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RUTA CULTURAL DEL PERÚ

En Ruta cultural del Perú Valcárcel se preocupa en la imagen del Perú lo que representa para el mundo y
para los peruanos. Hay una doble interpretación del mensaje y objetivo de este libro. Por una parte
envuelve al lector en una reflexión sobre qué tanto es valorado el Perú por los peruanos y da cuenta de
una serie de cambios sucedidos en América y en el Perú

La impresión que intenta dejar el libro en el ánimo de sus lectores es que el Perú ofrece la más inquietante
y sugestiva experiencia de activos cambios culturales que, además de nuestro país, otros de América se
hallan en situación semejante, y que el denominado problema del indio no es, en buena cuenta, sino uno
de justicia elemental reconocer el derecho de millones de seres humanos a gozar los beneficios de un
nivel de cultura más elevado, al mismo tiempo que respetar su libre determinación de hombres
conscientes libres de su albedrío.

Pero por otra parte en la descripción que hace del país y de sus riquezas naturales, es evidente el deseo
de promocionar al Perú como una mercancía para la inversión extranjera y la entrada de capitales
extranjeros

En el primer capítulo se ocupa de “el nombre y la fama del Perú” que es la síntesis de su historia en cada
período culminante, pero en relación con la tabla de valores europeo. Es una especie de valor de cambio
del Perú o la fluctuación que provoca la frase “Vale un Perú” en el mercado del mundo

Así hace un interesante recorrido por las diferentes concepciones e ideas que el Perú ha tenido a lo largo
de su historia. Para Valcárcel el Perú es un país de quimera pertenece a la fantástica geografía del sueño.
En el siglo XVI oro y Perú eran inseparables, por un lado se tenía la idea del Perú como la edad de oro y
bienestar social de los Incas. Esta edad se volvió en el sueño utópico de la sociedad perfecta. Como
contraparte a esto también estaba presente la era de la crueldad y la codicia por el oro de los españoles,
que generará la opinión de los enemigos españoles que España no merece al Perú. Durante el siglo XVIII
hay para Valcárcel una personalidad propia del Perú. La denominación Los Reinos del Perú, le daban otro
rango, superior muchas veces al de la metrópoli. En el siglo XIX Sudamérica es un solo país, y el Perú es
elevado a mito con la creencia en el boun sauvage. Y el Perú únicamente tendrá valor por ser abastecedor
de materias primas y productos agrícolas. Definiendo al Perú como; alimentador por excelencia.

Desde esta perspectiva lo único que podemos apreciar es que la propuesta de Valcárcel no pasa de ser
una mera apología al capitalismo y a una política dependentista. El tema de la educación de la masa
indígena es abordado desde una lógica capitalista y progresista. Por un lado el acceso a la educación de
los indígenas originará una significativa mejora industrial para el país.

Desde el punto de vista económico y no meramente desde un miraje ético y humanitario, en su opinión
convenía al Perú enfrentar el problema de la adecuada educación del pueblo indio. Ese planteamiento
pasó del terreno ideológico reivindicacioncita al político, a la planificación industrial. Reforzando la idea
el hecho de que Valcárcel considera a la población indígena como potenciales consumidores. Evoca al
corregidor de indios del siglo XVI, que obligaba a los indios a comprar cosas innecesarias al cauchero del
siglo XX que intercambia con los aborígenes chucherías inservibles por valiosos productos selváticos.
Critica la ausencia de una sociedad de consumo coherente que pueda de una manera efectiva atraer a
esos cinco millones de nuevos consumidores. Dirá que el “estado y la escuela pueden preparar en pocos
años a estos cinco millones de nuevos consumidores”.
En la obra de Valcárcel siempre está presente la idea de construir un Perú distinto, reivindicando al
poblador indígena ya que pese a su precaria situación es un elemento dinámico y adaptable a los tiempos
modernizantes que el Perú está pasando. Ante el reto de los nuevos tiempos ve como el indígena se
adapta, transformándose, eso es lo que expresa en la introducción a Ruta Cultural del Perú.

Se puede percibir, a medida que avance en su lectura el convencimiento de que algo nuevo va a surgir en
nuestro continente y que los mestizajes de cultura que hasta aquí vienen produciéndose son tapas
necesarias para la eclosión de algo nuevo que muchos llaman ya la Nueva Cultura Americana la cual no es
la que ya creen ver, con apresuramientos, los que se llaman mestizos o cholos, tipos biológicos
transitorios, como sus propios frutos culturales.

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