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Teología contemporánea
Elaborado por:
Ricardo García
Profesor:
David Martínez
Hermosillo, Sonora
Septiembre 2018
Jesús el niño migrante
Propósito
Introducción
Promesa dada por Donald Trump en el mes de enero de 2017 como parte de su
estrategia gubernamental contra la migración hacía Estados Unidos por parte de los
migrantes centroamericanos y mexicanos.
Esta frase resume perfectamente la ideología de opresión por parte de los países
imperialistas sobre aquellos pueblos que despectivamente llaman de tercer mundo,
misma que se ha gestado en toda la historia de la humanidad, pero que en
Latinoamérica ha quedado más marcada la herida desde la conquista por parte de
los pueblos europeos contra las civilizaciones criollas del continente.
Y ante esto, tenemos al grupo más vulnerable que sufre de las consecuencias de
estas prácticas xenófobas, los niños migrantes, que, en su inocencia, fragilidad, y
vulnerabilidad, se han visto obligados a participar de este fenómeno humano; sin
tener conciencia aún de lo que significa cambiar de residencia, sin estar preparados
psicológicamente para tal aventura, el mundo se ha olvidado de ellos.
Y la iglesia que hay hecho al respecto, que tiene que decir la iglesia ante tales
acontecimientos que tienen suceso en el siglo XXI, la iglesia se ha quedado muda,
manca y coja, estupefacta ante las noticias que recibe por la tele, indignada pero
cruzada de brazos; tristeza social, pero con gozo cultual; inconforme en el
pensamiento, pero conforme con su accionar; y cabe preguntarnos, ¿nuestro Jesús
tiene algo que decir al respecto?
Por eso hoy quiero hablar de Jesús el niño migrante, y a través de los tres actos de
Jesús en su niñez, descubrir que tiene que decir Jesús y en consecuencia la iglesia
ante estas situaciones.
“En Guatemala el 70 por ciento de los menores de 5 años está en pobreza y tiene
desnutrición crónica, según reveló el estudio “The Lancet”, un proyecto de análisis
sobre la inversión y desarrollo de la primera infancia.
De acuerdo con D. Lea (2000) “la ubicación tradicional para el nacimiento de Jesús
es un establo, pero también es posible que haya nacido en una casa pobre que
alojaba tanto gente como animales, o en una cueva”
Cuyos pañales no eran mas que tiras de tela enrolladas alrededor de su cuerpo,
ningún ropaje elaborado, ni pampers absorbentes anti-rozaduras, sino tiras de tela,
cuyos padres no eran más ricos que él, sino que el nació en esa condición producto
de la pobreza de estos, que otra imagen más cercana al niño migrante que la del
nacimiento de Jesús.
El reporte se explica que al quedar huérfanos los menores buscarán emigrar, ya sea
huyendo de la misma violencia o por razones económicas a falta de uno o ambos
padres
La misma razón por la que Jesús emprendió su camino migrante, pues como nos
dice Mateo 2, el ángel del Señor le dio aviso a José, padre de Jesús que la vida del
niño estaba en peligro, la violencia le acechaba, estaba en un lugar donde la vida
no era garantía, al contrario, el pequeño junto a todos los demás niños menores de
dos años estaban en peligro.
El crimen organizado del siglo primero comandado por Herodes les iba a masacrar,
seguramente en el cielo se decreto una crisis humanitaria, el Padre que es Dios de
los pobres, huérfanos y desvalidos, vio no solo a su Hijo sino a sus hijos en
desgracia; pero el primogénito corrió la misma suerte de persecución.
2. El acto de huir
Quienes somos nosotros para creernos dueños del mundo y sus fronteras, quién
nos ha dado la autoridad para frustrar el intento de una vida mejor para aquellos
desprovistos de la sociedad, ni el mismo Jesús lo hubiese hecho.
En facto, Mateo 2:13 dice “levantado, toma al niño y a su madre y huye a Egipto”.
Aquí el verbo huye (feuge) está en imperativo y expresa la idea de huir como una
orden, como una marcha urgente y precipitada para salvar la vida de toda la familia
de las iras y propósito de Herodes.
Una orden que debe ser acatada por todo aquel que se haya esclavo de la pobreza
y rodeado del peligro de la violencia, jamás será la orden esperar a que todo mejore,
por el contrario, Jesús vivió en acto como lo debemos entender nosotros también,
si el niño migrante está en violencia o pobreza extrema su deber será huir
inmediatamente de ella.
Además, Egipto era una zona geográfica cercana a Palestina, donde el viaje a pesar
de ser peligroso atravesando el desierto sería uno donde Herodes no tendría
autoridad para ejercer algo en contra suya; la cercanía y la promesa de un lugar
mejor hizo de Egipto la opción más adecuada para José el padre del niño.
Sin embargo, este Egipto moderno es el primero paso a la liberación del niño
migrante, y fue el primer paso para la liberación de Israel que tuvo que tomar Jesús,
primero tuvo que asentarse, prosperar en ese viejo imperio, Lucas registra el
desarrollo de Jesús intelectualmente (en sabiduría), físicamente (en estatura),
espiritualmente (en gracia con Dios) y socialmente (y con los hombres). Como el
niño migrante debe aspirar a hacer, buscar ese desarrollo en todas sus direcciones
incluida la económica.
Después, que Jesús hubo crecido sabía que su vida hubiese sido incompleta sino
hubiera regresado al lugar de donde huyó en primera instancia, la responsabilidad
ética de Jesús le obligó a regresar para darle libertad a su pueblo, misma libertad
que el mismo había gozado en Egipto, pero que sabía debía darse autónomamente
en Israel.
Es así como el crecimiento externo sin retorno a la liberación de las raíces es una
libertad nula, pues en el egoísmo no tenemos libertad, solo liberando a aquellos de
lo que una vez fuimos esclavos completara esa libertad genuina.
Entonces si hay algún migrante entre nosotros que ha logrado salir de esa esclavitud
opresora de la pobreza y violencia, tomo la acción de huir como mandato divino
hacía la prosperidad, debe ser consiente que su libertad no será completa sino
regresa a liberar al pueblo de donde salió, en acto y no solo en pensamiento.
Conclusión
La misma iglesia siendo acto, debe empatizar con la violencia y pobreza del niño
migrante, acercarse a esos lugares de desgracia no como espectador o
investigador, sino como acto, como las manos de Jesús, dando peces y pan. No
debe desalentar al que huye de su desgracia, sino como enviado de Dios dar aliento
y oportunidades de sobresalir, jamás debe ser enviado de Herodes sino ángel que
avisa en sueños a los desgraciados que deben salir.
Y por último la iglesia debe ver a su propia tierra como un lugar donde crecer, pero
también un lugar donde puede liberar a más gente, debe ser una iglesia que luche
por su propia liberación, cualquiera que esta sea, debe morir en la lucha para no
tener un niño migrante por necesidad, sino por liberación, y debe ser un lugar de
acogimiento del migrante.