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Como la biblioteca es una realidad múltiple conviene, en primer lugar, fijar el tipo o clase
de biblioteca de que se trata. Cada clase de biblioteca tiene su propia estructura
orgánica y, consiguientemente, sus propias exigencias espaciales y personales.
– Una biblioteca especial suele ser una estructura bastante compacta, aunque
cuenta con espacio diferenciados para fondos y trabajo bibliotecario.
– Biblioteca universitaria tiende históricamente a la dispersión y en su
estructuración será inevitable distinguir una Biblioteca central y varias
bibliotecas por materias.
– Una biblioteca nacional (depósito bibliográfico básico de un país) suele
departamentalizarse por razones históricas o por razón de las distintas formas y
soportes del documento.
Pero el secreto del éxito estará siempre en conseguir el equilibrio entre unidad y
pluralidad, entre centralización y dispersión. El planificador debe escoger siempre no lo
mejor, sino lo mejor de lo posible. Una biblioteca universitaria debe poder escoger entre
los extremos de la biblioteca única que junta en un lugar el depósito, la unidad de
trabajos centrales, los servicios de biblioteca central y las distintas secciones por
disciplinas o grupos de ellas, y la biblioteca múltiple que centraliza únicamente algunos
trabajos técnicos, dejando al resto de las bibliotecas de la universidad su propia
organización, pasando por el sistema de bibliotecas universitarias, en el que la biblioteca
central ejerce funciones de unidad central de trabajos técnicos, proporciona los servicios
centrales y controla la organización de las bibliotecas de facultad o de instituto. En los
modelos de biblioteca nacional influyen grandemente tanto razones políticas como
históricas. Los modelos van desde la biblioteca sólidamente compacta hasta la biblioteca
nacional que reparte sus funciones entre distintas bibliotecas.
Es la nueva biblioteca tripartita pública orientada hacia el usuario con tres zonas:
una zona no accesible, para los fondos de poco uso o de carácter histórico
Una zona de libre acceso, pero bastante formalizada
Una tercera totalmente informal.
Es esta última zona la que convierte a la biblioteca en calle y la que es llamada por los
tratadistas de habla inglesa “contemporary media center, family material center o
sencillamente zona de browslng".
2. ¿Qué decisiones son necesarias tomar previamente para organizar una
biblioteca?
Las decisiones Son:
a) Biblioteca central, biblioteca sucursal, biblioteca circulante, biblioteca
contenedora, biblioteca móvil, biblioteca infantil, biblioteca de hospital,
biblioteca de prisiones. La biblioteca no es un edificio, sino un conjunto
de servidos, cuya realización obliga a seguir entre sistema bibliotecario,
unidad administrativa y punto de servicio.
b) El nivel de servicio también puede ser distinto en cada caso. Pueden variar
los tipos de usuarios y unos mismos usuarios pueden, en distintas
circunstancias, tener necesidades distintas.
La flexibilidad, frente a toda predeterminación espacial del edificio, implica que todo el
edificio es igualmente biblioteca; sólo unifica el elemento más exterior, los cerramientos
y dentro de ellos, todos los espacios valen para distintas funciones, distintos usos,
distintas instalaciones. Esto supone una neta distinción entre elementos constructivos,
instalaciones fijas y móviles y división de espacios; una construcción modular con
posibilidades para conseguir unidades de espacio homogéneas que se basan en la
distancia regular de los soportes y en la práctica uniformidad de altura de techos
(mínimo de 3 m o de 4,20 con altura para instalaciones) e igualdad de resistencia a la
carga (700/750 kg/m2); la posibilidad de utilizar en todas partes toda clase de equipos y
de materiales propios de los trabajos bibliotecarios; formas uniformes de acoplamiento
entre espacio e instalaciones; posibilidad de normalizar el mobiliario y las instalaciones;
en resumen, la posibilidad de acomodarse a futuros procesos de renovación o de
ampliación.
Esta verdadera conversión de la biblioteca en grandes almacenes de la comunicación,
sobre todo impresa, no ha dejado de ser extrañada por muchos bibliotecarios.
b) lo cierto es que el bibliotecario tiene que proceder a una división general de los
espacios con el fin de situar los distintos servicios y actividades.
Para las bibliotecas públicas y las especiales sirve lo que los norteamericanos aplican a
las primeras al dividir los espacios en tres zonas fundamentales:
Se trata de una división más o menos clásica reflejada en los buenos manuales y
tratadistas. Para las necesidades totales hemos de trabajar más con planes reales que
con normas cuantitativas ideales y aunque éstas pueden haber tenido alguna utilidad
para elaborar los planes. Claramente que no se puede confiar en la validez universal ni
en la aplicabilidad de las normas cuantitativas. Pero los que quedan son fundamentales:
2/3 libros por habitante, 10 por 100 de la colección en obras de referencia, 250/300
libros adquiridos por año para cada 1.000 habitantes, un título de revista/periódico cada
100 habitantes* 2.000 registros sonoros como colección básica y 300 anuales como
incremento; un puesto de lectura por cada 1.000 habitantes, un puesto de lectura cada
2.000/3.000 habitantes para la consulta dé periódicos y revistas; un empleado cada
2.000/2.500 habitantes con un 30/40 por 100 del total como personal con formación
profesional bibliotecaria. Todo esto, por cuanto se refiere a la biblioteca pública.
Bibliotecas nacionales y especiales no son fácilmente normalizables.
Las unidades fundamentales de medida son el espacio requerido para 1.000 volúmenes,
para la exposición de 100 publicaciones periódicas y para las fichas necesarias para su
control bibliográfico; el espacio requerido para un puesto de lector; el espacio medio
que necesita un empleado en la biblioteca.
Con todo lo dicho, podemos aceptar la asignación de espacio para los libros que nos
ofrecen
Klut.
Estos cálculos están hechos tomando como base de separación entre ejes de estanterías
dobles las distancias 1,20, 1,44 y 1,80 m aceptadas como mínimas por los especialistas,
y a las cifras dadas hay que añadir un 20/25 por 100 en concepto de accesos a tos
depósitos o baterías de estanterías y otro 20 por 100 en los grandes depósitos como
espacio de trabajo y de servicio interior. Así que las cifras de 5,5 m2, 7 m2 y 11 m2 por
cada mil libros, según los casos, son cantidades comúnmente aceptadas
internacionalmente. También acepta 16 m2 x 1.000 volúmenes como adecuada para las
secciones infantiles. Como es natural, en grandes depósitos cerrados y con posibilidad
de adjudicar espacios distintos a los libros por razón de su tamaño (estantes de 20, 25 ó
30 cm de anchura para los libros en 8o, 4.° y Fol, respectivamente) puede llegar a
alcanzarse el máximo de economía de espacio que permitirá hablar de una unidad de
240/250 volúmenes por metro cuadrado.
La exposición de revistas antes de su encuadernación o enlegajado necesita 2,6,4,7 ó
6,3, M2 por cada 100 títulos, según se trate de exposición horizontal, vertical o con todo
lo dicho, podemos aceptar la asignación de espacio para los libros que nos ofrecen Klut
y la obra citada en este capítulo:
La exposición de revistas antes de su encuadernación o enlegajado necesita 2,6, 4,7 6
6,3 m2 por cada 100 títulos, según se trate de exposición horizontal, vertical o
combinada.
Estos espacios fundamentales no agotan todas las necesidades de una biblioteca. Hay
que añadir, además, los dedicados a actos colectivos y al tránsito y los servicios.
Mobiliario e instalaciones.
Uno y otro se distingue por su mayor o menor fijeza. El mobiliario, como su nombre
indica, comprende una serie de elementos materiales necesarios en la biblioteca
fácilmente móviles y además, de ordinario, polivalentes, es decir, de uso válido para
muchas funciones. Otro tipo de orientación detallada pertenece al ámbito de lo que
llamaremos órganos centrales de apoyo bibliotecario. Por desgracia, la pobreza
informativa de que disponen los bibliotecarios llega a la indigencia y sobran dedos de
una mano para enumerar las firmas comerciales capaces de ofrecer unos servicios
decorosos a las bibliotecas. Por supuesto, al hablar de mobiliario y de instalaciones, no
estamos teniendo presente la todavía futura “biblioteca electrónica”.
a) El mobiliario comprende en primer lugar una serie de elementos fundamentales.
La estantería incluye también los elementos accesorios necesarios para la
conservación de los fondos y para la información. Por supuesto debe irse
abandonando la idea de que, fuera, de los depósitos, las estanterías deben ser sólo
murales. Esto es válido hasta para las bibliotecas de tipo tradicional que todavía
funcionan básicamente con verdaderas salas de lectura.
Es verdad que los estantes sirven también para la conservación horizontal de los
grandes formatos y que pueden ser utilizados directamente para la conservación de
discos o de videocasetes y hasta para otro tipo de casetes, microformas, etc. Con
todo, la conservación de materiales no libros necesita de ordinario el uso de
armarios o de archivadores
Los bibliotecarios necesitan ficheros de distintos tamaños, aunque, como es natural
deben ser normalizados y hasta modulables para formar muebles mayores. Los
ficheros automáticos suponen un gran ahorro de espacio para los catálogos de tipo
tradicional y muchas veces son imprescindibles. En cuanto a los catálogos públicos
sólo los poco usados pueden ser instalados en este tipo de máquinas que son cada
vez más utilizadas para los ficheros cerrados cuando ha llegado a una biblioteca el
tratamiento electrónico de datos.
Mesas y sillas son la base de lo que llamamos un puesto de lector. Las mesas pueden
ser colectivas o individuales. El mobiliario que necesita el personal de la biblioteca
que debe constar de elementos iguales y de fácil combinación para formar
fácilmente unidades completas más o menos pobladas. Las sillas o sillones giratorios
y con ruedas deben ser de uso más frecuente para gran parte del personal.
Los carros de transporte de fondos no pueden faltar en una biblioteca. Los carros
pueden ser de distintos tamaños y de distintas formas.
Como elementos de conjunción entre lectores y bibliotecarios actúan los
mostradores. Su misión es más de información que de vigilancia en la actual
biblioteca abierta.
b) las instalaciones en una biblioteca moderna pueden ser muy complejas y van
desde el simple molinillo de control de entradas y salidas hasta las instalaciones más
completas para el tratamiento electrónico de la información, pasando por los
sistemas de detección electrónica de robos e incluyendo la infraestructura de
conducción de líneas para luz-fuerza, comunicaciones y tratamiento electrónico.
Basta una sencilla enumeración para darnos cuenta de esta complejidad:
Instalaciones funcionales del edificio.
Servicios de guardarropa y consigna.
Instalaciones para encuadernación y reparación/restauración.
Laboratorios fotográficos y de reproducción.
Talleres de imprenta.
Uso de medios audiovisuales.
Depósito semicompacto o compacto.
Depósito automático o mejor de transporte automático. Este último supone
la máxima automatización del transporte de libros en el recorrido de éstos
desde los grandes depósitos al lector en su camino de ida y vuelta.
b) Es claro que la organización es tanto más compleja cuanto más amplios son los
objetivos y mayores los recursos.
Establecer tareas u organizar cuantitativamente los trabajos no es fácil en una
biblioteca, porque es muy difícil hallar la unidad de medida en los trabajos estrictamente
bibliotecarios.
El concepto de producción no guarda mucho parentesco ni siquiera con esa parte de los
trabajos más susceptible de organización empresarial que llamamos proceso
bibliográfico.
c) La organización supone, en buena medida, la adecuada ordenación de los
recursos económicos y esta depende de esa previsión económica que llamamos el
presupuesto. 0 presupuesto línea a línea se basa en el presupuesto inmediatamente
anterior, no se refiere directamente al servicio ni es progresista; por lo general, se limita
a actualizar lo ya existente. El bibliotecario no suele tener que responder de la
confección de un verdadero presupuesto de su centro bibliotecario, pero a menudo
tiene que hacer una indicación de necesidades que, en alguna medida, equivale a un
presupuesto. El presupuesto ordinario suele desglosarse en gastos de personal, gastos
corrientes y gastos de equipo. Los gastos de personal que se elevan para cualquier clase
de biblioteca por encima del 50 por 100, no afectan a la mayor parte de bibliotecarios
porque el personal de bibliotecas suele ser funcionario. La estimación de necesidades, a
la que se reducen los presupuestos, no suele ser atendida con demasiada exactitud ni
servida con puntualidad. Por desgracia para los bibliotecarios, el presupuesto, más que
oportunidad para mostrar sus cualidades financieras y planificadoras, les ha servido de
ocasión para bordear precipicios administrativos.
La falta de flexibilidad suficiente en la administración económica ha malogrado muchas
veces realizaciones bibliotecarias muy costosas.
d) Si el presupuesto mira hacia el futuro, la evaluación de resultados mira hacia el
pasado. El bibliotecario tiene para ello tres instrumentos fundamentales: las
estadísticas, los informes y las memorias anuales.
La biblioteca no es una empresa. Entre los resultados de una biblioteca hay muchos
aspectos cuantitativos que pueden ser medidos y muchos cualitativos que pueden ser
analizados. Los datos pueden referirse a la colección, a los trabajos bibliotecarios, a los
usuarios, al uso, a los costos personales o reales. Estos y otros muchos datos solo tienen
valor si, analizados debidamente, desembocan en decisiones. Por fin, los datos pueden
recibir una valoración más absoluta en función de normas cuantitativas, medias
aritméticas y unidades de evaluación aceptadas internacionalmente. Estados Unidos
considera la importancia real de los niños y de los estudiantes en la biblioteca pública.
No bastan las estadísticas.
5. Explique el concepto de biblioteca como sistema.
La biblioteca como sistema
Una biblioteca no es tanto un edificio con un conjunto de servicios. El punto de servicio
es cualquiera con servicio bibliotecario desde el cual un usuario puede tener acceso a
los servidos de la biblioteca. Una unidad administrativa es una biblioteca o conjunto de
bibliotecas con dirección propia, es decir, con capacidad propia de administración y de
decisión: puede tratarse de un gran sistema bibliotecario o de una simple biblioteca
pública municipal. Un sistema de bibliotecas es un conjunto de instituciones
bibliotecarias capaz de proporcionar un servicio bibliotecario completo.
No es fácil distinguir entre los conceptos de sistema bibliotecario y de red bibliotecaria.
Pero los que han dado origen al concepto y al término son los sistemas dé bibliotecas
públicas. Un sistema de bibliotecas públicas debe constar de una dirección y
administración centrales, una central de trabajos bibliotecarios, una biblioteca central,
bibliotecas sucursales, servicios bibliotecarios especiales, servicios de extensión
bibliotecaria, bibliotecas escolares. La biblioteca central ofrece los servicios
bibliotecarios completos que necesita la comunidad. La biblioteca sucursal da los
servicios bibliotecarios básicos. Los sistemas pueden ser locales o urbanos, provinciales
y regionales.
Todos los demás puntos de servicio que integren el sistema deben hacerlo
jerárquicamente.
6. ¿A qué se denomina redes de bibliotecas?; ¿Cuál es su importancia?
Redes de bibliotecas
d) Las normas técnicas. Las normas técnicas bibliotecarias son asimismo tanto un
efecto como un medio de cooperación internacional. En la actualidad como medio
para facilitar la comunicación es el idioma o la traducción cultural.
una norma puede ser cualitativa o cuantitativa. Norma es el principio bibliotecario
que Induce a formar sistemas de bibliotecas.
Las normas lo son cuando el bibliotecario responsable y en el ámbito de su
responsabilidad aplica esas consideraciones prácticas basadas en la autoridad
profesional.
Resumiendo, podemos decir que «normas» son tanto las orientaciones o modelos
ideales que sirven de punto de referencia, como las reglas para hacer algo que deben
ser aplicadas en la medida de lo posible y las normas «técnicas» que son definiciones
o especificaciones que reflejan acuerdos y que son imprescindibles para cualquier
acción cooperativa o las expresiones cuantitativas que reflejan experiencias ajenas.
Las normas afectan a todos los componentes de la biblioteca y a todos los servicios
y trabajos de la misma, como puede verse en las normas para bibliotecas públicas
de la IFLA.