You are on page 1of 10

Golpes de Estado.

Una trama tejida entre civiles y


militares
lanacion.com.ar/2187656-golpes-de-estado-una-trama-tejida-entre-civiles-y-militareshistoria-en-pugna

elbarbijorojo 3 de noviembre de 2018

Sucesión trágica. Entre 1930 y 1976, las interrupciones del proceso democrático formaron
parte de una dinámica que aún exige reflexión

Luis Alberto Romero

4 de noviembre de 2018

Emilio Eduardo Massera, Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti; la junta militar, tras
el golpe de 1976 Crédito: DYN/La Nación

Para más de la mitad de los argentinos, los golpes militares están ausentes de su historia
vivida. El resto vivió algunos y además recuerda perfectamente la cadena de
intervenciones militares iniciada en 1930, con siete golpes concretados y una infinidad de
"planteamientos". Pero todos conocen el último, que en 1976 inició una feroz dictadura
militar. La construcción de su memoria sigue siendo conflictiva y enconada, sin que los
historiadores hayan logrado alcanzar una versión equilibrada. Para avanzar en un
esclarecimiento de los golpes militares más allá de las pasiones, el Club del Progreso
convocó, en su ciclo de "Temas polémicos de la historia argentina", a Rosendo Fraga y
Marcos Novaro que, además de historiadores, son cotidianos analistas de la actualidad
política argentina.

ADEMÁS

Antes de 1930 hubo revoluciones cívico-militares (ambos sectores estaban bastante


mezclados) como la de 1874, encabezada por el general Mitre, la de 1890, las de 1893 y la
de 1905, organizada por Hipólito Yrigoyen. La opinión pública legitimaba la opción
ciudadana de defender con las armas la libertad y la república. Algo de eso hubo en 1930,
pero desde entonces los golpes fueron fuertemente castrenses. Impulsados por una
1/10
concepción mesiánica, los militares se asignaron el papel de custodios de los superiores
valores de la nación. Tan cierto como esto es que en cada ocasión fueron invitados o
convocados por sectores políticos, incapaces de destrabar algún nudo gordiano
democrático.

Rosendo Fraga comenzó su intervención con una definición precisa del "golpe" (lo hay
cuando el Congreso es disuelto) y una apreciación histórica: el actor militar, considerado
como corporación, se fue formando gradualmente. En 1930, al desfile triunfal del general
Uriburu y el Colegio Militar solo se sumó una unidad de Campo de Mayo; el resto, activo o
celebrante, fueron civiles de las más variadas orientaciones políticas. En 1943 solo
participó Campo de Mayo, con el discreto apoyo del ministro de Guerra, general Pedro
Pablo Ramírez, quien luego del fugaz juramento del general Rawson fue designado
presidente. En 1955, la Marina de Guerra, muy dividida en junio, se sumó masivamente a la
revolución de septiembre, pero en el Ejército las adhesiones fueron mínimas -solo un
general en actividad- y no alcanzan para explicar la caída de Perón. El apoyo popular fue
grande y activo -los Comandos Civiles Revolucionarios-, aunque es difícil decir que fue
decisivo.

Posiciones enfrentadas
En 1962, con la deposición de Frondizi, aparece la Junta de Comandantes en Jefe, base de
una organización corporativa, pero las luchas posteriores entre "azules" y "colorados"
testimonian que la unidad de los armados estaba lejana. En 1966 la Junta de Comandantes
designa presidente a Onganía, quien rápidamente envió a los cuarteles a todos los
militares en actividad. La misma Junta lo depondrá en 1970, y un año después hará lo
mismo con su sucesor, Levingston. Este crescendo corporativo culminó en 1976, cuando la
Junta de Comandantes, luego de designar presidente a uno de ellos, Videla, se mantuvo en
funciones, dictó un Estatuto y creó la Comisión de Asesoramiento Legislativo, una suerte
de Congreso interfuerzas. Pocos ignoraban, por entonces, las divisiones existentes entre
ellas y entre los principales generales.

En cambio, señala Fraga, la relación con los grandes representantes corporativos no


cambió mucho en esos cincuenta años. Los nuevos gobiernos fueron inicialmente
apoyados por los grandes diarios, la Sociedad Rural y la Unión Industrial. Sus ministros
provinieron de los grupos de grandes propietarios, mientras que los partidos políticos
oscilaron, pragmáticamente, entre apoyar el golpe, enfrentarlo o instrumentar una "salida
política".

Centrándose en el golpe de 1976, Novaro considera necesario sumar al sentido corporativo


otras variables: la legitimidad social, la permeabilidad a distintos reclamos de la sociedad, y
más en general, la situación de creciente deterioro del Estado, del que las Fuerzas
Armadas forman parte.

Ya desde Onganía, los militares se presentaron como los protagonistas de una gran
transformación, una verdadera revolución que restauraría el orden y el desarrollo. Actuando
con autonomía, reformarían a cada uno de los actores sociales, incluyendo a sus
eventuales asociados. ¿Hasta qué punto esta percepción castrense se ajustaba a la
realidad? Todo eso fue ilusorio -dice Novaro-, una suerte de autoengaño. Cuando
2/10
asumieron que para ganar la guerra debían eliminar físicamente al adversario, recurrieron
al terrorismo clandestino y la "desaparición". Como cualquiera de los criticados dirigentes
civiles, evitaron pagar los costos políticos ante una sociedad que, por otra parte, ya
aceptaba con naturalidad ("por algo será") los asesinatos y las desapariciones.

En opinión de los militares, la subversión enraizaba en los insuperables conflictos


corporativos. La solución pasaba por el disciplinamiento de cada actor, por obra de un
poder duro y autónomo, solo sostenido por un sector empresarial reducido pero poderoso,
portador de un plan "neoliberal". Eso creyeron ellos; también lo creyeron sus enemigos
políticos, que sostuvieron la misma versión. En realidad, los militares debieron negociar,
como cualquier gobierno anterior, con cada uno de los intereses sectoriales, y también con
las distintas facciones militares. Pese a los duros enunciados, se mantuvo la generosa
política de subsidios, se limitó el desempleo con obras públicas de magnitud y los
presupuestos tuvieron déficit dignos de un gobierno populista.

Recuerda Novaro la discusión actual sobre los "cómplices civiles" del Proceso, a quienes
muchos querrían ver en prisión. Los militares tuvieron socios civiles como cualquier otro
gobierno, anterior o posterior, pero ninguno de ellos los siguió más allá de la puerta del
cementerio. Tampoco los políticos, expertos en diseñar "salidas", que luego, como san
Pedro, lo negaron todo. Nadie está en condiciones de tirar la primera piedra. ¿Quién no
colaboró alguna vez con un gobierno militar? ¿Quién no legitimó alguna vez la violación de
la Constitución? ¿Quién no consintió alguna cosa espantosa?

Juego de intereses
¿Volverán los golpes?, preguntó el público. El ejemplo de Brasil inquieta a todos, pese a que
Jair Bolsonaro fue electo democráticamente. Para Fraga, el Lava Jato barrió con la
legitimidad de los partidos y del sistema institucional y abrió el camino para este político
de la antipolítica, sostenido por el ejército, uno de los sobrevivientes del vendaval
anticorrupción. En Brasil, el ejército apoyó institucionalmente esta candidatura, que lo
colocó nuevamente en el centro de la escena. Muchas cosas son distintas en la Argentina,
pero no debe descartarse de plano la posibilidad de un fenómeno similar.

Para Novaro, el núcleo del derrumbe político e institucional brasileño se encuentra en el


"golpe blando" contra Dilma Rousseff, que desnudó la debilidad de la democracia brasileña
y la falta de firmes convicciones institucionales en sus actores. En nuestros 35 años de
democracia, la presencia de militares en política ha sido excepcional y acotada -Aldo Rico,
Bussi, Milani-, y un golpe militar es inverosímil. Pero, en cambio, tenemos experiencias de
presidentes renunciantes y de golpes blandos, y esa alternativa no puede descartarse.

Un optimista diría: nunca más los golpes militares interrumpirán nuestra democracia. Un
pesimista agregaría: los civiles pueden hacerlo solos. Esa es hoy la cuestión.

El autor es historiador; miembro de la Academia Nacional de la Historia

Por: Luis Alberto Romero


ADEMÁS

¿Te gustó esta nota?


3/10
Ver comentarios

RECOMENDADOS
Configurar

Sexo: esta técnica para llegar al orgasmo te va a sorprender

El campeón de los playboys: la loca y extravagante historia de


James Hunt, un talento sin límites en la Fórmula 1

Una nueva Corte Suprema que desorienta a Macri

Noche de horror en California: más de 10 muertos por un


tiroteo en un bar con universitarios

La foto de la Copa Libertadores en la Bombonera que difundió


Conmebol y desató la bronca brasileña

4/10
El álbum de la boda de Gwyneth Paltrow, con menú de Francis
Mallmann

"Había trozos de mi lengua sobre la almohada": los terribles


efectos de nadar durante 157 días

Caos en Ezeiza y Aeroparque por una protesta de Aerolíneas:


ya hay 153 vuelos cancelados

CONTENT LAB PARA

Motorola

¿Qué podés hacer hoy con tu smartphone cuando viajás?

Más leídas ahora

BENEFICIOS
5/10
Club LA NACION

10%

Easy

Política

Aprueban la ley "AntiUber", que multa a los choferes con hasta


200 mil pesos

El Gobierno asegura que "entre hoy y mañana" estará definido


cómo será el bono

6/10
Aerolíneas Argentinas pide al Gobierno que intervenga en el
conflicto gremial

El balance de Vidal de su gestión como gobernadora

Quiénes son los gremialistas que lideran el paro aeronáutico

Videos

Después de un cruce con Trump, la Casa Blanca suspendió a


un periodista

Bullrich, sobre la ESI: “Género no tiene que ver con el


embarazo adolescente"

7/10
Sergio Massa: “Ojalá podamos incluir a Emilio Monzó en
nuestra alternativa”

El Gobierno quiere unas fiestas en paz


Martín Rodríguez Yebra

Las teorías del silencio de Lázaro Báez


Joaquín Morales Solá

Deportes

Boca-River: el historial en la Libertadores y cómo les fue en


los mano a mano

Boca-River, Copa Libertadores: así será la transmisión de la


primera final

8/10
Incidentes en la venta de entradas: quejas de los socios de
Boca en el estadio

Doping: el ex jugador de Boca que comió carne y lo


suspendieron cuatro años

El pasado del árbitro del Boca-River: cuando el poker desató


un escándalo

Revista Living

El día y la noche: dos cocinas con estilos contrastantes

9/10
Intimidad y buena iluminación, las claves de un espacio
donde reinan los libros

Almuerzo de domingo: ideas para disfrutar de una gran


sobremesa

Con buen apoyo: 10 propuestas para respaldos de camas

Deco: 5 soluciones ingeniosas para convertirse en el mejor


anfitrión

Más comentadas

ENVÍA TU COMENTARIO
Ver legales
Para poder comentar tenés que ingresar con tu usuario de LA NACION.

Ingresar
0 personas siguiendo

Esta nota se encuentra cerrada a comentarios.

Más nuevosMás viejos

10/10

You might also like