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ISFD Y T N° 126

Espacio: Teoría literaria IV


Tema: Segundo corte evaluativo
Alumna: Zabala, Daiana
Nombre del profesor: Laverde, Alberto
Carrera: Profesorado para la Educación Secundaria en Lengua y Literatura
Fecha: 24 de octubre de 2018.

En el presente informe se analizará dos relatos del escritor argentino Jorge Luis Borges,
nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Emblemático autor que rompe con la noción
tradicional de cuentos, heredada del siglo XIX, productor de textos híbridos, de difícil
clasificación. Juega con el limite desafiando los géneros tradicionales y de esta manera
demuestra su insatisfacción con las fronteras prefijadas y con las clasificaciones históricas
porque, según él explica que la literatura debe tender a lo universal y no a parcializarse.

Los cuentos abordados serán ‘La muerte y la brújula’, clasificado como un policial y ‘El Sur’,
clasificado en el género fantástico.

La muerte y la brújula

El relato “La muerte y la brújula” conserva una apertura tradicional - presenta el caso como el
más “extraño, rigurosamente extraño” de los que ocuparon a un detective, un comienzo que
despierta la curiosidad del lector. Crea un espacio propicio para la lectura. Pero, al mismo
tiempo, abre el juego con un movimiento de alto riesgo, que el orden tradicional de la narración
y pone en peligro la eficacia general del relato, da un anticipo de la solución, al informar al
lector que “Lönnrot no logró impedir el último crimen, pero es indiscutible que lo previó”. Los
lectores quedan advertidos de que como los mejores detectives clásicos Lönnrot se anticipará
al asesino y preverá sus acciones futuras; pero también sabe que esa previsión no impedirá
que el asesino lleve adelante su plan. El relato soporta esa transgresión de las leyes porque
descansa en una compleja elaboración de la trama que, a pesar del anticipo, asegura que el
lector difícilmente podrá dar con la solución. A pesar de esta transgresión inicial, en “La muerte
y la brújula”, en sus rasgos mayores, la figura del detective se atiene a las convenciones. El
género impone la economía de precisiones referenciales o psicológicas, que podrían distraer
al lector de la trama. Un personaje sólo puede “cobrar vida” dentro de las limitaciones de su
finalidad en el relato, porque cada incidente, cada acto, cada frase debe cumplir su función
dispuesta de antemano. Nada sabemos de Lönnrot, ni siquiera conocemos su cara; más que
un personaje es un conjunto de características mentales, como todo detective, Lönnrot es un
razonador deductivo a partir de detalles menores, elabora una explicación de los hechos, que
reposa sobre débiles probabilidades. Pero no sólo es un “puro razonador”, como Dupin; es
sobre todo un lector, al que sólo le interesan los indicios textuales y que apenas presta
atención a las meras circunstancias de la realidad.

La muerte y la brújula es un relato cargado de simbolismo, hace alusión al padre del género
policial Edgar Alan Poe. Es aquí donde se puede observar la architextualidad que plantea
Gerard Genette, “la literariedad de la literatura, es decir el conjunto de categorías generales o
transcendentes, tipos de discursos, modos de enunciación, géneros literarios, del que
depende cada texto singular. Diría, en un sentido más amplio que este objeto es la
transtextualidad del texto. Todo lo que pone el texto en relación, manifiesta o secreta con otro
texto". Cada relato policial indiscutiblemente va a tomar como punto de partida a Poe como lo
hace Borges en la “Muerte y la brújula” realizando una intertextualidad. La novela de enigma
posee una dualidad que va a guiar la lectura, la historia del crimen y la historia de la
investigación. “La muerte y la brújula” será el espacio de estas paradójicas circunstancias.
Como en todo policial, hay dos historias, una secreta y otra manifiesta. En los relatos clásicos,
la condición de posibilidad de la segunda historia es un crimen, cometido en el pasado, que
constituye un misterio y un desafío para el detective y el lector. Las leyes del género garantizan
que, al final, el enigma recibe una explicación que lo elimina y cierra el relato. El lector creado
por el género se atiene a las normas, convencido de estar colaborando con el detective en la
investigación de un crimen pasado, reuniendo indicios que lo conducirán a descubrir la
identidad del asesino de Yarmolinsky. El inesperado desenlace le revela que, sin saberlo,
también ha estado colaborando con el criminal, ayudándolo a preparar un crimen futuro, y
cuya víctima será el detective.

Al final del relato, el lector no encuentra la habitual explicación del misterio por parte del
detective; para su sorpresa, quien expone la solución que perversamente confirma las
intuiciones del detective es el criminal. El relato concluye no en el momento en que se revela
la solución, sino en el momento en que se comete un nuevo crimen, que contra toda ley del
género ha sido precedido por su explicación a cargo del propio asesino. Como en muchos
clásicos, las correctas intuiciones del detective le han permitido prever y anticipar los pasos
del asesino, localizar con precisión el lugar en que cometerá su próximo crimen, adelantarse
a él y esperarlo allí. Para su sorpresa, Lönnrot triunfa porque ha fracasado: previó el último
crimen, pero no logrará impedirlo. Acertó porque habrá un nuevo asesinato, que se cometerá
en el cuarto vértice de un rombo perfecto, en una laberíntica quinta al sur de la ciudad, en la
que a la hora calculada estará el asesino … para matarlo a él. Ha sabido doblar la mente del
asesino, pero no ha podido eliminar las desventajas de su rol de detective.

El cuento termina con la insinuación de que todo está por comenzar de nuevo. El lector es
incitado a imaginar la continuación de la historia. Al subvertir la estricta linealidad del policial
clásico, “La muerte y la brújula” impone modificaciones a las estrategias de lectura. En Poe el
universo oculta un orden y la mente humana, razonando, puede llegar a descubrirlo. Para sus
lectores, la solución del detective -una solución única a un enigma también único- constituye
la verdadera y definitiva explicación del misterio y reinstala el orden. El policial clásico postula
así la infalibilidad del pensamiento lógico para interpretar los hechos de la realidad y del texto.
A diferencia de Poe, Borges no afirma que el orden de las ideas coincida con el orden del
universo; si el universo oculta un orden, no podemos descubrirlo, a lo sumo, postularlo como
hipótesis. La explicación de la serie de crímenes en “La muerte y la brújula” no revela ningún
orden fijo oculto detrás de los hechos. El desenlace no restablece el orden, sino que impone
el desorden.

Tzvetan Todorov sostiene que la novela policial por excelencia no es aquella que transgrede
las reglas del genero sino la que conforma con ella. Borges en el relato hace uso de un
narrador omnisciente, maneja recursos de todas clases y exponer sus propias nociones
filosóficas y metafísicas acerca del universo. Aplica su teoría de no clasificar los relatos en un
género literario determinado, sino que sea cada lectura y cada lector el que lo determine, no
la forma estética de ser narrado.

El Sur

Este relato narra la historia de Juan Dahlmann, con descendencia alemana y argentina, quien
trabaja en la biblioteca, y un día, por la emoción de leer la Mil y una noche, no esperó que el
ascensor descendiera y subió con apuro las escaleras. De repente algo en la oscuridad le rozó
la frente. Después de varios días con fiebre lo llevan al sanatorio donde le diagnostican
septicemia y comienza a viajar en el tiempo y en sus sueños. Cuando despierta le comunican
a Dahlmann que estuvo al borde de la muerte de una septicemia y llora por su destino. El
protagonista emprende un viaje al sur junto al autor y al lector donde el tiempo y el espacio se
vuelven inciertos, donde la magia y la realidad conviven en el transcurso del relato. En este
viaje Dahlmann se encuentra en un almacén, en donde unos "muchachones" molestan a Juan,
y cuando se da cuenta que ellos sabían quién era él, acepta pelear con cuchillo. En su mundo,
en el Sur, sabe que pelear a cuchillo con aquél hombre era como entregarle su vida. Sin
embargo, en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el
umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una
liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le
clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es
la muerte que hubiera elegido o soñado." Borges juega con la intertextualidad de sus propias
obras, se observa una similitud con ‘El fin’ relato de su autoría.

Jorge Luis Borge refleja en Juan Dahlmann acontecimientos reales de su vida, juega a narrar
una realidad cargada de ideología y donde el narrador es omnisciente conoce a la perfección
a todos los personajes y la historia, su estilo es indirecto porque el narrador habla en tercera
persona. Para Borges tenemos la literatura realista, la literatura que trata de situaciones más
o menos comunes en la humanidad y la literatura fantástica, que no tiene otro límite que las
posibilidades de la imaginación. La literatura fantástica tiene que ser mucho más rica que la
realista ya que no está ceñida a lo cotidiano, sino que debe y puede aventurarse a toda suerte
de aventuras.

En palabras de T. Todorov todo cuento fantástico exige tres condiciones. En primer lugar, es
necesario que el texto obligue al lector a considerar el mundo de los personajes como un
mundo de personas reales y a vacilar entre una explicación natural y una explicación
sobrenatural de los acontecimientos. Luego esta vacilación puede ser sentida también por un
personaje de tal modo el papel del lector esta, confiado a un personaje, y al mismo tiempo la
vacilación está representada, es decir, se convierte en uno de los temas de la obra. Finalmente
es importante que el lector adopte una determinada actitud ante el texto. Estas características
se ven reflejadas en el viaje en el tiempo que realiza Dahlman donde lo real de los lugares
están íntimamente ligados a un posible sueño.

Toda forma de comunicar ya sea mediante la oralidad como la escritura es a través de las
palabras, los enunciados. GÉNEROS DISCURSIVOS Las diversas esferas de la actividad
humana están relacionadas con el uso de la lengua. Y el uso de la lengua se lleva a cabo a
través de enunciados concretos, que reflejan las condiciones específicas de cada esfera por
su contenido temático, su estilo verbal y sobre todo por su composición y estructuración. La
diversidad de géneros es muy grande, y hay que tener en cuenta la importante diferencia entre
géneros discursivos primarios (simples) y secundarios (complejos)
Géneros primarios: se dan en la comunicación discursiva más inmediata. Géneros
secundarios: surgen en la comunicación cultural más compleja, organizada y desarrollada,
principalmente escrita (novelas, teatro, investigaciones científicas, géneros periodísticos).

En el proceso de formación, lo géneros secundarios absorben y reelaboran a los primarios,


que se transforman y pierden su relación con la realidad y los enunciados reales de otros.
Pasan a participar de la realidad tan sólo en el contexto enunciativo del texto que los contiene.

Borges para narrar el sur parte de un hecho real vivido por él y lo transforma en un género
secundario mediante la literatura, haciendo uso de las múltiples figuras retoricas, trasladando
lo real a lo ficticio y haciendo participe al lector a atreves de su lectura determine en que genero
encasilla la obra y jugué con sus infinitas interpretaciones.

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