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LA PERSONA Y LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA IGLESIA LOCAL

(MINISTERIO CRISTIANO FAMILIAR ”SILOE”)

Por

Edis Argenis Flores Gutiérrez.

Barquisimeto, Venezuela.

TRABAJO DE INVESTIGACION

En cumplimiento parcial de los requisitos

Del Seminario III

INSTITUTO DE SUPERACION MINISTERIAL

Y relativo a la asignatura

Teología Sistemática: Espíritu Santo

Cursado en Barquisimeto, Venezuela, Julio 2009.

Profesor: Guillermo González R.

Enero 27-01-10
Índice

Introducción……………………………………………………………………………………3

I. La persona del Espíritu Santo…………………………………………………….5

II. La obra del Espíritu Santo en la Iglesia local…………………………………….8

1. Hace de la Iglesia su morada…………………………………………………8

2. Producto de la morada pasamos hacer

receptores de la unción………………………………………………………10

3. La unción que está representada por el Espíritu Santo

equivale a poder…………………………………………………………...…11

4. El Espíritu Santo es el testigo interno………………………………………..11

5. Nos conduce y nos muestra la verdad………………………………………..12

6. Nos enseña…………………………………………………………………....13

7. Nos guía……………………………………………………………………....14

8. Nos aboga……………………………………………………………………..15

9. Nos lleva a la comunión como cuerpo………………………………………..16

10. Coloca en nuestro espíritu el carácter de Dios………………………………..17

11. Vino a darle continuidad al ministerio de Cristo……………………………..18

12. Los dones del Espíritu Santo en la iglesia……………………………………18

Conclusiones…………………………………………………………………………………..20

Bibliografía……………………………………………………………………………………23
Introducción

El apóstol Pablo hace una serie advertencia a la iglesia de tener cuidado de no contristar; “Y no

contristéis al Espíritu Santo de Dios”. Ef 4:30, o apagar; “No apaguéis al Espíritu”. 1Ts 5:19.

Contristar o apagar viene por no dar al Espíritu Santo el lugar que le corresponde lo que trae como

consecuencia dejarle inoperante. Esto se debe a la falta de conocimiento que la mayoría de la iglesia

local tiene acerca de la persona y obra del Espíritu Santo. Es importante destacar que la falta de

conocimiento es un arma que el enemigo usa contra la iglesia trayendo cautiverio y destrucción.

Hay muchas cosas que Dios ha querido hacer en su propósito con la iglesia, pero lo ha detenido

la ignorancia en la que esta vive. Se debe tomar en cuenta que el conocimiento de la verdad es un

elemento que Dios usa para beneficio de la iglesia y a la vez es un arma que el creyente tiene en

contra del enemigo. Sin el conocimiento de la verdad nunca podremos avanzar y jamás ser efectivos

en el propósito maravilloso de Dios.

Jesús hizo referencia a la asistencia que obtendríamos de Él en la persona del Espíritu Santo

cuando dijo: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. Jn 14:18. Ser huérfano es estar

desprovisto, desamparado, abandonado sin ningún tipo de recurso; Esta es la vida de muchos

creyentes e iglesias locales, cuando no toman en cuenta la persona y obra del Espíritu Santo; viven a

la deriva, sin dirección, sin propósitos.

Esta investigación se realizara en la iglesia; Ministerio Cristiano Familiar “Siloe”. Con la

finalidad de dar a conocer lo concerniente a la persona y obra del Espíritu Santo en la iglesia local y

poder así avanzar y ser efectivos en los propósitos maravillosos de Dios.


La fuente que se utilizara en esta investigación; La Biblia, libros de textos, comentarios,

diccionarios, encuestas, entrevistas, internet, etc.

Se organizara y desarrollara de la siguiente manera: La persona del Espíritu Santo, la obra del

Espíritu Santo en la iglesia; Hace de la iglesia su templo y morada, resultado de la morada del Espíritu

Santo. Testigo interno, conduce y muestra la verdad, guía, aboga, comunión como cuerpo, coloca el

carácter de Dios, dar continuidad al ministerio de Cristo en la tierra, los dones del Espíritu Santo en la

iglesia.
I. La persona del Espíritu Santo.

En una encuesta se le pregunto a los miembros de la iglesia ( M.C.F. “ Siloe “) ¿ Es el Espíritu

Santo una persona? Todos respondieron afirmativamente (100%). ¿Por qué es una persona? Solo un

5% pudieron responder. Un 85% se refiero a la persona del Espíritu Santo solo como un poder o una

influencia.

Al analizar cada una de las respuestas se puede observar que es difícil que una iglesia o sus

miembros negar que el Espíritu Santo es una persona, sin embargo el que la gran mayoría no pueda

responder el ¿Por qué es una persona? Muestra que la persona del Espíritu Santo es uno de los

aspectos más descuidados, cuando creyentes refiriéndose al Espíritu Santo como un poder o

influencia cuando Él es mucho más, y que esto es solo un aspecto de su personalidad de aquí la

importancia de mostrar y dar a conocer la persona del Espíritu Santo.

Las Escrituras enseñan claramente que Él es una persona, solo se le puede dar apelativo de

persona a quien tenga una personalidad la cual incluye la inteligencia, la voluntad, las emociones, la

subsistencia individual. Por ello, si se demuestra que todo esto se atribuye al Espíritu, queda con ello

demostrado que Él es una persona.

Argumentos que demuestran la personalidad del Espíritu Santo:

El uso de los pronombres personales en relación con Él. Una persona es aquello que, al hablar dice

Yo; cuando se le dirigen se le dice Tú, y cuando se hace referencia, se dice Él. Así en Hch 13:12 ”

Dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. Nuestro

Señor dice ( Jn 15:26) ” Cuando venga el Consolador ( hoparakletos), a


quien yo enviare del padre, el Espíritu de verdad ( to pneuma tes aletheias), el cual (ho) procede del

padre, él ( ekeinos) dará testimonio acerca de mi”. El uso del pronombre masculino él, en lugar del

pronombre neutro griego, muestra que el Espíritu es una persona.

Tenemos unas relaciones con el Espíritu Santo que sólo podemos tener con una persona. Él es el

objeto de nuestra fe. Creemos en el Espíritu Santo. Esta fe la profesamos en el bautismo. Somos

bautizados no solo en el nombre del Padre y del Hijo, sino también del Espíritu Santo. La misma

asociación del Espíritu en tal conexión, con el Padre y el Hijo, por cuanto se admite que ellos son

personas distintas, demuestra que el Espíritu es también una persona.

El Espíritu también sostiene relaciones con nosotros, y lleva a cabo operaciones que nadie sino

una persona puede sostener y llevar a cabo. Él es nuestro maestro, santificador, consolador y guía. Él

gobierna a cada creyente que es conducido por el Espíritu, y a toda la iglesia. Él nos llama como

llamo a Bernabé y a Saulo, a la obra del ministerio, o a algún campo de trabajo especial. Los pastores

u obispos son hechos supervisores por el Espíritu Santo.

En el ejercicio de ésta y otras funciones, de continuo en la Biblia se le atribuyen actos personales

al Espíritu; esto es, actos tales que implican inteligencia, voluntad y actividad o poder. El Espíritu

escudriña, selecciona, revela y reprueba. A menudo leemos que “El Espíritu dijo” (Hch 13:2; 21:11;

1Ti 4:1, etc., etc.) Esto se hace de manera tan constate que el Espíritu aparece como un agente

personal de comienzo a fin en las escrituras, de manera que su personalidad queda más allá fuera de

toda duda.

Todos los elementos de la personalidad, no sólo están involucrados en todo lo que así se revela

acerca de la relación que el Espíritu tiene con nosotros y con la que sostenemos con Él, sino que le

son atribuidas de manera distintiva a Él. Del Espíritu se dice que conoce, que quiere, y que actúa. Él

escudriña, o conoce todas las cosas, incluso lo profundo de Dios. Nadie conoce
las cosas de Dios sino el Espíritu de Dios (1Co 2:10,12). Él distribuye “repartiendo a cada uno en

particular, según su voluntad” (1Co 12:11). Su subsistencia individual está involucrada en que es un

agente, y en que es el objeto en el que incide la actividad de otros. Si Él puede ser amado,

reverenciado, y obedecido, u ofendido, y se pude pecar contra Él, tiene que ser una persona.

Las manifestaciones personales del Espíritu, cuando Él descendió sobre Cristo después de su

bautismo, y sobre los Apóstoles en el día de pentecostés, involucran necesariamente su subsistencia

personal. No era ningún atributo de Dios, ni su mera eficiencia, sino el mismo Dios.

El pueblo de Dios siempre ha considerado al Espíritu Santo como persona. Han esperado en Él
para recibir instrucción, santificación, dirección y consolación. Esto forma parte de su religión.
El cristianismo (considerado subjetivamente) no sería lo que es sin este sentimiento de
dependencia de Espíritu, y este amor y reverencia por su persona….1

El pecado que ha venido cometiendo el creyente contra el Espíritu Santo es precisamente este;

ignorarlo como persona y no tomar en cuenta sus funciones lo que trae como consecuencia vivir

desprovisto sin recursos y sin posibilidad de éxito en lo que emprende.

II. La obra del Espíritu Santo en la iglesia local.

1
Charles Hodge, Teología Sistemática I. (Terrassa, Barcelona: Editorial CLIE, 1991), pág. 373.
La experiencia que el creyente ha tenido con la persona del Espíritu Santo, es muy superficial,

aislada de la verdad de Dios. Hay que sacar al Espíritu del mundo de la teología, que deje de ser

abstracto para el creyente y que pase a ser una verdad en nuestras vidas. Él es el agente enviado del

padre para asistirnos en todas las aéreas de la vida.

1. Hace de la iglesia su morada.

En el A.T. El Espíritu Santo venia sobre ciertas personas: reyes, profetas, jueces, sacerdotes, para

una tarea específica. Aunque el A.T. dice que el Espíritu Santo llenaba a ciertas personas, nunca

leemos que Él “moraba” en corazón alguno. Venia solamente sobre algunas personas, no sobre todo el

pueblo de Dios, y se retiraba cuando y como quería según su voluntad.

La biblia menciona diferentes templos establecidos en distintos tiempos para habitación de Dios

en la tierra: el Tabernáculo( Ex 25:8; 34:26), el Templo( 2Cr. 6:2) sin embargo resulta evidente, como

dijo Esteban, que “el Altísimo no habita en templos hecho de mano”( Hch 7:47-50), el cuerpo de

nuestro Señor Jesús también era un templo “ También dio Juan testimonio, diciendo: vi al Espíritu que

descendía del cielo como paloma y permaneció sobre Él. Y no le conocía pero el que me envió a

bautizar con agua, aquel que me dijo: sobre quien veas descender el Espíritu y que permanezca en Él”

( Jn 1:32,33).El termino permanecer, nos da indicios sobre la primera persona en la que el Espíritu

Santo vino hacer morada fue Jesús luego vino hacerlo en la iglesia. La iglesia, es ahora templo para

morada de Dios en el Espíritu. Jesús dijo: “porque mora con vosotros, y estará en vosotros” (Jn 14:17)

Él apóstol Pablo dijo: “¿No sabéis que soy templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en

vosotros? (1Cor 3:16). Pablo utilizo dos términos para referirse a la habitación del Espíritu Santo en el

creyente. Para una mayor comprensión es necesario conocer etimológicamente estos dos términos a

saber: morada y templo.

1) Morada.
El verbo morar en el griego es “oikeo” (de oikos, una casa), “habitar como la casa de uno”. 2 Tiene

que ver no solamente con el que habita, sino con el dueño el propietario de la morada. Lo que da a

entender que el Espíritu Santo no solo vino a morar en el hombre, sino que es Dueño y Señor de la

morada y tiene todo el derecho sobre ella. De no ser así, entonces el Espíritu Santo seria un inquilino.

Estos pasajes (1Cor 3:16; 6:19,20; Efs 2:22; Stg 4:5) muestran que ningún derecho tiene el creyente

para tomar decisiones con su vida, sin consultar con la persona del Espíritu que es el dueño de la

morada.

2) Templo.

En el griego aparecen dos términos para hacer referencia a esta palabra:

a. Hieron: Sagrado, se emplea como un nombre, denota un lugar sagrado, un templo,


significando todo el edificio con sus recintos o alguna parte del mismo.
b. Naos: Un santuario, era utilizado entre los judíos, el Santuario del templo, en el que solo
los sacerdotes podían entrar legalmente. Esto nos muestra lo serio del asunto, en cuanto a
este lugar como morada de Dios. No todo el mundo podía entrar.3

Pablo no solo afirma que somos sacerdotes y que tenemos acceso al lugar Santísimo, sino que

somos morada, el santuario, el templo y la casa de Dios. A esta verdad no se le ha dado importancia,

al vivir en forma desenfrenada, cayendo en libertinaje, profanando el templo de

Dios. Pablo exhorta al creyente que vive en pecado, con el fin de que se condujera en Santidad (1Cor

6:12-20).

2. Producto de la morada del Espíritu pasamos a ser receptores de la unción.

Hay una diferencia entre la unción del A.T. y la unción en el N.T. En el antiguo pacto, la unción

no era el Espíritu Santo, según (Ex 30:25-30) la unción era un ceremonial y tenía que ver con

derramar aceite sobre algo o alguien, en señal de consagración. Sólo cuatro tipos de personas recibían

la unción en el antiguo pacto a saber: los reyes, los profetas, los sacerdotes, y los jueces.

2
W.E. Vine, Diccionario Expositivo de palabras del Nuevo Testamento (Terrassa, Barcelona: Editorial
CLIE, 1984) s.v “Morada”.

3
Vine, Op.cit. s.v “Templo”.
Ungir viene del hebreo mashaj (jv'm;), «ungir, untar, consagrar». No obstante, el significado

básico del término es simplemente «untar» algún objeto con alguna sustancia. Por lo general, se trata

de aceite, pero también se «untaba» con otras sustancias como, por ejemplo, pintura o tinte (cf. Jer

22.14). En Juan 12:3, nos muestra que derramar un perfume sobre los pies de Jesús, recibe el nombre

de unción y dicho acto no es aplicado al Espíritu Santo.

En el nuevo pacto la unción es el Espíritu Santo, los pasajes paralelos ( Jn 14:26 y 1Jn 2:27) así

nos lo revela. Dios unge con la persona del Espíritu Santo (Is 61:1; Lc 4:18; Hc 10:38). La unción en

nuestros tiempos la recibe toda persona que haya nacido de nuevo; es una promesa de Dios (Hch 2:14-

21) y es deseo de Dios (Lc 11:11-13).

3. La unción que está representada por el Espíritu Santo equivale al poder.

El Espíritu Santo representa y es el poder de Dios (Mi 3:8; Lc 24:49; Hch 1:8, 10:38). El apóstol

Pablo en efesios 1:19 presenta el poder de Dios, “la supereminente grandeza de su poder (to

huperballon meghetos tés dunameós auton ). “Meghetos es una vieja palabra (Proveniente de

megas)… Para los ojos iluminados la grandeza del poder de Dios es aún más supereminente”. 4

4
A.T. Robertson, Comentario al texto griego del Nuevo Testamento( Terrassa, España: Editorial
También hace mención de los poderes de Dios; “dunamis”, “poder”; “enérgueia”, “actividad eficaz”;

“kratos”, “soberanía”; y finalmente “iskhús”, “fuerza”.5 Según Pablo, toda esta capacidad de poder

que está en Dios, está en nosotros también porque en nosotros mora el Espíritu Santo, que es y

representa el poder de Dios, no necesitamos más poder, ni pedir poder, lo que tenemos que hacer es

descubrir como desatarlo.

4. El Espíritu Santo es el testigo interno.

En el Antiguo pacto, Dios dirigía a los hombres a través de los sentidos físicos; ellos, para poder

captar el mensaje de Dios, tenían que ver, oír, tocar, oler. Dios no podía tener comunión con ellos en

el Espíritu porque estaban muertos espiritualmente. Los hombres necesitaban de vellones, nubes,

columnas de fuego, zarza ardiendo, turín y urin, truenos, relámpagos, voz audible. No tenían

percepción espiritual. Pablo dijo: que el hombre natural no puede entender las cosas que son del

Espíritu, porque se han de discernir espiritualmente, acomodando lo espiritual a lo espiritual (1Cor

2:13,14).

En estos tiempos, Dios no quiere tratar con vosotros a través de los sentidos físicos, sino de

Espíritu a espíritu. El Espíritu Santo es el testigo interno que nos da testimonio en lo más profundo de

nuestro ser acerca de los asuntos de Dios. En romanos 8:16, dice: “El Espíritu mismo da testimonio a

nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. El testimonio, del Gr. Summartureo, y tiene que ver

con corroborar, concordar con el sentir que tiene el espíritu renacido del hombre en lo más profundo

de su ser, dándole una profunda convicción para determinar una decisión.

Clie, 2003) pág. 502.

5
Matthew Henry, Comentario exegético devocional de toda la biblia; “ 2 Corintios-Hebreos “
(Terrassa, Barcelona: Editorial Clie, 1989) pág. 134.
El Espíritu Santo no se limita a dar testimonio a nuestro espíritu de nuestra redención, sino de

todas las cosas que estén acordes con los propósitos y la voluntad de Dios.

5. Nos conduce y nos muestra la verdad.

El Espíritu Santo es el único que nos puede conducir a la verdad, ya que ésta es parte de su

naturaleza. La verdad está intrínseca en Él, es la fuente de la verdad ( Jn 14:17, 26; 15:26;16:13; 1Jn
5:6).

La verdad es difícil de definir, en la biblia se le da diferentes aplicaciones; es una cualidad que se le


atribuye a Dios…También es la característica de algunos hombres… En los salmos la “palabra” de
Dios se llama la verdad…Asimismo Jesús osadamente afirma ser la verdad…El Espíritu Santo se
llama “el Espíritu de verdad”… A veces el vocablo se usa también en sentido de veracidad, lo
opuesto a afirmaciones falsas hechas consciente y maliciosamente…6

El principal el elemento que el Espíritu Santo utiliza para conducirnos y mostrarnos la verdad es

la Palabra. Jesús dijo: “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad” La palabra da testimonio del

Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo. En ella se encuentra todo el carácter y virtudes relacionadas con la

verdad. La ignorancia es el peor enemigo de la verdad, ella te

impide ver la realidad y el genuino valor de las cosas. No se puede conocer la verdad si se ignora la

palabra de Dios. Nunca lo místico, lo imaginario o la fantasía, serán capaces de conducirnos a la

verdad. Solo el Espíritu Santo nos puede conducir al conocimiento de la verdad, ya que Él ilumina en

el conocimiento.

6. Nos enseña.

El termino en griego que hace referencia al verbo “enseñar” relacionado con el Espíritu Santo es

didasko “se usa, absolutamente, de dar instrucción”.7 Desde la antigüedad el Espíritu Santo viene

6
Wilton M. Nelson, Diccionario ilustrado de la Biblia. (Miami, U.S.A. Caribe, 1977), s.v. “Verdad”.
7
Vine, Op.cit. s.v. “Enseñar”.
ocupando esta tarea. En Nehemías 9:20 dice “Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles…” La

enseñanza es producto del conocimiento de la verdad; no puede haber enseñanza en ausencia de la

verdad. El Espíritu Santo muestra la verdad y mostrando la verdad enseña.

El primer y principal elemento que usa el Espíritu Santo para enseñar es la Palabra. En 2Ti 3:16

dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir para

instruir,…” En ella está implícita la verdad, por esta causa es que afirmamos que la enseñanza es

producto del conocimiento de la verdad; quien no conozca la Palabra, no conoce la verdad y quien no

está dispuesto a conocer la verdad, no puede ser enseñado.

El segundo elemento son los ministerios. Jesús constituyo (5) ministerios para perfeccionar a los

Santos. El término “perfeccionar” viene del griego “katartismo, denota un ajustamiento o plena

preparación, Ef. 4:12 (a fin de) perfeccionar”8. Los ministerios también fueron constituidos para

edificar al cuerpo.

El término “edificar” viene del griego “oikodomeo, se usa metafóricamente, en el sentido de

edificar, de promover el crecimiento espiritual y el desarrollo del carácter de los creyentes por

enseñanza o ejemplo…”9

Pablo, en 1Cor 2:13 da testimonio que el enseñaba a través del Espíritu. Solo por la Palabra,

podemos ser dotados del conocimiento de Dios para poder enseñar a otros. Es una decepción para el

Espíritu Santo, que en el momento que quiera perfeccionar a la iglesia, por medio de un ministerio

que este no haya alcanzado su perfeccionamiento en el conocimiento de la verdad, por no ser amante

al estudio de las escrituras.

8
Vine, Op.cit. s.v. “Perfeccionar”.

9
Vine, Op. Cit. s.v. “Edificar”.
7. Nos guía.

El Espíritu santo es el encargado de parte de Dios para guiar al creyente. Jesús dijo: “Pero cuando

venga el Espíritu de verdad, Él os guiara a toda verdad…” Pablo dijo que los hijos de Dios son

guiados por el Espíritu de Dios ( Ro 8:14) que los que son guiados por el Espíritu no están bajo la ley

( Ga 5:18). La palabra “griega traducida guiara es hodegesei, que significa literalmente conducir o

guiar por un camino.”10

El termino griego hodegos se aplica a los que solían guiar ciegos. Un hodego era quien iba

delante, quitando del camino todo tropiezo, abriendo paso para que el ciego no fuese a tropezar,

impidiendo que fuese a fracasar.

“Una de las evidencias más importante de la obra del Espíritu, tanto en la iglesia como en la vida

de los individuos, fue la manera en que el Espíritu los dirigió.”11

El libro de los Hechos da testimonio que quien tomaba las decisiones sobre el creyente de manera

personal y colectiva sobre la Iglesia, es el Espíritu Santo ( Hechos 8:29; 10:19; 11:12; 13:2; 13:4;

16:6,7; 20:23; 25:28).

En la mayoría de los casos, el fracaso, la decepción, las tragedias, el ser engañado, las

frustraciones, las desilusiones, vienen como resultado de tomar decisiones sin consultar a la persona

del Espíritu Santo, Él está dispuesto a guiarnos. No es lógico venir de un mundo de fracaso para

10
Joseph H. Mayfied, Ralph Earle. ”Juan, Hechos”· Comentario Bíblico Beacon ( Kansas City, Missouri,
E.U.A. Editorial Casa Nazarena de Publicaciones) Pág. 190.

11
Stanley M. Horton. El Espíritu Santo revelado en la Biblia ( Deerfield, Florida: Editorial Vida, 1992)
Pág. 150.
seguir fracasando en el Evangelio y menos cuando esta a nuestra disposición la guía y la ayuda del

Espíritu Santo.

8. Nos aboga.

El término consolador, no es la traducción más fiel de la palabra “Parakletos” que es la que se

empleo en el original. “La palabra griega paracletos se deriva de para, (al lado de), y kaleo (llamar

o convocar). Es de forma pasiva, y su más antiguo significado (de mucho antes que el tiempo del

Nuevo Testamento) era de “uno llamado para ayudar, auxiliar, aconsejar, o asesorar a alguien.” 12

Jesús dijo: “Y yo rogare al Padre, y os dará otro consolador, para que este con vosotros para

siempre.”

Con la expresión “otro”, el griego da a entender otro de la misma clase. Es decir, el Espíritu
viene hacer por nosotros todo lo que Jesús hizo por sus discípulos y más. El fue el consolador de
ellos. Ellos lo llamaron Rabí, Maestro. Cuando no sabían cómo orar, El les enseño. Cuando no
podían responder las preguntas u objeciones de los escribas y fariseos, allí estuvo para enseñarles.
Cuando necesitaban comprender lo que la Biblia tenía que decir acerca de Él y del lugar que Él
ocupaba en el plan de Dios, les abrió sus mentes e hizo arder sus corazones (Lc 24:32,45). Cuando
se hallaban impotentes ante la tempestad y cuando no pudieron echar fuera un demonio, allí estaba
Él con poder para ayudarles. El Espíritu como otro consolador es un maestro y ayudador de la
misma clase.13

9. Nos lleva a la comunión como cuerpo.

12
Horton, Op.cit., Pág. 112.

13
Horton, Op.cit., Pág. 114.
El Espíritu Santo es el agente encargado, de Dios, para conducirnos a la unidad. En 1Co 12:13,

dice: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…” Es decir fuimos todos

sumergidos en Jesús, para que seamos un cuerpo. Pablo, en Ef. 4:3, dijo: “solícitos en guardar la

unidad del Espíritu en el vinculo de la paz.”. Uno de los indicativos que nos muestra que el Espíritu de

Dios está dirigiendo la iglesia, es cuando el Espíritu de unidad y de comunión se deja ver en la iglesia.

La unidad tiene que ver con la comunión, que es el término “koinonia” que indica: tener las cosas

en común, tener un mutuo acuerdo, un compañerismo, una sociedad, una intimidad, una distribución

(Hch 2:43-47; 4:32-35).

El Espíritu Santo descendió sobre la iglesia cuando estaban unánimes como un solo cuerpo. Lo

paradójico del caso, es que cuando el Espíritu vino sobre la iglesia estos estaban unánimes, y ahora

que el Espíritu está en la iglesia, se divide, como consecuencia de la falta de sujeción al

Espíritu. La unidad de la iglesia está en que nos aceptemos con todos nuestros errores y que estemos

dispuestos a corregirnos, sometiéndonos al Espíritu y su guía.

10. Coloca en nuestro espíritu el carácter de Dios.

El Apóstol Pablo en gálatas 5.22, 23 dice: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,

paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” Todas estas virtudes revelan el

carácter de Jesús que se deben reflejar en la vida del creyente.

Es responsabilidad de cada creyente reflejar en su vida la naturaleza de Dios. Es el creyente quien

no debe satisfacer los deseos de la carne, (Ga 5:16) Es el creyente quien tiene que despojarse del viejo

hombre y a su vez vestirse del nuevo hombre ( Ef 4:22) Es el creyente quien tiene que hacer morir lo

terrenal ( Col 3:5) Es el creyente quien tiene que desechar las obras de las tinieblas ( Ro 13:12). Para

reflejar así la naturaleza del Espíritu.


Dos cosas hay que tomar en cuenta con lo relacionado con el Espíritu Santo y el fruto: Primero; el

Espíritu Santo se limita a colocar en el creyente el carácter de Dios, como producto del nuevo

nacimiento. Depende del creyente dejar ver el carácter de Dios. Esto indica que es en vano decir al

Espíritu que manifieste o haga lo que el creyente tiene que manifestar. Segundo; no pedir al Espíritu

Santo que de lo que ya ha dado, el creyente es morada del Espíritu Santo. Sólo hay que conocer la

naturaleza de Dios para aplicarlo y dejarlo manifestar renunciando a la carnalidad para vivir por el

Espíritu.

11. Vino a darle continuidad al ministerio de Cristo en la tierra.

El Espíritu Santo ungió a Jesús (Is 61:1), comunicándosele sin medida (Jn 4:34). Esta presencia

actuosa y la dirección constante del Espíritu Santo le capacitaban para cumplir siempre, en todo lugar

y en todos los aspectos, la voluntad del Padre (Jn 4.34; 17:4; Heb 10:7).

Jesús fue un canal, un medio por el cual el poder del Espíritu se manifestaba y fluía. De esta forma

Jesús llevo a cabo su ministerio, y antes de ser ascendido a los cielos, le dio la comisión a la iglesia,

en quien reposa el Espíritu Santo, siendo ahora la iglesia el canal y medio por donde fluye y se

manifiesta el poder de Dios, a través de su Espíritu, igual como se manifestó en Cristo.

12. Los dones del Espíritu Santo en la iglesia.

Un aspecto importante que el creyente debe tener bien claro es lo relacionado con los dones

espirituales, ya que según estos el creyente va hacer eficiente en su labor cristiana. El apóstol Pablo

en 1Cor 12:1,4-7 usa diversos términos sinónimos que lo definen:


 Dones espirituales del Gr. “Pneumatikon”; Poder invisible.

 Dones del Gr. “Diakonia”; Servicio.

 Operaciones del Gr. “ Energía”; Poder, energía.

 Manifestaciones del Gr. “Fanerosis”; Hacer evidente.

Con todos estos vocablos podemos definir lo que son dones espirituales de la siguiente manera:

“Son habilidades sobrenaturales impartidas por el Espíritu quien nos lo da como regalos para servir al

cuerpo de Cristo, como quiera y donde quiera que Él lo dirija”.

Con respeto a los dones espirituales la palabra hace las siguientes aseveraciones:

 Son distribuidos por el Espíritu, según su gracia y propósito, como él quiere

(1C12:11,18; Heb 2:4). Nadie puede comprar o ganarse un don especifico, cuando la

biblia habla de “Procurar los mejores dones” (1Cor 12:31; 14:1), habla de esmerarse por

ejercerlos no de buscarlo.

 Hay diversidad de dones (1Cor 12:4-7), no se puede determinar el número de dones

espirituales existentes, debido a que ellos son capacitaciones dadas por el Espíritu para

servir, la cantidad de dones existentes es probablemente mayor a las áreas en las cuales el

creyente pueda servir.

 Todo creyente tiene dones, ninguno queda fuera de esta distribución generosa del

Espíritu ((1P 4:10; 1Co 12:6,7) por lo tanto este tema no debe ser ignorado por ningún
miembro del cuerpo de Cristo, sino que debe con diligencia discernir cuales son los que

ha recibido del Señor y usarlo en la edificación del cuerpo de Cristo, pues ellos son

dados para cumplir con éxito la labor que el Señor nos ha encomendados como obreros

de su reino.

 El don que ha recibido cada creyente no es independiente, sino que da una función

específica dentro del cuerpo de Cristo, complementándonos unos con otros. (1Co

12:17,18).

 Todos los dones que hemos recibido son para usarlos para servir (1P 4:10).

Conclusión.

En esta investigación he tomado en consideración el conocimiento que la Iglesia (creyente) debe

tener sobre la Persona y obra del Espíritu Santo en la Iglesia local, entendiendo que el Espíritu Santo

es el don de Dios para asistir a la Iglesia (creyente) en todas las áreas de su vida.

La iglesia (creyente) tiene que experimentar un conocimiento más profundo con la verdad de Dios

y sacar al Espíritu Santo de ese mundo de superstición y religiosidad, que deje de ser abstracto y pase

a ser una relación personal a sabiendas de que el Espíritu Santo es una persona y no una mera

influencia.

El que la Iglesia (creyente) esté viviendo como desamparado, huérfano, desprovisto de la Persona

y obra del Espíritu Santo y no lograr los maravillosos propósitos de Dios, según nuestra observación,

se debe a:

 La ignorancia de la verdad sobre la Persona y obra del Espíritu Santo.


 La experiencia que la Iglesia ha tenido con la Persona y obra del Espíritu Santo es muy

superficial y aislada de la verdad de Dios.

 El no tomar en cuenta la Persona y obra del Espíritu Santo.

 No dar el lugar que la Persona y obra del Espíritu Santo se merecen.

 Poca intimidad y comunión con la Persona y obra del Espíritu Santo.

Esto ha traído como consecuencias:

 Arruinar el templo y morada del Espíritu Santo.

 Tomar decisiones sin consultar al Espíritu Santo.

 Contristar y apagar al Espíritu Santo.

 Vivir en desenfreno cayendo en libertinaje.

 Poca o ninguna unción.

 Falta de manifestación del poder del Espíritu Santo.

 Ninguna percepción espiritual.

 Errores doctrinales.

 Ausencia de la verdad.

 Falta de guía y dirección.

 Culpa y soledad.

 Divisiones.

 Falta de sujeción.

 No reflejar el carácter de Dios.

 Fracaso en el ministerio.

No se tiene porque vivir como desamparado, si el Espirita Santo ha venido a morar en el creyente

dándole la unción lo que equivale al poder de Dios, capacitándole para ser testigos fiel; ahora el
Espíritu Santo es quien conduce la vida mostrando la verdad por su palabra, enseñando, guiando,

abogando, consolando, en los momentos difíciles. Rompiendo toda división y trayendo comunión,

colocando su Santo y divino carácter para que este sea responsable de reflejar la vida y naturaleza de

Dios. Si se puede continuar con éxito lo que Jesús comenzó hacer ya a enseñar y que Él está para dar

continuidad por medio de los dones a través del creyente.

Las recomendaciones prácticas son las siguientes:

 Enseñar las verdades fundamentales relativas al Espíritu Santo haciendo énfasis especial

sobre su personalidad.

 Profundizar en las verdades Bíblicas concernientes a la obra del Espíritu Santo en la Iglesia

local.

 Estudiar el libro de los Hechos, con énfasis sobre la obra del Espíritu Santo en cuanto al

desarrollo de la iglesia primitiva.

 Conducir a la iglesia al arrepentimiento por haber contristado y apagado al Espíritu Santo.

Cuando se estudia la vida y obra de Jesús, Pablo, Juan, la iglesia primitiva, se observa como el

Espíritu Santo llevo a cabo su obra por medio de ellos, logrando alcanzar sus objetivos para el Reino.

Cabe destacar, que esto solo es una breve investigación y que hay que profundizar mucho más en

la persona y obra del Espíritu Santo. Quienes edificamos el cuerpo del Señor necesitamos indagar,

documentarnos, con mayor amplitud en el tema en cuestión. Se tiene que agregar a esta investigación

el tema de la neumatología lo que nos dará un mayor conocimiento esto será favorable para nuestras

vidas y para las congregaciones a las que ministramos. Hay un caudal de información que nos
beneficia comenzando con la palabra de Dios, literaturas, el internet, etc. No tenemos ninguna escusa

toda esta a nuestro favor, manos a la obra.

Como siervo del Señor he podido entender que el éxito esta cuando me dejo gobernar con su

Espíritu. Él es la clave para lograr eficaz y eficientemente sus maravillosos propósitos en nuestras

vidas e iglesias locales. Esto me lleva a preguntarme ¿Esta el Espíritu Santo guiando mi vida y nuestra

congregación? Esto me lleva buscar su presencia para no tomar decisiones sin su aprobación.

Bibliografía

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