You are on page 1of 16

OBJETIVO GENERAL

Fortalecer la formación de los catequistas de la Diócesis de Pasto, mediante un


estudio catequético didáctico del documento Iuvenescit Ecclesia.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

1. Desarrollar un estudio catequético didáctico de los aportes del documento


Iuvenescit Ecclesia, que contribuya a la formación del grupo de catequistas.
2. Elaborar líneas de reflexión, programación y acción catequética que pueden
tenerse en cuenta en la formación catequética.
3. Acrecentar en los catequistas el deseo, de hacer vida los dones carismáticos
reflexionados desde el documento Iuvenescit Ecclesia.
1. CONTEXTUALIZACIÓN DEL DOCUMENTO

1.1. Autor

El Santo Padre el Papa Francisco


1.2. Fecha

15 de mayo de 2016, en la Solemnidad de pentecostés

1.3. Por qué y para que del documento

Porque es una inquietud santa y que debe procurar nuestra conciencia, que tantos
hermanos nuestros vivan sin la fuerza, sin la luz y el consuelo de la amistad con
Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido
y de vida.

Para que seamos una “Iglesia en salida”, con la tarea de evangelizar las conciencias
en todos los ámbitos de la iglesia en especial: la pastoral ordinaria, el anuncio a los
que han abandonado la fe cristiana, y en particular aquellos que nunca han sido
alcanzados por el Evangelio de Jesús o que siempre lo han rechazado.

La carta Iuvenescit Ecclesia (La Iglesia rejuvenece) va dirigida a los obispos de la


Iglesia Católica sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos para la
vida y la misión de la Iglesia.

2. ESTUDIO DEL DOCUMENTO

2.1. Introducción

La iglesia rejuvenece por medio del poder del evangelio y el espíritu continuamente
la renueva, edificándola y guiándola con diversos dones jerárquicos y carismáticos.
Es fundamental resaltar la maravillosa obra del Espíritu Santo que santifica al pueblo
de Dios, lo guía, lo adorna con virtudes y lo enriquece con gracias especiales para
su edificación. Es importante resaltar la libertad que tenemos por ser hijos de Dios
redimidos por Jesucristo y con la gracia constante del Espíritu Santo. La fuerza que
transforma a toda la iglesia suscitando los dones carismáticos en todo el pueblo de
Dios, que hace que su Santidad Francisco nos invita a ser una iglesia en salida.
2.2. Carisma en el nuevo testamento

Los carismas de acuerdo con el Nuevo Testamento empiezan en el uso frecuente


de las cartas paulinas y con la primera carta de Pedro. Los carismas en el Nuevo
Testamento solo se utilizan con referencia a los dones divinos. Cada carisma no es
un don concedido a todos, a diferencia de las gracias fundamentales, como la gracia
santificante, o los dones de la fe, la esperanza y la caridad, que son indispensables
para cada cristiano.
Dentro de la iglesia Santa de Dios existen los carismas y los dones jerárquicos de
los cuales el Magisterio hace uso de la constitución Lumen Gentium que es la que
habla de dones jerárquicos y dones carismáticos, los cuales son dones de Dios, del
Espíritu Santo, de Cristo, dados para contribuir de diferente manera a la edificación
de la iglesia.

2.3. La relación entre dones jerárquicos y carismáticos en el


magisterio reciente

La existencia de los carismas nunca ha faltado dentro de la historia en la iglesia; por


esta razón la doctrina sobre los carismas se encuentran en el Magisterio del Papa
Pio XII en Mystici Cosporis y también se profundiza en la enseñanza de los dones
jerárquicos y carismáticos en el Concilio Vaticano II: en el cual se habla del
ministerio jerárquico ordenado, la presencia de dones, de gracias especiales o
carismas dados por el Espíritu. La constitución dogmática Lumen Gentium, en ella
se presentan los dones dados por el Espíritu, en el cual se destaca, por la distinción
entre los dones jerárquicos y carismáticos, con su diferencia en la unidad. Esta
enseñanza conciliar, es el reconocimiento del papel esencial de los pastores en el
discernimiento de los carismas y en su ejercicio ordenado dentro de la comunión
eclesial.
Después del Concilio Vaticano II llegan unos nuevos aportes al respecto de este
tema empezando con el Papa Juan Pablo II: el insiste sobre todo en el principio de
la co-esencialidad de estos dones y no hay contraposición en la iglesia entre la
dimensión institucional y carismática; el Papa Benedicto XVI; confirma la co-
esencialidad de los carismas dentro de la iglesia en sus instituciones esenciales
para que tengan coherencia y continuidad; el Santo Padre Francisco; recordó la
armonía que el Espíritu santo crea entre los diferentes dones; ya que en el seno de
la comunidad brotan, florecen y se reconocen como un signo de su amor por todos
sus hijos.

2.4. Base teológica de la relación entre dones jerárquicos y


carismáticos

Las relaciones co-esenciales entre los dones jerárquicos y carismáticos es oportuno


recordar su fundamento teológico y se exige por la misma economía de la salvación;
ya que, hay una relación muy estrecha entre las misiones del Verbo encarnado y
del Espíritu Santo. El don del Espíritu Santo en la iglesia está ligado a la misión del
Hijo, insuperablemente cumplida en su misterio Pascual. Todo don procede del
Padre, para el Hijo en el Espíritu Santo para la iglesia. Los dones jerárquicos son
otorgados para la gracia sacramental y los dones carismáticos son libremente por
el Espíritu Santo en la iglesia.

Los dones jerárquicos tienen relación con la eucaristía, el orden, la penitencia y el


bautismo, estas son acciones del Espíritu y son acción salvífica por excelencia; los
dones carismáticos tienen relación con la nueva vida que da Cristo a los que son
miembros de su cuerpo. Los dones jerárquicos y carismáticos tienen una finalidad
que es el encuentro con Cristo por medio de la acción de los sacramentos que es la
acción salvadora de Jesucristo.

2.5. La relación entre dones jerárquicos y carismáticos en la vida y


misión de la Iglesia

La iglesia es el pueblo consagrado por la Santísima Trinidad, en la que hay diversos


dones jerárquicos y carismáticos; ya que son propios de los fieles que están unidos
a Cristo y en Cristo por los sacramentos que son signos de la unión íntima con Dios
y de la unidad de toda la humanidad. Los sacramentos como el bautismo y la
confirmación son la puerta y el fundamento de la comunión dentro de la iglesia,
juegan un papel importante la eucaristía que es la fuente y culmen de la vida
cristiana.
Los dones jerárquicos son estables, permanentes e irrevocables ellos otorgan
gracia sacramental, son anuncio y garantizan la santidad de la iglesia en el mundo.
Los principales dispensadores de los sacramentos y de estos dones jerárquicos son
los Obispos que enseñan, santifican y gobiernan la iglesia; después tenemos a los
presbíteros que son los que predican, apacientan y dirigen el Culto Divino, siempre
obedeciendo al Obispo y también encontramos a los diáconos que ejercen su
ministerio en la liturgia de la Palabra, en la predicación y enseñan la caridad.
Los dones carismáticos son extraordinarios o comunes, también son necesarios en
la iglesia y en cada uno de sus miembros; ya que ellos continúan en el tiempo y
hacen que exista la comunión con los santos. También podemos encontrar algunos
criterios necesarios para el discernimiento de los dones carismáticos: la vocación a
la santidad, el proclamar, acoger, obedecer y reconocer los carismas.

2.6. Practica eclesial de la relación entre dones jerárquicos y


carismáticos

Los dones carismáticos son concebidos por el Espíritu Santo para dar fruto en el
desempeño de las tareas que emanan del bautismo, confirmación y orden, para
poder dar testimonio con la misma vida.
Los dones carismáticos y los estados de vida están relacionados con una referencia
que es el sacerdocio común (todos) y el sacerdocio ministerial (uno), que hacen que
participen del sacerdocio de Cristo.

El sacerdocio común tiene una identidad de discípulos con características en la


oración, alabanza a Dios y testimonio de vida; el sacerdocio ministerial, participa de
forma activa en la realidad de los carismas y posee una identidad de hijos en la
iglesia con su vocación y misión; también encontramos la vida consagrada que es
un don que lleva a la configuración con Cristo en la pobreza, castidad y la
obediencia; por último el Magisterio propone en estilo de vida único a los ministros
ordenados que es bien conocido como Celibato que es la entrega total y personal
del hombre a Cristo.
3. MÉTODO CATEQUÉTICO DIDÁCTICO DE DONES CARISMÁTICOS

3.1. Taller 1: discernir mis carismas auténticos

Canto: Alto Escúchame

Oración

¡Oh Espíritu santo! Divino consolador de mi alma, fuego, luz y celestial ardor de los
corazones humanos, si es para gloria de vuestra majestad que yo consiga lo que
deseo. Llena de divina gracia los corazones que tú mismo has Creado. Tú eres
nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva y espiritual unción

3.1.1. Dones carismáticos

Cada carisma no es un don concedido a todos (1Co 12, 30), a diferencia de las
gracias fundamentales, como la gracia santificante, o los dones de la fe, la
esperanza y la caridad, que son indispensables para cada cristiano. Los carismas
son dones especiales que el Espíritu distribuye “como él quiere” (1Co 12, 11). Los
carismas son reconocidos como una manifestación de “la multiforme gracia de Dios”
(1Pe 4, 10). No son, por lo tanto, simples capacidades humanas. Su origen divino
se expresa de diferentes maneras: según algunos textos provienen de Dios (Rm 12,
3; 1Co 12, 28; 2Ti 1, 6; 1Pe 4, 10); según Ef 4, 7, provienen de Cristo; según 1Co12,
4-11, del Espíritu.

Profundización

Nos encontramos con una lista de dones, a veces resumida (1Pe 4, 10), otras veces
más detallada (1Co 12, 8-10.28-30). La lista de Rm 12, 6-8 presenta únicamente
carismas menos visibles, que tienen una utilidad constante para la vida de la
comunidad cristiana. Ninguna de estas listas pretende ser completa. Sus ejemplos
dependen del grado de desarrollo alcanzado por la Iglesia de la época y que son
por lo tanto susceptibles a otras adicciones. La Iglesia, en efecto, siempre crece en
el tiempo a través de la acción vivificante del Espíritu. A partir de estos resultados,
es evidente que no se da en los textos bíblicos un contraste entre los diferentes
carismas, sino más bien una conexión armónica y complementaria.

3.1.2. Acercamiento bíblico

Canto: Caminaré

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los romanos: (Rm 12, 4-6)

Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no


desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo
muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su
parte los unos miembros de los otros. Pero teniendo dones diferentes, según la
gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de
nuestra fe.

Palabra de Dios

Reflexionemos

El carisma es una gracia, un don prodigado por Dios Padre, a través la acción del
Espíritu Santo. Y es un don que es dado a alguien no porque sea más bueno que
los otros o porque se lo haya merecido: es un regalo que Dios le hace para que, con
la misma gratuidad y el mismo amor, lo pueda poner al servicio de la entera
comunidad, para el bien de todos. Hablando un poco en modo humano, se dice así:
Dios da esta cualidad, este carisma a esta persona pero no para sí misma sino para
que esté al servicio de toda la comunidad.

Es decir, que cada miembro del cuerpo de Cristo tiene un don, y una función que
desempeñar. Y los dones son diferentes. Pero eso no quiere decir que algunos no
tengan dones. Cada individuo en la Iglesia tiene un don. Y el don es parte integrante
de la gracia de Dios para con nosotros. Cuando Dios lo salva, le coloca a usted en
el cuerpo de creyentes y usted debe funcionar como miembro del mismo. No
funciona como una máquina, sino como el miembro de un cuerpo, de un organismo
vivo.

Cada uno de nosotros, por lo tanto, es justo que se pregunte: “¿hay algún carisma
que el Señor ha hecho nacer en mí, en la gracia de su Espíritu? ¿Y cómo me
comporto yo con respecto a este don: lo vivo con generosidad, poniéndolo al servicio
de todos o bien lo descuido y termino por olvidarlo? O quizás ¿se transforma para
mí en motivo de orgullo, al punto que me lamento siempre de los otros y pretendo
que en la comunidad se haga a mi modo? Son preguntas que nos debemos hacer.

Meditemos

 ¿Es usted una bendición verdadera para los demás?


 ¿Está usted contribuyendo a la edificación de la Iglesia, o está dividiendo la
Iglesia?

Dinámica

La pelota preguntona
El animador entrega una pelota a cada equipo, invita a los presentes a sentarse en
círculo y explica la forma de realizar el ejercicio.
Mientras se entona una canción la pelota se hace correr de mano en mano; a una
seña del animador, se detiene el ejercicio.
La persona que ha quedado con la pelota en la mano se presenta para el grupo:
dice su nombre y lo que le gusta hacer en los ratos libres.
El ejercicio continúa de la misma manera hasta que se presenta la mayoría. En caso
de que una misma persona quede más de una vez con la pelota, el grupo tiene
derecho a hacerle una pregunta.

3.1.3. Lo que nos dice el Magisterio

Lumen gentium n. 4: El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles


como en un templo, y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos. Guía
la Iglesia a toda la verdad, la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna
con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos. Con la
fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce
a la unión consumada con su Esposo. Y así toda la Iglesia aparece como “un pueblo
reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Comentario

A los laicos, hombres y mujeres, en razón de su condición y misión, les


corresponden ciertas particularidades cuyos fundamentos, por las especiales
circunstancias de nuestro tiempo, hay que considerar con mayor amplitud. Pues
bien, esta experiencia debe ser actualizada constantemente para que las semillas
sembradas en el corazón se transformen en frutos y sea posible una regeneración
en la vida de la Iglesia y de la sociedad.

Pues bien, los laicos, impregnados de una fuerte vivencia de fe que les hace superar
su egoísmo para adoptar la actitud de servicio y salir de sí mismos, han de realizar
su especial contribución a la misión de todo bautizado, el compromiso a trabajar por
la misión de la Iglesia: con la oración, con el estudio, con la participación activa en
la vida eclesial, con una mirada atenta y positiva hacia el mundo, en la continua
búsqueda de los signos de los tiempos” y que no se cansen de afinar cada vez más
por medio de la formación su peculiar vocación de fieles laicos “llamados a ser
testigos valientes y creíbles en todos los ámbitos de la sociedad, para que el
Evangelio sea luz que lleva esperanza en las situaciones problemáticas, de
dificultad, de oscuridad, que los hombres de hoy encuentran a menudo en el camino
de la vida”

3.1.4. Compromiso

 Leer 1 Cor 12, 1-12 y meditar que dones carismáticos tengo y como los estoy
viviendo en mi parroquia

Oración final

Gracias te doy mi Dios porque eres bueno, tu misericordia es para siempre. Te


pido que tu paz gobierne en nuestros corazones, que seamos agradecidos porque
nos muestras tus bondades. Enséñanos a vivir hablando sabiamente, con una
acción de gracias en nuestros labios, en lugar de quejarnos por lo que no tenemos
o por las cosas que no nos salen bien.
3.2. Taller 2: la gracia salvadora del Espíritu Santo

Canto: Demos gracias al Señor

Oración

Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que
yo alcance mi ideal. Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que
me hacen y que en todos los instantes de mi vida estás conmigo. Quiero en este
corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca quiero separarme de Ti,
por mayor que sea la ilusión material. Deseo estar contigo y todos mis seres
queridos en la gloria perpetua. Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos.
Gracias Dios mío.

3.2.1. La acción del Espíritu Santo en los dones carismáticos

Los dones carismáticos concedidos por el Espíritu, “que sopla donde quiere” (Jn 3,
8), y distribuye sus dones «como quiere» (1 Co 12, 11), están objetivamente en
relación con la nueva vida en Cristo, porque “cada uno en particular” (1 Co12, 27)
es un miembro de su Cuerpo. Por lo tanto, la correcta comprensión de los dones
carismáticos sucede sólo en referencia a la presencia de Cristo y su servicio; como
lo ha afirmado Juan Pablo II, “los verdaderos carismas no pueden menos de tender
al encuentro con Cristo en los sacramentos”. Los dones carismáticos, por lo tanto,
aparecen unidos en referencia a la relación intrínseca entre Jesucristo y el Espíritu
Santo. El Paráclito es, al mismo tiempo, quién extiende eficazmente, a través de los
Sacramentos, la gracia salvadora ofrecida por Cristo muerto y resucitado, y quién
otorga los carismas. Así, la acción libre de la Santísima Trinidad en la historia llega
a los creyentes con el don de la salvación y, al mismo tiempo les motiva para que
correspondan libre y plenamente con el compromiso de la propia vida.

Profundización

El Espíritu se manifiesta y otorga dones para el bien común. En la vida ordinaria, es


necesario que la fuerza del Espíritu Santo dada a cada uno se transmita a todos.
Quien vive por su cuenta, tal vez puede tener un carisma, pero lo hace inútil
conservándolo inactivo, porque lo ha enterrado dentro de sí. Los carismas que
tienen utilidad común, sean de palabra (palabra de sabiduría, palabra de
conocimiento, profecía, palabra de exhortación) o de acción (ejecución de
potencias, dones del ministerio, de gobierno), también tienen una utilidad personal,
porque su servicio al bien común favorece, en aquellos que los poseen, el progreso
en la caridad.

3.2.2. Acercamiento bíblico

Canto: Busca Primero


Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los corintios (1Co 12, 11)

“Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada
uno en particular según su voluntad.”
Palabra de Dios

Reflexionemos

Dones Carismáticos como signos visibles de la venida del Espíritu Santo, no es un


acontecimiento histórico del pasado, sino una realidad siempre viva: el mismo
Espíritu, alma de la Iglesia, actúa en ella en todas las épocas, y sus intervenciones,
misteriosas y eficaces, se manifiestan en nuestro tiempo de manera providencial.

Los dones concedidos por el Espíritu son la capacidad para el servicio. Es una
función. Podemos explicarlo de otra manera. Un don en el sentido espiritual, quiere
decir que el Espíritu Santo está haciendo una obra, un servicio especial, por medio
de un creyente. Y la manifestación especial del Espíritu se la ha dado a cada uno
para el bien de todos, para el bien común. Eso es exactamente lo que significa un
don: es una manifestación del Espíritu.

Cada creyente tiene un don. Ha sido colocado en un cuerpo de creyentes como un


miembro del cuerpo, y debe funcionar como miembro del cuerpo de Cristo. Ahora,
¿cuál es el propósito de un don? La edificación espiritual de la iglesia, el cuerpo de
los creyentes. Es para edificar el cuerpo de creyentes. No es algo que se puede
ejercitar de manera egoísta, sino que es para proveer ayuda espiritual a los demás
creyentes.

Hay algo que debe quedar en claro y es que el Espíritu Santo es soberano en este
tema de los dones que Él concede. Sin embargo, creemos que tenemos el derecho
a desear y a orar pidiendo los dones mejores.

Meditemos

 ¿Hago vida el don carismático que me ha sido dado por el Espíritu?


 ¿En mi grupo de catequistas que dones carismáticos ha dado el Espíritu?

Dinámica

SI JESÚS TE NECESITA
Si Jesús te necesita da las palmas.
Da las palmas. Otra vez.
Si Jesús te necesita da las palmas.
Ahí donde estás parado dale un abrazo a tu hermano que está a tu lado.

3.2.3. Lo que nos dice el Magisterio


Lumen gentium n. 12: El mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo
de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que
también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición,
distribuyendo a cada uno según quiere (1 Co 12,11) sus dones, con los que les hace
aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la
renovación y la mayor edificación de la Iglesia. Estos carismas, tanto los
extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos con
gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la
Iglesia. Los dones extraordinarios no deben pedirse temerariamente ni hay que
esperar de ellos con presunción los frutos del trabajo apostólico. Y, además, el juicio
de su autenticidad y de su ejercicio razonable pertenece a quienes tienen la
autoridad en la Iglesia, a los cuales compete ante todo no sofocar el Espíritu, sino
probarlo todo y retener lo que es bueno.

Comentario
La diversidad de gracias y dones comunitarios no deben romper la unidad de la
comunidad, porque todos necesitamos tener algo fundamental, sin la cual no se es
nada: el Espíritu del Señor Jesús para confesar nuestra fe; sin el Espíritu no somos
cristianos, aunque creamos tener gracias extraordinarias y hablemos lenguas que
nadie entiende.

Los dones espirituales, los carismas, no son algo solamente estético, pero bien es
verdad que si no se viven con la fuerza y el calor del Espíritu no llevarán a la
comunión. Y una comunidad sin unidad de comunión, es una comunidad sin el
Espíritu del Señor.

Tienen el mismo origen y el mismo propósito. Son dones de Dios, del Espíritu Santo,
de Cristo, dados para contribuir de diferentes maneras, a la edificación de la Iglesia.
Quien ha recibido el don de guiar en la Iglesia también tiene la tarea de vigilar sobre
el correcto funcionamiento de los otros carismas, para que todo contribuya al bien
de la Iglesia y su misión evangelizadora, sabiendo que es el Espíritu Santo quien
distribuye los dones carismáticos en cada uno como quiere.

3.2.4. Compromiso

 Con el grupo de catequistas elaborar una imagen que represente el Espíritu


Santo y colocar los dones carismáticos que ha dado a su grupo.

Oración Final

Señor, Dios nuestro y Padre celestial, habita con nosotros y deja resplandecer tu
presencia con nosotros, porque somos tus hijos. En medio de toda la planificación
humana somos tus hijos quienes te buscan sólo a ti, quienes buscan tu voluntad, tu
reino, y todo lo que le has prometido a la humanidad. Llena nuestros pensamientos
y sentimientos con tu poder para que nuestras vidas en la tierra pertenezcan a ti,
así con nuestra entera voluntad poner todo lo que tenemos para ser de tu dominio.
Porque nosotros queremos ser tus hijos, y tener una voluntad contigo; Dios
todopoderoso. Deseamos tu reino. Oh Señor y Dios nuestro, ésta es nuestra
voluntad y también tu voluntad. Por tanto, sucederá para la gloria de tu nombre.
Amén.

3.3. TALLER 3: LA GRACIA DE CRISTO EN FAVOR DE SU PUEBLO

Canto: Espíritu de Dios llena mi vida

Oración

Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente. Ilumíname,


fortifícame, guíame, consuélame. Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre
Dios revélame tus deseos. Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.
Dame a conocer lo que debo realizar. Dame a conocer lo que debo sufrir. Dame a
conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar, cargar y
soportar. Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los
deseos y al querer del eterno Padre Dios. Amen.

3.3.1. Identidad de dones carismáticos

Los dones carismáticos, se distribuyen libremente por el Espíritu Santo, para que la
gracia sacramental lleve sus frutos a la vida cristiana de diferentes maneras y en
todos sus niveles. Los dones carismáticos, mueven a los fieles a responder
libremente y de manera adecuada al mismo tiempo, al don de la salvación,
haciéndose a sí mismos un don de amor para otros y un auténtico testimonio del
Evangelio para todos los hombres.

Profundización
Los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente
una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al
bien de los hombres y a las necesidades del mundo”. Por tanto, los carismas son
gracias extraordinarias del Espíritu Santo que permiten actuar en aspectos o
circunstancias determinadas.
Dios los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de
Cristo, para el bien común, y para la renovación y construcción y utilidad de la
Iglesia. En cada carisma el Espíritu revela su presencia con un don que también es
un servicio.
Son gracias que pueden ser desde transitorias a más o menos constantes. El
Espíritu Santo los da y los quita según su beneplácito. Por eso se debe discernir
cada expresión de apariencia carismática si provienen de Dios, o no.
Teniendo en cuenta que no podemos elaborar un listado completo de carismas, si
se han realizado esquemas orientativos:
Los que se refieren a la instrucción de los fieles: el carisma de apóstol, de profeta,
de doctor, de evangelista y de exhortador, la palabra de sabiduría, la palabra de
ciencia, el discernimiento de espíritus, el don de lenguas, el don de interpretar las
lenguas.

Los que tiene que ver con el alivio de los fieles: el carisma de limosna, de la
hospitalidad, el don de asistencia, el de la fe, las gracias de curaciones, el poder de
milagros.

Los relacionados con el gobierno de la comunidad: el carisma de pastor, el de aquel


que preside, los dones de ministerio, los dones de gobierno.

Hay muchos más carismas, como son por ejemplo, el carisma de la vida religiosa,
el carisma de la infalibilidad del Sumo Pontífice.

En cualquier caso, la Iglesia, prudentemente establece que “Por esta razón parece
siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la
referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia

3.3.2. Acercamiento bíblico

Canto a la Palabra
Tu palabra me da vida

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (12,7-12)

Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero


un mismo Señor; diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en
todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común.
Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia*
según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carisma de
curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro,
discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de
interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu,
distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad.

Palabra de Dios

Reflexión

Los dones espirituales fueron extraordinarios poderes otorgados en los primeros


siglos, para convencer a los incrédulos, y para difundir el evangelio. Fueron dados
gratuitamente por Dios. Pero, dónde se da la gracia, que es para la salvación. Los
regalos son para el beneficio y la salvación de los demás; y puede haber grandes
regalos donde no hay gracia. Los dones extraordinarios del Espíritu Santo se
ejercieron principalmente en las asambleas públicas, donde los Corintios parece
que han hecho demostraciones de ellos, queriendo en el espíritu de la piedad y del
amor cristiano. Mientras los paganos, que no habían sido influenciados por el
Espíritu de Cristo. Ningún hombre puede llamar a Cristo Señor, con la creencia de
dependencia de él, a menos que la fe ha sido hecha por el Espíritu Santo. Nadie
podía creer con el corazón, o probar con un milagro, que Jesús era el Cristo, a
menos que por el Espíritu Santo.

Hay una variedad de regalos y varios momentos para llevar a cabo, pero todos
proceden de un solo Dios, un solo Señor, un solo Espíritu; es decir, del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, el origen de todas las bendiciones espirituales. Nadie los
tiene sólo para sí mismo. Cuanto más se beneficia a otros, más se volverán a su
propia cuenta. Los dones mencionados parecen significar la comprensión exacta, y
profiriendo las doctrinas de la religión cristiana; el conocimiento de los misterios, y
la habilidad para dar asesoramiento y consejo. También el don de curar a los
enfermos, el hacer milagros, y para explicar la Escritura por un don peculiar del
Espíritu, y la capacidad de hablar e interpretar lenguas. Si tenemos algún
conocimiento de la verdad, o de cualquier poder para darla a conocer, debemos
darlo por el anuncio del Reino de Dios.

Meditemos

 ¿Qué dones carismáticos identifico en mi vida?


 ¿pongo mis dones carismáticos al servicio de mis hermanos?

Dinámica

Tus Carismas
Se reparten a los catequizandos llamitas con los nombres, procurando que a nadie
le toque el suyo. Cada uno debe escribir un carisma que ha descubierto en el
compañero. Después se les pide que roten la llamita dos o tres puestos a su
derecha, el que la recibe observa y escribe lo que considere conveniente. Así se
procede una o dos veces más. Luego se recoge todo y se le entrega a cada uno su
llamita.

3.3.3. Que nos dice el Magisterio

El mismo Espíritu Santo no solamente santifica y dirige al Pueblo de Dios por los
Sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que "distribuye
sus dones a cada uno según quiere" (1Cor., 12,11), reparte entre los fieles de
cualquier condición incluso gracias especiales, con que los dispone y prepara para
realizar variedad de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más
amplia edificación de la Iglesia según aquellas palabras: "A cada uno se le otorga
la manifestación del Espíritu para común utilidad" (1Cor., 12,7). Estos carismas,
tanto los extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que
son muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con
agradecimiento y consuelo. (LG 12)
Comentario

Lumen Gentium pone de relieve la doble acción del Espíritu Santo en la Iglesia:
Santidad y Misión. Que son los dos remos que hacen que la barca de cada uno y la
de la Iglesia pueden navegar mar adentro: Santifica: esta es la forma primaria e
indispensable por la que el Hombre se convierte en objeto del amor salvífico y
santificador del corazón humano. Esta acción primordial la ejecuta a través de los
Sacramentos los cuales actualizan la gracia que significan y enriquecen a la persona
con virtudes y los frutos del Espíritu Santo Reparte carismas y dones entre todos
los fieles para enriquecerlos con prerrogativas especiales que llamamos carismas,
ordenados a la edificación del cuerpo. Para que con estas gracias especiales con
las que dispone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios provechosos
para la renovación y más amplia y provechosa edificación de la Iglesia, según
aquellas palabras: "A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común
utilidad". Para enriquecer y para edificar el cuerpo. Podemos ver como este texto
habla sobre los carismas como expresión del carácter profético del pueblo de Dios.

3.3.4 Compromiso

Durante esta semana todas las mañanas voy a recordar cuales son mis carismas
que el Espíritu Santo me ha dado y voy a poner en practica uno de cada día, en mi
familia, sector o parroquia con el fin de lograr que mis carismas estén al servicio de
la Evangelización.

Oración final

Gracias te doy mi Dios porque eres bueno, tu misericordia es para siempre. Te pido
que tu paz gobierne en nuestros corazones, que seamos agradecidos porque nos
muestras tus bondades. Enséñanos a vivir hablando sabiamente, con una acción
de gracias en nuestros labios, en lugar de quejarnos por lo que no tenemos o por
las cosas que no nos salen bien. Gracias Señor por la vida que nos das, por todas
tus bendiciones que a diario vemos, gracias por ser nuestro protector, por cuidarnos
de noche y de día. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

4. TESTIMONIAR LOS DONES CARISMÁTICOS

Todos recibimos carismas para la utilidad de toda la Iglesia, Todos tenemos el


derecho y el deber de ejercitar los carismas para el bien de la Humanidad y la
edificación de la Iglesia. Este ejercicio de los carismas debe hacerse en unión con
los hermanos en Cristo. Los beneficiarios de los carismas son todo. Todos los fieles,
cualquiera sea el puesto que ocupen en la Iglesia. Una persona que no desee
poseer ningún carisma será un miembro inútil en la Iglesia.

Como catequistas estamos llamados a dar testimonio de los carismas que nos ha
dado el Espíritu Santo, para hacerlos vida es necesario tener en cuenta los
siguientes elementos:
4.1. Carisma es gratuidad.

Como vemos, para S. Pablo hablar de Carisma es hablar de gratuidad, es hablar de


la manifestación de la gracia de Dios. Dice Jesús a Nicodemo, Juan 3, 8: “El Espíritu
sopla donde quiere y oyes su ruido pero no sabes de donde viene ni a donde va”.

La gratuidad está presente en toda manifestación del Espíritu, aunque de formas


diferentes. Hay manifestaciones de la gracia que, por sus propias características se
presentan de forma imprevisible, aunque a veces se presenten con mayor
frecuencia en alguna persona determinada. Hay manifestaciones de la gracia que
pueden presentarse a través de la oración de la comunidad. Hay que decir de las
oraciones que éstas se presentan a veces orando una persona, otras veces orando
muchos y a veces sin que nadie haya orado de una forma especial.

Se manifiesta la gracia de Dios en la curación sin que lo haga a través de persona


alguna, es así como la gracia de Dios se ha manifestado en medio de nosotros
cuando una persona ha sido curada, pero no podemos afirmar que una persona
tiene el don (el poder) de curación, no es la persona, es Dios el que se manifiesta.

4.2. Carisma es acción.

Hablar de carisma es hablar de manifestación. Como dice San Pablo, el Carisma es


Acción. No podemos, por lo tanto, imaginar una vida carismática como una postura
quietista. Hablar de carismas es hablar de Pentecostés, es hablar del rompimiento
de las puertas cerradas y de la apertura a la alabanza, la construcción de la
comunidad cristiana y la evangelización. El Pentecostés es el principio de los
hechos de los Apóstoles de sus acciones que realizaron en la Evangelización en los
comienzos de la Iglesia primitiva

4.3. Carisma es servicio.

La gracia de Dios se manifiesta para la construcción de la comunidad cristiana. El


Señor en su infinita misericordia se manifiesta de muchos modos y en muchas
circunstancias. Dios puede manifestarse teniendo misericordia de un enfermo,
tocando el corazón de una persona y convirtiéndolo, consolando a un angustiado.

Santo Tomás afirma que: “Los milagros pueden ser obrados por quienquiera que
predique la verdadera fe e invoque el nombre de Jesucristo”.

El valor del carisma no debe medirse por su carácter extraordinario y sensacional,


sino por el grado de servicio que preste a la comunidad bajo el móvil de la caridad.
La regla de oro para medir los carismas es el servicio que se presta con ellos y el
grado de amor que se tiene al ejercerlos.

En la comunidad cristiana nos necesitamos unos a otros, y todo don recibido se


aplica plenamente cuando se comparte con los hermanos para el bien de todos.
Podemos concluir

1. Carisma significa manifestación de la Gracia de Dios. Es decir, es el don de


trabajar al servicio de los demás, y por la fuerza del Espíritu Santo.
2. La dimensión carismática consiste en verlo todo como un don gratuito movido
por el Espíritu. Salir de uno mismo y ponerse a trabajar. Vivir al servicio de
los demás como Jesús y todo para la construcción de la comunidad cristiana.
3. Reducir los carismas a los fenómenos espectaculares es una actitud pagana
que quita la verdadera manifestación del Espíritu Santo.

5. Bibliografía

You might also like