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UN PROTOCLO DE ATENCIÓN DE LA
VIOLENCIA DE GÉNERO EN MUJERES CON
DISCAPACIDAD
Septiembre 2017
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ÍNDICE
1. Presentación
2. Fundamentación
4. Principios rectores
7. Propuesta de actuaciones
del protocolo
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1. PRESENTACIÓN.
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intelectual), FISD CV (Síndrome de Down), FESORD CV (discapacidad auditiva
signante), HELIX CV (discapacidad auditiva oralista), ASPACE CV (Parálisis
cerebral), FEDERACIÓ SALUT MENTAL (Enfermedad mental), FEDER CV
(Enfermedades raras), FAEB (Espina bífida), PREDIF CV (personas con lesión
medular), FEVADACE (personas con daño cerebral adquirido), ONCE
(discapacidad visual) y CALCSICOVA (personas con VIH y hepatitis C),
ASOCIDE (personas sordociegas).
Los pilares básicos que esta comisión se ha centrado en los últimos años han
sido:
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sobre violencia de género que van a presentar en junio al pleno de provincial de
la Diputación de Valencia diferentes propuestas para atender a mujeres con
discapacidad víctimas de esta violencia de machista.
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1. Canalizar operativamente la acción del CERMI en el diseño de propuestas
políticas de actuación dirigidas a conseguir la igualdad efectiva de las
mujeres y niñas con discapacidad desde una perspectiva de derechos
humanos y aplicando los principios de no discriminación, igualdad de
oportunidades, inclusión en la comunidad y acción positiva.
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▪ Discriminación interseccional.
▪ Recopilación de datos y estadísticas.
▪ Cooperación internacional.
2. FUNDAMENTACIÓN.
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Generalitat, Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el Ámbito de la
Comunitat Valenciana.
Cabe destacar también la siguiente Legislación sobre Violencia de Género de la
Comunitat Valenciana:
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que “las administraciones públicas protegerán de manera singularmente intensa
a aquellas personas o grupo de personas especialmente vulnerables a la
discriminación múltiple como las niñas, niños y mujeres con discapacidad,
mayores con discapacidad, mujeres con discapacidad víctimas de violencia de
género, personas con pluridiscapacidad u otras personas con discapacidad
integrantes de minorías.”
Por su parte, el artículo 67, sobre Medidas de acción positiva, recoge en su punto
1 que “los poderes públicos adoptarán medidas de acción positiva en beneficio
de aquellas personas con discapacidad susceptibles de ser objeto de un mayor
grado de discriminación, incluida la discriminación múltiple, o de un menor grado
de igualdad de oportunidades, como son las mujeres, los niños y niñas, quienes
precisan de mayor apoyo para el ejercicio de su autonomía o para la toma libre
de decisiones y las que padecen una más acusada exclusión social, así como
las personas con discapacidad que viven habitualmente en el medio rural.”
No hay que olvidar que la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad de Naciones Unidas, en vigor en nuestro país desde el año 2008,
recoge en su artículo 6 que “los Estados Partes reconocen que las mujeres y
niñas con discapacidad están sujetas a múltiples formas de discriminación y, a
ese respecto, adoptarán medidas para asegurar que puedan disfrutar
plenamente y en igualdad de condiciones de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales.” Además “deberán tomar todas las medidas
pertinentes para asegurar el pleno desarrollo, adelanto y potenciación de la
mujer, con el propósito de garantizarle el ejercicio y goce de los derechos
humanos y las libertades fundamentales establecidos en la presente
Convención.”
Antes de este artículo, el propio Preámbulo incluye en su letra s) la necesidad de
incorporar una perspectiva de género en todas las actividades destinadas a
promover el pleno goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales
por las personas con discapacidad.
La lucha contra los estereotipos, los prejuicios y las prácticas nocivas respecto
de las personas con discapacidad, incluidos los que se basan en el género o la
edad, en todos los ámbitos de la vida también aparece recogida en el artículo
octavo de la Convención.
El artículo 16, sobre la Protección contra la explotación, la violencia y el abuso,
señala en el punto 1, que “los Estados Partes adoptarán todas las medidas de
carácter legislativo, administrativo, social, educativo y de otra índole que sean
pertinentes para proteger a las personas con discapacidad, tanto en el seno del
hogar como fuera de él, contra todas las formas de explotación, violencia y
abuso, incluidos los aspectos relacionados con el género.” El punto 2 de este
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mismo artículo reconoce además que “los Estados Partes también adoptarán
todas las medidas pertinentes para impedir cualquier forma de explotación,
violencia y abuso asegurando, entre otras cosas, que existan formas adecuadas
de asistencia y apoyo que tengan en cuenta el género y la edad para las
personas con discapacidad y sus familiares y cuidadores, incluso
proporcionando información y educación sobre la manera de prevenir, reconocer
y denunciar los casos de explotación, violencia y abuso. Los Estados Partes
asegurarán que los servicios de protección tengan en cuenta la edad, el género
y la discapacidad.”
Asimismo, el punto 4 señala que “los Estados Partes tomarán todas las medidas
pertinentes para promover la recuperación física, cognitiva y psicológica, la
rehabilitación y la reintegración social de las personas con discapacidad que
sean víctimas de cualquier forma de explotación, violencia o abuso, incluso
mediante la prestación de servicios de protección. Dicha recuperación e
integración tendrán lugar en un entorno que sea favorable para la salud, el
bienestar, la autoestima, la dignidad y la autonomía de la persona y que tenga
en cuenta las necesidades específicas del género y la edad.”
El artículo 25, sobre la Salud, indica que “los Estados Partes reconocen que las
personas con discapacidad tienen derecho a gozar del más alto nivel posible de
salud sin discriminación por motivos de discapacidad. Los Estados Partes
adoptarán las medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con
discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de
género, incluida la rehabilitación relacionada con la salud.”
Como puede comprobarse el marco legal internacional de derechos humanos
obliga a los poderes públicos a adoptar una legislación y a poner en marcha
políticas públicas que incluyan de manera transversal el enfoque de género,
como ya exigiera en su día en la Conferencia de Beijing de 1995 y su Plataforma
de Acción.
Otro marco de referencia obligada de derechos humanos es la Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de
Naciones Unidas (CEDAW), ratificada por España en el año 1984, cuyos treinta
artículos recorren todos los campos de actuación de los Estados, estableciendo
no sólo una declaración de derechos a favor de las mujeres, sino un programa
relativo a las medidas que deben adoptar los gobiernos para garantizar el disfrute
de esos derechos, comprometiéndose a materializar la igualdad.
Adicionalmente a todo lo expuesto, hay que citar dos importantes referentes de
reivindicación promovidos por las organizaciones sociales de la discapacidad, y
más concretamente por las mujeres con discapacidad del Foro Europeo de las
Discapacidad (EDF) y que han servido de guías en la labor de defensa de los
derechos de las mujeres y niñas con discapacidad: 1er Manifiesto de las Mujeres
con Discapacidad de Europa (1997) y el Segundo Manifiesto de los Derechos de
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las Mujeres y Niñas con Discapacidad de la Unión Europea. Una herramienta
para activistas y responsables políticos (2011).
Por último, recientemente, la Asamblea General de Naciones Unidas ha
aprobado los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la agenda 2030 de Desarrollo,
instrumentos fundamentales que deben ayudar a la protección de las mujeres y
niñas con discapacidad ante la desigualdad y la discriminación, pese a que las
cuestiones de mujeres, por un lado, y las de discapacidad, por otro, se
encuentren disociados.
- Estado de la cuestión
La mayor frecuencia del tipo de violencia que sufren las mujeres con
discapacidad es la violencia psicológica emocional (entendida como insultos,
menosprecio, intimidación o amenazas verbales recibidos). En esta área, el
24,5% de las mujeres con discapacidad refieren haberla sufrido por parte de su
pareja actual o por su anterior pareja, frente al 14% de mujeres sin discapacidad.
Asimismo, la violencia psicológica de control la han sufrido en algún momento el
23% de las mujeres con discapacidad, frente al 15,1% de las que no tienen
discapacidad.
En relación a las preguntas sobre violencia sexual, un 7,6% de las mujeres con
discapacidad declararon que su actual pareja o su pareja anterior les ha obligado
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a mantener relaciones sexuales; un 5,3% han mantenido relaciones sexuales sin
desearlo porque tenían miedo de lo que podría hacer si se negaba, y un 3,4%
han sido obligadas a realizar alguna otra práctica de tipo sexual que no deseaban
o les resultaba degradante o humillante.
El informe de la FCM pone de manifiesto, además, que en todos los casos las
mujeres con discapacidad que han sufrido violencia tienen una peor percepción
de su estado de salud a posteriori que las mujeres sin discapacidad.
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manera, hay que hacer hincapié en la necesidad de realizar este trabajo teniendo
en cuenta las desigualdades de género que se producen también en este sector
de la población, adoptando medidas que permitan ir reduciendo esta brecha.
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de los derechos humanos. Es fundamental por ello que el punto de partida en
cualquier análisis de la discapacidad sea el de los Derechos humanos y más en
el caso de las mujeres con discapacidad.
Por ello, consideramos el análisis de la discapacidad de las mujeres como una
dimensión de los derechos humanos e incidir en considerarlas como ciudadanas
de pleno derecho.
Los derechos protegidos son: los derechos de igualdad, los derechos de
protección, los derechos de libertad y autonomía personal, los derechos de
participación y los derechos sociales básicos.
En el caso de las mujeres con discapacidad vamos a ver que la defensa de estos
derechos adquiere la dimensión del género que hace sean un colectivo
especialmente vulnerable.
El concepto de mujeres y niñas con discapacidad incluye a mujeres con cualquier
clase de discapacidad, mujeres con deficiencias físicas, sensoriales (auditivas o
visuales) o mentales, sean éstas visibles o no, incluidas mujeres con
enfermedades mentales o problemas de salud mental, dificultades de
aprendizaje o enfermedades crónicas tales como la diabetes, enfermedades
renales y cardiacas, epilepsia, VIH/sida, o enfermedades que afectan sobre todo
a la mujer tales como el cáncer de mama, la artritis, el lupus, la fibromialgia y la
osteoporosis.
El término también incluye a las niñas y mujeres con discapacidad de cualquier
edad, residentes en áreas rurales o urbanas, sin importar la gravedad de su
discapacidad, ni sus preferencias sexuales o su entorno cultural, y ya vivan
integradas en la comunidad o en instituciones.
Algunos factores asociados con una mayor vulnerabilidad a la violencia:
• Grado de dependencia. Cuanto mayor sea el grado de dependencia se
requerirán más personas para la asistencia, por tanto, aumenta la posibilidad de
sufrir algún tipo de maltrato. Además, el hecho que la mujer con discapacidad
sea totalmente dependiente al “perpetrador” para su supervivencia, le
imposibilita la evitación de tal situación.
• Tipo de discapacidad. Las mujeres que sufren una discapacidad intelectual o
física son las más vulnerables de sufrir violencia. Por un lado, la mujer con
discapacidad intelectual puede tener problemas de comunicación asociados, lo
que dificulta la denuncia del maltrato. Por otro lado, existen ciertas barreras
arquitectónicas que impiden que la mujer con graves problemas de movilidad
pueda escapar.
• Percepción de impotencia y menor riesgo de ser descubierto son algunas de
las variables intervinientes en el caso del maltratador. El hecho de percibir a la
víctima como frágil aumenta la probabilidad de sufrir violencia. Además,
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disminuye el riesgo de ser descubierto ya que la mujer con discapacidad puede
tener miedo a denunciar el maltrato o no sabe reconocer el abuso como tal.
• Falta de credibilidad. En el punto anterior se ha comentado que la víctima
puede tener miedo a denunciar y no ser creída, por una falta de conocimiento y
de control de las posibles consecuencias de la denuncia. Esta falta de
comunicación se suele atribuir a mujeres con discapacidad intelectual o con
problemas de salud mental.
• Aislamiento social y emocional. Las mujeres con discapacidad pueden estar
recluidas en el hogar o institución, aisladas de la comunidad. Las barreras
arquitectónicas no le brindan la oportunidad de escapar del maltrato.
• Falta de educación sexual. Las mujeres con discapacidad tienen derecho a la
familia, relaciones sexuales y maternidad. Por tanto, deberían recibir toda la
información necesaria, como el funcionamiento sexual de su cuerpo, para poder
disfrutar de la sexualidad del mismo modo que el resto de sociedad.
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Desde el CERMI y la Fundación CERMI Mujeres se ha instado al Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a desarrollar una macroencuesta sobre
la violencia de la que son objeto las mujeres y niñas con discapacidad que pueda
permitir valorar las actuales medidas legislativas, administrativas y políticas
generales y específica para su protección y recuperación de las víctimas,
teniendo debidamente en cuenta los riesgos específicos y los factores de
vulnerabilidad, como la incapacitación legal, la institucionalización, la pobreza, la
edad y el tipo de discapacidad.
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c) Revisar y/o modificar las leyes sobre la violencia contra la mujer para velar por
que en ellas se prohíban expresamente todas las formas de violencia contra las
mujeres y las niñas con discapacidad, a tenor de las disposiciones
correspondientes de la Convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, la Convención sobre los Derechos del Niño y otros
tratados internacionales de derechos humanos pertinentes. Esto implica también
velar por que las leyes sobre la violencia contra la mujer y/o la violencia
doméstica tengan en cuenta las formas de violencia específicas que sufren las
mujeres y las niñas con discapacidad.
f) Aplicar las leyes existentes que prohíben las prácticas nocivas contra los niños
y, según sea necesario, promulgar nuevas leyes para eliminar estas prácticas.
g) Garantizar que los servicios y programas creados para proteger a las mujeres
y las niñas de la violencia sean accesibles para las mujeres y las niñas con
discapacidad. Esto implica garantizar que las instalaciones, en particular los
centros de acogida, sean accesibles para las mujeres con discapacidad, incluir
el tema de la discapacidad en materiales y cursos de formación para
profesionales que se ocupan de la cuestión de la violencia contra la mujer, y velar
por la difusión de la información sobre los servicios de protección y otros
servicios disponibles en un formato accesible.
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i) Proporcionar una formación adecuada a las autoridades policiales, los fiscales
y los jueces sobre las formas y los tipos de violencia que sufren las personas con
discapacidad, incluidas las mujeres y las niñas, y sobre los mecanismos de
rendición de cuentas que permiten prevenir y sancionar las prácticas
discriminatorias. Los procesos judiciales y policiales deben contar con servicios
de interpretación de lengua de señas. Los servicios de asesoramiento jurídico y
asistencia letrada también deben estar disponibles para las mujeres y las niñas
con discapacidad, y deben ser asequibles.
4. PRINCIPIOS RECTORES
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dificultad para el acceso integral a la asistencia y, en especial, las mujeres con
discapacidad y las mujeres inmigrantes, con independencia de su situación
administrativa.
5. Accesibilidad universal. Se garantizará el acceso a la información y a los
recursos existentes a cualquier mujer con discapacidad, se deberán realizar las
adaptaciones que en cada caso sean necesarias (ayudas para el transporte,
acompañamientos, facilitadores, figura profesional del guía intérprete de lengua
de signos, intérpretes de lengua de signos, documentos en braille, comunicación
aumentativa, lectura fácil, etc.). Igualmente, se adoptarán medidas para superar
o mitigar las barreras idiomáticas que puedan tener las mujeres extranjeras. A
éstas se les recordará la importancia de que soliciten su empadronamiento como
vía para el acceso a las prestaciones básicas de la red de protección social.
Es importante recordar que, a pesar de los avances en el sistema de intervención
con mujeres maltratadas, los servicios y recursos existentes tienen limitaciones
y están diseñados pensando, sobre todo, en mujeres que tienen un cierto grado
de autonomía personal. Los colectivos femeninos con dificultades añadidas
tienen menos posibilidades de acceder a estos recursos quedando, en
ocasiones, fuera de los servicios existentes.
6. Prevención. El conjunto de pautas recogidas, se aplicarán con el objeto de
evitar que se reproduzcan situaciones de violencia contra las víctimas, tanto en
las mujeres como en los niños, niñas y adolescentes a su cargo o en las personas
adultas dependientes que formen parte de su unidad convivencial.
7. Defensa del interés de las personas menores de edad. En la aplicación del
Protocolo de actuación se adoptarán las medidas necesarias a la atención y
protección de las personas menores a su cargo, en orden a garantizar sus
derechos, su bienestar y su desarrollo integral, atendiendo, en todo caso, al
interés superior de los niños, niñas y adolescentes.
8. Empoderamiento y normalización. Las mujeres que sufren violencia no son
sujetos pasivos, han desarrollado algunas capacidades y estrategias de
supervivencia que las han ayudado en su particular historia. Es importante
reconocer estos puntos fuertes para que pueda existir una articulación idónea de
la intervención ajustada a cada caso que deberá favorecer la autonomía personal
de las mujeres víctimas de la violencia y un modo de vida normalizado.
9. Eficacia y agilidad. En la aplicación de las pautas contenidas en este Protocolo
deberá garantizarse una articulación eficaz, ágil y accesible, con el fin de actuar
con la inmediatez requerida por la urgencia propia de la situación.
10. Mínima victimización. Se tratará de evitar al máximo la victimización
secundaria de las mujeres que han sufrido la violencia a que se refiere el
presente Protocolo, reduciendo al mínimo las molestias de las víctimas derivadas
de las intervenciones de diferentes profesionales e instituciones. Se partirá del
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supuesto de que son las instituciones las que deben coordinarse para atender a
las mujeres y no ellas quienes coordinen a las instituciones.
11. Seguridad y protección. Las obligaciones jurídicas que devengan del ejercicio
profesional son un compromiso ético fundamental, así como la garantía de
protección que las mujeres merecen. Las intervenciones deberán guiarse de
manera que prevalezca la integridad personal de las víctimas sin fomentar la
impunidad de los hechos violentos que viven o hayan vivido. En este sentido, la
iniciativa para el cumplimiento de las pautas e itinerarios de atención previstos
en el Protocolo y para la coordinación de las diferentes instituciones implicadas
ha de ser responsabilidad de las y los profesionales, sin que quepa hacer recaer
en las víctimas tal responsabilidad.
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Detección de sospechas
Derivación/Coordinación
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Valoración de la situación de riesgo
Decisión de denunciar
Acompañamiento a los servicios
médicos, sociales o terapéuticos
Acompañamiento en peoceso penal
Seguimiento
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Aparición de evidencias
Registro evidencias
Decisión denuncia
Denunciar No Denunciar
Servicio Sanitario
Medidas de protección
Asistencia terapéutica
Medidas sociales
Seguimiento
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6. GUÍA DE PAUTAS ESPECÍFICAS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DESDE
CADA ÁREA/AGENTE IMPLICADO (policía, servicios sociales
generales, sanidad, entidades y centros especializados en
discapacidad, educación, Red de Asistencia Social Integral para
víctimas de violencia de género, etc. )
LLAMA SU ATENCIÓN
✓ Antes de empezar a hablar, llama su atención con un ligero toque (p.e.
sobre su hombro) o hazle una discreta seña.
✓ Espera a que te esté mirando para empezar a hablarle.
✓ Si se trata de una conversación en grupo es necesario respetar los turnos
entre los interlocutores e indicarle quién va a intervenir.
HÁBLALE DE FRENTE
✓ Sitúate siempre a su altura para que pueda ver bien tu boca. Hay que
tener especial cuidado cuando se habla con una persona que no puede
mantenerse de pie o cuando se habla con niños.
✓ Háblale de frente, con la cara bien iluminada.
✓ Habla con naturalidad. No le hables deprisa, ni demasiado despacio.
✓ Permítele ver bien tu boca mientras le estés hablando. Evita tener algo en
la boca o ponerte cosas en los labios, ni te tapes la boca con las manos
mientras hablas.
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HÁBLALE CON TRANQUILIDAD
✓ Repítele el mensaje si no lo ha entendido. Puedes decirle lo mismo con
frases más sencillas, pero correctas, y con palabras que tengan el mismo
significado.
✓ Utiliza gestos naturales, palabras escritas o dibujos para facilitarle la
comprensión del mensaje.
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✓ Equipo de Frecuencia Modulada: escuchar sólo la voz de la persona que
habla, eliminando el eco, ruidos,…
✓ Bucle magnético (uso colectivo o individual): cable conectado a un
amplificador (para salas, salones de actos,…) para solucionar problemas
que produce el ruido, el eco, la distancia de quién habla,…
✓ Subtitulado: transcribe a texto el mensaje hablado (charlas, conferencias,
material audiovisual,..).
✓ Avisos luminosos: para informar de alguna incidencia que se alerta de
manera sonora.
✓ Intérprete de lengua de signos: para acceder a la información y
comunicación las personas usuarias de la lengua de signos.
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✓ Tocarle (la mano, hombro) para llamar su atención.
✓ Decirle cuando nos vamos.
✓ La puntualidad es muy importante.
✓ El tiempo de espera para el ciego o deficiente visual se hace mucho
más largo.
✓ Situar en un punto concreto.
✓ Si se leen documentos o cartas hacerlo textualmente, sin
interpretaciones.
✓ Si se les va a entregar documentación solicitar su código de
lectoescritura para saber si el soporte es informático, tinta, tinta
ampliada, braille, audio.
LENGUAJE
✓ No debe existir lenguaje tabú
✓ Utilizar normalmente las palabras VER, MIRAR….
✓ Ser precisos al dar información
✓ Dar explicaciones globales y no saturar con excesiva información
sobre el ambiente, que puede confundir en lugar de aclarar la
información.
✓ Adecuar el lenguaje a la persona.
✓ Evitar los términos CUIDADO, ¡AY! ¡AY! cuando vemos un peligro
para la persona
✓ Utilizar ALTO para evitar que siga avanzando y explicar
verbalmente el peligro o ayudarle.
INDICACIONES
✓ Evitar palabras como AQUÍ, ALLI, ESTO, AQUELLO…, son
palabras que se acompañan con un gesto, que en muchos casos
no pueden ver.
✓ Utilizar términos como DERECHA, IZQUIERDA, DELANTE,
DETRÁS… y siempre en relación a la persona con deficiencia
visual
COMUNICACIÓN
✓ Darle a conocer nuestra presencia, tocándole suavemente en el
hombro o brazo.
✓ Identificarnos.
✓ Adecuar el código de comunicación al sistema sensorial funcional
o de preferencia por la persona.
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ASPECTOS ESPECIFICOS
Acceso
✓ Si la persona ciega o deficiente visual entra sólo, preguntar si
desea que se le acompañe.
✓ Si desea ser acompañado, utilizar la técnica guía.
✓ Si va acompañado de una persona vidente será como un
acompañamiento habitual
Ubicación
✓ Si la persona ciega o deficiente visual toma la iniciativa por sí
mismo no se intervendrá. Procuraremos dar la información justa,
sin excederse en detalles.
✓ Si cualquier elemento está lejos, o se prevé dificultad convendrá
acercárselo.
✓ Se puede utilizar para la ubicación de los elementos el sistema del
reloj.
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✓ Les trataremos de acuerdo a su edad cronológica, evitando
infantilizar nuestro lenguaje y contemplando con respeto sus
opiniones o puntos de vista.
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✓ Preocupaciones sobre poder “ofender” a la mujer con EMG al
preguntarle sobre esta cuestión.
✓ Falta de información sobre los recursos comunitarios.
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Es fundamental partir del principio de no desconfiar del relato de la mujer con
EMG. Es importante no desvalorizar las opiniones, sentimientos o hechos que
nos puedan relatar en relación al maltrato.
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malestar y estrés elevado que pueden desencadenar en una crisis en la
enfermedad y en posibles brotes psicóticos.
RECOMENDACIONES
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1.b.2. Facilitar el acceso al servicio de atención psicológica, con el fin de evitar
la salida del circuito de atención de las víctimas por el efecto disuasorio que
tienen los desplazamientos. Este servicio debe contar con psicólogos
especializados en personas con discapacidad.
1.b.3. Abordar lo antes posible el diseño, la creación y la puesta en
funcionamiento de un centro de recuperación e integración social, que cuente
con las medidas de accesibilidad necesarias tanto física, sensorial y de
comunicación, para mujeres que han sido víctimas de maltrato en el ámbito
doméstico, con necesidades especiales asociadas a problemática social
múltiple.
1.b.4. Elaborar estudios que analicen el acceso y la utilización diferencial a los
diferentes colectivos por parte de los colectivos específicos, incluyendo un
estudio de los posibles sesgos en la derivación que expliquen el uso diferenciado
de estos recursos por parte de los colectivos definidos.
1.b.5. Garantizar la prestación de los recursos de atención a las mujeres víctimas
de violencia en el ámbito doméstico de manera permanente y estable en el
tiempo, dotándoles de los recursos materiales accesibles y humanos que para
ello sea necesario.
1.b.6. Evaluar la eficacia de las campañas de difusión de los recursos y
procedimientos de atención a mujeres víctimas de violencia, garantizando la
accesibilidad de éstas, a fin de conocer su impacto sobre la población en general
y sobre las propias víctimas; para ello en la planificación de las campañas
publicitarias se deberá incluir la evaluación de las mismas Implementar
mecanismos para conocer el nivel de satisfacción tanto de usuarias y de
profesionales que prestan el servicio, desde una perspectiva de
homogeneización de instrumentos y de procedimientos.
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2.b.4. Implantar sistemas informáticos de registro de datos y de los soportes de
información – memorias anuales, informes sobre programas, etc.-, recogiendo
un amplio espectro de datos acerca de la víctima, del agresor, de las
características del maltrato y si es mujer con discapacidad.
2.b.5. Compartir los datos susceptibles de recopilación por parte de las
entidades del ámbito de los servicios sociales, mediante la utilización de
instrumentos estandarizados
2.b.6. Establecer la “Ficha de recogida de datos territorial”, cuya gestión se
centralizaría en el Observatorio de la Violencia de Género de la Comunidad
Valenciana, con la incorporación a la misma de:
A. Aclaraciones conceptuales.
B. Nuevos campos de registro de información sobre:
✓ las características sociodemográficas de las víctimas (edad, nacionalidad,
discapacidad, existencia de problemáticas añadidas...) a fin de analizar
los perfiles y las necesidades que presentan.
✓ las características de la persona agresora.
✓ otras tramitaciones efectuadas en el ámbito social (Ej.: tramitación de
ayudas económicas, de vivienda accesible, etc.).
2.b.7. Aprovechar los recursos de difusión y de comunicación del Observatorio
de la Violencia de Género de Comunidad Valenciana –sitio web, Boletines
informativos, buzón de correo electrónico, secretaría técnica, etc.- para:
✓ divulgar los instrumentos y procesos de recogida de datos, los
documentos de clarificación terminológica, etc
✓ difundir las iniciativas que se desarrollen de cara a la elaboración de
documentos terminológicos sobre violencia contra las mujeres
✓ canalizar o clarificar las dudas que puedan surgir al respecto en el proceso
cómputo de datos por parte de las entidades informantes.
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3. Formación a profesionales en materia de violencia contra las
mujeres.
3.b.1. Incluir en los temarios de todas las convocatorias de plazas derivadas de
las ofertas públicas de empleo impulsadas por las Instituciones Públicas temas
en materia de discapacidad, igualdad de oportunidades y políticas de género.
3.b.2. Incluir, con la amplitud y especificidad que resulte necesaria en cada caso,
en los temarios de las convocatorias de plazas derivadas de las ofertas públicas
de empleo impulsadas por las instituciones, en especialidades relacionadas con
el desempeño profesional en materia de atención a mujeres víctimas de violencia
y discapacidad en el ámbito doméstico, temas sobre aspectos legislativos,
judiciales, policiales, sanitarios, psicológicos y/o sociales; complementándolos,
cuando resultara adecuado, con requisitos específicos de formación y/o de
experiencia en la materia.
3.b.3. Exigir, desde la administración a las empresas o entidades que presten
servicios en materia de atención a víctimas de malos tratos, el cumplimiento y la
acreditación de aquellos requisitos de formación y experiencia que a tal efecto
hubieran sido definidos, en relación a los y las profesionales que vayan a prestar
el programa. Así, bien sea que la prestación se materialice bajo la fórmula de la
adjudicación de un contrato público, bien que se lleve a cabo mediante la
suscripción de un convenio de colaboración, o bien mediante el otorgamiento de
una subvención, la administración definirá junto con los requisitos de titulación
más generales a acreditar por las y los profesionales adscritos al servicio las
materias de formación y el mínimo de horas a acreditar en cada una de ellas, así
como las áreas y el tiempo requerido como experiencia profesional. Asimismo,
la administración exigirá a la entidad o empresa prestataria del servicio que cada
vez que haya de producirse una sustitución o un cambio en las figuras que
integran el equipo profesional, esta modificación le sea debidamente
comunicada, acreditando de forma previa y mediante el correspondiente
“currículum vitae” que las personas propuestas cumplen los requisitos exigidos.
3.b.4. Elaborar Planes de Formación anuales en cada institución que recojan las
necesidades de formación en cada ámbito y cuyo diseño responda
adecuadamente a las mismas de manera efectiva.
3.b.5. Potenciar y generalizar dentro de estos planes la evaluación de los cursos
y de las acciones formativas impartidas en cuanto al cumplimiento de sus
objetivos, sus contenidos y del nivel de aprendizaje obtenido por las personas
asistentes, y de las personas formadoras, para posibilitar la mejora de la oferta
tanto en relación con las materias y los temas como en cuanto al profesorado.
3.b.6. Incluir como personas destinatarias de los Planes de formación a aquellas
que gestionen programas o presten servicios directos de atención a colectivos
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donde en todo o en parte las mujeres víctimas de violencia sean las usuarias
finales de los mismos.
3.b.7. Extender la formación no sólo a las y los profesionales sino al personal
político y al personal al frente de la gestión de los servicios, en cada caso con el
nivel de profundización que se estime oportuno.
3.b.8. Reforzar la coordinación interinstitucional para acometer acciones de
formación más ambiciosas.
3.b.9. Potenciar la coordinación institucional a fin de favorecer el intercambio de
conocimientos.
3.b.10. Disponer a tal fin de herramientas tipo foro donde las y los profesionales
de cualquier ámbito institucional puedan consultarse dudas y casos entre sí.
3.b.11. Creación y divulgación de materiales formativos, accesibles a cualquier
persona, que incluyan casos prácticos y recogida de buenas prácticas.
3.b.12. Combinación de formación e información. Aprovechar el diseño de
actividades formativas para divulgar la red de recursos existentes, las novedades
legales, las personas que componen el ámbito profesional de la intervención en
materia de violencia de género, conocer el tejido asociativo, etc. Innovación en
los materiales accesibles: uso de vídeos, audio, material escrito, imágenes,
documentos web, etc.
3.b.13. Combinar la formación online y la presencial. La formación online
optimiza el tiempo, pero la formación presencial permite un intercambio más ágil
y profundo de información y de experiencias, facilitando el establecimiento de
alianzas y de redes, por lo que la combinación de ambas modalidades aumenta
la potencialidad de la formación.
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formativas, elaboración de materiales accesibles de divulgación, su actualización
permanente y su difusión.
4.b.3. Considerar la necesidad de que profesionales del Trabajo Social, con
conocimientos específicos en materia de igualdad, discapacidad y de violencia
contra las mujeres, tengan presencia en otros ámbitos de naturaleza
institucional, diferentes a los servicios sociales, y de acceso directo a las
víctimas.
4.b.4. Establecer instrumentos de coordinación con la creación de un registro de
datos que, de acuerdo a la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de
Protección de Datos de Carácter Personal, reúna información sobre las medidas
adoptadas en cada caso por las distintas instituciones involucradas en la
atención; permita compartir esta información a dichas entidades; y posibilite una
explotación estadística que dimensione el problema.
4.b.5. Reforzar la coordinación interinstitucional para el tratamiento de las
disfunciones del sistema a través de los cauces actualmente existentes o de los
que a tal efecto se constituyan, contemplando el establecimiento de una
propuesta de evaluación de las mismas, haciendo efectiva su identificación y la
búsqueda de los factores que causan o que intervienen en su desarrollo, la
propuesta de soluciones y su difusión entre los agentes que intervienen en el
proceso de atención a las víctimas.
4.b.6. Asegurar la confidencialidad de la víctima manteniendo la información
personal que le concierne de manera privada; estudiar el itinerario de
expedientes que intervienen en el proceso, generados por las distintas
instituciones, para asegurar que aquellos que procuran datos que facilitan una
localización no resulten accesibles al agresor en ningún momento del proceso,
o posteriormente; y hacer seguimiento de las medidas acordadas al respecto por
las instituciones implicadas.
4.b.7. Contar en las mesas de diálogo y de coordinación con los colectivos de
víctimas, o bien articular mecanismos que posibiliten conocer, valorar y aplicar,
su conocimiento acerca de la funcionalidad del sistema, como elemento de
adecuación y mejora para la eficacia de las intervenciones contempladas en los
protocolos.
4.b.8. Promover, en cumplimiento, de la Ley 9/2003 del 2 de abril de la
Generalitat, para la igualdad entre mujeres y hombres, desarrollada por Decreto
20/2004 de 13 de febrero, del Consell de la Generalitat, por el que se crea el
Observatorio de Género de la Comunidad Valenciana y por el Decreto 52/2004
del 2 de abril, del Consell de la Generalitat, por el que se crea el Foro de la
Comunidad Valenciana contra la Violencia de Género y personas dependientes
en el ámbito de la familia, modificada por la Ley 13/2016, de 29 de diciembre,
de Medidas Fiscales, gestión administrativa y financiera y de organización de la
Generalitat, la adopción de acuerdos de colaboración y protocolos de actuación
37
que desarrollen, concreten y adecuen a sus respectivas realidades los acuerdos
y protocolos de ámbito general.
4.b.9. Dar continuidad a las líneas de trabajo que se establezcan para el impulso
y apoyo a la elaboración de protocolos locales (comisiones de trabajo,
elaboración y difusión de herramientas con este fin); y sobre la intensificación del
seguimiento de los procesos en marcha para conocer los avances logrados en
este ámbito.
4.b.10. Establecer una correspondencia entre el compromiso de participación de
las instituciones firmantes del Acuerdo Interinstitucional, de ámbito autonómico,
con el de estas mismas instituciones en los procesos para la elaboración de los
protocolos locales accesibles, Servicio Valenciano de Salud. Intensificar, por
parte de las instituciones integrantes del Observatorio de la Violencia de Género
de la Comunidad Valenciana, la difusión del mismo y de los instrumentos
elaborados en su marco de actuación, como el Mapa de Recursos, documento
homogéneo de los recursos disponibles a nivel territorial y herramienta de trabajo
útil al servicio de las instituciones implicadas en la atención a las mujeres
víctimas de violencia en el Territorio.
4.b.11. Asegurar la disponibilidad del Observatorio de la Violencia de Género de
la Comunidad Valenciana para, a través de los recursos de que dispone,
intensificar la difusión de información sobre la implementación de protocolos e
iniciativas de coordinación en materia de igualdad y de violencia contra las
mujeres.
4.b.12. Manifestar la disponibilidad del Observatorio de la Violencia de Género
de la Comunidad Valenciana para dar forma a las reflexiones surgidas en su
seno, fruto del encuentro de representantes de los ámbitos institucional y
asociativo, sobre la funcionalidad de la red de atención y los procedimientos de
coordinación establecidos para la atención a mujeres víctimas de violencia; y
trasladar al órgano competente dichas reflexiones.
38
a) Aprobar el protocolo
PUESTA EN MARCHA
1. Creación de la Comisión
2. Reuniones de trabajo de la Comisión de la Mujer del CERMI CV y la
Fundación CERMI Mujeres, para elaborar un protocolo consensuado con
toda la discapacidad.
3. Reuniones de trabajo con la Comisión que aprobará y pondrá en marcha
el protocolo.
39
4. Consultas a expertos que trabajan con personas con discapacidad:
abogados y abogadas, psicólogas y psicólogos, organismos existentes,
fuerzas de seguridad del estado.
5. Redacción y seguimiento
6. Difusión del protocolo (año 2018)
DIFUSIÓN
A las mujeres con discapacidad nos parece imprescindible que se hagan dentro
de los planes de formación de la administración y fuerzas de seguridad del
estado, talleres teórico-prácticos en los que participarían mujeres con
discapacidad, sobre las pautas de atención en el caso de atender a una mujer
con estas características.
Una buena manera de difundir el protocolo sería dándolo a conocer llevando a
cabo estos cursos de formación.
Por parte de la Fundación Cermi Mujeres se daría a conocer a nivel nacional en
conferencias y jornadas interseccionales, como buenas prácticas en materia de
violencia de género en mujeres con discapacidad.
La Comisión de la Mujer del CERMI CV, convocará jornadas para difundir el
protocolo en universidades, colegios profesionales, centros de atención a
personas con discapacidad, entidades del sector de la discapacidad, empresas
socialmente responsables, grupos de familias, etc. en las tres provincias de la
Comunidad Valenciana.
PABLO MARTÍNEZ
FED. SALUT MENTAL
MARTA RAMÓN GALINDO
FAEB CV
Espina bífida (movilidad reducida)
ENCARNA CRUZ FEDER Persona con enferdad rara
40
SILVIA ANTÓN GASCÓN
PREDIF
Xarxa de dones amb discapacitat
GEMMA SILVESTRE SÁEZ
PREDIF
Xarxa de dones amb discapacitat
AMALIA DIEGUEZ
FEVADACE
Persona con parálisis cerebral
Asociación Mujeres Sordas
KARIN BOS
FESORD CV Persona sorda
LUCIA TANASIE
CALCSICOVA
SUSANA TERRER
AVACOS Persona con VIH
JOAQUINA NAVARRO
AVACOS Persona con VIH
CARLOS MANUEL GÓMEZ
CALCSICOVA Persona con VIH
ANA FERRI GALLEGO
ONCE Persona deficiente visual
AMAIA PÉREZ
ASPACE
CHELO CORONEL
PLENA INCLUSIÓN
PAULA PEÑA
PLENA INCLUSIÓN
NOEMI SORIANO
PLENA INCLUSIÓN
YOLANDA LÓPEZ
CALCSICOVA
CARMEN BLANCO
ASMIP Persona con discapacidad física
JULIA LARA
MUJERES EN MOVIMIENTO Persona con discapacidad física
MARIA JOSÉ CABO
MUJERES EN MOVIMIENTO Persona con discapacidad física
Persona con discapacidad física e
MARIA ANGELES MANZANO
intelectual
MADELEINE CUTTING
MUJERES EN MOVIMIENTO Persona con discapacidad física
BLANCA SAN SEGUNDO
FISD Persona con síndrome de down
ADA FAMBUENA
CERMI CV Persona con discapacidad física
ANA CAROT
CERMI CV Persona ciega
CAROL (USUARIA)
CERMI CV Persona con enfermedad mental
SILVIA CASTELLÓN
CERMI CV Persona sorda oralista
GEMA MAS
CERMI CV Persona con parálisis cerebral
CRISTINA FERNÁNDEZ
CERMI CV
ENCARNA RUIZ
CERMI CV Persona con discapacidad física
LOLA AVAFI
AVAFI
41
LOLA RUANO
COCEMFE Persona con discapacidad física
LUZ ASMIP
ASMIP Persona con discapacidad física
MAICA GARCÍA
ASOCIDE
MARGARITA GARCÍA
Persona con discapacidad física
MARTA CARRION
INSERTA Persona con discapacidad física
NURIA APARICIO
Persona con discapacidad física
Persona con discapacidad física (lesión
PACO MOLINA
medular)
ROSA ZABALLOS
YOLANDA CAPELL
Persona sordociega
ROSA VIZCAINO
Persona con discapacidad física
JOSEFINA JUSTE
Persona con discapacidad física
LINA FORÉS
ASPRONA
42
Lorena Ruíz, Personal técnico de CERMI CV y miembro de la Comisión de
la Mujer e Igualdad del CERMI CV.
43
44