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CIRROSIS HEPÁTICA

El hígado, uno de los órganos más grandes del cuerpo, está situado en la
parte derecha del abdomen, debajo de las costillas.
Realiza innumerables funciones tan importantes como esenciales para la
vida, entre las que podemos mencionar:
 Eliminar las bacterias y virus, contribuyendo al control de las
infecciones, así como de la presencia de partículas extrañas en el
organismo.
 Depurar las sustancias tóxicas que circulan por nuestra sangre.
 Almacenar y liberar la glucosa, regulando el metabolismo
energético del cuerpo.
 Fabricación de proteínas que actúan fuera del hígado, como, por
ejemplo, en la coagulación.
 Procesar los nutrientes, hormonas, medicinas y otros productos
metabólicos.
 Producir la bilis, esencial para la digestión, fundamentalmente de
las grasas.
Qué es
La cirrosis es la inflamación intersticial del hígado. Se trata
de una enfermedad crónica e irreversible que provoca fibrosis y nódulos
entre las células del hígado, lo que provoca cambios en la estructura del
hígado y en sus funciones, ya que la circulación de la sangre está
bloqueada. Si la cirrosis es muy avanzada, puede llegar a provocar
insuficiencia hepática o cáncer de hígado.
¿QUÉ CAUSA LA CIRROSIS?
La cirrosis tiene varias causas, pero las más comunes son:
 El alcoholismo: consumir alcohol en exceso durante un tiempo
prolongado -entre 5 y diez años- puede llegar a provocar cirrosis,
aunque no todas las personas alcohólicas la desarrollan y las
cantidades de consumo de riesgo varían en hombres y en mujeres.
El principal problema de este tipo de cirrosis es que, una vez
instaurada es irreversible, aunque se abandone el consumo de
alcohol.
 La hepatitis C crónica: se trata de una infección del hígado que
se transmite principalmente por el contacto con la sangre de una
persona infectada También pueden provocar la cirrosis la hepatitis
B crónica y la hepatitis D.
 Otras enfermedades: como la hepatitis autoinmune (por exceso de
absorción y almacenamiento de hierro en el organismo);
enfermedades biliares; obstrucción del flujo venoso; consumo de
drogas; y enfermedades degenerativas.
SÍNTOMAS
En los primeros estados de la patología muchos de los pacientes no
presentan síntomas. Según avanza la enfermedad, pueden empezar a
detectarse los siguientes:
 Debilidad y fatiga.
 Pérdida de apetito y de peso.
 Náuseas y vómitos.
 Dolor e hinchazón abdominal.
 Los vasos sanguíneos adquieren forma de araña en la
superficie de la piel.
 Cálculos biliares.
 Mayor sensibilidad a los medicamentos.
 Encefalopatía hepática.

TRATAMIENTOS

No existe un tratamiento que sea capaz de eliminar por completo


la cirrosis, pero se suelen llevar a cabo intervenciones para aliviar
los diversos síntomas:

Cambios en el estilo de vida: evitar el alcohol en casos de


alcoholismo o tratar de perder peso puede ayudar a que los
síntomas no se agraven. También se recomienda una dieta
nutritiva baja en sodio.

Medicamentos: pueden retrasar el avance de algunos tipos de


cirrosis o ayudar a aliviar síntomas como el dolor o el cansancio.

Disminuir la presión sanguínea: esto se consigue mediante


endoprótesis vasculares (unas pequeñas prótesis cilíndricas que se
colocan en las paredes arteriales), y puede ayudar a aliviar
problemas de retención de líquidos o sangrado venoso en el
estómago y el esófago.

Mejorar el flujo de bilis: mediante un endoscopio se estiran las


vías biliares para extraer los cálculos biliares que obstruyan el paso
de la bilis.

Trasplante de hígado: en los estados más avanzados de la


enfermedad se puede plantear la sustitución del hígado.

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