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Edwin R. Harvey
1- Política Cultural
Por otra parte, dinámicas corrientes de pensamiento y de acción tienden a expandir el campo
de actividades ligadas al desarrollo cultural de la comunidad, su temática, su instrumental y
sus políticas y estrategias a áreas cada vez más amplias relativas al bienestar social y a la
calidad de vida de la población, estrechamente unidas a la vida cultural de las familias y de la
sociedad como componentes esenciales del derecho del individuo a la cultura. La necesidad
metodológica indicada nos ha obligado a adoptar un criterio ecléctico y pragmático a efectos
de acotar a los fines de este estudio el campo de la acción cultural del Estado argentino. Para
ello hemos tenido en cuenta las clasificaciones del sector cultura, que han sido materia de
trabajos científicos por parte de los investigadores europeos que están elaborando la
metodología de los balances culturales nacionales y de las estadísticas culturales europeas ‘,
al mismo tiempo que la lista no restrictiva de los ámbitos culturales, que abarca el cuestionario
sobre las estructuras administrativas de las políticas culturales en los Estados Miembros de
América Latina y el Caribe, remitido por la Unesco a los países miembros del área en 1976, y
nuestro propio criterio, esbozado primitivamente al elaborar la obra sobre legislación cultural
argentina en 1975.
El sistema de gobierno adoptado por la República Argentina es federal, es decir, dispone una
distribución de poderes y facultades entre la provincia, los órganos autónomos del poder local
y el gobierno central, representativo de la voluntad y de la vocación nacional. En líneas
generales, las funciones ligadas a la acción cultural del Estado pueden considerarse vinculadas
al campo de facultades concurrentes entre la nación y las provincias, sin perjuicio de las
atribuciones que sobre el particular tienen los municipios y las propias no delegadas por las
provincias en el gobierno federal. La existencia de 22 provincias y de otros tantos regímenes
municipales, cada uno con su propia estructura administrativa cultural específica, representa
un cuadro complejo por el desigual tratamiento con que los gobiernos locales han encarado la
acción cultural oficial. Por otra parte, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires cumple
una función en materia de servicios culturales que, por su magnitud y repercusión socio-
cultural, debe señalarse.
La acción cultural del Estado no se ciñe a las realizaciones de un solo ministerio o sector
específico de la administración pública, sino que se ramifica en la gestión de instituciones y
organismos distribuidos en distintas áreas ministeriales. Ello es consecuencia de ciertas
tradiciones burocráticas que mantienen algunas funciones culturales adheridas a de-
terminados organismos, a pesar de los cambios estructurales habituales y corrientes en toda
administración, pero también de una continua y fuerte expansión de aquella acción a áreas
antes marginales, pero hoy de acuciante interés para la política cultural moderna. Tales, por
ejemplo, ciertas actividades socioeducativas y socioculturales donde el enfoque de nuestra
política se confunde con el de la política educativa o del bienestar social. El régimen argentino
no ha escapado a esta variante de la administración cultural comparada, que tiene múltiples
ventajas e inconvenientes respecto de una rígida centralización administrativa en un solo ente
ministerial, aun cuando pueda perfectamente convivir con ella. Una detenida observación de
las competencias específicas de los ministerios creados por la ley 20524 vigente, actualmente
en estado de reelaboración y reforma, permite localizar en ocho de ellos funciones relativas a
la política cultural del Estado, todo lo cual se traduce en una estructura administrativa ligada a
diversas secretarías y subsecretarías de Estado.
El área se integra con diversas reparticiones funcionales centralizadas, con las denominadas
“fuera de nivel” y con las propiamente autárquicas o autónomas, que por su intermedio
mantienen vinculación con el Poder Ejecutivo Nacional. El área centralizada de la Secretaría se
apoya en dos direcciones nacionales: la de Asistencia y Estímulo Cultural y la de
Investigaciones Culturales. La primera de ellas tiene como misión dirigir las actividades de
difusión, promoción y estímulo cultural en todas las regiones del país y a todos los niveles de
la población, lo mismo que las acciones tendientes a posibilitar el acceso de la comunidad a
todas las expresiones culturales, divulgando las creaciones artísticas e intelectuales a través
de las técnicas y medios de comunicación social.
Además, debe estimular las aptitudes y vocaciones en los campos del quehacer cultural en
todas sus manifestaciones. Entre sus funciones se cuentan las de: a) coordinar el desarrollo
general de las actividades culturales en conjunción con el Consejo Federal de Coordinación
Cultural; b) fiscalizar la asistencia cultural desarrollada en los ámbitos nacional, provincial y
privado que se establezca por convenios, en coordinación lógica con los organismos de cultura
provinciales; c) participar en los aspectos del turismo relacionados con la difusión de la cultura
y en los aspectos culturales vincula- dos con los deportes, la recreación y la adecuada
utilización del tiempo libre, en coordinación con otros organismos competentes; d) dirigir el
registro de los medios culturales existentes en el país, manteniendo una información
específica documentada y actualizada; e) dirigir las acciones de difusión cultural mediante la
utilización de técnicas audiovisuales, medios de comunicación social, organización de muestras
y exposiciones, etcétera.
La Dirección Nacional de Investigaciones Culturales tiene como misión dirigir las acciones de
investigación y estudios de campo y gabinete en todos los temas de nuestra realidad cultural,
promoviendo la labor y cooperación interdisciplinaria, a fin de elevar los niveles de
conocimiento, eficacia y eficiencia en la aplicación y evaluación de los planes culturales,
contribuir a la consolidación de los valores y tradiciones espirituales y morales del pueblo
argentino y generar los procesos y canalizar los objetivos y lineamientos de largo plazo que
demande el desarrollo cultural.