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JUZGAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

La desigualdad que existe por razón de género se ha globalizado y esto ha


generado que la violencia hacia las mujeres y las niñas, que se une a otras
formas de exclusión no sólo relacionadas con el género, sino también con la
raza, la edad ya sean menores o ancianos, así como la condición sexual o
cualquier otra diversidad. Un paso importante ha sido el reconocimiento de la
igualdad, pero esta igualdad no se ve reflejada en todos los aspectos, ya que la
igualdad jurídica es notablemente inferior de la igualdad que se menciona en los
textos jurídicos.

Sin embargo, hemos de reconocer que por múltiples factores de origen


esencialmente cultural, en nuestro país aún no podemos hablar de una igualdad
entre hombres y mujeres, ya que la mujer sigue padeciendo situaciones de
violencia o vulnerabilidad que en muchos casos nos son imperceptibles,
imbuidos en patrones culturales que permean en estereotipos o prejuicios de
género que incluso trascienden a las leyes.

La inclusión de las mujeres en la toma de decisión ha contribuido en los ámbitos


de conocimiento ya que en la antigüedad no se le tomaba en cuenta,
normalmente para exhibir su condición de inferioridad y siempre teniendo como
modelo de lo humano al hombre y a lo masculino. Las mujeres han quedado
privadas tanto del proceso de creación de la norma, como de su aplicación e
interpretación. Si las mujeres estaban excluidas de la vida política, tampoco
podían participar en el poder legislativo lo que se traducía en que los intereses y
los derechos de las mujeres eran sistemáticamente ignorados en las políticas
públicas y en las normas.

Es necesario sentar como premisa fundamental que nuestra Constitución


prohíbe toda clase de discriminación, al tiempo que reconoce el principio de
igualdad entre el hombre y la mujer, al prescribir en su Artículo 4º que ambos
son iguales ante la ley.

La igualdad entre mujeres y hombres es un derecho fundamental del que todo


juzgador y toda juzgadora ha de partir como estándar normativo aplicable en
toda resolución o sentencia porque además así lo establece la propia ley, esto
se fundamenta en el principio de igualdad y en el mandato de no discriminación,
tal como han sido consagrados en nuestro texto constitucional y en los tratados
internacionales más importantes en materia de derechos humanos de las
mujeres.

Para garantizar el acceso igualitario a la justicia, los órganos jurisdiccionales


deben impartir justicia con perspectiva de género, con el fin de propiciar la
igualdad entre hombres y mujeres, deben juzgar considerando las situaciones
de desventaja que, por cuestiones de género, discriminan e impiden la igualdad,
así como tener en cuenta los factores de desigualdad real de quienes enfrentan
un proceso judicial, adoptando medidas de compensación que contribuyan a
reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias que impidan o reduzcan la
defensa eficaz de sus intereses y con ello generar que exista un orden y eficacia
al momento de la resolución de los jueces y así un mayor conformismo con la
solución dictada, por lo tanto, una mayor satisfacción al concluir su trabajo.

Para lograr que se lleve a cabo este objetivo se requiere que jueces y juezas,
estén atentos a toda situación de violencia, discriminación o vulnerabilidad por
razones de género y que se aseguren de que estas situaciones no determinen
un menor acceso a la justicia.

Juzgar con perspectiva de género permite transformar las prácticas de aplicación


e interpretación del derecho y actuar de una manera global sobre el conflicto
jurídico. Permite actuar sobre las personas, sobre los hechos y sobre la norma
jurídica, aplicando una visión crítica de la realidad.

Para lograr una sociedad igualitaria: la Educación como factor de crecimiento


clave de una sociedad y la Justicia como factor de protección. Dos caminos
complementarios y necesarios para una única meta: la defensa de los Derechos
Humanos, especialmente los de las mujeres y menores frente al machismo

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