punitivo en estado puro es una

característica únicamente de la primera infancia. Núñez (2004) señala que este

tipo de animismo significa el uso de los objetos y las situaciones para castigar las

faltas (antropomorfismo afectivo-punitivo-material) de tal modo que se considera

a Dios actuando a través de las cosas.

o Animismo protector. Los resultados de las investigaciones señalan que este tipo

de animismo protector está menos presente que el punitivo desde los 6 a los 8

años, elevándose progresivamente hasta los 12 años y volviendo a descender a

partir de los 14 años.

79
o Animismo encubierto. Concepto que utiliza Núñez (2004). Señala que se puede

observar a partir de la preadolescencia. En el animismo encubierto, relacionado

fundamentalmente con imágenes religiosas, se dota a estas imágenes religiosas de

vida tratándolas como si estuvieran frente a la persona que están representado.

Pone el ejemplo de la imagen de la Virgen; la persona siente que es la propia

Virgen la que está presente y no una imagen de la Virgen.

El magismo. “Se entiende como la tendencia a adueñarse de fuerzas ocultas y superiores

para propio provecho mediante el empleo de signos y de ritos sin ulterior compromiso

personal” (Milanesi y Aletti, 1974, 186). Núñez (2004) concibe el pensamiento mágico como

una característica que se presenta cuando el niño cree que “si piensa algo, eso va a suceder”

(p. 54) de tal modo que la persona cree alcanzar un control sobre la realidad material a través

del uso de la palabras y/o instrumentos que le entregan un poder específico (magia).

Piaget, por su parte, entendía por magia el uso que la persona creía poder realizar en las

relaciones de participación con vistas a modificar la realidad. En la tradición cristiana los

sacramentos pueden ser fácilmente investidos de una mentalidad mágica lo cual se observa

con relativa frecuencia en relación con los sacramentos de la Eucaristía y Penitencia

Núñez (2014, pp. 47-48) realiza una interesante síntesis de las diferentes formas de

representarse a Dios señalando las siguientes fases:

A. Menos de 8 años. El sujeto trabaja con categorías religiosas caracterizados por sus

componentes materialistas. Normalmente alude a formas humanas, ubicaciones

espaciales y temporales. Lo divino tiene la forma, tamaño, lugar y número.

80
B. Más de 8 años. Aproximadamente a los 11-12 años lo divino se caracteriza por sus

atributos: Dios es fuerte, poderoso, ama, cariñoso, protector.

C. 12-13 años. La relación con lo divino se vuelve personal: Dios amigo, persona, “Jesús

es mi amigo”…

D. 17-18 años. La relación con dios debiera acercarse hacia la espiritualización en donde

lo divino se vuelve más abstracto, asociado a una mayor subjetividad y sensibilidad

personal, conservando sus atributos pero desprendiéndose de los limitantes de forma,

tiempo y espacio. Afirma Núñez (2014) que esto debería producirse pero que no es

lo que normalmente se observa en todas las personas.

2.2.2.3.Imágenes de Dios.

A continuación se expondrán unas determinadas imágenes de Dios muy presentes en

el entorno sociocultural en el que nos desenvolvemos: el Dios mágico, el Dios-Abuelo, el

Dios-Padre-Ley, el Dios-Padre y el Dios-Madre. A estas imágenes se añadirá la imagen que

de Dios tuvo y experimentó Jesús de Nazaret para finalizar señalando algunas otras imágenes

presentes en los trabajos actuales sobre Dios.

El Dios mágico.

Esta imagen de Dios no presenta un rostro personal; es una potencia anónima que se

impone. Se presenta como benevolente y la persona espera de esta figura la solución mágica

a sus problemas y dificultades. Al mismo tiempo esta imagen de Dios junto a la benevolencia

se presenta como amenazante; por ello la persona realiza ritos investidos de fórmulas que

considera sagradas con la intención de poder controlar a este Dios. Esta imagen corresponde

81
al nivel primario de la afectividad del niño que siente perdido en el caos y que necesita una

rápida y segura respuesta que dé solución a su inseguridad. Milanesi y Aletti (1974) señalan

que el pensamiento mágico tiende a manipular lo divino. Y en la misma dirección apunta

Núñez (2004) al afirmar que el magismo significa que la persona cree alcanzar un control

sobre la realidad material a través del uso de palabras y/o instrumentos que le entregan un

poder específico. En este sentido se podrían entender entre otras cosas los propios

sacramentos; Milanesi y Aletti (1974) afirman que los sacramentos pueden ser fácilmente

investidos de una mentalidad mágica por algunas analogías que se pueden hallar entre ésta

(operación automáticamente unida a algunos ritos, efectos prodigiosos, etc.) y aquéllos

(instrumentos de intervención divina en lo humano, realizada a través de ritos y participación

interior).

Hay relaciones con Dios que se estructuran sobre esta imagen de Dios mágica:

algunas supersticiones, el uso y el recurso a ciertos símbolos (velas, algunos cumplimientos

litúrgicos o devocionales que parecen garantizar determinadas consecuencias, etc.). Garrido

(1996) afirma que “allí donde lo religioso es objetivado independientemente de la

subjetividad y de la responsabilidad personas, podemos hablar de un Dios mágico” (p. 247).

Señala, asimismo, que esta imagen aparece en situaciones límites cuando la experiencia de

la finitud se siente amenazada por el caos y el sinsentido. Esta imagen tiene la característica

de ser ambivalente ya que está asociada a los fondos afectivos infantiles y oscuros.

El Dios-Abuelo.

Presenta un rostro personal. Existe una relación positiva y de confianza plenamente y

prontamente gratificante. Es una imagen de Dios que provee seguridad, confianza, armonía

82
sin conflicto. Es análoga a la imagen del seno protector que no exige ni demanda

responsabilidad. Garrido (1996) afirma que hay mucho de elemento reaccional en esta

imagen tan utilizada y aparentemente positiva y que surge en reacción a la imagen autoritaria

y juzgadora de Dios. Frente a estas imágenes se presenta la del Dios-Abuelo que es una

imagen con claros rasgos permisivos que es síntoma de una fe en la que la ética está ausente.

Y el mismo autor afirma que es, a la vez, síntoma de una tendencia regresiva que intenta

evitar la angustia de separación junto al miedo a adoptar responsabilidades. Señala,

asimismo, que lo malo de esta imagen es que se racionaliza en la Teología cristiana bajo la

imagen del Dios-Amor y de la justificación de la fe sin obras. La persona que manifiesta esta

imagen de Dios acudirá a Dios en situaciones de necesidad o cuando está o necesita estar a

gusto con Él.

El Dios-Padre.

Domínguez (1992, p. 120) señala que son muchos y variados los estudios que ponen

de manifiesto la integración de las imágenes parentales en nuestra representación de Dios37.

Entiende que la representación de la divinidad que se origina a partir del deseo fusional no

tiene, en un principio, ni figura ni nombre ni imagen. Señala que sólo mediante la aparición

del padre, quien rompe la fusión con lo materno, dios podrá adquirir un nombre, una figura

y una imagen. Afirma que lo materno es el dinamismo impulsor del deseo de Dios y que lo

paterno se presenta como lo que le proporciona imagen y configuración.

37
Señala entre las más significativas las realizadas por Vergote, A. y Tamayo, A. (1981). The Parental Figures
and the Representation of God. Aphychological and Cross-Cultural Study. Paris-New York. Nelson, M.O. y
Morris, E. (1968). Los conceptos religiosos en su relación con las imágenes paternas. Godin, A. Adulto y niño
ante Dios. Font, J. (1989). Experiencia de Dios y Psicoanálsis. Godin, A. y Coupez, A. (1979). Las imágenes
de proyección religiosa. Godin, A. (1968). La incógnita religiosa del hombre.

83
Vergote (1975) afirma que Freud nos muestra que, en virtud de su función propia, el

padre despierta en el ser humano la representación de Dios ya que se intuye a Dios a través

del padre real, pero también se lo intuye a través de la imagen del padre en la propia persona

en virtud del complejo de Edipo. El padre es la instancia que introduce lo real en las

profundidades afectivas. Mediante las relaciones diferenciadas que establece con el padre y

la madre el niño se estructura y humaniza progresivamente. En el edificio edípico, la figura

paternal se revela en su verdadera función, puesto que el padre es a la vez el autor de la ley

que prohíbe, el modelo a quien el niño puede identificarse, y el garante que promete la dicha

futura. En la unión afectiva de la madre y el niño, introduce la renuncia y la orientación

dinámica hacia un futuro por construir.

Vergote (1975) considera que la figura del padre evoca, en el ser humano, a Dios bajo

otros rasgos que los del protector, más bien maternal, del sujeto que se siente abatido y

atribulado. Dios se presenta con las mismas cualidades que el padre, autor de una ley moral,

formulada negativamente en razón de la exigencia de espiritualización que contiene, como

un modelo de santidad a imitar y como, providencia por la donación de una promesa que

orienta al ser humano hacia una felicidad final cumbre de la espiritualización humana y no

hacia el concepto de paraíso arcaico.

Distanciándose claramente de Freud, Vergote (1975) profundiza en esta imagen de

Dios-Padre afirmando que la paternidad de Dios es mucho más completa que la del ser

humano y que aparece como la armonía de los contrarios integrando y reunificando todas las

cualidades parentales. Para ello hace referencia a los estudios positivos realizados de donde

concluye que esos estudios han mostrado que la imagen paternal se presenta en sujetos

cristianos como más compleja que la imagen maternal, pudiendo, por lo tanto, servir de
84
intermediario con el ser divino. También de estos estudios, en su opinión, se puede deducir

que la imagen de Dios se revela todavía más compleja, realizando la síntesis dialéctica de

ambas figuras parentales.

Domínguez (1992) afirma que el padre se constituye para el niño como la imagen

sobre la que proyecta la omnipotencia38. Este padre aparece “como la realización cumplida

de la omnisciencia, la omnipotencia y la omnibenevolencia” (p. 122). Afirma que a través de

la dimensión paterna nos capacitamos para comprender que Dios nos enfrenta a nosotros

mismos como seres autónomos y libres, y a la realidad como limitación que se opone a la

desmesura de nuestras demandas afectivas. Entiende, asimismo, que a través de la figura del

padre podremos también configurar una imagen de Dios como llamada a crecer conforme a

unos parámetros morales y religiosos.

El tema de la omnipotencia39, señala el análisis freudiano, puede ser uno de los

motores últimos y decisivos de la motivación religiosa ya que por una parte el niño busca la

totalidad, en un primer momento, a través de la madre en clave fusional y, posteriormente,

con el padre a través de la clave de poder. Domínguez (1992) afirma que

quizás ninguna otra representación como la de Dios sea, en efecto, más apta

para la proyección de esos sueños de totalidad. Dios, como el padre

imaginario, no tiene principio ni fin, posee el origen en sí mismo, no conoce

la muerte, lo sabe todo, lo puede todo, es origen de toda norma y de toda

prohibición. (p. 135)

39
El tema de la omnipotencia y su función e influencia en la religión y en la relación con Dios lo trata con
profundidad C. Domínguez (1991) en El psicoanálisis freudiano de la religión. Madrid. Paulinas.

85
Fromm (1980) afirma que la naturaleza del amor paternal conlleva exigencias a la vez

que establece principios y leyes de las cuales depende el amor y la compasión de Dios. Por

ello el hijo debe obedecer y respetar su orden, su dominio, para ganarse el amor del padre.

Fromm considera que la relación que se establece con Dios está determinada por esta

diferencia entre el amor paternal o maternal.

Garrido (2000) señala que esta imagen reflejaría que la persona se identifica con un

Padre omnipotente siendo esto evidencia de que el conflicto con Dios es reprimido y

sublimado. Dios es un Tú real, absoluto y no es amor de fusión (madre), sino autoridad

salvadora que asume la finitud de la persona incluido en ello la realidad de pecado. A este

Tú real la persona puede siempre recurrir siempre que la libertad personal y los conflictos de

la vida le hagan tomar conciencia de la propia pequeñez y fragilidad.

Esta imagen refleja también a un Dios que soluciona los problemas personales; la

persona tiene la sensación de que Dios le ayuda a ser mejor y más feliz que a quienes no

creen en Él. En términos teológicos este Dios-Padre omnipotente sería un ídolo en el que la

identificación psicológica va unida a la proyección imaginaria en Dios de los propios deseos

de omnipotencia.

Afirma Garrido (1996) que esta imagen de Dios-Padre tiene su lado positivo; es una

imagen se encuentra, a veces, en personas de ámbito familiar privilegiado que han tenido la

fortuna de tener unos padres maduros afectivamente que han facilitado la adecuada

integración del amor incondicional (ser queridos, contar siempre con el padre sin amenaza

de pérdida), y de la responsabilidad moral (iniciativa, actitudes éticas, generosidad).

Basándose en esta positiva vinculación y experiencia la relación con Dios presenta las

86
mismas características de confianza incondicional y de sentido moral. Vista así la relación

pudiera parecer perfecta y considera el autor que hasta la adolescencia poder estructurar de

este modo la imagen de Dios es altamente positivo. Pero a partir de la adolescencia el joven

ha de hacer su propia síntesis y esta imagen tan positiva se puede tornar una dificultad ya que

el joven se ha podido acostumbrar a la armonía y a la ausencia de cualquier tipo de conflicto

o de crisis.

La debilidad que Garrido (1996) encuentra a esta imagen de Dios es que a la persona

le parece “normal” ser querida por Dios como si de un derecho que tuviera se tratase. Opina

que ello delata que la afectividad no ha sido confrontada con los conflictos del adulto en el

ámbito y social que la conciencia de pecado no ha pasado por crisis existenciales. Cuando

Dios no responde a las propias expectativas el “ídolo omnipotente” proyectado en Dios

quedará destrozado ya que no cumple las expectativas de la persona. Afirma, asimismo, que

la transposición de la imagen parental a Dios es la que produce que el amor parezca normal,

parezca un derecho. Este tipo de relación así expresada es indicador de que en la relación con

Dios predomina lo psicoafectivo. Al respecto Domínguez (1991) señala que el análisis de los

rasgos que caracterizan la experiencia religiosa de nuestros días parecer poner de manifiesto

un claro acrecentamiento de sus dimensiones más afectivas y emotivas después del auge de

los compromisos sociopolíticos que caracterizó a los cristianos de los años sesenta. En su

opinión, sólo la intervención del símbolo paterno puede liberarnos de la fascinación de una

religiosidad concebida como añoranza de una fusión maternal perdida ya que:

el Dios que toma la figura y nombre desde ese símbolo paterno nos invita,

pues, a mesurar nuestro deseo y a comprender que la comunión no significa

la abolición de la distancia y de la diferencia, pues éstas constituyen las bases

87
de nuestra autonomía personal y la condición misma de nuestra libertad. (p.

125)

En contraposición con la imagen del Dios Padre-Ley la imagen de Dios-Padre supone

la elaboración adecuada del complejo de Edipo; la integración positiva del conflicto con la

Ley en la relación de confianza con el padre. Garrido (1996) en este punto observa una

debilidad de esta imagen: se trata de una elaboración psicológica pero no existencial ni

teologal.

De todos modos sobre esta imagen de Dios-Padre Correa (2010) afirma que la

primacía del Dios paternal no implica que lo maternal haya desaparecido ya que considera

que ello supondría alejarse completamente de la realidad al ocupar lo maternal un espacio

muy importante en el imaginario religioso, y en especial, en Latinoamérica. Afirma,

asimismo, que en el cristianismo coexisten ambos tipos de amor y que, aunque durante siglos

haya primado la imagen de un Dios paternal que gobierna y domina al mundo, también ha

habido espacios significativos para el amor maternal que, en el caso del catolicismo, se

expresa en la figura de la Virgen María quien aparece como ejemplo de lo femenino, de lo

fraternal, de la acogida, del amor y la paciencia. En el caso latinoamericano, la Virgen ha

ocupado un espacio aún más trascendental en la cultura popular y en las tradiciones

religiosas, adquiriendo una especificidad propia

El Dios-Padre-Ley.

La relación con Dios se presenta ambivalente ya que, en opinión de Garrido (1996)

el conflicto de Edipo no ha sido resuelto. La imagen de Dios la persona la ha internalizado

como un juez que censura todo lo relacionado con el placer y lo pulsional; pero Dios es

88
necesario ya que aporta seguridad. Dios simbolizaría la ley viniendo ser la superconciencia

de tal manera que Dios prohibiría la realización de los deseos reprimiendo lo pulsional. Dios

sería también rival de la autonomía. Por otra parte la imagen de Dios se asocia y se equipara

a la ley con la que hay que estar en orden; y en el caso de tener el sentido de culpa la persona

cuenta con la misericordia de Dios. Y, por último, Dios suscita responsabilidad y sentido

moral aunque hay que ganarse su amor a base de hacer méritos; esto garantizará la salvación;

suscitaría responsabilidad pero motivada por la necesidad de aprobación.

Los posibles matices distintos de esta ambivalencia dependerán de la educación

recibida y de cómo esta educación haya sido internalizada. Si la educación recibida ha sido

fundamentalmente de carácter rígida y moralista prevalecerá el sentimiento de culpa y la

relación con Dios será, presumiblemente, conflictiva. Garrido (1996) señala que esta imagen

de Dios Padre-Ley se presenta más polivalente pero no por ello menos real; señala que se ha

desplazado el examen de conciencia del ámbito de la moral privada al de la moral social,

pero considera que la dinámica moralista, a pesar de este cambio, es la misma. Y afirma que,

en su opinión, lo que peor es que hoy tiende a separarse a Dios de la ética dándose la culpa

pero sin Dios. De esto se deduce que al no vivir la relación con Dios como salvación real

Dios termina siendo una idea abstracta.

En esta imagen Dios refuerza el miedo; la ética está mediatizada por la necesidad de

estar en orden con Dios y, por ello, motivada inconscientemente por necesidades psicológicas

que Garrido (2000) denomina pre-personales. Esta relación con Dios estaría caracterizada

por la sumisión siendo esta actitud contraria a la deseada de confianza incondicional. La

necesidad por el cumplimiento de la ley impediría la experiencia de la Gracia y, con ello, la

vida teologal.

89
Es muy interesante la profundización que Domínguez (1992) realiza sobre esta

imagen al afirmar que, con esta imagen de Dios, el conflicto de la ambivalencia afectiva se

verá activado y revitalizado siendo inevitable que los temas de la culpabilidad se alcen

ocupando el centro mismo de la experiencia de fe. Aparecerán obsesión por el pecado y por

la culpa junto a una permanente amenaza de condena y de angustiada búsqueda de salvación,

un encerramiento en el perfeccionismo narcisista, una ritualización de la creencia, etc.,

invadiendo, todo ello, el núcleo mismo de la vivencia de fe.

Sobre esta imagen Mardones (2006) dice que se une la de un Dios que inspira temor

a la persona. Se ha usado el llamado ‘temor de Dios’ para prevenir el pecado y llamar a la

conversión y considera que, para ello, se ha hinchado de amenazas la religión. La religión

como administradora de lo sagrado “se convirtió en un mundo lleno de prevenciones,

admoniciones y llamadas de atención a las consecuencias del pecado, de los deslices y fallos

humanos que tendrían consecuencias desastrosas para el propio ser humano” (p. 23).

El Dios-Madre.

Domínguez (1992) afirma que sin lo materno nuestra imagen de Dios no llegaría

nunca a ser lo que es ya que “la figura de la madre se constituye en los primeros estadios de

la vida en el objeto polarizador del deseo infantil “ (p. 118). Señala, asimismo, que esta

experiencia inicial es una experiencia muy compleja y que está marcada por sentimientos de

carácter muy diversificado, e incluso opuestos, ya que el niño ha de aceptar la alternancia de

presencia y ausencia de la madre y aceptar, también, los propios límites en la constitución de

un yo diferente al mundo que le rodea. Desde aquí surgirá la capacidad de simbolización

como modo de afrontar la distancia necesaria para la relación y el encuentro con el otro como

90
otro más allá del propio mundo de necesidades y deseos que ha de satisfacer. Domínguez

subraya el trasfondo de esta situación en la que se evidencia una situación fusional con la

totalidad que acompaña al ser humano a lo largo de toda su vida; es lo que Lacan denomina

“nostalgia del todo”40. La aspiración a la totalidad va a permanecer como una estructura

básica del deseo humano instaurado en la persona con lo que conlleva de deseo incumplido

de fusión y del que participará, inexcusablemente, también el deseo religioso. Domínguez

(1992) afirma también que “difícilmente podría madurar una experiencia religiosa,

particularmente en esta vertiente mística, si esa primera experiencia de felicidad vivenciada

en la primitiva fusión con la madres no hubiese tenido lugar” (p. 119).

Las características atribuidas a la imagen de Dios-Madre por Garrido (2000) son las

siguientes: Dios es seguridad y propicia la confianza primordial que no tiene miedo al

abandono. Dios es lo envolvente que protege sin amenaza y que ayuda a armonizar con el

Todo que es la realidad. Considera que esta imagen de Dios es muy positiva ya que es la

originaria y, también, por ello el subsuelo sobre el que podrá elaborar la persona

posteriormente el conflicto de manera integradora ya que es la primera experiencia que el ser

humano tiene del amor incondicional. Garrido (2000) afirma que es “intuición atemática de

ser en otro, con la que empalmará más tarde la relación teologal de ser en sí más allá de sí”

(p. 146).

Fromm (1980) también afirma que el amor maternal es incondicional, omniprotector

y envolvente no siendo algo que se pueda adquirir, sino que simplemente está. El Dios

40
J. Lacan (1978). La familia. Buenos Aires-Barcelona, 43. Citado por C. Domínguez (1992), 119

91
maternal no ama a sus hijos por sus acciones, ni porque sean buenos u obedientes, es un amor

que se basa en la igualdad de todos.

Vergote (1975) señala que cuando el deseo no se transforma al contacto de lo real la

fijación maternal no se limita únicamente a sumergir al ser humano en un misticismo

regresivo, sino que puede incluso arrastrarle a experiencias propiamente patológicas, y es así

como, más allá de la nostalgia de la madre, llega a percibir en este tipo de situaciones y

persona la fascinación de la muerte.

También Garrido (2000) concuerda con Vergote al afirmar que cuando la imagen de

Dios se queda fijada en este estadio la relación se vuelve altamente problemática por las

siguientes razones:

promueve la armonía sin responsabilidad, la huida de lo conflictivo, haciendo de

lo religioso un mundo aparte, sin conexión con lo real y sus problemas; necesidad

de gratificación inmediata y, sobre todo, dificultad grave para percibir la relación

con Dios como un Tú personal. Cuando la dependencia del otro es necesidad de

fusión, lo religioso se diluye en lo impersonal (…) y termina siendo

psicológicamente regresivo. (p. 146)

El Dios de Jesús de Nazaret.

El Dios de Jesús de Nazaret es el objeto de la reflexión y el análisis tanto de la

Cristología como de la Teodicea. Por ello entendemos que este tema excede el objetivo de la

presente investigación pero parece adecuado y fundamental tenerlo presente ya que, como

señala Domínguez (1992) “el dios del niño ha de ser catequizado por el Dios de Jesús” (p.

129). Señala, asimismo, que si lo materno y lo paterno se han ofrecido como una posibilidad

92
de escucha afectiva profunda de Dios en nuestra vida, también necesitan abrirse a la palabra

que nos viene de Jesús para que no confundamos a Dios con la madre que se nos hizo

imposible o con el padre frente al que, ambivalentemente, pretendemos reconquistar la

omnipotencia. En su opinión toda pedagogía de la fe cristiana debe pasar por el abandono del

egocentrismo religioso, que convierte aliado del propio deseo e interés.

El Dios de Jesús se presenta en opinión de Duquoc (1982) como un “Dios diferente”

que pone en cuestión las ideas que tendemos a construirnos sobre Él. Para llegar al Dios de

Jesús de Nazaret necesitamos una profunda conversión o reconversión, un volver a nacer de

nuevo como invita Jesús a Nicodemo (Jn. 3, 1-21) ya que no es, en terminología de M. Klein,

el “pecho bueno” omnipotente y omnipresente que responde mágicamente al deseo, ni

tampoco es el Dios que explica todo y que tiene respuesta para todo.

En una interesante obra de profundización sobre Jesús, Berger (2009)41 alerta sobre

la utilización y la ideologización que sobre Jesús y Dios se ha hecho y se sigue haciendo a lo

largo de la Historia. Advierte que últimamente en mucha de la actividad pastoral se está

dando una imagen de un “Dios muro de goma” (p. 100) de tal modo que parece que se puede

hacer cualquier cosa, comportarse de cualquier manera y seguir actuando con el eterno

egocentrismo infantil porque el Dios que hemos fabricado nada se toma a mal.

Según la Biblia, la palabra Dios es como un martillo que hace pedazos la roca. Nadie

puede ver a este Dios sin perecer. Y allí donde resplandece la claridad del Señor, allí sale a

41
Desde la fe cristiana el conocimiento a Dios es a través de Jesús. Es interesante el tratamiento que hace Berger
(2009) en su obra sobre ¿Qué piensa Jesús sobre Dios? Pgs. 99-151. En este mismo sentido la obra del teólogo
vasco J.A. Pagola (2007). Jesús. Una aproximación histórica. Madrid. PPC es una obra indispensable para
conocer el contexto histórico y comprender a Jesús y entender su actuación centrada en la pasión por el Reino
de Dios.

93
la luz toda la mezquindad humana, el deterioro de las relaciones. Allí se revela la verdad

sobre cada individuo y sobre el mundo. (Berger, 2009, pp. 100-101.)

Jesús nos invita a dirigirnos a Dios como “abbá”42, con plena confianza, pidiéndole

“el pan de cada día”, el perdón de las ofensas, librarnos de la tentación y de caer en el mal…

Pero también le imploramos el “hágase tu voluntad”. El Dios de Jesús asume la libertad del

ser humano y concede, también un espacio a la muerte como parte constitutiva de la

naturaleza humana. El Dios de Jesús en un Dios amor pero que no confunde ni anula las

diferencias, sino que es un amor que discrimina en el sentido que opta por los débiles,

marginados y oprimidos al mismo tiempo que no evade el conflicto.

Jesús mostró con su acción que el Dios a quien invocó como Padre no es un Dios que

oprime, sino un Dios que libera. Creer en un Dios así no es sinónimo de despreocuparse y

olvidarse de que la fe es llamada y respuesta. Pero es muy importante saber que la fe no es:

un yo te doy para que tú me des, porque el amor está, no en que nosotros amemos o hayamos

amado a Dios, sino en que Él nos amó primero (Jn 4, 10). Aunque con la misma claridad dirá

después Juan que quien no ama al prójimo no conoce a Dios.

Domínguez (1992) atribuye las siguientes características al Dios de Jesús:

 Dios providente: no viene a resolvernos los problemas sino a

dinamizarnos para que nosotros los enfrentemos.

 Dios sin todas las respuestas: es una compañía, una promesa y sentido

en el absurdo, pero no nos exime de la experiencia del “no saber”.

42
Término arameo con el que los niños se dirigían a su padre en lenguaje coloquial. En el español
latinoamericano podría traducirse como “papá”, “papito”, etc. Es un término que indica especial afecto y
cercanía.

94
 Un Dios que le importan muchas cosas más allá de la sexualidad (Los

evangelios hablan muy poco de sexualidad).

 Dios que no sólo es bueno, sino exclusivamente bueno, es decir, que

en Él no cabe la maldad.

 Dios que supera la muerte, pero no le huye ni la niega: no creemos en

la inmortalidad del alma sino en la resurrección.

 Dios cuya única medida de omnipotencia es la fuerza transformadora

del amor

Otras imágenes y niveles de relación con Dios y algunas consideraciones

Torralba (2005) afirma que en nuestro universo cultural y social, se detecta una

multitud de imágenes de Dios. Dentro de esta multitud de imágenes también hace referencia

que Como consecuencia de lo dicho en el anterior apartado, señala que hay muchos jóvenes,

por ejemplo, que carecen de una imagen de Dios ya que no se han forjado ninguna imagen

de Él ni durante la infancia, ni durante la juventud al no haber sido objeto de ninguna

transmisión. Otro sector de la sociedad refleja una visión negativa de Dios: Dios se percibe

como un obstáculo, como enemigo de la libertad potencial del sujeto apareciendo como el

juez o como un fiscal que anatemiza los actos libres y espontáneos de la persona.

Señala Garrido (1996, 2000) que existen otros niveles de relación con Dios

representado por imágenes distintas. Las imágenes citadas anteriormente reflejan el

presupuesto psicoafectivo de toda relación con Dios. También hace ver en su opinión que la

praxis pastoral apenas puede desligarse de este nivel psicoafectivo; afirma que, en el mejor

95
de los casos, gran parte de la actividad pastoral se dedica a psicologizar y se pregunta por la

razón que hace que tan pocos cristianos acceden a una relación con Dios cuya imagen no esté

configurada por el proceso de crecimiento psicoafectivo. Al respecto pone un ejemplo que

refleja claramente la tesis por él sostenida; afirma que, por ejemplo, cuando se habla del Dios

del Nuevo Testamento se apela a la paternidad de Dios, considerando su cercanía, su

misericordia, su fidelidad como si fuera un atributo prevalente entre otros que desplazada a

la justicia o la soberanía trascendente. Señala que esto refleja una interpretación

psicologizante reflejo de una ley de la afectividad biopsíquica en el donde hay placer y no

displacer ya que en el plano psicoafectivo lo psicoafectivo es alternativo: si Dios es lejano,

no es lejano, etc.

Garrido (1994; 2000) afirma que la afectividad teologal es síntesis de contrarios:

cercanía y distancia; conciencia de la gratuidad y de la culpa, todo ello integrado. Es por ello

por lo que considera que, cuando la afectividad es teologal, las imágenes de Dios en su

dimensión psicoafectiva que es la que estructura el deseo religioso, comienzan a ser

fundamentalmente un soporte simbólico. Cuando se está estructurando psicológicamente las

imágenes psicoafectivas de Dios guiarían la pedagogía de la relación. Pero cuando la relación

con Dios ha de ser fundamenta y purificada teologalmente se daría y predominaría la

presencia inobjetivable del Dios personal que se percibiría atemáticamente. Señala que en

este nivel referirse a Dios como Padre no sería ya el reflejo de la experiencia familiar de la

persona con su entorno familiar sino que lo nuclear de esta imagen, de esta afirmación sería

la experiencia histórica de Jesús; se seguiría hablando de forma analógica de la paternidad

de Dios de la misma manera que lo hizo Jesús pero siendo cada vez más conscientes que el

modo de acceso y conocimiento de Dios no es otro sino a través de Jesús.

96
La filósofa judía E. Stein (1999, pp. 472-486) afirma que la meta de toda teología es

la de liberar el camino que lleva a Dios mismo ya que al producirse, finalmente, el encuentro

personal con Dios, entonces el ser humano tendrá la ‘misteriosa revelación’ en el sentido más

propio, la teología mística, la automanifestación de Dios en silencio. Afirma que esta es la

cima a la que conducen los grados del conocimiento de Dios.

97
CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO

El diseño metodológico se realizó en función del Objetivo General y de los Objetivos

específicos planteados para el desarrollo del estudio.

3.1. TIPO DE ESTUDIO

Se realiza un estudio exploratorio ya que se procede a investigar un tema poco

analizado en las investigaciones. Hernández et al (2008) afirman que los estudios

exploratorios corresponden a situaciones poco investigadas o a ideas que están vagamente

relacionadas con el problema objeto de estudio o “si deseamos indagar sobre temas y áreas

desde nuevas perspectivas o ampliar las existentes” (p.115).

El planteamiento metodológico tendrá como objetivo profundizar en la

caracterización que las personas objeto de la investigación realizan sobre los dos temas

planteados. Estos datos servirán de base para realizar la comprensión del tema objeto de

estudio.

Gorma (1997) señala que la investigación cualitativa es un proceso mediante el que

se obtienen los datos en un intento por describirlos y determinar los procesos en los que éstos

sucesos están involucrados pudiendo, de este modo, dilucidar las perspectivas de los

individuos paraticipantes en los hechos “utilizando la inducción para derivar las posibles

explicaciones y conclusiones basadas en los fenómenos observados” (p. 61, citado en

Hernández et al., 2008, p. 61).

98
3.2. GRUPO OBJETO DE LA INVESTICACIÓN.

El estudio se realizó con seis personas que son las responsables de la pastoral de los

dos colegios escolapios radicados en la ciudad de Santiago de Chile.

De las seis personas tres son varones y tres son mujeres con edades comprendidas

entre los 34 y los 56 años. Cinco de ellos son laicos y casados y uno es religioso sacerdote.

Poseen titulaciones universitarias superiores. Imparten clases de Cultura religiosa,

ética y moral y animan los procesos pastorales del centro. Tres de ellos son, asimismo,

miembros del equipo directivo de sus respectivos centros.

3.3. PRESENTACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS

Para evaluar el concepto de madurez psicológica se empleará el Cuestionario de

Creencias sobre la Madurez (CCM-2) cuyos autores son Zacarés y Serra (1996). Para ello se

cuenta con la correspondiente autorización del autor el profesor Juan José Zacarés González

para su empleo en la presente investigación. El CCM-2 fue elaborado de acuerdo a la

metodología de las teorías implícitas basado en un modelo socioconstructivista del

conocimiento que permite valorar cada una de las teorías implícitas sobre la madurez tal y

como son asumidas por los sujetos en forma de creencias. Zacarés y Serra (1996) señalan

que el Cuestionario de Creencias sobre la Madurez (CCM-2) es un instrumento que pretende

evaluar el grado en que los sujetos comparten y asumen como propias las principales

creencias que en nuestro entorno cultural existen respecto a la madurez psicológica

considerada globalmente. Trata de recoger las expresiones que los adultos usan comúnmente

99
para referirse a este constructo y los aspectos más relevantes del mismo vistos desde su

perspectiva Pretende evaluar el grado en el que las personas comparten y asumen como

propias las principales creencias que existen respecto a la madurez psicológica. El

cuestionario está científicamente justificado en Zacarés y Serra (1996, 1998) estando

elaborado, a su vez, desde la integración de la triple perspectiva sobre la madurez psicológica:

la perspectiva dimensional y de rasgos, la cognitivo-evolutiva y la fenomenológica.

La caracterización de la madurez espiritual se hará a través de:

 La determinación del juicio religioso desde el constructo teórico de Oser y

Gmünder (1998). Este instrumento se conoce con el nombre de Dilema Religioso:

el Dilema de Paul43. El dilema religioso plantea a la persona una situación

conflictiva, en este caso la situación de Paul, invitándole a optar por respuestas

alternativas posibles. Ante la respuesta la persona ha de profundizar en el porqué

de las mismas exponiendo los criterios empleados para el discernimiento. El

dilema de Paul introduce una situación conflictiva con expreso carácter religioso

donde la persona va a poder decidir libremente lo que haría si ella fuera Paul. Los

contenidos que se formulan en las preguntas conllevan carácter específicamente

religioso ya que en su diseño, Osser y Gmünder emplearon una estructuración

religiosa. El dilema de Paul es una narración de una situación concreta que le

sucede a un joven llamado Paul y que conlleva una serie de preguntas que se

pueden considerarse semiestandarizadas y que están directamente relacionadas

con el tema y la secuencia del mismo expresada en el dilema.

43
Oser, F. y Gmünder, P. (1998). El hombre. Estadios de su desarrollo religioso. Una aproximación desde el
estructuralismo genético. Barcelona. Ariel, S.A. 140-151.

100
 La determinación de las imágenes de Dios que muestran las personas objeto de la

investigación. Para ello se solicitará que realicen un dibujo que represente lo que

Dios es para ellos o cómo ellos ven a Dios. Junto a este dibujo se formula la

siguiente pregunta: ¿Cómo es Dios para usted? Para el análisis de las a las

realizarán entrevistas personales siguiendo un cuestionario de tipo semi-abierto.

Para la elaboración del cuestionario se tendrán en cuenta, fundamentalmente, a

los siguientes autores: Milanesi y Aletti (1974), Rodolfo Núñez (2004, 2014),

Francesc Torralba (2005), Pablo Correa (2010), Javier Garrido (1990, 1992, 1996,

2000), y Carlos Domínguez (1991, 1992).

101
CAPÍTULO IV. RESULTADOS Y ANÁLISIS

ANÁLISIS CUESTIONARIOS

102
3.1. RESULTADOS DE LOS CUESTIONARIOS DE CREENCIAS SOBRE LA

MADUREZ (CCM-2) Y DEL DILEMA DE PAUL PARA LA DETERMINACIÓN

DEL DESARROLLO DEL JUICIO RELIGIOSO.

CCM-2

Puntuaciones directas

SUJETOS

01 02 03 04 05 06
HUMANISTA-
54 53 38 55 56 56
CONSTRUCTIVISTA
IMPLÍCITAS
TEORÍAS

EVOLUTIVA-
24 20 26 33 42 49
NORMATIVA
PETER PAN 35 34 31 39 48 49
RELATIVISTA-
15 7 23 34 33 44
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 31 28 22 14 31 43

Puntuación convertida

SUJETOS

01 02 03 04 05 06 GRUPO
HUMANISTA-
6.75 6.62 4.75 6.87 7.00 7.00 6.49
CONSTRUCTIVISTA
IMPLÍCITAS

EVOLUTIVA-
TEORÍAS

2.66 2.22 2.88 3.66 4.66 5.44 3.58


NORMATIVA
PETER PAN 3.88 3.77 3.44 4.33 5.33 5.44 4.36
RELATIVISTA-
1.87 0.87 2.87 4.25 4.12 5.50 3.24
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 3.87 3.50 2.75 1.75 3.87 5.37 3.51

103
RESULTADOS DE CADA ENTREVISTA DEL DILEMA DE PAUL

S1 S2 S3 S4 S5 S6 GRUPO

1a 3 4 3 3 2 3 3

1b 3 3/4 2 3/4 3/4 2/3 3

1c 4 5 3/4 3/4 3/4 4 4

2 4 4 3/4 3 3/4 3/4 3/4

3a 4 3/4 3 3/4 3/4 3/4 3/4

3b 4 5 3/4 4 3/4 3 4

4 3/4 4 3 4 3 3/4 3/4

5a ---- 3 4 3/4 4 3/4 3/4

5b 4 4 3 3 3/4 3 3/4

5c 4 3/4 3/4 3 3/4 3 3/4

5d 3/4 3/4 3 3 3 3 3

6 3 4 2/3 3 3/4 3 3

7a 4 4 3 3 4 3 3/4

7b 4 4 3/4 3/4 4 3 3/4

7c 4 4 3/4 4 3/4 3/4 4

8 3/4 4 3 3 2/3 3/4 3

ESTADIO 3.8 4 3.1 3.3 3.3 3.2 3/4

104
3.2. INTRODUCCIÓN AL ANÁLSIS DE LOS CUESTIONARIOS.

Antes de comenzar el análisis de los resultados derivados de los cuestionarios parece

oportuno tomar en consideración una reflexión que realiza Groeschel (1987). Este autor al

tratar el tema de las etapas de la vida señala que se ha de subrayar el peligro en que se puede

incurrir de perder de vista al individuo particular cuando se emplea cualquier tipo de

clasificaciones sean éstas estáticas o evolutivas ya que cada persona concreta posee

características únicas. Afirma que lo que tal vez hace que existan diferencias tan profundas

entre los seres humanos y tan pequeñas entre los animales sea la capacidad humana para

evaluar y dar forma a los hechos y las experiencias; la decisión, la libertad, la opción o como

quiera denominársele, es lo que dirige y motiva nuestras andanzas por la vida.

Expresado de otra manera pero la misma interesante idea sostienen Oser y Gmünder

(1998) cuando afirman que la estructura del juicio no debe entenderse en ningún caso como

un conjunto de reglas que permite clasificar a las personas según el contenido de sus

manifestaciones ya que los contenidos de las mismas dependen del contexto cultural.

105
3.3. ANÁLISIS DE CADA SUJETO

SUJETO 01

1. MADUREZ PSICOLÓGICA

01
HUMANISTA-
6.75
CONSTRUCTIVISTA
IMPLÍCITAS
TEORÍAS

EVOLUTIVA-
2.66
NORMATIVA
PETER PAN 3.88
RELATIVISTA-
1.87
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 3.87

En esta persona predomina de forma muy significativa la concepción Humanista-

Constructivista de la Madurez (6.75). Zacarés y Serra (1999) afirman que las personas que

se ubican en esta categoría entienden la madurez como un proceso íntimamente ligado a su

experiencia interna; es decir, se juzga a las personas como maduras o inmaduras, no tanto

por el tipo de experiencias observables externamente que hayan ido sucediéndose en sus

vidas, sino por la forma en que han afrontado dichas experiencias. Para las personas en las

que prevalece esta concepción la madurez proviene de procesos de afrontamiento y

construcción internos, no estando relacionados con criterios sociales de éxito. La madurez se

entiende como un logro deseable para todo ser humano. Ello implica tener que ejercitarse en

encontrar un sentido y significado a lo que se vive de forma que la propia vida va

construyéndose con conciencia y provecho. Según Zacarés y Serra (1998) se podría decir que

las personas en las que predomina esta Teoría consideran que lo que nos hace más maduros

106
no es la cantidad de experiencias que vivamos, sino el modo en que las asumimos y les damos

significado.

Con un menor grado de relevancia aparecen también las teorías de Peter Pan (3.88) y la

Teoría de la Resistencia (3.87). Desde la perspectiva de la Teoría de Peter Pan, Zacarés y

Serra (1997) afirman que la creencia representativa sería la de que la persona madura sería

aquella que mejor hubiera realizado sus sueños e ilusiones adolescentes. Las personas que

están de acuerdo con esta teoría entienden que la madurez implica la fidelidad a uno mismo

al margen de los convencionalismos sociales. Se entiende que madurar es llegar a desarrollar

las potencialidades y características idiosincráticas de uno mismo sin ningún tipo de

cortapisas que limiten desde el exterior la propia libertad. En cierto sentido se manifiesta un

rechazo a la normalidad adulta como ideal de madurez.

Prácticamente con un peso similar (3.87) aparece la Teoría de la Resistencia. Para esta

teoría el logro de la madurez está en relación con el sufrimiento (“si no se ha sufrido, no se

ha podido madurar”). En esta perspectiva predomina una concepción pasiva del ser humano

y de su maduración psicológica siendo lo más importante resistir ante las dificultades que,

inexorablemente, la vida presenta.

Resulta significativo el dato de que la Teoría Relativista- Escéptica arroje una puntuación

de 1,87. Esta teoría es la que sintetiza en opinión de Zacarés y Serra (1999) las visiones que

más cuestionan el propio constructo de madurez.

Como conclusión de la concepción de Madurez humana del sujeto 01 podemos señalar

que tiene un concepto determinado de madurez, no difuso ni escéptico. Concibe la madurez

como un logro deseable para la persona a través de un proceso interno de sentido y

significación de todo lo que le acontece sin estar pendiente de los criterios de plausibilidad

sociales. También relaciona la madurez con el cumplimiento y logro de los propios sueños e
107
ideales personales al margen de los convencionalismos y en los que será importante, también

en cierta medida, resistir a las dificultades que la vida vaya presentando.

2. MADUREZ ESPIRITUAL

a. JUICIO RELIGIOSO

El sujeto 01 presenta una puntuación de 3.8 en la Teoría de los Estadios de su

desarrollo religioso de Osser y Gmünder (1998). De ello se deduce que esta persona presenta

un juicio religioso enmarcable como avanzado estado de transición del estadio 3 al 4 estando

muy cercano al Estadio 4. En este estadio de transición la responsabilidad del ser humano

sigue estando intacta pero irrumpe la conciencia de que entre Dios y la persona existe una

relación de mediación que se intuye simultánea; es decir, se toma consciencia de la fuerza

operativa trascendente –a la vez que inmanente- y, progresivamente, se irá construyendo un

nuevo modelo posibilitador de la conciliación de ambas dimensiones.

El sujeto 01 presenta una concepción de autonomía religiosa y del plan de salvación

en una perspectiva integradora. Osser y Gmünder (1998) afirman que en este estadio se

presenta una nueva conciliación entre la plena autonomía de decisión de la persona junto a

la aceptación de una Referencia Última que, en este caso, sería Dios. El mundo no aparece

como determinando sino que lo terrenal se vivencia como “ecuación de lo Divino” (Osser y

Gmünder, 1998, p.111) en donde se vivencia que Dios no hace directamente la Historia sino

que pone las condiciones de posibilidad de la operativa humana. Esto significa que la persona

tiene capacidad de deliberación y que se concibe como decisivo en la historia del plan de

salvación. Esta libertad que siente la persona inserta en este estadio hace que se sienta sujeto

108
de su propia historia ya que se siente y percibe como sujeto fijado en la libertad. Y percibe

esta libertad gobernada “desde fuera” en el sentido de sentirse ser fijado en la libertad.

b. IMAGEN DE DIOS

El sujeto 01 representa a Dios en una imagen con tres espirales:

Ante la pregunta de cómo es Dios para usted, la respuesta es la siguiente: “Es como

un muelle en espiral que no tiene inicio ni final. Es como un resorte. Un Dios que se va

abriendo, que se va dando a conocer a medida que la historia avanza. Un Dios que sale de sí

mismo, de su mismidad y que se abre cada vez más al hombre, para acogerlo, para acoger a

todos los que quieran cobijarse dentro de Él. No es cerrado: permite que el ser humano pueda

estar dentro y pueda estar fuera de él: respeta la libertad. No es inmutable: cambia, se mueve

permanentemente; capaz de constreñirse para cobijar y resguardar y capaz de estirarse para

alcanzar a más y para no aprisionar a nadie. Quien lo desea puede penetrar en él y quien lo

desee puede salir de él. No es cerrado; todo en él es apertura, tolerancia, respeto a la libertad.

Siempre abierto. Todos pueden tener cabida en Él. Lo suficientemente flexible para

constreñirse y resguardar y proteger y también para alargarse y querer acoger a todos.”

Básicamente la imagen de Dios que aparece no se corresponde con una visión

animista, ni antropomórfica, ni mágica. En el relato que hace sobre la imagen podemos

considerar algunos rasgos de una imagen antropomórfica afectiva: “Un Dios que sale de sí

109
mismo, de su mismidad y que se abre cada vez más al hombre, para acogerlo, para acoger a

todos los que quieran cobijarse dentro de Él. No es cerrado: permite que el ser humano pueda

estar dentro y pueda estar fuera de él: respeta la libertad“. Siguiendo a Núñez (2004) es una

imagen más evolucionada que revela una superación de la funcionalidad de la relación con

lo espiritual en la que se evidencia que la relación de la persona con Dios no está al servicio

de sus temores e incapacidades. Núñez (2004) afirma que esto es indicador de un alto nivel

de desarrollo personal en el que es necesario poseer una madurez psicológica; la persona ha

de sentirse segura de sí misma, satisfecha y con capacidad. Esto hace que ponga al servicio

de Dios todos sus recursos; la persona está dispuesta a entregarse antes que a pedir y a

conceder antes que a demandar. En este caso Dios viene a hacer plena su existencia en lugar

de a cubrir y satisfacer las propias debilidades y necesidades. Nüñez (2004) señala,

asimiso,que se trata de una imagen más evolucionada indicador de una espiritualización en

donde lo divino se vuelve más abstracto, asociado a una mayor subjetividad y sensibilidad

personal, conservando sus atributos pero desprendiéndose de las limitantes de forma, tiempo

y espacio. Afirma, asimismo, que esto es lo que debería producirse pero que no es lo que se

observa normalmente en todas las personas.

Según Garrido (1996) el sujeto 01 presenta algunos rasgos de imagen racionalizada

de Dios aunque están presentes elementos afectivos (“apertura, tolerancia, respeto, cobijo,

libertad…”) que indican el modo de relación. Garrido (1996, p. 250) afirma que cuando la

afectividad es teologal las imágenes de Dios comienzan a ser fundamentalmente un soporte

simbólico para expresar la relación con Dios. En la fase teologal señala que predomina la

presencia inobjetivable del Dios personal, atemáticamente percibido desde la fe y que es

110
capaz realizar síntesis de contrarios (cercanía y distancia; conciencia de la gratuidad y de la

culpa, etc.).

Siguiendo a Garrido (2000, p. 148) podemos señalar que el sujeto 01 resuelve bien el

conflicto psicoafectivo con Dios de manera adulta relacionándose con Él como amor

incondicional, que no se entromete en nuestras vidas; un Dios que ama sin ser posesivo, que

quiere la autonomía de la persona y con quien puedo establecer una relación interpersonal de

amor liberado de la necesidad infantil de ser aprobado o de tener miedo al rechazo no siendo

necesario defenderse de Dios para ser uno mismo. La grandeza de su amor está en que quiere

ser amado así, sin que le necesitemos, entregados a la transformación responsable de la

condición humana apoyando a la persona y respaldándola afectivamente pero sin intervenir

directamente. Garrido (2000) afirma que esta imagen refleja, ciertamente a un Dios

incondicional, pero señala que Dios, aquí, no tiene autoridad de Dios ya que promueve la

autonomía, pero no salva; Dios no soluciona nuestros problemas pero ha dejado de ser

omnipotente.

La imagen de Dios presente es una imagen evolucionada y sana psicoafectivamente.

Desde el punto de vista espiritual, en opinión de Garrido (2000), habría que considerar aún

esta persona no expresa las características específicas de una “infancia espiritual”, síntesis

única que sólo el Espíritu Santo puede realizar entre necesidad, libertad y sentido, a la medida

de la adultez propia de Jesús, más allá de heteronomía y autonomía” que al final de un proceso

de relación teologal con Dios

111
3. SÍNTESIS

En cuanto a la madurez psicológica podemos señalar que en esta persona predomina la

concepción Humanista- Constructivista de la Madurez; ello revela que prevalece en ella un

concepto de la madurez entendido como logro deseable para todo ser humano y proveniente

de procesos de afrontamiento y construcción internos, no estando relacionados con criterios

sociales de éxito.

En cuanto a la madurez espiritual se sitúa prácticamente en el Estadio 4 del Juicio

Religioso en el que la persona y Dios están circunscritos en el fundamento de la existencia;

la persona actúa y fundamenta su vida y existencia en Dios desde una óptica más abstracta,

más existencia y trascendente. Dios está presente en todas las decisiones pero desde la

autonomía de la persona. Esta persona funda una búsqueda de la interpretación de Dios en

todos los ámbitos e intenta descubrir cómo Dios se revela en todas las cosas. Su libertad se

encuentra referenciada y condicionada por Dios pero todavía no configura su libertad de

manera total y absoluta a la libertad de Dios ya que prevalece su libertad a la salvación de

Dios. Esto se corrobora y reafirma con la representación gráfica de Dios y con la respuesta

dada a lo que es Dios para esta persona; se presenta a un Dios que “sale de sí mismo” y que

“se abre cada más al hombre” respetando su libertad. En la descripción de la imagen de Dios,

este Dios respeta absolutamente la libertad del hombre. Esta descripción de la libertad de la

persona respecto a Dios es propia del Estadio 5 del desarrollo del juicio religioso descrito por

Oser y Gmünder (1998).

112
En cuanto a la representación gráfica de Dios presenta una imagen evolucionada con

presencia de atributos afectivos en la descripción de la imagen.

Podemos concluir señalando que para el sujeto 01 es importante encontrar un sentido

y significado a lo que se vive asumiéndolo y dotándolo de sentido referido a un Dios que lo

asume como Referencia Última. Un Dios que no va a actuar directamente en la historia sino

a través de que la persona acepte lo que considera su voluntad. De este modo el sujeto 01 se

concibe como decisivo en esta historia de salvación sintiéndose absolutamente libre para

aceptar o rechazar esa oferta de salvación y no utilizando a Dios como recurso para satisfacer

las propias necesidades y demandas personales.

Consecuencias para su vinculación con los otros, para el trabajo pastoral y para sí

mismo.

El sujeto 01 es una persona con clara conciencia de sí mismo y concibe la vida y la

relación con Dios como un proceso. La relación con los otros se realizará, presumiblemente,

desde una concepción de la persona en continuo proceso de crecimiento y con alta valoración

del logro de la autonomía personal. En consecuencia esperará de los otros que tengan una

actitud de crecimiento personal huyendo de cierta concepción vigente de que la madurez

psicológica de la persona coincide con la fase adulta de la vida. El sujeto 01, asimismo,

entregará muy probablemente a las personas con quienes entre en contacto en su actividad

pastoral esta visión dinámica y de continua construcción y logro de la realización personal

basada en el descubrimiento de la propia identidad personal y de la propia vocación más que

en los criterios de plausibilidad social vigentes.

113
Al ser su imagen de Dios una imagen evolucionada en la que Dios es una Referencia

Última posibilitadora y facilitadora para la vida de las personas, a nivel pastoral operará desde

una imagen integradora, unificadora y posibilitadora de un Dios cercano a la propia persona

que se concebirá en continuo proceso de desarrollo que posibilitará el trabajo en una

perspectiva de pastoral de procesos. Tal vez el desafío pastoral y espiritual del sujeto 01 esté

en ir trabajando personalmente la actitud de la indiferencia espiritual en el sentido de que la

misión se libere de la necesidad de resultados y de frutos conforme a sus propios deseos en

la línea de la justificación de la fe y no de las obras (Rom. 3, 28) o en el “sólo Dios basta” de

Santa Teresa.

A nivel personal tal vez su desafío esté en aceptar, a nivel existencial y espiritual más

que a nivel cognitivo, que sólo Dios salva y que desde la fe, desde el corazón de Dios, puede

encarar las contradicciones que la vida va deparando. Debido a su concepto de madurez como

proceso de desarrollo tal vez esté en su horizonte el imaginario de la autorrealización en clave

de autonomía personal pero referida a Dios más que en una integración comunicativa.

114
SUJETO 02

1. MADUREZ PSICOLÓGICA

02
HUMANISTA-
6.62
CONSTRUCTIVISTA
IMPLÍCITAS
TEORÍAS

EVOLUTIVA-
2.22
NORMATIVA
PETER PAN 3.77
RELATIVISTA-
0.87
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 3.50

La concepción Humanista- Constructivista de la Madurez (6.62) es la predominante en

esta persona. Según Zacarés y Serra (1999) podemos afirmar que esta persona entiende la

madurez como un proceso íntimamente ligado a su experiencia interna; es decir, define a las

personas como maduras o inmaduras, no tanto por el tipo de experiencias observables

externamente que hayan ido sucediéndose en sus vidas sino por la forma en que han afrontado

dichas experiencias. Para las personas en las que prevalece esta concepción la madurez

proviene de procesos de afrontamiento y construcción internos, no estando relacionados con

criterios sociales de éxito. La madurez se entiende como un logro deseable para todo ser

humano. Ello implica tener que ejercitarse en encontrar un sentido y significado a lo que se

vive de forma que la propia vida va construyéndose con conciencia y provecho. Según

Zacarés y Serra (1998) se podría decir que las personas en las que predomina esta Teoría

consideran que “lo que nos hace más maduros no es la cantidad de experiencias que vivamos,

sino el modo en que las asumimos y les damos significado.

115
Con un menor grado de relevancia aparece también la teoría de Peter Pan (3.77) según la

cual la persona madura sería aquella que mejor hubiera realizado sus sueños e ilusiones

adolescentes. En esta perspectiva se considera, asimismo, importante la fidelidad a uno

mismo al margen de los convencionalismos sociales. Se entiende que madurar es llegar a

desarrollar las potencialidades y características idiosincráticas de uno mismo sin ningún tipo

de cortapisas que limiten desde el exterior la propia libertad. En cierto sentido se manifiesta

un rechazo a la normalidad adulta como ideal de madurez.

Con una puntuación similar aparece, en tercer lugar, la Teoría de la Resistencia (3.50) en

la que el logro de la madurez está en relación con el sufrimiento (“si no se ha sufrido, no se

ha podido madurar”). En esta perspectiva predomina una concepción pasiva del ser humano

y de su maduración psicológica siendo lo más importante resistir ante las dificultades que,

inexorablemente, la vida presenta. Según Zacarés y Serra (1999) de acuerdo a esta creencia

y visión es imposible que una persona sea madura si en su vida no ha tenido que enfrentarse

y resistir a los obstáculos que se le han ido presentado. Enfrentarse a los obstáculos y

resistirlos habrá contribuido a curtir el carácter

La concepción relativista-escéptica (0.87) es prácticamente inexistente en esta persona lo

cual significa que para el sujeto tiene una concepción determinada y asumida de la madurez

lejos de la percepción sectorizada y menos holística que representa la concepción

relativista—escéptica. Ello está en consonancia con la clara predominancia de la concepción

humanista-constructivista predominante en el sujeto 02.

116
2. MADUREZ ESPIRITUAL

a. JUICIO RELIGIOSO

El sujeto 02 presenta una puntuación de 3.9 en la Teoría de los Estadios del Juicio

religioso formulada por Osser y Gmünder (1998) que se corresponde a un estadio de

Transición, muy avanzado entre el Estadio 3 (Perspectiva de la autonomía absoluta y del

deísmo) y el Estadio 4 (Perspectiva de la autonomía religiosa y del plan de salvación).

Permaneciendo intacta la autonomía de la persona irrumpe la conciencia de que entre

la persona y Dios existe una relación de mediación, aunque en este estado de transición aún

no se presenta del todo conciliada. Osser y Gmünder (1998, p.110) afirman que en estos

momentos de transición, considerados críticos, son momentos de inquietud transformativa.

La crisis de este estado de transición se articula por la negación de los extremos; la persona

va descubriendo que los problemas no se resuelven disociando el ámbito de Dios del propio

ámbito personal. La crisis de este estadio es vivida en un primer momento en forma de

regresión al ver la persona que no puede responder tan satisfactoriamente como desearía las

preguntas sobre la fundamentación de la existencia, de la comunicación, etc.

Superar esta fase crítica le ha propiciado al sujeto 02 una nueva conciliación entre la

plena autonomía de decisión y la aceptación de Dios como Referencia Última que le

posibilita vivenciar a Dios como condición de posibilidad de toda decisión y de toda acción.

Dios es percibido y reconocido en muchos ámbitos (naturaleza, cultura, en la capacidad de

amar, etc.) así como es percibido como fundamento del mundo y de la existencia humana;

Dios no interviene directamente en el devenir y en las acciones concretas de la historia sino


117
que se presenta como fundamento y marco de posibilidad. Ante esto la persona se percibe

con propia capacidad de deliberación y discernimiento. La persona toma conciencia de que

es un actor decisivo dentro del plan o de la historia de la salvación y se ve y siente partícipe

de un plan, orientando su libertad de modo casi absoluto. Osser y Gmünder (1998) afirman

que

lo fundamental en la estructura del estadio 4 es que este plan (de salvación), por un

lado, y la Referencia Última, por otro, no son ya abolidos o suspendidos por la

autonomía internalizada del estadio 3, sino que son justamente ellos los que la

posibilitan. (p. 112)

Resulta significativo, asimismo, que haya dos respuestas que son claramente del

Estadio 5 (Perspectiva de la autonomía religiosa mediante intersubjetividad incondicional).

En este estadio se concibe el fundamento del mundo y de la vida a partir de un plan

determinado de salvación que se vincula constitutivamente con la libertad y responsabilidad

de la propia persona. Esto implica que la relación entre Dios y la persona tiene como finalidad

a la propia persona y la experiencia de salvación o de condenación se vincula al lugar del

encuentro intersubjetivo.

118
b. IMAGEN DE DIOS

El sujeto 02 dibuja la imagen de un Dios un tanto anciano abrazando el mundo en

actitud acogedora y sonriente.

Ante la pregunta de cómo es Dios para usted, esta persona responde que “Para mí,

Dios es un padre, amoroso, tierno y dador de vida, que sólo quiere mi felicidad. Hoy, no

puedo separar la imagen de Dios de la relación que tiene Jesús con su Padre. Por lo tanto, me

imagino a un Dios padre, como el padre del hijo prodigo. Un Dios que perdona, acompaña,

anima, orienta y ama. Es la imagen de un padre anciano, porque los ancianos tienen sabiduría

y experiencia. Es una imagen de un Dios grande, porque Dios es el fundamento de la vida. “

Siguiendo a Núñez (2004) la imagen de Dios que esta persona presenta es claramente

una imagen antropomórfica afectiva con rasgos protectores que aparece claramente

expresado en las alusiones afectivas que aparecen en la descripción del relato: “… padre,

amoroso, tierno y dador de vida. (…). Dios que persona, acompaña, anima, orienta y ama”.

También aparecen unos ciertos rasgos de imagen antropomórfica material ya que aparece la

119
imagen de un Dios anciano, varón y abrazando el mundo. No aparecen, asimismo, rasgos de

una imagen de Dios afectivo punitiva ni ningún elemento de magismo ni de ritualismo.

Núñez (2004) afirma que “la madurez de la fe resulta posible en la medida que el

individuo supere la funcionalidad de la relación con lo espiritual, vale decir que su relación

con Dios no esté al servicio de sus temores e incapacidades” (p. 76). El sujeto 02 manifiesta

rasgos de esta madurez en el sentido de que afirma que “Dios es el fundamento de la vida”.

Asimismo afirma que “es la imagen de un padre anciano, porque los ancianos tienen sabiduría

y experiencia”. Según Núñez (2004) esto sería indicador de una vivencia de un Dios que

plenifica su existencia y no la de un Dios que cubre sus debilidades.

Siguiendo a Garrido (1996) el sujeto 02 dibuja a un Dios con ciertos rasgos de “Dios

abuelo”, con rostro personal que denota relación de confianza (“Un Dios que perdona,

acompaña, anima, orienta y ama. Aparece un Dios de la armonía sin conflicto, que da

seguridad; se refleja tanto en el texto descrito como en el dibujo (imagen benevolente y

acogedora). Garrido (1996, p. 248) afirma que puede hay mucho de reaccional en esta imagen

de Dios ya que, frente a la imagen autoritaria de Dios, aparece la imagen permisiva.

No en el dibujo pero sí en el relato aparece una imagen afectiva de Dios que es la de

“Dios Padre” (1996, pp. 249-250) que se encuentra en personas de ámbito familiar

privilegiado en cuanto han tenido la suerte y oportunidad de tener unos padres afectivamente

maduros que han propiciado la integración adecuada del amor incondicional, sin temor de la

pérdida, y de la responsabilidad moral. Garrido (1996) afirma que estructurar así la imagen

afectiva de Dios parece perfecto como ideal educativo pero señala, al mismo tiempo, que hay

un punto neurálgico en el que aparece la debilidad de esta imagen aparentemente tan sana de

Dios y tan satisfactoria y segura para la persona. Este punto neurálgico señala que es

indicador de que la afectividad de la persona no ha sido aún contrastada ni confrontada con


120
los conflictos del adulto en el ámbito social y que la conciencia de pecado no ha pasado por

crisis existenciales. Garrido (1996) señala que cuando el amor de Dios parece “normal” es

que Dios es transposición de la imagen parental y que la relación con Dios se da en un nivel

en el que prevalece lo psicoafectivo. Esta imagen presupone la elaboración adecuada del

complejo de Edipo en cuanto refleja la integración positiva del conflicto con la ley en la

relación de confianza con el padre. La debilidad de esta imagen reside en el sentido de que

se trata de una elaboración psicológica y no existencial ni teologal. Se podría afirmar que el

sujeto 02 ha resuelto bien el conflicto psicoafectivo con Dios de manera adulta sin ir más allá

en el sentido de que Dios parece reducido a la imagen de un padre adulto finito. Garrido

(2000, p. 148) afirma que en estos casos para integrar positivamente la autoridad de Dios, se

le vive como un padre adulto que ama incondicionalmente sin meterse en la propia vida de

la persona. Un Dios que ama de forma no posesiva, que quiere la autonomía de la persona y

que, en la medida en que la persona conquista esa autonomía, puede establecer con Él una

relación interpersonal de amor, liberado de la necesidad infantil de ser aprobado o del miedo

al rechazo. Esta imagen estaría indicando un respaldo afectivo de Dios pero sin intervenir, es

decir, en opinión de Garrido (2000) Dios sería incondicional pero sin la autoridad de Dios ya

que Dios posibilita la autonomía de la persona pero sin salvarla. Ante esto Garrido (2000, p.

148) se pregunta por qué según madura la relación con Dios, dejando de ser proyección de

necesidades infantiles, Dios deja progresivamente de ser Dios.

Todo lo anterior tendrá consecuencias tanto para la propia persona como para el

establecimiento de vínculos con los otros así como para el trabajo pastoral que serán

expuestas posteriormente.

121
3. SÍNTESIS

Como conclusión de la concepción de Madurez psicológica del sujeto 02 podemos

señalar que presenta un concepto de madurez entendido como un logro deseable para la

persona a través de un proceso interno de sentido y significación de todo lo que le acontece

sin estar pendiente de los criterios de plausibilidad sociales. En su concepción, aunque con

menor significativa existe, también, una concepción de la madurez en relación al

cumplimiento y logro de los propios sueños e ideales personales al margen de los

convencionalismos y en los que será importante, también en cierta medida, resistir a las

dificultades que la vida vaya presentando. La capacidad de hacer frente y superar las

adversidades también está presente en su concepto de madurez.

En cuanto a la madurez espiritual podemos afirmar que en la Teoría de los Estadios del

Juicio Religioso se encuadra prácticamente en el estadio 4. Consciente de su propia

autonomía personal acepta a Dios como Referencia Última y condición de posibilidad del

éxito humano dentro del plan de salvación del cual se siente copartícipe.

La imagen de Dios que tiene el sujeto 02 es una imagen antropomórfica afectiva con

rasgos protectores presentando, también a su vez, una imagen antropomórfica material y no

apareciendo ningún tipo de indicador de magismo ni de ritualismo. Prevalece la imagen

afectiva de “Dios padre” con signos de protección, amor, orientación y acompañamiento que

indica la prevalencia de una imagen permisiva de Dios frente a una imagen autoritaria. Ello

es indicador de una imagen evolucionada de Dios expresión de que el conflicto psicoafectivo

con Dios está resuelto de manera adulta.


122
Como se puede observar el concepto de madurez humana humano constructivista que

aparece en el sujeto 02 está en consonancia con el juicio religioso y con la imagen de Dios

que presenta en el sentido en que esta persona ha resuelto el conflicto psicoafectivo con Dios

y toda su existencia la orienta y fundamenta a ese mismo Dios como Referencia Última. Se

da una integración entre lo humano y espiritual

Consecuencias para su vinculación con los otros, para el trabajo pastoral y para sí

mismo.

El sujeto 02 concibe la madurez como un proceso. Aparece una integración de la

dimensión humana y religiosa – espiritual por lo que ambos conceptos los entenderá y vivirá

en esta clave y dinámica de proceso que será elemento facilitador tanto de su desarrollo

personal como el de las personas a las que dedica su trabajo pastoral; ello facilitará el logro

de la autonomía y de la realización personal o autorrealización. Al concebir la madurez como

proceso y al otorgar, al mismo tiempo, mucha importancia al logro de los propios sueños

valorando asimismo la superación de las dificultades esperará de las otras personas que

trabajan con él en el área pastoral así como de los destinatarios de su labor pastoral esa actitud

y compromiso con el propio crecimiento personal desde el descubrimiento de la propia

identidad personal y vocación genuina. Ello podrá entrar en ciertos momentos en

contradicción con los valores y criterios de reconocimiento social vigentes. El hecho de

tener, también, presente en su concepción de madurez la importancia de hacer frente y

superar las adversidades le facilitará la empatía con las situaciones personales de dificultad

123
y le dotará de una gran sensibilidad ante los temas de sufrimiento y adversidad que se vaya

encontrando.

Su trabajo pastoral se podrá enfocar adecuadamente en una pastoral de procesos con

una perspectiva personalizadora de la fe en la que propiciará el desarrollo de cada una de las

personas en su dimensión humana y espiritual integradas. Esta integración es maduración

humana y espiritual aunque todavía no se ven signos de la unificación que es don escatológico

del Espíritu Santo (Garrido 1996, p. 273).

Un gran desafío que se le presenta al sujeto 02 es seguir trabajando su propio proceso

de fe en el que la relación teologal con Dios se pueda expresar en la infancia espiritual que

según Garrido (2000) “es la síntesis que sólo el Espíritu Santo realiza entre necesidad,

libertad y sentido, a la medida de la adultez propia de Jesús, más allá de heteronomía y

autonomía” (p. 149). Aunque racionalmente lo pueda ver el concepto de autonomía y

madurez psicológica que presenta habrá de superar el cierto peligro narcisista de considerar

que con el propio esfuerzo pueda lograr esa meta de madurez humana y espiritual integradas

así como habrá de superar el probable temor a la dependencia y a la desprotección del yo

desde la vivencia de Dios como amor absoluto. La integración para llegar ser unificación

necesitará pasar por la descentración del yo a partir de una concentración radical en Dios

(Garrido 1996, p. 281). Ello tendrá como consecuencia la entrega y confianza absoluta en la

voluntad de Dios, justificación por la fe, liberándose así de la necesidad de los frutos de la

misión consecuencia de la “justificación por las obras” (Rom. 3, 28) en la que la indiferencia

espiritual será la actitud básica y consecuencia del proceso.

124
SUJETO 03

1. MADUREZ PSICOLÓGICA

03
HUMANISTA-
4.75
CONSTRUCTIVISTA
IMPLÍCITAS
TEORÍAS

EVOLUTIVA-
2.88
NORMATIVA
PETER PAN 3.44
RELATIVISTA-
2.87
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 2.75

La concepción Humanista- Constructivista de la Madurez (4.75) es la predominante.

Resulta significativo el hecho que la puntuación obtenida por la primera teoría no sea muy

alta (en todos los demás casos supera el 6.6) así como el hecho de que la diferencia de

puntuaciones de las diversas teorías no sea muy significativa. De ello se puede concluir que

el sujeto 03 no tiene muy definido un determinado concepto de madurez aunque prevalezca

el enfoque humanista-contructivista que es el predominante en el ambiente cultural presente,

Según Zacarés y Serra (1999) afirman que las personas que se ubican en la perspectiva

humanista-constructivista entienden la madurez como un proceso íntimamente ligado a su

experiencia interna juzgándose a las personas como maduras o inmaduras, no tanto por el

tipo de experiencias observables externamente que hayan ido sucediéndose en sus vidas sino

por la forma en que han afrontado dichas experiencias. Para las personas en las que prevalece

esta concepción la madurez proviene de procesos de afrontamiento y construcción internos,

no estando relacionados con criterios sociales de éxito. La madurez se entiende como un

logro deseable para todo ser humano. Ello implica tener que ejercitarse en encontrar un

125
sentido y significado a lo que se vive de forma que la propia vida va construyéndose con

conciencia y provecho. Según Zacarés y Serra (1998) se podría decir que las personas en las

que predomina esta Teoría consideran que “lo que nos hace más maduros no es la cantidad

de experiencias que vivamos, sino el modo en que las asumimos y les damos significado.

La Teoría de Peter Pan aparece en segundo lugar (3.44). Desde la perspectiva de la

Teoría de Peter Pan, Zacarés y Serra (1997) afirman que la creencia representativa sería la

de que la persona madura sería aquella que mejor hubiera realizado sus sueños e ilusiones

adolescentes. Las personas que están de acuerdo con esta teoría entienden que la madurez

implica la fidelidad a uno mismo al margen de los convencionalismos sociales. Se entiende

que madurar es llegar a desarrollar las potencialidades y características idiosincráticas de uno

mismo sin ningún tipo de cortapisas que limiten desde el exterior la propia libertad. En cierto

sentido se manifiesta un rechazo a la normalidad adulta como ideal de madurez.

A continuación, en tercer lugar, aparece la Teoría Evolutivo-normativa (2.88).

Curiosamente esta teoría según Zacarés y Serra (1999) se podría considerar como opuesta a

la Teoría de Peter Pan ya que entiende la madurez personal como el estado del adulto

considerado como “normal” tras la experiencia y vivencia de una serie de acontecimientos

normativos, fuertemente sometidos a una serie de expectativas y exigencias reguladas

socialmente. La madurez se va logrando en la medida en que la persona va adoptando y

desempeñando adecuadamente roles y responsabilidades socialmente atribuidas al mundo

adulto, de tal modo que una serie de criterios externos (matrimonio, paternidad, carrera

laboral, éxito social, etc.) son los que definen el logro o no de la madurez personal.

126
Con una puntuación casi idéntica a la Teoría evolutivo-normativa (2.88) aparece la Teoría

relativista-escéptica (2.87) que es la Teoría que sintetiza las concepciones que más cuestionan

el propio constructo de madurez ya que esta forma de pensamiento se caracteriza por la

incredulidad respecto a la bondad y deseabilidad de esta cualidad personal

Como conclusión de la concepción de madurez psicológica del sujeto 03 podemos señalar

que no tiene una clara perspectiva del constructo de madurez aunque concibe básicamente la

madurez como un logro a través de un proceso interno de sentido y significación de todo lo

que le acontece relacionando también la madurez con el cumplimiento y logro de los propios

sueños e ideales personales pero en el marco del convencionalismo social predominante. Es

decir, es importante que la persona tenga un proceso interno de sentido y logre sus sueños e

ideales pero dentro del marco de los sueños e ideales predominantes en la sociedad.

2. MADUREZ ESPIRITUAL

a. JUICIO RELIGIOSO

El sujeto 03 presenta una puntuación de 3.1 en la Teoría de los Estadios del Juicio

Religioso por lo que podemos afirmar que se encuentra en el Estadio 3 correspondiente a la

Perspectiva de la autonomía absoluta y del deísmo. Según Oser y Gmünder (1998) en este

estadio la persona es ya capaz de separar claramente los ámbitos del Yo y de la Referencia

Última. La persona siente conscientemente una gran responsabilidad a la hora de planificar

y adoptar decisiones; tiene clara conciencia de lo que atañe a su propio ámbito operativo y lo

que atañe a la Referencia Última que, en este caso, es Dios. En este estadio se da una clara

conciencia entre lo que pertenece al ámbito de Dios y al ámbito del ser humano, entre lo

127
sacral y lo profano. Los dos ámbitos, el de la propia persona y el de Dios, aparecen claramente

definidos y delimitados teniendo, cada uno de ellos, su propio ámbito de decisión. Esto hace

que se considere que Dios tiene su propio ámbito de competencia y, por tanto, la persona deje

de considerar la posibilidad de ejercer algún tipo de influencia sobre Dios.

La progresión con respecto al estadio anterior consiste en que la persona tiene su

propia competencia de decisión que puede llegar a coordinarse con las competencias propias

de Dios. Oser y Gmünder (1998) afirman que la persona en el estadio 3 establecerá sus

fronteras respecto al influjo del Otro en la medida en que acentúe el señoreo del propio campo

decisorio: en un sentido teológico la persona se concebirá como escogida o condenada, podrá

aparecer el concepto de salvación o condenación con lo que no es posible culpar desde una

instancia exterior.

El sujeto 03 da seis respuestas que se categorizan en el estadio de transición del

estadio 3 al 4. Oser y Gmünder (1998) señalan que es propio de este estadio la conciencia de

relación que aparece entre la persona y Dios en el sentido en que se reconoce que la totalidad

de las propias acciones tienen algo que ver con el Absoluto. Afirman, asimismo, que el paso

del estadio 3 al 4 es crítico en el sentido de que la persona lo vive en un primer momento

como una regresión al comprender que no puede responder satisfactoriamente a sus preguntas

en torno a la fundamentación última de la existencia.

128
b. IMAGEN DE DIOS

El sujeto 03 dibuja un Dios, que en realidad es la imagen de un Jesús resucitado, que

abraza el mundo en forma de un corazón, en actitud sonriente y ante el que pone los términos

familia, amigos y comunidad.

Ante la pregunta de cómo es Dios para usted, responde lo siguiente: “Es importante

la pregunta, cómo definir a Dios. Es nombre sagrado creador del universo. Que guía y

protege. Que se hace presente en la naturaliza, en la palabra, en el ser humano y en Jesús.

Nos ayuda a vivir en armonía y alegría con los demás seres vivos, a vivir en familia, en

comunidad. A dar gracias por lo que somos y tenemos. Por lo que vivimos, lo bueno que nos

129
enriquece y lo malo que nos nace consciente de nuestras limitaciones. Y ante esto nos mira

con misericordia. Nos escucha ante las súplicas de las necesidades”.

Siguiendo a Núñez (2004) la imagen de Dios presentada por esta persona es

claramente una imagen antropomórfica material en la que se reflejan características de la

trascendencia utilizando a la vez categorías físicas y espaciales; en la imagen aparece un Dios

joven, con aspecto sonriente, varón y abrazando el mundo que presenta la forma de corazón.

A la vez que presenta un antropomorfismo material aparece, a su vez, un antropomorfismo

afectivo ya que dota con características emocionales la imagen de Dios; aparece la imagen

de un Dios protector que se refleja en la actitud sonriente de acogida en sus brazos el mundo

y también en el relato: “que guía y protege. Nos ayuda a vivir en armonía y alegría (…) Y

ante esto nos mira con misericordia. Nos escucha ante las súplicas de las necesidades”. No

aparece ningún rasgo de antropomorfismo afectivo punitivo ni de animismo punitivo.

Núñez (2004, p. 57) señala específicamente que la imagen de Dios con el mundo en

sus manos corresponde al antropomorfismo material característico de la imagen o conciencia

de Dios que se da en los escolares entre 6 y 10 años y que perdura en la preadolescencia

No aparecen elementos ni características propias de magismo, animismo ni de

ritualismo.

Tanto en la imagen como en el relato de quién es Dios, aparece una relación con Dios

en la que la persona no necesita separarse del mundo ni de la vida ni de la historia humana.

Presenta una fe como presencia salvadora.

130
Garrido (1996, p. 246) afirma respecto a las imágenes de Dios que la afectividad en

relación se apoya en las imágenes del tú, de tal modo que, al transformarse la relación, cambia

la imagen y viceversa y entendiendo por “imagen de Dios” no la imagen racionalizada, la

idea, sino la imagen afectiva distinguiendo en ésta lo consciente y lo inconsciente. Lo

propuesto no es posible verificarlo a través del dibujo y del texto aunque es destacable que

ante la pregunta de “cómo es Dios para usted” el sujeto 06 recurre a la racionalización (“es

importante definir la pregunta, cómo definir a Dios”) ya que en ningún momento se solicita

la formulación de ninguna definición.

Las características que el sujeto 06 atribuye a Dios son las propias de la imagen del

“Dios abuelo” que recoge Garrido (1996) a pesar de que sea un Dios joven o Jesús el que

aparece en el dibujo. Garrido (1996, p. 248) señala que la imagen del Dios abuelo tiene un

rostro personal; hay relación de confianza y muy positiva (“es un Dios que guía y protege”).

Es un Dios de la armonía sin conflicto (“nos ayuda a vivir en alegría y armonía…”) que

proporciona seguridad (“guía y protege (…); nos escucha ante las súplicas de las

necesidades”) manifestando, a su vez también, las características e imagen de un seno

materno protector que exime de la responsabilidad (“nos mira con misericordia”). Garrido

(1996) afirma que hay mucho de reaccional en esta imagen de Dios ya que, frente a la imagen

autoritaria de Dios aparece una imagen permisiva que manifiesta en su opinión una tendencia

regresiva a evitar la angustia de separación o el miedo a la responsabilidad.

En el relato, más que en la imagen también podemos observar ciertas características de

la imagen de Dios Padre: “nombre sagrado creador del universo”. Garrido (1996) afirma que

esta imagen se encuentra a veces en personas de ámbito familiar privilegiado que han tenido

la suerte de tener unos padres afectivamente maduros y que han propiciado la integración

131
adecuada del amor incondicional (ser querido, contar con el padre siempre, sin amenaza de

pérdida). Señala, asimismo, que la relación con Dios de este tipo de personas tiene las mismas

características de confianza incondicional y de sentido moral, desarrollándose sin rupturas:

“es como si la interioridad se hubiese acostumbrado a la armonía y a la ausencia de toda

crisis” (p. 249). Ante esto Garrido (1996) señala un punto de debilidad que presenta esta

imagen aparentemente tan sana de Dios y que consiste en que a la persona le parece “normal”

ser querida por Dios, como un derecho de hijo. Ante esto afirma que esto delata, en primer

lugar, que la afectividad no se ha confrontado con los conflictos del adulto en el ámbito social

y que, en segundo lugar, la conciencia de pecado no ha pasado por crisis existenciales ya que

cuando el amor de Dios parece “normal” es que Dios es transposición de la imagen parental

prevaleciendo en la relación con Dios lo psicoafectivo.

3. SÍNTESIS

Como conclusión del sujeto 03 podemos afirmar que presenta una concepto de madurez

psicológica no claramente definido aunque prevalece el concepto de que la madurez humana

es un logro deseable para la persona a través de un proceso interno de sentido y significación

de todo lo que le acontece. También considera importante lograr la realización de los propios

sueños e ilusiones que aparecen y que se van forjando en la adolescencia considerando,

asimismo, que la madurez implica la fidelidad a uno mismo al margen de los

convencionalismos sociales vigentes. Básicamente entiende que madurar es llegar a

desarrollar las potencialidades y características idiosincráticas de uno mismo sin ningún tipo

de cortapisas que limiten desde el exterior la propia libertad.

132
En cuanto a la madurez espiritual cabe señalar que en la Teoría del desarrollo del Juicio

religioso se encuadra dentro del estadio 3 correspondiente a la Perspectiva de la autonomía

absoluta y del deísmo. Supone, por lo tanto que siente conscientemente una gran

responsabilidad a la hora de planificar y adoptar decisiones teniendo clara conciencia de lo

que concierne a su propio ámbito de acción y lo que atañe a Dios ya que ambos ámbitos, el

de Dios y el propio, los tiene claramente delimitados no pretendiendo influir en Dios para el

logro de los propios objetivos.

La imagen de Dios es una imagen antropomórfica material en la que se reflejan

características de la trascendencia utilizando a la vez categorías físicas y espaciales, a la vez

que presenta también antropomorfismo afectivo el que atribuye a Dios características

emocionales. En la imagen y en el relato de quién es Dios aparece una relación con Dios en

la que la persona no necesita separarse del mundo ni de la vida ni de la historia humana.

Presenta una fe como presencia salvadora. Las características atribuidas a Dios son las

propias de la imagen del “Dios abuelo” donde aparece una relación de confianza muy positiva

a la vez que refleja a un Dios de la armonía sin conflicto y que proporciona seguridad

manifestando, también ciertos rasgos de un seno materno protector que exime de la

responsabilidad. Habría que ver cuánto de reaccional existe en esta imagen un tanto

permisiva de Dios frente a la imagen autoritaria. Junto a esta imagen predominante del “Dios

– abuelo”, en el relato se pueden observar ciertas características de la imagen de Dios – Padre

característico de quienes han tenido la suerte de tener en la infancia unos padres

afectivamente maduros que han facilitado la experiencia y vivencia de la incondicionalidad

del amor.

133
La imagen y relación con Dios está centrada aún en la persona aunque claramente referida

a Dios.

Consecuencias para su vinculación con los otros, para el trabajo pastoral y para sí

mismo.

Presenta una tendencia a concebir la madurez como un logro deseable para toda persona

por lo que presentará en su quehacer educativo y pastoral una actitud positiva frente al

crecimiento personal continuado que se refuerza con la mirada positiva que presenta hacia la

consecución de los propios sueños e ideales.

La imagen que presenta de Dios es una imagen que podemos considerar como positiva

(Dios misericordioso, benevolente, protector) ya que no aparecen las imágenes negativas de

Dios (juzgador, castigador, enemigo de la realización del ser humano, etc.). Como

consecuencia de lo anterior esperará de los otros una actitud positiva, de acogida ante todo

lo que sea humano y ante el hecho humano. Se puede esperar que el sujeto 03, desde su

concepción de la madurez humana y espiritual, sea una persona de trato positivo y agradable,

que presenta en su labor pastoral una imagen positiva, integrador y motivadora de Dios.

Junto a lo señalado anteriormente se considera que se pueda plantear como desafío

personal de crecimiento, psicológico y espiritual, el abandonar las seguridades internas y

abandonarse a la confianza en Dios desde la fundamentación teologal de que sólo Dios salva

y únicamente desde la fe, desde el corazón de Dios, se puedan encarar las contradicciones de

la vida humana ya que el proyecto de vida va encontrado progresivamente su fuerza en el

primado de la voluntad de Dios; y la autonomía personal, tan deseada, encuentra su horizonte

de plenitud en la indiferencia espiritual. La oración pasiva, la desapropiación personal, la

134
elaboración del conflicto y de la culpa ante Dios, junto a incorporar en la vida diaria las claves

del discernimiento pueden facilitar este camino de fe y la respuesta positiva a la invitación

de Cristo de “ven y sígueme” (Mt. 19, 16-26) que conlleva, a su vez, vender las propias

riquezas (seguridades), y cargar con la propia cruz (las propias contradicciones, miedos,

culpas, etc.). Y todo ello haciendo propias las palabras de Pedro: “Señor, a quién iremos.

Sólo Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6, 68).

135
SUJETO 04

1. MADUREZ PSICOLÓGICA

04
HUMANISTA-
6.87
CONSTRUCTIVISTA
EVOLUTIVA-
3.66
IMPLÍCITAS

NORMATIVA
TEORÍAS

PETER PAN 4.33


RELATIVISTA-
4.25
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 1.75

La Teoría Humanista- Constructivista (6.87) es la predominante en el sujeto 04.

Podemos afirmar siguiendo a Zacarés y Serra (1999) que esta persona concibe la madurez

como un proceso íntimamente ligado a su experiencia interna; es decir, se juzga a las personas

como maduras o inmaduras, no tanto por el tipo de experiencias observables externamente

que hayan ido sucediéndose en sus vidas sino por la forma en que han afrontado dichas

experiencias importando más el modo de vivir y asumir las experiencias, desde una dotación

de sentido que la cantidad de éstas.

Las teorías de Peter Pan (4.33) y la Teoría Relativista-Escéptica (4,25) aparecen

también con una notable relevancia en esta persona Desde la perspectiva de la Teoría de Peter

Pan, Zacarés y Serra (1997) afirman que la creencia representativa sería la de que la persona

madura sería aquella que mejor hubiera realizado sus sueños e ilusiones adolescentes. Las

personas que están de acuerdo con esta teoría entienden que la madurez implica la fidelidad

136
a uno mismo al margen de los convencionalismos sociales. Se entiende que madurar es llegar

a desarrollar las potencialidades y características idiosincráticas de uno mismo sin ningún

tipo de cortapisas que limiten desde el exterior la propia libertad. En cierto sentido se

manifiesta un rechazo a la normalidad adulta como ideal de madurez.

Con una puntuación muy similar (4.25) aparece la Teoría Relativista- Escéptica que

según Zacarés y Serra (1999) se caracteriza por la incredulidad respecto a la bondad y

deseabilidad de la cualidad personal de la madurez, llegando incluso a cuestionar el propio

constructo.

Resulta significativo el hecho de que la Teoría de la Resistencia esté prácticamente

descartada en esta persona ya que obtiene una puntuación de 1,75. Ello indica que el sujeto

04 no concibe el sufrimiento como un elemento clave para el desarrollo de la madurez

psicológica.

Como conclusión de la concepción de madurez psicológica del sujeto 04 podemos

afirmar que concibe la madurez como un logro deseable de los sueños e ideales personales a

través de un proceso interno de sentido y significación de todo lo que le acontece sin estar

pendiente de los criterios de plausibilidad sociales aunque parece no estar muy convencido

de la estabilidad de todo esto en el sentido de que “una persona puede ser muy madura en

unas situaciones y poco en otras”. Rechaza la idea de que el sufrimiento sea un elemento

facilitador de la madurez humana.

137
2. MADUREZ ESPIRITUAL

c. JUICIO RELIGIOSO

El sujeto 04 obtiene una puntuación de 3.3 en la Teoría de los Estadios del Juicio

Religioso.

La mitad de las respuestas dadas, en total ocho, corresponden al Estadio 3

(Perspectiva de la autonomía absoluta y del deísmo). En el estadio 3 la persona separa

claramente los ámbitos del propio Yo y los de Dios. La persona se siente consciente de la

responsabilidad que tiene a la hora de planificar y de decidir teniendo, asimismo, clara

conciencia entre lo que es propio de la Referencia Última (en este caso Dios) y lo que es

propio del ámbito operativo de la persona. La persona se siente autorresponsable, capaz de

decidir y estas dos mismas características las atribuye igualmente a Dios reconociéndole un

ámbito propio de decisión y de actuación. El progreso de este estadio con respecto al anterior,

el dos, consiste en que la persona se siente sujeto de decisión que puede coordinarse, aceptar

o rechazar, con las decisiones o ámbito de competencia de decisión de la Referencia Última

que, en este caso, es Dios. La persona se siente distinta y se distingue de la Referencia Última.

Oser y Gmünder (1998) afirman que en este estadio se acentúa la importancia de la dotación

de significado ya que la persona establece sus fronteras respecto el influjo de Dios en la

medida en que acentúa el señoreo del propio campo decisorio.

Cinco de las respuestas dadas se enmarcan en la transición del estadio 3 al 4. En esta

fase de transición, aun siguiendo intacta la propia responsabilidad de la persona, irrumpe la

conciencia de que entre Dios y la persona existe una relación de mediación. Aparece la

138
conciencia de que el conjunto de las acciones y omisiones de la persona tienen algo que ver

con Dios.

Y son tres las respuestas correspondientes al estadio 4 (Perspectiva de la autonomía

religiosa y del plan de salvación) en el que se da una nueva conciliación entre la plena

autonomía de decisión del propio sujeto y la aceptación de una Referencia Última. En este

estadio la persona entiende que Dios no es quien hace directamente la historia sino que es

fundamento del mundo y de la existencia y pone las condiciones de posibilidad de la

operatividad humana. En este estadio la persona es plenamente consciente de la propia

capacidad de deliberación y se concibe, a sí mismo, como decisivo en el plan e historia de la

salvación.

De lo anterior y tomando también en consideración el hecho de que el sujeto 06 no

obtiene ninguna respuesta de estadios inferiores al 3 ni superiores al 4 podemos afirmar que

se encuentra en un estadio de transición del estadio 3 al estadio 4. Oser y Gmünder (1998)

afirman que en esta etapa la responsabilidad de la persona sigue intacta pero que irrumpe en

escena la conciencia de que, entre el Ser Último, y la persona existe una relación de

mediación. Señalan, asimismo, que se irá abriendo una brecha en la que se intuye la

simultaneidad de una fuerza operativa trascendente –a la vez que inmanente- y

progresivamente se irá construyendo un nuevo modelo que posibilitará la conciliación de

ambas dimensiones. En este estadio de transición se tiene conciencia de que la totalidad de

las propias acciones tienen algo que ver con el Absoluto.

139
d. IMAGEN DE DIOS

El sujeto 04 representa a Dios como una figura humana no distinguible como hombre

o como mujer al estar cubierta con una especie de velo y ante quien una persona que, en

principio parece adolescente o joven, vestido con túnica y cíngulo está de rodillas con la

cabeza hacia abajo en señal de sumisión o de veneración.

Ante la pregunta de cómo es Dios para usted, señala lo siguiente: “Mi Dios es Padre

y Madre, cuya infinita misericordia acepta al pecador arrepentido y lo hace gratuitamente. Es

un Dios que no quiere que el hombre le dé clases sobre cómo debe ser en su divinidad. Es

Dios "preocupado" por cada uno de sus hijos. Mi Dios, que es misericordia, nunca justifica

140
cualquier forma de la violencia contra un hombre. Es lleno de humildad. Asume todas las

decisiones de su hijo. Es Dios que, lleno de esperanza, sabe esperar el regreso de su hijo. Es

Dios que ama tal como sólo madre puede y sabe amar. Su amor es desinteresado, lleno de

ternura, más fiel que cualquier sentimiento humano. Es valiente en el amor. Su autoridad

paternal no se basa en la distancia, sino en el amor que Él expresa abiertamente. Es un Dios

que no es un prisionero del egoísmo divino. Dios que es capaz alegrarse de regreso de su

hijo. Pero que también sabe sufrir y este sufrimiento tiene su fuente en la compasión, en el

amor del Padre.”

Tomando como referencia a Núñez (2004) la imagen representada por el sujeto 04

manifiesta un antropomorfismo material ya que alude a un Dios hombre y mujer, aparece

como una figura grande en relación a quien está frente a él arrodillado quien aparece pequeño

en comparación. También aparece un antropomorfismo afectivo protector ya que hay

alusiones afectivas con rasgos protectores: “infinita misericordia; preocupado por cada uno

de sus hijos; lleno de humildad; lleno de esperanza; ama tal y como una madre sólo sabe

amar; su amor es desinteresado, lleno de ternura, más fiel que cualquier sentimiento humano;

es valiente en el amor, etc.”). No aparece ningún signo de antropomorfismo afectivo punitivo

ni animismo punitivo, así como tampoco aparecen características de magismo o de

ritualismo. Según Núñez (2004) es una imagen de Dios que comienza a estar presente en los

niños de entre 6 y 10 años y que perdura en la preadolescencia.

La imagen afectiva que prevalece en el sujeto 04, siguiendo a Garrido (1996) es la de

“Dios Padre y Madre” (pp. 249-250). Para este autor esta imagen de Dios se encuentra

fundamentalmente en personas de ámbito familiar privilegiado en el sentido de haber tenido

unos padres afectivamente maduros que facilitaron la integración adecuada del amor

141
incondicional (ser amado, contar con el padre siempre, sin amenaza de pérdida) y de la

responsabilidad moral (iniciativa, actitudes éticas, generosidad…). Es sobre esta base sobre

la que se ha ido construyendo la relación con Dios teniendo esta relación las mismas

características de incondicionalidad y de sentido moral.

Garrido (1996) señala un punto neurálgico en el que aparece para él la debilidad de

esta imagen aparentemente tan sana y adecuada y que consiste en que a la persona le parece

normal ser querido por Dios, como si de un derecho de hijo se tratara. Señala que esto pone

en evidencia, en primer lugar, que la afectividad no se ha confrontado con los conflictos del

adulto en el ámbito social y que, en segundo lugar, la conciencia de pecado no ha pasado por

crisis existenciales. Garrido (1996) afirma que cuando el amor de Dios pare “normal” es que

Dios es transposición de la imagen parental y esto conlleva que la relación con Dios se dé en

un nivel en el que prevalece lo psicoafectivo.

Junto a la imagen de Dios – Padre el sujeto 04 también presenta en su descripción la

imagen de Dios – Madre. Según Garrido (2000) las características de Dios – Madre son las

siguientes: Dios es seguridad y propicia la confianza primordial que no tiene miedo al

abandono; Dios es lo envolvente, que protege sin amenaza, que armoniza con el Todo de la

realidad. Considera que es una relación altamente positiva al ser la originaria ya que es el

subsuelo sobre el cual se podrá ir elaborando, posteriormente y de manera integradora, el

conflicto. Advierte Garrido (2000), asimismo, un peligro de quedarse fijada la imagen de este

estadio; señala que cuando se queda fijada esta imagen la relación se vuelve altamente

problemática, porque promueve la armonía sin responsabilidad, la huida de lo conflictivo,

haciendo de lo religioso un mundo aparte sin conexión con lo real y sus problemas,

142
manifestando una actitud de gratificación inmediata de las necesidades y una dificultad grave

para percibir la relación con Dios como un Tú personal.

Esta imagen de Dios descrita por el sujeto 04 está básicamente en consonancia con el

estadio del desarrollo del Juicio religioso: obtenía una puntuación de 3.3 con lo que se le

puede considerar en camino a un estadio de Transición del 3 al 4; es decir del estadio de la

Perspectiva de la autonomía absoluta y del deísmo a la de la Perspectiva de la autonomía

religiosa y del plan de salvación ya que aparece claramente expresada la relación de

mediación entre Dios y el sujeto 04 estando intacta la propia responsabilidad. También es

preciso señalar que varias de las afirmaciones expresadas en el cómo es Dios para él (“Asume

todas las decisiones de su hijo”; “sabe esperar el regreso de su hijo”;…) corresponden al

estadio 4 del desarrollo del Juicio religioso en el sentido de que aparece una conciliación

entre la conciencia de la plena autonomía del sujeto 04 y la aceptación de Dios que pone las

condiciones de posibilidad de la operatividad humana (“Es Dios "preocupado" por cada uno

de sus hijos”; “Asume todas las decisiones de su hijo”; “Su amor es desinteresado”)

3. SÍNTESIS

Como conclusión del sujeto 04 podemos afirmar que presenta un concepto de madurez

psicológica humanista constructivista, es decir, que comprende la madurez como un logro

deseable para la persona a través de un proceso interno de sentido y significación de todo lo

que le acontece. También considera importante lograr la realización de los propios sueños e

ilusiones que aparecen y que se van forjando en la adolescencia considerando, asimismo, que

la madurez implica la fidelidad a uno mismo al margen de los convencionalismos sociales

vigentes. Básicamente entiende que madurar es llegar a desarrollar las potencialidades y

143
características idiosincráticas de uno mismo sin ningún tipo de cortapisas que limiten desde

el exterior la propia libertad.

En cuanto a la madurez espiritual cabe decir que el sujeto 04 obtiene una puntuación de

3.3 en la Teoría de los Estadios del Juicio Religioso. Esta persona se siente consciente de la

responsabilidad que tiene a la hora de planificar y de decidir teniendo, asimismo, clara

conciencia entre lo que le es propio a Dios y lo que le es propio a ella misma como persona.

Tiene asimismo clara conciencia de que entre Dios y él mismo existe una relación de

mediación y que el conjunto de las acciones y omisiones de que realiza tienen algo que ver

con Dios.

En cuanto a su imagen de Dios ésta presenta una imagen que se cataloga como

antropomorfismo material ya a la vez que también se refleja un antropomorfismo afectivo

protector con alusiones afectivas de rasgos protectores. La imagen afectiva de Dios reflejada

es la de Dios Padre y Madre que indican una imagen básicamente psicoafectiva de Dios en

las que prevalecen las características de seguridad, confianza, armonía en ausencia de

conflicto ya que, además de ello, lo vive como un Dios preocupado de cada uno de sus hijos

y que se alegra con “el regreso de su hijo”.

Consecuencias para su vinculación con los otros, para el trabajo pastoral y para sí

mismo.

El concepto de madurez que presenta, en el que es importante el proceso interno de

búsqueda de sentido y significación de lo que se vive, hará que en su trabajo pastoral fomente

dicha búsqueda de sentido y de un sentido que tenga un base y referencia en Dios. Presenta,

asimismo, una imagen personal de Dios (padre y madre) que supone una historia de relación,

144
no algo meramente puntual y ligado a momentos esporádicos. En su imagen de Dios

prevalecen elementos de seguridad, confianza, armonía.

En consecuencia esperará de los otros que estén en continuo proceso de búsqueda de

sentido y que, dentro de la misma, esté presente un Dios que da seguridad, que acoge en

momentos difíciles, que perdona sin límites. Tiene asimismo clara conciencia de que entre

Dios y él mismo existe una relación de mediación y que el conjunto de las acciones y

omisiones de que realiza tienen algo que ver con Dios. Entregará esta confianza existencial

y espiritual en su proceso pastoral. Esperará de los demás también que basen su sentido de

vida en Dios y que todo lo refieran a Él.

Lo que habrá de plantearse es si lo hace básicamente desde el ámbito cognitivo o

desde el existencial, espiritual ya que prevalece en esta persona lo psicoafectivo en su imagen

de Dios. Habrá de estar también atento con todo aquello que suponga confrontación y crisis

ya que ser adulto como dice Garrido (1996) tiene que ver con el proceso de consistencia y

autonomía que al principio el deseo impregna la fe de ideales y el proyecto del Reino es

optimista; progresivamente el mundo no se amolda, se resiste y el Reino se torna más

conflictivo. Al principio, ser adulto consiste en ser consecuente con el proyecto cristiano y

progresivamente en aprender a amoldarlo a la ambigüedad de lo real desde los “ojos

interiores” (Ef. 1, 17). Junto a lo anterior y, teniendo en cuenta la etapa del Juicio del

desarrollo religioso y su imagen de Dios será positivo que vaya siendo persona en y de

discernimiento, no tanto por análisis sagaz, sino por afinidad de ser; no basando su

comportamiento no tanto en códigos de conducta, sino en amor que discierne desde las

actitudes de Jesús (Flp. 2) y con las cualidades de ese amor espléndidamente expresadas por

S. Pablo en 1 Cor. 13.

145
SUJETO 05

1. MADUREZ PSICOLÓGICA

05
HUMANISTA-
7.00
CONSTRUCTIVISTA
EVOLUTIVA-
4.66
IMPLÍCITAS

NORMATIVA
TEORÍAS

PETER PAN 5.33


RELATIVISTA-
4.12
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 3.87

La concepción Humanista- Constructivista (7.00) es claramente la predominante en

esta persona. De ello podemos afirmar que concibe la madurez como un proceso íntimamente

ligado a su experiencia interna y a la manera de afrontar las experiencias. Para las personas

en las que prevalece esta concepción la madurez proviene de procesos de afrontamiento y

construcción internos, no estando relacionados con criterios sociales de éxito. La madurez se

entiende como un logro deseable para todo ser humano. Ello implica tener que ejercitarse en

encontrar un sentido y significado a lo que se vive de forma que la propia vida va

construyéndose con conciencia y provecho.

La teoría de Peter Pan (5.33) es la segunda con más relevancia en esta persona. De

ello se puede deducir que para esta persona también tiene una notable relevancia, en relación

a la madurez, la creencia de que la persona madura sería aquella que mejor hubiera realizado

sus sueños e ilusiones adolescentes. Zacarés y Serra (1999) afirman que las personas que

146
están de acuerdo con esta teoría entienden que la verdadera madurez implica la fidelidad a

uno mismo al margen de los constreñimientos sociales hacia estilos de vida normativos. Ser

espontáneo, creativo y natural, manteniendo la lealtad a los sueños personales surgidos

durante la adolescencia y principios de la juventud, permanecer abierto y expectante ante la

vida sin ninguna ligazón ni compromiso con responsabilidades asociadas a la estabilidad e

imagen de la persona considerada adulta serían los elementos fundamentales a tener en cuenta

en el camino del logro de la madurez. Desde esta concepción madurar sería lograr desarrollar

las potencialidades y características idiosincráticas de uno mismo huyendo de cualquier tipo

de convencionalismo y de imposición social.

Zacarés y Serra (1999) señalan que la teoría de Peter Pan supone, en cierto sentido,

una posición antagónica a la teoría evolutivo-normativa, en tanto que desde esta perspectiva

se rechaza la normalidad adulta como ideal de madurez. En cambio el sujeto 04 arroja una

puntuación de 4,66 en la Teoría evolutivo-normativa que es significativa al estar muy cercana

la puntuación a la obtenida en la Teoría de Peter Pan (5.33). Desde la Teoría evolutivo-

normativa la madurez psicológica se asocia con el logro del estatus convencional del adulto:

se comprende que una persona va evolucionando de forma paulatina y progresiva hacia la

madurez en la medida en que va adoptando y desempeñando adecuadamente roles y

responsabilidades consideradas desde el convencionalismo social predominante como

propias de la etapa adulta (paternidad o maternidad, éxito en la faceta profesional,

reconocimiento social, etc.).

Las puntuaciones muy cercanas entre las Teorías de Peter Pan y la evolutivo-

normativa la podemos considerar en el sentido de que para el sujeto 04 es muy importante el

logro de los propios objetivos desde el desarrollo de las potencialidades propias pero teniendo

147
también presente de forma más sutil el marco de referencia dado por el convencionalismo

social vigente en el sentido de que parece valorar mucho el desarrollo de las propias

potencialidades pero teniendo en el objetivo final muy presente el modo de vida adulto que

propone la sociedad.

Como conclusión de la concepción de Madurez humana del sujeto 05 podemos señalar

que concibe básicamente la madurez como un logro a través de un proceso interno de sentido

y significación de todo lo que le acontece relacionando también la madurez con el

cumplimiento y logro de los propios sueños e ideales personales pero teniendo como marco

de referencia último presente el convencionalismo social predominante. Es decir, es

importante que la persona tenga un proceso interno de sentido y logre sus sueños e ideales

pero dentro del marco de los sueños e ideales predominantes en la sociedad.

2. MADUREZ ESPIRITUAL

e. JUICIO RELIGIOSO

El sujeto 05 presenta una puntuación de 3.3 en la Teoría de los estadios del Juicio

Religioso.

Tres de las respuestas dadas corresponden al estadio 4 (Perspectiva de la autonomía

religiosa y del plan de salvación). En este estadio se da una nueva conciliación entre la plena

autonomía de decisión de la persona y la aceptación de una Referencia Última que, en este

caso, es Dios. En este estadio la persona concibe que Dios no es quien hace directamente la

148
historia sino en tanto en cuanto que es fundamento del mundo y de las personas y pone las

condiciones de posibilidad de la operatividad humana.

Dos de las respuestas corresponden al estadio 3 (Perspectiva de la autonomía absoluta

y del deísmo). En este estadio la persona separa claramente los ámbitos que son del propio

Yo y los que son propios de la Referencia Última, Dios. La persona se siente responsable y

autónoma a la hora de planificar y de decidir y reconoce el mismo ámbito de autonomía y de

decisión a Dios.

Dos de las respuestas corresponden al estadio 2 (Perspectiva “Do-ut-des”). Oser y

Gmünder (1998) señalan que este estadio la persona es una contraparte en relación a la

Referencia Última exterior. Afirman que la persona puede regatear, hablar, comerciar e

incluso someterse humildemente ante Dios y que Dios tiene los medios para provocar

consecuencias positivas o negativas de tal modo que el buen o mal comportamiento de la

persona junto al cumplimiento estricto de las normas están en relaciones directa con la propia

suerte, bienestar, salud, enfermedad, muerte y salvación.

Hay una respuesta que se corresponde a la Transición del estadio 2 al 3 en el que la

persona empieza a trazar una línea divisoria entre aquello que es capaz de realizar por ella

misma y sobre lo que tiene cierta responsabilidad y entre aquello que considera propio de la

Referencia Última, Dios.

Nueve de las respuestas dadas corresponden a la Transición del estadio 3 al 4. Oser

y Gmünder (1998) afirman que en esta fase la persona empieza a cuestionarse la concepción

propia del estadio 3, la fase del “señoreo del hombre sobre sí mismo”, con la idea subyacente

de que “en definitiva, todo debe provenir de algún lugar”. Siguiendo en esta fase de transición

149
intacta la responsabilidad de la persona irrumpe la conciencia de que entre la Referencia

Última y la persona existe una relación de mediación. En este estado de transición se

empiezan a no disociar los ámbitos personales y de la Referencia Última, Dios. La persona

va tomando conciencia y reconoce que la totalidad de las propias acciones tienen algo que

ver con Dios

f. IMAGEN DE DIOS

150
Ante la pregunta de cómo es Dios para usted el sujeto 05 responde lo siguiente: “Para

mi Dios es mi Padre, un ser rico en misericordia, amor, piedad, Dios es mi Padre”.

La imagen que dibuja el sujeto 05 es la de un Dios hombre, sentado y abrazando a

tres niños.

Siguiendo a Núñez (2004) la imagen representada por el sujeto 05 manifiesta un

antropomorfismo material ya que representa a un Dios hombre. Junto al antropomorfismo

material también aparece presente un antropomorfismo afectivo protector; Dios aparece

abrazando a unos niños en sentido de acogida y protección. En la respuesta a la pregunta de

cómo es Dios para usted aparecen alusiones afectivas con rasgos protectores: “rico en

misericordia, amor, piedad.”

No aparece ningún signo de antropomorfismo afectivo punitivo ni animismo punitivo,

así como tampoco aparecen características de magismo o de ritualismo.

Siguiendo a Garrido (1996) la imagen afectiva que prevalece en el sujeto 05 es

claramente la de “Dios Padre” que aparece explicitado en dos ocasiones: “Para mi Dios es

mi Padre, un ser rico en misericordia, amor, piedad, Dios es mi Padre”. Garrido (1996) afirma

que esta imagen de Dios se encuentra fundamentalmente en personas de ámbito familiar

privilegiado en el sentido de haber tenido unos padres afectivamente maduros que facilitaron

la integración adecuada del amor incondicional (ser amado, contar con el padre siempre, sin

amenaza de pérdida) y de la responsabilidad moral (iniciativa, actitudes éticas,

generosidad…). Es sobre esta base sobre la que se ha ido construyendo la relación con Dios

teniendo esta relación las mismas características de incondicionalidad y de sentido moral.

151
Garrido (1996) señala un punto neurálgico en el que aparece para él la debilidad de esta

imagen aparentemente tan sana y adecuada y que consiste en que a la persona le parece

normal ser querido por Dios, como si de un derecho de hijo se tratara. Señala que esto pone

en evidencia, en primer lugar, que la afectividad no se ha confrontado con los conflictos del

adulto en el ámbito social y que, en segundo lugar, la conciencia de pecado no ha pasado por

crisis existenciales. Garrido (1996) afirma que cuando el amor de Dios pare “normal” es que

Dios es transposición de la imagen parental y esto conlleva que la relación con Dios se dé en

un nivel en el que prevalece lo psicoafectivo.

3. SÍNTESIS

Podríamos señalar que el sujeto 05 no tiene muy definido el concepto de madurez

psicológica aunque la concepción humanista-constructivista sea la que aparece

predominando. Esta afirmación se concluye desde la constatación de que las puntuaciones

obtenidas en el resto de las cuatro concepciones no existe una discriminación suficiente entre

las mismas con lo que se ve que el concepto de madurez no está suficientemente

discriminado. El propio Zacarés (1999) afirma que la concepción Humanista-Constructivista

es la Teoría predominante en el ambiente cultural pero que es necesario ver la configuración

global que la persona realiza de las diversas Teorías para tener una visión de su concepto de

madurez humana.

Al ser la concepción Humanista- Constructivista a predominante en esta persona

podemos afirmar que concibe la madurez como un logro deseable para todo ser humano y, a

152
su vez, como un proceso íntimamente ligado a su experiencia interna y a la manera de afrontar

las experiencias. Entiende que lo anterior implica tener que ejercitarse en encontrar un

sentido y significado a lo que se vive de forma que la propia vida va construyéndose con

conciencia y provecho.

En cuanto a la madurez espiritual se refiere tomando como referencia la Teoría del

Desarrollo del Juicio religioso podemos señalar que el sujeto 04 se encuentra en el estadio de

Transición del estadio 3 al 4; en este estadio la persona va integrando progresivamente el

ámbito personal y el ámbito de Dios tomando clara conciencia y reconociendo que la

totalidad de las propias acciones tienen relación con Dios.

En cuanto a la imagen de Dios ésta refleja un antropomorfismo material ya que representa

a un Dios hombre junto a un antropomorfismo afectivo protector (“rico en misericordia,

amor, piedad.”. La imagen afectiva que prevalece es claramente la de “Dios Padre”; se ve

una prevalencia del nivel psicoafectivo en la relación de esta persona con Dios.

Consecuencias para su vinculación con los otros, para el trabajo pastoral y para sí

mismo.

El concepto de madurez que prevalece en esta persona indica que considera

importante el proceso de búsqueda de sentido y significación de lo que vive, aunque su

modelo de madurez psicológica no está claramente definido. En su imagen de Dios

prevalecen claramente rasgos psicoafectivos estando situado el sujeto 04 en los estadios del

Desarrollo del Juicio Religioso en el estadio de transición del estadio 3 al 4 en el que irrumpe

la conciencia de la relación de mediación entre Dios y la propia persona, no disociándose los

ámbitos personas y el ámbito de Dios.

153
De lo anterior se puede concluir que esta persona considerará importante basar la vida

en Dios, en un Dios que aporta seguridad, afecto, contención, protección y sentido. Esto que

para ella es importante lo intentará transmitir en su quehacer pastoral. Esperará y deseará

que los demás vayan descubriendo y basando su vida en este Dios. Como tiene clara

conciencia de que entre Dios y él existe una relación de mediación y que tanto las acciones

como las omisiones tienen relación con Dios, intentará que su vida tenga una congruencia y

no esté disociada en ambos ámbitos e intentará, asimismo, transmitir esto mismo a los

destinatarios de la acción pastoral con los que tenga relación. Operará desde una imagen de

Dios integradora y unificadora de un Dios cercano a la propia persona.

Como desafío personal y área de crecimiento podría cuestionarse hasta qué punto su

relación con Dios se basa en una adhesión cognitivo-intelectual o es una adhesión existencial,

espiritual ya que prevalece en ella de forma clara el elemento psicoafectivo en su relación

con Dios. Ha personalizado la cosmovisión cristiana a través de la experiencia y de su historia

personal y tal vez conoce o va conociendo la Revelación desde los “ojos interiores” (Ef. 1,

17). Será interesante que reflexione y que haga también reflexionar a los destinatarios de su

acción pastoral hasta qué punto la paz con la que viven es fruto del control, de las seguridades

o proviene de una hondura incontrolable.

Será interesante que pueda analizar hasta qué punto incorpora en su vida las claves

del discernimiento y desde dónde opera: si prevalecen en ella los códigos de conducta o, si

por el contrario, prevalece la actitud del amor que discierne. En este sentido podrá serle

154
también muy útil incorporar las claves y reglas del discernimiento a su trabajo pastoral y

compartirlas con los destinatarios de la misma a partir de la adolescencia.

Tal vez uno de los desafíos pastorales y espirituales que se pueda plantear sea el ir

trabajando la actitud de indiferencia espiritual en el sentido de la justificación por la fe y no

por las obras (Rom. 3, 28) que Santa Teresa lo resume concisamente con el “sólo Dios basta”

desde una oración pasiva.

155
SUJETO 06

1. MADUREZ HUMANA

06
HUMANISTA-
7.00
CONSTRUCTIVISTA
EVOLUTIVA-
5.44
IMPLÍCITAS

NORMATIVA
TEORÍAS

PETER PAN 5.44


RELATIVISTA-
5.50
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 5.37

En esta persona predomina la concepción Humanista- Constructivista de la Madurez

(7.00). Esta teoría está enraizada en la teoría humanista en Psicología teniendo las creencias

propias de esta un carácter marcadamente psicológico. Zacarés y Serra (1999) afirman que

las personas que se ubican en esta categoría entienden la madurez como un proceso

íntimamente ligado a su experiencia interna; es decir, se juzga a las personas como maduras

o inmaduras, no tanto por el tipo de experiencias observables externamente que hayan ido

sucediéndose en sus vidas sino por la forma en que han afrontado dichas experiencias. Para

las personas en las que prevalece esta concepción la madurez proviene de procesos de

afrontamiento y construcción internos, no estando relacionados con criterios sociales de

éxito. La madurez se entiende como un logro deseable para todo ser humano. Ello implica

tener que ejercitarse en encontrar un sentido y significado a lo que se vive de forma que la

propia vida va construyéndose con conciencia y provecho. Según Zacarés y Serra (1998) se

podría decir que las personas en las que predomina esta Teoría consideran que “lo que nos

156
hace más maduros no es la cantidad de experiencias que vivamos, sino el modo en que las

asumimos y les damos significado.

En esta persona el resto de las teorías aparecen con una puntuación similar: Teoría

relativista-escéptica (5.50), las Teorías evolutivo-normativa y la de Peter Pan las dos obtienen

las misma puntuación (5.44) y la Teoría de la Resistencia (5.37). Es significativo el hecho de

que las cuatro Teorías tengan prácticamente una puntuación similar y que la puntuación sea

relativamente alta. De esto podemos deducir que no hay un claro planteamiento de lo que

supone la madurez personal ya que, aunque predomina la Teoría humanista-constructivista

(7.00) el resto de Teorías aparecen con una puntuación similar casi idéntica no

discriminándose ninguna en contraposición a otras. Los autores, Zacarés y Serra (1999)

entienden que existe una contradicción lógica clara entre la teoría evolutiva-normativa y la

teoría Peter Pan, que tenderían a ser opuestas. El sujeto 06 presenta en la Teoría evolutivo-

normativa una puntuación de 5.44 y en la Teoría de Peter Pan la misma puntuación de 5.44.

También resulta significativo que, salvo la puntuación obtenida en la Teoría

humanista-constructivista (7.00) las puntuaciones obtenidas en el resto de teorías sean

prácticamente similares existiendo poca o prácticamente nula discriminación entre ellas

(5.50; 5.44; 5.44; 5.37). El sujeto 06, para que esto se dé, ha contestado de forma afirmativa

gran parte de las afirmaciones incluyendo afirmaciones contradictorias entre sí.

Zacarés y Serra (1999) señalan que lo significativo es observar el perfil general de

aceptación o rechazo de las teorías tomando para ello en consideración qué teorías tiende a

aceptar y/o rechazar el sujeto. Como se puede observar en las puntuaciones ello no sucede

en esta persona por lo que podemos concluir que predomina la visión humanista

157
constructivista pero sin tener muy claro ni definido lo que supone la madurez humana al no

existir discriminación significativa en los resultados de las diversas teorías.

2. MADUREZ ESPIRITUAL

a. JUICIO RELIGIOSO

El sujeto 06 presenta una puntuación de 3.2 en la Teoría de los estadios del Juicio

religioso.

Una de las respuestas dadas corresponde al estadio 4 (Perspectiva de la autonomía

religiosa y del plan de salvación). En este estadio la persona comprende que Dios no es quien

directamente hace la historia sino en tanto en cuanto es el fundamento del mundo y de los

seres humanos poniendo, de este modo, las condiciones de posibilidad de la operatividad

humana.

Seis de las respuestas dadas se clasifican dentro de la Transición del estadio 3 al 4.

En este estadio llamado de Transición la persona comienza progresivamente a cuestionarse

la fase de lo que Oser y Gmünder (1998, p 110) denominan “señoreo del hombre sobre sí

mismo”. Siguiendo intacta la responsabilidad de la propia persona irrumpe en escena la

conciencia de que, entre el Ser Último – Dios y la persona, existe una relación de mediación

en el sentido en que la persona percibe que la totalidad de las propias acciones tienen algo

que ver con el mismo Dios.

158
Una de las respuestas se clasifica dentro de la Transición del estadio 2 al 3. Oser y

Gmünder (1998) afirman que en este momento de transición las personas comienzan a trazar

una línea divisoria entre lo que son capaces de realizar por sí mismas y sobre lo que, por

tanto, tienen responsabilidad y sobre aquello que consideran propio del Absoluto que en este

caso es Dios.

Y son 8 las respuestas que se enmarcan dentro del estadio 3 (Perspectiva de la

autonomía absoluta y del deísmo). La mayoría de las respuestas coinciden con la puntuación

media que arroja el sujeto 06 y que es de 3.2. Podemos considerar, por lo tanto, que el sujeto

06 se encuentra en el estadio 3 del desarrollo del Juicio Religioso (Perspectiva de la

autonomía absoluta y del deísmo). En este estadio la persona separa claramente los ámbitos

correspondientes al propio Yo y los que corresponden a la Referencia Última que, en este

caso, es Dios. Oser y Gmünder (1998) señalan que, en este estadio, la persona establece una

clara diferenciación entre la Referencia Última (destino, ser absoluto, espíritu, Dios) y el

ámbito operativo propio, apareciendo una especie de “teoría de los dos reinos” (p. 108). En

este estadio la persona es autodeterminativa, autorresponsable, capaz de decidir; estas

mismas características las personas las atribuye, a su vez, a Dios a la vez que deja de

considerar la posibilidad de ejercer influencia sobre Él tal y como pretendía en los estadios

anteriores. Respecto al estadio anterior, el 2, la progresión consiste en que la persona tiene

ahora su propia competencia de decisión que puede coordinarse con las competencias de

decisión propias de Dios. En este estadio se acentúa la importancia de la dotación de

significado; la persona establece progresivamente sus fronteras respecto al influjo de Dios en

la media que acentúa el señoreo del propio campo y ámbito de decisión.

159
b. IMAGEN DE DIOS

Ante la pregunta de cómo es Dios para usted, el sujeto 06 responde lo siguiente: “Es

un ser vivo infinitamente grande, vivo, amoroso, misericordioso, amable, tierno, padre y

madre, omnipresente, omnisciente, sabio, en fin es un todo que te abarca, te penetra, pero

siempre respetando tu libertad. Es todo en mí y en cada creación”.

La figura realizada por el sujeto 06 es una especie de espiral que parte desde un punto

originario y central que es un corazón y que termina en una flor. Esa espiral, al mismo tiempo,

la cruzan al modo de sutiles flechas seis líneas.

La imagen de Dios que aparece no se corresponde con una visión animista, ni

antropomórfica, ni mágica. En cambio, en la respuesta a la pregunta de cómo es Dios para

usted se presentan rasgos de una imagen antropomórfica afectiva, con claros rasgos

protectores: “…vivo, amoroso, misericordioso, amable, tierno, padre y madre…“.

160
Garrido (1996) afirma que por imagen de Dios entiende no la imagen racionalizada, la idea,

sino la imagen afectiva”. Siguiendo al mismo autor y analizando la respuesta dada a la

pregunta de cómo es Dios para usted, podemos distinguir tres imágenes de Dios:

a. Dios - Padre: señala Garrido (1996) que es una imagen presente,

fundamentalmente, en personas de ámbito familiar privilegiado que han

tenido la suerte de tener unos padres afectivamente maduros que han

facilitado la integración adecuada del amor incondicional (ser querido, contar

con el padre siempre, sin amenaza de pérdida) y de la responsabilidad moral

(iniciativa, actitudes éticas, generosidad). Y es sobre esta base sobre la que se

ha construido la relación con Dios presentando las mismas características de

confianza incondicional y de sentido moral. Garrido (1996) señala un

potencial aspecto negativo que arroja esta imagen aparentemente tan sana y

adecuada y que consiste en que a la persona le parece absolutamente

connatural, normal, ser querida por Dios, como si de un derecho de hijo se

tratase. Afirma que, en primer lugar, esto pudiera delatar que la afectividad

no ha sido confrontada con los conflictos del adulto en el ámbito social y que,

en segundo lugar, la conciencia de pecado no ha pasado por crisis

existenciales. Y todo ello como consecuencia de traspasar a Dios la imagen

parental.

b. Dios Madre. Junto a la imagen de Dios - Padre aparece la de Dios – Madre.

Según Garrido (2000) las características de Dios – Madre son las siguientes:

Dios es seguridad y propicia la confianza primordial que no tiene miedo al

161
abandono; Dios es lo envolvente, que protege sin amenaza, que armoniza con

el Todo de la realidad. Considera que es una relación altamente positiva al ser

la originaria ya que es el subsuelo sobre el cual se podrá ir elaborando,

posteriormente y de manera integradora, el conflicto. El posible peligro que

señala Garrido (2000), asimismo, es el de quedarse fijada la imagen de este

estadio; señala que cuando se queda fijada esta imagen la relación se vuelve

altamente problemática, porque promueve la armonía sin responsabilidad, la

huida de lo conflictivo, haciendo de lo religioso un mundo aparte sin conexión

con lo real y sus problemas, manifestando una actitud de gratificación

inmediata de las necesidades y una dificultad grave para percibir la relación

con Dios como un Tú personal.

c. Dios – Abuelo. Esta imagen no aparece reflejada en el dibujo ni el texto a

primera vista. Pero varias de las características atribuidas a Dios por el sujeto

05 podemos atribuirlas a cierta imagen de Dios – Abuelo: “…omnipresente,

omnisciente, sabio…” Garrido (1996) señala que esta imagen muestra una

relación de confianza tan positiva que únicamente parece contar lo

inmediatamente gratificante. Se trata de un Dios de la armonía, sin conflicto,

que da seguridad. De alguna manera reflejaría el seno materno protector que

exime de la responsabilidad. Garrido (1996) afirma que hay mucho de

reaccional en esta imagen de Dios que presenta una imagen permisiva,

condescendiente frente a una imagen autoritaria junto a una tendencia

regresiva a evitar la angustia de separación o el miedo a la responsabilidad.

Señala, asimismo, que a veces la parte potencialmente negativa que esta

162
imagen pueda tener es que se racionaliza mediante la teología cristiana del

Dios – Amor y de la justificación por la fe sin obras.

3. SÍNTESIS

Sobre el concepto de madurez que posee el sujeto 06, aunque muestra una perspectiva

acorde a la teoría Humanista-Constructivista, podemos afirmar que la concepción de madurez

humana que presenta no es un concepto claramente definido ya que las puntuaciones

obtenidas en el resto de las cuatro concepciones es muy similar entre sí y muy cercana, a su

vez, a la puntuación obtenida por la perspectiva predominante. Siguiendo a Zacarés (1999)

el hecho de que las puntuaciones no estén suficiente discriminadas, y sobre todo las teorías

antagónicas, es un claro indicador de no tener una perspectiva muy definida sobre el concepto

de madurez. La perspectiva que muestra con una mayor relevancia es la Humanista-

constructivista; según esta Teoría el sujeto 06 concibe la madurez como un logro deseable

para todo ser humano y, a su vez, lo comprende como un proceso íntimamente ligado a su

propia experiencia interna y al modo de afrontar las experiencias. Entiende que todo lo

anterior implica tener que ejercitarse en encontrar un sentido y significado a lo que se vive

de forma que la propia vida va construyéndose con conciencia y provecho. Zacarés (1999)

afirma que es un resultado general en la mayoría de las personas y grupos analizados el alto

grado de aceptación de la teoría humanista-constructivista, a modo de “consenso cultural”.

En lo referente a la madurez espiritual en la Teoría del Desarrollo del Juicio Religioso se

encuentra en el estadio 3 que corresponde a la Perspectiva de la autonomía absoluta y del

deísmo (Perspectiva de la autonomía absoluta y del deísmo) en el que la persona separa

claramente los ámbitos correspondientes al propio Yo y los que corresponden a la Referencia

163
Última que, en este caso, es Dios. Se puede afirmar que establece una clara diferenciación

entre la Dios (destino, ser absoluto, espíritu) y el ámbito operativo propio, apareciendo una

especie de “teoría de los dos reinos”. En este estadio la persona es autodeterminativa,

autorresponsable, capaz de decidir. Estas mismas características las atribuye, a su vez, a Dios

sin dejar de considerar la posibilidad de ejercer influencia sobre Él.

La imagen de Dios representada presenta rasgos de una imagen antropomórfica afectiva,

con claros signos protectores, identificando a un Dios-Padre, al que atribuye un amor y

acogida incondicional consecuencia probable de una adecuada vinculación familiar de la

infancia. También aparece la imagen de un Dios-Madre, que refleja una imagen de confianza,

protección y de armonía. Y, finalmente, también aparece la imagen de un Dios-Abuelo.

Consecuencias para su vinculación con los otros, para el trabajo pastoral y para sí
mismo.

El concepto de madurez que prevalece en esta persona indica que considera

importante el proceso de búsqueda de sentido y significación de lo que vive, aunque su

modelo de madurez psicológica no está claramente definido. En su imagen de Dios

prevalecen de forma notoria rasgos psicoafectivos estando situado el sujeto 04, en los

estadios del Desarrollo del Juicio Religioso, en el estadio de transición del estadio 3 al 4 en

el que irrumpe la conciencia de la relación de mediación entre Dios y la propia persona, no

disociándose los ámbitos del propio sujeto y el ámbito de Dios.

164
De lo anterior se puede concluir que esta persona considerará importante basar la vida

en Dios, en un Dios que aporta seguridad, afecto, contención, protección y sentido. Esto que

para ella es importante lo intentará transmitir en su quehacer pastoral. Esperará y deseará

que los demás vayan descubriendo y basando su vida en este Dios. Como tiene clara

conciencia de que entre Dios y él existe una relación de mediación y que tanto las acciones

como las omisiones tienen relación con Dios, intentará que su vida tenga una congruencia y

no esté disociada en ambos ámbitos e intentará, asimismo, transmitir esto mismo a los

destinatarios de la acción pastoral con los que tenga relación. Operará desde una imagen de

Dios integradora y unificadora de un Dios cercano a la propia persona.

Como desafío personal y área de crecimiento podría cuestionarse hasta qué punto su

relación con Dios se basa en una adhesión cognitivo-intelectual o es una adhesión existencial,

espiritual ya que prevalece en ella de forma clara el elemento psicoafectivo en su relación

con Dios. Ha personalizado la cosmovisión cristiana a través de la experiencia y de su historia

personal y tal vez conoce o va conociendo la Revelación desde los “ojos interiores” (Ef. 1,

17). Será interesante que reflexione y que haga también reflexionar a los destinatarios de su

acción pastoral hasta qué punto la paz con la que viven es fruto del control, de las seguridades

o proviene de una hondura incontrolable.

También de cara a su crecimiento personal habría de analizar y profundizar en su

imagen de Dios. En primer lugar en la imagen de Dios Padre que, tras la imagen positiva que

de ello pueda desprenderse pudiera ocultar que la afectividad no ha sido confrontada con los

conflictos del adulto en el ámbito social y que la conciencia de pecado no ha pasado por crisis

existenciales. En segundo lugar, sobre la imagen de Dios – Madre, analizar hasta qué punto

su experiencia interior relacional con Dios integra el conflicto, la dimensión del pecado

165
propio y tiene un alto componente de gratificación y satisfacción de necesidades. Y

finalmente, sobre la imagen de Dios – Abuelo que representa un Dios de la armonía, sin

conflicto, que da seguridad, analizar y contrastar si tras ello existe una imagen permisiva,

condescendiente frente a una imagen autoritaria junto a una tendencia regresiva a evitar la

angustia de separación o el miedo a la responsabilidad.

Será interesante que pueda analizar hasta qué punto incorpora en su vida las claves

del discernimiento y desde dónde siente y es consciente que opera: si prevalecen en ella los

códigos de conducta o, si por el contrario, prevalece la actitud del amor que discierne. En

este sentido podrá serle también muy útil incorporar las claves y reglas del discernimiento a

su trabajo pastoral y compartirlas con los destinatarios de la misma a partir de la adolescencia.

Tal vez uno de los desafíos pastorales y espirituales que se pueda plantear sea el ir

trabajando la actitud de indiferencia espiritual en el sentido de la justificación por la fe y no

por las obras (Rom. 3, 28) que Santa Teresa lo resume concisamente con el “sólo Dios basta”

desde una oración pasiva.

166
3.4. ANÁLISIS DEL GRUPO OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN.
Tabla síntesis de resultados

CONCEPCIÓN DE

MADUREZ MADUREZ ESPIRITUAL

PSICOLÓGICA

ESTADIO DEL DESARROLLO DEL


IMAGEN DE DIOS
JUICIO RELIGIOSO

Transición avanzada del estadio 3 Imagen racionalizada.


(Perspectiva de la autonomía absoluta y del Evolucionada con algunos
Humanista-constructivista
SUJETO 01 deísmo) al 4 (Perspectiva de la autonomía rasgos antropomórficos
religiosa y del plan de salvación). afectivos.

Antropomórfica afectiva con


Estadio 4: Perspectiva de la autonomía rasgos protectores. Imagen de
Humanista-constructivista
SUJETO 02 religiosa y del plan de salvación. Dios-Padre con algunos rasgos
de Dios-Abuelo.

Antropomórfica material y
No claramente definido aunque
Estadio 3: Perspectiva de la autonomía antropomórfica afectiva con
prevalece el Humanista -
SUJETO 03 absoluta y del deísmo características de Dios-Padre y
constructivista
de Dios-Abuelo.

167
Transición avanzada del estadio 3 (Perspectiva Antropomórfica material y
de la autonomía absoluta y del deísmo) al 4 antropomórfica afectiva con
SUJETO 04 Humanista- constructivista
(Perspectiva de la autonomía religiosa y del rasgos protectores. Imagen de
plan de salvación). Dios-Padre y de Dios-Madre.

Transición avanzada del estadio 3 (Perspectiva Antropomórfica material y


de la autonomía absoluta y del deísmo) al 4 antropomórfica afectiva con
SUJETO 05 Humanista- constructivista
(Perspectiva de la autonomía religiosa y del rasgos protectores. Imagen de
plan de salvación). Dios-Padre.

Imagen racionalizada con


No claramente definido Estadio 3 (Perspectiva de la autonomía rasgos de antropomorfismo
SUJETO 06 aunque prevalece el absoluta y del deísmo) tendiendo al estado de afectivo protector en el relato.
Humanista - constructivista transición del estadio 3 al 4 Imagen de Dios-Padre, de
Dios-Madre y de Dios-Abuelo.

168
ANÁLISIS DEL GRUPO OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

1. MADUREZ PSICOLÓGICA

GRUPO
HUMANISTA-
6.49
CONSTRUCTIVISTA
IMPLÍCITAS

EVOLUTIVA-
TEORÍAS

3.58
NORMATIVA
PETER PAN 4.36
RELATIVISTA-
3.24
ESCÉPTICA
RESISTENCIA 3.51

En el grupo de los acompañantes espirituales de los colegios escolapios de Santiago

de Chile predomina, como se puede observar en la anterior tabla, la concepción

correspondiente a la Teoría Humanista-Constructivista de la madurez psicológica

comprendida desde la perspectiva lega de la madurez psicológica. Zacarés (2016) afirman

que s un resultado general en la mayoría de grupos evaluados el alto grado de aceptación de

la teoría humanista constructivista, a modo de "consenso cultural".

El logro de la madurez, desde la perspectiva de esta teoría, es una meta deseable y

perseguida por todo ser humano con independencia de los acontecimientos y vivencias que

le acontezcan en el transcurso de la vida. Esta teoría considera que la madurez proviene de

los procesos de afrontamiento y construcción internos con independencia de los criterios

sociales predominantes de éxito o criterios de plausibilidad social. Ello implica tener que

ejercitarse en encontrar un sentido y significado a lo que se vive de forma que la propia vida

va construyéndose con conciencia y provecho. Según Zacarés y Serra (1998) se podría decir
que las personas en las que predomina esta Teoría consideran que lo que nos hace más

maduros no es la cantidad de experiencias que se viven, sino el modo en que éstas son

asumidas y el modo en que se les dota de sentido y significado.

Como segunda teoría presente en este grupo de acompañantes espirituales aparece la

Teoría de Peter Pan. Según esta teoría la persona madura sería aquella quien mejor hubiera

realizado sus sueños e ilusiones adolescentes. En esta perspectiva se considera, asimismo,

importante la fidelidad a uno mismo al margen de los convencionalismos sociales; se

entiende que madurar es llegar a desarrollar las potencialidades y características

idiosincráticas de uno mismo sin ningún tipo de cortapisas que limiten desde el exterior la

propia libertad manifestándose, en cierto sentido, un rechazo a la normalidad adulta

predominante como ideal de madurez.

Las tres teorías restantes obtienen una puntuación similar no existiendo

discriminación en favor de ninguna de ellas.

Como conclusión del concepto de madurez psicológica de este grupo podemos señalar

que, aunque predomina la visión o Teoría humanista-constructiva, no existe una visión muy

definida ni común sobre el concepto de madurez psicológica. Zacarés (2016) afirma que es

más importante y significativo observar el perfil general de aceptación o rechazo de las

teorías observando cuáles tienden a aceptarse y cuáles son rechazadas o descartadas que ver

si las personas o grupos aceptan una teoría y rechazan todas las demás lo cual, afirma, suele

ser más la excepción que la norma.

170
2. MADUREZ ESPIRITUAL

a. JUICIO RELIGIOSO.

GRUPO
1a 3
1b 3
1c 4
2 3/4
3a 3/4
3b 4
4 3/4
5a 3/4
5b 3/4
5c 3/4
5d 3
6 3
7a 3/4
7b 3/4
7c 4
8 3
ESTADIO 3/4

171
El grupo objeto de estudio se encuadra dentro en la transición del estadio 3 al 4 dentro de

la teoría de los Estadios del desarrollo religioso formulada por Osser y Gmünder (1998). Los

autores señalan que en esta fase las personas comienzan a cuestionarse la concepción propia

del estadio anterior, el 3. En el estadio 3, Perspectiva de la autonomía absoluta y del deísmo,

la persona separa claramente los ámbitos del propio Yo y los propios de la Referencia Último,

el Incondicional que, en el caso del grupo que nos ocupa, es Dios. Las personas son

conscientes y se atribuyen una gran responsabilidad a la hora de planificar y de decidir

estableciendo una clara diferenciación entre la Referencia Última que en nuestro es caso es

Dios y el ámbito operativo propio de la persona, apareciendo lo que Osser y Gmünder (1998)

denominan una “suerte de teoría de los dos reinos”) p. 108). En el estadio 3 las personas se

conciben y perciben autodeterminativas y responsables conscientes de su propia competencia

de decisión distinguiéndose del campo de actuación de Dios. Se trata de un juicio religioso

no idéntico con la estructura de sentido: la persona en el estadio 3 va estableciendo sus

fronteras respecto el influjo de Dios en la medida en la que acentúa el señoreo del propio

campo decisorio.

En la fase de transición del Estadio 3 al 4 la conciencia de responsabilidad de las personas

sigue intacta pero irrumpe la conciencia de que entre Dios y la persona existe una relación

de mediación. Osser y Gmünder (1998) afirman que en adelante se irá abriendo una brecha

en la que se intuye la simultaneidad de la fuerza trascendente proveniente de Dios a la vez

que se toma consciencia de la inmanencia. Progresivamente se va construyendo un nuevo

modelo que posibilitará la conciliación de ambas dimensiones integrándolas y unificándolas

172
en un mismo ámbito de sentido. Afirman asimismo los autores que la crisis de este período

se articula en la negación de los extremos habiéndose de aprender a considerar lo diversos en

el sentido de que el reino de Dios sólo se puede realizar en el reconocimiento de que la

totalidad de las propias acciones tienen algo que ver con este Absoluto que es Dios.

Este estadio de transición del estadio 3 al 4 podrá, en su momento, dar paso al estadio 4:

Perspectiva de la autonomía religiosa y del plan de salvación en el que se da una conciliación

entre la plena autonomía de decisión de las propias personas y la aceptación de Dios como la

Referencia Última entendiendo que Dios no es quien hace directamente la historia sino en

tanto en cuanto, fundamento del mundo y de las personas, pone las condiciones de posibilidad

de la operatividad humana. En este cuarto estadio la persona tiene una estructura interna,

Selbst, que conlleva la posibilidad de la capacidad de deliberación y que le propicia situarse

en una relación de mediación correlativa respecto de Dios como Ser Último, como la

Referencia Última.

173
b. IMAGEN DE DIOS

Figuras representadas que muestran la imagen de Dios

174
Respuestas dadas a la pregunta de ¿Cómo es Dios para usted?

“Es como un muelle en espiral que no tiene inicio ni final. Es como un resorte. Un Dios

que se va abriendo, que se va dando a conocer a medida que la historia avanza. Un Dios

que sale de sí mismo, de su mismidad y que se abre cada vez más al hombre, para acogerlo,

para acoger a todos los que quieran cobijarse dentro de Él. No es cerrado: permite que el

ser humano pueda estar dentro y pueda estar fuera de él: respeta la libertad. No es

inmutable: cambia, se mueve permanentemente; capaz de constreñirse para cobijar y

resguardar y capaz de estirarse para alcanzar a más y para no aprisionar a nadie. Quien

lo desea puede penetrar en él y quien lo desee puede salir de él. No es cerrado; todo en él

es apertura, tolerancia, respeto a la libertad. Siempre abierto. Todos pueden tener cabida

en Él. Lo suficientemente flexible para constreñirse y resguardar y proteger y también

para alargarse y querer acoger a todos.”

“Para mí, Dios es un padre, amoroso, tierno y dador de vida, que sólo quiere mi felicidad.

Hoy, no puedo separar la imagen de Dios de la relación que tiene Jesús con su Padre. Por

lo tanto, me imagino a un Dios padre, como el padre del hijo prodigo. Un Dios que

perdona, acompaña, anima, orienta y ama. Es la imagen de un padre anciano, porque los

ancianos tienen sabiduría y experiencia. Es una imagen de un Dios grande, porque Dios

es el fundamento de la vida.”

“Es importante la pregunta, cómo definir a Dios. Es nombre sagrado creador del

universo. Que guía y protege. Que se hace presente en la naturaliza, en la palabra, en el

ser humano y en Jesús. Nos ayuda a vivir en armonía y alegría con los demás seres vivos,

a vivir en familia, en comunidad. A dar gracias por lo que somos y tenemos. Por lo que

175
vivimos, lo bueno que nos enriquece y lo malo que nos nace consciente de nuestras

limitaciones. Y ante esto nos mira con misericordia. Nos escucha ante las súplicas de las

necesidades”.

“Mi Dios es Padre y Madre, cuya infinita misericordia acepta al pecador arrepentido y

lo hace gratuitamente. Es un Dios que no quiere que el hombre le dé clases sobre cómo

debe ser en su divinidad. Es Dios "preocupado" por cada uno de sus hijos. Mi Dios, que

es misericordia, nunca justifica cualquier forma de la violencia contra un hombre. Es lleno

de humildad. Asume todas las decisiones de su hijo. Es Dios que, lleno de esperanza, sabe

esperar el regreso de su hijo. Es Dios que ama tal como sólo madre puede y sabe amar.

Su amor es desinteresado, lleno de ternura, más fiel que cualquier sentimiento humano.

Es valiente en el amor. Su autoridad paternal no se basa en la distancia, sino en el amor

que Él expresa abiertamente. Es un Dios que no es un prisionero del egoísmo divino. Dios

que es capaz alegrarse de regreso de su hijo. Pero que también sabe sufrir y este

sufrimiento tiene su fuente en la compasión, en el amor del Padre.”

“Para mi Dios es mi Padre, un ser rico en misericordia, amor, piedad, Dios es mi Padre”.

“Es un ser vivo infinitamente grande, vivo, amoroso, misericordioso, amable, tierno,

padre y madre, omnipresente, omnisciente, sabio, en fin es un todo que te abarca, te

penetra, pero siempre respetando tu libertad. Es todo en mí y en cada creación”.

176
En cuanto a la imagen de Dios del grupo investigado podemos afirmar que cuatro de

los miembros representan gráficamente una imagen de Dios antropomórfica afectiva, dos de

ellos con características de protección, y dos de los miembros una imagen racionalizada de

Dios aunque en el texto de cómo es Dios para usted también manifestarán rasgos de una

imagen antropomórfica con rasgos afectivos.

Milanesi y Aletti (1974), quienes a su vez se refieren a Godin, designan

antropomorfismo afectivo a la tendencia a proyectar, en la relación afectiva con Dios, el

conjunto de las actitudes conscientes y, muchas veces, inconscientes, que se han estructurado

a través de las relaciones familiares de la primera infancia. Consideran, asimismo, que esta

forma de antropomorfismo es la más cargada de consecuencias. Afirman también que el

antropomorfismo es una especie de “paso obligado” (p. 178) de la religiosidad en cualquier

edad de la vida ya que es imposible hablar de Dios en términos que no deriven de la

experiencia humana. En el análisis de la representación gráfica de Dios señalan que es

importante verificar si la persona está en situación de distanciarse de la propia órbita

egocéntrica de forma que sea posible entrever la diversidad y la alteridad de ella respecto a

Dios y viceversa.

Núñez (2004) afirma que el antropomorfismo afectivo hace referencia a las categorías

con que nos referimos a Dios y que comprenden alusiones afectivas. Dentro del

antropomorfismo afectivo distingue el antropomorfismo afectivo protector que alude a todas

las referencias a las diversas formas de amor de Dios (“Dios nos ama” / “Dios nos protege”

/ “Dios nos guía” / etc.). Es el caso de las cuatro sujetos citados anteriormente.

177
En tres de los casos hay una representación de la imagen de Dios con características

de antropomorfismo material. Núñez (2004) señala que en este tipo de representación se

conservan las referencias a la trascendencia y, por ello, se utilizan categorías físicas y

espaciales. Milanesi y Aletti (1974) señalan, citando a Clavier, que la concepción

antropomórfica material de Dios va disminuyendo progresivamente en la infancia para dar

paso a un antropomorfismo mitigado y, posteriormente, a una espiritualización. Consideran

que el camino de la progresiva espiritualización se activa por las experiencias vividas y por

una especie de asentamiento o relativa paralización emotiva.

En dos de los casos se representa una imagen racionalizada de Dios. Núñez (2004)

afirma que se trata de una imagen más evolucionada indicador de una espiritualización en

donde lo divino se vuelve más abstracto, asociado a una mayor subjetividad y sensibilidad

personal, conservando sus atributos pero desprendiéndose de las limitantes de forma, tiempo

y espacio. Afirma, asimismo, que esto es lo que debería producirse pero que no es lo que se

observa normalmente en todas las personas.

Es destacable que en ninguna de las personas objeto de la presente investigación

aparezcan signos de magismo, de animismo punitivo ni protector, así como ningún signo de

antropomorfismo afectivo punitivo.

Garrido (1996) afirma que la afectividad en relación se apoya en las imágenes del tú,

de tal modo que, al transformarse la relación, cambia la imagen y viceversa; al transformarse

la imagen cambia, también, la relación. Garrido entiende por el término “imagen” no la

imagen racionalizada, la idea, sino la imagen afectiva.

178
Tomando en consideración junto a las imágenes representadas gráficamente de Dios los

relatos derivados de la pregunta de cómo es Dios para usted, se puede observar los siguientes

atributos, características o roles que se asignan a Dios: Dios-Padre (5), Dios-Madre (2) y

Dios-Abuelo (3).

 Dios-Padre. Imagen que aparece en cinco de los sujetos investigados.

Vergote (1975) afirma que la figura del padre es la instancia que introduce lo real en las

profundidades afectivas ya que en el edificio edípico, la figura paternal se revela en su

verdadera función, puesto que el padre es a la vez el autor de la ley que prohíbe, el modelo a

quien el niño puede identificarse, y el garante que promete la dicha futura. En la unión

afectiva de la madre y el niño, introduce la renuncia y la orientación dinámica hacia un futuro

por construir. Dios se presenta con las mismas cualidades que el padre, autor de una ley

moral, formulada negativamente en razón de la exigencia de espiritualización que contiene,

como un modelo de santidad a imitar y como, providencia por la donación de una promesa

que orienta al ser humano hacia una felicidad final cumbre de la espiritualización humana y

no hacia el concepto de paraíso arcaico. Vergote (1975) profundiza en esta imagen de Dios-

Padre afirmando que la paternidad de Dios es mucho más completa que la del ser humano y

que aparece como la armonía de los contrarios integrando y reunificando todas las cualidades

parentales.

Fromm (1980) afirma que la naturaleza del amor paternal conlleva exigencias a la vez

que establece principios y leyes de las cuales depende el amor y la compasión de Dios. Por

ello el hijo debe obedecer y respetar su orden, su dominio, para ganarse el amor del padre.

Fromm considera que la relación que se establece con Dios está determinada por esta

diferencia entre el amor paternal o maternal.


179
Garrido (2000) señala que esta imagen reflejaría que la persona se identifica con un

Padre omnipotente siendo esto evidencia de que el conflicto con Dios es reprimido y

sublimado. Dios es un Tú real, absoluto y no es amor de fusión (madre), sino autoridad

salvadora que asume la finitud de la persona incluido en ello la realidad de pecado. A

este Tú real la persona puede siempre recurrir siempre que la libertad personal y los

conflictos de la vida le hagan tomar conciencia de la propia pequeñez y fragilidad. En

contraposición con la imagen del Dios Padre-Ley la imagen de Dios-Padre supone la

elaboración adecuada del complejo de Edipo; la integración positiva del conflicto con la

Ley en la relación de confianza con el padre. Garrido (1996) en este punto observa una

debilidad de esta imagen: se trata de una elaboración psicológica pero no existencial ni

teologal.

Esta imagen refleja también a un Dios que soluciona los problemas personales; la

persona tiene la sensación de que Dios le ayuda a ser mejor y más feliz que a quienes no

creen en Él. En términos teológicos este Dios-Padre omnipotente sería un ídolo en el que

la identificación psicológica va unida a la proyección imaginaria en Dios de los propios

deseos de omnipotencia.

Afirma Garrido (1996) que esta imagen de Dios-Padre tiene su lado positivo ya que

es una imagen que se encuentra en personas de ámbito familiar privilegiado que han

tenido la fortuna de tener unos padres maduros afectivamente que han facilitado la

adecuada integración del amor incondicional (ser queridos, contar siempre con el padre

sin amenaza de pérdida), y de la responsabilidad moral (iniciativa, actitudes éticas,

180
generosidad). Basándose en esta positiva vinculación y experiencia la relación con Dios

presenta las mismas características de confianza incondicional y de sentido moral. Vista

así la relación pudiera parecer perfecta y considera el autor que hasta la adolescencia

poder estructurar de este modo la imagen de Dios es altamente positivo. Pero a partir de

la adolescencia el joven ha de hacer su propia síntesis y esta imagen tan positiva se puede

tornar una dificultad ya que el joven se ha podido acostumbrar a la armonía y a la ausencia

de cualquier tipo de conflicto o de crisis.

La debilidad que Garrido (1996) encuentra a esta imagen de Dios es que a la persona

le parece “normal” ser querida por Dios como si de un derecho que tuviera se tratase.

Opina que ello delata que la afectividad no ha sido confrontada con los conflictos del

adulto en el ámbito y social que la conciencia de pecado no ha pasado por crisis

existenciales. Cuando Dios no responde a las propias expectativas el “ídolo omnipotente”

proyectado en Dios quedará destrozado ya que no cumple las expectativas de la persona.

Afirma, asimismo, que la transposición de la imagen parental a Dios es la que produce

que el amor parezca normal, parezca un derecho. Este tipo de relación así expresada es

indicador de que en la relación con Dios predomina lo psicoafectivo.

Sobre la imagen de Dios-Padre Correa (2010) afirma que la primacía del Dios paternal

no implica que lo maternal haya desaparecido ya que considera que ello supondría

alejarse completamente de la realidad al ocupar lo maternal un espacio muy importante

en el imaginario religioso, y en especial, en Latinoamérica.

• Dios-Abuelo. Imagen que aparece en tres de los sujetos investigados.

181
Para Garrido (1996) esta imagen de Dios presenta un rostro personal. Evidencia una

relación de confianza y tan positiva que únicamente para contar y ser significativo lo

gratificante. Es un Dios de la armonía sin conflicto que proporciona seguridad a la

persona. De alguna manera es una especie de seno protector que exime al sujeto de

cualquier tipo de responsabilidad. Esta imagen tiene, según este autor, múltiples

manifestaciones entre las que señala las siguientes:

o En la conciencia de los creyentes cuando el pecado nos más que ignorancia o

un fallo que se considera “normal” y que no tiene relación con Dios, ni que

afecta a la relación de la persona con Él.

o En la tendencia a vivir lo religioso como búsqueda de armonía persona pero

fuera del ámbito de la relación interpersonal y del compromiso.

o En la afirmación de la gratuidad de la Salvación como algo objetivo que ya

está asegurado y en el que no es necesaria la implicación de la propia persona.

Afirma Garrido (1996) que, tras esta aparente imagen positiva de Dios, hay mucho de

reaccional en cuanto que frente a la imagen autoritaria de Dios aparece una imagen permisiva

que puede dar origen a una fe sin ética, carente de compromiso. Observa también en esta

imagen de Dios una tendencia regresiva a evitar la angustia de separación o el miedo a la

responsabilidad. Señala que lo malo de este imagen es que se racionaliza en la Teología

cristiana mediante la teología cristiana del Dios-Amor y de la justificación por la fe sin obras

pudiendo, además, caer en la tentación de recurrir a Dios en los casos de necesidad, o cuando

se está a gusto con Él en búsqueda de seguridad y gratificación o consolación afectiva.

182
• Dios-Madre. Imagen que aparece en dos de los sujetos investigados.

Garrido (2000) atribuye a la imagen de Dios-Madre las siguientes características:

Dios es seguridad y propicia la confianza primordial que no tiene miedo al abandono, al

mismo tiempo que es lo envolvente que protege sin amenaza armonizando con el Todo de la

realidad. Afirma que es una imagen que denota una relación altamente positiva ya que es la

primera siendo, por ello, el subsuelo radical sobre el cual se podrá ir elaborando

posteriormente y de manera integradora el conflicto. La imagen de la madre nos remite a la

primera experiencia de amor incondicional que podrá ser posibilitadora y facilitadora,

posteriormente, de la relación teologal de “ser en sí más allá de sí” (p. 146).

Como posible elemento negativo Garrido (2000) afirma que cuando la persona se

queda fijada en esta imagen de Dios-Madre, la relación se vuelve altamente problemática ya

que, en su opinión, promueve la armonía sin responsabilidad, la huida de lo conflictivo,

haciendo de lo religioso un mundo aparte, sin conexión con lo real y sus problemas, buscando

la gratificación inmediata. Esta relación puede llegar a dificultar, también, la relación con

Dios como con un Tú personal. Afirma Garrido (2000) que cuando la dependencia del otro

es necesidad de fusión, lo religioso se diluye en lo impersonal y termina siendo

psicológicamente regresivo.

Considero, asimismo, muy importante incluir en este apartado la reflexión realizada

por el sociólogo chileno Correa (2010) quien subraya lo maternal atribuido a Dios como un

espacio muy importante en el imaginario religioso, y en especial, en Latinoamérica,

afirmando que en el cristianismo coexisten ambos tipos de amor y que, aunque durante siglos

haya primado la imagen de un Dios paternal que gobierna y domina al mundo, también ha

183
habido espacios significativos para el amor maternal que, en el caso del catolicismo, se

expresa en la figura de la Virgen María quien aparece como ejemplo de lo femenino, de lo

fraternal, de la acogida, del amor y la paciencia. En el caso latinoamericano, la Virgen ha

ocupado un espacio aún más trascendental en la cultura popular y en las tradiciones

religiosas, adquiriendo una especificidad propia.

Finalmente, en el grupo objeto de la presente investigación, no se observa ninguna

referencia a un Dios-Mágico en el sentido de una potencia anónima que se impone y a quien

se recurre como recurso para solucionar las dificultades y problemas que se presentan a las

personas. Es una imagen ambivalente ya que está asociada a los fondos afectivos infantiles y

oscuros a la vez que puede servir como plataforma para madurar en la confianza en Dios en

cuanto puede comenzar a liberar la necesidad de autoseguridad.

3. SÍNTESIS

En cuanto al concepto de madurez psicológica podemos señalar siguiendo a Zacarés y

Serra (1996, 1998, 1999) que en este grupo de acompañantes espirituales objeto de la

presente investigación predomina la concepción Humanista- Constructivista de la Madurez

aunque, analizando el conjunto de las perspectivas podemos afirmarque no hay una

concepción común respecto a la madurez psicológica en este grupo. De ello se desprende que

prevalece en ellos un concepto de la madurez entendido como logro deseable para todo ser

humano y proveniente de procesos de afrontamiento y construcción internos, no estando

relacionados directamente con criterios sociales de éxito. Se puede señalar que entienden

básicamente la madurez como un proceso que está íntimamente ligado a la experiencia

interna de las personas de tal modo que se categoriza a las personas como maduras o

184
inmaduras no tanto por el tipo de experiencias observables externamente que hayan ido

aconteciendo a lo largo de sus vidas, sino por la forma en que han afrontado dichas

experiencias.

En lo referente a la madurez espiritual y tomando en cuenta, en primer lugar, la teoría del

desarrollo del juicio religioso de Oser y Gmünder (1998) podemos señalar que el grupo

objeto de estudio se encuadra dentro en la transición del estadio 3 al 4 estadio en el que la

conciencia de responsabilidad de las personas sigue intacta pero irrumpe en las personas la

conciencia de que entre Dios y ellas existe una relación de mediación abriéndose

progresivamente, en adelante, una brecha en la que se intuye la simultaneidad de la fuerza

trascendente proveniente de Dios a la vez que se toma consciencia de la inmanencia

posibilitándose de este modo la conciliación de ambas dimensiones integrándolas y

unificándolas en un mismo ámbito de sentido..

En cuanto a la representación gráfica de Dios el grupo de los acompañante espirituales

de los colegios escolapios de Santiago de Chile una imagen de Dios antropomórfica afectiva

con rasgos protectores, aunque también aparecen en dos de ellos características de

protección, y en otros dos una imagen racionalizada de Dios aunque en el texto de cómo es

Dios para usted también manifestarán rasgos de una imagen antropomórfica con rasgos

afectivos. En tres de los casos hay una representación de la imagen de Dios con características

de antropomorfismo material. Y en dos de los casos se presenta una imagen racionalizada de

Dios que refleja en opinión de Núñez (2004) una imagen más evolucionada indicador de una

espiritualización en donde lo divino se vuelve más abstracto, asociado a una mayor

subjetividad y sensibilidad personal, conservando sus atributos pero desprendiéndose de las

limitantes de forma, tiempo y espacio. Es asimismo destacable que en ninguna de las

185
personas objeto de la presente investigación aparezcan signos de magismo, de animismo

punitivo ni protector, así como ningún signo de antropomorfismo afectivo punitivo.

Tomando en consideración junto a las imágenes representadas gráficamente de Dios los

relatos derivados de la pregunta de cómo es Dios para usted, se puede observar los siguientes

atributos, características o roles que se asignan a Dios: Dios-Padre (5), Dios-Madre (2) y

Dios-Abuelo (3).

La imagen de Dios-Padre es, claramente, la más significativa ya que aparece en cinco de

los sujetos investigados.

Es altamente significativo en nuestra opinión el hecho de que no existe ni en las

representaciones gráficas de Dios ni en los textos ninguna referencia ni características a un

Dios-Mágico en el sentido de una potencia anónima que se impone y a quien se recurre como

recurso para solucionar las dificultades y problemas que se presentan a las personas.

Tampoco aparece en ninguna de las personas objeto de la presente investigación signos

de magismo, de animismo punitivo ni protector, así como ningún signo de antropomorfismo

afectivo punitivo.

Podemos concluir señalando que para este grupo de acompañantes espirituales es

importante encontrar un sentido y significado a lo que se vive, asumiéndolo y dotándolo de

sentido referido a un Dios que es asumido como Referencia Última. Un Dios que no va a

actuar directamente en la historia sino a través de que las personas acepten lo que considera

su voluntad. De este modo este grupo de acompañante se concibe como decisivo en esta

historia de salvación sintiéndose absolutamente libres para aceptar o rechazar esa oferta de

salvación y no utilizando a Dios como recurso para satisfacer las propias necesidades y

186
demandas personales. Presentan como grupo una imagen de Dios antropomórfica afectiva en

la que prevalecen claros rasgos afectivos protectores. La imagen de Dios denota una relación

fundamentalmente psicoafectivos en los que se reflejan características positivas derivadas de

las imágenes que tienen de Dios-Padre, de Dios-Madre y de Dios-Abuelo

187
CONCLUSIONES

CONSECUENCIAS Y DESAFÍOS PARA LA VINCULACIÓN CON LOS OTROS,

PARA EL TRABAJO PASTORAL Y PARA SÍ MISMOS

Como primera conclusión a destacar sería la importancia del acompañamiento grupal de

los propios acompañantes psicoespirituales y responsables pastorales de los colegios y

entendemos, por extensión, que también de cualquiera de las plataformas de evangelización

existentes, por la relevancia de su trabajo y por el impacto que tiene su visón en la labor en

toda la comunidad educativa al ser los acompañantes psicoespirituales agentes

multiplicadores.

Unido a lo anterior se abre la posibilidad de profundizar en el tema del acompañamiento

psicoespiritual grupal de los propios acompañantes psicoespirituales por su valor formativo,

por el impacto en la comunidad educativa y por el valor prospectivo. Se entiende que ello

pudiera enriquecer el planteamiento del propio Magíster en Acompañamiento que está

fundamentalmente centrado en el acompañamiento individual.

Fruto de la presente investigación se destaca la importancia que tiene la fase diagnóstica

de los propios acompañantes en relación al concepto de madurez personal en sus dimensiones

psicológica y espiritual. Consecuencia de esta fase diagnóstica es una ampliación de

conciencia que permitirá actuar sobre la misión, visión y valores de toda la organización así

como en el núcleo del proceso educativo: se podrá diseñar un proceso educativo en el que

esta visión integradora será a la vez una de las finalidades del proceso al mismo tiempo que

se convertirá en uno de los ejes transversales fundamentales del proyecto curricular con

188
objetivos, metodología y criterios de evaluación basados en indicadores de resultado y no

solamente en indicadores de acción.

Entrando en el terreno concreto del grupo de los acompañantes espirituales de los

colegios escolapios de Santiago de Chile se observa que tienen clara conciencia de sí mismos

concibiendo la vida y la relación con Dios como un proceso. Prevalece un concepto de la

madurez psicológica entendido como logro deseable para todo ser humano que proviene de

procesos de afrontamiento y construcción internos, no estando relacionados directamente con

criterios sociales de éxito. El concepto de madurez psicológica que poseen les hará concebir

la vida como proyecto en el sentido de decisión de hacer historia con sentido existencial y

tomando el futuro como un horizonte abierto.

En este grupo de acompañantes prevalece el presupuesto psicoafectivo en la relación con

Dios predominando claramente el antropomorfismo afectivo protector. La imagen que

presentan de Dios es positiva (Padre, Madre y Abuelo) destacándose la imagen de Dios como

Dios-Padre. Dios, a su vez, es para ellos una Referencia Última posibilitadora y facilitadora

para la vida de las personas.

Entienden y comprenden, de forma más conceptual que vital o existencial, el proceso de

crecimiento y madurez como integral e integrador de las dimensiones psicológica y espiritual.

Por ello:

1. La relación con los otros se realizará presumiblemente desde la concepción de la

persona en continuo proceso de crecimiento y con alta valoración del logro de la

autonomía personal. Al valorar significativamente la madurez como un logro

deseable para todo ser humano este objetivo será, a la vez que objetivo, un elemento

189
clave motivador para su propio desarrollo y crecimiento como para su visión y

quehacer educativo y pastoral. En consecuencia es de esperar que motivarán y

esperarán de los otros una actitud de continuo crecimiento personal huyendo de cierta

concepción vigente de que la madurez psicológica de la persona coincide con la fase

adulta de la vida. Muy probablemente respetarán la gradualidad y el proceso de cada

persona trabajando desde una concepción de pastoral de procesos. Habrán de estar al

tanto de que el proceso de maduración del “yo” no se cierre en autoposesión.

2. Por el concepto que tienen de Dios y de la madurez psicológica, la persona es el

centro. Conceder el primado a la persona va a suponer que respetan su condición

humana, la unicidad de cada persona y el momento concreto de cada uno junto a lo

que está viviendo. Conciben que cada persona, bien sean niño, adolescente o adulto,

y no ellos como agentes y responsables pastorales, es el protagonista y el objetivo del

proceso de crecimiento psicológico y espiritual. Serán, presumiblemente, agentes

favorecedores de la autonomía humana y no de la heteronomía.

3. Entregarán probablemente a las personas que entren en contacto con ellos en la

actividad pastoral una visión dinámica, procesual y de continua construcción y logro

de la realización personal basada en el descubrimiento y desarrollo de la propia

identidad personal y de la propia vocación más que en los criterios de plausibilidad

social vigentes o en el acatamiento doctrinal de la fe.

4. Es de esperar que operen desde una imagen integradora y unificadora de Dios tal vez

más cognitiva que vital y existencial presentando la imagen de un Dios positivo y

cercano a la persona, que es compasivo, acogedor y amor.

190
En consonancia con todo lo anterior también se les presentan una serie de desafío y tareas:

1. Habrán de estar atentos a dos peligros. Por una parte al psicologicismo44 y al

egocentrismo narcisista que dificultan el abrirse a un nuevo nivel existencial y

espiritual supone el encuentro personal con Dios. Y por otra al espiritualismo

entendido como huida de la realidad a través de la proyección del deseo, o de la

insatisfacción, en Dios. En esta misma línea está el peligro de la fantasía del deseo

en la relación con Dios de tal modo que Dios sea únicamente o casi únicamente objeto

imaginario que refuerza las tendencias neuróticas, que en algunos casos pudieran ser

también psicóticas, de negar o evadir la realidad. La experiencia de la espiritualidad

cristiana genuina es integradora pudiéndose decir como señala Garrido (1996) que “la

capacidad de tener una experiencia real de Dios es proporcional a la capacidad de

incorporar realidad humana a dicha experiencia” (p. 240). La experiencia que Jesús

tuvo de Dios como Padre, el “abbá” le llevó a una determinada praxis basada en la

justicia y en la solidaridad45. A nivel personal tal vez uno de los desafíos que tengan

esté en relación con aceptar, a nivel existencial y espiritual más que a nivel cognitivo,

que sólo Dios salva y que desde la fe, desde el corazón de Dios, puede encarar las

contradicciones que la vida va deparando.

44
El psicologismo es aquella doctrina filosófica que considera que al final todo se reduce a la psicología
humana. Este planteamiento cree posible comprender los distintos ámbitos de objetividad (conocimiento, moral,
estética, etc.) a partir de la comprensión de los mecanismos, procesos o hechos psicológicos que están presentes
en nuestra mente cuando experimentamos dichos ámbitos.
45
Mateo 7, 21-23: “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace
la voluntad de mi Padre que está en los cielos”; Mateo 25: “tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me
disteis de beber…”; etc.)

191
2. En consonancia con lo anterior tendrán que reflexionar el tema del compromiso ético

en el proceso de maduración personal y reflejarlo en una adecuada programación

secuenciada en el proyecto educativo.

3. Teniendo en cuenta el estadio de desarrollo del Juicio religioso y la prevalencia de lo

psicoafectivo en las imágenes y relación con Dios, habrán de discernir en profundidad

en qué núcleo de experiencia están poniendo en juego el proceso de la persona para

desarrollar desde ahí los aspectos psicológicos y espirituales de forma interactiva e

integradora siendo conscientes del peligro de reducir la relación con Dios a mera

cuestión psicológica de seguridad, autoestima, etc. 46

4. En el grupo de acompañantes objeto del presente estudio prevalece el presupuesto

psicoafectivo en la relación con Dios. La mayor parte de los procesos pastorales

conocidos apenas se plantean desligarse, ni se desligan de este nivel psicoafectivo.

Una pregunta que, tal vez, pueda ayudar a este grupo a profundizar sea la de por qué

lo psicoafectivo parece ser el núcleo de la relación con Dios y por qué cuesta tanto

acceder a una relación con Dios cuya imagen no esté configurada y casi determinada

por el propio proceso de crecimiento psicoafectivo.

5. El modo de oración habrá de ser otro punto de análisis. En consonancia con el estadio

del Desarrollo del Juicio religioso y con las imágenes psicoafectivas de Dios habrán

de ir trabajando un itinerario que vaya evolucionando de la oración de petición y de

acción de gracias a una oración más “pasiva”, contemplativa.

46
El texto de Rom. 7 es un texto clave para comprender la limitación que supone para la persona intentar ser
coherente en su conducta con unos determinados valores mediante el cumplimiento de las normas morales y
religiosas

192
6. Será importante que estos acompañantes diseñen un itinerario adecuado de

personalización de la fe que ayude a superar el egocentrismo religioso, sobre todo a

partir de la adolescencia con el fin de que la persona pueda descubrir su “yo real”

desde el cuestionamiento y la puesta en crisis de su “ideal del yo” y desde la actitud

existencial de autenticidad. Para ello será fundamental discernir las motivaciones más

profundas y así hacerse sujeto de la propia historia pudiendo ir tomando, de forma

progresiva, la vida en las propias manos a través de la incorporación a la vida de los

criterios de discernimiento. La crisis del realismo podrá ser un punto crítico en ese

recorrido; Garrido (1996) afirma que esta crisis es más diluida que la de la autoimagen

pero más radical pudiendo durar años. Pueden darse cuenta de que sus proyectos de

vida no se amoldan en la práctica a los planes y deseos que se tenían. Y este viraje

radical puede suponer una crisis y, paradójicamente, una posibilidad para entrar en la

vida teologal o en las vías iluminativas y unitivas que señala S. Juan de la Cruz.

7. Un desafío que se les planteará será percibir la emergencia de lo teologal cuando la

persona está iniciando su proceso de personalización. Este desafío lo tendrán,

lógicamente, quienes trabajen pastoralmente con adultos jóvenes y adultos. Por la

concepción predominante que tienen de la madurez psicológica pueden tener cierta

dificultad en comprender que lo teologal pueda darse en fases de inmadurez afectiva

ya que, probablemente, relacionan madurez psicológica con madurez espiritual y esto

no siempre es así: la Biblia está plagada de numerosos ejemplos: David (2 Samuel),

Pedro (Mt. 16, 18; 26, 69-75) , Pablo (Hch. 22, 1-21), etc.

8. Desde la toma de conciencia de la propia imagen de Dios y de la relación con Él que

dicha imagen refleja será una tarea clave posibilitar el encuentro personal con el Dios

de Jesús de Nazaret que es la base de la fe cristiana. Domínguez (1992) afirma que


193
“el dios del niño ha de ser catequizado por el Dios de Jesús” (p. 129). De aquí la

importancia del acercamiento y profundización continua que han de tener los

acompañantes psicoespirituales, tanto para sí mismos como para las personas que

acompañan, y para todos los destinatarios de la acción pastoral del conocimiento de

la persona y actividad de Jesús de Nazaret quien invita a su seguimiento traspasando

las fronteras de la proyección narcisista del individuo como sucede, por ejemplo, con

el joven rico del Evangelio (Mc. 10, 17-30) a quien Jesús invita a vender todo lo que

tiene (abandonar las propias seguridades incluida la imagen de perfección personal y

social que tenía al cumplir todos los preceptos legales judíos), a dárselos a los pobres

(entrega de lo propio a los demás y, en especial, a quienes no van a poder reportar

nada material a cambio) y a seguirle (rompiendo con ello los propios sueños de

realización personal.

9. En las representaciones gráficas de Dios y en los relatos se constata que varios de los

miembros del grupo en estudio manifestaban una idea de Dios-Padre. El punto débil

de esta imagen, que por otra parte es muy positiva, radica en el hecho de que la

persona considera “normal” ser querida por Dios como si de un derecho se tratara. En

opinión de Garrido (1996) esto denota que la afectividad no se ha confrontado con

los conflictos del adulto en el ámbito social y que la conciencia de pecado no ha

pasado por crisis existenciales. Este grupo de acompañantes habrá de plantearse el

tema del conflicto con Dios inherente a todo tipo de relación; cuando el amor de Dios

es algo abstracto sirve para elemento tranquilizante ante la culpa.

10. Unido al punto anterior habrán de estar un tanto vigilantes con la necesidad de

gratificación derivada de la acción pastoral ya que es un grupo donde prevalece el

elemento psicoafectivo. Podrán servir como textos de referencia para la acción


194
pastoral y para la oración personal el lavatorio de los pies (Jn. 13, 1-15); “si el grano

de trigo no cae en tierra y muere no da fruto” (Jn. 12, 24); el texto de la kénosis de

Jesús (Flp. 2, 6-11), etc. Textos que hacen tomar distancia y estar precavidos de la

autorreferencia y de la gratificación narcisista tan presentes en muchos agentes

pastorales.

11. La propia toma de conciencia personal y grupal de las debilidades y fragilidades de

cada uno de los acompañantes, del propio grupo de acompañantes así como de los

colegios y de la misma Iglesia se entiende como de gran valor. La imagen de S. Pablo

del tesoro llevado en vasijas de barro (2 Cor. 4,7) puede resultar significativa para

adoptar con sano realismo una actitud de sencillez y humildad en contraposición al

roles de “sabio”, “sanadores”, etc., que pueden tener los acompañantes

12. A nivel personal y grupal uno de los desafíos pastorales y espirituales que se les

presenta está en trabajar la actitud de la indiferencia espiritual en el sentido de que la

misión se libere de la necesidad de resultados y de frutos conforme a sus propios

deseos en la línea de la justificación de la fe y no de las obras (Rom. 3, 28) o en el

“sólo Dios basta” de Santa Teresa. Para ello se considera conveniente y hasta casi

necesario un proceso de acompañamiento de los propios acompañantes espirituales

lo cual supone un desafío a la organización escolar y a las personas.

195
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psicopedagógica celebrado en Santiago de Compostela los días 8-11 de septiembre

de 1999. Ponencia entregada personalmente por el profesor Zacarés.

202
ANEXOS

ANEXO 1. CUESTIONARIO SOBRE CREENCIAS DE LA MADUREZ (CCM – 2)

CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

203
Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7

204
porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7


distinto al de la mayoría de la gente.

16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

205
26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7


momento, pero no el ser maduro o inmaduro

29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7


de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7

206
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7


adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7


sueños e ilusiones de adolescente

207
ANEXO 2. DILEMA DE PAUL.

DILEMA DE PAUL

“Paul, un joven y brillante estudiante de medicina, acaba de superar recientemente su examen

final de carrera. Tiene una novia con la que se ha comprometido en matrimonio. En premio

a los buenos resultados obtenidos en sus exámenes, sus padres le financian un viaje a

Inglaterra. Al poco tiempo de despegar el avión que le debe conducir a aquel país, éste sufre

una avería y se precipita indefectiblemente al vacío. Ante esta situación, se activan todas las

medidas de seguridad –máscaras de oxígeno, chalecos salvavidas, etc. Al principio, se oyen

gritos de pánico entre los pasajeros, pero al poco tiempo reina entre ellos un silencio total y

absoluto. El avión va cayendo descontrolada e interminablemente. La vida de Paul transcurre,

en un instante, ante sus ojos. Sabe que ha llegado su hora. En esta situación, piensa en Dios

e inicia una oración. Promete que en caso de salvación ofrecerá su vida y su actividad como

médico, íntegramente, a favor de los necesitados del Tercer Mundo. En el caso de que su

novia no decida acompañarle, renunciará a contraer matrimonio con ella –a quien tanto

quiere- y partirá solo. Promete renunciar a un sueldo tentador y al reconocimiento social

como profesional prestigioso de la medicina. El avión impacta, finalmente, en un campo

labrado, y Paul, milagrosamente, resulta ileso del accidente, salvando su vida. A su vuelta se

le ofrece un trabajo en extremo prometedor como director de una prestigiosa clínica privada.

Es elegido entre 90 aspirantes por sus méritos y capacidad. Paul, no obstante, recuerda su

promesa que, en su momento, hizo a Dios. Está desconcertado. No sabe cuál ha de ser el

camino a seguir. Se debate entre la opción a tomar.

208
1.
a. ¿Debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone a Dios?

¿Por qué o por qué no?

c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación a Dios?,

¿Por qué o por qué no?

2.

a. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul vaya

al Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un lado, la novia

de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la promesa hecha a Dios.

a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y significativa?; o

dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estas dos dimensiones entre

sí?

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o Dios?

(En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué papel juega

Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios, ¿qué papel juega el ser

humano?

209
4. Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el avión y la

confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de su promesa. Éstos

exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente su juramento.

a. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

5. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido un

serio compromiso con relación a la misma.

a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su condición

de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y disposiciones de una

determinada comunidad?

c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en relación

a su comunidad? ¿Por qué?

d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de su

comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?

6. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar de

dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo en la

clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener alguna

consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?

210
7. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya cumplido

la promesa hecha a Dios?

b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber incumplido su

promesa? ¿Por qué o por qué no?

c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el mundo? En

caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo lo hace?

8. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

211
ANEXO 3. RESPUESTA DE CADA SUJETO AL CUESTIONARIO SOBRE

CREENCIAS DE LA MADUREZ (CCM – 2)

CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ (01)

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

212
----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7


porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

213
15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7
distinto al de la mayoría de la gente.

16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

214
28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7
momento, pero no el ser maduro o inmaduro

29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7


de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7

215
adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7


sueños e ilusiones de adolescente

216
CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ (02)

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

217
2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7


porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7


distinto al de la mayoría de la gente.

218
16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7


momento, pero no el ser maduro o inmaduro

219
29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7
de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7


adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7

220
sueños e ilusiones de adolescente

221
CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ (03)

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

222
2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7


porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7


distinto al de la mayoría de la gente.

223
16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7


momento, pero no el ser maduro o inmaduro

224
29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7
de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7


adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7

225
sueños e ilusiones de adolescente

226
CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ (04)

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

227
2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7


porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7


distinto al de la mayoría de la gente.

228
16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7


momento, pero no el ser maduro o inmaduro

229
29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7
de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7


adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7

230
sueños e ilusiones de adolescente

231
CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ (05)

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

232
2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7


porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7


distinto al de la mayoría de la gente.

233
16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7


momento, pero no el ser maduro o inmaduro

234
29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7
de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7


adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7

235
sueños e ilusiones de adolescente

236
CUESTIONARIO CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ (06)

A continuación le presentaremos una serie de frases en las que se recogen


distintas ideas sobre lo que es la madurez psicológica, sobre los factores que más ayudan a
madurar y sobre lo que definiría a una persona como madura. Queremos que usted nos
indique si estas ideas se ajustan a las suyas propias.

Cada frase se va a valorar de 0 a 7 puntos, de manera que puntuará como "7"


aquellas frases que correspondan exactamente a sus ideas sobre la madurez psicológica.
Puntuará como "5" o "6" a aquellas frases con las que se esté bastante de acuerdo, pero no
totalmente. Dará la puntuación de "3" o "4" a aquellas frases con las que esté moderadamente
de acuerdo. Puntuará con "1" o "2" cuando esté sólo un poco de acuerdo. Y por último,
utilizará la puntuación "0" para aquellas frases que no se correspondan en absoluto con las
ideas que tiene usted acerca de la madurez psicológica y del desarrollo adulto. A
continuación le presentamos dos ejemplos del modo de realización de la prueba:

1) Supongamos que usted estuviera muy de acuerdo con la siguiente frase:

"Para madurar son más importantes las experiencias vividas que la 0 1 2 3 4 5 6 7


edad”

Su puntuación sería de "7" puntos

2) Supongamos que ahora no está ni en total acuerdo ni en total desacuerdo con la


siguiente frase:

"Para madurar es preciso seguir las pautas que te marca la sociedad" 0 1 2 3 4 5 6 7

Su puntuación podría ser de "4" puntos.

Si ha comprendido la forma de rellenar este cuestionario, puede comenzar.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Para mí, las experiencias negativas son las que más te hacen 0 1 2 3 4 5 6 7
madurar

237
2. En mi opinión, ser maduro es tener la cabeza sentada 0 1 2 3 4 5 6 7

3. Yo creo que hay tantas formas de entender la madurez como 0 1 2 3 4 5 6 7


personas y circunstancias.

4. Siempre vamos a estar madurando porque siempre pueden haber 0 1 2 3 4 5 6 7


situaciones que nos van a probar en nuestra madurez.

5. Según creo, las personas maduras son poco convencionales y 0 1 2 3 4 5 6 7


siempre sorprendentes

6. Pienso que el sufrimiento ayuda a superarse a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

7. Yo creo que una vez pasada la adolescencia uno debe sentar la 0 1 2 3 4 5 6 7


cabeza si quiere madurar

8. Para mí, lo importante no es ser maduro sino llegar a estar 0 1 2 3 4 5 6 7


adaptado en el ambiente en el que uno se encuentre.

9. Yo pienso que lo que nos hace más maduros no es la cantidad de 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias que hayamos vivido sino el modo en que las asumimos
y les damos sentido.

10. En mi opinión, la persona madura tiene mucho sentido del humor. 0 1 2 3 4 5 6 7

11. Para mí, una infancia difícil hace que madures más y más rápido 0 1 2 3 4 5 6 7

12. A mi juicio, llegar a conseguir un buen trabajo, una buena familia, 0 1 2 3 4 5 6 7


una buena casa, es indicador de madurez personal.

13. No podemos criticar a otra persona diciendo que es inmadura 0 1 2 3 4 5 6 7


porque todo depende de nuestra opinión.

14. En la vida, para mí, se van superando distintas etapas y en cada 0 1 2 3 4 5 6 7


etapa tienes que crecer como persona.

15. Pienso que una persona madura suele comportarse de modo 0 1 2 3 4 5 6 7


distinto al de la mayoría de la gente.

238
16. Creo que las personas que han sufrido una desgracia y han logrado 0 1 2 3 4 5 6 7
superarla son mucho más maduras que otras personas que no han
pasado por ello.

17. En mi opinión, una persona madura es muy estable, sin grandes 0 1 2 3 4 5 6 7


altos ni grandes bajos.

18. Cada persona sabe las cosas que son importantes para ella y, por 0 1 2 3 4 5 6 7
tanto, cada uno tiene su propia idea de madurez.

19. Yo creo que para madurar resulta más importante el tipo y calidad 0 1 2 3 4 5 6 7
de las experiencias vividas que su número.

20. Para mí, la persona madura es capaz de estar por encima de las 0 1 2 3 4 5 6 7
normas sociales y de lo que piensen de ella.

21. Más enseñan los desengaños que los años 0 1 2 3 4 5 6 7

22. Pienso que un sentido religioso de la vida hace que afrontemos 0 1 2 3 4 5 6 7


los problemas de manera más madura.

23. No podemos comparar a una persona con otra en cuanto a su 0 1 2 3 4 5 6 7


madurez porque el ser maduro depende de cómo la persona se valore
a sí misma.

24. En mi opinión, las experiencias que te hacen reflexionar son las 0 1 2 3 4 5 6 7


que te ayudan a madurar

25. Creo que la expresividad emocional, como el reír a carcajadas 0 1 2 3 4 5 6 7


cuando toca y el llorar cuando uno así lo sienta, es señal de madurez
personal.

26. Para mí, el sufrimiento es lo que hace madurar a las personas 0 1 2 3 4 5 6 7

27. En mi opinión, una persona madura pone la seriedad por encima 0 1 2 3 4 5 6 7


de la espontaneidad

28. Creo que lo importante es adaptarte a las circunstancias de cada 0 1 2 3 4 5 6 7


momento, pero no el ser maduro o inmaduro

239
29. Pienso que la madurez no tiene fin; se madura hasta el momento 0 1 2 3 4 5 6 7
de la muerte

30. La persona madura sabe disfrutar como un niño de las cosas más 0 1 2 3 4 5 6 7
pequeñas y cotidianas.

31. Yo pienso que quien ha sufrido mucho suele ser también más 0 1 2 3 4 5 6 7
maduro

32. Las situaciones más normales (estudiar, casarse, trabajar, etc.) son 0 1 2 3 4 5 6 7
las que mejor te llevan a la madurez

33. Pienso que la idea de madurez es tan relativa que es imposible dar 0 1 2 3 4 5 6 7
una definición clara.

34. Creo que la madurez es la capacidad de aprender de las 0 1 2 3 4 5 6 7


experiencias a pesar de los errores y fracasos.

35. Creo que el hecho de que una persona se comporte de acuerdo a 0 1 2 3 4 5 6 7


su propio estilo y filosofía de vida puede considerarse como signo de
madurez

36. A mi juicio, uno no tiene que hacer nada para madurar porque son 0 1 2 3 4 5 6 7
los mismos golpes de la vida los que se encargan de ello

37. Para mí, un comportamiento maduro sigue aquellos caminos que 0 1 2 3 4 5 6 7


han dado resultado a otras personas

38. Considero que una persona puede ser muy madura en unas 0 1 2 3 4 5 6 7
situaciones y muy poco en otras.

39. Creo que la persona madura es ante todo la que reflexiona sobre 0 1 2 3 4 5 6 7
las experiencias que vive y las integra en su vida

40. Para mí, a mayor madurez personal, mayor felicidad. 0 1 2 3 4 5 6 7

41. Yo pienso que un adulto es más maduro que un niño o un 0 1 2 3 4 5 6 7


adolescente

42. Según mi criterio, maduro es aquel que mejor ha realizado sus 0 1 2 3 4 5 6 7

240
sueños e ilusiones de adolescente

241
CORRECIÓN DEL CUESTONARIO DE CREENCIAS SOBRE LA MADUREZ
(CCM-2)

Sumar las puntuaciones en cada una de las subescalas, que conforman distintas teorías
implícitas sobre la madurez personal y dividir por el número de ítems para extraer una
puntuación promedio en cada una de las teorías:

1. Teoría de la resistencia al sufrimiento. Sumar: 1, 6, 11, 16, 21, 26, 31, 36 (8 ítems;
máxima puntuación = 56; media = Suma/8).

2. Teoría evolutiva-normativa. Sumar: 2, 7, 12, 17, 22, 27, 32, 37, 41 (9 ítems; máxima
puntuación = 63; media = Suma/9).

3. Teoría relativista-escéptica. Sumar: 3, 8, 13, 18, 23, 28, 33, 38 (8 ítems; máxima
puntuación = 56; media = Suma/8).

4. Teoría humanista – constructivista. Sumar: 4, 9, 14, 19, 24, 29, 34, 39 (8 ítems;
máxima puntuación = 56; media = Suma/8)

5. Teoría Peter Pan. Sumar: 5, 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40, 42 (9 ítems; máxima puntuación
63; media = Suma/9).

242
ANEXO 4. RESPUESTAS AL DILEMA DE PAUL

SUJETO 01

1.
a. ¿Debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

Creo que la promesa está mediatizada por una situación traumática y por un afán

de desear salvarse en el accidente. Cuando todo lo humano falla, el ser humano

se agarra de Dios, porque en el fondo Paul piensa y siente que está en sus manos,

o al menos puede Dios hacer algo que él desea y no puede realizar por sus propios

medios, aunque en realidad Dios no tiene nada que ver con el accidente, ni con

que Paul se salvara del accidente. Otra cosa es la lectura religiosa que hacemos

de nuestra vida.

Yo creo que ni el mismo Dios le exige que la cumpla.

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

No. Las promesas que un ser humano puede hacer a Dios, a éste no le afectan en

lo más mínimo. Por otra parte, Dios no nos exige que le hagamos promesas. Si

las hacemos es por un afán muy humano de tratar de manipular a Dios.

c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación a

Dios?, ¿Por qué o por qué no?

No y sí No, si se trata de manipular a Dios. Sí, si uno se pregunta y descubre qué

es lo que Dios quiere para mí tras un proceso de discernimiento.

2.

243
a. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul

vaya al Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

No estoy de acuerdo, precisamente porque Paul no ha realizado un proceso de

discernimiento preguntándose qué es lo que Dios quiere para su vida. Su promesa

es resultado de un negociado, nada más, no de una decisión profunda y discernida.

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un lado, la

novia de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la promesa

hecha a Dios.

a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y

significativa?; o dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estas dos

dimensiones entre sí?

Como lo he dicho antes, la promesa hecha a Dios no tiene validez y el mantener

una relación con una mujer o aceptar un buen empleo entran dentro del ámbito de

las opciones personales que Paul debe discernir en conciencia. La relación de

noviazgo y el aceptar una propuesta de buen empleo son dos realidades con

distinta valoración, pero para vivir las dos se requiere discernimiento.

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o

Dios? (En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué

papel juega Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios, ¿qué

papel juega el ser humano?

244
En la mentalidad moderna actual pareciera que el hombre es más importante que

Dios. A mi parecer los dos son importantes. No sé si podríamos hablar de

“importantes” sino de complementarios. El hombre necesita a Dios para alcanzar

sentido y Dios “necesita” al hombre para ser Dios.

4. Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el avión y la

confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de su promesa.

Éstos exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente su juramento.

a. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

No. Detrás del pensamiento de los padres está la imagen de un Dios que exige

cumplimiento, al que hay que obedecer… Sin embargo en este caso Dios no ha

exigido nada a Paul, ni siquiera por el hecho de que se salvara del accidente, se le

exige un “pago” de obediencia. Es Paul quien realiza la promesa en un momento

de presión y con la pretensión de manipular a Dios para que actúe en su “favor”.

5. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido

un serio compromiso con relación a la misma.

a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

¿De qué exigencia se trata? En el postulado anterior no se habla de exigencia….

245
b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su

condición de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y

disposiciones de una determinada comunidad?

Yo creo que hay momentos o situaciones en la vida en las que el ser humano está

solo frente a Dios y no debe dejarse confundir por voces ajenas. Sin embargo

también es cierto que en el proceso de discernimiento el ser humano puede y debe

escuchar la voz de Dios que habla a través de muchas personas y situaciones.

Aquí radica la experiencia de un buen discernimiento y una buena confrontación:

descubrir cómo Dios también puede hablar a través de la comunidad.

c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en

relación a su comunidad? ¿Por qué?

Precisamente el construir comunidad, crear espacios de relación simétrica,

afectiva, donde uno aporte sus talentos, su vida, su reflexión, el apoyo mutuo, el

respeto. No creo en una comunidad que esté por encima de las personas, sino al

servicio de las personas.

d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de su

comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?

En la vida religiosa existe el voto de obediencia, obediencia a Dios presente en la

comunidad (no tanto en el superior). Yo creo que uno puede anteponer su libertad

personal a las demandas de su comunidad religiosa cuando ésta y el sujeto por su

parte y en conjunto con ella, hayan realizado un proceso de discernimiento serio

y profundo y donde las opciones que se disciernen busquen un bien superior.

246
6. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar

de dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo

en la clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener alguna

consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?

Depende del nivel de fe que posea. Por parte de Dios no lo creo que pueda generar

consecuencias, por parte de él según sea su fe y la imagen de Dios que posea,

puede hacer lectura de otras realidades en consonancia con la decisión de no

cumplir su promesa.

7. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya

cumplido la promesa hecha a Dios?

¿Qué significa autorresponsable? ¿Que él quiso provocar el accidente? Si es así,

es posible que Paul se sintiera culpable por la promesa incumplida.

b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber incumplido

su promesa? ¿Por qué o por qué no?

247
No. Dios no castiga. El que se castiga es el propio ser humano, incapaz de

sobrellevar sus propias culpabilidades.

c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el mundo? En

caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo lo hace?

Por supuesto que Dios se muestra en el mundo a través de todo lo bueno, lo

positivo, lo hermoso que existe en nuestro mundo. Yo creo que Dios sí interviene

en el mundo, pero su intervención es una intervención de amor, de justicia, de

paz, que desea y busca lo mejor para el ser humano, a pesar de que el propio ser

humano pueda ir por otros derroteros.

8. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

¿A qué acción te refieres? ¿Al accidente? Si es así no. No hay porqué justificar el

incumplimiento de una promesa realizada a Dios.

248
SUJETO 02

1.

a. ¿debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

Yo creo, no debe cumplir la promesa realizada a Dios. Porque el tema no es

prometer a Dios algo para alcanzar un favor de él. Esa no es la relación

autentica de Dios con el hombre. Paul, promete algo a Dios en una

circunstancia extrema de su vida. La imagen que tiene Paul de Dios, es de un

Dios que interviene en la vida, en base a promesas y ofrecimientos de las

personas. Piensa que complaciendo a Dios se obtiene su favor. Esa imagen es

falsa. El Dios cristiano, es un Dios que nos ama incondicionalmente y quiere

una adhesión libre y voluntaria a él.

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone

a Dios? ¿Por qué o por qué no?

Por lo anteriormente dicho, creo que el tema de la relación con Dios no se basa

en promesas y su cumplimiento. No creo que Dios espere una promesa de los

seres humanos, espera un cambio o transformación interior. Por lo tanto, una

promesa solo expresa un ofrecimiento superficial. Insisto en que la relación

con Dios no se basa en promesas.

c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación

a Dios? ¿Por qué o por qué no?

249
Sí, deben hacer algo, comunicarse con él, establecer una experiencia sincera

de cercanía con Dios. Intentar conocer su voluntad en nuestra vida, en base a

experiencias de oración e interioridad. A partir de este discernimiento

personal, cambiar, ser como Dios quiere que seamos. Ordenar la vida, nuestras

opciones, valores, en relación a este principio, Dios quiere mi plenitud y me

plantea un camino para lograrlo, que esta manifestado en Jesús.

2.

a. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul

vaya al Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

No estoy de acuerdo, esa afirmación expresa una imagen falsa de Dios, un

Dios que interviene o predestina la vida del ser humano. Un Dios comprable

y que interviene según su antojo para dirigir la vida del ser humano. No es mi

imagen de Dios y creo, no es la fe cristiana. Ir al tercer mundo, es la voluntad

de Paul, que quiere salvar su vida. La voluntad de Dios, la debería buscar Paul,

al discernir qué supuso para su vida la experiencia de casi morir, qué le dice a

su relación con Dios, a su búsqueda de plenitud. Pensar en la fragilidad

humana y en qué se debe fundamentar la vida de un creyente.

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un

lado, la novia de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la

promesa hecha a Dios.

250
a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y

significativa?; o dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estad

dos dimensiones entre sí?

Con sinceridad, no considero que estas dos dimensiones sean importantes o

un más importante. La primera dimensión hace referencia a una circunstancia

humana, la relación de pareja y el trabajo. Una dimensión importante para que

exista una experiencia de fe y un proyecto de vida personal. La segunda

dimensión, la promesa a Dios, es decir, para mí, la dimensión espiritual de la

vida de Paul. Es importante, pero bien asumida o vivida. Esta segunda

dimensión, presupone la otra, pero va más allá. Pero, la segunda dimensión

debe estar sustentada en una imagen distinta y autentica de Dios. No tiene

sentido una relación con Dios basada en la promesas, ofertas, sacrificios,

rituales…

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o

Dios? (En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué

papel juega Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios,

¿qué papel juega el ser humano?

Difícil respuesta, creo de la respuesta deriva una visión muy profunda de la fe

cristiana. Si la respuesta es sociológica, es decir quién es más importante hoy

en el mundo, la respuesta es el ser humano. Es lo que se denomina

secularización del ser humano. Pero, si la respuesta la coloco en un plano


251
existencial o espiritual la respuesta puede ser distinta. Para el mundo actual

Dios no es importante, Dios molesta a la libertad del ser humano. El ser

humano quiere autonomía de Dios. Pero creo con sinceridad, que para Dios,

sigue siendo más importante el ser humano. Toda la acción de Dios, está

centrada en salvar, acompañar, liberar al ser humano. Somos sus hijos, su

creación más amada. Somos para Dios lo más valioso. Pero esta mirada de

colocar al ser humano como importante y más que Dios tiene un peligro. El

hombre como más importante en el mundo, puede llevarle a centrase en sí

mismo, en un narcisismo muy peligroso. Dios al servicio del hombre, Dios no

sería el fundamento de la vida, sino el ser humano que por sí mismo puede

realizarse, salvarse, llegar a la plenitud. Por esto creo, que ambos son

importantes. Qué es el humano por sí solo, dónde está su sentido o fundamento

de vida. Y qué es Dios, sin el ser humano, su creación más amada, sus hijos.

Creo que ambos, Dios y el hombre se necesitan mutuamente, en una relación

de amor filial. Dios no se opone o impone al ser humano, en el sentido de

mayor valor. Pero, al final, profundizando en esta respuesta, si el sentido del

ser humano se fundamenta en este Dios que nos ama incondicionalmente, uno

llega a afirmación que Dios es más importante en nuestra vida, es nuestro

Padre Madre que nos fundamenta. El problema es que nos es muy difícil

reconocer y vivir este principio.

4. Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el avión y

la confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de su promesa.

Éstos exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente su juramento.


252
a. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

Es lo mismo que he sostenido, Paul no debe sostener su relación con Dios en

base a una promesa y los padres están actuando en la misma línea de Paul.

Obligar a su hijo a cumplir esta promesa, significa que los padres tienen la

misma imagen de Dios. Paul no debe seguir el consejo de los padres, el tema

no está en la promesa y su cumplimiento.

5. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido

un serio compromiso con relación a la misma.

a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

Desde mi punto de vista, la exigencia y su significado, se puede relacionar con

la imagen de Dios que le ha transmitido esa comunidad. Lo peor es que Paul,

interprete que la exigencia o promesa que ha hecho a Dios, también sea una

exigencia de la Iglesia y peor una condición para estar bien con ella.

b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su

condición de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y

disposiciones de una determinada comunidad?

En la vida de los creyentes, la comunidad de referencia es muy importante,

pero en el sentido de ser el lugar donde se comparte y vive la fe en Dios. La

253
comunidad debe acompañar la experiencia de fe de un creyente y ayudarle a

discernir la voluntad de Dios, sin imposiciones o manipulaciones. Una

comunidad cristiana autentica, acompañaría el discernimiento de Paul y le

confrontaría para que realizara una opción sana y reflexionada.

c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en

relación a su comunidad? ¿Por qué?

Las obligaciones a mi entender, son obligaciones que emanan del sentido de

las comunidades de fe, un sentido fraterno. Me siento hermano de otros en el

camino de mi fe y la de ellos. Nos necesitamos, nos acompañamos, nos

confrontamos y nos corregimos. Las obligaciones, que para mí, son más, los

compromisos que tienen unos con otros, en la vida comunitaria, se relacionan

con lo dicho antes: acompañara, confrontar, servir, ayudar, corregir, guiar

etc…

d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de

su comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?

No creo,; la libertad personal es el sustento para la vida comunitaria religiosa.

Si asumimos que la comunidad está constituida por un grupo de creyentes

auténticos y con un nivel de madurez espiritual y humana. La comunidad debe

ayudar a que cada uno de sus integrantes, profundice en su libertad personal,

que será un aspecto central que ayude a la vida de la comunidad. Dicho de

otro modo, para mí, solo puede haber una comunidad religiosa autentica, en

la medida que sus integrantes logren mayor capacidad de libertad personal.


254
6. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar

de dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo

en la clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener

alguna consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?

Para Paul todo dependerá probablemente de la su imagen y relación con Dios.

Si mantiene esa imagen de un Dios que actúa en la vida de las personas, en

base a promesas. Quizás sienta que lo bueno o lo malo que le pase en la vida,

estará determinado por el no cumplimiento de esta promesa y sienta culpa por

su decisión. Dios no interviene en la vida de los seres humanos castigando ni

alterando la historia de forma milagrosa o cambiando los hechos o realidad de

forma manipuladora según su capricho o voluntad para beneficiar a una

persona. Dios actúa en la vida de las personas y en el mundo, provocando una

experiencia de salvación o liberación.

7. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya

cumplido la promesa hecha a Dios?

El accidente no tiene nada que ver con Dios. La forma en que actúa el Dios

cristiano no es arbitraria o por manipulación. Dios ama al ser humano y por lo


255
tanto, deja que los seres humanos actuemos con libertad. Dios no interviene

en la vida de los seres humanos, alterando la historia de forma milagrosa o

extraordinaria. Me refiero a cambiar los hechos o realidad de forma

manipuladora según su capricho o voluntad para beneficiar a una persona.

Dios actúa en la vida de las personas y en el mundo, provocando una

experiencia de salvación o liberación. Es decir, actúa en el interior de las

personas, para que estas cambien su forma de ver la realidad y se enfrenten a

sus situaciones discerniendo qué quiere Dios de ellos. Dios se manifiesta en

la historia personal y social, generando un darse cuenta del plan salvífico que

tiene para cada persona y la humanidad. El ser humano que tiene una relación

con Dios, busca la voluntad de Dios en su vida y actúa en consecuencia con

este llamado.

b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber

incumplido su promesa? ¿Por qué o por qué no?

El Dios cristiano, no es un “castigador”, esta imagen de Dios no es auténtica

para la fe cristiana. Dios no castiga a Paul por no cumplir la promesa. La razón,

es que el Dios de los cristianos es un Dios del amor, no coloca condiciones en

su relación con el creyente. Busca que las personas, disciernan el plan que

Dios tiene para cada una, con libertad. Más bien, es Paul, quien cree que al

cumplir una promesa, obtendrá el favor de Dios. Paul tiene una falsa imagen

de Dios.

256
c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el

mundo? En caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo

lo hace?

Dios se manifiesta en la historia personal y social, generando un darse cuenta

del plan salvífico que tiene para cada persona y la humanidad. El ser humano

que tiene una relación con Dios, busca la voluntad de Dios en su vida y actúa

en consecuencia con este llamado.

Yo creo que Dios interviene en el mundo, pero no extraordinariamente o por

arte de magia. Dios interviene en la historia de la personas, por mediaciones

como su Palabra, leída por el creyente buscando discernir que le dice a su vida,

interviene a través de su espíritu que habla en el interior de las personas,

cuando existe una experiencia espiritual, etc… El Dios cristiano se muestra

en la vida de Jesús, en el testimonio de tantos creyentes auténticos. No se

muestra desde categoría científicas o metafísicas.

8. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

Desde mi punto de vista no justifica y no tiene sentido en la relación con Dios. Paul

debería haber discernido de otra forma su seguimiento de Dios o su relación con él.

La única promesa que debería haber querido cumplir Paul, sería intentar descubrir a

qué le llamaba Dios, asumiendo su historia y los acontecimientos que le ocurrían.

257
SUJETO 03

1.

a. ¿Debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

No, porque aunque es una oración desde lo más profundo de su ser, pero si

motivado por la circunstancia del momento que estaba viviendo. Y ante una valor

trascendental como es el valor de la vida. Quizás podría decir que está ante un

acto forzado, donde no hay libertad ni responsabilidad. Sino como dije antes una

motivación por la circunstancia extrema de perder su vida.

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

En general, sí deben cumplir las promesas hechas a Dios, siempre y cuando no

exista algo mayor que le impida. Ejemplo: hacer una promesa de ir a un santuario

y se está enfermo.

c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

Si son creyentes sí; buscar ir formándose, trabajando para ir creciendo en su

relación con Él a través de la oración y poder ir descubriéndole en los

acontecimientos en sus experiencias.

2.

258
a. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul

vaya al Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

La voluntad de Dios hay que ir descubriéndole en una relación diaria sobre lo que

Dios quiere, de forma libre. Y no sólo en una promesa hecha bajo las

circunstancias.

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un lado, la

novia de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la promesa

hecha a Dios.

a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y

significativa?; o dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estad dos

dimensiones entre sí?

Hay variables y cosas que se contraponen: primero una promesa motivación desde

condiciones extremas: La promesa hecha a Dios esta mediada por esto, no hay

una promesa hecha de forma libre, responsable. Entonces tenemos acá el valor

del amor por su novia, lo del empleo donde ponemos que prima los antivalores,

mirar su vocación, trabajo bajo el concepto de lo material etc. Y que este visto

desde el servicio al valor de la vida de los demás. Sin haber hecho esta promesa

estas dimensiones debieran haber estado claras y no sólo por una promesa hecha

a Dios. Además de tener en cuenta y hacer la pregunta ante estas dimensiones

cuál será su escala de valores desarrollada.

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o

Dios? (En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué

259
papel juega Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios, ¿qué

papel juega el ser humano?

En general para el mundo de hoy, el ser humano es más importante, porque

nos encontramos ante una sociedad más bien secularizada. El humano no

necesita a Dios para expresar su bondad, porque se considera que es bueno

por naturaleza y no necesita de Dios. Reconociendo también que el ser

humano es limitado y así justifica “el mal “o las carencias de no desarrollar su

bondades. Pero también nos encontramos con grupo de personas que es Dios

quien da respuesta y sentido a sus vidas. Es la base de su existencia. Por lo

tanto, el papel de Dios es dar respuesta y da sentido a la vida de algunos seres

humanos. Y basados en esa Fe en Dios, reconocen en el Ser humano que es

imagen de Él, lo que les permite conocer, amar a Dios y los demás.

Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el

avión y la confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de

su promesa. Éstos exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente

su juramento.

c. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

Creo que debemos tener en cuenta varios factores la cultura de los padres, sus

valores, sus experiencias, pero no por eso obedecer de algo que plantean dudas.

etc. Pero el por lo que opte debe encontrar el sentido a su vida en el mundo y

260
encontrar la felicidad, como fin último. No sólo cumplir una promesa que hizo en

una situación extrema experimentada.

4. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido

un serio compromiso con relación a la misma.

a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

Sí, este compromiso ante su comunidad está bien porque quizás de alguna forma

la experiencia vivida; le hace mirar desde otro ángulo la vida. El significado de la

exigencia debe ser en la medida que sea una experiencia que le ayude a reflexionar

sobre lo que lo que trasciende realmente en el ser humano. A un crecimiento en

su relación con Dios y con los demás.

b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su

condición de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y

disposiciones de una determinada comunidad?

No, porque nuestras decisiones son personales y una comunidad nos puede dar

luces, guiar, ayudar pero no tiene por qué plantear requerimientos o disposiciones

ante decisiones que son de nuestra vida.

c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en

relación a su comunidad? ¿Por qué?

261
Las obligaciones con la comunidad… Saber que no son un ser individual, sino

somos corresponsales unos de otros. Aparte de las normas básicas cómo el respeto

por cada uno de ellos en su individualidad, si son una comunidad cristiana la

obligación es juntos celebramos y vivir la fe, ser solidario compartir lo que tienen

de forma personal y comunitaria. Por qué son seguidores fieles de Jesús.

d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de su

comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?

No, porque nuestros actos, nuestra voluntad es personal implica la libertad y

responsabilidad que es de cada uno como persona.

5. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar

de dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo

en la clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener alguna

consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?

Sí, podría tenerla si la decisión tomada no pasa por una reflexión y discernimiento

serio, en conciencia y cuáles son sus verdaderas motivaciones para quedarse con

el puesto. Teniendo en cuenta sus valores y principios; juzgando de lo que es

éticamente correcto de acuerdo a su vocación y que decidió prepararse para servir

a los demás.

262
6. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya

cumplido la promesa hecha a Dios?

No; porque como se plantea es un accidente y aunque haya sido auto responsable

habría que buscar las causas y efecto.

b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber incumplido

su promesa? ¿Por qué o por qué no?

No, porque los actos humanos tienen algunas condiciones. Y Dios no es un Dios

castigador es una Dios que nos da la libertad es misericordioso.

c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el mundo? En

caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo lo hace?

Dios se manifiesta al mundo través de su creación, como Padre, Hijo con su

Espíritu que da el amor, su grandeza, la justicia, la verdad y fidelidad.

7. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

No, no creo que la acción justifique el incumplimiento de la promesa, sino el volver y ver

la situación y circunstancias de la vida que está, lo otro mirado desde la tranquilidad y

casi como espectador de su propia historia de vida: Fue una experiencia fuerte y extrema,

“que paso”. Donde él no estuvo libre, sin una plena conciencia… sólo esperaba un

resultado fatal y término de su existencia. Por tanto la circunstancia le motivo hacer esta
263
promesa. Pero que estas; también le ayudara (o le puede ayudar) a replantearse su

existencia con sus variables: Su vida, su profesión, su disposición frente a la renuncia

para servir a los que más lo necesitan.

264
SUJETO 04

1.

a. ¿debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

No debe cumplir, porque tomo la decisión por miedo. Le faltaba la libertad.

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

En general sí, debe cumplir las promesas que interpone a Dios. Pero antes de

interponerlas debe hacer un proceso de discernimiento para evaluar si realmente

es listo para hacer este tipo de promesas. Y si Dios realmente quiere su promesa.

c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

Creo que deben. Creo que la fe de un ser humano tiene una influencia muy grande

a las relaciones con otras personas y consigo mismo.

2.

a. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul

vaya al Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

265
Si la afirmación sea un fruto de meditación y reconocimiento sincero y hecho en

la libertad por Paul, estoy de acuerdo. Si no la misma no tiene para mi ningún

valor.

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un lado, la

novia de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la promesa

hecha a Dios.

a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y

significativa?; o dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estas dos

dimensiones entre sí?

Creo que las dimensiones son inseparables. Son como mandamiento de amor: tres

sujetos que no se debe separar. Paul debería arreglar un poco su mundo interior.

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o

Dios? (En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué

papel juega Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios, ¿qué

papel juega el ser humano?

En mi opinión no se debe separar estas realidades. La historia humana nos enseña

que el mundo sin Dios se cambia muchas veces en infierno, pero también un dios

falso puede destruir la vida humana (ejemplo de este es bien visible en las tierras

ocupadas por Estado Islámico). Creo que la tarea de cada uno de nosotros es

buscar la presencia de Dios en nuestras vidas y respetando la libertad de otros,

con amor, actualizar su voluntad.


266
4. Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el avión y la

confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de su promesa.

Éstos exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente su juramento.

a. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

Paul puede buscar la ayuda de otra gente, pero el mismo debe hacer

discernimiento vocacional y tomar las decisiones y las consecuencias.

5. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido

un serio compromiso con relación a la misma.

a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

La comunidad nos puede facilitar proceso de madurez en la fe. Pero siempre se

debe recordar que nosotros somos el sujeto de este proceso y el resultado, las

decisiones, etc. dependen finalmente de nosotros.

b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su

condición de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y

disposiciones de una determinada comunidad?

Siempre es bueno compartir un camino con la persona que tiene ya misma

experiencia. Pero siempre se debe ocupar su pensamiento racional y libertad.

267
c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en

relación a su comunidad? ¿Por qué?

Buscar bien de la comunidad, formarse para servir a ella, ser sincero y responsable

por los integrantes de la comunidad.

d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de su

comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?

En la vida social siempre entregamos una parte de nuestra libertad. También en

las comunidades religiosas. Siempre recordando que la libertad de otro es límite

de mi libertad.

6. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar

de dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo

en la clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener alguna

consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?

De parte de Dios ninguna consecuencia. De Parte de la comunidad y de Paul

mismo depende de su formación y madurez.

7. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

268
a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya

cumplido la promesa hecha a Dios?

Objetivamente no tiene nada, pero puede ser que Paul se siente culpable y no tiene

la consciencia tranquila. Esto puede influir a todo hecho en su vida.

b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber incumplido

su promesa? ¿Por qué o por qué no?

Tengo seguridad que Dios es amor y no es vengativo. Por eso no creo que lo

castigue.

c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el mundo? En

caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo lo hace?

Se muestra en el mundo por la presencia de los seres humanos. Nos ha creado

hombres y mujeres a su semejanza y nos ha hecho participes de la creación.

8. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

Paul es un hombre libre y el mismo toma las decisiones y asume las responsabilidades.

Personalmente creo que las promesas hechas conscientes y reconocidas se deberían

cumplir. Aun cada uno es dueño de su vida y yo no me siento capaz juzgar.

269
SUJETO 05

1.

a. ¿debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

Creo que Paul debe cumplir la promesa hecha a Dios, si la hizo es por qué hay

fe y un infinito amor a Dios, en él deposito toda su confianza y esperanza en

un momento de angustia y temor, creo que las promesas aunque se hagan en

momentos de desesperación se deben cumplir no por temor sino que por

gratitud y amor. Si su corazón dicta no aceptar la oferta debe rechazarla, en

cambio pienso que el Señor no lo ha salvado para hacer en él su voluntad sino

para que donde se encuentre sea siervo suyo.

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

Considero que sí, toda persona que hace una promesa a Dios es porque existe un

compromiso de fe y entrega profunda al amor a Dios y por ese infinito amor el ser

humano está llamado a mantener las promesas que interpone a Dios, todo por amor.

En general no hay una persona que no prometa cosas a cambio de favor de Dios,

más bien pienso en que mi actuar debe conducirse siempre según lo que el Señor me

va indicando.

270
c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

Creo que cada persona es libre de creer o no, la fe es una gracia, un regalo que no

todos la reciben, pero quien la recibe la debe cuidar y profundizar…

2. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul vaya al

Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

Desde el punto de vista de la fe, sería la voluntad de Dios que Paul vaya al tercer mundo

y así se entiende frente a la promesa que Paul le realiza a Dios, para aquellas personas

que tienen una fe profunda todo acontecimiento y experiencia de vida esta cimentada bajo

la voluntad de Dios, bajo el amor que él nos tiene y que siempre le da a cada uno lo que

es mejor, siempre buscando el camino indicado para que se haga su voluntad.

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un lado, la

novia de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la promesa

hecha a Dios.

a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y significativa?;

o dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estas dos dimensiones

entre sí?

Considero que la dimensión de la promesa hecha a Dios es la más importante, si

Paul se comprometió a entregar su vida y su profesión por los más necesitados es

porque en algún momento de su vida ya lo había pensado y si su novia no lo

271
acompaña es muy respetable su opción de vida pero si el amor hacia él es grande y

fuerte como el amor que siente Paul por Dios, lo debería seguir en su camino de

entrega hacia los demás.

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o Dios?

(En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué papel juega

Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios, ¿qué papel juega el

ser humano?

Pienso que en este mundo lo más importante es Dios, puesto que tengo la gracia

de haber recibido el inmenso regalo de la fe, y desde este punto el ser humano

juega el papel de ser intermediario en este mundo, de manifestar el amor de Dios

a través de todo lo que hace, dice y entrega a los demás.

4. Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el avión y la

confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de su promesa.

Éstos exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente su juramento.

a. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

Sí, Paul debe seguir los consejos de sus padres, si pidió su opinión es porque para él

es importante lo que ellos piensan y creen, puesto que ellos saben qué es lo mejor

para él.

5. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido

un serio compromiso con relación a la misma.


272
a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

Significa una entrega permanente de tiempo, trabajo y oración en comunidad para

que cada día pueda crecer más en su fe.

Si realmente Paul siente este llamado y en esta exigencia Paul ve un real

compromiso por los que más lo necesitan y en ellos ve al Señor, Paul será

inmensamente feliz al cumplir para él.

b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su condición

de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y disposiciones de

una determinada comunidad?

Depende de cada persona, si la persona considera que es importante seguir a su

comunidad en todos los requerimientos, que eso conlleva respetable, así como debe

haber otras personas que para ellos su comunidad es importante pero no para seguirlo

en todo también es respetable su decisión, creo que por eso Dios nos creó libres,

libres de poder decidir lo que cada uno quiere y considera que es mejor.

c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en

relación a su comunidad? ¿Por qué?

Creo que la gran obligación que las personas de fe tenemos es vivir en el día a

día las enseñanzas que Jesús nos dejó en su evangelio, “vivir viendo a cada

persona con la que te cruzas durante el día como si fuera el mismo Jesús” y eso

es lo más difícil.

273
d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de su

comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?.

Creo que Dios nos creó por sobre todo con la libertad de poder decidir de

acuerdo a nuestros propios sueños e ideales y eso no se debe cambiar.

6. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar

de dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo

en la clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener alguna

consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?.

Creo que si Paul toma la decisión de no cumplir con la promesa hecha a Dios, no

tendría consecuencias en su vida, porque Dios es todo amor y siempre quiere lo

mejor para sus hijos, sí creo que en su conciencia estaría siempre presente lo que

no hizo y cómo habría sido su vida si hubiese aceptado cumplir con la promesa

hecha a Dios.

7. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya

cumplido la promesa hecha a Dios?


274
No, la palabra lo dice accidente y además autorresponsable. El Señor no cobra

revancha, al contrario nos ama aun cuando lo hemos dejado de lado.

b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber incumplido

su promesa? ¿Por qué o por qué no?

No, Dios no castiga, él es todo amor y siempre va a querer lo mejor para cada

uno de sus elegidos; siempre he pensado que la fe es un regalo de pocos que sólo

algunos pueden disfrutar. La mayoría de las cosas que nos suceden son porque

no hemos actuado de manera adecuada.

c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el mundo? En

caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo lo hace?.

Dios nos muestra su rostro a cada instante, en las pequeñas cosas que vemos y

disfrutamos, en la naturaleza, en los momentos compartidos, en los momentos

difíciles, en nuestras alegrías y penas, a cada instante Dios está presente.

8. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

No.
275
276
SUJETO 06

1.

a. ¿debe Paul cumplir la promesa hecha a Dios? ¿Por qué o por qué no?

En un momento de tanta presión entre la vida y la muerte no se pueden hacer

promesas; uno seguramente luego se arrepentirá.

b. En general, ¿debe el ser humano mantener las promesas que interpone a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

Luego de un análisis en qué condiciones hizo las promesas uno estaría en sanas

circunstancias de mantenerlas o deponerlas.

c. ¿Cree usted que las personas, en general, deben hacer algo en relación a

Dios? ¿Por qué o por qué no?

Si mi opción de vida es creer, siempre estará presente en todas mis decisiones, sin

excepción.

2.

a. ¿Qué opina usted sobre esta afirmación: “Es voluntad de Dios que Paul

vaya al Tercer Mundo (y mantenga su promesa)”?

277
La voluntad no es de Dios, fue una promesa que hizo en situación determinada.

Dios sí quiere, es que sirvamos a todos y en todo tiempo, cada uno con su

vocación específica.

3. En la historia anterior se contraponen dos dimensiones distintas: por un lado, la

novia de Paul y la propuesta de un buen empleo, por otro, Dios y la promesa

hecha a Dios.

a. ¿Cuál de estas dos dimensiones considera más importante y

significativa?; o dicho de otro modo, ¿cómo deben relacionarse estas dos

dimensiones entre sí?

En primer lugar a mí me parece que Dios no está aparte. Se puede combinar la

novia, más el buen empleo y más Dios, a través de todo ello amar y servir siempre.

b. ¿Qué es, en general, más importante en este mundo: el ser humano, o

Dios? (En el caso de considerar más importante al ser humano, ¿qué

papel juega Dios?; en el caso de considerar más importante a Dios, ¿qué

papel juega el ser humano?

Hoy es el hombre, siempre el hombre. Y en condiciones extremas Dios, siempre

que nos convenga. Pero Dios en muchos casos no es la primera opción. Pocos,

pero también existen personas maravillosas que su primera opción es Dios y

forman familia, trabajan con él al centro, se nota.

278
4. Pongamos por caso que Paul explica a sus padres su experiencia en el avión y la

confusión que ahora tiene relación al posible mantenimiento de su promesa.

Éstos exhortan a Paul a obedecer a Dios y a cumplir fielmente su juramento.

a. ¿Debe Paul seguir el consejo de sus padres? ¿Por qué o por qué no?

Paul es un joven adulto, si ya recibido con años de madurez necesaria para tomar

su decisión. Escuchar a los padres si siempre, pero él es quien decide. Debería

tomarse el tiempo necesario para salir de la confusión con especialistas, Dios y

familia.

5. Paul está muy vinculado a su comunidad de fe (en la Iglesia, etc.); ha adquirido

un serio compromiso con relación a la misma.

a. ¿Qué significado tiene esta exigencia para Paul?

Entender que debe buscar servir ahora en el mundo laboral, siendo fiel a las

exigencias evangélicas.

b. ¿Deben las personas, en casos tan importantes como éstos, y en su

condición de creyentes, dejarse conducir por los requerimientos y

disposiciones de una determinada comunidad?

No, uno es siempre quien toma la decisión y asume sus consecuencias.

c. ¿Cuáles son, en realidad, las obligaciones que las personas tienen en

relación a su comunidad? ¿Por qué?


279
Escucharlas, tomar lo que me sirve y dejar lo que no. Cada uno es diferente,

requiere diferentes cosas y en ningún caso por pertenecer a una comunidad

nos homogeniza.

d. ¿Deben las personas anteponer su libertad personal a las demandas de su

comunidad religiosa? ¿Por qué o por qué no?

Sin duda que uno es libre, que uno debe buscar la mejor decisión, consultando,

informándose, y luego de analizar lo suficiente, elegir y actuar.

6. Pongamos por caso que Paul, tras muchas noches en vela, envuelto en un mar

de dudas y desesperación, abandona su promesa y acepta el puesto de trabajo

en la clínica privada.

a. ¿Cree usted que la decisión de no cumplir la promesa puede tener alguna

consecuencia en la vida de Paul? ¿Por qué o por qué no?

Si es la decisión correcta no tendrá esos pensamientos en la cabeza.

7. Poco tiempo después, Paul sufre un accidente automovilístico, del cual es

autorresponsable.

a. ¿Este accidente tiene algo que ver con el hecho de que Paul no haya

cumplido la promesa hecha a Dios?

No, nada que ver.

280
b. ¿Cree usted que Dios le está castigando por el hecho de haber incumplido

su promesa? ¿Por qué o por qué no?

No, Dios no nos castiga.

c. En caso afirmativo: ¿interviene Dios, en todos los casos, en el mundo? En

caso negativo: ¿se muestra Dios en el mundo? ¿De qué modo lo hace?

Dios se hace presente a través y en las personas. Dios es amor.

8. ¿Considera usted que esta acción justifica el incumplimiento de su promesa?

No, Dios siempre nos da todas las oportunidades, pero en la elección es uno y no puedo

echar la culpa a Dios. Él siempre nos da toda la libertad posible.

281
ANEXO 5. RESPUESTAS A LA IMAGEN DE DIOS

SUJETO 01

282
¿CÓMO ES DIOS PARA USTED?

Es como un muelle en espiral que no tiene inicio ni final. Es como un resorte.

Un Dios que se va abriendo, que se va dando a conocer a medida que la historia avanza.

Un Dios que sale de sí mismo, de su mismidad y que se abre cada vez más al hombre, para

acogerlo, para acoger a todos los que quieran cobijarse dentro de Él.

No es cerrado: permite que el ser humano pueda estar dentro y pueda estar fuera de él: respeta

la libertad.

No es inmutable: cambia, se mueve permanentemente; capaz de constreñirse para cobijar y

resguardar y capaz de estirarse para alcanzar a más y para no aprisionar a nadie.

Quien lo desea puede penetrar en él y quien lo desee puede salir de él. No es cerrado; todo

en él es apertura, tolerancia, respeto a la libertad. Siempre abierto.

Todos pueden tener cabida en Él.

Lo suficientemente flexible para constreñirse y resguardar y proteger y también para

alargarse y querer acoger a todos.

283
SUJETO 02

284
¿CÓMO ES DIOS PARA USTED?

Para mí, Dios es un padre, amoroso, tierno y dador de vida, que sólo quiere mi felicidad.

Hoy, no puedo separar la imagen de Dios de la relación que tiene Jesús con su Padre. Por lo

tanto, me imagino a un Dios padre, como el padre del hijo prodigo. Un Dios que perdona,

acompaña, anima, orienta y ama.

Es la imagen de un padre anciano, porque los ancianos tienen sabiduría y experiencia.

Es una imagen de un Dios grande, porque Dios es el fundamento de la vida.

285
SUJETO 03

286
¿CÓMO ES DIOS PARA USTED?

Es importante definir la pregunta cómo definir a Dios. Es nombre sagrado, creador del

Universo. Que guía y protege. Que se hace presente en la Naturaleza, en la Palabra, en el ser

humano, en Jesús.

Nos ayuda a vivir en armonía y alegría con los demás seres vivos. A vivir en familia, en

comunidad.

A dar gracias por lo que somos y tenemos. Por lo que vivimos; lo bueno que nos enriquece y

lo malo que nos hace conscientes de nuestras limitaciones.

Y, ante esto, nos mira con misericordia. Nos escucha ante las súplicas de las necesidades.

287
SUJETO 04

288
¿CÓMO ES DIOS PARA USTED?

Mi Dios es Padre-y-Madre, cuya infinita misericordia acepta al pecador arrepentido y lo hace

gratuitamente. Es un Dios que no quiere que el hombre le dé clases como debe ser en su

divinidad. Es Dios "preocupado" por cada uno de sus hijos. Mi Dios, que es misericordia,

nunca justifica cualquier forma de la violencia contra un hombre.

Es lleno de humildad. Asume todas las decisiones de su hijo.

Es Dios que, lleno de esperanza, sabe esperar el regreso de su hijo.

Es Dios que ama tal como solo madre puede y sabe amar. Su amor es desinteresado, lleno de

ternura, más fiel que cualquier sentimiento humano.

Es valiente en el amor. Su autoridad paternal no se basa en la distancia, sino en el amor que

Él expresa abiertamente.

Es un Dios que no es un prisionero del egoísmo divino. Dios, que es capaz alegrarse de

regreso de su hijo. Pero que también sabe sufrir y este sufrimiento tiene su fuente en la

compasión, en el amor del Padre.

289
SUJETO 05

290
¿CÓMO ES DIOS PARA USTED?

Para mi Dios es mi Padre, un ser rico en misericordia, amor, piedad, Dios es mi Padre.

291
SUJETO 06

292
¿CÓMO ES DIOS PARA USTED?

Sobre cómo es Dios para mí... Es un ser vivo infinitamente grande, vivo, amoroso,

misericordioso, amable, tierno, padre y madre, omnipresente, omnisciente, sabio; en fin es

un todo que te abarca, te penetra, pero siempre respetando tu libertad.

Es todo en mí y en cada creación.

293
294

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