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Artículo 163.

- Anulabilidad del acto jurídico por vicios de la voluntad


El acto jurídico es anulable si la voluntad del representante hubiere sido viciada. Pero
cuando el contenido del acto jurídico fuese total o parcialmente determinado, de modo
previo, por el representado, el acto es anulable solamente si la voluntad de éste fuere
viciada respecto de dicho contenido.

Análisis del artículo 163


En el presente artículo se encuentran dos supuestos, en el primer supuesto la
consecuencia que sería la anulabilidad del acto jurídico, y en el caso del segundo
supuesto seria la anulabilidad del acto jurídico con respecto a algunos requisitos.

1. Como primer supuesto en este artículo tenemos que si es que la voluntad del
represéntate hubiese sido viciada, en este caso el acto jurídico seria anulable.
2. En el segundo supuesto nos dice que si el contenido del acto jurídico fuese total
o parcialmente determinado, de modo previo, por el representado, y si la
voluntad de este fuere viciada respecto a dicho contenido, seria anulable el acto
jurídico.

En el caso de los dos supuestos se busca que la voluntad fuere viciada para llegar a una
anulabilidad del acto jurídico que se sustenta en el título VIII del código civil (vicios de
voluntad).
El artículo 163 dispone que el acto jurídico es anulable si está viciada la voluntad del
representante, pero si el contenido del acto jurídico ha sido predeterminado, el acto es
anulable solo si esa viciada la voluntad de este.
Debido a que el representante es el creador del acto jurídico representativo con efectos
para el representado, su declaración de voluntad que sería del representante tiene
efectos jurídicos y es relevante en materia de vicios de la voluntad por la que el artículo
163 dispone que el acto jurídico es anulable por los vicios que afectan la voluntad del
representante. Si este ya sea representante légalo voluntario ha actuado bajo los efectos
del error, dolo, violencia o intimidación, el acto está viciado y por tanto es anulable. Si
la representación es voluntaria, la declaración de anulabilidad del acto por vicios en la
voluntad del representante se hará la solicitud del representado o también del
representante si es que cuentan con poder para ello. Si la representación es legal, la
declaración de anulabilidad se hará a petición de representante o también del
representado cuando adquiera o recobre su capacidad.
La voluntad constitutiva a del negocio celebrado en ejercicio del poder de
representación es exclusivamente la del representante. Así, para la celebración del
contrato no bata que el representado haya decidido la realización del acto si luego el
representante no hace la oferta o la aceptación. La validez del negocio presupone por
tanto íntegro y libre consentimiento prestado por el representante. El negocio es
susceptible de anulación si la voluntad manifiesta por el representante está viciada por
dolo, error o violencia.
Pero si el contenido del acto jurídico ha sido previamente determinado, total o
parcialmente por el representado, en cuyo caso cobra importancia su voluntad, el acto
será anulable solamente si existen vicios en la voluntad de este con respecto de dicho
contenido.
Cuando el contenido del acto ha sido predeterminado o totalmente sentado, el
representante, en realidad, actúa como un nuncious, de ahí que lo único que cuenta es
la voluntad del representado.
Si los vicios han creado en la voluntad del tercero con quien el representante realiza el
acto representativo, es obvio que dicho tercero puede demandar la anulación del acto.

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