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PSICOLOGIA TRANSPERSONAL-

CLAUDIO NARANJO
El psiquiatra chileno Claudio Naranjo es un referente mundial de la
psicología transpersonal, la Gestalt, la Psicología de los Eneatipos y una
metodología que se podría sintetizar como psicoespiritual. Desde los años
70 y su participación en el Club de Roma está sumido en hacer un aporte
para solucionar los grandes problemas del mundo, puesto que es un
convencido de que éstos "empiezan en la calidad de la conciencia de las
personas y que todos los intentos políticos de arreglarlos están destinados a
fallar, si no comienzan por lo esencial, que es arreglar las conciencias
individuales". Su propuesta es ampliamente conocida en España e Italia,
pero como pocos son profetas en su tierra, aprovechó su reciente visita a
Chile para presentarla públicamente. Su pensamiento se encuentra en sus
libros. La síntesis de lo que propone está en un programa llamado SAT, que
viene hace 40 años investigando y refinando el método con diferentes
grupos, y está destinado a formar personas que se conozcan a sí mismas.
Desde 1987 lo imparte sistemáticamente en Europa y América Latina. Su
afán está en incorporarlo como parte de la formación en colegios y
universidades para cambiarle el sentido a la educación. Pero todavía ésa es
una tarea inconclusa. Sus colaboradores buscan financiamiento para que su
sueño, de crear una educación nueva que forme a seres humanos, sea una
realidad y en Chile también hacen gestiones a través de la Fundación
Claudio Naranjo, pero aún sin resultados concretos. "Creo que el fin de la
educación tiene que ser para el desarrollo humano y no que esté fijada en el
desarrollo de la industria, el mercado", afirma. Para lograrlo, Naranjo creó
este programa de transformación "el más eficiente del mundo, donde se
puede en corto tiempo, dar un empujón a las personas para que comiencen
procesos internos de búsqueda de desarrollo personal y donde aprenden a
caminar por sí solos", asegura. SAT tiene meditación budista de varias
escuelas, psicología de los Eneatipos, Método Fisher-Hoffman (o método
de cuadrinimidad) que es de limpieza del impacto que causa la relación con
los padres, y teatro como medio terapéutico, entre otros elementos, que
suman 17 en total. Más que gratuidad Claudio Naranjo piensa que más que
buscar la gratuidad, la urgencia, está en cambiar la educación. "Ése es un
primer paso porque la mercantilización es uno de la grandes problemas del
mundo, donde los gobiernos le pertenecen al dinero. Nada es para la gente,
todo es para los negocios", afirma. Añade que él ve que las protestas no son
sólo por la educación, sino que por el sistema, la injusticia, la inhumanidad,
la falta de sabiduría de un mundo que funciona por el puro dinero, que se
ha perdido y traicionado a los grandes ideales de otros tiempos. "Aunque se
diera la mejor educación, es una educación obsoleta que nació con el
capitalismo y a la sombra del dinero. Ésa es una educación para crear una
fuerza de trabajo y es excesivamente académica", sostiene. ¿Cómo se
puede cambiar? "Salir del miedo a las autoridades que imperan como lobos
vestidos de ovejas. No se les ve la cara de lobo. A la educación no se le ve
que es tiránica, que es despótica, pero los niños no tienen libertad de
expresión y ellos necesitan más la libertad de expresión que los adultos.
Los adultos podemos callarnos. Los niños que no pueden decir, lo que
piensan, lo que sienten, pierden la capacidad y se transforman en robots",
responde el prestigioso doctor. Por eso, su propuesta -insiste- es para el
desarrollo de las personas a través de un cambio en la educación. Explica,
que si se quiere una sociedad con gente feliz, se debe comenzar por tener
gente feliz, gente virtuosa, "no gente que trata de hacer las cosas bien, sino
que es gente por ser cómo es, es buena. Somos buenos intrínsicamente".
Para ello -aconseja- hay que poner de lado el autoritarismo que dice "tú
debes". "Ésa es una actitud policial, como si tuviéramos a un policía en la
cabeza todo el tiempo y eso no es libertad, no es una forma humana de ser",
señala. En ese sentido, habla también de la importancia de la autenticidad,
los valores y el respeto hacia ellos, donde nace un amor admirativo que
hace juego con el amor compasivo e incluso, con la capacidad de goce. Sin
embargo, "la educación funciona como si no le interesara para nada la
felicidad de las personas, de los niños, lo que es una aberración, es
inhumano. No tener empatía con los niños y sus búsquedas de la felicidad,
que pasa por el placer". Su crítica es hacia la civilización patriarcal que,
afirma, ha criminalizado el placer. "Mi manera de plantear el cambio no es
patriarcal ni matriarcal sino, como diría Totila Albert, es filiarcal", apunta.
"Decía que nuestros tres cerebros, que tienen que ver con el amor, el
intelecto y el instinto son como tres personas, el padre, la madre e hijo. Él
criticaba a todas las religiones por haber descuidado el equilibrio de esos
tres en la familia. Entonces, para que cambie la familia, tiene que cambiar
el mundo interior y viceversa están muy unidos unos con otros. Por eso
creo que las constelaciones familiares van a servir mucho en estas
transiciones", aclara. Por lo tanto, propone que la educación debe
desarrollar competencias existenciales y laborales para vivir entre
humanos, principalmente, como el autoconocimiento, "porque sin
conocimiento de uno mismo, uno se queda pegado en la misma cosa, en
automático y llevado por la corriente", sintetiza.

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