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Aunque el problema fue detectado hace 10 años, ambos países no logran un acuerdo para
solucionarlo. El caso provocó un gran revuelo hace unos meses, después de que la fotógrafa marina
británica Caroline Power captara el fenómeno y estuviera allí para presenciarlo de primera mano.
Así fue como le contó a BBC5 en una entrevista que era "una de las cosas más desagradables que
puedes ver en el agua". "En la época de lluvias, en estos meses, nos levantamos y limpiamos y ya en
la tarde está todo lleno de basura de nuevo, como si no hubiéramos hecho nada. Son pilas y pilas
de basura por todos lados".
"Es una situación lamentable, porque es basura, esto trae enfermedades. Yo no sé si es de aquí o si
es de Guatemala, pero esto para nosotros es una pesadilla", continúa, "la cantidad de basura en el
océano es abrumadora".
El problema es incluso mayor que en condiciones normales, dado que próximo a esta región se
localiza el Sistema Arrecifal Mesoamericano, el mayor arrecife de coral en el hemisferio occidental y
el segundo arrecife más grande del mundo después de la Gran barrera de coral en Australia.
Disputa diplomática
Otra de las consecuencias que acarrea este mar de plástico es la disputa que se cierne sobre ambos
países involucrados, Guatemala y Honduras. Detrás de la contaminación actual está la basura que
arrastra el río Motagua, que atraviesa la mayor parte de Guatemala y desemboca en Honduras.
Las autoridades de Honduras aseguran que a sus costas llegan ropa, plástico, desechos hospitalarios,
agujas, jeringas, animales muertos y hasta cuerpos humanos.
Por su parte, el gobierno guatemalteco se defiende y asegura que controlará los vertidos de basura
hacia el mar Caribe a partir del próximo año.
Más allá de la disputa de las responsabilidades, otro de los temas que genera polémica entre los dos
países son las posibles soluciones a esta situación. Honduras exige a Guatemala medidas a corto
plazo mientras que de la parte guatemalteca no se contemplan medidas inmediatas.
Mientras, entre disputas, rivalidades y negociaciones, sigue existiendo un mar de plástico que
amenaza a todo un ecosistema de altísimo valor ecológico y un silencioso río de basura flotante
sigue llegando a las costas de Honduras.
Esta será una obra archimillonaria que necesitará apoyo de la comunidad internacional, pues pasa
de los 100 millones de dólares", dijo el ministro Sidney Samuels luego de explicar que el proyecto
tratará "la vertiente norte de toda el área metropolitana de la Ciudad de Guatemala" como parte
de las labores de saneamiento de las aguas que contaminaron el río Motagua hasta Honduras.
Por el momento, la cartera está realizando el estudio de factibilidad de la planta, sobre la cual
informaron a la comunidad internacional en la Conferencia de las Partes (COP) de las Naciones
Unidas sobre el cambio climático, que se llevó a cabo del 6 al 17 de noviembre en Bonn, Alemania.
Samuels mencionó que ese día en la COP, además de los US$100 millones que necesitaría
Guatemala para la planta de tratamiento del río Las Vacas, solicitó el apoyo por otros US$200
millones para reducir los gases de efecto invernadero.
Por su parte, la canciller guatemalteca, Sandra Jovel, mencionó que "se pretende" crear una mesa
binacional para abordar el saneamiento del río Motagua y que así "se deje de afectar la bahía del
Omoa".
Hasta el momento se han instalado las biobardas en ríos de los departamentos de Totonicapán,
Huehuetenango, Quiché, Quetzaltenango, costa sur y en varios puntos del recorrido del río
Motagua, que desemboca en las costas de Omoa, en Honduras.
La inversión en todas ellas no supera los 150.000 quetzales, ya que dependiendo del tamaño cada
una cuesta entre 2.000 y 5.000 quetzales, según Alonzo.
“Hemos contenido el 60 por ciento de la basura que va hacia Honduras. En la comunidad del
Quetzalito, ubicada en Puerto Barrios, estamos sacando mensualmente 50 toneladas de basura”,
subrayó.
Pobladores señalan que las biobardas —trampas para recolección de desechos— instaladas a unos
tres kilómetros de la bocabarra han apoyado, pero durante la temporada de lluvias estas son
insuficientes y el río vuelve a llevar grandes cantidades de desechos hasta el lugar.
Agregó que cuentan con 15 personas que se han unido a la tarea de retirar basura de la playa,
pero resalta que esta es excesiva y continúa llegando con frecuencia, lo que imposibilita que llegue
al mar
“Estamos saliendo en embarcaciones pequeñas para poder hacer el trabajo, pues por el momento
tenemos dañado el motor del bote grande, por lo que dejamos la basura apilada; el problema es
que siguen vertiendo desechos en el río y en cuestión de días todo vuelve a quedar como si no
hubiéramos hecho nada. Hay que buscar otras estrategias para erradicar este problema”, resaltó.
Miguel Maldonado, guardarrecursos del Conap en Punta de Manabique, detalló que unas 120
toneladas de basura se retiran cada semana del área, lo que evidencia que no hay controles en las
partes altas del afluente para evitar la contaminación.
“En las ciudades simplemente desechan la basura quitándola de su vista, pero tenemos que ser
conscientes que un bote de plástico, una bolsa u otro desecho, al tirarlo al río, viaja por toda la
cuenca y llega al mar y produce un gran daño ambiental”, expresó.
Construyen bodega
Carlos Rodas, delegado del Marn en Izabal, indicó que se construye una bodega para el almacenaje
de residuos sólidos que se clasifican luego de haber sido extraídos del río o recogidos en la playa.
Además, se trabaja en otras estrategias con el ministro Sidney Samuels, quien recientemente, en
una reunión con autoridades de Ambiente de Honduras, reafirmó el seguimiento de la limpieza y
otras acciones para mitigar la contaminación en el Golfo de Honduras.
Añadió que se espera que la bodega se encuentre lista a finales de este año, como parte de las
acciones para frenar la contaminación. También se instalará una biobarda más grande para retener
mayor cantidad de desechos que serán recolectados con una grúa instalada a un costado del río.
“También se hacen estudios para verificar si es solo el río Motagua en el que se vierten desechos o
si hay otros ríos contaminantes del lado hondureño que se unen a los que salen de corrientes
guatemaltecas”, agregó Rodas.
Presión internacional
Las presiones internacionales por la contaminación se están haciendo cada vez más fuertes, pues
medio de comunicación de varios países han hecho publicaciones sobre el problema luego de que
la fotógrafa y activista británica Caroline Power, quien reside en una zona de las Islas
Roatán, Honduras, durante un recorrido vacacional encontró una mancha de basura flotando en el
área de esas islas, algo que describió como un “gigantesco mar de basura”.
Power escribió en Facebook junto a una serie de fotografías: “Piensa en tu vida diaria. ¿Cómo has
tomado tu comida la última vez? ¿Cómo has servido tu última comida callejera? Lo más probable
es que en un recipiente de polietileno y servido con un tenedor de plástico, para luego desecharlo
en una bolsa de plástico”.
La fotógrafa explicó que en Roatán recientemente se aprobó la prohibición del uso de bolsas
plásticas y unas leyes relativas a la importación de envases de ese material, pero que diversidad de
personas y comercios aún no las aplican y que junto a la contaminación procedente de Guatemala,
la de la isla también contamina el océano.
“Culpan a Guatemala por toda la basura que estacionalmente envuelve nuestra isla, pero si bien hay
una plaga de contaminación que llega del río Motagua, no son totalmente responsables. Todos
somos culpables”, señaló.
Ríos contaminados
A pesar de que la mayoría de ríos de la Costa Sur arrastra gran cantidad de desechos, la
contaminación en las playas del océano Pacífico no se observa como en el mar Caribe, en parte por
la reducida extensión de los afluentes y por lo dispersas que se hallan las desembocaduras.
No obstante, el alto grado de contaminación de los ríos que pasan por Escuintla quedó evidenciado
la semana pasada cuando el río Pacayá se tiñó de morado, debido a productos químicos que vierten
empresas.