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Impacto medioambiental de la energía

eólica
El aprovechamiento de la energía del viento es una de las formas más sostenibles y limpias de
obtener electricidad puesto que no produce emisiones tóxicas o emisiones que contribuyan al
calentamiento global, ni contribuye al efecto invernadero; tampoco genera productos
secundarios peligrosos. Pero algunos de sus efectos requieren atención.

El viento es también abundante, inagotable ya que tenemos en promedio unos 4.5 mil millones
de vida solar todavía en nuestras manos, y una de las formas de energía renovable más
rentable, lo que la convierte en una gran alternativa a gran escala a los combustibles fósiles.

A pesar de su inmenso potencial, hay una gran variedad de impactos medioambientales


asociados con la generación de energía eólica que deben ser reconocidos para intentar
mitigarlos lo más posible.

Los parque eólicos, al igual que cualquier obra humana, afectan el entorno, y sus efectos negativos son resentidos por el suelo, la flora y
Ia fauna del lugar donde se instalan. No obstante, estos problemas pueden manejarse y minimizarse a través de una adecuada
planeación, que debe considerar que las zonal naturales protegidas o aquellas áreas donde Ia fragilidad ecológica del territorio sea alta,
estén prohibidas para el desarrollo de estos complejos.

La erosión como consecuencia de los trabajos de construcción de un parque eólico es natural. A ello también debe sumarse la posible
pérdida de flora, debido al movimiento de tierras en Ia preparación de accesos al lugar y Ia realización de cimentaciones para
aerogeneradores y edificios de control.

Según las condiciones climáticas y Ia magnitud de dichas instalaciones, las consecuencias nocivas de estas acciones pueden
combatirse a través de un programa posterior de restauración de la cobertura vegetal. Una vez que termina Ia vida útil de los
aerogeneradores —que se estima en unos 25 a 3o años- se deben retirar los molinos y revegetarse los huecos que provocaron.

Por otro lado, si no estén bien planificados, los parques eólicos contribuyen a Ia desaparición de Ia fauna, especialmente de las aves,
señala Ia Sección Mexicana del Consejo Internacional para Ia Preservación de las Aves (CIPAMEX), que tiene entre sus objetivos
principales el estudio y conservación de las aves mexicanas y sus hábitat. Debido a esto, es necesario el estudio de las rutas
migratorias de estas especies, para evitar construir en zonas de su apareamiento y reproducción. Al finalizar Ia instalación y durante Ia
explotación de un parque eólico es preciso presentar informes medioambientales periódicos

Los impactos de estos lugares pueden evitarse si se planean correctamente, incluso pueden ser positivos, porque pueden apoyar la
conservación de la flora y fauna activas.”
Ceballos advierte que, con los murciélagos, por ejemplo, hay dos grandes problemas: “En primer lugar, ciertos estudios demuestran que
sus pulmones, y los de otras aves pequeñas, se colapsan cuando están cerca de los generadores. Por otro lado, las especies voladoras
no ven las aspas y se impactan contra ellas.

La solución está en ubicar correctamente los aerogeneradores, pintar las aspas en ciertos tonos, o bien, separarlas lo suficiente para
darles tiempo de esquivarlas. Es importante considerar estas sencillas soluciones porque es mil veces mejor el desarrollo de una fuente
de energía renovable, que la construcción de presas hidroeléctricas o plantas nucleares”.

Uso del suelo


El impacto sobre el uso del suelo de las instalaciones de energía eólica depende en gran
medida del lugar de emplazamiento: los campos de aerogeneradores situados en áreas planas
normalmente usan más terreno que aquellos situados en zonas altas, colinas o a pie de áreas
escarpadas. Sin embargo, los aerogeneradores no ocupan todo el terreno. Deben separarse
aproximadamente entre 5 y 10 veces el diámetro de sus rotores (el diámetro de los rotores
incluye las palas). Por ello, los aerogeneradores en sí y la infraestructura que acompaña
(caminos de acceso, conexiones a la red eléctrica…) ocupan una pequeña zona del total de un
parque eólico.
Como media, se considera que en un parque eólico se requieren entre 4 y 20 ha por cada MW,
aunque la superficie que ocupa un aerogenerador realmente es de tan sólo 0,43 ha/MW. El
terreno que queda bajo los aerogeneradores podría emplearse para otros usos: agrícola,
pastos para el ganado, comunicaciones terrestres, pistas de senderismo, etc. También podrían
situarse en espacios industriales, lo que reduciría la preocupación por el uso del suelo en áreas
de mayor interés natural.

Los parques eólicos marinos requieren mayor superficie para trabajar, puesto que las turbinas y
palas que usan son mayores que las de los aerogeneradores típicos de un parque eólico
terrestre. Los parques eólicos marinos podrían ser compatibles con una gran variedad de
actividades como la extracción de gas y petróleo, acuicultura, actividades recreativas, pesca,
etc.

Se requiere un buen estudio de planificación y situación para minimizar los impactos


potenciales sobre el terreno y poder hacerlas compatibles en la medida que sea posible con
otros usos.

Impacto sobre la fauna y los hábitats naturales


El impacto de los aerogeneradores sobre la vida salvaje, sobretodo sobre la avifauna y los
murciélagos, está ampliamente estudiado y documentado. Se han documentado muertes de
aves y murciélagos no sólo por impactos directos sino por los cambios en la presión
atmosférica provocados por el giro de las palas. También se producen alteraciones en sus
hábitats.

En el documento de Directrices para la evaluación del impacto de los parques eólicos en aves y
murciélagos de la SEO, se hace una muy buena revisión de los estudios existentes sobre la
mortalidad de aves y murciélagos en parques eólicos, y se llega como conclusión, que a pesar
de que las cifras son bajas comparadas con el impacto sobre la fauna de otras infraestructuras
de origen humano, los parques eólicos tienen un significativo impacto cuando se sitúan en
zonas comúnmente frecuentadas por aves (nidificación, alimentación, paso migratorio…) y que
pueden afectar gravemente a poblaciones de especies amenazadas, donde la desaparición de
un número bajo de ejemplares supone un gran impacto sobre el conjunto de la especie.
En cuanto a los murciélagos es de destacar que se ha comprobado que éstos son más activos
con velocidades de viento bajas. Si tenemos en cuenta que la rentabilidad de los
aerogeneradores aumenta conforme a la velocidad del viento, se podrían desconectar a bajas
velocidades incidiendo muy positivamente sobre las poblaciones animales sin grandes
penalizaciones de índole económico.

Los parques eólicos marinos también tienen un efecto similar sobre las poblaciones de aves
marinas. Se cree de igual forma que el impacto es bajo. Por el contrario, sobre poblaciones
piscícolas podrían tener un impacto positive, ya que las torres actuarían como refugios o
arrecifes artificiales.

De nuevo, en ambos casos, se requiere un minucioso estudio previo de minimización de


impactos.

Impacto visual y acústico


El impacto visual y acústico son también una de las mayores preocupaciones de la gente sobre
la instalación de aerogeneradores.

El ruido que ocasionan los aerogeneradores es debido precisamente al movimiento de las


palas en el aire. También hay un cierto ruido proveniente de las partes mecánicas de la turbina.
Que ese ruido sea más o menos notable dependerá del diseño de cada aerogenerador y de la
velocidad del viento.

Al objeto de disminuir en lo posible el ruido generado por los aerogeneradores, se está


investigando en la minimización de las imperfecciones de la superficie de las palas de los
rotores y en el uso de materiales que absorban el ruido por sí mismos.

Respecto al impacto visual, los aerogeneradores generan opiniones diversas. Para mucha
gente, son elementos gráciles que son dignos de ser admirados, por su tecnología y por el
beneficio “verde” que aportan. Para otros, son en cambio, aberraciones del ser humano que
daña irremediablemente el paisaje. Obviamente, en tanto se pretendan instalar en zonas de
especial protección natural o belleza, la balanza quedará desplazada más en el segundo
sentido que en el primero. De ahí que sea de nuevo muy necesario una buena planificación y
justificación del emplazamiento.

Otro hecho que mencionan personas que viven en las inmediaciones de aerogeneradores es el
sufrimiento del llamado efecto de sombra parpadeante. Cuando se vive cerca de un
aerogenerador, y dependiendo de cómo interceda la luz del sol, el giro de las aspas provocará
sombras periódicas a los habitantes de la casa provocando un efecto estroboscópico, muy
molesto, y que se asocia a ciertos problemas de salud como los ataques epilépticos. Por ello,
bajo estas condiciones se suele restringir el funcionamiento de los aerogeneradores en las
horas de luz que provocan las molestas sombras parpadeantes.

Uso del agua


Sólo se hace uso del agua en el proceso de fabricación e instalación de los aerogeneradores.
Posteriormente durante su explotación, no hay ningún consumo de agua.

Emisiones a la atmósfera durante el ciclo de vida de un


aerogenerador
Aunque en pleno funcionamiento un parque eólico no genera emisiones de efecto invernadero
a la atmósfera, se producen emisiones en otras etapas del ciclo productivo de un
aerogenerador, por ejemplo, en la fabricación, transporte de materiales, construcción,
mantenimiento y desinstalación.

Sin embargo, en el cómputo global de emisiones se considera que éstas son muy inferiores a
las producidas por generación de energía a partir del gas o petróleo, por lo que sigue siendo
una fuente de energía mucho más limpia y alternativa a los combustibles fósiles.

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