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Vera de la Fuente
DNI 23.327.243
Agosto de 2011
Le cercle dans la France bourgeoise, 1810-1848. Étude d’une mutation de
sociabilité, publicado originalmente en 1977 por la Librairie Armand Colin en la
prestigiosa colección Cahiers de Annales, es reconocida hoy en día como una obra
clásica de la historiografía francesa contemporánea. En esta parte del mundo fue recién
en 2009 que pudimos contar con una edición en español, al cuidado de la historiadora
argentina Pilar González Bernaldo, discípula de Agulhon y buena conocedora de su
producción y trayectoria.
Además de acercarnos a un autor de mucha influencia en el campo historiográfico
europeo -y también en el medio hispanoamericano, a pesar de haber sido hasta ahora muy
poco traducido-, un aporte valioso de esta edición de Siglo XXI1 es la inclusión de “Una
pequeña autobiografía intelectual”, conferencia que diera Agulhon en 2001 en el marco
del coloquio en torno a su obra realizado en la Casa de Velázquez. Se trata de un breve
pero muy interesante complemento a la lectura de El Círculo burgués, que nos permite
acceder a las reflexiones del autor sobre su propia labor y sobre múltiples aspectos de su
recorrido académico y profesional, conocer sus afinidades políticas e intelectuales así
como las distancias que busca demarcar respecto de otras perspectivas del pensamiento
social. También las palabras de presentación de la investigadora argentina aportan al
lector sugerentes consideraciones que se sustentan en su propia labor historiográfica, en
la que aporta a la historia política latinoamericana objetos y preguntas que transitan el
sendero abierto hace ya un par de décadas por el historiador francés 2. En su presentación,
el lector encuentra observaciones que ofrecen una contextualización de la obra y una
síntesis de la trayectoria de Agulhon, además de una estimulante reflexión teórica sobre
la productividad de su perspectiva y algunos problemas ligados a la sociabilidad como
categoría histórica y analítica.
1 Agulhon, Maurice; El círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810-1848, Buenos Aires, Siglo
XXI, 2009, 208 páginas. La traducción estuvo a cargo de Margarita Polo.
2 González Bernaldo de Quirós, Pilar; Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina. Las
sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862, Buenos Aires, FCE, 2000, 406 páginas. Caminos
compartidos en buena medida a través de Francois-Xavier Guerra.
formación en la disciplina histórica. Pero Agulhon no siguió el camino de la historia
económica y estructural como lo hizo su maestro, su obra es ajena al paradigma
estructural de quien fuera su director de tesis. Su primera gran investigación, publicada
en 1966, anunció el surgimiento historiográfico de un concepto que desde entonces está
inevitablemente atado a su obra: la sociabilidad. La publicación de La sociabilité
meridionale fue el inicio de una larga y múltiple indagación orientada a elucidar
problemas propios de la historia política francesa, más precisamente la difusión y
recepción del republicanismo. Reeditado dos años después con el título de Pénitents et
francmaçons de l’ancienne Provence, estaba dedicado a la etapa final del Antiguo
régimen, la que se analizaba bajo el prisma de las asociaciones. Le siguió su
investigación principal sobre la región del Var entre el final de la Revolución francesa y
el año 1851, que retomaba el postulado del erudito provenzal Fernand Benoît de una
identificación entre sociabilidad y “temperamento” meridional, para darle una nueva
inscripción material en un marco de interpretación renovado.
Sin duda, los aportes de Agulhon no solamente renovaron la historia política sino
también la historia social de Francia, y no sólo a la historia de los sectores burgueses sino
también la de los sectores obreros y populares, como quedó bien reflejado, entre otras
cosas, en los ensayos reunidos en Historia vagabunda, lo más conocido hasta ahora en
lengua castellana de su extensa producción historiográfica.
A través de las dos partes principales en que se estructura la obra, una primera de
historización y una segunda de análisis institucional, el círculo adviene a los ojos del
lector un espacio social con todos los atributos que lo definen como una proto-forma de
la vida liberal, un espacio para la experiencia de la igualdad, para la vivencia de una
democracia entre pares. Agulhon logra reconstruir históricamente el proceso de
conformación y expansión del círculo en el territorio francés, a través de un minucioso
trabajo de construcción de lo empírico (la historia como una “ciencia de la observación”,
dirá Pilar González) con el que logra asentar un objeto de considerable abstracción como
es la sociabilidad (categoría - objeto) sobre una institución social primero informal y
luego formalmente constituida, volviéndola así un fenómeno histórico mensurable,
historizable, comparable.
Entre los principales rasgos del período y del fenómeno estudiado es posible
subrayar tres: primero, que la revolución no fue el origen de estas prácticas, que ya
existían e incluso que los años post-revolucionarios fueron política y jurídicamente
hostiles y temerosos ante la expansión de estas formas asociativas, que evocaban la
politicidad de aquellos días; segundo, el autor constata que el círculo fue una institución
asociativa moderna, principalmente porque promovía formas igualitarias de asociación y,
tercero, el círculo fue una asociación que se caracterizó por su plasticidad, admitiendo la
cotidianeidad de la política como parte de la función de contención de actividades para el
disfrute del ocio como el juego, la lectura del periódico, la bebida y el consumo de
tabaco.
Esa descripción, que podría leerse como una especie de etnografía, se alimenta de
múltiples fuentes a través de las cuales Agulhon logra caracterizar el círculo y dar cuenta
de su evolución a lo largo de varias décadas, con las diferencias que existían en diversas
regiones del territorio francés. El historiador busca analizar no sólo cómo este tipo de
prácticas intervienen en la acción política –la sociabilidad informal o formalizada en
sociedades participa del juego político a través de los vínculos que teje entre los actores y
el clima de confianza o de recelo que pueden alimentar entre los mismos–, sino poner en
evidencia cómo ésta supone un marco de referencia de las acciones y de los discursos que
los propios vínculos construyen.
Para ello recurre con notable habilidad tanto a documentos oficiales como a todo
tipo de relatos y fuentes de información. Entre los primeros, el historiador cuenta con el
increíble censo de asociaciones de 1811 y analiza las normativas que intentan regular la
vida asociativa, los informes de policía y cientos de expedientes de autorización o
formación de círculos y sociedades. Agulhon aprovecha al máximo la abundante
documentación que produce el estado en esos años de expansión de su rol de control,
regulación y vigilancia de la sociedad civil. Pero su versatilidad le permite recurrir
también a otro tipo de indicios, aquellos que mejor parecen responder al tipo de
preguntas que a Agulhon le interesan plantear, como son las memorias personales, la
correspondencia privada y especialmente la narrativa contemporánea al período
estudiado, encontrando en autores como Proust, Balzac, Baudelaire, Stendhal y otros,
significativas descripciones y retratos de su época. La reconstrucción abarca de este
modo tanto la forma institucional y su relación con el estado -por ejemplo a través del
análisis de los estatutos y los informes policiales-, como la recreación de sus ambientes y
espacios, sus dinámicas internas, el modo de vida de sus miembros, entre otros aspectos.
La argumentación avanza a través de una progresiva definición de tipologías o
modelos y fundamentalmente en base a la comparación como método de conocimiento:
su construcción opera diferenciando el círculo francés del club inglés, señalando las
diferencias entre París y las provincias, buscando las transformaciones que se suceden
entre el momento previo y posterior a 1830. El comparativismo como método es,
efectivamente, una de las afinidades que pueden encontrarse entre la historia agulhoniana
y la sociología, además de una cierta voluntad de descubrir leyes y regularidades, aunque
el énfasis se mantiene prudentemente en una historia de factura tradicional que sólo
puede afirmarse sobre los documentos.
De allí que su trabajo sea descriptivo, exploratorio, atento a lo conceptual y pleno
de sugerencias e hipótesis interpretativas, pero sin arriesgar fuertes movimientos de
generalización o especulación, sino por el contrario, definiendo con extremo cuidado los
límites de su investigación y los alcances de sus conclusiones.
9 Myers, Jorge, “Una revolución en las costumbres: las nuevas formas de sociabilidad de la elite porteña,
1800-1860”. En Devoto y Madero (DIR.): Historia de la vida privada en la Argentina. Tomo I,
PaísAntiguo. Buenos Aires, Taurus, 1999.
10 Gayol, Sandra: Sociabilidad en Buenos Aires. Hombre, honor y cafés, 1862-1910. Buenos Aires,
Ediciones del Signo, 2000.
11 Di Stefano, R.; Sábato, H.; Romero, L. A.; y Moreno, J.: De las cofradías a las organizaciones de la
sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa en Argentina, 1776-1990. Buenos Aires, Gadis, 2002.