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SECCIÓN DE ÜBRAS DE SOCIOLOGfA

SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN


Traducción de MICHEL FOUCAULT
HoRACIO PONS

SEGURIDAD,
TERRITORIO,
POBLACIÓN.
Curso en el College de France
(1977-1978)

Edición establecida por Michel Senellart,


bajo la dirección de Fran~ois Ewald y Alessandro Fontana

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

MllXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - EsPANA


EsTADOS UNIDOS DE AMtRICA - PERO - VENEZUELA
Primera edición en francés, 2004
Primera edición en español, 2006
Primera reimpresión, 2006

Foucau!t, Michel
ADVERTENCIA
Seguridad, territorio, población: Curso en el College de France: 1977-1978 -
1ª ed. - Buenos Aires: Fondo de Cultura Econó1niCa, 2006.
488 pp.; 23x!5,5 cm. (Colee. Sociología)
Michd Foucault dictó clases en el Colli:ge de France desde enero de 1971 hasta
Traducido por: Horacio Pons
su muerre, en junio de 1984, con la excepción de 1977, cuando disfrutó de
un año sahárico. El nombre ·de su Cátedra era "Historia de los sísten1as de pen-
ISBN 950-557-671-4
samiento".
l. Sociología. l. Horacio Pons, trad. ll. Título Esta cátedra fue creada el 30 de noviembre de 1969, según una propuesta
CDD 301 de Jules Villemin, por la asamblea general de profesores del Colli:ge de France,
en reemplazo de la cátedra de "Historia del pensamiento filosófico" que hasta
su muerte ocupó Jean Hyppolite. El 12 de abril de 1970, la misma asamblea
eligió a Michel Foucault, que por entonces tenía 43 años, como titular de la
1
nueva cácedra.
Título original: Sécurité, territoire, population. Foucault dictó la lección inaugural el 2 de diciembre de 1970. 2
Cours au Cof/)ge de France. 1917-1978
ISBN de la edición original: 2-02-030799-5
La enseñanza en el College de France obedece a reglas particulares. Los profe-
© 2004, Seuil/Gal\imard sores tienen la obligación de dictar 26 horas de cátedra por año (la mitad, como
D.R. © 2006, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DE ARGENTINA, S.A. máximo, puede adoptar la forma de seminarios). 3 Cada año deben exponer
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires, Argentina una investigación original, lo cual les exige .una renovación constante del con-
fondo@fce.com.ar / www.fce.com.ar tenido de su enseñanza. La asistencia a los cursos y seminarios es completa-
Av. Picacho Ajusco 227; 14200 México D.F mente libre; no requiere ni inscripción ni título alguno. El profesor tampoco

ISBN: 950-557-671-4

1
Foucaulc había concluido con esta fórmula un opúsculo redactado en apoyo de su can-
Fotocopiar libros está penado por la ley. Prohibida su reproducción total o parcial por didatura: "Habría que emprender la historia de los sistemas de pensanlienro" ("Ticres et rra-
cualquier medio de impr~ión o digital, en forma idéntica, excractada o modificada, val!.x", en Dits et Ecrits, 1954-1988, 4 vols., edición establecida por Daniel Deferr y Franc;ois
en C.'lStellano o en cualquier otro idioma, sin autorización expresa de la editorial. E\vald, con la colaboración de Jacques Lagrange, París, GaJlimard, 1994; cf. vol.!, p. 846).
2 Sería publicada en mayo de 1971 por la editorial GaJlimard, con d título de L'Ordre du

IMPRESO EN ARGENTINA - PRJNTED IN ARGENTINA dúcoilrs [trad. esp.: El orden del di!curso, Barcelona, Tusquets, 1987].
3 Cosa que hizo Michd Foucault hasra principios de la década de 1930.
Hecho el depósito que marca la ley l l .723
8 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN ADVERTENCIA 9

su escritorio. No para hablarle, sino para apagar los grabadores. No h~y pre-
los entrega. 4 En el vocabulario del College de France se dice que los profeso-
guntas. En el tropel, Foucaulc está solo.
res no tienen alumnos sino oyentes.
Los cursos de Michel Foucault se realizaban todos los miércoles, desde prin-
Y Foucault comenta:
cipios de enero hasta fines de marzo. La concurrencia, muy numerosa y com-.
puesta por estudiantes, docentes, investigadores y simples curiosos, muchos de
Serfa conveniente p~der discutir lo que he expuesto. A veces, cuando la clase
ellos extranjeros, ocupaba dos anfiteatros del College de France. Foucault se
no fue buena, bastaría poca cosa, una pregunta, para volver a poner codo en
quej6 con frecuencia de la distancia que solía haber entre él y su "público" y su lugar. ·Pero esa pregunta nunca ·se plantea. En Francia, el efecto de _grupo
de los escasos intercambios que la forma del curso hada posibles. 5 Sofíaba hace imposible cualquier discusión real. Y éomo no hay· un can~r"'de retorno,
con un seminario que fuera el ámbito de un verdadero trabajo colectivo. Trató el curso se reacraliza. Tengo un~ relación de actor o de acróbata con las perso-
de conseguirlo de diversas maneras. Los últimos afios, a la salida del curso, dedi- nas presentes. Y cuando termino de hablar, una sensación de 'soiedad rotal. 6
caba bastante ciempo a responder a las preguntas de los oyentes.
En 1975, así retrataba el periodista Gérard Petitjean; de Le Nouvel Michel Foucault abordaba su enseñanza como un investigador: exploraciones
Observateur. la atmósfera reinante en esos cursos: para un libro futuro, desciframiento, también, de campos de problematiza-
ción, que solían formularse· inás bien como-una·il~vita.Ción l"ahtáda a ·evCñtua- -
Cuando Foucaulr entra en el anfiteatro, rápido, precipitado, como alguien les investigadores .. Por eso los cursos en el Colli:ge de France no duplican los
que fuera a arrojarse al agua, pasa por encima de algunos cuerpos para llegar a libros publicados. No son su esbozo, aunque haya temas comunes entre unos
su silla, aparca los grabadores para colocar sus papeles, se sa~a la chaqueta, y otros. Tienen su propio estatus. Suponen un régimen discursivo específico
enciende una lámpara y arranca, a cien por hora. Una voz fuerce, eficaz, repro-
eh el conjunto de los actos jilos6jicos efectuados por Michel Foucault. En ellos,
ducida por los altoparlantes, única concesión al modernismo en una sala ape-
éste despliega muy en particular el programa de una genealogía de las relacio-
nas iluminada por la luz que se eleva de unos pilones de estuco. Hay trescien-
nes saber/ poder en función del cual, a partir de principios de la década de 1970,
tos lugares y quinientas personas apiñadas, que ocupan hasta el más mínimo
espacio libre. [... ] Ningún efecto de oratoria. Es límpido y rremendatnente pensará su trabajo, en oposición al programa de una arqueología de las for-
eficaz. Sin la menor concesión a la improvisación. Foucaulc tiene doce horas maciones discursivas hasta entonces predominante. 7
para explicar, en un curso público, el sencido dC su investigación durante el año Los cursos también tenían una función en la actualidad del momento. El
que acaba de terminar. Entonces, se ciñe al máximo y llena los márgenes como oyente _que participaba en ellos no se sentía únicamente cautivado por el
esos corresponsales que todavía cienen demasiado que decir una vez llegados relato que se construía semana tras semana, no sólo era seducido por el rigor
al final de la hoja. A las 19: 15 se detiene. Los estudiantes se abalanzan sobre de la exposición; también encontraba en ella una dilucidación del presente.
El arte de Michel Foucaulc consistía en abordar en diagonal la actualidad a
través de la historia. Podía hablar de Nietzsche o de Aristóteles, de la pericia
4 En d marco dd Collf!ge de France. psiquiátrica en el siglo XIX o de la pastoral cristiana: el oyente siempre extraía
5 En 1976, con la esperanza -vana- de que la concurrencia disminuyera, Michd Foucault
cambió el horario dd curso, que pasó de l_as 17:45 a las 9 de la mañana. Cf. d comienzo de la
primera clase (7 de enero de 1976) de "// faut difendre la société." Cours au Colltge de France,
6 Gérard Petitjean, "Les Grands Prétres de l'université fran~aise", Le Nouvel Observauur,
1975-1976, edición establecida por Mauro Bertani y Alessandro Fontana, bajo la dirección de 7 de abril de 1975.
7 Cf en particular Michel Foucault, "Nietzsche, la généalogie, l'histbire", en Dits et Ecritr,
Fran~ois Ewald y Alessandro Fontana, París, Gallimard-Seuil, 1997, col. Hautes J:rudes [trad.
esp.: Defender la sociedad. Curro en el Co/J(ge de 1-Tance (1975-1976), Buenos Aires, Fondo de op. cit., vol. 11, p. 137 [trad. esp.: Nietzsche, la genealogía, la historia, Valencia, Pre-Textos,
Cultura Económica, 2000J. 1988).
10 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN ADVERTENCIA ll

de esos temas una luz sobre el presenre y los acontecimientos de los que ~ra · tiempo después de la finalización del curso. Solía aprovecharlo para poner de
contemporáneo. El poder propio de Michel Foucaulr en sus cursos obede~ía relieve, retrospecrivan1ente, su intención y sus objetivos. El resumen consti-
a ese sutil cruce entre una erudición sabia, un compromiso personal y un tta- tuye su mejor presentación.
bajo sobre el acontecimiento. Cada volumen termina con una "situación''. cuya responsabilidad corres-
ponde a su editor: se trata de brindar al lector elementos contextuales de
*** orden biográfico, ideológico y político; reubicar el curso en la obra publicada
y dar indicaciones concernientes a su lugar dentro del corpus u_cilizado, a fin
La década de 1970 presenció el desarrollo y el perfeccionamiento de los gra- de facilitar su comprensión y eviraf los contrasentidos que podría suscitar el
badores de casetes, y el escritorio de Foucaulr pronto se vio invadido Ptlr olvido de las circunstancias en las que cada uno de los cursos se elaboró y dictó.
ellos. De tal modo, los cursos (y algunos seminarios)_pudieron conservarse. La edición de Seguridad, territorio, poblaci6n, curso dictado en 1978, fue
Esta edición toma como referencia la p_alabra proriunciada públicamente establecida por Michel Senellart.
por Michel Foucaulr. Da de ella la transcripción más literal posible. 8 Habríam\Js
deseado poder publicarla sin modificaciones. Pero el paso de lo oral a lo escrito ***
impone una intervención del editor: como mínim~, es preciso introducir Ul)a
puntuación y recortar los párrafos. El principio consistió siempre en mante- Con esca edición de los cursos del College de France se publica una nueva zon~
nerse lo más cerca posible del curso efectivamente dictado. de la "obrá' de Michel Foucaulr.
Cuando pareció indispensable, se suprimieron las reiteraciones y las repe- En sentido propio, no se trata de inéditos, porque esta edición reproduce
ticiones; se restablecieron las frases interrumpidas y se re~tificaron las cons- la palabra pronunciada públicamente por Foucaulr, con exclusión del soporte
trucciones incorrectas. escrito guc utilizaba y gue podía ser muy elaborado. Daniel Defert, gue posee
Los puntos suspensivos indican que la grabación es inaudible. Cuando ta esas notas, permitió a los edi_tores 'consultarlas. Le estamos vivamente agrade-
frase es oscura, figura entre corchetes una integración conjetural o un agregad<J. cidos.
·Un asterisco a pie de página indica las varia~tes significativas de las not:is Esta edición de los cursos en el College de France ha sido autorizada por
utilizadas por Michel Foucault con respecto a lo dicho. los herederos de Michel Foucaulr, que desearon con ello satisfacer la muy intensa
Se verificaron las citas y se señalaron las referencias de los textos utilizados. demanda de que eran objeto, tanto en Francia como en el extranjero. Y esto
El aparato crícico se limita a dilucidar los puntos oscuros, explicitar ciertqs en indiscutibles condiciones de seriedad. Los editores han procurado estar a
alusiones y precisar los puntos críticos. la altura de la confianza que depositaron en ellos.
Pcira facilitar la lectura, cada clase está precedida por un breve sumario ql\.e
indica sus principales articulaciones. 9 FRAN<;:OIS EWALD y ALESSANDRO FONTANA
Sigue al texto del curso el resumen publicado en el Annuaire du College t{e
France. En general, Michel Foucaulr lo redactaba en junio, vale decir, algún

8
Se ucilizaron en particular las grabaciones realizadas por Gérard Burlec y Jacques Lagrange,
guardadas en el College de France y el lnstitut Mémoires de l'édicion concemporaine (IMEC) .
9
Al final del volumen, en la "Situación de los cursosn, se encontrarán expuestos los crin~.
rios y solucion_es adoptados por los cdirores para este curso en particular.
Curso
Ciclo lectivo 1977-1978
Clase del 11 de enero de 1978

Perspectiva general del curso: el estudio del biopoder - Cinco pro-


posiciones sobre el análisis de los mecanismos de poder-Sistema legal
·mecanismos disciplinarios /dispositivas de seguridad. Dos ejemplos:
a) el castigo del robo, y b) el tratamiento de la lepra, la pesté j la
viruela - Rasgos generales de los'dispositivos de seguridad(!): loiespa:
cios de seguridad- El ejemplo de la ciudad - Tres ejemplos de drde-
. namiento del espacio urbano en los siglos XVI y XVII.' a) La
Métropolitée de Alexandre Le Maitre (1682); b) la ciudad de
Richelieu; c) Nantes.

EsTE ANO querría comenzar el estudio de algo que hace un tiempo llamé, un
poco en el aire, biopoder, 1 es decir, una serie de fenómenos que me parece
basrante importante, a saber: el conjunto de mecanismos por medio de los cua-
les aquello que, en la especie humana, constiruye·sus rasgos biológicos funda-
mentales podrá ser parre de una política, una estrategia política, una estrate-
gia general de poder; en otras palabras, cómo, a partir del siglo XVIII, la sociedad,
las sociedades occidentales modernas, tomaron en cuenta el hecho biológico
fundamental de que el hombre constituye una especie humana. Esto es, en

1
Cf. Michel Foucault, "// faut dtfindre .la société. "Cours au CoUege de France, 1975-1976,
edición establecida por Mauro Bercani y Alessandro Fontana, París, Gallimard-Seuil, 1997,
col. Hautes f:.cudes, p. 216 [rrad. esp.: Defender la Jociedad. Curso en el CoL/(ge de France (1975-
1976), Buenos Aires, Fondo de Culrura Económica, 2000] ("¿Cuál es el interés central en esa
nueva tecnología dd poder, esa biopolítica, ese biopoder que está cst:ibleciéndose?n), y La Volontt
de savoir, Par1s, Gallin1ard, J976, col. Bibliorht:que des hiscoifes, p, 184 [rrad, esp.: Hútoria de
la Jexualidad, vol.!: L~ voluntad de Jaber, lvféxico, Siglo XXJ, 198SJ.
16 SEGURIDAD, TERRITORlO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE i978 17

líneas generales, lo que llamo, lo que he llamado biopoder. Pues bien, ante tacar coordinaciones laterales, subordi~aciones jerárquicas, isom9rfismos, iden-
codo, si se quiere, una serie de proposiciones, en el sentido de indicadores de tidades o analogías técnicas, efectos de arrastre que permiten recorrer de una
elecciones; no se rTata de principios, ni de reglas, ni de teoremas. manera a la vez lógica, coherente y válida el conjunto de esos mecanismos de
En primer lugar, el análisis de esos mecanismos de poder que hemos comen- poder y aprehenderlos en lo que pueden tener de específico en un momento
zado hace algunos afios y proseguimos en estos días no es en modo alguno dado, durante un período dado, en un campo determinado.
una teoría general del poder. No es una parte y ni siquiera un esbozo de una En tercer lugar, el análisis de esas relaciones de poder puede, claro está,
teoría semejante. Con este análisis se trata simplerriente de saber por dónde iniciar o poner en marcha algo así como el análisis global de una sociedad. El
pasa la cosa, cómo pasa, entre quiénes, entre ·qué puntos, de acuerdo con qué análisis de esos mecanismos de poder también puede articularse con la histo-
procedimientos y con qué efectos. Por lo tanto, no podría ser a lo sumo, ni ria; por ejemplo, de las transformaciones económicas. Pero lo que hago, des-
querría ser, más que el bosquejo de una teoría, no de lo que es el poder, sino pués de codo -y no digo aquello para lo cual soy apto, porque de eso no sé
del poder, con la condición de admitir que éste no es justamente una sustan- nada-, lo que hago, en resumidas cuentas, no es ni historia, ni sociología, ni
cia, un fluido, algo que mana de esto o de aquello, sino un conjunto de meca- economía. Es.algo, en c,;mbio, que de una u otra manera, y por meras razo-
nismos y procedimientos cuyos papel o función y rema, aun cuando no lo nes de hecho, tiene que ver con la filosofía, es decir, con la política de la ver-
_ _logren.> C1?!.1~!s~~~ pr~cis~e!!!_~_~n ~s~gur_a_r_ ~J .eoder. Es -~_n_col}jµnto d~. prs>:- ..dad, pues no veo_9tra definición_de la .palabra "filosofía'' salvo .ésa. Se trata de
cedimientos, y en ese sentido, y sólo en ese sentido, podríamos entender que la política de la verdad. Y bien, en cuanto se tráta de eso y no de sociología,
el análisis de los mecanismos de poder pone en marcha algo susceptible de defi- historia o economía, podrán ver que el análisis de los mecanismos de poder
nirse como una teoría del poder. tiene, a mi juicio, el papel de mostrar cuáles son los efectos de saber que se pro-
Segundo indicador de elecciones: las relaciones, ese conjunto de relacio- ducen en nuestra sociedad por obra de las luchas, los enfrentamientos, los com-
nes o, mejor, ese conjunto de procedimientos cuyo papel es establecer, man- bates que se libran en ella, así como por las tácticas de poder que son los ele-
tener, transformar los mecanismos de poder, pues bien, no son relaciones auto- mentos de esa lucha.
genéticas, * no son autosubsisrentes, ** no se fundan en sf mismas. El poder no Cuarta indicación: creo sencillamente que no hay discurso teórico o aná-
se funda en sí misrno y no se da a partir de sí mismo. Si quieren verlo con mayor lisis que no esté de un modo u otro atravesado o subtendido por algo así
simpleza, no habría relaciones de producción y, sumados a ellas, al costado, por como un discurso en imperativo. Pero me parece que el discurso imperativo,
encima, llegados a posteriori para modificarlas, perturbarlas, hacerlas más con- que, en el orden de la teoría, consiste en decir "quiera esto, deteste aquello, esto
sistentes, más estables, más coherentes,_ unos mecanismos de poder. No habría, está bien, aquello está n1al, inclínese por esto, desconfíe de aquello", no es
por ejemplo, relaciones de tipo familiar y unos mecanismos de poder agrega- otra cosa, al menos en la actualidad, que uri discurso estético y que sólo se puede
dos a ellas; no habría relaciones sexuales rriás, al costado, por encima, unos hallar su fundamento en elecciones de orden estético. En cuanto al discurso
mecanismos de poder. Éstos son una parte intrínseca de todas esas reJaciones, imperativo consistente en decir "pelee contra esto y hágalo de tal y cual manera",
son de manera circular su efecto y su .causa, aun cuando, desde luego, entre pues bien, me parece que es un discurso muy liviano cuando se emite desde
los diferentes mecanismos de poder que podemos encontrar en las relaciones una institución cualquiera de enseñanza o, simplemente, desde una hoja de
de producción, las relaciones familiares, las relaciones sexuales, sea posible cons- papel. De todos modos, la dimensión de lo que es preciso hacer sólo puede
manifestarse, creo, dentro de un campo de fuerzas reales, vale decir, un campo
de fuerzas que un sujeto hablante jamás puede crear por sí solo y a partir de
• Aucogenéticas: entre comillas en el manuscrito. su palabra; es un campo de fuerzas que no se puede controlar de manera alguna
*'" Autosubsistentes: entre comillas en el manuscrito. ni hacer valer dentro de ese discurso. Por consiguiente) en cuanto al impera-
18 SEGUIUDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 19

civo que sirve de base al análisis teórico que intentamos hacer-pues es men?5 - Primera pregunta, por supuesto: ¿qué.podemos entender por "seguridad"?
~er que lo haya-, me gustaría que se limitara a ser un imperativo condiciorlal A esto querría dedicar esta hora y tal vez la siguiente; bueno, según la lentitud
de este tipo: si quiere luchar, aquí tiene algunos puntos clave, algu.nas líneas de o la rapidez con que avance. Un ejemplo o) mejor, una serie de ejemplos o un
fuerza, algunos cerrojos y algunos obstáculos. En otras palabras, me gústafía eje_'?Plo moduládo en tres riempos .. Es muy simple, muy infantil, pero vamos
que esos iinperarivos no fuesen otra Cosa que indicadores tácticos. Mé toc2- ª a comenzar_por ~í y creo que eso me permitirá de,cir unas cuantas cosas. Sea
mí saber, por supuestO, y [a] quie'nes trabajan en el mismo sentido, nos· roca una ley penal muy simple en form~-de prohibició~. digamos "no matarás, no
a nÓs~tfOS, póí lo tanto, saber en·
qué •campos de fuerzas reales OfÍentar~OS roba;ás", con su castigo, por ejemplo, la horca, el destierro o 1,"mulia. Segunda
para·hacer un~ análisis que sea eficaz eil términos· tácticos. Pero, después P.e modulación: la m.isma ley penal, siempre "no robarás", siempre asociada a una
todo, ése es el círculo de la lucha y la verdad, es decir, de la práctica filosó- serie"de castigo; eri caso de infringirla; Pero esta vez el conjunto está enmar-
. . . . ~

fica, justamente. . cad?, por."un lado, por ro.da u~a serie de vigilancias, Cont_roles, mirad~, cti~­
Po~-fin un' quinto y últim~ punto: la relación; creo, seria y fundamenial drfculas diversas que permiten advertir, aun antes de que el ladrón haya robado, ·
entre" la ludia y la ve,dad, que es la dimensió~ mi~rña en lacual desde hac: si va a robar, e~C. Y p9r otro lado, en eJ Otro excre~o,."el ca;cig0 nO es sim- 7

siglos y siglos se desarrolla la filosofía, pues bien, creo que no hac~ sino teª- plemente el momento espectacular, definitivo de la horca, la multa o el des-
traliza¡se, descarnarse, perder sentido y eficacia en las polémicas internas al d.ls- tierro, sino una práctica com~ el encarcelamiento~. con roda una serie de
curso teórico. Por lo tanto, sólo propondré en todo esto un único imperariv·o, • ejercicios y trabajos que recaen sobre el culpable, trabajo de transformación
p~ro éste será categórico e incondicional: no hacer nunca polítíca. 2 presentado, sel).cillamence, en la forma de lo qu~ se denomina técnicas .peni-
Bien, me. gustaría comenzar ahora este curso, que se llama "Seguridad, terri~ tenciarias, rrab~jo obligatorio, moralización, corrección, etc. Tercera modula-
torio, població~". 3 · · ción a partir de la misma macriz: sea la misma ley penal, sean igualmente los
casrizy.s_., sea. el_ miWln. rjJ}Jl <fr_ P.prJ i.adr;unif'..n ta. P._q. W.rn a.. r!e... v;i ajJ an eJa.. yu. ' m Co.
2
parte y de corrección por otra; pero esta vez la aplicación de esa ley penal, el
Estas últimas frases deben relacionarse con lo que Foucault declara, a fines de ese mis(llº
año, en su extensa entrevista con D. Trombadori, acerca de la decepción experimentada, a su
ordenamiento de la prevención, la organización del castigo correctivo estarán
regreso de Túnez, frente a las polémicas teóricas de los movimientos de extrema izquie(da gobernados por una serie de cuesriones de la siguience modalidad: por ejem-
luego de mayo de 1968: "En Francia se habló de hiper~arxismo, de desenfreno de teorías, de plo, ¿cuál es el índice medio de la criminalidad de [ese tipo]?* ¿Cómo se
anatemas, de grupusculari7..ación, Era exactamente la contrapartida, eJ reverso, lo contrario de puede prever estadísticameme que habrá tal o cual cantidad de robos en un
lo que me había apasionado en Túnez [durante los disturbios estudiantiles de mano de 196 8 1· momento dado, en una sociedad dada, en una ciudad determinada, en la ciu-
Esro explica acaso la manera como traté de tomar las cosas a partir de ese momento, para dife-
dad, en el campo, en tal o cual capa social, etc.? Segundo, ¿hay momentos,
renciarme de esas discusiones infinitas, esa hipermarxistización [ ... ].Intenté hacer cosas 4ue
implicaran.un compromiso personal, físico y real_. y que pla1Hearan los problemas en térmif10S regiones, sístetnas penales que por sus características permiten el aumento o
.
concretos, precisos, d efi101·¿ os en e1 marco d e una stCuac1
. . avec M.1cJiel
'6 n d a d a" ("E ncretten la disminución de ese índice medio? ¿Las crisis, las hambrunas, las guerras,
Foucaulr" [fines de 1978}, en Dits et Écrits, 1954-1988, 4 vols., edición establecida por Dar'iel los cascigos rigurosos o, al contrario, los castigos leves producirán alguna modi-
Defen y Fran¡¡:ois Ewald con la colaboración de Jacques Lagrange, París, Gallimard, 1994 (en ficación en esas proporciones? Otros interrogantes: esta criminalidad, el robo,
lo sucesivo DE], vol. IV, núm. 28 I, p. 80). Sobre el vínculo entre esta concepción dd compro-
por consiguiente, o bien tal o cual cipo de robo, ¿cuánto cuesta a la sociedad,
miso y la mirada con que Foucault, en octubre y noviembre de 1978, observa los acontecimientos
de Irán, cf. nucsua "Situación de los cursos", in.fa, pp. 422 Y.~30.
qué perjuicios genera, qué lucro cesante, etc.? Y aún más preguntas: ¿cuánto
3 Cf. la clase dd 1° de febrero (DE, vol. 111, p. 655), donde Foucault adara que habría sí do

más cxacro titular este curso "Histoire de la gouvernementalité" ["Historia de la gubernamen-


talidad"]. • Michel Foucault: esa. modalidad lee genre].
20 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBlACJÓN ClASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 21

cuesta la represión de esos robos? ¿Es más costosa '!na represión severa y rigu- estudiar ahora. Dispositivo de seguridad que, para decir las cosas de manera
rosa, una represión blanda, una represión de tipo ejeinplar y discontinuo o, al absolutamente global, va a insertar el fenómeno en cuestión, a saber, el robo,
contrario, una represión_ continua? ¿Cuál es, entoncesi el costo comparado dentro de uha serie de acont~cimientos probables. Segundo, las reacciones del
del robo y su represión? ¿Qué vale más: afloja.e un poco el robo o la repre.si~n? poder frence a ese fenómeno se incorporarán a un cálcul~ que es un cálculo
Otros interrogantes: una vez que el culpable es· detenido, "¿vale la pena casti- de costos. Y terceÍ-o y últiino, en lugar de establecer una división binaria
garlo? ¿Cuánto costaría hacerlo? ¿Qué habría que hacer para castigarlo y, de ese entre lo permitido y lo vedado, se fijarán por una parte una media conside-
modo, reeducarlo? ¿Es efectivamente reeducable? ¿Representa, -a1 margen del rada como óptima y. por otra límites del~ aceptable, más allá de los cuales ya
acto concreto que ha cometido, un peligro permanente, de manera que, ree- no habrá que pasar. De ese modo se esboza, entorices, toda otra distribución
ducado o no, va a volver a hacerlo~ etc.? En términos gener~es, el i.pterro- de las Cosas y los mecanismos.
ganre será, en el fondo, cómo mantener un tipo dé criminalid3.d, digamos el ' ¿Por qué tomé este ejemplo tan infantil? Para subrayar de inmediaco dos o
robo, dentro de límites que sean social y económicamente aceptables y alre- t.res cosas que me gustaría Q.ejar bien claras, para todos ustedes y para mí pri-
dedor de una media que se considere, por decirlo de algún modo, ópcima mero, por supuesto .. En apariencia, les he expuesto un esquema histórico total-
para un fuflciohaíni~nto sOcial dado. Pues bien, estas ~res modalidades me pare~ mente descarnado. El sistema legal es el funcionamiento penal arcaico, que
cen características de diferentes cosas _que ha11podido·~scudiarse, [así cotp.o_ de] rigió des_de la ~~d Media hasca lo,s_ siglos XVll-XVII~. El segundó es el que podría-
aquellas que querría escudiar ahora. · mos llamar moderno, introducido a partir del siglo XVIII, míen.e;~ q~e el r:er- ·.-
La primera forma, ustedes la conocen, consistente en sancionar una ley y cero es el sistema, digamos, conr:e~poráneo, cuya problemática comenzó a
fijar un ca5tigo a quien la infrinja, es el siscema del código legal con parcición manifestarse bastan re pronto, pero que hoy se organiza en torno de las nuevas
binaría entre lo permitido y lo vedado y un acoplamiento· que es justamente formas de penalidad y el cálculo de sus costos¡ se trata de las técnicas nortea-
6
el meollo dd código, entre un cipo de acción prohibida y un cipo de castigo. .
mencanas, pero tam b'é
1 n europeas que encontramos en nuestros días. De
Se trata, entonces, del mecanismo legal o jurídico. El segundo mecanismo, hecho, al caracterizar las cosas así: Jo arcaico, lo antiguo, lo moderno y lo con-
la ley encuadrada por mecanismos de vigilancia y corrección -no volveré a temporáneo, me parece que se pasa por alto lo esencial. Y ante todo se pasa
ello-, es desde luego el mecanismo disciplinario. 4 Un mecanismo disciplina· por alto lo esencial, claro está, porque esas modalidades antiguas de las que les
ria que va a caracterizarse por el hecho de que, dentro del sistema binario del hablaba implican las que aparecen como más novedosas. En el sistema jurídico
código, aparece un tercer personaje que es el culpable y, al mismo cicmpo, legal que funcionó o, en todo caso, dominó hasta el siglo XVIll, es absoluta-
afuera, además del acto legislativo que fija la ley, el acto judicial que castiga mente evidente que el aspecto disciplinario distaba de estar ausente porque,
al culpable, toda una Serie de técnicas adyacentes, policiales, médicas, psico- después de todo, cuando se imponía a un acto, aun cuando fuera y en espe-
lógicas, que corresponden a la vigilancia, el diagnóstico, la transformación
eventual de los individuos. Ya hemos visto todo eso. La tercera forma es la que
no caracteriza ya el código y tampoco el mecanismo disciplinario, sino el mecanismos disciplinarios. De todos modos, el concepto de "seguridad" no se reroma en La
dispositivo de seguridad, 5 es decir, el conjunto de los fenómenos que querría voluntad de saber, donde Foucault, en Oposición a las disciplinas, que se ejercen sobre el cuerpo
de los individuos, prefiere utilizar la noción de "controles reguladores" que toman a su cargo la
salud y la vida de las poblaciones (La Volontl... , op. cit., p. 183).
4 6
Cf. Michel Fo\Jcaulr, Surveiíler et punir, París, Gallimard, 1975, col. BibliorhCque des Sobre estas nuevas formas de penalidad en d discurso neoliberal norreamericano, cf. Michel
hisroires [rrad. esp.: Vigilar y casti"gar. Nacimiento de la prisi6n, México, Siglo XXI, 1976]. Foucault, Naissance de la biopolitique. Cours au College de France, 1978-1979. edición estable·
5 En la úlrin1a clase (17 de marz.o de 1976) del curso de 1975~ 1976, "JI faut déftndre la
cicla por Michcl Senellan, París, Gallimard·Scuil, 2004, col. Hautes Érudes, clase del 21 de
sociltl': op. cit., p. 219, Foucaulr distingue por priinera ve:z los mecanismos de seguridad de los marzo de 1979. pp. 245 y ss.
22 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 23

cial si era al parecer de poca importancia y escasa trascendencia, un castig0 cali- en cuenta ahora todo el conjunto de la legislación que no sólo se refiere al
ficado de ·ejemplar, era precisamente porque se pretendía obtener un efecto robo sino al robo cometido por niños, el estatus penal de éstos, las responsa-
correctivo, si no sobre el culpable -pues si se lo colgaba no tenía much~ posi- bilidades por razones mentales, toda la masa legislativa que concierne a las
bilidades de corregirse-, [sí al menos sobre el]* resrn de la población. Y en esa medidas que se denominan justamente de seguridad, las vigilancias de los indi-
medida puede decirse que la práctica del suplicio como ejemplo era Ul)a téc- viduos una vez salidos de la institución: como ven, hay una verdadera infla-
nica correctiva y disciplinaria. Así como en el mismo sistema, cuando -ll.e cas- ción legal, una inflació~ del código jurídico legal para poner en funcionamiento
tigaba el robo·domésrico de una manera extraordinariamente severa -1'\ pena ese sistema de Seguridad. De la misma manera, e~ corp1:1;~ di.sciplinario tam-
de muerte para un robo de muy poca importancia siempre que hubiera.sido bién es activado y fecundado en gran rriédida'.por el establecimiento de los
cometido decitiO de una casa por alguien a quien se recibía o empleaba ~n ella mecanismos de seguridad. Después de todo, en efecto, para asegurar concre-
en concepto de sirviente-, era óbvio que, en el fondo, se apuntaba a 4n cri- tamente esa seguridad, es necesario recurrir, por ejemplo -y es sólo un ejem-
men que sólo era importante por su probabilidad, y podemos decir qu~ tam- plo-, a toda una serie de ~écnicas de vigilancia, vigilancia de los'·individuos,
bién en ese caso se introducía algo similar a un mecanismo de segurid<i.d. Se diagnóstico de lo que éstos son, clasificación de su estructura mental, de su
podría [decir]** lo mismo con respecto al sistema disciplinario, que tatnbién patología propia, etc., todo un conjunto que prolifera bajo los mecanismos
en[raña toda una serie de dimensiones efectivamente correspondientes al orden de seguridad y para hacerlos funcionar. .,
de la seguridad. En el fondo, cuando se toma la iniciativa de corregir a un. dete- En consecuencia, no tenemos de ninguna manera una serie en la cual los
nido, a un condenado, se trata de corregirlo en función de los riesgos de recaí- elementos se suceden unos a otros y los que aparecen provocan la desapari-
da, de reincidencia que presenta, es decir, en función de lo que desd~ muy ción de los preceden res. No hay era de lo legal, era de lo disciplinario, era de
pronto se denominará su peligrosidad; otra vez un mecanismo de segutidad. la seguridad. No tenemos mecanismos de seguridad que tomen el lllgar de los
Por lo tanto, los mecanismos disciplinarios no aparecen simplemente a partir mecanis~os disciplinarios, que a su vez hayan tomado el lugar,de los n1eca-
·dersig!O XV!ll, ya están presentes denrro dercódigo jurídico légal: Los 'neca- nrsmos ¡urrcrko (egales. Oe óec!\o, óay ua• sene de edáfctos comp!e¡as, ea los
nismos de seguridad también son muy antiguos como tales. Podría de':ir de cuales el cambio afectará, desde luego, las técnicas mismas que van a perfec-
igual modo, a la inversa, que si tomamos los mecanismos de seguridad tal ':orno cionarse o eri todo caso a complicarse, pero lo que va a cambiar es sobre todo
se intenta desarrollarlos en la época contemporánea, es absolutamente evÍtfente la dominante, o más exactamente, el :Sistema de correlación entre los meca-
que la actitud no conStit'uye en n1odo alguno una pues~a entre paréntesis tJ una nismos jurídico legales, los mecanismos disciplinarios y los mecanismos de
anulación de las estructuras jurídico legales o de los mecanismos disciplinarios. seguridad. En otras palabras, veremos una histori;i que va a ser la historia de
Al contrario, consideren lo que pasa en nuestros días, siempre en el orden henal, las técnicas propiamente dichas. Ejemplo: la técnica celular, la reclusión en una
en ese orden de la seguridad. El conjunto de medidas legislativas, decretos, celda, es una técnica disciplinaria. Se puede hacer perfectamente su historia,
reglan1entos, circulares que permiten introducir mecanismos de segurid.ad es que se re.monta rnuy atrás. Ya constatamos una utilización muy fuerte de
cada vez más gigantesco. Después de codo, el código legal sobre el robo era, rela- dicha técnica en la era de lo jurídicfflegal. Y se la emplea con genre que tiene
tivamente simple en la tradición de la Edad Media y la época clásica. Tengan deudas, y sobre todo en el orden religioso. Hacemos, éntonces, la historia de
esa técnica celular (es decir, [b de] sus desplazamienros, su utilización) y vemos
a partir de qué momento la técnica, la disciplina celular, se emplea en el sis-
* Michel Foucault dice: en cambio, la corrección. el efecro corrccrivó", se destinaba sin
ten1a penal común, qué conflictos suscita, cómo retrócede. Tambié~ se podría
duda al ... hacer el análisis de otra técnica, ahora de seguridad, que sería, por ejemplo, la
•• Michel Fouc::i.ulr: romar. estadística criminal. La estadística criminal no data de .hoy, pero tampoco es
24 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 25

1nuy antigua. En Francia son las famosas cuentas del Ministerio de Justicia las visibles. Entonces, a lo largo de este año querría tratar de mostrarles en qué
que permiten a partir de 18267 elaborar la estadística de los crímenes. Se puede, consiste esa tecnología, algunas de esas tecnologías [de seguridad],* enten-
por lo tanto, hacer la historia de esas técnicas. Pero hay otra historia, que sería diéndose que cada una de ellas consiste en gran medida en la reactivación y
la historia de las re~nologfas, es decir, la historia mucho más global, pero la transformación de las técnicas _jurídico legales y las técnicas disciplinarias
desde luego también mucho más vaga, de las correlaciones y los sistemas de de las que les hablé los años anteriores.
dominantes que hacen que, en una sociedad dada y para cal o cual sector Otro ejemplo que me limitaré a esbozar aquí, pero para introducir otro
específico -pues las cosas no siempre van a evolucionar forzosamente al misn10 orqen de problemas o subrayar y generalizar el problema (también en este
ritmo en uno u otro sector, en un momento, uná sociedad o un país deter- caso se "erara de ejemplos de los que ya hemos hablado cien veces).** Tomemos,
min.adOs-, se introduzca, por ejemplo, una tecnología de seguridad que si les parece, la exclusión de los leprosos en la Edad Media, hasta fines del me-
hace suyos y pone en funcionamiento dentro de su propia táctica elementos dioevo.8 Es una exclusión que se hacía esencialmente, aunque también hubiera
jurídicos, elementos disciplinarios, y a veces llega a multiplicarlos. En la actua- otros aspectos, mediante un.conjunto -otra vez- jurídico de leyes y reglamentos,
lidad tenemos un ejemplo muy claro, siempre con referencia al dominio de un conjunto religioso, asimismo, de rituales, que introducían en todo caso una
la penalidad. En la evolución contemporánea, no sólo de la problemática, partición de tipo binario entre quienes eran leprosos y quienes no lo eran.
de la manera como se p_i~n~<:tJa penalida~ •.. s~r:-i~ _t_a_~_b_i~_f?. _(de:J la manera como Segundo ejemplo: el de la pesre_(orro.rema del cual_les_hablé, 9 por lo que lo
se la ejerce, es indudable que por el momento, desde hace años, al menos una menciono muy rápidamente). Los reglamentos de la peste, tal como los vimos
decena, la cuestión se plantea esencialn1ente en términos de seguridad. En el formularse a fines de la Edad Media, en el siglo XVI e incluso en el siglo XVII,
fondo, la cuestión fundamental es la economía y la relación económica entre suscitan una impresión muy distinta, actúan de roda otra manera, tienen un
el costo de la represión y el costo de la delincuencia. Ahora bien, lo que se ve fin completamente diferente y, sobre todo, muy distintos instrumentos. El obje-
.es que esa problemática ha provocado una inflación can grande en las técni- tivo de esos reglamentos de la peste es cuadriculaé literalmente las regiones,
cas disciplinarias, establecidas, empero, desde mucho tiempo atrás 1 que el las ciudades dentro de las cuales hay apestados, con norn1as que indican a la
punto donde surgió, si no el escándalo, sí al menos la fricción .,-y la herida gente cuándo pueden salir, cómo, a qué horas, qué deben hacer en sus casas,
fue lo bastante delicada para provocar reacciones, reacciones violentas y rea- qué cipo de ali~entación deben comer, les prohíben tal o cual clase de con-
les-, fue esa multiplicación disciplinaria. En otras palabras, en l~ época ntisma tacto, los obligan a presentarse anee inspectores, a dejar a éstos entrar a sus casas.
de esrablecimienro de los mecanismos de seguridad, lo disciplinario pro- Podemos decir que hay allí un siste1na de tipo disciplinario. Tercer ejemplo: el
vocó, no la explosión, pues no la hubo, sino los conflictos más manifiestos y

"' Michd Foucauh: disciplinarias.


** Michcl Foucault agrega: y que son [una palabra inaudible}.
7 Se trata de las estadísticas judiciales publicadas anualmente desde 1825 por el Ministerio 8 Cf. Michel Foucault, Histoire de la folie a /'áge classique, París, Gallimard, 1972, col.
de Justicia. Cf. .A.ndré-Michel Guerry, Essai sur la statistique mora/e de la France, París, Crochard, Bibliorhi!que des histoires, pp. 13-16 [trad. esp.; Historia de la locura en la época clásica, Buenos
I 833, p. 5: "Los primeros documentos auténticos publicados sobre la administración de la jus- Aires, Fondo de Cultura Económica, 1992]; Les Anormaux. Cours au College de France, 1974-
ticia criminal en Francia apenas se remontan a 1825. [ ... ] En nuestros días los fiscales genera- 1975, edición establecida por Valerio Marchetti y .Antonella Salomoni, París, Gallimard-Seuil,
les ~nvían crimestraJmente al ministro de Justicia los estados de los casos criminales o correc- 1999, col. Hautes Études, dase del 15 de enero de 1975. pp. 40 y 41 [rrad. esp.: Lot anorma-
cionales presentados anee los tribunales de su competencia. Redactados según moddos uniformes, Íet. Curro en el College tk France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
para que sólo muestren rcsulrados positivos y c<:>mparables, esos estados se examinan con aten- 2000]; y Surveillrr et punir, op. cit., p. 200.
ción en el ntinisterio, se controlan unos con otros en sus diversas partes, y su análisis, realizado 9
Michel Fouc~ult, leJ Anormaux, op. cit., pp. 41-45, y Sttrveil/er et p11nir, op. cit., pp.
al final de cada año, constituye el Compre généra/ de /'administration de la justice crimine/le''. 197-200.
26 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 27

9ue se está estudiando actualmente en el seminario, es decir, la viruela o, a una economía general de P.Oder que tiene la forma de la tecnología de seguri-
par6r del siglo XVJII, las prácticas de inoculación. 10 El problema se plantea de dad o, en todo caso, está dominada por ella~' ·
muy otra manera: no consiste tanto en imponer una disciplina, aunq~e se [soli- Entonces, algunos rasgos generales de esos dispositivos de seguridad. Me
~ite]* el auxilio de ésta; el problema funda1nencal va a ser saber cuántas per- gll:staría indicar cuatro, no sé cuántos .. ., bueno, voy 3: erripezar por analizar
sonas son víctimas de la viruela, a qué edad·, con qué efectos, qué mortalidad, algunos. En primer lugaf, que.cría estudiar un poco, sobrevolar, por así decirlo,
qué lesiones o secuelas, qué riesgos se corren al inocularse, cuál es la probabi- lo .que podríamos llarriai espacios de seguridad. Segundo, estudiar el pro-
lidad de que un individuo muera o se con.cagie la enfermedad a pesar de la blema del rratamienro de lo aleatorio. Tercero, estudiar la forrria de normaliza-
in.oculación, cuáles son los efect~s estadísticos sobre la población en general; C!ón que e~' dspecífiCa de la seguri_dad y que n6 me: parece· del ~isn1ó ~ipo que
en síntesis, todo un problema que ya no es el de la exclusión, co~o -en el caso la nOrmálización disciplinaria. Y por últimó; llegar· a lo que va a ser el pro-
de la lepra, q~c ya no es el de la cuare~cena, comO en la peste, sino que será blema preciso de este año, la correlación encré la técnica de seguridad y la pobla-
en cambio el pr~blema ~e las epidemias y las campañas médic:ls 'por cuyO ción, como objeto y sujeto a la vez de esos mecanismos de seguridad; vale
conducto se intenta erradicar los fenÓme~os, sea epidémicos, sea endl.micos. decir, el surgimiento no sólo de la noción Sino de la realidad de 1a ¡;oblación.
. Por otra parte, también aquí basta con ver la masa legislativa, las obliga- Erf el fondo, se trara de uni idea y una realidad absolutamente moderrl.as Con
ciones disciplinarias incorporadas por los mecanismos m~dernos de seguridad, respe~to al funcionamie,;to político,.sin duda, pero también c9n respecto al
para advertir que no hay sucesión: ley, luego disciplina, luego seguridad; esta saber y la teoría política anteriores al siglo XVIII.
última es, anr~s bien, una manera de sumar, de hacer funcionar, además de En primer lugar, entonces, y a grandes rá.sgos, las ·cuestiones de espacio.
los mecanis~os de seguridad propiamente dichos, las viejas estructuras-de la Podría decirse lo siguienre, a primera vista y'de manera un tanto esquemática:
ley y la disciplina. Enronces, en el orden del derecho, en el orden de la medi: la soberanía se ejerce en los límires de un territorio, la disciplina se ejerce
cina, y podríamos rr1ultiplicar los eje1nplos -y para eso les he mencionado sobre el cuerpo de los_individuos y la seguridad, para terminar, se ejer~e sobre
este otro-, podrán ver que encontramos una evolución un poco similar, trans- el conjunto de una población. Límites del territorio~ cuerpo de los indivi-
formaciones n1ás o menos del mismo tipo en sociedades, digamos, occidenta- duos, conjunto de una población; bien, sí.:., pero no es eso y no creo que
les como las nuestras. Se trata del surgimiento de tec~ologías de seguridad ya funcione. No funciona, ante todo, porque el problema de las multiplicidades
sea dentro de mecanismos que son efecrivamente de control social, como en es un problema con el que ya cropezamos en relación con la soberanía y la dis-
el caso de la penalidad, ya sea de mecanismos cuya función es provocar alguna ciplina. Si es cierto que la soberanía se inscribe y actúa esencialmente en un
modificación en el destino biológico de la especie. Entonces, y ése es el objeto cerritorio, y la idea de la soberanía sobre un te-rricorio no poblado no sólo es
de lo que me gusraría analizar, ¿podernos decir que en nuestras sociedades la aceptable desde un punto de visra jurídico y político,· sino perfectamente acep-
economía general de poder esrá pasando a ser del·orden de la-seguridad? Querría tada y prin1ordial, de hecho el ejercicio de esa soberanía en su desenvolvimiento
hacer aquí una suerte de historia de las tecnologías de seguridad }r tratar de efectivo, real y cor"idiano siempre indica, d~sde luego, cierta multiplicidad, pero
ver si se puede hablar realmente de una sociedad de seguridad. Sea como fuere, que será tratada, jusran1ente, sea como la multiplicidad de s"úbditos, se'a [como]
al hablar de sociedad de seguridad querría simplemente saber si hay, en efecro, la multiplicidad de un pueblo.
También la disciplina, claro está, se ejerce sobre el cuerpo de los individuos,
10
pero he rrarado de mostrarles que, de hecho, el individuo no es en ella el dato
Michel Foucault vuelve a tocar csre tema ·en la clase del 25 de enero, pp. 76 y ss. Sobre primordial sobre el cual se ejerce. Sólo hay disciplina en la medida en que hay
la exposición de Anne-Marie Moulin presenrada en el seminario, véase infta, noca 2 de esa
misma clase. multiplicidad y un fin, o un objetivo, o un resultado por obrener a partir de
'" Michel Foucaulr: solicirará. esa mulriplicidad. La disciplina escolar, la disciplina militar y también la dis-
28 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 29

ciplina penal, la disciplina en los talleres, la disciplina obrera, todo eso es una ciales [hada que] el encierro de la ciudad, su situación de enclave, [represen-
manera determ.inada de manejar la multiplicidad, de organizarla, de fijar sus taran asimismo J un problema. Y en términos generales la cuesci6n pasa por
puntos de implantación, sus coordinaciones, su~ trayectorias laterales u hori- ese desencláve espacial, jurídico, administrativo Yeconómico de la ciudad; de
zontales, sus trayectorias verticales y pirnmidales, su jerarquía, etc. Y el indi- eso se trata en el siglo XVIII: resiruar la ciudad en un espacio de circulación.
viduo, para una disciplina, es mucho más una manera de recortar. la multipli- Sobre este- punto los remito a un estudio extraordinariamente completo y
cidad que la materia prima a partir de la cual se la construye. La disciplina es perfecto porque es la obra de un historiador: me refiero al estudio de Jean-
un modo de individualización de las multiplicidades y no algo que, a partir Claude Perrot sobre la ciudad de Caen en el siglo xvm, 11 donde el autor
de los individuos trabajados en primer lugar a título ·individual, construye a muestra que el problema de la ciudad era esencial y fundamentalm·ente un pro-
, continuación una especie ~e edificio con numerosos elementos. Después de blema de circulación.
todo, entonces, la soberanía y la disciplina, así como la seguridad, desde luego, Tomemos un texto d~l siglo XVII, escrito por un tal Alexandre Le Maitre,
sólo pueden verse frente a multiplicidades. . con el título de LaMétropolitée. 12 Le Ma1tre era un protestante que se había mar-
Por otra parte, los problemas de espacio son igualmente comunes a las chado de Francia aun antes de la revocación del edicto de Nantes y había lle-
tres. En el caso de la soberanía la cosa va de suyo, porque ella aparece ante gado a ser -las palabras son imponentes- ingeniero general del elector de
_ todo como algo que se ejerce en el interior del territorio. Pero la disciplina Brandemburgo. Y dedicó La Métropolitée al rey de Suecia; el libro se editó en
implica u~a distribución-espacial y-creo q~e la- s~guridad también;-ahora me Affistefdam .. TOdO (:StO: protestante, -PCuSii, Suecia, Am:St~rdam, no Carece
gustaría hablarles justamente de eso, de los tratamientos diferentes que la sobe- en absoluto de significación. Y el problema de La Métropolitée es el siguiente:
ranía, la disciplina y la seguridad aplican al espacio. ¿es preCiso que un país tenga una capital? ¿Y en qué debe consistir esa capi-
Vamos a rec.urrir a otra serie de ejemplos. Voy a tomar, por supuesto, el caso tal? Le Maitre hace este análisis: el Estado, dice, está compuesto de hecho de
de las ciudades. Aún en el siglo XVll y también a principios del siglo XVlll, la eres elementos, eres órdenes e incluso eres estamentos, los campesinos, los
ciudad se caracterizaba en esef?.cia por una.especificidad jurídica y adminis- artesanos y lo que él llama tercer orden o tercer estado, conformado, curiosa-
trativa que la aislaba o la marcaba de una manera muy singular con respecto mente, por el soberano y los funcionarios que están a su servicio. 13 Con res-
a las demás extensiones y espacios del territorio. En segundo lugar, la ciudad pecto a esos tres elementos, el Estado debe ser como un ~dificio. Su basamento,
se destacaba por el encierro dentro de un espaCio amurallado y estrecho, en el
cual.la función militar distaba de ser la única. Y para terminar, se caracteri-
11
Jean-Claude Perrot, Genlse d'une vi/k moderne. Caen au XVf!Í sitcle, 2 vals. (tesis de la
zaba por una heterogeneidad económica y social muy pronunciada en com-
Universidad de Lille, 1974), París y La Haya, Mouron, 1975. col. Civilisations et Sociérés.
paración con el campo.
Michelc Perror hace referencia a ese libro en su epílogo a Jeremy Bentham, le Panoptique,
Ahora bien, estos elementos suscitaron en los siglos XVII y XVIII roda una. París, Bdfond, 1977 (trad. esp.: El panóptico, seguido de "El ojo dcl poder", enrrevisra con Michel
masa de problemas ligados al desarrollo de los Estados administrativos, para Fou~ault, Madrid, Ediciones de la Piqueta, 1989). "L'.inspecceur Bencham", pp. 189 y 208;
los cuales la especificidad jurídica de la ciudad representaba una situación Foucaulc había participado en la obra (enrrevista "Cceil du pouvoir", realizada por J.·P. Barrou
difícil de resolver. En segundo término, el crecimiento del comercio y luego, y M;chelc Pmot, ;b;d., pp. 9-31).
12
Alexandre Le Maitre (cy·devanr Quarriermaitrc & Ingenieur General pour S. A E. de
durante)el siglo xvm, el aumento demográfico urbano planteaban el problema
Br3:11debourg), La Métropoíitée, o De í'itablissemenl des vilkI Capitaks, de ÚtJr Utiliti pasiive r!r
de su confinamiento y encierro detrás de unos muros. El misn10 problema se active, tk /'Union de ktJr parties ér de /eur anatomie, de íeur commerce, etc., Amsrerdam, B. Boekholr,
presentaba también con el desarrollo de las técnicas militares. Y por último, la 1682; reed., París, &litions d'hisroire sociale, I 973.
necesidad de intercambios ecqnómicos pern1anentes entre la ciudad y su entorno 13
!bid, cap. 10, pp. 22·24: "De los tres esrados~que debe~\ disringuirse en una provincia;
inmediato para la subsistencia y su entorno lejano para sus relaciones comer- de su función y sus calidades".
30 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 31

los cimientos que están en la tierra, debajo de ella) que no se ven pero asegu- gente en materia de conducta y maneras de obrar. 19 La capital debe dar el ejem-
ran la so~idez del conjunto, son por Supuesto los can1pesinos, La~ parres comu- , plo de las buenas cosrumbres. 20 Debe ser el lugar donde los oradores sagrados
nes, las partes de servi~io d~l edificio, son los artesanos. En cuanto a las par- sean los mejores y se hagan oír de la manera más eficaz,2 1 así como la sede de
tes nobles, los sectores de habitación y recepción, son los funcionarios del las academias, pués las ciencias y la verdad deben nacer en ella para difundirse
soberano y éste mismo. 14 A partir de esa metáfora arquitectónica, el territorio por el resto· del país. 22 Y para terminar, un papel económico: la capital debe
también debe abarcar sus cimientos, sus parres con1unes y sus parres nobles. ser el ámbito del lujo a fin de· constituir un foco de atracción para las mer-
Los cimientos serán los campos, y en ellos no hace falta decirles que deben vivir cancías que Jlegan del extranjero, 23 y al mismo tiempo es preciso que sea el
codos los campesinos y nad.a más que los campesinos. Segundo, en las peque- punto de redistribución comercial de una serie de produc~os fabricados, rnanu-
ñas ciudad~s deben residir todos los artesanos y sólo ellos. Y por último, en la facturados, etcétera. 24 -~
capit.;.i, parte noble del edificio del Estado, deben vivir el soberano, sus fun- Deje1~os de lado el aspecto propiamente utópico de este proyecto. Cfeo.
cionarios y los. artesa~os y comerciantes indispensables para el fi1ncionamientÓ ér
de todos-'modos, que es interesante, porque e'n vemos una definición de la
mismo de la corte y el entorno del monarca. 15 Le Ma1tre percibe de diferen- ciudad, uria reflexión sobre la ciudad planteada esencia11nente en tér~inos de
tes maneras la relación entre esta capital y el resto del territorio. Debe ser una soberanía. Me refiero en esencia a que la relación de la soberanía con el terri-
relación geométrica, en el sentido de que un buen país tiene, en suma, la forma torio es lo primordial y sirve de esquema, de grilla para llegar a comprender
del círculo y la capital debe situarse en el centro de éste. 16 Una capital que estu- y
cómo debe ser una ciudad capital cómo puede y debe funcionar. Por lo demás,
viera en el extremo de un territorio alargado e irregular no podría ejercer es significatiVo ver que, a través de esa gri1la de la sobefanía como problema
todas las funciones que le son propias. En efecto, y aquí aparece la segunda fundamental, comprobamos la aparición de un~ serie de funciones propia-
relación, es prec.iso que la capital mantenga con el territorio una relación esté- mente urbanas, funciones económicas, funciones morales y administrativas,
tica y simbólica. El!a debe ser el ornamento mismo del ter~itorio. 17 Pero la rela- etc. Y lo interesantC:, por último, es que el sueño de Le Maitre es conectar la
ción también debe ser política, en el sentido de que las leyes y ordenanzas deben
tener en el territorio una especie de implantación [tal] que ningún rincón del
reino escape a esa red general constituida por las .leyes y ordenanzas del sobe- l'J !bid., cap. 23, p. 69: "Es [ ... ] necesario que el ojo del Príncipe lance sus rayos sobre los
rano.18 Es menester, asimismo, que la capital tenga un papel moral y difunda procederes de su pueblo, observe su conducra, pueda seguirlos de cerca, y que su sola presencia
hasta los últimos confines del territorio todo lo que es necesario imponer a la contenga el vicio, los desórdenes y la injusticia. Ahora bien, esto sólo puede lograrse por la unión
de las partes en la metrópoli". ·
20
!bid., pp. 67-72: "Que la presencia del Soberano es necesaria en sus Estados, donde se
14
Alexandre Le Maltre, La .Mitropolitit ... , op. cit., cap. 10, pp. 22·24. efectúa el mayor comercio, para ser testigo de los actos y el negocio de sus súbditos, mantener-
15
lbid., cap. 11, pp. 25·27: ''Así como en la vida rural o en las aldeas sólo están los cam· los en la equidad y el temor, hacerse ver por el pueblo y ser co1no su so!, que los ilun:iina con
pesinos, debe repartirse a los artesanos en las pequeñas ciudades y reservar las grandes ciudades su presencia".
o las capitales a las gentes de pro y los artesanos absolutamente necesarios". 41
!bid.. cap. 28, _pp. 79-87: "Que en la metrópoli la gente de púlpito y los predicadores
16
lb1d., cap. 18, pp. 51-54: "La grandeza que debe tener el país, la provincia o el distrito deben ser oradores célebres".
al que se quiere dar una ciudad capital". 22
!bid., cap. 27, pp. 76-79: "Que hay fuertes razones para la fundación de las academias
¡;!bid., cap. 4, pp. 11 y 12: "Que la ciudad capital no está sólo en posesión de lo útil. sino en las ciudades capitales o metrópolis'· ..
tan1bién de lo honesto; no sólo de las riquezas, sino también dd rango y la gloria". 23 Jbid, cap. 25, pp. 72 y 73: "Que la capira.I, al hacer el mayor consumo, debe ser también
18
_Jbid., cap. 18, p. 52: "[La capitalJ será el corazón político, que da vida y n1ovi1niento a la sede del cotnercio".
todo el cuerpo de la provincia, por el principio fundan1ental de la ciencia rectora, que forma 14
!bid, cap. 5, pp. 12 y 13: "Que la causa esencial y final de la ciudad capiral no puede ser
un entero de varias piezas, mas sin menoscabo de ellas". sino la utilidad pública, y con ese fin ella debe ser la más opulenta".
32 SEGURIDAD, TERRJTOR!O, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 33

eficacia política de la soberanía a una distribución espacial, Un buen soberano, rica y comercial. Como Le Maitre, después de todo, fue ingeniero general del
se trate de un colectivo o de un individuo, es alguien que está bien situado den~ elector de Brandemburgo, podríamOs ver la filiación existente entre esta idea
tro de un territorio, y un territorio bien controlado en el plano de su obediencia de un Estado, una provincia bien "capitalizada",* y el famosó Estado comer-
al soberano es un territorio con una buena disposición espacial .. Pues bien, todo cial cerrado de Fichre, 26 es decir, roda la evolución del n1ercancilisn10 Camera-
eso, esa idea de la eficacia política de la soberanía, está ligado aquí a la idea de lista a Ja economía nacional alemana de principios del siglo XIX. Sea como fuere,
una intensidad de las circulaciones:·circulación de las .ideas, circulación de las en ese texto la ciudad capital se piensa en función de las relaciories de sobera-
voluntades y las órdenes y también circulación co~e~cial. En el fondo, para nía que se ejercen sobre un territorio.
Le Ma1tre la cuestión pasa -y la idea es a la vez antigua, porque se trata de la Ahora voy a mencionar Otro ejemplo. Habría podido tomarlo igualmente
soberanía, y moderna, porque se trata de la circulación- por la superposición de las mismas regiones del mundo, esto es, esa Europa del norte que fue tan
del Estado soberano, el Estado territorial y el Estado comercial. Se trata de importante en el pensa_n1ienro y la teoría poHtica del siglo XVII, esa región que
entrelazarlos y fortalecerlos en forma recíproca. No hace falta decirles que en se extiende desde Holanda hasta Suecia, en torno del mar del Norte y el mar
ese período y esa región de Europa nos encontramos en pleno mercantilismo Báltico. Kristianía27 y Gotemburgo, 28 en Suecia, serían ejemplos. Voy a tomar
o, mejor, en pleno cameralismo. 25 Esto es, el' problema de c6mo asegurar, un ejemplo de Francia, cuando se construyeron toda una serie de ciudades arti..-
dencro de-un sistema.de soberanía-estricta; un desarrollo económico fnáximo ficiales, algunas,-como les-decía,.en el norte de Europa y-otras aquí, en Francia,.
por medio del comercio. En suma, el problema de Le Ma1tre es el siguiente: en la época de Luis XIII y Luis XIV: [Sea)** una ciudad muy pequeña que se
cómo consolidar un Escado bien capitalizado, vale decir'bien organizado en llama Richelieu, construida en los confines de Turena y el Poitou y levan-
torno de una capital, sede de la soberanía y punto central de circulación polí- tada, justamente, a parcir df. la nada. 29 Donde nó había nada, se construía una

25El cameralismo o ciencia cameraJ (Cameralwissenschaft) designa la ciencia de fas finanzas * Las comillas figuran en el nianuscrito del curso, p. 8.
26
y la ad1ninisrración que se desarrolló a partir del siglo XVII en las ..cámaras" de los príncipes, Johann Gorrlieb·Fichte (1762-1814), Der gesch/ossene Handefsstaat, Tubinga, Corta, 1800
esos órganos de planificación y control burocrárico que poco a poco reemplazaron los consejos {versión francesa: L'Erat commtrcia/ firm!, erad. de J. Gibelin, París, Librairie généraJe de
tradicionales. En 1727 la disciplina conquista d derecho a incorporarse a las universidades de droit et de jurisprudence, 1940; nueva edición con inrroducción y noras de D. Schulrhess,
Halle y Fráncfort dd Óder y se convierte en objeto de enseñanza para los fucuros funcionarios Lausana, L'Áge d'homme, 1980, col. Raison dialectique) (trad. esp.: El Etadc comercia/ cerrado,
estatales (cf. Michael Stoileis, Gtschichte des iiffintlichen Rtchts in Dnetrchl.and, 1600~1800, c. 1, Madrid, Tecnos, 1991]. En esta obra dedicada al ministro de Hacienda, el economista Scruensee,
Múnich, C. H. Beck, 1988; versión francesa: Histoire d11 droit public en Allemagnt, 1600-1800, Fichre se pronuncia tanto contra el liberalismo corno contra el mercantilismo, acusados de
erad. de Michel Senellart, París, ruF, 1998, pp. 556-558). Esta creación de cátedras de Oeconomie, ernpobrecer a Ja mayoría de la población, y opone a ellos el modelo de un "Estado de razón~
Poiicry und Cammtrsachtn fue el resultado de la voluntad de Federico Guillermo I de Prusia; con fundan1entos co11tractua{es, capai. de conuo{ar la producción y planificar la asignación de
que se había propuesto modernizar la administración de.su reino y sumar el estudio de la eco- recursos.
27
nomía al escudio del derecho en Ja formación de los futuros funcionarios. Albion Woodbury Kristianía o Crisrianfa: antiguo nombre de la capital de Noruega (desde 1925 se llama
SmaH resume de este modo el pensamiento de los cameraliscas: "El problema central de la cien- Oslo), reconstruida por el rey Criscián IV en 1624 luego del incendio que la destruyó. Foucauh
cia, para los cameralisras, era el problema del Estado. A su juicio, el objeto de toda teoría social dice en todas las ocasiones .. Kristiana".
28
consistía en mostrar cómo podía asegurarse el bienesrar [ wtlfare] del Estado. Velan en ese bie- Fundada por Gustavo 11 Adolfo en 1619, la ciudad se construyó segú.n el modelo de las
nestar la fuente de todos los demás. Su clave radicaba en Jos ingresos que permitían al Esrado ciudades holandesas debido a los terrenos pantanosos de su emplazamiento.
subvenir a sus necesidades. Toda su reoda sbcial irradiaba a partir de esa tarea central: proveer *"' Michel Foucault: Tomo el ejemplo de.
29
al Est;tdo de dinero contante y sonante [ready means]" (Albion Woodbury Small, The Cameralists: Situada al sudeste de Chinan {lndre-er-Loire), a orillas del Mable, la ciudad fue levanJ
The Pionre11 ofGerman Social Polity, Londres, Bun Franklin, 1909, p. viii). Sobre el mercanti· rada por órdenes del cardenal Richelieu, que hizo demoler las vetusras y desvencijadas casas
Usmo véase in.fra, clase de1 5 de abril, pp. 385 y 386. existentes en el emplazanliento del donlinio patrimonial, para construirla, a partir de i 631,
r

34 SEGURJDAD, TERRITORIO, POB!ACIÓN CIASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 35

ciudad. ¿Y cómo la construían? Pues bien, se apelaba a la famosa forma del todos modos, no se las concebía a partir de algo más grande que ellas, el terri-
campamento· romano, que en esos tiempos acababa de volver a utilizarse den- torio, sino a. partir de algo más pequefio, una figura geométrica que es una
tro de la institución militar como instrumento fundamental de la disciplina. suerte de módulo arquitec~ónico, a saber, el cuadrado o el rectángulo subdi-
Entre fines del siglo XVI y co.mienzos del siglo XVII, precisamente en los países vididos a su vez, por medio de cruces; en otros cuadrados o rectángulos.
pro restantes -de allí la importancia de todo esto en Europ.a del norte-, vuelve Hay que seó.alar de inmediaro·quc, al menos en el caso de Richelieu, como
a ponerse en vigencia la forma del campamento romano ~l mismo tiempo en los campamentos bien diseñados y las buenas arquitecturas, la figura, el
que los ejercicios, la subdivisión de las tropas, los controles colectivos e indi- módulo que se utiliza, no pone simplemente en práctica el principio de la sime-
viduales en la gran empresa de disciplinar al ejército. 30 Ahora bien, trátese de tría. Hay un eje de simetría,-por supue:Sro~ pero está enmarcado y es funcional
Kristianía, de Gotemburgo o de Richelieu, se utiliza sin duda la forma del cam- gracias a disimetrías bie~ calculadas. En una ciudad como Richc;:lieu, por ejem-
pamento. Y esa forma es interesante. En efecto, en el caso precedente, La plo, tenemos una calle central que divide efectivamente en dos rectángulos el
Métropo!itée de Le Ma.í:tre, el ordenamiento de la ciudad se pensaba.esencial- rectángulo mismo de su trazado, y hay algunas calles paralelas y otras perpen-
mente en la categoría más general, más global del territorio. Se intentaba pen- diculares a l<i central; sin embargo, están a distancias diferentes, unas más cer-
sarlo a través de un microcosrnos, con una especie de correspondiente del canas, otras más alejadas, de modo que la ciudad se subdivide en rectángulos,
otro lado, pues el Estado mismo se concebía como un edificio. Por último, sí, pero unos son grandes y otros pequeños, con una gradación. del mayor al
todo ese juego del macrocosmos y el microcosmos atravesaba la problemática menor. Los rectángulos más grandes, es decir, el mayor espaciainienro de las
de la relación entre la ciudad, la soberanía y el territorio. En el caso de esas calles, están en un extremo de 1a ciudad 1 y los más pequefios, la cuadrícula
ciudades construidas según la figura del _ca1npamento, puede decirse que, de más cerrada, se encuentran al conrrario en el orro extremo. La gente debe
vivir en la parre de.los rectángulos más grandes, donde las calles y los cruces
son amplios. En contraste, donde e1 cruce es mucho más estrecho deben ubi-
de acuerdo con un plano regular trazado por Jacques Lemercier (1585-1654). El hermano de
carse los cornercios, los artesanos y las riendas, así como un lugar para la ins-
este último, Pierre Lemercier, dirigió los trabajos y dibujó los planos del castillo y el conjunto
talación de los mercados. Y ese barrio comercial -se advertirá que el problema
de la ciudad.
30 Fl campamento romano (castra) tenía una forma cu~drangular o rectangular, subdividida de la circulación [ ... ],*cuanto mayor sea la cantidad de comercios, más cir-
en varios cuadrados o rectángu.los menores. Sobre la casnametación romana (o arte de estable· culación .deberá haber, y cuanta más circuiación, más superficie en la calle y
cer los campamentos militares), cf. la noticia muy detallada dd Nouveau Larousse illttstré, t. 11, mayores posibilidades de recorrerla ere.- está flanqueado de un lado por la
1

París, Laroussc, 1899, p. 431. En lo concerniente a la recuperación de ese modelo a principios iglesia, y de otro por los mercados. Y en el sector de las viviendas, el barrio
del siglo XVI, como condición de la disciplina casucnsc y forma ideal de los "'observatorios' de la
residencial donde los rectángulos son más anchos, habrá dos categorías de casas,
multiplicidad humana" -"el campamento es el diagrama de un poder que actúa por efecto·de
una visibilidad general"-, cf. Mi ch el Foucault, Surváller et punir, op. cit., pp. 173 y 174 y fig. 7.
las que den sobre la calle n1ayor o sobre las cafles paralelas a ésta, que serán casas
La bibliografía cirnda entonces por Foucault es esencialn1e11te francesa (p. 174, n. 1), con excep· con cierto nltmero de pisos, dos, creo, con buhardillas, y en contraste con ellas,
ción del uamdo de Johann Jac::obi van Wailhausen, L'Arr militaire pour l'infanterie, Francker, en las calles perpendiculares, las casas más pequeñas, de una sola planta: dife-
Uldrick Balck, 1615 (trad. de]. T. de Bry de Kriegskunstzu Fusz, citado en !a p. 172, n. 1). rencia de estatus social, diferencia de fortuna, ere. Me parece que en ese esquema
Wallhausen fue el primer director de la Schola militaris fundada por Juan de Na.~sau en Siegen, simple reencontramos con exactitud el tratamiento disciplinario de las multi-
Holanda, en 1616. Sobre las características de la "revolución militar" holandesa y su difusión en
plicidades en el espacio, es decir [la) constitución de un espacio vacío y cerrado
1
Alemania y Suecia, cf. la muy abundan re bibliografía proporcionada por Geoffrey Parker (comp.),
Tlx Thiny Year/ lf&,-; Lon.dres, Roucledge & Keg:m E1u}, l 984 (versión fc.wccSJ.: la Gut>l'7t' dt>
Tre"nte Arn, trad. de A Charpentier, París, Aubier, 1987, col. Collecrion historique, pp. 383 Y 407
[trad. esp.: La Guerra de los Treinta Años, Madrid, Machado Libros, 2003]. * Frase inconclusa.
SEGURIDAD, TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL I l DE ENERO DE 1978 37

en cuyo interior se construirán multiplicidades artificiales que se organizan todo, aunque esto da risa, la arquitectura de fines del siglo XVlll, Boullée, 33
según el triple principio de la jerarquización, la comunicación exacta de las Ledoux, 34 etc., seguirá funcionando con mucha frecuencia sobre la base de
relaciones de poder y los efectos funcionales específicos de esa distribución, principios como ése; la buena forma debe ser el soporte del ejercicio exacto de
por ejemplo, un destino habicacional, un destino comercial, etc. En el caso la función. De hecho, los proyectos que se llevaron a cabo no dieron a Nantes
de Le Maitre y su Métropolitée, se trataba en suma de "capitalizar"* un ·rerri- la forma de un corazón. Fueron varios, y en particular uno presentado por un
torio. A11ora se tratará de arquitecturar un espacio. La disciplina es del orden cal Vigné de Vigny, 35 en el cual no se trataba de reconstruir todo ni de impo-
de la consrru~ción (construcción en sentido lato), ner una forma sin1bólica capaz de desempeñar la función, sino de una serie de
-Ahora el tercer ejemplo: serían los ordenamientos reales de las ciudades que cosas precisas y concretá.S.
existían efectiva1nente en el siglo XVIII. Y en este caso tenemos toda una ser.ie. En primer lugar, abrir ejes que atravesaran la ciudad y calles lo bastante
Voy a tomar el ejemplo de Nantes, que fue estudiado en 1932, me parece, por amplias para cun1plir cuatro funciones: ante todo la higiene, la ventilación,
una persona que se llamaba Pierre Lelievre y que presentó diferentes planes de despejar roda esa suerte de bolsones donde se acumulaban los miasmas mór-
construcción, de urbanización de esa ciudad. 31 Ciudad importante porque, por bidos en barrios demasiado estrechos y de viviendas amontonadas. Función
una parte, estaba en pleno desarrollo comercial y porque, por otra, sus rela- higiénica, por lo tanto. Segundo, garantizar el comercio interior de la ciudad.
ciones con Inglaterra hicieron que se utilizara el modelo inglés. Y el problema Tercero, articular esa red de calles con las rutas externas, a fin de que las mer-
de Nantes es desde luego éste: eliminar los amontonamientos, dar cabida a las cancías del exterior pudiesen llegar o ser expedidas, pero sin abandonar las nece-
nuevas funciones económicas y administrativas, regular las relaciones con el sidades del control aduanero. Y por úlrimo -éste era uno de los problemas
campo circundante y, por último, prever el crecimiento. Paso por alto el pro- importantes en las ciudades del siglo XVIH-, permitir la vigilancia, desde que
32
yecto -encantador, sin embargo- de un arquitecto que se llarna Rousseau, la eliminación de las murallas, indispensable en virtud del desarrollo econó-
cuya idea era reconstruir Nantes alrededor de una especie de bulevar y paseo mico, hacía in1posible cerrar las ciudades a la noche o fiscalizar con exactitud
en forma de corazón. Sí, Rousseau soñaba, pero todo eso tiene, no obstante, las idas y venidas durante el día, raz6n por la cual Ja inseguridad urbana se
cierta importancia. Se ve con claridad que el problema era la circulación: para
que la ciudad fuera un agente perfecto de circulación, era preciso que tuviera
la forma de un corazón, encargado de la circulación de la sangre. Después de 33
~rienne~Louis Boullée (1728~ 1799), arquitecto y dibujan[e francés. Propiciaba la adop-
ción de formas geométricas inspiradas en la naturaleza (véanse sus proyectos de un museo, una
biblioteca nacional, un palacio de capital de un gran imperio o una tun1ba en homenaje a Newton,
.. Comillas indicadas por Michel Foucault. en Jean Starobinski, 1789. Les emblemes de la raison, París, Flanln1arion, I 973, pp. 62-67 [trad .
31 Pierre Lelievre, l'Urbanisme et l'architecture a Nantes au XVIII silcú (tesis de doctorado), esp.: 1789. Los emblemas de la razón, Madrid, Taurus, 1988]).
Nantes, Librairie Durance, 1942. [Como se advertirá, Foucault habla de 1932. (N. dd T.)J 34 Claude-Nicolas Lcdoux (I 736-1806), arquitecto y dibujante francés, autor de L'Architecture

32 Plan de la vilú de Nantes et des projets d'embellissement pr¿sentb par M Rottsseau, archi- coruid¿r¿e sous le rapport de l'art, des mceurs et de la /¿gislation, París, edición del autor, 1804 [[tad.
tecte, 1760, con esca dedicatoria: "Illustrisúmo atque ornatúsimo D. D. Armando Duplessis de esp.: la arquitectura considerada en relación con el arte, ía1 costurnbre1 y la legislación, Madrid,
Richelieu, ditci Aiguillon, pari Franciae''. Cf. Pierre Lelii::vre, L'Urbanúme et l'architecture ... , op. Akal, 1994].
cit., pp. 89 y 90: "Una imaginación tan completamente arbitraria sólo presenta, en verdad, el 35 Vigné de Vigny, Plan de la vil/e de Nantes, avec les changements et les accroissemens par le

interés de su desconcertante fantasía". (El plano de la ciudad de Nantes, con su forma decora- sieur de Vigny, architecte du Roy et de la Société de Londres, intendant des bátiments de Mgr le duc
zón, se reproduce al dorso de la p. 87.) Véase también la p. 205: "¿Es absurdo suponer que la d'Orlians. -Fait par notl.J, architecte du Roy, aPanJ, le 8avril1755. Cf. Pierre Lelitvre, l'Urbanisme
idea misma de 'circulación' haya podido inspirar esta figura ana[Ónlica, atravesada de arterias? et l'architecttlre.. ., op. cit., pp. 84-89; véase asimismo el esrudio que le consagra Léon DeJarrre,
No llevenios más lejos que él esta analogía limitada al con[orno, esquemático y estiliz..ado, del "Mémoire sur le projer de I 755, de l'architecte De Vigny, concernant l'embellisscment de
órgano de la circulación". Nantes", Bulletin de la Société archéologique et historique de Nantes, t. Ul, 1911, pp. 75-l 08.
38 SEGURJDAD, TERRJTORJO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 39

incrementaba debido a la afluencia de todas las poblaciones flotantes, mendi- trabaja en un espacio vacío, artificial, que va a construirse por entero. La
gos, vagabundos, delincuentes, cri~inales, ladrones, asesinos, ere., que, como seguridad, por su parte, se apoyará en. una serie de datos materiales. Va a tra-
todo el mundo sabe, podían proceder del campo [ ... ].*En otras palabras, se bajar, desde luego, con el emplazamiento, con los desagües, con las islas, con
·trataba de organizar la ~irculación, suprimir sus :ispectos peligrosos, distin- el aire·, etc. lfabajará, por lo tanto, sobre un dato. [Segundo,] no se trata de
guir entre la buena y la mala circulación, maximizar la primera y. reducir la que la seguridad reconstruya ese dato de cal manera que sea dable esperar un
segunda. En 'i.:on;ecuencia, se trataba asimismo de acondicio!1ar los accesos al ·punto de perfección como en una ciudad disciplinaria. Se trata simplemente
exterior, esencialmente en lo concerniente al consumo de la ciudad y"su Comer- de maximizar los elementos positivos, que se circule lo n1ejor posible, y mini-
cio con el mund6 externo. Así, se organi~ó un éje de·circulacióñ cOn París y se mizar, al contrario, los a.spectoS .rieSgosos e inconvenientes como. el robo, las
habilitó el Erdre, por el cual llegaba la madera de Bretaiia uriliiada'para la cale- enfermedades, sin desconocer, por supuesto, que jamás se los suprimirá del
ia
facción. Y para terminar, en ~se plan de ~eordenamierirO de Vigriy cuestión todo. Por lo tanto, se·trabaja no sólo sobre datos naturales sino también sobre
pasaba por resp.onder a Una pregu1~ta fundame~tal y que, paéadóiiC~ffiente, era cantid~des que son relativamente reducibles~ Pero nunca Por completo. Como
b~tailÍ:e novedosa: ¿.cómo integ;~~ a un pla~ actual las posibilidades de desa- jamás se las puede anular, se trabajará sobre probabilidades"Tercero, en esos
rrollo de la ciudad> Ése fue todo el problema del comercio de los muelles y de orde·namientos de las ciudades se intentará organizar elementos que se justifi-
lo que todavía no se denominaba. dársenas [docks}. La ciud~d . se percibía a sí can por su polifuncionalidad. ¿Qué es una buena calle? Una calle en la cual
misma en un proceso de desarrollo. Una serie' de cosa.s, de acontecimientos, habrá, desde luego, circulaci~n de. lo que se denomina miasmas, y por Cnde
de élementos, ib~n a sucedf:i o producirse. ¿Qué había que hacer para enfren- de las enfermedades, y será preciso manejarla·en función de ese papel necesa-
tar por anticipado lo que no se conocía con exactitud? La idea fue simplemente rio aunque.poco deseable. La calle será también el lugar· a través del cual se tras-
utilizar las orillas del Loira y construir los muelles más grandes y más largos ladan las mercaderías y en cuya extensión se instalan las t.iendas. Será igual-
que fuera posible. Pero cuanto más se alargara la ciudad, más se perdería el 1nente la v.ía de tránsito de los ladrones y, llegado el caso, de los amotinados,
beneficío de esa suerte de cuadrícula clara, coherente, etc. ¿Se podría admi- etc. Por consiguiente, el ordena1niento consistirá en poner en juego todas esas
nistrar bien una ciudad cuya extensión era tan grande? ¿Se mantendría la buena diferentes funciones de la ciudad, unas positivas y otras negativas. Para termi-
circulación, visto que la ciudad iba a extenderse iongitudinalmente de manera nar, el cuarto punto importante es que se va a trabajar con vistas al futuro: la
indefinida? El proyecto de Vigny consistía en construir muelles a lo largo de ciudad no será concebida ni acondicionada en función de una percepción está-
. una de las orillas del Loira, permitir el desarrollo de un barrio y luego tender tica que asegure la perfección instantánea de su funcionamiento, y se abrirá
puentf:s sobre el río apoyados en las islas, y a partir de ellos dejar que se creara en cambio hacia un porvenir no exactamente controlado ni· controlable, no
otro barrio frente al primero, con el objeto de que ese equilibrio entre las dos exacrainente medido ni .mensurable; el buen ordenamiento de la ciudad será
riber~s evitara la prolongación indefinida de una de ellas. justamente eso: tener en cuenta lo que puede pasar. En síntesis, creo que se puede
Poco importan, en definitiva, los pormenores 1nis1nos del ordenamiento hablar de una técnica que en lo fundamental se ajusta al problema de la segu-
previsto. Creo que éste es bastante importante o, en todo ca.so, significativo ridad, es decir, en. el fondo, al problema de la serie. Serie indefinida de los ele-
por una serie de razones. Primero, ya no se trata en absoluto de construir den- mentos que se desplazan: la circulación, cantidad x de carros, cantidad x de tran-
tro de un espacio vacío o vaciado, tal cual sucedía en esas ciudades disciplina- seúntes, cantidad x de ladrones, cantidad x de miasmas, etc.* Serie indefinida
rias, por decirlo de algún modo, como Richelieu, Kristianía, etc. La disciplina de acontecimientos que se producen: tantos barcos van a atracar, tantos carros

"' Algunas palabras inaudibles. * Michel Foucault repite: Serie indefinida de los elementos que se desplazan.
40 SEGUIUDAD, TERRITOIUO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 41

van a llegar, etc. Serie indefinida, asimismo, de las u~idades que se acumulan: distancia de un cuerpo sobre otro. Se trata, por lo tanto, del soporte y el ele-
cuántos habicantes, cuántas casas, etc. Lo que caracteriza en esencia el meca- n:iento de circulación de una acción. 38 En consecuencia, la noción de medio
nismo de seguridad es, creo, la gestión de esas series abiertas y que, por consi- pone en cuestión el problema dé circulación y causalidad. Pues bien, yo creo
guiente, sólo pueden controlarse mediante un cálculo de probabilidades. que los arquitectos, los urbanistas, los primeros urbanistas del siglo XVIII, no
Para resun1ir todo esto, digamos que, así como la soberanía capitaliza uri son precisamente quienes utilizaron la noción de medio, porque hasta donde
territorio y plantea el gran problema de la sede del gobierno, y asf como la he podido constatarlo ésca nunca se empleó para designar las ciudades ni los
disciplina arquitectura un espacio y se plantea como problema esencial una cspacíos urbanizados. En cambio, si bien la noción no existe, yo diría que el
distribución jerárquica y funcional de los elementos, la seguridad tratará de esquema técnico de este concepto de medio, la Suerte -¿cómo decirlo?- de
acondicionar un medio en función de acontecimientos o de series de aconte- estrÚctura pragmática que la perfila de antemano, está Presente en el modo
cimientos o elementos posibles, series que será preciso regularizar en un marco como l?s urbanistas intentan reflejar y ffiodificar el espacio urbano. Los dis-
polivalente y transformable" El espacio propio de la seguridad remite enton- . positiv'Os d.e.seguridad trabajan, fabrican, organizan, acoridiciona_n un medio
ces a una serie de acontecimientos posibles, remite a lo temporal y lo aleato- aun antes de que la noción se ~aya constituido y aislado. El medio será enton-
rio, una temporalidad y ·una aleatoriedad que habrá que ·inscribir en un espa- ces el ámbito en el cual se da la circulación. Es un conjunto de datos natura-
cio dado. -El-espacio en. el. cual se despliegan. series.de elementos aleatorios es, _les, __r~-~· p_~n~i:os, colinas, y u~ conjúnto de daros artificiales,. aglomeración
me parece, más o menos lo que llamamos un medio. El medio es, por supuesto, de individuos, ~glome;;ciÓfl -de -~asas, -e~c. El ~ed~ ~s ~~a ~~ciclad-de efecp
una noción que en biología recién aparece-como bien sabrán- con Lamarck. 36 tos masivos que afectan a quienes residen en él. Es un elemento en cuyo inte-
El concepto, en carnbio, ya existe en física, y Newton y _los newtonianos lo rior se produce un cierre circular de los efectos y las causas, porque lo que es
habían utilizado. 37 ¿Qué es el medio? Es lo necesario para explicar Ja acción a efecto de un lado se convertirá en causa de otro lado. Por ejemplo, cuanto mayor
es el amonronamiento, más miasmas y enfennos habrá. Cuanco más enfern1os,
más muertos_, desde luego. Cuanto más muertos, más cadáveres, y por consi-
36 Jean-Bapriste guiente más miasmas, etc. A través del medio se apunta, por lo tanto, a ese fenó-
Monet de Lamarck (1744-1829), aucor de la Philosophie zoologique (1809);
cf. Georges Canguilhem, "Le vivant et son milieu", en La Connaissance de la uit-, París, Vrin, meno de _circulación de las causas y los efectos. Y el medio aparece por último
1965, p. 131 [uad. esp.: El conocimiento de la uida, Barcelona, Anagrama, 197G]: uLamarck como un campo de intervención donde, en vez de afectar a los individuos como
habla siempre de medios, en plural, y entiende expresamente por ello fluidos COIT\o el agua, el un conjunto de sujetos de derecho capaces de acciones voluntarias-así sucedía
aire y la luz. Cuando quiere de.signar el ~onjunto de las acciones que se ejercen desd~ afuera sobre con la soberanía-, en vez de afectarlos como una mllltiPlicidad de organismos,
un ser viviente, es decir, lo que hoy llamamos medio, jamás menciona este t·énnino y se refiere
de cuerpos susceptibles de prestaciones, y de prestaciones exigidas como en la
en cambio a 'circunstancias influyentes'. Por consiguiente, 'circunstancias' es ·para L,marck "un
género cuyas especies son dima, lugar y medio".
disciplina, se tratará de afectar, precisamente, a una población. Me refiero a una
F Cf. ibid., pp. 129 y 130: "Considerados desde un punto de vista histórico, la noción y el
término de '1nedio' pasan de la mecánica a la biología en la segunda mitad del siglo XVIII. La
noción mecánica -no el vocablo- aparece con Newton, y el término, con su significación Histoire de la folie ... , op. cit., 111, l, pp. 385 y ss. ("Noción negativa[ ... ] que aparece en el
mecánica, está presente en la Encycloptdie de D'Alembert y Diderot, en el artículo 'Milieu'. siglo XVIJJ, para explicar las variaciones y las enfermedades más que las adaptaciones y las con-
[ ... ] Los mecánicos franceses denominaron medio lo que Newton entendía por fluido, cuyo vergencias. Como si esas 'fuerzas penetrantes' consticuyeran el reverso, el negativo de lo que a
tipo, si no su arqueripo único, es el éter en la física de este último". Por intermedio de Buffon, continuación llegará a ser la noción positiva de medio", p. 385).
38
indica Cangujlhen1, Lamarck toma de Newton el modelo de explicación de tina reaccjón Georges Canguilhem, "Le vivant er son n1ilieu", op. cit., p. 130: "El problen1a que la mecá~
orgánica por la acción de un medio. Sobre el surgimiento de la idea de medio en la segunda nica debía resolver en la época de Newton era el de la acción a distancia de individuos Bsicos
mitad del siglo XVlll a través de la noción de "fue!7.as penetrantes" (Buffon), cf. Michel Foucaulr, distintos".
42 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 11 DE ENERO DE 1978 43

multiplicidad de individuos que están y sólo existen profunda, esencial, bio- Depende del gobierno cambiar la temperacura del aire y mejorar el clima; un
lógicamente ligados a la materialidad dentro de la cual existen. A través de ese curso dado a las aguas estancadas, bosques planead.os o quemados, montañas
medio se intentará alcanzar el punto donde, justamente, una serie de aconte- destruidas por el tiempo o el cultivo constante de su superficie for_man un nuevo
suelo y un nuevo clima. Tal es el efecto del tiempo, de la habitación de la tie-
ci1nientos producidos por esos individuos, poblaciones y grupos interfiere
rra y de las vicisitudes en el orden físico, que aun los cantones más saludables
con ·acontecimientos de tipo. casi natural que suceden a su alrededor.
se han tornado 1norbfficos. 40
Me parece que con el problema técnico planteado por la ciudad presen-
cia1nos -pero no es más que un ejemplo, podríamos encontrar muchos otros
Y el autor alude a un verso de Virgilio .referido al vino que se congela en los
y ya volveremos a ello- la irrupción del problema de la "naturalidad"* de la
t~neles y dice: ¿nunca veremos hoy en Italia el vino congelarse en lo; tone-·
espec'ie.,hllmana dentro de un medio artificial. Y esa irrupción de la narurali-
les? 41 Pues bien, si hubo tantos cambios no es porque el dima haya cambiado,
.dad de la especie dentro de la artificialidad política de una relación de poder
sino porque las intervenciones políticas y económicas del gobierno modifica-
es algo fundamental, rrie parece, y para terminar me limitaré a remitir a un
ron el curso de las cosas a tal punto que la naturaleza misma ha constituido
texto de quien fue sin duda el primer gran teórico de lo que podríamos llamar
para el hombre ... iba a decir otro medio, pero la palabra no figura en Moheau.
la biopolítica, el biopoder. Por lo demás, ese auror habla de ello a propósiro
Y como conclusión éste dice:
de otra cosa que es la natalidad, que fue desde luego uno de los grandes obje-
tivos, pero se ve aparecer con toda claridad la noción de un medio histórico
Si del clima, del régimen, de los usos, de lo habitual de ciertas acciones, resulta
natural como blanco de una interVención de poder1 que me parece muy dife- el principio desconocido que forma el caráccer y los espíritus, puede decirse que
rente de la noción jurídica -de la soberanía y el territorio y_ramb.ién del espa~ los soberanos, en virtud de leyes sabias, de establecimientos útiles, de la moles-
cio disciplinario. (En lo concerniente a] esa idea de un medio artificial y natu- tia que significan los impuestos, de la faculcad derivada de su s"upresión y, en
ral, en el cual el artificio actúa conio una naturaleza con respecto a una. población fin, de su cjen1plo, rigen la existencia física y moral de sus súbditos. Acaso algún
que, tejida de relaciones sociales y políticas, también funciona a la vez como
una especie, encontramos en las Recherches sur fa popu!ation de Moheau 39 un
texto como el siguiente:
versia desde la publicación de la obra. Unos cuantos comentaristas vieron en él un seudónimo
detrás del cual se ocultaba el barón Auget de Montyon, sucesiva1nentc intendente de Riom,
'"Entre comillas en el manuscrico, p. 16. Foucault escribe: "Decir que es la irrupción de la Aix y La Rochelle. Hoy parece establecido que el libro es obra de quien fue su secretario hasta
'naruralidad' de la especie humana en el campo de las técnicas de poder sería ir demasiado 1775 y murió guillotinado en 1794, Jcan-Baptiste Moheau. Cf. René Le Mée, "Jean-Baptiste
lejos. Pero mientr;is [hasta] aquí ella aparecfa sobre todo en la forma de la necesidad, la insufi~ Mohcau (1745-1794) e.t les Recherches ... Un auteur énigmatique ou nlyrhique?", en: Moheau,
ciencia o la debilidad, el mal, ahora aparece como incersección de una multiplicidad de indivi- Recherches et comid!ration; ... , op. cit. (1994), pp. 313-365.
duos que viven, trabajan y coexisten unos con otros en un conjunto de elementos materiales que ~o Moheau, Recherches et considirations.. . , op. cit., libro 11, 2ª parre, cap. 17, "De l'influence
actúan sobre ellos y sobre los cuales, recíprocamente, dios también accúan". du Gouvernement sur toutes les causes qui peuvent déterminer les progres ou les penes de la
39
Moheau, Recherches et comid!rations rur La population tÚ La France, París, Moucard, 1778; popularion", edición de 1778, pp. 154 y 155; edición de 1912, pp. 291y292; edición de
reedición con introducción y cuadrO analírico de R. Gonnard, París, P. Geuthner, 1912, col. 1994, p. 307. La frase concluye así: "y no se encuentra punto de relación enrre los grados de
Collection des éconornisres et des réformareurs sociaux de la France; reedición anorada por frío y de calor en las mismas comarcas en épocas diferenres".
_ !bid.: "Virgilio nos asombra cuando habla dd vino que en llalia se congela en los tone~
41
Eric Vilquin, París, INED/PUF, 1994. Según Jean-Claude Perrot, Une histoire intellectuelle de l'é-
conomie politiq1u, XV!f..-XV!!I si(c/e, París, ~d. de l'EHESS, 1992, col. Civilisations et Sociérés, les; sin lugar a dudas la campiña de Ron1a no era lo que es hoy, desde la época de los romanos
PP·, 175 Y176,_ese libro constituye "el verdadero 'espfriru delas leyes' den1ográficas del siglo X'v111". que mejoraron la habitación de codos los lugares que sometieron a su dominación" (edición de
La identidad del autor ("Moheau", sin nombre de pila) fue objeto de una prolongada con no- 1778, p. 155; edición de 1912, p. 292; edición de 1994, p. 307).
44 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN

día podre1nos aprovechar esos instrumentos para dar a las costumbres y el


e~píritu de la nación un rasgo a voluntad. 42

Como ven, volvemos a dar con el problema del soberano, pero ahora éste ya
no es quien ejerce su.poder sobre un territorio a partir de una localización
geográfica de su soberanía política: es algo que tiene que ver con una natura- Clase del 18 de enero de 1978
leza o, mejor, con la interferencia, el enredo perpetuo de un medio geográ-
fico, climático y físico con la especie humana, en cuanto ésta tiene un cuerpo·
y un alma, una existencia física [y] moral; y el soberano será quien tenga que Rasgos generales de los dispositivos de seguridad (!!}: la relación con
ejercer su poder en ese punto de articulación donde la naturaleza, en el sen- el acontecimiento: el arte de gobernar y el tratamiento de lo aleato-
tido de los elementos físicos, interfiere con la naturaleza en el sentido de rio - El problema de la escasez en los siglos XVII y XVIII - De los
naturaleza de Ja especie humana; en ese punto de articulación donde el 1nedio mercantilistas a los.fisiócratas-Diferencias entre dispositivo de segu-
se convierte en determinante de la naturaleza. Allí intervendrá el soberano, y ridad y mecanismo disciplinario en la manera de tratar el aconteci-
si quiere modificar la especie humana tendrá que actuar, dice Moheau, sobre miento - La nueva racionalidad gubernamental y el surgimiento
el medio_ creo· que
ése es uno de·10s-ejC:S,üno de Jos· élem·enióS "fundamenta- - -de la ''poblacióiz"::.:.-coneluiióri sobre elliberaliimo: la libertad como
les de la introducción de los mecanismos de seguridad, es decir, la aparición, ideología y técnica de gobierno.
aún no de una noción de medio, sino de un proyecto, una técnica política
que se dirige al medio.
HAB!AMOS COMENZADO, entonces, por estudiar lo que podríamos llamar la
forma, simplemente la forma de algunos de los dispositivos import3.ntes de
seguridad. La vez pasada_ dije dos palabras acerca de las relaciones entre el terri-
torio y el medio. Intenté mostrarles a través de algunos textos, por una parte,
algunos proyectos, algunos ordenamientos reales de ciudades en el siglo XVIII,
que el soberano del territorio se había convertido en arquitecto del espacio,
disciplinado, pero tan1bién y casi al mismo tiempo en regulador de un medio
en el cual no se trata tanto de fijar los límites y las fronteras o de determinar
cmpJazamjentos como, sobre todo y esencialm~nte, de permitir, garantizar, ase-
gurar distintos tipos de circulación: de la gente, de las mercancías, del aire,
etc. A decir verdad, esta función estructuradora del espacio y el territorio por
obra del soberano no es una novedad en el siglo XVIII. Después de todo, ¿qué
soberano no quiso tender un puente sobre el Bósforo o desplazar montañas?*
Además es preciso saber justamente denrro de qué economía general de poder

'1
2 Moheau, Recherches et comidérations.,,, op. cit., libro II, 2ª parte, cap. 17, edicióti de 1778,

p. 157; edición de 1912, p. 293; edición de 1994, pp. 307 y 308. • En lugar de esra frase, en el manuscrito figuran tres nombres: "Nimrod, Jerjes, Yu Kong".
SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 47
46

se sitúan ese proyecto y la estructuración del espacio y el territorio. ¿Se trata en los medios urbanos y entraña 'casi de inmediato, y con muchas probabili-
de marcar un territorio o de conquistarlo? ¿Se trata de disciplinar a los súbdi- dade;, la revuelta. Ahora bien, desde las experiencias del siglo XVII, la revuelta
tos y hacerle.$ producir riquezas o de constituir para una población algo que urbana es desde luego la gran cosa que el gobierno debe evitar. Flagelo por el
se asemeje a un medio de vida, de existencia, de trabajo? lado de la población; catástrofe o crisis, si lo prefieren, por el lado del gobierno.
• Me gustaría retomar ahora ese misn10 análisis de los dispositivos de segu- En términos generales, si se quiere resit.uar simplemente la clase de hori-
ridad a partir de otro ejemplo, con el fin de intentar delimitar otra cosa: ya no zonte filosófico polírico sobre el cual aparece la escasez, yo diría que [ésta],
la relación con el espacio y el medio, sino la relación del gobierno con el como todos los flagelos, se inCluye en dos categorías :nediante las cuales la re_fl~­
acontecinii_ento. *Problema del acontecimiento. Voy a considerar directamente xión política intentaba pensar la desdicha inevitabl.~. [En primer lugar]. el v1e¡~
un ejemplo, el de la escasez .. La escasez, que no es exactamente el hambre, es concepto de la Antigüedad grecolatina de la fortuna, la mala fortuna. Despues
-según la definía un economista de la segunda mitad del siglo XVIII de quien de todo, la escasez es la mala suerte en estado puro, porque s_u fa<;toi m.ás inme-
tendremos que volver a hablar dentro de un rato- "la insuficiencia actual de diato, m.ás evidente, es precisamente la intemperie, la sequía, las ..heladas, el
la cantidad de granos necesaria para permitir la subsistencia de una nación". 1 exceso de humedad: qe uiia u ~tra m3ner;, los factores sobre' los Cuales no se
Vale decir que la escasez ~s un estado de penuria que tiene la propiedad de tiene co~crol. Y esa mala fortuna, como saben, no es una mera constatación
engendrar un proceso que la dilata y tiende, a falta de otro mecanismo que la de impo·~enci;. Es todo un concepto político, ~Óral y' hasta cosm?lógico 9ue,
detenga, a prolongarla y acentuarla. Es, en .efecto, un estado de penuria que . desde la Antigüedad hasta Maquiavelo, y en d~finitiva hasta Napoleón, fue
provoca el alza de los precios. Cuanto más suben éstos, es obvio que los posee- no sólo una manera de pensar filosóficamente la desventura política, sino incluso
dores de los objetos escasos pretenden almacenarlos y acapararlos para que los un esquema de comportamie~to en el campo político. En la Antigüedad gre-
precips se eleven aún más, y el proceso sigue hasta que las necesidades más corromana, la Edad Media y hasta Napoleón, y acaso más allá, el dirigente polí-
elementales de la población dejan de satisfacerse. La escasez es para los gobier- tico debe contar con l~ mala fortuna y, como lo mostró Maquiavelo, hay toda
2 . fl
nos, o en todo caso para el gobierno francés de los siglos XVII y XVIII, el tipo una serie de reglas de juego con respecto a ella. La escasez se man1 iesta
mismo de acontecimiento que debe evitarse, por una serie de razones que sal- entonces como una de las formas fundamentales de la mala fortuna para un
tan a la vista. Sólo recuerdo la más clara y, para el gobierno, la más dramática. pueblo y un soberano. ; .
La escasez es un fenómeno cuyas consecuencias inmediatas y más sensibles se En segundo lugar, la otra matriz filosó~ca y moral que per.m1te pensar la
manifiestan en primer lugar, por supuesto, en los medios urbanos, pues des- escasez es la mala índole del hombre. Mala índole que va a ligarse al fenó-
. 3p
pués de todo aquélla siempre es relativamente más fácil de soportar -relativa- meno de la escasez en tanto y en cuanto ésta aparezca como un casngo. ero
mente, destaquémoslo- en los n~edios rurales. Sea como fuere, se manifiesta

2 Cf en especial Nicolás Maquiavelo, Le Prince, rrad. de J.-L. Fourne~ y Jcan-Claud~' Zancarini,


~
Michd Foucault se interrumpe aquí para hacer una observación sobre los grabadores: "No Parls, PUF, 2000, cap. 25, p. 197 [trad. esp.: El Príncipe, Madrid, Alianza, 1998]: Quantum
estoy en contra de ningún aparato, pero no sé -discúlpenme por decirles esto-, les rengo un fortuna in rebus humanis possit et quomodo illi sit occurrendum (Cuánto puede la fortuna en
poco de alergia ... ". las cosas humanas y de qué modo se le puede hacer frente)".
1
Louis-Paul Abcille (1719-1807), Ltttrt d'un négociant sur la natttrt du commtrce dt~ grains, 3 Cf. por ejemplo Nicolas Delamare, Trait¿ de la police, 2;i. ed., París,~· Brunet, 1722, t. I~,
s. l., 1763, p. 4; reeditado en Louis-Pau!Abeille, Premiers opuscu&s sur &commerce des grains: 1763- pp. 294 y 295: "Es a menudo una de esas plagas saludables, de las que ~LOS se vale para casu-
1764, introducción y cuadro analítico de Edgar Depirre, París, P Geurhner, 1911, col. Collecrion garnos y hacernos volver a nuestro deber. [... ] Dios se sirve c~n frecuencia de las causas secun-
des économistes'"er des réformateurs sociaux de la France, p. 91 (las bastardillas son del auror). darias para ejercer aquí abajo su Justicia [... J. Por eso, ora ellas [la escasez o la ham~ru~a] nos
Sobre esta obra véase infra, nota 17. sean enviadas del cielo con el objeto de corregirnos, ora acontezcan por.el curso ord1nano de la
48 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 49

de una manera más precisa y concreta, la mala índole del hombre va a influir diato; limicación de la exportación:* prohibición de enviar granos al extran-
sobre la escasez y a manifestarse como uno de sus principios, visto que la avi- jero, con la mera restricción consistente en limitar la extensión de los culti-
dez de. los h~mbres -su.necesidad de ganar, su deseo de ganar aún más, su vos, pues si los cultivos de granos son demasiado grandes, demasiado abun-
egoísmo- provocará todos esos fenón1enos de almacenamiento, acaparanlienro, dantes, el exceso de abundancia provocará un hundimiento de los precios ral
retención de la mercadería que acentuarán la m~gnitud de ese flagelo. 4 El que los campesinos perderán dinero. Por lo tanto, toda una serle de restric-
. concepto jurídico moral d~ la m:Ua índole humana, de la naturaleza caída, y ciones a los precios, el acopio, la exportación y el cultivo. También un sistema
el concepto cosmológico político de la mala fortuna son los dos marcos gene- de coacciones, Porque se va a obligar a la gente a sembrar como mínimo una
rales den.ero de los cuales se piensa la escasez. cantidad determinada y se prohibirá el culrivo de tal o cual cosa. Se la forzará,
. De una manera müc;ho más precisa e institucional, en las técnicas de por ejemplo, a arrancar la vid para imponerle la siembra de granos. Los comer-
gobierno y g~srión políciCa y ~conómica de una sociedad como la francesa en ciantes estarán obligados a vender sin esperar el alza de los precios, y ya desde
los siglos XVII y XVIII, ¿qué se hará contra la escasez? Desde m·ucho tiempo atrás las primeras cosechas va a establecerse todo un sistema de vigilancia que per-
se ha establecido contra ella todo un .sistema qÚe yo calificaría a la vez de j uri- n1itirá controlar las existeiicias, impedir la circulación de país a país, de pro-
dico y' disciplinario, ~n sistema de legalidad }r un sistema de regl~entos cuya vincia a provincia. Se impedirá el transporte marítimo de granos. ¿Para qué se
función esencial es i~pedir Ja escasez, es decir, no s6lo detenerla cuarido se pro- organiza todo esto, todo ese sistema jurídico y disciplinario de_ limitaciones,
duce, no sólo erradicarla, sino literalmente prevenirla: que no pueda ocurrir coacciones, vigilancia permanente? El objetivo es, desde luego, que los granos
en absoluto. Sistema jurídico y disciplinario que, en.concreto, adopta las for- se vendan al precio más bajo posible, que los campesinos, en consecuencia,
mas clásicas ya conocidas: limitación de precios y sobre todo del derecho de tengan la menor ganancia posible y que los habitantes de las ciudades puedan
acopio: prohibición de almacenar y por lo tanto necesidad de vender de inme- de ese rnodo alimentarse de la forn1a más barata posible, lo cual resultará en el
mantenimiento de bajos salarios. Esta regulación a la baja del precio 4e ve"nta
de los granos, de la renta campesina, del costo de compra para la genre y del
naturaleza o por maldad de los hombres, son en apariencia siempre las mismas, pero siempre
salario es sin lugar a dudas, como dében saber, el gran principio polfrico ela-
están en el orden de la Providencia". Sobre este autor véase infra, nota.26. borado y organizado de manera sistemática durante todo el período que pode-
4
Sobre esa "avidez." atribuida a los comerciantes·monopolistas, que según una explicación mos Uamar mercantilista, si entendemos por mercantilismo las técnicas de
invocada con frecuencia por la polid.i y el pueblo bajo el Antiguo Régimen habría sido la causa gobierno y gestión de la economía que prácticamente dominaron Europa desde
esencial de la penuria y el alza repentina de los precios, cf. por ejemplo Nicolas Delatnare, comienzos del siglo XVII hasta comienzos del siglo XVIII. En esencia, ese sistema
Traitl tÚ fa police, op. cit., p. 390, acerca de la crisis de los artículos de subsistencia de 1692~
es un ·sistema contra la escasez; ¿qué se logrará, en efecto, mediante esas prohi-
1693: "Sin embargo [siendo así que la roya, en la primavera de 1692, sólo había destruido !a
mitad de la cosecha levantada], como los mercaderes malintencionados y siempre ávidos de
biciones y obstáculos? Por un lado, todos los granos irán a parar al mercado, y
ganancia sólo necesitan un prerexto para decidirse a exagerar las cosas por d lado de la escasez, lo más rápidamente posible. Si [se] los envía lo más pronto posible, el fenómeno
no dejaron de aprovecharse de ésta; se los vio al punto retomar todas sus actitudes habituales y de escasez será relativamente limitado, y ade1nás las prohibiciones a la exporta-
volver a utilizar sus malas prácticas para encarecé:r los granos: sociedades, cotnpras en las pro~· ción,** las prohibiciones de acopio y alza de los precios impedirán el hecho más
vincias, difusión de falsos rumores, monopolios mediante la adquisición de todos los granos, temido: que los precios se desboquen en las ciudades y la gente se rebele.
sobrepujas en los mercados, acopio de granos verdes o en granjas y graneros, retención en
depósitos; así, todo el comercio se vio reduci.do a cierto número de ellos que se adueñaron de
él" (citado por Sceven Laurence Kaplan, Bread, Politics and Po/itica/ Econorny in tht Rágn oflouú
XV, La Haya, Martinus Nijhoff. 1976, p. 56; versión francesa, Lt Pain, ú Peuple tt lt Roi, trad. * Michd Foucault: importación.
de M.-A. Revellat, París, Perrin, 1986, col. Pour l'hiscoire, pp. 52 y 53). ** Michel Foucauh.: im_portación.
50 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 51

Sistema antiescasez, sistema esencialmente centrado en un acontecimiento la libertad de comercio y c,irculación d~ granos. Consecuencia. teórica o, más
eventual, un ·acontecimiento que podría producirse y que se intenta impedir bien, consecuencia práctica de un principio teórico fundamental que era el de
"aun antes de. que se inscriba en la realidad. No hace falta insistir en los cono~ los fis~ócr<itas, a saber, que el único o casi único producto neto que podía
ciclos fracaso~. mil vec~s e;omp.robados, de ese sistema. Fracasos consistentes en obteÍ1erse en una nación era el producto agrícola. 6 A decir verdad, no puede
lo siguiente: en primer lugar, el mantenimiento del precio de los granos en los negarse que la libertad de circulación de granos es en efecto una de las con-
niveles más bajos hace que, en principio, aun cuando haya abundancia de secuencias teóricas lógicas del sistema fisiocrático. También es un poco cierto
granos o, mejor, sobíe todo cuando la hay, los carnpesinos se ar~uinen, pues que fue.ron el propio pensamiento fisiocrático o lqs fisiócratas ton su influen-
quien dice abundancia de granos.dice tendencia de los precios a la baja, y final- cia quienes la impusieron al gobierno. francés entre 1754 y-1764, aunque sin
mente el p'rccio* del t~Ígo pa~a los campesii:ios será inferior a las inversiones duda eso no fue suficiente. De hecho, no obstante, c'reo que sería inexacto
hechas por éstos para obtenerlo; por lo tanto, ganancia que tiende a cero y lle- considerar que esta forma de elección política, esta programación de la regu-
. gado el ca.s,; cae por debajo del costo mismo de.producción para lós campesi- lación económica, no es sino la consecuencia práctica de una teoría econó-
nos. En segundo lugar, la s~gunda consectÍcncia será que los camPesinos, al miCa. Me parece tjue pod.ííamos mostrar Con bastante facilidad que lo ocu-
no conseguir, ni siquiera en los años de abundancia de trigo, suficiente ganan- rrido· entonces, y que mC?tivó los grandes edictos o "declaracjones" de los
cia con su cosecha, estén necesariamente condenados y forzados a sembrar afios 1754-1764, fue en realidad, quizás a través y por obra del efecto multi-
poco. Cuanto menos siembren, menos ganancias tendrán y, desde luego, menos plicador, el apoyo de los fisiócraras y su te_oría, todo un cambio o·, mejor dicho,
, podrán sembrar. Como conseCuencia inmediata de esa escasa siembra, el menor una fase de un gran can1bio en las técnicas de gobierno y uno de los ele1nen-
deSarreglo climático, y me refiero a la mis mínima Oscilación del clima, un tos de la introducción de lo que llamaré dispositivos de seguridad. En otras
Poco de frío excesivo, un poco .de sequí~. un poco de humedad, hará que la palabras, el principio de la libre circulación de granos puede leerse como la
cantidad de trigo que es apenas suficiente para alimentar a la población caiga consecuencia de. un campo ce"órico, y al mismo tiempo como un episodio en
por debajo de las normas requeridas, y el año siguiente aparecerá la escasez. la_mutación de las tecnologías de poder y en el establecimiento del; técnica
De modo que esa política del precio más bajo posible expone en todo momento de los dispositivos de seguridad que a mi pa;ecer es característica o es una de
a la escasez y el flagelo mismo que se trataba de conjurar. las características de las sociedades modernas.
[Perdónen1ne el] carácter a la vez muy esquemático y un poco austero de Sea como fuere, hay algo cierro, y es que bastante antes de los fisiócratas
todo esto. ¿C6mo van a ser las cosas en. el siglo XVIII, cuando se intenta des- una serie de gobiernos habían estimado, en efecto, que la libre éirculación de
montar ese sistema? Todo el mundo sabe, y doy.fe de que es exacto, que den- ''granos no sólo era una mejor fuente de ganancias sino sin duda un mecanismo
tro de una nueva concepción de la economía, y quizá dentro de ese acto fun- de seguridad ~ucho más eficiente contra Cl flagelo de la escasez. J:.sa era en
dador del pensamiento y el análisis económicos que es la doctrina fisiocráti~a, todo caso la idea que los políticos íngle~cs ruvíeron muy pronto, hacía fines
se comenz6 a plantear como principio fundamental de gobierno económico 5 del siglo XVII, pues en J 689 presentaron en el Parlamento y lograron la san-
ción de un c:onjunto de leyes que, en suma, imponían, admitían la libertad
9e circulación y con1ercio de los granos, aunque con -un sostén y un correctivo.
'" Michel Foucault: el precio de costo.
5 Esta noción constituye d hilo conductor del pensamiento de Frans:ois Quesnay, de las
"M:iximes du gouvernement économique", que ponen fin al artículo "Grains" (1757; en Fran~ois 6
Qul'snay et /a phyriocratie, París, fNEO, 1958, c. ff, pp. 496-510), a las "Maximes générales du Cf. por ejemplo Franyois Quest\ay, artículo "lmp6ts" {l 757), en ibid., t. n, p. 582: "!-as
gouvernement économique d'un royaun1e agricole" (1767; ibid., pp. 949-976) [trad. esp.: riquezas anuales que constituyen los ingresos de la nación son los producros que, descontados
Mdximas generaks del gobierno económico de un reyno agricultor, Madrid, Ramón Ruiz., 1794]. todos los gas ros, forman las ganancias obtenidas de los bienes raíces".
52 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 53

En primer lugar, la libertad de exportación, que en los períodos propicios y, cuestión de la libertad de granos se convirtió en uno de los grandes problemas
por lo tanto, de abundancia y buenas cosechas, debía sostener el précio del trigo políticos y teóricos frai:iccscs de esa centuria. Para caracterizarlo de algún modo,
y los granos en general; el c.ual corría el riesgo de derrumbarse debido a esa hubo tres fases: por una pa'rte, antes de 1754, en momentos, por tanto, en
misma abundancia. Para sostener el precio no sólo se autorizaba la exportación que el viejo sistema jurídico disciplinario todavía tiene plena .vigencia con sus
sino que se la fomentaba con ·un sistema de prin1as, con lo cual se instituía un consccue:nclas negativas, hay todi una etapa de po.lémicas; 1754, sanción en
correctivo, una asistencia a esa li~errad. 7 Y en segundo lugar, para evitar asi- Francia de un régimen que, a gran.des rasgos, está tornado con pequeñas excep-
mismo que en períodos favorables Inglaterra importara mucho trigo, se habían ciones del modelo de Inglate.r:ra, y.por ende hay una libertad relativa, pero corre-
establecido aranceles a la importación, de tal manera que la abundancia exce- gida y en cierto sentido sostenida; lO luego, de 1754 a 1764, llegada de los fisió-
siva debida a los productos traídos del exterior no provocara una nueva baja cratas, 11 pero sólO en ese momento, en la escena teórica y política, se entabla
de Jos pre~ios. 8 Por lo canto, el buen precio se alcanzaba mediante esas dos series roda una serie de polémicas a favor de la libertad de granos, y para terminar,
de medidas.. . los edictos de mayo de 176J1 2 y agosto de 1764 13 que establecen.la libertad
El modelo inglés de.1689 habría de ser el gran caballo de batalla de los teó- casi total de granos, ~on un~s pocas restricciones. Victoria de los fiSiócratas, 14
ricos de la economía, pero tamb.ién de quienes, de un modo u otro, tenían
una responsabilidad administrativa, política o económica en la Francia del
nos a partir de mediados del siglo XVIII, cf.]. Letaconnoux, "La question des st.ibsistances et du
siglo XVIII. 9 Y entonces transcurrieron los treinta años durante·los cuales la commerce des grains en France au XY!ll~ siCcle: travaux, sources et qucstions a traiter", Revue
d'histoire moderne et contemporaine, marzo de 1907, artículo al cual remite Depitre en Claude-
Jacques Herbert, Esrai sur la pofice... , op. cit., p. vi.
7 Se trata del sistema de bonificaciones a los env[os de granos a1 o:rerior a bordo de buques w EdJcro del 17 de sepciernbrc de 1754, firmado por el inspector general Moreau de Séchdles
ingleses. siempre que no superaran los precios fijados por la ley. Cf. Edgar Depitre, introduc- (pero concebido por su predecesor, Machault d'Arnouville), por el cua1 se instaura la libre cir~
ción a Oaude-Jacques Herbert (1700-1758). .&sai sur la police glnlrak t:Úr grainr (Berlrn, s.n., culación de granos y harinas dentro del reino y se autorizan las exportaciones en los años de
1755), París, P. Geuthner, 1910, col. Colleccion des économistes et des réformateurs sodaux abundancia. El texto había sido preparado por Vincent de Gournay (véase infra, nota 15).
de la France, p. xxxiii. Este texto constituye una de las fuentes documenta1es de Foucault.
11
Cf. Georges ~eulersse, Le Mouvement phyriocratique en France de 1756 a J 770, 2 vols.,
8 Prohibición de la importación de granos extranjeros "mientras su precio corriente estu- París, Félix Alean, 1910; sobre el período 1754-1764, véase el t. J, pp. 44~90: "Les déburs de
viera por debajo del precio fijado por los estatutos" (cf Edgar Depitre, en ibid.). !'&ole".
12
9 Cf por ejemplo Claude·Jacques Herben, Essai sur la poliet~ ginirak der graíns. Londres, Cf. Guillaume-Franc;:oise Lerrosne, Discourr sur f'ttat actuel de la magistrature et sur /.es cau-
s. n., 1753. pp. 44 y 45: "Fundada en los mismos principios [que Holanda], Inglaterra parece rer de sa dtcadence, París, chez C. Panckoucke, libraire, 1764, p. 68: "La declaración del 25 de
no remer agotarse y, por el contrario, Sólo se pone en guardia contra la superfluidad. Hace ya mayo de 1763 derribó esas barreras interiores levantadas por la timidez, mantenidas durante
sesenta años adoptó un método que, aunque extrafio a primera vista, la preservó durante.ese tanto tiempo por el uso, ta~ favorables al monopolio y tan valiosas a los ojos de la autoridad
tiempo de las consecuencias enojosas de la escasez. Sólo hay derechos a la entrada y no a la salida, arbitraria, pero aún resta dar el paso más esencial" (esto es, la libertad de exportación, comple-
que. en contraste, es alentada y recompensada". El análisis es más detallado en la segunda edi- mento necesario de la libcnad interior). Citado en Steven Laurence Kaplan, Le Pcrin .. . , op. cit.,
ción, la ya citada de 1755, pp. 43 y 44. Discípulo de Gournay, Herbert fue, junto con Boisguilbert p. l 07. Letrosnc (o Le Trosnc) es asimismo autor de un opúsculo sobre la libenad del comer-
(Détail de la France y Traité de la nature, culture, commerce et intlr!t des grains, 1707). Oupin cio de granos {cf. in.fa, nora 14).
13
(Mlmoire sur kr b/edr, 1748) y Plumart de Dangeul (Remarques sur les avantages et Ús dtsavan- En rea1idad, julio de 1764. "La declaración de mayo aborda el comercio de granos como
tager de la Franr:e et de la Grande-Bretagne par rapport au commerce et atlX atltrer sources de la una cuestión nacional. El edicto de julio de 1764 le añade una dimensión internacional, al per-
puirrance t:Ús ttatr, 1754), uno de los primeros en defender el principio de la libertad de granos mitir la exportación de granos y harina" {Steven Laurence Kaplan, Le Pain .. ., op. cit., p. 78; en
de acuerdo con el modelo inglés. De todas maneras, su tratado fue el que ejerció la influencia la p. 79 se encontrarán más deta1les).
14
más profunda. Sobre los innumerables "informes, ensayos, tratados, carras, observaciones, res- Cf. Georges Weulersse, ler Phyriocrates, París, G. Ooin, 1931, p. 18: "[Trudaine de
puestas o diálogos" que conquistaron el interés de la opinión acerca de la cuestión de los gra- Montigny, consejero del inspector general Laverdy,] era el verdadero autor del edicto liberador
54 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 55

por consiguiente, y también de todos aquellos que, sin ser directamente fisió- a ver obligados a defender la libertad que lograron hacer reconocer de manera
cracas_-los discípulos de Gournay, 15 por ejemplo-, habían sostenido esa causa. casi integral en 1764. 16
Entonces, 1764 es el año de la libertad de granos. Por desdicha, el edicto se Tenemos allí, entonces, todo un paquete de textos, proyectos, programas,
firma en agosto de ese año. En septiembre, apenas unas semanas después, malas explicaciones. Me limitaré a referirme [entre ellos al] que es el mis esquemi-
cosechas en Guyenne provocan un alza astronómica de los precios y ya etnpie- tico· y claro y tiene, al mismo tiempo, una importancia considerable. Se trata
zan a aparecer propuestas de anular la medida. Y de resultas va a haber una de un texto que data de 1763 y se llama Lettre d'un négociant sur la nature du
tercera campaña de discusiones, esta vez de carácter defensivo, en la cual los commerce des graim. Su autor es un tal Louis-Paul Abeille, 17 importante a la vez
fisiócracas y quienes sostienen los mis1nos principios sin ser fisiócratas se; van por la influencia que tuvo su texto y por el hecho de que, discípulo de Gournay,
había reunido la mayor parte de las posiciones fisiocráticas. Representa por lo
tanto una [suerte] de posición de bisagra en el pensamiento económico de esa
de 1764; ¿a quién había recurrido para redactarlo? A Turgot e incluso a Dupont, cuyo texto había época. Entonces, [si tomamos] este texto como referencia -aunque es senci-
terminado por prevalecer casi completamente. Fue su diligencia, sin duda, la que permitió que llamente ejemplar de roda ~na serie de escritos, y con algunas modificaciones
d opúsculo de Le Trosne sobre La libeni [du commerct] des grains, toujours utiú ti jamais nui-
creo que encontraríamos en los otros textos los mismos principios que Abeille
siblt [París, 1765], se difundiera en las provincias, y el inspector general buscaría en él las armas
para defender su política".
pone en práctica en su Lettre d'un négociant-, en el fondo, ¿qué hace? También
15
Vincent de Gournay (l 712·1759): negociante en Cádiz durante quince años y luego in ten· en este caso podríamos re ro mar el rexco de Abeille en un análisis del campo
dente de comercio {de 1751 a 1758), tras realizar varios viajes por Europa, es autor, con su alwnno teórico con la intención de identificar los principios rectores, las reglas de for-
Cliquot·Blervache, de C'onsidérations sur le commerce (1758), de numerosos informes redactados
para la Oficina de Co1nercio y de una traducción de los Trait!s Jur k commerce de Josiah Child
(1754; edición original: New DiJcourse ofTrade, Londres, S. Crouch, T. Horn & J. Hindmarsh, 16
Cf. Edgar Depitre, introducción a Claude·Jacques Herbert, Essai Jur la police.. . , op. cit., p.
1694) (su con1entario no pudo editarse en vida del autor; la primera edición, establecida por viii: "se inicia en ronces un período inrenso de pubJjc.aciones y encendidas poJémicas. Pero b posi·
Takumi Tsuda, se publicó en Tokio, Kinokuniya, 1983). "Su influencia sobre la evolución del ción de los economistas no es tan buena y s~ ven f<?n.ados a pasar de la ofensiva a la defensiva; res-
pensan1iento económico en Francia [fue] considerable, gracias a su actividad en la administra- ponden en gran número a los Dialcgttes del abate Galiani [Dialogues sur le commerce des blés, Londres,
ción comercial francesa, su trabajo de dirección de estudios econórnicos en la Academia de Amiens s. n., 1770]" [trad. esp.: Diálogos sobre el comercio de trigo, Madrid, D. Joaquín lbarra, 1775].
y sobre codo su papel oficioso en la publicación de obras económicas", dice A. Murphy, "Le 17
Louis·Paul Abcille, Ltttre d'un négociant.. . , op. cit. (1911), pp. 89-103. En el momento de
développe.ment des idées économique.s en France (1750· l 756)", Revue d'histoire modane tt con- publicar este texto, Abeille era secretario de la Sociedad de Agricultura de Bretaña, fundada en
temporaint, 33, octubre·diciembre de 1986, p. 523. Gournayconcribuyó a la difusión de las ideas l 756 con la presencia de Gournay. Adepto a las tesis fisiocráricas, Abeille fue designado secreta·
de Cancillon y consolidó el éxito de la fórmula (cuya paternidad se le arribuyó con frecuencia a ria de la Oficina de Conlercio en 1768, pero a continuación se disranció de aquella escuela.
partir de Dupont de Ncmours) "dejad hacer, dejad pasar" (sobre d origen de ésta, cf. la nora acerca Sobre su vida y sus escritos, cf. joseph·Maric Quérard, La France littiraire, ou Dictionnaire biblia·
de D'Argenson en Michel Foucau!t, Naissance de la biopolitique, París, Gallünard-Seuil, 1997, graphique des savants, historiens et gens de lettreJ de la France, París, F. Didor, 1827, r. 1, pp. 3 y 4;
col. Hautes Études, clase del 10 de enero de 1979, p. 27, n. 13). Véanse Anne Roben Jacques Georges Wculcrsse, Le Mouvement physiocratique. .. , op. cit., t.!, pp. 187 y 188, se refiere a su
Turgor, "Éloge de Vinccnt de Gournay", Mtrcure de France, agosro de 1759; Gustave Schelle, ruptura con los fisiócratas, ocurrida en I 769 ("Más adelante", precisa el autor, "Abeille defenderá
VincenttÚ Gournay, París, Guillaumin, 1897; Georges Weulersse, Le Mouvement physiocratiqut.. ., a Necker contra Dupont"), Abeille cainbién es autor de Rifltxions sur la police des grains tn France
op. cit., t. I, pp. 58-60, y Les PhysiocrateJ, op. cit., p. xv; y la obra ahora de referencia de Simone (1764), reeditadas por Depitre en los Premiers opUJcules.. ., op. cit., pp. l 04· 126, y de Principes sur
Meysonnier, La Balance et l'horloge. La gen ese tÚ la pensée libh-ak en Frnnct au XVlll si(c/e, Monrreuil, la liberti du commerce des gr11ins, Amsrerdam y París, che-z Desaint, 1768, sin nombre de autor (el
Les J:dirions de la passion, 1989, pp. J 68·236: "Vincent de Gournay ou la mise en c:cuvre d'une fallero suscitó una réplica inmediara de Franr;ois Véron de Forbonnais, "Examen des Principes sur
nouvelle politique économique" (biografía decallada, pp. 168·187). El principal discípulo de la liberté du commerce des grains", en Journal de l'agriculture, agosto de 1768, a la cual respondió
Gournay, junto con Turgot, fue Morellet (cf. Georg es Weulcrsse, le Mouvement physiocratique. !:.'phimeride1 du citoyen-la revista fi~·iocrática- en diciembre del mismo año) (c[ Georges Weulersse,
op. cit., r. !, pp. 107 y 108, y Les Physiocrates, op. cit., p. 15). Le Mouvement physiocratiqiie.. . , op. cit., t. !, fndice bibliográfico, p. xxiv).
56 SEGUllIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL I8 DE ENERO DE I978 57

mación de los co.nceptos, los elementos teóricos, etc., y habría que volver sin cado, ere. El acontecimiento sobre el cual se intentará influir será la realidad
duda a la teoría del producto neto. 18 Pero no quiero estudiar de ese modo el del grano, rnucho más que la obsesión por la escasez. Y en esa realidad, en
texto. No, por lo tanto, dentro de una arqueología del saber, sino en el linaje toda su historia y con codas las oscilaciones y sucesos que pueden de alguna
de una genealogía de las tecnoiogías de poder. Y creo que así podríamos recons- manera hacerla vacilar o desplazar con respecto a una línea ideal, se tratará de
truir el funcionamiento del texto no desde el punto de vista de las reglas de for- injertar un dispositivo cal que las oscilaciones de la abundancia y el buen pre-
mación de los con~eptos, sino de los objetivos, las estrategias a las cuales obe- cio, la escasez y la 'carestía, no van. a verse impedidas de ancernano y tampoco
dece y los programas de acción política que sugiere. prohibidas por un sistema jurídico y disciplinario que, al impedir esto y for-
Me parece que lo primero que se notaría seda esto: lo que en el sistema jurí- zar aquéllo, debe evitar que eso ocurra. An.res bien, Abeille y los fisiócratas y
dico disciplinari~ debía justamente evitarse a cualquier precio y ~tes de que reóricos de la economía del siglo xvii1 intentan obtener Lin disposicivo· que,
se prodi.tjera, a saber, la escasez y la carestía, ese mal cuya aparición era preciso_ con~ccado a la realidad misma de esas oscilaciones, haga, por medio de una
impedir, p~ra Abeille, los ftsiócrac~s y quien~s piensan del mismo ,~odo no serie de vinculaciones con otros elementos de la realidad, que ese fenómeno,
es, en el fondo, un mal en absoluto. No debe pensárselo como un mal: hay sin perder en cierro modo nada de su realidad, sin Verse ante ningún impedi-
que concebirlo ante todo como un fenómeno natural y, segundo, considerar mento, quede poco a poco compensado, frenado y limitado y, en úlciina ins-
por consiguiente que no es ni un bien ni un mal. Es lo que es. Esa descalifi- tancia, anulado. En arras palabras, hay un rrabajo sobre el elemento mismo
cación en términos morales o simplemente en términos de bien o rnal, cosas de esa realidad que es la oscilación abundancia/escasez, carestía/baratura, y al
por evitar o no evicar, lleva al análisis a no tener por blanco principal el rner- intervenir en ella pero sin tratar de impedirla por anticipado, se introducirá
cado, esto es, el precio de venta del producto en función de la oferta y la demanda, un dispositivo que es precisamente, me parece, un dispositivo de seguridad y
y en cierto modo lo hace dar uno o varios pasos atrás y tomar por objeto, no ya no un sistema jurídico disciplinario.
tan to el fenómeno escasez-carestía, según puede aparecer en el mercado -pues ¿En qué consistirá ese dispositivo que se conecta con una realidad de algún
es éste, el espacio mismo del mercado, el que pone de n1anifiesco la escasez y modo adn1irida, aceptada, ni valorizada ni desvalorizada, reconocida simple-
la carestía-, como lo que: llamaré historia del grano, desde el 1nomento en que mente como naturaleza? ¿Cuál es el disposirivo que, al conectarse con esa rea-
sé lo pone en la cierra, con lo que esto implica en términos de trabajo, tiempo lidad oscilante, perniicirá regularla? El cerna es conocido, me limito a resu-
transcurrido y campos sembrados y, por ende, de coseos. ¿Qué pasa con el grano mirlo. En p~imer lugar, no apuntar al precio n1ás bajo posible sino, al contrario,
desde entonces hasta el nlomento en que finalmente reditúa todas las ganan- autorizar y hasta favorecer un alza de los precios del grano. Esa elevación del
cias que es capaz de redituar? La unidad de análisis ya no será a la sazón el precio del grano puede asegurarse por n1edios un poco artificiales, como en el
mercado con sus efectos de escasez y carestía, sino el grano, co_n todo lo que procedimiento inglés que sostenía la exportación mediante el otorgamiento
puede sucederle y en cietto n1odo le sucederá naturalmente, en función de i:in de primas y, al contrario, ejercía presión sobre las irnporraciones a través de la
mecanismo y de leyes que serán alteradas tanto por la calidad del terreno, el aplicación de aranceles; puede utilizarse ese método para hacer subir el precio
cuidado puesto en el cultivo, las condiciones climáticas de sequedad, calor, del grano, pero también se puede -y los fisiócratas adhieren a esca solución
humedad como, en definitiva, por la abundancia o la escasez, el envío al mer- liberal (dentro de un momento aludiré a esta palabra "liberal")- [suprimir]
toda prohibición de acopio, de modo que la gente tenga la posibilidad, como
18
Sobre esta noción, véas~ Georgcs Weulersse, Le Mouvement physiocratique.. ., op. cit., c. !, quiera, cuando quiera y en las cantidades que quiera, de alrnacenar su grano y
pp. 261·268 (''Para los fisiócratas [ ... ],el único ingreso verdadero, el ingreso propiamente dicho, rerenerlo, aliviando así un mercado en el que reina I:a abundancia. Se elimina-
es el ingreso neto o producto neto; y por producto nero entienden el excedente del producco rán asin1ismo codas las prohibiciones a la exporración y de esa manera la gente
coral, o producto bruto, desconcados los gastos de producción"). tendrá derecho, de acuerdo con sus deseos y cuando los precios externos le
58 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 59

sean favorables, de despachar su grano al extranjero. Otra manera de aligerar "una quimera". 19 Vale decir que, por pequeña que sea la cosecha, siempre hay
el mercado; de despejarlo de obstáculos; de resultas, cuando haya abundan- una cantidad suficiente para alimentar a la población durante diez meses, u
cia, la posibilidad de acopio por una parte y el permiso de exportación por otra ocho, o seis; por lo tanto, al menos durante cierto tiempo, la población podrá
sostendrán los precios. Se logrará así algo paradójico en relación con el sis- vivir. Desde luego, la escasez va a anunciarse muy pronto. Los fenómenos que
tema precedente, que erá. imposible y no deseado en él, a saber, que cuando es preciso regular no se producirán únicamente cuando, aI cabo de seis meses,
reine la abundancia, habrá al mismo tiempo precios relativamente altos. Lo la gente no tenga nada para comer. Desde el inicio, desde el momento en que
cierro es que alguien como Abeille y todos los que escriben en esa época lo se advierte que la cosecha va a ser mala, se manifestará una serie de fenóme-
hacen en un momento en que una serie de buenas cosechas, obtenidas justa- nos y oscilaciones. Y enseguida el alza de precios, que los-vendedores han cal-
mente entre 1762 y 1764, permiten romar ese ejemplo favorable. culado de inmediato de la siguiente manera, diciéndose: el año pasado, con
Los precios, entonces, suben incluso en un período de abundancia. ¿Con tal cantidad de trigo, obtuve por cada bolsa, cada sextario de trigo, tal suma;
qué nos encontraremos a partir. de esa suba de los precios? En primer lugar, este año tengo dos veces ~enos trigo, por lo cual voy a vender cada sextario
una ampliación de los cultivos. Bien remunerados gracias a la cosecha ante- dos veces más caro. Y en el mercado los precios suben. Pero, dice Abeille,
rior, los can1pesinos van a tener mucho grano para sembrar y hacer los gastos dejemos que suban. Lo importante no es eso. Como la gente sabe que el con1er-
necesarios para una siembra grande y un buen cultivo. Y por eso, luego de una cio es libre -y lo es tanto dentro del país como entre un país y otro-, sabe per-
primera cosecha bien pagada, será mucho más probable que la siguiente sea fectamente que al cabo de seis meses las importaciones compensarán el trigo
buena. Y aun cuando las condiciones climáticas no sean favorables, la mayor faltante en la nación. Ahora bien, quienes tienen trigo y pueden venderlo,
extensión de los campos sembrados y el mejor cultivo compensarán esas malas tentados tal vez de retenerlo a la espera de ese famoso sexto mes a cuyo térnüno
condiciones y habrá más posibilidades de evitar la escasez. Pero de todas mane- los precios deben dispararse, no saben cuánto trigo va a llegar de los países
ras, al ampliar de esa manera los cultivos, ¿qué sucederá? La primera suba de exportadores. No saben si el sexto mes, en definitiva, no va a haber tal canti-
los precios no será seguida por un alza sen1ejante y de la misma magnitud el
año venidero, pues en definitiva, cuanto mayor sea la abundancia, más ten-
derán los precios a disminuir, por supuesto, de modo que una primera suba 19
Louis-Paul Abeille, Lettre d'un ntgodant... , op. cit. (1763, p. 4; 191 l. p. 91): "La esca-
tendrá como consecuencia necesaria una reducción del riesgo de escasez y una sez, es decir, la insuficiencia accual de la cantidad de granos necesaria para permitir la subsis-
caída de los precios o una desaceleración de su aumento. La probabilidad de tencia de una nación, es sin lugar a dudas una quimera. Sería preciso que la cosecha fuera nula,
cotnando este término en su sentido esuicro. No hemos visto pueblo alguno al que el han1bre
la escasez y del alza de los precios disminuirá[, por lo tanto,] en Ja misma
haya hecho desaparecer de la faz de la cierra. ni siquiera en 1709". Esta concepción no es paui-
medida.
monio exclusivo de Abeille. Cf. Sceven Laurence Kaplan, le Pain .. ,, op. cit., pp. 74 y 75: "los
A partir de ese esquema en que dos años consecutivos han sido favorables, hornbres que abordan los problemas de los arcfculos de subsistencia no están convencidos de
el primero muy bueno con alza de precios y el segundo suficientemente favo- que la penuria sea 'real'. Admiten que algunas presuntas escaseces se asemejan a verdaderas ham-
rable -y en ese caso con desaceleración de la suba de los precios-, suponga- brunas, pero objetan que no están acompañadas de penurias concretas de granos. Los críticos
mos ahora, al contrario, que el segundo año se produce una lisa y llana esca- más vehementes son los fisiócrarn.s, que también son los más hosriles al gobierno. Lemercier
escribe que la escasez de 1725 es artificial. Roubaud agrega la de 1740 a la lista de escaseces fic-
sez. Abeille razona entonces de la siguiente manera. En el fondo, dice, ¿qué es
ricias. Quesnay y Dupont creen que la mayoría de las escaseces son obra de la opinión. El pro-
una escasez? Nunca es la ausencia pura y simple, la falta total de artículos de
pio Galiani, que aborrece a los fisiócratas, declara que, en las tres cuartas partes de los casos, la
subsistencia para una población. Pues ~e ser así ésta sencillamente se moriría. escasez es 'una enfermedad de la imaginación'". En noviembre. de 1764, mientras estallan dis-
Se moriría en algunos días o algunas semanas, aflade, y jamás se ha visto la desa- turbios en Caen, Cherburgo y el Delfinado, el Journal iconomique, que da una calurosa aco-
parición de una población entera por E11ta de alimentos. La escasez, dice, es gida a la nueva era de política libera!, se burla del "cen1or quimérico a la escasez" (ibid., p. 138).
60 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 61

dad de trigo que se produzca un hundimiento de los precios. Entonces, en técnica como ésta de libertad pura y simple de circulación de .los granos, no
vez de esperar ese sexto mes en que no saben si los precios van a bajar, apro- puede haber escasez. Como dice AbeiHe, la escasez es una quimera. ·
vecharán desde el comienzo, desde el anuncio de la mala cosecha, la pequeña Esta concepción de los mecanismos del mercado no es el mero análisis de
suba repentina que se produzca. Enviarán Su grano al mercado y no habrá lo que sucede. & a la vez un análisis de lo que sucede y una programación de lo
esos fenórnenos que se observan en perfodos de regulación, los comporrainienros que debe suceder. Ahora bien, para llevar a cabo este análisis-programación
por los cuales la gente retiene el trigo apenas se anuncia una mala cosecha. La deben cumplirse unas cuantas condiciones. Creo que habrán podido identifi-
. disparada de los precios va a existir, pero muy pronto éstos van a c~er o llegar carlas de pasada. En primer lugar, es preciso que el análisis* se amplíe de manera
a su techo, puesto que todo el mundo entregará su trigo ante la perspectiva de considerable. Ante todo, una ampliación por el lado de la producción. Insisto,
esas dichosas importaciones acaso masivas que habrá a partir del sexto mes. zo no hay que limitarse a considerar el mercado sino la totalidad del ciclo, desde
Por el lado de los exportadores de países extranjeros se va a dar el mismo los actos productores iniciales hasta la ganancia final. La ganancia del agricul-
fenótneno: si se enceran de que en Francia hay escasez, los exportadores ingle- tor for~a parte de ese conjunto que al mismo tiempo es menester tomaren con-
ses, alemanes, etc.; van a querer aprovechar el alza de los precios. Pero no saben sideración, tratar o dejar desarrollarse. En segundo lugar, ampliación por el lado
qué canridad de trigo llegará a Francia. Tampoco saben con qué cantidad cuen- . del mercado, pues no se trata únicamente de considerar un 1nercado, el mer-
tan sus competidores, cuándo, en qué momento, en qué proporción van a apor- cado interno de Francia; debe tomarse en cuenta el mercado mundial de gra-
tar su trigo, y por consiguiente ignoran si, de esperar demasiado, no van a hacer nos y relacionarlo con cada mercado en el cual el grano puede ponerse en
un mal negocio. De allí la tendencia a aprovechar el alza inmediata de los pre- venta. No basta, por lo canto, con pensar en la gente que en Francia vende y
cios para poner su trigo en ese n1ercado extranjero que para ellos es Francia; compra en un mercado determinado. Hay que pensar en las cantidades de gra-
por eso, el cereal va a afluir en la medida misma en que es escaso. 21 Esto sig- nos que pueden venderse en codos los mercados y todos los países del mundo.
nifica que el fenórneno de escasez y carestía provocado por una mala cosecha Ampliación, entonces, del análisis por el lado de la producción y ampliación
en un momento dado va a inducir, por coda una serie de mecanismos colecti- por el lado del mercado. [En tercer lugar,] ampliación, asimismo, por el lado
vos e individuales a la vez (dentro de un raro volveremos a este asunto), el ele- de los protagonistas, pues, en vez de tratar de imponerles reglas imperativas, se
n1enro que poco a poco va a corregirlo, compensarlo, frenarlo y finalmente intentará identificar, comprender, conocer el modo y las causas de su compor-
anularlo. Es decir que el alza provoca la baja. La escasez será anulada a parrir tamiento, qué cálculo hacen cuando ante un alza de. precios retienen el grano
de ~a realidad de ese 1novi.miento que lleva hacia ella. De modo que, en una y, al contrario, cuál es su cálculo cuando.saben que hay libertad, desconocen la·
cantidad de grano que va a llegar e ignoran si habrá un alza o una baja de pre-
cios. Es codo eso, es decir, ese elemento comportamental bien concreto del homo
20
Louis-Pau1 Abeille, lettre d'un négociant.. ., op. cit. {1763, pp. 9 y l O; 1911, p. 94): "Es
reconomicus, lo que debe tomarse igualmente en consideración. En otras pala-
cieno que la libertad no impedirá que el precio del mercado se mantenga; mas, lejos de aumen- bras, una economía o un análisis econórnico político que integra el momento
tarlo, podría acaso contribuir a su baja, porque amenazaría de manera consrn.nre con la com- de la producción, el n1ercado mundial y, por fin, los co1nportamientos econó-
perencia de los extranjeros, y aquellos que tengan comperidores de temer deberán apresurarse micos de la población, los productores y los cOnsumidores.
a vender y por consiguiente limitar sus ganancias, a fin de no correr el riesgo de verse forzados a No es codo. Esta nueva rnanera de concebir y programar las cosas implica
confonnarse con ganancias aun menores".
21 algo muy importante con respecto al acontecimiento que es la escasez, con res-
!bid. {1763, pp. 7 y 8; 1911. p. 93): "Veo a las claras que el interés será el único móvil de
esos comerciantes extranjeros. ~seos se enteran de que el trigo falta en un pa(s y que., por tanto, se
vende con facilidad y a buen precio; desde ese momento las especulaciones mandan: hay que enviar
el trigo a ese país}_' hacerlo con premura, a fin de aprovechar el período favorable de ventas". .. Michel Foucau!t añade: la ton1a en consideración.
62 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 63

pecto a ese acontecimiento flagelo que es la penuria más la carestía con su Con- los morir de hambre.se podrá hacer de la escasez una quimera e impedir _que se
secuencia eventual, la revuelta. En el fondo, el flagelo, la escasez, tal como se la produzca con esa masividad de flagelo que la caracterizaba en los sistemas
concebía hasta entonces, era un fenómeno a la vez individual y colectivo, y de anceriores. El acontecimiento escasez, entonces, queda disociado·. La escase~
la misma manera la gente tenía hambre, poblaciones enteras tenían hambre, la como flagelo desaparece, pero la penuria que hace morir a los individuos no sólo
nación tenía hambre, y precisamente eso, esa especie de solidaridad inmediata, no desaparece sino que no debe desaparecer.
de masividad del acontecimiento, le daba su carácter de flagelo. Ahora bien, en Tenemos por lo tanto dos niveles de fenómenos. No un nivel colectivo y
el análisis qu~ acabo de hacerles y el programa econón1ico político que es su un nivel individual, pues después de todo no es simplemente un individuo
resultado inmediato, ¿qué va a pasar? El ac_ontecimienro, en resu1nidas cuen- quien va a morir o, en todo caso, sufrir esa penuria~ Es todo un conjunto de
tas, se disociará en dos niveles. En efecto, podemos decir que gracías a esas medi- individuos. Habrá, sin e1nbargo, una cesura absolutamente fundamencal entre
das o, mejor, gracias a la supresión del collar de hierro jurídiCo disc.iplinario en el nivel pertinente para la acción c_conómico política del gobierno, el nivel de
el que estaba encerrado el comercio de granos, la escasez, como dice Abeille, se la población, y otro nivel, d de la serie, la multiplicidad de individuos, que
convierte en una . quimera. Se muestra que, por una parre, no pUedc . existir y no será pertinente o, mejor, sólo lo será en cuanto, tnanejado como es debido,
que, cuando existía, lejos de ser una realidad, una realidad en cierto modo natu- mantenido como es debido, alentado como corresponde, permita lo que se
ral, no era otra cosa que el resultado aberrante de una sefie de medidas artifi- procura en el nivel que sí es pertinente. La multiplicidad de individuos ya no
ciales y también aberrantes. En lo sucesivo, entonces, se acabó la escasez. Ya no es pertinente; la población sí lo es. Esta cesura dentro de lo que constituía la
habrá escasez como flagelo, ya no habrá ese fenómeno de penuria, de hambre totalidad de los súbditos o los habitantes de un reino no es una cesura real.
masiva, individual y colect~va, que se produce absolutamente al mismo ritmo No habrá unos y otros. Pero dentro del propio .saber-poder, dentro de la pro-
y sin discontinuidad, para decirlo de alguna manera, en los individuos y la pobla- pia tecnología y gestión económica, tendremos ese corre entre el níveI perti-
ción en general. Ahora, se acab6 la escasez en el nivel de la población. Pero nente de la población y el nivel no pertinente, o bien el nivel simplen1ente
¿qué quiere decir eso? Quiere decir que la escasez se frena en v.irrud de cierto instrumental. El objetivo final será la población. La población es pertinente
"dejar hacer", cierto "dejar pasar", 22 cierta "permisividad", en el sentido de "dejar como objetivo y los individuos, las seri.es de individuos, los grupos de indivi-.
que las cosas caminen". Así, cuando.los precios muestren una tendencia al alza duos, la multiplicidad de individuos, por su parte, no van a serlo como obje-
· se dejará que suban. Se va a permitir la creaci6n y el desarrollo de ese fenó- tivo. Lo serán sencilla1nenre coffio instrumento, relevo o condición para obte-
meno de carestía y penuria en tal o cual mercado, en toda una serie de merca- ner algo en el plano de la población.
dos, y esa realidad misma a la cual se otorga la libertad de desarrollarse, ese fenó- Cesura fundamental a la cual trararé de volver la próxima vez, porque creo
meno, va a provocar justamente su automoderación y su autorregulación.- Oc que todo lo que se incluye en la noción de población aparece con mucha cla-
ese modo ya no habrá escasez en general, con Ja condición de que para toda ridad aquf. Como sujeto po[íríco, como nuevo sujeto colectivo absolutamente
una serie de gente, en roda una serie de mercados, haya cierra escasez, cierta ajeno al pensamienro jurídico y político de los siglos previos, la población
carestía, cierta dificultad para comprar trigo y por consiguiente cierta harnbre; comienza a aparecer allí en su co1nplejidad y con sus cesuras. Ya podrán ver
después de todo, bien puede ser que algunos se mueran de hambre. Pero al dejar- que aparece tanto en cuan ro objeto, es decir, el blanco al cual apuntan los nleca-
nismos para obtener de eJJa determinado efecto, [como en cuanto] sujeto, pues
se le pide que se conduzca de tal o cual manera. La población engloba la idea
22
Sobre el origen de la fórmula "dejad hacer, dejad pasar", cf. supra, la nora 15 acerca de antigua de pueblo, pero de un modo tal que los fenómenos se escalonan con
Yincenr de Gournay, y Michel Foucault, Naissancede la biopolitiqiu, op. cit., clase del 1O de enero respecto a ella y hay unos cuantos niveles que es preciso conservar y otros que,
de 1979, p. 27. n. 13. al contrario, no se preservan o se preservan de otra 1nanera. Y para.señalar
G4 SEGU!UDAD, TERRITORIO, !'OBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 65

simplemente el aspecto al cual me gustaría volver la próxima vez, porque es fun- Tenemos en este punto un análisis apenas esbozado en Abeille, pero que es
damental, quiero indicarles -para terminar con el texto de Abeille- que en ese muy importante porque, como se darán cuenta, en cierras aspectos está rela-
cexto, justamente, encontramos una distinción muy curiosa. En efecto, cuando tivamente cerca, hace eco, muestra una suerte de simetría con respecto a la idea
el autor finaliza su análisis, muestra empero Un escrúpulo. Dice: todo eso está del pensamiento jurídico de que, por ejemplo, codo individuo que acepta las
muy bien. La escasez como flagelo es una cjuimera, de acuerdo. Lo es, efectiva- leyes de su país ha suscripto de hecho el con traro social, lo reconoce y lo pro-
mente, cuando la gente se con1porra como corresponde, es decir, cuando unos rroga a cada instante en su propio con1porramienro, mientras queJ al contra-
aceptan sufrir la escasez y la carestía y otros venden el trigo en el_ rnomento opor- rio, quien viola las leyes rompe ese contrato, se convierte en un extranjero en
tuno, esto es, .muY pronto, dado que los exportadores despachan su producto su propio país y cae por coJisiguiente en la órbita de las leyes penales que van
ni bien los precios ernpiezan a subir. Todo eso está muy bien y tenemos aquí, a castigarlo, exiliarlo y en cierto modo matarlo. 24 Quien delinque contra ese
no digo los buenos elementos de la población, pero sí comportamientos que lle- sujeto colectivo creado por el contrato social rompe sin duda este último y
van a cada uno de los individuos a funcionar adecuadamente como miembro, queda al margen de aquél. En ese dibujo que comienza a esbozar la noción de
como elemento de lo que se quiere manejar de la mejor manera posible, a población también vemos perfilarse una partición en la cual el pueblo aparece
saber, la población. Esos individuos actúan bien como miembros de la pobla- de manera general como el elemento resistente a la regulació.n de la pobla-
ción. Supongamos, no obstante, que en un mercado, en una ciudad deter- ción, el elen1enro que trata de sustraerse al dispositivo por cuyo conducto la
minada, la gente, en lugar de esperar y soportar la penuria, en lugar de acep- población existe, se mantiene y subsiste, y lo hace en un nivel óptimo. La
tar que el grano sea caro y, por consiguiente, de comprar poco, en vez de ac.eptar oposición pueblo/población es muy importante. La próxima vez intentaré mas-
pasar hambre, en vez de aceptar [esperar]* que el trigo llegue en cantidad sufi-
ciente para que los precios bajen o, en todo caso, la suba se modere o se apla-
que un poco, supongamos que en lugar de todo eso, por un lado se precipite ril, órdenes de hacer declaraciones, etc., cl mal podrá llegar en muy poco tiempo al colmo.· ¿Acaso
no existe el riesgo de perderlo todo al indisponer a los gobernados contra quienes los gobiernan
sobre los aprovisionamientos y los tome sin siquiera pagarlos, y por otro haya
y suscitar en cl pueblo una actitud audaz contra quienes le proporcionan día tras día sus medios
una serie de personas que retengan el grano de una manera irracional y mal
de subsis~encia? De ese modo se incita una guerra civil entre los propietarios y el pueblo".
calculada; entonces, codo va a dejar de funcionar. Y de resultas va a haber revuelca . Véase asimismo p. 23 (1763) o p. 203 (1911): "'Nada les será más funesto [a las naciones] que
por una parte y acaparan1icnto por otra, o acaparamiento y revuelta. Pues derogar los derechos de propiedad y reducir a quienes constituyen la fuerza de un Estado a no
bien, dice Abeille, todo esro prueba que esa gente no pertenece reahnenre a la ser 1nás que los proveedores de un pueblo inquieto, que sólo considera lo que favorece su avi-
población. ¿Qué son' El pueblo. El pueblo es el que, con respecto a ese manejo dez y no sabe apreciar los deberes de los propietarios en relación con sus capacidades".
24
de la población, en el nivel mismo de ésta, se comporta como si no· forrµara Cf. por ejemplo Jean-Jacques Rousseau, Du contrat socia/(1762), 11, 5, en CEuvres comple-
tes, París, Gallimard, t. lll, 1964, col. Bibliotheque de la Pléiade, pp. 376 y 377 [trad. esp.: El
parte de ese sujeto-objeto colectivo que es la población, como si se situara al
contmto social Madrid, Espasa-Calpe, 1993]: "todo malhechor que araca el derecho social se
margen de ella y, por lo tanto, está compuesto por aquellos que, en cuan;~ convierte por sus fed1orías en rebelde y traidor a la patria, deja de ser miembro de ésta al vio-
pueblo que se niega a ser población, van a provocar el desarreglo del s1srema. lar sus leyes e incluso le hace la guerra. Como la conservación del Estado es entonces incom·
pacible con la suya, es preciso que uno de los dos perezca, y cuando se hace morir al culpable
se le da muerte menos como ciudadano que como enemigo. Los procesos y el juicio son las prue·
.. Palabra 01nitida por Michel Foucault. bas y la declaración de que él ha roto el rearado social y por consiguiente ya no es miembro del
23 Louis-Paul Abeillc, Lettre d'un nlgociant., ., op. cit. (1763, pp. 16 y 17; 1911, PP· 98 Y Estado. Ahora bien, puesto que se reconocía como ral, al menos por su residencia, debe apar~
99): '.'Cuando la necesidad se hace sentir, es decir, cuando el trigo alcanza un precio deniasiado társelo mediante el exilio en cuanto infractor del pacto o por la múerte con10 enemigo público;
al lo, el pueblo se inquiera. ¿Por qué aumentar su inquietud manifestando la del gobierno mediante pues un ene1nigo semejante no es una persona moral, es un hombre, y el derecho de la guerra
la prohibición de la salida? [ ... ] Si se sun1an a esa veda, que en sf misma es por lo menos inú- impone a la sazón 1natar al vencido~.
66 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL I8 DE ENERO DE I978 67

erar.les qu~. pese a la aparente simetría con respecto al sujeto colectivo del r:a, es proteccionista y en esencia centra su acción en el mercado o en su espa-
contrato social, de hecho se traca de muy otra cosa, (que} la relación población- cio Y lo que lo rodea. Podrán advertir al contrario que los dispositivos de
pueblo no es similar a la oposición sujeto obediente-delincuente y que el sujeto seguridad, tal como intenté presentarlos, tienen una tendencia constante a
colectivo población es muy diferente del sujeto colectivo constituido y creado ampliarse: son centrífugos. Se integran sin cesar nuevos elementos, la pro-
por el contrato social. 25 ducción, la psicología, los comportamientos, las maneras de actuar de los
En todo caso, para terminar con esto, querría mostrarles que, si se pre- productores, .los compradores, los consumidores, los importadores, los expor-
tende comprender con cierto detalle en qué consiste un dispositivo de seguri- tadores, Y se integra el mercado mundial. Se trata por lo tanto de organizar o,
dad como el que los fisiócratas y, de una manera general, los economistas del en todo caso, de pern1itir el desarrollo de circuitos cada vez más grandes.
siglo XVIII concibieron con respecto a la escasez, si se quiere caracterizar ese dis- A continuación, la segunda gran diferencia: por definición, la disciplina
positivo, creo que es preciso compararlo con los mecanismos disciplinarios reglamenta todo. No deja escapar nada. No sólo no deja hacer, sino que su
que encontramos no sólo en las épocas anteriores sino en la época misma en que principio reza que ni siquiera las cosas 1nás pequeñas deben quedar libradas a
se establecían los susodichos dispositivos de seguridad. En resumidas cuencas, sí mismas. La más mínima infracción a la disciplina debe ser señalada con
creo que podemos decir lo siguiente. La disciplina es esencialmente centrípeta. extremo cuidado, justamente porque es pequeña. El dispositivo de seguridad,
Me refiero a que funciona aislando un espacio, determinando un segmento. por el co~trario -lo han visto-, deja hacer.* No deja hacer codo, claro, pero
La disciplina concentra, centra, encierra. Su primer gesto, en efecto, radica en hay un nivel en el cual la permisividad es indispensable. Dejar subir los pre-
circunscribir un espacio dentro del cual su poder y los mecanismos de éste actua- cios, dejar instalarse la penuria, dejar que la gente renga ha~bre para no dejar
rán a pleno y sin límites. Y justamente, si se apela al ejemplo de la policía dis- que suceda una cosa, a saber, el surgimiento de la calan1idad general de la
ciplinaria en n1aceria de granos, tal como existía hasta mediados del siglo XVIII escasez. En otras palabras, el trata1niento que la disciplina aplica al detalle no
y se la expone en centenares de páginas del Traité de police de Delamare,2 6 hay es igual al trata1niento que le dan los dispositivos de seguridad. La función esen-
que decir que esa policía es efectivamente centrípeta. Aísla, concentra, encie- cial de la disciplina es impedir roda, aun y en panicular el detalle. La función
de la seguridad consiste en apoyarse en los detalles, no valorados en sí mismos
como bien o mal y tomados en cambio como procesos necesarios e inevita-
25 Cf. infra, clase del 25 de enero, p. 86 (tercera observación acerca de los ejemplos de la bles, procesos de la naturaleza en sentido lato; y se apoyará en ellos, que, si bien
ciudad, la escasei. y la epidemia). son lo que son, no se consideran pertinentes, para obtener algo que en sí se juz-
26 Nico!as Oelamare (de La Mare) (1639-1723), Traitl tÚ la police, oU i'on trouvera l'histoire
gará pertinente p9r situarse en el nivel de la población.
dt fon étabiisitment, k1 fanctiom et k1 prtrogativeJ de uJ magútratr, touttJ ÜJ ioix et tous les reglmunr
Tercera diferencia. En el fondo, ¿cómo procede la disciplina? ¿Y cómo lo
qui la concernent, cs. 1 a UJ, París, J. et P. Coc-P. Cot-M. Bruner, 1705-1719; t. IV (escrito por A.-
hacen además los sistemas de legalidad' Pues bien, distribuyen rodas las cosas
L Leder du Briller), París, J.-F. Hérissant, 1738 (en infra, clase dd S de abril, nota 1, se encon-
rrarán mayores precisiones). Oelamare fue con1isario en el Chitelet de 1673 a 171 O, bajo la auto- según un código que es el de lo permirido y lo prohibido. Y dentro de esos dos
ridad de La Reynie-primer magistrado encargado del tenientazgo de policía luego de su creación campos especifican, determinan con exactitud qué es lo prohibido y qué es lo
por edicto de mano de 1667-, y más adelante a las órdenes de Argenson. Cf. P-M. Bondois, "Le permitido o, mejor, lo obligatorio. Puede decirse que dentro de ese esquema
commissaire N. Delamare ec le Trait! de la police'; en Revitt d'histoirt moderne, 19, 1935, pp. general, la función del sistema de legalidad, del sistema de la ley, es en esencia la
3 l 3-351. Sobre la policía de granos, cf. el r. JI, que segün Steven Laurence Ka.plan, Le Pain .. ., op.
determinación de las cosas, y canto más cuando están prohibidas. En el fondo,
át., p. 394, n. 1 del cap. 1, constituye "la fuente n1á.s rica para las cuestiones de administración de
los anfculos de subsistencia" ( Traité de La poiil'e. .. , t. 11, libro v, "Des vivres"; véase en particular el
título 5, "Oc la Police de France, touch:mt le commerce des grains", pp. 55-89, y el título 14, "De *Entre co1nillas en el manuscriro, p. 7: "La seguridad, por su parce, 'deja hacer', en el sen-
!a Po!ice des Grains, & de cclle du pain, dans les temps de diserte ou de famine", pp. 294-447). tido posirivo de la expresión".
68 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 69

la ley dice fundamentalmente que no hay que hacer esto, no hacer tampoco !izarla como punto de apoyo y hacerla actuar, hacer actuar sus elementos en
lo otro ni lo de más allá, etc. De modo que el movimiento de especificación y relación recíproca. En otras palabras, la ley prohíbe, la disciplina prescribe y
derer1ninación en un sisre1ná de legalidad siempre surte efecto, y lo ha.ce con la seguridad, sin prohibir ni prescribir, y aunque eventualmente se dé algunos
mayor precisión cuando se irata de lo que debe impedirse o prohibirse, En otras instrumentos vinculados con la interdicción y la prescripci6n, tiene la fun-
palabras, al tomar el punto de vista del desorden se analiza cada vez con mayor ción esencial de responder a una realidad de tal manera que la respuesta la anule:
fineza y se establece el orden, es decir: lo que queda. El orden, en efecto, es lo la anule, la limite, la frene o la regule. Esta regulación en el elemento de la
que queda una vez que se ha impedido todo lo que está prohibido. Este pen- realidad es, creo, lo fundamental en los dispositivos de la seguridad.
samiento negativo es, creo, el elemento característico de . un código legal. Cabría decir además que la Íey trabaja en el ámbito imaginario, pues ima-
Pensamiento y técnica negativos. gina y sólo puede formularse al imaginar todai las cosas que podrían hacerse
1ambién el n1ecanismo disciplinario codifiCa en forma permanente lo per- pero no hay que hacer. Imagina lo negativo, En cierto modo, la disciplina tra-
mitido y lo prohibido o, mejor dicho, lo obligatorio y lo prohibido; el punto baja en lo complementario de la realidad. El hombre es malvado, el hombre
al que se aplica un rilecanismo disciplinario, entonces, no es tanto lo que no es n1alo, tiene malos pensamientos, malas tendencias, etc. Dentro del espacio
debe hacerse como lo que debe hacerse. Una buena disciplina es la que nos dice disciplinario se construirá el elemento complementario de esa realidad, pres-
en todo momento lo que debemos hacer. Y si tomamos como modelo de cripciones y obligaciones tanto más artificiales y apremiantes cuanto que Ja rea-
saturación disciplinaria la vida monástica, que fue en efecto su punto de par- lidad es lo que es, insistente y difícil de vencer, Y por último la seguridad, a
tida y su matriz, en ella, cuando es perfecta, los actos del 1nonje están entera- diferencia de la ley que trabaja en lo imaginario y de la discipÚna que trabaja
mente reglamentados de la n1añana a la noche y de la noche a la mañana, y lo en lo complementario de la realidad, va a trabajar en esta 1nisma, para lo cual
único indeterminado es lo que no se dice y está prohibido. En el sistema de la· intentará, c:n virtud y a través de toda una serie de análisis y disposiciones espe-
ley, lo indeterminado es lo que está permitido; en el sistema del reglamento cíficas, hacer que sus elementos actúen unos con respecto a otros. De tal
disciplinario, lo determinado es lo que se debe hacer, y por consiguiente todo suerte llegamos, creo, a un punto que es esencial y e~ el cual están compfo-
el resto, al ser indeterminado, está prohibido. metidos todo el pensamiento y toda la organización de las sociedades políti-
En el dispositivo de seguridad tal como acabo de exponerlo me parece que cas modernas, Ja idea de que la política no debe extender hasta el comporta-
se trata justa1nente de no adoptar ni el punto de vista de lo que se in1pide ni miento de los hon1bres el conjunto de reglas que son las impuestas por Dios
el punto de vista de .lo,que es obligatorio, y tomar en cambio la distancia sufi- al hombre o resultan necesarias por la mera existencia de su mala índole: La
ciente para poder captar el punto donde las cosas van a producirse, ·sean desea- política tiene que actuar en el elemento de una realidad que los fisiócratas lla-
bles o indeseables. En resumen, se intentará aprehenderlas en el nivel. de su man precisamente física; y a causa de ello éstos van a decir que la política es
naturaleza o, mejor dicho -en el siglo XV!ll la palabra no tiene el sentido que una física, la economía es una física. 28 Cuando dicen esto no apuntan tanto a
·le damos en nuestros días-, 27 en ef plano de su realidad efectiva. Y el meca-.
nismo de seguridad va a [funcionar]* a partir de esa realidad, al tratar de uri-
28
Cf Pierre San1ud Dupont de Nemours, Journaf de l'agricufture, du commerce et des finan-
ceJ, .septiembre de 1765, prefacio (final): "[La economía política] no es una ciencia de opinión, en
27
Para un análisis profundo de las diferentes acepciones de la palabra "naturalei.a" en el si-· la que se compite entre verosimilitudes y probabilidades. El estudio de las leyes físicas, que se
glo XVIII véase una obra clásica que Fo'ucault conocía: Jean Ehrard, l'Idée de nature en France reducen en su totalidad al cálculo, decide sus más mínimos resultados" (citado por Georges Weulers.se,
ditnJ la premitre moitié du XVllf siec/e, París, SEVPEN, 1963; reed., París, Albin Michel, 1994, Le Mouvemeni phyJiocratique .. :', op, cit., t. JI, p. 122); Guillaume-Frani;:oise Le Trosne, jottrnal de
col. Bibliotheque de l'évolution de !'humanicé. . f'agricufture, dtt commerce et de1finances, junio de 1766, pp. 14 y l 5: "Puesto que la ciencia eco-
"' Michd Foucault: actuar. nón1ica no es arra cosa que la aplicación del orden natural al gobierno de las sociedades, también
70 SEGURIDAD, TE.RRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 18 DE ENERO DE 1978 71

la materialidad del sentido poshegeliano, por calificarlo de algún modo.> de la tías a su ejercicio. 30 Pues bien, creo que me equivoqué. No me equivoqué por
palabra "materia"; de hecho, señalan esa realidad que es el único dato sobre y completo, por supuesto, pero en fin, no es exactamente así. Lo que está en juego,
con el cual la política debe actuar. No situarse nunca sino en ese Juego de la rea- me parece, es muy otra cosa. Esa libertad, a la vez ideología y técnica de gobierno,
lidad consigo misma: esto es, creo, lo que los fisiócratas, los economistas y el pen- debe comprenderse en el interior de las mutaciones y transformaciones de las
samiento político del siglo XVIII daban a entender cuando decían que, de tecnologías de poder. Y de una manera más precisa y particular, la libertad no
rodas maneras, permanecemos en el orden de la física y que actuar en el orden es otra cosa que el correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad.
de la política es actuar· todavía en el orden de la naturaleza. . .. Un dispositivo de seguridad -o, en roda caso, el dispositivo del que les he
Podrán ver al mismo tiempo que ese poscu~ad.?., y me refiero al pnnc1p10 fun- hablado- sólo puede funcionar bien con la condición de que se dé algo que es
damental de que la técnica politica nunca debe despegarse del juego de la rea- justamente la libertad, en el sentido moderno que (esta palabra]* adopta en el
lidad consigo misma, está profundamente ligado al principio general de lo que siglo XVIII: ya no las franquicias y los privilegios 3.sociados a una persona, sino
llamarnos liberalismo. El liberalismo, el juego: dejar que la gente haga Ylas cosas la posibilidad de movimiento, desplazamienro, proceso de circulación de la gente
pasen, qµe las cosas transcurran, d~jar hacer, pasar y tr~nscurrir, significa esen- y las cosas. Y es esa libertad de circulación en el sentido amplio de la expresión,
cial y fundamentalmente hacer de tal suerte que la realidad se desarrolle y mar- esa facultad de circulación, lo que es menester encender, c'reo, cuando se habla
che, siga su curso de acuerdo con las leyes, los principios y los mecanismos que de libertad, y comprender como una de las facetas, uno de los aspectos; una de
le son propios. Así pues, el problema de la libertad, [al cual] volveré, esp.ero, .la las dimensiones de la introducción de los dispositivos de seguridad.
próxima vez, 29 me parece que podemos considerarlo, aprehenderlo de diferen- La idea de un gobierno de los hombres que piense ante todo y fundamen-
tes maneras. Se puede decir, desde luego -y creo que no sería falso, no puede talmente en la naturaleza de las cosas y ya no en la mala índole de los seres
serlo-, que esta ideología de la libertad, esca reivindicació.n de la libertad fue humanos, la idea de una adnlinjstración de las cosas que tome en cuenta en
sin duda una de las condiciones del desarrollo de las formas modernas o, s1 lo primer lugar la libertad de los hombres, lo que éstos quieren hacer, lo que están.
prefieren, capitalistas de la economía. Es innegable. El problema está en .saber interesados en hacer, lo que piensan hacer, todo eso, son elementos correlati-
si en la implementación de esas medidas liberales, por ejemplo, las concernientes vos. Me parece. que hay algo absolutamente esencial en una física del poder
al coinercio de granos, se procuraba o se apuntaba efectivamence a eso. En o un poder que se piense como acción física en el elemento de la naturaleza y
rodo caso, el problema está planteado. Segundo, en alguna parre dije que no se un poder que se piense como regulación sólo capaz de producirse a través de
podía comprender la introducción de las ideologías y una polít'.ca liberal.es en la libertad de cada uno y con apoyo en ella. No se trata de una ideología; no
el siglo XVIII sin tener presente que es~ misma centuria que hab1a re1v~nd1c.ad.o es verdadera, fundamental ni primordialmente una ideología. Es en primer
en tan alta voz las libertades las había lastrado, en1pero, con una técnica disci- lugar y ante todo una tecnología de poder; en todo caso, puede leérsela en ese
plinaria que, al afectar a los nifios, los soldados y los obrero~ donde se encon- sentido. La vez que viene trataré de terminar con lo que les he dicho sobre la
traban, limitaba en forma considerable la libertad y daba en Cierto modo garan- forma general de los mecanismos de seguridad, y les hablaré de los procedi-
mientos de normalización.

es constante en sus principios y tan susceptible de demosuación como las ciencias físicas más
seguras" (citado por Georges Weulersse, Le Mouvement physiocratip1e.. ., op. dt.. t. 11,. P· 122, n. 3).
FJ nombre "fisiocracia", que resume esta concepción dd gobierno económico, apareció con la com-
pilación a cargo de Pierre Samuel Dupont de Nemours, Phyúocrarie ou Constitution naturelle dtt
3
° Cf. Michel Foucault, Surveiller et punir, París, Gallimard, .¡ 975, col. Bibliotheque des his-
gouvernement le plus avantag(ux au genre humain, Leiden y París, Merlin, 1768. toires, pp. 223-225 [trad. esp.: Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisi6n, México, Siglo XXI, 1976].
29 Michel Foucaulc no toca el tema en la clase siguierue. * Michcl Foucault: que él.
Clase del 25 de enero de 1978

Rasgos generales de los dispositivos de seguridad (lll): la normali-


zación - Normación y normalización - El ejemplo de la epidemia
/la viruela) y las campañas de inoculación en el siglo XVIII -
Surjimiento de nuevos conceptos: caso, riesgo, peligro, crisis - Las
formas de normaliza.ción en la disciplina y Los mecafzismos de segu-
ridad - Introducción de una nueva tecnología política: el gobierno
de las poblaciones - El problema de la población en los mercanti-
listas y los fisiócratas - La población como operadora de transfor-
maciones en los saberes: del análisis de las riquezas a la economía
política, de la historia natural a la biología, de la gramdtica gene-
ral a la filología histórica.

Los AÑOS ANTERIORES* intenté, me parece, poner de relieve lo que había de


específico en los mecanismos disciplinarios con respecro a lo que puede lla-
marse a grandes rasgos el sistcn1a de la ley. Este año 1ni proyecto consistía, en
cambio, en presentar lo que puede haber de específico, de particular, de dife-
rente en los dispositivos de seguridad sí se los con1para con esos 1necanismos
de la disciplina que yo había tratado de sefialar. Quería insistir, entonces, en
la oposición O la distinción, en todo ca.so, entre seguridad y disciplina. Y lo
hacía con el objeto inmediato e inmediatamente sensible y visible, por supuesto,
de poner término a la invocación repetida del arno y también a la afinnación
monótona del poder. Ni poder ni amo, ni el poder ni el amo y ni uno ni otro
como Dios. ~n la prin1era clase, entonces, intenté mostrar cómo se podía
captar esta distinción entre disciplina y seguridad en relación con la manera

* Michel Foucaulr agrega: bueno, los afios anteriores, uno o dos, diganlOS los últimos afios.
74 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 75

como ambas abordaban, ordenaban las distribuciones espaciales. La vez pasada que la relación de la ley con la norma indica en efecto que, intrínseco a todo
traté de mostrarles que disciplina y seguridad se ocupaban de modo diferente imperativo de la primera, hay algo que podríamos llamar una normatividad, pero
de lo que podemos llamar el acontecimiento, y hoy querría, pero en forma que esta normatividad inherente a la ley, fundadora tal vez de la ley, no puede
breve porque me gustaría llegar bastante rápidamente al corazón y en cierto confundirse en ningún caso con Jo que se trata de identificar aquí con el nom-
sentido al fin del problema, procurar mostrarles que una y otra abordan dé dis- bre de procediinientos, métodos, técnicas de normalización. Yo diría incluso que,
tinta manera lo que cabe denominar norrnalización. por el contrario, si es cierto que la ley. se refiere a una_ norma, su papel y función,
Ustedes conocen mejor que yo la enojosa suerte de la palabra "normaliza-· por consiguiente-ésa es su operación misma-, consisten en codificar una nonna,
ción". ¿Qué no· es normalización? Yo normalizo, tú normalizas, etc. T~ace1nos efectuar con respecto a·ésta Una ~odifi.cación, cuando el problema que tráto de
de señalar, no obstante, algunos puntos importantes en todo esto. En primer señalar es ~¡ de mostra~ que, a partir y por debajo, en los márgenes e incluso a
1
·lugar, alguna gente que en esta época tuvo la prudencia de releer a Kelsen se contrapelo de un sistema de la ley, se desarrollan técnicas de normalización.
dio cuenca de que éste decía, demostraba, quería mostrar que entre la ley y la Tomemos ahora la disciplina. La disciplina normaliza, y creo que este aspecto
nórma hay y no puede dejar de haber una relación fundamental, y todo sistema apenas puede discutirse. De todos modos, hay que precisar en qué consiste,
de leyes se remite a un sistema de normas. Pero yo creo que es preciso mostrar en ~u especificidad, la normalización disciplinaria. Res~mo de una manera muy
esquemática y grosera cosas ~il ~eces dichas; les pido que me ··perdonen. La
disciplina, desde luego, analiza, descompone a los individuos, los lugares, los
1Nacido en Praga, Hans Kdscn (1881-1973) fue profesor de derecho público y filosofía tiempos, los gestos, los actos, las operaciones. Los descompone en elen1entos
en Viena entre 1919 y 1929 y en Colonia entre 1930 y 1933. Des[iruido por los nazis, prosi- que son suficientes para percibirlos, por un lado, y modificarlos, por otro.
guió su carrera en Ginebra (1933-1938) y Berkeley (1942-1952). Fundador de la escuela de Esto, esa famosa cuadrícula disciplinaria, intenta establecer los elementos míni-
Viena (en torno de la Zeitschrift for iJffentliches Recht, establecida en 1914), que radicalizó la doc- mos de percepción y suficientes de modificación. En segundo lugar, la disci-
trina del positivismo jurídico, en su Rein_e Rechtslehre (2ª ed., Viena, F. Deuticke, 1960; versión
plina clasifica los elementos así identificados en función de objetivos deternli-
francesa: Théorie pure du droit, traducido de la primera edición por H. 1~héve·naz, !'Jeuchfl.td,
La Baconniere, 1953; traducido de la 2ª ed: por C. Eisenmann, París, Dalloz, 1962 [trad. esp.:
nados. ¿Cuáles son los mejores gestos que conviene hacer para obtener tal
Teoría pura del derecho, Buenos Aires, Eudeba, 1997]) defendió una concepción normativista resultado? ¿Cuál es el gesto más adecuado para cargar el fusil? ¿Cuál es la mejor
del derecho, según la cual éste constituye un sistema jerarquizado y diná1nico de normas, arti- posición para tirar? ¿Cuáles son los obreros más aptos para tal tarea, los niños
culadas entre sí por una relación de imputación (distinta de la relación de causalidad, sobre la más aptos para alcanzar tal resultado?Tercero, la disciplina establece las secuen-
cual se asienta el razo;1amiento ciendfico), es decir, "la relación entre cierto comportamiento cias o las coordinaciones óptin1as:-cón10 encadenar los ge~tos unos con otros,
como condición y una sanción como consecuencia" ( Théorie générale des normes, trad. de Olivier
cómo repartir a los soldados para una maniobra, cómo distribuir a los niños
Beaud y Fabrice Malkani, París, PUF, 1996, col. Léviathan, cap. 7, § 2, p. 31 [trad. esp.: Teoría
general de las normas, México, Trillas, 1994]). Para evirar una regresión al infinito (pues todo
escolarizados en jerarquías y dentro de clasificaciones. Cuarto, la disciplina fija
poder jurídico sólo puede derivar de autorizacio,nes jurídicas superiores), ese sisrema extrae su los procedimientos de adiestramiento progresivo y control permanente y por
validez de una nonna fundamcnrnl ( Grundnorm), no postulada como las arras sino presu- último, a partir de ahí, distingue entre quienes serán calificados como ineptos
puesta y por eso suprapositiva, que "representa el fundamento último de la validez de todas las e incapaces y los demás. Es decir que sobre esa base hace una partición entre lo
normas jurídicas constituyentes del orden jurídico" (ibid., cap. 59, p. 343), en virtud de la cual normal y lo anormal. La norrnalización disciplinaria consiste en plantear ante
"deben1os, en cuanto juristas, presuponer la necesidad de coinportarse co1no lo prescribe la cons-
todo un modelo, un 1nodelo óptimo que se construye en función de determi-
titución que histórican1enre es la primera" -(ibid.). Cf. también su obra póstuma, Allgemeine
Theorir der Normen, Viena, Manz Vcrlag, 1979 (trad. citada). Sobre Kclscn, véanse las obser-
nado resultado, y la operación de normalización disciplinaria pasa por intentar
vaciones de Georges Canguilhem, le Nonnal et le Pathologique, 3" ed., París, PUF, 1975, PP· que la gente, los gestos y los actos se ajusten a ese modelo; lo normal es, preci-
184 y 185 [trad. esp.: Lo nonnal y lo patológico, México, Siglo XXI, 1986]. samente, lo que es capaz de adecuarse a esa norma, y lo anormal, lo que es inca-
76 CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 77
SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN

ran1bién exhibía la característica de tener oleadas epidémicas muy ~erres e inten-


paz de hacerlo. En otras palabras, lo primero y fundamental en la normaliza-
sas. En Londres, sobre todo, a fines del siglo XVJI y principios del siglo XVIII,
ción disciplinaria. no es lo normal y lo anormal, sino la norma. I)ara decirlo de
había habido, en intervalos apenas superiores a los cinco o seis años, oleadas epi-
otra manera, la norma tiene un carácter primariamente prescriptivo, y la deter-
démicas de mucha intensidad. Tercero y último, la viruela es desde luego un
minación y el seíialamiento de lo normal y lo anormal resultan posibles con
ejemplo privilegiado, porque a partir de 1720, con lo que se denomina inocu-
respecto a esa norma postulada. A causa de ese carácter primario de la norma
lación o variolización, 3 y a partir de 1800, con la vacunación, 4 se cuenta con
en relación con lo normal, el hecho de que la normalización disciplinaria vaya
técnicas que presentan el cu;J.druple carácter, absolutamente insólito en las prác-
de la norma a la diferenciación final de lo normal y lo anormal, me gustaría
ticas médicas de la época, de ser, primero, decididamente preventivas; segundo,
decir, acerca de lo que ocurre en las técnicas disciplinarias, que se trata n1ás de
mostrar una certeza, un éxito casi total; tercero, poder, en principio y sin gran-
una normación que de una normalización. Perdónenme el barbarisffio; lo
des dificultades materiales o económicas, generalizarse a la totalidad de la pobla-
uso, en fin, para destacar el carácter primario y fundamental de la norma.
ción; y por último y sobre todo, la variolización en particular, pero también la
Ahora, si tomamos ese conjunto de dispositívos que he llamado dispositi-
vacunación a comienzos del siglo XIX, exhibían una cuarta y considerable ven-
vos de segurida~, una expresión que a buen seguro es insatisfactoria y a la cual
taja: eran completamente ajenas a toda teoría médica. La práctica de la varioli-
será preciso volver, ¿c6mo suceden las cosas desde el puntti de v.ista de la nor-
zación y la vacunación, el éxito de la variolización y la vacunación, eran impen-
malización? ¿Cómo se normaliza? Después de haber considerado los ejemplos
sables en los términos de la racionalidad médica de la época. 5 Se trataba de un
de la ciudad y la escasez, querría referírn1e al fenómeno -evidentemente casi
puro dato de hecho; 6 la situación era la del e~p~isi:no más despojado y así siguió
necesario en esta serie- de la epidemia, y en particular a la enfermedad endc-
moepidémica que en el siglo XVIII era la viruela. 2 Un probleina importante,
por supuesto, ante todo porque la viruela era, sin lugar a dudas, la enfermedad
.l La prin1era palabr:a se empleaba en el siglo XVIII con referencia al proceso de injeno vege-
más ampliamente endémica de todas las conocidas en esa época; al nacer, en tal. La segunda recién comenz.6 a utilizarse en el siglo XJX.
efecto, cada niño tenía dos probabilidades sobre tres de contagiársela. De manera 4
A partir de esa fecha la vacunación ideada por Jenner va a susrituir progresivamente la
general y para el conjunto de la población, el índice de [mortalidad]* [de] la inoculación (cf Edward Jenner, An lnquiry into the Causes and Effects oftht Variolat Vtzccinat,
viruela era de 1 cada 7,782, casi 8. Por lo tan.to, un fenómeno ampliamente Londres, edición del auror, 1798 [reed.: Londres, Dawson, 1966] [trad. esp.: Las trtJ memorias
originale1 sohrt la vac1,nación antivariólica, Buenos Aires, Emecé, 1946]; R. Le Droumaguer, A
endémico, de mortalidad muy elevada. En segundo lugar, era un fenómeno que
propos du ctnttnairt dt }tnner. Notts sur f'histoirt de1 prtmitrts vaccinatiom contrt la variolt, tesis
de medicina, Bdforr-Mulhouse, 1923, y Anne-Marie MOulin, La vaccination anti-varioliqut.. . ,
2 op. cfr., pp. 33-36).
Cf. la tesis de doctorado en medicina de Anne-Marie Moulin, la vaccination anti-vario-
;; Cf. Anne-Marie Moulin, La vaccination anti-varioliqut.. " op. cit., p. 36: "[A fines del
bqut, Approcht hütoriqut dt f'évoiution de1id!t11ur f.t1 maiadit1 tran1miJJiblt1 tt leur prophyfuxit, ·
siglo XVIJJ] la n1edicina no ha dilucidado la significación profunda de las inoculaciones'', y p. 42,
Université Pierre er Marie Curie (París 6), Faculté de Médedne Pitié-SalpCcriere, 1979. En 1978,
acerca de la "modificación" producida por la vacuna en el organismo, esrn cita de Claude·Louis
la autora de est<i. tesis hizo una exposición sobre "las campañas de varioliz.ación del siglo XVIII"
Berthollet: "¿Cuál es la naturaleza de esa diferencia y ese cambio? Nadie lo sabe; sólo la expe-
en el seminario de Michel Foucault (cf. infta, "Resumen del curso", p. 415). Véanse también J.
riencia prueba su realidad" (Exposition des faits rtci,eillis jusqufl. priunt conctrnant Lts effets dt la
Hecht, "Un débat médica! au XVIII' siCdc, l'inocu!ation de la perite vérolc", en Lt Concoun mtdi-
vaccination, 1812).
cal, 18, 1° de mayo de 1959, pp. 2147-2152, y las dos Obras aparei:idas el año previo a este curso: 6
La inoculación se practicaba en China desde el siglo XVII, y lo mism~ sucedía en Turquía
· Peter E. Raz:z.ell, Tht·Conqtttst ofSmallpox: Tht Impact oflnoculation on Smallpox Mortality in
(cf. Anne-Marie Moulin, La vaccination anti-vari0Liq11e ... , op. cit., pp. 12-22). Para la práctica
tht JBth Ctntury, Firle, Caliban Books, 1977, y Genevieve Miller, Tht Adoption oflnocttlation
china, véase la carta del padre La Coste aparecida en las M!moi'!s de Tr!voti.x, 1724; para_el caso
forSmallpox in England and Franct, filadelfia, University of Philadelphia Press, I977, que
turco, véase eJ debate sobre la inoculación reali:z.ado en la Royal Society de Inglarerra, de acuerdo
Foucaúlt pudo consultar.
con los informes de los comercian[es de la Compañía del Levan ce. El 1° de abril de 1717, l<tdy
,.. Michcl Foucault: morbilidad.
78 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 79

siendo hasta que la medicina, alrededor de mediados del siglo XIX con Pasteur, medida, poden1os decir que una y ocra se beneficiaron con un soporce mace-
pudo alcanz~r una aprehensión racional del fenómeno.
mático que fue al mismo tiempo. una suerte de agente de integración dentro
Había entonces técnicas absolutamente impensables en térniinos de la de los campos de racionalidad aceptables y aceptados en la época. A conti-
teoría médica, generalizables, seguras, preventivas. ¿Qué pasó y cuáles fueron nuación, me parece que el segundo soporte, el segundo factor de i1nporra-
los efectos de esas técnicas puramente empíricas en el orden de lo que podría- ción, de ingreso de esos procedimientos a las prácticas m'édicas aceptadas -pese
mos llamar. ~olicía médica? Creo que la variolización, en primer lugar, y luego
7
a su extrañeza, su heterogeneidad con respecto a la teoría-, fue el hecho de
l~ va~unac1°in aprovecharon dos soportes que hicieron posible [su] inscrip- que la variolización y'ª vacunación se integraban, al menos de manera analó-
c1611 en las prácticas reales ·de población y gobierno de Europa occidental. gica y a través de toda una serie 4e semejanzas impon:antes, a los otros nleca-
Pnmero, claro ~stá, el carácter certero y generalizable de la variolización y la nismos de seguridad.de que les he hablado. En efecco, lo que me pareció sig-
~acunación ~ermitía ~ensar el fenómeno en términos de cálculo de probab.i- nificativo, muy característico de los mecanismos de seguridad vinculados con
Ii?a~es, gracias a los tnstru~entos estadíscicos con que se caneaba. 8 En esa la escasez, era jusramen.te que, mientras los reglamentos jurídico d~sc~plina­
rios vigentes hasta mediados del Siglo xvni procuraban impedir ·ese fenó-
· Montagu, e~posa del .embajador inglés en .&rambul. que fue una de las propagandistas más empe-
meno, a partir de ese 1nomento, con los fisiócrat~s pero ta~bién .coi;i ~uchos
fiosas de la 1noculac1ón en su país, escribía a un:t corresponsal: "Las viruelas, tan fu.tales Yfre~ otros economistas, se intentó buscar apoyo en el proceso :r:nismo de la escasez,
cuentes entre nosouos, son aquí inofe.nsivas gracias al descubrinliento de la inoculación. [.. . ] Hay en esa especie de oscilación cuantitativa que producía tan pro'nto.la abundan-
aqui un grupo de ancianas especializadas en esta operación" (citada en ibid., pp. 19~20). cia como la penuria: apoyarse en la realidad de ese fenómeno, no incent~r impe-
7
Sobre esta noción, véase el artículo de Michel Foucaulr, "la politique de la santé au XV/l( dirlo sino, al contrario, poner en juego a su respecto otros elementos de lo
siecle", en Les Machines d guérir. Aux origines de l'hópital moderne, París, Institur de l'environ-
real, a fin de que el fenórq.eno, en cierto modo, s~ anulara a sí mismo. f\hora
n1ent, 1976, col. Dossiers et docu1ne11ts d'archirecture, pp. 11-21 [trad. esp.: "La política de la
salud en el siglo XVII!", en Estrategias de poder, Barcelona, Paidós, 1999]; cf. también DE, vol.
bien, lo notable de la variolización, y de ella más aún y de manera más clara
llI, núm. 168, pp. 15-27 (véanse en especial pp. 17 y 18). que en la vacunación, era que no procuraba tanto impedir la viruel_a ~Ómo, al
~ Cf. Anne-Marie Moulin, La vaccination anti-varioliqtte.. ., op. cit., p. 26: ".En 1760, el mate- contrario, provocar en los individuos inoculados algo que era la propia viruela,
mático B_ernoulli da una for~a más rigurosa [qu~ los cuadros de James Jurin, en las Philosophical pero en condiciones tales que la anulación podía producirse en el 1nOJ!lCnto
~ransactr~nsde la ~oyal S~c1ecy, en 1725] a la estadística, que es e11 los hechos !a única justifica- mismo de una vacunación que no· desembocaba en una enfermedad cabal y
ción_ t~ónc3: de la inoculación. [... ] De adoptarse la inoculación, el resultado será una ganancia
completa; sobre la base de esa suerte de pequeña enferu1edad artificialmente
de vanos miles de personas para· la sociedad civil; aunque sea letal, como mata a las criaturas en
l~ cuna. es preferible a la viruela, que hace 1norir a adultos útiles para la sociedad; si bien es inoculada era posible prev_enir los otros ataques eveñtuales de la viruela. Tenemos
cierto. que.la generalización de la inoculación an1enaza reemplazar las grandes epidemias por aquí, entonces, y de manera típica, un.n1ecanismo de seguridad de igual n1or-
una s1t~ac1ón de. endemia permanente, el peligro es menor, pues !a viruela es una irrupción fología que el observado con respecto a la escasez. Por lo tanto, doble integra-
g.encrall'.lada y la inoculación sólo afecta una pequeña superficie de la piel". Tras esta demostra~ ción dentro de las diferentes tecnologías de seguridad, dentro de la racionali-
c1_ón, Bernoulli concluye qu.e, si se ignora el punro de vista del individuo, "siempre será geomé~ zación del azar y las probabilidades. Eso es sin duda lo que hacía aceptables esas
tnc;unente verdadero que el mterés de los príncipes es favorecer la inoculación" (Daniel Bernoulli
nuevas técnicas: si no para el pensa1nienco médico, aceptables al menos para
"E.ssai ~'une nouvelle analyse de la n1orralité causée par la perire vérole et des avantages de l'i:
noculanon pour la prévenir", en Hútoires et Mémoires de tAcadémie des sciences, 2, 1766). Este los médicos, para los administradores, para quienes estaban a cargo de la poli-
artículo, fechado en 1760, suscitó la reacción hostil de D'Alembcrt en !a Academia de Ciencias cía médica y, en definitiva, para la propia gente.
el 12 de noviembre de e~e nlismo afio. Para un análisis detallado del método de cálculo de Ahora bien, creo que por medio de esa típica práctica de seguridad p:e-
~ernoulli Y la disputa Con D' Alen1bert, véase Hcrvé Le Bras, Nrússance de la mortalité, París, senciatnos el esbozo de una serie de elementos que soh muy in1portantes para la
Galiimard-Seuil, 2000, col. Hautes ~tudes, pp. 335-342.
extensión ulterior de los dispositivos de seguridad en general. Primero, a través
80 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 81

de todo lo que pasa en la práctica de la inoculación, la vigilancia a la que son Para cada individuo, según su edad, el lugar donde viva, y lo mismo para cada
somecidas las persor:as inoculadas, el conjunto de cálculos realizados para inten- categoría de edad, cada ciudad, cada profesión, se va a [poder] determinar
tar saber verdaderamente si vale la pena o no inocularlas, si se corre el riesgo entonces el riesgo de morbilidad y el riesgo de mortalidad. Se sabrá así -y me
de morir por la inoculación o más bien a causa de las viruelas mismas, a tra- refiero por ejemplo a un texto que es en cierto modo el balance de todas esas
vés de todo eso, ¿qué vemos? Ante todo, que la enfermedad dejará de incluirse investigaciones cuantitativas, publicado a principios del siglo XIX por Duvillard
en una categoría que aún era muy sólida, muy consistente en el pensamiento con el título de Analyse de l'injluence de fa petite vérole, 10 donde el autor esta-
y la práctica médica de la época, la noción de "enfermedad reinante". 9 Una blece todos los datos cuantitativos acumulados [en el] siglo XV!ll y muestra que
enfermedad reinante, tal como se la define o describe en la medicina del siglo cualquier niño recién nacido corre cierro.riesgo de (contagiarse]~ la viruela y
XVII e incluso del siglo XVIII, es una especie de enfermedad consustancial, por es posible determinar ese riesgo, que es del orden de los dos te;cios- cuál es el
decirlo de algún modo, que se confunde con un país, una ciudad, un clima, riesgo específico para cada franja de edad. Si alguien se concagia la viruela, se
un grupo de gente, una región, una manera de vivir. En esa relación masiva y ·puede determinar cuál es su riesgo de muerre a causa de la enfermedad, según
global entre un mal y un lugar, un mal y determinada gente, se definía y la franja de edad, si el afectado es joven o viejo, si pertenece a cal o cual medio,
caracterizaba la enfermedad reinante. A partir del momento en que con res- si tiene tal o cual profesión. También se puede establecer en las personas vario-
pecto a la viruela se hagan análisis cuantitativos de buenos y malos resultados, lizadas cuál es el riesgo de que esa vacunación o variolización prov~que la enferp
éxitos y fracasos, cuando se calculen las diferentes eventualidades de muerte o medad misma, y cuál es el riesgo de que, a pesar de la variolización, puedan
contagio, la afección dejará de aparecer en esa relación masiva de la enferme- contagiársela más adelante. Tenemos entonces una noción crucial, que es la
dad reinante con su lugar, su medio, y se presentará como una distribución de de riesgo.
casos, en una población que quedará circunscripta en el tiempo y el espacio. Tercero, ese cálculo de los riesgos muestra enseguida que éstos no son los
Aparición, por consiguiente, de la noción de caso, que no es el caso indivi- mismos para todos los individuos, a rodas las edades, en todas las condiciones
dual sino una manera de individualizar el fenómeno colectivo de la enferme- y todos los lugares o medios. Hay por lo tanto riesgos diferenciales que ponen
dad o de colectivizar, pero según la 1noda1idad de la cuantificación y lo racio- de manifiesto, de algún modo, zonas de mayor riesgo y otras, por el contra-
nal e identificable, los fenómenos individuales, para integrarlos a un can1po rio, donde éste es menor, más bajo. De esa manera, entonces, se pueden iden-
colectivo. Noción de caso, entonces. tificar las características peligrosas. Es peligroso, [con respecto a la viruela,}
En segundo lugari presenciamos la aparición del siguiente hecho: si la enfer- tener menos de tres afies. Es más peligroso, [con referencia al] riesgo de contraer
medad es accesible en el nivel del grupo y de cada individuo, en la noción, en
el análisis de la distribución de los casos, se podrá señalar, con referencia a
cada individuo o cada grupo individualizado, cuál es el riesgo para cada uno, 10
Emmanucl Érienne Duvillard (1755-1832), Analyse et tableaux de l't'tif!.t1ence de la petite
sea de [contagiarse]* las viruelas, sea de morir a causa de ellas, sea de curarse. viro/e sttr la mortaliti a cha.que áge, et de celie q:t'un prbervatiftri que la vaccine peta avoir .sur la
population et la longeviti, París, Imprimcric in1périale, 1806. Sobre Duvillard, "especialista en
estadística de poblaciones, pero también teórico de seguros y del cálculo de los ingresos", cf. Guy
9 Sobre
esra noción, véase Michel Foucaulr, Naissance de la clinique, París, PUF, 1963, col. Thuillier, "Duvillard ec la stariscique en 1806", en Comité pour l'hisroire économiquc cr
Galicn, pp. 24 (cita de L S. D. Le Brun, Traitl thtorique sur les maladies ipidémiqtus, París, Didot financitre de la France (con1p.), Etudes et documents, París, Imprimerie nationale, 1989, t. 1,
le jeune, 1776, pp. 2 y 3) y 28 (referencia a E Richard de Hautesierck, Recueif d'obserr;ations. pp. 425-435; A. Desrosiercs, L.a Politique des grands nombres. Histoire de la raison statistique,
Midecine des hópitaztx militaires, París, In1prirneric royal e, 1776, t. !, pp. xxiv-xxvii) [trad. esp.: El París, La Découverte, 1993; 2" cd., 2000, pp. 48-54 [trad. esp.: La polítietl de los grandes núme-
nacimiento de la clínica. Una arq1ieoÚJgía de la mirada médica, Buenos Aires, Siglo XXI, 1966]. ros. lfistoria de la razón e.stadistica, Barcelona, Melusina, 2004].
• Michel Fouc<1.uh: pescarse. * Michel Foucauh: pescarse.
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82 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 25 DE ENERO DE I978 83

esa enfermedad, vivir en una ciudad que en el campo. Por lo tanto, la tercera índice de mortalidad normal de la viruela* es de 1 cada 7,782. Existe entonces
noción importante, .luego del caso y el riesgo, es el peligro. la idea de una morbilidad o una mortalidad normales.** Eso es lo primero.
Y para terminar es posible identificar, a1 margen de la categoría general de El segundo aspecto es que, en lo concerniente a esa rnorbilidad o esa mor-
la epidemia, tipos de fenómenos de escalada, de aceleración, de multiplica- talidad calificadas de normales, consideradas normales, se va a intentar llegar
ción que· hacen que la enfermedad, en un mornento y un lugar dados, ame- a un análisis más fino que permita en cierto modo discriminar las distintas nor-
nace -por la vía del contagio, claro está- multiplicar los casos, que a su vez malidades. Va a haber una distribución normal*** de casos de afección de
n1ultiplicarán otros casos, según una tendencia, una pendiente que corte el yjrueJa**** o decesos debidos a elJa en cada edad, cada región, cada ciudad,
riesgo de no detenerse a menos que, mediante un mecanisrno artificial e incluso los diferentes b3.rrios urbanos, las diferentes profesiones ~e la gente. Se obten-
mediante un mecanismo natural aunque enigmático, resulte posible frena.e el drá e;ntonces la curva normal, global, las distintas curvas consideradas como
fenómeno y hacerlo con eficacia. Esos fenómenos de escalada que se produ.cen normales; ¿y en qué consistirá la técnica? En tratar de reducir las normalidades
de manera regular y también se anulan de manera regular son en suma lo que más desfavorables, más desviadas con respecto a la curva normal, general, a
a grandes rasgos se denominará -no exactamente en el vocabulario médico, esta misma curva. Así, por ejemplo, cuando se descubrió-lo cual sucedió, desde
por otra parte, porque la palabra ya se urilizaba para designar otra cosa- crisis. luego, muy pronto- que las viruelas afectaban mucho más rápido, mucho más
La crisis es el fenómeno de intensificación circular que sólo puede ser detenido fácilmente, con mucho más fuerza y un índice de morbilidad mucho más ele-
por un mecanismo natural y superior que va a frenarlo, o por una interven~ión vado a Jos niños de menos de tres años, se planteó el problema de reducir esos
artificial. índices infantiles a fin de que se asimilaran al nivel medio de morbilidad y
Caso, riesgo, peligro, crisis: se trata, creo, de nociones novedosas, al nlenos mortalidad, que por otra parte quedaría desplazado por el hecho de que una
en su campo de aplicación y en las técnicas que exigen, pues va a'haber preci- franja de los individuos pertenecientes a la población general llegara a tener
samente toda una serie de formas de intervención cuya mera no -será la mi~ma una morbilidad y una mortalidad rnás bajas. La medicina preventiva, que no
que antes, a saber, anular lisa y llanamente la enfermedad en todos los suj~tos era aún la ep.idemiología, la rnedicina de las epidemias, actuaría en ese nivel
e.Q Jos cuales ésta .se p.resen[a, o ;mpe.d;E que hs su/etas e.'lfeEmas teRgaR con- áeí juego áe fas norn1aiiáaáes áíferencíaies, su díscrímínacíón y su asimííación
tacto con los sanos. En el fondo, ¿a qué aspira el sistema disciplinario, o ~sos recíprocas.
mecanismos de disciplina cuya aplicación comprobamos en los reglamertros Tenemos por ende un sistema que es, creo, exactamente la inversa del sis-
de epidemia e incluso en los reglamentos establecidos para enfermedades en.dé- tema que podíamos observar con referencia a las disciplinas. En éstas se par-
micas como la lepra? En primer lugar, desde luego, a rrarar la enfermedad en el tía de una norma y a continuación era posible distinguir lo normal de lo
enfermo, en todos los enfermos que aparezcan, siempre que pueda curársela; y anormal en relación con el ordenamiento efectuado por ella. Ahora, al con-
segundo, a anular el contagio mediante el aisla.rniento de los individuos enfer- trario, habrá un señala111ienro de lo normal y lo anormal,· un señalamiento de
mos con respecto a los no enfermos. ¿En qué consistirá, al contrario, el dispo- las diferentes curvas de normalidad, y la operación de normalización consis-
sitivo que se instaura con la variolización y la vacunación? Ya no en distinE;uir tirá en hacer interactuar esas diferentes atribuciones de nonnalidad Y procu-
entre enfermos y no enfermos, sino en ton1ar en cuenta el conjunto sin dis- rar que las más desfavorables se asimilen a las más favorables. Tenemos enton-
continuidad, sin ruptura, de unos y otros -la población, en suma-, y ver en esa
población cuáles son los coeficientes de morbilidad o de mortalidad probables,
* Michel Foucault; viruela boba.
es decir, lo que se espera normaln1ente en materia de afectados por la enfenne-
**Normales: entre comillas en e! manuscriro, p. 7.
dad, en materia de muerte ligada a ésta en esa población. Y de ese mo~<) se
**• Normal: entre comiJJas en el manuscáro. p. 7.
es[ablece -al respec[O, [Odas las estadísticas del siglo XVIll coinciden- que el ***'" Michel Foucaulr: viruela boba.
84 SEGURIDAD. TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 85

ces algo que parte de lo nor.n1al y se vale de ciertas distribuciones considera- nismos de poder territoriales que caracterizaban un poder desarrollado a par-
das, para decirlo de alguna manera, como más normales o, en todo caso, más tir del feudalismo. Creo que su integración a los mecanismos centrales de poder
favorables que otras. Y esas distribuciones servirán de norma. La norma es un o, mejor, la inversión que la llevó a convertirse en el problema primordial,
juego dentro de las normalid~des diferenciales.* Lo normal es lo primero y la por encima incluso del problema del territorio, es un fen6n1eno, un vuelco
norma se deduce de él, o se fija y cumple su papel operativo a partir del estu- característico de lo sucedido entre el siglo XVII y principios del siglo XIX. Problema
dio de las norrnalidadcs. Por consiguiente, yo diría que ya no se trata de una al que fue necesario dar respuesta por medio de nuevos mecanismos de poder
normación sino más bien, o en senticlo estricto, d.e una normruización. c.uya forma Oe'oe encontrarse, sin áuc'ta, en \o que llamo \os mecan.1smos cie
Así pues, hace quince días, hace una semana y hoy mismo tomé tres ejem- seguridad. En el fondQ, hubo que conciliar la existencia de la ciudad y la legi-
plos: la ciudad, la escasez, la epidemia o, si lo ·prefieren, la calle, el grano, el timidad de la soberanía. ¿Cómo ejercer la soberanía sobre la ciudad? No era
contagio. Puede advertirse de inmediato que estos tres fenómenos tienen can sencillo, y para eso debió producirse toda una serie de transformaciones,
entre sí un lazo muy visible, muy notorio: esrcin vinculados al fenómeno mismo entre las cuales las gue les indiqué son apenas un pequeño esbozo, por supuesto.
de la ciudad. Se reducen al primero de los problemas que traté de esbozar, En segundo lugar, querría hacer notar que los tres fenómenos o, mejor dicho,
porque, después de todo, el problema de la escasez y el grano es el problema los eres problemas que intenté idencifi.car -la calle, el grano y el contagio o la
de la ciudad mercado; el problema del contagio y de las enfermedades epidé- ciudad, la escasez y Ja epidemia- tienen en' común lo siguiente: todas las cues-
micas es el problema de la ciudad corno foco infeccioso. La ciudad como tiones planteadas por ellos giran en definitiva, y en mayor o menor medida,
mercado es también la ciudaJ como lugar "de revuelta; la ciudad, foco infec- alrededor del problema de la circulación. Circulación entendida desde luego
cioso, es la ciudad como lugar de miasmas y muerte. Sea como fuere, creo en un sentidp muy amplio como desplazamiento, intercambio, contacto, forma
que en el centro de estos diferentes ejemplos de mecanismos de seguridad está de dispersión y también de distribución, y el problema entonces es: ¿cómo
el problema de la ciudad. Y si es cierto que el esbozo de la muy compleja tec- deben circular o no circular las cosas? Podríamos decir que, si el problema tra-
nología de las seguridades aparece hacia mediados del siglo XVIll, me parece dicional de la soberanía, y por lo tanto del poder político ligado a la forma de
que lo hace en cuanto la ciud:id planteaba problemas econ6micos y políticos, Ja soberanía, siempre fue hasta entonces conquistar nuevos territorios o, al con-
problemas de técnica de gobierno que eran, a la vez, novedosos y específicos. trario, conservar el territorio conquistado, es posible en cierto modo plantear-
Digamos además, de una manera muy rudimentaria-sería preciso afinar todo lo así: ¿cómo hacer para que la cosa no se mueva o para avanzar sin que se
esto-, que dentro de un sisteJlla de poder que era esencialmente territorial y mueva? ¿Córno marcar el territorio, cómo fijarlo, cómo protegerlo o ampliarlo?
se había fundado y desarrollado a partir de la dominación territorial tal como En otras pala.bras, se trataba de algo que podr(amos llamar precisamente segu-
la definía el feudalismo, la ciiJ.dad había constituido siempre una excepción. ridad del territorio o seguridad del soberano que reina sobre éste. Ése es, des-
Por otra parte, la ciudad por excelencia era la ciudad franca. Era la ciudad que pués de todo, el problema de Maquiavelo. El problema planteado por él era
tenía la posibilidad, el derecho, a la cual se reconocía el derecho de gobernarse justamente cómo hacer para que en un territorio dado, fuera conquistado o
a sf nlistna hasta cierto punto, en cierta medida y con cierta cantidad de lími- recibido por herencia 11 -poco importa la legitimidad o ilegitimidad del poder-,
tes bien marcados. Pero la ciudad siempre representaba una suerte de ámbito
de autonomía con respecto a las grandes organizaciones y los grandes meca- 11
Sobre esta discinción, que funda en Maquiavelo toda la problemática del "nuevo prín-
cipe", cf Le Prínce, París, PUF, 2000, cap. l: "Lo.s principados son o bien hereditarios, cuando
sus príncipes son desde hace mucho tiempo de la sangre de su .sef\or, o bien nuevos", p. 45 y
• Michel Foucauh-repire aquí: y la operación de normalización consiste en poner en juego cap. 2: "·D"igo por enó.e que e.s más'iáó~ con.servar'1os Esrabos'nerelúraños, acostum'orabos a pi1n-
y hacer interactuar e.sas diferentes distribuciones de normalidad. cipes de la misrl'lª sangre, que lo.s E.s(ados nuevos".
86 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE I 978 87

el poder del soberano no sufriera amenazas o para que éste pudiese, con toda Y por últimO, esos mecanismos _.llegamos, creo, al punto central de todo el
certeza, deshacerse·de las amenazas que pesaban sobre él. Su seguridad: creo planteo- no tienden, como los de la ley o los de la disciplina, a imponer de la
que ése era el problema del príncipe en la realidad de su poder territorial, el manera más homogénea y continua, la manera más exhaustiva posible, la volun-
problema político de la soberanía. Pero lejos de pensar que Maquiavelo abre tad de uno a los otros. Se trata de poner de relieve cierto nivel en que la acción
el campo a la modernidad del pensamiento político, yo di~ía que marca, al con- de quienes gobiernan es necesaria y suficiente. Ese nivel de pertinencia para la
trario, el final de una era o, en todo caso, un momento culminante, la cum- acción de un gobierno no es la totalidad concreta y puntual de los súbditos, sino
bre de un momento en el cual el problema era sin duda la seguridad del prín- la población con sus fenómenos y sus procesos propios. Puede decirse que la
cipe y su territorio. Ahora bien, me parece que a través de los fenómenos idea del panóptico, 12 moderna en cierro sentido, es también una idea muy arcaica,
obviamen_re·muy parciales que traté_ de indicar vernos aparecer un problema pues el mecanismo panóptico, en el fondo, intenta poner en ~l centro a a.lgui~n,
muy disriO.ro: ya no fijar y marcar el territorio, si~o dejar fluir las circulacio- un ojo, una mirada, un principio de vigilancia que pueda de alguna manera
nes, controlarlas, seleccionar las buenas y las malas, permitir que la cosa se hacer actuar su soberanía so~re todos los individuos [situadosJ dentro de esta
mueva siempre, se desplace sin ce"sar, vaya perpetuamente de un punto a otro, máquina de poder. En ese aspecto, podemos decir que el panóptico es el sueño
· pero de manera tal que los peligros inherentes a esa circulación queden anu- más viejo del más antiguo de los soberanos: que ninguno de mis súbditos me
lados. Ya no la seguridad del príncipe y su territorio, sino la seguridad de la eluda y ninguno de los gestos de ninguno de ellos me sea desconocido. En éierro
población y, por consiguiente, de quienes la gobiernan. Otro cambio, enton- modo, el punto cen~ral del panóptico es el soberano perfecto. En cambio, ahora
ces, que a mi juicio es muy importante. vCmos apJ.recer, [no] la idea de un poder que adopte la forma de una vigilan-
Est()s mecanismos tienen [además] una tercera característica en común. cia exhaustiva de los individuos para que cada uno de ellos esté en todo momento
Ya se trate de la.s nuevas formas de investigación urbanística, de la manera de y en todos sus actos bajo los ojos del soberano, sino el conjunto de mecanis-
impedir la escasez o al menos de controlarla o del modo de prevenir las epi- mos que incorporarán a la jurisdicción d~l gobierno y de quienes gobiernan
demiás, esos mecanismos comparten el siguiente aspecto: lo que unos y otros unos fenómenos 1nuy específicos que no son exactamente los fenómenos indi-
intentan poner en juego no es en absoluto -o, en todo caso, no es primordial viduales, aunque los individuos-y habrá que volver a esto porque es muy impor-
ni fundarnentalmente- una relación de obediencia entre una voluntad supe- ·tante- figuren en eUos de cierta manera y los procesos de individualización
rior, la del soberano, y las voluntades sometidas a ella. Se trata, por el contra- sean uno de sus rasgos específicos. Es roda otra manera de poner en juego la
rio, de hacer interactuar elementos de la realidad. En otras palabras, el meca- relación colectivo/individuo, totalidad del cuerpo social/fragmentación ele-
nismo de seguridad no debe implantarse en el eje de la relación entre el soberano mental, otra manera que va a acruar en lo que llamamos población. Y el gobierno
y los súbditos, para garantizar la obediencia total y en cierro modo pasiva de de las poblaciones es, creo, algo completamente diferente del ejercicio de una
los s~gundos al primero. Se articula con procesos gue los fisiócratas califica- soberanía hasta en el grano más fino de los comportamientos individuales.
ban de físicos y que también podrían caracterizarse como naturales y como ele- Tenemos aquí dos econon1ías de poder que me parecen muy distintas.
mentos de la realidad. Esos mecanismos tienden asin1ismo a una anulación Me gustaría empezar ahora a a11alizar todo eso. Por medio de los ejen1plos
de los fenómenos, pero no a la manera de la prohibición: "no harás esto" y ni de la ciudad, la escasez y la epidemia, tracé simplemente de captar mecanismos
1
siquiera ' esto no sucederá"; es una anulación progresiva de los fenómenos por que me parecen novedosos en esa época. Y a través de ellos se advierte que, por
obra de los fenómenos mismos. En cierto modo, la cuestión pasa por cir- una parte, la cuestión es una econo1nfa de poder muy distinta, y por otra -y
cunscribirlos en límite~ aceptables en vez de impO.llerles una ley que les diga
no. En consecuetlcla, los mecanismos de seguridad no eligen para actuar el
12
eje soberano-súbditos, y tampoco adoptan para ello la forma de la prohibición. Cf. infra, clase del 8 de febrero, p. l 42.
88 SEGURJDAD, TERRITORJO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 89

sobre esre tema querría decirles ahora algunas palabras-, un personaje político ción debida a las grandes catástrofes humanas. Por otra parre, es muy caracte-
absolutamente nuevo, que hasta entonces no había existido, no se lo había rístico ver las famosas cabbs de morralidad -como saben, la demografía del
percibido, reconocido, recortado; ese nuevo personaje que hace una entrada siglo XVIII sólo pudo inici:arse gracias a que en algunos países, y sobre todo en
notable y además señalada desde muy pronto, en el siglo XVIll, es la población. Inglaterra, se establecierorl tablas de mortalidad que permitían roda una serie
Desde luego, no es Ja primera vez que aparecen el problema y las inquie- de cuantificaciones, así como conocer los motivos de la muerte de las perso-
tudes concernientes a la población, no sólo en el pensamiento político en gcnep nas-, 14 que no siempre existieron, desde luego, y sobre todo no siempre fue-
ral sino en el marco mismo de las técnicas, los procedimientos de gobierno. ron continuas. Y en Inglaterra, que fue el prin1er país en hacerlas, durante el
Puede decirse que, si se observa además el uso de la palabra "población" en siglo XVI y creo que aun h;lSta principios del siglo XVII -no conozco n1uy bien
13
textos más anciguos, se ve que el problema de la población se plantea: desde la fecha en que las cosas cambiaron-, en todo caso a lo largo del siglo XVI, sólo
hace mucho y, en cierto modo, de una manera casi permanente, pero con una se las elaboraba en los m"omenms de las grandes epidemias y cuando alguna
modalidad esencialmente negativa. La deno1ninada "población" era en lo .fun- calamidad hacía tan dramática la mortalidad que se quería saber exactamente
damental lo contrario de la despoblación. Se entendía entonces por "pobla- cuánta gente moría, donde y a causa de qué. 15 En otras palabras, la cuestión
ción" el movirnicnto por el cual, Juego de algún gran desastre, fuera la epide- de la población no se tomaba de manera alguna en su positividad y su gene-
mia, la guerra o la escasez, uno de esos grandes momentos dramáticos en que ralidad. Esa cuestión, y el interrogante sobre la manera de repoblar~ se plantea-
los hombres morían con una rapidez y una intensidad espectaculares, se repo- ban con referencia a una r:nortalidad dramática.
blaba un territorio que había quedado desierto. Oigamos además que el pro- El valor positivo de la noción de población tampoco se remonta a esa mitad
blema de la población se planteaba con respecta al desierto o la desertifica- del siglo XVIII a la cual me referí hasta ahora. Basta con leer los textos de los
cronistas, historiadores y viajeros para ver con claridad que en sus descripcio-
nes la población aparecía siempre como uno de los factores, uno de los ele-
lJ Michel Foucault tal vt::z. aluda aquí a los escritos de Francis Bacon, a quien muchos diccio·
narios atribuyen b. invención de \a palabra popul.arion {cf. pot ejemplo el Dictionnaire hi.riorique
de la langiu ftanrtJúe. Le Robert). En realidad, el término es inhallablc en Bacon y sólo aparece en 14 Sobre john Graunr, cf. infa, nota 28.
traducciones tardí¡¡.s. En inglés, la primera aparición de la palabra parece remontarse a lns Political 15 Cf. Eric Vilquin, introducción a John Graunt, Observations naturelíes ou politiques réper-
Dúcourus (1751) de David Hume; en cuanto al término francés, recién comenzó a circular en la toriéeJ dans l'Index ci-apres et foitts sur fes buíletins de monalité de }ohn Graunt citoyen de Londres,
segunda mirad dd siglo XVlll. En 1748, Montesquieu aún lo ignora, y habla de "muchos hom- en rapport avec le gouvernement, fa religion, fe commace, l'accrois.sement, l'atmosphere, ÍeJ mala-
. bres" (De f'epn't dts ÍOiJ, XVIII, 10, en CE:ivres comp/Jtts, París, GaHimard, 1958, col. BibliothCque dies et les divers changements de ladite citi, París, !NEO, 1977, pp. 18 y 19: "Los boletines de
de la Pléiade, t. 11, p. 536) [trad. esp.: Del espln'tu de /.aJ leyes, Madrid, Tecnos, 1972] 0 de los habi- mortalidad de Londres se cuentan entre los primeros relevamientós demográficos publicados,
tantes, de "'propagación de la especie" (ihid, XXIII, 26, O. e, p. 710; 27, O. e, p. 711; cf. Lettres pero su origen no se conoce muy bien. El boledn más antiguo que se ha encontrado responde
persannes [1721], CXXJI, en O. C., t. 1, p. 313 [trad. esp.: Cartas persas, Madrid, Alianza, 2000]). a un pedido del Consejo Real al alcaJde de Londres con referencia a la cantidad de fallecidos
En cambio, ya en las Lettres persannese1nplea con frecuencia la forma negativa de la palabra, dépo· por causa de la pesre, y es del 21 de ocrubre de 1532 [ ... ]. En 1532 y 1535 hubo series de bole·
puÍluion ["despoblación"] (cana CXVll, en O. C., p. 305; De !'esprit des lois. XXIII, l 9, O. C., p. rines semanales que indicaban el número toral de decesos, y, entre éstos, los debidos a la peste,
695; 28, O. C., p. 711). El uso del término se remonta al siglo XIV (cf. f.mile Littré, Dictionnaire por cada parroquia. Sin lugar a dudas, esos boletines no tenían oua razón de ser que dar a las
de la langue ftanraise, Parls, J.·]. Pauvert, 1956, t. 11, p. 1645), en el sentido activo del verbo se autoridades londinenses una idea de la magnitud y la evolución de la peste, por lo cual apare-
dtpeupler ["despoblarse"]. Ausente en la primera edición del E.ssai sur fa police générale des grnins cían y desaparecían con ella. La peste de 1563 dio origen a una prolongada serie de boletines,
de Claude-Jacques Herberr (op. cir.) en 1753, "población" figura en la edición de 1755. Se encon- extendidos desde el 12 de junio de ese año hasta el 26 de julio de 1566. También hubo una
trar.in recapitulaciones recientes de la cuestión en Hervé Le Bras, ''Avanr-propos", en; Hervé Le serie en 1574, otra continua de 1578 a 1583 y luego otras n1ás de 1592 a 1595 y de 1597 a
Bras (dir.), l1nvention des popuíations, París, Odile Jacob, 2000; e l. ·ramba, "Hisroires de démo- 1600. Aunque no es imposible que la regularidad de los bolerines semanales se remonte a
graphe et de linguiste: le couple popularion/dépopulation", Linx(París X), 47, 2002, pp. 1·6. 1563, sólo es indudable a partir de 1603".
90 SEGURJDAD, TERRITORJO, POBLACIÓN . CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 91

meneos del poderío de un soberano. Para que un soberano fuera poderoso, claro está, la existencia de bajos salarios. Bajos salarios quiere dec~r bajos pre-
era preciso desde luego que reinara sobre un territorio extenso. También se pon- cios de las mercancías producidas y posibilidad de exportación, y de allí una
deraba, se estimaba o se calculaba la importan~ia de sus tesoros. Extensión del nueva garantía del poder, nuevo pri~cipio para el poderío mismo del Estado.
territorio, importancia de los tesoros y población, considerada por otra parte Para situarse en la base de la riqueza y el poder del Estado, la población debe
en tre.S aspectos: numerosa y susceptible, por consiguiente, de figurar en el estar, por supuesto, regimentada por codo un~apar<ito reglamentario que í'mpe-
blasón del poderío de un soberano, esa población se manifestaba en el hecho dirá la emigración, atraerá a los inmigrantes }r favorecerá la natalidad; un apa-
de que este último disponía de cuantiosas tropas, las ciudades tenían muchos rato reglamentario, asimismo, que va a definir cuáles son las ptodUcciones úti-
habitantes y los mercados eran muy frecuentados. Y esa ·población numc::rosa . les y exportables, que va a detenninar además los objetos que de~cn producirse,
·Sólo podía caracterizar el poder del soberano con dos condiciones adicionales. los medios para producirlos y los salarios, y que va a prohibir la ociosidad y el
Por una parre, que fuese obediente; por otra, que estuviera animada por un vagabundeo. En resum¡;:n, todo un aparato que va a asegurarse de que esa pobla-
celo, una afición al trabajo, una actividad que permitían al soberano ser efec- • ción, considerada como principio y en cierto modo com~ raíz del po4erfo y la.
tivamente poderoso, es decir, obedecido y rico al mismo tiempo. Todc> esto riqueza del Estado, trabaje coffio corresponde, dor{de correspofide y eñ. las icti-
. corresponde a Ja manera más tradicional de concebir la población. vidades que corresponden. En otras palabras, la población co~o fuerza produc-
Las cosas empiezan a cambiar con el siglo XVll, esa época que se ha c:arac- tiva, en el sentido estricto de la expresión, era la preocupación del mercantilismo,
terizado por lá vigencia del cameralismo 16 .y el mercantilismo, 17 no tanto doc- y me parece que después de los mercantilistas, en el siglo XVIÜ y menos aún en
trinas económicas como nuevas maneras de plantear los problemas del gobierno. el siglo XIX, desde luego, ya no se la juzgará esencial y fundamemalménte con
Eventualmente volveremos a ellos. Digamos por ahora que para los mer,:anti- ese carácter. Quienes vieron a la población esenciaimerite.de ese modo, como
li.Stas del siglo XVII la población ya no aparece si1nplemente co1no un rasgo posi- fuerza productiva, fueron .los mercantili~tas o los carneralisras, y con la condi-
tivo capaz. de figurar entre los emblemas del poderío del soberano, sino den- ción, claro está, de que fuera efectivame;1te adiestrada, repartida, distribuida y
tro de una dinámica o, mejor dicho, en el principio mismo de una dinámica, fijada de acuerdo con mccani5mos disciplinarios. Población, principio de riqueza,
la dinámica de poder del Estado y el soberano. La población es un elemento fuerza productiva, regimentación disciplinaria: todo esto constituye una unidad
fundamental: un elemento que condi~iona todos los otros. ¿Por qué condi- dentro del pensamiento, el proyecto y la práctica política de los mercantilistas.
ciona? Porque la población suministra brazos para la agricultura, vale decir que A partir del siglo XVIII, en los años que hasta aquí tomé como punto de refe-
garantiza la abundancia de las cosechas, pues habrá más cultivadores, ml.lchas rencia, me parece que las cosas van a modificarse. Suele decirse que los fisió-
tierras cultivadas, cosechas abundantes y, por lo tanto, bajo precio de los gra- cratas, en contraste con los mercantilistas del período precedente, eran anti-
nos y los productos agrícolas. También sutninistra brazos para las manufactu- poblacioni~tas.18 E.seo significa que, mientras unos consideraban que la población,
ras, y permite con ello prescindir en la medida de lo posible de las importa-
111
ciones y de todo lo que debería pagarse en buena moneda, oro o plata, a los Sobre esta cuestión, véanse Georges Weulerssc, le Mouvement phjsiocratique en Franc"e de
países extranjeros. [Por último,] la población es un elemento fundamental en l 156 a 1770, Parls, Félix Alca~. 1910, t. 11, libro v, cap. l. pp. 268-295, "Discussion des princi-

la dinámica del poderío de los Estados porque asegura, en el seno mismo de pes du popularionnisme", y les Physiocrates, París, G. Do in, l 931, pp. 25 l-254; JÜseph John
-._Spcngler, Ít·onomie et populatio'J. les doctrines franraises avant l 800: de Budt. 4 Condorcet, trad. de
éstos, toda una competencia en la mano de obra disPonible, lo cual gararttiza,
G. Lecarpentier y A. Fage, París, PUF, 1954, col. Travaux et Documents, cuaderno nún1. 21, pp.
165-200; Adolphe Landry, "Les idées de Quesnay sur la population", Reviu d'histoire des.doctrines
économiqua et 1ociak1, 1909, reecl.icado en Franrois Quemayet la phyfiocmtie, París, JNED, 1958, r. 1,
16 pp. 11-49, y Jean-Ciaude Perrot, Une histoire intelkcntelk de l'!conomie poliriq1u, XVJf- XVII( útcíe,
Cf. s1pra, nora 25 -de la clase dd 11 de enero.
"Jbid. París, EHE.SS, 1992, pp. 143-192 ("Les économistes, les philosophes et la population'').
92 SEGURJDAD, TERRJTORJO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 93

por ser fuente de riqueza y poder, debía incrementarse lo más posible, los fisió- población va a dejar de presentarse como un conjunto de sujeto~ de derecho,
cratas, se di~e. ten{an posiciones mucho rnás ·matizadas. En realidad, yo creo un agrupamiento de voluntades sometidas que deben obedecer la voluntad del
que la diferencia no radicaba tanto en d valor o la falta de valor de las dimen- soberano por intermedio de los reglan1entos, las leyes, los edictos, etc. Se la con~
siones de la población. Me parece que los fisiócratas se diferencian ·esencialn1enre siderará como un conjunto de procesos que es n1enester n1anejar en sus aspee~
de los mercaritilistas o los camerci..listas porque tienen otra manera de tratar la tos naturales y a partir de ellos.
población. 19 Pues los mercantilistas y los cameralistas, en el fondo, cuando habla- Pero ¿qué significa esta naturalidad* de la población' ¿Por qué desde ese
ban de esa población que por un lado era fundamento de la riqueza y por otro momento ésta será percibida, no a partir de la noción jurídico polltica de
debía estar regiinentada por un sistema reglamentario, sólo la consideraban "aún sujetos, sino como una especie de objeto técnico político de una gestión y un
como el conjunto de los súbditos de un soberano, a los cuales se podía impo- gobierno? ¿Qué es esa naturalidad? A mi parecer, para decir las cosas muy bre..
ner.precisament7 desde arriba, de una manera poÍ completo voluntarista, una vcmente, se manifiesta de tres maneras. Primero, la población, tal como se la
serie de leyes y.reglamentos que les indicaban qué hacer y dónde y cómo hacerlo. problematiza en el pensamiento, pero [también] en la práctica gubernamen ..
En otras paJabfas, los n1ercanri1istas,.en cierto rnodo, veían el problema de la tal del siglo XVIII, no es la simple suma de los individuos que habitan un terri ..
población esencialmente en el eje del soberano y los súbditos. El proyecto torio. No es tampoco el mero resultado de su voluntad de reproducirse, ni la
mercantilista, cameralista o colbertiano, si lo prefieren, se situaba en la rela- contracara de una voluntad soberana que puede favorecerla o darle forma. De
ción de la voluntad del soberano con la voluntad sojuzgada de las personas, y hecho, la población no es un dato básico; depende de toda una s~rie de varia;
veía a éstas como sujetos de derecho, súbditos sometidos a una ley que podían bles. Variará con el clima. Variará con el entorno material. Variará con la inten;
ser susceptibles de un encuadramiento reglainentario. Ahora bien, yo creo que sidad del comercio y la actividad en la circulación de las riquezas. Variará, desde
con los fisiócratas y, de manera general, con los economistas del siglo XVIII, la -luego, según las leyes a las cuales esté sometida, por ejemplo, Jos impuestos,
las leyes del matrimonio. Y variará también con las costumbres de la gente,
19
por ejemplo, Ja manera de dotar a las hijas, la manera de asegurar los derechos
La posición funda1ncntal de los fisiócratas sobre el cezna consiste en la introducción de las
de primogenitura, el derecho de mayorazgo, así como el modo de criar a los
riquezas como mediación entre la población y los artículos de subsistencia. Cf. Fran~ois Quesnay,
artículo "Hommes", en Franrois Quesnay et la physiocratit, op. cit., t. 11, p. 549: "Se aspira a incre- hijos, el hecho de entregarlos o no al cuidado de nodrizas. La población va a
mentar la población en el ~ampo, pero se ignora que su crecimiento depende del aument? previo variar con los valores n1orales o religiosos que se reconocen a tal o cual tipo de
de las riquezas". Cf. GeoigCS Weulersse, les Physiocrates, op. cit., pp. 252 y 253: "El crecimiento conducta: por ejemplo, valorización ético religiosa del celibato de Jos sacer~
de la población no los dejaba indiferentes: pues los hombres contribuyen a enriquecer el Estado doces o los monjes. Y variará sobre todo con la situación de los artículos de sub-
de dos maneras, como productores y como consumidores. Pero sólo ·serán productores útiles si
sistencia, y en este punto damos con el famoso aforistno de Mirabeau, cuando
producen más de lo que .consumen, es decir, si su trabajo se lleva a cabo con la ayuda de los capi-
decía que la población no variaría nunca ni podría ir Jamás .rnás allá de Jos lími-
tales necesarios; y su consun10, de la misma. manera., sólo será beneficioso si pagan a buen precio
las n1erca.ndas que necesitan para Vivir, esro es, un precio igual al que pagarían los compradores tes que le fijan las existencias de esas provisiones. 20 Todos esos análisis, sean de
extranjeros: de no ser así, una abundante población nacional, lejos de ser un recurso, se convierte
en una carga. Pero comen7.ad por aumentar los ingresos de la cierra: los hombres, en cierro modo
convocados a la vida por la abundancia de los salarios, se multiplicarán en una magnitud propor- *Naturalidad: encre conúllas en el manuscrito, p. 13.
cional; ral .es el verdadero poblacionismo, indirecto, pero bien entendido". Hay también una
2
°Cf. Vicror Riquet[r]i, marqués de Mirabeau (1715-1789), llamado Mirabeau el mayor,
excelente recapitulación en Joseph John Spengler, Íconomie et population .. . , op. cit., pp. 167- L'Ami des ho1nmes, ou Trnité de la population, 3 vals., publicado sin nombre de auco·r, Aviñón,
170. Sobre d an:ílisis del papel de la población hecho por los fisi6cratas y los economistas, e[ ya s. n., 1756, (véase Lucien Brocard, Les Doctrines économiques et so.cial.es du marquis de Mirabeatl
Michcl Foucault, Histoirt de Ja folie iz l'áge cl.assique, Par!s, Gallirnard, 1972, pp. 429 y 430 !trad. dtins "L'.Ami des hommes'; Par{s, Giard et Brit:re, 1902). E\ aforismo de Mirabeau, extraído de
esp.: Histon"a de la lacura en la época clásica, Buenos Air~, Fondo de Cultura Económica, 1992]. L'Ami des hommes - "la medida de la subsístencia es la n1edida de la población"-, rienc su para~
94 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 25 DE ENERO DEI 978 95

Mirabeau, del abare Pierre Jaubert21 o de Quesnay en el artículo "Hommes"


En esta suerte de espesor con respecto al voluntarismo legalista del sobe-
de la Encyclopédie, 2 ~ muestran sin lugar a dudas que en este pensamiento la
rano, la población aparece entonces como un fenómeno de la naturaleza. Un
población no es esa suerte de dato primitivo, materia sobre la cual va a ejer-
fenómeno de la naturaleza que no se puede cambiar por decreto, lo cual no sig~
cerse la acción del soberano, como contracara de éste. La población es un dato
nifica, empero, que la población sea una naturaleza inaccesible e impcnetra~
dependiente de toda una serie de variables que le irnpiden, entonces, ser trans-
ble; al contrario. Y el análisis de los fisi6cratá.s y los economistas se torna inte-
parente a la acción del soberano, o hacen que la relación entre una y otro no resante en este punto: la naturalidad que se advierte en el hecho de que la
pueda ser del mero orden de la obediencia o el rechazo de la obediencia, la
población sea permanentemente accesible a agentes y técnicas de transforma-
obediencia o la revuelta. De hecho, las variables de las que depende la pobla- ción, siempre que esos agentes y esas técnicas sean a la vez ilustrados,. medita-
ción llevan a ésta, en una medida muY Considerable, a escapar de la acción volun- dos, analíticos, calculados y calculadores. Es preciso, desde luego, tomar en
tarista y directa del soberano expresada en la forma de la ley. Si se dice a una cuenta no sólo el cambio voluntario de las leyes si éstas son desfavorables a la
población "haz esto", nada prueba no sólo que lo hará, sino sencillatnente que población. Lo necesario, si se pretende favorecerla o lograr que mantenga una
podrá hacerlo. El límite de la ley, mientras se considere únicamente la relación relación justa con los recursos y las posibilidades de un Estado, es ante codo
soberano-súbdito, es la desobediencia del súbdito, el "no" opuesto por él al sobe- actuar sobre una n1ulritud de factores, elementos que en apariencia están lejos
rano. Pero cuando se trata de la relación del gobierno con ~a población, el de la población misma y su comportamiento inmediato, lejos de su fertilidad, de
límite de lo decidido por el soberano o el gobierno no es forzosamente el rechazo su voluntad de reproducción. Es preciso, por ejemplo, actllar sobré los flujos
de las personas a quienes se dirigen. de moneda que van a derramarse sobre el país, saber si esos flujos de moneda
pasan, saber si Hegan bien a todos los elementos de la población, si no dejan
regiones inertes. Habrá que actuar sobre las exportaciones: cuanto más pedi-
lelo en la obra de Ange Goudart, Les lntiréts de la France mal entendus, dans ks branches de i'a-
grici1lture, ~la population, des finances ... , aparecido ese rnismo año {ues vals., Amsterdam, chez dos de exportación haya, mayores, por supuesto, serán las posibilidades de tra-
Jacques Cceur, 1756): "De la magnitud general de la subsistencia depende siempre el número bajo y, por lo tanto, de existencia de riquezas y población. Se plantea el pro-
de hombres", y se retoma, hasta en las imágenes de su formulación {los hombres se multiplican blerna de las importaciones: ¿al importar se favorece: o desfavorece a la población?
"como ratones en una granja si tienen los medios de subsistir sin 'limitaciones"), en: Richard Si se importa se quita trabajo a la gente de aquí, pero también se le da alimen-
Cantillon, Essai sur la nature du commerce en général Londres, Flctcher Gyles, 1755; reirnpre· tos. En consecuencia, un proble1na que fue capital en el siglo XVIII, el de la regla-
sión facsimilar, París, !NEO, 1952 y 1997, cap. 15, p. 47 {uad. esp.: Ensayo sobre la naturaleza
mentación de las importaciones. Sea como fuere, a través del juego de codos
del comercio en general México, Fondo de Cultura Económica, 1978].
21
Abate Pierre Jaubert, Des causes de la dipop1tlation et des moyens d'y remiditr, publicado esos factores lejanos va a ser posible actuar efectivamente sobre la población.
sin nombre de autor, Londres y París, chez Ocssain junior, 1767. Como ven, entonces, se perfila una técnica muy distinta: no obtener la obe-
22
Este artículo escrito para la Encycfopédie, cuya publicación se prohibió en 1757 y recién diencia de los súbditos a la voluntad del soberano, sino influir sobre cosas
se reanudó en 1765, permaneció inédito hasra 1908 (Revue d'histoire des doctrines économiques aparentemente alejadas de la población, pero que, según hacen saber el cálculo,
et sociales, 1; reedición en .Franfois Qiusnay et la physiocratie, op. cit., t. 11, <Et1vres, pp. 511- el an<ilisis y la reflexión, pueden actuar en concreto sobre ella. Esta naturali-
578). Sin embargo, Henry Pattulo, en su Essai sur i'amelioration des terres, París, Ourand,
dad penetrable de la población constituye, n1e parece, una mutación muy
1758, lo rranscribió parcialmente y lo difundió (cf Jean-Claude Perrot, Une histoire inteiiec-
tuelle .. ., op. cit., p. 166). Luego de 1765, el artículo de Quesnay fue reemplazado en la Encyclopédie importante en la organización y la racíonalízacíón de los métodos de poder.
por el de Diderot, "Hommes" (polírica) y el de Oamilaville, "Popularion~. El manuscrito, Podríamos decir también que la naturalidad de la población se pone de
depositado en la Biblioteca Nacional, recién se redescubrió en 1889. Por eso no aparece en la manifiesto en un segundo aspecto, el hecho de que, d~spués de codo, esa pobla-
compilación de Eugene Oaire, Les Physiocrates, París, Guillaumin, 1846. Cf. L. Salieron, en ción está compuesta de individuos, individuos perfectamente diferentes unos
FranfOÚ Quesnay et la physiocratie, op. cit., t. !!, p. 511, n. 1.
de otros y cuyo con1portamiento, al menos dentro de ciertos límites, no se
96 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 97

puede prever con exactitud. No por ello deja de ser verdad que, según los pri- de la producción espontánea del interés colectivo por obra de éste tenemos algo
meros teóricos de la población del siglo XVIII, hay al ·menos un invariante por que es completamente opuesto a lo que era la vieja concepción ético jurídica
el cual, tomada en su conjunto, ella tiene y sólo puede tener un único motor del gobierno y el ejercicio de la soberanía. En efecto, ¿qué era el soberano
de acción. Ese motor de acción es el deseo. El deseo -vieja noción que había para los juristas, no sólo los juristas medievales sino también los teóricos del
hecho su eÍltrada y se utilizaba en la dirección de conciencia {eventualmente derecho natural, tanto para Hobbes como para Rousseau? El soberano era la
podríamos volver al tema)-23 reaparece ahora en las técnicas de poder y gobierno. persona capaz de decir no al deseo de cualquier individuoj el problema con-
f:l deseo es el elemento que va a impulsar la acción de codos los individuos. Y siscía en saber de qué manera ese "no" opuesto al deseo de los individuos
contra él no se puede. hacer.~ada. Coní.o dice Quesnay: nq se puede impedir podía se.r legítimo y fundarse sobre la voluntad misma de éstos. En fin, es un
que l~ gene~ viva donde a su juicio puede obtener mayores ganancias y donde problema enorme. Ahora bien, a través del pensamiento económico político
desea vivir, justaménte porque ambiciona esa ganancia. No crateh de cambi:lrla, de los fisiócratas vemos formarse una idea muy distinta:· el p~oblema de quie-
la cosa no cambiará. 24 Pero -y aquí la naturalidad del deséo IÍlarca la pobla- nes gobiernan no debe ser en modo alguno saber cómo pueden decir no,
ción y la técnica gubername!ltal puede penetrarlo-- ese deseo, por razones a hasra dónde pueden decirlo y con qué legitimidad. El problema es saber cómo
las cuales será preciso volver y que conscituyen uno de l'os eleme"ntos teóricos de.cir sí, c6ino decir sí a ese deseo." No se trata, entonces, del lín1ite de la con-
más importantes de todo el sistema, es tal' que, si se lo deja actuar y siempre cupiscencia o del amor propio entendido como amor a sí mism·o, sino, al
que se lo deje actuar, dentro de determinados límites y en virtud de una serie contrario, de todo lo que va a estimular, favorecer ese amor propio, ese deseo,
de relaciones y conexiones, redundará en suma en el interés general de: la _E¡lG.li>la'" a fin de que éste pueda producir los efectos benéficos que debe necesa!ia-
ción. El deseo es la búsqueda del interés para el indliividuo .. P0r 0.ti::a; pQ,Ete,. mente producir. Tenemos aquí, por lo tanto, la matriz de toda una filosofía uti-
aunque éste pueda perfectamente ser engañado por Su'd~seG))efilih::i1cG>n'CeDll.Ütate· litarista, por decirlo de algún modo. 25 Y así como creo que la Ideología de
al interés personal, hay algo que no: engaña: el juego• espontáneo·º'" en, t0d.'o Condillac -en fin, lo que dio en llamarse sensualismo-26 era el instrumento
caso, a la vez espontáneo y regulado.'del deseo permitirá, en· efecto, la· produc-
ción de un interés, algo que es interesante para la propia población. Producción· 25
Sobre esta noción, cf. Michel Foucault, Naissanct de la biopolitiqut, París, Gallimard-Seuil,
del interés colectivo por el juego del deseo: e~co m·arca al mismo tiempo la natu- 2004, clase del 17 de enero de 1979. p. 42 (el utilitarismo como "tecnología de gobierno").
ralidad de la población y la arrificialidad posible de los medios que se instru- 26
Étiennc Bonnot de Condillac ( 1715-1780), autor del bsai nff /'origine des connaiJsances
~cntarán para manejarla. humaints (París, P. Mortier, 1746 (trad. esp.: Ensayo sobre ti origen dt los conocimientos huma-
La cuestión es importante porque, como .podrán dcirse cuenta, con la idea nos, Madrid, Tecnos, 1999]), el Traitt des sematiuns (París, De Bure, 1754 [trad. esp.; Tratado
de las stmacionts, Buenos Aires, Eudeba. 1963]), y el Traitl dts animattx (Parfs, De Bure, 1755),
de una gestión de las·poblaciones sobre la base de la naturalidad de su deseo y
sostiene, en el segundo de los libros mencionados, que no hay ninguna operación del alma que
no sea una sensación rransformada -de allí el no1nbre de sensualismo dado a su docrrina- y
que cualquier sensación, sea la que fuere, basta para engendrar todas las faculrades. En defensa
23 Michel Foucault alude aquí a una cuestión ya tratada en el curso de 1975, Les Anormaux, de su tesis, Condillac imagina una estatua a la cual confiere de manera separada y sucesiva los
París, Gallimard-Seuil, 1999 [trad. esp.: Los anormales. Curs; tn ti CoUege de Franct (1974~1975), cinco sentidos. La Ideología designa el n1ovimiento filosófico originado en él e iniciado en
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000]. Cf. infra, nota 43 de la clase del 22 de 1795 con la creación del Instituto (del que forn1aba parre· la Academia de Ciencias Morales y
febrero. Políticas, a la cuaJ pertenecían' los condil!acianos). El princip;I representante de esta escuela fue
24 Cf. Franc;ois Quesnay, artículo "Hommes", op. cit., p. 537: "Los hombres se rcünen y se Antaine Louis Claude de Destutt de l"racy ('1754-1836), autor de los Íltments d'idéologie, 4
multiplican en rodas los lugar~ donde pueden conseguir riquezas, vivir con holgura y poseer vols., París, Courcier, 1804-1815 (trad. esp.: t.lemtntos dt ideología incluidos tn diez y ocho lec-
con seguridad y en propiedad las riquezas que sus trabajos y su industria son capaces de pro- ciones (selección), Parfs, Casa de Masson e hijo, 1826]. Michel Foucaulr, que dedicó varias
curarles". páginas a los ideólogos en Les Mots et les chores, París, Gallimard, l 966, col. BibliothCque des
CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 99
98 SEGURIDAD. TERRJTORIO. POBLACIÓN

27 ~e establecer no sólo que, pese a todo, en una ciudad había cada año una can-
teórico median ce el cual se podía dar una base a la práctica de la disciplina, tidad constan~e de muertos, sino que existía a~emás una proporción cons-
diré que la hlosofí~ utilicarisr~ fue el instrumento teórico que sirvió de base a tante de los diferentes accidentes -muy variados, empero- causantes de esa
esa novedad que en la época era el gobierno de las poblaciones.* mue::e. La misma proporción de gente muere de consunción, la misina pro-.
Por último, la naturalidad de la población que se deja ver en ese beneficio porc1~1,1 muere 4e fiebres, de cálculos, de gota o de ictericia. 29 Y lo que sin duda
universal del deseo, y también e,;
el hecho de que la población siempre dependa no deJO de despertar la estupefacción absoluta de Graunt es que en l~s tablas
de variables complejas y modificables, se 1nanifiesra de una tercera manera. de mortalidad de Londres la proporción de suicidios es exactamente la misma
Lo hace en la constancia de unos fenómenos que podríamos suponer variables, de un. ano
- a otro. 305 e constatan también
. otros fenómenos regulares, entre ellos,
porque dependen de accide~tes, azares, conductas individuales y causas coyun- por ejemplo, que nacen más virónes qlle mujeres, pero los priineros sOn víc-
turales. 'Ahora bien, basta con observar, mirar y contabilizar esos fenómenos
qu~ deberían ser. irreguÍaies para darse cuenca de que, en realidad, son regula-
res. Y ése fue el gran descubrimiento realizado a fines del siglo XVII por el inglés Cambridge, University Press, 1899; versión francesa: Les cEuvres tconOmiqueJ de Sir Wi//iam
Graunt, 28 quien, justamente con referencia a las tablas de mortalidad, fue capaz Petty, tr~~· de H. Dussauze y M. Pasquier, t: 11, París, Giatd et BriC:re, 190S, pp. 3S l-467; ~ueva
.tradu~c1on ano.rada por .E~ic Vilquin (cf..supra, nota IS). Autódidacto, ~aestro pañ~ro de
pro~esión Y amigo. de W1ll1am Petty, Graunt tuvo la idea de elaborar _cuadros "cronológicos a
partir de los bo.lennes de morralidad publicados en oportunidad de la gran peste que;_ diezmó
scienccs humaines, cap. 7, pp. 253-25.5 [trad. esp.: Las palabras y lar cosas. Una arqueología de Londres en el ~1glo XVII. Ese texto es. considerado como el punto de partida de I~ demografía
las ciencias humanas, México, Siglo XXI, 1968], ya relaciona la concepción genérica de Condillac in_o~erna (cL l aul F. Lazarsfeld, Phdo1ophie_ des sciences sociales,. París, Gallimard, 1970, col.
con el dispositivo panóptico de Bentham -presentado como la forma pura ,del poder discipli- B1bl1othC:que des scicnces hu1naines, pp. 79 y 80; "las primeias tablas de mortalidad, publiCa-
nario- en su curso de 1973-1974, Le Pouvoir psychiatrique, edición establecida por Jacques d~s en 1662 por Gr.aun~,' a quien se considera como el fundador de la demografía moderna").
Lagrange,.Parfs, Gallimard-Seuil, 2Ó03, col. Hautes Études, clase del 28 de noviembre de Sin embargo, I~ arnbuc1on de las ObservationJ a Graunr fue objeto de disputas desde'el siglo
1973, p. 80 [trad. esp.: El poder psiquiátrico. Curso en el Colltge de France (1973-1974), Buenos ;::v11, en benefi~10 ~e Peny. Cf. Hervé Le Bras, Naissance de la mortalitt, op. cit., p. 9, para quien
Aires, Fondo de CuJcura Económica, 200S]. Sobre Condil!ac, véase asimismo Michel Foucaulr, la. ~alanza se 1n.~1na c~n claridad en c~ntra de la paternidad de Graunt y a favor de Petty".
LeI Mots et les choses. op. cit., cap. 3, pp. 74-77. Philip Kreager, New light on Graunt , e~ Pop1dation StudieJ, 42 (1), man.o de 1988, pp.
27 Cf. Michel Foucault, Survei/Jeret punir, París, Gallimard, 1975, p. 1OS ltrad. esp.: Vigilar 129-140, defiende la tesis opuesta.
y castigar. Nacimiento dL la prisión, México, Siglo XXI, 1976]: "[El discurso de los ideólogos] " 29 John_ Graunt, Obiervations ... , op. cit., cap. 2, § 19, trad. de Eric Vilquin, pp. 65 y 66:
presentaba[ ... ], a través de la teoría de los intereses, las rcpresencaciones y los signos. y a través enr~e las diferentes causas [de fallecimienroJ, algunas mantienen una relación consrant'e con la
de las series y las génesis. que reconstituía, una suerte de receta general para el ejercicio del canndad total de entierros. Así ocurre con las enfermedades crónicas y las enfer{Tledades a las
poder sobre los hombres: el 'espíritu' como superficie de inscripción para el poder, con la cuales, la ciudad está
, .más
. expuesta , po r eJemp
· 1o, 1a consunc1on,
· • 1a Ju·d ropes1a,
· ¡a 1crenc1a,
· ' · la gota,
se1niología co~o instrumento; la sumisión de !os cuerpos n1ediante el control de las ideas, y el los cálculos, la parálisis, el escorbuto, la basca o la sofocación de la matriz, el raquitismo, la vejez.,
análisis de las representaciones, con10 principio en una política de los cuerpos, mucho más efi- las c_uartanas, las fiebres, el fluj9 de vientre y la diarrea".
caz. que la anat~mía ritual de los suplicios. El pcnsa1nicnro de los ideólogos no fue únicamente • Jo lb'd
1 .: "Y• ~c~rre otro tanto con algunos accidentes con10 las pesaduinbres, ·!os ahoga-
una teoría del individuo y la sociedad; se desarrolló como una tecnología de los poderes sutiles, rnient.o~, ~os suic1d1os, las rnuenes debidas a diversos accidentes, ere.". Sobre Ja probabilidad de
eficaces y económicos, en o.posición a los gastos suntuarios del poder de los soberanos". los suic1d1os, véase también ibid., cap. 3, § 13, trad. de Eric Vilquin, pp. 69 y 70. La alusión de
Manuscrito, p. 17: "Lo importante es también que la 'filosofía utilitarista' es un poco al
::ucault a ~u~~ei::1 es evid_ent~ aquL Sobre el interés manifestado por la sociología del siglo
gobierno de las poblaciones lo que la Ideología era a las disciplinas". por el su1c1d10 •. esa obst1nac1ón de morir, can extraña y pese a ello tan regulai, tan cons-
28 John Graunt (1620-1674), Natural and Political Observations Mentioned in a }01/owing
can~e en sus expresiones y por consiguiente tan poco expliCablc a través de panicularidades o
!ndex, and Made upon the Bilis o/ Mortality. With Reftrence to the Government, Religion, Trade, accidentes ind'.vid~ales~, cf. tviichd Foucault, La Volonté de savoir, París, Gallimard, 1976, p. 182
Giowth, Ayre, DiseaseJ, ami the Severa/ Changts of the Said City, Londres, John tvlartin, 1662; [trad. esp.: Hzstona de la sexualidad, l. La vo/i,ntad de saber, México, Siglo XXI, I 98S].
S"' ed., 1676: reeditado en Charles I-I. Hull (con1p.), The Economic Writings o/Sir WiL/iam Petty,
CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 101
100 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN

rimas de rnás y más variados accidentes que las segundas, de modo que al tal que dentro y con la ayuda de ésta, así como con referencia a ella, cl sobe-
31
cabo de cierto tiempo la proporción s.e restablece. De todas maneras, la rano debe desplegar procedimientos meditados de gobierno. En otras palabras,
mortalidad d~ los niños siempre es más grande que la de los adultos. La mor-
32 con la población tenemos algo muy distinto de una colección de sujetos de
33
talidad si~mpre es más elevada· en la ciudad que en el camp0, ecc. Tenen1os derecho diferenciados por su estatus, su localización, sus bienes, sus responsa-
aquí, por lo canto, una tercera Superficie de afloratniento de la naturalidad de bilidades, sus oficios; [tenemos]• un conjunto de elementos que, por un lado,
se inscrib~n en el régimen general de los seres vivos, y por otro, ofrecen una
la población.
No se erar; entonces de una colección de sujetos jurídicos, en relación indi- superficie de agarre a transformaciones autoritarias, pero meditadas y calcula-
vidual o colectiva con una voluntad soberana. La población es un conjunto das. La dimensión por la cual la población se incluye enrre los demás seres vivos
de elementos en cuyo seno podemos señalar constantes y regularidades hasta es la que va a ponerse de n1anifiesto y la que se sancionará cuando, por pri-.
en los accidentes; también se puede destacar en ella el aspecto universal del mera vez, se deje de Hamar a los hombres "el género humano" y se comience
deseo que produce regularmente el beneficio de todos, así como las variables a llamarlos "la esp~cie hum_~na". 34 A partir del momento en que el género.
de las que depende y son capaces de modificarlo. El hecho de tomarse en cuenta
o, si lo prefieren, considerarse la pertinencia de los efectos propios de la pobla-
ción nos pone, creo, frente a un fenómeno muy importante: el ingreso al campo 34
uLa especie, unidad sistemática, tal como la comprendieron duranre n1ucho riempo los
de las técnicas de poder de una naturaleza* que no es el elemento al cual, por naturalistas, fue definida por primera vez por John Ray [en su Historia plantarom, Londres,
encima del cu3.l o contra el cual el soberano debe imponer leyes justas. No Faithorne] en 1686 ['conjunto de individuos que, mediante la reproducción, engendran otros
y
está la naturaleza l.uego,' por encima de ella o contra ella, el soberano Y la individuos semejantes a ellos'J. Antes, la palabra se cn1pleaba con acepciones muy diversas. Para

;elación de obediencia que ~e le debe. Hay una población cuya naturaleza es Aristóteles designaba pequeños grupos. Más adelante, se la confundió con el género" (tmile
Guyénot, Les Sciences de la vie aux xvrf et xvrrf sitcles. L'idte d'tvolution, París, Albin Michel,
1941, col. L'f.volution de !'humanicé, p. 360 [trad. esp.: Las ciencias de fa vida en foi siglos ~ll
JI John Graunt, Observations ... , op. cit., cap. 8, § 4, trad. de Eric Vilquin, p. 93: "Ya
y X:Vfff. El concepto de la evolución, México, Unión Tipográfica Editorial Hispano-Americana,
hemos dicho que hay más h_ombres que mujeres (cf. el§ 1 de este cap.]; agregamos que el número 1956]). En 1758, en la décima edición de su Systema naturae, Linné incluye el género hombre
de los primeros supera el de las segundas en alrededor de un tercio. ~f, mueren más hambres en el orden de los primates y disringue dos esp'ecies; el Homo sapiens y el Horno troglodytes
que mujeres de muerte violenta, es decir, que una rnayor cantidad de ellos-son masacrados en (Car! van Linné, Systema naturae per Regna Tria Naturae, 12" ed., Estocolmo, Salvius, 1766,
la guerra, mueren a causa de accidentes, se ahogan en el mar o son ejecutados por la mano de t. J, pp. 28 y ss.)." Sobre el nacimiento del concepto de especie en d siglo XVII, véase también
Fran~ois Jacob, La Logiqtte d" vivant, París, Gallimard, 1970, col. BibliothCque des sciences
la justicia.( ... ] y sin embargo, esra diferencia de un tercio lleva las cosas a una siruación ral que
humaines, pp. 61-63 [trad. esp.: La lógica ck ÚJ viviente: una·histon"a de la herencia, Barcelona,
cada mujer puede rener un marido sin necesidad de tolerar la poligamia".
'2 !bid., cap. 11, p. 105' "Hemos comprobado [cf. cap. 2, §§ 12 y 13, pp. 62 y 63) que,
Tusquers, 1999]. La expresión "especie humana" es de uso corriente en el siglo XVl!l y se reitera
por cada l QO individuos concebidos y animados, alrededor de 36 mueren antes de ~os seis años con frecuencia en Volraire, Rousseau y Holbach, entre otros. Cf. por ejemplo Georges-Louis
y tal vez 1 salo sobrevive hasta los 76" (sigue enronces lo que muchos comentansras llaman de Buffon (1707-1788), Des tpoques de fa narure, París, l1nprimerie royale, 1778, pp. 187 y
188 [trad. esp.: Las épocas de la naturaleza, Madrid, Alianza, 1997]: "el hon1brc, en cfecco, es la
impropiainente la "tabla de mortalidad" de Graunt).
J3 Jbid., cap. 11, § 12, p. 114: "aunque los ho1nbres mueren de una manera más regular Y
gran obra última de la creación. No dejará de haber quien nos diga que la analogía parece demos~
menos espasinódica (per saltum) en Londres que en la provincia, a fin de cuentas mueren com~ trar que la especie humana ha seguido el misrno camino y data del mismo ti.empo que las otras
especies, e incluso que se difundió de manera más universal; y que si la época de su creación es
parativamente (per rata) menos [en la provincia], de modo que los humos, vap~res Y hedor~
posterior a la de los animales, nada prueba que el hombre no haya sufrido al menos las rnismas
antes mencionados, si bien hacen más estable el clima de Londres, no lo convienen en mas
leyes de la naruraleza, las mismas aheraciones, los mismos cambios. Convendremos en que la
salubre".
especie humana no difiere esencialmente de las otras especies por sus facultades corporales~ y
"' Naturalcr.a; entre comillas en d manuscrito, p. 18.
que en este aspecto su suerte ha de haber sido poco n1ás o 1nenos la misn1a que la de las demás;
"' Michel foucault: sino.
SEGURlDAD, TERRlTORlO, POBLAClÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 103
102

humano aparece como especie en el campo de determinación de todas las espe- rium, el proble1na político moderno, creo que está absolutamente ligado a la
cies vivienres; puede decirse que el hotnbre se presentará en su inserción bioló- población. La secuencia: mecanismos de seguridad-población-gobierno y aper-
gica primordial. La pOblación, entonces, es por un extremo la especie humana tura del campo de lo que llamarnos la política, todo eso, creo, constituye una
y, por otro, lo que llamamos público. La palabra no es nueva, pero el uso s[ lo serie que habría que analizar.
es.35 El público, noción capital en el siglo XVlll, es la población considerada Querría pedirles cinco minutos más para agregar algo, ya verán tal vez por
desde el punto de vista de sus opiniones, sus maneras de hacer, sus cotnporra- qué. Está un poco al margen de todo esto. 37 Surgimienro, decíamos, de algo
mientos, sus hábitos, sus temores, sus prejuicios, sus exigencias: el conjunto absolutamente nuevo que es la población, con la masa de problemas jurídi-
susceptible de sufrir la influencia de la educación, las ca1npañas, las convic- cos, políticos y técnicos que plantea. Ahora, si abordamO"s·toda otra serie de
ciones. La población, en consecuencia, es todo lo que va a extenderse desde el dominios, lo que podríamos llamar los saberes, advertimos -y lo que les pro-
arraigo biológico expresado en la especie hasta la superficie de agarre presen- pongo al respecto no es una solución sino un problema- que en ellos aparece
tada por el público. De la especie al público tenemos todo un campo de nue- ese n1ismo problema de la población.
vas realidades, nuevas en el sentido de que, para los mecanismos de poder, Para ser más precisos, tomemos el caso de la economía política. En el fondo,
son los elementos pertinentes, el espacio pertinente dentro del cual Y con res- mientras se trató, para la gente que se ocupaba de las finanzas -pues la cosa
todavía pasaba por ahí en el siglo XVIII-, de cuantificar las riquezas, medir su
pecto al cual se debe actuar.
Podríamos agregar lo siguiente: mientras hablaba de la población, una pala- circulación, detern1inar el papel de la moneda, ·saber si era mejor devaluar o,
bra reaparecía sin cesar -rnc dirán que lo hice adrede; acaso no del todo-, la al contrario, reevaluar una moneda, mientras la cuestión pasó por establecer o
palabra "gobierno". Cuanro más hablaba de la población, más dejaba de decir sostener los flujos del comercio exterior, creo que el "análisis económico''*
"soberano". Me veía en la necesidad de designar o apuntar a algo que, me parece, permaneció exactamente en el nivel de lo que podríamos denominar análisis
tan1bién es relativatnente nuevo, no en la denotninación, no en cierto nivel de las riquezas. 38 En carnbio, a partir del roo.mento en que fue posible incor-
de realidad, sino como técnica. O, mejor dicho, el privilegio que el gobierno porar al campo no sólo de la teoría, sino de la práctiCa económica) ese nuevo
comienza a ejercer con respecto a las reglas-a punto cal que un día podrá decirse, sujeto, nuevo sujeto-objeto que es la población, y esto en sus diferentes aspec-
. " 36 . 'ó tos, el demográfico entre ellos, pero también con10 papel específico de los
para limirar el poder del rey: "el rey reina, pero no go bterna -, esa 1nvers1 n
del gobierno en relación con el reino y el hecho de que aquél sea en el fondo productores y consumidores, de los propietarios y de quienes no son propie-
mucho más que la soberanía, mucho más que el reino, mucho más que el tmpe-
37
A la luz dcl fenómeno de la población, Michcl Foucault va a realizar una nueva puesta
mas ¿podemos dudar acaso de que diferimos prodigiosamente de !os animales por el rayo en perspectiva de los tres grandes dominios epistémicos estudiados en Les Mots et les choses, op.
cit.: el paso del análisis de las riquezas a la economía polírica, de la historia natural a la biología
divino que plugo al Ser Soberano depararnos?".
35 Sobre ese nuevo uso de "público", cf. la obra fundamencal de Jürgen Habermas,
y de la gramática general a b filología histórica, mientras adara que no se trata de una "solu-
Strukturwandei der Ójfentiichkeit, Neuwied y Berlín, H. Luchterhand, l 962, cuya versión ción" sino de un "problema" que es preciso profundizar. Para una primera recuperación "genea-
francesa, L'Espace public. Archéologie de la publicité comme dimension constitutive de La sociéd _bott~­ lógica" de esos rres can1pos de saber, a pan ir de la generalización táctica del saber hiscórico a fines
geoise, traducida por M. de Launay, acababa de aparecer en Payor (París, 1978) [erad. esp.: HJStona del siglo XVIII, cf Michel Foucault, "Ilfoutdéfindre la société'; París. Gallimard-Seuil. 1997, clase
y crítica de la opinión pública: la transformación estntctiaal de la uidti pública, Barcelona, Gustavo del 3 de marzo de 1976, p. J 70 [trad. esp.: Defender la sociedad. Curso en el Co!lege de i'Tance
Gili, 1981]. Foucaulr se ocupa con 1nayor deteniri"tiento de la cuestión del público al final de la (1975-1976), Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000].
'" Michel Foucaulr agrega: corre comillas.
clase dd 15 de marz.o (cf. infra, pp. 324 y 325). 38
36 Célebre f6nnula de 1"hiers aparecida en un artículo publicado en el Nationt1I del 4 de
Cf. Michel Foucauh, Les Mots tt les choses, op. cit., cap. 6: "Échangcr.. , pp. 177-185 (§ l,
el análisis de las riquezas;§ [J, 1noneda y precio).
febrero de 1830.
104 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978
105

tarios, de quienes crean ganancia y quienes la extraen, creo que a partir del que les es absolutan1ente con1ún? Uno, Malthus, pensó esencialmente el pro-
momento en 'que, denrro del análisis de las riquezas, se pudo incluir el sujeto- ?Iema de la población como un problema de biocconomía, mientras que Marx
objeto que es la población, con todos los efectos perturbadores que esto pudo intentó soslayarlo y erradicar la noción misma de población, pero para reen-
tener en el campo de la reflexión y la práctica económicas, se dejó de hacer el contrarla ~n una forma ya no bioeconómica sino histórico política de clase,
análisis de las riquezas y se abrió un nuevo dominio de saber q~e es la econo- enfrentamiento de clases y lucha de clases. Sin duda es eso: o la población 0
mía política. Después de todo, uno de los textos fundamentales de Quesnay l~ clases, y ése es el punto de ruptura, a partir de un pensamiento econó-
es el artículo "Hommes" de la Encyclopédie, 39 y su autor no dejó de decir a lo mico, ~e un pensa.miento de la economía política que sólo fue posible como
largo de toda su obra que el verdadero gobierno económico era el gobierno que tal en vtrtud de la mtroducción del sujeto población. .
se ocupaba de la población. 40 Sea como fuere, la prueba de que el problema Consideremos ahora el caso de la historia natural y la biología. En el fondo,
de la población tiene un lugar central en todo el pensamiento de la economía corno saben, la historia natural tenía como papel y función esenciaÍes la deter- ·
política hasta el siglo XIX inclusive sería la famosa oposición de Malthus y minación de los caracteres clasificatorios de los ser~s vivos que permitieran asig-
Marx, 41 pues ¿dónde está su punto de división a partir de un fondo ricardiano 42 narlosª. tal o cual casillero 'del cuadro. 43 Lo que se [produjo] en el siglo XVIII
Y a comienzos del siglo XIX fue toda una serie de transformaciones por las cua-
3 les se pasó del señalamiento de los caracteres clasificatorios al análisis interno
.9 Cf. supra. nota 22. di . 44 1 d . .
4
°Cf. Franc;:ois Quesna)', artículo "Hommes" en FranfoÍJ Q~snay et la physiocratie, op. cit., e organtsn10, Y uego el organismo en su.coherencia anátomo funcional
p. 512: "El esrado de la poblaci6n y del empleo de los hombres es[ ... ] el principal objeto del a sus relaciones constitutivas o reguladoras con el medio de vida. A grandes ras-
gobierno económico de los Escados: pues la fertilidad de las tierras, el valor venal de las pro· gos, es todo el problema de Lamarck y Cuvier, 45 cuya solución, así como sus
ducciones y el buen etnpleo de las riquezas pecuniarias resultan dd trabajo y la industria de los
hombres. Tales son las cuatro fuenres de la abundancia, que concurren mutuamente al creci-
miento de todas; pero sólo pueden sostenerse por la nlanutención de la administración general de escasez: frente a una naturaleza que por sf misma es inerte y estéril, salvo en una niinúscula
de los hombres, los bienes, las producciones". Sobre el gobierno económico, véase por ejemplo parre, el ho.mbre .arriesga la vida. La economía ya no encuentra su principio en los juegos de Ja
Despotisme de la Chine (1767), cap. 8, en Franrois Quesnay et la physiocratie, op. cit., t. 11, p. 923: repre.sentac1ón, sino por el lado de esa región peligrosa donde la vida se enfrenta a la muerte.
"El gobierno económico del cultivo de las tierras es una muestra del gobierno general de la Re~ne, por I~ tanto, a es: orden de consideraciones bastante ambiguas que poden1os calificar
nación". Así pues, Catherine Larrf:re, que cita este pasaje en L'lnvention de l'!conomie au XV!lf de ancropológ1cas: se relaciona, en efecto, con las propiedades biológicas de una especie humana,
sircle, París, PUF, 1992, col. Léviathan, p. 194, comenta que en torno del gobierno se forma la ª.cuyo respecto Malthus mostró, en la misma época que Ricardo, que siempre tiende a crecer
unidad de una docuina, donde es preciso poder encontrar "las leyes y condiciones que deben si no se le pone remedio o restricción".
43
reglamentar la administración del gobierno general de la sociedad" (Frarn;:ois Quesnay, Despotisme Cf. ·Michel Foucau!t, Le1 Mots et ks choses; op. cit., cap. 5: "Classer", pp. 140-144 (§ n, la
de la Chine, op. cfr.). Cf. supra. Adolphe L'lndry, "Les idées de Quesnay ... " (art. cit., nota 18 historia natural) y 150- 158 (§ rv, el carácter).
44
de esta clase) e infta, nota 23 de la clase del l 0 de febrero. Cf. ibid., cap. 7: "Les litnites de la représentation", pp. 238-245 (§ III, la organización de
41
Cf. los rexcos reunidos en Karl Marx y Friedrich Engels, Critique de Malthus, edición a los seres), páginas consagradas sobre todo a Lamarck, a quien se atribuye haber "cerrado la era
cargo de R. Dangeville et aL., París, Maspcro, 1978. de la hi~r~ria_natural" Y"encrcabierto Ja de la biología", no por sus tesis transformacioriistas, sino
42 David Ricardo (1772-1823), economista británico, autor de los Principts de l'iconomie
por la ~1 stinc16n que él establece, el primero, "entre el espacio'de la organización y el de la nomen-
politique et de L'impOt, 2 vols., París, A!fred Costes, 1933-1934 (edición original: On the Principies clatura .
of Political Economy and Taxation, Londres, J. Murray. 1817) \trad. esp.: Principios.de economía "Cf . · t
.b1d 28 .
•• PP·. 7 Y 2~8. El problema mencionado aquí por Foucaulr concierne al lugar
política y tributación, México, Fondo de Cultura Econón1ica, 19591. A partir de 1809, Ricardo rcspecuvo que co~vte~e. arnbuir a Lamarck y a Cuvier en la historia de la biología naciente.
enrabió con Malthus lazos de amistad que no influyeron en sus desacuerdos teóricos. Sobre la ~ma~¡k, por sus 1ntu1c1ones rransformistas, "que parecen 'prefigurar' lo que será el evolucio-
relación entre ambos, cf. Michcl Foucault, Les Mots et les choses, op. cit., p. 269: "[para Ricardo,] nis~o.' ¿fue más moderno que Cuvier, aferrado a un "viejo fijismo, impregnado de prejuicios
]o que hace que la economía sea posible y necesaria es una perpetua y fundatnental situación tradicionales Ypostulados teológicos" (p. 287)? Rechazando la oposición su1naria, originada en
106 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 25 DE ENERO DE 1978 107

46
principios de racionalidad, están en este último. Y para terminar se pasó, Y Podríamos decir lo mismo, me parece, acerca del pasaje de la gramática
47
esto significa la crinsici6n de Cuvier a Darwin, del rnedio de vida, en su general a la filología histórica. 48 La gramática general era el análisis de las rela-
relación constitutiva con el organismo, a la población, a cuyo respecto Darwin ciones entre los signos lingüísticos y las represen~aciones de cualquier sUjeto
pudo mostrar que era,_ de hecho, el elemento a través del cual el medi~ pro· hablante o del sujeto hablante en general. La filologí~ sólo pudo nacer cuando
ducía sus efectos sobre el organismo. Para pensar las relaciones del medio Y el una serie de investigaciones realizadas en diferentes lugares del mundo, sobre
organismo, Lamarck estaba obligado a imaginar algo así como una acción todo en los países de Europa central y también en Rusia, por razones políti-
directa y un modelado del segundo por el primero. Cuvier, por su parte, se veía cas, lograron identificar la relación existente' entr~ una población y una lengua,
forzado a invocar toda una serie de cosas aparentemente más· mitológicas, y en las cualeS, por corísiguiente, el problema consistió en saber de qué 'manera
pero que en· realidad disponían mucho mejor un ca_mpo de racionalida~ Y la población, como sujeto colectivo y de acuerdo coil regularidades, por lo
dem~, no propias de ella sino de su lengua, podía transformar en el curso de
1

que eran las catástrofes y la Creación, los diferentes actos crea4?res de Dios,
en fin, lo que fuera; DarWin, a su turno, comprobó que la población era el la_hi~roria la lef>gua_ que habl~ba. También. aquí, me parece, la introducción del
intermediario éntre el medio y el organismo, con todos sus efectos propios: .s~Jeto'población p~rmit~ p.asa~ 1 de l~, graID:~tica general a la filologí~.
mutacion·es, eliminaciones, ere. En consecuencia, lo q~e perinitió pasar de la .. Para re~umir todo esto, podríamós decir que 'quien quiera conocer el ope-
historia narural a la biología fue la problematización de la población dentro rador de transformación que posibilitó el paso de la histo'°;-ia n_atural a la bio-
de ese análisis de los seres vivos. La bisagra entre historia natural y biología debe logía, del análisis de las riquezas a la economía política y de la gramática~ gene-
buscarse por el lado de la población. ral a la filología histórica, el.operador que de ese inodo inclinó todos esos
sistc~as, e.Sos conjuntos de saberes hacia las ciencias de la vida, el trabajo y la
producción, hacia las ciencias de las lenguas, deberá buscado por el ladot' de la
población. No en una forma consistente en decir: las clases dirigentes, al Com-
un "juego de amalgamas, m~táforas, analogias mal contr~ladas" (ibitf.), entre el pensamiento
prender por fin la ünportancia de la población, orientaron en esa dirección a
"progresista" del primero y el pensamiento "reaccionario" del segundo, Foucault d~uestra ~ue,
paradójicamente, "la historicidad se introdujo en la naturaleza" (p. 288) con Cu~1er.-grac1as a
los naturalistas que, de resultas, se convirtieron en biólogos, a-los gramáticos
su descubrimiento de la discontinuidad de las formas vivas, que rompía con la cononu1dad onto- que, de resultas, se transformaron en filólogos, y a los hacendistas que pasa-
lógica aún aceptada por Lamarck-, y de ese modo se planteó la posibilidad de un pensamient~ ron a ser economistas. No hay que hacerlo así, sino de la siguiente forma: un
de la evolución. Un análisis bastante coincidenre de ese problema se encontrará en Fran~ois juego incesante entre las técnicas de poder y su objeto recortó poco a poco en
Jacob, La Logique du vivant, op. cit., pp. 171·175, que Foucauh resefió de manera e_logiosa lo real y como campo de realidad la población y sus fenómenos específicos. Y
· (''Croitre et nHiltiplier", Le Monde, 8037, 15 y 16 de noviembre de 1970; DE, vol. 11, n~~· 81,
a partir de la constitución de la población como corfelato de las técnicas de
pp. 99·104) [trad. esp.: "Crecer y multiplicar'', en: Fran<¡:ois J:icob et al., Lógica de lo viviente e
poder pudo constatarse la apertura de toda una serie de dominios de objetos
historia de la biología, Barcelona, Anagrama, 1975]. ~
46 Cf. Michel Foucault, Les Mots et les choses, op. cit., cap. 8: "Travail, vie, langage" • PP· para saberes posibles. Y a can1bio, como esos saberes recortaban sin cesar nue-
275·292 (§ U!, Cuvier). Véase asimiscno la conferencia pronunciada por Foucault dur~tc las vos objetos, la población pudo constituirse, pro_longarse, rnantenerse tomo
Jornadas Cuvier en el Instituto de Historia de las Ciencias, en mayo de 1969: "1:'1. si.tuanon de correlato privilegiado de los mecanisn1os modernos de poder.
Cuvier dans J'histoire de la biologie", en Revue d'histoire des sciences et de leurs appizcattons, 23(1 ),
enero·marzo de 1970, pp. 63-92 (DE, vol. 11, núm. 77, pp. 30·36, discusión, PP· ~6-66~ [_trad.
48
esp.: "La situación de Cuvier en la historia de la biología", en Saber y verdad, Madrid, Ediciones Cf. Michel Foucau1t, Les Mots et les choses, op. cit., cap. 4: "Parler", pp. 95· l 07 (§ 11, la
de la Piqlleta, 1991]. ~ . gramática general) y cap. 7: "Travail, vie, langage", pp. 292-307 (§ V, Bopp), y la introducción
U Cueslión no abordada en les Mots et fes choses. Cf. Michel Foucault, "La situation de a Antaine Arnauld y Claude Lancelot, Grammaire ginirale et raisonnie, París, Republications
Cuvier ... ", op. cit., p. 36,. Pauler, 1969, pp. iii-xxvi (DE, l, núm. 60, pp. 732·752).
108 SEGUIUDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN

De ahf esta consecuencia: la temática del hombre, a través de las ciencias


humanas* que.lo analizan como ser viviente, individuo que trabaja, sujeto
hablante, debe comprenderse a partir del surgimiento de la población como
correlato de poder y objeto de saber. Después de todo, el hombre, tal corno se
lo pensó y definió a partir de las llamadas ciencias humanas del siglo XIX Y tal
com_o lo hizo objeto de su reflexión el humanismo de esa misma centuria, no Clase del 1° de febrero de 1978*
es, en definitiva, otra cosa que una figura de la población. O bien digamos
que mie~rras el problema del poder se formulaba en la t~oría de la soberanía,
frente a ésta no poc:Íía existir el hombre, sino únicamente la noción furldica Elproblema del ''gobierno" m el siglo XVI -Multiplicidad de las prác-
de sujeto de derecho. Por el contrario, a partir del momento en que c:omo ticas de gobierno (gobierno de sí, gobierno de las almas, gobierno de
concracara.ya no de la ·soberanía sino del gobierno, del arte de gobernar, apa- los nifios, etc.) - El problema especifico del gobierno del Estado - El
reció la población, podemos decir qae el hombre fue a ella lo que el sujeto de punto de repulsión de la literatura sobre el gobierno: El Príncipe de
derecho había sido al soberano. List~. el paquete está atado y bien [atado].** Maquiavelo - Breve historia de la recepción de El Príncipe hasta el
siglo XIX -El arte de gobernar. distinto de la mera habilidad delprín-
cipe - Ejemplo de ese nuevo arte de gobernar: Le Miroir politique
de Guillaume de La Pe"iere (1555) - Un gobierno que encuentra
su fin en las "cosas" por dirigir - Regresión de la ley en beneficio de
tácticas diversas-Los obstáculos históricos e institucionales a la puesta
en acción de ese arte de gobernar hasta el siglo XVIII - El problema
de la población, factor esencial del desbloqueo del arte de gobernar
- El triángulo gobierno-población-economía política - Cuestiones
de método: el proyecto de una historia de la ''gubernamentalidad''.
La sobrevaloración del problema del Estado.

A TRAVÉS DEL ANÁLISIS de algunos mecanismos de seguridad intenté ver cómo


aparecían los problemas específicos de la población, y al observar con un

* Una primera· transcripción de esta clase se publicó en la revista iraliana Aut-Aut, nums.
167 y 168, septiembre-diciembre de 1978, reproducida en Actes, núm. especial 54: Foucatdt hors
fu murs, verano de 1986, pp. 6-15, y reeditada en esas mismas condiciones, según la regla que
.se habían impuesto los editores, en DE, vol. 111, núm. 239, pp. 635-657, con el título de "La
'gouvernemencalité'n [trad. esp.: "La gubernamentalidad", en: Robert Cascel et al., Espacios de
* Ciencias humanas; entre comillas en el manwcrito. · poder, Madrid, Ediciones de la Piquera, 1991]. Nuestra edición fue objeco de una revisión
•* Conjetura; palabra inaudible. integral sobre la base de las grabaciones y el manuscrito.

109
110 SEGURIDAD, TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978 111

poco más de decenin1itnto esos problemas de la población, la vez pasada, como estructuras feudales, está instalando, introduciendo Ios grandes Estados terri-
[se] acordarán, pronto nos vimos en la necesidad de abordar el problerna del toriales, administrativos, coloniales, y. un .movimiento rnuy disÚnto que, por
gobierno. En suma, se trataba de la introducción, en esas prim'cias cláses, de lo demás, no carece de interferencias con el primero, pero es complejo -no se
la °serie seguridad-población-gobierno. Pues bien, lo que ahora querría inten- trata de anali7..ar todo esto aquí-y, con la Reforma y luego con la Conrrarieforn1a,
tar inventariar es ese problema del gobierno. pone en cuestión la manera de ser espirirÜalmenre dirigido en esta tierra hacía
Desde luego, tanto en la Edad Media como en la Antigüedad grecorro- la salvación. Movimiento, por un lado; de concentración estatal; movimiento,
nla~a nunca falta~on esos tratados qu~ se presentaban como con·sejos a1 prín- por orro, de dispersión y disidencia religiosa: en el cruce en ere ambos movi-
cipe en cuanto a fa manera de conducirse, de· ejercer el poder, de conquistar la mientos se plantea, creo, con la intensidad parricular del siglo XVI, desde luego,
iceptación o el re.Speco de los súbditos; consejos para ainar a Dios, obedecer a . el problema del "cómo ser gobernado, por quién, hasta qué pumo, con qué fines,
Dios. hacer regir en la ciudad de los hombres la ley de Dios, 1. etc. Pero cr~o que mediante qué métodos':. La problemática global del gobierno.en general es» mi
lo sorprendente, y bastante, es que a parcir del XVI y en todo el período que va, P.~e~er el rasgo dominante _de esta cuestión del gobierno en el siglo XVI.
'a grandes rasgos, de mediados de ese siglo hasta fines del siglo XVIII, vernos el En roda!ª literarura sobre dgobierno que va a llegar hasta fines del siglo xvrn,
desarrollo y el floreciITi.iento de Una serie muy considerable de rr~cados que ya con la mutación que incentaré señalar den ero de un rato, en toda esa enorme
'no se muestran exactamente como consejos al príncipe y tampoco, aún, como literatura sobre el gobierno que, entonces, se ina~gura o, en i:od~ caso, eSralla,
ciencia de la política, pero que, entre el consejo al príncipe y el traca.do dt: cien- explora a mediados del siglo XVI, querría limitarme.a aislar algunos.puntos nota-
cia política, se presentan co1no artes de gobernar. Me parece que, en términos· ~les, pues c·s una literatura inmensa y también monótona. Me gustaría sim-
generales, el problerrla del "gobierno"* escalla en el siglo XVI, de manera ~imul­ . plemente identificar los puntos concernientes a la definición misma de lo que
cánea, acerca de muchas cuestiones diferentes' y con múltiples aspectos. E.l pro- se entiende por gobierno del Estado, lo que llamaríamos. para decido de alguna
blema, por eje1nplo, del gobierno de sí mismo. El retorno al estoicism0 gira, manera, el gobierno en su forma políti_ca. Para tratar de discernir algunos de
en el si._glo XVI, alrededor de esta reactualización del _proble1na: cómo gobernarse esos puntos notables en cuanto a la definición del gobierno del Estado, creo
a sí mismo. El problema, igualmente, del gobierno de las almas y las conduc- que Ío más sencíffo sCría sín duda oponer esa masa de literatura sobre el gobierno
tas, que fue, claro está, todo el probl~ma de la pastoral católica y protestante. a un texto que, ·del siglo XVI al siglo XVIII, no dejó de conscicuir, para esa lite-
El problema del gobierno de los niños, y aquf está la gran problemática de la ratura, una especie de punto de repulsión, explícito o implícito. Ese punto de
pedagogía tal como aparece y se desarrolla en el siglo XVI. Y por último, tal vez, repulsión con respecto al cual, por oposición [al cual] y [por el] rechazo del
el gobierno de los Estados por los príncipes. ¿Cómo gobernarse, cómo ser gober- cual se sitúa la literatura del gobierno, ese rexco abominable, es desde luego
nado, cómo gobernar a los orros, por quién se debe aceprar ser gobernado, cómo El Príncipe de Maquiavelo. 2 Texto cuya historia es interesante o, mejor, a
hacer para ser el mejor gobernante posible? Me parece que todos esos proble- cuyo respecto sería interesante describir las relaciones que tuvo, justamente,
rnas, en su intensidad y ca1nbién en su multiplicidad, son n1uy.caracteríscicos con todos los textos que lo siguieron, criticaron o rechazaron.
del siglo XV1, y ello en el punto de cruce, para decir las cosas de maneré¡ muy [Ante todo,] El Príncipe de Maguiavelo, [es preciso recordarlo,] no fue inme-
esquemática, de dos movimientos, dos procesos: el proceso que, al deshacer las diacarnence abominado (sino], al contrario, honrado por sus contemporáneos
y sus sucesores directo_s, y volvió a serlo hasta fines del siglo XVIII o más bien
hasta prjncipios del siglo XIX, justamente cuando acaba de desaparecer o está
1
Sobre ~ta cradición de los "espejos de los príncipes", e[ Pierre Hadot, "Fürstenspiegel",
en: Theodor Klauser (dir.), Reallexikon far Antike und Christentum, Stuttgan. A. Heistmann,
1972, t. VIII, cols. 555-632.
2
• Entre comillas en el manuscrito, p. 2. Nicolás Maquiavelo, // Pn"ncipe(l 513), Rotna, B. Di Giunta (impr.), 1532.
SEGUIUDAD, TERlUTORlO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978 113
112

desapareciendo toda esa literatura ~obre el arte de gobcrr¡ar. El Príncipe reapa~ que por un lado era, por supuesto, el de Napoleón, pero también el contexto
rece en ese rnomenro, a comienzos del siglo xrx,' esencialmente en Alemania, creado por la ~evolución y el problema de la Revolución 1 esto es: 8 ¿cómo y en
3 4 5 qué condiciones se puede mantener la soberanía de un soberano sobre un
d_onde lo traduce, presenta y comenta gente como Rehberg, Leo, Ranke,
Kellermann,6 y asimisni.o en Italia con Ridolfi,7 y creo que en un contexto:--bueno, Estado? Estamos igual~ente ~nte la apa~ición, con Clausewitz, del problema
habría que analizar el rem~, lo digo de manera completamente iSométrica- de las relaciones entre política y estrategia. Es la importancia política, mani·
festada por el Congreso de Viena, 9 en 1815, de las relaciones de fuerza y del
cálculo de esas relaciones con:io principio de inteligibilidad y racionalización
3 August Wilhelm Rehberg, Das Buch vom Fürsten von Niccolo Macchiaveili, traducido y con de las relaciones internacionales. Es, por últin10, el problema de la unidad terri-
introducci6n y noras;-Hannovcr, .bei den Gebrüden I--Iahn, 1810 (2ª ed., 1-Jannover, in der torial de Italia y Alemania, porque, como sab~n, Maquiavelo había sido pre-
Hahnschen Hofbuchhandlung, 1824). C[ Sergio Bertdli y Piero lnnoccnti, Bibliografia machia-
cisamente uno de los que habían procurado definir las condiciones en que podía
veliiana, Verana, Ediz.ioni Va1donega, 1979, pp. 206 y 221-223.
realizarse la unidad italiana.
4 Heinrich Leo publicó en 1826 la primera traducción alemana de las cartas de familia de

Maquiavelo, precedida por-una introducción; Die BTiife deJ Florentinfrchen Kanzleri und En medio de ese clima, entonces 1 Maquiavclo reaparecerá a principios del
GeschichtJSchráber NiccolO tÚ Bernardo dá Maihiavelli an Jáne Freunde, craducido del italiano siglo XIX. Pero mientras tanto, entre los honores que se le rindieron a con1ien-
por el doctor Hein~ich Leo, 2" ed., Berlín, bei Ferdinand Dümmlcr, 1828. Cf Giuliano Procacci, zos del siglo XVI y este redescubrimiento, esta revalorización de principios del
Machiavelli ne/la cultura europea dell'eti'I moderna, Bari, Laterza, 1995. pp. 385 y 386, y Sergio siglo XIX, es innegable que hubo una extensa literat~ra contraria a él. A veces
Benelli y Piero Innocenti, Bib/iografia machiavelliana, op. cit., pp. 227 Y 228. en forma explícita: toda una seri~ de libros que, en generaJ, provienen de los
~ Leopold von Ranke (1795- t 886), Zur Kritik neuerer GeJchichtJschreiber, Leipzig y Berlín,
medios católicos, a menudo i,ncluso de los jesuitas; tenemos, por ejemplo, el
G. Reimer, 1824, pp. 182-202. En esta obra, Ranke sólo consagra un "breve, pero sustancial" apén-
dice a Maquiavelo (Procacci). Sobre su importancia, cf. P Villari, Nicco/O Machiavelli e i Juoi temp~ texto de Ambrogio Polici que se lla1na Disputationes de Libris a Christiano
Milán, U. HoeplÍ. 1895, t. 11, pp. 463 y ss. [trad. esp.: Maquiavelo: JU vida y su tiempo, Barcelona, detestandis, 10 es decir, por lo que sé, "Discusiones sobre)os libros que un cris-
Grijalbo, 1965]; Giuliano Procacci, Ma1:hiavelli ne/la cultura ... , op. cit., pp. 383 Y 384: "Ranke
fue, luego de Fichte, el primero entre los intérf>retes alemanes (no olvidemos que las páginas 8
Y no "en Estados Unidos" [ 'áux ~tats-Unis') . . ., como en la edición Aut-Autde este texto
hegelianas del anículo 'Über Verfassung Deutschlands' aún esraban inéditas) en plantear de manera
(op. cfr., p. 637).
consecuente el problema de la unidad de la obra maquiaveliana y procurar resolverlo sobre una 9
Congreso reunido en Viena desde noviembre de 1814 hasta junio de 1815 a fin de esta-
base puramente histórica". Cf. también Friedrich Meinecke ( 1862-1954), Die Idee der Staatsriison
~lecer una paz duradera luego de las guerras napoleónicas
y retrazar el mapa político de Europa.
in rkr nei1eren GeJchichte, Múnich y Berlín, R. Oldenbourg, 1924; versión francesa: L1déede la rai-
Fue d congreso europeo n1ás importante luego del celebrado en Wescfalia (1648). Cf in.fa, clase
son d~État dans /'histoire tks temps modernes, trad. de M. Chevallier, Ginebra, Droz., 1973 [trad. esp.:
del 29 de marw, nota 9.
La idea tk la razón tÚ E.stado en la Edad Moderna, Madrid, Cenero de Estudios Constitucionales, 10
Lancellotto Politi (ingresado a la orden donlinicana en 1517 con el non1bre de Ambrogio
1983], p. 343: "fue uno de los juicios más ricos en ideas y más fecundos que se hayan escrito
Ca~arino), Enarrationes R. P. F. Ambrossi Cathttrini Politi Senensis Archiepiscopi campani in
sobre Maquiavdo. t.! abrió así el camino a todos sus sucesores. Cincuenta años después le afiadió
qu:nqt1e pripra cap ita libn' Geneses. Adduntur plen'que alii tractattts et q11aestiones rentm vanºan1m,
complementos que pusieron de relieve su actitud frente al rpaquiavelismo, mientras que la primera
~orna,. apud Antonium Bladum Camerae apostolicae cypographu1n, 1552 (según Luigi Firpo,
edición se había atenido a una exposición purarnente histórica en la que apenas se roz.aba el jui-
cio moral". Esca segunda edición, aparecida en 1874, se reproduce en las Sií.mtliche Wtrke, Leipzig,
La pnma condanna del Machiavelli", en Annuario dell'anno accademico 1966-1967, Universita
degli Studi di Torino, 1967, p. 28, la obra podría haberse impreso en 1548). En ese libro, el
Duncker & Humblot, 1877, XXXI!l-XXXIV, pp. 151 y ss.
párrafo intitulado "Quam exccrandi Machiavelli discursus et institutio sui principis" (pp. 340-
G Esre autor no aparece citado en ninguna bibliografía. y tarnpoco se encuentran huellas de
su nombre en el artículo de Albert Elkan, "Die Entdeckung Machiavdlis in D.eutschland z.u
344) sigue inmediatamente a aquel en que el aucor se ocupa "de libris a Christiano dccestandis
et a Chrisrianismo penitus eliminandis" (p. 339), no sólo las obras paganas sino también las de
Beginn des 19. JahrhÚnderts", Historische Zeitschrift, 119, 1919, pp. 427-458.
sus imitadores, con10 Petrarca y Boccaccio (cf Giuliano Procacci, Machiavelli nella cultura
7 Angel o Rido!fi, Pemieri intorno al/o scopo di Nicco/O Machiavelli ne! Libro JI I'rincipe, Milán,
op. cú., pp. 89-91).
181 o. Cf. Giuliano Procacci, Machiavelli ne/la cult11ra .. . , op. cit., pp. 374-377.
114 SEGURIDAD, TERRITORIO. POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE I 978 115

· d be detestar"; está el libro de alguien que tiene la desdicha de apellidarse cio, es que este ancimaquiavelismo no tiene las meras funciones de ~ique,
nano e .l ·b· •
Gcntillet y llevar el· nombre de pila de Innocenr: l~nocent,Genul et escn 10 censura, rechazo de lo inaceptable, y cualquiera sea el gusro de nuestr_os con-
uno de los primeros textos antimaquiavelianos, el Discours d'Estat sur les moyens temporáneos por este ripo de análisis -esto es, un pensamiento tan fuerte y
de bien gouverner contre Nico!as Machiavef; 11 más ade~ante, en la literatura ~xplí­ subversivo, tan adelantado a sí rnismo que codos los discursos cotidianos esrán
citamente antirnaquiaveliana, encontraremos también el texto de Fedenco II obligados a ponerle coto a través de un mecanismo de represión [refoulement]
de 1740.12 Pero cabe mencionar asimismo toda una literatura implícita que esencial-, creo que lo interesante en la literatura contra Maquiavelo no es eso. 16
procura deslindarse de Maquiavelo y presentarle una sorda oposición. En este La literatura antimaquiaveliana es un género, un género positivo que tiene su
caso tenemos, por ejemplo, el libro inglés de Thomas Elyot, que se llama The objeto, sus conccp.tos y su estrategia, y me gustaría examinarla como cal, en
Governour, publicado en 1580; I3 el libro de Parura sobre La Perfactton de ¡,., esa posicividad.
vie politique; 14 y ral vez uno de los primeros y acerca del cual, por lo d.emás, Tomemos entonces esca literatura· anti-Maquiavelo, explícita o implícita.
me extenderé un poco, el de Guillaume de La Pernf:rc, Le Miroir polz~z~u~, ¿Qué encontramos en ella? En términos negativos encontramos, claro, una
publicado en 1555.* 15 Sea manifiesto o servil, lo importante aquí, a mi JUl- suerte de representación por contraste del pensamiento de Maquiavelo. Se pre-
senta o se reconstruye un Maquiavelo adverso, necesario, por lo demás, para
decir lo que se quiere decir. Ese príncipe más o menos reconstituido -no pre-
11 Innocent Genrillet, Dúcourr sur ks moyens ck bien gouverner et maintenir ~n. bonne p~ix

un Royaume ou autre Principauti, divisez en trois parties a.ravo'.ºrdu Conseil, ~la R.e/lgton :t Poltce'.
tendo averiguar, desde luego, en qué medida esa reconstitución se parece
quedoit unir un Pnºnce. Contre Nicolas Machiavel Flor~nttn, Ginebra, Frarn;:o1s Esne~ne (.), 1576, efecrivarnente a El Príncipe del propio Maquiavelo-, o, en todo caso, ese prín-
reeditado con d dtulo de Anti-Machiavel, comenranos y noras de C. E. Rathé, Ginebra, Droz, cipe contra el cual se lucha o en contraposición con el cual se quiere decir otra
1968, col. Les Classiques de la pensée polirique {cf. C. E. Raché, "Innocent Gentiller ~nd.the cosa, ¿c6mo se lo caracteriza en esta literatura?
first 'Antimachiavel"', Bibliotheq1u d'Jiumanisme et Renaissance, 27, 1965, PP· 186-225). Gennllct En prin1er lugar, a través de un principio: para Maquiavelo, el príncipe man-
(ca. 1535-1588) era un jurisconsulto hugonote refugiado en Ginebra lue~o de la n1aranza de
tiene una relación de singularidad y exterioridad, de rrascendencia con su prin-
San Bartolomé. Su libro tuvo veinticuatro ediciones entre 1576 y 1655 {diez en francés,. ocho
en latín, dos en inglés, una en holandés y tres en alemán). EJ drulo citado por Foucaulr (Discours cipado. El príncipe de Maquiavelo recibe su principado, sea por herencia, sea
d'Estat .. .) corresponde a la edición de Leiden, aparecida en 1609. ., . por adquisición, sea por conquista; de todos modos, no forma parte de él, es
12Federico11, Anti-Machiavel. La Haya, Pierre Paupie, 1740 {se trata de la vcrs1on ~lod1- exterior a él. El lazo que lo une a su principado es un lazo de violencia o de
ficada por Voltaire de la Réfutation du Prince de Maquiavelo escrita en ~ 739 ~or el JOVCn tradición, e incluso un lazo que ha sido establecido por el arreglo de tratados
príncipe heredero, cuyo texto recién se publicará en 1848) [trad. esp.: .Ant1maq1aaveio 0 reJ!'- y la complicidad o el acuerdo de los otros príncipes, no importa. Sea como
tación del Príncipe de Maquiavelo: editado en 1740 por Voltaire, Madnd, Centro ~e Est~d1os
Constitucionales, 1995]; reed., París, Fayard, 1985, col. Corpus des ceuvres de philosoph1e en
langue fram;aise. .
13 La primera edición del libro de Thomas Elyot, The Boke Named the Governour, publicado Poiice, Londres, Ada1n lslip, 1589 y 1599). Cf. Greta Dexter, "Guillaume de La PerriCrc",
en Londres por T. Berrhelet, data en realidad de 1531; edición crf(ica de D. W. Rude, Nueva Bibliotheque d'Humanisme et Renaissance, 17{1), 1955, pp. 56-73, y E. Sciacca, "Fonne di governo
York, Garland, 1992. e forma della socicdt nel Miroire Politique di Guillaume de La Perriere", en !L Ptnsitro politico,
14 Paolo Paruta, Dei/a ptrftttiont della vita poiitica, Venecia, O. Nicolini, 1579. 22, 1989, pp. 174-197. La obra, pósruma, tal vez fue redactada en 1539, a instancias de los
• Michel Foucault: 1567. Capitolz de Toulouse, que pidieron al autor "escribir en un volurrien, poner en orden conve-
l5 Guillaume de La Perriere (1499?-I 553?), le Afjroir politique, a:uvre non moins utile que niente, ilusrrar y enriquecer las ordenanzas y estatutos municipales concernientes al hecho del
h ·
nectssaire atoiu mona re es, roys, pnnces, ·
se1gne11rr, · ts, et autrts s11rinttndants. etgouverneurs
magutra gobierno político" {tercera dedicaroria, p. 9).
de Repubiicques, Lyon, Macé Bonhomme, 1555; 2" y 3ª eds., París, 1567 {la pnmera, e.hez V. 16
Todo el final de esra frase, a partir de "y cualquiera sea el gusto", falra en la edición Aut-
Norment et J. Bruncau; la segunda, chcz Roben Le Mangnier; versión inglesa, The Mtrror of Aut del rexto.
116 SEGUIUDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL Iº DE FEBRERO DE 1978
1 I7

fuere, es un lazo puramente sintético: no hay pertenencia fundamental, esen- de La Pernere,


" que d ata entonces de 1555* 11 . . .
cial, natural y jurídica entre el príncipe y su principado. f.xterioridad, tras- tenant diversei manieres de o-01 17 E y se ama Le M:rotr pol:tique, con-
6" tverner. n ese texto muy d ·
cendencia del príncipe: tal es el principio. Y su corolario, claro: al ser de exte- sobre todo cuando se lo e I . ' ecepctonante, insisto,
rioridad, la relación es frágil y no va a dejar de estar amenazada. Amenazada no obstante ampara con e propio Maquiavelo, vemos esbozarse
desde afuera por los enemigos del príncipe que quieren tomar o recuperar su 1u ar . , ' u~~s cuantas cosas que a mi juicio son importantes. En rime;
g , ,que enciende La Perriere por "gobernar" " b "> p
principado; y también desde adentro, pues no hay razón en sí, a priori o define? En la página 23 d. . "P d ll Y go ernance . ¿Cómo los
inmediata para que los súbditos acepten el principado del príncipe. Tercero, ice. ue e an1arse gober d
emperado í · nante a to o monarca
L p; ., r, rey, pr nc1pe, señor, magistrado, prelado, juez y similares" is C '
del principio y su corol~rio se deduce ~n i~peracivo: el objetivo del ejercicio
a ernerc, otros autores que también se ocu d 1 . orno
del poder va a ser, sin duda, mantener, fortalecer y proteger el p.rincipado. darán igualmente que se habla de" b -.. - . pan,,~. arce de gobernar recor-
Más exactamente, este .último entendido no como el conjuhto constituido nar niños" " b . g.o ernar una casa ' gobernar almas"' "gober-
' go ernar una provine " " b
por los súbditos y el tcrriroriooel principado objetivo, si lo prefieren: se tra- giosa", "gobernar una familia:.". ta' go ernar un convento, una orden reli-
tará de protegerlo en cuanto es la relación del príncipe con su posesión, con Esras observaciones qu · . •
el territorio que ha here4ado o adquirido, con los súbditos que están someti- lario, tienen de hecho l~ pa~ecen se~;.son .observaciones de mero vocabu-
i:U
dos a él. Lo que debe protegerse es ese principado como relación del príncipe cipe, tal como a arece P;ac1~nes po ittcas importan res. En efecto, el prín-
con sus súbditos y su territorio, y no directa, inmediata, fundamental o pri- de él, es por delnición e~ é aqu1avelo o ~n ~~ representaciones que se hacen
n1eramente el territorio y sus-habitantes. El arte de gobernar_, el arte de ser prín- se lo leía por entonce - ~ ~te era un pr,inc~p10 fundamental del libro según
s un1co en su pnncipado y e t, . .,
cipe presentado por Maquiavdo, debe tener como objetivo ese lazo frágil del exterioridad y traseen d enc1a
. con re s a en una posicion de
< él M.
príncipe con su principado. gobernador, la gente que b. lspec~o ~ . ientras que, en lo referido al
go terna, a practica del gobie
Y de rcsUltas, esto entraña la siguiente consecuencia para el libro de que son prácticas múltiples pues h . rno, se ve por una parre
Maquiavelo: el modo de análisis tendrá dos aspectos. Por una parte, se tra- lia, el superior de un co ' ~uc as personas gobiernan: el padre de fami-
tará de señalar los peligros: ¿de dónde vienen, en qué consisten, cuál es su' cfpulo· ha nve~to, e pedagogo, el maestro sobre el niño o el dis-
' y en consecuencia muchos gobierno l al
intensidad comparada: cuál es el mayor peligro, cuál es el menor? Y segundo, cipe que gobierna su Ese d ól ~' entre os cu es el del prín-
el arre de manipular las relaciones de fuerza que van a permitir al príncipe a o s o es una modalidad entre otras **y
ton1ar las medidas necesarias para proteger su principado, como lazo con sus ;:~~:e~;~~~~~ go~ernos,son intc_r~ores a la sociedad misma 0 . al Es~:; ~t~~
superior en sul ~: go ernara su familia dentro del Estado y lo mismo hará el
0
súbditos y su territorio, A grandes ·rasgos, digamos que El Príncipe de
Maquiavelo, tal como aparece en filigrana en esos diferentes tratados, explí- . gobierno e inma~;~~¡~ºd:t~~sHa~ e1_1tonces, al~ vez, pluralidad de forn1as de
Citos o implícitos, ded~cados al anti-Maquiavelo, es en esencia un tratado de multiplicidad e inmanenc1·a d practica~ ~de dgobterno con respecto al Estado,
e esta act1v1 a qu I d
la habilidad del príncipe para conservar su principado. Y bien, creo que la lite- cal a la singularidad trascendente del P ' . , d eMa op~nen e manera radi-
ratura antimaquiaveliana quiere sustituir ese tratado de la habilidad del prín- nncipe e aqu1avelo.
cipe, de su saber práctico, por algo distinto y, con respecto a ello, novedoso, ~¡~,ichcl Fouca~lr: 1567 [la misma fecha en d manuscrito],
que es un arte de gobernar: ser hábil para conservar su principado no es en f1tulo de l:a primera edición parisina de 1567· le M: . ..
res de gou¡;erner érpolicer les R.,, bl. . · Jroir polihque, contenant diverus mante-
absoluto poseer el arre de gobernar. El arte de gobernar es otra cosa. ¿En qué er u tqties qtn sont & ont et 'p J.. I
citas de Michel Foucault Cf ' se ar cy-ucvant, a a cual remiten las
consiste? 18
• .supra,noral5
!bid., fol. 23r. ·
Para intentar identificar las cosas en su estado aún borroso, tomaré üño de
•• Michd Foucault añade: rnientras que sólo h .·
los prin1eros textos de esta gran literatura anrimaquiaveliana, el de Guillaume bles} el principado, ser príncipe. ay una modalidad [algunas palabras inaudi-
118 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBlACIÓN
CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978
119
¡; as de gobierno que se dejan aprehender,
Desde luego, entre todas esas ormd 1 . d d y el Estado, hay una forma y fundar esa discontinuidad, en las arres de gobernar es preciso señalar la con-
lazan dencro e a socte a ~
se entrecruzan, se entre . . , . ñalar· es 1a forma particular de tinuidad: continuidad ascendente y continuidad descendente.
. l · camen te sera preciso se ·
muy pamcu ar que, ¡us 1 , totalidad del Estado. y a.sí, al intentar elabo- Continuidad ascendente en el sentido de que quien pretende ser capaz de
gobierno que va a aph~arse a a e .d bierno en un texto un poco más gobernar el Estado debe saber ante todo gobernarse a sí mismo; luego, en
l · ¡ ' d ¡ diferentes 10rma.s e go ·
. rar a npo og1aI e as daca exactamente del siglo siguiente-•. Fran<yo1s otro nivel, gobernar su familia, sus bienes, su propiedad y, por último, llegará
tardío que e que nos ocupa - . de escritos que son textos pedagógicos para a gobernar eJ Estado. Esta suerte de línea ascendente caracterizará todas las
La Moche Le Vayer, en una ~cric . d bierno cada uno de los cuales pedagogías del príncipe que son tan importantes en esa época, y uno de cuyos
lf¡ d' , 1f. ndo hay tres npos e go , .
el de ín, ira: en e o ,. . reflexión espeéífica: el gobierno de sí m!S- ejemplos es La Motbe Le Vayer. Con destino al delfín, escribe en primer lugar
depende de una forma de ciencia o d . b
d d 1 al· el arte e go ernar n
u a familia corno se debe, ~n libro de moral,20 después un libro de economía [... ]*y, para terminar, un tra-
'mo, que depen e e a mor , 'l la "ciencia de gobernar bien" el tado de política. Será la pedagogía del príncipe, por lo tanto, la que asegu-
que depende de la economía; po~9 uCumo, !• ceo a la moral Y la economía, rará esá continuidad ascendente de las diferentes formas~9.e gobierno. A la
d d dela palmea on respe
Estado, que epen e
d

1 !'cica nene su s1ng art
. u! 'dad y La Motbe Le Vayer inversa, tenemos una conriÍ1uidad de·sceridente 'en el .sene.ido de qu~, cuando
es muy evi ente~ que a po 1

1 mla y tampoco del codo la un Estado está bien gobernado, los padres de familia saben gobernar bien a su
el .d~d sexaccamence aecono
indica con an a que no e , esar de esta upología, esas artes familia, sus riquezas, suS bienes, su propiedad, y los individuos también s~ diri-
moral. Creo que,[o importante aqu.1 es que, a p . ,·dad esencial de una a
f¡ 1 iempre una contlnu gen como corresponde. Esta línea descendente, que .~ransrnit~ hasta la con-
de gobernar se re ieren, postu an s . ! doctrina del príncipe o la . ducta de los individuos o el manejo de las familias el buen gobierno del Estado,
1 d la tercera Mientras que a .
otra entre a segun ªY · . . d car con nitidez la disconn- es lo que en esta época, precisamente, empieza a llamarse "policíá'., La peda-
, . 'd' d 1 b ano [ratan sin cesar e mar
teona JUfl tea e so er . 6 d poder y destacar gogía del príncipe garantiza la continuidad ascendente de las formas de gobierno
nuidad entre el poder del príncipe y cualquier otra orma e '
y la policfa, su concinuidad descendente.
Sea con10 fuere, podrán ver que e~ esa continuidad, la pieza esencial tanto
l 88-1672), L'<Economique . du pnn · ce' Par!s ' A. Courbé,
"
19 Frani;ois de La Mothe Le Vayer ( 5 d M' h 1 G odl 1756, PP· 287 y 288: La de la pedagogía del príncipe como de la' policía, el elemento central, es lo que
1653· rced .. en CEuvres, t. 1, scgu nda parte ' Ores
. . e, 1c e r En la primera, denomina d a
' .
' . . ¡ b se divide en tres partes. se denomina justamente "economía". Y el arte del gobierno, tal como aparece
. mciral; .que es la c1enc1a de as costurn res, al M 1· estad ya se ha cultivado, ap.rende- en to'da esa literatura, debe responder esencialmente a esta pregunta: ¿cómo
l · rea de la cu vuestra a
ética o moral por ex.ce enc1a, y ace 1 l d la rai.6n. Hay otras dos partes
, · 1 a través de as reg as e introducir Ja economía -es decir, Ja 1nanera de manejar c9mo es debido a los
mos a gobernarnos a nosotros misn os . t a la poHtica. Este orden es
al
que siguen n~tur n1ente a t .
és a· una de ellas es la econ6 mica y o r ' . individuos, los bienes, las riqucza:S, tal como puede hacerse dentro de una fami-
. un hombre sepa gobernarse as( mismo
~uy natural, pues es algo absolutamente n~ce;an~l"qu~ cual corresponde a la económica, sea lia, como puede hacerlo un buen padre de familia que sabe dirigir a su mujer,
anres de mandar a Otros, sea como padre e amt ila, o 1 te a la política". Cf. también a sus hijos, a sus do1nésticos, que sabe hacer prosperar la fortuna de su fami-
. d . ministro de Estado o cua campe
como soberano, mag1sua o o . , . 299: "Tras las dos primeras partes lia, que sabe concerrar en su beneficio las alianzas más convenientes-, cómo
el prólogo de La Po[itique du Prznce, en CEuvres, .º.P· .czt., p. buen ecónomo, es decir,
al - r "rse a st mismo y otra a ser introducir esa atención, esa meticulosidad, ese tipo de relación del padre de
de la moral, una de las cu es ensena a eg1 1 polídca o la ciencia de gober-
1r ·¡· d b sigue la tercera, que es ª '
a conducir una am1 1a con10 se e e, la edición de las t:Euvres
' l651 1658 seagruparonen ·
nar bien". Estos escritos, redactad?s entre y . , eut devenir utik au .Prince, y consd- " Algunas palabras inaudibles.
de Le Vayer con el título de Sciences dont la conn11tss~nce pi D ¡¡· que data de 1640. Cf. N.
2

. d l I
ruyen la continuación e a nstrucc1 n .
.6 de Monsenor e e in,
f ·e le d'a.prts Heroard et La Mothe Le
°
Fran<;ois de La Mothe Le Vayer, La Gtographie et la mora/e du Pn"nce, París, A Courbé,
Choublier-Myskowski, L'Íducation du prince ª"XVI SJ e 1651 ( CEuures, op. cit., l. !, segunda parte, pp. 3-17 4 parad primer tratado y pp. 239-286 para
Vaye_r, París, Hachette, 1976. el segundo), y L'<Economique du Prince. La politiqiu du Prince, París, A. Courbé, 1653 ( CEuvres,
ib1d., pp. 287-298 para el primer tratado y pp. 299-360 parad segundo):·
CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978 121
SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
\20

la noción de gobierno económico, que es, en el fondo, una tautología, porque


familia con los suyos, dentro de la gestión de un Estado? La introducción de
el a~te de gobernar es precisamente el arte de ejercer el poder en la forma y
la economí~ dent~o del ejercicio político será, creo, la apuesta esencial del
gobierno. Y si lo es en el siglo XYl, también lo será aún en el siglo XVIII. E~ el
segun el modelo de la econon1ía. Pero si Quesnay dice "gobietno económico"
es porque 1a p al a bra "econom1a '" , por razones que trataré de esclarecer dentro
artículo "Économie poli tique" de Rousseau se ve con mucha claridad que este
de un mornento, ya está tomando sil sentido moderno y se advierte entonces
todavía plantea el problema en los mis1nos términos y dice, a ~rande~ rasgos,
16 siguiente: la palabra "economía" designa en su origen "el ~ab10 gobierno de
que la esencia misn1a de ese gobierno, es decir, del arte de ejercer el poder en
21 la forma de la economía, tendrá por objeto principal lo que hoy llamamos
la casa para el bien común de toda la familia' . Un problema, dice Roussca.u:
economía. La.palabra "economía" designaba una forma de gobierno en el
·cómo podrá ese sabio gobierno de la familia, mutatis mutandis y con las d1s-
~ontinuidades que habrán de s~ñalarse, intn~ducirsc en la ge_stión general ~el siglo XVI, y designará en el siglo XV_III un nivel de realidad, un campo de inter-
vención para el gobierno,. a través de una serie de.procesos complejos y, creo,
Escido?22 Gobernar w1 Estado será, por ende, poner en acción la econom1a,
absolucarnente capitales par~ nuestra historia. Eso es, entonces, gobernar y ser
una ec'onon1ía eh el nivel de todo el Estado, es decir, [ejercer]* con respecto a
gobernado.
los habitantes, a las riquezas, a la conducta de todos y cada uno, una for1na de
En segundo lugar, siempre en ese text~ de Guillaun1e de La: Perriere, e~con·
• vigilancia, de control, no merios atento que el del padre de familia sobre la
tramos [la frase]* siguiente: "Gobierno es la recta disposición de. las cos_as, de
gente de la casa y sus bienes. . . las cuales es menester hacerse cargo para conducirlas hasta el fin Oportuno". 24
Una expresión importante en el siglo XVIII caractenza aun me1or todo esto.
23
Quesnay habla de un buen gobierno como de un "gobierno económico"· ~
Sobre esta segu~da frase querría hacer u?a serie de observaciones, al margen
de las concernientes a la definición misrna del gobernante y el gobierno.
encontramos en Quesnay-ya volveré más adelante- el momento [en que nace]
"Gobierno es recta disposición de las cosas": me gustaría detenerme un poco
en la palabra "cosas" porque, cuando se busca en El Príncipe lo que caracteriza
21 Jean-Jacqu~ Rousseau, Discours sur l'tconomie pofitique (1755), e~ CEuvres completes, r. lll, el conjunto de objetos sobre los cuales se ejerce el poder, se advierte que, para
Par!s, Gallimard, 1964, col. Bibliotheque de la Pléiade [trad. esp.: Ducurso sobre la economía Maquiavelo, el objeto, en cierto modo el blanco del poder, son dos cosas: por
política. Madrid, Tecnos, 1985], p. 241: "Economía: la palabra viene de oi:Ko<;, casa,~ de v6µo,<;. una parte, un territorio, y [por otra,] la gente que lo habita. En este aspecto,
ley, y originariamente sólo sigriifica d sabio y legitimo gobierno de la casa, para el bien con1un por lo demás, Maquiavelo no hace sino retomar para su propio uso y los
de toda la furriiÜa". fines específicos de su análisis un principio jurídico que es el utilizado para
22 !bid.: "El sentido de este.término se extendió a continuación al go~ierno de la gran
familia, que es el Estado". Algunas lineas más adelante, Rousseau adara que las reglas de co~­ caracterizar Ja soberanía: en el derecho público, desde la Edad Media hasta el
ducta propias de una de esas sociedades" no podrían ser "conve.nientes para la ot.ra: ·su ma.gni- siglo XVI, aquélla no se ejerce sobre las cosas sino ante todo sobre un territo-
s demasiado diferente para poder administradas de la misma n1anera, y siempre habrá rio y, por consiguiente, los súbditos que residen en él. En ese sentido puede
ruc.
d did,
. una exuen a diferencia entre el gobierno dom6tico, en e:I cual el padre pue e ver.º ro o por
1 :1 decir_se que el territorio es, sin duda, el elemento fundamental del principado
· y el gobierno civil en el cual el 1·efe no ve casi nada sino a rravés de los OJOS de ouos ·
rn~~. , . de Maquiavelo y de la soberanía jurídica del soberano, tal como la definen los
Cf. infra, nota 36.
,. Mid1el Foucault: tener. .
23 Cf. Franc;:ois Quesnay (1694· l 774), "Maximes générales du gouvernement économ1que
"' Michcl Foucault: el texto.
d'un royaume agricole", en: Pierre Samuel du Pont de Nemours (comp.). Physiocratie ou cons· 24
Guillaume de La PerriCrc, Le Miroir politique .. ., op. cit., fol. 23r: "Gobierno es recta dis·
titution natureile du gouvernement fe plus avantageux au genre humain, París, Merlin, 1768, PP·
posición de las cosas, de las cuales menester es ocuparse para conducirlas hasra fin oportuno".
.122; reedirado en Franrois Quesnay et la physiocratie, París, INED, 1958, t. 11, pp. 949·976.
99 [En el original, la única diferencia entre la cita de Foucault y la de esta nora es la grafía moderna
Cf. I1tpra, clase del 25 de enero, nota 40. de la primera. (N. del T.)}
*" Palabras de difícil audición.
122 SEGURIDAD.TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978 123

filósofos o .los teQricos del derec~o. Desde luego, los territorios pueden ser mento q~e hay que llevar al puerto, y sus vínculos con todos esos sucesos que
fértiles o estériles, pueden tener una población densa o, al contrario, escasa, la son los vientos, los escollos, las tempestades, es lo que caracteriza el gobierno
gente puede ser rica o pobr~, activa o perezosa; pero todos esos element~s no de una' nav~. Lo mismo vale para una casa: en el fondo, gobernar una familia
son rnás que variables con respecto al territorio, que es el fund.ament? mismo no es en esenci~ tener con10 objetivo, como blanco, ~ los individuos que la
del principado o la soberanía. componen, su riqueza, su prosperidad; es tener en cuenra los acontecimientos
Ahora bien, en el texto de La Perriere vemos que la definicióri del gobierno que pu_eden sobrevenir: las muertes, los nacimientos; es tener en cuenta las
no se refiere en manera alguna al territorio: se gobierna·n cosas. Cuando La Pe- cosas que pueden hacerse, por ejemplo, las alianzas con otras familias. Toda
rritre dice que el gobierno gobierna "cosas", ¿qué quiere decir? No creo que se esta gestió~ general ~aractcriza el gobierno, y con respecto a ella, el problema
trate de oponer las cosas. a los hombres sino, antes bien, de mostrar que el de la propiedad de uerras .para la familia o la conquista de la soberanía sobre·
gobierno no se relaciona con el territorio .~iOo con una sué:rte de complejo cons- un territorio para el príncipe no sori, en definitiva, sino elementos relativa-
tituido por los hombres.y las cosas. Signific~ además. que esas cosas de las que mente scc~ndariO~. ~o ~senCial, entonces, eS el complej? de hombres y cosas;
el gobierno debe encargarse son, señala La Perriere: los hOn1bres, pero e~ sus ése es el ~lemento pnncipal, y el territorio y la propiedad sólo son, en cierto
relaciones, en sus lazos, en sus imbricaciones con esas cosas que son las nque- modo, una de sus variables. "' ·
zas> los recursos, los artÍculos de subsistencia y el territorio, claro, en sus f~on­ También aquí el rema que vemos aparecer en esa curi~sa definición de La
teras, con sus cualidades, su clima, su sequía, su fertilidad. Los hombres en . ~erriCre del gobierno como gobierno de. las cosas lo rcencontra~emos en Jos
sus relaciones con esas otras cosas que son las costumbres, los hábitos, las mane- Siglo_s XVII Y XVUI. En su Anti-Machiavel, Federico][ tiene páginas muy signi-
ras de actuar o pensar. Y por último, los hombres en sus relaciones con esas fi.ca~1vas al respecto, cuando dice, por ejemplo: comparemos Holanda y Rusia.
otras cosas que pueden ser los accidentes o los infortunios, como el hambre> Rusia, un país que bien puede tener las fronteras más extensas de todos los
las epidemias, la muerte. . Estados europe~s, ¿de qué está compuesta? Está compuesta de pantanos, de
El gobierno se refiere a las cosas entendidas como imbricación de los hon1- bosques, d.e desiertos; está apenas poblada por bandas de
individuos que son
bres y las cosas: creo que encontrarían1os con facilidad la confirmación de pobres, miserables y carecen de actividades e industrias. Compárenla con
este aserto en la metáfora inevitable a la que siempre recurren esos tratados H~landa: muy ~equeño, ~an1bién está compuesto de pantanos, pero hay en ese
25
del gobierno, que es por supuesto la metáfora de la nave. ¿Qué es gobernar P.a1s una población, una nqueza, una actividad con1ercial, una flota· que lo con-
un navío? Es hacerse cargo, desde luego, de los marineros, pero al mismo tiempo vierten en un país importante de Europa, cosa que Rusia apenas está empe-
26
de la nave y su cargamento; gobernar un navío es también tener en cuent~ los zando a ser. Gobernar, entonces> es gobernar las cosas.
vientos, los escollos, las tempestades, las inclemencias del tiempo. Y esta puest~ Vue~vo una vez n1ás a ese te'xto que les citaba hace un momento, cuando
en relación de los marineros* con el barco que es preciso salvar, con el carga- La Pernere decía: "Gobierno es la recta disposición de las cosas, de las cuales

26
25Sobre la utilización clásica de esta metáfora, cf. Plarón, Eutifr6n, 14b; Protágoras, 325c; Fedenea
. I I, Anti-Machiavel Arnsterda1n, chez Jaques La Caze, 1741, comencario del
R,p,¡b/;ca, 389d, 488a-489d; Politico: 296e-297a. 297e, 30ld, 302a. 304a; Lryes, 737a. 942b, cap. 5 de~/ Príncipe, PP· 37-39. Michel Foucaulr utiliza probablemente la edición Garnier del
945c, 96lc, etc. (cf. Pierre Louis, Les Métaphor.es de Piaton, París, Les Belles Lettres, 1945, P· 156); texto, publicada a continuación de El Príncipe de Maquiavelo por Raymond Naves en 194 l p
Aristóteles, Política, lll, 4, 1276b, 20-30; Cicerón, Ad Atticum, 10, 8, 6, y De Republica, 3, 47; 117 ~ 118 (v¿ase también la edición crítica de la obra, establecida por Charles Fleischaue~, :~
Tomás de Aquino, De regno, !, 2, n, 3. En la clase siguien~e (infra, pp. 149 y 150), Foucault ".'uelve ~udi~s 011 Voltaire and the Eighuenth Century, Ginebra, E. Dro7.., 1958, r. v, pp. 199 y 200).
0 0
a .esta metáfora naval a partir del Edipo rry de Sófocles, Stanre, la paráfrasis _de Foucaulr contiene una inexactitud: Federico ll no dice que Rusia
• Michel Foucault: a quienes es preciso salvar. esré compucsrn de pan ranos, ere., sino de tierras "fértiles en trigo".
124 SEGU!UDAD, TERR!TORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978
125

es menester hacerse cargo para conducirlas hasta el fin oportuno". El gobierno, la.medida, al menos, en que ese orden es conforme a las leyes impuestas por
por lo tanto, tierie una finalidad, dispone las cosas, en el sentido que acabo de Dios a la naturaleza y los hombres. Vale decir que el bien público es en esen-
mencionar, y las dispone [para un fin].' Y en esto también creo que el gobierno cia la obedie.ncia a la ley, la ley del soberano en esta rierra o la ley del soberano
se opone muy claramente a la soberanía. f.sca, desde luego, en los textos filo- absoluto, Otos. Pero, de todos modos, lo que caracteriza el fin de la sobera-
sóficos y también en los textos jurídicos, jan1ás se presentó como un derecho nía, ese bien común, ese bien general, no es en. definitiva otra cosa que la sumi-
liso y llano. Ni los juristas ni, a fortiorii los teólogos dijeron nunca que el sión a esa ley. Esto significa que el fin de la soberanía es circular: remite al
soberano legítimo tuviera fundan1entos para ejercer su poder y punto. El sobe- ejer~icio mismo de la soberanía; el bien es la obediencia a la ley, por lo tanto,
. rano, para ser un buen soberano, siempre debe proponerse un fin, es decir, el _bien que se propone la soberanía es que la gente obedezca a la soberanía .
señalan regular1nente los textos, el bien común y la salvación de todos. Tomo, ~~rcularidad esencial que, cualesqujera sean su estructura teórica, su justifica-
por ejemplo, un texro de fines del siglo XVU, donde Pufendorf dice: "Sólo se c10~ moral o sus efectos prácticos, no está tan alejada de lo que Maquiavelo
les ha conferido [a los soberanos; Michel Foucault] la autoridad soberana a decia cuando [afirmaba]* que el objetivo principal del príncipe debía ser
fin de que se valgan de ella para procurar y mantener la utilidad pública[ ... ]. mantener su principado; permanecemos sin duda en el círculo de la soberanía
Un soberano no debe tener nada por ventajoso para sí mismo, si no lo es tam- con respecto a sí misma y del principado con respecto a sí misn10 .
bién para el Estado" .27 Ahora, ese bien común, e incluso esa salvación de . ::11ora bien.' con la nueva definición de La Perrif:re, con la búsqueda de defi-
codos cuya invocación encontramos habitualmente, planteada con10 el fin n1c1on del gobierno, creo que vemos aparecer otro tipo de finalid~d. La Perriere
nlismo de la soberanía, ese bien común del que hablan los juristas, ¿en qué con- d.efine el gobierno como una manera recta de disponer las cosas para condu-
siste? Si observamos el contenido real que le dan juristas y teólogos, ¿qué c.1rlas, no: la forma del "bien con1ún" como decían los textos de los juristas,
dicen éstos? Que hay bien común cuando los súbditos obedecen en su totali- s~no a un fin oportuno", fin oportuno para cada una de esas cosas que, pre-
dad y sin falla las leyes, ejercen bien los cargos que se les han confiado, desen1- c1samence, deben gobernarse. Lo cual implica, anee todo, una pluralidad de
peñan bien los oficios a los que se dedican y respetan el orden establecido en fine~ específicos. Por ejernplo, el gobierno deberá velar por que se generen todas
l~s riquezas que sean posibles; tendrá que actuar de manera cal que se sumi-
nistre a la gente suficientes artículos de subsistencia, e incluso la mayor canti-
* Conjetura; palabras inaudibles. dad posible; el gobierno tendrá que procurar, por último, que la población
27
Samuel von Pufendorf (1632-1694), De officio hominis et civis iuxta iegem naturalem, pueda rnulciplicarse. En consecuencia, toda una serie de finalidades específi-
Londini Scanorum [Londres], sumptibus Adami Junghans, 1673, libro 11, cap. 2, § 3 [trad. esp.:
cas que se convertirán en el objetivo mismo del gobierno. Y para alcanzarlas
De los deberes tÚ/ hombre y del ciudada.no Jegiín la ky nahira/, en dos libros, Madrid, Centro de
Estudios PoHricos y Constitucionales, 2002]; versión francesa: Les Devoirs de i'homme et du se va a disponer de las cosas. La palabra "disponer" es importante, pues en la
citoyen te/J qu'i/J ront prescrits par la loi nature/k, 4a ed., trad. de J. Barbeyrac, Amsrerdam, chez soberanía, l~ que permitía alcanzar su fin, es decir, la obediencia a las leyes,
Pierre de Coup, 1718, r. 1, pp. 361y362: "El bien del pueblo es la soberana ley: es ta1nbién la era la ley n11s1na. Ley y soberanía, entonces, se confundían absolutamente
máxima general que los poderes deben rener sin cesar presente, pues sólo se les ha conferido la una con otra. Ahora, al contrario, no se trata de imponer una ley a los hon1-
autoridad soberana a fin de que se valgan de ella para procurar y man(ener la utilidad pública,
bres, se trata de disponer cosas, o sea, de utilizar tácticas y no leyes, o utilizar
que es la meta natural dd estableci1niento de las sociedades civiles. Un soberano, por tan~o, no
al máximo las leyes como tácticas; hacer de tal suerte que, por una serie de
debe tener nada por ventajoso para sí mismo, si no lo es también para el Estado". Véase igual-
medios, pueda alcanzarse tal o cual fin.
mente, del mismo autor, De jure naturae et gentittm, Londini Scanorum [Londres], sumptibus
Adami Junghans, 1672, VU, IX, '§ 3; versión francesa: Le Droit de la nature et des gens, ou Systeme
générai des principes les pltts importants de La mora/e, de la jurispn1dence et de la po/itique, trad. de
J. Barbeyrac, Atnsterdain, H. Schclte & J. Kuyper, 1706. * Michel Foucaulr: decfa.
SEGURlDAD, TERRlTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978 127
126

Creo que cenemos aquí una ruptura importante: mientras el fin de la sobe- la "disposición" que se pone en juego para llegar a ellos. Ese conocimiento· va a
, , á · si' m"isma. y ella extrae sus instrumentos· de sí con la forma de la constituir la sabiduría del soberano. En cuanto a su diligencia, es lo que hace
ran1a ese en .
1fin del gobierno esrá en las ¿osas que dirige; deb.e buscárselo en la pcr- que el soberano o, mejor dicho, quien gobierna, sólo deba gobernar en la medida
ley, e d.· en que considere y actúe como si estuviera al servicio de los gobernados. Y
fección la maximización 0 la intensificación de los procesos q~e . 1nge, Y sus
0
· en vez de ser leyes serán tácticas diversas. Por cons1gu1ente, regre- aquí La Perriere vuelve a apelar al ejemplo del padre de familia: éste es quien se
1nstrumen tos, ' · 1 levanra más temprano que los de~ás integrantes de la casa, quien se acuesra n1ás
sión de la ley 0 , mejor, en la perspectiva de lo que debe ser el gobierno, la ey
.nci"pal iíistrumento Volvemos a encontrar otra vez el tema carde, quien vela por codo, pues se considera al servicio de su casa.3°
no es en verd adel .Prl · , · l
que circuló durante codo el siglo xvn y que es 1n3.nifies_ramente ex_phctto.en ~ Comp.renderán de inmediaro qué diferente es·esta caracterización del
siglo XVIII en codos los textos de los economistas y fis16cratas, cuando expli- gobieíno de la concepción del príncipe tal como se Ja enconrraba o creía encon-
can que no será por cie~rto pÚr l~ ley que se pu'edan alcanzar de manera efec- trársela en Maquiavelo. Esca noción de gobierno aún es demasiado tosca, por
supuesro, a pesar de algunos. aspectos novedosos. Creo que este pequeño esbozo
tiva los fines clel gobierno. , ' . · . . ..
Para cermlnar, cuarti observación·, cuarta referencia tomada siempre de ese de la noción y la teoría del arce de gobernar, esre primerísimo esbow, no quedó
.texto de Guillaume de La Perrif:re,' pero acerca de un punto simple, elemental, por cierto en el aire durante el siglo XVI; no era un mero asunco de teóricos
y rápido: este autor die~ que algUien que sabe gobernar bie~, un bue~. go~er­
políricos. Es posible señalar sus correlaciones en lo real. Por una ·parte, la teo-
n~te 'debe cener "paciencia, sabiduría y diligencia'' .28 ¿Qué en nen de por pac1en- ría del arre de gobernar estuvo ligada, ya desde el siglo XVI, a codas las trans-
' · l · l d l e formaciones del aparato adrninistrativo de las monarquías territoriales (crea-
· "i Pues bien cuando quiere explicar ese término, coma e e1cmp o e o qu
cia. • · b 1 l ción de los.aparatos de_gobierno, los relevos del gobierno, etcétera); también
" ¡ de las abe¡· as", el abejorro, y dice: el abejorro rema so re a co -
11ama e rey .. , 29 e estaba ligada a codo un conjunto de análisis y saberes que se de~arrollaron desde
ena-no es ~erdad, pero no irriporta-y lo hace sin necesitar un agu1Jon. on
m " ' · " l ver- fines de ese siglo y cobraron toda su amplitud en el siglo XVII, esencialmente
ello, dice La Perrif:re, Dios quiso m<?strar de una manera ~1suc~ que e
el conocimiento del Esrado en sus diferentes datos, sus diferentes dimensio-
dadero gobernante no debe necesitar un a~uijón, es decir, un 1n.stru.mento
nes, los diferentes factores de su poder: justamente lo que se denominó "esta-
p~ra n1 atar, una espada, para ejercer su gobierno. Debe tener pac1enc1a Y no
dística" como ciencia del Estado. 31 Tercero y últi~o, esca búsqueda de un arte
ira; ademáS, lo esencial en su personaje no debe ser el derecho de matar, ~l
de gobernar no puede dejar de ponerse en correlación con el n1ercancilismo y
derecho de hacer valer su fuerza. ¿Qué contenido positiVo dar a esa falta de agu1-
el cameralismo, que son, a la vez, esfuerzos para racionalizar el ejercicio del
.' ~ L sabiduda y la diligencia. La sabiduría, esto es, no exactamente, coro~
¡on. a d. . l c1- poder, precisamente en función de los conocimientos adquiridos a través de
era en la tradición, el conocimiento de las leyes humanas Y 1v1nas, e ca.no
miento de la justicia y la equidad; antes bien, la sabiduría que se reque:tr~ de .
30
quien gobierna es justamente el conocünicnto de las cosas, de los obJet1vos !bid.: "¿Qué debe rener el buen gobernanre de una república? Debe tener extrema dili-
suscept~bles de alcanzarse si se actúa como se debe para alcanzarlos, aunado a gencia en el gobierno de su ciudad, y si el buen padre de familia (por ser ilainado bu'en ecónomo,
es decir, dueño de casa) debe ser en su hogar particular el pfimero en lcv,antarse y el último en
acostarse, ¿qué es menester a] gobernante de la ciudad, donde hay muchas casas? ¿Y :U rey, en cuyo

1s
. . ¡· . "º\
·
Guillaume de La Perriere, Le M irozr po ztzque ... , op. cr 1., ·
23r "Todo gobernante de
·
reino hay muchas ciudades?"
31
Sobre la historia de la estadística véase la obra clásica de Vincent John, Ge1chichte der
reino república debe u:ner en sí, por fuerza, sabiduría, paciencia Y dilig:ncia" · d \
0 · b · · e \odelr"" e as Statútik, Stuttgart, F. Enke, 1886, cuya referencia figura en las notas de Michd Foucault. P..ste
29 !bid.: fol. 23v: "Por eso todo gobernan(e de e tener pac1enc1a, a CJ mp ~; es
· · "6 lo cual la narurale7.a quiso mostrar místican1ente que los rey tal vez conociera también el volurnen publicado por el INSEE [Institut narional de la statistique
ab e¡as que no tiene aguiJ n, con _ . et d'érudes écononiiquesJ, Pottr une histoire de la statistique, París, JNSEE, r. !, 1977 (rced., París,
y los ~obernantes de repúblicas deben emplear con sus súbditos mucho más demencia que
Economica-!NSEE, 1987) .
.severidad y mucho más f!quidad que rigor".
128 SEGURIDAD, TERRlTORlO, POBLACIÓN
CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978
129
la estadística, y una doctrina 0 , mejor, un conjunto de principios doctrinales
acerca de la manera de acrecentar el poderío y la riqueza del Estado. En _con- fuera el problema principal, mientras las ~nstituciones de soberariía fuesen las
secuencia, ese arte de gobernar no es sólo una idea de filósofos o conseJer~s instituciones fundamentales, míen tras el ejercicio del poder se concibiera como
del príncipe; si se formuló fue porque estaba empezando a establecerse efecn- ejercicio de la soberanía, el arce de gobernar no podía desarrollarse de una
vamente el gran aparato de la monarquía administrativa, con sus formas de manera específica y ~utónoma, y ere?, jusrarnente, que tenernos un ejemplo
saber correlativas. de ello en el Inercancilismo. El mercantilismo fue en verdad el primer esfuerzo
Pero, a decir verdad, el arte de gobernar no pudo asumir su amplitud Ycon- -iba a decir "la primera sanción"- de ese arte de gobernar en el nivel, a la vez,
. · antes d e l s1g
s1stenc1a ~'!!!
· 1o ,,...v _ . De algún modo • quedó bastante encerrado
. ell de las prácticas políticas y los conocimientos sobre el Estado, y en ese sentido
las formas de la monarquía administrativa. Una serie de razones explican, a puede decirse que es un primer umbral de racionalidad en dicho arte, a cuyo
mi parecer, que dicho arte de gobernar haya permanecido un poco envuelto respecto el texto de La Perrif:re indicaba sin1plemente algunos prinCipios más
en sí tnismo 0 , en todo caso, prisionero de estructuras( ... ).* Ante todo, raz_o- ~~rales que realistas. El mercantilismo es la prin:era racionalización del ejer-
nes históricas, que bloquearon ese arte. Sería fácil encontrar estas razones his- c1c10 del poder como prácrica del gobierno; es la primera vez que se comienza
tóricas, en el sentido estricto de la expresión "razón histórica·~~ e.reo que es a constituir un saber del Estado susceptible de utilizarse para las táéticas del
simplemente -hablo en términos muy generales, está clac~- la sene de gran- gobierno. Eso c;:s absoluta.Inente cierto, pero el mercantilismo quedó trabado
des crisis del siglo XVII: la Guerra. d!e los Treinta Años en pnmer lugar~ con s~s Y detenido, me parece, debido al objetivo que se asignó. ¿Cuál era·? Pues bien,
estragos y sus ruinas; segundo, [a mediados}**. ~e ese s-ig_lo, los gran~es mott: en esencia, el poderío del soberano: ¿de qué manera actuar no tanto para que
nes campesinos y urbanos; y por último, la cr1s1s finanaera y [amb,n~ ]a ctr1- el país sea rico como para ·que el soberano pueda disponer de riquezas, rener
sis de los artículos de subsistencia, que cargó de deudas roda la poift1ca de las tesoros, organ,izar ejércitos que le permitan llevar adelante su política? El
monarquías occidentales a fines del siglo XVII. E!
ar.te de go~ar, _en el fondo, objetivo del mercantilismo es el poderío del soberano; ¿cuáles son los instru-
mentos que se otorga? Leyes, ordenanzas, reglamentos, vale decir, las m·ismas
sólo podía desplegarse, reflejarse, cobrar y multtphcar sus d1mens_1ones~ ~n un
período de expansión, es decir, al margen de las g~des urge~c1a~ ~1htares, armas tradicionales de la soberanía. Objetivo: el soberano¡ instrumentos: las
económic'as y políticas que no dejaron de acosar ese siglo de pnnc1p10 a fin. propias herramientas de la soberanía. El mercanrilismo trataba de inscribir las
Razones históricas, si se quiere, masivas y groseras, que bloque~r~n este arte posibilidades brindadas por un arre n1editado del gobierno dentro de una estruc-
de gobernar. Creo también que éste, formulado en el siglo XVI, se vio bloquea- tura institucional y mental de soberanía que lo. bl~queaba. De modo que,
do en el siglo. XVII [por] otras razones que podrfamos llamar, con palabras que duran ce roda el siglo XVII y hasra la gran liquidación de los temas mercantilis-
no me gustan mucho, estructuras institucionales~ me_n~ales. Digamos, e~ todo tas a principios del siglo XVIII, el arte de gobernar se vio de alguna manera
caso, que la preponderancia del problema del eJerc1c.10 ~~la so~~ran1a, a la ·obligado a 111arcar el paso, atrapado entre dos cosas. Por una parce, un n1arco
Co mo cuestión teórica y como principio de organ1zac1on poht1ca, fue un demasiado amplio, demasiado abstrac[o, demasiado rígido, que era precisa-
vez 1 b ' n1ence la soberanía como problema y como institución. Ese arte de gobernar
factor fundamental en ese bloqueo del arte de gobernar. Mientras a so eran1a
intentó transigir con la teoría de la soberanía; se intentó deducir de una teo-
ría renovada de la soberanfa los principios rectores de un arte de gobernar. En
,. Una 0 dos palabras ininteligibles. Curiosamente, el pasaje previo, desde "que son, a la ve:z, ese punco intervinieron los juristas del siglo XVII cuando formularon o reac-
es fuerzo S ... " , 1<1.1
Lita en la transcripción del curso publicada en Dits et .Ecn"ts (cf. lupra, P· 109,
h rualizaron la teoría del contrato. La teoría del contratO -del contrato funda-
nota'"), op. cit., p. 648, y se lo reempla7.a por un párrafo de diecinueve líneas del que no ay
dor, del compromiso recíproco de soberanos y súbditos- sería esa especie de
huella ni en la grabación ni en el manuscrito.
'"'" Palabras de dlfícil audición. Manuscrito: "que ocupan toda la mitad del siglo"· matriz a partir de la cual se procuraría alcanzar los p-rincipios generales de un
arte de gobernar. Pero si esa teoría del concrato, esa reflexión sobre las relaciones
CLASE DEL 1° DE FEBRERO DE 1978 131

SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN


130
un proceso basranre suril, que sería necesario tratar de reconstituir en d.etalle,
. bd" o un papel muy importante en la teoría del dere- en el cual veríamos que la ciencia del gobierno, el recentramiento de la econo-
d e1so b erano y sussu. Jtostuv. · d d
1 d H bbes [lo] prueba sm lugar a u as-, 1nía en otra cosa que la familia y, para terminar, el problema de la población,
cho público, [en realidad] ,--:<:i e1emp o e[ 1º tendía encontrar los principios están ligados entre sí. Gracias al desarrollo de la ciencia. del gobierno, la eco-
l d e que a ¡¡m de cuentas se
pese a1 h eC1o [ ]
pre
, de la formulación de princ•-
.
nomía pudo recentrarse en determinado nivel de realidad que hoy caracteriza-
recrores de un arte de gobernar, nunca se paso mos como económico, y en virtud de ese mismo desarrollo se pudo recortar el
pios generales de derecho público. d . d amplio demasiado abstracto, problema específico de la población. Pero podríamos decir igualmente que, gra-
te un n1arco emas1a o '
En ronces, por una par ' d ¡ demasiado estrecho, cias a la percepción de los problemas específicos de la población y el discerni-
. , ·¿ d l b ía yporotra,unn10 e 0
demasiado ng1 o e a so eran 1 d' l f. ·¡· El ··arte de gobernar ora in ten- miento de ese nivel de realidad q~c .recibe el nombre de economía, el pro-
. . . e era e e a ami 1a.
débil e inconstste!1te, <:l.'71 1. b ' o más bien al mismo tiernpo, blema dél gobierno pudo por fin pensarse, meditarse y calcularse fuera del marco
e al de a so eran1a, ora,
taba alcanzar 1a rorma gener. . d odelo exhaustivo que era jurídico de la soberanía. Y la misma estadística que, en el marco del mercanti-
· . b d, asimilarse a esa suerte e m
se asimila a, no po ta no2 h e el gobernante pueda gober- lismo, sólo había podido fuii.cionar·denrro y, de algún modo, en beneficio de
. d l f T 3 • ·Cómo acer para qu
el gobierno e ,a ªn:1!. ia. { . meticulosa como puede una administración monárquica que se desplegaba por su parte en la forma de
b. d una manera tan precisa y
nar el Estado, tan ien, e . h b' . bloqueo generado por la idea la soberanía, llegaría a ser 'cf facrcir técnico principal o uno de los factores téc-
gobernarse una fami ia. o
·r i p r eso mismo, ' a ia une ' !. an1ás a otra cosa que la nicos principales del desbloqueo mencionado.
, a época aun no se re1ena
de la econom1a, que en es . .d l familia y la casa. La casa y ¿Cómo permitirá el problema de la población, en sustancia, el desbloqueo
- nJ·unto consntu1 o por a
gestión de un pequeno co l .E d l oberano por otro: el arte de del arte de gobernar' La perspectiva de la población, la realidad de los fenó-
el padre de fa.inilia, por un lado; e ~ta .º y e .s ' menos propios de ésta posibilitarán desechar de manera definitiva el modelo
' su propia d1mens1ón.
gobernar no pod ia encontrar o del arte de gobernar? Al igual que el blo- de la familia y recentrar la noción de economía en otra cosa. En efecto, la
¿Cón10 se .prod~ce e~ ~esbl:d~:blo ueo en unos cuancos procesos genera- estadística, que había funcionadO hasta entonces dentro de los marcos admi-
queo, es preciso re1nscnb1r es d 1 . lq ~'!Il ligada a la abundan~ia tnoneta- nistrativos y, por lo tanto, del funcionamiento de la soberanía, descubre y mues-
.6 d ográfica e sig o M ' d 1 tra poco a poco que la población tiene sus propias regularidades: su número
les: la expans1 n em d 1 d c"16n agrícola en virtud e os
. d 1 mento e a pro uc . .
ría, vincula a a su vez a au . . d bien y que por consiguiente de muertos, su cantidad de enfermcis, la regularidad de sus accidentes. La
. 1 l s h1stona ores conocen
procesos c1rcu ~res que 0 l d decir de una manera estadística muestra asimismo que la población entraña efectos propios de su
l d el tnarco genera ' se pue e . .
yo ignoro. ~ ser to o eso d 1 rte de obernar estuvo ligado, en m1 op1- agregación y que esos fenómenos son irreduccibles a los de la familia: se trata
más precisa que el desbloqueo e a l g bl .6 O bien digamos que hay de las grandes epidemias, las expansiones endémicas, la espiral del trabajo y la
nión, al surgimiento del problema de a po ac1 n. . riqueza. La estadíscica muescra [además] que, por sus desplazamientos, sus
maneras de obrar, su actividad, la población cicne efectos econórnicos especí-
. de Richelieu 1(stament politique, An1srerdam,
Pl
ficos. Al permicir cuantificar los fenón1enos propios de la población, la esta-
32 Cf. por ejemplo Armand Jcan du ess1s é P'. R Laffont 1947 [trad. esp.: dística pone de relieve la especificidad de ésta, irreductible [al] pequeño marco
bl 'd L Andr ans, · '
H. Desbordes, 1688; edición esta :c1R~ :~~ .M drid' Juan García Infanzón, 1696], P· 279: de la Í.1.IDilia. Salvo unos cuantos remas residuales, que bien pueden ser de carác-
Testamento politic o del cardenal duque e :e u tetl, i a d 1' . bl" s"
. l d d s modelos e as repu ica . ter moral y religioso, la familia desaparecerá como modelo del gobierno.
"Las familias paruculares son os ver a ero b" d l fam·r a el que mejor corres-
? "P 5 in duda es el go ierno e a 11 En cambio, lo que va a aparecer en ese momento es la familia como ele-
•El manuscrito agrega, P· 1 : ues . l 'edad (el padre forma parte
d . poder inmanente a a soct , . mento en el seno de.la población y como relevo fundamental para el gobierno
ande a ese arte de gobernar bu.sea o. un . . oder de finalidades muln~
P '! • sobre el territorio, un P
de la fomilia), un poder so bre as cosas Y.º
0
1 d. 1 !a riqueza de la familia; un poder de esta última. En otras palabras, el arre de gobernar, hasta el surgimiento de
ples que conciernen en su totalidad al bienestar, a ic \a,
padfic?, vigilan ten.
132 SEGURJDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL!º DE FEBRERO DE l 978
133
la problemácica de la población, sólo podía pensarse sobre la base del modelo
Para tenninar, la población será el punto en cor
de la fam.ilia y de la economía entendida como gesrión de ésta. Al contrario,
lo que los textos del siglo XVI 11 b " . . no del cual va a organizarse
a partir del n1omento en que la población aparezca como absoluta1nente irre- ama an pac1enc1a d 1 b " S ,
secuencia, el objeto que el b' d b ' e so erano . era, en con-
ductible a la familia, ésta se situará en un nivel inferior con respecto a ella. y go terno e era tcner·en b
nes y su saber para lograr gob d . cuenta en sus o servacio-
como un elemento en su interior. Deja entonces de ser un modelo; es un seg- ernar e manera rac1 al d. d
tución de un saber de g b· on Y n1e Ita a. La consti-
n1ento, simple1nente privilegiado porque, cuando se quiera conseguir algo de o ierno es por compl t . d. . bl
de un saber de todos lo . e o in 1soc1a e de la constitución
la población en materia de conducta sexual, demografía, cantid_ad de hijos, tido lato, lo que se llam:J.pursotcesos q~.e giran alrededor de la población en sen-
consumo, habrá que pasar por ella. Pero la familia, tras dejar de ser modelo, amente econo1nía'' La v d 1 1 '
economía polírica había 0 d'd . . ·. ez pasa a es e ec1a que Ja
se convertirá en instrumento, instrumento privilegiado para el gobierno de P 1 o consncu1rse a partir d I
1os distintos elementos de la ri . e mon1enco en que, en ere
las poblaciones y no modelo quimérico para el buen gobierno. Su desplaza-· Pues bien, al aprehender qdueza, ª?arec1ó un nuevo sujeto, la población.
miento del nivel de modelo al plano de la instrumentación es absolutamente esa re continua y 'l · 1 d I .
población, el cerrit~rio l . · . .m.u np_ e e re ac1ones entre la
fundamental. Y, en efecto, a partir de mediados del siglo XVIII, la familia apa- " Y ª nqueza, se const1tuir' · ·
e:conomía política" y al . . . . a una c1enc1aque se deno1nina
rece en ese carácter instrumental _con respecto a la población: surgen entonces • mismo nernpo un t d ·
rica del gobierno que I . '. ipo e intervención caracterís-
las campañas sobre la mortalidad, las campañas concernientes al matrimonio, ' va a ser a 1ntervenció l d
población.* En síntesis el d nen e campo e la economía y la
las vacunaciones, las inoculaciones, etc. Si la población permite el desbloqueo ' paso e un arte de · b ·
ti ca, 33 el paso de un re'g1' d . d go ernar a una. ciencia polí-
del arre de gobernar, es, por lo canto, porque erradica el rnodelo de la familia. men on11na o por l d
régimen dorninado por las té . d l b. as estructuras e soberanía a un
Segundo, la población aparecerá como meta última por excelencia del de la poblacio' n y po . cr~1cas ed go rerno, se da en el siglo XVIII en torno
gobierno, pues, en el fondo, ¿cuál puede ser la meta de éste> Sin duda no gober- • r consiguiente ¡ · ·
Al señalarles todo esto no ' e nac1~1enco de la economía polírica.
nar, sino mejorar la suerte de las poblaciones, aun1entar sus riquezas, la dura- dejó de cumplir un papel pretdenldo decaen absoluto que la soberanía
ción de la vida, su salud. Y el.instrumento que el gobierno va a darse para a parnr e momento e 1 d
comenzó a convertirse en c'1enc· l' . M n que e arce e gobernar
obtener esos fines que son, de algún modo, inmanentes al campo de la pobla- 1apo1t1ca ean· ¿· ¡ .
conrrario, que el problen1a d 1 b ·, 1n1ar inc uso a decir, por el
ción, será la población misma, sobre la que actuará de manera directa a través e a so eranta nunca ¡ '
deza como en ese monle se P anteo con canea agu-
de campafias o de manera indirecta 1nediance técnicas que van a permitir, por nco, pues ya no se era b ·
siglos XV1 o XVII de procu d d . d 1 ca a, Justamente, como en los
ejemplo, estimular, sin que la gente lo advierta demasiado, el índice de nata- , rar e uc1r e as ce , d l b
gobernar, sino, toda vez que h bí onas e a so eranía un arce de
lidad,' o dirigir hacia tal o cual región o tal o cual actividad los flujos pobla- · a a un arre de gobe 1 d .
ver qué forma J. urídica que' e . . . rnar en. P eno espl1egue,
cionales. La población se manifiesta entonces, más que el podedo del sobe- •' rorma 1nst1tuc1onal é fu 11 d
podría darse a la soberan' . 'qu ª!11enro de derecho
rano, como el fin y el instrumento del gobierno: sujeto de necesidades, de Ia que caraccenza un Estado.
aspiraciones,-pero también objeto en manos del gobierno. [Parece] consciente,
frente al gobierno, de lo que quiere, pero inconsciente de lo que se le hace hacer.
" El manuscrito precisa P 20· «r..:· .• 6 .
El interés como conciencia de cada uno -de los individuos componentes de la . ' · · ris1 eraras: unn c1enc·a 1 d ¡ b" .
re1ac1ones entre las riq'uezas y la bl . ,, e go ierno es una ciencia de las
n~ poacin. 6
población y corno interés de ésta, cualesquiera sean los intereses y aspiracio- Cf el subdculo del libro de Pic:ran elo Sch.. b
nes individuales de quienes la constituyen, será, en su carácter equívoco, el l'assolutúmo tedesco Milán A G' rr , l 968g) iera so re el cameralismo (!I camerab"smo e
, , IUurc:, . Dt11í'art ¿·1 lle .
blanco y el instrumento fundamentales del gobierno de las poblaciones. nunca cica este libro que hizo e' 0 I I .· . _e governo a scunu dello Stato. Foucault
P ca en n 11stona recient d ¡ P. 1.· • ·
bable que lo conociera al d. . , e e a ouzezwzssenschaft, pero es pro-
Nacitniento de un arte o, en todo caso, de tácticas y técnicas absolutamente ' menos L manera indirecta a é d p
enronces muy próximo a él Al . d 1 ' rrav. s e asquale Pasquino poc
novedosas. · con11enzo e a clase · · F '
aJ término "ciencia". siguic:nre, oucaulr vuelve, para recusarlo,
SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL ¡o DE FEBRERO DE I978 135
134

Lean los dos rexros de Rousseau -cronológicamente, el primero es el ar- todo eso se confundía [con] y so'l o se comprende a t , d 1d
34 gran es monarquías adn1in· . . raves e esarrollo de las
dculo "Économie politique" de la Encyclopédie- y verán que el autor plan- d . istranvas, pero, de 1 ual I . . .
fue tan importante y valo d . g manera, a d1sc1plrna jamás
tea en ellos el problema del gobierno y el arte de gobernar registrando preci- ra a como a partir d l
manejarlapoblación·ym . 1 e momento en que se intentó
samente esto (el texto es muy característico desde ese punto de vista). Dice: la • ane1ar a no quería de · · l
colectiVa de fenómenos o h 1 l cir simp emente manejar la masa
palabra "economía' designa en esencia la gestión paterna de los bienes de la fami- acer o en e mero · 1d
manejar la población qu·e d . . mve e sus resultados globales·
lia;35 pero ese modelo ya no debe aceptarse, por mucho que nos hayamos 1 re ec1r maneJarl · · '
minucia y en sus detalles. a as1m1smo en profundidad, con
referido a él en el pasado. En nuestros días, dice Rousseau, sabemos bien que
la economía_pelítica ya no es la economía familiar; y, sin hacer una referencia . Por con~~guiente, la idea de un obierno .. ..~
agudiza aún más el problem d 1 gf d . como gobierno de la población
explícita ni a la fisiocracia, ni a la estadística, ni al problema general de la pobl'a- a e a un ación d ¡ b
ousseau- y la necesidad d d 11 1 . . e . a so eranía -y tenemos a
ción, Rousseau nota con claridad ese corte y el hecho de que la "economía', R . . e esarro ar as dtsc1plm
a istona de éstas que traté d as -y tenemos aquí toda
"economía política', tiene un sentido totalmente nuevo, que ya no debe asi- 1 h · e contar en otra parte 38 D d
comprender las cosas no como el reemp1azo d e . e_ mo o que es preciso
. d dd
milarse al viejo modelo de la familia. 36 Sea como fuere, en ese artículo Rousseau una sociedad de disciplina 1 d u.na saete a e soberanía por
se da por tarea la definición de un arte del gobierno. Luego escribirá el Contrato . d d . y uego e una sociedad d d' . ¡·
soc1e a , digamos, de gob. D h e iscrp ina por una
socia/: 37 justamente el problema de saber cómo, con nociones como "natura- , d. . . ierno. · e echo, estamos ·.
ran1a, 1sc1pl1na y gestión g b al ante un tningulo: sobe-
leza'.', "contrato", "voluntad general", se puede presentar un principio general u crnament un ·,
es la población y cuyos me . '. a gesuon cuyo blanco principal
de gobierno que dé cabida, a la vez, al principio jurídico de la soberanía y a d d can1smos esenciales son 1 d. ..
a . En todo caso lo que q , os 1sposn1vos de seguri-
los elementos por los cuales es posible definir y caracterizar un arre del gobierno. 1 '· uena mostrar era un 1 h · ó ·
e movimiento que hace vacil l azo ist neo profundo entre
Por lo tanto, la soberanía no queda completamente erradicada en virtud del ar as constantes de¡ b , d
ema, ahora prirnordial de 1 b 1 . a so eran1a etrás del pro-
surgimiento de un nuevo arte de gobernar, un arte que ahora ha cruzado el bl ' as uenas e ecc1ones de ob· 1 .
que pone de relieve a la pobl ·, g terno; e movimiento
umbral de una ciencia política. El problema de la soberanía no ha sido elimi- ac1on como un dato un d .
e in e las técnicas de gob·
1 fi d ierno,. e¡ mov1m1e . . t [' campo . e intervención ,
nado; al contrario, es más agudo que nunca. economía como dominio 'fi d . n o 'para ternllnar,] que afsla la
En cuanto a la disciplina, tampoco desaparece. Desde luego, su organiza- espect reo e realidad la ,
con10 ciencia y como te'cn· d . y econom1a política a la vez
ción, su introducción, todas las instituciones en cuyo seno había florecido en 1ca e intervel c·' d l b'
realidad.* A mi entend . 1 ion e go ierno en ese campo de
el siglo xvn y comienzos del siglo xvm: las escuelas, los talleres, los ejércitos, . er, es necesario señalar . .
go ierno, población econom' !' . . que estos tres mov1m1entos:
b. .
sene só ida que sin dud
' 'ª po tttca, consrnuye na partir· de l Sig!o
. . .
.
XVIIl una
M 1r . ' a, n1 s1qu1era hoy está disociada
e Imitaré a agregar una palabra[ ... ].'* . . .
dar al curso propuesto est • , 1 En el fondo, SI hubiese querido
34 Cf. supra, nota 21. e ano un tltu 0 m'
elegido "Seguridad, territori bl . , " as exacto, con seguridad no habría
35 Cf. ibid. o, po ac1on . Lo que querría hacer ahora, si tuviera
Jean-Jacques Rousseau, Disco1trJ HlT i'économie pofitique, op. cit., PP· 241 y 244: "¿cómo
36
podda el gobierno del Estado ser semejanre al de Ja familia, cuyo fundamenrn es tan difcrenre~
[ ... ] De todo lo que acabo de exponer se sigue que ha sido razonable distinguir Ja economía
38
. Cf., Michel
. Fouci. u [r, 5urve11er
·¡·• et punir, París, Galli
públio de la economía parrírnlar y que. eomo el Estado no tiene en común eon la familia otra ttgar, Mextco, Siglo XXJ, . mard, 1975· [trad. esp.: Vigilar y cas-
cosa que la obligoción de los jefes de hacer dichosos a uno y otra. las m;smas reglas de conducta 19761
"' El· manuscriro añade' p· 22·· "aque1 (e1 mov1m1ent
. .
no podrían convenir a ambos". po bl.ac1ones por parte de un cuerpo d fu . . " ]
o que va a asegurar la gestión de las
Jean· Jacql1es Rousseau, Dii contract JociaL oti Principe du droit po/itiqtu:, Amsterdarn, M.
37
... s· e ncionanos
iguen algunas paJabras ininteligibles. .
Rey, 1762 [trad. esp.: El contrato socia/, Madrid, Espa.sa-Calpe, 19931.
136 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL!• DE FEBRERO DE 197s
137

verdadero_interé~ en hacerlo, es algo que llamaría una historia de la "guberna- la actualidad ni ' s_tn d u da, en e 1transcurso de su hi . .
mentalidad". Con esta palabra, "gubernamentalidad", aludo a ues cosas. vidualidad, esa funcionalid d . stona, esa unidad, esa indi-
. a rigurosa, y me atrevería d . . . .
Entiendo el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, tuvo esa importancia. Despué d d 1 a ecir que ni siquiera
s e to o, ta vez no sea m' al"d
análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma compuesta y una abstracción mitificad . . as que una re t ad
bien específica, aunque muy compleja, de poder que tiene por blanco princi- cicla de lo que se supone T: 1 L . a cuya 1~portanc1a es mucho más re.du-
. a vez. o tmportance p d
pal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instru- decir, para nuestra actualid d ara nuestramo ernidad, es
mento_ técnico esencial los dispositivos de seguridad. Segundo, por "guberna-. más bien lo que yo Ha ,ª ,; nobes entonces la estatización de la sociedad sino
mentalidad" entiendo la.tendencia, la línea de fuerza que, en codo Occidente;
v· _ _ mana g_~ ernamentalización" del Estado
tv1mos en 1a era de la gubernamenr I'd d . .·
no dejó de conducir, y desde hace mucho, hacia la preeminencia del tipo de Gubernamentalización del ,Est d a 1 a ' descubierta en el siglo xvm.
. a o que es un fenó e · 1
poder que podemos llamar "gobierno" sobre codos los demás: soberanía, dis- ciclo porque, si bien los bl d 1 m no part1cu arn1ente retor-
pro emas e a guber al. d d
ciplina, y que indujo, por un lado, el desarrollo de c6da una serie de aparatos gobierno se convirti~ron efe t' 1 , n.ament J a y las técnicas de
c ivainente en a un1ca ap I' .
específicos de gobierno, [y por otro]• el desarrollo dé toda una serie de sabe- espacio real de la luch 1 . ,. uesta po Itlca y el ún.ico
a y as JUsras pol1t1cas aq 11 b
res. Por último, creo que habría que entender la "guberna1nentalidad" como fue, no obstante • el recenó meno que · ·, .¡' ue ª. gu ·ernamentalización
el proceso o, mejor, el resultado del proceso en virmd del cual el Estado de probable que si éste existe r 1 pehrm1u~ a supervivencia del Estado. y es
justicia de la Edad Media, convertido en Estado administrativo durante los gubernamentalidad q
ªl como ay. existe. ' sea gracias,· ·
JUst.a.mente, a esa
ue es a a vez exrcnor e · él
siglos XV y XVI, se "gubernamentalizó" poco a poco. ricas de gobierno las q e . d fi . tntenor a ' porque son las rác-
u permtten e tntr en rod 1
Se sabe cuánta fascinación ejercen hoy en dla el amor o el horror por el debe estar en la órbita del Es d 1 o momento o que debe y no
ta o, o que es públi 1 ·
Estado; se sabe cuánta energía se .pone en el nacimiento del Estado, su histo- es esratal y lo que no lo es p I I co Y o que es privado, lo que
· or o tanto e Estado .
ria, sus avances, su poder, sus abusos. En esencia, encontramos esta sobreva- en sus límites sólo deben co d ' b en su supervivencia y el Estado
mpren erse so re la b d 1 . .
loración del problema del Estado en dos forn1as. En una forma inmediata, afec- d e la gubernamcntalidad. ase e as racr1cas generales
tiva y trágica: es el lirismo del monstruo frío 39 frente a nosotros. Tene1nos una y ac~so podríamos, de una manera lobal t . ·.
segunda manera de sobrevalorar el problema del Estado, y en una forn1a para- xacra, reconstituir las grandes formas ~ ' osca y por cons1gu1ente ine-
dójica, pues en apariencia es reductora: el análisis consistente en reducir el Occidente de la siguiente ' as grandes economías de poder de
. . manera: anre todo, el Est d d . . . .
Estado a una serie de funciones como, por ejemplo, el desarrollo de las fuer- una terntonalidad de cipo feudal ue co ª,o e JUst1c1a, nacido en
zas productivas, la reproducción de las relaciones de producción; y ese papel sociedad de la ley -ley Yd_q . rrespondena a grandes rasgos a una
es consuetu •nanas l . .
reductor del Estado con respecto a otra cosa no deja de considerarlo, emper'?, de compromisos y l1"t1· . - . d y eyes escnras-, con todo un Juego
gios, segun o el Est d d · · ·
como blanco absolutamente esencial de los ataques y, lo saben, como posi- territorialidad de tipo e . ' a o a nunisrrauvo, nacido en ..una
rrontenzo Yya no feudal e 11 1 · ¡
ción privilegiada que es preciso ocupar. Ahora bien, el Estado no tuvo, ni en adtninistrarivo que correspo d . d' os sig os XV YXVI, un Estado
, . n e a una soc1e ad de e I d. . .
por ulun10, un Estado de g b. r g amentos y 1sc1plina; y
o ierno que ya no se defi .
torialidad, por lá. superficie d ine en esencia por su terri-
" Michel Foucault: también el desarrollo. ción, con su volumen su d oc~dpada, sino por una masa: la masa de la pobla-
3
'l FJ discurso anarquista apela con frecuencia a esta expresión de Friedrich Nierz.sche, Ainú ' ens1 a y pors 1 . .
se extiende per · ' upuesto, e territono sobre el cual
parfait Zarathoustra, trad. de G. Bianqui, Parfs, Aubier, 1946 [erad. esp.: As{ habl/J Zaratustra: un ' o que en Cierto mod 61 d
Estado de gobierno que rec o Is o es uno e sus componentes. y ese
libro p11r11 todos y para nadie, Madrid, Alian1.a, 1972], prin1era parte, "Le nouvelle idole": "El . ' ae esencia mente sobre la bl . ' fi
E.s<ado es el más frío de todos los monscruos [das kiifuue affer ka/ten Ungeheueil¡. Es frlo incluso 1a insrrumenración del sab . . po ac1on y se re tere a
er econ 6 mico y la t ·¡- ,
cuando miente; y ésta es la mentira que escapa de sus labios: 'Yo, d Estado, soy el pueblo"'. dad controlada por 1 d" .. d u l iza, correspondena a una sacie-
. , os ispos1nvos e seguridad.
138 SEGURJDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN

Hasta aquí unas palabras' sobre el fenómeno de la gubernainentalidad, que


me parece iinportante. Ahora trataré de mostrarles ~ue esta gubernamentalidad
nació, [en primer lugar,] a partir de un modelo atcaico que fue el de la pastoral
cristiana; segundo, sobre la base de un modelo o, mejor dicho, una _récnt.ca dtplo-
mático-militar; y tercer~ y úlcimo, les móStraré que esa gube:nam~ntal1dad sólo
pudo adoptar laS diffiens~o_nes que ciene gracias a una se_ne de 1nsrrumenros Clase del 8 de febrero de 1978
muy parricular~s, cuya fofinación es Conrem~oránea: prec1sament~, del arte de
gobernar, y que llainainOs "policía'' en el sentido anng~o del_ ~érm1no, el' d~ los
• siglos XVII y XVIII. La pastoral, la nueva técnica diplománco-mihrar y, por ulnmo, ¿Por qué estudiar la gubemamentalidad' - El problema del Estado
la pclicía fueron a nü entendér los eres grandes puntos de apoyo sobr~ cuya base y de la población - Recordatorio del proyecto general: triple despla-
pudo producirse ese fenómen6 (undamental en la historia de Occidente que zamiento del andlisis con respecto a: a) la instituci6n; b) fa fun-
fue la gubernamentalización ·del Estado. ción; c) el objeto - Objetivo del curso de este año . :. : Elementos para
una historia de fa noci6n de ''gobierno·: Su campo semántico del siglo
XIII al.siglo XV - La idea de gobierno de los hombres. Sus faentes: a)
fa organizaci6h de un poder pqstoral en el Oriente precristiano y cn·s-
tiano; b) la dirección de conciencia - Primer esbozo del pastorado.
Sus rasgos específicos: ·a) se ejerce Sobre una multiplicidad en movi-
miento; b) es un poder fandamentalmente benéfico cuyo objetivo es
la salVación de fa grey; e) es un poder que individualiza.. Omncs et
singularim. La paradoja del pastor-La institucionalización del pas-
torado por fa Iglesia cristiana.

VOY A PEDIRLES que me perdonen pofque 'h·oy voy a ser un poco nlás deslu-
cido qu~ de costumbre. Tengo gripe }r 1:1º n1_e sie11to muy bien. De todos modos,
me fastidiaba hacerlos venir para decirles a último mome_nto que se fueran.
Entonce~, voy a hablar hasta donde pueda, pero me perdonarán tanto la can-
tidad como la calidad.
Querría comenzar ahorá a recorrer la dirnensión a la que di eJ feo nombre
de "gubernamenraUdad''. *De suponer, entonces, que "gobernar" no es lo mismo
que "reinar", "mandar" o "hacer la ley";"'* de suponer que gobernar no es lo

* Entre comillas en el manuscrito.


** Estos cuatro verbos o locuciones verbales están entre comillas en el manuscrito.

1'19
r

CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 141


SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
140

Tomemos el eje1np~o del .ho~pit~l psiquiátrico. Por supuesto, se puede partir


mismo que ser soberano 1 suzerano [suzerain], señori juez, general, propietario, de lo que es el hospital ps1qu1átr1co en su carácter dado, su estructura su den-
maestro, píofesor;. y de suponer, en consecuencia, que el gobernar tiene una espep sidad institucional, y procurar encontrar sus estructuras internas, s~ñalar la
cificidad, habría que saber ahora cuál es el tipo de poder que esta noción engloba. ~ecesidad lógica d~ cada una de las piezas que lo ~onsriruyen, n1osrrar qué
Analizar, en suma, las relaciones de poder a las que apuntan en el siglo XVI esas tipo de poder médico se organiza en él y cómo se desarrolla un determinado
artes de gobernar de las que les hablé, enfocadas también en la teorÍa Y la saber ~siquiátrico. Pero se puede -y aquí me refiero muy precisamente a una
práctica mercantilistas del siglo XVll y enfocadas, por último -quizá lleguen obra sin duda fundan1ental, esencial y que debe leers.e a cualquier precio, Ja
1
aquí a cierro umbral que la semana pasada dije: de ciencia, pero creo.que la de Robcrt Castel sobre L'Ordre psychiatrique--3 proceder desde el exterior es
palabra es muy mala y catastrófica; hablen1os entonces de__cierco nivel-de com- decir, mostrar ·que el hoSpitJ.l, como institució~, sólo puede comprender:e a
petencia política-, en líneas generales, en la doctrina fisiocrática del "gobierno partir de algo exterior y general que es el orden psiquiátrico, en la medida misma
, . "2
econom1co . en ~ue éste se articula con un proyecto absolutamente global que apunta a la
Primera cuestión: ¿por qué estudiar ese dominio en definitiva inconsistente, sociedad en su conjunto y podemos llamar, en suma, higiene pública. 4 Puede
brumoso, recubierto por una noción tan problemática y artificial como la de d.e1nostrarse, y eso hace Castel, que la institución psiquiátrica concreta, inten-
"guberna1nentalidad"? Mi respuesta, inmediata y segura, será la siguiente: para sifica, densifica un orden psiquiárrico cuyas raíces están esencialmente en )a
abordar el problema del Estado y la población. Segunda cuestión: todo eso es definición de un régimen no contractual para los individuos 1ninorizados. 5 y
muy lindo, pero ya sabemos o, en todo caso, cree1nos sab~r qué son el Estado para terminar, se .puede mostrar que este orden psiquiátrico coordina por sí
y la población. La noción de Estado y la de población tienen su definic'.ón Y s~lo todo un conjunto de técnicas diversas que conciernen tanto a la educa-
su historia. El do1ninio al cual se refieren es más o 1nenos conocido en tcrnu- ción de los niños como a la asistencia a los pobres y la institución del patro-
nos generales o, iµnque tenga una parte sumergida u oscura, tiene otra que es nato obrero. 6 Un método como éste consiste en buscar detrás de la institu-
visible. Entonces, como se trata de estudiar ese dominio a lo sumo (o para ción para tratar de encontrar, no sólo detrás de dla sino en términos más globales,
colmo) semioscuro del Estado y la población, ¿por qué pretender abordarlo a lo que podemos denominar una tecnología de poder. Por eso mismo este
través de una noción que es absoluta y c~mpletamente oscura, la de "guber- análisi~ .pennite sustituir el análisis genérico por fili~ció~ por un análisÍs ge-
namentalidad"? ¿Por qué atacar lo fuerte y lo denso con lo débil, lo difuso Y nealógico -no hay que confundir la génesis y la filiación con la genealogfa-
lo fragmentario? que reconsntuye toda una red de alianzas, comunicaciones, puntos de apoyo.
Pues bien, les diré la razón en dos palabras y recordando un proyecto un
poco más general. Cuando los años anteriores hablábamo~ ~e las discipli~as,
con referencia al ,ejército, los hospitales, las escuelas, las pr1s1ones, la menc1ó~.
de esas disciplinas obedecía, en el fondo, a la intención de llevar a cabo un tr~­
3 Roben Castel, l·Ordre p1ychiatriq11e. l'Age d'or de /'aliinúme, Parls, Minuit, 1976, col. Le

sens co.n1mun [trad. esp.: El orden pJiqttidtrico: la ednd de oro del alienúmo, Mndrid, Ediciones
ple desplazamiento: pasar, si se quiere, al exterior, y de tres maneras. En pn- de la Piqueta, 1980] .
mer lugar, pasar al exterior de la institución, descentrarse con respecto a la pro- .
4
Cf. ib1~d., cap. 3, pp. 138-152 ("L'.a.liéniste, l'hygiéniste et la philanthrope"). Cf. pp. 142
blemática de ésta, a lo que podríamos llan1ar "institucionalocentrisn10". Y 143, las c1tas del folleto de presentación de los AnnaleJ d'hygiene pttbliqtte et de médecine
liga/e, fundados en 1829 por Marc y Esquirol ("la higiene pública, que es e1 ane de conservar
~a salud d~ los hombres reunid~s e~ sociedad[., .J, está destinada a experimenrat un gran desa-
l Véase la clase p.ni::erior (lº de febrero), pp. 130 y 13 l, sobre la economía como "ciencia
collo Y ~nndar numerosas aphcac1ones al perfe~~ion;uniento de nuestras instituciones").
del gobierno", y p. l 34, "un arte [de gobernar] que ahora ha cruzado el u1nbra.I de una cien- ;, Ib~d., cap. 1, PP· 39-50 ("Le cri1nind, l'enfant, le n1endiant, le prolécaire et le Fou").
cia política". lbrd., cap. 5, pp. 208-215 ("Les opérateurs poliriqucs").
2 Sobre esta noción, véase supra, clase del 18 de enero, p. 50.
CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 143
SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
142
se advierte que la historia real de la prisión no está, sin duda, gobernada por
.mer rnétodo: salir de la institución para sustituirla por el punto los éxitos y los fracasos de su funcionalidad, sino que se inscribe, de hecho, en
Por loran to , Prl . 7
de vista global de la tecnología de poder. . estrategias y tácticas que se apoyan incluso en sus propios déficits funcionales.
En segundo lugar, segundo desfase, segundo paso al cxtenor, con .respecto Por lo tanto: sustituir el punto de vista int~rior de la función por el punto de
a la función. Tomemos, por ejemplo, el caso de la prisión. Es posible, por vista exterior de las estrategias y tácticas.
supuesto, analizarla a parcir de las funciones descontadas; l~s func1o~es que Por último, tercer descentramiento, tercer paso a1 exterior, el que se da con
fueron definidas como las ideales de la prisión, la manera opnma de ejercerlas respecto a1 objeto. Tomar el punto de vista de las disciplinas significaba negarse
-cosa que, a grandes rasgos, hizo Bcntham en su Panóptico-,ª Y luego, a pa~­ a aceptar un objeto prefabricado, se tratase de la enfennedad mental, la delin-
tir de allí, ver cuáles fueron las funcione~ re al.mente desempeñad~s por aque: cuencia o la sexualidad. Era negarse a medir las instituciones, las prácticas y los
1
\la y establecer desde una perspectiva h1stor1ca un balance funcional de lo saberes con la vara y la norn1a de ese objeto dado de antemano. La tarea con-
más y los menos o, en todo caso, de las aspira~io~es. y los logros ~oncretos. Pero sistía, por el contrario, en captar el movimiento por el cual se constituía, a tra-
al estudiar la prisión por intermedio de las d1sc1pl1nas, la cues~1ón pasa~a por vés de esas tecnologías móviles, un campo de verdad con objetos de saber. Puede
saltear o, mejor, pasar al exterior con respecto a ese punto de vista func1o~al y decirse sin duda que la locura "no cxiste", 9* pero eso no quiere decir que no sea
resituar la prisión en una economla general de poder. Y entonces, de resu tas, nada. Se trataba, en suma, de hacer lo inverso de lo que- la fenomenología nos
había ensefiado a decir y pensar, una fenomenología que en líneas generales
decía lo siguiente: la locura existe, lo cual no quiere deci'r que sea algo. 10
1 E ¡ d l 973-1974 Le Pouvoir psychiatrique (Parls, Ga!limard-Seuil, 2003 (trad. esp.: En síntesis, el punto de vista adoptado en todos esos estudios consistía en
ne curso e ' . ]) Foucault, al volver a
El oder si uidtrico, Buenos Aires, Fondo de Cultura F..con 6 mica, 2005 ' . . tratar de extraer las relaciones de poder de la institución, para analizarlas [desde
to:ar al~n~s puntos a su juicio discutibles de la Histori°: de la locura, pone en cues_n.ón ~ordp~­
mera vez la crítica del poder psiquiátrico en términos de institución Y le opone la cnuc~ bn ada
. f · del d Cf clase de! 7 de nov1em re e
en el análisis de las relaciones de poder, o micro Isica Pº er. ' , . . . ta
1973 p. 16: "ya no creo que la noción de insritución sea muy satisfactoria. Seg~n ~1 cr~~eno, º1 culbl Sissung de la primera parte de la versión original del Panopticon, ta! como Bentham la publicó
' . d I habla de 1nst1ruc1on se la a, en Inglaterra en 1791 ). Cf. Michel Foucault, Surveiller et punir, op. cit., pp. 201-206.
cierra cantidad de peligros, porque a parnr e momento en que se . . . . .
9
d fon<lo a la vcr. de individuos y de colectividad, ya se descuenta !a existencia de! 1nd1dv1dulo, Cf. Michel Foucaulc, "Léthique du souci de soi comme pratique de la liberté" (enero de
en ' . d d erer ahl adentro to os os
lit colectividad y las reglas que los gobiernan y, por en e, se pue en m 1 .d d . . - 1984), DE, vol. IV, núm. 356, p. 726 [trad. esp.: "La érica del cuidado des( con10 práctica de
. , . . [ ] 0 son las rcgu an a es 1nst1tu la libertad", en Estética, iticay hermenéutica. Obras esenciales, fil, Barcelona, Paidós, 1999]:
discursos psicológicos o soc1olog1cos. [ ... ]Lo importante .... n . 1 1 los
cionales sino, mucho más, las disposiciones de poder, las redes, las corrientes, os re evos, "Me han hecho decir que b locura no existe, cuando el problcn1a era absolutamente !o opuesto:
os de apoyo las diferencias de potencial que caracterizan una forma de poderdy que .son, se trataba de saber cómo pudo la locura, en las diferentes definiciones que se propusieron de
Pu'l[ ' I l · 'd d" cl de 14 enov1en1-
creo IHecisainente constirutivos ala vcr. del individuo y de a ca ecnv1 a 'Y as.e . P , ella, integrarse en un mon1ento dado a un campo institucional que la constituía como enfcr-
" C' Surve11/er etpitnir,
'
d 1973 34: "Seamos 1nuy antunsntuc1ona..i1stas . i. tam b'én
.. · · _1·
1 .
ans,
. n1edad n1ental situada en un lugar determinado junto a otras enfermedades". Según Paul Veyne,
b re e • P· . . · d ¡ · 'ó México Siglo
. d 1975, p. 217 [trad. esp.: Vigilar y castigar. Nacimiento e a ~nn n, •,, así comprendía Rayn1ond Aron, por ejemplo, la Histuria de la locura.
Ga11 1mar , . . ., apanto
1976]· "La 'disciplina' no puede identificarse ni con una 1nsnruc1on n1 con un' • : . '"Entre coinillas en el manuscrito.
XXI,
"J · B 11 (1748-1832) Panopticon orthelnspectwn--ioiue · ¡J ... , en Works • edición
°
1
Cf. Paul Veyne, "Fuucau!t révolutionne l'histoire" (1978), en Comment on écrit l'histoire,
eremy ent am _ . ' . ' _66· versión francesa:
establecida por J. Bowríng, Edimburgo, TaJt, 1838-1843, t. JV, PP· 37 . ' . I París, Seuil, l 979, col. Points Histoire, p. 229 [trad. esp.: "Foucault revoluciona la historia'', en
. . · d a 'sons d'1nsnecnon, et no"1m - Cómo se escribe la historia, Madrid, Nianza, I 994]: "Cuando hice ver a Foucault estas páginas,
Pa.noptique. Mémoire sur un nouvea11 prtncrpe_pour constrtttre es m z r CE
mentdes maisons de force, trad. de E. Dumont, París, ln1prímerie nation~e, 1791; reed. ~e ;~;s me dijo más o menos esto: 'PersonaJmenre, jamás escribí La Locura no existe, pero puede escri-
1
de Jérémy Bentham, edición establecida por E. Dun1ont, Bruselas, Lou1s 1-lauma~ et '"C .j birse; pues, para la fenon1enolugía, la locura existe pero no es una cosa, cuando en realidad hay
245-262 (texto reproducido en Jeremy Benrham, Le Panoptique, precedido ~-or d ceM< que decir, aJ contrario, que la locura no existe, pero no por ello no es nada"'.
1
t. 'PP· 1 ·d
du pouvoir" [citado supra, dase del 11 de enero, nora 11 y segu1 o por a r
l t aducc1on e ·
CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 145
SEGURIDAD, TERRiTOR!O, POBLACIÓN
!44
Entonces,
resun1en 1 . el. o b'Jetrvo
· d e este curso que querría hacer este año sería en
la perspectiva]* de las rec1~ologfas, extraerlas también de la función para reto· las re1ac1ones
.
e'ds1gu1ente . Así com o p ara exan11nar
· entre· razón y.locura
marlas en-un análisis estratégico y liberarlas del privilegio del objeto para inten-
en e1Occ1 ente moderno se rrato' de interrogar
. los procedirr1ientos generales
tar resituarlas desde el punto de vista de la constiruci6n de los campos, domi-
nios y objetos de saber. Si se procuró hacer ese triple movitniento de pasaje al
exterior con respecto a las disciplinas, es esta posibilidad, en el fondo, lo que que-
In ~1vel a otro, de lo micro a lo macro? y
regias, no es sin1plen1enre una manera de asar de u .
rría explorar ahora con referenCia al Estado. ¿Se puede pasar al exterior del Estado por consiguiente, sólo rendría u al p, .
· ; Es
U ·~
n v or prov1sono· ·e tiempo d
g(1n méto<lo debe ser un ob¡" eri l . e ese pa.sa¡e. cierto que nin-
con10 se pudo hacerlo -después de todo, era ba.Stante fácil- con respecto a esas vo en s mismo. n n1étodo debe ese l 1 d h
é . Pero n_ o se trata tanto d . d d ar iec 10 par:t es accrse de
diferentes instituciones? ¿Existe, en lo concerniente al Estado, un punto de vista 1 e un meto o cu1no e un punto de vist . d 1
manera de hacer girar el [sopone (')] d l ª•un ªJUSte e a mirada, una
cnglobador como lo era· el punto de vista de las disciplinas en lo referido a las · e as cosas por e1 desplazam· t d · l b
ora bien, n e parece que ese des I . . ien ° e quien as o serva.
Ah 1 P azan1iento produce una sene d f.
instituciones locales y definidas? Creo que esta cuestión, este tipo de cuestión, conservarse a cualquier preci al Ce ceros que merecen, si no
·C ál o, menos mantenerse tanto como sea posible
no puede dejar de plantearse, aunque sea con10 resultado, nécesidad implicada ~ u es son esos efectos? · ·
por lo mismo que acabo de decir hace un moÍnento. Porque, despt¡és de todo, ª·.Al desinstirucionalizar y desfuncional" ¡ d .
genealogía: esto es, su manera d fi izar as r ac1ones de poder, se puede aprehender su
esas tecnologías generales de poder que se procuró reconstituir al margen de la e armarse, conectarse desarro!lars ¡ · l' ,
a parrir de algo muy distinto d , . . ' e, mu np 1carse, trans1ormarse
institución, ¿no dependen en definitiva de una institución global, una institu- e SI mismas· a partir de proceso q · b l
de poder. Ejemplo del e¡.ército· P d d . . . . s ue no son en a So uro relaciones
ción totalizadora que es precisainente el Estado? ¿No sucede acaso que, al salir · · ue e ec1rse que la d1sc1plinar'z 1 ·, del · · ·
estatización. Se explica la rransfo . d acion e¡ercJto se debe a su
ere~
. rmaci 6 n e una estructura de pod · · ·,
de esas instituciones locales·, regionales y puntuales que son los hospitales, las pri- · intervención de otra institución de oder El círc l . . . una cnst1tuc1on por la
sienes, las fan1ilias, nos limitan1os a encaminarnos hacia otra institución, de modo plinarización [puesta{?)] en relació~, [n~] c n 1u o sin exren.~ndad. S1eu~o así que esta disci*
que sólo nos apartaríamos del análisis institucional para ser conminados a entrar de las poblaciones flotantes la t'mpo . d º1 a cdoncentracion estatal, sino con el problema
' rtancia e asrc csco ·ai l · ·
modelos [varias pa!a.bras ileuible J 'ó d . 1nerc1. es, as 1nvenct0nes réc_nicas, los
a otro tipo de análisis institucional u otro registro o nivel del análisis institucio- . . o· ~ gesu n e comunidad, toda esa red d al"
n1cac1ones constituye la 'genealogla' d e 1:t d' , l'1na m1·1·Har No]· é e · ianzas,
. 1sc1p fil" ·apoyos. y comu-
nal, justarnente aquel en que se trata del Estado? Puesto que está rnuy bien des- escapar a la circularidad nue ren1it 1 ·áJ' . d 1 : a g nes1s: 1 1ac1ón. S1 se quiere
, e e an 1s1s e as relaciones de pod d · · .,
tacar el encierro, por eje1nplo, como procedi1niento general que ha cubierto la oua, es preciso captarlas donde const" t , . · er e una 1nsruucion a
historia de la psiquiatría. ¿No es el encierro, después de todo, una típica opera- b. Al desi~stitucionalizar y dosfu~~:~:~«:::·~:: ;,~~c~o~l:: J:,'Pr:t~:~ ~~ p~o~so1 s m]últiples.
ción estatal o correspondiente en general a la acción del Estado? Es muy posible Ypor qué son inestables. ' · P e e ver en qué
extraer los mecanismos disciplinarios de los lugares donde se intenta ponerlos -Permeabilidad a roda una serie de procesos diversos I 1
viles; no son estructuras rígidas . . ·....1s cecno oglas de poder no son inn1ó*
en juego, como las prisiones, los talleres, el ejército. Pero ¿nO es el Estado el res- misma inn1ovilidad. Las rcCn 1 q~c ~punrdan a u1n1~vtl1zar procesos vivientes en virtud de su
ponsable, en últüna instancia, de su puesta en acción general y local? Podría ser o og as e po er no de¡an de modific s b , J . d
numerosos factores. y cuando una i ,., ., d ar e a¡o- a acé:ión e n1uy
, ns 1 uc1on se esmorona no es fo
que la generalidad extra institucional, la generalidad no funcional, la generali- que le servía de bise ha nuedado fi d , 1 ' . rzosamente porque el poder
· , uera e cacu ación Pued s h
dad no objetiva a la cual llegan los análisis de los que recién les hablaba, nos patible con algÜ.nas mu tac· fi d · e er porque se a tornado inconl-
. iones un amentales de esas tecnolo ía 5 Eº l d 1 '
pusiera en presencia de la institución totalizadora del Estado.** penal (ninguna revuelta popular . . . . g · JJcmp O e a rerorma
p b" ... ' 'y ni s1qu1era una presión cxtrapopular).
ero can1 ién acces1bd1dad a luchas o ataq ucs que encuentran necesanamente
en la- institución. . su teatro

" Michel Foucaul( repite: desde el punto de vista. Lo cual quiere decir que es inuy posible alcanz
mientas concertados sino . 1 al

ar e ceros globales, no n1ediante enfrenta*
*" En razón, sin duda, del cansancio antes invocado, Michel Foucault renuncia aquí a • por ataques oc es 0 laterales 0 ¿· al
nomía general del con¡· un ro . . -[· 1 • • iagon. es que ponen en juego la eco-
exponer todo un desarrollo, extendido entre las páginas 8 y 12 del n1anuscrico: .. · ru · os mov1m1entos csp·r·r ¡ . al l , , ,
"De ahí la segunda razón para pla1uear la cuestión del Estado: ¿el método consistente en
1s1dencia religiosa y nuc n t l d i i ua es niargur es, mu t1plic1dades de
d ' , o a aca Jan Cll roo 0 aJ(T ª
euno . 1ª ¡g lesia
. Carólica,
. hicieron
.. vacilar en
analizar poderes localizados en térnúnos de proccdirniencos, técnicas, tecnologías. rácticas, esrra·
SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 147
146

de internación y s~gregación, situándose de ese modo detrás del asilo, el hos- derable de significaciones diversas. En rimer lu ar
puran1ente n1aterial físico esp ·. l dp ¿· . . gh ' encontramos el sencido
pital, las terapéutÍcas, las clasificaciones,* y así como en el casó de la prisión se ' ' acra e rr1g1r ace .
avanzar uno mismo po . ' r avanzar e incluso de
intentó situarse detrás de las iñ.stituciones penitenciarias propiamente dichas, r un camino una ruta "Gob " .
seguir una rura. En Froissart or . ' . ernar es segu1t o hacer
para procurar encontrar la economía general de poder, ¿es posible efectuar la "Un [ ] . , p ejemplo, encontramos un texto como éste·
mi.sma inversión en lo concerniente al f:srado? ¿Es posible pasar al exterior? ¿Es · · · cammo ran angosto [ ]¿ h ·
en él"' 12 es decir que no pod , que . . . dos e ombres no podrían gobernarse
posible resituar el Estado moderno en una tecnología general de poder que nan avanzar e rrente L a1 b b.
el senrido material pero m h á . · a P ª ra tam 1én tiene
haya asegurado sus mutaciones, su desarrollo, su funcionamiento? ¿Se puede '
. vituallas.* Encontrarán ore·
uc o m s am p 110 d ar
' e ime.ntar proporcionando
hablar de una "gubernamentalidad", que sería para el Estado lo que las técni- fi . p ¡emplo [esto], en un texto que clara de 1421 · " .
cas de segregación eran para la psiquiatría, lo que lanécnicas de dis~iplina eran su 1c1ente para gobernar París durante dos años" 13 .. . - . . tngo
en la misrrÍa época· "u h b , ' Y asimismo, exactamente
para el sistema penal, lo que la biopolíticá era para las instituciones médicas' · n om re no tenia de qué viv' · b
que estaba enferma" 14 p l " Ir ni go. ernar a su mujer
ne sen~i o e sustentar, a1i-
"t.se es sucintamente el.obje_(ivo de [este curso).** . , or. o tanto, gobernar" e l -.d d
. Bien, la noción de iohiern~.
'Anee todo, un pequeño señalan1iento. en la
mentar, dar vituallas "Un d
. ª ama d ego bºterno dema · ¿ ¿ ,,¡5
historia nüsma de la palabra, en un perí~do ~n
que aún no había asumido el
señora que consume demasiad
tiene también el sentido v .
. . . ' . s1a o gra¡i e
o y a quien es dificil sustentar. "Gobernar"
es una
sentido político, el sentido estatal que co1nienza a tener de manera rigurosa ec1no, pero un poco dºf; ¿ ..
Froissart habla de una ciud d " b. 1 eren te, e subs1snr con algo.
en los siglos XVI y XVII. Si nos limitamos a remitirnos a los diccionarios histó- . a que se go ierna de la parí.ería" 16 d .
ebe su subsistencia a · H asca aqu1, eI conJunco
_ de -a1 . • es ec1r: que
marerial;¡~e ~:p1e;;:borsao;( c.~so,
ricos de la lengua francesa, 11 ¿qué vemos? Vemos que durante los siglos XHI, d
XN y l0f la palabra "gobernar" [gouvmier] abarca en realidad una masa consi- algunas de las referencias propia1nente enbtodo
go ernar _

IZ "U n pequefio camino ran esrrecho que un hombre a b 11 .


. defini(iva no sólo todo un seCtor de la institución eclesiástica, sino la manera misma de ejercer
des para pasar a orro y dos homb d , ca a o se vería en harras dificulta·
.. ' res no po nan gobernarse en él " J p ·
A causa de esos efectos teóricos y práaicos, quizá valga la p~a proseguir la experiencia iniciada."
el poder religioso en Occidenre. va :ime e l'nistoire et chronique ¿,,M . , F . · ean ro1ssart, Le Premier
.1 d. 1 ~ esszre .1ean ro1Ssart [Ch · J L
ibro i, p. 72 [trad. esp.: Crónica M d 'd s· 1 ron1ques, yon,J. deTournes. 1559
* El manuScrito agrega aquí (p. 13): "así-como para .examinar el estatus de la enfermedad y l
Dictionnaire ... , º"· cit p 326 (EJ, 1 a .º. '_1 irlue a, 1988]; citado por Frédéric Godefroy'
los privilegios del saber médico en el mundo moderno también es preciso siruarse detrás del hos- nora 20 están en rfrancés anr· · ne
·• ·
. ong1na.i ' asc·t · d
1 as menciona as desde esra nota hasta la
'
pital y las insrituciones médicas, para intentar alcanzar los procedimienros de cobertura gene- ,. Tenía el m· . º(j iguo,
d m1enrras que en e] re xro esran , mo d ern1z:adas.
. (N. del T)]
ral de la vida y la enfrrn1edad en Occidente, la 'biopolítica'". 13 " ismo s1gn1 Jea o en el espaóol antiguo. [N. del 1~] .
'""' Palabras inaudibles. Michd Foucault afiade: Entonces, :ahora querrl:a, para hacerme y hubo en París inás trigo del que hombre al
deseado jamás en su vida pues sed '

1 1 b'
ec1a que o 1a 1a sufi
gu~o que v1v1era
..
b"
por enronces hubiese
perdonar por d carácter [una palabra ina1tdible] de lo que trato de decirles entre dos acceso.s
dos años enteros." journal d " . Ch ' ciente para ien gobernar París más de
e rans sous artes VI p 77 · d
de ros ... Dfrtionnaire .. ., op. cit., p. . ' · ; cita o por Frédéric Godefroy,
El 1nanuscrito contiene esta nota complementaria: "N. B. No digo que el Esrado haya 325
14 "N0 tenía de qué vivir ni gobernar a
D ~u _muJe: que estaba enfern1a" ( 1425, Arch. 11 173,
nacido· del arte de gobernar ni que las récnicas de gobierno de los hombres nacen en el si· ·
pieza 186; citado por Frédéric God fi
glo XVII. Como coojunro de las instituciones de la soberanía, el Estado existla desde miles de "P e roy, tctwnnaire .. . , op. cit., p. 325 )
15 or esos días habla un caballero y una dama d b' .. .
años atrás. Las técnicas de gobierno de los hombres también eran más que milenarias. Pero el seóores de Aubrecicourt " J F . Ch . e go terno demasiado grande, y eran los
Estado co1n6 la forma que le conocemos a parrir de una nueva tecnología general [de) gobierno ' d · ean ro1ssart, rontques 0 ,, cit l'b 1 4 d
.:ro efroy, Dictionnaire. .. ,, . ' r· ·• ro ll, P· ; cita o por Frédéric
( \6" ' 0r· CJt., p. 325 .
de los hombres".
El manuscrito (hoja sin paginar insertada enrre las páginas 14 y 15) remite :a Frédéric Una rica ciudad no cerrada que se llama Senar - .
11 Jean Froissart, Chroniques ,, . .b . d ponr Y roda se gobierna de la pafiería."
Godefroy, Dicrionnairetk l'ancienne langue franfafre et dt tous ses dialectf du [)( att xV si(cÚ, París, . p. 326.
ctt., ' 0r· czt., 1J ro V; cJCa o por Fréd-'ene . G o d e f roy, Dictionnaire .. , op.

F. Vieweg, 1885. t. !V.


148. SEGURIDAD, TERIUTORlO, POBLACIÓN
CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978
149

" 'eanlos. ahora las significaciones d e ord en moral · "Gobernar" puede l b'signi- situar en parce una de las dimensiones del problen1a. Se advierte que la pala-
vi . .
ficar "conducir a :Uguien" •sea en el senndo propiamente es~1r~ d · ·cual de ierno
go uchf-
bra "gobernar", antes de adoptar su significación propiamente política a par-
dc las almas-sentido muy clásico Y que va a perdurar y subsistir ura1l1te ~ tir del siglo XVI, abarca un dominio semántico muy amplio que se refiere al
desplazamiento en el espacio, al movi~iento, que se refiere a la subsi~tencia
.. . sea de una manera levemente desviada con respecto a a pnmera,
s1mo tlempo-, ,, . é · en a un enfermo:
cuando quiere decir "imponer un régimen 'unponer ~n r g1m u a serie de cui- material, la alirnen.tacÍón, que se refiere a los cuidados que pueden proporcio-
el médico gobierna al enfermo, o el enfermco que se imdpone' dne haber de¡· ado narse a un individuo y la salvación que se le puede asegurar, que se refiere asi-
. , ¿· . "Un enrermo que, espues
dadosse gobierna. As1, un texto ice.' ' . .d ,, 17 Siguió un mal mismo al ejercicio de un mando, de una accividad.prescriptiva, a la vez ince-
l hos iral a causa de su mal gobierno paso·a meJOr v1 a . sante, afanosa. activa y siempre benévola. Alude al dominio que se puede ejercer
e, . P .. (; b " o "gobierno" pueden referirse entonces a la conducta en
reg1men. o ernar . . uchacha ue ha sido de '(mal sobre uno misn10 y los otros y sobre el cuerpo, pero también sobre el alma y
el sentido propiamente moralal del tdérmmo,;~n~ ~nar" pued~ aludir, además, a la manera de obrar. Y por último, remire a un comercio, a un proceso circu-
lar o un proceso de interc~i:n.bio que pasa de un individuo a otro. De todos
.
go b 1erno .,, 18 es decir de m a con ucta. o e l d
• • . e llas a e
modos, a través de todos estos sentid~s háy algo que se deja ver con claridad:
" .
una relac1on entre in 1v1 uo d' 'd s capaz de adoptar vanas
. rormas, entre e
l ión con
mando y dominio: dirigir a alguien, tratarlo. _O,,b1en ~ener una ;e ~c "hablar nunca se gobierna un Estado, nunca se gobierna un territorio, nunca se gobierna
al uien una relación verbal~ "gobernar a alguien pue e querer .e,c1r , una estructura política. Lo:S gobernados. con todo, son gente, hombres, indi-
g 'l"• "entretenerlo" en el sentido de mantener una conversac1on. As1ibun
con e , ' d l le goberna an viduos, coleccividades. Cuando se habla de la ~iudad que se gobierna, y que se
del si lo J0I dice: "Dio un gran banquete a to os os que '[ gobierna sobre la base d~ la pañería, se da a entender que la gente obtiene su
dcexco l g ,, l9 Gobernar a alguien durante su cena es conversar con e .
sustenro, su alimentación, sus recursos y su riqueza de la industria de los paños.
urante a cena · . · al· "U fulano que
Pero la palabra también puede refenrse a un comercio sehxufi. n . " 20 No es entonces la ciudad como estructura Política, sino la gente, individuos o
~ale ~ec1,:o~:y
. "b l con mue a recuenc1a . colectividad. Aquellos a.quienes se gobierna son los hon1bres.*
gobernaba a la n1ujcr su ::p v;;i:o y nada científico, hecho sobre
Todo esto es un sen am1en d ·t Creo que tenemos aquí [un elen1enco]** que puede ponernos sobre la
la base de diccionarios y referencias diversas. Creo, con to o, que perm1 e pista de algo que tiene, sin duda, cierra importancia. En principio y funda-
mentaln1enre, al menos a través de ese primer señalamiento, aquellos a quie-
nes se gobierna son los hombres. Ahora bien, la idea de que a los hombres se
los gobierna no es por cierto una i~ea griega y tampoco, n1e parece, una idea
17
..
"Por la cual paliz.a el susodicho Plul1pot estuv~ en f.~fino ldurantearunas tres gobierno,
su mal semanas,
. al d d 1 llevaron como en su residencia, y uego, P .
tanto
pas6 a en .cl hosp1t
meJOr ,.;1a"(1423
y .u
on• ArduvesjJ172,p1ez.a
eº. . lSG·,cita
. doporFrédéricGodefroy,Dictionnazre.... , romana. Es innegable que, por lo menos en la literatura griega. encontramos
con bastan re regularidad la metáfora del gobernalle, el timonel, el pilo ro, quien
op. cit., p. 325).
111 "U
. d e n1 al gobierno." Henri Estienne, Apologie
, sido
muchacha que hab1a , pour .Hirodote,
25 lleva el tirnón de la nave, para designar la actividad de la persona situada a la
na · d or Frédéric Godefroy, Dictionna1rt. ··• op. clf., P· 3 · cabeza de la ciudad y que tiene una serie de cargas y responsabilidades con
L1 Haya, H. Scheurleer, 1735, c. 15; cita o pd . 1 los principales de los Dieciséis que le
t9" · banquete a to os, 1nc uso a .
Agasajó
gobernaron con u¡ancena.
durante gran" P asq., lett·• XVI! ' 2; citado por Frédéric Godefroy, Dictionnaire.,.'

'"El manuscrito agrega: "Historia de Ja gubernamentalidad. Tres grandes vectores de la


op. cit., P· 325. b b 1 . de su vecino e iba a verla con tanta frecuencia que
al fi1020al"Un enrnt~ u:il~u%e:
ful'adno qud: go
el man o se 10 cue ...
"aGa Bouchet, Les Sirtes de G'11illai1me Boiichet, Poiriers,
. . · p
gubernamentaliz.ación del Esrado: la pastoral cristiana= modelo antiguo; el nuevo régünen
de relaciones diplon1:ítico~militares
=estructura de apoyo; el problema de la policía interna
ar les Boucherz., 1584, l, • P· 202.'cita
111 · d 0 por frédéric
.
Godefroy, Dzctionna1re.
·
· ·• op. et.,
1
¡ ).-). Pauverr,
· del Estado= soporte interno". Cf. supra, las Ultimas líneas de la clase precedente (1° de
p
325; ., cita
tan1b1en . do por É m1·¡ e L.ittré , Dicrionnatre de la langiu franraue, Par s, febrero).
1957, (.IV, P· 185. '"'" Michel Foucault: algo.
CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 151
SEGURJDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
150
No creo, entonces que la idea de que puede haber un gobierno de los hom-
21
respecto a ella. Basta con observar el texto del Edipo rey. En él vemos con b y que .estos son
res . . gob erna bles sea una I·d ea gnega.
. Ya volveré, sea a1 final de
mucha frecuencia, o en varias oportunidades, la metáfora del rey que tiene la esta clase
. si tengo nemp o y me atrevo, sea meJor . la prox1ma,
, . a este problema
ciudad a su cargo y, por esa razón, debe conducirla bien, así como un buen piloto 22
al
esencialmente en torno .de·Plat6n y el Político. N o o bsranre, d e manera gene-'
gobierna como corresponde su nave y debe evitar los escollos y llevarla al puerco. r 'creo que. puede decirse que la idea de un gobierno de los homb res es una
·d
Pero en roda esta serie de metáforas en l~s que el rey se asimíla'a un timonel y I ea cuyo ongen.debe busc~rsc en Oriente, un Oriente precrisriano ante todo,

la ciudad a un navío, debe señalarse que lo gobernado, lo que la metáfora designa y luego ~n e.l Onente cristiano. y esto en dos fonnas: primero, Ja de la idea y
como objeto del gobierno, es la ciudad misma, que es como una nave entre los la organización de un poder de tipo pastoral, y segundo, la de la dire~ción de
· escollos o en medio de las ren1pesrades, un::i. nave obligada a bordear para elu- conc1enc1a, la dirección de las almas.
dir a los piraras, los enemigos; un navío que es preciso lleva~ a ~uen puerto. El En primer lugar, la idea y la organización.de un poder pastoral. Que el re
objeto del gobierno, el elemento preciso sobre el cual recae el acto de gobetnar, el dios o el ¡efe sea un pastor con respecto a ¡os hon1bres, visros como . un rebañoy,
no son los individuos. El capitán o el piloto de la embarcación no gobiernan a es un tema que encontram6s d'e manera muy frecuente en todo el O . '
d. ' s ¡ nente
los marineros, gobiernan la nave. Del mismo rnodo, el rey gobierna la ciudad, me nerraneo. . . e o constara en Egipto •23 e n Astna · · 24 y en · M esopotamia . 25
pero no a los hombres de la ciudad . .Ésta, en su realidad sustancial, en su uni- lo· ven1os l as1n11smo y. sobre todo, claro está ' en los hebreos · En E gipto, . ' pory
dad y con su supervivencia pos.ible o su desaparición cvencual, es el objeto, el e~em.p o, pero cambién en las monarquías asirias y babilónica;, se designa
blanco del gobierno. Los hombres Sólo son gobernados de manera indirecta, e ecnvamenrc al rey, de una manera muy ritual, como el pastor de los hom-
en cuanto también ellos están embarcados en la nave. Y son gobernados en vir- bres: En e~ mom~nr~ d~ su coronación, en la ceremonia de su coronación, el
cud, por incermedio de su situación de embarcados en ella. Pero quien escá a la l d recibe las ins1gn1as del pastor. Se Je pone en las manos un cayad 0 y se
faraon
cabeza de la ciudad no los gobierna directamente.* o leclara,
· · en efecto, pastor de los hombres · Este ti'tulo ºorm r1 a parte d e 1os
ape
d · anvos1 reales
. de los monarcas
. babilónicos · Tambi'é n es un t é rm1no
. .. que
es1g~a a relación de los dioses o el dios con los hombres. El dios es el pastor
21 Sófocles, CEdipe roí, trad. de Paul Masqueray, París, Les Belles Lettres, 1940, col. Collection
des Üniversités de France [trad. esp.: Edipo rey, en Tragedias cornpletas, Madrid, Cátedra, 1998].
Foucault se ocupó varias veces de esta tragedia entre f 970 y 1980. Cf. el curso de 1970-1971.
"La volonté de savoir", duodécima clase (repetida como conferencia en Cornell en octubre de ~sclavos o metecos, sino ciudadanos) según modos de acción múlri les del,·m,· d .
hsmo, evergetismo". P Y ta os. cliente-
1972); "La vérité et les formes juridlques" (1974), ·DE, vol. 11, núm. 139. pp. 553-568 [trad.
esp.: "La verdad y las formas jurídicas", en Estrategias de poder. Obras esencia!ts, II, Barcelona, 23 A partir de la XII dinastía, durante d Imperio Medio, a principios del segundo ·¡ .
Paidós, 19991; las primeras clases del curso de 1979-1980, "Du gouvernement des vivants" (16
e , los. faraones fu ero~ d es1.~na
a·.. · d ~s como pastores de su pueblo. Cf. D ..Müller, "Der ute
m1 Hirt.
ento
y 23 de enero y l 0 de febrero de 1980); y el seminario de Lovaina de mayo de l 981, "Mal fairC, Ein Be1trag zur Gesduchte agypt1scher Bildrede"' en Ztitschrift far Ai.J'.pt. S1>rache ~G 196 I
pp. 126-144. r ' ' •
dice vrai. Fonctions de l'aveu" (inédito).
22 En realidad, la imagen sólo aparece una vez en el texto de .Edipo rey. Cf. la traducción
24 La cal'fi . ' d e1 rey como pastor (re'u) se remonta a Hammurabi (hacia 1728-1686
11cac1on
francesa de Robert Pignarre, CEdipe roi, l~arís, Garnier, 1964; reed., París, Flammarion, 1995. a. c.). La mayor
b b'ló · parte de los reyes asirios, hasca Asurbanipal (669-626 a. e)
· y 1os monarcas
col. GF, p. 122: (Coro) "Rey mío, ya te lo he dicho y vuelvo a decírtelo,/ me 1nosuaría como n~o ~ .. 1 . n1cos, a~optaron esta costumbre. Cf. Loren:z Dürr, Urspn1ng und Ausbau der úrae/i-
un necio y un loco I si decidiera abandonarte, a ti, / que cuando mi país penaba en la tempes- mhch1uduchen Hetlandurwartttng. Ein Btitrag zur Theologie des Alten Testamentts Berlín C A
tad,/ fuiste el buen viento que lo guió. ¡Ah!, otra vez,/ si puedes, condúcenos hoy a buen puerto". s c wetschke&Sohn, 1925,pp.116-l20
25 • .
' ' · ·
De todos modos, la imagen es recurrente en la obra de Sófocles: Áyax, 1082; Antigona, 162, B I' CAfk. lldsc S~ibert, Hirt, Herde, KOnig. Zur Herausbildung des KOnigtums in Mesopotamien
190; cf. Pierre Louis, les M!taphores ... , op. cit., p. 156, n. 18. d er Sin,k. a f··cm1e Verlag' 1969 ' col · D cursc h e Ak ª d emie
. d er Wissenschafi'zu Berlin. Schriften'
"'E! manuscrito afiade, p. 16: "Esto no excluye que haya entre los ricos, los poderosos, es e uon ur Altertumwissenschafr, núm. 53.
quienes gozan de un estatus que les permite manejar los asuntos de la ciudad y a !os otros (no
152 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 153

de los hombres. En un himno egipcio leemos algo así: "Oh, Ra, tú que velas hebreo recibe la designación especial y explícita de pastor. 29 El término se res
26
cuando todos loS hombres duermen, tú que buscas el beneficio de cu rebaño". o· 30 s·1 ~P 1emente, se considera que algunos de los profetas recibieronerva
a ios. de
El dios es el pastor de los hombres. Para terminar, esta 1netáfora del pastor, esta manos de Dws el rebano de los hombres, y deben devolvérselo;" por otra parce,
referencia al pastorado permiten designar cierto tipo de relación entre el sobe- los malos reyes, aquellos a quienes se denuncia por haber traicionado su misión
rano y el dios, pues, si Dios es el pastor de los hotnbres y el rey también lo es, s~n designados con10 rnalos pastores, nunca individualmente, por lo dernás:
este último es de alguna manera el pastor subalterno a quien aquél ha confiado sino en general, en cuanto han dilapidado o dispersado el rebaño y fueron inca-
el rebano de los hombres y debe, al término de la jornada y en el anochecer de paces de procurarle su alin1enco y guia~lo de vuelta a su tierra. 32 En su forma
su reino, devolver a Dios el rebaño que se le ha entregado. El pastorádo es un pl~na Y posiriva, por lo tanto,. la relación pastoral es ·en esencia la relación de
tipo de relación fundan1ental entre Dios y los hombres, y el rey participa en Dios con los hombres. Es un poder de tipo religioso que tiene su principio, su
cierto modo de esa estructura pastoral de la relación. Un himno asirio consa- fun~amento Y s~ perfección en el poder que Dios ejerce sobre su pueblo.
grado al monarca dice: "Compañero resplandeciente que participas en el pas- stamos aqu1, me parece, ante algo que es a la vez fundan1encal y proba-
27
torado de Dios, tú que cuidas el país y lo alimentas, oh pastor de abundancia". blemente inuy específico de ese Oriente mediterráneo tan distinto de lo que
Y el tema del pascorado, sin lugar a dudas, se desarrolló e intensificó entre e1_1contran1os entre los griegos. Pues en éstos jamás hallarán la idea de que los
los hebreos. 28 Con la particularidad, empero, de que en ellos la relación pas- dioses conducen a !os
hornbres con10 un pastor o un mayoral pueden guiar a
tor-rebaño es esencial, fundamental y casi exclusivamente religiosa. Lo que se su rebaf10. Cualquiera sea la intin1idad -y no es forzosamente muy grande-
define como relaciones de un pastor y su rebafio son las relaciones de Dios y
su pueblo. Con la excepción de David, fundador de la monarquía, ningún rey
2Y d ·
A emás, este rfrulo no le es directamente aplicado en los libros históricos y sapienciales
"Cf. segundo" libro de Samuel ' 5 • 2 Y 24 , 17 , y Sal mas, 78, 70-72: Dios · le asigna la tarea de.
26 "Hymne a Amon-Re" (El Cairo, hacia 1430 a. c.), en André Barucq y Fran~ois Daumas ~pacentar al pueblo de Israel. y David designa a éste como un "rebaño". En cambio, d apela-
(comps.), Hymnes et prieres de l'J!.gypu ancienne, Parfs, Cerf. 1980, núm. 69, p. 198. t~vú es fre~uen~c en los libros proféticos: véase, por ejemplo, Ezequiel, 34, 23; 37, 24 ("Mi ser-
27 Fuente no identificada. Sobre el origen divino del pqder real, expresado por la imagen v1~or Da~1d reinará sobre ellos [los hijos de Israel]; sólo habrá un único pastor para todos", La
del pastor, véase Ilse Scibert, Hirt, Herde, KOnig .. ., op. cit., pp. 7-9. Bzble de Jenualem, París, Cerf, 1977, p. 1284 [rrad. esp.: Biblia de Jerusalén, Bilbao, Desclée de
28 Hay una abundante literatura sobre el tema. Cf. W. Jost, Poimen. Das Bi!d vom Hirten in Brouwer, 2000]). Como sugiere Fuucault, la imagen dd pastor se emplea en ocasiories para desig-
nar ~ los reye,s pa.ganos: cf. I~aías, 44, 28 (acerca de Ciro), y Jeremías, 25, 34.
0
der biblischen Übertiefontngundseine christofogische Bedeutung, Giessen, Orto Kindt, 1939; George
Edward Post, articulo "Sheep", en: Jaines Hascings (dir.), A Dictionary ofthe Bibie, Edimburgo, .1 Cf. Genesis',48, 15; Saln1os, 23, 1-4 y 80, 2; 1saías, 40, t I; Jeremías, 31, 10; Ezequiel,
T. & T. Clark, 1902, e IV, pp. 486 y487; Vinzenz Hamp, "Das Hirtn1otiv imAlten Tesrament", 3.~' 11-16, Y Zacanas, 11, 4-14. Cf. W. Jost, Poimen .. . , op. cit., p. 19 y ss. Los casos de aplica-
en Festrchrift Kardinai Fauihaber z11m achtzigrtm Geburrtag, Múnich, J. Pfeiffer, 1949, pp. 7-20; ción del vocabulario pasroral ("guiar'', "conducir", "encerrar", "llevar a pastorear", etc.) a Yahvé
y Vinzenz 11a1np, artículo "Hirt", en: Michael Buchberger (dir.), Lexikon for Theoiogie und Kirche, son ~~sde luego ~lucho n1:ís numerosos. Cf. Joachi1n Jeremias, artículo "flotµf¡v", op. cit., p. 486.
Friburgo de Brisgovia, Herder, 1960, col. 384-386. Sobre el Nuevo Testamento, véanse T. H. Cf. Jerem13:5, 17, 16 (aunque la traducción del pasaje es discutida), y Amós, I. } y 7, ¡4
Kempí, ChrisNts der Hirt. Unpntng undDeutung einer altchristtichen Symbolgestait, Roma, Officium y 15 (W. Jost, Pozmen ... , op. cit., p. 16).
Libri Catholici, 1942, y JoachímJeremias, an:ículo "notµ~v", en: Gerhard Kinel (dir.), TheoÚJgisches " Cf. !salas, 56, 11; Jeremias, 2, 8; 1O, 21; 12, 1O y 23, 1-3; Ezequ;el, 34, 2-1 O ("Ay delos
WOrterbitch zitm Neuen Testament, Stuttgart, W Kohlhammer, 1959, t. VI, pp. 484-50 l. Señalemos pastores ~e l~rael que se apacientan a sf mismos. ¿Acaso no deben los pastores apacentar el rebaño?
igualmente. entre los esrudios más recientes, el artículo de Pierre Grelor, "Berger", en: Marce! Os habéis alimentado de leche, os habéis vestido de lana, habéis sacrificado las ovejas más gor-
Viller (dir.), Dictionn1iire de spin'tuaiité: ascétique et mystique, doctrine et histoire, París, Beauchesne, das, pero no habéis hecho apacentar el rebaño. 'No habéis fortalecido a las ovejas enclenques,
1984, t. XI!, cols. 361-372, y la buen.a sÍJHesis, acompañada de una bibliografla muy rica, de sanado a la enferrna, curado a la herida. No habéis recuperado a la extraviada ni buscado a la
Dietmar Peil, Unursuchungen zur Staats- und Herrschaftsmetaphorik in literarúchen Zeugnissen von perdida. Al conrrario, las habéis tratado con violencia y dureza" (La Bible de jérusaiem, op. cit.,
der Antike bis zt1r ú'egenwart, Múnich, W. Fink. 1983, pp. 29-164 ("Hin und Herde"). p. 1280); y Zacarías, 10, 3; 11, 4-17y 13, 7.
CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 155
154 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN

Enconces, en concraste con el poder que se ejerce sobre la unidad de un terri-


de 1os dioses g_riegos con su ciudad, Ja relación nunca se da de esa manera. El torio, el poder pastoral se ejerce sobre una multiplicidad en movimiento.
dios gri~go funda la ciudad, indica su emplazamiento, colabora en la cons- En segundo lugar, el poder pastoral es en lo fundamental un poder bené-
crucción de las murallas, garantiza su solidez, da su nombre al poblado, trans- volo. Ustedes me dirán: esto forma parce de codas las caracterizaciones reli-
mite oráculos y de ese modo da consejos. Se lo consulta y el dios protege, inter- giosas, morales y políticas del poder. ¿Qué sería un poder que fuera funda-
viene, también puede suceder que se fastidie y se reconcilie, pero jamás conduce mentalmente malvado? ¿Qué sería un poder cuya función, destino y justificación
a los hombres de la ciudad como un pastor conduciría a sus corderos. no fueran hace~ el bien? Rasgo universal, pero, sin embargo, con esta salvep
¿Cómo se caracteriza ese poder del pastor que vemos tan ajeno al pensarniento dad: que ese deber de hacer el bien -en todo caso en el pensamiento griego y
griego y can presente, can intenso en el Oriente n1editerráneo y sobre todo. entre me parece que también en el pensan1iento romano- no es, en definitiva, sino
los hebreos? ¿Cuáles son sus rasgos específicos? Creo que podemos resumirlos uno entre los muchos componentes que caracterizan el poder. Así como por
de la siguiente forma. El poder del pastor es un poder que no se ejerce sobre un su benevolencia, el poder se caracterizará por su omnipotencia y la riqueza y
territorio; por definición, se ejerce sobre un rebaño y, mis exactamente, sobre el el brillo de los símbolos de que se rodea. Y se definirá por su capacidad de triun-
rebaño en su desplazamiento, el movirnienro que lo hace ir de un punto a otro. far de sus enemigos, vencerlos, reducirlos a la esclavitud. El poder se definirá
El poder del pastor se ejerce esencialmente sobre una multiplicidad en movip asimismo por la posibilidad de conquistar y por codo el conjunto de territo-
1nienro. El dios griego es un dios territorial, un dios intramuros, y tiene un rios, riquezas, ere., que haya acumulado. La benevolencia es sólo uno de los
lugar privilegiado, sea su ciudad o su templo. El Dios hebreo, por el contrario, rasgos de codo ese haz por el cual se lo define.
es desde luego el Dios que caniina, el Dios que se desplaza, el Dios que vaga- El poder pastoral, por el contrario, se define en su totalidad por la bene-
bundea. La presencia de ese Dios hebreo nunca es más incensa, más visible que volencia; no tiene otra razón de ser que hacer el bien, y.para hacerlo. En
cuando su pueblo, justamente, se desplaza y cuando en esa marcha, ese despla- efecto, lo esencial del objetivo, para el poder pastoral, es sin· duda la salvación
zamiento, ese movirnienco que lo lleva a abandonar la ciudad, los prados Y las del rebaño. Y en ese sentido podemos decir, por supuesto, que no estamos muy
pasturas, él se pone a la cabeza y muestra la dirección que es preciso seg~ir. El alejados de lo que cradicionalmente se consideró corno el objetivo del sobe-
dios griego se presenta, anees bien, sobre las murallas para defender su ciudad. rano, es decir, la salvación de la patria, que debe ser la !ex suprema del ejerci-
El Dios hebreo aparece precisamente cuando se abandona la ciudad, a la salida cio del poder. 35 Pero esa salvación que es menester asegurar al rebaño tiene un
de las rnurallas, y se comienza a seguir el camino a través de las praderas. "Oh sentido rnuy preciso en la temática del poder pastoral. Anee todo, la salvación
33
Dios, cuando salías a la cabeza de tu pueblo", dicen los Salinos. Por otra es esencialmente la subsistencia. La provisión de la subsistencia, el alimento
parte, de la n1isma manera o, bueriO, "de una manera que la recuerda un poco, asegurado, son las buenas pasturas. El pastor es quien aliinenta y lo hace de
el dios pastor egipcio Amón es definido como el conductor de la gente por todos inano en mano o, en todo caso, quien alimenta, por una. parre, al conducir
!os caminos. Y si en esa dirección que el dios ratifica en relación con una mul- hasta las buenas praderas y, por arra, al asegurarse de que los animales, cfccti-
tiplicidad en movimiento hay una referencia al territorio, es en cuanto el dios van1ente, coman y se alirnenten corno es debido. El poder pastoral es un poder
pastor sabe dónde están las praderas fértiles, cuáles son los caminos apropiados
para llegar a ellas y cuáles serán los 1ugares de descanso favorables. En el Éxodo 35
Michel Foucau!t alude aquí a la máxima "Salus populi suprema lex esto", que aparece
se dice lo siguiente acerca de Yahvé: "Has conducido con misericordia a ese pue-
d "34 por primera VC7.-COll un sentido bastante diferente- en Cicerón (De legib11s, 3, 3, 8, a propó~
blo que redimiste, por cu poder lo llevaste a las pasturas de tu san ta mora a · sito del deber de los magisrrados de aplicar con celo la ley), y que la mayor parre de los teóri-
cos absolutistas repitieron a parrir del siglo XVI. Cf. supra, das~ del \ 0 de febrero, nota 27, la
33 cita de De officio hominú et civis de Pufcndorf.
Salmos, 68, 8.
34
Éxodo, 15, 13.
I56 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE I978 I57

de cuidados. Cuida el rebano, cuida a los individuos del rebano, vela por que sucede con el Dios hebreo y cambién con el dios egipcio, de quien se dice: "Oh,
las ovejas no sufran, va a buscar a las extraviadas, cura a las heridas. Y en un texto Ra, tú que velas cuando todos los hornbres duermen, rú que buscas el benefi-
que es un con1entario rabínico un poco tardío, pero que refleja perfectamente 37
cio de tu rebaño". Pero ¿por qué? En esencia, porque tiene una responsabi-
bien ese aspecto, se explica cómo y por qué Moisés fue designado por Dios lidad, que no se define ante todo por el aspecto honorífico sino por la dimen-
para conducir el rebaño de Israel. En efecto, cuando era pastor en Egipto, Moisés sión de carga y esfuerzo. Toda la inquietud del pastor se vuelca en los otros y
sabía hacer pastar perfectamente a sus ovejas; sabía, por ejemplo, que al llegar jarnás en sí mismo. En ello radica precisamente la diferencia entre el mal y el
a una pradera debía dejar ir.ante todo a las ovejas más jóvenes, que sólo podían buen pastor. El mal pastor es quien sólo piensa en las pasruras para su propio
comer los pastos más tiernos, y luego enviaba a las más viejas y las más robus- beneficio, para engordar el rebaño que l~ego podrá vender y dispersar, mien-
tas, capaces de con1er los pastos más duros. De ese modo, cada categoría de tras que el buen pastor sólo piensa en su rebaño y no va más allá. Ni siquiera
ovejas tenía los pastos que le convenían y suficiente alimento. Moisés presidía procura su propio beneficio en el bienestar del rebaño. Me parece que aquí
·esa distribución justa, calculada y deliberada del alimenro, por lo cual Yahvé, vemos aparece~, esbozarse, un poder cuyo carácter es esencialmente oblativo
al ver eso, le dijo: "Puesto que sabes compadecerte de las ovejas, te compade- y, en cierto modo, transicional. El pastor esc"á 'al servicio del rebaño, debe actuar
cerás de mi pueblo, y a ti lo confiaré". 36 de intermediario enrre éste y las pasturas, el alin1ento, la salvación, etc., lo
El poder del pastor se manifiesta, por lo tanto, en un deber, una misión de cual implica que el poder pastoral, en .sí mismo, es siempre un bien. La.s dimen-
sustento, de manera que la forma -y ésta es, a mi juicio, otra característica siones de terror y fuerza o violencia temibles, los poderes inquietantes que hacen
importante del poder p'astoral- adoptada por él no es ante todo la manifesta- rcmblar a los hombres frente al poder de los reyes y los dioses, pues bien, todo
ción clamorosa de su poderío y su superioridad. El poder pastoral se manifiesta eso se borra cuando se trata del pastor, sea el rey pastor o el dios pastor.
iniciahnente p.or su celo, su dedicación, su aplicación indefinida. ¿Qué es el Para terminar, úlrimo rasgo que engloba unas cuantas cosas que hemos tocado
pascar' ¿Aquel. cuyo poderío resplandece a los ojos de los hombres como los hasta aquí: la idea de que el poder pastoral es un poder individualizador. Es cierto,
soberanos o los di.oses, los dioses griegos, que se manifestaban esencialmente en efecto, que el pastor dirige todo el rebaño, pero sólo puede hacerlo bien con
por el brillo? En absoluto. El pasrot es el que vela. "Vela" en el sentido, claro la condición de que ni una sola de las ovejas se le escape. El pastor cuenta las
está, de vigilancia del n1al que puede hacerse, pero sobre todo de las desven- ovejas, las cuenta a la mañana en el momento de conducirlas a la pradera, las
turas que pueden sobrevenir. El pastor velará por el rebaño y apartará el infor- cuenta a la noche para saber si están todas, y se ocupa de ellas una por una.
tunio que pueda amenazar al más mínimo de sus animales. Velará por que las Hace todo por el conjunto del rebaño, pero tan1bién lo hace por cada uno de
cosas sean lo mejor posible para cada uno de los integrantes del rebaño. Así sus integran res. Y entonces llegamos a la f~osa paradoja del pastor que adopta
dos formas. Por una parre, el pastor debe tener los ojos pues_tos sobre todos y
sobre cada uno, omnes et singufatim, que va a ser precisamente el gran problema
3
6
Cf. Josef Engen1ann, artículo "Hin", en: Theodor Klauscr et al (dirs.), Reafiexikon far de las técnicas de poder en el pastorado cristiano y de !as técnicas de poder,
Antike und Chrisunturn, Stuttgarr, Hiersemann, 1991, t. XV, col. 589: "Andererseits bleibt digamos, modernas, tal como se disponen en las tecnologías de la poblaci6.n de
ihncu (.. den Rabbinen) dennoch bewufh, daB Mose, gerade weil er ein guter Hin war, van las.que les he hablado. Omnes et singttlatim. 38 Y por otra parre, de una rnanera
Gott erwahlt wurde, das Volk Israel zu führen {Midr. Ex. 2, 2); vgl. L. Ginzberg, The Legends of
the Jews 7 [transl. from the German Ms. by Henrietta 57.oldJ (Philadelphia, Uewish Pub!. Soc.
37
of An1erica,] l 938) Reg. s.v. shepherd". Véanse también Filón de Alejandría, De vita Mosis, 1, 60 Frase ya citada antes, p. I 52.
38
(según Diecmar Peil, Untersuchungen ... , op. cit., p. 43. n. 59) [trad. esp.: Sobre la vida de Moisés, Cf. la conferencia "'Omnes et singrdatim': towards a criticism of polirical rcason", pro-
en Obras complrtas, Buenos Aires, Acervo Cultural, 1975], y Justino, Apologiar, 62, 3 (según W nunciada por Foucaulr en la Sranford Universiry en octubre de 1979. Michel Foucaulr, '"Omnrs •
Josr, l'oimen ... , op. cit., p. 14, n. l [trad. esp.: Apología1, Sevilla, Apostolado Mariano, 1990]). et singulatim: vcrs une critique de la raison poliriquc", rrad. de P.-E. Dauz.ac, DE, vol. IV, núm.
158 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 8 DE FEBRERO DE 1978 159
aún más intensa en el problema del sacrificio del pastor por su rebaño, sacri-
ficio de sí mismo por la toralidad de su rebaño, sacrificio de la toralidad del un poder de este cipo. Ustedes me dirán: sin ernbargo, en la literatura griega
rebaño por cada una de las ovejas. Quiero decir lo siguiente: en esca temática hay unos _cuantos textos en los cuales se traza, de manera muy explícita, una
hebrea del rebaño, el pastor debe rodo a ésrc, a punto ral de aceprar sacrifi- comparación entre el poder político y el poder del pastor. Tenemos el texto del
carse por su salvación. 39 Pero por otro lado, como debe salvar a cada una de Pofltico, que;, con10 saben, se embarca precisa.1nente en una.búsqueda de ese tipo.
las ovejas, ¿no se encontrará.en una situación tal que, para salvar a una sola de ¿Qué_ es el que reina? ¿Qué es reinar? ¿No es ejercer el poder sobre un rebaño?
ellas, se vea obligado a descuidar a la totalidad? Y ése es el tema que vemos inde- Bien, escuchen, como escoy verdaderamente molido, no n1e voy a meter en
finidamente repetido a lo largo de las diferentes sedi~entaciones del texto este asunco y les voy a pedir que dejemos aquí. Estoy realmente demasiado
bíblico, desde el Génesis hasta los comentarios rabínicos, cori Moisés e·n el cen- cansado. Volveré a hablar de esto, el problema del Político en Platón, la vez que
tro de todo. Moisés, en efecto, es quien ha aceptado, para salvar a una oveja viene. Quer~ía indicarles simplcmen.te algo a grandes rasgos; en fin, si les hice
descarriada, abandonar todo el rebafio. La encuentra, la carga sobre los hom- este esquem1ta n1uy torpe es porque n1e parece que, con todo, estamos ante un
bros para devolverla a su !Ligar y- en ese momento advierte que el rebaño que fenómeno muy importante, el siguiente: la idea de un ,Poder p~storal, com-
él había aceptado sacrificar se ha salvado: se ha salvado simbólicamente por el pl~ta o, c_n .todo caso, considerablemente ajena al pensami~Ílto griego y romano,
hecho, justamente, de que Moisés hubiera aceptado sacrificarlo. 40 Estamos aquí se in_troduJO en el mundo occidental por conducto de la Iglesia cristiana. La
en el centro del desafío, de la paradoja moral y religiosa del pastor, lo que podrí- !gle~1a ~oaguló to~os esos ten1as del poder pastoral en n1ecanisrrtos precisos e
amos llamar, en definitiva, la paradoja del pastor: sacrificio de uno por el 1nst1tuc1ones defirudas, y fue ella la que realmente organizó un poder pastoral
todo, sacrificio del todo por uno, qué va a estar de manera insoslayable en el a la vez específic~ ~ autóno1110, implantó sus dispositivos dentro del Imperio
cenero de la problemática cristiana del pastorado. Roma_no·y organizo, en el corazón de éste, un tipo de poder que, a mienten-
En resumen, podemos decir lo siguiente: la idea de un poder pastoral es la de~, ninguna otra_ ~ivilización ·había conocido. Pues ro que ahí reside la para-
idea de un poder ejercido sobre una 1nultiplicidad y no sobre un territorio. Es doja en la cual qu1s1era detenerme en las próximas clases:·entre todas l:i:s civili-
~n poder que guía hacia una meta y sirve de intermediario en el camino hacia zaciones, la del Occidente cristiano fue sin lugar a dudas, a la vez, la más creativa,
ella. Por lo tanto, es un poder finalista, un poder finalista para aquellos sobre la más conquistadora, la más arrogante y, en verdad, una de las más sangrien-
quienes se ejerce, y no sobre una unidad, en cierto modo, de tipo superior, trá- tas. Fue en todo· caso una de las que desplegaron las mayores violencias. Pero al
tese de la ciudad, el territorio, el Estado, el soberano [... ].*Es un poder, por mismo tiempo -y ésca es la paradoja en la que me gustaría insistir-, el hombre
último, que apunta a la vez a todos y a cada uno en su paradójica equivalencia, occi~enta:I apre.ndió durante mile"nios lo que ningún griego, a no dudar, jamás
y no a la unidad superior formada por el todo. Pues bien, creo qu·e las estruc- habna ~stado dispuesto a ad111itir: aprendió a considerarse como una oveja entre
turaS de la ciudad griega y del Imperio Romano eran con1pletamente ajenas ·a las ~VeJas. Dur~nte milenios, aprendió a pedir su salvación a un pastor que se
sacnficaba por el. La forma de poder más cxtrafta y característica de Occidente
Y también la que estaba llan1ada a tener el destino rnás grande y más duradero:
291, pp. 134-161 [erad. esp.:" 'Omnts et singulatim; hacia una crírica de la razón polícica", en no nació, me parece, ni en las'esrepas ni en las ciudades. No nació junto al hon1-
1tcnologlas del yo y otros textos afines, Barcelona, Paidós-tCE de la Universidad Au(ónoma de bre de naturaleza ni en el seno de los primeros in1pcrios. Esa forma de poder
Barcel9na, 1990]. .
39 Cf. Juan, 11, 50 y 18, 14: "Conviene que un solo hombre muera y no que toda la nación tan característica de Occidente, tan única en toda la historia de las civilizacio-
perezca", La Bibkdejinuakm, op. cit., p. 1558. nes, nació o al menos tomó su modelo en las majadas, en la política conside-
4
°
Cf. la clase siguiente (15 de febrero), p. 182. rada. como un asunto de rebaños. .
~ Una palabra inaudible.
Clase del 15 de febrero de 1978

AruilisiJ del pastorado (continuaci6n}-Elproblema de la relaci6n pas-


tor-rebaño en la literatura y el pensamiento griegos: Homero, la tra-
dición pitagórica. Escasa presencia de la metáfora del pastor en la
literatura política clásica {lsór;rates, Demóstenes) - Una gran excep-
ción: e/Político de Platón. El uso de la metáfora en los otros textos de
Platón (Critias, Leyes, República). La crítica de la idea de un magis-
trado pastor en e/Político. La metáfora pastoral aplicada al médico,
el agricultor, el gimnasta y el pedagogo - La historia del pastorado en
Occidente como modelo de gobierno de los hombres es indisociable del
cristianismo. Sus transformacionesy crisis hasta el siglo XV!ll. Necesidad
de una historia delpastorado .- Caracteres del "gobierno de las almas''.·
poder englobador, coextenso a la organización de la Iglesia y distinto
del poder político - El problema de las relaciones entre poder político
y poder pastoral en Occidente, Comparación con !.a .tradición rusa.

EN ESTA EXPLORACIÓN del tema de la gubernamenralidad, comencé con un


esbozo muy muy vago no de la historia, sino de algunas referencias que per-
mitían fijar en parce lo que fue a mi encender tan importante en Occidente y
que podemos llamar y se llama de hecho pastorado. No tomen por moneda
contante y sonante todo eso, esas .reflexiones sobre la gubernamentalidad, ese
muy vago esbozo del pastorado. No es un trabajo consumado y ni siquiera
hecho, es un trabajo que se está haciendo, con todo lo que ello puede entra-
ííar, desde luego, de imprecisiones, hipótesis y, en fin, pistas posibles, para uste-
des, si quieren, y tal vez para mí.
La vez pasada, entonces, insistí un poco sobre el tema del pasto.rada y traté
de mostrarles que la relaci6n pastor-rebaño, para designar la relación sea de

161
í

CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 163


SEGURIDAD. TERRJTOR!O, POBLACIÓN
162

en la época indoeuropea. Es un libro de 1967. 2 Y [en] las páginas 283 y 284


Dios con los hombres, la divinidad con los hombres, sea del soberano con sus
hallarán roda una serie de referencias a la expresión poimen Món, pastor de los
súbditos, había sido un ten1a presente y frecuente, sin duda, en la literatura
pueblos, que-es arcaica y precoz pero a la vez tardía, porque podemos consta-
egipcia faraónica y también en la literatura asiria y, en todo c~so, un ce~a
tarla, por eje1nplo, en los poemas en inglés antiguo de Beowu/j3 donde el sobe-
muy insistente en los hebreos; en cambio, no parecía que e~a m1s~a relac1on
rano recibe la designación de pastor de los pueblos o pastor del país.
pastor-rebaño hubiese tenido entre los griegos una importancia semeJanre. Creo
Segundo conjunto de textos: los que hacen una referencia explícita a la
incluso qu~ para .ellos esa relación no es un buen modelo político. Me parece
tradición pitagórica, en la cual, desde sus comienzos hasta el neopitagorismo,
que podemos hacer unas cuan ras objeciones a esta idea, y la vez pasada, por lo
los textos del seudo Arquitas citados por Estobeo, 4 también se encuentran men~
den ás, alguien vino a decinne que en ese tema y ese punto no esra~a de acu.erdo.
1
Entonces, si quieren, me gustaría dedicar unos quince minutos a tentar tden- u: cienes al modelo del pastor, esencialni.ente alrededor de dos o tres temas. En
primer lugar, la etimolo~ía tradicionalmente admitida por _los pitagóricos, según
rificar e.n parte este problema de la relación pastor-rebañ? en la literatura y el
la cual nomos, la ley, viene 4e nomeus, es decir, el pastor. El pastor es quien
pensamiento griegos. . :. hace la ley, en cuanto se encarga de distribuir el alimento, dirige el rebaño, indica
A mi entender, en efecto, podemos decir que el tema de la relación pasror-
la buena dirección, dice cómo deben acoplarse las ovejas para tener una buena
rebaño, para designar la relación del soberano o el dirigente político con sus súb-
progenie. Todo esto es función del pastor que legisla para su rebaño. De allí el
ditos 0 sus conciudadanos, está presente en los griegos, y apoyar esta afirma-
ape~ativo ~e Zeus como Nomios. Zeus es el dios pastor, el dios que otorga a las
ción en tres grupos principales de referencias. Ante todo, desde luego, en el
o~eJa~ ~1 alimento que necesitan. Por último, siempre en ~ca literacura·de tipo
vocabulario homérico. Todo el inundo sabe que en la Jlíada, esencialmente a
prOpósito de Agamen6n, pero también en la Odúea, tenemos coda u~1a serie ~e
p1tagonco, encontramos la idea de que el elemento caracterfstico del magistrado
referencias que designan al rey como pastor de los pueblos, el pozme~ ~on,
apelativo ritual. 1 Es innegable, y creo que esto se explica con mucha f~c1l1dad, 2
Rüdiger Schmin, Dicht11ng und Dichtersprache in indogermanúcher Zeit, Wiesbaden,
pues se trata, en efecto, de un apelativo ritual del s~berano en -t~da la literat~ra O. Harrassowit?., 1967.
indoeuropea, que encontramos justamente en la literatura asina; un apelan~? !~id., p. 284: "Llingst har n1an auch auf die germanische Parallele hingewisen, die uns das
3

ritual consistente en dirigirse al soberano l~amáiid<?lo "pastor de los pueblos · altengl1sche BeowulfEpos in den Verbindungen fo/ces hyrde 'Hiere des Volkes' (v. 61 O, 1832,
1849, 264.4, 2981) und ahnlichem rice1 hyrde 'Hirte des Reiches' (v. 2027, 3080) biercr". El
Al respecto, hay una gran cantidad de estudios. Los remito por _ejemplo ,al. de
Rüdiger Schmict, en un libro alemán sobre la poesía, las expresiones poencas
auto~ acl,~ra que:sra expresión no era desconocida por los pueblos exteriores al :írea indoger-
mánica: So bezezchner erwa Harnmurabi sich selbsc als (akkad.) re'ü nfff'Hirre des Volkes'"
(s~bre csre _último ejemplo, véase supra, clase del 8 de febrero, nora 24)". Beowrdf poema anglo·
sa16n a~ón1mo de.la época precrisriana, modificado entre los siglos VIII y x, y cuyo manuscrito
se publicó por pnmera vez en 1815 {primera traducción francesa de L. Borkine, Le Havre
1 Según Kurt Stegmann von Pri(zwald, Zur Geschichte der Herncherbezeichn_ungen von_Hom_er
Lepelletier, 1877 [trad. esp.: Beowulf Ma<lrid, Aguilar, 1962]). '
bis Plato, Leipzig, C. L. Hirschfeld, 1930, co!. Forschungen 1.ur VO!kerpsycholog1e und Soz1ologie,
S~ traca de los fragmentos de un ntp\. voµoÜ Ka\. 8ucatocrúvqc;; arribuidos por Ja Anrigüedad
4

núm. 7, PP· 16-24, el apelativo notµ11v Ao:ciJv figura 44 veces en la fiíada y ~2 ve~es en _la
a Arqu1tas de Tarento, pero seguramente apócrifos; escritos en dialecto dorio, fueron conserva-
Odisea ((amado de J~sef Engemann, "Hirt", en: Theodor Klauser (dir.), ReaLlextkon für Anttke
dos por Estobeo, Fforilegium, 43, 129 (== Anthologium,.edición establecida por C. Wachs1nuth
und Chrisuntum, Scungart, Heisemann, 1991. t. XV, col. 580). Pierre Louis, por su parre, en
Y O. Hense, Berlín, apud Weidn1annós, 1884-1912, IV, 132); 43, 132 {135 W-H); 43, !33a y
Les Métaphores de Piaton, París, Les Belles Letcres, 1945, P· 162, enumera 41 referen~ias en la
b (136 Y 137 W-H); 43, 134 (138 W-H) y 46, 61 (IV, 5, Gl W-H), en; Anchelme Eduacd
filada y 10 en la Odisea. Cf. Hcinrich Ebeling {comp.), lexicon Homericum, Leipzig, B. G.
C,haigne(, Pythagore et la philosophie pythttgoricienne, contenant les frat'nents de Phiíofaiis et
Teubncr, 1885; reed., Hil<lesheim, Olms, 1963, t. 11, p. 195. W. Jost, Poimen, .Giessen, Octo
dArc_hytas, P~~fs, r:idier, 1874 {cf. Michel Foucault, "'OmneJ et singulatim~ vers une critique de
Kindt, 1939, p. 8. seiiala que !a expr~ión también se emplea co1no título real en El escudo de
la ra1son polnique , trad. de P-E. Dau7.at, Di;~ vol. IV, núrn. 291, p. 140, nora""'").
Heracles, 41 (poema apócrifo cuyo inicio fue atribuido durante mucho tien1po a Hesíodo).
164 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 165

no es tanto su poder, su fuerza, su capacidad de decisión. Para los pitagóricos, del pen:amiento o, mejor, del vocabulario, de la retórica política de la época
el magistrado es ante todo el philanthropos, el que ama a sus administrados, clásica. De hecho, Delatte presenta esta tesis como tal, y la afirmación de
ama a los hombres sometidos a él y no es egoísta. Por definición, el magistrado que el rema del pastor es un lugar co1nún del pensamiento o el vocabulario
está lleno de celo y solicitud, como el pastor. "La ley no está hecha para él", político de la época clásica no está respaldada por ninguna referencia precisa.
para el magistrado; en primer lugar y ante todo, está hecha "para sus adminis- ~ntonces, c~ando se observan los diferentes índices que podrían señalar en la
crados". 5 Tenemos aquí, entonces, a buen seguro, una tradición bastante cohe- literatura gnega las utilizaciones de palabras como "pastor" ' "OVCJero
· " ' "pad re " J

rente, una tradición duradera que, a lo largo de toda la Antigüedad, mantuvo palabras com~ poimen o nomeus, nos encontramos con una sorpresa. Por ejem-
el cerna fundamental de que el magistrado, quien decide en la ciudad, es ante plo, el ~nd~x tsokrateon no da abs_olutamenre ninguna referencia para ias pala-
todo, y de manera esencial, un pastor. Pero esta tradición pitagórica, por supuesto, bras pozmen y nomeus. Es decir que, al parecer, en lsócrates no se puede encon-
es una tradición, si no n1arginal, al menos limítrofe. trar nunca el t~rmino "past<:>r". Y en un texto específico, el Areopagítico, donde
¿Qué pasa -y aquí está la tercera serie de textos a los cuales me refería- eil Isócrares descnbe con mu~ha precisión los deberes del magiscrado, 9 nos sor-
el vocabulario político clásico? En este caso encontramos dos textos. :Uno del prende el hecho siguiente: Ia descripción muy precisa, muy prescripriva, muy
6
alemán Gruppe, en su edición de los fragmentos de Arquitas, que explica que, densa que Isócrates hace del buen magistrado y sobre todo de quien debe
de hecho, la metáfora del pastor casi no se constata en los griegos, salvo cuando velar por la buena educación de la juventud. Toda una serie.de deberes y
pudo haber influencia oriental y más precisamente hebrea; para Gruppc, los tex- tareas incumben a ese magistrado. Debe ocuparse de los jóvenes, vigilarlos sin
tos donde el pastor se represen ca como tnodelo del buen magistrado son textos cesar Yvelar no sólo por su educación sino por su alimentación, su manera de
significativos, densos, que se refieren a una ideología o un tipo de representa- co1nportarse, su desarrollo e incluso sus decisiones en materia de qiatrimonio.
ción del político típicamente oriental, pero el tema sólo se limita a los pitagó-
ricos. Donde se encuentran referencias al pastor habría que ver una influencia 8
.!bid'., P· 121 -con referencia al pasaje siguiente: "En lo tocante a mandar bien, el verda-
pitag6rica y por lo tanto oriental.
7 dero mag1scrado debe ser no sólo sabio y poderoso, sino además humano (~tA.á.vBp001tOv)
A esca tesis se opone la de Delatte en La Politique des pythagoriciens. Este Pues ~erfa extrañ~ que un pastor odiara su rebafio o lo tratara con malevolencia")-: "La com~
autor dice: no, para nada, el cerna del pastor como modelo o personaje polí- parac16n del mag1strado.con un pastor es clásica.en la literatura polftica del siglo IV. Pero aquí
tico es un lugar común. No es en modo alguno patrimonio exclusivo de los no es una vana fórmula ru un lugar común: está justificada por la etimología de la palabra voµeúc;,
pitagóricos. No traduce en absoluto una influencia oriental y es, en defini- presentada en el fragm~nto previo [cf. p. 118; "Es menester, por tanto, que la Ley penetre en
tiva, un tema relativamente carente de importancia, una especie de lugar común las costumbres Ylos hábiros de los ciudadanos: sólo así los hará independientes y atribuirá a cada
cual lo que 1nerece y le corresponde, asf cotno el Sol, al moverse en el cfrculo del Zodíaco d·s-
tribuye_a todos los seres terrestres la parte de nacimienro, alimento y vida que les corresp~n~e,
S Sobrelos diferentes elementos de esta tradición, cf. infta, nota?. produciendo la bella mez.cla de las estaciones como una eunomía. Por esa razón, también, Zeus
6 OrtoFriedrich Gruppe, Ueberdie Fragmenu desArchytas und der alteren Pythagoreer, Berlín, es •llamodo

Nóµw -.,
y NEµñi~
• 1 -.,,
· reparre e J al"1mento a ¡as ove1as
y q u1en · se denomina
· voµeút;.
G. Eichler, 1840, p. 92; cf. Armand Delane, Essai sur ÍtJ politique pythagoricienne {véase nota As1m1smo, se dad nombre de nomos a los caneas de los ejecutantes de cítara, pues también ellos
siguiente), p. 73: uel magiStrado se identifica con un pastor: esta concepción es [según Grup.pe] ponen orden en el alma, porque se cantan según una armonía de los ritnios y Jos metros"J. El
específicamente judía", y p. 121, n. 1: "No sé por qué Gruppe (Fragm. des Arch., p. 92) quiere a~tor encue.nrra en esa palabra la misma raíz y la misma noción que en 8tavɵEv, que a su jui-
ver en esa simple comparación [del magistr~do con un pastor] una identificación, y en ésra, el cio caractenza la acción de la Ley".
9
indicio de una influencia hebrea". Isócraces, Aréopagitiqru, en Discours, r. 111, trad. de G. Mathieu, París, Les Belles Lettres,
7 Armand Delatte, Essai sttr la politiqtie pythagoricienne, Lieja, Vai\lant~Carmanne, 1922, 1942, col. Collecrion des universités de Fr:ince § 36 .P 72- § 55 p 77 § 5· g 78 [ d
. ,. . ~ ·' ' · • · , · ,y , p. tra .
col. Bibliorheque de la Faculcé de philosophie et lcnres de l'Université de Liege; reed., Ginebra, esp .. Areopagitico, en Drscursos, 2 vols., Madrid, Gredas 1979-1980] Cf M. h ¡ F ¡
"·o . L ,, • · . 1c e oucau t,
mnes et srnguuuim'. .. , op. cit., p. 141, nora •.
Slatkine, 1979.
166 SEGURJDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 167

Estamos muy cerca de la metáfora del pastor. Ahora bien, ésta no aparece. En En segundo lugar, cambié~ hay i:cxtos en los cuales el magistrado del tiempo
la práctica, rafnpoco la encontrarnos en Demóstenes. Por lo tanto, en lo que actual, los tiempos duros, posteriores a la gran felicídad de la humanidad pre-
damos en uamárvocabulario político clásico de Grecia la metáfora del pastor sidida por los dioses, es considerado asimisn10 como un pastor. Pero es pre-
está casi ·ausente. 10 ciso advertir que ese magistrado. pastor nunca es el fundador de la ciudad ni
Ausente con una excepción, desde luego, pero una gran excepción, una quien le ha dado sus leyes esenciales, sino el magistrado principal. El magis-
excepci6n capital, l_a de Platón. En éste tenemos roda una s;erie ~e textos en trado pastor -en las leyes esto es muy característico y muy claro- es de hecho
los cuales el buen magistrado, el n1agistrado ideal, es visto como un ra:ror. El un magistrado subordinado. ~salgo a~í como un intermediado entre el perro
buen pastor no es sólo el buen magistrado, sino el verdadero, el magistrado guardián propian1ente dicho -:-para decirlo con contundencia, el policía-y el
ideal. Así se manifiesta en el Critias, 11 en la República;" en las Leyes" Y en el personaje que es el verdadero señor o legislador de la ciudad. En el libro X de
Pofitico.1 4 y ~reo que este último texto merece una consideración especial. las Leyes el magistrado pastor se opone por un lado ·a los a~imales de rapiña
DejémosIO- p~r un momento a un lado y tomemos los otros textos_ de Platón . a los que debe mantener ~pareados de su rebaño, pero también se diferencia
en !Os que se utiliza' l~ metáfora del pasto,r magistrado. ¿Qué vemos e,n. ellos? de los amos, situados en la cumbre del Estado. 16 Por lo tan.ro, funcionario pas-
Creo que' en los otros· tex·cos platónicos -es _decir, todos salvo el Polzttco- la tor, pero sólo funcionario. es decir, que el pastor no representará tanto la esen-
metáfora del pastor se utiliza de tres maneras. cia misma de la función política, la esencia ~isma de lo que es el poder en la
A°fite todo para designar la modalid~d específica, plena y bienaventurada ciudad, como una mera función lateral, un~ función que el Político calificará
0

del po'der de los dioses sobre la huma.rl.ida~ en los' primeros ~ías de su ~x1stenc1a justamente de adyuvante, 17 así designada. .
y antes de que la desdicha o la dureza de los tiempos hubiera modificado su Por último, la tercera serie de textos, siempre en Platón y con la excep-
condi~ión. Los dioses son originariamente los mayorales de la humanidad, ción dei Político, son los pertenecientes a la República, e.Il particular los del
sus pastores. Los dioses alimentaron [a los hombres],* los guiaron, les sumi- libro l, la discusión con Trasímaco, en la que éste dice, como si se tratara de
nistra~on sus alimentos, sus principios generales de conducta y velaron por su una evidenci·a o un lugar común, o al menos un tema familiar: sí, por supuesto,
15
felicidad y su bienestar. Es lo que encontramos en el Critias y reencontrare- direntos que el buen magistrado es un verdadero pastor. Pero, en fin, consi-
n1os en el Político; ya verán qué quiere decir,. en mi opinión. deremos un poco la tarea del pastor. ¿Crees verdaderamente, dice Trasímaco,
que el pastor es el hombre que tiene en vista esencial y hasta exclusivamente
el bien de su rebaño? El pastor sólo se esfuerza en la medida en que puede
10 Cf. Jenofontc, Ciroped_ia, VIII, 2, 14 y 1, l, 1-3, donde se consigna con claridad qu~ la
beneficiarse, sólo se afana por sus animales con vistas al día en que podrá sacri-
identificació~ dd rey con un pastor es de origen persa (referencias indicadas por August.e Dies,
en Platón, Le Politique, en <E1,llres complltes, París, Les Selles Lcnres, 1935, col. Collecuon des
universités de France, L JX, p. 19 [trad. esp.: Politico en Diálogos, Madrid, Gredos, 1981-1999.
16
L vi). Platón, Lois, X, 906b-c, trad. de Léon Robin, O. C., t. fl, p. 1037 [erad. esp.: Leyes en
11
Platón, Critias, l 09b-c. Diálogos, op. cit., t. IX]: "Es manifiésro, por otra parte, que en la tierra h3.biran hombres que tie-
12 Platón, República.' 1, 343a-345e; 111, 416a-b; IV, 440d. nen alzna de a.nin1al de rapiña y poseen iñjustas adquisiciones, alznas que, cuando por ventura
1
-' Platón, Leyes, v, 735b-e. , . se encuenrran frente a frente con las almas de los perros guardianes o los pastores, o con las almas
14 Pla(Ón, Político, 267c-277d. Foucaulr uriliza la traducción de Léon Robin, I'o/itzqi~ en de los Señores que están en la cin1a de la escala, procuran persuadirlas con palabras lisonjeras y
Platón, (Eu¡¡res comp/)tes, París, Gallimard, -1950, col. Bibliotheque de la Pléiade. en medio de encanta1nientos mezclados con votos, de que les s~a permitido [... ] enriquecerse
• Michel Foucaulr: los alirrientaron. a expensas de sus semejantes, sin experimentar en sí mismas ningún disgusto".
15 Platón, Critias, l 09b·c (C[ la trad. de Léon Robin, Critias, ·en O. C., L ll, p. 259) {trad. 17
Platón, Politique, op. cit., 28ld-e, p. 379 (distinción hecha por d extranjero entre "ver-
esp.: Critiasen Diál.ogos, op. cit., r. VI]. dadera causa" y "causa adyuvante").
168 SEGURIDAD, TERRlTORlO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 169

ficados, dego1lados o, en todo caso, venderlos. Si actúa como actúa, lo hace específico y el arce parcicular que le permiten ejercer efectivamente, como corres-
por egoísmo, mientras aparenta tener devoción por sus animales. En conse- ponde, como debe hacerlo, su acción de polícico. E_se arte, ese conocimiento
cuencia, dice Trasímaco, esta comparación con el pastor no es absolutamente que caracterizan al polícico, es el arce de prescribir, el arre de mandar. Ahora
18
tópica para caracterizar la virtud necesaria al magistrado. A lo cual se le res- bien, ¿quién manda? Un rey, por supucsco. Pero, después de todo, un adivino
ponde: pero lo que tú defines no es el buen pastor, ni el verdadero pastor, ni que transmite las órdenes de un dios) un mensajero, un heraldo que anuncia
el pastor a secas; es su caricatura. Un pastor egoísta es algo contradictorio. El el resultado de l.as deliberaciones de una asamblea y el jefe de los remeros en
verdadero pastor es justamente el que se dedica por entero .a su rebaño Y no un barco también mandan, dan órdenes. Es preciso entonces, entre rodas esas
piensa en sf mismo. 19 Es indudable que aquí cenemos ... en fin, es probable p~rsonas que dan órdenes) reconocer al verdadero político y ver cuál es el arre
en todo caso que aquí haya una referencia explícita, si no a ese lugar comÚ!l propiamente político que corresponde a la función del magistrado. De allí el
que no parece can común en el pensaniienco griego, s_í al menos a un tema · ª.nálisis del significado dC la prescripción, hech~ en un primer mom'ento de la
familiar, conocido por Sócrates, Platón y los círculos [platónicos], que era el siguiente manera. Hay dos _formas. de prescribir, dice Platón. Se pu~deti pres-
tema pitagórico. El cerna que, a mi juicio, aflora claramente en el texto del cribir las órdenes que uno mismo da y se pueden prescribir las impartidas por
libro ¡ de la República es el tema pitagórico del magistrado pastor, la política otro: eso es lo que hace el'mensajero o el heraldo, lo que hacen el jefe de
como pastorado. ren1eros y el adivino. En cambio) e; evidente que el político transmite las
Con él va a debatir justamence el gran texto del Político, pues su función órdenes que él mismo ha dado. 20 ¿A quién pueden darse esas órdenes formu-:
es, me parece, plantear de manera directa y frontal, p_or decirlo de algún modo, ladas por uno mismo y transmitidas en el propio nombre? Las órdenes pue-
el problema de sí, en efecto, se puede caracterizar y analizar no. a tal o cual den concernir a cosas inanimadas ..Es lo que hará, por ejemplo, el arquitecto
n1agíscrado de la ciudad, sino al magistrado por excelencia o, mejor, la natu- que impone su voluntad y sus deci.SiOnes a esas cosas inanimadas que son la
raleza misma del poder político tal como se ejerce en la ciudad, a partir del madera y la piedra. También es posible imponerlas a cosas animadas, esen-
modelo de la acción y el poder del pastor sobre su rebafio. ¿La política puede cialmente a seres vivos. El político, en contraste con el arquitecto, debe situarse
corresponder efectivamente a esa forma de la relación pastor-rebaño? Ésa es la sin lugar a dudas 4e ese lado. Y los ~eres vivos son entonces el objeto de su pres-
21
cuestión fundamental o, en codo caso, una de las· din1ensiones fundamentales cripción. Hay _dos maneras de dar prescripciones a los seres vivos. O bien se
del Político. Y el cexto entero respon~de "no", un no que me parece bastante prescribe a individuos singulares, ~ caballo o una yunt'.1 de bueyes que uno
circunstanciado para qµe pueda verse en él una recusación en debida forma manda, o bien a animales.que viven en grupo, formados en manada, coda una
de lo que Delatte llamaba, creo que de manera errónea, un lugar con1ún, pero colectividad de animales. Es obvio que el político se ubica de este lado. En con-
que es menester reconocer como un cerna familiar a la filosofía pitagórica: ~l secuencia, mandará a seres vivos reunidos en grupos. 22 Por úlrin10, se pueden
jefe en la ciudad debe ser el pastor del rebaño. dar órdenes a esos seres vivos que son los animales, cualesquiefa sean, o bien
Recusación de ese rema, entonces. Supongo que saben a grandes rasgos -voy a esa especie particular de seres vivos que son los hombres. El político está sin
a limitarme a retomar en forma esquemática el desarrollo del Político- cómo duda de este lado. Ahora bien, ¿qué es dar órdenes a un grupo de seres vivos,
se plantea esta recusaci6n de la metáfora del pastor. ¿Qué es un hombre polí- anin1a1es u hombres? Es evidentemente ser su pastor. Llegamos entonces a
tico, qué es el político? Sólo puede definírselo, desde luego, por el conocimiento

20
18 Platón, Rtpub/iq1u, 1, 343b-344c, trad. de Léon Robin, O. C., L I, pp. 879~881 [erad. Platón, f'o/itiq11e, 260e, op. cit., pp. 344 y 345.
21
esp.: República, en Didlogos, op. cit., c. IV]. Ibd, 26la-d, pp. 345 y 346.
22
19 [bid., 345c-e, pp. 882 y 883. !bid., 26ld, p. 346.
170 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE I 978 171

esta definición: el político es el pastór de los hotnbres, el pastor de ese tropel mental,. a saber: ¿qué es el <1;rte de prescribir? Con10 ,invariante, el cen1a del
23
de seres vivos que consriruye la población de una ciudad. En su notoria tor- pastor es completame~ce estéril y nunca nos remice a otra cosa que las varia-
peza, resulta bastante claro que este resultado documenta, Si no un lugar. común, cio~es posibles en. las categorías animalcs ..26
al menos una opinión familiar, y que el problema del diálogo será precisamente De ello se deduce la. necesidad de rehacer el procede'r, y éste es el segundo
saber córno se puede poner de relieve ese ten1a familiar. momento en la crítica' del te1na, un segundo momenco consistente en decir:
Y el movimiento por el cual se pone de relieve. ese_ tema farni,liar, el polí- ahora es preciso. co.nsiderar en qué consiste ser pastor. Modificar, en conse-
tico corno pastor del rebaño, se desarrolla en cuatro etapas. En .Primer lugar cuencia, lo que ha_;ta aquí se había admitido -~orno invariante del análisis. ¿Qué
1 • ' ' •
vamos a retoinar ese método de división, tan burdo y simplista en sus momen- es ser pasto~, en qué consiste? Pregunta que puede responderse del siguiente
tos inic'fales. En efecto, dé inmediato surge una objeción. ¿Qué signifi~a opo- modo: ser pastor quiere decir en prirn~r lugar ser el únic6 encargado del rebaño.
ner de ese modo todos los an~~ales, cualesquier~ sean, a los hombres? Mala Nunca hay var}os p'astor~s por rebafio. Un9 solo. Por otra parre, a propósito
24
división, dice Platón con referencia al problema de método[ ... ]. * No se puede de las form~s de ac~iyidad, .Se advierte ~qllé el Pastor es alguien que debe hacer
poner a rodos los anjmaJes de un lado y todos los hombres de otro. Es preciso una mulrit~'d de cosas. Debe asegurar 1~ alimenración del rebaño. Debe aten-
hacer divisiones que sean realmente exhaustivas de una Y. otra parte, buenas der a las ovejas más jóve~~~- Debe curar a las que e~tán ~nferinas o lascimadas.
divisiones por mitades equivalentes. A propósito del tema de que el magistr~do Debe llevarlas por los caminos dándoles órdenes o eventualn1enre ejecutando
es alguien que vela [por] un rebaño, habrá que distinguir entonces los dife- música._ Debe disponer l~s., uniones para que las ovejas más vigorosas y fecun.:
rentes tipos de animales, distinguir los animales salvajes y los.animales man- das den los mejores corder~~- Por lo tanto, un solo pastor y toda una serie de
sos y dom~sticos. 25 Los hombres pertenecen a esta segunda categorí~. Entre·~os funci.ones d.iferentes. 27 .Ahora, recomemos este aspecto y apliqliémoslo al género
animales domésticos o mansos, los que viven en el agua y los que viven en tie- humano o la ciudad. ¿Qué vamos a [decir]'* El pastor humano debe estar solo,
rra. El hombre debe situarse del lado de estos últimos. Los animales terrestres de acuerdo, no debe háber más de un magistrado o, en todo caso, de- un rey.
deben dividirse en voláriles y pedestres, Jos que. tienen c_uerno_s, los que no los Pero ¿quién puede tener a su cargo en la ciudad,"quién puede estar encargado
tienen, los que tienen pata hendida, los que no la t_ienef?-, los susceptibles de de hecho de codas esas rar~as de alimentación, cuidados, terapéutica, regula-
cruzamiento, los no susceptibles de cruzamiento. Y la división se pierde así en ción de las uniones~ Y en este punto se cuestiona de inmediato el principio de
sus subdivisiones, y muestra a la sazón que cuando se procede de ese modo y
la unidad, la unicidad del pastor, vemos nacer lo que Platón llama rivales del
-es decir, a partir de este tema familiar: el magistrado es un pastor, pero ¿el pas- rey, sus rivales en materia de pastorado. En efecto, si el rey se define como un
tor de qué?-, no se llega a nada. En otras palabras, cuando, en esta definición, pastor, ¿por qué no decir que el agricultor que alirnenra a los ho1nbres e incluso
se roma co1no invariante "magistrado = pastor" y se varía el objeto al cual _se el panadero que hace el pan y también proporciona alimento a los hombres
refiere la relación, el poder del pastor, se pueden hacer todas las clasificaciofl:es son tan pastores de la humanidad como el pastor del rebaño cuando conduce
que uno quiera de los animales posibles: acuáricos, no acuáticos, p~destre~, a los fieles o las ovejas a las praderas, o cuando los hace beber' El agricultor y
no pedestres, con patas hendidas, sin patas hendidas, ere., hacer una npolog1a el panadero son riv;Jes del rey, pastores de la hu1nanidad. Pero el rnédico que
de los animales y, pese a ·ello, no dar un paso adelante en-la ·cuestión funda- ariende a quienes están enfermos también es un pastor, cumple las funciones

23 Platón, Politique, op. cit., 26le-262a; p. 346.


* Algunas palabras inaudibles. 26
!bid., 264b-267c, pp. 350-356.
24 Cf. Pla(Ón, Politique, Op. cit., 262a-263e, pp. 347-349. "!bid., 2G8a, pp. 356 y 357.
25 Jb;d., 264a, p. 350. * Palabra inaudible.
172 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 173

de un pastor, y el maestro de gimnasia y el pedagogo que vela por la buena tarea a la vez infinita, exhaustiva y sencilla. Sencilla en cuanto la naturaleza
educación de los niños. por su salud, por el vigor de su ~uerpo, por su aptitud, entera ofrece al hornbre todo lo que éste necesita: los árboles le proporcionan
son igualmente pasrores del rebaño humano. Todos pueden reivindicar la con~ el ~limen to, el clima es tan benigno que no hace falta construir casas, se puede
dición de pastores y constituyen, por ende, ~eros tantOs rivales del político. 28 dormir al sereno y ni bien muerto el hombre vuelve a la vida. Y la divinidad
Teníamos entonces un invarian.tc, aceptad9 desde el inicio: el magistrado preside ese rebaño bienaventurado, abt.indante en alimentos y perpetuamente
es el pastor. A1 modificarse la serie de seres sobre los cuales recae el poder del renaciente, libre de amenazas y dificulcades. La divinidad es su pastor y1 "por-
pastor, se obtiene una tipología de animales, con una división incesante. Volvamos que la divinidad er~ su pastor" 1 reitera Plat6n 1 "no necesitaban constitución
32
en consecuencia al análisis del pastor para ver en qué consiste, y en ese momento · política". La política comenzará entonces en el n101nento preciso en que ter-
constataremos la proliferación de toda una serie de funciones que no son de mine ese prirner tiempo venturoso, cuando el mundo gira en el buen sentido.
carácter político. Por una parte, . entonces, tenemos la serie de todas las divisio- Comenzará cuando el mundo empiece a girar al revés. Cuando el mundo gira
nes poSibles en las especies animales, y Por otra, la tipología de. todas las activi- al revés, en efecto, la divinidad se retira y comienzan los tiempos difíciles. Los
dades posibles que, en la ciudad, pueden compararse con la tarea del pastor. El dioses, desde luego, no abandonan por completo a los hombres, pero sólo los
político ha desaparecido. De allí la n'ecesidad 'de retomar el problema. ayudan de una manera indirecta, dándoles el fuego, las [artes], * 33 etc. Ya no
Tercer momento del análisis: ¿cómo recuperar la esencia misma de lo polí- son en verdad los pastores omnipresentes, inmediatamente presentes que eran
tico? Y aquí interviene el mito. Conocerán el mito del Político. Es la idea de en la primera fase de la hu1nanidad. Los dioses se han retirado .y los hombres
que el mundo gira sobre sí mismo, en principio en un sentido que. es el ade- están obligados a dirigirse unos a otros, es decir que necesitan la política y a
cuado o, en todo caso, el sentido de la felicidad, el sentido natural; cuando los pol~ticos. Pero, y aquí el texto de Plarón es muy claro, esos hombres que
éste llega a su término, lo sigue un movimiento en sentido inverso, el movi- ahora tienen a su cargo a otros hombres no están por encima del rebaño, así
miento de los tiempos difíciles. 29 Mientras el n1undo gira sobre su eje en el sen- como los dioses podían estar por encima de la humanidad. Ellos mismos son
tido primero, la humanidad vive en la dicha y la fe!ieidad. Es la era de Crono. hombres y, por lo tanto, no se los puede considerar como pastores.3.¡
Una era, dice Platón, "un tiempo que no corresponde a la actual constitución Entone.es, cuarto tiempo del anáHsi!i: como \a política, el político, los
del mundo, sino a su constitución anterior'1 • 30 En ese momento, ¿cómo pasan hombres de la política sólo intervienen cuando desaparece la antigua consti-
las cosas? Hay toda una serie de especies anin1a1es y cada una de ellas se.pre- tueión de la humanidad, es decir, cuando la era de la divinidad pasrnral ha
senta como un rebaño. A la cabeza de éste hay un pastor. Ese pastor es el
genio pastor que preside cada una de dichas especies. Y enrre ellas hay una espe- 32
Ibid.: "ahora bien, como ella [la Divinidad] era su pastor, no había necesidad de consti-
ciali el rebaño humano, que también tiene su genio pastor. ¿Quién es? "La divi- rución polítlca".
nidad en persona", dice Platón. 31 La divinidad en p~rsona es el pastor del rebaño " Palabra inaudible.
33
humano en ese pefíodo de la humanidad que no corresponde a la constitu- Platón, Politique, op. cit., 274c-d, p. 367: "Tal es entonces el origen de esos beneficios
ción actual del mundo. ¿Qué hace ese pastor? A decir verdad, la suya es una que, según antiguas leyendas, los Dioses supieron dispensarnos, uniendo a ellos las enseñanzas
Yel aprendizaje exigidos por sus obsequios~ el fuego, don de Pron1eteo; la5 arces, dones de Hefesto
Y de la Dios:i que es su colaboradora; y por úlrimo las semillas con las plantas, regalos de otras
28
Platón, Politique, op. cfr., 267e-268a, p. 356. Divinidades".
29 34
!bid., 268e-270d, pp. 358-361. ibid., 275b-c, p. 369: "en comparación con un rey, creo que aún es demasiado grande la
30 figura del pastor divino, siendo asf que los políticos de aquí abaj<? y del presente son, por su natu-
!bid., 27 lc-d, p. 362: "es un tiempo que no corresponde a la actual constitución del rumbo
del mundo: también él p<!rteneda a la constitución anterior". ral, mucho más semejantes a aquellos que los tienen por jefes, aJ nlisino tiempo que la cultura
31
!bid., 27le, p. 363: "La Divinidad en persona era su pastor y presidia su vida". Yla educación en las cuales-participan se parecen mucho mis a las de sus subordinados".
l 74 SEGURIDAD. TERRITORIO, POB!.ACTÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 175

terminado, ¿cómo se definirá el papel del político, en qué consistirá ese arte dor, un arte consistente en reunir las existencias "en una con1unidad [cito;
de dar órdenes a los otros? Aquí, en reemplazo del modelo del pascar, se va a Michel Foucault] basada en la concordia y la amistad". 37 Así, el tejedor polí-
proponer un modelo celebérrimo en la literatura política, el del tejido. 35 El tico, el político tejedor, forma con su arte específico, 1nuy diferente de los demás,
político es un tejedor. ¿Por qué es bueno el modelo del tejido> (Paso rápida- el más magnífico de los tejidos, y "toda la población del Estado, esclavos y hom-
mente por el cerna, son cosas conocidas.) Ante todo, a1 utilizar el modelo del bres libres", sigue diciendo Platón, "se envuelve en los pliegues de ese tejido
tejido será factible hacer un análisis coherente de las diferentes modalidades magnífico". 38 De ese modo se obtiene roda la felicidad que puede estar al alcance
de la acción política dentro de la ciudad. Contra el ten1a en cierro modo inva- de un Estado.
riable y global del pastor, que no puede sino llevar al estado anterior de la huma- Creo que en este texto tenemos la recusación en debida forma del ten1a
nidad o bien a la multitud de gente capaz de reivindicar su papel de pastores del pastorado. Para Platón, la cuestión no pasa en absoluto por decir que ese
del género humano, el modelo del tejedor nos permitirá elaborar un esquema terna debe ser eliminado o abolido por completo. Se trata en cambio demos-
analítico de las operaciones mismas que se desarrollan en la ciudad en lo con- trar justamente que, si hay· pascorado, éste sólo puede darse, a su juicio, en acti~
cerniente al mando de los hoinbres. Se podrá poner a un lado, en principio, vidades menores, sin duda n·ecesarias para la ciudad, pero subordinadas al orden
todo lo que consriruye las arres adyuvantes de la política, vale decir las otras de lo político; dichas actividades son, por ejemplo, la del médico, el agricul-
fOrmas según las cuaJes es posible prescrjbir cosas a los hombres y que no corres- tor, el gimnasta, el pedagogo. Todos ellos pueden, en efecto, compararse a un
ponden propiamente a la política. En efecto, el arte de la po1írica es como el pastor, pero el político, con sus rareas particulares y específicas, fio es un pas-
arre del tejedor, no algo que se ocupa de todo en general, como el pasror se tor. En el Político hay un texto muy claro al respecto, el párrafo 295a, que
ocupa supuestamente de roda el rebaño. La política, como el arte del tejedor, dice: ¿cabe imaginar, por ejemplo, que el político se rebaje, renga tiempo sim-
sólo puede desarrolJarse a parcir y con la ayuda de una serie de acciones adyu- plemente como el pastor, o como el médico, el pedagogo o el gimnasta, para
vantes o preparatorias. Es preciso tundir la lana y trenzar el hilo y que la carda ir a sentarse con cada uno de los ciudadanos a fin de aconsejarlo, alimentarlo
haya actuado para que el tejedor pueda trabajar. De la n1isma manera, toda una y atenderlo? 39 Las actividades pastorales existen y son necesarias. Dejémoslas
serie de artes auxiliares deben ayudar al político. Hacer la guerra, emitir bue- donde están, donde tienen su valor y eficacia, en manos del médico, el gim-
nas sentencias en los tribunales, persuadir también a las asambleas mediante nasra, el pedagogo. Y cuidémonos sobre codo de decir que el político es un pas-
el arte de la retórica: todo eso, aunque no propiarnente política, es la condi- tor. El arce regio de prescribir no puede definirse sobre la base del pastorado.
ción de su ejercicio. 36 ¿Cuál será enronces la actividad política propiamente En sus exigencias, éste es demasiado humilde para convenir a un rey. También
dicha, la esencia o, mejor, la acción del político? La de unir, como el tejedor es dernasiado poco, a causa de la humildad mis1na de su tarea, y los pitagóri-
une la cadena y la rrama. EI político une los elen1entos, los buenos ele1nencos
formados por la educación, y unirá las virtudes, las diferentes formas de vir-
tudes que son distintas entre sí y a veces incluso opuescas, con10 ocurre por 37
Jb;d., 311 b, p. 428.
38
ejemplo con los hombres fogosos y los hombres moderados, y los tejerá gra- !bid., 31 lc, pp. 428 y 429: "una ve:z. cerrninado por éste [el arce real), con vistas a la vida
cias a la lanzadera de una opinión común que los hornbres con1partcn. El arte común, el inás magnífico de los tejidos, y d más excelente; una vez toda la población del Estado,
real, por lo tanto, no es en modo alguno el arre del pastor, es el arte del teje- esclavos y hombres libres, envuelca en sus pliegues, ese término [el térn1ino de un tejido resul-
tante de un recto encrecruzarnienroJ consiste entonces para la actividad política, digo, en man-
tener unidas, por medio del trenzado, las dos maneras de ser en cuestión".
39
!bid., 295a-b, p. 40 l: "En efecro, Sócr:Hes, ¿cómo podría existir alguien capaz, en cual-
35 Platón, Politique, op. cit., 279a-283b, pp. 375-381. quier momento de la vida, de acudir a sentarse junto a cada uno para prescribirle con exactitud
36 lo que le conviene?".
Jb;d., 303d-305e, pp. 415-419.
176 SEGURJDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 177

cos, por consiguiente, se equivocan a1 querer destacar la forma pastoraL que no es exacta, engloba en verdad toda una serie de realidades diferentes. En
puede Íl~ncionar efectivamente en pequeñas comunidades religiosas y peda- rigor, habría que decir, si no con mayor precisión, sí al menos con un poco más
gógicas, y hacerla jugar en la escala de toda la ciudad. El rey no es un pastor. de cxac.cic:ud, que el pastorado cornienza con un proceso que es absoluta-
Creo que tenemos aquí, con todos los signos negativos que nos ha dado mente único en la historia y del que no se encuentra ningún ejemplo en nin-
la ausencia del tema del pastor en el vocabulario polftico clásico de Grecia y la guna otra civilización: un proceso por el cual una religión, una comunidad
crítica explícita planteada por Platón, el signo bastante n1anifiesto de que el religiosa, se constituyó como Iglesia, es decir, como una institución con
pensamiento griego, \a reflexión grieg11 sobre la política, excluye la v<llorac.\ón pretensiones. de gobierno <le los hombres en su vid?. cotiüiana, so pretexto
de dicho tema. Sí la encontramos, en cambio, cnrre .los orientales y los hebreos. de conducirlos a la vida eterna en el .otro mundo, y esto a escala no sólo de
Sin duda hubo en el mundo antiguo -pero esto debería buscarse mucho más un grupo definido, no sólo de una ciudad o un Estado, sino de la humani-
lejos y con mucho más precisión- formas de apoyo que pennitieron_ que 1 a par- dad en su conjunto. Una religión que pretende de ese modo alcanzar el
tir de determinado momento, justamente con el "cristianismo" {pongo "cris- gobierno cotid·iano de los hombres en su vida real con el pretexto de su sal-
tianismo" entre comillas), se difundiera la forma del pastorado. Pero creo que vación y a escala de la humanidad: eso es la Iglesia, y no existe ningún ocro
esos puntos de apoyo a la difusión ulterior del pastorado no deben buscarse ejemplo en la historia de las sociedades. Creo que con esca institucionaliza-
en el marco del pensamiento político ni en las grandes formas de organiza- ción de una religión como Iglesia se forma -y debo decirlo de manera bas-
ción de la ciudad. A decir verdad, habría que mirar por el lado de las peque- tante sucinta, al menos en sus grandes líneas- un dispositivo de poder sin
ñas comunidades, los grupos li1nitados con las formas de socialidad especifi- paralelo en ningún otro lugar, y que no dejó de desarrollarse y afinarse durante
cas de su carácter, como las comunidades filosóficas o religiosas, por ejemplo: quince siglos, digamos desde el siglo 11 o IIl hasta el siglo XVIII. Ese poder pas-
los pitagóricos, las comunidades pedagógicas, las escuelas de gimnasia; acaso toral, absolutamente ligado a la organización de una religión como Iglesia, la
también (me ocuparé de ello la vez que viene) en ciertas formas de dirección religión cristiana como Iglesia cristiana, sin duda sufrió considerables trans-
de conciencia. Podríamos ver, si no la introducción explícita del cerna del pas- formaciones a lo largo de esos quince siglos de historia. Es innegable que fue
tor, al menos una serie de configuraciones, de técnicas y también de reflexio- desplazado, dislocado, transformado, integrado a diversas formas, pero en el
nes que permitieron, a continuación, la difusión del cerna del pascorado, de fondo jamás fue verdaderamente abolido. Y cuando señalo el siglo XYIIl como
importación oriental, por codo el mundo helénico. En codo caso·, me parece final de la era pastoral, es verosímil que me equivoque una vez más, pues de
que el análisis positivo del poder a partir de la forma del pastorado y la rela- hecho, en su tipología, su organización, su modo de funcionamiento, el poder
ción pastor-rebaño no se encontrará verdaderamente en el á.nlbito del gran pen- pastoral que se ejerció como poder es a buen seguro algo de lo cual todavía no
samiento político. nos hemos liberado.
Siendo así, creo que podemos decir lo siguiente: la verdadera historia del pas- Esto no significa que haya sido una estructura invariante y fija a lo largo
corado como núcleo de un cipo específico de poder sobre los hombres, su his- de los quince, dieciocho o veinte siglos de historia cristiana. Podcn1os decir
toria en el mundo occidental como modelo, matriz de procedimientos de gobierno incluso que ese poder pastoral, su importancia, su vigor y la profundidad misma
de los hombres, recién cotnienza con el cristianismo. Y sin duda esa palabra, el
término 'ccristianismo" -y aquí me refiero a lo que suele decir Paul Veyne-, 40
pp. 88· 130 [trad. esp.: La sociedad romana, Madrid, Mondadori, 1990J, así como, sin duda, a
una ponencia sobre el amor en Roma leída por el propio Veyne en su presencia, dura1ne el
seminario de 1967 dictado por Georges Duby en el College de France, y de la que él le había
~Foucauh alude a un ardcu\o, "La fami\\e er Yamour sous \e Haur·E.mpire romain", Annales \!Ueho ':l h7tD\7tr ~?ignÜez:c.o "i"I. P-:i.u~ Vcyne es1rts p1ec.isiDnt::S). ~l..:a p1imera edición dd hbro de Vqne
ESC; l, 1978; reed. en Paul Veyne, La Sociltl romaine, París, Seuil, 1991, col. Des cravaux, se publicó en iraliano: La societll romana, Roma, G. Laterza. 1990. (N. dd T.)]
178 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN C!AIEDEL 15 DE FEBRERO DE 1978 179

de su implantación se miden por la intensidad y la multiplicidad de las agita- hombres, gobernarlos en stJ vida cotidiana, en la minucia y la materialidad que
clones, revueltas, descontentos, luch.as, batallas y guerras sangrient;.lS que se constituyen su existencia, y quién tenía ese pod.er, a quién \o debía, cómo \o ejer-
produje;on en romo de él, por él y contra él. 41 La inmensa querella de la gno- cía, con qué margen de autonomía para cada uno, qué calificaciones debía tener
sis, que desgarró durante varios siglos el cristianismo, 42 es en gran parte una para imponerlo, qué límites había a su jurisdicción, qué recursos podía haber
disputa sobre el modo de ejercicio del poder pasroral..¿Quién ser~ pastor? contra él. qué control aplicaban unos sobre otros. 10do esto, esta gran batalla
·Cómo, de qué forma, con qué derechos, para hacer qué' El gran deb;te-cam- de la pastoralidad, recorrió Occidente desde el siglo XIII hasta el siglo XVlll, sin
bién ligado a la gnosis- entre el ascetismo de los anacoretas y la regulación de que el pastorado, en definitiva, haya sido efectivamente Uquidado en ningún
la vida monástica en la forma del ccnobio 43 aún es en los primeros siglos de momento. Pues si bien es cierto que la Reforma, sin duda, es mucho más una
nuestra era. un asunto[ ... ]* de pastorado. PerO, después de todo, las luchas que gran batalla pastoral que una gran batalla doctrinal, y si es cierto que en ella
atravesaroJl no sólo la Iglesia sino el mundo cristiano, es decir, la totalidad del estaba en juego la manera de ejercer el poder pastoral, el desenlace, es decir, un
mundo occidental desde el siglo Xlll hasta los siglos XVJI y XVJII, rodas esas luchas mundo protestante o un mundo de iglesias protestantes_y la Contrarreforma,
o, en fin, una gran parte de ellas, fueron combares ~n torno y a propósito del esos dos mundos, no fueron mundos sin pastorado. Al con erario, el resultado
poder pastoral. De Wyclif44 a Wesley, 45 del siglo Xlll al siglo XVJII, codas las de esa ;erie de agitaciones y revueltas iniciadas en el siglo XIII y estabilizadas,
luchas que culminaron en las guerras de religión eran en lo fundame11ral con- a grandes rasgos, en los siglos XVII y XVIII, fue un prodigioso fortalecimiento
tiendas para dilucidar quién tendría el derecho concreto de goberJlªr a los del poder pastoral. Un fortalecimiento que mostró dos tipos diferentes, el
tipo protestante o de las distintas sectas proresrances, con un pastorado meti-
culoso, pero canto más cuanto que era más flexible desde un punto de vista
41 Sobre las rebeliones de conducta que desde la Edad Media rradujeron una re§Ístencia al jerárquico, y una Contrarreforma con un pasrorado controlado con las rien-
pastorado, véase infra, clase dd l 0 de marzo, pp. 238 y ss. das bien corras, una pirámide jerarquizada, en el seno de una Iglesia Católica
42
Cf. ibid.
'IUUJ ~U'\..'i...d..'nft..'1{\'.t.. ">..""e~n:r.lírr.dfh. '?·t!i'V ~ ..l~d.. Tií'.ilft"C.í::>, 't:"°;)<f",") 'g1d."l~ "11::V~í"l..~Ci
3
" Cf. ibid.
• Siguen una o dos palabras ininteligibles. . . . .
-estuve a punto de decir antipascorales, pero no es eso- en torno del pasto-
44 John Wyclif (ca. 1324~ 1384), teólogo y reformador inglés, auror de De dominio di.vino tado, en torno del derecho a ser gobernado y a saber cómo y por quién, tenían
(1376), De vtritate Scripturae sanctae (1378) y De ecclesia ( 1378). Su doctrina está eJ 1 el origen una conexión concreta con una profu_nda reorganización del poder pastoral.
del movimienro de los "lolardos", que atacaban las c0Hu1nbres eclesiásticas y recl;lIDªban el Diré que, después de todo, el poder político de cipo feudal conoció sin duda
retorno a la pobreza. Partidario de la separación de la Iglesia y el Estado, Wyclif afirm;Jba la auro-
revoluciones o tropezó, en todo caso, con una serie de procesos que lo liqui-
noniía de la Escricura con prescindencia del n·1agisterio de la Iglesia y rechazaba los sacramen-
daron sin más y lo expulsaron de la hiscoria de Occidente, con la excepción
ros: para él, los sacerdotes, todos iguales, sólo eran los dispensadores de la Palabra. (f. Herberc
B. Workman, John Wyclif, a Shldy ofthe English Medieval Church, 2 vals., Oxford, Clarendon de algunos vestigios. Hubo revoluciones antifeudales; jamás hubo una revolu-
Press, 1926; L. Cristiani, anículo "Wyclif". en: A. Vacanr y E. Mangenot (dirs.), Dictionnaire ción ancipascoral. El pastora.do no experimentó aún un proceso de revolución
cú thiologie ctttholique, París, Lerouzey er Ané, 1950, t. xv/11, col. 3585-3614, y ¡<:ennerh _B. profunda que pueda ponerlo definitivamente al margen de la historia.
McFarlane, john Wycliffi and the Beginnings of Englúh Nonconformiry, Londres, Tfle English No se trata aquí, desde luego, de hacer la historia de ese pasrorado. Querría
University Press, 1952; reed., Harmondswonh, Penguin, 1972. .
45 John Wesley (1703-1791), fundador de los merodistas, una de las principales corrientes
simplemente señalar que me parece-lo digo con muchas reservas, porque habría
que consultar a gente competente, a historiadores y no a mí- que esa historia
del movirnierHo Reviva! of Religion (el Despenar), que propiciaba en el siglo XVUJ i<l restaura-
ción de la fe original en el seno del protestantismo. Cf. Gordon S. Wakefield, arrículo "Wesley" · nunca se hizo reaJmente. Se hizo la historia de las in,stituciones eclesiásticas.
en: Marce! Viller (dir.), Dictionnaire de spiritua!ité: ascétique et mystiqtu, tÚJctrine et hútDÍrt, r. XVI, Se hizo la historia de las doctrinas, de las creencias, de las representaciones
París, Beauchesne, 1994, col. 1374~1392. religiosas. Se hizo cambién, o se intentó hacer, la historia de las prácticas reli-
180 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 181

giosas reales, a saber: cómo y cuándo la gente se confesaba, comulgaba, etc. de unos por otros, del gobic;rnc:> cocjdiano, del gobierno pastoral, se concibió
Pero la historia de las técnicas utilizadas, la historia de las reflexiones sobre durante quince siglos como la ciencia por excelencia, el arte de codas las artes,
esas cécnicas pastorales, la historia de su desarrollo y su aplicación, la historia el saber de todos los saberes.
de su refinamiento gradual, la historia de los diferentes tipos de análisis y Me parece que, si quisiéramos señalar algunas de las características de ese
saber ligados al ejercicio del pasrorado: todo esto, rrie parece que nunca se saber de todos los saberes, GSe arce de gobernar a los hombres, podríamos
hizo efectivamente. Y pese a ello, desde los comienzos del cristianismo, el pas- indicar de inmediato lo siguiente:* recuerden lo que decíamos la vez pasada
torado no se percibi6 comó una mera institución necesaria ni se concibió como sobre los hebreos. Dios sabe que entre ellos, mucho más que en los egipcios e
un simple conjunto de prescripciones impuestas a algunos y privilegios otor- incluso mucho m·ás que en los asirios, el ·tema del pastor era importante, estaba
gados a otros. ·De hecho, hubo a su respecto una ~gigantesca reflexión que se ligado a la vida religiosa y a la percepción histórica que· el pu~blo .hebreo tenía
presentó de inmediato como reflexión no sólo, insisto: sobre las leyes y las de sí misn10. T~do se desarrollaba en la forma pastoral, porque Dios era pas-
instituciori.es [ ... ],*sino como una reflexióri teórica, una reflexión con valor tor y el deambular del pueblo judfo era el deambular del rebano en busca de
de filosofía. No hay que olvidar que Gregorio Nacianceno fue el primero en su pradera. En cier.io sentido; codo era pastoral. Dos cosas, no obstante. Prin1ero,
definir el arte de gobernar a los hombres a través del pastó~ado co.mo techne la relación pas_tor-rebafio sólo era, en dcfinitiVa, uno de ~os aspectos de las
46
technon, episteme epistemon, el "arte de las artes", la '\.iencia de las ciencias". relaciones múltiples, complejas y permanentes entre Dios y los hombres.
Fórmula que a continuación tendrá repercusiones hasta ·el siglo Xvin en la forma Dios era pastor, pero también era otra cosa. Por ejemplo, era legislador, e incluso
tradicional que ustedes éonbcen, ars artium, regimen animarum: 47 el ars artium se aparcaba de su rebaño en un gesto de ira y lo dejaba librado a sí mismo. Tanto
es el "régimen de las almas", el "gobierno de las almas". Ahora bien, es preciso en la historia como en la organización del pueblo hebreo, la relación pastor-
entender esta frase no sólo como ui:i principio fundamental, sino también en rebafio no era la única di1nensión, la única forma de percibir las relaciones entre
su filo polémico; ¿qué era, en efecto, el ars artium, la techne technon, la epis- Dios y su pueblo. Segundo, y más importante, entre los hebreos nO había una
teme epistemon antes de Gregario Nacianceno? Era la filosofía. Es decir que institución pastoral propiamente dicha. En su sociedad, nadie era pastor de los
mucho antes de los siglos XVII y XVIII, el ars artium, lo que tomaba en el Occidente otros. Mucho más: a los reyes hebreos (como lo recordé la vez pasada) no se
cristiano el relevo de la filosofía, no era otra filosofía y ni siquiera la teología: los designaba especffiCamente con10 pastores de; los hombres, con la excep-
era la pastoral. Era el arte por el cual se enseña a la gente a gobernar a los otros ción de David, fundador de la monarquía davídica. En cuanto a los demás, .
o se enseña a los otros a dejarse gobernar por algunos. Ese juego del gobierno sólo se los calificaba de pastores precisan1ente cuando se trataba de denunciar
su negligencia y rnostrar que habían sido malos pastores. Entre los hebreos, el
rey jamás es designado como pastor en su forma positiva; directa e inmediata.
'" Sigue una palabra inaudible.
46 Gregorio Nacianceno, Discourr, l, 3, trad. de J. Laplace, París, Cerf, 1978, col. Sources
Al margen de Dios, no hay pastor.
chrétiennes, pp. 110 y 111 [trad. esp.: los cinco discursos teológicos, Madrid, Ciudad Nueva, En la Iglesia cristiana, por el contrario, veremos que este tema del pastor se
1'995]: "En verdad, me parece que el arte de las artes [techne technon] y la ciencia de las ciencias auronomiza en cierro modo de los otros y no es simplemente una de las dimen-
[episteme epistemon] es conducir a1 ser humano, que es el más diverso y complejo de los seres" siones o aspectos de la relación de Dios con los ho1nbres. Va a ser la relación
(Discours, 2, 16). · fundamental, esencial, y no sólo se situará a· un costado de todas las demás
47 La fórmula aparece en las primeras lineas del Pastoral de Gregario Magno {que conocía

los Discursos de Gregorio Nacianceno a través.de la traducción latina de Rufino, Apologetica):


"ars est artium regimen animarurn" ("el arte de las arres es el gobierno de las aJmas", Rlgle pas-
toral, trad. de C. Mord, introducción y notas de B. Judi~, París, Cerf, 1992, col. Sources chré- '" Michel Foucault añade: pues lo que caracteri7.a la insrirucionalizacióñ del pastorado en la
riennes, pp. 128 y 129 [trad. esp.; La regla pastoral, Madrid, Ciudad Nueva, 1993}). Iglesia cristiana es esto:
182 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL I 5 DE FEBRERO DE 1978 183

sino que las envolverá; en segundo lugar, consrituirá un tipo de relaciones San Cipriano, ''custodire gregem': "cuidar el rebano" ,51 y la carra 17; Jovere oves':
que, desde luego, van a institucionalizarse en un pastorado ~on leyes,' reglas, "abrigar a las ovejas". 52 En el texto que dura~te toda la Edad Media será el texto
técnicas y procedimientos propios. Por lo tanto, el pastorado llegará a ser autó- fundamental de la pastoral -la Biblia, por decirlo de algún modo, del pasto-
notno, englobador y específico. De arriba abajo, las relaciones de autoridad rado cristiano-, el libro de Gregario Magno, Regula pastora/is (La Regle de la
en la Iglesia se fundan en los privilegios y al mismo tiempo e'n las rareas del vie pastora/e),* mu.c~as veces rccdi.rado y que a menudo se denomina Liber
pastor con respecto a su rebaño. Jesucristo, por supuesto, es pastor, y es un pas- pastora/is (Le Livre pastora/), 53 Gregario da habitualmente el nombre de "pas-
tor que se sacrifica para devolver a Dios el rebaño que se ha perdido; se sacri- tor'' al obispo. LÚs abades a la cabeza de las comunidades son considerados pas-
fica, además, no sólo por el rebaño en general, sino por cada una de las ovejas . • . 54
. ' rores. Rernítanse a las reglas fundamentales de San Bentro.
en particular. Reencontramos en este punto, como se darán cuenca, el rema Por último, queda o, mejor, se abre el interrogante de si, cuandO el cris-
mosaico del buen pastor que acepta sacrificar codo su rebaño para salvar a la rianismo haya esrablecido por un lado la organización de las parroquias y
única oveja que está en peligro. 48 Pero lo que en la lirerarura mosaica era sólo por otro su rerrirorialidad precisa, durante la Edad Media, 55 .podrá conside-
un tema se convertirá ahora en la piedra angular de roda la organización de la
Iglesia. El primer pastor es, claro, el propio Jesucristo. Ya lo dice la epístola a
los hebreos: "Dios ha traído de enrre los muertos al rnás grande pastor de ove-
.si San Cipriano (ca. 200-258), Correspondance, texto establecido y traducido por el canó-
jas, nuestro Señor Jesucristo". 49 Crisro es el pastor. También los apóstoles lo
nigo Bayard, 2" ed., París, Les Selles Lenres, 1961, col. Collection des universités de France
son:· los pastofes que van a visitar uno eras orro los rebaños que les han sido (trad. e.sp.: Obras de Stin Cipriano: tratados, cartas, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos,
confiados y, al anochecer de su jornada y al final de su vida) cuando llegue el 1964], r. 1, carta 8, p. 19: "incun1bat nobis qui videmur pracpositi ess~ ce vice pastorum custo·
día temible, tendrán que rendir cuenca de codo lo que ocurrió en el rebaño. dire gregem" ("el cuidado del rebaño nos incumbe a nosotros, que estarnos a su cabeza aparen·
Evangelio según San Juan, 21, 15-17: Jesucristo ordena a Pedro apacentar sus cen1ente para conducirlo y cumplir d papel de pastores").
52
corderos y sus ovejas. so Los apóstoles son pastores. Los obispos son pastores, !bid., carca 17, p. 49: "Quod quidem nostras presbyceri et diaconi rnonere debueranr, ur
commendatas sibi oves foverent" ("He aquf lo que los sacerdotes y los diáconos habrlan debido
son los encargados [préposés], los puestos por delanre para, y cito la carta 8 de
recordar a nuestros fieles, a fin de hacer prosperar a las ovejas que tienen a su cargo").
"' Michel Foucault citad drulo en plural, Regulae pastora/is vitae, "Las reglas de la vida pas·
coral".
~ 3 O más simplemente la Pt1Jtoral. La Regula pastora/is de Gregario Magno fue compuesta
48
Cf Lucas, 15, 4: "¿Cuál de_vosotros, si tiene cien ovejas y aca.ba de perder una, no aban- entre septie1nbre de 590 y febrero de 591; Patrologia Latina, 77, cols. 13-128.
dona las noventa y nueve restantes en cl .desierto para ir en busca de la extraviada, hasta en con· 54 San Benito, Regula sancti Benedicti; versión francesa: La Rf:gle de Saint Benoít (siglo VI),
trarla?" (La Bibk dejérnsalem, op. cit., p. 1505) {cf. Ezequiel, 34, 4); el mismo reXro en Mateo, introducción, trad. y notas de A. de Vogüé, París, Cerf, 1972, col. Sources chrétiennes [trad.
18, 12, y Juan, 10, 11: "Yo soy el buen pasror; el buen pastor que da la vida por sus ovejas" (ibid., esp.: la Regla de San Benito, Madrid,'Biblioccca de Autores Cristianos, 1993]. Cf. 2, 7·9, t. 11,
p. 1546). Véase también 10, 15. p. 443: "Y sepa d abad que el pastor será el culpable del derrimcnto ·que el padre de familias
49
San Pablo, "Epístola a los hebreos", 13, 20. encuentre en sus ove)as. Pero si us:i toda. su diligencia de pastor con ei rebaño inquieto y deso·
50
Juan, 15, 17: "Una vez terminado el almuerzo, Jesús dijo a Simón Pedro: 'Sinión, hijo bedience, y eniplea todos sus cuidados para corregir su nlal co1nportamiento, este pastor será
de Juan, ¿me amas más que éstos?' . .t.! respondió: 'Sí, Señor, sabes que ce amo'. Jesús le dijo: absuelto en el juicio del Sefior". (Hemos tomado las traducciones de la regl:i de san Benito de
'Apacienta mis corderos'. Y le preguntó una segunda vez: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?'. 'Sí, la muy buena versión presentada por la Abadía de San Benito de Luján, Argentina, en su sitio
Señor', dfjo_le Simón Pedro, 'sabes que te amo'. Jesús le dijo: 'Apacienta mis ovejas'. Y le preguntó www.sbenico.org. (N. del T.)]
por tercera ve-L: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?'. Pesaroso de que le hubiera dicho por tercera 55
Sobre la definición canónica de las parroquias, su formación a partir dd sigio V Y las
vez: .'¿Me amas?', Pedro le con~esró: 'Señor, tú sabes todo, sabes bien que te anio'. Jesüs le dijo: condiciones jurídicas de su esrablecimiento, cf Raoul Naz, artículo "Paroisse", en: Raoul Naz
'Apacienta mis ovejas'"{&: Biblede Jénualem, op. cit., pp. 1562 y 1563). (dir.), Dictionnaire de droit canonique, París, 1..e(ouzey et Ané, 1957, t. VI, cols. 1234· l 247. Aquí,_
184 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 185

rarse a los curas como pastores. Y como saben, ése fue u~o de los problemas En todo caso -dejemos abierto este problema de los curas-, puede decirse
que dieron lugar, si no exactamente a la lleforma, sí al menos a roda una que toda!~ organización de la Iglesia, desde Jesucristo hasta los abades y los
serie de crisis, impugnaciones y debates que a la larga culminaron en ella. Ni obispos, es una organización que se presenta con carácter pastoral. Y los pode-
bien organizadas las parroquias, ya se planteó la cuestión de si los curas serían res en manos de la Iglesia son dados -y con ello quiero decir a la vez organi-
pastores. Sí, respondió Wyclif 56 Sí, responderían, cada una a su maneia, una zados y justificados- como poder del pastor con respecto al rebaño. ¿Qué es
serie de iglesias protestantes. Sí, contestarían también los jansenista; en los el poder sacramental, el poder del bautismo? Llan1ar a las ovejas al rebaño. ¿El
s'1glos XVU y XVlU. 57 Ante io cua.11 \a \gies'1a respondería con obsúnac'1ón: no, Ü<i:. ~"21. ~cm.0-i.;i.~6.r;¡} Ot..i;: el t..ti..w.ei.;i.i:.10 e"t.•¡-?3,i;:~t'.la!.. & ~ei;:, ~. r~i;:t..'t¿_is ~ lt.. pei.;i.~i:.ei;:i.­
los curas no son pastores. 58 Aun en 1788;* Marius Lupus publicaba un De paro- cia, reintegrar a las ovejas que han abandonado el rebaño. El poder de juris-
chiis que representaba una n~cusación fundamental de la tesis que, de hecho, dicción es también un poder de pasto~. Ese poder de jurisdicción, en efecto,
en un clima preconciliar y posconciliar, sería finalmente admitida en térmi- permite al obispo, por ejemplo, en cuanto pastor, expulsar del rebaño a la oveja
nos generales: los curas son pastores. 59 . que, por su enfermedad o su escán<l:~o, sea capaz de contaminar a todo el grupo.
El poder religioso es, entonces, el poder pastoral.
Por úldmo, un rasgo absoluramente esencial y funda.rnenral: ese poder
la fuenre in1ncdiata de Foucaulr es el arrículo de Bernard Dolhagaray, "Curés", en: A. Vacant y globalrnen(e pastoral se mantuvo a lo largo de todo el cristianismo.diferenciado
E. Mangenot (dirs.), Dictionnaire tk thto!ogie catholique, op. cit., 1908, r. 11, cols. 2429·2453. del poder poi frico. Esto no significa que el poder religioso nunca se haya asig-
56
Cf Bernard Dolhagaray, ardculo "Curés", op. cit., col. 2430, § 1 {acerca de la pregunta:
nado otra carea que la de ocuparse del alma de los individuos. Al contrario, el
"¿Los curas son de institución divina?"): "Unos herejes, los Jla.inados presbiterianos, y luego
Wyclif, Juan Hus, Lutero, Calvino, etc., pretendieron establecer que los simples curas tenían d poder pastoral -y ésta es una de sus características fundamentales, a la que
mismo rango que los obispos. El Concilio de Tren to condenó este error". volveré la próxima clase, 60 asf Como una de sus paradojas- sólo se ocupa del
57
.!bid., cols. 2430 y 2431: "Los sorbonistas de los siglos X.111 y XIV y los jansenistas del siglo alma de los individuos en la nledida en que esa dirección de las almas implica
XVII querfan dejar csi:ablecido [ ... ]que los curas eran en efecto de institución divina, por haber también urla intervención, y una intervención permanente, en la conducta
recibido directamente de Dios autoridad ·sobre los fieles; de tal manera que por haber sido el
cotidiana y el 1nanejo de la vida, pero igualmente en los bienes, las riquezas,
cura instituido esposo de su iglesia como el obispo de su catedral, y siendo pastor, encargado
las cosas. Concierne no sólo a los individuos sino [también} a la colecrividad,
de la dirección de su pueblo, ra.ilto en el fuer9 interno como en el fuero externo, nadie podía
ejercer las funciones sagradas en un:J parroquia sin autorización de él. Se trata de derechos exclu- ·y un texto de San Juan Crisóstomo dice que el obispo debe velar por todo, debe
sivos y divinos del párroco, precendían aquellos aucores". tener mil rrtiradas, pues no puede limitar su tarea a los individuos y tiene que
58
!bid., col. 2432, § .3 (pregunca: "¿Los curas son P.astores en el sencidp estricto de la pala· ocuparse de la ciudad en su totalidad y, en definitiva -esto lo encontramos en
bra?"): "En rigor de verdad, la de11ominación de pastor sólo conviene a los obispos. En los
príncipes de la Iglesia se realizan las prerrogativas contenidas en esa expresión. A !os obispos se
confió, en la persona de los apóstoles, el poder divino de apacentar el rebafio de Cristo, instruir
a los fides y regirlos. Los textos evangélicos dan fe de ello; los comentaristas no vacilan al res· hic enim tituJus solis episcopis debetur" (citado por Bernard Dolhagaray, artículo "Curés", op.
pecco; la ensefi.anza tradicional es unánime. [ ... J El pueblo, al atribuir el rírulo de pastor a sus cit., col. 2432, sobre la base de la edición de Venecia, 1789, L 11, p. 314). Los cánones 515, § 1
curas, sabe muy bien que sólo lo son gracias a los obispos y mientras se mantengan en unión y 519 del nu~o código de derecho canónico promulgado luego del Concilio Vaticano 11 espe-
con ellos, sometidos a su jurisdicción". cifican con cJ;jtidad la función pastoral de los curas ("La parroquia es una detenninada comu-
"Michel Foucaulr: 1798. nidad de fiele5 constituida de modo estable en la Iglesia panicular, cuya cura pastoral, bajo la
59 Marius Lupus, De Parochiis ante annum Chfisti millesium, Bérga1no, apud V. Antaine, autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio"; "El párroco
1788: "Certum ese pastoris rirulu111 parochis non quadrare; unde et ipsurn hodie nunquam es d pastor propio de la parroquia que se le confía"),
60 ¡¿....,\<t. ~h·~ <;,ilf,'l..'W...'Q....!:., fNf.i.<l.v:.l. f;·;y~1.'l..~.. 'M, ~'."U'...'t 1J.•&9.im. ?, ~9".!:. ?S'y'"J..!"..Q, '};l,1/J!~i.'11 <lrJ. ~~i­
impartir Ecdesia romana. Per pastores pa)am intdligunrur soli episcopi. Parochialcs presbyre-
rii nequaquam a Christo Donlino 3-UCtoritatem habent in plebem suan1, sed ab episcopo [ ... ] men animan11n.
186 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE I978 187

De sacerdotr.'o-, [d~l] orbis terrarum, [el] mundo entero. Se trata, en conse- todos esos entrecruzamientos, apoyos y relevos, en su forma, su. tipo de fun-
61

cuencia, de -una forma de poder terrenal, aun(¡ue su fin esté en el más aliá. y cionamiento y su cecnología interria el poder pascoral seguirá siendo abSolu-
sin embargo, a pesar de eso, en la Iglesia occidental -dejemos de lado la Iglesia tamente específico y diferente del poder político, al menos hasta el siglo XVJll.
oriental- fue siempre un poder muy distinto del poder [político].* Sin duda No funciona de la misma manera, y aunque sean las mismas personas quie-
es preciso escuchar ya la resonancia de esta separación en el famoso apóstrofe nes ejerzan el poder pastoral y el poder político -y Dios sabe que fue así en
de Valentiniano a San Ambrosio al destinarlo a gobernar Milán. Lo envió a el Occidente cristiano-, aunque la Iglesia y el Estado, la Iglesia y el poder polí-
gobernar esa ciudad "no como magistrado, sino como pastor". 62 La fórmula, tico, concierten todas las formas de alianza que quepa imaginar, me parece
creo, va a quedar como una suerte de principio, de ley fundainental a través : que esa especificidad se mantuvo como un rasgo absolutainence caracterís-
de toda la historia del cristianis~o.· - . cico del Occidente cristiano. ·
En este punto haré dos observaciones. Ante todo,_enrre el poder pastoral Segunda observ~ción: la razón misma de esa discinción es u~ grari pro-
de la Iglesia y el poder político habrá, desde Juego, una serie de interferen- . hlema histórico y, al menos para mí, un enigma. En todo taso, no tengo la
cias, apoyos, relevos, toda una Serie de conflictos a las· que no voy a referir 1ne · inás mínima pretensión de rCsolvei-lo y ni siquiera de plantear: ahora las dimen-
Y que seguramente conocen bien, de modo que el en[recruza1nien[o en[re . siones complejas del problema y, ya que esran1os, tampoco la próxima clase.
ambos será una realidad histórica concre[a a través de Occidente. Pero creo, Ento~ces, ¿cómo fue posible que esos dos tipos de poder, el poder político y

y éste es un aspec[O fundamen[al, que pese a codas esas interferencias, pese a ·el poder pastoral, conservaran su especificidad y su fisonomía p~opia? Es un
problen1a. Tengo la impresión de que si se examinara el cristianismo oriental
se encontraría un proceso, un desarrollo bascance diferente, una imbricación
¡;¡Juan Crisóstomo (ca. 345~407), lJEp¡ lEmINHI.. De sacerdoti~, compuesto hacia 390; ver- mucho más fuerce, acaso cierca pérdida de especificidad de uno y otro, nü lo
si_ón francesa: Sur le sa.cerdoce, introducción, craducción y notas de A.-M. Malingrey, París, . sé. Sea como fuere, una cosa me parece bastante evidente y es que, a despe-
Cerf, 1980, col. Sources chrétiennes, sexta parte, cap. 4, título, pp. 314 y 315 [trad. esp.: Diálogo cho de todas las interferencias, la especificidad siguió siendo la misma. El
sobr( (/sacerdocio, Madrid, Ciudad Nueva, 2002]: "Al sacerdote se confla la dirección del mundo
rey, el misrno rey cuya definición, cuya especificidad y esencia buscaba Platón,
enrero ['tf¡<; otx:ouµÉVT]<;] y otras misiones temibles"; Patrología Gra(ca, edición establecida
por J.-P. ~igne, París, Migne, 1858, t. XLVII, col. 677: "Sacerdorem rerrarum orbi aliisque
siguió siendo el rey, aun cuando, por otra parte, se introdujeron una serie de
rebus tremendis praeposirum esse". mecanismos de asimilación, n1ecanismos ·de comunicación, por ejemplo: la
* Michel foucault: religioso. coronaé:ión de' los reyes en Francia e Inglaterra, el hecho de que durante un
62
La frase original no contiene la palabra "pastor", que figura, en cambio, en la vida de San tiempo el rey fuera considerado como un obispo y además se lo consagrara
Ambrosio escrita por Paulina (Vita sa~cti Ambrosii mediolan(nsis epúcopi, a Paulina ejus notario como cal. A pesar de todo eso, el rey siguió siendo rey y el pastor siguió
ad b(atum Augustinum conscripta), 8, Patrologia Latina 14, col. 290: "Qui inventus [Ambrosio,
siendo pascor. El pastor nunca dejó de ser un personaje que ejercía su poder
hasra entonces gobernador (judex) de las provincias de Italia del norte, hab(a intentado huir,
para sustraerse a su elección como obispo], cun1 custodiretur a popu!o, missa relario estad ele~ a la manera mística, mienrras que el rey siguió ejerciendo el suyo según el
rncntissin1un1 iinperatore1n tune Valen_tinianurn, qui sununo gaudio accepit quod judex a se modo in1perial. La distinción, la heterogeneidad del pasrorado erístico y la
directus ad sacerdotiurn peteretur. L'letabalur etiarn Pro bus praefecrus, quod vcrbun1 ejus imple- soberanía imperial, me parece uno de los rasgos de Occidente. Insisto: no creo
retur in An1brosio; dixerat enin1 proficisccnri, curn mandata ab eodem darentur, ut moris est: que encontráramos exaccamenre lo misn10 en Oriente. Pienso, por ejemplo,
Vade, age non ut judex. sed ut episcoptu" (las bastardillas son nuestras; Michel Sendlart). Sobre en el libro de Alain Besanr;:on dedicado, hace unos quince años, al Tsarévitch
este episodio, cf. por eje.mplo Hans [Freiherr] von CampCnhausen, Les Ptres latine¡, u:id. de C.
immolé, en el cual Besanyon desarrolla unos cuantos temas religiosos propios
A. Moreau, P~r!s, Éd'.ti.ons de l''?r~1lte, 1967; reed., París, Seuil, 1969, col. Livre de vie, pp.
11 l Y 112; edtción o_ng1nal: Latezn1~che Kirch(nviit(r, Scutcgart, Kohlhamrncr, 1960 [trad. esp.: de la monarquía, el irnperio ruso, y muestra con clafidad que los cernas erís-
Los Pndr(s d( la fglesra, 11. Padres latinos, Madrid, Ediciones Cristiandad, 200 J ]. ticos esrán presentes en la soberanía política tal como fue, si no efectiva-
188 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 15 DE FEBRERO DE 1978 189

men[e organizada, al n1enos vivida, percibida, experimentada en profundidad de llevar paz a !<1.s diferentes clases sociales y armonía al Escado .. EI pueblo sólo
en la socicqad rusa antigua, e incluso en la sociedad moderna. 63 curará verdaderamente cuando el [César] haya cumplido su destino suprerno:
65
Y querría simplemente citarles un texto de Gogol con el cual di el orco ser sobre la Tierra la imagen de Aquel que es Amor.
día, completamente por azar, en el libro de Siniavski sobre ese autor, que se
64
acaba de publicar. Para definir qué es el zar, qué debe ser el zar-se trata de Te~emos aquí, creo, una admirable imagen, una admirable evocación de un
una carta a Joukovski que data de 1846-, Gogol evoca el porvenir del impe- soberano erístico. Es~ soberano erístico no me parece característico de Occidente.
rio ruso, el ,¿~a en_ que éste haya alcanzado su forma perfecta y la intensidad El soberano occidental es César y no Cristo. El past'or occidental no es César
afectiva requerida por la relación política, la relación de dominio entre el sino Cristo.
soberano y sus súbditos; esto es lo que dice sobre ese imperio por fin recon- La vez que viene trataré.de péOfundizar un poco en esta cómparación entre
ciliado: poder polftico y poder pastoral, para mostrarles cuál es la especificidad de
ese poder pastoral en su forma misma,'éo'n respecto al poder político.
El hombre se llenará de [un] amor jamás· experimentado élún hacia la huma-
nidad entera. A nosotros, individualmente considerados, nada nos inflamará
con [ese] amor. [Éste] seguirá siendo ideal, quimérico [y] no consumado. [Él]
sólo puede penecrar en quienes tienen por regla intangible amar a codos los
hombres como uno solo. Por amar en su reino a todos, hasta el último súb-
dito de la últi1na clase, y convertir todo su reino en su cuerpo, sufriendo, llo-
rando, imploqtndo noche y dfa por su pueblo desdichado, el soberano, [el
zar,] adquirirá esa voz codopoder~sa del amor, la única capaz de hacerse oír
p·or la hun1anidad, la única capaz de tocar las heridas sin irritarlas, la única capaz

63
Alain Besanc;on, Le Tsaréuitch immol!. La symbolique de la "loi da ns la culture russe, París,
Pion, 1967, cap. 2: "La rclation au souverain", pp. 80-87; rccd., Pads, Payot, 1991.
4
l'i Andrei Siniavski, Dans l'ombre dr. Gogol, trad. de G. Nivat, Parls, Se.uil, 1978, col. Pie.rres
vives. C[ la traducci6n de esta carta {ficticia) de Gogol a Joukovski, "Sur Je lyrisme de no¡¡ poe-
65
tes" (Pa.ssages choisiJ de.ma comspondance auec mes amú, 1846, carta l O), hecha por José Johanner, Andrei Siniavski, Dans l'ombre ... , op. cit., p. 50. El texto leído por Foucault presenta
en: Nikolai Gogol, CEuures completes, París, Gallimard, 1967, col. Bibliotheque de la Pléiade, algunos afiadidos menores, señalados encre corchetes, con respecto al original: "El hombre se
pp. 1540 y 1541 (sobre el "gran proyecto" místico y político de Gago!, al cual correspondía llenará de un amor jamás experimentado aún hacia la hunianidad cnrcra. A nosorros, indivi-
esta obra, véase la noticia del traductor, p. 1488). Disidente soviético condenado en 1966 a dualmente considerados, nada nos inflan1ará con ese amor: él seguirá siendo ideal, quimérico,
siete afias de reclusión en un ca1npo por haber publicado, con el seudónimo de Abram Tertz, no consumado. Sólo puede penetrar en quienes tienen por regla intangible an1ar a todos los hom-
una vivaz sátira del régin1en (Récits fantmtiques, París, 1964), Andrei Siniavski (1925-1997) vivi6 bres como uno solo. Por amar en su reino a todos, hasta el últin10 súbdito de la ü!tima clase, y
en Paris desde 1973. Escribió lo esencial de Dans f'ombre de Gogol durante su internamiento, al convertir todo su reino en su cuerpo, sufrien"do, llorando, implorando noche y día por su pue-
igual que Une u~ix dans fe chreur (París, Seuil, 1974 [trad. esp.: Una voz en el coro, Barcelona, blo desdichado, el soberano adquirirá esa voz todopoderosa del amor, la única capaz de hacerse
Plaza y Janés, 1978]) y Promenades auec Pouchkine (París, Scuil, 1976). Foucault io conoció en oír por la humanidad, la única capaz de tocar las heridas sin irritarlas, la única ca.paz de llevar
junio de 1977, duranté la velada realizada en el teatro Récamier para protestar contra la visita paz a las diferentes clases sociales y armonía al Estado. El pueblo sólo Curará verdaderamente
de Leonid Bre7l1nev a Francia "(Cf. la "Chronologic" establecida por Daniel Defert, DE. vol. r,· cu:tndo el monarca haya cumplido su destino supre1no: ser sobre la Tierra la imagen de Aquel
p. 51}. Sobre la disidencia soviética, cf. infra, clase del Jo de marzo, nota 27. que es Amor".
Clase del 22 de febrero de 1978

Análúú del pastorado (final) - Especificidad del pastorado crú-


tiano con réspecto a las tradiciones on·ental y hebrea - Un arte de
gobernar a los hombres. Su papel en la historia de la gubernamen-
talidad - Principales características del pastorado cristiano entre los
siglos fil y V7 (San Juan Crisóstomo, San Cipriano, San Ambrosio,
Gregorio Magno, Casiano, San Benito): 1) la relación con la.salva-
ción. Una economía de los méritos y.Los deméritos: a} elprincipio de
la responsabilidad analítica; b) elprincipio de la. transferencia exhaus-
tiva_ e instantdnea; e) el principio de la inversión sacrificial· d) el
principio de la correspondencia alternada. 2) La relación con fa
Ley: instauración de una relación de dependencia integral entre elfiel
y JU di7ector. Una 1elacilm individual y no finaliJta. Diferencio. ent1e ·
fa apatheia griega y cristiana. 3) La relación con la verdad: la pro-
ducción de verdades ocultas. Enseñanza pastoral y direcci6n de con-
ciencia - Conclusión: una forma de poder absolutamente nueva
que marca la aparición de modos específicos de individualiza.ción.
Su importancia decisiva para la historia del sujeto.

Hoy QUERR!A TERMINAR con esas historias de pastores y pastoral que deben
parecerles un poco largas, para volver la vez que viene al problema del gobierno,
el arte de gobernar, la gubernamentalidad a partir de los siglos XVII y XVIII.
Terminembs con la pastoral.
La vez pasada, cuando traté de oponer el pasror de la Biblia y el tejedor de
Platón, el pastor hebreo y el magistrado griego, mi intención no fue mostrar
que por un lado había un mundo griego o grecorromano que ignoraba por
completo el tema del pastor y la forma pastoral como manera de dirigir a los

191
192 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBlACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE I 978 193

hombres y, por otro, procedente de un Oriente más o menos cercano y en espe- trasfondo histórico de esa gubernamentalidad de la cual querría hablar- es
cial de la cultura hebrea, el tema, la idea, la forma de un poder pastoral que el importante, decisivo y sin duda único en la historia de las sociedades y las civi·
cristianismo habría hecho suyo para imponerlo por las buenas o por las malas, lizacioncs. Ninguna civilízación, ninguna sociedad fue más pastoral que las
a partir de la teocracia judía, al n1undo grecorromano. Simplemente quería sociedades cristianas desde el final del mundo antiguo hasta el nacin1iento del
mostrar que el pensamiento griego apenas había recurrido al modelo del pas- mundo moderno. Y creo que ese pastorado, ese poder pastoral, no puede asi~
tor para analizar el poder político y que si ese temai utilizado con tanta fre- milarsc o confundirse con .los procedimientos utilizados para someter a los
cuencia y tan valorado en Oriente, tuvo alguna pre;encia en Grecia, fue en los hoinbres a una ley o un soberano. Tampoco puede asimilárselo a los rnétodos
textos arcaicos, en concepto de designación ritual, o bien en los textos clásicos empleados para forn1ar a los niños, los adolescentes y los jóvenes, ni a las rece-
para caracterizar ciertas formas, en definitiva locales· y bien delimitadas, de tas utilizadas para convencer a los hombres, pers1,J.adirlos, arrastrarlos más o
poder no ejercido por los magistrados sobre toda la ciudad, si1;0 por algunos menos contra su voluntad. En resutnen, el pastorado no coincide ni con una
individuos sobre comunidades religiosas, en relaciones pedagógicas, en los cui- política, ni con una pedagogía, ni con una retórica. Es algo enteramente dife-
dados del cuerpo, etcétera. rente. Es un arte de gobernar a los hombres,* y creo que por ahf debemos
Ahora me gustaría mostrarles que el pastorado ~ristiano, tal como se insti- buscar el origen, el punto de formación y cristalización, el punto embrionario
tucionalizó, desarrolló y concibió, esencialmente a partir del siglo 111, es de de esa gubcrnamentalidad cuya aparición en la política marca, a fines del
hecho n1uy otra cosa que la mera recuperación, transposición o continuación siglo XVI y durante los siglos XVJI y XVJII, el umbral del Estado moderno. El
de lo que fue posible señalar como tema sobre todo hebreo u oriental. Creo Estado modérno nace cuando la gubcrnamentalidad se convierte efectivamente
que el pastorado cristiano es absoluta, profunda y yo diría que casi esencial- en una práctica política calculada y meditada. La pastoral cristiana es, a 1ni
mente diferente de ese tema pastoral ya indicado. juicio, el trasfondo de ese proceso, habida cuenta de que hay, pot una parce,
Ante todo, es algo muy distinto porque, desde luego, el pensamiento cds- una distancia inn1ensa entre el tema hebreo del pastor y la pastoral cristiana,
tiano enriqueció, transformó y complicó el tema. También es algo muy dis· y [que] habrá, claro, otra diferencia no menos importante, no menos amplia,
tinto y completamente nuevo, ·en cuanto el pastorado cristiano, el tema pas- entre el gobierno, la dirección pastoral de los individuos y las comunidades y
toral en el cristianisn10, dio origen -cosa que no había sucedido en absoluto el desarrollo de las artes de gobernar, la especificación de un campo de inter-
en la civilización hebrea- a una inmensa red iristitucional que no encontra- vención política a partir de los siglos XVI y XVII.
mos en otros lugares. El Dios de los hebreos es un dios pastor, sin duda, pero Mi intención hoy no es estudiar cómo se formó esta pastoral cristiana, cómo
no había pasrores dentro del régimen político y social de ese pueblo. El pas- se institucionalizó, cómo, al desarrollarse, no se confundió -todo lo contrario-
torado, entonces, dio lugar en el cristianisn10 a una red institucio~al densa, con un poder político, a pesar de toda una serie de interferencias y entrelaza-
complicada, apretada, que pretendía ser y fue en efecto coextensa con la Iglesia mientos. No es entonces la hist?ria misma de la pastoral, del poder pastoral
en su totalidad y, por lo tanto, con la c~istiandad, la entera comunidad del cris- cristiano, lo que quiero hacer (sería ridículo pretender hacerlo, [visto] por
tianismo. Por ende, institucionalización del pastorado, tema mucho más com- una parte mi nivel de competencia y por otra el tiempo de que dispongo).
plicado. Para terminar, tercera diferencia -y en ella querría insistir especial- Querría simplemente marcar algunos de los rasgos que se perfilaron desde el
mente-, en el cristianismo el pastorado produjo todo un arte de conducir, inicio en la práctica pastoral y la reflexión que siempre la acompañó y que, creo,
dirigir, encauzar, guiar, llevar de la man<:>, manipular a los hombres, un arte nunca se borraron.
de seguirlos y moverlos paso a paso, un arte cuya funci6n es tomarlos a cargo
colectiva e individualmente a·lo largo de toda su vida y en cada momento de
su existencia. Me-parece que este fenómeno -en todo caso para lo que sería el *"Gobernar a los hombres": entre comillas en el original.
194 SEGURIDAD, TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 195

Para hacer ese esbozo 1nuy vago, rudin1entario y elemental ton1aré algu- sus Instituciones cenobíticas, 6 luego las Cartas de San Jerónimo 7 .y, por último,
nos rextos·antiguos, que se remontan en general a los siglos III a VI y que por supuesto, la Regla o las Reglas de San Benito, 8 que son el gran texto fun-
redefinen el pastorado, sea en las comunidades de fieles, las iglesias -pues la dador del monacato occidental.
Iglesia, en el fondo, sólo surgió relativamente tarde-, un cierto número de (Sobre la base] de algunos elementos tomados en esos textos, ¿cómo se
text~s esencialmente occidentales o textos orientales que t~vieron una gran presenta el pastorado' ¿Qué lo especifica, qué lo distingue tanto de la magis-
iinportancia, una gran influencia en Occidente, .como, por ejemplo, De sacer~ rra~ura griega corno del tema hebreo del pastor, el buen pastor? Si tomamos el
dotio de San Juan Cris6sromo: 1 tom~ré las Cartas de San Cipriano, 2 un tra- p~;torado, en su definición cri~ ci~crto modó abstracta, general y completa-
tado capital de San An1brosio que se lla~a De officiis ministrorum (los car- mente teórica, advertimos qu~·se reláciona con tres co;as. Con.la salvación,
gos, las funciones de los rninistros) 3 y el rcxro de Gregario Magno, Líber pueS se aSigna coillo.objetivo esencial, fundamental, llevar.o, en todo caso, per-
pastoralis, 4*' que a continuación será uciliz.adq hasta fines del siglo XVII como mitir a los individuos.avanzar y progresar en el camino de la salvaci6n. Válido
el" text~, el libro básico de la pastoral cr¡sti;na. Abordaré tambi"én algunos para los individuos, válidO también par.a la comuii.idad. E·~ consecuencia,
text6s que se refieren precisamente a.una forma ui:i tanto má~ densa, más 'guía a individuos y comunidades por el ~affiino "de la saÍvación. Segundo, el
int~nsa de. pastoral, la forma Puesta en práctica no- dentro .de las iglesias o pastorado se reliCio~a con ·1a léy, porque, precisamente para que los indivi-
c~munidade; de fieles, sino en las co~unidades n1onásticas, el texto de [Juan]
Casiano que, en el fondo, transmitió a Occidente las primeras experiencias de
vida comunitaria en los 1nonasterios orientales, las Colaciones de Casiano 5 y relasi6n entre el pastor y sus ovejas concebida, en el cristianismo, como .una relación. de depen-
dencia individuaJ y co111pleta); "Sexi:ialité et solitude~ (1981), DE, vol. rv, núm. 295, p. 177
[trad. esp.: "SCJcualidad y soledad", en Estética, édca y hermenéutica. Obras esenciales, t. lll, Barcelona,
1
Cf. la nota 61 de la clase anterior. Paid6s, 1999]; "Le cotnbat de la chastecé" (1982), en ibid., núm. 312, pp. 295~308 (sobre el e.~pí­
2 ritu de fornicación y la ascesis de la castidad) [trad. esp.: "FJ combate de la castidad", en Saber y
San Cipriano, Con-espondance, 2ª ed., París, Les Selles Lenres, 1961 (trad. esp.: Obras de
San _Cipriano: tratadOJ, cartas, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1964].' verdad, Madrid, Edicio"ncs de la Piqueta, 1991]; el resumen del-curso de 1981-1982,
3 Ambrosio de Milán (obispo de Milán de 374 a 397), De officiis ministrorum, escrito en el "Chennéneutiq_ue du sujet", en ibid., núm. 323, p. 364 (la misma referencia que en la p. 177)
año 389. El título exacto de la obra es De officiis (véase San An1brosio, Des devoirs, traducción [trad. esp.: "La hermenéutica del sujeto", en Estética, ética y hermenéutica ... , op. cit.]; "Cécriture
y nocas de M. Tesrnrd, París, Les Bdles Lettres, 1984, col. Collection des universités de Francc, de soi" (1983), en ibid., nún1. 329, p. 416 [tr.ad. esp.: "La escritura de si", en: T. Abraham
r. I, introducción, pp. 49~52) [rrad, esp.: Oficios de virtud, que guían a /.a hienaventuranza, Madrid, (comp.), Los senderos de Foucault, Buenos Aires, Nueva Visión, 1989]; y "Les rechniqucs de soi"
·en la Imprenta de Don Benito Cano, 1789]. Michcl Foucaulr utiliza el texto de la edición esta~ (1988), en ibid., núm. 363, pp. 802 y 803 (siempré acerca de la metáfora del cambista de dinero
blecida por Migne, De ojficiis ministrorum: epist. 63 ad Vercellemem Ecclesiam, Pntrologi4 Latina, aplicada al ex:unen de los pensamientos: cf. .DE, vol. IV, pp. 177 y 364) [trad. esp.: "Las técnicas
16, cols. 23-184. de sí", en Estética, ética y hermenéutica ... , op. cit.].
4 6
Cf. supra, nota 53 de la clase del 15 de febrero. Juan Casiano, De institutú coenobiorum et de octo principalittm vitiornm remediis (escrito
, • Michel Foucault: Regulae prtstoralis vitae. El mismo título en el manuscrito. hacia 420-424); versión francesa: Institutions cénobitiques, edición crítica, traducción y notas
5 Juan Casiano.(ca. 360-ca. 435), CoUationes ... ; versión francesa: Conflrences, edición crítica, de Jean~Cbudt Guy, París, Cerf. 1965, col. Sources chréciennes [trad. esp.: Instituciones ceno-
traducción y notas de Dom E. Pichery, París, Cerf, 1966 (t.!), 1967 (e 11) y 1971 (t. 111), col. Sources bíticas, Zamora, Monte Casino, 2000].
San Jerónimo (Hieronymus Stridonensis), Epútolae, Patroloiia Latina, 22, cols. 325~1224;
7
chrétiennes [trad. esp.: Colaciones,· Madrid, Rialp, 1958 (t. 1) y 1962 (t. H)]. Sobre Casiano, que
pasó varios años junto a los monjes de Egipto y luego, ordenado sacerdote en Rozna hacia 415, versión francesa: Lettres, 7 vals., trad. de J. Labourt, París, Les Bcl[es Lettres, 1949-1961, ca!.
fundó y dirigió dos conventos en la región de Marsella, uno de hombres y otro de mujeres, cf. el Collectiorí des universitéS de France [trad. esp.: Epistolario, Madrid, .Biblioteca de Autores
resun1en del curso de 1979~ 1980, "Dugouvernen1ent des vivants", DE. vol. IV, núrn. 289, pp. 127 Cristianos, 1993-1995].
8
y 128, a propósito de la práctica d~ la confesión (exagoreusis); "'Omnes et singulatim: vers une cri- La Regle de saint Benoit, París, Cerf, 1972 ltrad. esp.: La regla de San Benito, Madrid,
tique de la raison politique", DE, vol. IV, núm. 291, pp. 144 y 145, acerca de la obediencia (la Biblioteca de Autores Crisrianos, 1993].
1% SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 197

duos y las comunidades puedan alcanzar su salvación, debe velar por que se jefe, el pastor, en el origen mismo de la calamidad de la ciudad. Y a la inversa,
sometan a Jo que es orden, mandamiento, voluntad de Dios. Tercero y.último, cuando un mal rey o un pastor malhadado están a la cabeza de la ciudad o del
el pastorado tiene relación con la verdad, porque en el cristianismo, como en rebaño, ¿por qué ocupan ese lugar? Porque la fottuna, el destino, la divinidad
codas las religiones de escritura, sólo se puede alcanzar la salvación y some- o Yahvé han querido castigar al pueblo por su ingratitud o a la ciudad por su
terse a la ley siempre que se acepte, desde luego, creer, profesar una verdad injusticia. Es decir que el mal rey o el mal pastor tienen por razón y justifica-
determinada. Relación con la salvación, relación con la ley, relación con la ción, co1no acontecimientos en la historia, los pecados o las faltas de la.ciudad
verdad. El pastor gula hacia la salvación, prescribe la ley y ensefia la verdad. o la comunidad. En todo esto encontramos, por ~q tanto, una especie de rela-
Es innegable que si el pa.storado cristiano hubiera sido sólo eso y pudiera ción global, comunidad de destino, responsabilidad recíproca entre la comu-
describírselo de manera suficiente a partir de ello y ·en ese único plano, no nidad y quien la tiene a su cargo.
tendría absolutamente ninguna clase de especificidad u originalidad porque, Creo que en el pastorado cristiano cambién hay coda una serie~dc relacio-
después de todo, guiar, prescribir, ~nseñar, salvar, exhortir, educar, fijar la mera nes de reciprocidad entre el pastor y las ovejas, el pastor y el rebaño, pero esa
común, formular la ley general, marcar en los espíritus, prop(_)ne.rles o impo- relación es mucho más coni.plcJa, mucho más elaborada que la suerte de reci-
nerles opfnion~s verdaderas y rectas, es lo qlle hace cualquier poder; la defini- procidad global [de la que] acabo de [hablarl El pastor cristiano y sus ovejas
ción así dada del pasrorado no estaría nada alejada, sería exactainente del mismo están ligados entre sí por relaciones de responsabilidad de una extrema tenui-
tipo, iso1norfa con la definición de las funciones de la ciudad o de sus magis- dad y complejidad. Intenten1os identificadas. Esas relaciones rio globales son
trados en Platón. Por lo tanto, no creo que sean la relación con la salvación, la ante todo, y ésa es su prünera característica, íiitegra y Paradójicamente distri-
relación con la ley y la relación con la verdad consideradas así, en esa forma butivas. Verán que tampoco aquí estamos muy lejos del tema hebreo del pas-
global, lo que caracreriza con precisión y señala la especificidad del pa.storado tor y ni siquiera de las connoraciones que encontramos en Platón, pero es
cristiano. De hecho, me parece que éste no se define en ei. nivel de la relación menester avanzar poco a poco. Así pues, ¿qué quiere decir íntegra y paradóji-
con esos tres ele1nenros fundamentales, salvación, ley y verdad. Se define o al camente distributivas? f nregra.1nente significa esto: que el pastor debe asegu-
menos se especifica en otro nivel, y eso es lo que ahora trataré de mostrarles. rar la salvación de todos. Asegurar la salvación de todos quiere decir dos cosas
Tomemos en primer lugar la salvación. ¿Cómo pretende el pastorado cris- que justamente deben estar unidas: por una parte, tiene que garantizar la sal-
tiano conducir a los individuos por el camino de la salvación? Consideremos vación de todos, vale decir de la comunidad entera, de la comunidad en su con-
el asunto en su forrna más general y trivial. Un rasgo comú~ a la ciudad griega junto, de la comunidad corno unidad. "El pasror", dice Crisósromo, "debe ocu-
y el tema hebreo del rebaí10 es el hecho de que cierta comunidad de destino parse de toda la ciudad y hasta del orbis terrarum". 9 En un sentido es la salvación
envuelve al pueblo y a quien es su jefe o su guía. Si el jefe extravía el rebaño o de todos, pero tan1bién la salvación de cada u~o. Ninguna oveja es indife-
el magistrado no dir.ige bien la ciudad, uno y otro pierden a sus dirigidos y se rente. Ni una de ellas debe escapar a ese movimiento, a esa operación de
pierden con ellos. Se salvan con ellos, se pierden con ellos. Esta comunidad dirección y guía que lleva a la salvación. La salvación de cada unO tiene una
de destino -insisto, el tema aparece tanto en los griegos como en los hebreos- importancia absoluta y no relativa. En La regla pastoral, libro II, capítulo 5, San
se justifica por una suerte de reciprocidad moral, en el se~tido de que, cuando Gregario Magno nos dice: "Que el pastor tenga compasión de cada oveja en·
las calamidades se abaten sobre la ciudad o el hambre dispersa el rebafio, ¿quién patticular". JO Y la Regla de San Benito, capítulo 27, indica que el abad debe
es el responsable? En todo caso, ¿dónde debe buscarse la causa, el punto a
pattir del cual se abatió esa desdicha' Es preciso, claro está, buscar por el lado 9
Cf. la nora 61 de la clase anterior.
del pastor y del jefe o el soberano. Después de todo, en el ejemplo de la peste 10
Gregario Magno, Regle pastora/e, París, Cerf, 1992, 1, 5, pp. 196/197: "Sir recror singulis
de Tebas, miren, busquen de dónde viene y van a encontrar a Edipo: el rey, el compassione proximus" ("Que el pasror se acerque con coinpasión a c:ida uno"). [lfatándose
198 SEGU!UDAD, TERRlTORlO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 199

mostrar suma solicitud con cada uno de lÓs monjes, cada uno de los miem- ciones, df:jar el rebaño y tratar, de recuperarla. 15 "Recuperar las ovejas errantes
b~os de su.co~unidad: "Debe, pues, el abad extremar la solicitud y procurar y balantes": una cuestión que no es un mero tema teórico sino un problema
ta as a e'1" .
. dl .. con fid 11
con roda sagacidad e industria no perder ninguna e as ovejas práctico, fundamental, desde .los primeros siglos del cristianismo, cuando se
A ninguna, es decir, salvar a to~.~s, o sea: salvar a la totalidad y salvar a cada impus_o la necesidad de saber qué se hacía con los lapsi~ quienes habían rene-
u~a. Y en ese punto enconcramo.S, repetida y reiterada hasta el irifinito, li metá- gado de la Iglesia. 16 ¿Había que abandonarlos definitivamente o ir a buscarlos
fora d~ la granada, esa granad~ que se fijaba simbólicamente al hábito del sumo al lugar doiide se encontraban y habían caído? Bueno, existía todo el pro-
sacerdote en Jerusalén. 12 La unidad de la granada, bajo su envoltura sólida, blenia."de la' paradoja del pastor del que les
he hablado, 17 porque, de hecho,
no excl~ye ti.singularidad de las semillas; al conrfario, .e.S!á con'stituida p9r f:lla,. ·ese prohlema ya estaba presente,, no sólo esbozado sino incluso formulado en
. ·. ' •' '. 13
y cada semilla es tan itnportanre como codo el fruto. · la Biblia y la literatura hebrea. ·•
y aquí tropezamos, entonces, con el aspecto paradójicamente distribucivo ' ·. AhÓra bien, a mi entender, el cristianisn10 agregó a ese pfincipio de distri-
del paséor~.do c~isdano, I;>aradój~camente distributivo porq~e lá, ~ec~sidad de butivid;d integral y parad6jica del poder pastoral, como complemento, cuatro
salvar el todo implica desde luego, aceptar, llegado el caso, el sacnfic10 de una principios que por su parte Son abs'Olutámente específicos. e iffiposibJcs de encon-
de la~ ov~jas cuandO~'pueda'ésta.pueda co~p-romet~r" el co~juilto. La ovejav trar con anterioridad. En prini.er Jugar, 10 que yo llamiría principio de la res-
que escandaliza, la oveja ~uya corrupción amenciza corr~mper todo el rebaño, ponsabilidad analítica. Es decir que el pastor cristiano deberá al cabo de la
14
debe ser abandonada y eventuálmente excluida, expulsada, e_cc. Pero por ·jornada y de la vida en el mundo rendir cuenta de todas las ovejas. Una dis-
otra parte, y allí está la paradoja, la salvación de una sola oveja· debe ser para tribuci~n numérica e individual permitirá saber en concreto si se ocupó bien
ef pastor tan iffiportante como la de la totalidad del ·rebaño; no hay oveja por
la cual no sea preciso interrumpir todas las demás _responsabilidades y ocupa-
·
15
Jbid., t. JI, cap. 27: "imite el ejemplo de piedad del buen Past~r. que dejó 99 ovejas en
los montes, y se fue a buscar una que se habla perdido" (cf. Lucas, 15, 4, y Mateo, 8, 12, cita·
dos supra, nota 48 de la clase dd 15 de febrero}.
de una edición bilingüe, la barra entre los números de pá.gin~ indica la ubicación respectiva 16
El problema se plantea sobre roda, y con una amplitud singular, a raíz de las 1nedidas
del texto original y su traducción. (N. del T.)] persecutorias sancionadas en 250 por el ~1nperador Decio, que p~erendía obligar a los ciu·
11 San Benito, La RCgle de saínt Benoft, op. cit., t. 11, cap. 27, "Co1nbic'n l'abbé doir avo ir de qadanos del iinperio a participar en su beneficio en un acto de culro a los dioses. Muchas
sollicirude pou~ les exco1nrñuniés" ["Con qué solicirud debe el abad cuidar de los excomulg~­ cristianas, imposibilitados de escapar a la ley, se sometieron a la voluntad imperial de manera
dos"], p. 548/549: "Deber abbas [... ] omni sagacitate et indl\stria currcre, ne aliquam de ov1- más· o n1enos completa (algunos, en vez de realizar el acto idólatra, se limitaron a hacer un
bus sibi creditis perdat" ("Debe, pues, d abad[ ... } procurar con roda sagacidad e industria no gesta' vago u obruvieron Certificados de cumpliniiento). Como la mayoría deseaba la reinte·
perder ninguna de las ovejas confiadas a él"). gración a.la Iglesia, dos tendencias se enfrentaron en e! clero, una favorable a la indulgencia,
" Éxodo, is, ·34. ot'ra partidaria del rigorismo (por ello el cisma rigorista de Novaciano en Ron1a, denunciado
13 Cf., por ejemplo, Gregario Magno, R~gle pastora/e, op. cit., 11, 4, p. 193: "Por eso", según por San Cipriano en su cana 69). A los ojos del episcopado, la reconciliación de los lapsi debía
la orden divina, se atan granadas a !as campanillas en d hábito del sacerdote. ¿Qué signi~can estar precedida por una penitencia apropiada. Cf. San Cipriano, ·Líber de lapsis, Patrología
esas granadas, si no la unidad de la fe? En la granada, en efecto, numerosas semillas en el 1nte· Latina, 4, cols. 463·494; versión francesa: De ceux qwi ont failli, trad. de D. Gorce, en Textes,
rior son defendidas en el exterior por una sola correza; del mis1no m"odo, la unidad de la fe pro· Na.mur, Éd. du So!eil levant, 1958, pp. 88·92 [trad. esp.: Los renegados, Sevilla, Aposrolado
tegea los innumerables pueblos de la Santa Iglesia, a los que una variedad de méritos mantiene Mariano, 1991], texto al cual se refiere Foucault en "Les techniques de soi", op. cit., p. 806,
unidos en su seno". a propósito de la exomologesis (confesión pública). Véanse también, sobre el rema, el curso de
14 San Benito, La Regle de saint Benoit, op. cit., t. 11. cap. 28: "'El infiel, si se va, que se vaya', 1979·1980, "Du gouverne1nent des vivants''. y el seininario realizado en Lovaina en mayo
no sea que una oveja enferma contagie todo el rebaño". El rema de la oveja negra, ya presente de 1981 (inédito).
17
en Orígenes, es un lugar común de la literatura patrística. Cf. supra, clase del 8 de febrero, pp. 157 y ss.
200 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 201

de cada oveja. y todas las que falten significarán para él una marca negativa. ritos Y cada una de las cosas que cada una de ellas haya hecho. Todo el bien
Pero el pascar también deberá -y aquí interviene el principio de la responsa- que suceda, el pas[Or deberá experimentarlo como su propio bien en el momento
bilidad analítica- rendir cuenta de todos los actos de cada una de sus ovejas, mismo en que ocurra a una oveja. El mal que la oveja sufra o que acontezca
codo lo que pudo ocurrirle a cada una de ellas, todo el bien o el mal que é;tas por o a causa de ella, el pastor deberá considerarlo igualmente co1no si le
pudieron hacer en cada momento. La responsabilidad, por lo tanto, ya no se sucediera a él o él mis1110 fuera su agente. Es preciso que se regocije por una
define por una mera distribución numérica e individuali sino .por una distri- alegría propia y personal del bien de la oveja y lamente o se arrepienta del mal
bución cualitativa y fáctica. El pastor tendrá que .rendir cuentas, se lo interro- que pueda tener su origen en ella. San Jerónimo lo dice en la epístola 58: "Hacer
·gará, se lo examinará, dice un texto de San Benito, sobre todo lo que ha}ra podido de la salvaci?n de los Otros !ucrum animae suae; el beneficio de su propia "ruma". 2 º
hacer cada una de sus ovejas. 18 y San Cipriano dice en la ca~[a 8 que en el día Principio. entonces, de la transferencia exhauStiva e instantánea de los méri-
tremendo, "si nosotros, los pastores, hemos aCtuado con negligencia, se nos dirá cos y de111éritos de la o;eja al pastor.
que no hemos ido en busca de las ovejas perdidas" -principio de la distribu- Tercero, otro principio específico del pastorado crisciano: el de la inver-
ción nu1nérica-, "pero también que no hemos devuelto al camino recto a las sión del sacrificio. En efectO, si es Cierto que el pascor se pierde con sus ovejas
extraviadas. ni vendado sus patas rotas. pese a lo cual bebíamos su leche y nos -tal es la forma general de esa suerte de solidaridad global de laque les hablaba
afanábamos por Obtener su lana:''. 19 Es preciso, por ende, ir más allá de la res- hac~ un rato-, cambién lo es que debe perderse por ellas." y en su lugar. Es
ponsabilidad individual y considerar que el pascor es responsable de cada quien. decir que para salvar a las ovejas, el pasror debe aceptar morir. "El pascor",
Segundo principio, también completamente específico del cristianismo. y escribe San Juan, "defiende a las ovejas contra los lobos y los animales feroces.
Da su vida por ellas". El come~tario de este texto fundamental resulca en lo
21
que yo llamaría princi.pio de la transferencia exhaustiva e instantánea. En el día
tremendo, el pastor no sólo deberá rendir cuentas de las ovejas y de lo que hicie- siguiente: en el sentido cemporal de la expresión, desde luego, es preciso que
ron, sino considerar ~orno actos realizados por él mismo los méritos y los demé- el pastor esté presto a morir de muerte biológica si las ovejas quedan expues-
tas al peligro, de~e defenderlas contra sus enemigos temporales, pero lo mismo
vale para el sen[~do espiritual, es decir que el pastor debe exponer su alma por
18
San Benito, La Rtgü de saint Benoít, op. cit., t. I, cap. 2, "Cómo debe ser el abad", p. 451: . el alma de los otros. Debe acepcar cargar sobre los hombros el pecado de las
"Piense siempre que recibió el gobierno de almas de las que ha de dar cuenta. [ ... ] Sepa que ovejas, par~ que éstas no tengan que pagar y sea él quien lo haga. De modo
quien recibe almas para gobernar debe prepararse para dar cuenca de ellas. Tenga por seguro que, que, en última instancia, debe exponerse a la tentación, hacer suyo todo lo que
en el día del juicio, ha de dar cuenca al Señor de tantas almas como hermanos haya tenido con- podría perder a la oveja si, por esta suerte de transferencia. ella queda liberada
fiados a su cuidado, además, por cierto, de su propia alma", Por eso el pastor debe temer "el
de la tentación y del riesgo de morir de muerte espiritual. En concreto, este
exan1cn al que un día será sometido con respecto a las ovejas a él confiadas",
19 San Cipriano, Correspondance, op. cit., carta 8, p. 19: 'Et. cum incumbat nobis qui vide-

mur praepositi esse et vice pasroru1n custodire grege1n, si neglegentes invenia1nur, dicelur
2
nobis quod et antecessoribus nostris dictum est, qui ram neg!egentes praeposiri erant, quo- . ~ San Jerónimo, Epistolae, op. cit., epístola 58, col. 582: "Si officiun1 vis exercere Presbyteri,
niam 'perdirum nos requi~ivimus et erranten1 non correximus et claudum non colligavimus et Sl Episcopatus, te ve! opus, ve! forre honor delectar, vive in urbibus et casrellis; ec aliorum salu-
lactcm eorum cdebamus et lanis eoru1n opcricbamur"' (c( Ezequiel, 34, 3) ("Además, el cui- tem, fac lucrum animae tuae"; Lettres, op. cit., t. !JI, pp. 78 y 79: "Si quieres ejercer la función
dado del rebafio nos incumbe a nosotros, que estamos a su cabeza aparentemente para condu- de s_accrdotc y acaso el obispado -trabajo u honor- es de tu gusto, vive en las ciudades y los
cirlo y cun1plir el papel de pasrore.5. Se nos dirá entonces, si hemos obrado con negligencia, lo cast11los; haz de la salvación de los otros el beneficio de tu alma".
21
que se dijo a nuestros predecesores, jefes n1uy negligentes, que no hemos ido en busca de las ove- Juan, 10, 11y12: "Yo soy el bu.en pastor: el buen pastor.da la vida por sus ovejas. Pero
jas perdidas, ni devuelto al camino recto a las extraviadas, ni vendado su; paras roras, pese a lo el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo abandona las ove~
cual bebíamos su leche y nos cubríamos con su lana"). jas Y huye, Y el lobo se apodera de ellas y las dispersa" (La Bibk de jérusalem, op. cit., p. 1546).
202 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL22 DE FEBRERO DE 1978 203

tema, q.ue con seguridad parece teórico y moral, cobró toda su actualidad cuando hará acreedor a la salvación, consiste precisamente en que habrá de luchar
se plantearon los problemas de la dirección de conciencia a los que me refe- sin cesar contra esos peligros, recuperará las ovejas extraviadas, tendrá que con-
riré un poco más adelante. ~Por dónde pasa, si no to?a, al menos parte de la frontar con su 'propio rebaño. Así, San BC:nito dice: ce Si sus subordinados son
cuestión en la dirección de conciencia? Por aquí: quien dirige la· conciencia indóciles, el p·astor será absuelto". 23 A la inversa, puede decirse asimismo y de·
del otro, quien explora los pliegues de esa conciencia, aquel a quieJ~ se con- manera igualmente paradójica que las debilidades del pastor pueden contri-
fían los pecados ca.metidos, las tentaciones sufridas, aquel, por lo tanto, que buir a la salvación del rebaño, así como las debilidades de éste pueden con-
está destinado a ver, comprobar y descubrir el mal, ¿no va a estar, precisamente, tribuir a la salvaéi6n de aquél. ¿Cómo pueden las debilidades del pastor
expuesto a la tentación? Y ese mal que se le n1anifiest'a, ese mal.del cual va a contribuir~ la salvación del rebaño? Por ~upuesto, es mei:iester que el pastor, en
aliviar la conciencia de.su dirigido por el hecho mismo de haberlo liberado, la mayor medida posible, sea perfecro. Su ejemplo es fundamental: esencial
·no va a expo~er[loj* a la rentaci_6n?. ¿El hecho de enterarse de pecados tan para la virtud, el mérito y la salvación del rebafio. Como decía San Gregario
horribles ~ ve~; pecadoras .ta~ hermos;s no lo·_ expondrá, pre~isamente, a la en. La regla pastoral, 11, [2]:* "La mano que'se propone limpiar la suciedad
muerte dci alma en el mo~ento de salvar el alma.de la oveja? Ése es codo el
22
en Jos otros, ¿nO debe ser Jimpia ·y pura?". 24 Por lo taáto,"e1 pastor debe ser
problema, un problema discutido con mucha amplitud desde el siglo Xl!I y que limpio y puro. Pero si ·no tieiie debilidades, si es dem·asiado limpio o dema-
es justamente la puesta en juego de la paradoja d~ la inversión de los valores, siado puro, ¿no deducirá de esa perfección algo sem~jante al orgullo? ¿La exal-
la inversión sacrificial que plantea la necesidad ·¿e que el pastor acepte correr tación con que Concebirá su propia perfección no coristituirá -y aquí cito
el peligro de morir para salvar el alma de los otros. Y precisamente cuando haya una vez más el Liher pastora/is de San Gregorio- "un precipicio al cual él caerá
aceptado morir por los otros, el pastor se salvará. a los ojos de Dios"? 25 ** Es bueno, entonces, que el pastor tenga imperfec-
Cuarto principio, cuarto mecaniS1no que encontramos en la definición del ciones y las conozca, que no las oculte hipócritamente a las miradas de sus
pastc:irado cristiano: lo que podríamos llamar, tamb.ién ahora de 1nanera muy fieles. Es bueno que se arrep.ienta explícitamente de ellas, que se humille
esquemática y arbirraria, principio de 1a correspondencia alternada. En efecto, por ellas, y esto para rnantenerse en un rebajamiento que será tanto n1ás
si es cierto que el mérito de las ovejas constituy~ el mérito del pastor,¿~? podría edificante pa_ra los fieles cuanto más escandaloso habría sido esconder esas
decirse también que el mérito de este último no sería tan grande si aquéllas fue-
ran en su totalidad y siempre perfectamente meritorias? ¿Acaso el mérito del
23
pastor no obedece al menos en parte a esto: que las oveja~ son porfi.~das, se San Benito, La Reife de iaint Benoit, op. cfr., t.!, cap. 2: "Cómo debe ser el abad", p. 443:
"Pero si usa toda su diligencia de pastor con el rebaño inquieto y desobediente, y empica todos
e~ponen al peligro .y siempre están prontas a caer? Y ese mérito, lo que lo
sus cuidados para corregir su mal con1ponan1iento, este pastor será absuelto en el juicio del
Señor".
* Michd Foucault: rr, l.
24
• Michd Foucaul[: éste no va a estar expuesto. Gregario Magno, Regula paJtoralis, 11, 2: 'hecesse esr ur esse n1unda studeai: manus, quae
22 Cf. G~egorio Magno, Regle pastora/e, op. cit., 11, S, p. 203: "a menudo, el cora_7.Ón n1ismo diluere sardes curat"; Regle pastora/e, op. cit., 1, p. 176: "La mano que se afana en lavar las sucie*
del pastor, aJ escuchar y conocer las tentaciones del otro, sufre la violencia de éstas; aun el dad es tendrá la precaución de ser pura".
agua de la bacinilla que !ava a las multitudes se ensucia. Al hacer suyas las suciedades de
25
!bid., 11, p. 207: "El don del poder lo ha colocado en un lug~r sin par, y él ·también cree
quienes se lavan en ella, pierde su pura transparencia". Cf. Michd Foucault, leJ Anormaux, que ha superado a todo el mundo por los méritos de su vida. [... ] Por un admirable juicio, .
París, Gallimard-Seuil, 1999, clase del 19 de febrero de 1975, p. 166 [trad. esp.: Los anorma· encuenrra adenrro el abismo de la huniillación y se eleva afuera a la cumbre del poderlo. Se ase*
!e1, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 20001, acerca del proble1na de la "santidad meja entonces al ángel apósrnrn, y desdeña ser un hombre semejante a los hombres".
del sacerdote" en el ejercicio de la confesión, tal con10 la analizan los teóricos de la pastoral "'"' Michel Foucault agrega: La perfecciqri del pastor es una escuda {una o dos palabraS
inaudibles],
tridentina.
204 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 205

debilidades. 26 Por consiguiente, así como. por una parre las debilidades de las alguna el hombre de la ley; o, en todo caso, que el elemento que lo caracte-
ovejas constituyen el mérito y aseguran la salvación del pastor, a la inversa, las riza'. lo especifica, no es de ningún modo el hecho de enunciar la ley. A mi
faltas o las debilidades de éste son un elemento en la edificación de las ovejas JU1c10, de n1anera muy cosca, esque1nática y caricaturesca, podría decirse lo
y el movimiento, el proceso por el cual él las guía hacia la salvación. siguiente: el ciudadano griego -hablo aquí, desde luego, del ciudadano y no
Podríamos proseguir de manera indefinida o, en todo caso, durante mucho del esclavo ni de quienes, por una razón u otra, están minorizados con res-
tiempo este análisis de las sutilezas _del vínculo entre el pastor y sus .ovejas. Lo ª!
pecto derecho de ciudadanía y los efectos de la ley- sólo se deja dirigir,
que quería mostrar como primer aspecto es que, en lugar de la comunidad, sólo acepta que lo dirijan dos cosas: la ley y la persuasión, es decir, los man-
la reciprocidad global y masiva de la salvación y la paz entre las ovejas y el datos de la ciudad o la retórica de los hombres. Yo diría, también de una manera
pastor, hay una idea de los actos del pastor cristiano que, sin cuestionarla nunca muy grosera, que la categoría general de la obediencia no existe entre los
del todo, crabaja desde adentro y elabora esa relación global. ¿Qué hace ese griegos o, en todo c_aso, que hay dos esferas que son distintas y no pertene-
pastor? El pastor cristiano se ~ueve en una economía sutil del mérito y el cen en ab~oluto al orden de la obediencia. Escá la esfera del respeto de las leyes,
demérito, una economía que supone un análisis en elementos puntuales de de las dec1s1ones de Ja asamblea y de las sen cencias de los magistrados: respeto,
los mecanisn1os de transferencia, los procedimientos de inversión, 1os jue- en suma, de las órdenes que se dirigen o bien a codos de la misma manera o
gos de apoyo en ere elementos contrarios; en suma, toda una economía deca- bien a alguien en particular, pero en nombre de codos. Tenemos.por canco esta
llada de los méritos y deméricos entre los cuales, en definiciva, Dios deci- zona d_el respeto, y además la zona -iba a decir; de la astucia-, digamos, de
dirá. Pues ése es ocro elemento fundatnental: a la larga, esa economía de los las acciones y los efectos insidiosos: el conjunto de los procedimientos a tra-
méritos y los deméritos que el pastor debe manejar sin descanso no da segu- vés de los cuales los hombres se dejan arrastrar, persuadir, seducir por otros.
ridad alguna, cierta y definitiva de la salvación, ni de él mismo, ni de las ove- Se trata de los procedimientos por cuyo intermedio el orador, por ejemplo,
jas. Después de todo, la producción de la salvación se le escapa y está Ínte- convencerá.a su auditorio, el médico persuadirá a su paciente de seguir tal 0
gramente en manos de Dios. Y cualesqui~ra sean la habilidad, el mérito, la cual tracanuenco, el filósofo persuadirá a quien lo consulca de hacer cal o cual
virtud o la santidad del pastor, quien lleva a cabo su salvación y la de sus ove- co.sa para llegar a la verdad, al do1ninio de sí mismo, etc. Y son los procedi-
jas no es él. En cambio, el pastor debe manejar, sin certeza final, las trayec- m1encos por los cuales el maestro que enseña algo a su alu1nno logra con-
torias, los circuitos, los vuelcos del mérito y el demérito. Nos mantenemos vencerlo de la importancia de llegar a ese resultado y de los medios necesa-
en el horizonte general de la salvación, pero con un modo de acción y un rios para alcanzarlo. Entonces, respetar las leyes, dejarse persuadir por alguien:
tipo ele intervención muy discintos, otras maneras de actuar, otros estilos, téc- la ley o la retórica.
nicas pastorales muy diferentes de las que podrían conducir a la tierra pro- . ~l pasto~ado cristiano, por su parte, organizó ·a mi entender algo totalmente
metida al conjunto del rebaño. Vemos entonces que, con referencia al tema distinto Y ªJCno a la práctica griega, lo que podríamos llamar inscancia de la
global de la salvación, en el cristianismo se destaca algo específico que lla- obediencia pura,* la obediencia como tipo de conducta unitaria, altamente
maré economía de los méritos y los deméritos. val.orada y .que tiene lo esencial de su razón de ser en sí misma. Esto es lo que
Tomemos ahora el problema de la ley. Creo que podríamos hacer un aná- qu1e~.º dec1~: todo el mundo sabe -y en un principio todavía no nos aparta-
lisis más? menos Parecido y mostrar que el pastor, en el fondo, no es en manera mos demasiado de lo que era el tema hebreo- que el cristianismo no es una
religión de la ley; es una religión de la voluntad de Dios, una religión de las
26 Gregario Magno, Regle pastora/e, op. cit., 11, p. 215: "que a la luz discreta de cienos sig-
nos sus inferiores puedan también advertir que sus pastores son humildes a sus propios ojos:
verán así en su autoridad un motivo para (emer, y en su humildad descubrirán un ejemplo". "'"Obediencia pura": entre comillas en el manuscriro, p. 15.
206 SEGURIDAD. TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 207

voluntades de Dios par~ cada ~no en panicular. De ahí, claro está, el hecho [brindándole]* los cuidados necesarios y específicos. Con respecto a este
de que el pastor no sea el hombre de la ley y nj sjquiera su represent.<tnte: su rema, que el pastor es, mucho más que el hombre de la ley, quien atiende
41
acción siempre será coyuntural e-individual. Lo vemos en lo concerniente a cada caso en función de sus elementos característicos, me parece que, además,
los famosos !apsi, quienes han renegado de Dios. No hay que tratar a_ rodos, lo propio del pastorado cristiano -y esto, a mi entend~r, no se encuentra en
dice San ~ipriano, de la misma manera, aplicándoles una sola medida gene- ninguna otra.parte- es que la relación de la oveja con quien la dirige es una
ral y condenándolos con1Ó podría condenarlos un tribunal civil. Es prec.:iso tra- relación de dependencia integral. •
tar c_ada uno de los casos en particular. 27 Este r~111a, qllc el pastor Ilo es el Dependencia integral 'quiere' decir t.res cosas. Primero, es una relación de
hombre de la ley, lo vemos también en la comparación muy precoz y constante ,so_meri1niento, no a una le}r, no a un principio de orden y ni siquiera a t.Ín
con el médico. En lÚ fundame~tal y ~nte todo, el pastor no es un Júez; es mandato razonabie O;igu~Os principiOs o ConclusioneS extraídas porla razón.
esencialmente '~n médico que debe atender cáda alma y su enfermed.ad res- Es una relación de sumisión d~ un ü1dividu6 'a otro. Pu~s la relación estricta-
pectiva·. Postura constatada en toda und serie de texr~.s, Como el de San Gtegorio, mente· individual, la correlación ·de un individuo que dirige con un individuo
por ejen1pló, q~c.dice: "Un misn10 }r úniCO inétodo no puede ~plicarsc a todos que· es dirigido es no sólo una condición sino el prii:icipio mismo de -la obe-
los hombres, porque no todos están regidos por una igual natllraleza dt car~c­ diencia cristiana. Y el dirigido debe aceptar, debe obedecer, dentro de la propia
t~r. Con frecuenci~ son nocivos para aJgunos los procedimientos beneficiosos relación indiVidu'al y porque es una relación individual. El cristi~no se pone en
para otros" .28 Por lo tanto, el pasrOr bien p~Uede tener que hacer conocctr la ley manos de sú pastor para las cosas espirituales, pero también para 1as cosas
y las voluntades de Dios que son válidas para todos los hombres: deberá hacer materiaJes y la vida Cotidiana. Al rcspcCto, los escritos cristianos repiten una y
cÚnocer las decisiones de la Iglesia o la comunidad que.son válidas para todos otra vez un texto de los SaJmos que dice:· "Quien carece de dirección cae como
los miembros de esta última. Pero creo que el modo de acción del pasto'r cris- una h~ja rnuerta". 29 Esto es válido para los laicos, pero lo es de una manera
tiano se. individualizó. Tampoco aquí estamos muy alejados de lo que encon- mucho más incensa, por supuesto, para los monjes, y aquí tenemos la puesta
J_r:aulns .e.nr.r.e Jo..s .hebreo~~· .aun cuando la religión ,iudía es en esencia una reli- ea rtcción Je) principio fundameaca} de que );z obedieaciél, paa un cciS"ciano,
gión de la ley. Pero los textos de la Biblia siempre dijeron que el P:\sror es no significa obedecer una ley, obedecer un principio, obedecer en función de
quien se ocupa de manera.individual de cada oveja y vela por su salvación, un elemento racional cualquiera; es ponerse por entero bajo la dependencia de
alguien porque es alguien.

. 27 Cf. San Cipriano, Correspondance, op. cit.,· carta 17, lll, 1, p. 50; 'Vos itaquc singulos

rcgite et cons,iÍio ac moderatione vestra secundüm divina praecepta lapsorum animo~ tempe- • Michel Foucaulc tornando.
rate" ("dad una dirección a cada uno de los lapsi en particular, y que la sabiduría de vuestros 29
En "Mal dirc, mal faire", seminario inédito celebrado en Loyaina, Foucau!t indica los
consejos y vuelitra acción conduzca sus aln1as según los precepto~ divinos"). Sobre !a cuestión Proverbios conio fuente de esca frase, que, sin embargo, no se encucnrra ni en ellos ni en los
de los lapsi, véase la introducci6n del cariónigo Bayard en ibid., pp. xviii-xix; véase también Salmos. La fórmula citada es el resultado probable de la fusión de dos pasajes, según el texto de
supra. nota l 6. · . la Vulgata: 1) Proverbios. l l, 14: "Ubi non est gubernator, populus corruet" ("Falto de direc-
28 Gregario Magno, Regula pastoralis, m, prólogo: "Ut eni_m longc ante nos re~ercndae n1cmo-
ción, un pueblo sucutnbe", La Bib!e de jénua!em, op. cit.; p. 896), y 2) lsaias, 64, 6: 'Et ccci-
riae Gregorius Nazan7.inus edocuit, nonuna eademque cuncds exhortatio congruit, quia nec dimus quasi fo!ium universi" ("Todos nos marchitamos como hoj3$ muertas", ibid., p. 1156;
cunetas par morum q~alita:; asttingit. Saepe na1nquc aliis officiunt, quae aliis proSUf\t"; Rtgle lircralmenrc, según el texto en lado, "caflnos"). Michel Foucault vuelve a citar esta frase, sin refe-
pasto rafe, op. cit., 11, p. 259: "Com~ lo expuso antes que noscitros Gregario Nacianceno, de vene- rencia precisa, en L'Herméneutiqiu du sujet. Cours au College de Franc'e, 1981·1982, edición esta-
rada memoria [cf. Discours, 2, 28-33]. una sola y la misma exhorración no conviene a rodas, blecida por Frédéric Gros, París, Ga!limard-Seuil, 2001. col. Hautes Études, p. 381 [trad. esp.:
pues no todos están sometid~s a los n1is1nos hábitos de vida. Lo que es útil para unos f)crjudica La hermenéutica del sujeto. Curso en ei Colltge de France (1981-1982), Buenos Aires, Fondo de
a menudo a otros". Cuhura Económica, 2002J.
208 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 209

En la vida monástica, esta dependencia de alguien con respecto a alguien texto de las Santas .Escrituras, para colmo- y debió inrerrun1pir la copia no al
se institucionaliza en la relación con el abad, el superior o el maestro de novi- final de un párrafo o de una frase o en n1edio de una palabra, sino en medio
cios. Uno de los puntos fundamentales de la organización, la disposición de de una !erra, que dejó en suspenso para obedecer la orden más estúpida posi-
la vida cenobfrica a partir del siglo IV, es el hecho de que todo individuo que ble que se le había dado. 31 También es la prueba del absurdo. La perfección
entra a una comunidad monástica queda en manos de otro, un superior, un de la obediencia consiste en obedecer una orden, no porque es razonable o
maestro de novicios, que lo torna por completo a su cargo y le dice en cada implica la realización de una tarea importante, sino, al contrario, porque es
momento lo que puede hacer. A tal punto que la perfección, el mérito de un absurda. Es la historia n1il veces repetida del monje Juan, a quien se ordenó ir
novicio, consiste en considerar como una falta cualquier cosa que pueda-hacer a regar, muy lejos de su celda, un palo seco que había sido plantado en medio
sin haber recibido la orden explicita de hacerla. La vida entera se codifica en del desierto, y dos veces por día iba a regarlo. 32 Gracias a lo cual, aunque el palo
el hecho de que cada uno de sus episodios y cada uno de sus momentos debe no floreció, quedó asegurada la santidad de Juan. También estfla prueba del
ser fruto del mando, de la orden de alguien. Y la situación queda ilustrada en maestro desabrido. Cuanto más desabrido es, menos reconocimiento y grati-
unas cuantas pruebas que podríamos llamar de la buena obediencia, la irrefle- rud muestra y meo.os felicita al discípulo por su obediencia, más se reconoce
xión y la inmediatez. A cuyo respecto hay toda una serie de historias mencio- ésta como meritoria. Por úlrin10, está sobre todo la famosa prueba de la rup-
nadas por Casiano en las Instituciones cenobíticas y que también encontramos tura de la ley: hay que obedecer aun cuando la orden sea contr_aria a todo lo
en la Historia la.usíaca; 30 la prueba de la irreflexión, por ejemplo, consiste en que puede considerarse dentro de la ley; así sucede con la prueba de Lucio,
lo siguiente: cuando se da una orden a un monje:, éste debe dejar de inme- con rada en la Historia la.usíaca. Lucio llega a un monasterio luego de haber per-
diato cualquier rarea en la que esté actualmente ocupado, interrumpirla en el dido a su n1ujer, pero con un hijo que le ha quedado, un niño de unos diez
acto y ejecutar la orden sin preguntarse por qué se la han impartido y si no años. El ho~bre es sometido a toda una serie de pruebas, al cabo de las cua-
será mejor proseguir con la actividad anterior. Y Casiano cita como ejemplo les se le ordena lo siguiente: ahoga a tu hijo en el río. 33 Y Lucio, como ha reci-
de: esta virtud de obediencia a un novicio que estaba copiando un texto -un

31
Juan Casiano, Institutions cinobitiques, op. cit., IV, 12, pp. 134 y 136/135 y 137. No se
}O 't:Ó Aa.uatO.K'..OV, obra escrita por Pa1adio (ca. 363·ca. 425), obispo de Hdenópolis de indica cuál es el texto sobre el que trabaja el copista. La obediencia responde aquí al llamado de
Bitinia (Asia menor), reputado de tendencia origenista. Tras haber residido varios años con los "quien golpea la puena y da la sefial [... ] que convoca a la oración o a algún crabajo".
32
monjes de Egipto y Palestina, publicó en 420 esta compilación de biografías de: monjes dedi· !bid., IV, 24, pp. 154y156/155y157. Juan d Solitario-el abbaJuan-, muerto hacia
cada a Lausio o Lausus, chambelán mayor de Teodosio 11 (408·450), que constituye una fuente 395, luego de cuarenta años de reclusión en Licópolis, es una de las figuras más célebres del mona-
importante parad conocimiento del monacato antiguo. Ediciones: Histoire lausiaqtu (Vtes d'asc(· caro egipcio del siglo !V. La historia {que presenta a Juan Colobos en lugar de Juan de Licópolis)
tes et cú P(res du disert}, cexco griego, introd. y trad. de A. Lucot, París, A. Picard et fils, 1912, se repite sobre todo en los Apophugmata Patrnm (Patrología Graeca, 65, col. 204c) [trad. esp.:
col. Textes et .Documcncs pour l'histoire du christianisme (basada en la edición crítica de Dom Apotegmas de los Padres del desierto, Salamanca, Sígueme, 1986], con una modificación impor·
Buder, Historia Lausiaca, Cambridge, Can1bridge Universiry Press, 1904, col. Texcs and Scudies, tan te: aquí el palo tern1ina por echar rafees y dar frutos (cf. Jean-Claude Guy, Paro/es des Anciem.
núm. 6); Les Moines du désert. Histoire lausiaque, trad. del Carmel de la Paix, París, Desdée de Apophtegmes des P(res du dtsert, París, Seuil, 1976, col. Points Sagesscs, p. 69).
33
Brouwer, 1981, col. Les PC:res dans la foi [trad. esp.: El mundo de los Padres del desierto (la his- El episodio no está en la Historia lausiaca sino en Juan Casiano, [nstitutions cinobitiques,
toria lausiaca), versión, introducción y notas de León E. Sansegundo Yalls, Madrid, Studium, op. cit., IV, 27, p. 1621163, a propósito del abad Patermutus y su hijo de ocho años (unos her·
1970; reed., Sevilla, Apostolado Mariano, 1991; hay una versión anterior, publicada con el título manos, enviados ex profeso, sacan al niíio del río e impiden de ese mudo "que la orden del
de Los Padres cúl desierto, prólogo de Enrique Gómez Carrillo, París, Garnier Hennanos, 1917 anciano, a quien el padre ya había satisfecho por su devoción, se cumpliera por co1npleto"). y
{N. del T.)). Cf. R. Draguet, "LHistoire la11siaque, une ccuvre écrite dans l' esprit d'Evagre", Revue reaparece en diversas colecciones de apotegmas. En d seminario de Lovaina ya citado, Fouc.ault
d'histoi" mlisúutique, 41, 1946, pp. 321-364, y 42, 1947, pp. 5-49. remi[e con propiedad a Casia.no al relatar el ejemplo de Patermutus.
210 SEGURIDAD, TERRITORIO, !;OBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 211

bido una orden que debe cutnplir, va efectivamente a ahogar a su hijo en el fin, entonces, ese fin es un esta~o de obediencia definido por la renuncia defi-
río. La obediencia cristiana, la ·obediencia de la oveja a su pastor, es por lo canto nitiva a toda voluntad propia. El fin de la obediencia es mortificar la propia
una obediencia integral de [un] individuo a otro. Por otra parte, quien obe- voluntad, hacer que ésta, corno tal, muera: que no haya otra voluntad que la
dece, quien es sometido a la orden, recibe el nombre de subditus, aquel que, de no tenerla. Y así, San Benito, en el capítu"io 5 de su regla, para definir a
literalmente, está dedicado, enttegado a otro y a su completa disposición y bajo los buenos rnonjes, dice: "Ya no .viven. a su libre arbitrio, ambulante$ alieno
su vol~ntad. La relación es de servidumbre inr.egral. judicio et imperio, caminando bajo el juicio y el imperium de otro, 'desean siem-
Segundo, es una relación n?,finalista, en el sentido_ de ~l,l_C, cuando el.griego pre que otrq l.os mande". 35 . ,
se "confía a un,1nédico, un maestro de gimnasia, un profesor de retórica o Es. ín.dudabl_e, ento~1ces, que sería precisO exPiorai: rodo eSto porque, en defi-
¡~~luso a un filósofo, lo-hac~ para llegar~ cierto re.sulrado. f:?e r~sulrado será nitiv~, e~· ~uy irnportant~ tanto para la rnoral criscia~a, en la hist~ria de las
el conocinliento tde un oficio, una perfección cualquiera o la curación, y la ideas, co:mo para la práctica misma, la ins_titucionalización del pastorado cris-
obediencia sólo es, con r~·specto a él: un. paso nece~ario y no siempre agrada- tiano y ~ambién para los probÍ~mas de lo que el cristianismo llama "la carne".
bl~. En la obediencia griega, ~) en tÚdo caso, en el hecho de que el griego se Es, c~mo verán, la diferenci~ d~ los sentidos que se atribuyeron de rnanera suce-
so1neta en un ~omento dado a I~ ~oluntad o las órd~nes d.e orr?, siempre hay, siva a Ja palabra apatheid,, la apafheia a la cual tiende j~stamente la obedien-
por lo tanto, un objeto, la salud, la virtud, la verdad, y un fin; es decir que cia. Cuando.'un discípulo griego acude a un maestrO de filosofía y se pone
llegará el momento er:i- que la relación de obedienci,a se int~rrumpir;i y hasta bajo su dirección y su gobierno, lo hace para conseguir algo que se denomina
se inve~tirá. Q.e~pués de todo, cuando en Gre.cia uno se somete_ a un profesor apatheia, la ausenci~ ~de }athe, Ía ausencia de pasiones. Pero esa ausencia de
de filosofía, lo hace para llegar en determinado n1omento a s~r. maestro de sí pasiones,.¿qué. significa y en qué consiste?. No tener pasiones es dejar de tener
ffiistno, vale decir, a trastocar esa relación de obediencia y convertirse en su pasividad. Vale decir,.elirninar de~sf misrno todas las mociones, todas las fuer-
propio amo. 34 Ahora bien, en la obediencia cristiana no hay fin; en. efecto, z~s, tod~s las tempestades de las que uno no es amo y (¡':le de ese ~oda lo
·adónde conduce, qué es esa obedh:acia? Es simplemente oheCicncia. Se exponen a ser esclavo, sea de fo que ocurre en uno misn1o', sea de lo que pasa
~bedece para poder ser obediente, para llegar a un estado* ~e obediencia. Esta en su cuerpo, sea, eventualmente, de lo que sucede en el mundo. La apatheia
noción de estado de obediencia es, a.mi entender, algo también completa- griega garantiza el dominio de s°L Y de alg~na manera no es sino el reverso de
n1ente novedoso y específico, imposible de encontrar antes. Agreguetnos .que ese dominio de sí. Entonces, se obedece y se renuncia a una serie de placeres,
el término hacia el cual tiende la práctica de obediencia es lo que se de:nomina y en la filosofía Csroica y el .último epicureísmo se renuncia incluso a los pla-
huruildad, consistente en sentirse el. último de los hombres, en recibir las órde- cere~ de la carne y los placeres del cuerpo para asegurar la apatheia, que no es
nes de quienquiera, en prorrogar así de manera indefinida la relación de obc-. sino el reverso, el vaciado, si lo prefieren, de esa cosa pos·i~i~a hacia la cual se
diencia y, especialrnente, en renunciar a la voluntad propia. Ser humilde no
es saber que se ha pecado mucho, º?es simplemente aceptar que cualquiera
nos dé órdenes y acatarlas. En el fondo, y sobre todo, ser humilde es saber 35
San Benito, La Regle de saint Benoít, op. cit., cap. 5: "La obediencia", p. 466/467: "Es
que toda voluntad propia es una ffiala voluntad. Si la obediencia tien~ un que el a.inor los incita a avanzar hacia la vida eterna. Por eso coman el camino estrecho del que
habla el S~ñor cuando dice: 'Angosto es el camino que conduce a la vida'. Y así, no viven a su
capricho ni obedecen a sus propios deseos y gustos, sino que andan bajo el juicio e imperio de
34 Sobre l~ función del maestro en la cultura grecorromana, véase Michel Foucaulr, otro [ut non suo arbitrio viventes ve/ desideriis suis et voluptatibus oboedientes, sed ambulantes
L'Herménetttique du sujet, op. cit., clase dd 27 de enero de 1982, pp. 149-158. alieno iudicio et imperio], viven en los monasterios (coenobiis],·y desean que los gobierne un
,. Palabra encerrada en un círculo en el manuscrito, p. 18. Nora al margen: "noción impor- abad [abbatem sibi praees;~ des ideran~''.. Cf. Michd Foucault, "'Omnes et singulatim'... ", op.
tante". cit.,pp.145y 146.
212 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 213

tiende y que es el dominio de sí. Por lo tanto, uno llegará a ser amo al renun- afirmación de una voluntad singular, es preciso que renu~cie a él, obedezca y
ciar. Transmitida por los moralistas griegos, grecorromanos;36 al cristianismo, mande. De modo que tenemos una especie de campo generalizado de la obe-
la palabra apatheia [va a tomar] un sentido muy distinto, y la renuncia a los diencia que es característico del espacio donde van a desplegarse las relaciones
placeres del c.uerpo, los placeres sexuales, los deseos de la carne, tendrá muy pastorales.
otro efecto en él. Nada de pathe, nada de pasiones: ¿qué quiere decir esto para Entonces, así como el análisis, la definición del pastorado lo hablan sepa-
el cristianismo? En esencia, renunciar a ese egoísmo, esa voluntad singular que rado de la relación común y habían puesto de relieve la econon1ía compleja
me son propios. Y lo que se reprochará a los placeres de la carne no es que nos de los méritos y deméritos que circ\.\Ían, se transfieren y se intercambian, de la
convierten en seres Pasivos-ése era el tema estoico e incluso epicúreo-, sino que misn;a manera, con respecto al principio general de la ley, el pasrorado pone
en ellos se despliega, al contrario, una actividad que es individual, personal, ego- de ma.nifiesto toda una práctica de la sumisión de individuo a individuo bajo
ísta. Yo mismo estoy incerCsado en ella y en ella mantengo, de una manera furiosa, el signo de la ley, está claro, pero al margen de su campo, en una dependencia
la afirmación del yó como lo esencial, lo fundamental y lo más valioso. Por que jamás tiene generalidad alguna, que no garantiza ninguna libertad ni
consiguiente, el pathos, que es preciso conjurar rnediante laS práccicas de obe- conduce a ningún domini~, sea de sí mi~mo o de los otros. fu un campo de
diencia, no es la pasióni es, antes bien, Ja voluntad, una voluntad orientada hacia obediencia generalizada, muy indiVidualizado en cada una de sus manifesta-
sf misma, y la ausencia de pasión, la apatheia, será la voluntad que ha renun- ciones, siempre instantáneo Ylimitado y tal que, en él, aun los aspectos rela-
ciado y no deja de renunciar a sí misma. 37 cionados con el dominio siguen siendo efectos de obediencia.
Creo que tarnbién podríamos agregar (pero quiero ser breve) que en la Habría que señalar, desde luego -porque es un proble1na; en firt, me limito
teoría y la práctica de la obediencia cristiana, el mismo que manda, en este caso a indicarlo-, que ahí verrios organizarse la· serie o, mejor, el par servidum-
el pastor, sea abad u obispo, no debe mandar por mandar, por supuesto, sino bre-servicio. La oveja, el individuo dirigido, debe vivir su relación con el pas-
únicamente porque se le ha dado la orden de hacerlo. La prueba que con- tor co1no una relación de servidumbre integral. Pero el pastor, a la inversa,
firm:i al pastor como tal es que rechaza el pastorado que tiene a su cargo. Lo debe experimentar su misión de tal con10 un servicio, y un servicio que
rechaza porque no quiere 1nandar, pero en cuanto su rechazo puede ser la hace ?e él el servidor de sus ovejas. Serfa menescer, entonces, comparar,
oponer todo esto, esta relación de servidumbre-servicio, a la concepción griega
o la concepción romana, por ejemplo, de la carea, el ojficium. Y también verán
36
Sobre la dificultad ~e encontrar un equivalente latino de apatheia y el equívoco suscicado otro problema fundam'enral, el problema del yo: en el poder pastoral (vol-
por su traducción corno impatienria, cf. Séneca, lettre.s a lucilitu, París, Flammarion, 1992, 9, veré a ello en un momento) tenemos un modo de individualización que no
2 [erad. esp.: Epl.stola.s mora/e¡ a Lucilio, 2 vals., Madrid, Gredas, 1989-1994]; los Padres
sólo no pasa po'r la afirmación del yo, sino que, por· el contrario, implica su
latinos rradujeron la p:ilabra como imperturbatio (San Jerónin10, en Jer. 4, proemio) o, más
destéucción.
frecuentemente, com"o impassibilitas (San Jerónimo, Epi.stolae, 133, 3; San Agustín, Civitas
Dei, 14, 9, 4: "lo que los griegos llaman apatía, 6.7tá0Eta, cuyo sinónimo latino sólo podría Tercero y último, y esto lo tocaré por encima porque ya lo hemos abordado
ser impassibilitas"). de otra manera, está el problema de la verdad. Formulada también aquí del
37 ¿Este breve desarrollo sobre la apatheiaconstituye una crítica implícita de las páginas con-
modo más esquemático, la relación del pastorado con la verdad puede inscri-
sagradas a esta noción por Pierre Hadot en su artículo "Excrciccs spiriruels antiques et 'philo- birse, si las cosas se toman en detalle, en una suerte de curva y perfil que no la
sophie chréticnnc"' (reeditado en Exercices spirituel.s et philosophie antique, París, ttudes augus-
aleja mucho de lo que podía ser la enseñanza griega. Me refiero a lo siguiente:
tiniennes, 1981, pp. 59-74), en el que este último, al destacar el papel crucial deseinpefiado
por la apatheia en la espiritualidad monáscica, traza una línea de continuidad entre el estoicismo,
frente a su comunidad, el pastor tiene una tárea de enseñanza. Puede decirse
el neoplatonismo y la doctrina de Evagrio Póntico y Doroteo de Gaza (ibid., pp. 70-72)? Sobre incluso que ésa es su rarea primera y principal. En el De o./ficiir minisn-orum, de
la apatháa de los ascetas cristianos, cf. la próxima clase (1° de marzo), pp. 246 y 247. San Ambrosio, una de las primeras frases dice: "Episcopi proprium munus
214 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 215

docere", "la misión propia del obispo es enseñar". 38 Desde luego) esa misión una n1odulación cotidiana; sin embargo, también es preciso que la enseñanza
de enseñanza no es una actividad unidimensional, no se trata simple1nenre de pase por una observaclón, una vigilancia, una dirección ejercida en cada ins-
una lección determinada que debe impartirse a los otros, sino de algo más tante y de la manera menos discontinua posible sobre la conducta integral, total
complicado. El pastar debe enseñar por su ejemplo, su propia vida; además, el de las ovejas. En su perfecCi6n, su mérito o su calidad, la vida cotidiana no
valor de ese ejemplo es tan fuerte que si aquél no da una buena lección a través debe ser el mero resultado de una enseñanza general y ni siquiera de un ejem-
de su propia vida> la enseñanza teórica y verbal que pueda impartir se borrará. plo. Es necesario encargarse efectivamente de ella y observarla, de modo que el
En la regla pastora~ San Gregario dice que los pastores que enseñan la buena pastar, a partir de esta vida cotidiana de sus fieles vigilada por él, debe forjar un
doctrina, pero dan el n1al ejemplo, son un poco como ovejeros que bebieran saber perpetuo que será el saber del comportanüento de la gente y su conduc-
agua clara, pero, debido a sus pies sucios, corrompieran el agua de la que hacen ción. A propósito del pastor en general, San Gregario dice: 'f\l perseguir las
beber a las ovejas a su cargo. 39 El pastor también enseña de una manera no glo~ cosas celestiales, que el pastor no abandone las necesidades del prójimo. Que
bali no general. No enseña de la misma for.ma a todo el mundo, pues las n1en- no pierda tampoco la afición a las alturas al condescender a fas necesidades mate-
tes de los oyentes son corno las cuerdas de una cítara: tienen tensiones diferen- riales de sus prójimos". 41 Y se refiere a San Pablo, quien, dice, "por más éxtasis
tes y no es posible tocadas de la 1nis1na manera. En el Liber pastotalis, San que alcance en la contemplación de lo invisible, hace descender su espíritu hasta
Gregario expone treinta y seis maneras bien distintas de enseñar, según la ense- el lecho conyugal. Enseña a los esposos la conducta que tienen el. deber de res-
ñanza esté destinada a personas casadas o no, a gente rica o no, a enfermos o petar en sus relaciones ínrin1as". Por la contemplación, San Pablo penetró sin
°
sanos, a gente alegre o tristc. 4 Con todo esto no estamos muy lejos de lo que duda en los cielos, pero no excluyó de su solicitud el lecho de quienes siguen
era la concepción tradicional de la ensefianza. Pero con respecto a ésta hay, creo, siendo carnales. 42 Hay, por lo tanto, una enseñanza integral que implica al mismo
dos novedades funda1nentales que distinguen aún más el pastorado cíistiano. tiernpo una mirada exhaustiva del pastor a la vida de sus ovejas.
En prin1er lugar, el hecho de que esa ensefianza debe ser una direcci6n de El segundo aspecto, también muy importante, es la dirección de conci~ncia. 43
la conducr..1 cotidiana. No se erara sólo de enseñar lo que corresponde saber y El pastor ne debe ~imitarse a enseñaI ~a 11eidad. Debe dir)g)r \a concienc)a; ¿y
hacer. Y no se trata s6lo de enseñarlo a través de principios generales, sino por

41
Gregario Magno, Regle pastora/e, op. cit., 11, 5, p. 197: "Que, al elevarse, se guarde de igno-
· 38 Estas primeras palabras del subcítulo del cap. 1 en la edición de Migne (PatroWgia Latina, rar las miserias del prójimo y, al intimar con esas miserias, de abandonar las airas aspiraciones".
42
16, col. 23A) no aparecen en ]a)I ediciones más recientes y probable1nence son, en consecuencia, !bid.: "Mirad: Pablo se craslada al paraíso, penetra los secretos dd tercer cielo y, no obs-
debidas al editor. De todos modos, san Arnbrosio expresa más adelante la misma idea; cf. De offi- tante, por mucho que lo arrebate esa contemplación de las realidades invisibles, dirige la mirada
ciis, \, 2: "cum iarn effugere non possimus officium docendi quod nobis refugienribus imposuic de su alma hac:ia la recámara donde descansan hu1nildes seres de carne· y les indica cómo com-
sacerdotii necessitudo"; Des devoirs, op. cit., p. 96: "por eso no poden1os de aquí en más eludir d portarse en su vida íntima".
43
deber de enseñar, que en nuestra propia defensa nos ha impuesto la misión del sacerdocio". La práctica cristiana de la dirección de conciencia ya había sido objeto de la atención de
39 Foucaulr en Les Anormaux, op. cit., clases del 19 de febrero de 1975, pp. l 70 y ss., y 26 de febrero,
Gregario Magno, Rtgle pastora/e. op. cit., 1, 2, p. 135: "Los pastores beben un agua n1uy
límpida cuando abrevan en el manantial de Ja verdad bien comprendida. Enturbiada con los pp. 187 y ss., pero en erro marco cronológico -los siglos xvr y XVII- y otra perspecriva de aná-
pies es echar a perder con una mala vida los esfuerzos de su santo estudio. Sí, las ovejas beben lisis: la aparición del "cuerpo de deseo y placer" en el núcleo de las prácticas penitenciales. Como
d agua que unos pies han hollado cuando los fides, en vez de atenerse a las palabras escucha- aclara Daniel Defert en su "Chronologie", en enero de 1978 foucault trabajaba en el segundo
das, sólo imitan los malos ejemplos ofrecidos a sus ojos" (comentario de la cira de b. Escritura tomo de la Historia de la sexualidad, que debía uazar "una genealogía de la concupiscencia a
tomada de E:z:eguiel, 34, 18 y 19). través de la pr~crica de la confeEión en el crisrianismo occidcnrnJ y de Ja dirección de concien-
4
°
Cf. la tercera parce de la Regula pastora/is, caps. 24-59 (por lo tanto, "treinta y ~eis mane- cia tal como se desarrolló a ¡:)artir del Concilio de 1i'ento" (DE, vol. 1, p. 53). Posteriormente,
ras" en sentido estricto). ese nlanuscrico fue destruido.
216 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 217

qué quiere decir dirigir Ja conciencia? Al respecto 1 habría que volver un poco rrido y los méritos, la virtud, los progresos de quien se examinaba. Pero ese exa-
atrás. La éráctica de la dirección de conciencia no es, en sentido estricto, una n1en de conciencia, que se inscribía por lo tanto dentro de la práctica de la
invención cristiana. Hubo direcciones de conciencia en la A.ntigüedad, 44 pero, dirección de conciencia, tenía una mera esencial. Precisamente, que quien se
' ..
en fin, para exponer las cosas de manera muy esquemática, creo que podernos exa.rninaba pudiese tornar control de sí mismo, co~verrirse en amo de sí sabiendo
caracterizarlas de la siguiente forma. [En primer lugar,] en la Antigüedad la con exactitud lo que había hecho o en qué punto se encontraba de su progreso.
dirección de conciencia es voluntaria; quien quiere ser dirigido va a buscar a Se trataba, entonces, de una condición del dominio de sí.
alguien y le dice: dirígcme. A tal punto, por lo demás, que en sus formas pri- En la práctica cristiana vamos a ver una dirección de conciencia y formas
mitiYas y aun en form;s tardías la dirección de conciencia se pagaba. Uno iba de ex<l!Tlen que son muy diferentes. Primero, porque esa dirección de cónciencia
a·ver a oéra persona y ésta le decía; acepto dirigirte, pero tendrás_que. darme no es precisamente voluhraria. En todo caso, no lo es sien1pre, y cuando se trata
tal suma de dinero. Los sofistas tenían tiendas de dirección de conciencia en de los monjes, por ejemplo, es absolutamente obligatoria: no pueden carecer de
las plazas públicas y.cobraban la consulta. un director de conciencia. Segundo, no es circunstancial. La cuestión no pasa
• Segundo, la ~iíecci6n de conciCncia en la Antigüedad era circunstancial: por responder a un infortunio, una crisis o una dificultad. La d.irección de con-
uno no dejaba ciu~ Je dirigieran toda la vida y siempre; antes bien, cuando ciencia 'es absolutamente permanente y uno debe ser dirigido en lo concer-
pasaba po~. u~ mal momento, un episodio duro y difícil, iba a buscar un direc- niente a todo y durante coda la vida. Tercero y último, el ~xamen de concien-
tor de conciencia. Atravesaba por un duelo, había perdido a sus hijos o su mujer, cia que forma parte concreta* de los instrumentos de la diíección de conciencia
estaba arruinado o el príncipe lo había mandado al exilio: pues bien, iba a no tiene por función asegurar al individuo el dominio de sí mismo y, de alguna
procurar la intervención de alguien, cuyo papel esencial era brindar consuelo. manera, compensar su dependencia con respecto al director. Todo lo contra-
La dirección de conciencia, entonces, era voluntaria, episódica y consolad~ra, rio. Uno sólo examina su conciencia para poder decir al director lo que ha
y en determinados momentos pasaba por el examen de conciencia. Es decir hecho, Jo que es, lo que ha sentido, las tentaciones a las cuales ha estado some-
que a rnenudo implicaba que el director dijera, invitara y hasta obligara al tido, los malos pensamientos que ha abrigado; el examen de conciencia se hace
dirigido, si puede hablarse de obligación, a examinar su propia conciencia, a entonces para marcar, anclar aun mejor la relación de dependencia con el
ha.cer al final de cada jornada un examen de lo que había hecho, las cosas bue- otro. En la Antigüedad clásica, el examen de conciencia era un instru111ento
nas o inalas que acaso había realizado, lo que le había pasado; en suma, a de dominio; aquí será, por el contrario, un instrun1ento de dependencia. Y en
repasar la existencia o un fragmento de la existencia de ese día, pasarlo por el virtud de él, por lo tanto, uno forjará a cada instante un discurso de verdad
filtro de un discurso a fin de fijar con carácter de verdad lo que había ocu- sobre sí mismo. Exrra.erá de sí mismo y producirá cierta verdad, y ésta será el
elemento que lo una a su.director de conciencia. Como verán, la relación con
la verdad en el pastorado cristiano no es en modo algun6 del mismo tipo que
44 Sobre la dirección de conciencia en la Antigüedad, cf. Pau1 Rabbow, Seeknfohntng. Methodik en la Antigüedad grecorromana, y también [es] muy diferente de lo que se había
t:úr Exerzititn in der Antike, Múnich, Kosel, l 954. Sin duda, Michel Foucault ya había leído, esbozado en la temática hebrea del pastorado.
asimismo, la obra de Ilserraur Hadot, Seneca und die gritchisch-rümiJche Tradition tkrSeelenkitung, Por ende, lo que caracteriza fundamental y esencialmente el pastorado cris-
Berlín, Walrer De Gruyter & Co., 1969, que en 1984 cita en Histoire de Ífi sexualitl, vol. 111: le tiano no es la relación con la salvación, la ley y la verdad. El pastorado cristiano
Souci de soi, París, Gallimard, 1984, col. BibliorhCque des hisroires [trad. esp.: Historia de la
es, por el contrario, una forma de poder que, al tomar el problema de la sal-
sexualidad, vol. 111: El cuidado de sí, México, Siglo XXI, 2005]. Volverá a ocuparse de la compa-
ración entre las prácticas antigua y cristiana de la dirección de conciencia en el curso "Du gou-
vernen1ent des vivants", clases del 12, 19 y 26 de marzo de 1980, as! como en L'Hermtneutiqut
du sujet, op. cit., dase del 3 de marzo de 1982, pp. 345-348, y del 1O de marzo, p, 390. • Michcl Foucaulr agrega: de ese arsenal, en fin.
218 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 22 DE FEBRERO DE 1978 219

vación en su cemárica general, deslizará en su interior toda una economía, roda del yo, la exclusión del ego, la exclusión del egoísmo como forma c;entral, nuclear
una técnica de circulación, transferencia, inversión de los méritos, y ése es su del individuo. Se trata, entonces, de una indlvidualii.ación por sujeción. Tercero
aspecto fundamental. Del mismo modo, en lo concerniente a la ley, el cristia- y último, es una individualización que no se alcanzará por la relación con una
nismo, el pastorado cristiano, no va a ser el simple instrumento de su acepta- verdad reconocida [sino], al contrario, por la producción de una verdad inte-
ción o su generalización; de alguna forma, al tomar por un rodeo Ja relación rior, secreta y oculta. Identificación analítica, sujeción, subjerivación: esto carac-
con la ley, el pastorado cristiano instaurará un tipo de relación de obediencia teriza los procedimientos de individualización que serán ef~ctivamente puestos
individual, exhaustiva, total y permanente .. Algo muy distinto de la relación en práctica por el pasrorado cristiano y sus. instituciones. La historia del pasto-
con la ley. Y por último, con respecto a la verdad, si bien es cierro que el cris- rado i_mplica por lo tanto toda la historia de los procedimientos de individua-
tianismo, el pastor cristiano, _Ja enseña, y obliga a los hombres, las ovejas, a lización humana en Occidente. Diga1nos además que es la historia del sujeto.
a:eptar una verdad determinada; el pastorado produce una innovación abso- Me parece que el pastorado esboza, constituye el preludio de lo que he lla-
luta al introducir una esr~uctura, una técnica, a la vez de poder, investigación mado gubernamentalidad, tal como se desplegará a partir del siglo XVI. Y pre-
y examen de sí y de los otros mediante la cual .una verdad, verdad secreta, ver- ludia esca gubernamentalíd"ad de dos maneras. Por los procedinüentos propios
dad de interioridad, verdad oculta del alma, será el elemento a través del cual del pasrorado, su manera, en el fondo, de no poner en juego pura y sirnplen1ente
se eje~cerán el poder del pastor y la obediencia, se asegurará la relación de el principio de la salvación, el principio de la ley y el principio de la verdad,
ob~diencia integral y p~ará, justamente, la economía de los méritos y los d.emé- por todas esas diagonales, para decirlo de algún modo, que ins~auran bajo la
ritos. Esas nuevas relaciones de los mérit~s y los demérüos, de la obediencia ley, bajo la salvación y bajo la verdad otros tipos de rel~ciones. El pastorado,
absoluta, de la producción ~e verdades ocultas constituyen a mi entender la entonces, es de esa fonna un preludio a la gubernamenralidad. Y lo es también
esencia, la originalidad y la especificidad del cristianisrno, [y] no la salvación, en virtud de la constitución tan específica de un sujeto cuyos méritos se iden-
la ley o la verdad_ tifican de manera analítica, un sujero arado a redes continuas de obe~iencia,
Terminaré diciendo que, por una parte, con e) .pastórad.o cristiano vemos un s.u~eto s.ub}eti:vado pac la extracción de verdad que se le impone. Pues bien,
nacer una forma de 'poder absolutamente nueva. También vemos perfilarse en creo que esa constitución típica del sujeto occidentaJ moderno hace que el pas-
él-y ésta será mi segunda y última conclusión-lo que podríamos llamar modos torado sea sin duda uno de los momentos decisivos de la historia del poder en
completamente específicos de individualiz"ación. En el pastorado cristiano, las sociedades occidentales. Listo, hemos rer1ninado con el pastorado y la vez
ésta va a efectuarse con una modalidad n1uy particular y que fue posible apre- que viene retomaré el rema de la gubernamentalidad.
hender jusrameme a través de lo referido a la salvación, la ley y la verdad. En
efecto, esa individualización garantizada por el ejercicio del poder pastoral ya
no se definirá en modo a1gun0 por 'el estatus de un individuo, su nacimiento o
el fulgqr de sus acciones. Se definirá de tres maneras. Primero, por un juego de
descomposición que define a cada instante el equilibrio, el juego y la circula-
ción de los méricos y deméritos. Digamos que no es una individualii.ación de
esracus sino de identificación analítica. Segundo, es una individualización que
no se llevará a cabo por la designación,, la marcación de un lugar jerárquico del
individuo. Y tampoco por la afirmación de un dominio de sí mismo, sin·o por
toda una red de ·servidu1nbres que· implica la servidun1bre general que codo el
mundo tiene con respecto a todo el mundo, y al mismo ciempo la exclusión
Clase del 1° de marzo de 1978

La noción de 'Conducta" - La crisis del pastorado - Las rebeliones


de conducta en el campo del pastorado - El desplazamiento de las
for?nas de resistencia, en la época moderna, a los confines de las ins-
tituciones politicas: ejemplos del ejército, las sociedades secretas y la
medicina-Problema de vocabulario: ''rebeliones de conducta': "insu-
misión': "disidencia': "contraconductas': Las coñtraconduc'tas pas-
torales. Recordatorio histórico: a) el ascetismo; b) fas comunidades;
e) la mística; d) la Escritura; e) fa creencia escatológi.ca- Conclusión:
objetivos de la referencia a la noción de "poder pastoral"para un and-
!isis de los modos de ejercicio del poder en general.

~LA VEZ PASADA ha'.D1e un poco ae1 pastoraCio y Oe su espeC111C1d.aG. ¿1Jor que 'les
0

hablé de eso, y tanto? Oigamos que por dos razones. La prin1era, para tratar de
mostrarles -cosa que no habrán dejado de advertir, desde .luego- que no existe
una moral judeocristiana;* [la n1oral judeocristiana] es una unidad ficricia.
Segundo, que si bien en las sociedades occidentales modernas hay una rela-
ción erirre religión y política, esa relación, en lo esenc"ial, no se da quizás en el
juego entre la Iglesia y el Estado sino entre el pastorado y el gobierno. En otras
palabras, el problen1a fundainenral, al .menos en la Europa moderna, no es, a
decir verdad, el papa y el e'mperador; sería más bien ese_ personaje mixto o, mejor,
esos dos personajes que disfrutan en nuestra lengua -como en otras, por lo
demás-de un solo y el mismo nombre, a saber, el ministro. Tal vez el ministro,
en el equívoco mismo del término, sea el verdadero ptoblema, el punto donde

'"Sigue una frase casi íntegratnenre inaudible: noción [ .. J antisemita.

221
222 SEGURJDAD, TERRITORIO, P,OBLACIÓN CLASE DEL 1" DE MARZO DE I 978 223

se sitúa cealmence la celaci6n de la religión y la política, el gobierno y el pasco- dimensiones, si no de la humanidad en[era, al menos de. roda la cristiandad.
rado ..Por eso, entonces, insistí bastan re ·en el rema del pastorado. La econon1ía de las· almas debe afectar la cornunidad de todos los cristianos y
Traté de mostrarles que el pastorado constituía un conjunto de técnicas y a cada cristiano en particular. Cambio de dimensión y también cambio de refe-
procedimientos de los que me limité a indicar algunos elementos fundamen- rencias, porque va a tratarse no sólo de la prosp~ridad y la riqueza de la fami-
tales. Esas técnicas, por supuesto, van mucho más allá de lo que pude seña- lia o la casa, sino de la salud de las almas. Creo que codos estos cambios son
larles. Ahora bien, lo que me gustaría merycionar de pasada, a fin de poder reto- muy importantes, y la próxin1a vez intentaré mostrarles cuál fue, en los siglos
marlo a continuación, es que los griegos, los Padres griegos y más exactamente XVJ y XV!l, la segunda mutación de esta noción de economía.
San Gregario Nacianceno, dieron a ese· conjunto de técnicas y procedimien- "Economía", desde luego, no es la palabra más apea para rraduci~)a oikono-
tos característicos del pastorado un nombre, y un nombre muy notable, pues n'lia psychon. Los latinos traducían la expresión co1no regimen animaTum, i'régi-
[Gregorio] denominaba el pastorado oikonomia psychon, es decir, economía •men de las almas", q~e no está n1al, pero es evidente que en francés disfruta-
de las almas. 1 En otras palabras, esa noción griega de economía que encontrá- mos o somos víctimas, como ustedes quieran, de la ventaja o la desventaja de
bamos en Aris[Ói:eles 2 _y que designaba en ese momento el manejo particular contar con una palabra cuyO equívoco es,. con todo, bastante interesante para
de la familia, sus bienes, sus riquezas, los esclavos, la mujer, los hijos, y even- traducir esa economía de las almas. En su sentido ambigtio, por otra parre, la
tualmente el manejo o el management, por decirlo así, de la clientela, toma con palabra es de introducción relativamente reciente; apenas se la encuentra, en
el pastorado una dimensión y un campo de referencia muy distintos. Otra los dos sentidos a los que voy a referirme ahora, a partir de fines del siglo XVI
dimensión, pues con respecto a ~sa economía fundamentalmente fa.miliar -oikos (o principios del] sjglo XVII -ve~íamos citas en Montaigne-, 3 y es por supuesto
es la vivienda- en los griegos, [la economía de las almas] asumitá ahora las la palabra conduite ["conducta"). Pues "conducta", en definitiva, se refiere a
dos cosas. Es la actividad consistente en conducir, la conducción, pero tam-
bién la manera de conducirse, la manera de dejar conducirse, la manera como
1 Al parecer, esta expresión no figura en los Discursos. Empero, en el pasaje del segundo dis-
uno es conducido Y~ finalmente d mod~ de comportarse bajo eJ efecro _de·una
7
curso rclátivo a la apficación diferenciada de fa medicina de fas afmas ('t'TÍV i:Wv <f>UKCÓV 'ta.-cpe.la.v.
conducta que sería acto de conducta o de conducción. Conducta de las almas:
2, 16, 5) según las categorías de fieles, Gregario escrib_e: "A veces hay entre esas categorías de
seres más diferencia en lo tocante a los deseos y !os aperii:os que en lo concerniente al aspecto creo que así podríamos traducir no tan mal, quizás, esa oikonomia psychon de la
físico o, si se. prefiere, la mezcla y la combinación de elementos que nos componen. Por lo que hablaba San Gregorio Nacianceno, y a mi entender la noción de con-
tanto, no es muy fácil gobernarlos"; este úhimo verbo traduce "i:T]v o'ucovoµ\.a.v" (2, 29). ducta, con el campo que abarca, es sin duda uno de los elementos fundamen-
Véase Discours, París, Cerf, 1978, -2, pf>. 127-129. Es muy probable que Foucault haya forjado tales introducidos por el pastorado cristiano en la sociedad occidental.*
Ja expresión citada a partir de este uso de la paJabra dt11:ovoµí.a para designar el gobierno pas-
Dicho esto, ahora é¡uerría tratar de señalar cómo se ah.rió la crisis del. pas-
toral de las ovejas, en cuanto seres de deseos y apetitos.
2 Cf. Aristóteles, Política, !,· 3, 1:Í53b: "Como las parces de las que está' constituida la ciu- torado y éste, en cierto n1odo, explotó, se dispersó y cobró ·1a dimensión de la
dad son ahora maniflesras, es necesario hablar en primer lugar de la administr:i.ción familiar
{dtKovoµ't.a}; toda ciudad, en efecto, está compuesta de familias. Ahora bien, a las partes de la 3 Cf. por eje1nplo Michel de Montaigne, ESJaÚ, edición establecida por A. Tournon, ParíS,
adminisrración familiar [o'tJCOvoµ\.a.] corresponden aquellas que, por su lado, c()mponen una Imprimerie nationaJe, 1998, L 1, p. 261 [erad. esp.: Ensayos, Madrid, Cátedra, 1992]: "Aquellos
familia. Pero una familia completa está compuesta de esclavos y personas libres. Y como en que, como indica nuestro uso, se proponen con una nlisma lección y parecido procedimiento
cada cosa es n1enester comenz.ar la búsqueda por sus componentes elementales, y las partes pri- de conducta dirigir varios esPíritus de ran diversas medidas y formas no ~ande maravillarse si,
meras y elementales de una fanlilia son un amo y un esclavo, un esposo y una esposa, un padre en todo un pueblo de niños, apenas encuentran dos o tres que den algún justo fruto de su dis-
y sus hijos, es preciso examin:1r qué es y cómo debería sei cada una de esas tres re:laciones". Cf. ciplina". .
Les Poiitiques, trad. de P. Pellegrin, París, Fb.mmarion. 1990, col. GF, p. 94 [trad. esp.: I'olitica, -+Vale la pena señalar que el Diccionario de la Real Academia Española ta1nbién menciona
Madrid, Grcdos, 1988]. "conducción" como sinónimo de "conducta". [N. del 1~]
224 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL¡ o DE MARZO DE 1978 225

gubcrnamcntalidad, e incluso cómo pudo plantearse el problema del gobierno · No es ése, claro, el tema del que quiero hablar. Me gustaría tratar de bus-
y la gubernamentalidad sobre la base del pastorado. Está claro que sólo serán car algunos de los puntos de resistencia, las formas de ataque y contraataque
algunas referencias, algunos sondeos muy discondnuos. No se ttata en abso- que se dieron en el campo 1nis1no del pascorado. ¿De qué se traca? Si es cierto
luto de hacer la historia del pastorado, y en particular dejaré de lado todo lo que el pastorado es un tipo de poder muy espe~ífico que se .asigna como
que podríamos llamar grandes copes externos del pastorado católico y cristiano, objeto la conducta de los hombres -por instrumento, los métodos que per-
esos grandes copes con los cuales éste chocó a lo largo de la E<!ad Media y miten conducirlos y por blanco, la manera como se conducen, como se com-
hasta el siglo XVI. Por ro pes externos es preciso entender toda una ~erie de cosas portan- y, (entonces,] es un poder cuyo objetivo es esa conducta, creo que de
que pasaré por alto, no porque no existan o no haya surtido efecco, sino por- manera. cqrrelaciva aparecieron movimientos tan específicos como el poder pas-
que no es ése el aspecto que quiero recordar y más me interesa. bichos topes· toral, movir;;ientos específicos que eran resistencias, insumisiones, algo que
externos son, desde luego, las resistencias pasivas de las poblaciones que esta- podríamos -llamar rebeliones específicas de conducta, conservando coda la ambi-
b~ en vías de cristianización y siguieron. estándola en una époc'l tardía de la güedad de la palabra "conducta". 5 Son movimier:itos cuyo objetivo es otra
Edad Media; esas poblaciones que, aun cristian_izadas, fueron dutance mucho conducta, .es decir: querer ser conducidos de otra manera, por otros conducto-
ciempo reacias a unas cuantas obligaciones que el pastorado les imponía. Por res y otros pastores, hacia otras metas y otras formas de salvación, a través de
ejemplo, resistencia secular a la práctica y la obligación de la confesión impuesta otros procedimientos y otros métodos. Y son aden1ás n1ovimientos que procu-
por el Concilio·de Letrán en 1215. Resistencias activas, cambiért, cor;i las cua- ran -eventualmente, en todo caso- escapar a la conducta de los otros y definir
les el pas~orado chocó de frente, ya se tratara de prácticas que podemos califi- para cada uno la manera de conducirse. En otras palabras, yo querría saber si a
car de extracristianas -hasta qué punto lo eran es otra cuestión- como, diga- la singularidad históriea del pascorado no correspondió la especificidad de recha-
mos, la brujería, o de conflictos frontales con las grandes herejías o, en rigor, zos, rebeliones, resistencias de conducta. Y así como hubo formas de resisten-
la gran herejía que atravesó el medioevo y que es, en líneas generales, la here- cia al poder en cuanto ejercía una soberanía política, y otras formas de resis-
jía dualista, cátara. 4 Podría hablarse asimismo, como otro tope externo, [de las] tencia o de rechazo, igualmente deliberadas y encauzadas contra él en cuanto
relaciones [del pastorado]* con el poder político, del problema ton que tro- ejercía una exploración económica, ¿no hubo for1nas de resistencia que se le
pezó debido al desarrollo de las estructuras económicas en la ser,:unda mitad opusieron en su carácter _de conducta?
de la Edad Media, etcétera.

5
Este análisis de las rebeliones de conducta correlativas aJ pastorado se inscribe como pro·
longación de la tesis enunciada por Foucaulc en la Vo/ontl de ravoir, París, Gallimard, 1976,
4 El dualismo.maniqueo (de Manes o Mani, 216-277) tuvo una gran difUsión, desde el pp. 125· 127 [erad. esp.: La voluntad de saber, México, Siglo XXJ, 1985], según la cual "donde
siglo 111, en Asia y África del norte. La represión que se abadó sobre él en el Irr1perio Romano hay poder, hay resistencia"; ésra no está "nunca en posición de exterioridad con respecto al poder"
provocó su fragmentación en una multitud de pequeí1as comunidades clandestinas. Luego de y constituye, en cambio, "el otro término en las relaciones de poder". su "irreductible contra~
un eclipse de varios siglos, ciertas sectas "maniqueas" -bogomilos, cátaros- reaf,arecieron en la cara". En 1978, la noción de resistencia está en el centro de la concepción foucaultiana de la
Europa rnedieval, pero su lazo con el 1naniquefsmo es una cuestión problemática. La "herejía" polírica. En efecto, en una serie de hojas 111anuscritas sobre la gubernamenralidad, insertas
cátara se expandió entre los siglos Xi y Xlll por Lombardía, haiia central, Ren:ania, Cataluña, entre dos clases del curso, Foucault escribe: "El análisis de lagubernamenralidad [.. .] implica que
Champaí1a, Borgoí1a y sobre todo el Mediodía de Francia, con los "albigenses"'. En principio, 'todo es político'.[ ... ] La poHtica no es nada más y nada menos que lo que nace con la resisten-
la lucha conua estos últimos apeló a la predicación y los procesos inquisitoriales, y luego se lanzó cia ala gubernamentaJidad, el primer levantamiento, el primer enfrentamiento". La idea de "con·
una cruzada convocada por Inocencia III en 1208, que degeneró en una verdq,dera guerra de traconducra", según Ja expresión propuesta más adelante, representa en el pensamiento de Foucaulc
con quisca. una erap~ esencial entre el análisis de las técnicas de sujeción y el elaborado a partir de 1980
" Michel Foucault: de sus rdaciones. sobre las prácticas de subjetivación.
226 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1ºDE MARZO DE 1978 227

Haré ya mismo tres observacion.es. Primero, presentar las co.sas así, ¿no es bles, ir al fondo de ese dominio del mal que la materia ha abierro .ante mí, y de
supo·ner que ante todo existió el pastorado y después movirnientos de respuesta, ese modo la destruiré. Pequemos, por lo tanto, y pequemos al infinito. Tema,
Jo que acabo de llamar contraataques, una suerte de reacción? ¿No significará asimismo, de la anulación de un n1undo que es el de la ley, por lo cual, para
eso aprehender simplemente los fenómenos por contraste, como negativos o destruir ese mundo, es preciso ante todo destruir la ley, es decir, transgredir todas
reactivos? Desde luego, habría que estudiar las cosas con mucho 1nás detalle y las leyes. A coda ley que el mundo o las potencias del mundo presentan, es menes-
señalar por lo pronto que, en el fondo, el pastorado mismo apareció, desde el ter responder por la transgresión, una transgresión sistematizada. Inversión de
inicio, como reacción o, en roda caso, en una relación de enfrent(lmiento, hos- hecho del reino de quien ha creado el mundo. A quien ha c~eado el mundo, ese
tilidad, guerra con algo que es élifícil llamar rebelión de conducta, babida cuenta Yahvé creador de un mundo material que ha aceptado los sacrificios de Abel y
de que la conducta-o, digamos, esa forma de conducta- aún no existía de ma- rechazado los de Caín, que amó aJacob y odió a Esaú, que castigó a Sodoma, es
ner·a clara y, en cambio, se constituyó contra una especie de em?riaguez d~ los preciso respondede prefiriendo los sacrificios de Caín, amando a E~aú, .aborre-
comportamientos religiosos de los que todo el Medio Oriente dio ejen1plos en ciendo a Jacob y glorificando Sodoma. El pastorado cristiano, tanto en Oriente
los siglos II, IH y rv y cuyo testimonio palmario e irrecusable pres~ntan en par- co1no en Occidente, se desplegó collera lo que de manera retrospectiva pode-
ticular ciertas sectas gnóscicas. 6 En algunas de ellas, al menos, la identificación mos llamar desorden. Es posible decir entonces que hay una correlación inme-
de la materia y el mal, el hecho de que la materia fuera percibid<l, reconocida, diata y fundadora entre la cond~cca y la conrraconducra.
calificada como mal y mal absoluto, entrañaba por supuesto una serie de con- Segunda observación: las rebeliones..de conducta ti~nen su especificidad.
secuencias, ya fueran del orden del vértigo o del encantamiento provocado por Son sin duda -en fin, es lo que querría tratar de mostrarles- distintas de las
una suerte de ascetisrno indefinido que podía arrastra'r al suicidio: liberarse' lo revueltas políticas contra el poder en cuanto ejerce una soberanía, distintas
más pronto posible de la n1ateria. Y también esta idea o rema: descruir la mate- también [de las revueltas económicas contra el poder]* en cuanto asegura,
ria por el agotamiento del 1nal que reside en ella, co1neter codos los pecados posi- garantiza una explotación. Son distintas en la forma y·en el objetivo? Hay
cebelioaes de corcducra. Y, después de todo, la más grande de las rebeliones
de conducta vividas por el Occidente cristiano fue la de Lucero, y es bien
6
En nombre de un conocimiento superior o gnosis (yvcOcru;), los representa~ues de los movi-
mientos gnósticos se opusieron, ya desde los primeros siglos del crisrianismo, a l:t enseñanza ecle- sabido que en un inicio no era ni econórnica ni política, cualquiera fuera,
siástica oficial. Esta tendencia se afirmó sobre todo en d siglo 11 y se expandió ~n una multitud desde luego, el relevo tomado de inn1ediato por los problemas econó~icos y
de sectas. Mientras los autores eclesiásticos de la Antigüedad veían en el gnosticismo una here- políticos. Pero que esas luchas y esas resistencias de conducta fueran especí-
jía cristiana -cesis aceptada durant~ mucho tiempo por la investigación modertia: cf. Adolf van
Harnack, para quien el movimiento gnóstico constituía una helenización radical del cristia-
nismo-, los trabajos originados, desde principios del siglo XX, en la escuela comparatisra (refi- '"Michel Foucault: dd poder. Cf. manuscrito, p. 5: "Esas 'rebeliones de conducta' tienen
giomgnchichtliche Sch11k) pusieron en evidencia la extrenia conlplejidad del f"enómeno gnós- su especificidad: son distintas de bs revueltas políticas o económicas en su objetivo y su forma".
7
tico y mostraron que no era un producto del cristianismo sino el resultado de u11a gran cantidad Cotéjese este análisis con el desarrollado por Michel Foucault en Le Pouvoir psychiatrique,
de influencias (filosofía religiosa helenística, dualismo iranio, doctrinas de lo~ cultos mistéri- París, Gallimard-Seuil; 2003, clase del 28 de novien1bre de 1973, PP·. 67 y ss. (trad. esp.: ELp~der
cos, judaísmo, cristianismo). Se enconrrará una buena síntesis en Marcel Simori, La Civilisation osiquidtrico, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005]: la formación de grupos comu-
de l'Antiquitt et le chn.stianisme, París, Arthaud, 1972, pp. 175-186. Véase también Frédéric Gros 1itarios relativamente igualitarios, en la Edad Media y en vísperas de la Reforma, se describe
en: Michel Foucaulr, L'Herméneutique du mjet, París, Gallimard-Seuil, 200 L pp. 25 y 26, n. tlli en términos de "disposirivos de disciplina" opuesros al "sistema df diferenciación de los dis-
49, que remite a los trabajos de Henri-Charles Puech (Sur fe manichiisme et aiures essais, París, )Ositivas de soberanía". Sobre la base del ejemplo de los monjes mendicantes, los hermanos de
Flammarion, 1979). Es posible que Foucault haya consulrndo asimismo d libn} de Hans Jonas. a Vida Común y las con1unidades populares o burguesas inmediatamente anteriores a la Reforma,
The Gnostic Reíigion, Boston, Beacon Press, I 972 [trad. esp.: La religión gnóstir:a: el mensaje del Foucau!t descifra, en su modo de organización, una crfrica de la relación de soberanía y no una~
DioJ extrJJño y Los comienzoJ del cristianismo, Madrid, Siruela, 2000]. :orma de resistencia aJ pastorado.
228 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 229

ficas no quiere decir que hayan quedado separadas o aisladas unas de ocras, 1nismo que esas rebeliones y resistencias de conducta están ligadas a un pro-
con sus propios interlocutores, sus propias formas, su propia dramaturgia Y blema muy diferente pero crucial, que fue el del estatus de las mujeres. Y
su meta bien distinta. En realidad, siempre o casi siempre están ligadas a otros con frecuencia constatamos la conexión de es::is rebeliones con dicho pro-
conflictos u otros problemas. En coda la Edad Media encontraremos los blema de las mujeres, su estatus en la sociedad, sea civil o religiosa. Vemos
lazos de esas resistencias d·e conducta con, por ejemplo, las luchas entre la bur- florecer las re~eliones de conducta en los conventos femeninos, en todo ese
8
guesía y el feudalismo, ya sea en las ciudades flamencas o en Lyon en el movimiento que se denon1ina la Nonnenmystik renana del siglo XII. 12 Pueden
momento de los valdenses. 9 Veremos también su vínculo con esa desconexión n1~ncionarse también los grupos que en la Edad Media se constituyen en
que se produjo y fue notoria sobre codo a partir del siglo XII entre la econo- torno de las pro_~etisas, entre ellas, Jeanne Daubenton, 13 Marguerite Porete 14
mía urbana y la econon1fa rural. Tene1nos un ejemplo en los husitas, los
calixtinos, IO por un lado, y los cabo ritas por otro. 11 Puede comprobarse asi- laciones a la masacre de rodas los pecadores a fin de purificar la Tierra, los más extrcn1isras an"un-
ciaban el advenimiento próximo del Milenio, que se caracterizaría "por un retorno aJ orden
8 En el siglo XVI, los Paises Bajos fueron una de las regiones donde la herejía del Libre Espíritu comunista y anarquista perdido. Impuestos, cánones y arriendos serían abolidos, lo n1is1no que
(véase infra, notas 41 y 42) tuvo mayor arraigo. la propiedad privada en todas sus formas. Ya no habría autoridad humana de ningún tipo; 'Todos
9 Próximo en su origen a la acticud de las órdenes mendicantes, el movimiento valdense surgió los hombres vivirán juntos como hermanos, nadie esta~á sometido a nadie'. 'El Sefior reinará y
en la fraternidad de los Pobres de Lyon, fundada en 1170 por Pedro Valdés o Valdo (1140-luego el Reino será devuelto a los humildes'" (ibid, p. 222). Esta bata11a implicaba una lucha sin
de 1206), que predicaba la pobr~ y d retomo al Evangelio y rechazaba los sacramentos y la.jerar- cuartel conrea Di-Ves [el Rico], "ese viejo aliado del Anticristo", asimilado al señor feudal, pero
quía eclesiástica. Participante en un principio de la predicación contra los citaros organizada por la sobre todo al rico residente urbano, comerciante o propietario feriante (ibid). Tropas utraquistas
Iglesia (Concilio de Leerán, 1179), no tardó en entrar en conflicto con ésta; el anatema pronun- derrotaron a1 ejército taborita en Lipan, en 1434. ''A continuación, el poder del ala taborita dd
ciado por el papa durante el Sínodo de Verana, en 1184, lo asoció al maniqueísmo cátaro, a pesar movin1ienro husita declinó con rapidez, Tras la toma de la ciudad de Tabor por los utraquistas
de que el valdismo se oponía vigorosamente a éste. Su docrrina se difundió por Provenz.a, d Ddfinado, en 1452, sólo sobrevivió una tradición taborita coherente en la secra conocida por el nombre
el Piamonte y hasta. España y Alemania. Algunos valdenses lograron llegar a Bohemia, donde se de Hermanos Moravos" (ibid., p. 231). Cf. infra, noca 39.
12
unieron a los husitas. Cf. L. Cristiani, ankulo "Vaudois", en; A. Vacant y E. Mangenot (dirs.), Nonnenmystik, mística de monjas; expresión despectiva utilizada por algunos eruditos ale-
Dictionnaill de thiologie catholique, París, Letouzey et Ané, 1950, t. X.V, cols. 2586-2601. manes para caracrerizar la espiritualidad de las beguina.s renano flamencas. Sobre este movi-
LO Los calixcinos representaban uno de los componentes de la tendencia moderada de los husi- miento extático femenino, cf. la inrroducción del hermano J.-B. P. LJean-Baptisre Porion] en:
tas, junto a !os utraquiscas. Mientras estos últimos reclamaban la comunión bajo las dos espe- Hadewijch de Amberes (con1p.), Ícrits mystiqueJ du béguines, París, Seuil, 1954; reed., París,
cies, los prilneros reivindicaban el cáliz. Cf. Norman Cohn, The Purruitofthe Milknium, Londres, Seuil, 1994, col. Points Sagesses, pp. 9-34.
13
Secker & Warburg, 1957; versión francesa: Les Fanatiques de l'Apocalypu, trad. de S. Clémendot, Cf. Norman Cohn, Les Fanatique1 .. . , op. cit., p. 172: "En 1372, algunos herejes de ambos
París, Julliard, 1962, col. Dossiers des lettrts Nouvell.es, p. 215 [trad. esp.; En pos del milenio: sexos que se daban el nombre de Sociedad de los Pobres. pero a quienes designaba el mote obs-
llV~Íucionarios mil.enaristas y anarquistas ml.sticoJ de /.a Edad Media, Madrid, Alianza, 1997]. Cf. ceno de curlupines [turlupin =bufón, grosero}, fueron detenidos en París. También eJlos estaban
infra, nota 39. bajo Ja dirección de una mujer [como los discípulos de Marguerire Porete; véase la nora siguiente]:
11 Los husitas radicales, defensores intransigentes de los Cuatro Artículos de Praga (cf. Jeanne Daubenton. Ésta fue quemada, al igual que el cuerpo de su asistente, muerto en la cár-
infra, nora 39), establecieron su reducto en Tabor (fundado en 1420 en Bohemia del sur; debía cel, y los escritos y vcsrin1cntas extrañas de suS seguidores. No se sabe nada de su doctrina, pero
su nombre al monte donde el Nuevo Testamento sitúa la resurrección de Jesucristo). Producto de ordinario el nombre de rurlupines sólo se atribuía a los Hermanos del libre Espíritu".
14
de la insurrección de julio de 1419 contra la administración católica del barrio de la Ciudad Marguerite Porete (muerta en 1310), beguina de Hainaut, autora del MirouertÚs Jimp!t1
Nueva de Praga, impuesta por el rey Wenceslao, este movimiento, compuesto en un inicio par dmes anientú et qiti Je11Úment demourent en vouloir et dtsir d'amour, edición bilingüe establecida
artesanos, no tardó en reclutar mie1nbros en las capas inferiores de la población. "Mientras los por Romana Guarnieri, Turnhout, Brepols. 1986, col. Corpus christianorum. Continuatio
utraquistas se atenían, en la mayoría de los puntos, a la doctrina católica tradicional, los rabo- Mediaevalis, núm. 69 [trad. esp.: El e1pejo de /.a; almas Jimple1, Madrid, Siruela, 2005]. El texto,
ritas sostenían el derecho de cada individuo, tatltÜ-laico como sacerdote, a interpretar las Escrituras redescubierto t=n 1876, se atribuyó durante n1ucho tiempo a Margarita de Hungría. Recién en
a la luz de su propia inteligencia" (Norinan Cohn, LeJ FanatiqueJ. .. , op. cit., p. 217). En sus ape- 1946 logró establecerse la identidad de su verdadera au(ora; cf. Romana Guarnieri, Ji Movimento
230 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL l 0 DE MARZO DE 1978 231

y otras. A continuación las veremos en esos curiosos círculos de conducta o, Acarie. 18 Se las puede ver igualmente en conexión con fenómenos de desni-
mejor,. de dirección de conciencia, a medias mundanos y a medias populares, velación cultural. Por ejemplo, la oposición, el conflicto entre los doctores y
en la España del siglo XVI con Isabel de la Cruz 15 o en Francia con Armellc los pastores, que estaJ!a sin duda con Wyclif, 19 los arnalricianos en París, 20 Juan
Nicolas; 16 Marie des Vallées 17 y, en fin, todos esos personajes, también Madame

muerrc. Denunciada como bruja. fue p~esta en libertad y declarada inoccnce, y en 1614 expc~
del Libero Spirito. Tt:sti e documenti, Roma, Ed. di Storia e Leneratura, 1965. Fl Miroi'°, que enseíia rimentó una verdadera posesión. Juan Eudcs, qu~ intentó exorcizarla en 1641, la reconoció como
la doctrina· del puro anlor, fue quemado en la plaza pública de Valenciennes a principios del posefda, pero igualmente santa. En·l655. Eudes escribió una obra en tres volúmenes: la vie
siglo XIV. Declarada hereje y relapsa por el tribunal de la Inquisición, Marguerite Porcte murió en admirabk de Marie des Vttllées et deJ choses prodigieuses qui se sont passées en elle, que, aunque nunca.
la hoguera levantada en la Place de Grf:ve de Parfs el 1° de junio de 1310.·Sobre las dos proposi- se publicó, circ11ló .de mano en mano. Cf. Henri Bremond, Histoire littéraire.du sentiment reli-
ciones que l_e valieron esa condena, cf. hermano J.-B. l~. en Hadewijch de Amberes, "/Jcrin mysti- gitux ... , op. cit., t. 111; pp. 583-628, y Paul Milcenr, arriculo "Vallées (Marie des)", en: Marce!
ques~ .. , op. cit., p. 16, n. 5. Además de la ya citada de. Romana G~arnieri, la obra fue objeto de Viller (dir.), DictionnairedespÚiti~alité... , op. cit., t. XVI, 1992,-cols. 207-212.
varias craducciones al francés modern~ (París, Albin Michcl, 1994; Grenoble, JérOme Millon, 18
MadaineAcarie, de nacimiento Barbe Avrillor 0565-1618): perteneciente a la alta bur-
1991). Cf. Marcd Viller (dir.): Dic~ionnaire de spiritudliti: ascétique et my!tique, doctrine et his- guesía parisina de furicionarios, fue una de las figuras inás notables de la mística femenina en
toire, Pads, Beauchesne, t. v, 1964 (artículo "Freres du Libre Esprir"), cols. 1252 y 1253 y 1257- Francia duran re la época de la Contrarreforma. Con el apoyo de su primo Pierie de Bérulle
1268, y t. X, 1978, col. 343; Norman Cohn, les Fanatiques .. ., op. cit., pp. 171 y 172. (1575~1629), introdujo en el país el Carmelo espafiol. Cf. l-Icnri Rremond; Histoire littiraire
15 Principal inspiradora de los ilumin::ados de Castilla la Nueva en la década de 1520, Isabel du sentiment religieux .. . , op: cit., t. 11, pp. 192-262, y Pierre Chauáu, La Civilisation de l'Europe
de la Cruz era hernrnna de la orden tercera franciscana. Desde Guadalajara, donde predicaba los classique, París, Arrhaud, 1966, pp. 486 y 487 (erad. esp.: La civilizaci6n de la Europa clásica,
principios del abandono inístico-el dejamiento, disdnro del mero recogimiento-, fuente de impe- Barcelona, Juventud, 1976).
19
cabilidad por el amor que Dios infunde en el hombre, su ensefianza no tardó en difundirse por Sobre Wyclif, cf. supra. nora 44 de la clase del 15 de febrero.
20
roda Castilla la Nueva. Detenida en 1524 por la Inquisición, fue condcf!.ada al :note y luego a Discípulos de AmaJrico de Bena (Amaury de Bene, ca. l-150-1206): éste, profesor de
prisión perperua. Véanse Marce! Bataillon, Érasme et l'Espagne_, París, E. Droz_. 1937, rced., Ginebra, dialécrica en París, había sido condenado por el papa Inocencia III debido a su concepción de
Droz, 1998, pp. 182 y 183, 192 y 193 y 469 (trad. esp.: J::rasmo y España: estudios sobre la histo- la incorporación del cristiano a Cristo, con1prendida en un sentido panteísta..No dejó ningún
ria espiritual del siglo XVI, México, Fondo de Culrura Económica, 1995], y Claire Guilhem, escrito. Al parecer, el grupo de sacerdotes, clérigos y laicos de ambos sexos que lo reivindicaban
"Linquisicion et la dévaluation des discours fi:1ninins", en: B. Bcnnassar (comp.), L'lnquisition epag- sólo se fornió después de su n1ucrtc. Diez de ellos murieron en la hoguera en 121 O, a raíz de fa
nole, xV-xIX sil:ck, París, Hachene, 1979, p. 212 [trad. esp.: "La Inquisición y la devaluación del condena de ocho de sus proposiciones en el Concilio de París. La fuente principal en lo con-
verbo fe1nenino'', en Inquisición española: poder po/itico y control socia~ Barcelona, Crítica, 1984]. cerniente al atna1ricianisrr10 es Guillermo el Bretón (muerto en 1227), Gesta PhilippiAugwti/Vie
Sobre Jos detalles de su biografla y su proceso, cf John Edward Longhurst, luther's Ghost in Spain de Philippe Augusu, París, ].-L. Brif-re, 1825.
(1517-1546), Lawrence, Mass., Coronado Press, 1964, pp. 93-99, y "La beata Isabd de la Cruz ante Además del panteísmo ( Omnia su11t Deus, Deus est bmnia), los amalricianos, que profesa-
la Inquisición, 1524-1529", CT-tl.UÚrnos de Historia de España, 25 y 26, Buenos Aires, 1957. ban el advenimiento del Espíritu Santo luego de la era del Padre y el Hijo, impugnaban los sacra·
16 Armdle Nicolas (llamada la Buena Armelle, 1606-1671 ): laica de origen campesino que, menros y afinnaban que cada uno puede salvarse por la sola gra¿ia interior del Espíritu, que el
luego de años de luchas internas, penilencias y éxtasis mísricos, hizo voto de pobrCT,a y entregó paraíso y el infierno sólo son lugares imaginarios y que la úni~a resurrección consiste en el
codos sus bienes a los pobres. Una religiosa del monasterio de Sainre-Ursule de Vannes, Jeanne de conociiniento de la verdad. Debido a ello, negaban la existencia misma del pecado ("Si alguien
fa Nativicé (Juana de la NatividadJ. escribió su vida: Le Triomphe de f'amourdivin dam fa_ vie dítne en posesión del Espíritu Santo, decían, Comete algún acto impú~ico, no peca, pues el Espíritu
grande servante de Dieu, nommée Armelk Nicolas(1683), París. lmpr. A. Warin, 1697. Cf. Marce! Santo que es Dios no puede pecar, y el hombre no puede pecar mientras el Espíritu Santo, que
Viller (dir.), Dictionnairr de spiritualité. . ., op. cir., t. 1, 1937, co!s. 860 y 861, y Henri Bre1nond, es Dios, habite en él"; Cesáreo de Heisterbach [muerto en 124ÓJ, Dialogus miraculorum [trad.
Histaire littiraire du rentiment re/igieux en France depuis la fin des guerres de religion ju.squfl nos esp.: Diálogo de milagros, Zamora, Monte Casino, 1998]). Cf. G.-C. Capellc, Amaury de Bene.
jota;, París, Bloud & Gay, 1916-1936; reed., París, A. Colin, 1967, t. V, pp. 120-138. "ttude sur son panthtisme farmel París, J. Vrin, 1932; A. Chollec, ardculo "Amaury de Be ne",
17
Marie des Vallées (1590-1656): también laica y de origen catnpesino, desde los 19 años en: A. Vacan e y E. Mangenor (dirs.), Dictionnaire de théologie catholique, op. cit., 1900, c. J,
fue presa de rormenros, convulsiones y sufrim.ientos físicos y morales que perdur>1.dan hasta su cols. 936-940; F. Vernet, artículo "An1aury de Bene et les amauriciens'', en: Marcel Viller (dir.).
232 SEGURIDAD. TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 233

Hus en Praga. 21 En consecuencia, por muy específicas que sean en su forma y aunque, después de todo, el 1novilnienro metodista de la segunda mirad del
su objetivo, esas rebeliones de conducta nunca son autónomas, sea cual fuere siglo XVIII sea un magnífico ejemplo de una rebelión, una resistencia de con-
el carácter descifrable de su especificidad. Y después de todo, la Revolución ducta muy importante tanto económica como políticamente. 23 De todos modos,
Inglesa del siglo XVII, con roda la con1plejidad de sus conflictos .instituciona~ a n1i entender puede decirse en términos generales que, habida cuenta de que
l~s, sus enfrentamientos de clases, sus problemas económicos, deja ver de uno desde fines del siglo XVII y principios del siglo XVJII muchas funciones pasto-
a otro extremo roda una diinensión muy especial, que es la de la resistencia de rales se retomaron en el ejercicio de la gubernamentalidad, y como el gobierno
conducta, los conflictos alrededor del problema de la conducta. ¡Por quién también pretendió hacerse cargo de la conducta de los hombres y conducir-
aceptamos ser conducidos? ¿Cómo querernos serlo? ¿Hacia dónde queremos los, a partir de ese momento vamos a ver que los conflictos de conducta sur-
que nos conduzcan? Ésta es mi segunda observación sobre la especificidad no girán no tanto por el lado de la institución religiosa como por el lado de las
autónoma de esas resistencias, esas rebeliones de conducra. 22 instituciones políticas. Y habrá conflictos de conducta en los confines, los már-
Para terminar, la tercera observación sería ésta. Lo innegable es que estas genes de la institución política. Voy a limitarme a darles algunos ejemplos como
rebeliones de conducta, en su forn1a religiosa) están ligadas al pastorado, a la tipos de análisis o investigaciones posibles.
gran época del pastorado, es decir, la que se extiende desde el siglo X u XI Primeramente, hacer la guerra. Durante mucho tiempo -digamos, en los
hasta el siglo XVI e, incluso, hasta fines.del siglo XVII. A partir de ese momento, siglos XVll y XVll!-, al margen de aquellos para quien el hecho de ser hombres
las rebeliones y resistencias de conducta asumirán una forma muy distinta. de guerra era un estatus -para decirlo a grandes rasgos, los miembros de la
Hasta cierro punto puede decirse que dis111inuirán en intensidad y número, nobleza-, la guerra era un oficio más o menos voluntario, a n1enudo menos
que 1nás pero, en fin, no importa, y en esa 1nedida el reclutan1iento militar
daba lugar a toda una serie de resistencias, rechazos, deserciones. Las desercio-
Dictionnaire de spiritualit!.. . , op. cit., 1937, t. !, cols. 422-425; Do1n F. Vandenbroucke, ard-
nes eran una práctica absolutamente corriente en los ejércitos de los siglos XVII
cuJo en Dom J. Lecler~q, Dom E Vandenbroucke y L. Bouyer, La Spirin,a/it! dr' Moyen Áge,
París, Aubier, 196 l, p. 324, y Norman Cohn, Lt$ Fanatiquts .. . , op. cit., pp. 152-156.
y XVIII. Pero a partir del momento en que la guerra se convirtió, para el ciu-
2 1 Juan Hus (Jan Hus) (ca. 1370-1415): ordenado sacerdote en 1400 y decano de la Facultad dadano de un país, no simplemente en una profesión y tampoco en una ley
de Teología de Praga el año siguiente, es el reprcsenrance más ilustre de la corrieiue reforma- general, sino en una ética, un comportan1iento de buen ciudadano, a partir del
dora surgida a raíz de la crisis de la Iglesia checa a mediados del siglo XIV. Traduce al checo el n101nento en que ser soldado fue una conducta, una conducta política, una
Evangelio, que constituye, a su juicio, la única regla infalible de la fe, y predica la pobreza evan- conducta moral, un sacrificio, una entrega a la causa y la salvación comunes,
gélica. Admirador de Wyclif, cuya condena se niega a aceprar, pierde el apoyo del rey Wenceslao
bajo la dirección de una conciencia pública y una autoridad pública, en el marco
IV y, excomulgado (en 1411. y por segunda vez en 1412), se retira a Bohemia meridional,
donde escribe, entre otros textos, D~ ~ccúúa (1413). Luego de su negativa a retractarse en el
de una disciplina bien precisa; a partir del mon1ento, entonces, en que el hecho
Concilio de Constanza, muere en la hoguera en 1415. Cf. Norman Cohn, Les Fanatiqius .. ., de ser soldado ya no fue un mero destino o profesión sino una conducta,
op. cit., PP· 213 y 214; Jean Boulier,Jean Hrts, París, Club franc;ais du livre, 1958; Paul de Vooghr, veremos agregarse a la vieja deserción-infracción que recién les mencionaba
L'Hérbie de jean Huss, Lovaina, Bureau de la Revue d'hiftoirt ecclésiastique, 1960 (seguido de un otra forma de deserción que yo llamaría deserción-insumisión, en la cual la
volun1 en anexo, Husslana), y Matthew Spinka, john Hus' Concept ofthe Church, Princeton, negativa a desempe.fiar el oficio de la guerra o pasar un tiempo en esa profe-
Princeton University Press, 1966.
22 Sobre las rebeliones de conducra fundadas en la interpretación de la Escritura, cf. la con~
sión y actividad, esa negativa a portar annas, aparece como una conducta o una
ferencia de Michd Foucault, "Qu'est-ce que la critique? (Critique et Au.jk/il.rnnt)'', pronun-
contraconducta rnoral, un rechazo de la educación cívica, un rechazo de los
ciada el 27 de mayo de 1978. 811/ktin de la Société franraise de phi/osophie, 84(2), abril-junio de
1990, pp. 38 y 39 [trad. esp.: "¿Qué es la crfrica? (Crírica y Aujkliirung)", en Daimon,-Revista
23
de F;/moft•, 11, 1995, pp. 5-26]. Cf. supra, clase del 15 de febrero, nota 45.
234 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 235

valores presentados por la sociedad y también un rechazo de cierra relación pios de obediencia, y en esa medida disfruta, como s3.ben, de una gran fuerza
considerada tomo obligatoria con la nación y su salvación, así como de su sis- para presentarse a la vez como otra sociedad, otra forma de conducta, y cana-
tema político concreto; un rechazo, por fin, de la relación con la muerte de lizar las rebeliones de Conducta, suplantarlas y contenerlas. 24
los otros o con la muerte propia. Como ven, tenemos aquí la aparición de un Consideraré un tercer ejemplo. El pastorado, en sus formas modernas, se
fenómeno de resistencia de conducta que ya no tiene en modo alguno la forma desplegó en gran parte a través del saber, las institu_cioncs y las prácticas médi-
de la vieja deserción y no carece de analogías con algunos de los fenómenos cas. Pode1nos decir que la medicina fue una de las grandes potencias herede-
de resistencia de conducta religiosa [que presenciamos en la]* Edad Media. ras del pastorado. Y en ese aspecto también elJa suscitó toda una serie de rebe-
Tomemos otro ejemplo. En el mundo mo.derno, a partir del siglo XVIII, liones de conducta, lo que podría1nos llan1ar un vigoroso dissentmédico, desde
consraramos el desarrollo de sociedades secretas. En ese siglo aún f:s.rán próxi- finei del siglo XVIII hasta nuestros días, que va [del] ,;chazo de ciertas medi-
inas, en el fondo, a las formas de la disidencia religiosa. ·como ustedes saben, caciones, ciertas medidas preventivas como la v~cunación, a l~)mpugnación
esas sociedades tienen sus dogmas, sus ritos, su.jerarquía, sus posturas, sus cere- de un tipo determ_inado de racionalidad médica: el esfue~zo po~ co-nstituir algo
monias, su forma de comunidad. La francmasonería es, por supuesto, un ejem- si1nilar a herejías médicas .en corno de práfticas de medicación que utilizan la
plo privilegiado. Y en eJ siglo XL'< adquirirán cada vez má.s rasgos poJíricos, se electri~idad, el magnetismo, las hierbas, la medicina tradicional; .[el] rechazo·
asignarán objetivos políticos más claros, se trate de complots, revoluciones polí- liso y llano de la' medicina, que es ta~ frecuen~e en unos cuantos grupos reli-
ticas o sociales, pero siempre con un aspecto de búsqueda de otra conducta: gio.Sos. En ese hecho podemos ver que los movimientos de disidencia religiosa
ser conducido de otro modo, por otros hombres, hacia objetivos distintos de se conectaron con la resistencia a la conducta médica.
los propuestos por la gubernamentalidad oficial, aparence y visible de la socie- No insisto más. Ahora querría plantear simplemente un problema de mero
dad. Y la clandestinidad es, a no dudar1 una de las dimensiones necesarias de .vocabulario. Lo q~e he llamado resistencia, rechazo, revuelcas, rebeliones, ¿no
esa acción política, pero al mismo tiempo comporta, brinda precisamente podríamos, en el fondo, tratar de encontrar una palabr?- para designar[lo]?
una posibilidad alternativa a la conducta gubernamental en Ja forma de otra ¿Cómo designar ese cipo de revueltas o, rnejor, esa suerte de trama específica
conducta, con jefes desconocidos, formas de obediencia específica, etc. En el de resistencia a forrTias de poder que no ejercen la soberanía ni explotan, pero
fondo, podría decirse que en las sociedades contemporáneas, las nuestras, aún conducen?* A menudo me valí de la expresión "rebelión de conducta", pero
existen dos tipos de partidos políticos. ]_os que no son otra cosa que escalones debo decir que no me complace en exceso, porque la palabra "rebelión" es a la
hacia el ejercicio del poder o el acceso a funciones y responsabilidades y los par-
tidos o, mejor, el partido, que hace mucho dejó de ser clandestino, pero que
sigue teniendo el aura de un viejo proyecto que a todas luces abandonó pero 24
Esta crícica perfectanienle cransparence del Partido Co1nunista _debe asociarse al proyecto,
al cual su destino y su rion1bre continúan ligados y que es, después de todo, el mencionado por Foucaulr en el curso de 1978-1979, de estudiar la "gubernamentalidad de
proyecto de alumbrar un nuevo orden social y suscitar un hombre nuevo. Y parcido [. · .] en el origen histórico de un elemento como los regím.enes tocalitarios" (Michel
por ello, ese partido no puede no funcionar hasta cierto punto como una Foucault, Naissance de la biopolitique, París, Gallin1ard-Scuil, 2004, clase del 7 de marzo de 1979,
contrasociedad, otra sociedad, aun cuando no haga sino reproducir la existente, p. 197). Si bien no se llevó a la práccica en el marco del curso, el proyecto, empero, no se aban·
y entonces se presenta, funciona interiormeii.te como si se tratara de otro pas- donó. Durante su última estadía en Berkeley, en 1983, Foucaulr constituyó un grupo de tra·
bajo interdisciplinario sobre las nuevas racionalidades políticas del período de enrreguerras,
torado, otra gubernamentalidad con sus jefes, sus reglas, su morali sus princi-
que debía estudiar, encre otros ce1nas, la 1nilitancia política en los paicidos de izquierda, sobre
todo los partidos comunistas, en rérniinos de "estilos de vida" (la érica del a.scerismo en Jos
revolucionarios, etcétera). Cf. History ofthe Present, l. febrero de 1985, p. 6.
"" Sucesión de palabras de difícil audición. ""Conducen" está entre con1illas en el n1anuscrito.
236 SEGURJDAD, TERIUTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1º DE MARZO DE 1978 237

vez de1nasiado precisa y demasiado fuerte para designar ciertas formas de resis- rechazo que es coinpleja, pues se trata de un rechazo político, sí, pero en una
tencia _muchq más difusas y moderadas. Las sociedades secretas del siglo XVIII sociedad en que la autoridad política, el partido político encargado de definir
no constituyen rebeliones de conducta, la mística de la Edad Media de la que la economía y las estructuras de soberanía características de ese país, debe al
les hablé hace un rato tampoco es exactamente una rebelión. En segundo lugar, mismo tiempo conducir a los individuos, conducirlos en su vida cotidiana
la palabra "desobediencia" resulta, en carnbio, un término sin duda dema- por medio de todo un juego de obediencia generalizada que adopta justamente
siado débil, aun cuando en el centro de todo esto esté el problema de la obe- la forma del terror, puesto que éste no consiste en que algunos 1nanden a los
diencia. Un tnovimiento como el anabaprismo, 25 por ejemplo, fue mucho más otros y los hagan temblar. Hay terror cuando los mismos que mandan tiem-
que una desobediencia. Y además, los n1oviinientos que trato de indicar tienen blan, pues saben que, de todas maneras, el sistema general de obediencia los
a buen seguro una productividad, formas de existencia, de organización, una envuelve tanto coino a aquellos sobre quienes ejercen su poder. 28 Podría
consistencia y una solidez que la palabra puramente negativa de desobedien- hablarse, por otra parte, de la pastoralización del poder en la Unión Soviética.
cia no puede abarcar. "Insumisi6nu, sí, tal vez, aunque se trata- de un término Burocratización del partido, es innegable. Y ta1nbién pastoralizaci6n del par-
en cierto modo localizado y asociado a la rebeldía militar. tido, rnientras que la disidencia, las luchas políticas que se rotulan con ese
Desde luego, se me ocurre una palabra, pero preferiría que me arrancaran nombre, tienen una dimensión esencial, fundamental, que es ciertamente
la lengua antes que utÜizarla. Me limitaré entonces a mencionarla; como habrán un rechazo de la conducta. "No queremos esa salvación, no queremos ser
adivinado, es "disidencia". 26 El término, en efecto, podría ajustarse con exac- salvados por esa gente y esos n1edios." Lo que se recusa es toda la pastoral de
titud a eso, es decir, a las formas de resistencia que conciernen, apuntan, tie- la salvación. Así hace Solzhenitsyn. 29 "No queremos obedecer a esa gente.
nen por objetivo y adversario un poder que se asigna la tarea de conducir,
conducir a los hombres en su vida, en su existencia cotidiana. La palabra, como
es lógico, se justificaría por dos razones, una y otra históricas. En primer
paises del bloque soviético. "Disidentes" corresponde a la palabra rus.a inakomysliachtchie, "quie-
lugar, porque la palabra "disidencia", de hecho, se empleó a menudo para desig- t\CS piensan de otra manera". El movimiento se Íotmó a raíz. de la condena de Siniavsk.i y louli
nar los 1novimientos religiosos de resistencia a la organización pastoral. En Daniel en 1966 (cf. supra, nota 54 de la clase del 15 de febrero). Sus principales representantes
segundo lugar, su aplicación actual podría juscíficar efectivamente su uso por- en la Unión Soviética. además de Soi""Lhenitsyn (cf. in.fa, nota 29), eran el flsico Andrei Sajarov,
que, después de todo, lo que se [denomina]* "la disidencia" en los países del el n1atcmácico Leonid Plioutch (a quien Foucault conoció as.u llegada a París, en 1976), el his-
Este y la Unión Soviética27 caracteriza a las claras una forma de resistencia y toriador Andrei Amalrik y los escritores Vladimir Boukovsk.i (autor de Une nouueiie maladie
menrale en URSS: l'opposition, trad. de F. Simon y).-]. Marie, Parfs., Seuil, 1971), AJexandr
Guinzbourg, Victor Nekrassov y Alexandr Zinoviev. Véase el Magazine littéraire, 125, junio de
25 Sobre el movímiento anabaptista (del griego cl.vá., de nuevo, y pa.rr'tÍ~ElV, su1nergir en el 1977, "uRSS: les écrivains de la dissidence". En Checoslovaquia, la disidencia se organizó en
agua), surgido de la guerra de los campe.'>inos (cf. in.fa, clase del 8 de marzo, nota 1) y dividido corno de la Carta 77, publicada en Praga, y cuyos portavoces eran Jiri Hajek, Vádav Havel y
en numerosas sectas, para el cual los fieles, bautizados de nifios, debían recibir un segundo bau- Jan Patoéka.
28
tismo en la adukez, cf. Norman Cohn, LeJ Fanatiques .. . , op. cit., pp. 261-291, y .En1ile Guillaume Cf. la enrrevis.ta de Michel Foucault con K. S. Karo!, "Crimes et cháriments en URSS et
Léonard, Hútoire général.edu protestantisme, París, PUF, 1961; reed., París., PUF, 1988, coL Quadrige, ailleurs ... ", Le Nouvel Observateur, 585, 26 de enero a l 0 de febrero de 1976, en Di:.~ vol. UJ,
t. J, pp. 88-91 (trad. esp.: Historia general del protestantismo, Madrid, Península, 1967]. núm. 172, p. 69; "en el fondo, el terror no es el colmo de la disciplina, es su fracaso, En el régi-
26 Palabra ya empleada un poco antes, a propósito de las formas. religiosas de rechazo de la men estalinista, el mismo jefe de policía podía ser ejecutado un buen día aJ salir del Consejo de
medicina. Ministros. Ningún jefe del NKYD murió en s.u cama".
29
"" Michd Fouc~ult; designa por. Sobre Alexandr lssaievich Soh.henitsyn (nacido en 1918), figura emblen)ática de la disi-
27
A comienzos de la década de 1970 la palabra "disidencia" s.e impuso como designación dencia antisoviérica, cf. Michel Foucault, NaiJsance de la biopofitique, op. cir., clase del 14 de
del movimiento de oposición intelectual al sistema comunis.ra, tanto en la URSS con10 en los febrero de 1979, p. 156, n. l.
238 SEGURIDAD, TERRITORIO, POB!ACIÓN CIASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 239

No queremos un sistema en el cual los mismos que mandan están obligados P.asroral del que les hablé la última vez; es decir, mostrar que, luego de muchí-
a obe_decer por terror. No queremos esa pastoral d'e la obediencia. No quere- sitno tiempo, el desarrollo de contraconductas abrió en la Edad Media una cri-
mos esa verdad. No quere1nos quedar arrapados en ese siste1na de verdad. sis inrerna del pastorado. Querría que se tuviera presente una serie de hechos
No queremos quedar atrapados en ese sisrerr1a de observación, de examen per- 1nuy conocidos, que resumiré -tendrán que perdonarme- de manera pura-
~petuo que nos juzga de manera constante, nos di~~ lo que so.mas en lo más mente libresca. En primer lugar, claro, con respecto al esbozo del pasrorado
recóndito de nosotros mismos, sanos o enfermos, loco.so no locos, etc." que les hice la semana.pasada, desde los siglos iniciales del cristianismo se asiste
Podemos decir, por lo tanto, [que] la palabra disidencia engloba una lucha a todo un desarrollo, una extrema complicación de las téCnicas y los procedi-
~ contra los efectos pastorales a los que me referí la vez pasada. Y justarnente, mientos .pastorales, una institucionalización muy rigurosa y densa del pasto-
en la actualidad, la palabra está demasiado asociada a ese tipo de fenómenos. rado. Segundo, y para verlo de algún modo como característiCa, perq n1uy espe-
para poder utilizarla sin inconvenientes. Después de todo, ¿qUié~ no hace hoy cífica, muy particular, muy importante.de esa institucionalización del past~rado,
su propia teoría' de la disidencia? · es~preciso señalar la constitución de un dimofhsmo o una estrucn.i.ra· binaria
~bandonemos entonces este tértnino; }~s propondré Otro, sin duda mal en el seno mismo del campO pastoral, y que poné a los clérigos de un lado y a
construido, el de "contraconducta" -cuya única ventaja es permitir referirse al los laic~s de otro. 30 Todo ei' cristianismo medieval, y el catolicismo a parcir del
sentido activo de la palabra "conducta"-, contraconducta en el sentido de lucha Siglo XVI, va a caracterizarse por.la existencia de dos categorías ~e individuos
contra los procedimientos puestos en práctica para conducir a los otros; lo cual bien diferenciados que no tienen los mismos derechos ni-las mismas obliga-
me lleva a preferir este término a "inconducta", que sólo remite al sentido pasivo ciones y tampoco, desde luego, los mismos privilegios civiles, y, además, ni
de la palabra, el comportamiento: no conducirse como es debido. Y además, siquiera los mis1nos privilegios espirituales: los clérigos por una parte, los lai-
"conrraconductá' tal vez permita evitar cierra sustantivación fa'cilitada por la cos por orra. 31 Ese dimorfisn10, el proble111a planteado por él, el malestar gene-
1
palabra 'disidencia". Pues de "disidencia" viene "disidente" o al revés,-Üo i1nporta;. rado en la comunidad cristiana por la existencia de clérigos que no sólo tie-
en todo caso, hace disidencia quien es disidente. Aho,ra bien, no estoy seguro nen privilegios económicos y civiles sino ta1nbién espirituales, que están en
de que esa sustantivación sea útil. Temo incluso que sea peligrosa, porque no líne'as generales más cerca del paraíso, el cielo y la salvación que los demás, todo
tiene mucho sentido, en rigor, decir por ejemplo que un loco o un delin- eso constituirá uno de los grandes problemas, uno de los puntos de anclaje de
cuente son disiden ces. Hay en ello un procedimiento de sancificación o heroi- la contraconducta pastoral. 32 Otro hechci que es 1nenester recordar, siempre
zación que no me parece muy valedero. En cambio, al emplear la palabra dentro de esa instirucionalización del pastorado, es la definición de una teo-
contraconducta, es posible, sin tener que sacralizar como disidente a tal o
cual, analizar los componentes en la manera concreta de actuar de alguien en 30 Sobre el origen de esra disrinción, cf. Jacques Zeiller, "L'organisation ecclésiasrique aux
el campo muy general de la política o el campo muy general de las relaciones dcux premiers siecles", en: Augustin Fliche y Victor Martin, sucedidos por·Jean-Baptiste Durosellc
de poder; eso permite señalar la dimensión, el componente de contraconducta, y Eug?!ne Jarry (dirs.), Histoire de l'tglise depuis les origints jusqu'd nos jours, t. 1: L'iglise primi-
diinensión de conrraconducta que puede encontrarse perfecta1nente ·en los tive, París, ~loud & Gay, 1934. pp. 380 y 381 [trad. esp.: Historia de la fglesia: de. los orígenes a
delincuentes, los locos o los enfermos. Poi' lo tant.o, análisis de esa in1nensa nuestros días. r. 1: El nacimiento de la Iglesia, Valencia, Edicep, l 978J.
31
familia de lo que podríamos llamar las conrraconductas. ' Sobre las diferencias de estatus entre estos dos tipos de cristianos (a los cuales se agrega
un tercer "eStado", el de los religiosos) en la Edad Media, cf. G. Le Br~, fnstitutions ecc/isiasti-
Luego de esce rápido sobrevuelo del te~a general de la contraconducta en
ques de la chrétienté médiévak, en ibid., t. XII, 1959, pp. 149-177 [trad. esp.: La Iglesia medie-
el pasrorado y la g~bernamentalidad, ahora querría tratar de mostrar cón10 val en ibid., t. XII, l 976]. .
pasaron las cosas en la Edad Media, en qué medida esas conrraconductas pudie- 32 Alusión a la tesis del "sacerdocio universal", sostenida por Wydif y Hus y luego reto-

ron, hasta cierto punto, poner en cuestión, trabajar, elaborar, erosionar el poder mada por Lutero.
240 SEGUIUDAD, TERRJTOIUO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 241

ría y una práctica del poder sacramental de los sacerdotes. También éste es un nente delante del cual cada fiel debe presentarse de manera regular. Constatamos
fenómeno relativamente tardío, al igual que la aparición del dimorfismo entre la aparición Y el desarrollo de la creencia en el purgatorio, 36 un sistema de
clérig~s y lai.cos, pues, como se sabe, el pmbyteros o el obispo o el pastor33 de pena modulado, provisorio, con respecto al cual la justicia o, en fin, el pasto-
las primeras comunidades cristianas no tenían en modo alguno un poder sacra- rado puede cumplir un papel determinado. Y dicho papel se dará precisamente
mental. Si recibieron el poder de dar los sacra1nenros, vale.decir de tener una en el surgimienro del sistema de las indulgencias, es decir, la posibilidad brin-
eficacia directa, por su propio gesto y sus palabras, en la salvación de las ove- dada al pastor y la Iglesia de atenuar en cierta medida y en relación con cier-
jas, fue gracias a roda una serie de modificaciones. 34 Hasta aqui las transfor- tas condiciones, sobre todo condiciones econ61nicas, las penas que han sido
maciones pura1nence religiosas del pasrorado. establecidas. Tenemos aqu~, e1_1tonces, la penetración del modelo judicial en la
Desde el punto de vista p~lírico, el punto de visea exterior, habría que hablar Iglesia, que será sin dudas, que fue con toda seguridad, a partir del siglo XJI,
de la imbricación de ese pastorado con el gobierno civil y el poder polícico. una de las grandes razones de las luchas antipastorales.
Habría que hablar de la feudalización de la iglesia, del clero secular, pero tam- No ihsisto más sobre el tema. Sólo dos palabras~ para decir que esas luchas
bién del clero regular. Y en tercer y último lugar, en los confines de esa evolu- antipastorales adoptaron formas muy diferentes, que tampoco enun1eraré.
ción propiamente interna y religiosa y de la evolución externa, política y eco- Me gustaría hablar de cosas más precisas. Es necesario recordar simplemente
nómica, habría que señalar ~on insistencia, me parece, la aparición de algo que e~contramos esas luchas [anti] pastorales en un nivel doctrinal, como por
importante, sobre todo en torno de los siglos XI y XII. Me refiero a la intro- ejemplo en las teorías de la Iglesia, la eclesiologfa de Wyclif o la de Juan Hus. 37
ducción, en la práctica pastoral conocida, de un modelo que era esencial y fun- También las encontramos con la apariencia de comportamientos individua-
damentalmente laico, a saber, el modelo judicial. A decir verdad, cuando digo les, sea de manera estricta o individuales en serie, comportamientos individua-
que esto se remonta a los siglos XI y XII sin duda me equivoco porque, de hecho, les por contagio, como lo sucedido, por ejemplo, en el caso de la mística, con la
la Iglesia ya habla adquirido y ejercía funciones judiciales desde los siglos VII constitución apenas esbozada de algunos grupos que se deshacen enseguida.
y VIII; las penitenciales de esa época dan fe de ello. Pero lo importante, sin Vemos asimismo esas luchas antipastorales en grupos que, por el contrario,
embasgo, es que a partir de los siglos XI y XII se desarrollará y llegará a ser obli- están n1uy fuerternente constituidos, unos como apéndices de la Iglesia o en
gatoria la prácrica de la confesión, desde 1215 -en realidad, ya estaba consi- los márgenes niismos de eHa, sin que haya conflictos muy violentos, como, por
derablernente generalizada-, 35 vale decir, la exi.srencia de un tribunal perma-

de la penitencia "rarifada", se~n u~ moddo judicial y penal, véase Michel Foucaulr, úsAnormaux,
33Sobre la sinonimia de estos términos ("anciano", Jtpé:crll{rcepoc;, y "vigilan re", E:.1ücrx:onoc;) op. cit., das_e del 19 de febrero de 1975, pp. l G1·l63.
en d siglo¡ y su diferenciación progresiva, cf. F. Pra~ arrfculo "fveque, 1: Origine de l'épisco-
36
A la fecha de este curso aún no había aparecido el libro fundamental de Jacques Le Goff.
par", en: A Vacant y E. Mangenor (dirs.}, Dictionnrtire de thioíogie catholiq1u, op. cit., t. V, 1913, La Naissance die purgatoire, París, Galli1nard, 1981, col. BibliothCque des histoires [rrad. esp.:
col. 1658-1672. Véanse, por ejen1plo, Hechos, XX, 17, 28; I Pedro, V, 1-2, ere. Los protestan- !::,"/nacimiento del purgatorio, Madrid, Taurus, 1985 ]. Pero Foucaulr había podido leer, entre otros
tes invocan esca sinonimia en los escritos apostólicos en apoyo de la tesis de que el ministro es estudios, el artículo de Albin Michel, "Purgaroire", en: A. Vacant y E. lvfangenot (dirs.),
un sin1 ple miembro de la comunidad laica, designado por ella para la predicación y la a<lmi· Dictionnaire de théologie catholique, op. cit., t. XIJI, 1936, cols. l 163-1326 (cf. la bibliografía de
nisrración de los sacramentos. los trabajos sobre el purgatorio en Jacques Le Golf, Le Naisrance . .. , op. cit., pp. 487 y 488).
34 37
Cf. Albin Michel, arrfculo "Sacrements", en: A. Vacant y E. Mangenor {dirs.), Dictionnaire Cf el De ecclesia escrito por cada uno de estos aurores, uno en 1378. orro en 1413: John
de rhiologie catholique, op. cit., t. XIV, 1939, col. 594. Wyclif, Tractrttus de ecclesia, edición establecida por l. Loserth, Londres, Trübncr & Co., 1886
35 El IV Concilio de Letrán (1215) instituyó la obligación de confesarse con regularidad, al
(reed.: Nueva York y Londres, Johnson Reprint Corporarion, 1966: Francfort, Minerva, 1966),
menos una vez por año, en Pascuas, para los laicos, y por lo menos una vei por mes e incluso Y Magisrri Johannis Hus, Tractatus de ecclesia, edición esrablecida por S. H. Thomson, Boulder,
todas las semanas para los clérigos. Sobre la imporrancia de este acontecimiento en d desarrollo University of Colorado Press, l 956/Can1brid!!e. W. Heftrr IV ~,.., ... ~ 1 ci.:;:..:
242 SEGURIDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978
243

. l
las órdenes terceras o las sociedades de devoción. Otros son grupos
~~e~~n:a posición de ruptura, enrre los cuales cabe me.ncionar a los valden- Y también comprobamos la presencia de las luchas anripasrorales, de las con-
traconductas pastorales, en toda una nueva acritud, un nuevo comportamiento
ses 381 h · 39 1os an abaptistas ' 40 y algunos que oscilan entre
os us1tas, l lab obed1en-
· 42
cia'y el rechazo y la revuelta, como los begardos41 y sobre todo as egu1nas. religioso, una nueva manera de ser y actuar, una nueva n1anera de relacio-
narse con Dios, las obligaciones y la n1oral, así como con la vida civil. Me refiero
a ese fenómeno difuso y capital al ques·e dio el nombre de devotio moderna. 43
3
11
Cf Jupra, nota 9. ~ d B h ·
Ahora bien, ¿cuáles son los aspectos que podemos retener en todos estos
39 Lu~go de la muerte de Juan Hus (cf. sttpra, nota 21), la .Di:ra de los senor~uls . e do 1~7~ª fen6menos tan diversos, si se tiene en cuenta que, a nii juicio, la historia misma
. dena La "defenesttac1ón de Praga, en J 10 e ' de las relaciones conduc;:ta pastoral/contraconductas está comprometida en
protestó con vehemencia contra su con . . .. . 'da en 1437. A lo largo de
d'ó 1 mecha de la insurrección husita, dcfin1uvanlenre reprtm1 , d . 6 ellos' Me parece que la Edad Media desarrolló cinco formas principales de con-
encendieciocho
1 a años, Europa, por llamam1enro . d el papa y el emperador Segismun o, organiz
esos . auo
traconducta, que tienden a redistribuir, invertir, anular y ~escalificar parcial o
. b la "here¡'ía". El programa de los husitas se resumía en los Cu .
cinco cruzadas para aca ar con . ·6 b · las dos especies, totalmente el poder pastoral en la economía de la salvación, la economía de la
Anículos de Praga (1420): libre predicació~ de la Escntudra, comu~1 n( é:e 0
Norman Cohn,
b. d 11 represión de los peca os morr es v obediencia, la econon1ía de la verdad, es decir, en esos tres dominios de los
confiscación de los ienes e cero Y . . . b div'día en dos par-
. 21 4 215) Su movim1cnto, sin em argo, se 1 que hablamos la semana pasada y que caracterizan, creo, el objetivo, el ámbito
Les Fanatiques ... , op. cit., PP· Y · . al' . ( e nmra nota IO), accesible a un
1 'd0 der do utraquista oc 1xt1no c1. 'r • de intervención del poder pastoral. Esas cinco formas de conrraconducta
tidos enemigos: e partl mo a ' . .e h I d . ros anículos ( Compactata de
, R 1433 vio sat1s1ec os os os pnme
compromiso con orna, que en . ( , O) Los utraquistas se aliaron con
·¡ ) ! d 1 radicales o tabontas c1. supra, nota 1 . .
Bas1 ea ' y e e os . Cf. Ernesc Denis, H11ss et la gturre des httssttes, fin de distinguirse, estas mujeres adoptaron un hábito de tipo religioso, una esclavina de lana
Roma en 1434 para aplastar a los tabontas. . Macek Le Mottvement hussiu en
P , E Lcroux 1878 (reed., París, E. Leroux, 1930), y J. ' . . . M d 'd gris o negra y velo. Pero estaban lejos de tener un único género de vida. Algunas( ... ] vivían en
Boans, ' rb'1s, 1965 [trad · esp:· ,·Herejía o revo¡uc1'6 n.) El m ovtmtento hUJzta' a n '
, · ¡>raga, O
h eme, familia, de sus bieneS o ~u trabajo personal. Ouas, que habían roto con todas las araduras,
Ciencia Nueva, 1967]. vagaban de Ciudad en ciudad en busca de li1nosna.s, a semejanza de los.begardos. Pero la mayo-
4 ría de las beguinas no tardaron en constituir comunidades religiosas oficiosas agrupadas en
°Cf
41
Cf. supra, nota 25. . . . "Lahere'ía del Libre Espíritu, puesta
Norman Cohn, LeJ Fanat:qttes .. ., op. cit., p. 159. J . . fi d 1 cierras casas o barrios. /... ] Las beguinas no proclamaban intenciones formaJmenre heréticas,
x erimencó un rápido recrudec1m1ento a ines e pero sí exhibían una feroz aspiración a la experiencia nlística en las formas más intensas. Carecían
en jaque durante más de cincuenta an~s,~ Pd la Edad Media, fue difundida por hombres a
. . -
de la disciplina de una orden regular: tampoco las guiaba el clero secular, que veía con cara de
siglo XIII. Desde ese momento y hasta in es ~ . 1 alelo oficioso y laico de las órdenes pocos amigos esos accesos de ardor religioso insensatos y temerarios". Cf. hermano J.·B. P., i1uro-
quienes sol!a deno1ninarse begardos Y. que const1tu1an e 'dpard ól se basaba en sí mismos exhi- ducción, en: Hadewijch de Amberes (comp.), Ícn'ts mystiques ... , op. cit.
d. [ ] Es ros mendicantes cuya auton a s 0 43
men •cantes . . . . os san . , dotes de vida fácil; se complacían en Espiritualidad elaborada por los Hermanos de la Vida Común, reunidos en el monas·
bían el mayor de los desprecios por los monJCS y los sacer . d r .6 Predicaban
. . . cl' . n ban a toda disciplina en matena e re 1g1 n. terio de Windesheim, que debe su nombre a Juan Busch, cronista del lugar. Tuvo su expre·
interrumpir los SefVlc1os r 1g1osos y se ega . bl 1 blo" Sobre la condena
. .6n,peroconun éx·it 0 considera e entre e pue · 1311 cf. Dom F. sión más consun1<1da en la /mitact'ón de Crúto, atribuida a Tomás de Kempis. Cf. Pierre
sincesarysinauton1.ac1 .. d y·
. Al · or el Concilio e 1cna en • · Debongnie, artículo "' Dévotion moderne"', en: Marce! Viller {dir.), Dictionnaire tk spiritua-
de los begardos y las beguinas tn regno eman1a P F V, dcnbroucke y L. Bouycr, La Spiriti1alité litt. .. , op. cit., t. !JI, 1957, cols. 727-747, y Pierre Chaunu, Le Temps des reformes. La crisede
Vandenbroucke, artículo en Dorn J. T...edercq, Dom . an
2 428 la chrétienté, L'éclatement, París, Fayard, 1975, pp. 257, 259 y 260, que remite a Ericnne
du Moyen Age, op. cit., PP· 4 7 Y · . l6 · "el moviniiento [del Libre Delaruelle, Edmond-René Labande y Paul Our!iac, LÉglúe au temps dtt Grand Schisme et de
42 Cf. Norman Cohn, Les Fanatiqtus .... op. cit., PP· 16 1 Y 2· . b d ._
Espíritu] debió mucho a las mujeres conocidas por eJ nom b re de bcgu1nas·' se trata a e resi ban la crise conciliaire,_ t. XIV de Augusrin Fliche y Victor Marrin (dirs.), Hútoire de IÉgliJe.. ., op.
dentes urbanas, las más de las veces pertenecientes a familias acomodadas.' que se c:l~~a~:~on cit., 1962, en especial p. 926 [trad. esp.: El gran cisma de Occidente, t. XV de Hútoria de la
a la vida rdigiosa sin abandonar el ntundo. Durante el siglo X!ll, las begu1n~ s~ ~ h Pb' dos Iglesia ... , op .. cit., 1977]: "El prin1er rasgo que sorprende en la devotio moderna, cuando se la
en la región de la actual Bélgica, cl narre de Francia y el. valle del Rin -e~l o~n1~ :u;;o. A compara con la devociórt monástica tradicional, es su mayor insi$tencia en la vida interior
mil-, así conio en Baviera y algunas ciudades de Alemania cenrral, entre e as ag e personal que en la liturgia" (p. 259). Cf. AJbert Hyma, The Chrútian Renaúsance: A History
ofthe "Devotio Moderna': 2 vals., Nueva York, The Century Co., 1924.
244 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 245

desarrolladas por la Edad Media, y perdónenme o<ra vez el carácter escolar y el sacrificio suprerno que Se pide al monje en esta forma de espiritualidad, lo
esquemárico del análisis[, ¿cuáles son?]* que se le exige fundamentalmente es la obediencia: todo esto muestra con cla-
Primero, el ascetismo. Ustedes me dirán que es un poco paradójico, sin ridad que lo que estaba en juego era la limitación, por medio de esa organiza-
duda, presentar el ascetismo como concraconducta, cuando la costumbre es, ción, de codo lo que en el ascetismo pudiera ser indefinido o, en todo caso,
antes bien, vincularlo a la esericia misma del Cristianismo y hacer de éste una inco1npacible con el establecinliento de un poder. 45
religión de la ascesis en oposici6n a las religio.nes antiguas. Me parece necesa- En efecto, ¿qué había en el ascetismo que era incompatible con la obe-
rio recordar, de todos modos, que en la lglesia oriental y la Iglesia occidental diencia, o qué había en ésta que era esencialmente antiascético? Creo que la
el pastorado -aludí a ello hace un rato- se desarrolló en esencia durante los ascesis, en primer lugar, es .un ejerci~io de sí sobre sí, una suerte de cuerpo a
siglos 111 y IV, al menos en aSpectos no desdeñables, contra las prácticas ascéti- cuerpo que el individuo libra consigo mismo y en el cual la autoridad de otro,
cas y, en todo.caso, contra lo que de manera retrospectiva se caracterizaba como la presencia, la mirada de otro son, si no imposibles, al menos no necesarias.
los excesos del monacato, de la anacoresis egipCia o siria. 44 La organización de Segundo, el ascetismo es un camino que sigue una escala de dificultad cre-
monasterios con vida obligatoriamente ·común y el establecimiento en ellos ciente. Es un ejercicio en el Sentido estricto del término, 46 un ejercicio que va
de coda una jerarquía en torno del abad y sus subordinados que son los rele- de lo más fácil a lo más difícil; ¿cuál es el criterio de la dificultad? El sufrimiento
vos de su poder; la aparición en esos monasterios de vida común y jerárquica del propio asceta. El criterio es la dificultad efectivamente padecida.por el asceta
de una regla, una re.gla que se impone de la 1nis1na manera a todo el mundo para pasar al estadio siguiente y hacer el próximo ejercicio, de modo que con
o al menos a cada categoría de monjes de un modo específico, pero a todos su sufrimiento, con sus propios rechazos, con sus propias repugnancias, con sus
los miembros de la categoría, según se trate de novicios o ancianos; la existencia propias imposibilidades, es el asceta, en el momento misrno de reconocer sus
de una autoridad absoluta e indisputable del superior; la regla de una obe- límites, quien se convierte en el guía de su ascetismo y, en virtud de la expe-
diencia que no debe discutirse jamás con respecto a las órdenes de ese supe- riencia inmediata y directa del tope y el límite, se ve empujado a superarlos.
rior; la afirmación de que la verdadera renuncia es en esencia el renunciamiento lercero, el ascetismo es también una forma de desafío o, mejor, para decido
no al cuerpo o la carne sino a la voluntad; el hecho, en otras p,alabras, de que

45
* Frase inconclusa. Cf. Juan Casiano, Conférences, 18, caps. 4 y 8. Sobre la cuestión de la dección en[re vida
44 La resrricción del aislamiento de los anacoretas fue objeto, en Occidente, de varios cáno- anacorética y vida n1onástica en Casia no, véase en particular la introducción de Eugene Pichery
nes conciliares desde 465 (Concilio de Vannes; disposiciones reiteradas en el Concilio de Agde, en ibid., pp. 52-54, que menciona la posición de San Basilio, favorable a la forma cenobírica
506, y el Concilio de Orl~áns, 511). Cf. N. Gradowicz-Pancer, "Enfermemen{ monastique et (Nira Gradowicz-Pancer, "Enfermemenr n1onastique ... ", op..cit., p. 5, n. 13, rernite asimismo
privarion d'autonomie dans les regles monastiques (v"-vf siCdes)", Rnnu: hütorique, 2SS(l}, a !as Confirencts, l 8. 8, pp. 21 y 22, a propósito de los solitarios considerados como falsos
1992, p. 5. Sobre la anacoresis egipcia, cf. Pecer Brown, Genhe de l'Antiquitt tardive, París, ermitaños); cf. tan1bién San Benito. La Regle de 1aint Benoít, op. cit., cap. J, "Clases de monjes"
Ga1lin1ard, 1983, col. Bibliothl:que des histoircs, cap. 4: "Des cicux au désert: Antoine et (el autor distingue a los cenobitas. que viven en 1nonasterios bajo una regla y un abad, los ana-
Pacómc" (texto publicado en Estados Unidos con el título de The Making o/ Late Antiquity, coretas, ahora preparados para la "lucha solitaria del desierto" gracias a la disciplina adquirida
Cambridge, Mass., Harvard Universiry Press, 1978, sobre la base de conferencias pronuncia- dentro del n1onasterio, los sarabaíras, que tienen por "ley la satisfacción de sus guscos", y los giró-
d~s en Harvard en 1976). En esta fecha, Foucaufr conocía sin duda los primeros artículos de vagos, "siempre vagabundos, nunca[ ... ] estables"). Sobre d paso del "desierto", como lugar de
Peter Brown acerca de la cuestión (por ejemplo, "The rise and function of the Holy Man in la vida perfecta, al elogio de la vída cenobírica en el pensamiento de Casiano, cf Roben A.
late Anüquir:y", en Journal of Roman Smdiu, 61·, 1971, pp. 80-101), a.si como d libro de A. Markus, The End o/Ancitnt ChriJtianiry, Cambridge, Cambridge University Press, 1990, cap.
Voübus, A History ofAscetúm in the Syrian Orient, Lovaina, CSCO, 1958-1960. Véase también 11, "Ciry or desere Two models of community".
Edwin A. Judge, "The earliesr Use of 'Monachos'", en }ahrbuch far Antike und Christentum, >\(, Sobre la ascesis en el sentido estricto de askesis o ejercicio, c( Michel Foucaulr,

20, 1977. pp. 72-89. L'Hermineutú¡ue du sujet, op. cit., clase del 24 de febrero de 1982, pp. 301 y 302.
246 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DEI 978 247

de alguna manera, una forma de desafío interior y también el desafío al otro. En suma, se trata de vencerse, de vencer al mundo, vencer al cuerpo, vencer a
En este aspecto, las historias que presentan descripciones de la vida de los la n1ateria o al diablo y sus tentaciones. De allí la importancia de la renración,
ascetas, los anacoretas orientales, egipcios o sirios, están llenas de episodios en que no es tanto lo que el asceta debe suprimir como lo que debe dominar sin
que, de asceta a asceta y de anacoreta a anacoreta, nos enteramos de que uno cesar. El ideal del asceta no es no tener tentaciones, es alcanzar u·n punto de
hace un ejercicio de suma dificultad, a lo cual responderá otro haciendo un dominio tal que toda tentación le sea.indiferente. Para terminar, quinto rasgo
ejercicio aún más difícil: ayunar durante un mes, un año, siete años, catorce del ascetismo, es que se refiere sea a un rechazo del cuerpo y, por lo tanto, de
años. 47 Por lo tanto, el ascetismo tiene una forma de desafío, desafío interno la materia, a esa especie de acosmisrrio que es una de las dimensiones de la gno-
y externo. Cuarto, el ascetismo tiende a un estado que no es, por supuesto, de sis y el dualismo, sea a la id~ntificación del cuerpo con JesuCristO-. Ser ·asceta,
perfección, pero sí de tranquilidad, de apaciguamiento, un estado de apat- aceptar los sufrirnientos, negarse a come~;·imponerse el 'látigo, aplicar el acero
heit<, de la que les hablé la vez pasada48 y que es en el fondo orra vertiente del contra el propio cuerpo y la propia carne, es hacer que el cuerpo sea como el
ascetismo. Será diferen[e en la pastoral de la obediencia, justamen[e, pero la cuerpo de Jesucristo. Y esta.identificación la encontrare'mos en todas las for-·
apatheia del asceta es el dominio que éste ejerce sobre sí misn10, su cuerpo y mas de ascetismo, en la Antigüedad, claro está, pero también en la Edad Media.
sus sufrimientos. Y llega a un estadio tal que ya no sufre por lo que sufre y, en Recuerden el famoso rexro de Suso, 52 donde éste cuenta que una mañana de
efecto, todo lo que pueda infligir a su propio cuerpo no le causará ningún invierno de frío glacial él mismo se impuso el látigo, un látigo con ganchos de
trastorno, ninguna perturbación, ninguna pasión, ninguna sensación intensa. hierro que le arrancaba pedazos del cuerpo, hasta el momento en que se puso
Y en este sentido tenemos toda una serie de ejemplos, como el abad Juan, de a llorar por ésre como si fuera el cuerpo de Cristo. 53
quien les hablé la semana pasada, 49 y que había llegado a un punto tal de
.
asceusmo que se 1e po d'ia meter e1in
' d'ice en e1OJO
· y no se mov1a.
' 5o Encontrarnos
51 52 Heinrích Suso (I 295?-1366): dominico beatificado en 1831; autor del Horologium sapien-
aquí algo que, sin duda, está muy cerca del ascetismo y el monacato budistas.
tiaey de varias obras escritas en alemán, la Vida, el Libro de la sabiduría eterna, el Libro de la
verdad y el Pequrño libro de /ns letras. Ingresado al convento de CoIJSt:mza a los 13 anos, siguió
47 Estos ejen1plos no aparecen en los Apophttgmata Patrnm, Patrologia Graeca, 65, traduc- la cnscfianza de Eckhart en Colonia y consagró la vida a predicar y dirigir a los monjes. Cf. los
ción inglesa de Benedicta Ward, The Sayings ofthe Desert Fathers, Oxford, Oxford University siguientes escritos de J.-A. Bizet, Le Mystique alkmand .ffenri Suso et le dtclin de la Jcolastiq1u,
Press, 1975; traducción francesa incomplera de Jean-Claude Guy, Paroks des Anciens. Apophtegmes París, F. Aubicr, 1946; Mystiqtus alkmands dtt xfi/ Jilck: Eckhart, Suso, Tauler, s.I. {París], Aubier,
des Plres du disert, París, Seuil, I 976; traducción íntegra de Lucien Regnault, Le¡ Senunces des s. f. [ca. 1957], pp. 241~289 {reed.: París, Aubier-Monraignc, 1971, col. Bibliotheque de phi-
Plres du dturt, Solcsmcs, Abbaye Saint-Pierre-de-Solesmes, 1966-1981. lologie germanique), y articulo "Henri Suso", en: Marcel Viller (dir.), Dictionnaire de spiri-
48 Cf supra, clase del 22 de febrero, pp. 211y212. tualiti ... , op. cit., t. VII, 1968, col. 234-257, asf como Dom F. Vandenbrouckc, articulo en
49 Cf. ibid., pp. 209 y 2 I O. Don1 J. Leclercq, Dom F. Vandenbroucke y L. Bouyer, La Spiritualitl du Moyen Áge, op. cit.,
so La anécdota no aparece ni en las fnstituriont's de Casiano, ni en los Apotegmas de los pp. 468 y 469.
53 Bienheureux Henri Suso, Vil', XVI, en CEuvres compltteJ, traducción y notas de Jeanne
Padres del desierto, ni en la Historia lau.síaca.
51 Al leer eHa frase ha de recordarse que, pocas semanas después de esrn clase. Foucaulr Ancelec-Hustache, Parfs, Seuil, 1977, p. 185: "E! día de San Clemente, cuando comienza el
viajó a Japón, donde tuvo oportunidad de debatir, en Kyoto, "con especialistas sobre la mística invierno. hizo una vez una confesión general y como en secreto se encerró en su celda, se des-
budista zen comparada con las técnicas de la mística cristjana" (Daniel Defert, "Chronologie", vistió hasta quedar sólo cubierto por la prenda interior de crin, tomó su disciplina con las púas
DE, vol.!, p. 53). Cf. "Michel Foucault et le zen: un séjour dans un temple zen" 0978), DE, y se golpeó el cuerpo, los brazos y las piernas, de modo que la sangre corrió de arriba abajo
vol. Ill, núm. 236, pp. 618-624, en especial p. 621, acerca de la diferencia entre el zen y el mis- como cuando se hace una incisión. La disciplina, provista en particular de una pu nea curva como
ticisn10 cristi;ino, que "apunta a la individualización": "El zen y el misricismo cristiano son dos un anzuelo, penetraba en la carne y la desgarraba. Él se golpeó_ con tant;t fuerza que la disci-
cosas que no pueden compararse, mientras que la técnica de la espiritualidad cristiana y la del plina se rompió en tres pedazos; uno de ellos quedó en su mano y las puntas salieron 12.nudas
zen sí son comparables". contra las paredes. De pie y lleno de sangre. él se conrempló y vio que su aspecro era tan lasti-
248 SEGURIDAD, TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 249

Como ven, hay aquí coda una serie de elementos característicos del asce- . aunque no literalmente ajeno al cristiánismo, un elemento sin lugar a dudas
tismo que se refieren sea a la justa del atleta, sea al dominio des( y el mundo, ajeno a la estructura de poder pastoral en torno del cual éste se organizaba y
sea al rechazo de la materia y al acosmismo gnóstico, sea, por fin, a la idenci- se había organizado. Y como elemento de lucha se activó a lo largo de la his-
ficació~ glorificadora del cuerpo. Como es obvio, esto es completamente incom- toria del cristianisn10, y se reactivó con una intensidad especial a partir del
patible con una estructura de pastorado que implique (ya lo decía la vez pasada) siglo XI o XIL Conclusión, por lo tanto: el cristianismo no es una religión ascé-
una obediencia per1nanenre; una renuncia a la voluntad y sólo a la voluntad, tica. Si lo que caracteriza sus estructuras de poder es el pastorado, el cristia-
y un despliegue de la conducta del individuo* en el mundo. No hay ningún nismo es fundamentaln1enre anciascérico y el ascetismo es, por el contrario,
rechazo del inundo en el principio pastoral de la ob~diencia; jamás hay acceso uria suerte de elerneñto táctico, pieza de cambio _en virtud de la cual unos
a un estado de beac:itud o de identificación con Cristo, un tip~·de estado ter- cuantos remas de la teología cristiana o la experiencia religiosa se van a utili-
minal de dominio perfec~o, sino, al contrario, un estado definitivo, adquirido zar contra esas estructuras de poder. El a~cetismo es una obediencia exaspe-
desde el inicio, de obediencia a las órdenes de los otroS; y po~ último, en la rada e invertida, convertida_ en dominib egófsta de sí. Digan1os que en él hay
obediencia nunca hay nada de esa justa con los demás o consigo mismo sino, un exceso característico, una demasía que asegura preciSamenre su inaccesi-
antes bien, una hurriildad permanc~~e. C~eo que las dos estructuras, la de la bilidad para un poder exterior.
obediencia y la del ascetismo, son profundamente diferentes. Y por eso, en los y si se quiere, podemos agregar lo siguiente. Al principio judío o el prin-
momentos y los lugar,es en que se desarrollaron contraconducras pastorales cipio grecorromano de la ley, el pascorado crisciano había añadido ese elen1enro
durante la Edad Media, el ascetismo fue uno de los puntos de apoyo, uno de excesivo y completamente exorbitante que era la obediencia, la obediencia con-
los instrurnenros utilizados para ello y contra el pastorado. Ese ascetismo tinua e indefinida de un hon1bre a otro. Con respecto a esca regla pastoral de
que alcanzó gran expansión en roda una serie de círculos religiosos -fueran la obediencia, diga1nos que el ascetismo suma otro elemento exagerado y
ortodoxos, como los benedictinos y los benedictinos renanos, o, por el con- exorbitante. El ascetismo ahoga la obediencia mediante el exceso de prescrip-
trario, los medios francamente heterodoxos de los caboritas 54 y también los ciones y desafíos que el individuo se lanza a sí mismo. Como ven, hay un
valdenses, o grupos intermedios como los flagel~ntes- 55 es, a mi entender, nivel que es el del respeto de la ley. El pastorado le agregó el principio de una
sumisión y una obediencia al otro. El ascetismo vuelve a invertir esa relación
y la convierte en un desafío del ejercicio de sí ~obre sí. Entonces, como primer
moso que en cierto modo se parecía al bienamado Jesucristo cuando era cruelmence flagelado. elemento de la anti pastoral o de la contraconducta pastoral, el ascetismo.
Sintió por ello tanta pieda.d de sf mismo que lloró con todo d cora2Ón, se arrodilló asf desnudo y Segundo elemento: las comUnidades. En efecto, hay otra manera, hasta
sangrante sobre el suelo frío y rogó a Dios que, con una mirada de dulzura, borrara sus pecados"; cierto punto inversa, de mostrarse insumiso frente al poder pasrorali y es la for-
• Michcl Foucault agrega; en primer lugar.
mación de comunidades. El ascetismo tiene más bien una tendencia indivi-
5-4 Cf. supra, nota 11.
55 Surgido en Italia a mediados del siglo XllJ, el n1ovimiento de los flagelantes -cuyos dualizadora. La comunidad es muy otra cosa. ¿En qué se apoya? Ante todo,
miembros practicaban la autoflagclación con una intención de penitencia- se extendió a Alemania, hay una especie de fondo teórico que encontramos en la mayoría de las comu-
donde experimentó un auge imporrante durante la Peste Negra de 1348 y 1349. Con una minu-
ciosa descripción del rirual de sus procesiones, Norman Cohn destaca la acritud benevolente
mostrada por la población hacia ellos. "Los flagelantes eran considerados y se consideraban no milenarismo revolucionario. violentamente opuesto a la Iglesia, y tomó parre activa en las
como meros pecadores q~e expiaban sus propios pecados, sino como mártires que asumían los masacres de judíos. La bula del papa Clemente VI {octubre de 1349) en la que se condenaban
pecados dd mundo y de ese modo alejaban la peste e incluso el aniquilamiento lOtal de la huma- sus errores y excesos n1otivó su rápida declinación. Cf. Paul Bailly, artículo "Flagellants", en;
nidad" (Norman Cohn,,Les Fanatiques ... , op. cit., p. 129). De tal cnanera, la flagelación se !viarcel Villcr (dir.), Dictionnaire de spiritualité. .. , op. cit., t. V, 1962, col. 392-408, y Norn1an
vivía como una imitatio Christi colectiva. A partir de 1349, el movimiento evolucionó hacia un Cohn, Les Fanatiques ... , pp. 121-143.
250 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL I 0 DE MARZO DE 1978 251

nidades formadas durante la Edad Media. Ese fondo teórico es el rechazo de no, no es justamente en De ecc!esia. Hus había hecho escribir, grabar o pinp
la autoridad del pastor y de las justificaciones teológicas o eclesiológicas que taren las paredes de la iglesia de Belén en Praga 57 este principio: "En ocasio-
se proponen para eJla. En parricuJar, las comunidades, algunas de elJas, las más nes es bueno no obedecer a los prelados y los superiores" .. E incluso hablaba
violentas, las más virulentas, las que exhiben una ruptura máS franca con la de la "herejía de la obediencia". 58 Cuando se obedece a alguien que está en
Iglesia~ parten del principio de que ésta, y en especial su organismo funda- estado de pecado mortal, cuando se obedece a: un pastor que es infiel a la ley,
mental o central, Roma, es una nueVa Babilonia y representa al Anticristo. infiel 'al principio de obediencia, uno misnio se convierte en hereje. Herejía
Tema moral y tema apocalíptico. En los grupos más cultos, de una manera de la obediencia, dice Juan Hus.
más sutil, esa acti_vidad incesante y siempre rein~ciada de formación de ~omu­ El orro aspecto doctrinal es el prpb]ema del poder sacramental del sacer-
nidad, se apoya en pr?ble1nas doctrinales imporcanres. El priincro es el pro- dote. En el fondo, ¿en qué consiste la facultad sacerdotal de dar los sacramen-
blema del pastor en estado de pecado. ¿El pastor debe el privilegio de su poder tos' Desde los orígenes, la doctrina de la Iglesia no dejó de ahondar, de apo-
o ~u auto;idad a una presunta marca recibida de úna vez.por rodas e imborra- ya;, de recargar y de inten~ificar ca4a vez lnás ese poder sacramental del
ble? ):.n otras palabras, ¿por ser sacerdote y haber recibido la ordenación sacerdote. 59 Éste es ~apaz, en primer lugar, de permitir ·el ingreso de una per-
pose~ un poder que, en definitiva, no se le puede quitar, sal~o en la eventua- sona a la comunidad mediante el bautismo; de absolver en el cielo lo que absuelve
lidad de ser suspendido por una aÚtoridad superior? ¿.El poder del pasror es en la Confesión aquí abajo, y por últimO, de dar el cuerpo de Cristo. por la _euca-
independiente de lo que éste es desde un punto de vista moral, de lo que es inte- ristía. Las diferentes comunidades que se desarrollan cuestionan sin cesar ese
riormente, de su manera de vivir, de su conducta? Un problema que, como poder sacramental poco a poco definido por la Iglesia en beneficio de si.is sacer-
ven, afecta toda la economía dé los méritos y los de1néritos de la cual les dotes.60 Se rechaza, por ejemplo, el bautismo obligatorio impuesto a los niños
hablé la vez pasada. Y la cuestión fue respondida en términos propiamente y que es un efecto consumado del acto del sacerdote sobre alguien que no tiene
teóricos, teológicos o eclesiológi.cos por unas cuantas personas, en esencia volurttad. 61 Rechazo, por tanto, del bautismo de los niños y t~ndencia a.adop-
Wyclif y Juan Hus. El primero planteaba el principio "Nullus dominus civi- tar el bautismo de los aduhos, es decir, un bautismo voluntario, no sólo por
lis, nullus ef>iscopus dum est in peccato mortali", lo cual quiere decir: "Ningún parte del individuo sino también de la comunidad que lo acepta. Todas esas
sefior civíJ, pero tampoco ningún obispo, ningUna autoridad religiosa, dum tendencias culminarán en el anabaptismo, 62 pero ya las encontramos en los val-
est in peccato morta!i, si se encuentra en estado de pecado mortal". 56 En otras denses, los husitas, etc. Hay [asi.mismo] desconfianza en la confesión, .esa
palabras, el solo hecho de que un pastor esté en pecado mortal suspende confesión que, hasta los siglos X u XI, era todavía una actividad, una práctica
tod~ el poder que pueda tener sobre los fieles. Y este principio es retomado
por Juan Hus en un texto qu.e ran1bién se llama De ecclesiay en el cual dice ....
57 La capilla de los Sancos ]nocentes de BeJén, comúnmente llamada iglesia de Bdén, en la

cual Juan Hus inició en marzo de 1402 su predicación en checo.


58
No hemos podido encontrar"la fuente de estas dos cicas.
56 John Wyclif, De ecclesia. La tesis es retomada por Juan H;us, que afirma que un sacer- 59
Cf. mpm. pp. 239 y 240.
dote en estado de pecado morral ya no es un auténtico sacerdote (afirmación valedera para los 60 Cf. Albin Michel, artículo "Sacrernents", op. cit., cols. 593-614.:

obispos y el papa): "Los sacerdotes que viven de una u otra manera en el vicio manchan el poder 61
Jbid.,.col. 594: "La carta de Inocencia III a Imberto de Arles (1201), incluida en las
sacerdotal. [ ... ] Nadie puede ser representant'e de Jesucristo o de Pedro si no imita asimismo Decretal.es, l. 111, de. 111, 42, Majores, censura a quienes sostienen que el b~utismo se otorga inú-
sus costumbres" (proposiciones extraídas de los escritos de Hus, según la bula de Martín V tilmente a los niños, alegando que la fe o la caridad y las arras virtudes no pueden infundírse-
del 22 de julio de 1418, citadas por Jean Delumeau, Naissance et affirmation de la Reforme, 2ª les, ni siquiera corno habitus, porque ellos son incapaces de expresaÍ.su consentimie1uo".
ed., París, rur, 1968, col. Nouvellc Clio, p. 63 [trad .. esp.: La Reforma, Barcelona, Labor, 1985]). 62
Cf. supra, nota 25.
252 SEGURIDAD, TERIUTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 253

que podía llevarse a cabo entre laicos, y que a partir de entonces quedó esen- mente, suprimen o tienden a suprimir el dimorfismo de sacerdotes y laicos que
cial o exclusivamente reservada a los sacerdotes. Presenciamos entonces en distinguía la organización de la pastoral cristiana. ¿Y ese dimorfismo es reem-
esas comunidades el desarrollo de la práctica de la confesión de los laicos e plazado por qué' Por una serie de cosas, que pueden ser: la designación del pas-
incluso una actitud de desconfianza hacia la confesión hecha al sacerdote. Por tor por vía electiva y de nlanera provisoria, como ocurre entre los taboritas, por
ejemplo, entre los relatos dejados por los Amigos de Dios de Oberl•nd está el ejemplo. Y en este caso salta a la vista que el pastor o el responsable, el prae-
famoso cuento de una mujer que se había dirigido a un sacerdote para hablarle positus, como ha sido elegido provisoriamente, no tiene ningún rasgo que lo
de las tentaciones que la asediaban, tentaciones carnales, y el sacerdote le res- rnarque en forrna definitiva. No recibe un sacramento; la voluntad misma de
pondió dándole la seguridad de que no eran muy graves, y no debía preocu- la comunidad lo lleva a desempefiar durante un riernpo unas cuantas tareas y
parse por ellas, pues se trataba en suma de algo natural. Esa noche·se le apa- responsabilidades y le confía una autoridad provisoria, pero que nunca será
reció Dios, Jesucristo, y le dij¿: ¿por qué has confiado tus secretos a un sacerdote? suya por el hecho de haber recibido un sacramento determinado. Con bastante
Debes guardártelos para ti misma. 63 .Rechazo de la confesión o, ert fin, ten- frecuencia, el dimorfistno de sacerdotes y laicos es sustituido por otro dimor-
dencia a rechazarla. fismo, aunque muy diferente, el de la oposición, la distinción entre quienes
Y para terminar, la eucaristía: en este caso tenemos todo el problen1a de la son elegidos y quienes no lo son. Encontramos esta característica en los cita-
presencia real y las prácticas desplegadas en esas comunidades de contracon- ros, desde luego, y también entre los valdenses. Y la distinción, con todo, es
ductas en las cuales la eucaristía vuelve a asumir la forma de la comida comu- muy diferente, porque desde el momento en que alguien ya es un elegido, la
nitaria con consumo de pan y vino, pero en general sin el dogma de la prep eficacia del sacerdote en lo concerniente a su salvación es nula. El elegido ya
sencia real. no necesita la intervención de un pastor que lo guíe por el camino de la sal-
1"'al es el fondo teórico contra el cual se desarrollaron esas comunidades. vación, pues ya ha recorrido ese camino. Y a la inversa, quienes no son elegi-
En términos positivos, su fonnación se caracteriza por el hecho de que, justa- dos y jamás lo serán tampoco necesitan la eficacia del pastor. En esa medida,
el dimorfismo de elegidos y no elegidos excluye roda la organización del poder
pastoral, la eficacia del poder pastoral que encontramos en la Iglesia, diga-
63
mos, oficial, la Iglesia general.
Cf. Auguste Jundt, Les Amis de Dieu au quatorzieme sitck, París, Sandoz & Fischbacher,
1879, p. 188. Se trata de la historia de Úrsula, joven de Brabante que, por consejos de una Consideremos además el principio de la igualdad absoluta entre todos los
bt:guina, había optado en 1288 por la vida recluida y solitaria. Luego de haberse entregado miembros de la comunidad: en una forma religiosa, es decir que cada uno es
durante diez. afias "a las prácticas más dolorosas del ascecismo [... ], Dios le adviróó que sus- pastor, cada uno es sacerdote, cada uno es ministro y, por lo tanto, nadie Jo es,
pendiera los 'ejercicios externos que se imponía por propia voluntad' y dejara a su celestial [o en una fonna]* económica estricta, que encontran1os entre los taboritas,
esposo dirigir por sí solo su vida espiritual por medio de 'ejercicios interiores'. La mujer obe- para quienes no había posesión personal de los bienes y todo lo que podía adqui-
deció y no tardó en sufrir el asalto de 'las tentaciones n1ás espantosas e impuras'. 11-as implo-
rirse se destinaba a la con1unidad, con una división igualitaria o una utiliza-
rar en vano Ja ayuda de Dios, contó sus tormentos a su confesor, quien trató de abusar de su
ingenua confianza aconsejándole 'por discursos sutiles, llenos de misterio y oscuridad", que ción comunitaria de las riquezas.
satisficiera sus deseos carnales, a fin de liberarse de las tentaciones que impedían Ja acción de Esto no significa, por otra parte, que en esas comunidades el principio de
Dios en ella y ponían su alma en peligro. Indignada, Úrsula echó al sacerdote de stl presencia. obediencia fuera totalmente desconocido o inexistente. Había otras, en cam-
La noche siguiente, Dios le reprochó viva1nente la falta cometida al revelar a un hombre los bio, en las que no se reconocía ninguna forma de obediencia. Para ciertas comu-
secretos de su vida interior, que sólo su esposo debía conocer; la acusó de haber hecho C.'ler a
un hombre honesto en el p_ecado a causa de su 'palabrería'. Llamado una vez más por la mujer
al día siguiente, el confesor se enmendó y volvió a ser un hombre de una piedad y una con-
ducta ejemplares", * Michel Foucault: y también igualdad.
254 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN CLASE DEL l 0 DE MARZO DE 1978 255

64
nidades, por ejemplo, algunos grupos de los Hermanos del Libre Espíritu a quien se llama Amigo de Dios de Oberland 68 habían hecho un pacto de
que eran de cendencia pancefsta, 1nás o menos inspirados en Amalrico de Bena65 obediencia recíproca por veintiocho años. Por él se convenía que, durante ese
o Ulrico de Estrasburgo) 66 Dios era la materia misma. Por consiguiente, todo período, cada uno de ellos obedecería las órdenes del otro, como si se tratara
lo que parecía individualidad no era más que una ilusión. La división entre el del propio Dios. 69 Constatamos también fenómenos de inversión de las jerar-
bien y el mal no podía existir y no era sino el efecto de una quimera, razón quías. Esto es: si bien el pastorado cristiano dice, desde luego, que el pastor
por Ja cual todos los apetitos eran legítimos. En esa medida, cenemos un sis~
tema que, al menos en principio excluye cualquier obediencia o afirma, en
1
Buchhandlung, 1906, pp. 203 y ss.; James Midgely Clark, The Great Cerman Mystics: Eckhart,
codo caso, la legitimidad de todas las conductas. Pero en esas comunidades
Truderand Sttso, 0.x.ford, Blackwell, 1949, cap. 5, y Fr~ncis Rapp, artículo "Merswin (Ruln1 an)n,
encontramos muchas otras maneras de destacar los esquemas de obediencia, en: Marcel Viller (dir.), Dictionnaire de spiritualiti.. . , op. cit., t. X, 1979, cols, 1056-1058.
aunque de un modo muy distinto del esquema pastoral. Es lo que ocurre, por 6
g Sin duda, este personaje legendario de la literatura mística del siglo XIV jamás existió.

ejemplo, con las relaciones de obediencia recíproca. Entre los Amigos de Dios Desde que el padre Denífle dem~srró su cacicrer ficticio (Hcinrich Denifle, "Der Gottesfrcund
de Oberland había reglas o, mejor, juramentos, compromisos de obediencia im Oberland und Nikolaus van Base!. Eine ktitische Srudie", Histor.'-polit. Bliitter, 75, -Múnich,
mutua entre dos individuos. Así, Rulman Merswin67 y el personaje anónimo 1875, conrra la opinión de Car! Schmidt, que lo identificaba con el begardo Nicolás de Basilea
y publicó varias obras atribuidas al anónimo). los historiadores se preguntan quién se ocuka
detrás de su figura y sus escritos. Según A. Chiquot, artículo ''Ami de Dieu de 'l'Oberland", en:
64 Cf. Norman Cohn, Les Fanatiques ... , op. cit., pp. 157-163; Gordon Lcff, Heresy in the Marce! Villcr (dir.), Dictionnaire de spiritualiti... , op. cit., r. r, 1937, col. 492, todo induce a
Latr:r Middk Ages: The Rela.tion ofHeterodoxy to Dissent, c. 1250-c. 1450, Manchester, Manchester creer que fue el propío Rulman Merswin. Sobre este debate, cf. Don1 F. Vandenbroucke, artí-
University Press, 1967, pp. 308-407 (que impugna en las pp. 309 y 3 JO la filiación sugerida culo en: bom J. Leclercq, Dom F. Vandenbroucke y L. Bouyer, La Spiritualiti du Mayen Áge,
aqul por Foucault), y Roberc Earl Lerner, The f{eresy ofthe Free Spirit in the Later Middle Ages, vp. cit., p. 475. Véase carnbién, además de los rrabajos citados en la nota anterior, la obra de
Berkeley, University of California Press, 1972. Wilhelm Rath, Der Gottesfreund vom Oberland, ein Menscheitsfohrer ah der Schwelle der Neuzeit:
65 sein Leben geschildert auf Grundlage der Urk1tndenbiicher der johanniterhauses "Zum Grünen
Cf. supra nota 20, acerca de los amalricianos.
66 Ulrico Engelberto de Esrrasburgo (1220/.1225-1277) fue un ferviente disópulo de Alberto Wiirth" in Strassburg, Zurich, Heicz, 1930 (reed., Srurrgarr, Verlag Freies Geistesleben, 1955),
el Grande, cuyos cursos siguió en París y luego en Colonia. Es autor de una obra gigantesca, la al cual rinde homenaje Henry Corbin en d cuarto tomo de En irlam iranien, París, Gallimard,
Summa de summo bono (cf. Ulrico de Estrasburgo, O. l~, La Summa de Bono, libro 1, introduc- 1978, col. BibliorhCque des idées, p. 395. n. 72, por haber "salvaguardado la naruraleza espe-
ción y edición crítica de Jeanne Oaguillon, París, J. Vrin, 1930, col. .BibliothCque thorniste), que cífica del hecho espiritual" sin recurrir a la hipótesis de la superchería literaria. Foucault, que
constituye uno de los grandes textos fundadores de la teología renana. Cf. Étienne Gilson, La torna la anécdota del pacto de obediencia del libro de Auguste Jundt (véase la nota siguiente),
Philosophie ª" Moyen Áge, París, Payot, 1922; reed., París, Payot, 1976, col. Petite BibliothCque aparecido en 1879, no distingue con claridad a los dos personajes. Jundr respondió en 1890,
Payot, pp. 5 J 6-519 [trad. esp.: La fiWsofia en la Edad Media, Madrid, Gredas, 1982], y Alain con Rulman Merswin et !'Ami de Dieu de l'Oberland, a las críticas de Deniíle, y aceptó la tesis
de Libera, La Mysdque rhinane. D'Albert le Grand li Maítre Eckhart, París, Seuil, 1984, coL de que eJ Amigo de Dios de Oberland jamás había existido (pp. 45-50), pero refutó los argu-
Sagesse chrérienne, reed., París, Seuil, 1994, col. Points Sagesses, pp. 99-16 l. mentos conducentes a establecer que la hi.sroria de este último era una simple iniposcura de
67 Merswin .(pp. 69-93).
Cf. Jeanne Ancdet-Hustache, introducción a Heinrich Suso, CEuvres compf(tes, op. cit.,
69
p. 32: "Ru!inan Merswin (1307-1382), un laico, un banquero, un hombre de negocios, a quien Cf. Auguste Jundt, Les Amir de Dt'eu .. , op. cit., p. 175: "En la primavera de 1352 se
se debe sin duda la literatura apócrifa atribuida durante mucho tien1po al Amigo de Dios de concertó enrre los dos hon1bres el pacto solemne de amistad que debía ser tan fecundo en con-
Obedand: si se quiere, es por lo tanto un piadoso falsario, pero de todos n1odos consa.gró su for- secuencias para su historia ulrerior. El comproniiso que suscribieron entonces no era, empero,
tuna a b fundación de los johanitas de Ja 1sla Verde, en futrasburgo, y se retiró deJ mundo a los tan unilareral COJJJO parece indicarlo d relato de Rulm.an Merswin [cf. p. 174, eJ relato de su
cuarenta años para dedicarse por entero a la vida espiritual". Véanse Auguste Jundt, Rulman primera enrrcvisra con el Amigo de Dios de Ober!and]. La verdad es que se son1etieron uno a
Merrwin et /'Ami de Diett de l'Ober!and. Un prob/(me de psychol.ogie religieuse, París, Fischbacher. otro 'en lugar de Dios', es decir, que prometieron ensalzarse n1utuamente en todas las cosas como
I 890; P. Strauch, artículo "Rulman Merswin und die Gonesfreunde", en: Johann Jakob Hen:og si hubiesen obedecido al propio Dios. Esa relación de sumisión recíprñca duró veintiocho
(dir.), Realenzyklopiidie far protestantisch( Theol.ogie und Kirrhe, t. XVII, Leipzig, Hinrichs'sche arios, hasta la primavera de 1380".
256 SEGUJUDAD, TERRJTORIO, POBLACIÓN CLASE DEL J •DE MARZO DE 1978 257

debe ser el último de los servidores de su comunidad, se sabe perfectamente misma_ En ese sentido, escapa esencial y fundrunentalmente al exrunen. Segundo,
-y se sabe por experiencia- que el último de los servidores de la comunidad en cuanto revelación inmediata de Dios al alma, la míscica también escapa a
nunca llega a ser pastor. En los grupos a los que me refiero, al contrario, hay la estructura de la enseñanza y a esa resonancia de la verdad desde quien la
inversiones sistemáticas de la jerarquía: se elige jusran1ente al más ignorante o sabe y la trans1nite hasta el receptor de la enseñanza. La experiencia n1fstica
el más pobre, o llegado el caso a quien ha perdido la reputación o el honor, el elude roda esa jerarquía y esa lenta circulación de las verdades de ensefianza.
más licencioso, se elige a la prostituta para ponerla al frente del grupo. 70 Sucedió Tercero, la mística admite y funciona según un principio de progreso como la
de tal manera, por ejemplo, con la Sociedad de los Pobres y Jeanne Daubenron, enseñanza, pero se trata de un principio de progreso muy diferente, porque el
que pasaba porhab.er llevado la vida más desordenada y a causa de eso mismo camino de la enseñanza suele ir de la ignorancia al conocimiento por la adqui-
se había convertido en Ja autoridad, la pastora del grupo. Así como la ascesis sición sucesiva de una serie de elementos que se acumulan, mientras que el
ciene ese lado de exageración casi irónica con respecto a la regla pura y sirnple Ca!I!-ino de la mística es muy distinto y pasa por un juego de alternancias, la
de obediencia, podríamos decir, entonces, que en esas comunidades había en noche/el día, la sombra/la luz, la pérdida/el hallazgo, la ausencia/la presencia,
efecto un aspecto de contrasociedad, de inversión de las relaciones y la jerar- un juego que se invierte sin cesar. Más aún, la n1fstica se desarrolla a partir de.
quía social, todo un lado de carnaval Sería preciso, por lo.tanto (en fin, es todo experiencias y en la forma de experiencias absolutan1ente ambiguas, en una
un problema), estudiar la práctica carnavalesca de la inversión de la sociedad suerte de equívoco, pues el secreto de la noche es que es una iluminación. El
y la constitución de esos grupos religiosos de un modo exactamente inverso [a] secreto, la fuerza de la iluminación, consiste precisan1ente en que ciega. Y en
la jerarquía pastoral existente. Los primeros serán efectivamente los últimos, la n1ísrica la ignorancia es un saber y el saber tiene la fonna misma de la igno-
pero los últimos serán también los primeros. rancia. Con10 ven, entonces, estamos muy lejos de la forma de enseñanza que
Tercer elen1en(o de constitución, tercera forma de contraconducta: sería la caracterizaba la pastoral. En ésta, además, era necesario que el pastor dirigiera
rnística,* es decir, el privilegio de una experiencia que escapa por definición al el alma individual, y en el fondo no podía haber comunicación alguna del alma
poder pastoral. Ese poder pastoral, en el fondo, había desarrollado una eco- con Dios que no pasara por el pastor o, en todo caso, no fuese controlada por
nomía de la verdad que, como saben, iba de la enseñanza, la enseí1anza de la él. El pastorado era el canal que iba del fiel a Dios. En la mísrica, por supuesto,
verdad, al examen del individuo. Una verdad transmitida como dogma a todos tenemos una comunicación inmediata que puede darse en la forrna del diálogo
los fieles y una verdad extraída de cada uno de ellos como secreto descubierto entre Dios y el alma, en la forma del llamado y la respuesta, en la forma de la
en lo recóndito de .su alma. Con la mística tenernos una economía muy dife- declaración de an1or de Dios por el aln1a y del alma por Dios. Tenemos el n1eca-
rente, porque hay desde el inicio todo otro juego de visibilidad. El alma no se nismo de la inspiración sensible e inmediata que lleva al alma a reconocer la
deja ver por el otro en un examen, a través de un sisten1a de confesiones. E~ presencia de Dios. Y también tenemos la co1nunicación por el silencio. La
la mística, el aln1a se ve a sí misma. Se ve a sí misma en Dios y ve a Dios en sí comunicación a través del cuerpo a cuerpo, cuando el cuerpo del místico expe-
rimenta en concreto la presencia, la presencia acuciante del cuerpo del propio
Jesucristo. Se advierte, por lo tanto, cuán alejada está la mística de la pastoral.
7
°Cf. supra, nota 13 (de codas maneras, Norman Cohn no menciona la vida desordenada [El cuarto elemento] será mi penúltimo punto. Aquí puedo ir muy rápido:
de Jeanne Daubenron). es el problema de la Escritura. Vale decir, no es que los privilegios de la Escritura
"'Michel Foucaulr agrega: Pero ahora me doy cuenta de que me extendí mucho. Tengo ganas
no existieran en una econon1fa del poder pastoral. Pero es n1uy notorio que la
de interrumpir aquí ... Deben estar cansados. No sé. No sé qué hacer. Por orro lado. habría que
terminar con el ten1a. Vamos a ir rápido, porque en el fondo son cosas conocidas. Vamos a ir
presencia de la Escritura estaba relegada a un segundo plano con respecto a
rápido y J.e ese modo nos liberaremOs de esto. pasaremos a otra cosa la vez que viene ... Bueno. lo que era esencial en la pastoral: la presencia, la enseñanza, la intervención,
Tercer demento de conrraconducta, la mística. la palabra del propio pastor. En los n1ovitnienros de contraconducta que se
CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 259
258 SEGURJDAD. TERRITORIO, POBLACIÓN

una tercera época en la historia. El primer tiempo es el de la en~arnación de


desarrollarán a lo largo de la Edad Media, para soslayar en cierto rnodo el pas-
la prirnera persona de la Trinidad en un profeta, Abraham, y en ese momento
torado y utilizarlo contra él cendremos precisamente el retorno a Jos rexros, eJ
el pueblo judío necesit.a pastores, que son los otros profetas. El segundo üempo,
retorno a la Escritura. 71 Puesto que ésta es un texto que habla por sí solo y no
el segundo período, la segunda era, es la de la encarnación de la segunda per-
necesita el intermediario pastoral, o bien, si un pastor debe inre:rvenir, sólo
sona. Pero la segunda persona de la Trinidad no obra como la primera: hace
puede hacerlo, para decirlo de alguna manera, dentro de la Escrituiª· para acla..:
algo mejor. La primera enviaba un pastor, la segunda se encarna elia misma y
rada y permitir al fiel una mejor relación con ella. El pastor pu~de comentar,
es Cristo. Pero una vez vuelto al cielo, Cristo confía su rebaño a pastores que
puede explicar lo que es oscuro, puede seíi.alar lo in1porrante, perc> lo hará, de
s_on sus presuntos represen~antes. Llegará, sin embargo, dice Joaquín de Fiare,
rodo?.-inodos, con el objetivo de que el lector pueda leer la Escritura por sí
eJ tercer riei:ipo; el t~rcer periodo, 1a rercera fase en la hi~roria del mundo, y
mismo. Y el acto de lectura es un acto espiritual que pone al fiel fO presencia
en ese momento el Espíritu Santo descenderá sobre la Tierra, Ahora bien, el
de la ~alabea de Dios y encuentra en esa ilunlinación interior, por cpnsiguiente,
Espíritu Santo no se encarna en un profeta ni en ninguh:i otra persona. Se
su ley y su garantía. Al leer el texto que Dios entregó a los hombres, el lector
difunde por todo el mundo; cada uno de· los fieles tendrá en sí mismo,.enton-
percibe la propia palabra divina, y su comprensión de ésta, ~un cua11do sea con-
ces, una parte, 1:1n fragrnento, una chispa del Espíritu Sarito, y en esa medida
fusa, no es otra cosa que lo que Dios quiso revelar de sí mismo al }'!.ombre. Por
ya no· hab'rá necesidad de pastor. · ·
lo tanto, también aquf podemos decir que el retorno a la Escritura, ,que fue uno
Mencibno todo esto para de'cirles que, a mi juicio; erí el desarrollo de los
de los grandes temas de todas esas contraconductas pastorales en la r:dad Media,
movimientos de conrraconducta a lo largo de la Edad Media podemos encon-
es un elemento esencial.
trar cinco cernas fundamentales, que son el tc:ma de la escatología, el tema de
Para terminar, [el quinto elemento], y me detendré aquí, es la creencia esca-
.la Escritura, el terila de la mística, el tema de la Co~unidad y el cerna de la asce-
tológica. Después de todo, la otra manera de descalificar el papel del pastor
sis. es deCir que el cristianismo; en· su organización pastoral real, no es una
consiste en afirn1ar que Jos tiempos se han consumado o están a punto de ·
religión ascé~ica, nÜ es una religión ·de la comunidad; de la mística, de la Es~ritura
consumarse, que Dios va a volver o está a plinto de volver para juntar su rebaño.
'}• '}Rfi C"Jltp if...!"Sa.., ,..:Ynt¡.ru-....'1..r.:U.,_ lfu"C'S...."<!aJru-gfu. tL.!'.,'h"'"-!".,I n.... -Vi m~l'a. rl'.i'Lln 1 1Rf1 1ra. ~..:U'J...
Él sera el veraaaerc:> pastor. Por enOe, como es el verOaaero pastor que Viene a
me interesaba hablarles de todo esto. : ·
reunir su rebaño, puede despedir a los pastores, a los pastores de la historia y el
La segunda es que quería mostrarles, también, c¡ue esos temas que fueron
tiempo, y tocará a él, entonces, seleccionar las oyejas, alimentarla? Y guiarlas.
, losrelementos fundamentales en las contraconductas no son en líneas genera-.
Desplazamiento de los pastores, porque Jesucristo vuelve 0 bien, e.r1 otra forma
les, desde luego, exteriores, absolutamente exterior'es al cristianismo; se trata
de escatología, desarrollada en todo el linaje que deriva de manera plás o menos
de ~lementos fronrerizos, por decirlo así, que no dejaron de ser reutilizados,
directa de Joaquín de fiore, 72 porque se a.firma la aparición de un tercer tiempo,
reimplantados, retomados en uno u o ero sentido. La Iglesia misma retomó de

71
Cf. Michcl Foucault, "Qu'est-ce que la critique ... ", op. cit., pp. 38 y 39.
72
J6aquín de Fiare (ca. 1132-1202): monje cisterciense nacido en Celico, Cali1bria. En 1191
miento de la tercera edad, fruto de la inteligencia espiritual de los dos Testamentos, debía ser
fundó una nueva orden, la congregación eremítica de Fiare, aprobada por el f'ªPª en 1196.
obra de hombres espiricua.Ies (viri 1pirituaks), de quienes los monjes actuales sólo eran prede-
Basada en una exégesis alegórica de la Escritura, su doctrina de las "tres edades" o" los "tres esta-
cesores. La Iglesia sacerdotal y je~árquica sería sustituida cnronces por el reino monásdco de la
dos" de la humanidad -la era del Padre (riempo de la ley y Ja obediencia servil, An"tiguo
pura caridad. Véanse Norman Cohn, Les Fa~atiqius ... , op. cit., pp. i'Ot-104, y Dom E
Testatnento), la era del Hijo (tiempo de la gracia y la obediencia filial, Nuevo Te'ramento) Y la
Vandenbroucke, artículo en Oon1 J. Ledercq, Dom F. Vandenbroucke y L. Bouyer, La Spiritttafité
era dd Espíritu (tiempo de una gracia más abundante y de la libertad)- se expone sobre roda
du Mayen Áge, op. cit.. pp. 324-327.
en su Concordia Novi ac Veuris llstamenti, Venecia, per Simonem de Zuere, ¡ 519· El adveni-
260 SEGURIDAD, TERRITORIO, POBLACIÓN
CLASE DEL 1° DE MARZO DE 1978 261

manera incesante elementos como, por ejen1plo, la n1ística, la escatología [o] aspiraciones de un grupo, una clase, etc., se traducen, se reflej~. se expresan
la búsq\leda de la com\lnidad. El hecho aparecerá con m\lcha claridad en los en una creencia religiosa. El punto de vista del poder pastoral, el punto de vista
siglos XV y XY.I, cuando la Iglesia, amenazada por todos esos movimientos de de todo este análisis de las estructuras de poder, permite, a mi encender, reto-
contraconducra, intente haeerlos suyos y aclimatarlos en su seno, hasta que se mar las c_?sas y analizarlas ya no en forma de reflejo·y transcripción, sino de
produzca la gran separación, la.gran división entre las iglesias protestantes e~cracegias y tácticas.* Eso es. Perdónenme la extensión; les prometo que la pró-
que, en el fondo, han de elegir un modo determinado de reinserción de esas xima clase ya no hablaré de los pastores.
contraconducras, y la Iglesia Católica, que por su parte tratará, median~e la
Concrarrcfonna, de reutilizarlas y reincorporarlas a su sistema . .Ése es el segundo
punto. La .lucha, entonces, no adopta la forrria de la exterioridad abso'luta, sino
de la utilizaci6n permanente de elementos tácticos que son pertinentes en el
- combate antipastorali toda vez que form:in parce, de una manera incluso mar-
ginal, del horizonte general del cristianismo. '
Tercero y último, quería insistir en estos asuntos para pr~.curar mostrarles
que, si tomé ese punto de vista de:l po¡:ler pastoral, ló hice, claro está, para inten-
tar rec\lperar los trasfondos y los seg\lndos planos de la g\lbernamentalidad que
va a desarrollarse a partir del siglo XVI. Y cambié.n para m?strarles que el pro-
blema no es en modo alguno hacer algo as( como la historia endógena de un
poder que presuntamente se desarrolla a partir de sí misrno,e~ una especie de * Por_ te1nor a "extenderse demasiado", Foucaulr resume en algunas frases Ja conclusión
locura paranoica_ y narcisista, y señalar _en cambio que el punto de vista del ~esplegada con mayor amplitud en el manuscrito, donde, como recusación de la interpreta-
poder es una manera de poner de relieve relaciones inteligibles entre eletnen- ción de los fenómenos rdigiosos en términos de ideología, le opone el sefialamienro de las "enrra-
das tácticas": · .
tos que son exteriores unos a otros. El problema, en el fondo, es saber cómo y
"[Si insisd] en esos elementos tácticos que dieron formas precisas y recurrentes a las insu-
por qué problemas políticos o económicos como los que se plantearon en la
misiones pastorales, no fue en absoluto para sugerir que se rrata de luchas internas, conrradiC~
Edad Media, por ejemplo, los movitnientos de rebelión urbana, los movimientos ciones endógenas, un poder pasroraJ que se devora a sí mismo o tropieza en su funcionamiento
de revuelta campesina, los conflictos entre feudalisr:rio y burguesía mercantil, con sus límites y barreras. Lo hice para identificar 'las entradas': puntos a cravés de los cuaJes
se tradujeron en una serie de temas, formas religiosas, preotup_aciones religio- procesos, conflictos, uansformaciones que quizá conciernan al estatus de las mujeres, el desa-
sas que culminarían en la explosión de la Reforma, la gran crisis religiosa del rrollo de una econo1nía mercantil, la desconexión entre el desarrollo de Ja economía urbana y
siglo XVI. Creo q\le si el problema del pastorado, del poder pastoral, de sus la economía rural, la elevación o la desaparición de [la] renta feudal. el estatus de los asalaria-
dos urbanos, la extensión de la alfaberización, puntos por donde fenó1nenos co1no éstos pue-
estructuras, no se considera como la bisagra de esos diferentes elementos exte-
den entrar al campo de ejercicio del pastorado, no para transcribirse, traducirse, reflejarse en él,
riores entre sí-las crisis económicas por un lado y los temas religiosos por otro-, sino para efectuar divisiones, valorizaciones, descalificaciones, rehabilitaciones, redistribuciones
si no ton1amos esto como campo de inteligibilidad, con10 principio de puesta de. ro do cipo. [... ] En vez de decir: cada ciase o grupo o fuerza social tiene su ideología que per-
en relación, como operador de intercambio entre unos y otros, nos_veremos mite traducir en la teoría sus aspiraciones, aspiraciones e ideología de las cuales se deducen
obligados a volver a las viejas concepciones de la ideología [y]* decir q\le las reordenamientos institucionales que corresponden a las idcologfas y satisfarán las aspiraciones,
habría que decir: toda transformación que modifica las relaciones de fuerza entre comunidades
o grupos, todo conflicto que los enfrenta o los lleva a rivalizar~ exige la utilización de tácticas
que permitan modificar las relaciones de poder, así como la pucsra en juego de ele1nentos teó-
* Michel Foucault: es decir. ricos que justifiquen moralmente o funden de manera racional esas tácticas."

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