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5. SE LEAL: Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas
que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal
contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo que tú
le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que
tú le invocas.
Siempre se confunde la abogacía y la defensa. Ella no es dogmática, sino un arte
y como ella, no tiene dogmas. Ella es escéptica e investigativa. El abogado, una
vez investigado los hechos y estudiado el derecho, acepta la causa y entonces se
transforma en abogado defensor. Allí sus argumentos son ad probandum y su
posición es terminante y se hace enérgico e intransigente en sus actitudes. Antes
de aceptar la causa tiene libertad para decidir, pero cuando dice que, si su ley no
es más la de la libertad, sino la de la lealtad. La duda es para antes y no después
de aceptar la causa. Tiene como limite el tener la convicción de haberse
equivocado al aceptar. Entonces, renuncia a la causa con la máxima discreción
posible. Pero el mayor día de lealtad es al momento de fijar honorarios, pero
esto es algo que pertenece ya al fuero de la conciencia. La lealtad respecto al
adversario es necesaria, sino la lucha ya no sería de un hombre honrado con un
pillo, sino de dos pillos. Frente al juez, también se debe lealtad, porque respecto
a los hechos, el los ignora, y debe creer de buena fe aquello que el abogado
expone y respecto al derecho, el abogado dispone para estudiar el derecho
aplicable a un caso de todo el tiempo que desea. Pero el juez no lo dispone. Por
ello, se dice que aquel abogado que traiciona a la lealtad, se traiciona a sí mismo
y a su ley.
6. TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea
tolerada la tuya.
Un abogado debe ser enérgico y cortes; práctico y sutil; eficaz y respetuoso;
combativo y digno. Estas son aptitudes que parecen imposibles poder
emplearlas al mismo tiempo, pero son necesarias para un buen abogado, y el
único medio para llevarlas a cabo, es la tolerancia, ya que, en el litigio, nadie
tiene la razón hasta la cosa juzgada. Por ello, la mejor regla del profesional no es
aquella que anticipa la victoria, sino aquella que anuncia al cliente que
probablemente podrá contarse con ella. La tolerancia nos lleva, por respeto al
prójimo y por respeto a nuestra propia debilidad, a proceder con fe en la victoria,
pero sin desdén jactancioso en el combate.
7. TEN PACIENCIA: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su
colaboración.
Ten paciencia para escuchar, ya que cada cliente cree que su asunto es el más
importante. Para hallar la solución, ya que no siempre aparece a primera vista.
Para soportar al adversario, la cual se logra con lealtad y tolerancia Para esperar
la sentencia, en su transcurso, el abogado debe contener el desfallecimiento del
cliente ya que a veces, lo gana quien consigue durar tan solo un minuto más que
el adversario y sobre todo para soportar la sentencia adversa.