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¿Qué es la depresión y cuáles son sus mecanismos psicológicos de funcionamiento? ¿Cuáles son
los síntomas de los trastornos del estado de ánimo? ¿Cómo afectan la vida de las personas?
Para lograr este objetivo, comenzaremos con una definición del estado de ánimo, que nos ayudará
a entender cómo distinguir las situaciones fisiológicas y normativas de las problemáticas. A
continuación se examinan los principales trastornos conocidos en psicopatología relacionados con
este tema.
En particular, abordaremos:
Como veremos en las páginas siguientes, los trastornos del estado de ánimo incluyen
principalmente dos tipos diferentes de trastornos, los relacionados con los síntomas depresivos y los
que también implican síntomas maníacos. Entender sus mecanismos de funcionamiento puede ayudar
a distinguir situaciones en las que los cambios de humor se consideran normativos de aquellas en las
que se genera una perturbación...
Por otra parte, la depresión es ahora un problema generalizado y de interés general, que afecta a
unos 120 millones de personas en todo el mundo y afecta negativamente a su calidad de vida laboral
y relacional. En los países industrializados, se estima que el 15% de las personas han sufrido
trastornos del estado de ánimo a lo largo de su vida.
Estos simples datos deberían bastar para subrayar la necesidad de reflexionar sobre el crecimiento
de los trastornos depresivos y la necesidad de profundizar el impacto de este tema en la vida diaria de
las personas. Un reto que hay que afrontar partiendo de una información correcta, que permita a las
personas entender qué son los trastornos del estado de ánimo, cómo funcionan y cuáles son los
mecanismos que llevan a desarrollar y mantener situaciones problemáticas o patológicas.
¿QUÉ ES EL HUMOR?
Los trastornos del estado de ánimo son uno de los mayores desafíos para la salud mental y el
bienestar psicosocial. Como vimos en la introducción de esta guía, trastornos como la depresión
afectan a millones de personas en todo el mundo, con un fuerte impacto negativo en sus vidas. Para
entrar mejor en el tema, lo mejor es empezar con una definición básica.
El humor es una disposición de la mente que puede colorear la vida emocional de las personas. Es
un elemento de la vida de las personas que no es estable, desde estados de tristeza hasta momentos de
euforia. Estas variaciones son normales siempre y cuando se permanezca dentro de un marco
contextualizado con respecto al entorno y a las experiencias vividas por las personas. Mientras que
los estados patológicos ocurren en el momento en que se encuentra inconsistencia con la situación
experimentada.
Desde este punto de vista, trastornos como la depresión presentan cambios continuos y persistentes
en el estado de ánimo, que generan sufrimiento, incomodidad y cambios profundos en la vida de las
personas. En estos casos, todas las áreas principales se ven afectadas y se producen problemas en la
familia, las amistades y otras relaciones personales, así como en su entorno laboral y profesional.
Lo importante es entender que un cambio de estado de ánimo por sí solo no es la condición previa
para un trastorno del estado de ánimo. Si tomamos en consideración lo que se acaba de decir,
podemos entender que los episodios de alteración están continuamente presentes en la vida de las
personas. Por ejemplo, en caso de duelo familiar o enfermedad grave: en estos casos o en otros
eventos significativos, las reacciones depresivas son perfectamente normales y comprensibles.
Lo que distingue las situaciones normales de las inadaptadas es, por lo tanto, la calidad y
persistencia de los síntomas en comparación con el contexto personal en el que se producen. A veces
el límite entre las situaciones normales y patológicas es muy delgado. Distinguir entre reacciones,
episodios y trastornos depresivos es uno de los retos a los que se enfrentan los médicos. Muchos
sistemas de encuadre nosográfico (como el DSM) pueden ayudar en este sentido, aunque no incluyen
un análisis de la situación en la que se producen los problemas.
Por lo tanto, la etiología de los trastornos del estado de ánimo combina una serie de factores
diferentes, ya que no es posible identificar una causa única. Los elementos ambientales y los
episodios de la vida se funden con las predisposiciones genéticas y los factores sociales. Las causas
multifactoriales hacen particularmente complejo el análisis de este fenómeno en su totalidad, es
decir, desde el punto de vista psicológico y social. Sin embargo, a lo largo de los años han surgido
diferentes teorías que pueden explicar al menos parcialmente cómo surgen los trastornos del estado
de ánimo, cómo se desarrollan y cómo pueden tratarse.
EL MODELO OPERATIVO DE LOS TRASTORNOS
DEL ESTADO DE ÁNIMO
Después de comprender qué es el estado de ánimo y cómo actúa en el contexto de la vida de las
personas, analizaremos las principales causas de las situaciones patológicas clínicamente
reconocidas.
Como se ha mencionado en las páginas anteriores, las causas principales de estas psicopatologías
se remontan a tres factores diferentes, a saber, los elementos:
de naturaleza genética;
de origen social;
de origen psicológico.
Comencemos con el primero para resaltar al lector los últimos descubrimientos científicos. De
acuerdo con estudios cuidadosos, no es posible identificar un solo gen que desencadene los trastornos
del estado de ánimo. De hecho, los investigadores han identificado un conjunto de patrones
recurrentes concernientes a numerosos genes, que por ejemplo activan el transporte de serotonina
cuando ocurren eventos estresantes.
La presencia de diferentes síntomas también apoya la idea de que el problema está asociado con un
conjunto de genes en lugar de un solo elemento.
Finalmente, los factores psicológicos subyacentes a los trastornos del estado de ánimo incluyen
algunos rasgos particulares de personalidad y patrones de pensamiento. Un ejemplo claro es la
tendencia al estilo neurótico, es decir, a reaccionar a los acontecimientos con emociones negativas de
una manera que está por encima de la media de la gente. Este comportamiento parece ser un factor de
vulnerabilidad para muchos individuos que posteriormente desarrollan trastornos del estado de
ánimo. Otros patrones de pensamiento, como el catastrofismo o la remuginación, también pueden ser
decisivos.
Una interesante hipótesis sobre el tema deriva de la llamada teoría de Beck, según la cual la
depresión está asociada a tres factores negativos contemporáneos, es decir, a una visión pesimista de
la propia vida, del entorno en el que se vive y, en general, del futuro. Estas creencias son el resultado
de patrones de pensamiento que crean distorsiones cognitivas en la elaboración de eventos de la vida.
Lo importante para el desarrollo de la psicopatología no es lo que sucede, sino cómo se interpreta lo
que sucede.
Según Aaron Beck (1967), los que sufren de depresión elaboran sus experiencias con
interpretaciones negativas, debido a sus propios modelos y patrones de pensamiento. De esta manera,
tiende a alimentar la retroalimentación negativa, obteniendo señales que pueden demostrar
infinitamente interpretaciones depresivas de la realidad. Por otro lado, se ignoran los hallazgos
positivos, que pueden resaltar diferentes matices de la misma realidad. De esta manera, se activa un
círculo vicioso que mantiene la perturbación en su lugar.
EL TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR
El trastorno depresivo mayor es una enfermedad caracterizada por episodios de estado de ánimo
deprimido, baja autoestima y pérdida de interés en las actividades cotidianas de la vida. La principal
herramienta nosográfica utilizada para identificarlo es el DSM, que implica la aparición de al menos
cinco síntomas diferentes, incluyendo:
Esta foto también debe estar presente por un período de más de dos semanas. Los elementos
anteriores confirman que la depresión mayor es una enfermedad incapacitante, que puede
comprometer la calidad de vida del individuo que la padece.
El trastorno afecta tanto a la esfera cognitiva como a la afectiva y relacional del individuo,
llevando a la adopción de conductas desadaptadoras tanto en la familia como en el trabajo. Por lo
tanto, el impacto de los síntomas en los hábitos alimenticios y de sueño, en los casos más extremos,
puede dañar significativamente la vida de las personas que sufren de depresión.
A nivel diagnóstico, para definir un trastorno depresivo mayor es importante detectar uno o más
episodios depresivos y excluir la presencia de episodios maníacos o estados esquizofrénicos. Sin
embargo, existen varias posibilidades de comorbilidades, como el abuso de alcohol y otros problemas
de salud. El dolor está presente en más de seis de cada siete pacientes deprimidos.
Desde el punto de vista epidemiológico, este fenómeno afecta entre el 10% y el 25% de las
mujeres y entre el 5% y el 10% de los hombres. El debut generalmente ocurre antes de los 30 años en
las formas recurrentes, o puede ocurrir como una sola manifestación alrededor de los 60 años de
edad. Sin embargo, a medida que los episodios crecen, el problema se vuelve más crónico, aunque
los casos pequeños pueden ser aislados y tener un impacto mínimo en la vida de las personas.
El principal enfoque psicoterapéutico es enseñar al paciente cómo eliminar los pensamientos que
subyacen a la devaluación personal y cómo interpretar la retroalimentación de la vida diaria de una
manera adaptativa. Un enfoque muy utilizado en este sentido es la terapia cognitivo-conductual, que
ha demostrado ser eficaz tanto en el tratamiento del trastorno como en la prevención de la recaída.
Tales intervenciones también pueden ser importantes para prevenir la aparición de un trastorno
depresivo en los momentos inevitables de cambio o malestar que un individuo enfrenta en el curso de
su vida. Esto no debe darse por sentado si se tiene en cuenta que la literatura indica que existe una
alta probabilidad de que aquellos que han sufrido un primer episodio de depresión puedan sufrir otro
en el futuro.
Una vez más, una buena psicoterapia puede ser decisiva para resolver el primer episodio y evitar
que el trastorno se repita en el futuro.
.
LA DISTIMIA
La distimia es un tipo de depresión leve que persiste crónicamente durante un tiempo igual o
superior a dos años. Esta es una condición menos severa que la depresión más severa, aunque más
del 70% del sufrimiento la desarrollará en los próximos cinco años. Los niños y adolescentes pueden
diagnosticar un trastorno si los síntomas duran más de un año.
Debido a que la situación es crónica y contenida, es difícil identificar correctamente este tipo de
trastorno cuando ocurre. A menudo pasan varios años antes de que se pueda hacer un diagnóstico
efectivo, lo que tiende a retrasar el tratamiento.
falta de apetito;
hipersomnia;
falta de energía;
fatiga;
baja autoestima;
dificultad para concentrarse;
alta indecisión;
tristeza y desesperación.
Estas expresiones de incomodidad se registrarán casi a diario durante la mayor parte del día,
durante un período de tiempo de al menos dos años. Al mismo tiempo, un diagnóstico correcto
también debe excluir cualquier tipo de episodio maníaco o hipomaníaco. Los mismos síntomas no
deben depender de la ingesta de sustancias.
El hecho de que los síntomas estén presentes de una manera más leve que la depresión puede
llevar a muchas personas a creer que tales fenómenos son parte de su carácter, subestimando la
situación. En general, las personas con distimia pueden manejar las tareas ordinarias de su vida, pero
también hacen un esfuerzo significativo para llevar a cabo incluso las actividades más básicas.
Desgraciadamente, otras personas apenas son conscientes del estado de angustia y sufrimiento de
los que sufren de distimia y, por lo tanto, atribuyen esta actitud a un exceso de pesimismo y muestran
poca empatía. Este tipo de retroalimentación, sin embargo, alimenta el círculo vicioso de la
psicopatología, proporcionando retroalimentación negativa y alimentando la baja autoestima y el
malestar.
En cuanto a la edad de inicio, los datos de la literatura indican que no existe un parámetro de edad
para este trastorno, sino que, por el contrario, puede afectar a cualquier etapa de la vida (incluida la
infancia). Entre las circunstancias que se consideran de mayor riesgo para el desarrollo de la
psicopatología se encuentra la presencia en la familia de otras personas con trastornos del estado de
ánimo, que han sufrido acontecimientos especialmente estresantes o dramáticos y un carácter básico
inseguro.
Concluimos nuestro análisis centrándonos en el tratamiento. También en este caso el enfoque que
se considera más eficaz es el integrado, en el que los fármacos psicotrópicos (antidepresivos) se
utilizan para intervenir de forma más inmediata sobre los síntomas, mientras que la psicoterapia y la
psicoeducación actúan a largo plazo sobre los pensamientos desadaptados de los pacientes, con el
objetivo de interrumpir el círculo vicioso del pesimismo y la autoestima.
TRASTORNO BIPOLAR
El trastorno bipolar un trastorno psicopatológico caracterizado por la alternancia entre las fases
depresiva y maníaca. Esta no es una condición particularmente frecuente, pero es muy problemática
porque puede comprometer decisivamente la calidad de vida del individuo que la padece.
El inicio generalmente ocurre entre los 15 y 40 años de edad (la edad promedio es alrededor de 30
años, mientras que el pico se identifica en la adolescencia tardía), mientras que el trastorno se
desarrolla en el transcurso de la vida con una docena de episodios que tienden a repetirse
cíclicamente. Sin embargo, en el caso del diagnóstico precoz, es posible destacar la facilidad con la
que se puede proporcionar una terapia farmacológica y psicoterapéutica adecuada. Sin embargo, la
perturbación a menudo sólo se detecta después de varios intentos y errores.
La epidemiología tiene una incidencia mundial estimada del 1,2% para los hombres y del 1,8%
para las mujeres. En cuanto a la familiaridad, los familiares de primer grado tienen aproximadamente
un 25% de probabilidades de enfermarse con un trastorno del estado de ánimo.
En cuanto a los criterios diagnósticos, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que el trastorno
bipolar puede producirse de diferentes maneras, dependiendo de si el episodio depresivo precede o
sigue al episodio maníaco. Podemos tener, por ejemplo, un solo episodio depresivo, un episodio
maníaco o hipomaníaco más reciente, o un episodio mixto o depresivo más reciente.
Generalmente, las fases depresivas duran más que las fases maníacas y se caracterizan por un
estado de ánimo bajo y una tristeza generalizada. Estos fenómenos ocurren durante la mayor parte
del día y son similares a los que normalmente se experimentan incluso en la depresión mayor.
En cambio, las fases maníacas se caracterizan por síntomas opuestos a los que se experimentan en
la depresión, es decir, estado de ánimo elevado, sensación de omnipotencia y excesivo optimismo. El
comportamiento se vuelve hiperactivo, tanto que consume toda la energía del paciente y hace que
cada acción sea inconclusa. A estos elementos se añade el estado de ánimo disfórico, del que surgen
la ira, la irritabilidad, la agresividad y la intolerancia.
Además del trastorno bipolar, también encontramos el llamado trastorno bipolar II, que se
caracteriza por uno o más episodios depresivos y al menos un episodio hipomaníaco. Este último se
caracteriza por un estado de ánimo elevado o expansivo persistente durante al menos cuatro días,
asociado a un claro cambio en la forma de actuar. Estos elementos deben ser observables por otros y
no deben conducir a un compromiso en la calidad de vida de la persona en el trabajo o en la esfera
social. Las manifestaciones psicóticas también deben ser excluidas.
Luego llegamos al tratamiento del trastorno bipolar. En primer lugar, hay que decir que el
tratamiento requiere ciertas precauciones, especialmente en lo que se refiere al uso de antidepresivos.
El uso excesivo podría causar la caída de la fase maníaca. En general, las sales de litio se utilizan
ampliamente como herramienta preventiva, mientras que las benzodiacepinas también se pueden
utilizar para controlar la agitación.
La última parte de este texto está dedicada al tratamiento de los trastornos del estado de ánimo y,
en particular, de la depresión. Como hemos visto en las páginas anteriores, se trata de un trastorno
generalizado que afecta a la calidad de vida de quienes lo padecen. Este punto puede ser aún más
preocupante si se tiene en cuenta que los episodios depresivos tienden a repetirse con el tiempo.
Si bien el enfoque integrado se considera el mejor, los estudios sobre el funcionamiento cognitivo
de los individuos han reconstruido exhaustivamente los mecanismos de pensamiento subyacentes a
estos trastornos. Desde un punto de vista teórico, un enfoque muy utilizado es el de la terapia
cognitivo-conductual, que recuerda el modelo de Aaron T. Beck.
De acuerdo con este enfoque teórico, aquellos que sufren de trastorno depresivo reportan
pensamientos automáticos que son fuertemente críticos de sí mismos. Cabe destacar que las personas
no son conscientes de este flujo de pensamiento, que es uno de los principales síntomas de la
psicopatología.
Por otro lado, estos pensamientos inconscientes son capaces de alimentar la depresión, tanto por su
inconsistencia con el contexto como por el contenido real.
Esto lleva a diferentes pasos, en los que el paciente se considera inadecuado. Esto conduce a
interpretaciones negativas de las experiencias cotidianas y, por lo tanto, a desarrollar una visión
pesimista para el futuro. Junto a este proceso, las distorsiones cognitivas también toman forma en la
interpretación de la realidad.
Por ejemplo, los pacientes tienden a sacar conclusiones erróneas o a generalizar sus deducciones,
personalizar lo que sucede a través de la culpa y minimizar o magnificar la importancia de los
acontecimientos ordinarios. Todos estos patrones de pensamiento representan no sólo la base de la
depresión, sino también las condiciones previas para el desarrollo de un sentido constante de pérdida.
Los mecanismos generales de funcionamiento descubiertos por Beck actúan en el tiempo, llevando
también al mantenimiento de patrones depresivos, ya que las interpretaciones incorrectas actuarán
como confirmación y refuerzo de la depresión. De esta manera, se crean círculos viciosos que pueden
producir nuevos síntomas. Por lo tanto, el objetivo principal de la terapia es romper estos círculos
viciosos y patrones.
Una vez obtenidos los primeros hallazgos sobre síntomas agudos, es posible trabajar en sentido
estructural sobre la vulnerabilidad del paciente. Este segundo paso también reduce la probabilidad de
una recaída en la depresión. En particular, se propone trabajar sobre los pensamientos y creencias del
individuo, modificarlos.
El tratamiento de las personas con trastorno bipolar es diferente. También en este caso específico
el enfoque integrado representa la práctica con mayor probabilidad de éxito. El uso del medicamento
sigue siendo esencial para tratar el trastorno correctamente.
Para cada caso se han esbozado los principales síntomas, útiles para reconocer e identificar la
situación de malestar, para luego indicar los mecanismos de funcionamiento de la enfermedad y las
estrategias terapéuticas sugeridas en la literatura para reestructurar la situación en beneficio del
individuo y restablecer el equilibrio psicológico.
Abordar una cuestión tan compleja y de tan amplio alcance como los trastornos del estado de
ánimo, tratando de ser breve y, al mismo tiempo, suficientemente exhaustiva, fue un reto importante.
Espero haber dado al lector un punto de partida útil para ampliar el conocimiento y las nociones
básicas de una manera que sea suficiente para desarrollar una idea precisa del tema. Todo ello, para
hacer comprender el potencial que ofrecen los conocimientos psicológicos disponibles sobre el tema,
así como para transmitir la pasión por la disciplina y el deseo de seguir estudiando en este campo de
estudios.
Este libro termina con una invitación a la reflexión. El siguiente cuestionario fue creado con el
objetivo de ayudar al lector a consolidar las nociones teóricas y prácticas recién descritas, a través de
un ejercicio con modos lúdicos y a la vez formativos.
La prueba está diseñada para repasar algunos de los pasos más importantes de esta guía, con el fin
de fortalecer los conceptos fundamentales. A continuación encontrará una serie de preguntas de
opción múltiple. Al final puedes leer las claves para la solución de las preguntas.
1 - ¿Qué es el humor?
a) Un trastorno psicopatológico;
b) una disposición de espíritu capaz de colorear la vida de las personas desde un punto de vista
emocional;
c) un fenómeno que se produce durante un estado estresante;
d) una percepción registrada ocasionalmente por el individuo.
a) cognitiva y afectiva;
b) racional e irracional;
c) intuitiva y racional;
d) Ninguno de estos términos es correcto.
7 - La distimia representa:
9 - El enfoque de la terapia considerado el mejor para los trastornos del estado de ánimo es que:
a) integrado;
b) farmacológico;
c) psicoterapéuticos;
d) intensivo y persistente;
1. B
2. A
3. C
4. B
5. A
6. A
7. D
8. B
9. A
10. B