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El presente ensayo pretende desarrollar la problemática del edificio enfermo, que

se puede definir como el conjunto de síntomas que provoca un inmueble sobre las
personas que habitan o trabajan en él. Aunque se desconocen las causas
concretas que lo producen, fundamentalmente se atribuye a la contaminación del
aire que circula en su interior. En principio, no se trata de un problema grave que
vaya más allá de un malestar temporal que reduce la capacidad de las vías aéreas
de las personas, pero en casos extremos puede incluso agravar alguna patología.
El síndrome aparece principalmente en edificaciones herméticas que cuentan con
sistemas centralizados de ventilación, sistemas de ventanas que no se abren,
suelos enmoquetados. En este tipo de instalaciones, por ejemplo un bloque de
oficinas, el aire recircula constantemente a través de conductos cargándose de
partículas perjudiciales para nuestra salud y bienestar.

Actualmente las personas pasan más del 80% de su tiempo en ambientes


cerrados, ya sea en el trabajo en su hogar o tiempo libre (centros comerciales,
bares, cines, etc). Esta forma de vida en espacios interiores ha motivado que la
calidad de aire interior sea de interés general y consecuentemente de interés
laboral. En ocasiones este aire no reúne las condiciones idóneas para la salud y
es necesario conocer sus características para tratarlo y así prevenir y evitar
futuros problemas laborales, malas condiciones de trabajo, bajas laborales.

Sin embargo, el síndrome del edificio enfermo no es un problema exclusivo de


edificios cerrados a cal y canto. También se han dado casos en otros inmuebles
con buena ventilación. En términos generales, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) estima que aproximadamente el 30 por ciento de las construcciones
modernas que nos rodean pueden provocar este síndrome en sus ocupantes. Los
edificios de oficinas y centros de trabajo de medio mundo cada vez son más
sofisticados en cuanto a su originalidad, diseño y prestaciones. Otros inmuebles
en los que habitamos o trabajamos, sin embargo, adolecen de diversos fallos en
su construcción o de una mala calidad de sus materiales. En cualquiera de los dos
casos, sus habitantes no estamos exentos de padecer el síndrome del edificio
enfermo.

Existen dificultades para definir lo que se entiende por edificio enfermo y por
síndrome del edificio enfermo. En la práctica los edificios enfermos son una parte
de los edificios que presentan problemas. Estos edificios están, generalmente,
equipados con aire acondicionado, aunque también pueden estar ventilados de
forma natural. Sus ocupantes presentan quejas referentes a su salud en una
proporción mayor a la que sería razonable esperar (20%) y las causas son difíciles
de identificar dado que en muchos casos tienen un origen multifactorial. Síndrome
del edificio enfermo (SEE) es el nombre que se da al conjunto de síntomas
diversos que presentan, predominantemente, los individuos en estos edificios y
que no van en general acompañados de ninguna lesión orgánica o signo físico,
diagnosticándose, a menudo, por exclusión. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) diferencia entre dos tipos distintos de edificio enfermo. El que presentan los
edificios temporalmente enfermos, en el que se incluyen edificios nuevos o de
reciente remodelación en los que los síntomas disminuyen y desaparecen con el
tiempo, aproximadamente medio año, y el que presentan los edificios
permanentemente enfermos cuando los síntomas persisten, a menudo durante
años, a pesar de haberse tomado medidas para solucionar los problemas.

Normalmente para ningún edificio debe considerarse como evidente su


pertenencia a la categoría de edificio permanentemente enfermo. Sin embargo, en
la práctica, estos edificios tienen, según Ia OMS, una serie de características
comunes:

● Casi siempre tienen un sistema de ventilación forzada que generalmente es


común a todo el edificio o a amplios sectores y existe recirculación parcial del aire.
Algunos edificios tienen la localización de las tomas de renovación de aire en
lugares inadecuados mientras que otros usan intercambiadores de calor que
transfieren los contaminantes desde el aire de retorno al aire de suministro.

● Con frecuencia son de construcción ligera y poco costosa.

● Las superficies interiores están en gran parte recubiertas con material textil,
incluyendo paredes, suelos y otros elementos de diseño interior, lo cual favorece
una elevada relación entre superficie interior y volumen.

● Practican el ahorro energético y se mantienen relativamente calientes con un


ambiente térmico homogéneo.

● Se caracterizan por ser edificios herméticos en los que, por ejemplo, las
ventanas no pueden abrirse.

El número de posibles contaminantes es enorme ya que pueden tener muy


diversos orígenes. Los propios ocupantes del edificio pueden ser una de las
fuentes más importantes ya que el ser humano produce de forma natural dióxido
de carbono (CO2), vapor de agua, partículas y aerosoles biológicos, siendo a la
vez responsable de la presencia de otros contaminantes entre los que destaca el
humo de tabaco que en sí contiene más de 3000 compuestos, entre ellos,
monóxido de carbono (CO), aldehídos, óxidos de nitrógeno, metales, etc. Los
materiales de construcción y decoración del edificio así como los muebles y
demás elementos pueden también ser la causa de la presencia en el aire de
compuestos tales como formaldehído, vapores orgánicos, polvos y fibras
(asbestos, vidrio, textiles). Por otra parte los materiales usados para el trabajo de
oficina, en las instalaciones o para el mantenimiento pueden aportar
contaminantes al ambiente. Ese es el caso de los productos utilizados como
correctores, del ozono desprendido por las fotocopiadoras, los biocidas, los
productos de limpieza, los desodorantes, etc. Existen también casos en que estos
contaminantes proceden del exterior del edificio como pueden ser los humos de
escape de automóviles, el dióxido de azufre o el radón. El polvo presente en un
aire interior está formado por partículas tanto orgánicas como inorgánicas, muchas
de las cuales pueden clasificarse como fibras. El polvo total dependerá de la
ventilación, la limpieza, la actividad en la zona y el grado de presencia de humo de
tabaco. Los contaminantes biológicos pueden ser responsables de enfermedades
infecciosas y también de alergias. Hay que considerar los posibles efectos de
bacterias, virus, hongos, ácaros, etc. Son, por el momento, muy pocos los límites
ambientales existentes para estos contaminantes. No hay que olvidar que en el
caso de los productos químicos, sus mezclas pueden tener sobre el ser humano
efectos aditivos, sinérgicos o antagónicos y que el conocimiento de estas
interacciones es aún muy limitado. Por otra parte tampoco se conocen los efectos
de ciertas sustancias sobre el organismo cuando la exposición es a muy bajas
concentraciones y durante largos periodos de tiempo. Todo lo cual dificulta el
establecimiento de límites.

La asociación entre la ocupación de un edificio como lugar de trabajo o como


vivienda y la aparición, en ciertos casos, de síntomas que pueden llegar a definir
una enfermedad, es un hecho sobre el cual existen hoy en día pocas dudas. La
causa principal suele ser la contaminación de diversa índole existente en el interior
del edificio, expresada como una "mala calidad del aire interior". Sin embargo, no
deben descartarse nunca a priori aspectos ergonómicos relacionados con la
iluminación, mido y condiciones termohigrométricas. En ambientes laborales
también debe tenerse en cuenta la existencia de factores psicosociales asociados
al trabajo (problemas de organización, horarios, estrés, falta de comunicación,
dificultades en las relaciones interpersonales, etc.) y su posible contribución en la
aparición del problema. Los efectos adversos derivados de una mala calidad del
aire en los ambientes cerrados son un problema que afecta a toda la comunidad,
ya que está demostrado que el hombre urbano pasa entre el 80 y el 90% de su
tiempo en ambientes cerrados, contaminados en mayor o menor grado. Esta
problemática se ha visto potenciada con el diseño de edificios más herméticos y
con un mayor grado de recirculación del aire con objeto de asegurar un ahorro
energético, admitiéndose que aquellos ambientes que no disponen de ventilación
natural pueden ser áreas de exposición a contaminantes. Entre ellos se
encuentran oficinas, edificios públicos, escuelas y guarderías, edificios
comerciales e, incluso, residencias particulares.

No se conoce con exactitud la magnitud de los daños que pueden representar


para la salud, ya que los niveles de contaminantes que se han determinado,
principalmente en estudios realizados en oficinas y en residencias particulares,
suelen estar muy por debajo de los respectivos límites permisibles de exposición
para ambientes industriales, existiendo muy pocos datos que permitan el
establecimiento de correlaciones exposición-efecto. Por otro lado, las causas
primarias de esta situación son, en muchos casos, difíciles de identificar y las
técnicas tradicionales de la higiene industrial resultan, con frecuencia,
inadecuadas o insuficientes para encontrar soluciones.

La calidad del aire en el interior de un edificio es función de una serie de variables


que incluyen la calidad del aire exterior, el diseño del sistema de
ventilación/climatización de aire, las condiciones en que este sistema trabaja y se
revisa, la compartimentación del edificio y la presencia de fuentes contaminantes
interiores y su magnitud. Entre estas últimas cabe citar: las diferentes actividades
que se realizan, el mobiliario, los materiales de construcción, los recubrimientos de
superficies y los tratamientos del aire. Las situaciones de riesgo más frecuentes
para sus ocupantes son la exposición a sustancias tóxicas, irritantes o radioactivas
y la inducción de infecciones o alergias.

Por otra parte las quejas más generalizadas se derivan de condiciones termo
higrométrico no confortable y olores molestos. Desde el punto de vista de las
condiciones de trabajo, la problemática de la calidad del aire en locales en los que
no se realizan actividades de tipo industrial, está adquiriendo una cierta relevancia.
La sintomatología presentada por los afectados no suele ser severas, al no
ocasionar un exceso de bajas por enfermedad, se tiende a menudo a minimizar
los efectos que, sin embargo, se traducen en una sensación general de disconfort.
En la práctica estos efectos son capaces de alterar la salud del trabajador,
pudiendo aumentar y potenciar situaciones de estrés y por tanto influir en el
rendimiento laboral.

Cuando los síntomas llegan a afectar a más del 20% de los ocupantes de un
edificio, se habla del "Síndrome del Edificio Enfermo". El objetivo de este texto es
ayudar en la prevención de los problemas derivados de la calidad del aire en los
edificios cerrados, presentando un procedimiento para su detección, facilitar
sugerencias para su solución en el caso de que éstos se manifiesten y contribuir a
la mejora de las condiciones ambientales, lo cual permitirá disponer de "edificios
sanos". En ella se plantea la problemática general derivada del llamado Síndrome
del Edificio Enfermo y la metodología de actuación que el I.N.S.H.T. ha adoptado
para su tratamiento y que surge de la necesidad de sistematizar y ordenar la
variedad de actuaciones que se generan cuando se aborda el estudio de un
edificio en el que se sospecha la presencia de un problema de esta índole. En el
texto se recogen, además de la citada metodología en fase de validación.
La principal característica de los síntomas asociados a un edificio con problemas
es que son muy inespecíficos y que poseen un carácter temporal, es decir, al
abandonar el edificio van disminuyendo progresivamente hasta desaparecer, si el
tiempo transcurrido antes de entrar nuevamente en él es el suficiente. Uno de los
problemas que aparecen como consecuencia de que las quejas no suelen ser es
pacíficas es que se diagnostican como de origen no laboral, o se atribuyen a
estrés, síntomas virales, fatiga por sobre trabajo o malas relaciones interlaborales.
Los factores que pueden influir en la presencia del SEE son:

Factores físicos

La iluminación inadecuada, el ruido, la temperatura, la humedad relativa, la


ventilación y movimiento del aire son factores que influyen en el confort en el lugar
de trabajo.

Factores químicos. La exposición simultánea a varios factores químicos puede


causar problemas constantes de salud, si la concentración de cada sustancia
química, por si misma es también dañina, aún a bajas concentraciones.

Factores biológicos. Una amplia variedad de microorganismos como hongos


(mohos y levaduras), bacterias, virus pueden ser encontrados en el ambiente de
interior.

Factores psicosociales. Estos pueden desempeñar un papel importante


aumentando el estrés del personal. La organización del trabajo, la insatisfacción
en general, el tiempo de trabajo, la actividad, la comunicación y relación, etc.,
juegan un papel principal en el desarrollo de síntomas atribuidos a SEE.

Contaminación exterior. El aire exterior que entra en un edificio puede ser una
fuente de contaminación atmosférica del interior.

Para diagnosticar la existencia del SEE es necesario efectuar una investigación


cuidadosa entre el personal afectado, teniendo en cuenta los síntomas reseñados.
Se considera también que en estos edificios, según los estudios realizados, los
síntomas son más frecuentes por la tarde que por la mañana, el personal de
oficina mes más propenso que el directivo a experimentar molestias, estas
molestias son más frecuentes en el sector público que en el privado y las quejas
son más abundantes cuanto menos control tiene la gente sobre su entorno.

En el año 2006 se realizó un estudio sobre la existencia del SEE en un edificio de


la Universidad de Huelva. Las quejas incidieron principalmente sobre la deficiente
ventilación o insuficiente renovación del aire interior lo que genera malos olores,
rinitis, irritación en los ojos, etc. Nuestro trabajo básicamente consistirá en la
confirmación del problema pero utilizando herramientas diferentes. Para ello nos
proponemos tres objetivos básicos:

Establecer relaciones entre cada variable dependiente (síntoma) y cada variable


independiente factor.

Evaluar la asociación, si existe, de varios factores con un síntoma.

Construir un modelo predictivo a través de las ecuaciones.

En las últimas décadas se han producido cambios sustanciales en los edificios


modernos, principalmente en los destinados a albergar oficinas donde trabaja gran
número de personas. Como consecuencia de factores diversos socioeconómicos,
dichos edificios han sufrido importantes cambios tanto en su diseño, como en la
generación de entornos de trabajo con una serie de características específicas,
como son los sistemas de ventilación artificial, la proliferación de aparataje de
oficina en forma de ordenadores, fotocopiadoras, impresoras etc., uso extensivo
de materiales sintéticos, sistemas de iluminación fluorescente generales,
presencia de contaminantes directos como el humo del tabaco, etc., que generan
unos efectos para la salud que cada vez van siendo mejor conocidos.

Dichos entornos de trabajo se han relacionado con la presentación de una serie de


patologías que se pueden clasificar de tres formas:

1. Pacientes con enfermedades ya conocidas que sufren empeoramiento clínico al


permanecer en el edificio en el cual trabajan.

2. Enfermedades específicas producidas por causas identificables presentes en


este medio.

3. "Síndrome del edificio enfermo".

Dentro del primer grupo se encuentran pacientes diagnosticados de asma


bronquial, rinitis alérgica o dermatitis atópica, cuyos síntomas empeoran al
permanecer en el interior de determinados edificios, bien en relación a la
exposición a distintos alérgenos presentes en dicho medio o a las condiciones
micro ambientales del interior del edificio, sea en forma de irritantes volátiles,
condiciones adversas de humedad, temperatura, etc. Para su diagnóstico e
identificación se siguen las pautas establecidas en el estudio de la patología
respiratoria ocupacional.

En el segundo grupo de enfermedades, su etiología está localizada en el propio


edificio pudiendo ser de diversos tipos:

– Infecciosa: por transmisión de agentes infecciosos sea a través de los sistemas


de acondicionamiento de aire como en la enfermedad de los legionarios; de
persona a persona como la tuberculosis o las infecciones virales.
– Dispersión de antígenos del propio edificio como en las neumonitis por
hipersensibilidad, fiebre de los humidificadores, etc.

– Tóxicas: por difusión de irritantes o tóxicos volátiles presentes en el ambiente


como CO, formaldehído, órgano fosforados, etc.

En todas estas patologías existe una causa identificable por medios diagnósticos,
debiéndose seguir las pautas metodológicas apropiadas para cada caso.

El "síndrome del edificio enfermo" se define como la situación en la que en un


edificio determinado, más personas de lo normal manifiestan tener un conjunto de
síntomas inespecíficos pero bien definidos, que desaparecen al abandonar el
edificio. Incluye un grupo de síntomas de vías respiratorias altas y bajas,
dermatológicas, oculares y sistémicas, que aparecen a las horas de permanecer
en el interior de un edificio y mejoran tras alejarse de dicho ambiente. Deben de
afectar a varios de los individuos que conviven en un determinado lugar. Se han
desarrollado cuestionarios específicos para detectar síntomas entre los
trabajadores de un edificio determinado, cuantificándolo numéricamente en forma
del llamado "índice de síntomas del edificio", habiéndose detectado diferencias
entre edificios "buenos" y "malos" de hasta 4 veces. Desde 1970 se han descrito
casos de trabajadores en un mismo edificio, escuelas, hospitales e incluso
domicilios. No se ha descrito una única causa responsable de su aparición por lo
que se considera un problema de origen multifactorial incluyendo los siguientes
factores: contaminantes volátiles del aire interior del edificio, sistema de ventilación
del edificio, factores relacionados con la organización del trabajo y factores
dependientes del huésped.

Contaminantes del aire interior del edificio

Se trata de contaminantes volátiles procedentes de materiales aislantes,


mobiliario, complementos de oficina, productos de limpieza, maquinaria etc. Los
más habituales son:

– Componentes orgánicos volátiles: formaldehído, disolventes, compuestos


desprendidos de impresoras y fotocopiadoras, pinturas y barnices.
– Polvo y fibras del ambiente interior: asbesto, fibra de vidrio, polvo de papel,
papel autocalcable, descomposición de materiales de construcción, suciedad.
– Bioaerosoles: bacterias, hongos, virus, ácaros, excrementos y pelos de
animales.
– Vapores de escape de vehículos y de la industria.
– Contaminantes generados por la actividad humana: dióxido de carbono,
perfume.
– Humo del tabaco: en estudios donde se ha analizado, se ha demostrado el
hecho de que los no fumadores que trabajan con fumadores presentan más
síntomas que aquellos que se encuentran en un ambiente sin humo. Si se elimina
el humo de tabaco disminuyen los síntomas.
– Otros: presencia de deterioro por humedades, pesticidas, radón, materiales del
edificio, productos de la combustión del carburante etc.

Ventilación y factores del propio edificio

Se precisa una buena ventilación para disminuir la concentración de


contaminantes ambientales que potencialmente puedan producir síntomas. En
algunos estudios se ha relacionado el grado y tipo de ventilación con los síntomas;
a menos ventilación mayor afectación clínica. Una proporción de ventilación mayor
de 10 l/seg/persona parece disminuir la prevalencia de síndrome del edificio
enfermo. Sin embargo, en otros, la relación obtenida ha sido inversa,
atribuyéndolo a un inadecuado sistema de aire acondicionado (Ej. polucionantes y
microorganismos generados en el sistema de conducción o contaminantes
transportados a distintas zonas del edificio siguiendo los gradientes de presión de
las distintas áreas de trabajo).

En cuanto a los tipos de ventilación, la natural disminuye mucho la probabilidad de


que se presenten síntomas, a pesar de que los rangos de humedad y temperatura
no se encuentren entre los límites aconsejados. Cuanto más hermético es el
edificio, más posibilidades de que se genere patología. Los factores físicos son
importantes: temperatura mayor de 23ºC, humedad inferior al 40% o superior al
60%, ruido, iluminación inadecuada, controles ambientales y de iluminación no
ajustables por el usuario, aumentan la prevalecia de los síntomas. Techos bajos
inferiores a 2,4 metros, amplias áreas de archivo de documentación en papel y
servicios de mantenimiento del edificio ineficaz y con mala comunicación con los
usuarios se han relacionado también con mayor prevalencia de síntomas.

Factores relacionados con la organización del trabajo

Un estatus bajo a nivel laboral, aumento del estrés y escasa satisfacción laboral,
favorecen la aparición del síndrome del edificio enfermo. El espacio disponible por
el trabajador y la concentración de máquinas de oficina en áreas determinadas
favorecen también la aparición de síntomas. El número de horas pasadas delante
de los monitores de ordenador también se ha relacionado con aumento en los
síntomas.

Factores dependientes del huésped

Los síntomas predominan en el sexo femenino, con historia previa de atopia,


hiperreactividad bronquial, asma o enfermedades de la piel.
Existe un determinado tipo de personalidad que favorece la aparición del síndrome
del edificio enfermo; son personas con un mayor grado de ansiedad, suspicacia y
agresión.

SINTOMATOLOGÍA ASOCIADA AL SÍNDROME DEL EDIFICIO ENFERMO

Los síntomas más comunes son:

– Oculares: irritación, sequedad, picor.

– Nasales y faríngeos: obstrucción nasal es el más frecuente; posteriormente


sequedad en la garganta, irritación y prurito. Rinitis con estornudos y rinorrea es
menos frecuente.

– Respiratorios: tos, opresión torácica, disnea.

– Neuropsicológicos: el más prevalente es la astenia que de forma característica


aparece a las horas de permanecer en un edificio (habitualmente en el trabajo), y
mejora a los minutos de abandonarlo; otros menos frecuentes: cefalea, no
migrañosa ni pulsátil, con sensación de presión en la cabeza; letargia, irritabilidad,
dificultad de concentración, bajo rendimiento intelectual.

– Cutáneos: sequedad, picores, rash.

Estos síntomas los relaciona el paciente con un edificio determinado,


habitualmente del medio laboral sobre todo oficinas, ya que es en este ambiente
donde más se ha descrito este síndrome, aunque también se han dado casos en
hospitales, colegios y domicilios. Lo característico es el inicio de los síntomas a las
pocas horas de entrar en el edificio, y la mejoría de todos los síntomas excepto los
cutáneos, a las horas de abandonarlo. Las alteraciones dermatológicas pueden
tardar días en desaparecer. Estos síntomas no amenazan la vida del paciente
pero conllevan bajas laborales y descenso de la productividad. Afectan con distinta
intensidad a los distintos trabajadores, dependiendo de los microambientes donde
estén ubicados y de la susceptibilidad individual.

FACTORES DE RIESGO PARA DESARROLLAR SÍNDROME DEL EDIFICIO


ENFERMO

Dado que no existe una única causa capaz de desencadenarlo se han sugerido
distintos factores relacionados tanto con el edificio y su ambiente interior, como
con el individuo que facilitan su desarrollo.

Relacionados con el edificio:

– Problemas de mantenimiento y limpieza.


– Equipos de oficina modernos: ordenadores.

– Grandes áreas de archivos (papel) próximas al personal.

– Ventilación artificial.

– Edificios grandes.

– Controles ambientales centralizados, no locales.

– Edificios viejos o recientemente remodelados.

– Amplias zonas de moquetas, revestimientos.


Relacionados con el ambiente interior:
– Humedad ambiental baja (menor de 40º) o excesiva (mayor de 60º).

– Poca renovación del aire con aporte exterior (menos de 10 l/seg/persona).

– Humo de tabaco en el ambiente interior.

– Zonas de humedad visible.

– Liberación de contaminantes: polvo, disolventes, emisión de fotocopiadoras e


impresoras.

– Iluminación fluorescente en mal estado.

– Temperatura excesiva (más de 23ºC en edificios con aire acondicionado).

– Ruidos ambientales.
Relacionados con el individuo:
– Sexo femenino y joven.

– Enfermedades previas: atopia, asma.

– Problemas psicosociales.

– Menor jerarquía en el puesto laboral.

– Estrés y desencanto laboral.

APROXIMACIÓN AL PROBLEMA

Ante la sospecha clínica de un paciente con "síndrome del edificio enfermo", el


clínico deberá realizar una historia minuciosa detallando las actividades laborales
y su ambiente. Se deberá interrogar sobre exposiciones, temperatura, humedad,
iluminación, ventilación, así como cambios realizados en el edificio. Incluirá datos
sobre satisfacción en el trabajo, estrés y relaciones entre compañeros y sus
superiores. Se intentará relacionar temporalmente los síntomas con la estancia
dentro del edificio y su mejoría tras abandonarlo. Se excluirán patologías previas
del paciente que se agraven en dicho ambiente.

El diagnóstico del síndrome del edificio enfermo se realizará si tras el


interrogatorio previo, el paciente y otras personas relacionadas con el mismo
edificio presentan síntomas compatibles con esta patología.

Posteriormente se pondrá en conocimiento de la persona encargada del


mantenimiento (ingeniero experto en sistemas de ventilación, arquitecto,
higienista...), para evaluación de la calidad del aire del edificio, medición de
contaminantes, evaluación del sistema de ventilación, etc. y actuar en su mejora.

Si los síntomas persisten al separar al paciente del "edificio enfermo" se remitirá


para estudio al especialista correspondiente.

MEDIDAS ÚTILES PARA EVITAR EL "EDIFICIO ENFERMO"

– Mejorar los sistemas de ventilación de los edificios y su mantenimiento (tasa de


renovación del aire mayor de 10 l/seg/persona).

– Ventilación natural.

– Evitar problemas de humedades.

– Evitar materiales con componentes volátiles.

– Buena limpieza de los edificios.

– Espacio suficiente para los trabajadores.

– Equipos de oficina en áreas con adecuada ventilación.

– Regulación local de temperatura, humedad, ruido e iluminación.

– Crear buen ambiente laboral en los trabajadores y sus superiores.

– Evitar situaciones de estrés laboral.

– Ambiente interno del edificio libre de humo.


La lipoatrofia

La lipoatrofia es quizás el mejor indicador de que un edificio está enfermo. Como


resultado del cóctel de factores que configuran el SEE el cuerpo humano
reacciona eliminando tejido adiposo con lo cual se producen importantes
deformaciones en el cuerpo que son muy visibles. Es una dolencia indolora, pero
que muestra unas depresiones nada estéticas sobre el cuerpo. Afecta más a las
mujeres que a los hombres y en el caso de la guardería de Barcelona, el primer
caso, se ha visto en niños de corta edad (algo realmente lamentable). Se piensa
que la causa está en el exceso de electricidad estática y un nivel de humedad muy
bajo por debajo del 40 %, pero como hemos dicho es un conjunto de factores.

Síntomas diversos

Los síntomas más comunes son de tipo respiratorio y sobretodo se manifiesta en


forma de rinitis, obstrucción nasal, estornudos, tos, sequedad en la garganta,
disnea y rinorrea. Luego están los efectos oculares que causan irritación ocular,
picor, falta de lágrimas, etc. Otras personas manifiestan síntomas
neuropsicológicos tales como cansancio (quizás el principal símptoma y por esto
también el más difícil de caracterizar que sea producido por estar -por ejemplo-
sentado en una biblioteca), cefaleas, dificultad de concentración, astenia, etc. Y
finalmente, están los picores y afecciones cutáneas. Estas últimas son las que
más tardan en desaparecer cuando se abandona el edificio enfermo.

La medicina de la buena ventilación

La buena ventilación es la mejor medicina para prevenir el desarrollo del SEE,


aunque es básico reducir los campos electromagnéticos y evitar el mobiliario con
materiales que acumulen electricidad estática. Lamentablemente, muchos edificios
modernos no tienen ventana alguna. Los expertos hablan que por encima de una
ventilación de 10 litros de aire por segundo y por persona evitan síndrome del
edificio enfermo. Pero además de la ventilación está la temperatura y sobretodo la
humedad así como una iluminación deficiente (no en cantidad sino en calidad). La
buena ventilación también es esencial para limpiar las emisiones de los
componentes orgánicos volátiles desprendidos por los materiales sintéticos o los
equipos ofimáticos.

La salud en los edificios enfermos

El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) es debido a un conjunto de síntomas


diversos que presentan predominantemente las personas que los habitan. En
general, estos síntomas desaparecen cuando se abandona el edificio. El estatuto
del trabajador reconoce esta enfermedad, especialmente la lipoatrofia como causa
de baja laboral. La única solución está en intervenir. Eso es lo que han tenido que
hacer edificios emblemáticos en muchas ciudades. Requiere de un la intervención
de equipos interdisciplinarios en los que no falten geobiólogos.

En Barcelona (2007) el SEE atacó a más de doscientos personas que trabajaban


en el recién inaugurado edificio de oficinas de Gas Natural-Fenosa. En las
oficinas de Caprabo de L'Hospitalet de Llobregat, fueron cerca de cuatrocientas
personas las que sufrieron la lipoatrofia. En Cataluña existe un protocolo que
implica el reconocimiento de la enfermedad como accidente laboral sin derecho a
baja ni indemnización económica, pero que obliga a la empresa de realizar
exploraciones médicas a las personas afectadas y a investigar y solucionar las
causas que provocan la dolencia. En todos los casos se han tenido que hacer
importantes adecuaciones en los edificios enfermos. Ahora, por primera vez,
incluso en una guardería infantil municipal. El equipamiento fue desalojado
preventivamente para proceder a su curación (abril 2013).

-Tipos de edificios enfermos

Según la Organización Mundial para la Salud existen dos tipologías:

1. Edificios temporalmente enfermos: son aquellos edificios nuevos o de


reciente remodelación en los que los síntomas de los habitantes disminuyen y
desaparecen con el tiempo, aproximadamente al medio año.
2. Edificios permanentemente enfermos: aquellos en los que los síntomas
persisten, a menudo durante años, a pesar de haberse tomado medidas para
solucionarlos

CARACTERÍSTICAS COMUNES DE LOS EDIFICIOS ENFERMOS

Ningún edificio debe ser denominado inmediatamente como un edificio enfermo,


ya que es necesario realizar un examen minucioso para hacer este diagnóstico.

Sin embargo, la OMS ha identificados algunas características recurrentes en


recintos con este síndrome, estas son:

 Cuentan con sistemas de ventilación forzada, limitando la circulación del


aire.
 Son de construcción ligera y de bajo costo.
 Las superficies interiores están recubiertas con material textil.
 Son herméticos.
 Aunque profesan ser eficientes energéticamente, no garantizan un
adecuado control térmico.

SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO

Además de las características propias de los edificios enfermos, los usuarios


también desarrollan síntomas asociados, pero que no son completamente claros o
relacionados con el estado del edificio. Alguno de estos es:

 Irritación de ojos, nariz o garganta.


 Sensación de sequedad en membranas mucosas o piel.
 Respiración dificultosa, ronquera o comezón.
 Dolor de cabeza, náuseas, mareos y vértigos.
 Elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfriados.

Para efectuar un diagnóstico objetivo se requiere una investigación cuidadosa que


incluya a las personas afectadas y sus síntomas. Se recomienda realizar la
evaluación durante la tarde ya que las molestias se acentúan al finalizar el día.

POSIBLES FACTORES DE RIESGO

Entre los posibles contaminantes están los virus, bacterias, ácaros y otros de
origen biológico. Además, los productos químicos con aditivos sinérgicos o
antagónicos también pueden contaminar el ambiente.

CONTAMINANTES AMBIENTALES

Los contaminantes más comunes se pueden agrupar en tres tipos según su


fuente:

 Los ocupantes del edificio: vapor de agua, partículas o aerosoles


biológicos y el humo de tabaco son los principales contaminantes
originados por el ciclo de vida de los usuarios.

 Los materiales de construcción y decoración del edificio: Compuestos


como el formaldehído, los vapores orgánicos, polvos y fibras (como
asbestos, vidrio o textiles) contribuyen a la contaminación.
 Factores externos e internos: Si el edificio es cercano a fuentes de
dióxido de azufre o radón, se deben tomar medidas adicionales para
purificar el aire. Además, la limpieza de los interiores y la mantención de los
ductos de ventilación también regulan la contaminación.

OLORES

Gases y vapores generan incomodidad al causar irritaciones o sensación de


ansiedad y estrés.

Para analizar las fuentes nocivas se utilizan dos unidades: olf y decipol. Un olf es
el total de contaminantes aportados al aire por una persona estándar, mientras
que decipol es la contaminación ambiental generada por una persona ventilada
por 10 L/seg. En aire no contaminado.

ILUMINACIÓN

Un contraste insuficiente, brillo excesivo y niveles de iluminación bajos pueden


causar estrés visual, irritación de los ojos y dolores de cabeza. Los niveles
recomendados para trabajos de oficina son 500 a 1000 lux y para trabajos
prolongados con pantallas debe ser entre 150 y 300 lux en pantalla y 500 lux en el
escritorio.

RUIDO

Los niveles de presión sonora deben ser de 60 a 70 dB. En tanto los infrasonidos,
los ruidos de baja frecuencia y los tonos puros deben ser excluidos para evitar
molestias.

HUMEDAD RELATIVA

La humedad puede causar serios daños. Un intervalo ideal de este factor se


encuentra entre el 30% y 50%. En casos de que los niveles sean superiores a
70%, se debe intervenir con celeridad, pues se crea el ambiente propicio para la
formación de hongos y otros contaminantes.

VENTILACIÓN
Una ventilación parcial o insuficiente es la causa principal del síndrome de edificio
enfermo. Esta siempre debe ser proporcional a la cantidad de personas que
utilizan el espacio. Por ejemplo, para una oficina se sugiere un aporte de mínimo
de 10 L/seg por persona.

También es relevante realizar mantenimientos al sistema de ventilación o


calefacción y evitar recirculaciones que puedan generar nuevos contaminantes.

Para evitar este tipo de situaciones es primordial contar con un servicio de


mantenimiento eficiente. En Hildebrandt Gruppe hemos implementado sistemas
automatizados de control centralizado que nos permiten ahorrar tiempo y
coordinar el confort de los recintos.

Principales enfermedades asociadas

Enfermedades comunes

- Irritación de las membranas mucosas de los ojos, nariz y garganta

- Síntomas oculares: escozor: enrojecimiento e irritación ocular.

- Síntomas nasales: la congestión, escozor y abundante secreción nasal

- Síntomas de la garganta: es la sensación de sequedad

Enfermedades hipersensibilidad

- Alveolitis alérgica: es una neumonía por hipersensibilidad y se caracteriza por


una neumonía aguda, recurrente, con fiebre, tos, dolor pectoral e infiltrados
pulmonares

- Asma: se caracteriza por molestias consistentes en dolor de pecho, estornudos,


tos y disnea.

- Rinitis alérgica
- Fiebre de los humidificadores: se caracteriza por fiebre, escalofríos, dolores
musculares y malestar general, pero no se presentan síntomas y signos
pulmonares.

Medidas de prevención

En el momento en que se presenten evidencias de que el edificio puede estar


afectado por el Síndrome del Edificio Enfermo, se deben de llevar a cabo una serie
de medidas:

1.- Analizar las medidas y sistemas de ventilación para descartar que no se deba a
una mala regulación del sistema, localizando los posibles focos de contaminación
(conductos, rejillas, etc).

2.- Si se descartan los problemas en el sistema de ventilación, se llevará una


investigación tanto técnica como higiénica de las características del edificio, que
comprenda:

- Analizar los materiales utilizados en la construcción

- Se tendrán en cuenta factores como la edad del edificio, el número de personas


que trabajan en él y los sistemas de limpieza.

- Se realizarán mediciones de CO2, humedad relativa y temperaturas en varios


puntos

- Se realizará un examen médico a todos los trabajadores, estén o no afectados

3.- Para evitar la repetición de los problemas, se llevarán a cabo revisiones


periódicas de los sistemas de ventilación, siendo conveniente la separación de las
diferentes estancias del edificio: máquinas, comedor, zona de trabajo etc.

Primera fase.

Investigación inicial del edificio y planteo del problema En esta fase preliminar se
realiza una revisión general del edificio que pretende identificar el tipo y la
gravedad del problema manifestado, para decidir si son precisos más
investigaciones o incluso asesoramientos externos. Cuando se llega a una
conclusión válida respecto al tipo de problema y a las acciones que van a
arbitrarse, conviene informar al personal que manifestó los problemas.

A continuación, se distribuye entre un cierto número de empleados, de forma


aleatoria, un cuestionario de tipo sencillo referente a síntomas y quejas que
incluya distintos factores. Las respuestas no van a ser utilizadas para tomar
acciones individuales sino que se utilizarán como base estadística y para
establecer si la prevalencia de síntomas excede un nivel aceptable Este
dependerá de las circunstancias y características de cada país. El cuestionario
deberá distinguir, sin lugar a dudas, entre los síntomas experimentados en el
interior y en el exterior del edificio. Debe también incluir cuestiones psicosociales y
será estrictamente confidencial. La revisión técnica del edificio y de las
condiciones de instalación se basará en la información y en los planos
suministrados por el personal de mantenimiento. La lista de "chequeo" que
describa el edificio, los materiales de construcción, el tipo de instalaciones y el
estado general del mismo debería incluir por ejemplo:

● Edad del edificio.


● Información sobre las renovaciones realizadas durante los últimos años (trabajos
y fechas).
● Número de personas por oficina (promedio y max.).
● Área de oficina por persona (promedio y min.).
● Volumen de aire por persona (promedio y min.).
● Suelos: material y recubrimiento.
● Paredes: material y recubrimiento.
● Techo: material y recubrimiento.
● Sistema de calefacción: tipo y sistema de regulación.
● Sistema de ventilación: ventilación natural, extracción y/o sistema de suministro
de aire mecánico, filtros. Para sistemas de suministro de aire: información
adicional sobre recirculación, humidificación, enfriamiento de aire, localización de
la toma de aire.
● Regulación de la ventilación: aporte de aire exterior y los correspondientes
aportes promedio y mínimo por persona (litros/ segundo persona) Indicar si estos
valores se basan en presunciones, criterios de diseño o medidas realizadas.
● Procedimiento de funcionamiento para los sistemas de calefacción y ventilación:
parada nocturna, recirculación, humidificación.
● Procedimientos de limpieza: diaria, semanal, mensual, procedimientos anuales
para los suelos, muebles, etc. (cambios recientes en las metódicas).
● Condiciones de iluminación: general, individual.
● Equipos generadores de ruido, contaminación, calor: tipo y localización.
Utilización de productos que pueden ocasionar el deterioro de la calidad del aire
(productos de limpieza, vaporizadores para plantas, etc.).
● Escapes de agua (anterior o actual).
● Medidas efectuadas del clima interior.

Segunda fase.
Medidas de inspección y guía En esta fase se comparará el uso y el
funcionamiento actual del edificio con el diseño y la función de la planta original y
se tomarán acciones correctoras puntuales.
Hay que considerar aspectos tales como:
● Humo de tabaco. Lugar y cantidad de su presencia. Posible recirculación.
● Materiales de construcción y mobiliario.
● Localización de las fotocopiadoras e impresoras láser ¿Están en habitaciones
separadas y ventiladas?
● Olores. Caracterización e identificación de las fuentes.
● Nivel de limpieza. Polvo en alfombras, estanterías, etc.
● Manipulación de gran cantidad de papel. Fuentes de polvo orgánico y gases
originados en la impresión.
● Presencia de plantas verdes. Utilización de productos químicos para su
tratamiento.
● Humedades, escapes de agua.
● Presencia de mohos.
● Infiltraciones de aire procedente de garages, laboratorios, restaurantes, tiendas,
etc. del mismo edificio.
● Situación de la toma de aire exterior teniendo en cuenta su separación de la
salida de contaminantes por los extractores de los sistemas de ventilación.
● Uso de humidificadores y situación. ¿Se limpian regularmente?
● Aberturas de entrada y salida de aire. ¿Están limpias sin estar bloqueadas por el
polvo?
● Uso de protectores de sol.
● Número de empleados en las oficinas. ¿Son los inicialmente planificados?
● Deben realizarse medidas aleatorias de indicadores de calidad de aire y de
clima, tales como CO2, y temperatura del aire, controlar las corrientes de aire
utilizando ampollas de humo y evaluar aquellos factores que en los cuestionarios
se mencionen como molestos (por ej. ruido o iluminación).

Se revisaran habitaciones con y sin problemas.

Tercera fase.

Medidas de ventilación, indicadores de clima y otros factores implicados Si las


acciones tomadas en las fases anteriores no han logrado disminuir los problemas,
en estafase se realizará un análisis completo del sistema de ventilación y del clima
del ambiente interior. Para ello se volverá a pasar el cuestionario inicial unos
meses después de haber tomado las acciones correctoras previas. Evidentemente
en el caso de que se presenten variaciones estacionales, en los síntomas y en las
quejas, respecto a factores climáticos específicos puede complicarse la evaluación
de esta segunda versión del cuestionario.

Ventilación
● Inspección visual de la acumulación de suciedad y polvo en los filtros, baterías
de calentamiento y de enfriamiento y en los intercambiadores de calor.

● Control del ajuste de temperaturas, interruptores de inicio y parada.

● Comprobación del funcionamiento de los sistemas de control automático.

● Medida del grado de recirculación.

● Medida de los flujos de suministro y extracción para todo el sistema y muestreo


representativo de las habitaciones.

● Medidas del intercambio de aire.

● Medidas de la eficacia de la ventilación cuando se sospechen riesgos debidos a


que ésta sea baja. Calidad del aire y otros factores

● Habrá que medir de nuevo los indicadores de calidad del aire tales como CO2 y
CO y de calidad de clima como la temperatura del aire, pero más extensamente
que antes e incluir los cambios diurnos que puedan presentarse. En esta fase,
sino se han hecho antes, hay que hacer medidas de factores específicos. Los
factores específicos a medir vendrán sugeridos por la inspección inicial del edificio
y por las respuestas del cuestionario.

● En edificios de nueva construcción o reformados, si la presencia de olores es


significativa, se medirá la presencia de compuestos orgánicos volátiles totales o
individuales (en especial irritantes fuertes) y si los materiales de construcción o los
muebles son una posible fuente de olor importante, también se medirá el
formaldehído. En cortos períodos pueden darse amplias variaciones de los niveles
(horas). Pueden identificarse fuentes de contaminación estimando la calidad del
aire (en decipol) y midiendo el suministro exterior de aire tal como describen
Fanger y col. Para identificar fuentes hay que comprobar separadamente los
distintos compartimentos.

● En aquellas habitaciones en las que se observe la presencia dañada o no


protegida de materiales aislantes a base de fibras minerales habrá que efectuar
mediciones de fibras. Se recomendará su sustitución o sellado.

● En aquellas situaciones en que se sospeche una escasa limpieza o en las que


se manipulen, por ejemplo, grandes cantidades de papel, como puede ocurrir en
los edificios dedicados a oficinas, habrá que medir el contenido de polvo en el aire
y en el suelo. También puede ser importante evaluar la composición del polvo.

● Medida de la iluminación. Incluso en ausencia de quejas los usuarios de


pantallas de ordenadores pueden tener problemas de iluminación no reconocidos.
● Medidas de ruido. Hay que prestar una especial atención a los ruidos de baja
frecuencia generados por los sistemas de ventilación u otras maquinarias así
como a aquellos sonidos de frecuencias muy concretas, especialmente irritantes,
propias de las máquinas de oficina.

● Medidas de la correcta distribución de las corrientes de aire.

● Cuando el techo esté más caliente que el aire habrá que medir la temperatura
del techo o la temperatura de piano radiante correspondiente a esa superficie.

Cuarta fase.

Examen médico e investigaciones asociadas En esta fase se efectuará un


examen médico en el que puede ser necesario examinar empleados con y sin
síntomas.

El examen lo realizará, en general, una unidad médica ocupacional. Además de


estos exámenes pueden estudiarse algunas exposiciones específicas. Estas
pueden consistir en un estudio cualitativo de los compuestos orgánicos volátiles
acompañado de una evaluación toxicológica.

Otra posibilidad es un estudio microbiológico junto con tests de provocación. Los


exámenes médicos, que pueden incorporar un cuestionario detallado relacionado
con los síntomas, deben siempre incluir preguntas relacionadas con las
condiciones psicológicas en el trabajo, las relaciones individuales entre
compañeros y con los superiores y el tipo de trabajo que se está realizando ya que
todo ello puede influir en los síntomas. Normalmente no es necesario llegar a esta
fase ya que en general los problemas en los edificios se solucionan en las fases
previas.

Hay que comprobarlo usando el cuestionario original algún tiempo después de que
las medidas correctoras derivadas de la tercera fase hayan sido puestas en
práctica. Muestreo y análisis de contaminantes ambientales Al plantearse como
último paso el control analítico de un aire interior se presenta el problema de la
existencia de un elevado número de espacios individuales con diferentes fuentes
contaminantes en los que no siempre es posible utilizar sistemas de muestreo
voluminosos y/o ruidosos.

En general suelen, por tanto, tomarse las muestras con sistemas relativamente
pequeños y silenciosos para proceder a su análisis a continuación en el
laboratorio. Otro problema muy importante que presenta el análisis de un aire
interior es el de la representatividad de las muestras de aire, para distintos
espacios, tomando sólo un número limitado de muestras. La estrategia del
muestreo es por tanto un factor de la mayor importancia. Suponiendo un cierto
conocimiento de las fuentes potenciales de contaminación y del tipo de
contaminantes, desarrollar una estrategia de muestreo implica responder a las
preguntas de cuándo, con qué frecuencia y de qué duración han de tomarse las
muestras.

Los parámetros determinantes para una estrategia de muestreo en el caso de


contaminantes químicos en ambientes interiores vienen dados principalmente por
la situación dinámica del ambiente interior y el objetivo del muestreo, en función de
los contaminantes o tipos de contaminantes que interese analizar. Los factores
dinámicos de un interior están caracterizados por la variabilidad de emisión de las
fuentes contaminantes, las diferencias entre espacios y las diferentes condiciones
de ventilación y climáticas pudiendo además estar muy influidos por los distintos
tipos de contaminantes. Los objetivos del muestreo pueden ser la determinación
de concentraciones promedio o de concentraciones pico.

En otros casos puede interesar el conocimiento de las concentraciones


personales, de la exposición individualizada, el grado de cumplimentación con los
valores de referencia indicados en las guías, efectuar un estudio, identificar
fuentes, determinar los modelos de la contaminación del aire, etc. Por tanto la
estrategia de muestreo puede ser muy variada, siendo muy importante el
momento en que se toma la muestra y las condiciones del edificio (hora, situación
del aire acondicionado, ocupación, etc.), así como la duración y frecuencia del
muestreo, la localización y el garantizar la calidad de este muestreo.

Es importante destacar que dentro de las manifestaciones más comúnmente


observadas a nivel mundial respecto a la presencia del Síndrome del Edificio
Enfermo resaltan las sintomatologías de origen respiratorio, tal como fue
manifestado en el presente estudio, secundariamente a ello los trastornos oculares
y de piel, ello relacionado a problemas de ventilación y presencia de diversos
agentes tanto químicos, físicos y gases que pueden estar condicionando dichas
sintomatologías, dichos contaminantes pueden tener su origen en una variedad
de fuentes de dentro o fuera del edificio, materiales químicos, bacterias, hongos,
polen y el polvo todos pueden contribuir al problema, al igual que factores que no
tienen que ver con la calidad del aire, tales como la temperatura, la humedad,
la iluminación, el ruido, el estrés laboral y el relacionado con el trabajo y
condiciones de salud pre-existentes.
Con todo lo antes mencionado podemos establecer el diagnostico de Síndrome
del Edificio Enfermo en la Sala de Partos del Hospital Central Universitario Antonio
María Pineda, por lo tanto una vez realizado el diagnóstico es prioritario identificar
cual o cuales son los elementos condicionantes de la aparición de este síndrome
para así, tomar las respectivas consideraciones y recomendaciones en pro del
beneficio en cuanto a la salud de los que allí laboran, por ende al grupo de
pacientes que circunstancialmente visitan estas instalaciones, todo ello con la
finalidad de mejorar la prestación del servicio que allí se ofrece y salvaguardar la
salud del trabajador, tal y como está establecido en la Constitución Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica del Trabajo y su
Reglamento, Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de
Trabajo y su Reglamento, la Ley del Seguro Social y su Reglamento.

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