You are on page 1of 2

EL PRINCIPIO DISPOSITIVO

Concepto 1
Le corresponde a las partes proporcionar los fundamentos de la sentencia mediante sus
postulaciones, es decir, peticiones, alegaciones y pruebas.
Concepto 2
Aun cuando existan discrepancias en torno a la cantidad y entidad de los principios
procesales, el dispositivo o principio de disposición -como correlato técnico del derecho a la
igualdad dentro del proceso que en su seno habita- se encuentra dentro del reducido núcleo
de aquellos cuya existencia es aceptada por la generalidad de la doctrina procesalista civil.
Las definiciones clásicas de este principio establecen que el mismo consiste en "aquel en
cuya virtud se confía a la actividad de las partes tanto el estímulo de la función judicial como
la aportación de los materiales sobre los que ha de versar la decisión del juez"
De acuerdo con la versión originaria de este principio, en las contiendas civiles las partes -y
sólo las partes- son las dueñas del proceso, desde el momento en que poseen en forma
exclusiva y utilizan a su antojo la pretensión y la oposición a la misma, dos manifestaciones
de sus sendos derechos de acción.
La mirada recae, entonces, sobre la imagen de dos sujetos procesales en igualdad de
condiciones disputando ante un juez-árbitro la vigencia de derechos netamente patrimoniales,
disponibles y cuyo resultado sólo a ellos interesa y a nadie más.
El principio se manifiesta a través de:
1. Iniciativa: no puede haber proceso sin petición de parte.
2. Impulso Procesal: no basta con plantear la demanda, sino que ése es el punto de inicio
de una serie de cargas técnicas a través de las cuales ambas partes -movidas por sus
propios intereses- deberán llevar adelante determinados actos regulados por los
Códigos rituales para evitar que la litis se estanque y muera por caducidad. Por su
parte el juez deberá esperar esta actividad de las partes para tomar decisiones, no
pudiendo adoptar medidas de impulso en forma oficiosa. Aquí aparece el vínculo entre
el principio dispositivo, la preclusión y su máxima expresión: la cosa juzgada.
3. Delimitación del thema decidendum: son las partes las que a través del planteo de las
pretensiones y defensas construyen el infranqueable cerco dentro del cual debe
moverse el juez para resolver el pleito.
4. Aportación de los hechos: las partes llevan al proceso los hechos constitutivos del
conflicto cuya solución se persigue. el juez no puede tener por existente un hecho que
las partes no introdujeron en el pleito; y, a la inversa, no puede negar la existencia de
aquello afirmado por los dos contrincantes.
5. Aportación de la prueba: el principio dispositivo manda que el aporte de los hechos a
la causa habrá de ser completo, esto es, no bastará con alegarlos -como se vio-, sino
que también habrá que acreditarlos. Tarea que, nuevamente, recaerá en forma
exclusiva en las partes.
6. Disponibilidad del derecho material: Couture explica que una vez que se entabla la
demanda "el actor puede abandonarla expresamente (desistimiento), tácitamente
(deserción), por acuerdo expreso con el adversario (transacción) o por abandono tácito
de ambas partes (perención o caducidad). El demandado, por su parte, puede
allanarse a la demanda", caso donde el juez está obligado a dictar sentencia en contra
de este sujeto procesal. Cabe aclarar que estas pautas sólo son plenamente
aplicables respecto de derechos disponibles.
7. Legitimación para recurrir: Si el proceso es de las partes, ellas y sólo ellas pueden
motorizar la revisión de lo decidido en la medida en que hayan sufrido un agravio
concreto.
8. Efectos de la cosa juzgada: Finalmente, como colofón de esta serie de
manifestaciones del principio dispositivo encontramos como regla básica que la
sentencia afecta sólo a las partes y con un mismo alcance a todas ellas.

Se señalan como EXCEPCIONES del mismo a las MEDIDAS PARA MEJOR PROVEER, el
PRINCIPIO IURA NOVIT CURIA, las PERICIAS DE OFICIO, las MEDIDAS URGENTES EN
EL SUCESORIO, y las MEDIDAS PRECAUTORIAS EN CASO DE DEMENCIA NOTORIA.

El primer resultado de la aplicación del principio dispositivo es el de que en materias


civiles la actividad jurisdiccional no puede ponerse en movimiento, iniciar el proceso,
mientras no se haya formulado por la parte interesada la respectiva demanda o petición.
En este aspecto, creemos que debe mantenerse su vigencia, con la salvedad de que
debe otorgarse al Ministerio público facultades para demandar a nombre y para la defensa
de los incapaces que carezcan de representantes o necesiten protección contra éstos.
El segundo resultado de este principio es la prohibición al juez de resolver sobre
cuestiones no planteadas en la demanda y, en algunos países, de no considerar
excepciones que no hayan sido propuestas por el demandado; estamos de acuerdo en
mantener lo primero, pero lo segundo es una exageración que no se justifica y que en el
Código de Procedimiento Civil colombiano no existe, afortunadamente, como veremos
en su oportunidad.

Actualmente, en materia civil predomina el principio dispositivo; en el proceso penal es el


inquisitivo el dominante. Y la razón de ello radica en que se ha considerado generalmente
que sólo la comisión de delitos interesa directamente al orden social, ya que atenta contra él
y lo quebranta, pero que el proceso civil no contiene una cuestión de interés general, lo que
es rezago del primitivo sistema de la justicia privada y del caduco concepto de que en el
proceso civil se discute una cuestión de exclusivo interés para las partes, ante lo cual el juez
debe ser un simple espectador que se limite a darle la razón al vencedor. En cambio, fue más
fácil que se aceptara que, a fin de mantener la estabilidad de ese orden, la sociedad
representada por el agente del Ministerio público debía hacerse parte en el proceso penal, y
el juez debía tener como misión averiguar por todos los medios e iniciativas a su alcance la
verdad, a fin de que se hiciera recta justicia, sancionando a los culpables y restableciendo de
esta manera la tranquilidad pública.

You might also like