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Modelos de espacio publico
Hannah Arendt, la tradici6n liberal
y Jiirgen Habermas
El arte de hacer distinciones es siempre una empresa dificil y arriesgada.
Las distinciones pueden aclarar pero también oscurecer una cuestién.
Siempre se es vulnerable a objeciones respecto de la clasificacién co-
rrecta del pensamiento de ciertos pensadores. Este capitulo dejard de lado
cuestiones de interpretacién y clasificacién histéricas para delinear tres
concepciones diferentes de «espacio publico» que corresponden a tres co-
rrientes principales del pensamiento politico occidental. El punto de
vista publico comin a la tradicién de la «virtud republicana» o «virtud ci-
vica» es el descrito como «agonista» y el pensamiento de Hannah Arendt
sera el principal punto de referencia. La segunda concepcién la provee
la tradicién liberal y particularmente aquellos liberales que, comenzan-
do con Kant, hacen del problema de un «orden publico justo y estable»
el centro de su pensamiento politico. Este se llamar el modelo «legalis-
ta» del espacio piblico. El ultimo modelo de espacio publico es el que
est implicito en la obra de Jiirgen Habermas. Este modelo, que conci-
be una reestructuracin socialista-democratica de las sociedades capita-
listas tardias, serd llamado el «espacio piiblico discursivo».
Al situar el concepto de «espacio ptiblico» en este contexto, la dis-
cusi6n est restringida desde el inicio a la teoria politica normativa. El
sentido mas amplio del término Offentlichkeit, que incluiria un publi-
co literario, artistico y cientifico, aqui no ser de interés; porque, no im-
porta qué otras aplicaciones y resonancias puedan tener, los términos
«ptblico», «espacio publico» o res publica nunca perderdn su enraiza-
105miento intimo en el dominio de la vida politica. Este enfoque ayudar a
destacar ciertas diferencias muy significativas entre las teorias politicas
mencionadas, las cuales en la superficie parecen estar de acuerdo en ocu-
par un lugar central en el «espacio publico» o la «publicidad» en la vida
politica. No solo hay importantes diferencias entre estas tres concep-
ciones de espacio publico, sino que dos de estos puntos de vista estan
muy limitados en su utilidad para analizar y evaluar problemas de dis-
curso politico y legitimacién en sociedades capitalistas avanzadas y po-
siblemente incluso en lo que ahora se llama sociedades de «estilo sovié-
tico».' Comparada con las concepciones arendtiana y liberal, la fuerza
del modelo habermasiano reside en que son centrales a él cuestiones de
legitimidad democratica en las sociedades capitalistas avanzadas. De to-
dos modos, queda una pregunta abierta: si este modelo tiene suficientes
recursos como para ayudarnos a analizar en profundidad la transfor-
macién de la politica en nuestras sociedades. Tomando como punto de
referencia el movimiento y la critica feministas de la distincién entre pu-
blico y privado, los apartados finales de este capitulo analizaran el mo-
delo discursivo del espacio publico desde este punto de vista.
Hannah Arendt y el concepto agonista del espacio publico
Hannah Arendt es la pensadora politica mas importante de este siglo.
Su obra nos ha recordado con gran agudeza los «tesoros perdidos» de
nuestra tradicién de pensamiento politico y, especificamente, la «pérdi-
da» del espacio publico, der 6ffentliche Raum, bajo las condiciones de
la modernidad. El principal trabajo tedrico de Hannah Arendt, La con-
dicién humana, por lo general es tratado, y no del todo injustificada-
mente, como un texto politico antimodernidad. Con «el ascenso de lo
social», en este trabajo Arendt se refiere a la diferenciacién institucional
de las sociedades modernas en un ambito estrechamente politico por
un lado y el mercado econémico y la familia por el otro. Como resulta-
do de estas transformaciones, los procesos econémicos que hasta en-
tonces habjan estado confinados al «Ambito oscuro del hogar» se eman-
cipan y se convierten en asuntos publicos. El mismo proceso histérico
que produjo el Estado constitucional moderno también produce la
«sociedad», ese Ambito de interaccién social que se interpone entre el
«hogar» por un lado y el Estado politico por el otro.” Hace un siglo,
Hegel habia descrito este proceso como el desarrollo, en el centro de la
vida ética, de un «sistema de necesidades» (System der Bediirfnisse), de
un dominio de actividad econémica gobernado por el intercambio de
mercancias y la btisqueda del beneficio propio econémico. La expan-
106sién de esta esfera significé la desaparicién de lo «universal», de la pre-
ocupacién comin por la asociacién politica, por la res publica, de los
corazones y las mentes de los hombres.’ En este proceso Arendt ve la
oclusién de lo politico por lo «social» y la transformacién del espacio
publico de la politica en un seudoespacio de interaccién en el que los
individuos ya no «acttian», sino que «simplemente se comportan» como
productores econémicos, consumidores y habitantes urbanos de las
ciudades.
Esta version inexorablemente negativa del «ascenso de lo social» y
el declive del ambito publico ha sido identificada como el micleo cen-
tral del «antimodernismo» politico de Arendt.’ Y aqui cabrfa afiadir
que, en cierto sentido, el texto de Arendt es un panegirico del espacio
politico agonista de la polis griega. Lo que perturba al lector contempo-
r4neo es quiza menos la imagen elevada y muy idealizada de la vida po-
litica griega que nos muestra Arendt y més su desatencién a la siguiente
constelacién de cuestiones. El espacio politico agonista de la polis sdlo
era posible porque grandes grupos de seres humanos como las mujeres,
los esclavos, los trabajadores, los residentes no ciudadanos y todos los
no griegos eran excluidos del mismo y con su «trabajo» para cubrir las
necesidades diarias de la vida hacfan posible esa «libertad de hacer polf-
tica» que disfrutaban pocos; en cambio, el ascenso de lo social fue
acompaiiado por la emancipacién de estos grupos del «oscuro interior
del hogar» y por su ingreso en la vida publica. ¢La critica de Arendt de
este proceso es también una critica del universalismo politico como tal?
¢La «recuperacién del espacio publico» bajo las condiciones de la mo-
dernidad es necesariamente un proyecto elitista y antidemocratico que
dificilmente pueda reconciliarse con la reivindicacién de emancipacién
politica universal y la extensién universal de los derechos de ciudadania
que han acompajfiado a la modernidad desde las revoluciones estadou-
nidense y francesa?>
Pero es muy equivocado leer a Hannah Arendt primordialmente
como una pensadora nostilgica. Ella dedicé tanto espacio en su obra a
analizar los dilemas y perspectivas de la politica bajo las condiciones de
la modernidad como al declive del espacio puiblico en la modernidad. Si
no hemos de leer su descripcidn de la desaparicién del Ambito publico
como una Verfallsgeschichte (una historia de declive), entonces como
debemos interpretarla? La clave aqui es la extrafia metodologia de
Arendt, que concibe el pensamiento politico como «contar historias».
Vista desde este Angulo su «historia» de la transformacién del espacio
publico es un «ejercicio» de pensamiento. Tales ejercicios excavan de-
bajo de los escombros de la historia para recuperar aquellas «perlas» de
la experiencia pasada, con sus capas sedimentadas y ocultas de signifi-
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De Muralt, André. La Estructura de La Filosofía Política Moderna Sus Orígenes Medievales en Escoto, Ockham y Suárez. (Trad.) Valentín Fernández Polanco. Madrid Istmo, 2002. Pág. 185.