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PRÁCTICA DE INTRODUCCIÓN A

LA COMPUTACIÓN
HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO
20/10/2018

CYNTIA MERCI REYNA TORRES


Contenido
HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO ....................................................................................... 1
ROY FORBES HARROD ..................................................................................................................... 1
BIOGRAFÍA ................................................................................................................................... 1
PENSAMIENTO Y APORTACIONES ................................................................................................... 2
JOAN VIOLET ROBINSON ..................................................................................................................... 6
BIOGRAFÍA ....................................................................................................................................... 6
PENSAMIENTO Y APORTACIONES ................................................................................................... 7
FRIEDRICH VON HAYEK ....................................................................................................................... 8
BIOGRAFÍA ....................................................................................................................................... 8
PENSAMIENTO Y APORTACIONES ................................................................................................. 10
LA TEORÍA POLÍTICA NEOLIBERAL. ................................................................................................ 11
CONCLUSIÓN ..................................................................................................................................... 16
Bibliografía ........................................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO
ROY FORBES HARROD
BIOGRAFÍA

Roy Forbes Harrod nació en Londres y murió en Holt, Norfolk, Inglaterra. Fue
educado en Oxford y en Cambridge, donde era discípulo de John Maynard
Keynes, de quien publicó la biografía oficial en 1951. Su carrera en la Cristo
Church, Oxford (1922-1967) fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial
(1940-45); no obstante, produjo sus contribuciones originales en Oxford entre
1924 y su jubilación en 1967.

Abrió camino a la economía del crecimiento dinámico y se desempeñó en el


campo de la macroeconomía. Durante la guerra sirvió en la Oficina Estadística del
Primer Ministro. Trabajó con Frederick Lindemann (más tarde señor Cherwell)
como consejero de Winston Churchill. También fue consejero del Fondo Monetario
Internacional (1952-1953) y consejero frecuente de agencias gubernamentales e
internacionales.

Las obras de Harrod incluyen, además de los estudios sobre el crecimiento


económico, libros sobre comercio internacional, sobre el ciclo económico y sobre
problemas monetarios. En torno a los problemas del crecimiento, Harrod sostuvo
que la cuestión decisiva era la tasa de crecimiento del ingreso necesario para
asegurar el uso pleno de una cantidad de capital siempre creciente.

Aunque formaba parte de un círculo más distante, pero no menos importante para
el desarrollo de la economía keynesiana, fue el primero en estudiar y entender el
trabajo de Keynes y se hizo su representante fuera de Cambridge.

Junto con John R. Hicks, Harrod estaba entre los economistas de Oxford incluidos
en el círculo de corresponsales de Keynes. Fue fundador en Oxford del Grupo de
investigación de la economía con Hubert Henderson y otros. Su principal
contribución fue impulsar la “dinámica” en el estudio de los problemas
económicos, lo cual se consideró una contribución de Oxford que sólo después fue
aceptada entre los economistas de Cambridge.1

1
Juan Carlos Moreno-Brid, “Roy Harrod, teórico de la dinámica económica”, en Comercio exterior, Banco Nacional de
Comercio Exterior, México, vol. 50, núm. 12, diciembre de 2000, pp. 1063-1068.

1
PENSAMIENTO Y APORTACIONES

Harrod dice que el crecimiento económico se relaciona con tres factores: la


población, el ingreso por persona y la mano de obra disponible. Entre sus
fórmulas, el autor que nos ocupa afirma que la tasa efectiva de crecimiento de la
producción total es la relación entre el crecimiento del capital y el crecimiento de la
producción, en el curso de un mismo periodo; la relación entre crecimiento del
capital y producción es menor cuanto mayor sea la tasa efectiva de crecimiento de
la producción o, dicho de otro modo, la necesidad de capital es más pequeña
cuanto mayor sea la tasa de crecimiento deseada; la marcha de la economía
depende del lugar que ocupa la tasa efectiva de crecimiento en relación con la
tasa deseada por los empresarios y la ocupación plena.

En Hacia una dinámica económica se sientan las bases para una dinámica de
corto y de largo plazos.

Es en el ahorro donde se refleja la tasa de crecimiento de la producción deseada


por los empresarios y las necesidades del capital; por ello, el aumento de capital
para incrementar el crecimiento de la producción depende del ahorro. Asimismo,
señala que puede haber tasa de crecimiento con ocupación plena, y pone en duda
la eficacia de una baja de salarios nominales para luchar contra las depresiones.

Desde luego, se puede observar que cualquier baja de salarios resulta


prácticamente imposible cuando el país tiene leyes protectoras; además, dicha
baja sólo tendrá éxito si se reducen los precios. Pero la baja debe ser de tal
magnitud que permita una recuperación general del consumo.

Sobre las fluctuaciones económicas, con relación al tipo de interés en las


inversiones, considera que éste debe aumentar hacia el final del auge y bajar lo
más posible durante la depresión, aunque se muestra escéptico respecto a que
esta baja pueda, por sí sola, conducir a la recuperación.

En lo referente a las obras públicas, cree que esta política es eficaz sólo si se lleva
a cabo en los inicios de la depresión económica. Con ello, Harrod plantea una
serie de medios que permitan buscar un crecimiento económico ininterrumpido.2

Hasta aproximadamente 1960, el programa de la investigación “Cambridge” siguió


el camino señalado por Roy F. Harrod, quien exploró eficazmente las

2
Roy Harrod, Economics Dynamics, MacMillan Press, Londres, 1973

2
implicaciones de la teoría de Keynes para el crecimiento de larga duración y las
grandes fluctuaciones cíclicas endógenas.

Aunque trabajó con un alto grado de abstracción, sostuvo que la economía podía
desarrollar una tasa de crecimiento en consonancia con su funcionamiento a plena
capacidad. Su modelo era dinámico pues suponía una técnica productiva
progresiva y la tasa “garantizada” era la que aseguraba una continua inversión a
niveles de satisfacción de las expectativas de beneficio de los hombres de
negocios.

Los resultados inesperados y no anticipados de la producción se debían a los


cambios en los planes de inversión. Sin embargo, las limitaciones sobre el
crecimiento “garantizado” venían fijadas por el volumen de la oferta de trabajo y
por el estado de la tecnología, por lo cual dicho crecimiento era una tasa cuyo
techo estaba determinado por las condiciones económicas existentes. Esta noción
era el crecimiento “potencial”, y si superaba el crecimiento real, el resultado podía
ser el estancamiento, por lo cual el sistema económico no lograba cumplir su
objetivo.

En las condiciones inversas, donde el crecimiento real era superior al que parecía
inherente a la situación económica del momento, se creaba un estado de júbilo
perpetuo donde se expandían las facilidades y se acumulaban las presiones
inflacionarias.

Otro punto clave del modelo de Harrod era el factor “aceleración”, que establecía
una relación fija entre la cantidad de un flujo y el volumen de stock del que
procedía. Sostuvo que existía una relación definida entre las compras, los
inventarios y las ventas. Las variaciones en la tasa de ventas podían ocasionar un
cambio más que proporcional en la tasa de compras y el efecto final podía
aumentar; pero si las ventas descendían surgía una tendencia hacia la reducción
de la inversión.

Si esto reaccionaba especialmente sobre las industrias de bienes de consumo, la


inversión neta podía muy bien convertirse en una cantidad negativa, además de
presentarse el exceso de capacidad. En forma similar, un aumento en las ventas
podía convertirse en un presagio de auge económico, a pesar de que la
aceleración podría ejercer poca influencia en las primeras fases ascendentes del
ciclo a causa de los excesos de capacidad existentes, y podía llegar a un
estrechamiento a medida que se fueran alcanzando los límites superiores del
ciclo. Entonces la escasez corriente empezaría a surgir por toda la economía. No
obstante, el hombre de negocios quedaba satisfecho si el ingreso aumentaba con

3
suficiente prisa para justificar un gasto de capital nuevo. Mientras mayor fuera el
ingreso, mayor sería la inversión.

La continuación del análisis del crecimiento distinguía entre los diferentes tipos de
inversión. Harrod diferenció la inversión “autónoma” de la inversión “inducida”. La
primera, derivada de la innovación y, por tanto, independiente de las ventas y de la
producción, no necesitaba el estímulo de la expansión del ingreso, sino tan sólo el
espíritu aventurero y la búsqueda de beneficio. Sin embargo, la inversión inducida
estaba directamente relacionada con la producción y, por ende, dependía de la
“aceleración”. Si las ventas en el pasado inmediato resultaron activas y las
perspectivas futuras eran lo suficientemente buenas para crear una sensación real
de certeza, la inversión inducida adquiría un estímulo considerable; si se daba un
aumento de la prosperidad, era muy posible que los beneficios llegaran a ser
extraordinarios.

En realidad, las condiciones podían ser tan buenas que fuera difícil distinguir entre
inversión autónoma e inversión inducida. Empero, en esta situación el crecimiento
del ingreso debería ser más rápido, ya que debería crearse la inversión suficiente
para absorber los ahorros generados por estos dos tipos de inversión. Podía darse
una situación de periodos sostenidos de crecimiento económico alternando con
largos periodos de estancamiento.

Por otro lado, con una fuerza de trabajo anual creciente se presenta la necesidad
de un modelo de crecimiento que absorba a los nuevos trabajadores. Por falta de
capacidad de absorción, la oferta incrementada de hombres-hora, junto con un
aumento de la productividad del trabajo, únicamente puede conducir a una
“reserva de trabajo”, de hombres desempleados. Para superarla parecía necesario
que el ingreso aumentara directamente con la oferta de trabajo y la productividad.
No obstante, únicamente se ha tratado el crecimiento en función del capital. Es
muy posible que el uso pleno del equipo de capital no lleve a un pleno empleo del
trabajo, en especial en una economía donde el empleo de capital se dirige a
métodos ahorradores de trabajo, como sucede en el caso de la automatización.
Además, es posible concebir que la tasa de aumento del capital exceda al
crecimiento de “pleno empleo”, de modo que la tendencia hacia una acumulación
excesiva de capital aumente y lleve finalmente a un efecto depresivo. Por otra
parte, una tendencia a que el crecimiento de “pleno empleo” supere al crecimiento
de capital da lugar a lo que los economistas han denominado desempleo
involuntario; quizá sea posible superarlo recurriendo al tipo de inversión que deriva
de las innovaciones, más bien que de los recursos internos de la misma

4
economía. Pero la innovación no tiene un efecto considerable donde existe un
exceso de capacidad fuerte. En una economía restringida, se necesita la fuerza
del impacto innovador para superar la capacidad ociosa. Cuando la inversión es
autónoma e innovadora, abundante, muestra un carácter autor reproductor, puesto
que los márgenes de beneficio extremadamente favorables pueden alentar la
introducción de nuevos inventos y artilugios, mientras que crea al mismo tiempo
niveles de ingreso relativamente altos por medio de una atmósfera receptiva al
cambio. Además, en niveles de alta actividad económica la gente puede otorgar
más importancia al consumo que al ahorro, pudiendo debilitar la función de la
inversión inducida, de donde derivan las fuerzas de crecimiento internas. Como
resultado, la inversión autónoma puede desplazar la inversión inducida en épocas
de prosperidad. Si la rentabilidad de la inversión autónoma empieza a
desvanecerse, es evidente que en estas circunstancias la sensación de auge
pueda eliminarse rápidamente a medida que se detiene el crecimiento económico.
Un movimiento ascendente continuo es bastante dudoso, pues pueden aparecer
distorsiones en la estructura física de la producción y a su vez afectar
notablemente la línea de crecimiento. Las diferencias en las tasas de crecimiento
de los diversos sectores de la economía suelen exigir un re direccionamiento de la
producción, que puede ser de las industrias de bienes de capital a las industrias
de bienes de consumo. Esto ocasiona la aparición de la capacidad ociosa en
algunos sectores, rompiendo de esta forma la corriente progresiva del ingreso.

Otra aportación que le dio reconocimiento a Harrod se expuso en El ensayo en


teoría dinámica (1939), idea que marcó el principio moderno de la teoría de
crecimiento y fue seguida por Evsey Domar, por lo que se le dio el nombre de
Harrod-Domar Model. En su libro Hacia una economía dinámica, de 1948, así
como en una serie de ensayos (1960, 1963, 1975), destaca el problema de
inestabilidad de este modelo y lanza un programa de investigación de posguerra
para el crecimiento económico y, de hecho, reaviva también la teoría del ciclo
comercial.3

3
Barnes, Harry Elmer, Historia de la economía del mundo occidental hasta principios de la Segunda Guerra Mundial, Unión
Tipográfica, Editorial Hispano- Americana, México, 1980, pág. 910

5
JOAN VIOLET ROBINSON
BIOGRAFÍA
Joan Violet Robinson es una de las primeras mujeres en abrirse paso en la
economía del siglo XX, una disciplina inicial y mayoritariamente poblada por
hombres.

Proveniente de una familia de clase media, nació en 1903 en la ciudad inglesa de


Camberley. Estudió economía en el Girton College de la Universidad de
Cambridge entre 1921 y 1925. Después de graduada se casó (de soltera era de
apellido Maurice) y vivió en India durante cuatro años.
De vuelta en Londres, Robinson desarrolló su vida profesional en Cambridge,
donde ocupó el puesto de asistente en 1931, y de catedrática de economía entre
1965 y 1971. De esta forma, se considera a Joan Robinson como una de las
principales representantes de la escuela de Cambridge.

En su origen, Robinson fue marshalliana (Por Alfred Marshall, economista ingles),


pero con el Tiempo fue adoptando una postura cada vez más crítica respecto del
Capitalismo; se hizo discípula de Keynes y Pigou, y mostró cada vez mayor
Interés en las teorías de Marx.

A lo largo de su vida escribió para muchos periódicos e incluso rehusó ser


vicepresidente de la prestigiosa Sociedad de Econometría que editaba la
influyente revista Econométrica. La invitación para incorporarse fue para
"introducirle más prosa" a la revista, pero ella contestó que no podía estar en el
comité editorial de una revista cuyos contenidos no entendía.

La fuerte personalidad de Robinson fue una de sus características. De hecho,


Amrtya Sen, Premio Nobel de Economía, definió a Robínson (quien había sido su
supervisora de tesis) como "totalmente brillante, pero vigorosamente intolerante".
Robinson, por ejemplo, no dudaba en apodar "bastardos" a los miembros de la
escuela keynesiana, por considerar que en el proceso de incorporación de las
ideas de John Maynard Keynes éstas se habían desvirtuado en gran medida. Otra
de sus frases polémicas fue expresar que el principal propósito de estudiar
economía era, precisamente, "aprender a evitar ser engañado por economistas".

En cualquier caso, sus contribuciones a la literatura económica abordaron


múltiples áreas. Joan Robinson introdujo la teoría de la competencia imperfecta en
su famoso libro Economía de la competencia imperfecta, publicado en 1933.
Después, en 1937, elaboró una fiel exposición de las ideas de Keynes. En 1942
volvió su atención hacia la teoría marxista, junto con concentrarse en problemas

6
metodológicos con obras relevantes como La acumulación de Capital (1956) y
Ensayo sobre la teoría del Crecimiento (1962).

Joan Robinson fue una de las primeras mujeres en abrirse paso en una disciplina
marcada por los hombres.

Algunas personas piensan que el que no le hayan dado el Premio Nobel ha sido
no sólo injusto, sino claramente discriminatorio por parte de una organización que
les ha dado premios sólo a hombres. Joan Robinson falleció a los 79 años de
edad, en 1983.

PENSAMIENTO Y APORTACIONES
Para referirnos con mejor claridad a los puntos en específico que toca o bien que
toma en cuenta la reconocida economista inglesa de la época contemporánea
Joan Robinson en su libro Ensayo sobre la economía marxista haremos referencia
a lo que marca el autor Moisés Gómez Granillo en su libro Breve historia de las
doctrinas económicas que de acuerdo a su criterio son los puntos más relevantes
de su obra y pensamiento:

1.- El marxismo es muy superior a la filosofía de los clásicos ingleses o a la de los


marginalistas de la segunda mitad del siglo XlX, porque el método que utiliza
explica mejor el funcionamiento de la economía actual.

2.- Al comparar ambos métodos, clásico y marxistas, encuentra que éste es


superior, en virtud de que mientras el primero acepta al capitalismo como una
parte del orden natural, que es permanente, el segundo lo considera como
transitorio.

3.- Los clásicos creían en la armonía de intereses entre las dos clases en pugna
-burguesa y proletaria-. Marx habla de conflicto entre ambas.
4.- En materia de salarios, afirma que el alza de los mismos, desde hace más de
100 años, “debida o no a presiones sindicales, basta para establecer que la
remuneración obrera no está rigurosamente determinada por el mínimo de
existencia”. Aclara que, Marx no sostuvo totalmente la teoría de este mínimo de
existencia.

5.- Por lo referente a la teoría del valor-trabajo, nuestra autora la considera como
errónea. Sin embargo, agrega que ello en realidad carece de importancia, puesto
que Marx nunca pensó que dentro del capitalismo el precio se determine por el
trabajo.

7
6.- Marx fue superior a los clásicos en la teoría de la ocupación. Mientras éstos
piensan que el progreso técnico exige nuevas inversiones, sin tener en cuenta
tasa de interés y nivel de utilidades, Marx estima que la ocupación sólo aumenta si
los empresarios esperan tener más plusvalía.

7.- Acerca de la teoría de las crisis –que según Marx descansa en la existencia de
un ejército de reserva de no ocupados, así como en la insuficiencia del poder de
compra de los trabajadores y de la tendencia constante a la baja de utilidades-, la
explicación moderna habla de una eficacia marginal demasiado pequeña del
capital o de la baja de inversiones (punto visto este último cercano al de Marx,
como es fácil observar). Además, ahora también se toma en cuenta a la
insuficiencia de la demanda efectiva como una causa, la cual está relacionada con
la demanda efectiva marxista.

8.- Parece que la señora Robinson no cree en la tesis marxista de la catástrofe


final del capitalismo, puesto que ella piensa que éste puede transformarse sin
revolución.4

FRIEDRICH VON HAYEK


BIOGRAFÍA

Hayek, (Viena, 8 de mayo de 1899 — Friburgo, 23 de marzo de 1992) fue


un filósofo, jurista y economista de la Escuela Austríaca, discípulo de Friedrich von
Wieser y de Ludwig von Mises. Es conocido principalmente por su defensa
del liberalismo y por sus críticas a la economía planificada y socialista que, como
sostiene en Camino de servidumbre, considera un peligro para la libertad
individual que conduce al totalitarismo. Fue galardonado con el Premio Nobel de
Economía en 1974.

Friedrich Hayek nació en 1899 en una familia de intelectuales de Viena, entonces


capital del Imperio austrohúngaro. Participó en la Primera Guerra Mundial y al
regresar comenzó los estudios de ciencias jurídicas y sociales en la Universidad
de Viena, cursó estudios en filosofía, ambas, economía y filosofía. Según afirmó él
mismo la experiencia de la guerra fue la que le condujo a interesarse por las
ciencias sociales, a pesar de que sus influencias familiares le podrían haber

4
GÓMEZ, Granillo Moisés Breve historia de las doctrinas económicas, decimoquinta edición, Naucalpan, Estado de México,
edit. Esfinge, 2011, P. 284-285.

8
conducido más fácilmente hacia las ciencias naturales. En 1921 y 1923 se doctoró
en leyes y en política económica.

Durante aquellos años, Hayek, como la mayoría de sus compañeros, era


un socialista fabiano que creía en la intervención del Estado para mejorar el orden
social y no le gustaban las posiciones anti socialistas y liberales de su
profesor Ludwig von Mises, destacado economista de la Escuela Austríaca. Pero
precisamente fue la lectura de un libro de von Mises, El socialismo, donde hacía
una devastadora crítica a esta doctrina lo que le hizo cambiar de posición y lo
convirtió en discípulo suyo. Durante cinco años trabajó bajo su dirección en la
Abrechnungsamt (Oficina de Cuentas) encargada de desbloquear y cobrar
cuentas que otros estados tenían con el gobierno de la recién nacida Austria.
En 1927 se convirtió en director del Instituto para el Análisis del Ciclo Económico,
creado por ellos dos mismos.

En 1931 (y hasta 1950), gracias a Lionel Robbins, también alumno de von Mises,
se fue a Londres donde ocupó una cátedra en la London School of Economics.
Durante sus años en Londres tomó una gran notoriedad y fama en el ámbito
académico, tanto por sus publicaciones y estudios, como por su rivalidad
con Keynes y la beligerancia en contra de sus ideas. Pero durante los años 30,
fueron las ideas de Keynes las que se impusieron y también tras la Segunda
Guerra Mundial triunfaron gobiernos socialdemócratas o socialistas, con lo que
Hayek perdió relevancia y mucha de la fama que había ganado de joven.

Su enfrentamiento comenzó cuando Hayek hizo un escrito desfavorable al libro de


Keynes Tratado sobre el dinero y Keynes le replicó. Después, Keynes tomó la
iniciativa y pidió a Piero Sraffa que hiciera un informe crítico de la obra Precios y
producción de Hayek, que este replicó. Esta situación provocó que todos los más
importantes economistas del momento tomaran parte por uno de los dos bandos.
Aunque la posición de Hayek fue la que prevaleció, la controversia no acabó allí.
En 1936, con la publicación de la Teoría general, Keynes cambia de posición
respecto a su anterior tratado y plantea una teoría completamente nueva. Con
esto logró, al menos momentáneamente, que sus tesis fueran las que se
impusieran. En respuesta a esta obra Hayek no hizo ninguna reseña, intentando
evitar las duras controversias que había hecho surgir anteriormente y suponiendo
ante el cambio de forma de pensar de Keynes que su nueva posición no duraría.
Obvió la nueva idea keynesiana de los agregados económicos ya que partía de
premisas radicalmente diferentes a las suyas. Desarrolló entonces un esbozo de
teoría austriaca del ciclo en una obra que se titularía La teoría pura del capital.
Dicha obra logró fundamentar la teoría austriaca sobre una completa teoría del
capital, pero no terminaba de desarrollar una teoría dinámica del ciclo. Frente a la
9
creciente popularidad del keynesianismo, Hayek confió en que las últimas
objeciones de Keynes a su propia teoría influirían en sus herederos y en que sus
ideas no llevarían a políticas antiliberales por ser éste mismo social y
políticamente liberal, dejando así el problema del ciclo económico austríaco (que
implicaría una revisión del paradigma macroeconómico keynesiano) para ser
resuelto por otros economistas, cosa que no sucedería durante su tiempo de vida
y sólo comenzaría a plantearse mucho tiempo después (véase el intento de
resolución ordinal de Roger Garrison y Adrián Ravier).

Después de esto, Hayek dejó las cuestiones técnicas de la economía para


dedicarse a temas más filosóficos o sociales. También creó sociedades con tal de
difundir sus ideas y oponerse al socialismo, como la Mont Pelerin Society,
en 1947.

En 1949 se divorció de su esposa para casarse con un antiguo amor de juventud,


lo que motivó que muchos de sus amigos ingleses, como Robbins, lo abandonaran
(aunque años más tarde se reconciliaran). Este hecho lo decidió a emigrar a
los Estados Unidos, a la Universidad de Chicago, donde no tuvo una muy buena
acogida por parte del Departamento de Economía, debido a las grandes
diferencias metodológicas de la Escuela Anglosajona con la Escuela Austríaca de
la que provenía. Durante estos años, comenzó a tener problemas de salud,
sordera y también depresiones que lo alejaron de la vida pública.

En 1962 volvió a Europa, a la Universidad de Friburgo, donde estaría hasta que, al


jubilarse en 1969, retornó a su Austria natal, a la Universidad de Salzburgo hasta
que se retiró en 1977. En 1974 recibió el Premio Nobel de Economía, compartido
con Gunnar Myrdal, por sus trabajos en el campo de la teoría monetaria y las
fluctuaciones económicas y los análisis de la interdependencia de la economía, la
sociedad y las instituciones. A partir de entonces su salud mejoró y comenzó una
gran actividad que lo llevaría a viajar por todo el mundo exponiendo sus ideas.
Murió en 1992 en Friburgo, y fue enterrado en Viena.

PENSAMIENTO Y APORTACIONES

La anomia y la decadencia de las ideologías están en la agenda de la discusión


pública desde el derrumbe de la URSS, el término de la guerra fría, la caída del

10
Muro de Berlín, y la nueva fase de la internacionalización de la producción y el
comercio conocida como globalización. En dicho contexto surge un nuevo
referente: el programa de despolitización de las decisiones públicas basada en
una sostenida creencia en la capacidad de la ciencia y la técnica – con énfasis en
la tecnología de la información – para encontrar puntos de encuentro – dando por
sentado que existen – donde antes las posiciones ideológicas producían
desencuentros. Es la posición de la tecnocracia, de los ejecutivos del sector
público y privado cuyo rol asciende a nuevos niveles donde las decisiones llegan a
una complejidad tal que dejan en segundo plano tanto al burócrata como al
gerente. Así el disenso que antes se consideraba inherente a los regímenes
democráticos, se atribuye a la ignorancia de las teorías que explican el
funcionamiento social, y el consenso sería una fase terminal del avance de la
ciencia con su aplicación progresiva a las políticas públicas. (son las visiones de
D. Bell, Lipset, Van Dijk, Horkheimer, Habermas, Fukuyama).

Con el surgimiento de la New Right, dentro del contexto señalado, el pensamiento


de Friedrich Von Hayek tomó relevancia por su permanente defensa de la
iniciativa privada y su rechazo a cualquier moral basada en sentimientos humanos;
sus argumentos concuerdan en parte con las propuestas tecnocráticas a que
aludimos; pero rechaza la posibilidad de la existencia de una mente capaz de
conocer la realidad social lo suficiente como para dirigir centralizadamente la
sociedad; o capaz de transformarla en una economía. Comparte con la
tecnocracia la idea de una teoría social que explique el orden social y la
generación de las instituciones del mundo Occidental, en fase de extensión hacia
el Oriente por vía de la imitación, sin recurrir a las valoraciones.
Hayek gana el Premio Nobel de Economía en 1974.

LA TEORÍA POLÍTICA NEOLIBERAL.

Hayek, dando continuidad a la tradición liberal iniciada por Adam


Smith, defiende una concepción mínima del Estado. Su especial
aporte corresponde a la crítica radical de la idea de «justicia social»,
noción que disimula, según él, la protección de los intereses
corporativos de la clase media.
Preconiza la eliminación de las intervenciones sociales y económicas
públicas.

11
El Estado mínimo es un medio para escapar al poder de la clase
media que controla el proceso democrático a fin de obtener la
redistribución de las riquezas mediante el fisco. : Su programa es
expuesto en La constitución de la liberté [La Constitución de la
Libertad] (1960): desreglamentar, privatizar, disminuir los programas
contra el desempleo, eliminar las subvenciones a la vivienda y el
control de los alquileres, reducir los gastos de la seguridad social y
finalmente limitar el poder sindical. El Estado no puede asegurar la
redistribución, sobre todo en función de un criterio de «justicia social».
Su papel se reduce a brindar un marco jurídico que garantice las
reglas elementales del intercambio. En 1976 llega a proponer la
desnacionalización de la moneda, es decir, la privatización de los
bancos centrales nacionales para someter la creación monetaria a los
mecanismos del mercado. Otras de sus posiciones parecen matizar el
radicalismo de su liberalismo; preconiza, por ejemplo, la creación de
un ingreso mínimo, pero esta propuesta debe verse como una
rehabilitación de la ley inglesa de los indigentes y no como la marca de
un «socialismo hayekiano.

La teoría desarrollada por Hayek está basada en una creencia


compartida por todos los liberales, desde los clásicos hasta los
partidarios de las tesis austriacas. La metáfora de la «mano invisible»,
que asegura en el pensamiento de Adam Smith la adecuación de la
oferta y la demanda en los diferentes mercados, ilustra perfectamente
este presupuesto común que tratan todos de demostrar a partir de
diferentes postulados: equilibrio general de Walras, desarrollado por
Pareto; orden espontáneo del mercado o catalaxia para la escuela
austriaca, lo que es el resultado de acciones no concertadas y no el
fruto de un proyecto consciente. No se quiere, no se planifica el orden
del mercado, es espontáneo.

Esta concepción de la economía sirve de justificación a la crítica del


intervencionismo generador de desequilibrios y perturbaciones en la
catalaxia. Hayek considera que los keynesianos hacen del Estado un
«dictador económico».
12
La filosofía política de Hayek está finalmente muy próxima de las tesis
desarrolladas por Locke. El Estado defiende el derecho natural de
propiedad y está limitado por las cláusulas individualistas de un
hipotético contrato fundador. El derecho se convierte entonces en el
instrumento de protección del orden espontáneo del mercado. Lo que
importa pues, principalmente, es la defensa del liberalismo económico.
El liberalismo político es absorbido. Las ideas democráticas son
relegadas a un plano secundario, lo que ha llevado a Hayek a
declaraciones con visos de provocación. Según él, la democracia no
constituye un sistema político infalible: «es esencialmente un medio,
un procedimiento utilitario para salvaguardar la paz interna y la libertad
individual.

Más vale un régimen no democrático que garantice el orden


espontáneo del mercado que una democracia planificadora. Es el
razonamiento que justificará la presencia de los «Chicago boys» en
Chile. El pensamiento de Hayek es una mezcla de conservadurismo
(crítica a la democracia inspirada en la denuncia de la Revolución
Francesa de Edmund Burke) y de liberalismo (Adam Smith). Alerta
contra la democracia ilimitada que conduce irremediablemente al reino
de la democracia totalitaria.

En realidad Hayek está obsesionado por las clases medias que


controlan los regímenes democráticos: Hay una gran parte de verdad
en la fórmula según la cual el fascismo y el nacional-socialismo serían
una especie de socialismo de la clase media. Por otra parte, teme a
los pobres cuyas reacciones son imprevisibles. Reclama un ingreso
mínimo aunque sólo sea en interés de los que pretenden permanecer
protegidos de las reacciones de desesperación de los necesitados.
Aunque haya rechazado la idea de justicia social, Hayek desarrolla
una concepción especial de la justicia, liberal, pero a la vez
conservadora, incluso si se defiende en un artículo titulado: Pourquoi
je ne suis pas conservateur? [Por qué no soy un conservador?
Las ideas radicales de Hayek, sus ataques contra el intervencionismo
económico no pueden ser comprendidos sin una vuelta al contexto
13
histórico de la posguerra: la elaboración de una nueva versión del
liberalismo corresponde a una crítica total del keynesianismo
triunfante. Hayek, inspirado en el pensamiento económico de Mises,
rechaza tanto el colectivismo preconizado por el marxismo de Estado
como la intervención económica en las sociedades capitalistas.
Retomando las ideas de Mises critica la posibilidad de planificar la
economía cuya complejidad se opone a todo cálculo racional.

Sus posiciones contra la «tercera vía democrática y social»


simbolizada por el New Deal rooseveltiano y el laborismo inglés
explican la marginación de los ultraliberales a principios de los años
50, especialmente en el seno de la más poderosa de las
organizaciones de intelectuales anticomunistas, el Congreso para la
Libertad de la Cultura.

Hayek es nombrado profesor en la London School of Economics en


1931 y luego en Chicago en 1950. En 1962 es profesor de Economía
Política en Alemania Federal... Este recorrido universitario no es
casual: la London School of Economics, financiada por la Fundación
Rockefeller, y la universidad de Chicago son bastiones de la economía
liberal. Constituye así una red política e intelectual internacional en la
que ha sabido reunir a liberales, a conservadores británicos y
norteamericanos, pero sus teorías han sido difundidas también en toda
Europa Occidental. Cercano a Raymond Aron, quien populariza sus
tesis en Francia, se pretende un «liberal intransigente» comprometido
al mismo tiempo contra el sovietismo y el fascismo.

La retórica del antitotalitarismo constituye una vez más el instrumento


ideológico privilegiado de los intelectuales comprometidos con el
Congreso para la Libertad de la Cultura, organización dirigida por la
CIA desde 1950 hasta 1967. Sin embargo, a partir de 1955, los
ultraliberales conducidos por Hayek son marginados frente a los
«laboristas», que representan una «tercera vía» socialdemócrata y
que contribuyen a redefinir las orientaciones ideológicas del Congreso

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para la Libertad de la Cultura. Así, un nuevo programa surge de la
Conferencia Internacional de Milán.
En París, Josselson, con el apoyo de la Fundación Rockefeller, recluta
y financia a los participantes. La lista de ponentes es aprobada por un
comité compuesto por Raymond Aron, Michel Collinet, Melvin Lasky,
Sidney Hook, Denis de Rougemont... Cinco oradores son cooptados.
Son los encargados de establecer las directrices de la ideología
anticomunista del Congreso para la Libertad de la Cultura en la sesión
inaugural.

La conferencia de Milán evidencia la división entre las dos tendencias.


Los arquitectos de la organización, en su mayoría intelectuales
neoyorquinos provenientes de las filas trotskistas, tratan de agrupar a
los liberales, sobre todo a los de la izquierda no comunista (como León
Blum en Francia). En 1955, el Congreso se interna abiertamente en la
vía socialdemócrata; el éxito del discurso inaugural de Hugh Gaitskell,
líder laborista inglés, corrobora esta orientación.

En su opinión, el Welfare state es compatible con la democracia


política, tesis en perfecta contradicción con las teorías austriacas de
Mises. El cuarto orador, Hayek, hace uso de la palabra en nombre de
los ultraliberales y recuerda que la propiedad es el único derecho que
vale la pena defender, en clara referencia a los derechos sociales
evocados por Hugh Gaitskell. La conferencia de Milán concluye con la
victoria ideológica de los «laboristas» y con la marginación del ultra
liberal que se repliega en los think tanks, organizaciones encargadas
de convertir a las élites económicas a la filosofía neoliberal.

“No existe razón alguna para que el Estado no asista a los individuos
cuando tratan de precaverse de aquellos azares comunes de la vida
contra los cuales, por su incertidumbre, pocas personas están en
condiciones de hacerlo por si mismas (...) como en el caso de la
enfermedad y el accidente (...)o víctimas de calamidades como los
terremotos y las inundaciones. Siempre que una acción común pueda
mitigar desastres contra los cuales el individuo ni puede intentar
15
protegerse a sí mismo ni prepararse para sus consecuencias, esta
acción común debe, sin duda emprenderse”.5

CONCLUSIÓN
Tras haber analizado las teorías y pensamientos de los economistas anteriores
podemos destacar lo siguiente: Los economistas post keynesianos enfatizan la
necesidad de una política fiscal que fomente la ocupación y las rentas.
Difiere en la interpretación de esas ideas con las que se encuentran en la escuela
neo keynesiana y Nueva Economía Keynesiana en diversos puntos entre los que
podríamos destacar estos tres:

 La importancia de la incertidumbre, del tiempo histórico o no-ergodicidad del


proceso económico.
 La idea de que las variables monetarias afectan a la economía "real"
(producción, ocupación...) tanto a corto como a largo plazo.
 Rechazo de los modelos neoclásicos de equilibrio general.
El principio de demanda efectiva plantea que la producción se ajusta a la
demanda. Es decir, que tanto a corto como a largo plazo la economía está dirigida
por la demanda no por las restricciones en la oferta. Este principio está presente
de manera indiscutible en todos los enfoques post keynesianos.
Fuera de la economía post keynesiana, muchos economistas reconocen también
este principio, especialmente en el corto plazo. Sin embargo en el largo plazo,
tanto la mayoría de economistas neo keynesianoscomo la mayoría de los
economistas marxistas presuponen que la economía está dirigida por las
restricciones en la oferta. En los modelos neoclásicos, se presupone que la oferta
global tanto a corto plazo como a largo plazo es totalmente inelástica y por eso se
representa la oferta por una recta vertical que es la que acaba limitando el resto de
valores de equilibrio, a diferencia de lo que presuponen los economistas post
keynesianos.
El tiempo lógico es el tipo de tiempo presente en la mayoría de modelos
económicos. Por ejemplo en los ejercicios de estática comparada (que
encontramos en los esquemas neoclásicos y neo keynesiano) si el equilibrio es
perturbado, automáticamente el estado del sistema se mueve hacia un nuevo
equilibrio sin tener en cuenta el proceso por el cual se llega a este nuevo

5
VON, Hayek Friedrich: Camino de servidumbre, Edit. Alianza, Madrid, 1995, Pág. 157.

16
equilibrio. En cambio, bajo la hipótesis de tiempo histórico, para los procesos
dinámicos en economía no existe en general un equilibrio. Además, las decisiones
de un período están marcadas por las decisiones del período anterior, por tanto
puede ser difícil y costoso volver atrás una decisión.

17
Bibliografía
Barnes, H. E. (1980). Historia de la economía del mundo occidental hasta principios de la Segunda
Guerra Mundial, Unión Tipográfica. México: Hispano- Americana.

GÓMEZ, G. M. (2011). Breve historia de las doctrinas económicas. México: Esfinge.

Harrod, R. (1973). Economics Dynamics. Londres: MacMillan Press.

Moreno-Brid., J. C. (diciembre de 2000). “Roy Harrod, teórico de la dinámica económica”,. México:


Banco Nacional de Comercio Exterior.

VON, H. F. (1995). Camino de servidumbre. Madrid: Alianza.

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