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VIOLENCIA

Al plantear el tema de la violencia, Benjamin no está pensando en la violencia de la


naturaleza (fenómenos climáticos, calamidades, plagas, fuerza animal), sino en aquella
ligada a las relaciones sociales. Para ello se enfrenta a varias dificultades que exigen, sobre
todo, ir más allá de su régimen de visibilidad. Y es que la violencia bien puede darse en un
marco pacífico sin afectar inmediatamente la integridad física de los implicados o en
situaciones en las que determinadas esferas toman decisiones sobre la vida de individuos o
sobre una comunidad. Por eso, cuando Benjamin se refiere a la violencia, apunta
principalmente a aquellas formas de poder impuestas forzosamente sobre las relaciones
humanas que anulan los medios generados por las personas para resolver sus conflictos de
igual a igual, con o sin violencia. La institución que cristaliza y consuma la violencia de
cualquier poder fáctico no es otra que la del derecho. En este sentido, Benjamin negará que
las formas jurídicas, junto a la violencia institucional que implica sostenerlas, sean
estrictamente necesarias para la vida, y cuestionará que el derecho sea efectivamente el
horizonte histórico insuperable de la humanidad.
Proyectar la abolición de los poderes que someten a la vida, lleva a Benjamin a
concebir históricamente la posibilidad de otra violencia, cuya eventual manifestación
revolucionaria destruya todas las formas del derecho y su violencia. En principio, esta
violencia heterogénea no debe ser confundida con el decaimiento de un régimen jurídico y
la instauración violenta de uno nuevo, dinámica que corresponde más bien a la “ley de
oscilación” con la cual la institución del derecho ha perdurado por siglos. Precisamente esa
estabilidad cíclica de la violencia del derecho, desde el punto de vista de la historia, no sería
definitiva, sino temporal. Lo que está en juego con esa manifestación revolucionaria es la
posibilidad de que un día la humanidad mire al derecho y a su violencia como un objeto
anticuado, pasado, histórico.
2

El problema de la violencia en Benjamin rebasa entonces el plano meramente


conceptual, pues no tiene que ver exclusivamente con el nombre dado a una realidad
concreta o con las transformaciones históricas de un topos semántico. Ciertamente, es
siempre pertinente recordar los diferentes usos de la voz Gewalt en alemán, que varían,
según sea el contexto, entre las nociones de “poder” y de “violencia física” propiamente tal.
Pero el modo de fijar su campo teórico responde más bien a la necesidad de definirla
mediante un procedimiento que rompa el margen instrumental en el que suele ser tratada.
Tal procedimiento es la crítica: sin ella no hay manera de referirse a la violencia. En su
ensayo “Para una crítica de la violencia” (1921) 1 , Benjamin formaliza precisamente
aquellas dimensiones de las relaciones humanas sometidas forzosamente a un orden
superior y en las cuales la violencia, más allá de ser un simple medio para un fin, se vuelve
un campo borroso a descifrar. Las tareas de la crítica consisten así en abordar esas zonas,
revelar discursos y prácticas de violencia, ampliar los registros filosóficos de su
inteligibilidad (historia, teología política) y concebir la vida humana sin la violencia
jurídica.
Benjamin comenzará por destrabar una identidad ilusoria entre derecho y justicia.
La dinámica en la cual los fines justifican los medios violentos (propia del terror
revolucionario), se vería superada por otra concepción del derecho abierta al
reconocimiento histórico de medios legítimos 2 . No obstante, en ambas versiones queda
amparada la posición violenta de un poder arbitrario, actualizada mediante un aparato
institucional que impone y produce leyes. Es este el marco de la ya célebre tipificación
benjaminiana entre la violencia que instaura el derecho y aquella que lo conserva,
asegurando así su estabilidad, ajena a cualquier imperativo de justicia. La indiferencia a la
justicia radica en las contradicciones prácticas, aunque no lógicas, de los mecanismos

1
Benjamin, Walter. “Zur Kritik der Gewalt”. Gessamelte Schriften. Band II-1. Frankfurt am Main :
Suhrkamp, 1991, pp. 179-201. Primera publicación en agosto de 1921 en la revista Archiv für
Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, 47 (1920/21), pp. 809-832. Utilizamos aquí la traducción de Pablo
Oyarzún, “Para una crítica de la violencia”, en Archivos Revista de Filosofía 2/3, Santiago: UMCE, 2007/8,
pp. 425-452.
2
Se trata de la oposición entre derecho natural y derecho positivo. Benjamin focaliza su crítica en esta última
concepción, cuyo criterio para la legitimación de la violencia es su reconocimiento histórico. Cf. Benjamin,
W. Art. Cit., pp. 427-428.
jurídicos, cuando éstos neutralizan las violencias que escapan a su control. La paradojal
concesión histórica del “derecho a huelga” es ejemplar, pues consiste en generar un marco
legal para sancionar los eventuales desbordes huelguistas, revelando así la aludida lógica
del derecho: su auto-conservación3.
Esta perdurabilidad del derecho, precisamente, amplía la crítica jurídica de la
violencia hacia el problema político de su historia, pues no sólo está en juego la
temporalidad de los conflictos entre personas, sino también la de los conflictos entre clases
y naciones. La crítica ha de ocuparse del modo en que el derecho se superpone al tiempo de
vidas y generaciones, asumiendo así un problema mayor: el de revelar que la eternidad no
es un atributo del derecho, que su dominio sobre la vida es provisorio, que su suspensión
revolucionaria es una posibilidad siempre actual. Según Benjamin, la humanidad ha sido
capaz de inventar sus propios medios, ajenos a la violencia del derecho, para resolver sus
conflictos4. Si esto es así, ¿por qué no ha de haber una respuesta al conflicto político de la
vida subyugada a esferas superiores, un movimiento que rompa el aprisionamiento
transitorio de su historia?
Para exponerlo, Benjamin se instala en la inmediatez de las manifestaciones
violentas que instauran derecho, con el fin de hallar aquellas que lo interrumpen y
destruyen. Haciendo esto, abre una clave de inteligibilidad inusitada: la imagen idéntica del
origen de la ley estaría en los mitos griegos. Deduce esto de aquellas categorías
consubstanciales al orden jurídico: destino, venganza, culpabilidad. La violencia del
derecho sería la misma que en los mitos se desata sobre los humanos cuando pretenden
igualar los poderes del Olimpo. De la venganza de un dios denigrado por tal pretensión
irrumpe un destino que, arbitrariamente, establece el precedente de una falta hasta entonces
inexistente 5 . Contaminando el tiempo histórico, el mito se ramifica en las relaciones

3
Cf. Ibid., pp. 431-433.
4
Benjamin los llamará “medios puros”: la simpatía, la cordialidad, el entendimiento, e incluso el engaño y la
mentira son ejemplos de esta figura. Según Benjamin, la política cuenta con medios puros análogos a los
anteriores: la huelga general revolucionaria y la diplomacia. Cualquiera sea el conflicto (litigio privado, lucha
de clases, guerra), su denominador común reside en estar al margen de cualquier poder arbitral, es decir, de
“órdenes superiores que amenazan con sobrepujar por igual al vencedor y al vencido”. Cf. Ibid., pp. 438-442.
5
Benjamin lo ilustra con el mito de Niobe, cf. Ibid., p. 443. Orgullosa de haber dado a luz a muchos hijos,
Niobe se mofa de la diosa Leto, que sólo tuvo a Apolo y Artemisa. La cólera de estos últimos se abate sobre
los hijos de Niobe, masacrados por las flechas divinas. Inmóvil por la visión de esta masacre, Niobe se
transforma en roca, por la piedad de Zeus. Cf. Homero, Ilíada (canto XXIV). Madrid: Gredos, 1996, p. 602.
humanas sometidas a la ley, actualizando la culpa y el destino del hombre, ignorante de su
propia transgresión.
Del registro legendario surge también la imagen de la violencia que derriba lo que el
mito instituye. Benjamin enuncia ciertos pasajes del Antiguo Testamento alusivos a la
violencia de Dios, paradigma de la abolición inmediata de cualquier instauración mítica de
poder6: violencia divina, pura y revolucionaria, cuyo nombre es “soberana”, manifestación
redentora, sin anuncios ni amenazas, al margen de cualquier decisión humana sobre el paso
a una nueva época. Sostener la espera de este eventual advenimiento representa, en suma, la
apuesta de esta crítica: exponer la finitud de la violencia mítica jurídica en la dimensión
real de su actualidad temporal, siempre en vilo de la manifestación revolucionaria que
abrirá otra era de la vida.
Ciertamente, estas ideas encuentran ecos en otros escritos de Benjamin.
Probablemente sea el Fragmento Teológico-político (1920-1921) el más cercano al
problema de concebir la espera del fin de la historia y el comienzo de una era mesiánica,
libre de las formas del derecho. No obstante, la evolución de su pensamiento político hacia
el marxismo en las décadas siguientes, lo llevará a materializar con otra luz algunos ejes de
su crítica de la violencia, por una parte en coyunturas éticas, políticas y sociales, como la
decadencia económica y moral de la sociedad alemana burguesa durante la guerra tratadas
en Dirección única (1928) o las restricciones de la vida artística y literaria en el régimen
soviético expuestas en su Diario de Moscú (1926-1927); por otra parte, en problemáticas
político-estéticas, como la politización del arte contra la estetización de la política y el
potencial revolucionario de la técnica contra su uso bélico planteados en La obra de arte en
la era de su reproductibilidad técnica (1935-1939); o la posibilidad de recobrar
concepciones utópicas de la humanidad armonizando la técnica, la embriaguez
revolucionaria y las energías de la naturaleza, como en Dirección única (1928), El
surrealismo (1929), Experiencia y pobreza (1933) o el Libro de los pasajes (1929-1940).
Ciertamente, la extensión más decisiva de las perspectivas temporales de la violencia se
encuentra en sus conocidas Tesis sobre el concepto de historia (1940), aunque los

6
Cf. Benjamin, Walter. Art. Cit., p. 447. Se trata de la leyenda de Koraj y de su tribu de Levitas durante la
travesía del pueblo elegido por el desierto (Números, 16, 1-35). Koraj lidera una rebelión contra la autoridad
de los hermanos Aarón y Moisés. Éste somete el pleito al juicio de Dios. Aarón y Koraj elevan ofrendas a
Yahvé, pero Koraj y toda su tribu son tragados por una hendidura abierta en la tierra.
antecedentes más importantes de su crítica de la temporalidad mítica transpuesta en la
historia se hallan en sus escritos alrededor de los años 1920: Destino y carácter (1919), Las
afinidades electivas de Goëthe (1921-1922), El origen del drama barroco alemán (1928).
A estos se deben agregar dos ensayos fundamentales de su juventud que sustentan
teóricamente al de la violencia, Sobre el lenguaje general y el lenguaje humano (1916) y
Sobre el programa de la filosofía venidera (1917). En términos generales, ambos
prefiguran el problema de liberar la experiencia humana de un trato filosófico reducido y
dogmático.

¿Cómo se sitúa “Para una crítica de la violencia” en su época y en su posterior


recepción? Señalemos, por una parte, que Benjamin redacta este ensayo a principios de los
años 1920, época en la que toda una generación acaba de vivir el final de la Primera Guerra
Mundial seguida por una profunda crisis política y revolucionaria en Alemania. Esta
secuencia marca el acenso al poder del socialismo reformista (Partido Social-Demócrata)
durante la Revolución de Noviembre, que instaura la República parlamentaria de Weimar
no sin mediar una brutal represión militar que ultima las mismas fuerzas sociales que lo
impulsaron y legitimaron en su promoción: el movimiento huelguista de obreros y
soldados, la Liga Espartaquista (asesinatos de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo) y la
República de Consejos de Baviera (asesinato de Gustav Landauer).
La escalada irrefrenable de violencia vivida en este primer cuarto de siglo abría, en
el ámbito público, un debate jurídico sobre la legitimidad del uso de la violencia por parte
del individuo o del Estado7, en oposición al cual surgían movimientos activistas, cuyos
argumentos teóricos en defensa de la “mera vida” generaban ambivalencias en los
principios de rechazo de la violencia8. La complejidad del fenómeno estaba así marcada no

7
Valga mencionar un fragmento de Benjamin (nº76) en el que crítica el artículo “Das Recht zur
Gewaltanwendung” (“El derecho a utilizar la violencia”) del jurista Herbert Vorwerk, aparecido en la revista
Blätter für religiösen Sozialismus,1,4. Carl Menncike (ed.). Berlin, 1920. Cf. Benjamin, W. Gesammelte
Schriften, Band VI. Frankfurt : Suhrkamp. pp. 104-108.
8
Cf. Benjamin, W. “Para una crítica de la violencia”. Art. Cit., pp. 448-449.
solo en su práctica, sino también en la manipulación teórica de especialistas y en el
entramado estratégico de intenciones políticas.
En este contexto cabe considerar la relación de Benjamin con la intelectualidad
alemana judía y el reciente debate teológico-político sobre el mesianismo. La violencia
post-guerra planteaba en el seno de la cultura judía la necesidad de concebir salidas a la
catástrofe histórica ante la apertura eventual de una nueva época, generando dilemas
políticos internos al mesianismo, entre versiones restauradoras o redentoras de la utopía, y
versiones apocalípticas o nihilistas de la acción revolucionaria 9 . Al respecto, Benjamin
sostiene una posición singular que ha llegado a calificarse de anarco-mesiánica: anarquista,
por su rechazo intransigente de la violencia política del Estado parlamentarista; mesiánica,
por sostener la espera de una violencia revolucionaria, divina, que acabe con esta historia y
libere la humanidad a una nueva era. De esto se sigue su rechazo evidente de la concepción
jurídica de la violencia, así como su crítica contra el aludido pacifismo (“pueril” dirá
Benjamin), cuyos respectivos fundamentos (el monopolio estatal de todo medio violento; el
rechazo de la violencia para proteger la “mera vida”) se revelan, a la larga, cómplices de
aquellas esferas políticas que sacrifican la vida en favor del poder.
Pero es también esta época la que ofrece a Benjamin orientaciones políticas y
fuentes teóricas para pensar este problema. Empezando por Ernst Bloch, quien lo presiona a
formalizar su pensamiento político cuando se conocen en 1918, en Suiza10. El mismo Bloch
le facilita las Reflexiones sobre la violencia de Geroges Sorel, cuya distinción entre la
“huelga general política” (social-demócrata) que pretende los privilegios del Estado y la
“huelga general proletaria” (anarco-sindicalista) que repele toda forma de poder en favor de
la lucha de clases, resulta ser la formulación política avant la lettre de su propia crítica11.
Junto a aquélla, probablemente Politik und Metaphysik de Erich Unger sea la obra más
influyente sobre Benjamin en aquel entonces, en la medida en que aborda el problema ético
e histórico de reducir dogmáticamente la política a intereses económicos de esferas

9
Cf. Rabinbach, Anson. “Between apocalypse and enligthenment. Benjamin, Bloch, and modern German
Jewish messianism”, en: In the shadow of Catastrophe. German Intellectuals between Apocalypse and
Enlightenment. California : University of California Press, 1997.
10
Cf. Scholem, Gesrshom. Walter Benjamin. Histoire d’une amitié. Paris : Calmann-Lévy, 1981, p. 97.
11
Cf. Sorel, Georges. Reflexiones sobre la violencia. Madrid: Alianza, 2005. Benjamin, Walter. Art. cit., p.
440 (Benjamin cita la 5ª ed. de 1919), Para un estudio de la referencia a Sorel en Benjamin, cf. Pérez López,
Carlos. “Walter Benjamin y Georges Sorel. Entre el mito de la huelga general y una política de medios
puros”, en Trans/Form/Ação, Marília, v. 38, n. 1, p. 213-238, Jan./Abr., 2015.
superiores, en una crítica directa al régimen parlamentarista y su política de
“compromisos”, instaurados por la República de Weimar12.
Por otra parte, estos cruces no solo marcan las claves de lectura de “Para una crítica
de la violencia”, sino también los diversos matices de su recepción en el ámbito de la
filosofía contemporánea, no exentos de controversia. Cabría destacar aquí, entre otros, el
trabajo de Jacques Derrida, cuyas dudas perturbadoras sobre una supuesta cercanía ominosa
entre la violencia pura y la violencia del holocausto, produjo numerosas polémicas13; la
correspondencia entre Benjamin y Carl Schmitt, sobre la cual Giorgio Agamben
reconstruye el dossier exotérico de un debate entre estos filósofos en torno al problema del
Estado de excepción y de la violencia soberana 14 ; el mapa teórico benjaminiano, entre
lenguaje y política, retomado por Werner Hamacher a partir de la analogía entre la huelga
general y los medios puros, marco de lectura original para pensar la abolición de la
violencia jurídica15; el análisis de Sigrid Weigel sobre la omisión del mandamiento divino
“no matarás” en casos monstruosos tratado por Benjamin, y sobre las temporalidades
históricas de lo mítico y lo divino como referencias exteriores al derecho 16 ; y la
investigación de Antonia Birnbaum, con eje en los conceptos de “felicidad” y “justicia”,
determinantes para comprender en Benjamin tanto la crítica del mito como los vectores
humano y divino de la violencia pura17.

En países de habla hispana, “Para una crítica de la violencia” tuvo una recepción
relativamente temprana. En 1967, Héctor Murena realiza la primera traducción al castellano
de este ensayo (editorial Sur, Buenos Aires), reeditada luego en 1971 (Edhasa, Barcelona).

12
Unger, Erich. Politik und Metaphysik. Würzburg : Königshausen u. Neumann, 1989. Benjamin, Walter. Art.
Cit., p. 439 (Benjamin cita la edición de 1921, Berlín). Para un análisis acerca de la influencia filosófica de
Unger en Benjamin, cf. Pérez López, Carlos. Art. cit., pp. 227-238.
13
Derrida, Jacques. Fuerza de ley. Madrid: Tecnos, 2008. Para una lectura crítica de los polémicos asertos de
Derrida contra Benjamin, cf. Avelar, Idelber. “Espectros de Benjamin. Duelo, trabajo y violencia en Jacques
Derrida”, en Archivos Revista de Filosofía 2/3, Santiago: UMCE, 2007/8, pp. 75-92.
14
Agamben, Giorgio. Estado de excepción. Homo Sacer II, I. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2005.
15
Hamacher, Werner. “Afformative Strike”, en Cardozo Law Review, Vol. 13, nº4. December 1991. pp.
1133-1157.
16
Weigel, Sigrid. Walter Benjamin. Die Kreatur, das Heilige, die Bilder. Frankfurt am Main : Fischer, 2008.
17
Birnbaum, Antonia. Bonheur Justice Walter Benjamin. Le détour grec. Paris : Payot et Rivages, 2008.
El círculo estrecho de lectores de Benjamin se verá substancialmente ampliado en los años
1970, desde Madrid, con la aparición sucesiva de una selección de escritos bajo la rúbrica
de Iluminaciones, editados en cuatro volúmenes por Taurus 18 . Según Beatriz Sarlo, las
Iluminaciones formaron el corpus conocido de Benjamin en español, marcando
particularmente en Argentina la moda del “fenómeno Benjamin” y una cierta paradoja en la
formación de la juventud de izquierda en los años 1970, lectora de las traducciones
españolas de Benjamin y no directamente de la colección “Estudios Alemanes” de la
editorial Sur19. En la actualidad, la traducción referencial de Roberto Blatt (Taurus, Madrid,
1991), es seguida por la de Pablo Oyarzún (Umce, 2007/8), a las cuales se suma la más
reciente de Julián Fava y Tomás Bartoletti (Los Cuarenta, Buenos Aires, 2009). La
compleja redacción del original, las notables diferencias entre traducciones y el incesante
influjo de estudios que lo acompañan, hacen prever reediciones, si es que no traducciones
nuevas del mismo, manifestando de algún modo la actualidad intacta de esta crítica de la
violencia.

Carlos Pérez López


Doctor en Filosofía Universidad de Paris 8
Investigador Postdoctoral Fondecyt – Universidad de Chile, Proyecto nº 3150184

18
Imaginación y sociedad, Iluminaciones I (1972), Baudelaire, Poesía y capitalismo, Iluminaciones II (1972),
Tentativas sobre Brecht, Iluminaciones III (1975), Para una crítica de la violencia y otros ensayos,
Iluminaciones IV (1991). Los tres primeros volúmenes fueron traducidos por Jesús Aguirre y el último por
Roberto Blatt.
19
Sarlo, Beatriz. Siete ensayos sobre Walter Benjamin. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2011, pp. 47-48.
Sobre la recepción de Benjamin en América Latina, ver también Massuh, Gabriela y Fehrmann, Silvia (eds.).
Sobre Walter Benjamin. Vanguardias, historia, estética y literatura. Una visión latinoamericana. Buenos
Aires: Alianza Editorial/Goethe-Institut Buenos Aires, 1993.

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