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DESNUTRICIÓN PARTE I
De La Cruz Córdoba Elizabeth
García Rodríguez Jesús
García Sánchez Guadalupe Aranza
Ortega Ortiz Corina
Zapata López Rocío Berenice
A nivel individual la desnutrición es una enfermedad sistémica, esta es causada por una
disminución drástica, aguda o crónica, en la disponibilidad de nutrimentos, ya sea por ingestión
insuficiente, una inadecuada absorción, exceso de perdidas o la conjunción de dos o mas de
estos factores. Se manifiesta por grados de déficit antropométrico, signos clínicos y
alteraciones bioquímicas, hematológicas e inmunológicas.
Una nutrición adecuada, en cantidad y en calidad, es clave para el buen desarrollo físico e
intelectual del niño. Un niño que sufre desnutrición ve afectada su supervivencia y el buen
funcionamiento y desarrollo de su cuerpo y de sus capacidades cognitivas e intelectuales. La
desnutrición es un concepto diferente de la malnutrición, que incluye tanto la falta como el
exceso de alimentos.
Epidemiologia
Objetivos de Desarrollo del Milenio
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre 2000 y 2011, más de 102 mil 568
personas perdieron la vida por deficiencias nutricionales, un promedio de 8 mil 547 al año.
La Encuesta Nacional de Alimentación en el Medio Rural Mexicano señala prevalencia de desnutrición en
población menor a 5 años (peso para la edad nacional) es de 42.7%.
Leve 25.9%
Moderada 12.7%
Severa 4.2%
Los estados de Guerrero, Yucatán, Puebla, Oaxaca y Chiapas presentan una prevalencia de desnutrición
moderada y severa superior a 20%, mientras que Tamaulipas, Sinaloa, Jalisco, Durango, Coahuila, Baja
California y Sonora, ésta es inferior a 8%. La ENAL-99 reporta una prevalencia nacional en niños menores de 5
años de 17.8% de desmedro (T/E), de 7.6% de bajo peso (P/E) y de 2.1% de emaciación (P/T).
La prevalencia de desnutrición
crónica en la población infantil es
del 12.5 por ciento, pero se eleva
al 37.4 cuando se calcula entre
población infantil indígena.
Programas
A pesar de estas estadísticas, el presupuesto para los programas destinados a revertir esta situación registró
incrementos mínimos en los últimos años. Actualmente existen seis estrategias gubernamentales destinadas a
combatir, de manera específica, el hambre y la desnutrición: Abasto Social de Leche, Abasto Rural, Desayunos
Escolares, Atención a Jornaleros Agrícolas, Oportunidades en sus componentes Salud y Desarrollo Social y
Apoyo Alimentario.
En el sexenio anterior, el presupuesto para dichas acciones pasó de 24 mil 404 millones de pesos en 2007 a 27
mil 129 millones en 2012, un aumento de 11 por ciento. A estos programas, que hasta el momento no han
logrado abatir el problema, se sumará una estrategia que el nuevo Gobierno presentará esta semana bajo el
nombre de Cruzada Nacional contra el Hambre.
Etiología
Primarias. Cuando existe un aporte insuficiente de nutrimentos y/o episodios repetidos de diarreas o
infecciones de vías respiratorias.
Secundarias. Cuando es existe una enfermedad subyacente que conduce a una ingestión o absorción
inadecuadas, o al uso excesivo de nutrimentos.
En un alto porcentaje de los casos la causa de la desnutrición es generada por una baja ingesta de
nutrimentos, la cual es insuficiente para cubrir las necesidades, agregándose a éstas en cualquier momento la
infección que aumenta la gravedad de la desnutrición.
Para el marasmo la causa principal es el aporte inadecuado de energía, mientras que para Kwashiorkor las
causas son más inciertas y no se acepta que se deba únicamente al bajo aporte de proteínas, como antes se
creía. Hay razones para pensar que el Marasmo representa un estado de adaptación a la inadecuada nutrición,
mientras el Kwashiorkor constituye un estado de desadaptación en el cual los aminoácidos se desvían para
producir reactivos en la fase aguda como respuesta a la infección, en vez de ser utilizados para la síntesis
visceral de proteínas.
A nivel colectivo la desnutrición infantil es el resultado de la ingesta insuficiente de alimentos (en cantidad y
calidad), la falta de de una atención adecuada y la aparición de enfermedades infecciosas.
Detrás de estas causas inmediatas, hay otras subyacentes como son la falta de acceso a los alimentos, la falta
de atención sanitaria, la utilización de sistemas de agua y saneamiento insalubres, y las prácticas deficientes
de cuidado y alimentación.
En el origen de todo ello están las causas básicas que incluyen factores sociales, económicos y políticos como
la pobreza, desigualdad o una escasa educación de las madres.
Factores de Riesgo
Agente
La mala nutrición de la madre y las infecciones intercurrentes durante el embarazo son factores frecuentes de
prematurez y desnutrición in utero. No es raro que niños nacidos en estas condiciones de desventaja nutricia
en su pasado inmediato, sean víctimas de prácticas inadecuadas de alimentación, en particular con aquellas
regiones en donde la lactancia materna es reemplazada desde etapas muy tempranas de la vida por fórmulas
de alimentación preparadas de manera deficiente y en condiciones de higiene deplorable. Esta alimentación
ofrecida en forma inadecuada tiene lugar cuando los requerimientos nutrimentales del ser humano son más
elevados por unidad de peso corporal. La consecuencia es un incremento en el número de niños que sufren de
DPE temprana.
Huésped
La desnutrición puede presentarse en todas las edades, sin embargo, es más notoria y grave entre los 6 y 36
meses de edad. Después del destete, el niño recibe poco o ningún alimento con leche, sus derivados u otros
productos de origen animal, pues son alimentados con productos de consumo y tradición familiar, con
frecuencia en cantidad insuficiente debido a la poca disponibilidad de alimentos y prácticas culturales
incorrectas. Estos niños que por lo regular viven en estas condiciones ambientales deplorables con hábitos de
promiscuidad y hacinamiento, sufren de infecciones agudas que deterioran con rapidez su condición nutricia.
La combinación de una dieta baja en energía y proteínas con la frecuencia de infecciones, principalmente de
tracto respiratorio y digestivo propicia un avance lento y progresivo hacia una desnutrición grave. Sin
embargo, si sobreviene una infección como sarampión, tos ferina o diarrea aguda grave, desarrolla una
desnutrición grave sin importar la edad. En niños mayores y adultos, los episodios diarreicos agudos repetidos,
malaria e infestación masiva de parásitos, pueden desencadenar el proceso.
Ambiente
Debe ser considerado a dos niveles:
1. Macro ambiente a nivel regional o nacional.
2. Micro ambiente a nivel familiar e individual.
En regiones o países subdesarrollados, el macro ambiente es de pobreza, no sólo económica, sino en un
concepto más relevante, en recursos humanos. Ambos, la pobreza económica y humana son causa, y
consecuencia de la falta de educación, mala salud de la población, comunicación deficiente, baja
productividad, balance económico desfavorable e inadecuada utilización de los recursos naturales. Todos
estos factores conducen a una producción, conservación, distribución y con- sumo de alimentos inadecuados.
El micro ambiente constituido por la familia, la cual es la unidad biológica en términos de nutrición, recibe el
impacto del macro ambiente y limita la disponibilidad de alimentos por el huésped. Los factores que operan a
este nivel son: pobre capacidad adquisitiva, conceptos falsos sobre la utilización de los alimentos que
conducen a errores en el consumo y a una inadecuada distribución de los alimentos entre los miembros de la
familia. El último caso es, en particular, desfavorable hacia los niños pequeños, al sexo femenino y aquellos
con alguna enferme- dad crónica y/o grave en quienes la ingestión de alimentos puede estar restringida en
forma dramática.
Circulo de la Desnutrición
Ciclo de Desnutrición-infección
Se ha demostrado que el niño desnutrido es más
susceptible a las infecciones. Éstas constituyen uno
de los factores que más contribuye a incrementar la
morbilidad y mortalidad cuando se asocia a la DEP.
Tal es el caso de la diarrea, el sarampión y las
enfermedades respiratorias. Por otro lado, la
presencia de las infecciones promueve el desarrollo
de la desnutrición, lo que implica que por lo general
ésta y las infecciones aparecen juntas y se
retroalimentan entre sí.
Por sí mismas, las infecciones desencadenan anorexia, disminución de la absorción de nutrimentos como en el
caso de la diarrea o la parasitosis, incremento de las pérdidas urinarias de nitrógeno y electrólitos, así como un
aumento del gasto energético basal.
Si durante el episodio de infección no se aportan la energía y los nutrimentos necesarios para crecer y
compensar el gasto por la enfermedad, el niño utilizará sus propias reservas y dejará de crecer, sus
mecanismos inmunitarios se verán compro- metidos y se repetirán nuevamente las infecciones, lo que
conducirá a las presentaciones graves de la DEP.
CLINICA
Manifestaciones clínicas: reducción en la velocidad de crecimiento, disminución en la actividad física y apatía
general. Al incrementar el déficit de proteínas y energía, las manifestaciones primarias se hacen más
evidentes. Sin embargo, sólo cuando la DPE es grave, los signos y síntomas específicos se hacen evidentes.
o Energética
o Proteica
o Energética – proteica
GRADO DEFICIT
1° 10 – 24%
2° 25 – 39%
3° >40%
Los niños que presentan edema independientemente de su déficit se clasifican como tercer grado.
o Una desventaja de esta clasificación es que nos permite diferenciar entre un evento agudo y uno
crónico, ni tiene la misma confiabilidad para niños mayores de cinco años.
o La clasificación de Waterloo utiliza el peso, talla y la edad y los agrupa en dos índices peso/talla
(P/T) y talla/edad (T/E).
El P/T indica la presencia de un déficit de peso con respecto a la estatura actual
(desnutrición presente o emaciación).
T/E evidencia desnutrición pasada o desmedro.
Mediante esta clasificación se puede saber si la desnutrición es actual (peso bajo),
desnutrición es pasada (talla/edad baja), o ambas.
o De esta manera es posible hacer una distinción entre los niños que están muy delgados (emaciados
o con desnutrición aguda), los que son de talla baja (desmedro o con desnutrición pasada
actualmente recuperados), y aquellos que son delgados y pequeños (emaciación o con desnutrición
crónica agudizada).
o Puntaje determinado de acuerdo a:
Indicadores Antropométricos
% de Déficit
peso
Normal 91 o más < 10 %
Desnutrición I 90 a 76 10 - 24 %
Desnutrición II 75 a 61 25 - 39 %
Desnutrición III 60 o menos 40 > %
o Bengoa se adhiere a la clasificación en grados de Gómez y solo introduce que todos los casos con
edema deben ser incluidos en el grado III de desnutrición.
Manifestaciones clínicas
El diagnóstico se deriva de una Historia clínica y una evaluación clínica completa, donde se incluye
antropometría, detección de signos y síntomas propios del tipo de desnutrición, la historia dietética, así como
características sociales, culturales y de comportamiento y actitud de los adultos responsables del niño.
La evaluación clínica básica de un paciente debe comprender, además del examen físico, los siguientes
indicadores: temperatura corporal, frecuencias cardiaca y respiratoria, pulso, tensión arterial, radiografías de
tórax, abdomen y huesos largos, biometría hemática completa con plaquetas, química sanguínea, proteínas
totales, albúmina, electrólitos séricos (sodio, potasio, cloro, calcio y magnesio), análisis general de orina,
urocultivo, coproparasitoscópico, coprocultivo, patrón de evacuaciones (características y número) y diuresis.
Para obtener una historia dietética adecuada del niño hay que contar con información sobre la alimentación
pasada, la habitual y la de periodos de enfermedad. La historia de la alimentación pasada incluirá el
amamantamiento y su duración, la utilización de sucedáneos de la leche humana (tipo, cantidad y dilución), la
edad de inicio y forma de la ablactación. La alimentación habitual se refiere a la forma en la que el niño se
alimenta cuando está sano, fuera de periodos de enfermedad agregada, como la diarrea o los males
respiratorios. Se recomienda hacerlo por medio de la combinación de dos técnicas: la de recordatorio de 24
horas y la de frecuencia de consumo de alimentos.
La información sobre alimentación durante los periodos de enfermedad debe incluir los cambios que se
sucedieron a partir de este estado, es decir, qué alimentos se excluyeron o se agregaron; si la leche se quitó,
diluyó o cambió; la forma de preparación y las modificaciones en las cantidades ingeridas, así como el posible
uso de suplementos y/o medicamentos. Además, la historia dietética necesita tomar en cuenta las condiciones
sanitarias y de higiene general, la selección y preparación de los alimentos, así como las técnicas propias de
alimentación.
Consecuencias
La desnutrición tiene efectos en el estado de salud inmediato y en la supervivencia, así como en el desarrollo
posterior. Estas consecuencias no sólo incluyen efectos agudos en la morbilidad y mortalidad; sino también a
largo plazo sobre el desarrollo cognitivo y social, en la capacidad de trabajo físico, la productividad y el
crecimiento económico.
Son más propensos a las infecciones, principalmente a la sepsis, neumonía y gastroenteritis.
Los sobrevivientes de la desnutrición infantil con frecuencia tienen deficiencias en la altura y el peso que
persiste más allá de la adolescencia y la edad adulta. Estos son a menudo acompañados por déficit en su
tamaño, así como la fuerza y la circunferencia muscular. Los sobrevivientes de la desnutrición infantil tienen
déficits en la función cognitiva y el rendimiento escolar en relación con los niños normalmente alimentadas
desde el mismo entorno.
El hecho de que los niños gravemente desnutridos, en relación de baja talla para la edad, tienen un mayor
déficit en el rendimiento cognitivo que los niños con desnutrición leve o moderada sugiere que los déficits
intelectuales están relacionados con la gravedad de la desnutrición.
A largo plazo
Los daños más profundos ocurren cuando la desnutrición se presenta antes de los dos primeros años de edad.
Los varones con Kwashiorkor en edades tempranas tienen una pubertad retardada y las niñas con marasmo
ven retrasada la aparición de la menarquia.
Tienen un factor predisponente a mayor riesgo de morbimortalidad y como condición antecedente de una
limitación estructural y funcional. Mayor susceptibilidad del niño a contraer enfermedades infecto-
contagiosas.
Los niños desnutridos presentan tallas inferiores al promedio para su edad “enanos nutricionales”, presentan
a su vez desmedro, es decir, estatura baja en la edad adulta. Existe una relación muy estrecha entre el
desarrollo mental o intelectual y la desnutrición.
Las alteraciones psicológicas pueden ser la anorexia severa, apatía e irritabilidad, los cuales hacen que el niño
sea difícil de alimentar y manejar; por lo que estos son de mal pronóstico. Los factores ambientales tienen un
papel determinante en los efectos a largo plazo, estos son el bajo nivel socioeconómico, escasa disponibilidad
de alimentos, la falta de servicios sanitarios y medio ambiente insalubre; al igual que las experiencias
interpersonales dentro del hogar.