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A continuación destacamos un extracto del mismo donde San Agustín utiliza esa
expresión y aclara su sentido:
[En alusión al salmo 132] Este salmo es breve, pero muy nombrado y conocido. ¡Ved
cuán bueno y deleitoso es habitar unidos los hermanos! Es tan agradable este sonido,
que aun los que ignoran el Salterio cantan este verso. Es tan dulce cuanto lo es la
caridad, que hace habitar en unión a los hermanos. Esto, hermanos: ¡Cuán bueno y
deleitable es habitar los hermanos en unión!, no necesita interpretación o explicación;
pero lo que sigue encierra algo que debe aclararse a los que llaman. Sin embargo,
para que a partir de este versillo conozcamos la total estructura de este salmo,
consideremos una y otra vez este primer versillo, y veamos si se dijo de todos los
cristianos: ¡Cuán bueno y deleitoso es habitar los hermanos en unión!, o haya algunos
señalados y perfectos que habitan en unión; y, por tanto, no se refiera a todos esta
bendición, sino a algunos especiales, desde quienes, sin embargo, alcance a los
demás.
Estas palabras del Salterio, este dulce sonido, esta grata melodía tanto en el cántico
como en la comprensión, dio origen a los monasterios. Ante esta voz se animaron los
hermanos que anhelaron habitar unidos. Este verso fue la trompeta para ellos. Sonó
por todo el orbe de la tierra, y los que se hallaban separados fueron congregados. El
clamor de Dios, el clamor del Espíritu Santo, el clamor profético, no se oía en la Judea,
pero se oyó en todo el orbe de la tierra. Aquellos entre quienes se cantaba se taparon
los oídos para no oír este sonido, pero los abrieron otros; aquellos de quienes se
dijo: Le verán aquellos a los que no se habló de Él y le entenderán quienes no le
oyeron. Con todo, carísimos, si consideramos bien las cosas, primeramente recibió
esta bendición la pared de la circuncisión. Pues ¿acaso perecieron todos los judíos?
¿De dónde procedían los apóstoles, hijos de los profetas, hijos de los sacudidos? Hablo
como a los que ya conocéis esto. ¿De dónde eran aquellos quinientos que vieron al
Señor después de la resurrección, según conmemora el apóstol San Pablo? ¿De dónde
aquellos ciento veinte que se hallaban juntos en un solo lugar después de la
resurrección del Señor y la subida al cielo, sobre los que, estando reunidos, vino,
enviado desde el cielo, según fue prometido, el Espíritu Santo el día de Pentecostés?
Todos eran de Judea y ellos fueron los primeros que habitaron en común, porque
vendieron cuanto poseían y colocaron el precio de sus bienes a los pies de los
apóstoles, según se lee en los Hechos Apostólicos: Y se distribuía a cada uno conforme
cada uno lo necesitaba, y nadie tenía propiedad, sino que todas las cosas les eran
comunes. ¿Qué significa en uno, o en unión, o unidos? Que tenían una sola alma y un
solo corazón en Dios. Luego ellos fueron los primeros que oyeron: ¡Ved cuan bueno y
deleitoso es habitar los hermanos en unión! Fueron los primeros que lo oyeron. Pero
no sólo lo oyeron ellos, no sólo llegó hasta ellos esta bendición y unidad de los
hermanos, sino que este regocijo de caridad y ofrecimiento a Dios llegó a los
posteriores.
Uno de los principales pilares del cristianismo que san Agustín destaca es el de la
comunidad.
Vivir la comunidad es deleitarse con el otro, ser parte de su vida y dejar que el otro
sea parte de la nuestra: unión de corazones, unión de vidas.
Pero para San Agustín la comunidad no se queda en el plano humano, sino que va
mucho más allá: unión de vidas, unión de corazones dirigidos hacia Dios.
La referencia a Dios es lo que le da sentido a la comunidad. De otra forma sería muy
difícil que personas diferentes, de contextos diferentes, con inquietudes y objetivos
diferentes pudieran llegar a una unión de corazones.
Estos deseos inspirados en la primitiva comunidad de Jerusalén fueron los que
llevaron a San Agustín a fundar su primera comunidad, ofreciéndoles las pautas para
vivir en armonía con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.
Según San Agustín, «la caridad […] se entiende así: que antepone las cosas comunes a las
propias y no las propias a las comunes» (SAN AGUSTÍN, reg. 5, 30).
Ante el reto del individualismo narcisista y competitivo, la comunidad es la vivencia de
una actitud opuesta al egoísmo, la autocomplacencia y la comprensión del liderazgo como
poder. Se expresa a través de la comunicación, la comunión de bienes, la aceptación de lo
diferente y la elaboración de proyectos comunes de futuro.
3. Objetivo pedagógico pastoral para curso 2018/2019
A partir del lema y del valor agustiniano propuestos, durante el curso 2018/2019 nos
marcamos como objetivo pedagógico-pastoral:
Presentar los elementos en los que insiste san Agustín al hablar de la comunidad.
Por tanto, durante este curso 2018/2019 trataremos de integrar estos objetivos en las
programaciones y actividades.
4. El póster
Inspirándose en el lema del curso, el póster
propuesto para el año académico muestra un grupo
de personas de la mano claramente diferenciadas
por los colores, pero todas con un mismo corazón.
5. Propuestas prácticas
En la web www.educarnet.org se podrán
encontrar recursos para poner en práctica
este lema y objetivo pedagógico-pastoral.
Igualmente, en el perfil de Twitter
@educar_net se compartirán las iniciativas
que surjan en las diferentes redes sociales
utilizando el hashtag #1soul1heart
haciendo referencia a una sola alma
y un solo corazón.
6. Lemas para los próximos cursos
Tal y como se indicó en una comunicación anterior, siguiendo las directrices de la Orden
para el sexenio, hemos hecho una adaptación de los diferentes temas a la realidad
educativa. Recordamos los lemas de los próximos cursos:
Año 2020: Somos profetas del Reino: pobres, proyectos sociales, periferias.
Lema educativo: “Cuando das, recibes” (s. 123,5)
Valor agustiniano PEI: JUSTICIA SOLIDARIA
Con los mejores deseos, para el nuevo curso, recibid un fraternal saludo.