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Universidad del Valle Mayo 2 de 2017

Seminario Ser y Tiempo


Daniel Andrés Tapiero Triana

PROTOCOLO X
En la sesión del 25 de abril de 2017 se continuó el estudio del segundo parágrafo de la
Introducción de Ser y Tiempo titulado “Estructura formal de la pregunta que interroga por el
ser”. Principalmente la discusión se centró en el séptimo y octavo párrafo del parágrafo
mencionado, y se dio inicio a la lectura del noveno párrafo. Antes de comenzar la discusión
el profesor realizó una aclaración sobre algunas nociones fundamentales para la comprensión
del texto, luego se pasó al análisis del párrafo séptimo y octavo, y finalmente se realizó una
lectura introductoria al párrafo noveno; de esta manera se procederá en el presente escrito y,
en último lugar, se presentará una pequeña conclusión.

NOCIONES FUNDAMENTALES PARA LA COMPRENSIÓN DEL TEXTO


Para la comprensión adecuada del capítulo séptimo y los capítulos subsiguientes es necesario
tener claro lo que Heidegger entiende por “comprensión del ser de término medio y vaga”,
las características de toda pregunta y los diferentes tipos de preguntas que se pueden
formular, y la clasificación de los entes según la metafísica tradicional. Estas nociones se
explicarán a continuación:
- Comprensión del ser de término medio y vaga: Heidegger afirma en el párrafo
cuarto que la comprensión del ser de término medio y vaga es aquella comprensión
ambigua, incierta o confusa que tenemos todos los seres humanos. Esta comprensión
es expresada en frases como: “el cielo es azul”, “el niño está estudiando”, “yo soy
Daniel”, etc., en los cuales la partícula “ser” aparece en medio de la frase. En el “es”
y el “está” (ambos aludiendo al ser) siempre hay una referencia a las características
esenciales o circunstanciales de los entes, sin embargo, nadie ha podido señalar qué
es el ser en sí mismo.
Esta comprensión comúnmente está determinada por el entorno cultural (opiniones,
religión, política, entre otros).

- La pregunta: Heidegger afirma que el preguntar es un modo de ser del que pregunta,
en el cual éste desea conocer. Este modo de ser podría ser equiparable a lo que Husserl
denomina vivencia, es decir, en términos de Husserl el preguntar sería una vivencia.
Heidegger distingue dos tipos de pregunta:

o Pregunta cotidiana, “no más que preguntar”: la pregunta cotidiana es


aquella que se formula cotidianamente por cualquier ser humano. Podría
decirse que es una pregunta de tipo práctico, por ejemplo: ¿Dónde está el
carro? ¿Dónde está Jaime? ¿Has visto a Miguel? ¿Usted cómo se llama?
¿Alguien ha visto mi saco?
Ninguna de estas preguntas tiene el interés de conocer la función el
comportamiento de algo o alguien.

o Pregunta teorética, “¿qué es?” y “¿cómo es?”: la pregunta teorética es


aquella que se formula con el interés de conocer el qué y el cómo de algo.
Este tipo de preguntas son las que comúnmente se formulan en escenarios
académicos.
Heidegger afirma que la pregunta que interroga por el ser es teorética y
filosófica, puesto que es una pregunta que interroga por aquello que posibilita
el ser de los entes, es decir, se pregunta por el ser en sí mismo. A diferencia
de la pregunta científica, que también es teorética, pero se enfoca en los entes;
es decir, da por sentado el ser de los entes aunque no lo comprenda del todo.
En la pregunta teorética Heidegger distingue tres elementos que la constituyen
como tal, a saber:
 Das Gefragte: aquello de lo que se pregunta o aquello por lo que se
pregunta. En este caso, el ser:
 Ein Befragte: aquello a lo que se pregunta. En este caso, los entes.
 Das Erfragte: aquello que se pregunta o lo que se pregunta. En este
caso, el sentido del ser.
- Los entes: la metafísica tradicional distingue dos modos de ser de los entes, a saber:
los reales y los ideales.
o Los entes reales: entre éstos se pueden distinguir:
 Los trascendentes: Son todos aquellos que se dan en el tiempo y el
espacio, es decir, existen. Por ejemplo, el árbol, el carro, Juanito, etc.
 Los Inmanentes: son aquellos cuya existencia se da en el sujeto
pensante y es él mismo su causa, es quien los origina y determina su
existencia, tales como, los recuerdos, los sentimientos, los sueños, etc.
Como la condición mínima de existir es el tiempo, y estos entes se dan
en el tiempo (como se dan en la mente se puede afirmar que se dan en
un tiempo específico, aunque no en un espacio específico), entonces
se puede concluir que estos entes existen. Es decir, lo imaginado no
existe en la realidad, pero existe en la mente mientras es imaginado;
cuando el sujeto deja de imaginar entonces esta imaginación deja de
existir.
 Los inmanente-trascendentes: son aquellos que existen en cada
sujeto pensante, pero tienen su causa fuera del ser humano; es decir,
se dan en el tiempo, pero no en el espacio al igual que los entes
netamente inmanentes. Existen en la mente, pero son causados por los
entes que se dan en el tiempo y el espacio. Por ejemplo, las
percepciones: en tanto percepciones están en la mente, pero la causa
está fuera del pensador.
o Los entes ideales: son todos aquellos que son, pero no existen: no se dan en
el tiempo ni el espacio. Esta definición abarca la dificultad de distinguir entre
ser y existir. Se puede afirmar que lo existe es, pero lo que no existe también
es. Por ejemplo, los números. Los números son, con independencia del sujeto
pensante, y no dependen del cambio exterior ni del interior del sujeto, pues
son los mismos en cualquier circunstancia y en cualquier persona. Lo mismo
sucede con los conceptos.
(Con respecto a Dios, cabría preguntarse si es un ente real o ideal, y si es real
¿a qué categoría pertenecería? Estas preguntas quedan abiertas para una
investigación ulterior que por lo pronto no interesan en el presente estudio
sobre Heidegger).

ANÁLISIS PÁRRAFO SÉPTIMO


Una vez aclaradas las nociones fundamentales que se han trabajado en el análisis de los
párrafos anteriores, se procede al análisis del párrafo séptimo. Retomando párrafos
anteriores, se puede afirmar que como toda pregunta es un buscar y todo buscar tiene su
dirección previa que le viene de lo buscado (Heidegger, Ser y Tiempo, p. 14), la pregunta por
el ser tiene su dirección previa que proviene de lo que el sujeto que pregunta comprende por
ser; aunque esta comprensión, como ya se dijo, sea de término medio y vaga.
Esta comprensión de término y vaga que ha sido un elemento que ha contribuido al olvido
de la pregunta por el ser es retomada por Heidegger para hacer la distinción fundamental
entre ser y ente. En el presente párrafo Heidegger alude al problema que ha suscitado la
tradición filosófica y metafísica al no distinguir entre ser y ente, pues siempre que se refieren
al ser lo han hecho refiriéndose al ente o en los mismos términos utilizados para referirse a
los entes. Esta indistinción ha generado el problema de que nadie se ha cuestionado de nuevo
por el ser, pues se han establecido unos prejuicios sobre él (ya dilucidados en sesiones
anteriores) que han impedido formular la pregunta. Al respecto Heidegger afirma
categóricamente “el ser de los entes no es él mismo un ente”, por ende, todo lo que se ha
dicho sobre el ser no satisface a Heidegger pues está siempre dicho como si el ser fuese un
ente.
Este olvido por el ser es el motivo por el cual Heidegger emprende su texto Ser y Tiempo. El
problema que él encuentra es que no hay conceptos para referirse al ser como algo distinto a
los entes. Con respecto a los entes, antes de preguntar “¿qué es esto?” reconozco un esto que
señalo a quien le pregunto. No obstante, con respecto al ser no cuento con una referencia a
la cual aludir cuanto pregunto por él. Entonces, ¿cómo puedo preguntar algo sobre aquello
de lo que no tengo referencia alguna a la que pueda aludir?
Heidegger responderá que, si bien no tengo una referencia inmediata sobre el ser, sí se puede
distinguir de todo aquello que no es ser, por ende, lo primero que es necesario hacer es
distinguir al ser del ente. Esto exige que haya un repertorio peculiar de conceptos, es decir,
nuevos conceptos para acercarse al entendimiento del ser, los cuales impidan confundirlo
con los entes (distintos, por ejemplo, a las categorías planteadas por Aristóteles las cuales
son las significaciones de los entes).
En concreto, en el presente capítulo se afirma que aquello de que se pregunta en la pregunta
que interroga por el ser es algo que ya comprende aquel que formula la pregunta, sin
embargo, esta comprensión no es completa (es de término medio y vaga). Esta comprensión
de término medio y vaga es la que permite distinguir al ser de lo que no es ser, es decir, del
ente. Esta aseveración, es necesario distinguir entre ser y ente, es la que lleva a romper a
Heidegger con todo el desarrollo metafísico llevado a cabo hasta su época en el que se había
confundido al ser con el ente; de esta manera, dice Heidegger que aunque todos los entes
estén determinados por el ser, el ser no es él mismo un ente. Por tal motivo, Heidegger
propone construir nuevos conceptos para poder acercarse a la comprensión del ser, puesto
que todos los conceptos hasta ahora dilucidados en los análisis del ser son conceptos
utilizados para referirse a los entes, por lo que perpetúan la confusión entre ser y ente.

ANÁLISIS PÁRRAFO OCTAVO


Teniendo claro que aquello de lo que se pregunta es el ser y éste es distinto a al ente,
Heidegger procede a dilucidar el problema sobre quién es el ente adecuado quien se le
pregunta y cómo se le debe preguntar, puesto que el que pregunta es también un ente. El
problema, entonces, es doble: por un lado, no se sabe a quién (cuál ente) se le debe formular
la pregunta por el ser y, por otro lado, no hay claridad en cómo se debe formular esta
pregunta, es decir, qué condiciones debe cumplir la pregunta para que interrogue por el ser y
no sea una pregunta distinta.
Dichas dificultades, afirma Heidegger, surgen debido a la multiplicidad y diversidad de los
entes, como ya se vio anteriormente (entes reales e ideales); y el ser está implícito en cada
uno de esos entes. Heidegger, retomando la tradición metafísica, afirma que el ser está
implícito en lo que se expone a continuación:
- En el “que es” y el “cómo es”: en la esencia y existencia de los entes, sus nombres y
sus características.
- En la realidad en el sentido más estricto: en lo que están en el tiempo y el espacio,
aquí y ahora.
- En el “ser ante los ojos”: en el ente tal como es pensado y tal como se presenta al
sujeto pensante.
- En el “constar que… ”: en aquello de lo que un sujeto da testimonio. Además, también
el “dar testimonio” mismo del sujeto es un ente concreto en tanto es una actividad de
dicho sujeto.
- En el ser válido: en aquello que puede ser tomado por verdadero o a qué se le puede
dar cierto valor.
- En el “ser ahí”: en la existencia, en lo que está ahí presente.
- En el “hay”: en todo lo que puede percibir el sujeto pensante.
Por tal motivo, Heidegger concluye afirmando, por un lado, que indudablemente la pregunta
está dirigida a los entes, es decir, a quien se le pregunta es necesariamente un ente; y, por
otro lado, para formular correctamente la pregunta es necesario acceder adecuadamente a los
entes, es decir, es necesario que los entes mismos dejen ver su propio ser1 y que el sujeto no
altere esa visión de ninguna manera.
La respuesta dada hasta aquí al problema no es del todo satisfactoria y el mismo Heidegger
lo reconoce, por lo que termina preguntándose, debido a la multiplicidad de entes, ¿a cuál
ente se debe dirigir la pregunta?, ¿se destaca algún ente especial al que se deba dirigir la
pregunta por el ser?, ¿cuál es la característica de ese ente que lo hace destacar frente a los
demás?
En síntesis, el presente párrafo se puede afirmar que Heidegger logra identificar que a quien
se pregunta por el ser es un ente y que sólo los entes podrían dar cuenta de su ser, el problema
es que no todos los entes tienen esa capacidad. Por tal razón, Heidegger busca el ente
apropiado a quien se pregunta y busca la manera apropiada de aproximarse a ese ente que es
preguntado por su ser. Al parecer, el método de aproximación formulado por Heidegger
consiste en dejar que los entes manifiesten su propio ser; no obstante, todavía no responde
quién o cuál es el ente al que se deba preguntar.

INTRODUCCIÓN AL PÁRRAFO NUEVE


Para responder a la pregunta expuesta al final del párrafo anterior, Heidegger afirma en este
párrafo que si es menester formular la pregunta por el ser de forma que en ella misma se
evidencie de manera transparente y sin lugar a dudas aquello por lo que se pregunta, esto es,
el ser, es necesario explicar los modos de ser del hombre o sus modos de comportarse. El
asunto es que Heidegger no los explica, no obstante, a continuación se hará un intento de
explicación:
- Modos de dirigir la vista al ser: los seres humanos están acostumbrados a dirigirse
hacia el ente, pero surge la pregunta ¿es posible el “dirigir la vista al ser” como una
forma especial de vivir? Al parecer, la pregunta por el ser no es cualquier pregunta,
es una pregunta especialmente determinada. Al respecto valdría la pena profundizar
en qué consiste este modo especial de dirigir la vista.
- Modos del comprender: el comprender es llevar algo con uno. No es simplemente
conocer o percibir, sino que consiste en apropiarse de algo o aceptar la realidad de tal
modo que uno pueda conducirse en ella.
- Modos de apresar en conceptos el sentido: conceptualizar el sentido de algo es
conocerlo racionalmente. La conceptualización es la dirección o el ámbito a partir del
cual algo resulta comprensible o inteligible.
Estos modos del ser van a permitir responder adecuadamente la respuesta a la pregunta
formulada en el párrafo anterior, es decir, van a orientar en la elección del ente al que se le

1
¿Este “ver los entes en su propio ser” es la misma epojé o reducción fenomenológica que plantea Husserl?
debe formular la pregunta por el ser. La respuesta que dará Heidegger es que al ente que se
le debe formular la pregunta es al “yo”, al hombre particular (el individuo) y no al universal
(o general), al Dassein. Por ende, se espera que en lo consiguiente de la lectura se aborde el
tema del Dassein en tanto no es un ente igual a los demás entes, “¿cuál es la diferencia?”
parece ser la pregunta orientadora para la siguiente sesión.

CONCLUSIÓN
En conclusión, Heidegger en su propósito de mostrar la estructura formal de la pregunta que
interroga por el ser introduce unas nociones importantes sobre los cuales gira su reflexión,
entre las se destacan los diversos tipos de preguntas y los diversos tipos de entes. Con
respecto a los diversos tipos de pregunta Heidegger afirma que la pregunta por el ser es una
pregunta teorética y dilucida los elementos formales que la constituyen. Y con relación a los
diversos tipos de entes Heidegger se va a preocupar por encontrar el ente adecuado al cuál
dirigir la pregunta por el ser, el cual es el Dassein. Pero, ¿qué entiende Heidegger por
Dassein? Pues desde el alemán se podría decir que es la unión entre un artículo neutro “Das”
y la palabra “ser” que en español se tendría que traducir como “el ser”. ¿El Dassein significa
“el ser”? Al parecer no, pues Heidegger lo asocia con el “yo”. Ahora el asunto es qué entiende
Heidegger por “yo”, pero para no divagar es necesario mantenerse en el concepto alemán de
Dassein, ¿es el mismo cogito de Descartes?, ¿el sujeto trascendental de Kant?, ¿el espíritu
subjetivo de Hegel?

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