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INTRODUCCIÓN

Florence Nightingale pertenecía a una familia acomodada que tras producirse la revolución
industrial se traslado a Inglaterra; por el nivel socioeconómico y prestigio que tenía la familia lo
lógico y habitual en aquel entonces sería para los hombres de la familia dedicarse a “negocios”
tales como la creación de alguna industria, sobretodo el textil o la siderurgia ya que eran las dos
grandes producciones que se daban en la sociedad del siglo XIX. Sin embargo no se conformo
con casarse con alguna personalidad de la alta burguesía industrial y llevar por tanto una vida mas
o menos acomodada cuidando a su marido y dándole muchos hijos, como era costumbre en la alta
sociedad de aquel entonces; sino que su gran vocación fue la de mejorar el servicio a los
enfermos y aquellos que la necesitaban, por supuesto esta opción suponía romper totalmente con
la ideología que se tenía debido a su clase social ya que las enfermeras de aquel entonces eran
personas que correspondían a una clase social inferior.

En la sociedad del siglo XIX, encontramos dos grandes grupos sociales como son el proletariado
urbano, que correspondían a personas, las cuales habían emigrado a la ciudad, como
consecuencia de la Revolución Agrícola y la demográfica, este grupo social correspondía al
penúltimo escaño de riqueza de la sociedad de aquel entonces. Los que en tiempos pasados eran
agricultores o se dedicaban al pastoreo en la revolución industrial correspondían a obreros
industriales. La ciudad industrial aumentó su población como consecuencia del crecimiento
natural de sus habitantes. La carencia de habitaciones fue el primer problema que sufrió esta
población marginada socialmente; debía vivir en espacios reducidos sin las mínimas condiciones,
comodidades y condiciones de higiene. A ello se sumaba largas horas de trabajo, en las que
participaban hombres, o mujeres y niños que carecían de toda protección legal frente a los dueños
de las fábricas o centro de producción.

El segundo gran grupo de la sociedad que había en toda Inglaterra y por tanto también en
Hampshire, era la llamada burguesía industrial a la que pertenecía la familia de Florence
Nightingale, que como contraste con el proletariado, este grupo salió fortalecido, tanto económica
como socialmente, afianzando de este modo el sistema económico capitalista, caracterizado por
la propiedad privada de los medios de producción y la regularización de los precios por el
mercado, de acuerdo por la oferta y la demanda.

En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia terrateniente y su


situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la fortuna y no en el origen o la
sangre. Avalados por una doctrina que defendía la libertada económica (liberalismo económico),
los empresarios obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo y compitiendo, sino que además
pagando bajos precios por la fuerza de trabajo aportada por los obreros.

De todas estas desigualdades sociales no se quería hacer partícipe Florence Nightingale,


simplemente lo que quería conseguir era llevar a cabo su gran pasión que fue la de cuidar a los
enfermos, y lo consiguió cuando Inglaterra al igual que Francia apoyaron a Turquía, que
pretendían que Rusia no tuviese el control del Estrecho de los Dardanelos, este territorio era muy
importante en las rutas internacionales que llevaba a cabo Inglaterra por el Mediterráneo.

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Durante la vida de Florence Nightingale se dieron numerosos inventos, tan importantes en la
medicina como la anestesia que anteriormente a su descubrimiento la cirugía era todo un
tormento, hasta que el dentista norteamericano Horalce Wells, que persuadió a otro dentista que
le quitase un diente utilizando óxido nitroso como anestesia (1844) posteriormente en 1850 se
extendió por todo el mundo mediante un inhalador de eter llamado “Morton”.

También podemos encontrar otro gran invento para la medicina y consecuentemente para la
enfermería como es la “jeringuilla hipodérmica” que ideo un cirujano francés ( Charles Parvaz)
para inyectar sustancias directamente dentro del cuerpo, su jeringuilla era de plata y tenía un
movimiento de tornillo.

Jeringuilla hipodérmica de Charles Pravaz

En definitiva Florence Nightingale fue una mujer avanzada en su tiempo que vivía para cuidar a
enfermos, era su pasión; y para ello tuvo que luchar con la sociedad que le tocó, arraigada a
costumbres; también tuvo la suerte de encontrarse en el seno de una familia bien situada
socioeconomicamente, que quiso que Florence estudiase aún siendo mujer, estos estudios que le
aportaron un grado cultural superior al de otras mujeres de su tiempo junto con el apoyo

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económico que recaudó, posibilitaron hacer la acción que realizó y conseguir ser un mito en la
Enfermería Moderna.
CONTENIDO
Cualquier profesional o estudiante de enfermería, tarde o temprano, a lo largo de su carrera
profesional o formación, debe tener contacto con la vida de esta mujer; que en muchos aspectos
es la pionera de la enfermería actual.

Esta mujer es un ejemplo de constancia, sacrificio y pasión por la enfermería, la cual nos inculca
aún en nuestros días lo que todo profesional de la enfermería debe tener en cuenta a la hora de
realizar en las mejores condiciones posibles su trabajo.

Florence Nightingale nació en Florencia, Italia, el 12 de mayo de 1820; y en honor a la ciudad


que la vio nacer, sus padres la bautizaron con el nombre de Florence, que en inglés significa
ruiseñor.

Sus padres William y Francés recorrieron Europa durante dos años con motivo de su luna de
miel. Durante su viaje nació su primera hija, Parthenope, en Nápoles (Parthenope era el nombre
griego de la antigua ciudad) un año más tarde nació Florence.

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Florence creció en el lecho de una familia inglesa adinerada por lo que vivió rodeada de lujo y
comodidades. Su infancia fue relativamente feliz a pesar de que no gozó de muy buena salud. Era
muy aficionada a la lectura y su fe religiosa se formó desde muy niña.

La religión tuvo una gran importancia para Florence. Su punto de vista religioso, no muy usual en
aquel tiempo, se basaba en el servicio y mejora de las condiciones sociales de los demás.

En 1837, a los 17 años, Florence, según recoge en unos apuntes personales, tuvo una experiencia
mística: sintió su “vocación”: una llamada de Dios para que fuera algo más que una señorita de
buena cuna y utilizara sus talentos para ayudar a los demás, una experiencia decisiva que
fortaleció su convicción de que no estaba hecha para una vida ordinaria; en consecuencia de ello:
empezó a visitar las viviendas de personas pobres y enfermas tratando de ayudarlas a mitigar sus
penas. Ésta conducta no era bien vista por sus padres, porque Florence prefería hacer sus visitas a
los enfermos y desprotegidos que acudir a fiestas y reuniones de sociedad.

En 1848 se inauguró el Queen’s College, en el que se ofrecía un nuevo tipo de educación superior
para la mujer, pero Florence no mostró el menor interés; estaba buscando ya un campo de acción,
un modo de aprovechar unos conocimientos que ya eran considerables. Escribía por aquel
entonces:

En 1845, Florence, decidida por cualquier medio a aprender la enfermería en la práctica, había
pedido permiso a sus padres para atender a los enfermos en la Clínica Salisbury, cuyo médico jefe
era un amigo de la familia. Pero no obtuvo el permiso, y no porque tuvieran algo en particular
contra el hospital, sino porque sus padres consideraban que no era un trabajo adecuado para una
dama de su posición social. Comentario de Florence sobre este asunto:

“Para ellos era como si hubiese decidido ser ayudante de cocina”.

Finalmente, llegó a la amarga conclusión de que sólo la viudez o la pobreza podían dar una
ocasión de trabajar a una mujer con educación. Durante este triste periodo de su vida, recibió
cierto estímulo del doctor Samuel Gridley Howe, el americano pionero en la enseñanza para

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ciegos, quien le aconsejó que perseverase en su vocación de enfermera a pesar de la
consternación de familiares y amigos diciéndole:

“La única manera de satisfacer una pasión es realizándola”

En 1.846 conoce unos libros de gobierno llamados “libros azules” y empieza a convertirse en una
experta autodidacta en hospitales y servicios sanitarios.

Cuando vivió en 1848 en Londres, Florence tuvo la oportunidad de enseñar durante varios meses
a los niños pobres (sus “ladronzuelos”) en la Ragged School de Westminster. Esta experiencia le
abrió los ojos ante el fenómeno de la pobreza y adquirió la certeza de que podía ser útil pero, una
vez más, no pudo hacer oídos sordos a los reparos de su familia:

Entre 1851 y 1854, Nightingale completó la instrucción práctica que había adquirido en
Kaiserswerth visitando hospitales de Gran Bretaña y de Europa, y recogiendo información.
Sistematizó todas estas experiencias analizando informes de hospitales y publicaciones oficiales
sobre la sanidad pública.

Cuando en 1853 visitó el Hospital Lariboisière en París, quedó favorablemente impresionada por
sus salas, construidas a modo de pabellones. Estas salas estaban especialmente diseñadas para
recibir la luz y el aire fresco, al tiempo que permitían que los “efluvios malignos” o “miasmas”
pudieran disiparse entre los largos y estrechos bloques.

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Hospital Lariboisière en París
Su estudio sobre la disminución de la mortalidad en Lariboisière contribuyó a confirma la
denominada “teoría de los miasmas”, que sostenía que la enfermedad surgía espontáneamente en
los espacios sucios y cerrados.

Ésta había sido la base para el desarrollo de la sanidad pública en el Reino Unido a partir de
1830, con medidas tales como la construcción de alcantarillas y el suministro de agua pura a las
ciudades. Entre los que se ocupaban de sanidad pública, los llamados “reformadores de la
sanidad”, había pocos médicos; muchos eran ingenieros civiles y Edwin Chadwick, principal
encargado de la sanidad en aquella época, trabajaba en una compañía de seguros.

En 1858, Louis Pasteur descubrió los “gérmenes” y probó que la enfermedad no aparecía
espontáneamente. Esto sirvió de base a algunos científicos médicos para atacar los proyectos de
los reformadores sanitarios; pero aunque las premisas de éstos fuesen erróneas, puede afirmarse
que sus conclusiones eran correctas y que sus reformas eran válidas.

El interés de Florence Nightingale por la higiene durante la guerra de Crimea, así como la
importancia que dio al papel de la enfermera en la organización del entorno, se debe en gran
medida a su forma de entender las causas de la enfermedad.

Florence Nightingale sólo obtuvo su primer empleo en agosto de 1853; era un puesto que por fin
le daba la oportunidad de aplicar sus conocimientos y su formación. Fue nombrada directora de
un sanatorio para señoras de la alta sociedad, que se encontraba en Upper Harley Street, n° 1, en
el West End de Londres, donde permaneció hasta el estallido de la guerra de Crimea.

En 1840, Florence Nightingale le rogó a sus padres “que la dejaran estudiar matemáticas en vez
del trabajo repetitivo y la practica de cuadrillas”. Su madre no lo aprobó “ya que las tares
del hogar no deberían de descuidarse por las matemáticas”. Ella asumía que el destino de
hija era casarse y que las matemáticas no le servirían para nada. Su padre, a pesar de amar
las matemáticas y habérselo transmitido a su hija, le pidió que estudiara temas mas
apropiados (para una mujer), tales como “historia, filosofía, natural y moral”. Florence
expreso su preferencia por las matemáticas diciendo “Yo no creo que pueda tener tanto
éxito en nada que requiera velocidad, así como en algo que solo requiera trabajo”. Sus

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padres finalmente le dieron permiso. Años mas tardes su acercamiento matemático salvó a
la armada Británica en Scutari en la guerra de Crimea y le proporciono datos que llevaron a
la reforma hospitalaria.

Durante la Guerra Civil, Florence fue consultora sobre salud de la armada para el gobierno de los
Estados Unidos de América. Ella también respondió a la solicitud de consejo de la Oficina
de Guerra Británica, sobre cuidados médicos en Canadá. Sus actividades matemáticas
incluyeron estimar sobre el “promedio de velocidad de transporte en trineo” y calcular “el
tiempo requerido para el transporte de los enfermos sobre grandes distancias en Canadá”.

Florence Nightingale: El Diagrama de Área Polar

En 1858 con su diagrama de área polar, demuestra con un simple gráfico que las causas de la
mortalidad en los hospitales británicos durante la guerra de Crimea, era muy superior a la de los
hospitales en Inglaterra logrando con esto resumir un reporte de más de 800 páginas.

De hecho, fue en la guerra de Crimea cuando Florence pudo darse cuenta de que las condiciones
en que se encontraban los hospitales no respondían a las necesidades crecientes de los heridos de
guerra, ya que los hospitales que existían a mediados del siglo XIX, no contaban con las mínimas

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medidas de higiene y mucho menos con el personal capacitado para la atención de heridos y
enfermos.

Florence como no deseaba ganarse la antipatía de los médicos, lo que podría haber dificultado las
siguientes reformas, sus primeras medidas fueron someter a sus primeras enfermeras a la
autoridad de los médicos, instalar una lavandería en el hospital y montar una cocina para preparar
la comida de 800 hombres. En tan solo un mes ya había conseguido mejoras en el mantenimiento
de las salas, había obtenido ropa de cama y prendas nuevas para los soldados y había mejorado
las comidas del hospital. Con lo que logró mejorar las condiciones de sanidad, y reducir la
proporción de muertes de sus pacientes.

Además de supervisar la asistencia a sus pacientes, escribió cartas en nombre de los soldados,
organizó un sistema para enviar dinero a sus familiares y proporcionó juegos y cuartos de lectura
a sus convalecientes. ( El éxito de las salas de lectura de Escutari alentó a Florence Nightingale,
después de la guerra a promover con cierto éxito, la creación de salas similares en cuarteles más
grandes. Se enfrentó a las autoridades militares como con el servicio de intendencia y no dejó ni
un momento de descanso al director de los servicios médicos militares. Esto conllevó a un
creciente interés del publicó por sus iniciativas.

En el momento más crítico de la guerra Florence señaló la falta de experiencia práctica de


muchos jóvenes cirujanos, con lo que propuso lecciones de patología. De hecho, y como
resultado de su sugerencia, se instaló un laboratorio de patología en Escutari.

Florence nunca olvidaría esta experiencia vivida, la dura vida en el frente y el trabajo incesante
que vivió durante la guerra de Crimen y que al mismo tiempo le pasó factura al enfermar.

En 1856 Florence Nightingale regresó a Inglaterra como una heroína nacional. Y decidió empezar
una campaña para mejorar la calidad de la enfermería en los hospitales militares. Su evidencia en
la Comisión de Sanidad de 1857 eventualmente resultó en la formación de una universidad
médica militar.
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Surgió entonces la leyenda de “La Dama de la lámpara” o “El ángel de los tullidos” pues
Florence, acompañada por una lámpara y por un búho domesticado en el bolsillo, solía realizar
interminables rondas nocturnas entre los heridos curándolos y brindándoles ánimo.

La vida de Florence Nightingale fue apasionante y comprometida con una profesión bella y
floreciente, pero a la vez muy sacrificada al grado que prefirió el servicio público que la propia
satisfacción personal de formar una familia propia al lado de esposo e hijos.

Luchadora incasable de su propia libertad y oportunidad de adquirir conocimiento, oportunidad


que pudo obtener al provenir de familia acomodada, quizás por ello pudo obtener apoyos de
personas importantes como el Ministro de Guerra, claro está que en el desempeño de su trabajo
contó mucho su esfuerzo, eficiencia y tesón, en una época en que imperaba la discriminación de
la mujer, no olvidemos que parte de su ideología es heredada por un padre de ideas liberales para
su tiempo.

Su mayor aportación es sin duda, la dignificación de la profesión de enfermería y la formación de


enfermeras con alto grado académico y responsabilidad médicas; así como también, los primeros
estudios estadísticos hechos en hospitales, mismos que como sabemos en la actualidad son de
gran importancia para los estudios clínicos y diagnósticos que elaboran los médicos.

Está enterrada en la Iglesia de St. Margaret, en East Wellow, cerca de Embley Park. Nightingale
nunca se casó, aunque no por falta de oportunidades.

El Monumento de Crimea, fue erigido en 1915 en Waterloo Place, Londres, para honrar la
contribución que hizo Florence Nightingale a esa guerra y a la salud del ejército.

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CONCLUSIONES
Florence Nightingale fue la primera mujer que sentó unas bases firmes en la profesión de
enfermería. A partir de entonces se empezaron a desarrollar numerosos fundamentos que, poco a
poco, han conseguido llegar hasta la actualidad. La idea principal de Nightingale era la de “situar
al paciente en las mejores condiciones posibles para que la naturaleza pueda actuar sobre él” y,
por ello, tuvo en cuenta varios aspectos importantes, como pueden ser la higiene de los
hospitales, la de las propias enfermeras o, incluso, el ruido.

Sus teorías han ido evolucionando hasta llegar a la enfermería actual, en la que existen multitud
de asociaciones que luchan por la integridad, tanto física como psíquica, de los pacientes, y una
gran infinidad de medidas hospitalarias de higiene, promoción de la salud, prevención de
enfermedades, etc.

Se puede decir, entonces, que la enfermería que conocemos en nuestros días se debe al legado
que Florence Nightingale nos ha dejado tras todos sus años de esfuerzo y trabajo.

Se rebeló contra los prejuicios de su época y contra su destino de mujer que debía permanecer en
el hogar y escogió la profesión de enfermera, que hasta ese momento estaba desprestigiado y se
reservaba a los pobres.

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