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La competitividad: es un concepto relativo, muestra la posición comparativa de los

sistemas (empresas, sectores, países) utilizando la misma medida de referencia.


Podemos decir que es un concepto en desarrollo, no acabado y sujeto a muchas
interpretaciones y formas de medición. Dependiendo de la dimensión a la que
pertenezcan los sistemas organizativos, se utilizarán unos indicadores distintos para
medirla.
La competitividad interna: está referida a la competencia de la empresa consigo
misma a partir de la comparación de su eficiencia en el tiempo y de la eficiencia de
sus estructuras internas (productivas y de servicios.)
Competitividad nacional: Para que una nación sea competitiva debe integrar el
diamante nacional que comprende cuatro elementos: El uso y la dotación de
factores; la competencia y rivalidad entre las empresas; la formación de la demanda
interna, y los sectores de apoyo y conexos.
Competitividad sistémica: el concepto enfatiza la importancia de aquellos
factores que determinan la evolución de los sistemas económicos y que no son
sistemáticamente tratados por los enfoques convencionales de la macro y
microeconomía. Distinguir cuatro niveles de análisis, micro, meso, macro y meta e
investigar la interrelación entre ellos no sólo tiene sentido a nivel de economías
nacionales. Pues este resulta ser también un ejercicio útil para comprender la
evolución de las economías locales y regionales y más aún nos ayuda a tratar los
factores supranacionales.

Tipos de estrategias competitivas


Una de las aportaciones teóricas más notables en este ámbito ha sido la
clasificación realizada por Porter, que diferencia entre tres tipos de estrategias
competitivas:
Estrategia de diferenciación. Busca hacer que el producto sea significativamente
diferente al de los competidores, o incluso que exista la percepción de que sea
único. El cliente puede llegar a pagar más por el producto, ya que la empresa se
comporta como si fuese un monopolio, siendo menos sensible al precio y más fiel.
Estrategia de líder en costes. Consiste en producir con los costes más bajos
posibles, de manera que se pueda ofrecer el producto a un precio inferior al de la
competencia, por medio de una ventaja a escala productiva u operativa. A veces,
incluso si la empresa se encuentra en un mercado con mucha demanda, puede
mantener el precio y así beneficiarse de un margen comercial elevado.
Estrategia de enfoque. También se denomina de alta segmentación y consiste en
centrarse en un segmento del mercado, aplicando la diferenciación o el liderazgo
en costes. De esta forma, se aplica la estrategia competitiva más conveniente a
cada segmento del mercado. Si se aplica el liderazgo en costes, pueden obtener
importantes márgenes comerciales por producir con costes bajos. Si en cambio se
adopta la diferenciación, ofreciendo un relevante valor añadido, pueden justificarse
unos precios más elevados en relación a la competencia, lo que se conoce como
diferenciación segmentada.
Competitividad estática
adopta la diferenciación, ofreciendo un relevante valor añadido, pueden justificarse
Es un tipo de competitividad que hoy en día no es útil para esta época en la que
(según sectores) la oferta iguala a la demanda, y a veces hasta la supera. Al invertir
en activos fijos, estos se convierten en obsoletos; en un entorno variable este tipo
de competitividad no hace prosperar a la empresa.
Competitividad dinámica
En la actualidad el elemento “marketing” de las empresas es determinante; y los
esfuerzos deben enfocarse en mejorar el servicio al cliente, recursos humanos y
management. Eso es el tipo de competitividad dinámica.
Bibliografía
 BID (2004), Competitividad: Conceptos y Buenas Prácticas, CD-ROM.
 Markusen, J. (1992), Productivity, Competitiveness, Trade Performance and
Real Income: The Nexus Among Four Components, Supply and Services
Canada, Ottawa.
 Monte, A. 1992. Estrategias para la competitividad internacional. México
Distrito Federal.
Esperanza Camacho

Elementos de la competitividad

 Toma de decisiones: La rapidez y la complejidad con que se mueve el


mundo laboral obliga a los ejecutivos, cada vez más, a usar la información
como una herramienta básica para tomar sus decisiones.
 Diferenciación: Para distinguirse debe dar un valor agregado al producto o
servicio que ofrecerá en su trabajo.
 Adaptabilidad: Se refiere a su flexibilidad para manejar los cambios.
 Innovar: En términos de trabajo este concepto no solo implica tener un
producto diferente, también puede dar un plus a las tareas que son parte de
su día a día.
 Aprender de la incertidumbre: El cambio es una constante en nuestra
sociedad, como consecuencia aparece este fenómeno, del cual también
debe sacar provecho.

Características que marcan la diferencia y pueden lograr un nivel de avance


más productivo en una empresa competitiva

 Constante innovación: la innovación es un factor primordial para la


competitividad, el constante cambio ayuda a mantener al cliente expectante.
No necesariamente hay que lanzar un nuevo producto o servicio, se pueden
generar nuevas características, nuevas funciones, utilidades o beneficios.
Puede pedir a los empleados que generen ideas para mejorar cualquier
faceta del negocio.
 Liderazgo: no solo los productos o servicios que ofrece la empresa deben
ser los mejores, se debe buscar que dentro de la misma exista una relación
horizontal. Un líder debe garantizar el bienestar del otro. La estimulación es
importante, al igual que trazar metas alcanzables y establecer
responsabilidades que potencialicen el talento de cada uno de los
empleados. La integridad, la confianza, tomar la iniciativa y la autoridad
reconocida como compromiso servirán de inspiración y responsabilidad, lo
que puede garantizar un trabajo realizado con el optimismo de ser el mejor.

 Uso de Internet y las nuevas tecnologías: El Internet se ha convertido en


algo indispensable en los últimos años. Ha jugado un papel importante en
los cambios sociales, culturales, y hasta económicos. Hacer buen uso de
estas herramientas puede garantizar la expansión y crecimiento de una
empresa y una mayor integración entre la producción, proveedores y clientes.
 Comunicación y marketing: la comunicación es un punto clave para el
crecimiento de las empresas, su gestión a través de la red supone la
posibilidad de mejorar la relación cliente-marca a todo nivel. Las compañías
que no potencializan su comunicación están perdiendo grandes
oportunidades de crecimiento y posicionamiento. Un buen mensaje a través
de una red social puede generar un ingreso y desarrollo de la marca. El
marketing se convierte en algo significativo para la empresa, el diseño, la
imagen y distribución del producto son fundamentales para una mejor
recepción.
 Talento humano: ninguna empresa puede estar en pie sin un mínimo de
una persona, un excelente grupo de trabajo es vital para la evolución
competitiva de la organización. Todos los miembros del equipo en una
empresa aportarán al éxito de la misma. Sacar el mayor provecho de sus
capacidades, escuchar sus opiniones y buscar que se sientan cómodos con
sus labores hará que resalte el mejor talento de cualquier organización que
es el intelectual.

Bibliografía

 Monte, A. 1992. Estrategias para la competitividad internacional. México


Distrito Federal.

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