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Casa Grande 3

EDITORIAL

POÉTICA DE LA CALLE

Este año dos mil quince, que recién finaliza, fue cruel
con nuestros poetas y artistas más cercanos a nuestro afecto.
Nunca más esta ciudad será la misma sin la presencia de dos de
nuestros más grandes majaderos. Ahora la 19 de Abril, con su
Maestranza, Ateneo, Casa de la Cultura, placita Daniel Herrera,
librería del Sur, restaurantes, cafés, tabernas, licorerías y demás
sitios de encuentro, nos atrevemos a decir que durante mucho
tiempo no volverá a ser lo que fue: refugio de los que flaneamos
la ciudad calle arriba calle abajo con un cuaderno de poemas
bajo el brazo, tomando nota de todo lo que sucede en la vida
para poetizarlo; de los que preservamos la memoria de la ciudad
a través de la crónica, la fotografía, el dibujo la pintura, la
escultura, la poesía y demás manifestaciones del espíritu; de los
que sobrevivimos en la resistencia en busca de algo que no se
consigue en la sociedad de consumo, de algo distinto a lo vulgar
y superficial que oferta el mercado capitalista que todo lo
convierte en mercancía. Me refiero a la búsqueda del paisaje
metafísico de la ciudad, al que Wilson y Marcelo pertenecían.

Uno solía conseguirlos en una de las cuatro esquinas que


circundan el complejo cultural. Wilson se había convertido, por
avatares del destino, en un connotado librero. De manera
informal exhibía su pequeña biblioteca de Alejandría sobre la
grama, a un costado del espacio cercano a la biblioteca virtual.
Allí por cuestiones del azar o de la causalidad, coincidíamos sus
amigos, y sin mucho esfuerzo el encuentro fortuito se
transformaba en una larga tertulia artístico literaria que casi
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siempre finalizaba en la licorería diagonal al sitio donde


compartíamos una suerte de lírica de la resistencia, de bohemía
bien entendida, de lúcida locura y sueños dirigidos convertidos
en poemas, tal como aspiraba Borges.

Evoco con un dejo de nostalgia la vez que le solicité a


Wilson algunos textos para publicarlos en Casa Grande.
Entonces hurgó en uno de sus bolsillos y extrajo como por arte
de magia un papel de envolver, arrugado, ajado, donde con letra
casi ilegible, lleno de tachaduras y huellas de quemaduras de
cigarrillos, dejaba plasmada, de alguna manera, su ars poética.
Esto sin afán de trascendencia, sin asomo de ego. Dicho poema
lo sacamos a la luz en el último número de la revista dedicado a
la calle y la poesía, es decir, a la poética de la calle. En esos
versos casi ininteligibles, Wilson desvariaba acerca de su
condición de poeta en el mundo, con un lenguaje enrevesado,
característico de su estilo que entre líneas nos inducía a
descifrarlo. Así, cual albatros baudelariano, intentaba
inútilmente levantar vuelo hacia otra realidad menos hostil.

Del otro lado de la esquina o para ser más precisos,


contra la pared de la Casa de la Cultura, nuestro amigo Marcelo
Martínez logró armar una suerte de galería al aire libre, con
imágenes espectrales de pequeño formato que nos remitían a las
pinturas negras de Goya, donde exhibía sus fantasmas y
demonios personales, ante la mirada indiferente de los
transeúntes y burócratas de la cultura que hacen vida en el
Complejo Cultural. Muchas veces detuvimos nuestra travesía
allí para admirar sus creaciones y especular sobre los autores
que habrían influido en su obra. Cabe señalar que en reiteradas
ocasiones adquirimos sus trabajos, otras veces el artista,
haciendo gala de su capacidad de desprendimiento, nos los
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obsequió, hasta que finalmente los fuimos publicando en


nuestras páginas. Algunas de estas obras nos acercan al gran
pintor del barroco italiano, Caravaggio, creador del Tenebrismo,
y cuya vida de artista maldito, execrado y marginado por la
sociedad nos permite establecer cierto paralelismo con los dos
personajes que ocupan nuestra atención.

Recuerdo que la última vez que pude compartir con


Wilson y Marcelo fue en el MACMA, pero no dentro del museo
sino a un costado, en el espacio Daniel Herrera, lugar rescatado
por los hijos del escultor y Hermann Dale, y que en los últimos
años fungió como museo al margen o anti museo. Allí, al
despuntar la tarde de un día, a mediados del 2012, los dos
amigos posaron ante mi camarita Kodak, junto a las imágenes
de Daniel estampadas en la pared, haciendo las veces de
escenario improvisado. Nunca imaginé que algunas de estas
fotografías que ahora engalanan este número tan especial,
quedarían como referente para la posteridad. Y, como diría
Verlaine, todo lo demás es literatura.

Mohamed Abi Hassan


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TEXTOS DE RAFAEL ORTEGA

Rafael Ortega (Maracay, 1969). Escritor y comunicador


social. Ha sido jurado en varios concursos literarios del estado
Aragua. Textos suyos han sido publicados en distintos medios
impresos y digitales desde el año 1992. El Fondo Editorial de la
Secretaría de Cultura del estado Aragua presentó en el año 2002
su primer libro de relatos, titulado La última sutileza del diablo
y en 2011 fue editada su obra Brindemos por la derrota por la
Fundación El Perro y la Rana. En el año 2014, el Museo de Arte
Contemporáneo Mario Abreu gestionó su primer trabajo de
investigación en materia de arte, el cual lleva por
nombre Edmundo Alvarado: imágenes y colores del realismo
social. Durante los años 2012 y 2013 se hizo acreedor del
Premio Regional de Periodismo Diego Hurtado, mención
Cultura. Desde el año 2009 escribe semanalmente en su blog
una columna cultural titulada Zona de Tolerancia. Actualmente
preside el Fondo Editorial Alternativo del estado Aragua.

Poética de mi ciudad

-
Desde que las ciudades se transformaron en fuentes de
inspiración para los poetas y narradores venezolanos, entre
quienes destaca el maestro Salvador Garmendia, han sido
muchos los autores locales que han desarrollado con mucho tino
el género de la literatura urbana.
Tomando en consideración que no se escribe para
mayorías ni minorías, sino para la vida, pues el destino de una
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obra es tan impredecible como el de un hombre, el escritor crea


su propio código desde la libertad, a partir de sus convicciones y
dudas, de sus esperanzas y temores.
En cuanto a la función de la literatura, creemos que la
misma debe actuar como un revulsivo y, a veces, como un reto;
es decir, la poesía debe inquietar, revolver, conmover y -como
decía el maestro Eliseo Diego- dar vuelta a las cosas por el lado
oscuro.
A propósito de la literatura urbana en el estado Aragua,
destacan por su versatilidad e ingenio muchos autores que se
han volcado de manera voluntaria en la palabra a la presunción
de ser libres y contribuir a la libertad cuando escriben.
De esta manera, los edificios, los centros comerciales,
los estadios deportivos, los hospitales, los cyber cafés, las
plazas, los mercados, las paradas de autobuses, los bares y otros
espacios que caracterizan las ciudades se convierten en parte de
la trama de algún poema o relato.
Esto demuestra que la ciudad, en sí misma, es un gran
tema que nos aporta no sólo escenarios, sino personajes, cientos
de historias, puntos suspensivos y puntos finales, debido a que
en ella se reflejan miles de frases, propias y ajenas, de
autoayuda y autodestrucción.
En este sentido, nos resulta conmovedora la forma como
la poeta Zoraida García, desparecida físicamente en el año 1987,
desnuda su estado de ánimo en una desgarradora prosa que
escribió durante una de sus tantas experiencias dentro del
calabozo de alguna estación policial.

Aquí en medio de llagas y lenguas desconsoladoras que


inventan suicidios, parto hacia la esperanza. Tú que levantaste el
dedo contra el hombre para convertirlo en ánima, vuelvo a
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insistir… No hay culpable más que el pecado. ¿Cuál es el mío?


Ninguno, porque cargo con todos. (p.5)
En tanto que el también fallecido poeta villacurano Aly
Pérez nos devela el lado cosmopolita de la capital del estado
Aragua sin ánimos de restarle importancia a las cosas más
sencillas que a simple vista podrían pasar desapercibidas ante
los ojos de cualquier transeúnte distraído o poco observador.

Camino por el boulevard / de la Pérez Almarza / bajo el calor de


agosto / Busco tu rostro/ en la multitud / (…) Maracay a las
12:30 es el desorden o el fracaso

Otra de las voces más representativas de la literatura


urbana contemporánea en nuestra región es sin duda alguna el
poeta Erasmo Fernández, quien se vale de su oficio de
trotacalles para atrapar las imágenes de las circunstancias y
condiciones propias de la ciudad con la finalidad de
transformarlas en palabras.

Cuando llueve, esta ciudad no espera por nadie, / la


gente saca sus paraguas, / se guarece en los recodos, / de los
almacenes quejándose / del mal tiempo (p.6)

Con la intención de colocar un grano de arena en la


construcción del imaginario de Maracay, Alberto Hernández nos
dice en tono de complicidad: El poema de la ciudad anda
desnudo por las calles, entra en los bares, se toma las bebidas
ajenas, y ofrece disculpas con gracia (que no lo parezca), pero
tampoco dádiva o súplica, limosna o menosprecio.
Asimismo, el escritor Manuel Cabesa, incansable
trabajador cultural que se vino desde Caracas para sentar sus
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raíces literarias en el estado Aragua, hace gala de su average en


materia de lecturas al transmitirnos su visión acerca de la
relación existente entre la poesía y la ciudad, a través de los
sentidos.

La ciudad / va generando un texto / cuya lectura / entre caótica


& nostálgica / nos afronta / convirtiéndose en afrenta / que
enfrenta / nuestra realidad

De más estaría decir que el prolífico escritor conocido


como Guillermo Cadrazco también se ha sentido motivado por
escribir algo sobre la realidad que le ha tocado vivir,
convirtiéndose por antonomasia en el “poeta del mercado”.

Soy el mismo / el que camina indefinidamente / buscando


mundos en miradas / el que habla con poetas/ entre árboles del
día y de la noche (p.45)

Igualmente, la escritora Yadira Pérez ha descrito en gran


parte de su obra las aventuras y desventuras de sus personajes en
medio de una ciudad que algunas veces se muestra hostil y otras
veces acogedora.

Aquella tarde, Helena subió al autobús con la angustia dibujada


en el rostro / Presentía que no llegaría con tiempo a su cita
(p.93)

En cuanto a los narradores de dilatada trayectoria en


nuestra región que por un momento le han dado reposo a su
ímpetu por llenar de párrafos las cuartillas se encuentra
Alejandro Ramírez, quien de manera sigilosa y exquisita -muy
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propia de su personalidad- hurga entre los recovecos de las


calles para atrapar la esencia de la ciudad.

En Alejandría la noche tiene los pies fríos / y los enlutados se


arremolinan en las tabernas / Cavafy se sueña en el ágape / en el
centro de ese delicioso tiroteo que es la vida (p.85)

Por su parte, el narrador Leonardo Maicán también


ha hecho lo oportuno por aportar algo a la ciudad que le vio
nacer y crecer -como hombre y como artista- con el objetivo de
dejar su huella plasmada en la historia local y nacional, a través
de su incomparable estilo para describir las cosas.

Aún conservo la primera sonrisa que me regalaste un noviembre


de sol / Cuando exploto de ira y trato de asesinar las palabras /
saco tu intacta sonrisa del recuerdo y la ato a mis labios / ¡Y la
vida se me vuelve tú! / (Ojos) En la Encrucijada de Palo Negro
(p.44)

La literatura urbana ha sido, además, un instrumento útil


a la hora de expiar culpas o de saldar deudas con los lugares
donde están arraigadas nuestras raíces, tal como lo evidencia el
escritor Mario Amengual en un poema titulado En el barrio.

La calle se volvió templo y el pensamiento oración. / El barrio


se hizo excelso / sin azar / ni pobreza / ni necesidad / ni deseo. /
Sólo el pulso del corazón del mundo (p.11)

En la actualidad han aparecido nuevas voces que de


manera vertiginosa han ocupado espacios importantes dentro del
ámbito literario regional, nacional e incluso internacional, como
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es el caso de Astrid Salazar, Skarlet Boguier y Ricardo Jesús


Mejías Hernández.
Con un lenguaje crudo y sin ambages, Salazar nos
muestra la realidad que se vive en las calles: Alcohol / pega /
acetona / son los únicos ingredientes / necesitan olvidar el
hambre y la sed / necesitan olvidar su asquerosa vivencia / en un
planeta que nunca recuerda sus nombres (p.11)
En uno de sus poemas, Boguier nos descifra la tácita
relación que se gesta entre los pasajeros de un transporte
colectivo al momento de subir el primer peldaño del estribo:
Somos cómplices / embarcados / en la misma aventura / hasta la
parada (p.23)
Mientras que Mejías se debate entre la pureza de la
naturaleza, la experiencia mística y la vorágine de la ciudad que
conviven en cada uno de sus textos: Soy poeta bajo las ruinas /
encuentro palabras y les doy vida / con mi aliento (p.24)
Finalmente, esta breve muestra de la producción literaria
donde está presente el tema de la urbe nos da pie para asegurar -
sin temor a equivocarnos- que las expresiones artísticas de
nuestra región se han ido potenciando de manera espontánea con
el pasar del tiempo, debido a que -a través de la poesía- existen
necesidades de liberación que siempre se mantendrán vivas.
Sólo se reinventan nada más.

REFERENCIAS:

1.- AMENGUAL, Mario. El tiempo de las apariencias (2000).


Fondo Editorial La Mano Junto al Muro.
2.- BOGUIER, Skarlet. Equinoccio de primavera (2013).
Fundación Editorial El Perro y la Rana.
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3.- CABESA, Manuel. El gesto o la palabra (2002). Inédito


4.- CADRAZCO, Guillermo. Rincón grande. Poemas de canto
libre (2003). Fondo Editorial de la Universidad Bicentenaria de
Aragua.
5.- FERNÁNDEZ, Erasmo. Oficios de la lluvia (2005). Fondo
Editorial Arturo Cardozo de la Gobernación del estado Trujillo.
6.- GARCÍA, Zoraida. Sólo los enemigos (1995). Fondo
Editorial de la Secretaría de Cultura del estado Aragua.
7.- HERNÁNDEZ, Alberto. El poema de la ciudad (2003).
Editorial Umbra.
8.- MAICÁN, Leonardo. Antología Los Moradores (2012).
Fundación Editorial El Perro y la Rana.
9.- MEJÍAS, Ricardo Jesús. Poemas del oficio y otros vuelos
(2012). SUR Editores.
10.- PÉREZ, Aly. Pasión según la casa (1991). Fondo Editorial
de la Secretaría de Cultura del estado Aragua.
11.- PÉREZ, Yadira. Muestra de Minificción aragüeña (2001).
Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura del estado Aragua.
12.- RAMÍREZ, Alejandro. Revista Casa Grande Nº 13/14
(2009). Fondo Editorial Diego Ibarra.
13.- SALAZAR, Astrid. El octavo pecado (2006). Fundación
Editorial El Perro y la Rana.
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POEMAS

Luis Eduardo Joaquín Jaime Rojas


Luis Eduardo Joaquín Jaime Rojas (Maracay, 1993).
Estudiante de Medicina. Bibliófilo. Su desmesurada pasión por
la lectura lo ha llevado a incursionar en el ámbito de la poesía.
Su obra literaria permanece inédita.

El viaje de la mariposa

Mariposa somnolienta/

hay una inquieta prevalencia/

en tus alas tristes/

volaste tanto que/

encontraste preocupaciones/

ni hablas, recorriste naciones,

conociste con quien volar/

tu corta vida/

y la inconformidad/

se ha vuelto tu sueño/
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¿quién puede comprar

tus anhelos?

tierna mariposa/

preocupada por el hambre/

de criaturas desdichadas/

cuyos sueños son menos

que el pan y agua sucia/

el dolor matutino de/

millones de enfermedades/

¿puede la mariposa enamorarse,

volar y ser feliz su corta vida?/

triste y egoísta felicidad/

ya la mariposa entiende/

lo corta que es su vida/

y como la muerte/

alcanza la solución/

de tantos corazones/

tal como el parecido/

de un sueño a un testamento.
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EL CUERPO FEMENINO EN CUATRO TEXTOS

Pablo Gómez
Pablo Gómez (Maracay, 1954). Artista plástico. Ha
participado en exposiciones en España, Rusia y Portugal. Su obra
literaria permanece inédita.

1
Noche de luna llena
Su cuerpo ardiente, desnudo sobre la cama
Me invita a sumergirme en su mundo.
Caricias vienen y van mientras la luz de la Luna me permite
mirar su cuerpo.
La noche se hace larga, su piel húmeda me lleva por los caminos
del amor.
Hoy recuerdo el divino y dulce misterio de su cuerpo, encanto
de ruiseñores.

2
Hoy me desperté
con su olor adherido a mi cuerpo.
Agradecido de compartir sus sentimientos y placeres íntimos.
Disfrute su panal de vida al máximo.
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3
La dulzura de su cuerpo me lleva al infinito.
Su olor y belleza me arrastra al ejercicio de hacer el amor con
fuerza.
Vivo estremeciéndome sobre su cuerpo, fiel al sexo y los
placeres.

4
Rico fue reencontrarse con tu cuerpo y sentir de nuevo tu calor.
Olfatear tu cuerpo, sentir de nuevo tu perfume regado por tu
piel.
He vuelto a vivir momentos inolvidables acariciando tus partes
íntimas y húmedas.
Qué bueno, que rico, que hermoso volver a tenerte cerca y
disfrutar de tu piel canela, tu olor único inconfundible.

Eres una diosa del amor


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AL BORDE DEL ESTALLIDO

Víctor Parra Rivero


Víctor Ramón Parra Rivero (Villa de Cura, estado
Aragua, 1967). Realizó talleres de poesía con Aly Pérez, Igor
Barreto, William Osuna, Ana Coromoto Salas, y de Narrativa
con Kristel Guirado. Ha publicado sus trabajos en periódicos y
revistas de su localidad y en el ámbito regional. Sus Cuentos
aparecen en la Antología de Narradores de Aragua y de Mini
Ficciones de Aragua editado por Beatriz Mester. Cuenta con dos
libros de poesía. Al Borde del Estallido fue seleccionado en el
concurso de Historias de Barrio Adentro y publicado por la
plataforma del libro en Aragua (2009). Es cantautor, cronista,
ensayista y locutor de Radio. Egresado de la UPEl El Mácaro
como Profesor de Educación Rural.

(Del libro Al borde del estallido)

CORONAS

Coronas

con un

grito

Refrendas
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así este instante

entre dos

Sin testigos

ni cercos

de alambres

Nos volvemos

una sola

melodía

Plegada

Al unísono.
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(Del libro Urbanos andares)

Ciudad Desnuda

Repaso

con la mirada

las calles

Desfilan

ante mí

vendedores informales

que bostezan

hastíos

cansadas rutinas

La ciudad desnuda

muestra

su opaco rostro

Sobre la Calzada
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un faculto

cautiva transeúntes

“Pruebe este remedio

deje atrás problemas intestinales”

en los bares del atardecer

La vida discurre entre cervezas

Meretrices de costumbres

comercian coitos apostadas en la barra

Me hacen recordar

al poeta Carl Sandburg

que retrata

sus caras demacradas

ofreciendo sus servicios

paradas en los postes de las calles de Chicago

Afuera hay colas para adquirir aceite

Aligero el paso
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quien quita me sonría

esta tristeza marina de Urbanos Andares

recorro a diario mi ciudad

acaricio su entrepierna

con el paso de los días

esta Villa de San Luis de Cura

va incrustada en mi costado de poca orilla

a las tres de la tarde

la villa suele gritarme sus blasfemias

me escupe a diario el caos de su canícula

y salpica

mi diaria rutina
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POETAS DE NUEVA ESPARTA

CASAS DE POETAS

José Pérez
José Pérez. Margarita, Venezuela. 1966. Destacado escritor y
columnista de prensa. Licenciado en Letras por la Universidad de Los Andes,
y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo (España).
Desde 1991 se desempeña como profesor de la Universidad de Oriente, en el
área de Lingüística. Pertenece a la Red Nacional de Escritores. Ha
participado en la Filven y en los festivales de poesía convocados por el
gobierno revolucionario. Ha publicado: Jardín del tiempo (cuentos, 1991),
Callejón con salida (cuentos, 1994) y Páginas de abordo (poesía, 2008).
Reconocimientos: II Bienal Literaria de Guayana “Lucila Palacios”,
mención cuento, II Bienal Literaria Antonio Arráiz (1998) y en el concurso
Cada Día un Libro del Ministerio de la Cultura por el poemario Como ojo de
pez (2006).
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LA CASA DE GUSTAVO

Para Gustavo Pereira

Este corredor es lomo de libro y viento


para el ojo feliz
en la humildad. La esquina
era otra.
Detrás de los horcones
—como al centro de una taza—
estaba el rancho y sus hedores.
Era depositario de los desvaríos del día
y de la noche
de la antigua Lecherías.
Aquí defecaban los piratas más urgidos
los fugitivos amantes escapados a las estrellas
y alguna ocasional bengala de dama enloquecida.
Sus primitivos dueños pusieron el cartel
clavado al árbol
con la sentenciosa esperanza del se vende.
El mar traía rumores y guijarros
hasta el borde de la cerca.
No habían amanecido otras moradas
y los planetas seguían siendo lejanos.
Eran invisibles los futuros edificios.
De menudo había una gran paz
y pájaros y brisa.
A poco los paisanos se acercaban
bondadosos con vituallas y pescado
los hijos tan pequeños
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la esposa tan amada,


tan Mauren.
La vida tan dura.
Llama de eterno amor en la alcoba.

Benito
—mi padre—
sembró aquel limonero.
Ofelia
—maternal—
bendijo las sombras
con cándida oración.

Y la casa de Gustavo hizo nido de libros


de noticias
y de tristes.
Aquí durmieron los viejos camaradas.
Aquí pernoctaron los poetas
errantes en sus sueños y otros viajes.
La policía rondaba el callejón.

Aquí comió en la humilde mesa el Maestro Prieto


y los artistas convirtieron en museo estos rincones.
Estaba escrito en las sagradas escrituras de las olas
que Gustavo Alejandro y Santiago David
serían emperadores y reyes del consentimiento
avenidos del lejano país de los nietos.
Estaba escrito que el azabache de mi perro Sombra
sería alguna vez nada más.
También los aguacates y las verdes mandarinas
serían nidos de arrendajos.
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De mi isla natal vino el peñero azul


de un artesano genial
y estas maderas finas
talladas y entorchadas
las hizo Pedro Barreto.
Ese vitral espléndido es de la mano de Gladys.
Quiso el mármol y la piedra de Guarame
ser el pez
erosionado en la talladura indomable de Valentín Malaver.
Como esos
son tantos los recuerdos.
Esta casa —si era un rancho abandonado—
es ya una simple estrella de mar.
Aquí espero cada tarde una cerveza
o un amigo fugitivo en la poesía
aferrado a un clásico haikú de Basho.
Si el timbre suena es que alguien se detuvo
frente al muro forrado con hiedra.
Si alguien me visita recorremos el pasillo
de este corredor infinito
y nos vamos por aquí hasta la biblioteca.

La dirección de mi casa es muy sencilla:


camino de las olas y el viento
a media cuadra de la luna
justo frente al sol
y un pasito más allá de los sueños.
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LA CASA DE PALOMARES

Para Ramón Palomares

El gran poeta Ramón hizo un páramo a su merced


Le pintó rosas azules para estrenar los cielos
Le puso una cascada que no para de llover

Metió libros y aloe al fondo de la vivienda


adornada de tulipanes y unas moras enormes

Todo lo hizo a mano


los árboles
el río
la diminuta colina

Pasó las noches enteras tomándose el café


el vino de la bodega y los versos más sublimes
Ah Virgilio Ah Garcilaso
Ah Píndaro Ah Homero

Invitó pájaros mansos a desayunar en su mano


y una risa feliz bajó hacia todos los campos
—Buenos días paisano, le dijeron tan sonrientes
y al regresar por la tarde sus sacos estaban llenos

Una pequeña sala prestó su madera cruda


para verle descansar

Trajo una dama feliz para cantarle arrullos


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para plantar trinitarias


y otras matas tan bonitas
y díjole mi luna, mi llama viva
—Mi María Eugenia.

Hizo un reino en su mirada y en las dalias del jardín


luego montó un viejo auto y se alejó en el camino
que llega hasta lo remoto

Se le miró como a un pájaro metido entre las nubes


en medio de La Culata
donde el Hotel Valle Grande

Por allá miraba hacia Escuque


ah noble su reina Icaque
y dejó las cuitas de Humboldt en tan alegre provincia

Un tigre, una mapanare y unos granos de maíz


se adueñaron de la tierra hacia los valles tendidos

Todo creció en el rocío y hasta los hijos crecieron


—Tú Gonzalo Tú Leticia
y antes tú mi María Polimnia
y después tú Laurencio José
Sos la huella bendita de todos mis paraísos

Buscó barcos desde las cúspides con el ojo del gavilán


a lo lejos los mayas prendieron velas de cera
Buscó ostras en la mar para adornar los altares
y pudo calmar pesares ocultos en la maleza
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Todo fue luz y esplendor cuando la casa dormía


si alguna luz se apagó fue cuando se quedó sola
Un cocuyo florecía a ratos entre la penumbra
porque ninguna estrella deja de estar ausente
Cuando cerró las alcobas y los gallos cantaron
había otro paraíso
completamente rendido
en las plantas de sus pies.

Todo un mundo se ha juntado para la bienaventuranza


tiernas las aguas del Chama son un canto en do menor
arriba el río Albarregas es fría caricia en la piedra
como si algo de Pan de Azúcar y la soledad de los ángeles
cayera de pronto en el pétalo que muda el atardecer

Tantas sílabas tiene un recuerdo en mitad del alma


ojos de colibrí
praderas del Sur
la mano en el barro y la bruma en lo hondo

—El origen de mi tierra es ´Lugar de plumas´ —díjose


Acaso un patiecito para desyerbar, Juan León

Para todos los amigos que me fueron visitando


doy como pan esta luna
Para los que ya no están es la vela de las ánimas
Todos sus cantos me pertenecen y voy saliendo a sembrar
que cuando alguien regrese tan sólo consiga paz
y la casa de Ramón, que es mi casa para ustedes,
tenga el manto colorido de todas las guacamayas
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Ya el sol no dirá que no


aquí nadie estará solito
Hasta la puerta me llevo y entrego este mundo abierto
hecho de los corazones de todas las mañanitas.
—Pasate adelante paisano.
Venite hasta aquí conmigo.
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LA CASA DE LUIS ALBERTO

Para Luis Alberto Crespo

Frente al sol de Carora posa sus patas blancas


el inquieto caballo que pisa sobre esta tierra

Lo traje sobre la cal, el yerbajo y la resolana


porque mi padre es jinete en el bellaco misterio
lo mismo que del ventalle

Su hocico raspa el cartón de la bosta del costado


—donde el desierto hizo la costilla de esta casa—
comiendo tierra curtida en medio de la pared

Una tórtola de estrella vigila su mansura


antes de irse a las nubes
mientras el niño que fui lo monta en esta miraba

—En alguna parte del patio el rastro de la


lagartija
es araña perdida en las hojas del verano—

Los paisanos de mi padre andan siempre con bastón


y mi caballo acaricia el sombrero de las sombras

Es que algún árbol cobija su pelambre como el oro

Tal vez un viejo lucero le quiso despertar


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pero la casa está lejos en el fondo de sus huellas

La biblioteca de Chío ha dejado cosas aquí. Son los gestos


solidarios
para leer y esperar.
Los cambures maduraron cuando todos se habían
ido
y ese árbol naranjo es rajadura también

Los periódicos y los gallos se despiertan al amanecer


porque la palabra salva a destajo la pobrecía

Nuestra mirada fue triste sobre los platos vacíos


Tantos golpes donde duele la palabra del más pobre
Tanta dulzura brilla donde la humildad más
serena

Las abuelas ya murieron y algunas tías ya no están


son compañeras las tunas, las espinas y la brisa
igual que aquella ventana donde pasaron los
trenes

¿Qué se hicieron las chácharas junto con las bicicletas


junto a la hamaca tejida de los sueños y las vigilias?

Si alguien se alejó de allí es tripa de gavilán


serpiente negra en el hoyo si lo consumió el petróleo

Los cueros de estos asientos son el lomo de una cabra


la misma que nos dio leche y su queso íngrimo y puro
Una cadena salvaje insalvable en la intemperie
32 Casa Grande

Nuestra casa es otra casa como la Casa Herrera


(Esa misma que la lluvia se comió como a un pan)
Viene Pío Alvarado con la música y el gamelote
y viene Pío Tamayo despertando los combates
—Antonio Crespo mi padre también se viene en un
diario—

Cuando a todos los veo ya la casa es como el polvo


tan parecidos que son a la magia de un gran sol

El silencio de mi caballo es como una palabra fresca


tanto como mi abuela Flor de María Meléndez de Crespo
La de la tasa del té
la copa imposible del vino
y el almuerzo que
inventamos

Nuestra casa de Carora es como un caracol


le damos y le damos vueltas por donde va la memoria
y ella se habita sola como una luna lejana

Desde este solar íngrimo hemos contemplado todo


lo hirsuto y el matorral
las penumbras y quebradas
la gota fundadora del inmenso Orinoco
la infinita grandeza de mi país de cal

Somos estirpe de crónicas y estirpe de mil vigilias


hermanos del piedemonte y las calcetas en sed
de la porfía del joropo y del punto del navegante
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del sentimiento apureño, la hazaña de Florentino


del violín montaraz del andino y mis paisanos

Todo lo suma un nombre como la espina en la tarde


y una gloria en la herida que restituye los sueños
como la calle San Juan y mi caballo de palo
acaso el caujaro blanco y la casa de nacer
como el desierto de Quíbor sobre una mula prestada
o el valle de Tintorero y la piedra gris de Saroche.

Como un hijo del zarzal


que en lo lejano bendice
extraño la cañabrava que cobijaba los techos
y sus músculos de adobe con paredes de guijarros
donde también habitó el abuelo y el periodista
don José Herrera Oropeza, un liberal de cacha
eterno como la abuela, la buena Josefa Antonia

A mi querida Margot cómo no abrirle la puerta


si de su vientre vengo como si hoy amaneciera
ella que anduvo en los patios y solares de la iglesia
con la mirada remota como mirando a los ángeles
¿Acaso sus siete hermanos todos mis tíos y mis tías
comparten habitaciones en la casa de la luna?
¿Por qué se les olvidó su ceniza en el cementerio
con la tórtola en la umbría de algún ramaje señero?
¿Cómo debo nombrarte madre si estás tan lejos
que ni siquiera te encuentro en la rendija del parabán?

Cuando mi madre durmió para siempre en esta casa


me alisté por un camino que me llevara hasta el monte
34 Casa Grande

hasta el ojo del caballo y el agua sin conocer


porque seguro ella canta junto al ave de mis cuitas

Por eso cuando yo escribo no me he ido ni regreso


es que vivo en el resplandor de todita mi gran familia

celador de los espíritus y del torreón de la iglesia


del ventalle y la canícula de aquella casa querida
escondido como el niño en las maporas de la plaza

Si un día decido salir por esa puerta encantada


será con el resplandor de sus humildes recuerdos
Casa Grande 35

LA CASA DE LIRA SOSA

Para José Lira Sosa, in memoriam

José, esta casa es un rayo de luna que salió del mar y atravesó la
plaza cuando no había bulevares y todavía el hotel La India de
la señora Teodora, madre del poeta malogrado Luis Castro,
abría sus puertas justo donde pusiste tus maletas de triste feliz,
cuando llegaste de París, después de reírte del mundo. Yo era tu
novia allá donde el sol y los árboles son una misma moneda; y
los tigres cenan en casa de nuestras madres muy sentados como
reyes, porque Maturín es una cuerda de violín que el tiempo
escondió de los ángeles. Ya tú habías dejado de ser guerrillero y
ave clandestina de los cuarteles, y la policía no te quería ver la
cara por lo buena gente que eras, por no ofender ni herir sino
por lanzar versos tras las rejas y piropos dulces a las muchachas
que se reían de ti, porque creían que eras feo. Todas menos yo,
que te alumbraba con una flor de pendulata, con un girasol de
maíz, con una linterna de cocuyo, con una mano de plátano y un
huevo frito bañado en sal.

EUCARIS
36 Casa Grande

Tú mi relámpago viviente en la sombra de una estrella en


el ojo del caballo
Tú aquella doncella que las botellas ocultaron en el filo
de una navaja para salvarme
Tú la picaresca niña de tamaño familiar para beber la
felicidad entre mis avatares
Tú la tonta que me hizo feliz sin saber para qué hasta el
día que me lloraste
Tú que me regalaste un loro para que limpiara su pico en
mi hombro y se comiera mi chinchorro como un
sinvergüenza emplumado con ojos de amor
Tú mi gran Eucaris como un lirio sobre la espuma más
íntima del mar.

José, yo no sabía el barco tan grande que tenías en los


labios, hasta que me llevaste a navegar en la poesía, y en las
paraísos escondidos entre los libros. Quise pintar y ser bailarina,
irme sobre el ala de un colibrí a buscarte una montaña o un gran
pan de azúcar y coco. Quise tanto para ti que luché para que tus
camaradas te dejaran ser mío, como un grano que se siembra en
el patio donde las abuelas rezan. Sin embargo, tu espíritu no
estaba ganado para las iglesias sino para el humor, para la
mirada intensa de la política libertadora, para pedir por los
Casa Grande 37

pobres y los humillados, por los presos de conciencia y los


dominados, y nuestra casa fue siempre un diccionario de batalla.
Palabra libertad, sinónimo de entrega. Palabra vivir, sinónimo
de amar. Palabra vuelo, sinónimo de aves. Palabra mar,
sinónimo de tus ojos. Todo lo tuvimos en la hora feliz de las
lecturas, de la cocina común, de las noticias comentadas y del
juego con nuestros niños. Por eso yo nunca te presentí más allá
de las trincheras de tus frentes de batalla hasta que perdiste la
última.

EUCARIS

Tú mi vela para alumbrar las crines de mis potros y mis


cejas
Tú la arquitectura gentil de una dulce voz de mujer
como mi arepa al mediodía mirando juntos los gatos
como si un extraño museo nos convidara de paseo
como los cuadros de Loyola que nos dicen hermosas
soquetadas
con todas las revoluciones del mundo como un juego de
niños
Tú la compañera con quien miro pasar un tren desde La
Habana
que persigue mis monstruos entre los papeles del piso
la voz del agua fresca en la corteza del árbol del patio
38 Casa Grande

Tú que afeitabas el gran bigote en el pico de nuestro loro


real
para que nadie lo crea y ni siquiera se atrevan a
corroborarlo
tú mi risa antigua como en las sabanas del llano oriental
donde todos los resplandores de mayo se quedan en el
atardecer

José, te soñé sonámbulo una madrugada en París y cuando


desperté estabas sentado en medio de la bahía de Porlamar,
esperando un barco enorme que navegaba desde los cielos
cargado de flores. Tenías la intención de bruñir la casa con
pétalos de luz para impresionarme, y hacerme sentir niña entre
tus brazos. El barco pasó de largo ante nuestros ojos y no lo
podíamos creer. Al siguiente amanecer saliste otra vez a la orilla
tan despierto como un lucero, y al volver, la casa ya parecía un
jardín entre tu risa y tu voz. Así jugaste cada noche y cada día a
enamorarme como si el mundo naciera de tus ojos y tus manos
para mí. Por eso me aprendí tu poesía como si comiera
meriendas. Como los caramelos para ofrendar las visitas,
puestos sobre un canasto en el centro de mesa, frente a los
cuadros que te obsequiaron tus amigos pintores, el “indio”
Carlos Hernández Guerra, Juan Loyola y Mario Abreu; y como
Casa Grande 39

la madera bendita de Pedro Barreto que siempre nos acompañó.


Toda esta casa era viento en el terreno vacío antes que la
construyeran para ser humilde y gloriosa. “La casa no vale
nada”, dijiste, “pero es la más honrada de la vecindad”, dijiste,
“y vale mucho lo que está dentro, mi bienamada, mis crianzas
de los hijos, mis papeles de leer”, dijiste. Y ya nadie tuvo
secretos sobre tales sentencias.

EUCARIS

Tejí un nido de nardo sobre la espuma de la mar que


viaja lejos
tejí de sándalos y tulipanes un manto sagrado para
dormir juntos
tejí a mano una alcoba con envoltura de medusa y arena
de playa
y quise dormirme sobre las crines de mis caballos
indómitos
galopando junto al viento y lo profundo
y en lo lejos diviso la morada común como un grano
recién sembrado
y tiene flores derredor como tú dices y muchas lunas
como tú dices
y un gran pájaro de colores tropicales con su pico de oro
como el nuestro
40 Casa Grande

y una música como de ángeles que nos invita a bailar.

José, y está tu nombre llamándome glorioso como una estrella


de plata.

—Sí, resplandeciente como el amor infinito que nos


unió.

Isla de Margarita, 13 de abril de 2015.


Casa Grande 41

LA CASA DE DAVID CORTÉS

Para David Cortés Cabán

He traído a nuestra casa mi barba blanca y sombrero


pasos de niño infinito al fondo de los sueños
con la vaca de mi infancia
y un perol de jugar
por donde algo se aleja

Si alguien me preguntó por mi forma de mirar


le dije brisa le dije mar le dije lejos
hora de vuelo y timón

Si buscó un gesto en mi rostro


halló pájaros montañas papeles con ilusiones
pieles de abuelas tan tiernas
y la forma de no cambiar

Si alguien visita mis sombras


antes del amanecer
mujer desnuda o con luna
ha de ser para llevarse alguna gloria pasada
42 Casa Grande

alguna nostalgia futura


la delgada flor que dejé colgada allá en la ventana
cuando quiso desllover nuestra secreta inocencia

En la noche anterior al viento


salgo a la carrera descalzo
como un pájaro que vuela
sin zapatos sin anteojos
para sentir la arena y la brisa de mi barrio
de Coto
de mi Arecibo
de mi inolvidable país
costa norte de mi ser
y de tanto eterno que llevo
como una llama infinita

En mi calle de Los Héroes almuerzo con los caballos


y recorro con ellos la campiña más humilde
y los paisanos y los árboles miran la feliz locura
y se nos unen y se nos vienen
encima como racimos
mientras la casita nuestra
es taza de beber los sueños
mientras mi padre es un dios
Casa Grande 43

que la convierte en campana


su oficio de carpintero cepillador de mamparas
su menuda voz de narrar las historias increíbles
y más chiquitas de este mundo
tan Nicolás Cortés tan padre nuestro en el cielo

Pero a su voz se unieron el gallo y el capaz


cuando despuntaba el sol
y el becerrito llorón y la madre que lo llamaba
y ya nada para siempre dejaba de ser mi siempre
ni se fue nuestra mirada nunca de la Poesía

Acaso la misteriosa sombra de un hombre en la noche


arreaba aquellos fantasmas hacia imprevistos designios
fugado hacia los misterios en un corcel de cenizas
para ya nunca olvidarlo y menos para temerle

Antonia Cabán mi madre era una madre dulcita


como el mango recién caído en el patio de la casa
como el pan de desayunar y la leche más fresquita
limpiando tantos enseres y bañando a José mi hermano,
el mayor de todo el linaje, antes que fuera un hombre
Ora presta para vestir de rosa
a Elizabeth la primera flor
44 Casa Grande

Ora altiva para hacer de Esther


una princesa
Ora entregando a Rebeca el pecho de amamantar
Ora con Evangelina
la menor de todas las niñas

Por eso Pedro y yo en medio de tantos brazos


fuimos pájaros hermanos en medio de la campiña
cambiando las oraciones
y los oficios de iglesia
por aquellas cálidas olas escapados y volando
entre caminos y hierbas más felices que un tren

De regreso al hogar sólo había el planeta y un sol


una estrella amorosa y esta manada humana
los que éramos los que somos los que siempre seremos

Si el verano nos contuvo ese ya es otro cantar


Si nos abrazaron las lluvias seguro están en los sueños
y de tanto vivir la casa hoy la tiene nuestra hermana
con nietos tan herederos como los nombres que somos

En la distancia la miro rodeada por las colinas


y otras casitas redondas humildes como la tierra
Casa Grande 45

y yo digo mi callecita
en un verso de la nostalgia
y la memoria me asiste
como se pasa la vida en sus instantes tan cortos

Ni las islas ni las casas serán páginas blancas


si no versos y sus cantos como aquellas madrugadas
como aquellas campanillas que oíamos en el silencio
resplandor y misterio que nos alumbra en el tiempo.

Isla de Margarita, 15 de junio de 2015


46 Casa Grande

LA CASA DEL TEUCO CASTILLA

Para Leopoldo “Teuco” Castilla

Este niño es un che y lo soltamos en Salta


dueño de los caminos inquieto como la brisa
Este niño es el ave infinita de la amistad
y luchará por los sueños y luchará y luchará
es Teuco como los ríos como un río es un teuco
enamorao de las coplas y los versos gongorinos
pegado de Juan Ramón de los clásicos antiguos
cariñoso para la vida valiente para viajar
descubridor de secretos donde las patrias caminan

Este niño es Leopoldo tan semejante a un rey


pero es un indio catire
como la leche y la ola
tiene raíces profundas al fondo en la cordillera
y su memoria es un libro
tejido por lo invisible
con el canto del exilio la gracia del titiritero
con los espejos de fuego con la luz de las naranjas
sus lámparas en la lluvia y las nostalgias de lejos
Casa Grande 47

En Vietnam o Camboya el Teuco deja una copla


sonrisa para el dolor infinitud de labriego
un trashumante en Asia como en Europa y América
sin olvidarse de Salta la provincia más amada:
“A mi memoria le pido que me tenga compasión.
Dichosa de mi memoria que está donde estuve yo”.

Los espacios y las cosas nos hablan con la poesía


el cuchi Leguizamón tantas veces lo decía
sin que se quiebre el espíritu
sin que olvidemos la gente
pedacito a pedacito verso a verso cada día
porque narrar es decir porque cantar es poesía
queja dolor o llanto, tristeza pena alegría

—Yo vengo de todo el mundo amando tantos paisanos


hago libros y hago notas
me río me tomo un ron
paso los ríos y me baño
cualquier sentimiento ralo interpuesto donde no amamos
ha de condenar al hombre incapaz de amar a su hermano
pero me llaman loco y es porque voy soñando

Soy un actor arriesgao


48 Casa Grande

y me divierto feliz porque la vida es bonita


yo me tomo una cerveza en la isla de Margarita
camino para otros lados
casi me mata un invierno casi me mata un verano
por allá por la India canto de Gong en la mano
o allá en el Apure adentro del llano venezolano
o pudo ser en Castilla la Andalucía que amamos
en Roma el Paris eterno o la China del haiku de Basho

—Cuando preguntan quién soy


un niño de Salta nomás
el de Catalina Raspa musa de mi padrecito
La Catu mi madrecita sembradora de albahaca
la de la mata de parra y la palta de un solo fruto
con su empanada salteña única y de mejor gusto
me daba con la pantufla para espantarme quejumbres
siempre pendiente de Bona su hermana tan singular
por eso es que soy salteño
poeta otra vez poeta
siempre poeta y un niño

¿Quieren saber dónde estoy?


en la emoción afectiva la copla la maravilla
la cordillera de plata tal vez en Campo Quijano
Casa Grande 49

junto a Guaira que es el viento


y el hermano que yo amo
en la colina azulita o selva del Amazonas
en La Habana y sus cantinas
en el desierto más cruel
combatiendo dictaduras en las patrias sin fronteras
¿Qué si yo vuelo o camino?
o me elevo o ando a pie salto corro peregrino
gracias a las influencias de seres que yo aprecié
puedo decir Bolívar Martí o el Ché
Bueme Cervantes o Cristo pero nunca me olvidaré
de tigres que tanto admiro: Walter Adet y Raúl Briet

—Recuerdo mis carnavales con carpa harina embriaguez


las muchachas bailadoras felices al amanecer
los mugidos de los toros la copla de don José
celebrando la baguala que nos estremeció el ser
para alejar los desvelos lo mismo que algún revés
Ah malaya vida mía que volviera el carnaval
vamos a templar los parches y trencemos las chirleras
pues ahora si están sonando alegrando la muchachera
que los coyuyos canten que canten donde ellos quieran
que la chicha no se queme en las tinajas barreras
que se cultive en la viña y corramos por las praderas
50 Casa Grande

y aquellos ruedos sensuales de inolvidables polleras


para asomar las enaguas con picardía pasajera
y los paisanos cajeros que alegran la sampablera
Salta Salta es tan feliz Salta Salta es tan eterna
—Tierra mía cuánto yo añoro mi casa de aquellos panes
recuerdo también los choclos que las mujeres pelaban
se quedaron en mi en el alma como flores del ayer
mundo de atrás que no olvido
arete de los Chiguanos los Matacos
los Chaguancos
y los Chanés
raza tan primitiva para resucitar la tierra
raza tan primitiva como el maíz de comer
con la fiesta del pim-pim “tugui-Ipiau”
Encuentro con todos y renovación de la sangre
lucha de toro y tigre chancho y zorro a la vez
ay Carnaval Chaguando en Tayunti en Yacuy
en La Loma la Sachapera pedacitos de alegría
alegría de mi querer tierra infinita que eres

Día de la Pachamama tan fecunda tradición


para enterrar las ollas asegurando las previsiones
con chicha para carar igual el vino patero
con los cordones de hilo la coca el alcohol la yisca
Casa Grande 51

y el cigarro que no falta este primero de agosto


Virgen María del Jujuy tú también está allí
juntas en fe popular tradiciones de la fe
porque me apego a esta flor naturaleza del ser
en mi casa no hay yerra ni los corrales de pirca
sólo comparto la carne sin maltratar a la res
sin quitar las orejas ni emborrachar animales
sólo guitarra y violín y mágicas ebriedades
con las zambas de mi padre y con mi padre en las zambas
aquel poeta barbudo cantándole a Eulogia Tapia
lapomeña tan pastora de los valles de mi casa
siempre clamando por agua para sus calles sedientas
siempre cantando esperanzas con las pampeñas vidalas
como yo te oyera un día coplera de aquellas zambas
“Cantaré cuando me muera”, “Tonada del viejo amor”
zambas de Anta y del Mar, Cerrillana o de cualquiera
con la fronda del yuchán correteando la corzuela
guarecido por guardamonte junto a la flor de azafrán

Cómo olvidarme de aquel mito del Coquena


como si fuera leyenda como si fuera un invento
en la soledad de la puna nadie le mira a Coquena
misterio de un duendecillo del tamaño de una pulga
ancho sombrero de pelo de casaca y pantalón
52 Casa Grande

tan parecido a un cholo de misterioso silbido


y es que todo lo mira y nadie lo puede mirar
es el ojo justiciero es justicia del lugar

Hoy que se diga en el mundo la casa del Teuco es Salta


Salta es la casa que añora junto a la esposa infinita
tan grande que fue mi padre ese coplero exquisito
Manuel J. Castilla el hijo de los Cerrillos
de quien recueros estos versos
tan profundos tan sencillos:
“La casa era una piedra blanca por el día
y por la noche destellando como un diamante seco
con la luz de las lámparas”
esa es la voz de tus libros padre de verso infinito
ante el Cerro de San Bernardo para mirar la distancia
Norte Adentro quién te olvida
yo por ti sembré recuerdos en los campos de los niños
para Facundo mi hijo lo mismo que Baltazar
ambos salteños nacidos nuestra raza del lugar
ya para siempre uno
somos uno nada más.
y esta casa es la cuna de Salta y de más allá.

Isla de Margarita, 20 de junio de 2015


Casa Grande 53

POETAS DE NUEVA ESPARTA

Erno Velásquez
Erno Velásquez (Porlamar, estado Nueva Esparta, 1969).
TSU en tecnología naval. Profesor de Educación Integral
(UPEL). Docente. Premio Nacional del Libro, capítulo Oriente,
2007, por su destacada labor como promotor de lectura. Es
vocero de la Red de Escritores de Nueva Esparta. Colabora
como articulista en diversos diarios de la región. Aquí yace es
su primer libro publicado.

AQUÍ YACE

Aquí yace

aquí está

en el corazón y en la mente

ha vuelto de nuevo

se ha apoderado de mí

a donde voy donde estoy


54 Casa Grande

está siempre conmigo

la reconozco

me crece en el pensamiento

me acompaña

aquí allá siempre

no me abandona

es mi fiel servidora

mi otra mitad

la soledad
Casa Grande 55

VUELVEN

Están aquí

de nuevo aquí

los monstruos del pasado

vienen a mí

fugitivos incompletos

No me abandonan

me castigan me atormentan

a todos lados me siguen

punzan mis vísceras

me vacían

Yo

me trasmuto

me vuelvo nada

me torno el otro
56 Casa Grande

Nada consigo

Se burlan

me persiguen

llegan donde estoy

regresan

me encuentro en el rincón

son ellos

los monstruos
Casa Grande 57

DOS TEXTOS

Julia Yasmina Liendo

Julia Yasmina Liendo (Caracas ,1953). Reside en


Maracay desde 1960. Ha cursado diversos talleres de creación
literaria y participado en ciclos de lectura y encuentros literarios
a nivel regional y nacional. Es miembro fundador de la
agrupación literaria "Pie de pagina" y también de la red de
escritores capítulo Aragua. Tiene inéditos un poemario titulado
"Celajes y susurros" y otro de relatos breves titulado " Barro y
nube".

1
PASEO A LA MAESTRANZA.

Un sábado a eso de las 6:30 de la tarde, estábamos paseando mi


hijo de 5 años y yo, por la avenida 19 de abril de la ciudad de
Maracay. Llegamos a la maestranza César Girón, uno de los
orgullos de la ciudad. Nos detuvimos a ver la bella estatua del
famoso torero y el toro.

-Suéltame, no me agarres, voy a quedarme aquí, dijo mi hijo.


Lo solté y me puse a hablar con mi comadre Magaly que
también nos acompañaba en el paseo.

-Vamos a seguir caminando, propuso mi comadre.


Agarré al niño y empezó a llorar y me dijo: ¡No! ¡no!
58 Casa Grande

-Qué te pasa Jesús Gabriel? le pregunté:


Y cuando volteé a ver el niño, ¡no era mi hijo! la madre del niño
en seguida me alertó:

-¡Deje a mi hijo! al mismo tiempo que jalaba al niño.

-Perdone señora, pensé que era el mío.


A unos metros de ahí mi hijo jugaba alegremente con otros
niños.
Casa Grande 59

2
EL PAN DE JAMÓN.

Desde pequeña, el mes de diciembre, ejerció en ella, una


fascinación especial. Tal vez, porque era una época de
reuniones familiares, de regalos, de encuentros y de
invitaciones.
En este mes, el día 31, específicamente, visitaba la tienda "La
Esperanza"; donde había trabajado como recepcionista y era uno
de los empleos que recordaría con mucha satisfacción en el
transcurso de su vida. Los antiguos patrones le regalaban un pan
grande de jamón y una botella de vino rojo Lambrusco, que era
uno de sus preferidos.
Se conocía toda la tienda a la perfección y caminaba libremente.
Dirigió sus pasos hacia el pequeño y acogedor cafetín, donde se
encontró a Marco Antonio, un hombre alto, de unos 25 años,
trigueño, buenmozo. El la miró de arriba abajo descaradamente,
y le dijo:
-Un año sin verte.
Virginia una mujer, delgada, de pelo largo y negro, labios
sensuales, elegantemente vestida, trató de ocultar el nerviosismo
que le producía el verlo de nuevo tras su bella sonrisa, que en un
tiempo lo había cautivado.
-Así es, ¿cómo estás? dijo ella.
-Digamos que bien. Tú luces radiante en esta navidad.
-Gracias.
Se quedaron en silencio. Ella tenía en su mano una copa de
vino, la alzó y le preguntó :
-¿Brindamos?
En los ojos negros de Marco Antonio, se asomó un brillo
extraño, hizo una mueca displicente y le respondió:
60 Casa Grande

-Brindo por tu fidelidad.


Virginia no esperaba aquel giro que tomó la conversación. Ella
sostuvo la mirada penetrante de él y sonriente dijo:
-No hablemos de un tema tan profundo en este momento;
terminaría este año y empezaría el otro y nunca estaríamos de
acuerdo, sólo nos queda tratar de vivir en paz y en amistad.
Marco Antonio sin dejar de observarla dijo:
-Supe por mis amigos, de tu nuevo amor. Sigues con él o ya
tienes otro. -Hay risas-. A ti te queda muy bien el refrán tan
conocido a rey muerto, rey puesto.
Virginia, volvió a sonreír y le respondió:
-Aunque tú no lo creas, estamos regidos por la versatilidad del
destino (rey absoluto); esta vez yo fui su elegida y te confieso
que me siento muy halagada.
Chocaron sus copas, y se dieron un abrazo de fin de año.
Casa Grande 61

POEMAS

Aura Banks
Aura Banks (La Victoria, estado Aragua). Poeta y
fotógrafa de arte. Licenciada en Educación Mención Preescolar.
Magíster en Ciencias Mención Orientación de la Conducta
(2012). Promotora y animadora en lectoescritura (Upel Mácaro,
Turmero, Aragua). Ha realizado diversos talleres de literatura y
participado en recitales de poesía en el Macma. Participó en el II
Encuentro Latinoamericano de Poetas Batalla de La Victoria
2015. Ha sido colaboradora en diversas revistas y periódicos de
Aragua y Carabobo, y en revistas digitales de Latinoamérica y
Europa.

¿SI TE TROPEZARAS?

Si algún día,
No sé cómo
Ni cuándo
Llegaras a tropezar
Y cayeras en el fondo de un abismo
Yo caería en picada
Para extender mis manos
Mis besos
Mi cuerpo
Mi alma
Fundidos en un ser
Rescatarte del exilio
Y si tropezaras de nuevo
Espero, estar cerca
Como la brisa
62 Casa Grande

Acariciando tu rostro
Como la luz de tus ojos
Para tenderte mis manos
Ayudarte a levantar
De nuevo.
Casa Grande 63

LIBRO

Amigo inagotable
Que acompañas mis sueños
Con arrullos de historias
Etéreo
Eterno
Trascendente
Cierta tu existencia
Inseguridad contenida presente
Sutiles caricias de la brisa añeja
Tempestuosos vientos futuros
Danzar de mares quietos
Compañero de día
En mis manos de noche
Furtivas esperas
Silencios ruidosos
Lentos segundos
Despacio minutos
Horas finitas
Almohada de cartón
Caballero de armadura
Contra insomnios de luchas
Vencedor de negros pensamientos
64 Casa Grande

SUEÑO

Que la paz
Cobije a la humanidad
Sean extintas en cuerpo y alma
Las enfermedades
Que haya suficientes padres
Para los niños huérfanos de vida
Entrelazados estén las manos
De cada familia
Cada mañana despierte
Con la sonrisa de una flor
Que el calor de las almas
Se avive con el fuego
Y la llamas
Cada camino iluminen
Nuevos caminos
En el arado se cultiven
La oscuridad permita
Ser decorada por las estrellas
Sequen mi llanto
Tus manos
Para unir caminos
El suelo sea la
Base firme de mis pies
Sueño…
Sueños de vida
Sueños de Libertad
Sueños que se hacen realidad
Casa Grande 65

UN TIEMPO MÁS

Un mes más
Para nacer
Una semana más
Para vivir
Un día más
Respirar y suspirar
Para cambiar
Revivir
Y amar
Sin dejar de pensar
Un día más
Vendrá
Para valorar
Jardín que recibe
Semillas nuevas
Dando oportunidades
Cada día
Bajo el cielo
Un pantone
Destila tonos amables
Para quienes
Necesiten de un
Nuevo lugar
Un nuevo comenzar
Así es Maracay
Sin fronteras
Sin distingo de razas
Ni credos
Siempre sus puerta abiertas
Un gran techo para acampar
Enigmáticos guardianes
Para aquel transeúnte
Que aquí llega
Atendido con bondad
66 Casa Grande

Custodiado con amor


Respetado de corazón
Ciudad Jardín
Maracay Bonita
Tierra adoptiva
Para toda aquella persona
Que un hogar pueda necesitar

Dedicada a la Ciudad de Maracay, dónde vivo hace


17 años, gracias por tus oportunidades.
Casa Grande 67

PUERTA

Abrí la puerta
Para que entraras
Luz en mi hoguera
Fuerza en mi palabra
Una nueva forma de mirar
Un instante que cambia todo
Despedida de mi ego
Invitación a la vida
Vuelta al futuro
Elección a la felicidad
Milagro concedido
Agua que debe correr
Amabilidad de un adiós
Abrí la puerta
Para dejarte partir
¿Y quién sabe?
Si regresar
68 Casa Grande

POEMAS

Dayana Alejandra Chirel Rodríguez


Dayana Alejandra Chirel Rodríguez (Maracay, estado
Aragua, 1990). Se graduó como Técnico Medio Agropecuario
en el Instituto Henry Pittier, El Socorro, estado Guárico.
Actualmente pertenece al taller literario Los Moradores, dirigido
por el poeta Manuel Cabesa. Ha participado como declamadora
en diversos talleres de poesía. Ha realizado talleres avalados por
la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Leyó para el cierre
de gala en Aragua en el Festival Mundial de Poesía 2015.

HUMANIDAD

La bestia humana ha causado guerras,

Desastres ecológicos,

Muertes por armas a


inocentes,

Pobreza cerebral y espiritual.


Casa Grande 69

Esta monstruosidad somos


nosotros encarnados en el
cuerpo de:

Un político, sanguijuela del


poder

Delincuentes, vividores de
mi gente

Policías, por tres lochas custodian


al delincuente

Empresarios, que explotan a


sus obreros.

A veces sin conciencia se


pierde la solidaridad a
cambio de la supervivencia
en este terreno donde las
pirañas están acechando
constantemente e
incansablemente la presa.

Nosotros sus víctimas la


humanidad.

Congestionada de dolor,
miseria y bagaje del pasado,
70 Casa Grande

Masticando el futuro
mientras nos llueven los
ojos.
Secando el corazón con cada
brisa,
Con cada cambio,

Extinguiendo la fe de los que


creen en un mejor mañana,
Matando la esperanza de mi
sangre aborigen
y aun así la bestia humana
sigue asechando mis raíces.
Casa Grande 71

LOS DESPOSEIDOS

Desgastada la vida

Y el amor nos adentraba en sus vastas


palabras

Al oleaje de púas que maquillan rojo a


la esperanza muerta de los
desposeídos.

Batiendo la tristeza desde el fondo del


lodo

Y agrietando a lo que ya no puede


dejársele más huellas.

¿Quién sabe cuántas lágrimas tuvieron


que dejar en el asfalto para poder
cruzar descalzos por la brasa asadora
de los cuerpos sofocados de tristeza
que los quema?

Corrompidos por el odio y el


resentimiento hacia la vida
¿Y acaso quién puede amar en tal
miseria?

Es fácil decirlo para quienes los miran


desde arriba
72 Casa Grande

Y nunca han caminado por las espinas


de la cruda vida a la que ellos se
enfrentan.

¿Por qué nadie me escucha?

No soy Neruda con sus veinte poemas


de amor y una canción desesperada.

Tengo más de veinte poemas de amor


y un desespero ante ésta crisis diaria.

Una necesidad de escribir sobre este


monstruo.

Una necesidad de usar el fusil de la


palabra

De desplegar la envergadura de mis


alas y volar hacia valles de poemas.

Pero prefiero profanar las tumbas de


aquellos pensadores y poner en curso
sus ideas.

¿Por qué nadie me escucha?

¿Porque no llevo el nombre de Walt


Whitman, Becquer, ni Cadenas?
Casa Grande 73

Simplemente soy la tildada soñadora


de esta tierra

Pero déjenme decirles que a Bolívar lo


llamaron soñador y seguir sus pasos
muchos quisieran.

Es hora de reescribir la historia, si no


hay tinta para hacerlo, tengo sangre.

Es hora de lanzar dardos en las


conciencias.

Amémonos y olvidemos clases


sociales que nos separan.

Olvidemos religiones, culturas, razas,


y geografías que nos dividen.

Acabemos esos monstruos de la


envidia y egoísmo que día a día nos
van mutilando las ideas.

Escúchenme aunque no me llame


Whitman, Becquer, ni Cadenas
74 Casa Grande

POÉTICA DE LI YÉPEZ*

1
Vivo sin viceversas
palpo los sobrantes de alimentos
antes de incrustarlos
en mi hambre.

2
Cuantos bocetos
mi rostro
oculto tras los borradores
se disuelve en lo insondable de las palabras...

3
Me niego al regreso
el camino
parece una vieja máscara d
donde se confunden las huellas
ir y venir
llegar
encontrar
que los campos no son los mismos
solo voces muertas
que habitan
mi consciencia.

4
Soy un cerebro que deambula
en tinieblas
Casa Grande 75

como un naufragio en su oxido


¿Es este cuerpo
mi único lastre?

5
Te has hundido
en mi soledad
donde profanas
el paisaje.

6
Hoy quiero sentir sin presagios
de lágrimas
de ausencias
después de estas líneas
lo peor es la muerte
y ya no le temo.

*La autora no anexó síntesis curricular


76 Casa Grande

SOY LENGUA CARIBE Y KARI’ÑA

María Corales Bastardo

María Corales Bastardo (Anaco, estado Anzoátegui). Licenciada en


Educación por la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.
Actualmente Cursante de la Maestría en Literatura Latinoamericana,
Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Productora Nacional
Independiente. 1er. Congreso Nacional de la Cultura Ministerio del Poder
Popular para la Cultura 2006. 1era. Jornada Regional para Facilitadores de
Educación de Adulto del taller de Andragogía de la Secretaría de Educación
del Estado Aragua. I Jornada Taller Comunicación y Manejo de Conflictos
Funda ICI Caracas. Tallerista en Literatura y Oralidad del Sistema de las
Culturas Populares. Maracay Edo. Aragua. Desde 2011-2015. Facilitadora
de talleres: desde la oralidad, basados en los pueblos indígenas, Instituto
Autónomo Centro Nacional del Libro (CENAL). 2014, entre otras
actividades.
Participó en el II Encuentro Latinoamericano de Poetas Batalla de la Victoria
2015.
Primer Premio de poesía de la II Edición de la Gran Explosión Cultural
Bicentenaria con la obra “Kari´ña”
Ganadora en el Segundo Concurso para Radio y Televisión del Ministerio
Popular Para la Información y Comunicación MINCI Con El Proyecto para
Radio “Poesías Cuentos y Leyendas Venezolanas” 2006. Caracas.
Colaboradora en la página Literaria Contenido del diario El periodiquito y
Suplemento Cultural Artillería del Pensamiento del diario El Correo del
Orinoco.
Casa Grande 77

Huellas
Yo sé que no soy poeta
escribo
solo mi lengua alcanzan las palabras
conspira
buscan su lugar
Jamás seré fiel a la traición
Soy lengua Caribe y más allá
Kari´ña.

Yo no sé que no soy poeta


No hay musicalidad en mis versos
Soy libre
Me abandono en mi alma primitiva
saco mis flechas de ternuras
es mi arma de fuego
Hoy destellos de memoria me convocan
a la raíz de mi voz.
78 Casa Grande

El
Llegó vestido de tiempo y sustancias recogidas en la arena
llenó anaqueles de conciencias desafiantes
Forjó cerraduras en cuerpos inmóviles después de las doce
repartió el vino y el pan en mortajas de sombras

Impregnó de olor viscoso el reposo de la noche


cenicienta de palabras necesarias
Inventó el tiempo de los cronómetros en la palma de su mano
recogió la brisa caliente que llegó de este a oeste
Se deleitó en playas de sal

Gobernó discursos heroicos en batallas de luciérnagas


derramó azogue suelto en caminos paralelos
Con fuego y en cabalgatas salvajes de caballos
llegó esa tarde revolviendo escombros
del presente y el pasado
en tres tiempos hechos de polvo.
Casa Grande 79

Estrella
Estrella pequeña titilas en mis ojos
Amiga nocturna
no sé si te veré mañana
Hay lluvias en el cielo.

Asumo mis relámpagos


orla de pájaros los asechan
sé que no brillarás para mí
en noche cerrada.

Estrella pequeña
volveré de nuevo
en lluvia lejana.
80 Casa Grande

EROTISMO Y POESÍA

Raquel Santeliz

Raquel Santeliz. (Carora, estado Lara, 1965). Licenciada


en Educación Mención Artes Plásticas por la Universidad de
Carabobo. Poeta y artista plástico. Bajo el sello de Fondo
Editorial Carabobo publicó De exactos esqueletos y cabellos
dulces (2014). Cuenta con varios libros inéditos: Quipu tala.
Mensajes de textos, Engendro divino, Así existan mil perdones,
Unibe, de vuelta al rio Morere, A flor de piel. Parte de su obra
ha sido publicada en El Periodiquito, Tiempo Universitario, Rio
Arte, Casa Grande, entre otros medios impresos.

Recuerda

Nos miramos frente al cristal


sostenidos de altos árboles

sonreímos las compuertas


de los conceptos

te cuento
te desgarra mi vestido
Casa Grande 81

envuelve tus manos


sobre mis piernas

la verdad es que te invito


a la instancia limpia

sólo quiero beses mi alma


avance movedizos viajes
mientras
hago
espigados
para amar tu rosa.
82 Casa Grande

Uno que toca

Otro la conciencia le cuelga del cuello


Toca
Al fin y al cabo
Se puede ser tocado
Y estirar las articulaciones
Arrastrar sobre los sentidos
Para marcar en dos orígenes

Si preocupa el susto
Llama el puño
Que no interrumpe

Al amanecer amarrar lo encendido


Beber de esto
Que por mucho tiempo queda extraviado

Exactamente dos más dos


En el ondulado
Que ruge y muestra
Dioses & humanos
Castos en protestas

Se me ocurre
Tu mano derecha junto a mi izquierda
Donde tus dedos cuentan los míos
Sueltos sabios
Analfabetas agradecidos.
Casa Grande 83

POEMAS DE KAREN RAYZA RAMÍREZ*

TORERO

De rojo y arena

se viste el glamoroso

amor del torero

que se luce en su faena

Más ante la vivaz

embestida de la bestia brutal

de rojo y arena

se tiñe

la victoria fugaz
84 Casa Grande

PANDORA

Abrió Pandora

su pequeña caja

donde guarda odio, amor, amistad,

ironía plasmada

en un solo lugar

Pandora se ríe

de aquel que huye de su enemigo

sin darse cuenta que le hiere

su mejor amigo.

*La autora no anexó síntesis curricular


Casa Grande 85

ANTES QUE EL FANTASMA DE HIROSHIMA NOS


ALCANCE

El hombre moderno no ha aprendido a “vivir”. Tiene un


gran vacío existencial y trata por todos los medios de llenar ese
vacío con objetos, fetiches y mercancías que le ofrece el
mercado capitalista. No obstante, la cuestión le funciona a
medias, como una ráfaga o ilusión pasajera, después le
sobreviene el “ratón” existencial, la enfermedad metafísica, esa
difícil de diagnosticar por la ciencia, carcomiéndole el alma y la
vida espiritual como un cáncer difícil de detectar por la
medicina tradicional. Aunque no es problema de unos pocos
porque es la sociedad toda la que está enferma. Es un problema
de vieja data que necesita de un tratamiento muy especial que
sólo lo puede administrar cada quien desde su propia condición
de persona habitante de este mundo al que nos hemos empeñado
vanamente en destruir.

Ante este oscuro panorama sólo nos queda la poesía. Sí,


la poesía y los poetas, pero no como utopía o palabrería hueca.
Los poetas con el látigo de la poesía levantando sus voces
contra este mundo material antes que el fantasma de Hiroshima
nos alcance.

Sirva entonces esta breve reflexión como antesala de este


tributo que hoy les rendimos, a través del poder evocador de las
palabras y las imágenes, a dos de los nuestros que vivieron por y
para el arte y la poesía, y que en un arrebato de locura poética
levantaron el vuelo hacia otro paisaje.
86 Casa Grande

HOMENAJE A WILSON CAMERO Y MARCELO

MARTÍNEZ

POEMAS DE TOMÁS HERRERA

UNAS GANAS DE SEGUIR

Remedios Esperanzas Tos y Tos Volumen que nos obstinan

cada espejo medio agradable el tropiezo figura al saber que hay

contaminación Salía en esas tinieblas no favorables y no idiotas

Lágrimas convertidas en sombras de no llorar Establecidas

normas bendecidas siempre esperan las palabras blancas sin

modelos algunos de lograr la existencia para ver la edificación y

logros y más luz.

Sé que todo tiene que salir bien.

Para Wilson (15-08-2015).


Casa Grande 87

NO SE SABE

Quién lo dijo Otra manera de ver Enfrentar tantas especies de

jugos Sin contiendas para el éxito En tener la libertad que nos

muestra el espíritu Santo que Jesús nos manda para ser grandes

guerreros que la tierra necesita para que los valles verdes vean

como quiere “Dios”.

Sé que todo tiene que salir bien, Poe.

A Marcelo Martínez (08-08-2015).

*El autor no anexó síntesis curricular


88 Casa Grande

LA PARCA SE QUIERE LLEVAR A MIS AMIGOS

Mohamed Abi Hassan

Mohamed Abi Hassan (El Tigre, estado Anzoátegui, 1956). Poeta,


artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación mención Artes
Plásticas, Cum Laude, por la Universidad de Carabobo. Ejerció, hasta hace
poco, la docencia en la Universidad Arturo Michelena en la Facultad de
Humanidades, Artes y Letras. Su obra artística ha sido expuesta en museos y
galerías de arte en Venezuela y el exterior. Ha sido jurado en diversos
salones de arte y concursos de literatura de Aragua y Carabobo. También ha
coordinado talleres de poesía y participado como ponente en diferentes foros
y seminarios en instituciones culturales del país. En 2004 fundó la revista de
crónica, arte, literatura e ideas, Casa Grande. Ha sido colaborador en las
revistas Poesía y La Tuna de Oro de la Universidad de Carabobo, y en la
página literaria Contenido del diario El Periodiquito y la revista La Honda y
el Pájaro de Maracay. Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro
Internacional Poesía de la U.C. Ha publicado los libros Matadero Press
(2006), Imagen y memoria de la aldea (2007), colección “Cada día un libro”,
La mano del surco (2007), Erasmo Fernández y Mohamed Abi Hassan, libro
homenaje al escultor Daniel Herrera, El libro de mis amigos y otros poemas
(2007), Las locainas de La Cabrera (2009), Premio Crónica Historias de
Barrio Adentro. En 2013 se hace acreedor del Primer Premio de Poesía de la
II Bienal Nacional de Literatura Gustavo Pereira con el libro Poemas al
margen.
Casa Grande 89

WILSON

A Wilson Camero, in memoriam

La parca se quiere llevar a mis amigos

y me río

(tal parece que la agarró

con los poetas).

Se está muriendo un poeta

alguien que vivía como escribía

(no es fácil no es cualquier cosa).

Se está muriendo un poeta

no puede ser

(siempre creí que mis amigos eran inmortales).

“Tranquilo es un poeta de la calle, un vulgar librero”,

repiten los canallas.


90 Casa Grande

La parca se quiere llevar a mis amigos

pero

sólo le pido que lo deje emborracharse

que lo deje fumar y fornicar

y mandar a los egoístas e indolentes

al mismísimo carajo.

Sólo le pido que lo deje hacer

lo único que sabe:

que lo deje escribir.

La parca se quiere llevar a mis amigos

pero nada podrás, le digo,

porque los poetas no mueren

sólo sueñan.
Casa Grande 91

Porque los poetas sólo mueren

de poesía.

Y me río

me río de la parca

con mi amigo

en este poema.
92 Casa Grande

POEMAS DE WILSON CAMERO

Wilson Camero

Wilson Camero. Nacido en Selene. Realizó estudios de


Filosofía en la Universidad de los Andes. Poeta selenita. Suerte
de personificación del flaneur baudeleriano. Sus textos han sido
publicados en las revistas La Honda y el Pájaro y Casa Grande.
Su obra literaria permanece inédita.

1
Jamás trate usted de confundir

La luz de lo oscuro Es que no tolero

Que nadie me moleste Y menos aún con fantasmas

Los cuales ya he sido.

Entonces, guardamos distancias

Ya que tu elevación Tiene que ser

Muy parecida a la mía

Si no, ya está la diferencia Modestia aparte.


Casa Grande 93

Mi conocimiento lo considero

De tal manera Quien se me trate de llegar

Tiene, debería ser nutrido, muy bien nutrido

A lo mejor tiene que ver

Mis neuronas Manejar mis dedos Mi total cerebro

Solamente un estímulo prevalece: El más profundo.

2
Nuestra estabilidad pone en duda todo. Nuestro pequeño rancho.

Ellos dicen sustento. Base de nuestra presencia. Hasta derrota


nuestra alegría.

Hasta reniega de Dios. Cómo es posible Que este señor no le


guste El modus

vivendi de nosotros.

Execrémosle. Reduzcámosle a cero. Él no debe representarnos.


Es un ateo.

¡Horror! La peor mabita Él es una negación. De nosotros Niega


nuestros valores Se opone a nuestra existencia. Tendámosle un
camino Hacia un abismo. Ese señor no es posible Que nos
discrepe Cómo es posible que niegue Hasta la belleza Que tiene
problemas Hasta con la poesía.
94 Casa Grande

Él dice o sea El objetivo de nuestro desprecio Que todo es


obcecado Partícipe del delirium. Que todo redunda en lo peor
Que el futuro mejor no existe En este instante 2014 En este
sistema tan impuro Aquí la canallada Es tan normal.

(Texto tomado de El Periodiquito 16/8/2014)


Casa Grande 95

BESTIARIO

Unos niños juegan como cachorros, practican la lucha, la


defensa –ataque, como estar, como ser, poder ser el
performance. Ser siendo. Eso que nos da placer, poder reír,
poder poder, el poder a la fuerza.

Que vemos el pasado y el futuro en los párvulos, que vemos el


mutado y, en su seno mismo sus ancestros. Qué vemos el
primigenio lenguaje y el horror de siempre. Sonidos expirados-
inspirados, el sonido mismo con diferente timbre y tono (uoh,
ouu, aaa, aspirado, absorbido,- - -).

A través del tiempo el semblante de las especies lleno de un


color azabache desteñido. La mirada quedó como inocente en
“los buenos negotiums”. El olfato pretérido, si se trata de
conservación la mente es bestiaria.

Todo es tan bélico.

Cualquier timbre es “bueno”, préstame tanto y ya no lo vuelves


a ver. Es como utilizar un tanque intimidante también y llegar al
deseo. El paso del intercambio. La merca. Toma y dame. Son
esos los instintos y no otros seudoarchiarteros. Coincidencia
oppositorum. Dilución de contrarios. Vericuetos del ser mente.

El ocaso. La lluvia. Los pájaros. Los ranchos. El hambre. Los


truhanes regresaron por sus fueros.

Voces oscuras celebran con argumentos de pacotilla y risotadas.

(Texto tomado de la revista La Honda y el Pájaro)


96 Casa Grande

POESÍA Y DESVARÍOS

Eso es lo más o menos…empero como este texto es


agasajo a mi pana bien sutil…M…entonces desde este instante
interruptus de apariencia irreversible luego se niega lo
inicial…es así de esa manera los circunvalantes claro está
…hubiese deseado un poquitín más creativo Hoy día no te digo
hacer algo mejor lo que vale es esto ya hecho aun así ese disque
moderno mientras pienso desvaríos también en ocasiones cada
una de nuestras intimidades prevalecen el engaño ínfimo o sea
todo esto es remedo garabato todo este antecedente no es mi
verdadero pensar Parece ser que lo que escribo es muy pensado
dicen por ahí cerebral lo que no lo que sí entonces esa ocasión
de nunca es factible pero en este caso es “real” de tal
manera…¡¡¡Coño!!! No existe forma yo trato de ser “Yo”
“Mentira” me río de mi “Yo” en mi mismísima precariedad
pretender ser poeta no quería escribirlo esto “No” “Si”
¡¡¡Claro!!! Si yo me hago p…en los pantalones en realidad de
veras no quiero escribir nada quiero “Ser” y ya está ¡¡¡Coño!!!
Hay que demostrar si no el conjunto más que la unidad
Bueno…hoy día no quiero aunque aún es más a última hora no
soy sincero o sea soy purita caca Es más lo que antecede es mi
derrota ¡¡¡Mira!!! M no se te ocurra publicar esto No sirve no es
poético De todo lo que he escrito yo salvaría el uno por ciento
¡¡¡Oiga!!! M La poesía es demasiado sublime para mí Lo intento
Siempre salgo repelido El ars poética es muy sutil ¡¡¡Mire!!! M
Queda a su criterio su desbande su misma incertidumbre Es que
te digo carísimo M podría ser…teorética aproximación
¡¡¡Mira!!! M tu condición estética por demás relevante a la final
esto parece ser embrollo natural muy parecido a un galimatías
Casa Grande 97

Todo lo que yo he escrito es muy pensado repensado Respecto a


esa tesis espontánea fluye Heráclito ¿La verdadera poesía es
música o músicos? La “verdadera” ó lo sublime poético Qué es
Entonces el ser creativo es muy posible combinación también
Nada.

(Texto tomado de Revista Casa Grande Nº17/18)


98 Casa Grande

GALERÍA DE IMÁGENES
HOMENAJE A WILSON CAMERO Y MARCELO
MARTÍNEZ
Casa Grande 99

DIBUJOS DE FARAHÍ

(5 años)
100 Casa Grande

(Detalle de texto escrito por el poeta. Revista Casa Grande 17/18)


Casa Grande 101

HOMENAJE A WILSON CAMERO Y MARCELO


MARTÍNEZ

FOTOGRAFÍAS DE MOHAMED ABI HASSAN

Wilson Camero

Fotografía digital a color. 2012


102 Casa Grande

Wilson Camero y Orlando Guerra

Fotografía digital a color .2012


Casa Grande 103

Wilson Camero y Orlando Guerra

Fotografía digital a color. 2012


104 Casa Grande

Wilson Camero

Fotografía digital a color. 2012


Casa Grande 105

Orlando Guerra, Wilson Camero y Erasmo Fernández

Fotografía digital a color. 2012


106 Casa Grande

Orlando Guerra, Wilson Camero y Erasmo Fernández

Fotografía digital a color. 2012


Casa Grande 107

Wilson Camero

Fotografía digital a color. 2012


108 Casa Grande

Wilson Camero

Fotografía digital a color. 2012


Casa Grande 109

GALERÍA DE IMÁGENES
HOMENAJE A WILSON CAMERO Y MARCELO
MARTÍNEZ
110 Casa Grande

Fotografía de Marcelo Martínez

Autor: Mohamed Abi Hassan. 1992


Casa Grande 111

Pintura de Marcelo Martínez. S/f S/t


112 Casa Grande

Pintura de Marcelo Martínez. S/f S/t


Casa Grande 113

GALERÍA DE IMÁGENES
HOMENAJE A WILSON CAMERO Y MARCELO
MARTÍNEZ
114 Casa Grande

DIBUJO DE ORLANDO GUERRA

Título de la Obra: Fuente de Zoraida García. 2012


Casa Grande 115

DIBUJO DE MOHAMED ABI HASSAN

Título de la Obra: Wilson ataviado a lo Van Gogh. 2016

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