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Título: La Orientación Educativa hacia la Gestión de Riesgos de Desastres

Autores: Lic. Mirka Morales Hierrezuelo, profesor Asistente

Resumen

El trabajo que se presenta permite un acercamiento a la necesidad latente de formar


profesionales con una mirada y concepción holística que incluya como parte
insoslayable de su proceso formativo, la orientación educativa, especialmente en los
educadores que actúan en la Educación Infantil, quienes desde su formación deben
estar preparados para comprender las necesidades personales y sociales de sus
educandos, se sustenta sobre la base de la orientación educativa como proceso
sistemático de asistencia a educandos en proceso formativo sea en el ámbito personal
como profesional. Proponiendo una Estrategia en Orientación Educativa para la
Gestión de Riesgo de Desastres en la formación de educadores preescolares. La
utilización de una metodología de investigación cualitativa de acción-participación es
la asumida en la búsqueda de profundidad en los datos, riqueza interpretativa,
contextualización del ambiente o entorno, detalles y experiencias únicas que aporten
un punto de vista “fresco, natural y holístico” de los fenómenos sociales, así como
flexibilidad.

Introducción

Los desastres naturales causados por los efectos del cambio climático han cobrado
millones de vidas, así como han dañado seriamente la infraestructura económica y
social en muchos países. Cuba no ha estado exenta de dicha problemática, huracanes
frecuentes, inundaciones por intensas lluvias, inundaciones por penetraciones del mar,
afectaciones por fuertes vientos (tormentas tropicales), han estado presentes entre
otros eventos naturales extremos dado por su posición geográfica, archipiélago ubicado
entre las penínsulas de Yucatán y La Florida, que lo hace vulnerable al paso de los
huracanes que se forman en las aguas del Mar Caribe y del Atlántico Sur.
Guamá, municipio costero al sureste de Santiago de Cuba tiene una situación
geográfica compleja, es costero y montañoso. Vulnerable a los desastres naturales
tales como penetraciones del mar, deslaves, fuertes vientos, además de encontrase en
zona de peligro sísmico. También es vulnerable a procesos antropogénicos, lo que
demanda la búsqueda de procedimientos que conduzcan a prevenir y mitigar los
riesgos ante los desastres.

La prevención ante los desastres y preparativos ante emergencias, así como la


concepción del desarrollo sostenible, implican un tipo de desarrollo en todos los
campos productivos y sociales que satisfaga las necesidades básicas de la actual
generación humana, sin poner en peligro a las sociedades venideras, requieren de
voluntades, decisiones y la puesta en práctica de acciones políticas y económicas,
científicas y educativas, entre las que se encuentran la educación hacia la gestión de
riesgos de los desastres naturales y antropogénicos.

La reducción de los desastres pone de relieve el papel fundamental del pensamiento y


la intervención humana en la minimización de los riesgos. Ello significa que es
necesario impartir a las personas –en particular a los jóvenes– instrucción sobre los
desastres y su gran incidencia en los modos de vida.

En consecuencia con esto y por la necesidad de mitigar los riesgos de desastres, se


pretende que el profesional de la Educación Infantil, específicamente las educadoras
preescolares en formación se preparen para comprender las necesidades personales y
sociales de sus educandos, saber enfrentar con iniciativas la solución de los problemas
de la práctica pedagógica e integrar al proceso formativo los avances científicos y
tecnológicos que lo conduzcan a ser futuros educadores-, con un alto sentido de la
responsabilidad individual y social.

Desde esta mirada, las educadoras podrán encontrar en el proceso de formación y en


su trabajo estudiantil cotidiano, los mecanismos que estimulen la motivación por la
labor educativa desde la orientación, tarea que les corresponde a los profesores de las
instituciones y comunidades educativas a partir de un enfoque profesional pedagógico
que le permita interiorizar su modo de actuación.
El análisis exhaustivo de los diferentes planes de estudio muestra que la gestión de
riesgos de desastres desde la orientación educativa no es tenido en cuenta, a pesar de
su importancia y el impacto social del mismo, solo en la Disciplina de Preparación Para
la Defensa se aborda el tema de la defensa civil de forma general, percibiendo así una
situación problemática que recae en la falta de cultura preventiva ante los desastres
naturales o antropogénicos de las educadoras en formación.
Las transformaciones que tienen lugar actualmente en la sociedad cubana, con la
paulatina implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del
Partido y la Revolución para actualizar el modelo económico, así como la Tarea Vida
Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, aprobada recientemente e
inspirada en el pensamiento del líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro
Ruz, requieren de profesionales revolucionarios e integrales, capaces de contribuir al
desarrollo futuro del país, con mira a reflexionar acerca de la necesidad de incorporar al
currículum, aspectos relacionados con los contextos de actuación donde estos
docentes desarrollan su labor, a partir de una mayor integración y flexibilización de
contenidos.
En este sentido, resulta de mucha importancia el proceso de asesoría continua, con
carácter sistémico que promueva el ejercicio de acciones con carácter preventivo
dirigidas al desarrollo de hábitos, derivados de la atención y concentración en el
contexto educativo, aprovechamiento del tiempo y desarrollo de habilidades cognitivas,
mostrando a la orientación educativa como herramienta certera para la gestión de
riesgos de desastres en la formación inicial de educadoras preescolares.

En consecuencia, por la magnitud y la urgencia del asunto que convoca a la comunidad


educativa y la sociedad en su conjunto a la solución de esta problemática, el objetivo
del presente trabajo está dirigido a argumentar la importancia de la gestión del riesgo
de desastres en la actualidad, así como resaltar la necesidad de usar como
herramienta a la orientación educativa hacia la gestión del riesgo de desastres
naturales o antropogénicos en las educadoras preescolares en formación.
Desarrollo

Las necesidades actuales y perspectivas del desarrollo social cubano, precisan que el
educador preescolar, debe estar preparado para accionar ante los diferentes desastres
y al mismo tiempo asumir la responsabilidad de la conducción de los niños que estén
bajo su tutela, haciendo uso de la gestión preventiva de riesgos de desastres naturales
o antropogénicos, para lo cual deberá evidenciar los conocimientos que contribuyan a
una reacción adecuada ante dicha situación, en la que como guía, será responsable de
transmitir a los pequeños los conocimientos necesarios ante las situaciones de
desastres.

Sin embargo el diagnóstico realizado para conocer el estado actual del conocimiento de
las educadoras preescolares en formación acerca de la prevención para la gestión de
riesgos de desastres mostró que:
✓ Los conocimientos sobre el tema eran efímeros, referidos a aspectos básicos a
tener en cuenta ante un sismo
✓ La percepción del riesgo es baja en cuanto a lo vulnerable que es nuestro país
y el municipio Guamá particularmente a ciclones tropicales, inundaciones costeras
por fuertes lluvias, deslizamientos de tierra por la degradación de los suelos, largos
periodos de sequías, entre otros
✓ El análisis de los diferentes planes de estudio mostró que el tema en cuestión no
es tratado con la importancia requerida solo es abordado en la Disciplina de
Preparación Para la Defensa de forma general
✓ Existe una baja cultura preventiva ante los desastres naturales o antropogénicos
de las docentes preescolares en formación.

Este resultado nos hace preguntarnos cómo contribuir entonces al conocimiento de la


gestión de riesgos de desastres en las educadoras preescolares en formación y
además, qué herramienta utilizar para impactar socialmente.

Cabe señalar que los problemas del medio ambiente y los desastres se han convertido
en una de las mayores preocupaciones políticas, económicas, científicas y educativas a
nivel mundial, cuya solución depende, en gran medida, la existencia de la vida en la
tierra.

Se debe partir de la necesidad de trabajar sostenidamente por la protección del medio


ambiente y reducir los riesgos ante los desastres, así como prepararse para actuar ante
las emergencias y trabajar simultáneamente por lograr mejorar la calidad de vida y
lograr la cultura preventiva de la población, donde pensamos tiene un papel cimero el
educador como agente socializador, orientador pero para esto debe estar preparado en
el tema.

Para actuar en el tema los desastres primero debemos comprender qué es un desastre
y para ello podríamos encontrar diversas definiciones refiriendo en esencia lo mismo,
por lo que se hará referencia a lo que en Cuba se denomina así, teniendo en cuenta la
similitud de esta a la que plantea las Naciones Unidas al respecto en sus documentos
teóricos sobre el manejo de desastres.

Se denomina entonces como desastre a un acontecimiento o serie de sucesos de gran


magnitud que afectan gravemente las estructuras básicas y el funcionamiento normal
de una sociedad, comunidad o territorio, ocasionando víctimas y daños o pérdidas de
bienes materiales, infraestructura, servicios esenciales o medios de sustento a escala o
dimensión más allá de la capacidad normal de las comunidades o instituciones
afectadas para enfrentarlas sin ayuda, por lo que se requiere de acciones
extraordinarias de emergencia.

De esta definición se deslinda que un desastre no es un fenómeno natural, sino las


consecuencias del impacto de determinado fenómeno de origen natural o vinculado a la
tecnología sobre una sociedad, una comunidad y los elementos vulnerables existentes
en un territorio dado.

Los desastres pueden ser clasificados a partir de diferentes puntos de vistas pero lo
más conocido es la clasificación por su origen en naturales o tecnológicos
considerados también como antropogénicos o antrópicos (debido a la acción o inacción
del hombre).
Poblaciones cada vez mayores se ven amenazadas, sobre todo en los países en
desarrollo. Por ello, la reducción de los desastres es parte importante de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas.

La reducción de los desastres merece la pena tanto desde el punto de vista


humanitario (pues el establecimiento de medidas adecuadas de alerta y atenuación
puede salvar vidas) como desde el punto de vista económico, ya que más vale prevenir
que lamentar.

Durante los últimos años, el conocimiento científico de los riesgos naturales y los
medios tecnológicos para encararlos han experimentado un progreso considerable.
Aun cuando los conocimientos y las técnicas son ampliamente accesibles, la
vulnerabilidad va en aumento a causa del desarrollo no sostenible, el cambio climático
y el carácter extremo de los fenómenos meteorológicos, que aumentan la amplitud y el
coste de los desastres.

El trabajo relacionado con los desastres requiere de un ciclo ininterrumpido de


actividades que incluyan la prevención, los preparativos para la respuesta, el
enfrentamiento o respuesta y la recuperación, que incluye también la rehabilitación y la
reconstrucción.

Es importante que en las actividades de reducción de desastres participen todos los


sectores de la población, haya interdisciplinaridad propiciando la adopción de un
enfoque amplio del problema y se disminuyan los efectos de las situaciones
catastróficas, como medidas de la disposición y capacidad de salvaguardar las vidas y
los bienes expuestos.

La reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático comparten un


espacio común de preocupación: reducir la vulnerabilidad de las comunidades y lograr el
desarrollo sostenible.

Tomando en consideración lo anterior expuesto, así como las necesidades actuales y


perspectivas del desarrollo social cubano, se percibe la necesidad que , desde
pequeños se debe trabajar en los niños preescolares la gestión preventiva de riesgos
de desastres y el desarrollo de las habilidades para una reacción correcta ante dicha
situación, y que las educadores de esta enseñanza tienen una gran responsabilidad en
esta importante tarea, máxime cuando son ellas las que deben guiar los pasos de sus
educandos por lo que deben prepararse para asumir este trabajo preventivo, que
imbrica también a las familias y la comunidad.
El concepto de gestión del riesgo de desastres (GRD) nace cuando se llega al consenso, bastante amplio,
de que para gestionar los desastres se tienen que combinar diferentes actividades al mismo tiempo, que
busquen, por una parte, asistir a las víctimas de los desastres con el mayor nivel de preparación
posible y, por otra, reducir el riesgo.

No solo se debe tener en cuenta la conceptualización sobre desastre, debemos


también conceptualizar la gestión del riesgo desastres para ello analizaremos los
términos que lo conforman.
El Riesgo según el diccionario de la lengua española es la posibilidad de un daño,
perjuicio o inconveniente, a su vez, la Gestión es cualquier acción que se realiza para
conseguir una cosa, así como la administración de un asunto, entre otras acepciones.
Se considera Desastre al suceso que provoca mucho daño o destrucción, además de
que los desastres no son más que la materialización de unas condiciones de riesgos.

La Organización Mundial de las Naciones Unidos (ONU) EIRD (2004) conceptualiza la


Gestión del Riesgo de Desastres como: “conjunto de decisiones administrativas y
organizativas y conocimientos operacionales desarrollados por sociedades y
comunidades para implementar políticas y estrategias y fortalecer sus capacidades a
fin de reducir el impacto de las amenazas naturales y de los desastres ambientales y
tecnológicos consecuentes”.

Esta conceptualización abarca todo tipo de actividades incluyendo medidas


estructurales y no estructurales de prevención y mitigación de los efectos adversos de
los desastres, por lo que se puede considerar muy certera y completa, además de ser
la más conocida.

A su vez la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina


(La Red) Lavel, A. (2003) lo define como: “proceso social complejo cuyo fin último es la
reducción o la previsión y el control permanente del riesgo de desastre en la sociedad,
en consonancia con e integrada al logro de pautas de desarrollo humano, económico,
ambiental y territorial, sostenible”.

Este se torna con un principio integral, desde lo macro territorial a lo micro, es decir
desde la provincia, el municipio, lo local, la comunidad, la familia con el fin preventivo
de reducción y control del riesgo para el desarrollo sostenible.

La autora considera que estas conceptualizaciones son certeras pues las dos ofrecen
una visión holística y las toma como referentes para asumir que la Gestión de Riesgo
de Desastre no es más que la organización y administración de acciones preventivas
que minimicen los daños que puedan ocasionar los desastres ya sean naturales o
antropogénicos, teniendo en cuenta la capacidad de resiliencia en las sociedades.

La literatura especializada acerca del tema expresa que para la gestión del riesgo de
los desastres se debe tener en cuenta, no solamente el daño físico esperado, las
víctimas o pérdidas económicas equivalentes, sino también los factores sociales,
organizacionales e institucionales.

Se subraya, factores sociales, organizacionales e institucionales porque la atención


educativa integral a la primera infancia, está dirigida a la educación y estimulación del
desarrollo integral y consecuentemente la orientación a la familia, la comunidad, y los
agentes y agencias educativas del entorno; con un sistema de acciones para la
dirección del proceso educativo y prácticas cada vez más inclusivas, constituyendo
esto el Objeto de la profesión de los futuros egresados de la licenciatura en Educación
Preescolar.

La investigación realizada por el Dr. Rodríguez Salvá, Armando Jorge (2012) en


conjunto con otros colegas aportan información y actividades con un carácter didáctico
y metodológico a los maestros, profesores y dirigentes del sector educacional, así
como a otros actores sociales, sobre el proceso de educación ambiental y prevención
de desastres con el propósito de contribuir a que el país alcance los compromisos
contraídos, a favor del desarrollo sostenible, el mejoramiento de la calidad de vida y la
formación de la cultura ambiental.
La misma reconoce la necesidad del desarrollo e incorporación de la educación
ambiental y la prevención de desastres, con énfasis en la formación de docentes y
superación de los educadores en ejercicio; así como el fortalecimiento paulatino del
trabajo metodológico, en lo ambiental y en la prevención de desastres en las escuelas.
Se propone además la incorporación y desarrollo de la educación ambiental y
educación para la prevención de los desastres en el sistema y estrategia de trabajo de
las escuelas.

En junio de 2006-2007, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la


Ciencia y la Cultura (UNESCO) tuvo el honor de presentar en su Sede, la Estrategia
Internacional de Reducción de Desastres y aparejado a esto una campaña mundial de
educación que tuvo por lema “La prevención de los riesgos de desastres empieza en la
escuela”. Los objetivos de esta campaña fueron: promover la educación para la
prevención de desastres en los planes de estudio escolares y mejorar la seguridad de
las escuelas alentando la aplicación de normas de construcción rigurosas.

Esta iniciativa concuerda plenamente con las prioridades de la UNESCO, pues


contribuye a la resiliencia en los casos de desastre mediante el conocimiento, la
educación, la información y la concienciación pública.

La experiencia de los países expuestos a desastres naturales pone de relieve los


excelentes resultados de la educación en el control de los riesgos de desastre. Gracias
a ella, niños y adultos saben qué hacer cuando se produce en caso de actividad
sísmica y los dirigentes comunitarios aprenden a alertar oportunamente a sus pueblos.

Cuba es un referente de lo anteriormente expresado, lo que quedó demostrado con los


últimos ciclones que azotaron el Caribe y dejaron innumerables pérdidas económicas,
cobraron miles de vidas humanas y destruyeron hogares e instituciones, causando
también la migración en masas de los pobladores de los lugares más vulnerables hacia
lugares más seguros y sin embargo aquí la actuación rápida de nuestro sistema de
Defensa Civil minimizó los daños y las pérdidas de vida (solo 10 al paso de Irma)
fueron dadas por el no cumplimiento de lo establecido y falta de percepción del riesgo
de la población.
La educación para la gestión de riesgos de desastres es muy importante, las escuelas
y universidades tienen que tenerlo claro. Parte del mejoramiento de las condiciones de
vida del ser humano es lograr un mayor nivel de seguridad y supervivencia en relación
con las acciones y reacciones del entorno, lo cual se logra a través de la comprensión
de la interacción del mismo con el medio ambiente.

La gestión de riesgos de los desastres, requiere de voluntades, decisiones y la puesta


en práctica de acciones políticas y económicas, así como científicas y educativas, entre
las que se encuentran la educación ambiental y la educación sobre los desastres.

La formación de profesionales con alto nivel preventivo del riesgo para precisar, definir
y ejecutar las acciones oportunas de mitigación hacia la vulnerabilidad funcional,
estructural requiere de contribuir a la consolidación de una cultura de prevención y
mitigación comunitaria e institucional a través de la divulgación, la comunicación
educativa y la orientación.
La práctica de la orientación como una actividad organizada y dirigida al logro de
objetivos específicos, data según bibliografías revisadas de la primera década del siglo
XX, identificándose primeramente con el ámbito profesional.

Desde su surgimiento muchos autores han encontrado disímiles dificultades para


definir el término en función de sus objetivos y campo de acción por lo que se pueden
encontrar muchos conceptos enfocados en perspectivas donde no siempre se
establece relación entre el término y educación, ni consecuentemente con la función de
los docentes.

Dada su complejidad y con el fin de ofrecer una conceptualización más precisa de la


Orientación Educativa, la comprensión del término exige realizar un análisis de varias
fuentes y perspectivas que ayuden a una aproximación de su conceptualización.

Para Sebastian Ramos (1990) es un Proceso de ayuda, de carácter interactivo,


orientado a la capacitación del sujeto para la comprensión de si mismo y del entorno, a
fin de definir de modo autónomo y de llevar a la práctica un proyecto de realización
personal, en todos los ámbitos de su vida.
Para Bisquerra y Álvarez (1998) constituye un Proceso de ayuda continua y
sistemática, dirigida a todas las personas, en todos sus aspectos, con objeto de
potenciar el desarrollo humano a lo largo de toda la vida con objeto de potenciar el
desarrollo de la personalidad integral.

Asi mismo para Martínez Clarés (2002) es un Proceso de acción continuo, dinámico,
integral e integrador, dirigido a todas las personas, en todos los ámbitos, facetas y
contextos a lo largo de todo su ciclo vital y con un carácter fundamentalmente social y
educativo.

Según plantea Suárez (2013), la orientación es un proceso en los sistemas educativos


que da cuenta en particular de los aspectos personológicos de la educación, que
promueve y actualiza las potencialidades de los sujetos participantes, comprometiendo
sus recursos personales en el aprendizaje.

No obstante la diversidad hasta este momento la mayoría de los autores coinciden en


que la orientación educativa es un proceso continuo, sistemático y dinámico, de ayuda
dirigido a todas las personas potenciando su desarrollo humano, con carácter social y
educativo.

En interés de un acercamiento epistemológico, se asume el concepto que reconoce


que: “La orientación educativa es un proceso sistemático de asistencia a personas en
proceso formativo sea en el ámbito personal como profesional, cuyo objetivo es
desarrollar conductas vocacionales que los auxilien en su vida adulta. Se fundamenta
esencialmente en la intervención continua de principios de prevención, desarrollo e
intervención social, a través de la educación” (Jaime-2014, BLOG _ UTEL.htm).

Atenidos a la referida definición, es posible reconocer el objetivo de la orientación


educativa, se centra en la enseñanza de las técnicas para el desarrollo de actitudes de
comunicación interpersonal con las que el estudiante puede resolver sus problemas
presentes y futuros, regulando su conducta. Asimismo intenta aportar conocimientos
para mejorar la convivencia social del educador en su contexto social, es decir durante
su labor en la conducción de sus educandos.
En nuestro país la Orientación Educativa responde al proyecto de desarrollo de
formación de la personalidad con un enfoque integral y socio- humanista, desde
posiciones de la teoría histórica cultural de Vigostky, en la plataforma del desarrollo
social, se sitúa al ser humano como protagonista de sus aprendizajes y enseñanzas, y
en tal sentido se diseñan y ejecutan numerosos programas donde los términos
participación e igualdad, reflejan todo un accionar en la sociedad.

En Cuba la orientación educativa se realiza desde las propias estructuras sociales


existentes y por los profesionales que en ellas participan, podemos citar como
ejemplos:

• Maestros y profesores de las diferentes enseñanzas; Círculos Infantiles,


Enseñanzas: Primaria, Bachillerato, Universitaria, Educación Especial, Educación
de Adultos.
• Orientación comunitaria.
• Orientación a través de diferentes organizaciones y organismos.
• Medios de difusión masiva, (existen dos canales de TV Educativa, con programas
dirigidos a la orientación y la educación, al logro de una cultura general integral en
toda la población.
La orientación educativa tiene como propósito guiar en y para la vida, brindando y
fortaleciendo la toma de decisiones, la construcción de un proyecto de vida así como, la
participación reflexiva y crítica en la comunidad o institución

Se concibe entonces a la orientación educativa como herramienta pedagógica del


docente de la educación preescolar para desarrollar un proceso sistemático de
asistencia a educandos del nivel preescolar ya sea en el ámbito personal como social,
ya que su objetivo central es desarrollar conductas preventivas que constituyan un
auxilio para su vida presente y futura. La misma se fundamenta esencialmente en
principios de prevención, desarrollo e intervención social, a través de la educación.

En este punto debemos analizar los principios en que se fundamenta la orientación


educativa para su mejor comprensión, se plantea que durante los últimos años se ha
experimentado un cambio importante en la forma de concebir la Orientación.
Se ha ido perdiendo el carácter terapéutico correctivo a favor de una postura en la que
la acción orientadora se concibe como una respuesta más amplia, que tenga en cuenta
los nuevos cambios sociales, culturales y económicos y, por tanto, los nuevos
protagonistas y los nuevos escenarios en los que debe intervenir. Siguiendo esta línea,
se expone la descripción realizada por Hervás Avilés (2006), en la que hace una
revisión de los principios que tradicionalmente se han propuesto en la Orientación
psicopedagógica, a partir de las aportaciones de Álvarez Rojo (1994), Rodríguez
Espinar y otros (1993), Repetto, Rus y Puig (1994) y Martínez Clares (2002): principio
de prevención, principio de desarrollo y principio de intervención social.

Principio de prevención

Está basado en la necesidad de preparar a las personas para la superación de las


diferentes crisis de desarrollo. Su objetivo es promocionar conductas saludables y
competencias personales, como las relacionadas con la inteligencia interpersonal y la
intrapersonal, con el fin de evitar la aparición de problemas. “Desde esta perspectiva, la
orientación adquiere un carácter proactivo que se anticipa a la aparición de todo
aquello que suponga un obstáculo al desarrollo de la persona y le impida superar crisis
implícitas en el mismo. Igualmente se considera que el entorno, la comunidad y su
acción va más allá del contexto escolar” (Hervás Avilés, 2006).

El objetivo de la prevención sería desarrollar la competencia funcional y social de la


persona, su capacidad para afrontar situaciones y su fortalecimiento interior
(empowerment) Conyne (1984), enumera una serie de características que este autor
atribuye a la acción preventiva:

• Proactiva; actúa con anterioridad a la aparición del problema

• Dirigida a grupos

• Planteamiento ecológico sistémico, teniendo muy en cuenta el entorno


• El objetivo es reducir los factores de riesgo e incrementar los elementos que
favorecen la defensa y la protección ante la crisis

• Asume la multiculturalidad

• Se orienta al fortalecimiento personal

• Pretende la disminución de la frecuencia y la tasa de incidencia de los problemas en


la población

• Incorpora la colaboración conceptual y procedimental en la intervención, de manera


que los destinatarios son agentes activos del cambio

• Palia las condiciones desfavorables del contexto

En lo que se refiere al contexto educativo, las propuestas de Rodríguez Espinar (1998)


son las siguientes:

• Importancia de atender los momentos de transición del alumnado para conseguir la


mayor adaptación afectiva a las nuevas demandas.

• Conocimiento anticipado de las características y circunstancias personales de cada


estudiante, ya que favorece la detección temprana de los factores de riesgo y las
dificultades asociadas a los mismos.

• Debe ir más allá del ámbito escolar por varias razones:

➢ El propio carácter preventivo que supone una temprana relación entre la familia
y la escuela, y las posibles intervenciones que se deriven de esta relación.
➢ La necesidad de adoptar estrategias tanto individuales como grupales para
lograr mayor eficacia.
➢ La evidente relevancia de un diagnóstico y una intervención temprana antes de
los tres años.
La importancia y la eficacia de la planificación y desarrollo de programas de prevención
está suficientemente demostrada, el problema se encuentra en la necesaria inversión
inicial en recursos humanos y materiales que implica una apuesta decidida por la
igualdad y la equidad educativa hacia la que necesariamente debe tender la educación.

Principio de desarrollo

En el marco de este principio, la intervención supone un proceso mediante el que se


acompaña al individuo durante su desarrollo, con la finalidad de lograr el máximo
crecimiento de sus potencialidades. Desde el punto de vista madurativo se entiende el
desarrollo como un proceso de crecimiento personal que lleva al sujeto a convertirse en
un ser cada vez más complejo. Esta complejidad se va formando a través de sucesivos
cambios cualitativos, que favorecen una interpretación del mundo cada vez más
comprensiva y la integración de experiencias cada vez más amplias y complejas
(Rodríguez Espinar, 2001).

Marín y Rodríguez Espinar (2001) sintetizan del modo siguiente los presupuestos
básicos del principio de desarrollo:

1. Existen etapas clave en la vida no vinculadas sólo a la edad biológica sino a una
interacción de determinantes (personales, contextuales). Los periodos y los cambios no
son fijos y están sujetos a grandes diferencias individuales y culturales.

2. El desarrollo es un proceso acumulativo y secuencial en el que las transiciones de


una etapa influyen en la siguiente. Se considera que el proceso de madurez requiere
una activación por parte del individuo.

3. Los cambios y procesos están sistemáticamente relacionados actuando como una


red de efectos causales.

Por su parte, Martínez Clares (2002) señala que el principio de desarrollo encuentra su
fundamento en el movimiento a favor de la carrera (career education), y sitúa la
actuación del profesional de la orientación en un proceso continuo cuyo objetivo final es
conseguir involucrar al alumno y la alumna en un proyecto personal de futuro, en el
marco de una intervención orientadora contextualizada.

Principio de intervención social

El principio de intervención social se enfoca desde una perspectiva holístico-sistémica


de la orientación, según la cual, se deben incluir en toda intervención orientadora las
condiciones ambientales y contextuales del individuo, ya que estas condiciones influyen
en su toma de decisiones y en su desarrollo personal. Se considera el contexto como
un elemento de referencia imprescindible de la acción orientadora.

Para Rodríguez Espinar (1998) asumir el principio de la intervención social supone que:
• La intervención orientadora debe estar dirigida tanto a modificar aspectos relativos a
la organización y funcionamiento del centro educativo (organización de grupos,
sistemas de evaluación, metodología, etc.) como del contexto social del alumno o
alumna (becas, ayudas, asistencia social, etc.). Según este autor, no deben aceptarse
posturas pasivas enmascaradas en argumentos dudosos como la competencia del
profesional de la orientación.

• Hay que sensibilizar a la persona que recibe la orientación acerca de la necesidad de


actuar sobre los factores ambientales que están impidiendo el logro de sus objetivos
personales. La concienciación es esencial para lograr en el orientado u orientada una
actitud activa que posibilite el cambio de tales factores.

• Cuando aparezcan discrepancias entre los objetivos personales y los de la sociedad,


debe resolverse el conflicto desde una perspectiva dialéctica de la relación individuo-
sociedad.

Marín y Rodríguez (2001) consideran que la acción orientadora, y por tanto la


intervención, debe seguir dos condiciones:

• Analizar el desarrollo y la conducta de los destinatarios en el marco de los sistemas


que actúan sobre la persona a través de procesos de socialización en valores, normas,
expectativas y metas.
• Diseñar una intervención que tenga como objetivo eliminar los efectos negativos de
los ambientes sobre las personas.

El análisis de los principios esenciales de la orientación educativa, así como los


fundamentos teóricos de la misma nos muestran el camino a seguir en la búsqueda de
una herramienta certera para la gestión de riesgos de desastres en la formación inicial
de educadoras preescolares.

Con la entrada del siglo XXI, la creación de los centros universitarios en todos los
municipios para garantizar la continuidad de estudios universitarios a los egresados de
los Programas de la Revolución en los lugares donde residen y trabajan y la extensión
de los procesos sustantivos universitarios a toda la sociedad mediante la presencia en
el territorio, ha constituido el inicio de una nueva etapa en el desarrollo de la Educación
Superior, en estrecho vinculo con la sociedad, su desarrollo y demanda en sus
diferentes ámbitos.

Así se manifiesta la nueva universidad cubana, contextualizada porque lleva los


estudios, allí donde estudian o residen las personas, está abierta por igual a todos los
sectores sociales, sin límites ni barreras de ningún tipo. Posibilita que el propio
municipio gestione sus recursos humanos calificados, combina la investigación
científica con la solución de los problemas del territorio, logrando gran impacto social.

Cobertura que abre las puertas para fortalecer la cultura preventiva ante los desastres
desde la formación de un profesional integral, prevención que se debe realizar
permanentemente ya que constituye la etapa más eficaz de la reducción de desastres,
incluyendo medidas relacionadas con la reducción de la vulnerabilidad.

El perfeccionamiento continuo de la Educación Infantil requiere hoy de un educador


preparado con un sólido desarrollo político-ideológico, alto nivel científico, tecnológico e
innovador, con énfasis en las ciencias que fundamentan la educación de la primera
infancia , que asegure una formación ético, axiológica y humanista, propiciadora de
una participación activa como agente de desarrollo y transformación, con
responsabilidad y compromiso social, expresada en conocimientos, habilidades,
valores, actitudes y sentimientos, de carácter intencionado dado por las exigencias
sociales que se expresan como problemas intrínseco en este modelo del profesional.

La prevención ante el riesgo de desastres es de verdadera importancia pues a pesar


del trabajo que despliega la Defensa Civil, las campañas de comunicación social
acerca del tema no han sido suficientes para la sensibilización de las personas pues
todavía, en zonas vulnerables como lo es el municipio Guamá, no existe suficiente
percepción del riesgo situación que debe ser revestida y las universidades se
convierten en un escenario perfecto para dar tratamiento al tema.

En este sentido se debe pensar en un accionar certero de carácter prospectivo, ¿Por


qué pensar en la orientación educativa hacia la gestión de riesgos de desastres
en estudiantes de la carrera de educación preescolar y trazar una estrategia
educativa?

Qué es Estrategia:

Estrategia es un plan para dirigir un asunto. Una estrategia se compone de una serie
de acciones planificadas que ayudan a tomar decisiones y a conseguir los mejores
resultados posibles. La estrategia está orientada a alcanzar un objetivo siguiendo una
pauta de actuación.

Actuar estratégicamente ante el proceso de orientación, supone tener en cuenta las


condiciones concretas que permitan su seguimiento y perfeccionamiento.

En tal sentido, Monereo, C. y M. Clariana; (1995) plantean que estrategia es “una guía
de acciones que hay que seguir en condiciones específicas”.

Por tanto accionar desde la estrategia educativa de las estudiantes en formación


partiendo de lo curricular, extracurricular y la extensión universitaria, así como realizar
talleres participativos para un trabajo mancomunado entre estudiantes-niños-familias y
comunidad en aras de elevar la cultura preventiva ante los desastres naturales o
antropogénicos se presenta como herramienta certera auxiliada de la orientación
educativa, teniendo presente que la misma se fundamenta esencialmente en principios
de prevención, desarrollo e intervención social, a través de la educación.
Para la gestión de riesgos de desastres se precisa concienciar a la población sobre
su situación de vulnerabilidad y otorgarle los conocimientos necesarios para poder
alcanzar condiciones de seguridad.

Las acciones, entonces, tienen que estar unidas a un programa permanente de


promoción, capacitación y asistencia. El derecho a un hábitat seguro tiene que ser
incorporado como una reivindicación más de parte de los sectores populares y las
universidades deben liderar la tarea.

La inclusión de la educación sobre el riesgo de desastres en los planes de estudio de las


educadoras preescolares promoverá la concientización y una mejor comprensión del entorno
inmediato en que el estudiante, los niños y sus familias viven y trabajan. Con base en
experiencias previas, sabemos que los niños que tienen conocimiento sobre los riesgos de las
amenazas naturales desempeñan un importante papel cuando se trata de salvar vidas y
proteger a los miembros de la comunidad en momentos de crisis.

El riesgo puede reducirse si se entiende como el resultado de relacionar la amenaza,


o probabilidad de ocurrencia de un evento, con la vulnerabilidad o susceptibilidad de
los elementos expuestos.

Se debe gestionar el riesgo de desastres naturales con acciones preventivas, como la


utilización de tecnologías adecuadas no vulnerables y la protección del medio
ambiente como base fundamental para reducir las consecuencias de las amenazas o
peligros naturales y tecnológicos haciendo uso de la orientación educativa.
Conclusiones

El municipio Guamá es vulnerable a fenómenos meteorológicos extremos por lo que


se precisa de concientizar a la población hacia la gestión de riesgos de desastres,
constituyendo el CUM escenario ideal para preparar a las educadoras preescolares
usando como herramienta a la orientación educativa teniendo en cuenta sus principios
de prevención, desarrollo e intervención social.

Fenómenos naturales como huracanes, sismos e inundaciones, además de eventos


tecnológicos que derivan en desastres en el aspecto social y económico, constituyen
en la actualidad problemas que interrumpen la sostenibilidad del desarrollo, colocando
a la gestión de riesgos de desastres naturales como tema en nuestras
universidades en la búsqueda de acciones certeras que mitiguen el impacto de los
desastres en la sociedad.

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