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Riego por
Microaspersión
Los Microaspersores están destinados a suministrar el riego mediante gotas muy finas. Poseen
un deflector giratorio, denominado rotor o bailarina, que ayuda a ofrecer un mayor diámetro de
cobertura, una menor tasa de precipitación que los difusores, un mayor tamaño de gota, y una mejor
distribución del agua (sobre todo en uniformidad de distribución). Por cada tipo de microaspersor existen
varios tipos de rotores (bailarinas).
La diferencia principal con la nebulización es que la microaspersión proyecta en agua en forma de chorros
diminutos a la planta, en lugar de suministrarla en forma nebulizada, y a su vez disponen de elementos
giratorios que distribuyen el agua en la superficie.
Todos los componentes son intercambiables, permitiendo utilizar el diseño más apropiado para cada
necesidad.
Aplicación:
Los microaspersores son ideales para riegos de bajo volumen en cultivos hortícolas, fruticultura, flores,
invernaderos, viveros, protección contra heladas y riego de jardines. También permiten la aplicación de
productos fitosanitarios en la cobertura vegetal de los cultivos.
Su uso está muy extendido en invernaderos, sobre todo en hortícolas de hoja (lechuga, espinaca, col).
Partes de la instalación:
Grupo de Bombeo:para suministrar la presión y el caudal adecuado a la instalación.
Filtración:el mayor o menor grado de espesor de filtración de la misma ira relacionado con la calidad
del agua, y el tamaño de la boquilla del aspersor.
Sistema de abonado
Red de tuberías.
Microaspersores: El alcance, el caudal y el tamaño de gota determinaran la elección de uno u otro
modelo y la modalidad de la instalación.
Materiales empleados:
Instalación enterrada con PVC o PE y accesorios necesarios.
Dependiendo de la modalidad de instalación podemos encontrar los siguientes materiales:
BOMBAS
UNE-EN 12723 “Bombas para líquidos. Términos generales para bombas e
instalaciones. Definiciones, magnitudes, símbolos y unidades”,
UNE-EN 12162 “Bombas para líquidos. Seguridad. Procedimientos de ensayo
hidrostático”
FILTROS
ISO 9912 “Agricultural irrigation equipment. Filters”.
TUBERÍAS
UNE-EN 1452 "Sistemas de canalización en materiales plásticos para
conducción de agua. Poli(cloruro de vinilo) no plastificado (PVC-U)".
UNE-EN 1796 "Sistemas de canalización en materiales plásticos para
suministro de agua con o sin presión. Plásticos termoestables reforzados con
fibra de vidrio (PRFV) basados en resina de poliéster insaturada (UP)"
UNE-EN 13244 "Sistemas de canalización en materiales plásticos, enterrados
o aéreos, para suministro de agua, en general, y saneamiento a presión.
Polietileno (PE)."
VÁLVULAS
UNE-EN 1074 “Válvulas para el suministro de agua. Requisitos de aptitud al
uso y ensayos de verificación apropiados”.
Partes 1 a 6. ISO 9635 “Agricultural irrigation equipment. Irrigation valves”.
Partes 1 a 6. UNE-EN 1267 “Válvulas. Ensayo de resistencia al flujo utilizando
agua como fluido de ensayo”
ISO 9644 “Agricultural irrigation equipment. Pressure losses in irrigation valves.
Test method” UNE 68074 “Material de riego. Válvulas volumétricas. Requisitos
generales y métodos de ensayo” ISO 7714 “Agricultural irrigation equipment.
Volumetric valves. General requirements and test methods”
UNE-EN 736 “Válvulas. Terminología”
SÍMBOLOS GRÁFICOS ISO 15081 “Irrigation equipment. Graphic symbols for
pressurized irrigation systems”
CONTADORES
UNE-EN 14268 “Técnicas de riego. Contadores de agua”
O.M. 28-12-88 Orden Ministerial de 28 de diciembre de 1988, por la que se
regulan los contadores de agua fría y aplica la Directiva 75/33/CEE de 17.12.74
HIDRANTES
UNE-EN 14267 “Técnicas de riego. Hidrantes de riego”
UNE-EN 1074-6 “Válvulas para el suministro de agua. Requisitos de aptitud al
uso y ensayos de verificación apropiados. Parte 6: Hidrantes”
FERTIRRIGACIÓN
ISO 13457 “Agricultural irrigation equipment. Water-driven chemical injector
pumps”
ISO 15873 "Irrigation equipment. Differential pressure venturi fertilizer injectors"
VÁLVULAS DE PLÁSTICO PEQUEÑAS
ISO 991 “Agricultural irrigation equipment. Manually operated small plastics
valves”
ACOPLES RÁPIDOS
UNE-EN 12734 “Técnicas de riego. Tubos de acoplamiento rápido para alas
móviles de riego. Características y ensayos”
ISO 11678 “Agricultural irrigation equipment. Aluminium irrigation tubes”
ASPERSORES
UNE 68072 “Materiales de riego. Aspersores rotativos. Requisitos generales y
métodos de ensayo”
UNE-EN 13742 “Técnicas de riego. Sistemas de aspersión de cobertura total”
ISO 15886 “Irrigation equipment. Irrigation sprinklers”
ENROLLADORES DE RIEGO
UNE-EN 12324 “Técnicas de riego. Sistemas con enrolladores”
UNE-EN ISO 8224 “Máquinas de riego móviles”
UNE-EN 908 “Maquinaria agrícola y forestal. Enrolladores de riego. Seguridad”
Los proyectos de riego y drenaje manejan las fuentes hidricas a fin de promover la
producción agrícola. Hay diferentes tipos de riego, dependiendo de la fuente del agua
(superficial o subterránea), su forma de almacenamiento, los sistemas de transporte y
distribución, y los métodos de entrega (aplicación en el campo).
Desde hace mucho tiempo, se ha utilizado el agua superficial (principalmente los ríos) para
riego, y, en algunos países, desde hace miles de años; todavía constituye una de las
principales inversiones del sector público. Los proyectos de riego en gran escala, que
utilizan el agua freática, son un fenómeno reciente, a partir de los últimos treinta años. Se
encuentran principalmente en las grandes cuencas aluviales de Paquistán, India y China,
donde se utilizan pozos entubados para aprovechar el agua freática, conjuntamente, con
los sistemas de riego que emplean el agua superficial.
El método principal de entrega (para cerca del 95 por ciento de los proyectos en todo el
mundo) es el de superficie (riego por inundación o de surco); el agua se distribuye por
gravedad en la zona que va a ser regada. Otros sistemas emplean rociadores y riego de
goteo. El riego por aspersión rocía las gotas de agua en la superficie de la tierra,
simulando el efecto de la lluvia. El riego de goteo libera gotas o un chorro fino, a través de
los agujeros de una tubería plástica que se coloca sobre o debajo de la superficie de la
tierra. Aunque sean tecnológicas nuevas, relativamente, que requieren una inversión inicial
más grande y manejo más intensivo que el riego de superficie, el riego por aspersión y el
de goteo promete mucho potencial para optimizar la eficiencia del uso del agua, y reducir
los problemas relacionados con el riego.
Los proyectos de riego pueden incluir los siguientes equipos e infraestructura:
Sumario
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Saturación y Salinización[editar]
La saturación y salinización de los suelos son problemas comunes con el riego superficial.
A nivel mundial, se ha estimado que, cada año, el riego saca de la producción una
cantidad de terreno que es igual a la porción que entra en servicio bajo riego, debido al
deterioro del suelo, principalmente, la salinización. La saturación es causada,
principalmente, por el drenaje inadecuado y el riego excesivo, y en un grado menor, por
fugas de los canales y acequias. El riego exacerba los problemas de la salinidad, que,
naturalmente, son más agudos en las áreas áridas y semiáridas, donde la evaporación
superficial es más rápida y los suelos, más salinos. La saturación concentra las sales
absorbidas de los niveles más bajos del perfil del suelo, en la zona de arraigamiento de las
plantas. La alcalinización (acumulación de sodio en los suelos) es una forma,
especialmente perjudicial, de salinización que es difícil de corregir. Aunque los suelos de
las zonas áridas y semiáridas tienen una tendencia natural de sufrir salinización, muchos
de los problemas relacionados con el suelo podrían ser atenuados si se instalan sistemas
adecuados de drenaje. El drenaje es el elemento critico para los proyectos de riego, y,
muy a menudo, se lo planifica y se lo maneja mal. Se puede reducir la saturación y
salinización mediante el uso del riego por aspersión o por goteo, porque se aplica el agua
más precisamente, y se puede limitar las cantidades, más fácilmente a los requerimientos
de los cultivos.
Temas Sociales[editar]
El trastorno social es inevitable en los grandes proyectos de riego que cubren áreas
vastas. La gente local, que el proyecto de riego desplaza, enfrenta el problema clásico del
reasentamiento: se reduce el nivel de vida, se producen mayores problemas de la salud,
conflictos sociales, y deterioro de los recursos naturales del área de reasentamiento (Ver el
artículo “Desplazamiento Involuntario”. La gente que permanece en el área,
probablemente, tendrá que cambiar sus prácticas de uso de la tierra y modelos agrícolas.
Las personas que se trasladan al área, también tendrán que adaptarse a las nuevas
condiciones (Ver el artículo “Colonización de Nuevas Tierras”). A menudo, la gente local
encuentra que tiene menor acceso a los recursos de agua, tierra y vegetación, como
resultado del proyecto. Las demandas contradictorias, con respecto a los recursos
acuáticos, y las desigualdades en su distribución pueden ocurrir, fácilmente, tanto en el
área del proyecto, como aguas abajo. Todos estos factores – las prácticas agrícolas
cambiantes, y la mayor densidad de la población – pueden tener un efecto profundo en
cuanto a los modelos sociales tradicionales.
A menudo, con la introducción del riego se asocia con un aumento, a veces extraordinario,
en las enfermedades o relacionadas con el agua. Las enfermedades que se vinculan, más
frecuentemente, con el riego son esquistosomiasis, malaria y oncocerciasis, cuyos
vectores proliferan en las aguas de riego. Otros riesgos para la salud que se relacionan
con el riego incluyen los que están vinculados al mayor uso de agroquímicos, el deterioro
de la calidad del agua, y la mayor presión de la población en el áreas.
La reutilización de aguas negras para riego puede transmitir las enfermedades contagiosas
(principalmente las hermínticas y, en un grado menor, las bacterianas y virales). Los
grupos que están expuestos al riego son los trabajadores agrícolas, los consumidores de
los vegetales (y la carne) de los campos regados con aguas servidas, y los aledaños. El
riego por aspersión representa un riesgo adicional, debido a la difusión de los patógenos
por el aire. Los riesgos varían, según el grado de tratamiento que han recibido las aguas
servidas, antes de ser reutilizadas.
mejorar la eficiencia de los proyectos existentes y restaurar las tierras degradas, antes
que establecer un proyecto de riego nuevo;
desarrollar sistemas de riego de pequeña escala, de propiedad individual, como
alternativas para los grandes programas públicos;
desarrollar sistemas de riego que utilicen las aguas freáticas, porque tienen menos
probabilidad de causar daños ambientales que los sistemas que utilizan las aguas
superficiales;
desarrollar, donde sea posible, los sistemas de riego que emplean, conjuntamente, las
aguas superficiales y freáticas, para aumentar la flexibilidad del suministro de agua y
reducir los impactos hidrológicos negativos;
usar riego por aspersión o goteo, como alternativas para el riego superficial, a fin de
reducir el riesgo de saturación, salinización, erosión y uso ineficaz del agua;
ubicar el proyecto de riego de tal manera que se reduzcan los impactos sociales y
ambientales; y,
utilizar las aguas servidas tratadas, donde sea apropiado, a fin de dejar una mayor
cantidad de agua para los otros usuarios. O reducir los impactos ambientales del retiro
del agua de las fuentes superficiales y freáticas.
Administración y capacitación[editar]
A menudo, se citan los factores institucionales como causas del fracaso de los grandes
programas públicos de riego. La operación de todos los sistemas de control, desde la
fuente del agua hasta las granjas individuales, requiere administración casi constante. Es
esencial manejar el agua, cuidadosamente, para asegurar que la cantidad, tiempo,
controlabilidad y confiabilidad del agua que se entrega a los usuarios sean idóneos, porque
estos factores determinarán el éxito del proyecto. Si las personas idóneas no están
disponibles, o si carecen de las destrezas técnicas y administrativas necesarias, habrá que
entrenar a un equipo de administradores para que presten los servicios necesarios.
La planificación e implementación del proyecto de riego deberá realizarse con la
cooperación y colaboración de los ingenieros, edafólogos, hidrólogos, especialistas de
operaciones, especificando todas las normas de operación y metas de distribución del
agua, antes de diseñar la infraestructura física, y guiar, posteriormente, a los
administradores del proyecto.
Es necesario tener en cuenta que la vida útil de un sistema de riego supera los 50 años,
por lo tanto es necesario considerar las demandas hidricas con la suficiente elasticidad
para permitir que el sistema sea lo suficientemente flexible y pueda acompañar los
cambios en las demandas de producción.
Monitoreo[editar]
Los factores que requieren monitoreo son:
Referencias[editar]
Ahmed, Y. J., editor. 1982. Environmental Guidelines for Irrigation in Arid and Semi-
Arid Areas. Nairobi, Kenya: PNUMA.
Experience in Thailand and Its General Aimlicability. World Bank Technical Paper 40.
Washington. D.C.: Banco Mundial.
Riego
Para el General, véase Rafael del Riego.
El riego consiste en aportar agua a los cultivos por medio del suelo para satisfacer sus
necesidades hídricas que no fueron cubiertos mediante la precipitación. Se utiliza en
la agricultura y en jardinería.
Índice
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La agricultura de riego[editar]
La agricultura de riego o agricultura de regadío consiste en el suministro de las
necesarias cantidades de agua a los cultivos mediante diversos métodos artificiales de
riego. Este tipo de agricultura requiere inversiones de capital y una cuidada infraestructura
hídrica: canales, acequias, aspersores, albercas, etc., que exigen, a su vez, un desarrollo
técnico avanzado. Entre los cultivos habituales de regadío destacan los frutales, el arroz,
el algodón, las hortalizas y la remolacha.
El recurso agua es imprescindible para la producción de cultivos: de su disponibilidad
depende la formación de nueva biomasa vegetal. En cultivos como tomate y lechuga los
contenidos de agua en el interior de la planta superan el 90 %. Es claro que el agua es
pieza clave para producir más alimentos, pero también es claro que hoy en día constituye
un recurso cada vez más escaso. Para ejemplificar el consumo de agua en la agricultura
supongamos la meta de producción de un trigo de 5 ton/ha, donde se necesitan alrededor
de 500 L de agua para producir 1 kg de materia seca; esto resulta en un consumo de 2500
m3 de agua/ha para producir dicho rendimiento.
Métodos[editar]
Imagen desde satélite de plantaciones de cerealen Kansas, Estados Unidos. La forma circular de las
mismas se debe al proceso de irrigación empleado. Los círculos tienen entre 800 y 1600 m de
diámetro.
Sistema de riego abandonado, con acequias y compuertas para la distribución. El agua venía por
tuberías desde un motor que bombeaba el agua desde un pozo situado a un km de distancia.
Sustituido a fines del siglo XX por el bombeo a un embalse que distribuye el agua con el sistema de
riego por goteo, en Catadau y Carlet, Valencia.
Se construyen canales por los que se lleva el agua y canalillos que la distribuyen por las
zonas agrícolas. En sus puntos terminales, los canalillos llegan a las arquetas, que tienen
un portillo, que al estar abierto permite la salida del agua.
Este antiguo modo de regar, mediante canales por los que se lleva el agua y canalillos que
la distribuyen por las zonas agrícolas, va cayendo en desuso en el mundo desarrollado,
fomentándose por las administraciones públicas el cambio a otros sistemas.
Nuevos sistemas[editar]
Parcela de naranjos jóvenes que combina el sistema tradicional de riego con el sistema por goteo,
con el fin de optimizar los beneficios en cuanto al crecimiento de la plantación, y otros.
Actualmente, se utiliza el riego por aspersión o el riego por goteo, tratados con sistemas
informatizados que regulan la cuantía, la humedad ambiente y la fertilización del suelo. El
sistema gota a gota es muy apropiado para los lugares donde hay escasez de agua.
Para implantar un sistema eficiente de riego deben ser consideradas cuidadosamente las
relaciones Agua-planta y Agua-suelo.
El proyecto ENORASIS ha desarrollado el sistema de riego ENORASIS DSS que permite
aumentar significativamente la rentabilidad de muchos cultivos. Ejemplo de ello son el
cultivo de manzanas y cerezas en Serbia que pasaron de un ingreso de 50275 (Euro/ha) a
un ingreso de 52880 (Euro/ha) al aplicar dicho sistema de riego.1
También existe el riego textil exudante, creado en la década de los 80 por el enólogo
francés René Petit, quien concluyó que los actuales sistemas de riego presentaban serias
limitaciones e inconvenientes debido a su diseño y que eran restringidos por el material
usado en su fabricación. Creó entonces, un tubo textil y poroso donde el agua se aplicaba
al suelo a través de los poros de la pared del tubo textil, formando una línea continua y
uniforme de humedad en toda la longitud del tubo poroso.
Características[editar]
Características del sistema de riego:
El agua se aplica al suelo desde una fuente que puede considerarse puntual, se infiltra
en el terreno y se mueve en dirección horizontal y vertical. En esto difiere
sustancialmente del riego tradicional en el que predominan las fuerzas de gravedad y
por tanto el movimiento vertical.
No se moja todo el suelo, sino solamente una parte del mismo, que varía con las
características del suelo, el caudal del emisor y el tiempo de aplicación. En esta parte
húmeda es en la que la planta concentrará sus raíces y de la que se alimentará.
El mantenimiento de un nivel óptimo de humedad en el suelo implica una baja tensión
de agua en el mismo. El nivel de humedad que se mantiene en el suelo es cercano a
la capacidad de campo, lo cual es muy difícil de conseguir con otros sistemas de riego,
pues habría que regar diariamente y se producirían encharcamientos y asfixia
radicular.
Requiere un abonado frecuente, pues como consecuencia del movimiento permanente
del agua en el bulbo, puede producirse un lavado excesivo de nutrientes.
Utiliza pequeños caudales a baja presión.
Se opera con la frecuencia necesaria para lograr un alto contenido de humedad en el
suelo (riego de alta frecuencia).
Posibilidad de aplicación de otros productos químicos utilizando la infraestructura de
riego. Estos productos pueden tener funciones de correctores, desinfectantes del
suelo, herbicidas, nematicidas, fungicidas, reguladores de crecimiento, etc.2
Ventajas de los sistemas de riego presurizados[editar]
Pou Nou en Catarroja. Este pozo utilizó un motor de vapor —de ahí la chimenea— y fue
posteriormente electrificado —obsérvense los cables de suministro—.
Técnicas de elevación[editar]
En los sistemas más tradicionales, el agua se eleva desde su toma hasta la altura de los
campos mediante una noria, rueda con unos recipientes colgados,
denominados cangilones, que vierte el agua en una acequia más elevada. También se
hace así en los pozos, y la noria se mueve por tracción de sangre (burro, mula,
camello,...).
Actualmente para los mecanismos de elevación del agua en las zonas desarrolladas se
utilizan otros sistemas de bombeo que consisten, en primer lugar, en perforar la tierra con
sondeos de pequeño diámetro, 60, 70 y hasta 80 cm, abiertos con medios mecánicos. Los
pozos tradicionales excavados a mano tienen diámetros mayores, desde 1.20 m hasta 5 o
6 m, o, en casos excepcionales, incluso mayores. Alcanzada el agua subterránea, se
introduce por el sondeo una tubería de diámetro algo menor en cuyo extremo inferior va
una bomba que queda sumergida en el agua.
La bomba puede utilizar energía eólica o energía solar fotovoltaica. Estas energías
renovables son muy útiles allí donde no es posible acceder a la red general de electricidad
o bien supone un precio prohibitivo.3 Su coste es generalmente más económico debido a
sus menores costes de operación y mantenimiento, y presentan un menor impacto
ambiental que los sistemas de bombeo alimentados mediante motores de combustión
interna.45
Debido al descenso de costes de la energía solar, se está extendiendo asimismo el uso de
sistemas híbridos, en los que el ahorro de combustible (diésel, principalmente) es
importante.6
Véanse también: Bombeo solar y Bombeo eólico.
Con las bombas eléctricas pueden alcanzarse acuíferos más profundos que con los pozos
tradicionales, en los que es difícil y peligroso pasar de los 20 m. Se ha perforado hasta
más de 1000 m para agricultura.
Impactos ambientales de los sistemas de riego[editar]
Los sistemas de riego y drenaje manejan las fuentes de agua a fin de promover la
producción agrícola. Los impactos dependen del tipo de riego, de la fuente del agua
(superficial o subterránea), de su forma de almacenamiento, de los sistemas de transporte
y distribución, y de los métodos de entrega o aplicación en el campo.
Desde hace mucho tiempo, se ha utilizado el agua superficial (principalmente los ríos) para
riego, y, en algunos países, desde hace miles de años; todavía constituye una de las
principales inversiones del sector público. Los proyectos de riego en gran escala, que
utilizan el agua subterránea, son un fenómeno reciente, a partir de los últimos treinta años.
Se encuentran principalmente en las grandes cuencas aluviales de Pakistán, India y China,
donde se utilizan pozos entubados para aprovechar el agua freática, conjuntamente, con
los sistemas de riego que emplean el agua superficial.
Los potenciales impactos ambientales7 negativos de la mayoría de los grandes proyectos
de riego incluyen la saturación y salinización de los suelos; la mayor incidencia de las
enfermedades transmitidas o relacionadas con el agua; el reasentamiento o cambios en
los estilos de vida de las poblaciones locales; el aumento en la cantidad de plagas y
enfermedades agrícolas, debido a la eliminación de la mortandad que ocurre durante la
temporada seca; y la creación de un microclima más húmedo. La expansión e
intensificación de la agricultura que facilita el riego puede causar mayor erosión;
contaminar el agua superficial y subterránea con los plaguicidas agrícolas; reducir la
calidad del agua; y, aumentar los niveles de nutrientes en el agua de riego y drenaje,
produciendo el florecimiento de las algas, la proliferación de las malezas acuáticas y
la eutrofización de los canales de riego y vías acuáticas, aguas abajo. Así, se requieren
mayores cantidades de productos químicos agrícolas para controlar el creciente número
de plagas y enfermedades de los cultivos.
Los grandes proyectos de riego, que represan y desvían las aguas de los ríos, tienen el
potencial de causar importantes trastornos ambientales como resultado de los cambios en
la hidrología y limnología de las cuencas de los ríos.8
Al reducir el caudal del río, se cambia el uso de la tierra y la ecología de la zona aluvial; se
trastorna la pesca en el río y en el estero; y se permite la invasión del agua salada al río y
al agua subterránea de las tierras aledañas. El desvío y pérdida de agua debido al riego
reduce el caudal que llega a los usuarios, aguas abajo, incluyendo las municipalidades, las
industrias y los agricultores. La reducción del flujo básico del río disminuye también la
dilución de las aguas servidas municipales e industriales que se introducen, aguas abajo,
causando contaminación y peligros para la salud. El deterioro en la calidad del agua,
debido a un proyecto de riego, puede volverla inservible para los otros usuarios, perjudicar
las especies acuáticas, y, debido a su alto contenido de nutrientes, provocar el crecimiento
de malezas acuáticas que obstruirán las vías fluviales, con consecuencias ambientales
para la salud y la navegación.
Los potenciales impactos ambientales negativos directos del uso del agua freática para
riego surgen del uso excesivo de estas fuentes (retirando cantidades mayores que la tasa
de recuperación). Esto baja el nivel del agua freática, causa hundimiento de la tierra,
disminuye la calidad del agua y permite la intrusión del agua salada (en las áreas
costeras).
Hay algunos factores ambientales externos que influyen en los proyectos de riego. El uso
de la tierra, aguas arriba, afectará a la calidad del agua que ingresa en el área de riego,
especialmente su contenido de sedimentos (erosión causada por la agricultura) y
composición química, (contaminantes agrícolas e industriales). Al utilizar el agua que
deposita el sedimento en los terrenos, durante el tiempo, o, simplemente, al utilizar el agua
que trae un alto contenido de sedimentos, se puede alzar el nivel de la tierra a tal punto
que se impida el riego.
Los impactos positivos obvios del riego provienen de la mayor producción de alimentos.
Además, la concentración e intensificación de la producción en un área más pequeña
puede proteger los bosques y tierras silvestres, para que no se conviertan en terrenos
agrícolas. Si existe una cobertura vegetal mayor durante la mayor parte del año, o si se
prepara la tierra (por emplo nivelarla y aterrazarla), se reduce la erosión de los suelos. Hay
algunos beneficios para la salud, debido a la mejor higiene y la reducción en la incidencia
de ciertas enfermedades. Los proyectos de riego pueden moderar las inundaciones, aguas
abajo.
Saturación y salinización[editar]
La saturación y salinización de los suelos son problemas comunes del riego superficial. A
nivel mundial, se ha estimado que, cada año, el riego saca de la producción una cantidad
de terreno que es igual a la porción que entra en servicio bajo riego, debido al deterioro del
suelo, principalmente, por salinización. La saturación es causada, principalmente, por el
drenaje inadecuado y el riego excesivo, y en un grado menor, por fugas de los canales y
acequias. El riego exacerba los problemas de salinidad, que, naturalmente, son más
agudos en las áreas áridas y semiáridas, donde la evaporación superficial es más rápida y
los suelos, más salinos. La saturación concentra las sales absorbidas de los niveles más
bajos del perfil del suelo, en la zona de arraigamiento de las plantas. La alcalinización
(acumulación de sodio en los suelos) es una forma, especialmente perjudicial, de
salinización que es difícil de corregir. Aunque los suelos de las zonas áridas y semiáridas
tienen una tendencia natural a sufrir salinización, muchos de los problemas relacionados
con el suelo podrían ser atenuados si se instalaran sistemas adecuados de drenaje.
El drenaje subterráneo es el elemento crítico para los proyectos de riego y, muy a menudo,
se planifica y se maneja mal. El uso del riego por aspersión o por goteo, reduce el
problema de la saturación porque el agua se aplica más precisamente, y se puede limitar
las cantidades.
Impactos sociales[editar]
Los trastornos sociales causados por los grandes sistemas de riego que cubren áreas
vastas son inevitables. La gente local puede ser desplazada por el sistema de riego, y
enfrenta los problemas clásicos del reasentamiento: puede reducirse su nivel de vida,
podrían presentarse mayores problemas de la salud, conflictos sociales, y deterioro de los
recursos naturales del área de reasentamiento.9 La gente que permanece en el área,
probablemente, tendrá que cambiar sus prácticas de uso de la tierra y sus modelos
agrícolas. Las personas que se trasladan al área, también tendrán que adaptarse a las
nuevas condiciones. A menudo, la gente local encuentra que tiene menor acceso a los
recursos de agua, tierra y vegetación, como resultado de la implementación del sistema de
riego. Las demandas contradictorias, con respecto a los recursos acuáticos, y las
desigualdades en su distribución pueden ocurrir, fácilmente, tanto en el área del sistema
de riego, como aguas abajo. Todos estos factores –las prácticas agrícolas cambiantes, y la
mayor densidad de la población– pueden tener un efecto profundo en cuanto a los
modelos sociales tradicionales.
La introducción del sistema de riego se asocia con un aumento, a veces extraordinario, en
las enfermedades relacionadas con el agua. Las enfermedades que se vinculan, más
frecuentemente, con el riego son la esquistosomiasis, la malaria y la oncocerciasis, cuyos
vectores proliferan en las aguas de riego. Otros riesgos para la salud que se relacionan
con el riego incluyen los que están vinculados al mayor uso de productos agroquímicos, el
deterioro de la calidad del agua, y la mayor presión de la población en el área.
La reutilización de aguas negras para riego puede transmitir enfermedades contagiosas
(principalmente las enfermedades helmínticas y, en un grado menor, las enfermedades
bacterianas y las virales). Los grupos que están expuestos al riesgo son los trabajadores
agrícolas, los consumidores de los vegetales (y la carne) de los campos regados con
aguas servidas, y los aledaños. El riego por aspersión representa un riesgo adicional,
debido a la difusión de los patógenos por el aire. Los riesgos varían según el grado de
tratamiento que han recibido las aguas servidas antes de ser reutilizadas.
Aumento de la eficiencia[editar]
El uso ineficaz del agua (es decir, el riego excesivo) no solamente desperdicia el recurso
que podría servir para otros usos y para ayudar a evitar los impactos ambientales, aguas
abajo, sino que también causa el deterioro, mediante saturación, salinización y lixiviación,
y reduce la productividad de los cultivos. La optimización del uso del agua, por tanto, debe
ser la preocupación principal de todo sistema de riego.
Hay grandes áreas de tierra bajo riego que han dejado de producir debido al deterioro del
suelo. Puede ser conveniente y, por supuesto, beneficioso para el medio ambiente, invertir
en la restauración de estas tierras, antes que aumentar el área de bajo riego.
Véase también[editar]
Alberca
Aljibe
Acogidas
Bomba hidráulica
Calidad del agua#Calidad del Agua para uso Agrícola
Drenaje subterráneo
Kufra
Estadísticas del riego agrícola
Manejo del agua de riego
Riego en conos aluviales
Técnicas de regadío
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ «Economic efficiency of irrigation (Euro/ha)». Social Impact Open Repository.
www.sior.ub.edu. Consultado el 2017.
2. Volver arriba↑ Antonio L. Alarcón, Tecnología para cultivos de alto rendimiento, 1.ª ed.,
2000.
3. Volver arriba↑ El Tipógrafo, ed. (14 de marzo de 2014). «Energía solar ayuda a regantes a
reducir cuentas de luz». Consultado el 15 de marzo de 2014.
4. Volver arriba↑ Energías Renovables, ed. (26 de abril de 2013). «Paraguay: Instalan un
sistema de bombeo de agua fotovoltaico». Consultado el 15 de marzo de 2014.
5. Volver arriba↑ Red Agrícola (ed.). «Bombeo fotovoltaico campesino:Energía alternativa no
convencional para riego». Archivado desde el original el 15 de marzo de 2014. Consultado
el 15 de marzo de 2014.
6. Volver arriba↑ Diario de Teruel, ed. (15 de junio de 2014). «José Manuel Navarro: “La
energía fotovoltaica es el futuro, porque el sol es gratis”». Consultado el 16 de junio de
2014.
7. Volver arriba↑ Libro de Consulta para Evaluación Ambiental (Volumen I; II y III). Trabajos
Técnicos del Departamento de Medio Ambiente del Banco Mundial.
8. Volver arriba↑ Los efectos del embalse del agua se analizan en el artículo: Embalse.
9. Volver arriba↑ Véase el artículo Reasentamiento involuntario.
Bibliografía[editar]
Constantino Constantinidis, Bonifica ed Irrigazione. Edagrícola. Ediciones Calderini.
Bologna, Italia. 1970.
Potencial del Riego Extensivo en Cultivos y Pasturas. 1.er Seminario Internacional /
Paysandú / Uruguay. Agosto, 2010.
Riego en cultivos y pasturas. 2.º. Seminario Internacional / Salto / Uruguay / 2012.
El riego y el drenaje cuentan actualmente, en creciente medida, entre las componentes irrenunciables de
la agricultura, y esto no sólo en zonas climáticas áridas. También las tierras aprovechadas en la agricultura
de secano se riegan adicionalmente por aspersión con el fin de incrementar la producción y/o de asegurarla
contra influencias climáticas negativas, o bien se convierten incluso en áreas de regadío. Sólo con la introducción
del riego pasan a convertirse extensas zonas en tierras de cultivo, en el sentido de una nueva colonización (como
se ha hecho p. ej. con los antiguos desiertos y estepas de Egipto, Israel, la India o México).
Además de los requisitos del mercado y de la progresiva monetarización, que no se detiene tampoco ante el
sistema de intercambio rural, el rápido crecimiento demográfico es el factor que obliga predominantemente
a incrementar la producción en tierras cuya superficie incluso está en disminución, para lo cual se hace
imprescindible, entre otras cosas, la introducción o el mejoramiento del riego (artificial). Es lícito pues suponer que
esta área presentará altas tasas de crecimiento, por lo que aumentarán drásticamente la importancia de la
provisión de agua y la cantidad absoluta del agua necesaria.
Mientras que, por una parte, en muchos lugares existen todavía recursos hidráulicos totalmente
desaprovechados, o al menos los recursos existentes se aprovechan sólo moderadamente, en otros lugares
la provisión de agua ha provocado ya daños ecológicos masivos y en su mayor parte irreversibles.
Así como la eliminación de aguas residuales desempeña un papel nada insignificante en el abastecimiento de
agua potable o industrial (véanse los capítulos de Disposición de aguas residuales, Abastecimiento de agua en
zonas urbanas), el riego exige siempre también un drenaje o desagüe. En gran parte, esto se produce ya por la
estructura natural del terreno. Pero en numeroso casos es necesario buscar soluciones para el drenaje ya en la
fase de planificación de los sistemas de acometida de agua.
La puesta en práctica titubeante de programas de drenaje tras un cambio a sistemas de riego durante todo el año
puede provocar daños irreversibles, ante todo por salinización de los suelos, así como un aumento del nivel de
las aguas freáticas. Incluso en proyectos de riego de pequeña magnitud han podido apreciarse en muchos
países problemas de salinización (= efectos negativos sobre el equilibrio de nutrientes en el suelo) por faltar
sistemas de drenaje. Para evitar daños por salinización a largo plazo, debería evacuarse de nuevo, a través del
drenaje, de un 10 al 20 % de la cantidad de agua aportada por riego, según la clase de suelo.
Si se tiene en cuenta la creciente demanda de agua de riego, con los a ello vinculados costos de provisión y
acometida, se comprende el riesgo de que se tienda a aplazar las medidas de drenaje, o a dimensionarlas con
el menor tamaño posible. Igualmente puede observarse que sistemas de acometida economizadores de agua,
pero caros, se relegan precipitadamente, por razones de costos, prefiriendo sistemas simples abiertos, no
afirmados o sobreextendidos. Hasta ahora se han aplicado en forma totalmente insuficiente soluciones
"apropiadas" que por una parte presenten unos costos favorables y que por otra resulten efectivas y con ello
conservadoras de los recursos.
El riego abarca las áreas:
Provisión de agua por almacenamiento en pequeños embalses, toma de ríos y extracción de aguas
subterráneas
Acometida y distribución del agua de riego por canales abiertos y cañerías
Aplicación del agua de riego por sumersión (de superficies), en balsetas, en franjas, por surcos, por
aspersión, por goteo y por infiltración subterránea
Desagüe y drenaje por sistemas abiertos y cubiertos/enterrados.
Este capítulo está referido únicamente a proyectos de riego de magnitud entre pequeña y media, y no trata
expresamente proyectos de embalses de grandes dimensiones ni la puesta en regadío de regiones enteras, que
afecten por ejemplo a cuencas fluviales completas.
Principalmente con el trasfondo de unos recursos de agua limitados, de un creciente consumo de agua y de la,
con frecuencia, deficiente adaptación entre el riego y el drenaje, en el ámbito de actividad del riego debería darse
la máxima importancia a lo siguiente:
Dedicar gran atención a la provisión de agua, ya que los proyectos que impliquen una explotación
considerable de bienes naturales acarrean típicamente grandes riesgos para el medio ambiente
Examinar la adaptación mutua del riego y el drenaje
Comprobar si las medidas tomadas responden, por su tecnología, a las capacidades financieras y a las
demás particularidades específicas del país (p. ej. conocimientos técnicos disponibles), a fin de así poder
reducir o excluir amenazas potenciales para el medio ambiente.
Aquí pueden verse afectados, según el campo de actividades, todos los ámbitos (suelo, agua, aire/clima, especies,
biotopos/paisaje). Repercusiones de formas muy variadas se producen en el ámbito del suelo, donde los diques
de tierra de pequeños embalses y los canales abiertos de acometida de aguas pueden implicar riesgos de
erosión. Todas las obras modifican (destruyen) el suelo, y el riego propiamente dicho origina un cambio en la
dinámica del mismo. Es posible contrarrestar el riesgo de erosión afirmando o consolidando los diques de tierra
(por ejemplo plantando en ellos especies vegetales cubridoras del suelo, con sistemas radiculares densos).
En el ámbito del agua, las repercusiones son muy variadas. Si bien los pequeños embalses significan un aporte a
la disponibilidad de agua superficial, por otra parte permiten también una contaminación de las aguas
subterráneas, dependiendo esto de las características del subsuelo. En todo caso, también de los pequeños
embalses pueden derivarse perjuicios para la calidad de las aguas superficiales y para el equilibrio de
nutrientes (especialmente por calentamiento y eutrofización). Debe tenerse en cuenta que al tomar medidas de
embalsamiento en una zona puede reducirse la oferta de agua en el curso inferior. Pero si las precipitaciones
tienen un carácter muy estacional, puede esperarse incluso lo contrario. En caso de toma de agua de los ríos,
se reduce la disponibilidad de aguas superficiales, mientras que en caso de tomarla de las aguas subterráneas, se
ve disminuido el régimen de estas últimas. En el caso de extracción de aguas subterráneas, la cantidad depende,
no en último lugar, de la técnica de extracción aplicada. Cuanto menos esfuerzo requiera la elevación (a nivel
económico: menos costos), tanto mayor será el derroche de ese recurso natural que es el agua.
Los puntos de toma abiertos y/o el vertido de p. ej. heces fecales y aceites entrañan el peligro de
contaminación de las aguas subterráneas.
Los pequeños embalses pueden tener repercusiones sobre el microclima. Afectan también el ámbito de
las especies, aunque en este último caso los efectos no están totalmente claros. Por una parte pueden
destruirse o desplazarse determinadas especies de la flora y la fauna, pero por otra parte la superficie acuática y
el entorno favorecerán o incluso atraerán a otras especies. A una (insignificante) reducción de biotopos
secos se le opone un aumento de biotopos acuáticos. En el caso de los biotopos húmedos es posible tanto
un aumento (ante todo en la zona de las orillas del embalse) como también una reducción (al disminuir el caudal
de agua en el curso inferior). Tanto el aumento como la disminución de especies pueden tener repercusiones
tanto positivas como negativas en el ámbito humano y en el de la naturaleza. Deben tenerse en cuenta
también los efectos de fluctuaciones del nivel del agua en el embalse. Puede partirse de que los pequeños
embalses significan un enriquecimiento de la variedad del paisaje.
Los sistemas abiertos de acometida y distribución provocan pérdidas de agua por evaporación, e
influyen (aunque escasamente) sobre el microclima. En el caso de canalizaciones con perfil de tierra, son posibles
repercusiones sobre las especies animales y vegetales, si bien tales efectos no están totalmente claros
(similarmente a lo que ocurre con los pequeños embalses). Dependiendo de la situación inicial, los sistemas
abiertos de acometida y distribución de agua pueden enriquecer o mermar la variedad del paisaje.
En tanto no discurran sobre tierra, de los sistemas cerrados son de esperar generalmente repercusiones sólo
escasas sobre el medio natural.
La aplicación del agua, el "riego" propiamente dicho, actúa en mayor o menor medida sobre las componentes
del ámbito del suelo, en función del método utilizado. Además tiene que contarse con efectos en los ámbitos
del agua y las especies, así como sobre el microclima. El problema principal de muchos métodos de riego es
la salinización, especialmente en caso de un manejo incorrecto y de una falta de drenaje. Este problema puede
definirse también simplificadamente como un desequilibrio extremo de nutrientes (exceso de sal) y
un empeoramiento de la estructura del suelo(enlodamiento, formación de costras, compactación).
En algunos casos, los métodos de riego tradicionales, con dificultades en la dosificación del agua (p. ej.
riego por sumersión, en balsetas, por franjas o por surcos) resultan ser problemáticos. Especialmente con estos
métodos no pueden excluirse procesos de erosión. En caso de una aplicación incorrecta, también el riego por
aspersión y, aún con mayor frecuencia, el riego por goteo puede originar salinización del suelo.
Especial atención debería dedicarse a aquellos métodos en los que técnicas tradicionales se han ampliado
con componentes modernas en forma no apropiada. Sistemas de acometida de agua o métodos de aplicación
antes adecuados pueden provocar p. ej. erosión y arrastres de tierras si la provisión de agua se ve modificada
por el uso de motobombas. Eventualmente tendrá que modificarse todo el sistema, con unas considerables
inversiones de capital.
Con todos los métodos son posibles repercusiones negativas sobre la microflora y la microfauna del suelo. En caso
de una buena adaptación a las condiciones locales y de una gestión correcta, los métodos de riego pueden
significar sin embargo también un aporte al equilibrio de los nutrientes y un beneficio para la microflora
y la microfauna.
El drenaje puede contrarrestar en gran medida el problema de la salinización, contribuyendo así al equilibrio
de los nutrientes y a la estabilización de la estructura del suelo. Debe llamarse la atención sobre la
posibilidad de una desalinización, al menos parcial, de las tierras a través de métodos de aplicación del agua.
Las zanjas de drenaje con perfil de tierra albergan riesgos de erosión. En el ámbito del agua hay que contar
con dos efectos: en primer lugar, los métodos de riego tradicionales y el riego por aspersión así como los sistemas
de drenaje por cauces abiertos originan una pérdida de aguas superficiales por evaporación. Pero por otra
parte, de los métodos tradicionales y de zanjas de drenaje con perfil de tierra puede derivarse también
un enriquecimiento de las aguas subterráneas. El enriquecimiento de las aguas subterráneas debido a un
riego excesivo puede ir en perjuicio de los cultivos a causa de un nivel demasiado alto de las aguas freáticas.
La infiltración en zonas pobres en agua representa un derroche de agua y al mismo tiempo puede fomentar
la explotación excesiva de los recursos naturales, por lo que debería concederse prioridad al afirmado de las
acometidas de agua. Las pérdidas por evaporación en el área de las acometidas resultan más bien insignificantes
(p. ej., en zonas desérticas son de un 1 a un 2 %, frente al 85 % de pérdidas por infiltración en el caso de
acometidas no afirmadas en terreno arenoso). Los métodos de riego tradicionales, el riego por aspersión y los
sistemas de drenaje por cauces abiertos pueden influir sobre el microclima. Según las características del lugar,
se producirán aquí eventuales efectos positivos (p. ej. en la ecología de los oasis) o efectos negativos.
Para todos los métodos de aplicación de agua tiene que contarse con una influencia sobre la flora. Por regla
general se perturbará el equilibrio natural de las especies; en cuanto al número de especies es posible tanto
un incremento como también una reducción
Dado que aquí sólo se trata de superficies de regadío relativamente pequeñas, existen para la fauna zonas
de escape y refugio suficientes, que evitan un cambio persistente en el equilibrio y el número. Dentro de este
ámbito, resultan más bien efectos del aumento y del uso de las tierras de cultivo en sí, así como de la forma de la
agricultura (véase el capítulo de Producción vegetal).
En el caso de las zanjas de drenaje abiertas, con perfil de tierra, son posibles efectos sobre la flora y la
fauna, si bien, en cuanto a su orientación, no pueden describirse inequívocamente, tal como ocurre con los
sistemas de acometida de agua y con los pequeños embalses. Esto es también válido análogamente para la
influencia que estos sistemas de drenaje ejercen sobre la variedad del paisaje.
En tanto sea posible siquiera formular afirmaciones generales sobre las componentes del entorno socioeconómico,
ellas resultarán forzosamente equívocas. Aquí es imprescindible un análisis de casos concretos.
Soluciones técnicamente sofisticadas presentan por regla general no sólo una mayor demanda de capital,
sino también, eventualmente, una considerable demanda de energía. Debe hacerse referencia tanto a la
posibilidad de materializar una obtención de energía a través de pequeños embalses y acometidas de agua como
a la posibilidad de cubrir la demanda energética mediante fuentes de energías renovables. La demanda de energía
externa puede reducirse si, p. ej. en el caso de la toma de agua de ríos, se recurre a la correspondientes
energía hidráulica (ruedas hidráulicas con alturas de elevación entre 0,5 y más de 20 m).
El problema central en el manejo de los proyectos de regadío con un uso de tecnología de nuevas
características podría ser generalmente la considerable demanda de formación y gestión. La introducción de
sistemas de riego suele coincidir también con formas de agricultura técnicamente más exigentes e intensivas, que
no en todas partes son aceptadas sin oposición. Esto origina una mayor demanda de asesoramiento y
motivación.
En sociedades en las que la responsabilidad del ámbito de la agricultura recae sobre las mujeres, sea como mano
de obra o como campesinas independientes, ellas se ven excluidas frecuentemente del derecho de intervención,
del asesoramiento y de la capacitación. Esto es de especial relevancia cuando las tecnologías tradicionales son
reemplazadas por otras nuevas.
La construcción y el manejo de sistemas de riego significan, ante todo en el caso de procedimientos intensivos en
cuanto a mano de obra, un considerable trabajo adicional, que en muchas sociedades es realizado ante todo
por mujeres. En contrapartida, los ingresos por trabajo son muy buenos, ante todo en el caso de métodos
intensivos en cuanto a capital. Pueden intensificarse disparidades sociales.
No es raro que las mujeres se vean perjudicadas materialmente por la introducción del riego. Así, en
muchas ocasiones, sólo los hombres son registrados como propietarios de las tierras, convertidas en regadíos,
o bien los hombres se apropian sencillamente de las tierras considerablemente más valiosas en comparación con
las de secano.
El cálculo de los futuros costos de operación, frecuentemente insuficiente en las planificaciones, los gastos
de mantenimiento y control, así como los correspondientes a la renovación de los sistemas de riego o bien
cambios difíciles de calcular en la política de fomento estatal (reducción de los servicios de extensionismo,
subvenciones para materiales e incluso para agua) pueden tener consecuencias económicas graves para los
campesinos. Debería comprobarse si el diseño técnico y el dimensionamiento de los sistemas de riego son
apropiados para que las campesinas y los campesinos puedan aprovecharlos en forma rentable incluso
aunque cambien las condiciones.
En general puede partirse de que el riego aumenta la seguridad de las cosechas y los ingresos.
Como excepción debe considerarse aquí la remuneración, limitada en el tiempo, del trabajo propio de la
construcción de los sistemas y del trabajo estacional, cuyo volumen es muy fluctuante. Si las mujeres participan
en ese trabajo estacional, ello puede significar eventualmente una carga de trabajo adicional para las mujeres
afectadas, que irá a costa de otras tareas (alimentación y similares).
Son probables efectos sobre la distribución de los ingresos (no sólo entre hombres y mujeres). Los métodos
intensivos en cuanto a capital pueden marginar a agricultores y agricultoras económicamente
débiles, empeorando la situación de la distribución. Si la conversión en tierras de regadío se realiza a base
de créditos, es frecuente que las mujeres no sean tenidas en cuenta. En general puede observarse que con la
complejidad técnica (y financiera) de un sistema de riego aumenta la diferenciación social.
Correspondientemente debería producirse una amplia dispersión de los títulos de propiedad, o bien tendrían
que fijarse límites superiores a la extensión de las superficies dentro de las nuevas zonas establecidas.
Sanidad
En muchos campos de actividad tiene que contarse con riesgos para la salud. La fuente principal de peligro son
las enfermedades condicionadas por el agua, ante todo la bilharziasis (esquistosomiasis) y la oncocercosis,
cuyos focos de infección pueden situarse en diferentes puntos del sistema de riego (agua estancada o corriente).
Ante todo la bilharziasis puede presentarse en zonas que se rieguen por primera vez, debido a su forma de
transmisión (secreciones humanas). También la propagación de anquilostomas duodenales y de ascáridos
lumbricoides puede verse fomentadaeventualmente por la agricultura de regadío.
La difusión de la malaria que se observa en el caso de grandes proyectos de regadío puede constituir también
un problema en el caso de proyectos menores con acometidas de agua y pequeños embalses abiertos. También
deben mencionarse enfermedades reumáticas y peligro de accidentes. Debido a la situación se originan riesgos
para la salud si los sistemas de riego se utilizan también para el abastecimiento de agua potable. Aquí debe
tenerse en cuenta ante todo a las mujeres, sensibilizándolas a través de una información<
El riego y el drenaje cuentan actualmente, en creciente medida, entre las componentes irrenunciables de
la agricultura, y esto no sólo en zonas climáticas áridas. También las tierras aprovechadas en la agricultura
de secano se riegan adicionalmente por aspersión con el fin de incrementar la producción y/o de asegurarla
contra influencias climáticas negativas, o bien se convierten incluso en áreas de regadío. Sólo con la introducción
del riego pasan a convertirse extensas zonas en tierras de cultivo, en el sentido de una nueva colonización (como
se ha hecho p. ej. con los antiguos desiertos y estepas de Egipto, Israel, la India o México).
Además de los requisitos del mercado y de la progresiva monetarización, que no se detiene tampoco ante el
sistema de intercambio rural, el rápido crecimiento demográfico es el factor que obliga predominantemente
a incrementar la producción en tierras cuya superficie incluso está en disminución, para lo cual se hace
imprescindible, entre otras cosas, la introducción o el mejoramiento del riego (artificial). Es lícito pues suponer que
esta área presentará altas tasas de crecimiento, por lo que aumentarán drásticamente la importancia de la
provisión de agua y la cantidad absoluta del agua necesaria.
Mientras que, por una parte, en muchos lugares existen todavía recursos hidráulicos totalmente
desaprovechados, o al menos los recursos existentes se aprovechan sólo moderadamente, en otros lugares
la provisión de agua ha provocado ya daños ecológicos masivos y en su mayor parte irreversibles.
Así como la eliminación de aguas residuales desempeña un papel nada insignificante en el abastecimiento de
agua potable o industrial (véanse los capítulos de Disposición de aguas residuales, Abastecimiento de agua en
zonas urbanas), el riego exige siempre también un drenaje o desagüe. En gran parte, esto se produce ya por la
estructura natural del terreno. Pero en numeroso casos es necesario buscar soluciones para el drenaje ya en la
fase de planificación de los sistemas de acometida de agua.
La puesta en práctica titubeante de programas de drenaje tras un cambio a sistemas de riego durante todo el año
puede provocar daños irreversibles, ante todo por salinización de los suelos, así como un aumento del nivel de
las aguas freáticas. Incluso en proyectos de riego de pequeña magnitud han podido apreciarse en muchos
países problemas de salinización (= efectos negativos sobre el equilibrio de nutrientes en el suelo) por faltar
sistemas de drenaje. Para evitar daños por salinización a largo plazo, debería evacuarse de nuevo, a través del
drenaje, de un 10 al 20 % de la cantidad de agua aportada por riego, según la clase de suelo.
Si se tiene en cuenta la creciente demanda de agua de riego, con los a ello vinculados costos de provisión y
acometida, se comprende el riesgo de que se tienda a aplazar las medidas de drenaje, o a dimensionarlas con
el menor tamaño posible. Igualmente puede observarse que sistemas de acometida economizadores de agua,
pero caros, se relegan precipitadamente, por razones de costos, prefiriendo sistemas simples abiertos, no
afirmados o sobreextendidos. Hasta ahora se han aplicado en forma totalmente insuficiente soluciones
"apropiadas" que por una parte presenten unos costos favorables y que por otra resulten efectivas y con ello
conservadoras de los recursos.
Provisión de agua por almacenamiento en pequeños embalses, toma de ríos y extracción de aguas
subterráneas
Acometida y distribución del agua de riego por canales abiertos y cañerías
Aplicación del agua de riego por sumersión (de superficies), en balsetas, en franjas, por surcos, por
aspersión, por goteo y por infiltración subterránea
Desagüe y drenaje por sistemas abiertos y cubiertos/enterrados.
Este capítulo está referido únicamente a proyectos de riego de magnitud entre pequeña y media, y no trata
expresamente proyectos de embalses de grandes dimensiones ni la puesta en regadío de regiones enteras, que
afecten por ejemplo a cuencas fluviales completas.
Principalmente con el trasfondo de unos recursos de agua limitados, de un creciente consumo de agua y de la,
con frecuencia, deficiente adaptación entre el riego y el drenaje, en el ámbito de actividad del riego debería darse
la máxima importancia a lo siguiente:
Dedicar gran atención a la provisión de agua, ya que los proyectos que impliquen una explotación
considerable de bienes naturales acarrean típicamente grandes riesgos para el medio ambiente
Examinar la adaptación mutua del riego y el drenaje
Comprobar si las medidas tomadas responden, por su tecnología, a las capacidades financieras y a las
demás particularidades específicas del país (p. ej. conocimientos técnicos disponibles), a fin de así poder
reducir o excluir amenazas potenciales para el medio ambiente.
Aquí pueden verse afectados, según el campo de actividades, todos los ámbitos (suelo, agua, aire/clima, especies,
biotopos/paisaje). Repercusiones de formas muy variadas se producen en el ámbito del suelo, donde los diques
de tierra de pequeños embalses y los canales abiertos de acometida de aguas pueden implicar riesgos de
erosión. Todas las obras modifican (destruyen) el suelo, y el riego propiamente dicho origina un cambio en la
dinámica del mismo. Es posible contrarrestar el riesgo de erosión afirmando o consolidando los diques de tierra
(por ejemplo plantando en ellos especies vegetales cubridoras del suelo, con sistemas radiculares densos).
En el ámbito del agua, las repercusiones son muy variadas. Si bien los pequeños embalses significan un aporte a
la disponibilidad de agua superficial, por otra parte permiten también una contaminación de las aguas
subterráneas, dependiendo esto de las características del subsuelo. En todo caso, también de los pequeños
embalses pueden derivarse perjuicios para la calidad de las aguas superficiales y para el equilibrio de
nutrientes (especialmente por calentamiento y eutrofización). Debe tenerse en cuenta que al tomar medidas de
embalsamiento en una zona puede reducirse la oferta de agua en el curso inferior. Pero si las precipitaciones
tienen un carácter muy estacional, puede esperarse incluso lo contrario. En caso de toma de agua de los ríos,
se reduce la disponibilidad de aguas superficiales, mientras que en caso de tomarla de las aguas subterráneas, se
ve disminuido el régimen de estas últimas. En el caso de extracción de aguas subterráneas, la cantidad depende,
no en último lugar, de la técnica de extracción aplicada. Cuanto menos esfuerzo requiera la elevación (a nivel
económico: menos costos), tanto mayor será el derroche de ese recurso natural que es el agua.
Los pequeños embalses pueden tener repercusiones sobre el microclima. Afectan también el ámbito de
las especies, aunque en este último caso los efectos no están totalmente claros. Por una parte pueden
destruirse o desplazarse determinadas especies de la flora y la fauna, pero por otra parte la superficie acuática y
el entorno favorecerán o incluso atraerán a otras especies. A una (insignificante) reducción de biotopos
secos se le opone un aumento de biotopos acuáticos. En el caso de los biotopos húmedos es posible tanto
un aumento (ante todo en la zona de las orillas del embalse) como también una reducción (al disminuir el caudal
de agua en el curso inferior). Tanto el aumento como la disminución de especies pueden tener repercusiones
tanto positivas como negativas en el ámbito humano y en el de la naturaleza. Deben tenerse en cuenta
también los efectos de fluctuaciones del nivel del agua en el embalse. Puede partirse de que los pequeños
embalses significan un enriquecimiento de la variedad del paisaje.
Los sistemas abiertos de acometida y distribución provocan pérdidas de agua por evaporación, e
influyen (aunque escasamente) sobre el microclima. En el caso de canalizaciones con perfil de tierra, son posibles
repercusiones sobre las especies animales y vegetales, si bien tales efectos no están totalmente claros
(similarmente a lo que ocurre con los pequeños embalses). Dependiendo de la situación inicial, los sistemas
abiertos de acometida y distribución de agua pueden enriquecer o mermar la variedad del paisaje.
En tanto no discurran sobre tierra, de los sistemas cerrados son de esperar generalmente repercusiones sólo
escasas sobre el medio natural.
La aplicación del agua, el "riego" propiamente dicho, actúa en mayor o menor medida sobre las componentes
del ámbito del suelo, en función del método utilizado. Además tiene que contarse con efectos en los ámbitos
del agua y las especies, así como sobre el microclima. El problema principal de muchos métodos de riego es
la salinización, especialmente en caso de un manejo incorrecto y de una falta de drenaje. Este problema puede
definirse también simplificadamente como un desequilibrio extremo de nutrientes (exceso de sal) y
un empeoramiento de la estructura del suelo(enlodamiento, formación de costras, compactación).
En algunos casos, los métodos de riego tradicionales, con dificultades en la dosificación del agua (p. ej.
riego por sumersión, en balsetas, por franjas o por surcos) resultan ser problemáticos. Especialmente con estos
métodos no pueden excluirse procesos de erosión. En caso de una aplicación incorrecta, también el riego por
aspersión y, aún con mayor frecuencia, el riego por goteo puede originar salinización del suelo.
Especial atención debería dedicarse a aquellos métodos en los que técnicas tradicionales se han ampliado
con componentes modernas en forma no apropiada. Sistemas de acometida de agua o métodos de aplicación
antes adecuados pueden provocar p. ej. erosión y arrastres de tierras si la provisión de agua se ve modificada
por el uso de motobombas. Eventualmente tendrá que modificarse todo el sistema, con unas considerables
inversiones de capital.
Con todos los métodos son posibles repercusiones negativas sobre la microflora y la microfauna del suelo. En caso
de una buena adaptación a las condiciones locales y de una gestión correcta, los métodos de riego pueden
significar sin embargo también un aporte al equilibrio de los nutrientes y un beneficio para la microflora
y la microfauna.
El drenaje puede contrarrestar en gran medida el problema de la salinización, contribuyendo así al equilibrio
de los nutrientes y a la estabilización de la estructura del suelo. Debe llamarse la atención sobre la
posibilidad de una desalinización, al menos parcial, de las tierras a través de métodos de aplicación del agua.
Las zanjas de drenaje con perfil de tierra albergan riesgos de erosión. En el ámbito del agua hay que contar
con dos efectos: en primer lugar, los métodos de riego tradicionales y el riego por aspersión así como los sistemas
de drenaje por cauces abiertos originan una pérdida de aguas superficiales por evaporación. Pero por otra
parte, de los métodos tradicionales y de zanjas de drenaje con perfil de tierra puede derivarse también
un enriquecimiento de las aguas subterráneas. El enriquecimiento de las aguas subterráneas debido a un
riego excesivo puede ir en perjuicio de los cultivos a causa de un nivel demasiado alto de las aguas freáticas.
La infiltración en zonas pobres en agua representa un derroche de agua y al mismo tiempo puede fomentar
la explotación excesiva de los recursos naturales, por lo que debería concederse prioridad al afirmado de las
acometidas de agua. Las pérdidas por evaporación en el área de las acometidas resultan más bien insignificantes
(p. ej., en zonas desérticas son de un 1 a un 2 %, frente al 85 % de pérdidas por infiltración en el caso de
acometidas no afirmadas en terreno arenoso). Los métodos de riego tradicionales, el riego por aspersión y los
sistemas de drenaje por cauces abiertos pueden influir sobre el microclima. Según las características del lugar,
se producirán aquí eventuales efectos positivos (p. ej. en la ecología de los oasis) o efectos negativos.
Para todos los métodos de aplicación de agua tiene que contarse con una influencia sobre la flora. Por regla
general se perturbará el equilibrio natural de las especies; en cuanto al número de especies es posible tanto
un incremento como también una reducción
Dado que aquí sólo se trata de superficies de regadío relativamente pequeñas, existen para la fauna zonas
de escape y refugio suficientes, que evitan un cambio persistente en el equilibrio y el número. Dentro de este
ámbito, resultan más bien efectos del aumento y del uso de las tierras de cultivo en sí, así como de la forma de la
agricultura (véase el capítulo de Producción vegetal).
En el caso de las zanjas de drenaje abiertas, con perfil de tierra, son posibles efectos sobre la flora y la
fauna, si bien, en cuanto a su orientación, no pueden describirse inequívocamente, tal como ocurre con los
sistemas de acometida de agua y con los pequeños embalses. Esto es también válido análogamente para la
influencia que estos sistemas de drenaje ejercen sobre la variedad del paisaje.
En tanto sea posible siquiera formular afirmaciones generales sobre las componentes del entorno socioeconómico,
ellas resultarán forzosamente equívocas. Aquí es imprescindible un análisis de casos concretos.
Soluciones técnicamente sofisticadas presentan por regla general no sólo una mayor demanda de capital,
sino también, eventualmente, una considerable demanda de energía. Debe hacerse referencia tanto a la
posibilidad de materializar una obtención de energía a través de pequeños embalses y acometidas de agua como
a la posibilidad de cubrir la demanda energética mediante fuentes de energías renovables. La demanda de energía
externa puede reducirse si, p. ej. en el caso de la toma de agua de ríos, se recurre a la correspondientes
energía hidráulica (ruedas hidráulicas con alturas de elevación entre 0,5 y más de 20 m).
El problema central en el manejo de los proyectos de regadío con un uso de tecnología de nuevas
características podría ser generalmente la considerable demanda de formación y gestión. La introducción de
sistemas de riego suele coincidir también con formas de agricultura técnicamente más exigentes e intensivas, que
no en todas partes son aceptadas sin oposición. Esto origina una mayor demanda de asesoramiento y
motivación.
En sociedades en las que la responsabilidad del ámbito de la agricultura recae sobre las mujeres, sea como mano
de obra o como campesinas independientes, ellas se ven excluidas frecuentemente del derecho de intervención,
del asesoramiento y de la capacitación. Esto es de especial relevancia cuando las tecnologías tradicionales son
reemplazadas por otras nuevas.
La construcción y el manejo de sistemas de riego significan, ante todo en el caso de procedimientos intensivos en
cuanto a mano de obra, un considerable trabajo adicional, que en muchas sociedades es realizado ante todo
por mujeres. En contrapartida, los ingresos por trabajo son muy buenos, ante todo en el caso de métodos
intensivos en cuanto a capital. Pueden intensificarse disparidades sociales.
No es raro que las mujeres se vean perjudicadas materialmente por la introducción del riego. Así, en
muchas ocasiones, sólo los hombres son registrados como propietarios de las tierras, convertidas en regadíos,
o bien los hombres se apropian sencillamente de las tierras considerablemente más valiosas en comparación con
las de secano.
El cálculo de los futuros costos de operación, frecuentemente insuficiente en las planificaciones, los gastos
de mantenimiento y control, así como los correspondientes a la renovación de los sistemas de riego o bien
cambios difíciles de calcular en la política de fomento estatal (reducción de los servicios de extensionismo,
subvenciones para materiales e incluso para agua) pueden tener consecuencias económicas graves para los
campesinos. Debería comprobarse si el diseño técnico y el dimensionamiento de los sistemas de riego son
apropiados para que las campesinas y los campesinos puedan aprovecharlos en forma rentable incluso
aunque cambien las condiciones.
En general puede partirse de que el riego aumenta la seguridad de las cosechas y los ingresos.
Como excepción debe considerarse aquí la remuneración, limitada en el tiempo, del trabajo propio de la
construcción de los sistemas y del trabajo estacional, cuyo volumen es muy fluctuante. Si las mujeres participan
en ese trabajo estacional, ello puede significar eventualmente una carga de trabajo adicional para las mujeres
afectadas, que irá a costa de otras tareas (alimentación y similares).
Son probables efectos sobre la distribución de los ingresos (no sólo entre hombres y mujeres). Los métodos
intensivos en cuanto a capital pueden marginar a agricultores y agricultoras económicamente
débiles, empeorando la situación de la distribución. Si la conversión en tierras de regadío se realiza a base
de créditos, es frecuente que las mujeres no sean tenidas en cuenta. En general puede observarse que con la
complejidad técnica (y financiera) de un sistema de riego aumenta la diferenciación social.
Correspondientemente debería producirse una amplia dispersión de los títulos de propiedad, o bien tendrían
que fijarse límites superiores a la extensión de las superficies dentro de las nuevas zonas establecidas.
Sanidad
En muchos campos de actividad tiene que contarse con riesgos para la salud. La fuente principal de peligro son
las enfermedades condicionadas por el agua, ante todo la bilharziasis (esquistosomiasis) y la oncocercosis,
cuyos focos de infección pueden situarse en diferentes puntos del sistema de riego (agua estancada o corriente).
Ante todo la bilharziasis puede presentarse en zonas que se rieguen por primera vez, debido a su forma de
transmisión (secreciones humanas). También la propagación de anquilostomas duodenales y de ascáridos
lumbricoides puede verse fomentadaeventualmente por la agricultura de regadío.
La difusión de la malaria que se observa en el caso de grandes proyectos de regadío puede constituir también
un problema en el caso de proyectos menores con acometidas de agua y pequeños embalses abiertos. También
deben mencionarse enfermedades reumáticas y peligro de accidentes. Debido a la situación se originan riesgos
para la salud si los sistemas de riego se utilizan también para el abastecimiento de agua potable. Aquí debe
tenerse en cuenta ante todo a las mujeres, sensibilizándolas a través de una información<
El riego y el drenaje cuentan actualmente, en creciente medida, entre las componentes irrenunciables de
la agricultura, y esto no sólo en zonas climáticas áridas. También las tierras aprovechadas en la agricultura
de secano se riegan adicionalmente por aspersión con el fin de incrementar la producción y/o de asegurarla
contra influencias climáticas negativas, o bien se convierten incluso en áreas de regadío. Sólo con la introducción
del riego pasan a convertirse extensas zonas en tierras de cultivo, en el sentido de una nueva colonización (como
se ha hecho p. ej. con los antiguos desiertos y estepas de Egipto, Israel, la India o México).
Además de los requisitos del mercado y de la progresiva monetarización, que no se detiene tampoco ante el
sistema de intercambio rural, el rápido crecimiento demográfico es el factor que obliga predominantemente
a incrementar la producción en tierras cuya superficie incluso está en disminución, para lo cual se hace
imprescindible, entre otras cosas, la introducción o el mejoramiento del riego (artificial). Es lícito pues suponer que
esta área presentará altas tasas de crecimiento, por lo que aumentarán drásticamente la importancia de la
provisión de agua y la cantidad absoluta del agua necesaria.
Mientras que, por una parte, en muchos lugares existen todavía recursos hidráulicos totalmente
desaprovechados, o al menos los recursos existentes se aprovechan sólo moderadamente, en otros lugares
la provisión de agua ha provocado ya daños ecológicos masivos y en su mayor parte irreversibles.
Así como la eliminación de aguas residuales desempeña un papel nada insignificante en el abastecimiento de
agua potable o industrial (véanse los capítulos de Disposición de aguas residuales, Abastecimiento de agua en
zonas urbanas), el riego exige siempre también un drenaje o desagüe. En gran parte, esto se produce ya por la
estructura natural del terreno. Pero en numeroso casos es necesario buscar soluciones para el drenaje ya en la
fase de planificación de los sistemas de acometida de agua.
La puesta en práctica titubeante de programas de drenaje tras un cambio a sistemas de riego durante todo el año
puede provocar daños irreversibles, ante todo por salinización de los suelos, así como un aumento del nivel de
las aguas freáticas. Incluso en proyectos de riego de pequeña magnitud han podido apreciarse en muchos
países problemas de salinización (= efectos negativos sobre el equilibrio de nutrientes en el suelo) por faltar
sistemas de drenaje. Para evitar daños por salinización a largo plazo, debería evacuarse de nuevo, a través del
drenaje, de un 10 al 20 % de la cantidad de agua aportada por riego, según la clase de suelo.
Si se tiene en cuenta la creciente demanda de agua de riego, con los a ello vinculados costos de provisión y
acometida, se comprende el riesgo de que se tienda a aplazar las medidas de drenaje, o a dimensionarlas con
el menor tamaño posible. Igualmente puede observarse que sistemas de acometida economizadores de agua,
pero caros, se relegan precipitadamente, por razones de costos, prefiriendo sistemas simples abiertos, no
afirmados o sobreextendidos. Hasta ahora se han aplicado en forma totalmente insuficiente soluciones
"apropiadas" que por una parte presenten unos costos favorables y que por otra resulten efectivas y con ello
conservadoras de los recursos.
Provisión de agua por almacenamiento en pequeños embalses, toma de ríos y extracción de aguas
subterráneas
Acometida y distribución del agua de riego por canales abiertos y cañerías
Aplicación del agua de riego por sumersión (de superficies), en balsetas, en franjas, por surcos, por
aspersión, por goteo y por infiltración subterránea
Desagüe y drenaje por sistemas abiertos y cubiertos/enterrados.
Este capítulo está referido únicamente a proyectos de riego de magnitud entre pequeña y media, y no trata
expresamente proyectos de embalses de grandes dimensiones ni la puesta en regadío de regiones enteras, que
afecten por ejemplo a cuencas fluviales completas.
Principalmente con el trasfondo de unos recursos de agua limitados, de un creciente consumo de agua y de la,
con frecuencia, deficiente adaptación entre el riego y el drenaje, en el ámbito de actividad del riego debería darse
la máxima importancia a lo siguiente:
Dedicar gran atención a la provisión de agua, ya que los proyectos que impliquen una explotación
considerable de bienes naturales acarrean típicamente grandes riesgos para el medio ambiente
Examinar la adaptación mutua del riego y el drenaje
Comprobar si las medidas tomadas responden, por su tecnología, a las capacidades financieras y a las
demás particularidades específicas del país (p. ej. conocimientos técnicos disponibles), a fin de así poder
reducir o excluir amenazas potenciales para el medio ambiente.
Aquí pueden verse afectados, según el campo de actividades, todos los ámbitos (suelo, agua, aire/clima, especies,
biotopos/paisaje). Repercusiones de formas muy variadas se producen en el ámbito del suelo, donde los diques
de tierra de pequeños embalses y los canales abiertos de acometida de aguas pueden implicar riesgos de
erosión. Todas las obras modifican (destruyen) el suelo, y el riego propiamente dicho origina un cambio en la
dinámica del mismo. Es posible contrarrestar el riesgo de erosión afirmando o consolidando los diques de tierra
(por ejemplo plantando en ellos especies vegetales cubridoras del suelo, con sistemas radiculares densos).
En el ámbito del agua, las repercusiones son muy variadas. Si bien los pequeños embalses significan un aporte a
la disponibilidad de agua superficial, por otra parte permiten también una contaminación de las aguas
subterráneas, dependiendo esto de las características del subsuelo. En todo caso, también de los pequeños
embalses pueden derivarse perjuicios para la calidad de las aguas superficiales y para el equilibrio de
nutrientes (especialmente por calentamiento y eutrofización). Debe tenerse en cuenta que al tomar medidas de
embalsamiento en una zona puede reducirse la oferta de agua en el curso inferior. Pero si las precipitaciones
tienen un carácter muy estacional, puede esperarse incluso lo contrario. En caso de toma de agua de los ríos,
se reduce la disponibilidad de aguas superficiales, mientras que en caso de tomarla de las aguas subterráneas, se
ve disminuido el régimen de estas últimas. En el caso de extracción de aguas subterráneas, la cantidad depende,
no en último lugar, de la técnica de extracción aplicada. Cuanto menos esfuerzo requiera la elevación (a nivel
económico: menos costos), tanto mayor será el derroche de ese recurso natural que es el agua.
Los pequeños embalses pueden tener repercusiones sobre el microclima. Afectan también el ámbito de
las especies, aunque en este último caso los efectos no están totalmente claros. Por una parte pueden
destruirse o desplazarse determinadas especies de la flora y la fauna, pero por otra parte la superficie acuática y
el entorno favorecerán o incluso atraerán a otras especies. A una (insignificante) reducción de biotopos
secos se le opone un aumento de biotopos acuáticos. En el caso de los biotopos húmedos es posible tanto
un aumento (ante todo en la zona de las orillas del embalse) como también una reducción (al disminuir el caudal
de agua en el curso inferior). Tanto el aumento como la disminución de especies pueden tener repercusiones
tanto positivas como negativas en el ámbito humano y en el de la naturaleza. Deben tenerse en cuenta
también los efectos de fluctuaciones del nivel del agua en el embalse. Puede partirse de que los pequeños
embalses significan un enriquecimiento de la variedad del paisaje.
Los sistemas abiertos de acometida y distribución provocan pérdidas de agua por evaporación, e
influyen (aunque escasamente) sobre el microclima. En el caso de canalizaciones con perfil de tierra, son posibles
repercusiones sobre las especies animales y vegetales, si bien tales efectos no están totalmente claros
(similarmente a lo que ocurre con los pequeños embalses). Dependiendo de la situación inicial, los sistemas
abiertos de acometida y distribución de agua pueden enriquecer o mermar la variedad del paisaje.
En tanto no discurran sobre tierra, de los sistemas cerrados son de esperar generalmente repercusiones sólo
escasas sobre el medio natural.
La aplicación del agua, el "riego" propiamente dicho, actúa en mayor o menor medida sobre las componentes
del ámbito del suelo, en función del método utilizado. Además tiene que contarse con efectos en los ámbitos
del agua y las especies, así como sobre el microclima. El problema principal de muchos métodos de riego es
la salinización, especialmente en caso de un manejo incorrecto y de una falta de drenaje. Este problema puede
definirse también simplificadamente como un desequilibrio extremo de nutrientes (exceso de sal) y
un empeoramiento de la estructura del suelo(enlodamiento, formación de costras, compactación).
En algunos casos, los métodos de riego tradicionales, con dificultades en la dosificación del agua (p. ej.
riego por sumersión, en balsetas, por franjas o por surcos) resultan ser problemáticos. Especialmente con estos
métodos no pueden excluirse procesos de erosión. En caso de una aplicación incorrecta, también el riego por
aspersión y, aún con mayor frecuencia, el riego por goteo puede originar salinización del suelo.
Especial atención debería dedicarse a aquellos métodos en los que técnicas tradicionales se han ampliado
con componentes modernas en forma no apropiada. Sistemas de acometida de agua o métodos de aplicación
antes adecuados pueden provocar p. ej. erosión y arrastres de tierras si la provisión de agua se ve modificada
por el uso de motobombas. Eventualmente tendrá que modificarse todo el sistema, con unas considerables
inversiones de capital.
Con todos los métodos son posibles repercusiones negativas sobre la microflora y la microfauna del suelo. En caso
de una buena adaptación a las condiciones locales y de una gestión correcta, los métodos de riego pueden
significar sin embargo también un aporte al equilibrio de los nutrientes y un beneficio para la microflora
y la microfauna.
El drenaje puede contrarrestar en gran medida el problema de la salinización, contribuyendo así al equilibrio
de los nutrientes y a la estabilización de la estructura del suelo. Debe llamarse la atención sobre la
posibilidad de una desalinización, al menos parcial, de las tierras a través de métodos de aplicación del agua.
Las zanjas de drenaje con perfil de tierra albergan riesgos de erosión. En el ámbito del agua hay que contar
con dos efectos: en primer lugar, los métodos de riego tradicionales y el riego por aspersión así como los sistemas
de drenaje por cauces abiertos originan una pérdida de aguas superficiales por evaporación. Pero por otra
parte, de los métodos tradicionales y de zanjas de drenaje con perfil de tierra puede derivarse también
un enriquecimiento de las aguas subterráneas. El enriquecimiento de las aguas subterráneas debido a un
riego excesivo puede ir en perjuicio de los cultivos a causa de un nivel demasiado alto de las aguas freáticas.
La infiltración en zonas pobres en agua representa un derroche de agua y al mismo tiempo puede fomentar
la explotación excesiva de los recursos naturales, por lo que debería concederse prioridad al afirmado de las
acometidas de agua. Las pérdidas por evaporación en el área de las acometidas resultan más bien insignificantes
(p. ej., en zonas desérticas son de un 1 a un 2 %, frente al 85 % de pérdidas por infiltración en el caso de
acometidas no afirmadas en terreno arenoso). Los métodos de riego tradicionales, el riego por aspersión y los
sistemas de drenaje por cauces abiertos pueden influir sobre el microclima. Según las características del lugar,
se producirán aquí eventuales efectos positivos (p. ej. en la ecología de los oasis) o efectos negativos.
Para todos los métodos de aplicación de agua tiene que contarse con una influencia sobre la flora. Por regla
general se perturbará el equilibrio natural de las especies; en cuanto al número de especies es posible tanto
un incremento como también una reducción
Dado que aquí sólo se trata de superficies de regadío relativamente pequeñas, existen para la fauna zonas
de escape y refugio suficientes, que evitan un cambio persistente en el equilibrio y el número. Dentro de este
ámbito, resultan más bien efectos del aumento y del uso de las tierras de cultivo en sí, así como de la forma de la
agricultura (véase el capítulo de Producción vegetal).
En el caso de las zanjas de drenaje abiertas, con perfil de tierra, son posibles efectos sobre la flora y la
fauna, si bien, en cuanto a su orientación, no pueden describirse inequívocamente, tal como ocurre con los
sistemas de acometida de agua y con los pequeños embalses. Esto es también válido análogamente para la
influencia que estos sistemas de drenaje ejercen sobre la variedad del paisaje.
En tanto sea posible siquiera formular afirmaciones generales sobre las componentes del entorno socioeconómico,
ellas resultarán forzosamente equívocas. Aquí es imprescindible un análisis de casos concretos.
Soluciones técnicamente sofisticadas presentan por regla general no sólo una mayor demanda de capital,
sino también, eventualmente, una considerable demanda de energía. Debe hacerse referencia tanto a la
posibilidad de materializar una obtención de energía a través de pequeños embalses y acometidas de agua como
a la posibilidad de cubrir la demanda energética mediante fuentes de energías renovables. La demanda de energía
externa puede reducirse si, p. ej. en el caso de la toma de agua de ríos, se recurre a la correspondientes
energía hidráulica (ruedas hidráulicas con alturas de elevación entre 0,5 y más de 20 m).
El problema central en el manejo de los proyectos de regadío con un uso de tecnología de nuevas
características podría ser generalmente la considerable demanda de formación y gestión. La introducción de
sistemas de riego suele coincidir también con formas de agricultura técnicamente más exigentes e intensivas, que
no en todas partes son aceptadas sin oposición. Esto origina una mayor demanda de asesoramiento y
motivación.
En sociedades en las que la responsabilidad del ámbito de la agricultura recae sobre las mujeres, sea como mano
de obra o como campesinas independientes, ellas se ven excluidas frecuentemente del derecho de intervención,
del asesoramiento y de la capacitación. Esto es de especial relevancia cuando las tecnologías tradicionales son
reemplazadas por otras nuevas.
La construcción y el manejo de sistemas de riego significan, ante todo en el caso de procedimientos intensivos en
cuanto a mano de obra, un considerable trabajo adicional, que en muchas sociedades es realizado ante todo
por mujeres. En contrapartida, los ingresos por trabajo son muy buenos, ante todo en el caso de métodos
intensivos en cuanto a capital. Pueden intensificarse disparidades sociales.
No es raro que las mujeres se vean perjudicadas materialmente por la introducción del riego. Así, en
muchas ocasiones, sólo los hombres son registrados como propietarios de las tierras, convertidas en regadíos,
o bien los hombres se apropian sencillamente de las tierras considerablemente más valiosas en comparación con
las de secano.
El cálculo de los futuros costos de operación, frecuentemente insuficiente en las planificaciones, los gastos
de mantenimiento y control, así como los correspondientes a la renovación de los sistemas de riego o bien
cambios difíciles de calcular en la política de fomento estatal (reducción de los servicios de extensionismo,
subvenciones para materiales e incluso para agua) pueden tener consecuencias económicas graves para los
campesinos. Debería comprobarse si el diseño técnico y el dimensionamiento de los sistemas de riego son
apropiados para que las campesinas y los campesinos puedan aprovecharlos en forma rentable incluso
aunque cambien las condiciones.
En general puede partirse de que el riego aumenta la seguridad de las cosechas y los ingresos.
Como excepción debe considerarse aquí la remuneración, limitada en el tiempo, del trabajo propio de la
construcción de los sistemas y del trabajo estacional, cuyo volumen es muy fluctuante. Si las mujeres participan
en ese trabajo estacional, ello puede significar eventualmente una carga de trabajo adicional para las mujeres
afectadas, que irá a costa de otras tareas (alimentación y similares).
Son probables efectos sobre la distribución de los ingresos (no sólo entre hombres y mujeres). Los métodos
intensivos en cuanto a capital pueden marginar a agricultores y agricultoras económicamente
débiles, empeorando la situación de la distribución. Si la conversión en tierras de regadío se realiza a base
de créditos, es frecuente que las mujeres no sean tenidas en cuenta. En general puede observarse que con la
complejidad técnica (y financiera) de un sistema de riego aumenta la diferenciación social.
Correspondientemente debería producirse una amplia dispersión de los títulos de propiedad, o bien tendrían
que fijarse límites superiores a la extensión de las superficies dentro de las nuevas zonas establecidas.
Sanidad
En muchos campos de actividad tiene que contarse con riesgos para la salud. La fuente principal de peligro son
las enfermedades condicionadas por el agua, ante todo la bilharziasis (esquistosomiasis) y la oncocercosis,
cuyos focos de infección pueden situarse en diferentes puntos del sistema de riego (agua estancada o corriente).
Ante todo la bilharziasis puede presentarse en zonas que se rieguen por primera vez, debido a su forma de
transmisión (secreciones humanas). También la propagación de anquilostomas duodenales y de ascáridos
lumbricoides puede verse fomentadaeventualmente por la agricultura de regadío.
La difusión de la malaria que se observa en el caso de grandes proyectos de regadío puede constituir también
un problema en el caso de proyectos menores con acometidas de agua y pequeños embalses abiertos. También
deben mencionarse enfermedades reumáticas y peligro de accidentes. Debido a la situación se originan riesgos
para la salud si los sistemas de riego se utilizan también para el abastecimiento de agua potable. Aquí debe
tenerse en cuenta ante todo a las mujeres, sensibilizándolas a través de una información<
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Efectos positivos y negativos medio ambientales de los regadíos en agricultura.
El regadío no siempre tiene un efecto perjudicial u origina un impacto ambiental negativo,
sino que en numerosos casos se producen impactos ambientales positivos que favorecen
diferentes aspectos del entorno.
Sin embargo, por lo general, la agricultura de regadío provoca más impactos
negativos que positivos, aunque puede considerarse que el grado de deterioro ambiental
es bajo comparado con otras actividades como la industria o la infraestructura viaria
(carreteras, ferrocarril, etc.).
Se expondrán algunas de las acciones tanto beneficiosas como perjudiciales más
relevantes, haciendo incidencia en ciertos aspectos que deben ser considerados en el
diseño y manejo de los riegos para usar racionalmente el agua de riego y minimizar la
contaminación de las aguas, como efectos más importantes de la implantación de la
agricultura de regadío.
La agricultura es una actividad productiva que se realiza en todo el mundo desde hace
miles de años, consistente en la obtención de cultivos fuera de su entorno silvestre
aplicando diversidad de técnicas y prácticas.
Por sí misma la agricultura constituye una alteración del medio, al ser consecuencia de
una actividad humana que requiere el uso de determinados recursos naturales (suelo,
compuestos químicos, agua, combustible...) y que origina una serie de residuos y
desechos potencialmente contaminantes.
La agricultura de regadío constituye una importantísima actividad dentro del sector
agrícola, principalmente en lo que se refiere a la producción final, a la dinámica del sector
relacionado con ella y al empleo generado.
El regadío es una modalidad de la agricultura que supone siempre una alteración del
medio donde ésta se desarrolla, para adecuarlo a las necesidades del sistema de riego o
como consecuencia de la aplicación propiamente dicha de los riegos.
Sin embargo, las implicaciones ambientales suelen ser mayores que en la agricultura de
secano. La transformación de un sistema agrícola de secano a regadío supone la
modificación de un gran número de factores o elementos, lo que puede afectar en mayor o
menor grado al entorno, bien sea a las personas, los animales y plantas, a determinados
recursos como el agua y el suelo o a su aspecto físico.
En cualquier caso, el grado de afectación del medio será diferente dependiendo del
método de riego que se instale, por superficie, aspersión o localizado, y de la magnitud
de la transformación.
Es evidente que el efecto en el medio ambiente será mucho mayor cuando se realice un
plan de transformación a escala de zona regable que cuando un agricultor ponga en riego
su finca de secano con un equipamiento e inversión reducidas.
Además de la mencionada transformación de secano a regadío, el cambio en el método
de riego, superficie, aspersión o localizado, también puede generar impactos en el
medio. Un ejemplo lo constituye una transformación de una gran zona de riego por
superficie en riego localizado, lo que puede afectar a varios aspectos como:
Alteración en el funcionamiento de los acuíferos.
Clima de la zona, especialmente a la humedad y temperatura del aire.
Desaparición de hábitats propios del riego por superficie, como los canales de riego,
embalses, sistemas de desagüe.
etc.
El riego en la agricultura supone la alteración del medio donde éste se lleva a cabo en
distinta medida dependiendo de la magnitud del sistema de regadío.
En cualquier caso, siempre se producirán impactos negativos que perjudican el medio
ambiente, si bien en ciertas ocasiones se puedan destacar también algunas ventajas con
respecto a los sistemas de secano.
Como impactos positivos cabe destacar:
El incremento del valor paisajístico de determinado sistemas de riego, más importante en
riegos tradicionales.
Se favorece también la biodiversidad o variedad de especies de fauna y flora, así como el
desarrollo de actividades cinegéticas, deportivas y turísticas.
Entre los impactos negativos se encuentran:
Las obras de infraestructura para realizar los riegos, almacenamiento y distribución de
agua, caminos, etc.
En otro ámbito, el uso masivo e irracional de agua supone un importante perjuicio, en
cuanto es un recurso muy escaso en muchas zonas.
A este mal uso contribuyen las pérdidas de agua en las infraestructuras de riego y los
riegos poco eficientes. Las pérdidas de agua por filtración profunda y su efecto
principalmente en la contaminación por nitratos en aguas subterráneas y superficiales, así
como la erosión del suelo, que lo degrada y contamina el agua de retorno, son dos de los
efectos más importantes en el medio ambiente.
En muchas ocasiones es suficiente realizar riegos con elevada uniformidad y eficiencia
para minimizar estos impactos negativos