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Jueves - 27ª semana.

Tiempo Ordinario Año Par (Gal 3, 1-5; Lc 11, 5-13)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención de
consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi mente
y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar, sorprender,
seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino hacia
la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás
vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del Padre.
Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus pequeños;
hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la intimidad de
Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que conversabas con Juan;
recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce en el Cenáculo..., lleno
de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable todavía de él y me enseñe a
hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y el resplandor de la llama (G.
CANOVAI, Suscipe Domine).
“ABBÁ DARÁ SU ESPÍRITU AL QUE LO PIDA”
 Judea. «Jesús les dice: Supongan que van a un amigo a medianoche».
 «Préstame tres panes, un amigo llegó de viaje y no tengo que ofrecerle.
No me fastidies; ahora la puerta está cerrada».
 «Insistid. Yo os digo: Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis; llamad,
y os abrirán».
 «Si vosotros, siendo malos, daís cosas buenas; Cuánto más el Padre
celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada

Ven, esposa de Cristo, recibe la corona que el Señor te ha preparado desde la eternidad.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa: santa María Soledad Torres Acosta, virgen, memoria libre, o san Juan XXIII, papa,
memoria libre. 11 de Octubre 2018
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, aumenta mi fe; para pedirte tu mano, llamarte quedamente, y tocarte la puerta
en mi oracion.
• Te pido, Señor, que me ayudes a poner toda mi mente y corazón en este momento de
oración. Sé que Tú siempre estás conmigo y que los frutos del encuentro contigo son un
don de tu amor que yo me esforzaré por atesorar y llevar a la práctica en mi vida.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Oración insistente.
Lectura:. Como los gálatas, nosotros también caemos víctima de la tentación perpetua de
crear nuestra rectitud o santidad a nuestra medida, de tratar de salvarnos por medio de
ritos y prácticas religiosas. Estos nos dan una sensación de seguridad. Y entonces nos
viene el pensamiento, normalmente disfrazado: Si vivo una vida sin reproche, si he
cumplido con mi obligación, estoy salvado. Con términos bien claros San Pablo nos dice:
Ustedes se salvan no por la Ley, sino por la fe en Cristo.
Evangelio. San Lucas nos dice que Jesús oraba con frecuencia. E insistentemente, como
en su agonía en el Huerto de los Olivos. Ahora nos dice que Jesús quiere que nosotros
también seamos perseverantes, insistentes e incluso atrevidos y audaces en nuestra
oración. Porque Dios es bueno. ¿Cómo puede resistirse él a escucharnos cuando oramos?
Él nos dará no solo cosas buenas, sino también el Espíritu Santo, el don que contiene
todos los dones.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Quiero decirte también Jesús, que junto con el amor que te tengo, descubro en mi
interior una contradicción, porque mis obras muchas veces me alejan de Ti. Sé que la
razón son mis opciones libres de escoger el pecado. Ayúdame a escoger bien, que el amor
triunfe sobre el egoísmo, y que confiando cada día más en tu infinita misericordia viva con
cada vez mayor firmeza mi vida cristiana.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Señor Dios nuestro: Cuando clamamos a ti, a veces nos preguntamos si realmente nos
oyes, ya que tu silencio es a veces opresivo. Mantén nuestra confianza en tu bondad y en
tu constante presencia amorosa. Danos lo bueno cuando te lo pedimos y también cuando
nos olvidamos de pedirlo; que te encontremos cuando te busquemos, ábrenos cuando
llamemos a tu puerta, en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Señor, tú que concediste a santa María Soledad, virgen, servirte con amor generoso en
los enfermos que visitaba, concédenos luz y tu gracia para que, descubriendo tu presencia
en los que sufren, merezcamos tu compañía en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios todopoderoso y eterno, que en san Juan XXIII, papa, has hecho resplandecer ante el
mundo la imagen viva de Cristo, Buen Pastor, concédenos, por su intercesión, manifestar
con gozo la plenitud de la caridad cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Gálatas 3, 1-5

¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por haber escuchado con fe?
1 ¡Gálatas insensatos! ¿Quién os ha fascinado? ¿No os puse ante los ojos a Jesucristo
clavado en una cruz?
2 Solamente quisiera saber esto de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por haber cumplido
la Ley o por haber respondido con fe?
3 ¿Tan insensatos sois que, después de haber comenzado confiando en el Espíritu, acabáis
ahora confiando en vuestras propias fuerzas?
4 ¿Habrán sido baldíos tantos dones? Porque, de hecho, serían baldíos.
5 ¿Acaso cuando Dios os comunica el Espíritu y realiza prodigios entre vosotros lo hace
porque habéis cumplido la Ley, y no más bien porque habéis respondido con fe?
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
Los judíos, anclados en la Ley de Moisés, consideraban que lo que los hacía santos era el
cumplimiento de todos los preceptos que en ella se habían escrito. Esto, como lo dirá más
adelante san Pablo, tiene un fundamento y una verdad, sin embargo, Jesús nos ha
revelado que es, precisamente por el Espíritu Santo, que Dios mora en nosotros como en
un templo, esto hace que el hombre sea verdaderamente Santo.
Hoy se da entre muchos de nuestros cristianos un pensamiento parecido, ya que muchos
piensan que la santidad viene por hacer tal o cual práctica litúrgica o devocional. La verdad
es que éstas son importantes (ir a misa los domingos, rezar novenas, visitar santuarios),
sin embargo, la santidad y la verdadera vida cristiana vienen al hombre por la vivencia
del Evangelio y la acción de Dios en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Es por ello que la lectura diaria del Evangelio, el profundizar en la Palabra de Dios y la
oración asidua y prolongada, son los elementos que posibilitan que el Espíritu de Dios se
desarrolle y produzca en nosotros la verdadera santidad.
Oratio
Señor, dame tu vida, dame la clase de vida que tú das y que procede del encuentro y
amistad profundas contigo; yo por mi parte quiero decirte que quiero permanecer en unión
perfecta con la novedad de tu Espíritu Santo.
Actio
Hoy durante el día diré constantemente "Ven, Espíritu Santo", y me haré consciente de
que el Espíritu de Dios es quien consuma mi unión perfecta con él.
www.santaclaradeestella.es

• Para comprender la invectiva de Pablo, tan airado con los gálatas, es preciso recordar
que este padre y maestro de su fe vive para comunicar su convicción fundamental:
«Sabemos, sin embargo, que Dios salva al hombre no por el cumplimiento de la Ley, sino
a través de la fe en Jesucristo. Así que nosotros hemos creído en Cristo Jesús para alcanzar
la salvación por medio de esa fe en Cristo y no por el cumplimiento de la Ley. En efecto,
por el cumplimiento de la Ley ningún hombre alcanzará la salvación» (2,16). Pablo
interpela a los gálatas para que reflexionen sobre su insensatez: la de volver a ser
deudores de la Ley como si no hubieran conocido «a Jesucristo clavado en una cruz» (3,1),
fuente única de la salvación.
Pablo sabe que es posible vivir en este mundo, que es posible vivir en la carne (o sea,
plenamente encarnados en la propia realidad física, psíquica y sociocultural), aunque
viviendo al mismo tiempo «creyendo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí»
(2,20). Y el horizonte cambia por completo. Es como pasar de una cámara en la que
estamos obligados a accionar una manivela para poder respirar a un lugar abierto
inundado por el sol y por el vivificante aire del mar.
Precisamente por eso el Dios que concede el Espíritu y obra maravillas (cf. 3,5) también
entre los gálatas obra en orden a un creer que se vuelve operativo, a continuación, en la
caridad, aunque nunca en virtud de un voluntarista «justificarse» por las obras prescritas
por la Ley. Está claro que el hecho de que los gálatas crean en Cristo y en su Evangelio,
anunciado por Pablo, no significa que deban omitir el cumplimiento de los mandamientos
de la Ley (no robar, no levantar falso testimonio, no atentar contra nuestra propia vida ni
contra la de los otros, etc.). Creer significa -como dice Pablo- ser crucificados en nuestra
propia parte egoísta hasta poder decir: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en
mí» (2,20).
Es evidente, por tanto, que, en virtud de él y con él, no sólo omitiremos hacer el mal, sino
que intentaremos, con el amor del Espíritu, realizar todo el bien posible.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Tiene que abrirse o cerrarse una puerta... Gálatas 3,1-5. Después de haber mostrado
que su Evangelio había recibido la aprobación de los demás apóstoles, Pablo subraya que
está también en conformidad con las promesas de la antigua Alianza. Pero primero tiene
que denunciar la estupidez de los Gálatas. Su propia experiencia de la vida cristiana no
ha acabado de abrirles los ojos; ha bastado con el discurso de unos cuantos judaizantes
para sembrar la duda en su ánimo. ¿Cuál es el Evangelio que Pablo les ha predicado: la
cruz de Cristo o la ley judía? ¿Por quién han sido salvados los Gálatas? Ciertamente, no
por la Ley, de la que nunca habían oído hablar. En el fondo, la actitud de los Gálatas es
profundamente ilógica: primero recibieron el Espíritu, y ahora les gustaría regular su vida
por las prácticas judías. Pablo se lo tiene que decir severamente: Obrar de este modo
equivale a negar su profesión de fe bautismal.
El cántico del Benedictus reafirma que la salvación está en Jesucristo, el heredero de
David según la carne. Por El hemos sido liberados de las imposiciones de la Ley para vivir
del Espíritu.
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1. ¿Por qué se disgusto tanto?


1.1 La Carta a los Gálatas es uno de los documentos más fuertes del Nuevo Testamento.
Raya en la dureza. Pablo, hombre muy bien educado para los estándares de su tiempo,
sabía escribir con la cortesía propia de una correspondencia amable, y por eso no faltan
en sus epístolas elogios y expresiones de afecto al saludar a las distintas comunidades.
Incluso cuando tiene que tratar temas dolorosos o escandalosos, como sucede en la
Primera Corintios, este apóstol une la severidad con la gentileza. Así sucede en casi todos
los escritos suyos menos en esta Carta a los Gálatas. Y uno se pregunta: ¿qué le disgustó
tanto?
1.2 La dureza, aclarémoslo de una vez, no es por nada que ellos le hayan hecho a él, No
es su sensibilidad humana, o sea su "carne," la que está protestando en la vehemencia
de las palabras de esta Carta. Al contrario, lo que le duele es la "carnalidad" de los gálatas,
es decir, la manera como ponen su confianza en las prácticas exteriores propias de la Ley
de Moisés y van descuidando más y más los elementos que son centrales de nuestra fe.
1.3 ¿Y cuáles son esos elementos? Se pueden resumir en dos: la gracia y la fe. "Gracia,"
en griego: jaris, es una palabra que alude al amor con que Dios nos ha amado, es decir,
al regalo de su amor que nos perdona, nos restaura, nos da victoria, y nos participa de la
vida misma que hay en Dios. Todo esto es regalo, no es algo que hayamos comprado o
que podamos comprar, ni siquiera si nos ponemos en la tarea de "ser buenas personas."
1.4 Y la fe es fundamentalmente entender que así son las cosas, o sea, que por nuestras
propias fuerzas nada podemos esperar sino desastre. Ni nuestra inteligencia, ni nuestras
tradiciones, ni los grupos a que pertenezcamos, ni las ceremonias que realicemos, nada
de eso por sí solo trae salvación, nada de eso nos permite acceder a la gracia. Recibimos
la gracia de Dios por un acto de absoluta confianza en él, es decir, arrojándonos en su
amor manifiesto en la Cruz de Jesucristo, y en la gloria de su resurrección. Obrar así es
tener fe.
1.5 Pablo, pues, quiere que esa predicación básica esté siempre ante los ojos de los
gálatas, y los nuestros por supuesto. Esto es tan vital, es tan central a la predicación de
este apóstol y está tan unido al valor de la Pasión de nuestro Redentor, que olvidarlo es
dejar sin fruto la labor de los genuinos predicadores y mucho más que eso: hacer inútil el
dolor de Cristo. Pablo no puede tolerar algo así y por eso su voz se levanta.
www.caminando-con-jesus.org

Dos veces llama Pablo a los gálatas como “insensatos”, y a través de una serie de
preguntas apela a su experiencia cristiana y a que comparen su vida anterior con la de
ahora. Los desafía a confesar si fue la observancia de la Ley o bien la fe en el evangelio
que él les predicó, lo que produjo la efusión de los dones del Espíritu.

✞ ✞ ✞ Salmo

Lc 1,69-70.71-72.73-75
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había
predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos
odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le
sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Cf. Hch 16, 14b


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Lucas 11, 5-13

Pedid y se os dará.
En aquel tiempo,
5 dijo Jesús a sus discípulos: -Imaginaos que uno de vosotros tiene un amigo y acude a
él a media noche diciendo: «Amigo, préstame tres panes,
6 porque ha venido a mi casa un amigo que pasaba de camino y no tengo nada que
ofrecerle».
7 Imaginaos también que el otro responde desde dentro: «No molestes; la puerta está
cerrada, y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo levantarme a dártelos».
8 Os digo que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos para que no siga
molestando se levantará y le dará cuanto necesite.
9 Pues yo os digo: Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis; llamad, y os abrirán.
10 Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra, y al que llama le abren.
11 ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le va a dar en vez del pescado
una serpiente?
12 ¿O si le pide un huevo le va a dar un escorpión?
13 Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto
más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Del Papa Francisco, Ángelus 24-julio-2016


La enseñanza de Jesús sobre la oración prosigue con dos parábolas, en las cuales toma
como modelo la actitud de un amigo respecto a otro amigo y la de un padre hacia su hijo
(cf. Lc 11, 5-12). Ambas nos quieren enseñar a tener plena confianza en Dios, que es
Padre. Él conoce mejor que nosotros mismos nuestras necesidades, pero quiere que se
las presentemos con audacia y con insistencia, porque este es nuestro modo de participar
en su obra de salvación. ¡La oración es el primer y principal «instrumento de trabajo» que
tenemos en nuestras manos! Insistir a Dios no sirve para convencerle, sino para reforzar
nuestra fe y nuestra paciencia, es decir, nuestra capacidad de luchar junto a Dios por
cosas realmente importantes y necesarias. En la oración somos dos: Dios y yo luchando
juntos por las cosas importantes.

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Los discipulos de Jesús y la oración (11,1-13). Cf. Mt 6,9-13; 7,7-11; Lc 18,1-8.


Lucas escribe un catecismo sobre la oración para cristianos gentiles cuyo conocimiento del
Dios de Jesús y de la revelación del AT requiere profundización, y que, al mismo tiempo,
necesitan aliento para perseverar en oración en medio de un ambiente hostil. Cf. J.
Jeremias, The Prayers of Jesus (SBT 216, Naperville 1967) 88-89.
5-8. Sólo Lc ofrece esta parábola, cuya enseñanza es que la petición en demanda del pan
cotidiano siempre es escuchada.
5. Las palabras iniciales del texto griego piden como respuesta un rotundo «¡no!».
«¿Podéis imaginar que uno de vosotros...?» (J. Jeremías, Parábolas, 194). La atención se
centra desde el principio en el amo de casa, que ciertamente no rechazará la petición.
Amigo: No se acude a cualquier vecino en semejantes circunstancias.
7. la puerta está cerrada: Quitar la larga tranca o barra era fatigoso y molesto.
Mis hijos y yo: Toda la familia dormía sobre una estera en la parte superior de las
viviendas rurales, que tenían una sola habitación.
No puedo: ¡No quiero!
8. descaro: Mejor traducción que «insistencia»; la amistad da lugar a tales peticiones
desenfadadas. El amo de casa no puede decir «no», debido a los fuertes vínculos de
amistad.
5-13. Encontramos en esta perícopa varias enseñanzas sobre la necesidad de perseverar
en la oración. Se supone la misericordia y disposición de Dios para responder a las
necesidades de sus hijos en el camino cristiano. Si un amigo ayuda a otro amigo, si un
padre mantiene a su hijo, ¡cuánto no más cuidará Dios de los discípulos del Hijo de Dios,
de Jesús!
Una parábola acerca de la oración (11,9-13). Cf. Mt 7,7-11. Lucas inserta una nueva
sección sobre la plegaria, tomada esta vez de Q. Aquí no se establece la relación entre
amigo y amigo, sino entre padre e hijo.
9. yo os digo: En griego, las palabras iniciales implican: «Aparte la anterior parábola, yo
os digo...». Los verbos van en imperativo presente: «pedid... buscad... llamad...»;
además, estos verbos van sin complemento, lo que indica que Jesús no enseña qué se
debe pedir, sino cómo. Tampoco garantiza que esté asegurado lo que se pide, sino que
inculca la fe en la constante y eficaz atención paternal de Dios. 11-12. Cf. Sal 91,13s. El
escorpión de Palestina es negro y no puede ser confundido con un huevo.
13. Espíritu Santo: Mt 7,9 lee «cosas buenas». Para la teología de Lucas, las «cosas
buenas» pueden acarrear problemas al discípulo, p.ej., 12,18-19; 16,25. Como respuesta
a las oraciones de los discípulos, que quieren orar, vivir y actuar como lo hizo Jesús, Dios
les otorga el don del Espíritu Santo tras la resurrección. «El don del Espíritu Santo resume
todo cuanto se da a la comunidad de Jesús: alegría, fuerza, valentía para dar testimonio,
y, por consiguiente, para vivir)) (Schweizer, Good News 192). Cf. P. Edmonds, ExpTim 91
(1980) 140-43; E. LaVerdiere, When We Pray. .. (Notre Dame 1983).
• Hay aquí variantes textuales; algunos manuscritos leen «buen Espíritu» o (como Mt)
«cosas buenas». El don del Espíritu concuerda con el tono de Lc; se dirige la atención
hacia el Espíritu, que nos hace capaces de participar en la filiación de Jesús (Rom 8,23; 2
Cor 1,22; 5,5; Ef l,13s).
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• El pasaje de hoy parece casi un comentario y una continuación del padrenuestro. Si


creemos que Dios nos ama como Padre, tendremos confianza en él. Esa confianza se
ejerce de manera concreta y se pone a prueba por la insistencia y la constancia en la
oración, expresada en esta triple confesión: «Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis;
llamad, y os abrirán» (v. 9). Quien confía en la bondad del Padre pide con constancia y
no se cansa, porque sabe que no pide en vano.
La oración confiada e insistente resulta, por tanto, eficaz e infalible. Ahora bien, Lucas nos
reserva una sorpresa: la oración confiada e insistente obtiene siempre al Espíritu Santo
(v. 12). No obtiene necesariamente bienes útiles y deseados, siempre transitorios, sino
más bien el don por excelencia, el don que introduce en el Reino, da la fuerza que permite
vivir en y para el Reino, sostiene en la tentación, ayuda en el perdón de las ofensas y
permite hacer la voluntad de Dios. Es el don que cumple las peticiones de la oración del
Señor, implicando también como coprotagonista a aquel que ora. Los dones deseados por
la naturaleza humana no han de ser despreciados, puesto que también pueden sernos
concedidos. Con todo, la oración, sumergiendo al orante en el mundo de Dios, le otorga
el don divino más precioso, para que pueda entrar en el mundo divino, o sea, en el Reino.
La bondad del «papá que está en el cielo» es tal que usa nuestras necesidades para
hacernos descubrir la necesidad de fondo, escondida en todas las otras necesidades: la
de entrar a forma parte de su Reino; por eso, a quien pide con constancia se le dará el
Espíritu Santo, la llave para entrar y para progresar en su designio de salvación universal.
• No es casualidad que Lucas inserte esta reflexión de Jesús sobre la oración
inmediatamente después del Padre nuestro, la oración por excelencia del cristiano.
En efecto, ahora se trata de aprender cuál debe ser la actitud interior del que se dirige a
un Dios que es Padre y profundamente amigo del hombre. La enseñanza está coloreada
con dos pequeñas, aunque vivaces, parábolas: la primera es la del que va a media noche
a casa de un amigo. La petición a esa hora, en condiciones incómodas para quien debe
abrir la puerta de su casa, no puede ser atendida de inmediato. El acento del relato está
puesto en la insistencia de quien sabe que llama al corazón (más que a la puerta) de un
gran amigo con confianza, con la certeza confiada de obtener. El mensaje está aquí.
La segunda parábola profundiza en la categoría de la paternidad usando vivas imágenes
de contraste: pan/piedra, pez/serpiente, huevo/escorpión. El pez, como el pan, es símbolo
de Cristo; la serpiente evoca a la serpiente de Gn 3, el enemigo por excelencia del hombre.
El huevo es símbolo de la vida; el escorpión, que lleva el veneno en la cola, evoca la
muerte. La serie de verbos, fuertemente correlacionados entre sí, que aparecen después
de la primera parábola -«Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y os abrirán»-
quiere persuadirnos a fondo de que la oración nunca es una pérdida de tiempo ni un
desafío a un dios lejano y sordo. La oración tiene siempre una respuesta positiva.
Con todo, debe ser perseverante (cf. Le 18,1). La pregunta de Jesús que aparece después
de la segunda parábola supone una interpelación a nuestra sensibilidad más profunda.
Sabemos que no somos buenos por naturaleza; sin embargo, el vínculo de la paternidad
es tal que un padre, por el hecho de serlo, no puede más que dar cosas buenas y positivas
a su hijo. ¡Ojo! Lo más positivo, el bien por excelencia, es el don de los dones: el Espíritu
Santo, que se concede siempre a quien ora.
Eso es lo que dice Lucas, a diferencia de Mateo, que habla, en cambio, de «cosas buenas»
(Mt 7,11). Aunque la oración parezca no tener respuesta según nuestra lógica, siempre
excesivamente «terrena», en realidad siempre es escuchada. Y el hecho de que Dios dé
su Santo Espíritu a quien ora significa que el don incluye todo verdadero bien en orden a
la salvación.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini

Lucas 11, 1-13. Mientras que, en el evangelio de Mateo, el padrenuestro se encuentra en


el centro del Sermon de la montaña, en el de Lucas forma parte de las enseñanzas que
Jesus reserva para los discipulos a lo largo de su camino hacia Jerusalén. El marco es
sugestivo: Jesus está orando, y los discipulos se dirigen a él como maestro de vida
espiritual (v. 1).
Más que enseñar una formula, Jesus enseña cómo hablar con el Padre, con que
sentimientos, dando prioridad a las aspiraciones y a las peticiones más importantes. La
misma invocación «Padre» pone al discípulo de Cristo en una actitud de confianza y de
abandono, como la del mismo Jesus, que se dirige a Dios con ese mismo nombre (cf. Lc
10,21; 22,42; 23,34.43). Las primeras peticiones que sugiere no están orientadas a los
intereses del que ora, sino al «nombre» de Dios y a la venida de su Reino. El «nombre»
representa el ser personal; el nombre de Dios es «santificado» tanto a través de la
alabanza de sus criaturas como, y antes aún, cuando se revela como Señor poderoso y
misericordioso (cf. Ez 36,23; 38,23; 39,7). Por eso la segunda petición es
complementaria: «Venga tu Reino». El Reino de Dios debe llegar progresivamente, a
través de la misión de la Iglesia, a toda la humanidad y se realizará plenamente en un
futuro último, más alla del tiempo.
Siguen tres peticiones con las que los discipulos de Jesús piden poder experimentar en su
propia vida el amor misericordioso del Padre. La primera está relacionada con la vida
terrena y con sus exigencias concretas, que se resumen en el «pan», símbolo de todo lo
que es necesario para la vida del hombre. Desde las necesidades de tipo material a las
realidades del espíritu: la paz con Dios y con el prójimo, puesta en peligro por las pruebas
o tentaciones. Al pedir el perdón de sus propios pecados, el discípulo debe estar dispuesto
a su vez a perdonar toda ofensa: este es el signo de la autenticidad y la condición para la
escucha de la oración. Teniendo en cuenta el sustrato semítico, la última petición «y no
nos dejes caer en la tentación» debemos entenderla en el sentido que recoge la traducción
del texto que presentamos: haz que no entremos, o sea, que no caigamos, en a tentación.
Por consiguiente, pedimos aquí a Dios la salvación del peligro, la liberación del mal más
profundo y devastador, que es el pecado.
www.sermonwriter.com

No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
www.sermonwriter.com

Lucas 11:5-8. ¿quién de vosotros tendrá un amigo?


Ya que es mejor viajar de noche para evitar el calor del día, viajeros pueden llegar tarde
a su destino. Al no tener electricidad, aldeanos se acuestan temprano y la mayoría de las
familias comparten un solo cuarto. Por lo tanto, una llegada tan tarde despertaría a la
familia durmiendo.
La gente del Medio Oriente toma la hospitalidad muy en serio. El amigo del viajero tiene
la obligación de mostrarla – proveer una comida apropiada para el viajero. Fallar con esta
responsabilidad traería vergüenza a la familia. También traería vergüenza para la aldea
en general, porque la obligación de proveer hospitalidad cae sobre todos sus miembros.
Obtener pan para un viajero hambriento sería difícil por la noche. Pan se hace a diario y
solo en la cantidad necesaria para ese día, y no hay una tienda donde uno puede comprar
pan en medio de la noche. Si el dueño de la casa no tiene pan, un vecino sería el único
recurso. El dueño de la casa tiene todo derecho de pedirle ayuda al vecino, ya que la
comunidad comparte la responsabilidad de proporcionar hospitalidad. Si el dueño está
obligado, también lo está el vecino. Es incomprensible que él rehúse ayudar.
“No me seas molesto” (v. 7). Cualquier padre puede comprender la aversión del vecino.
¿Quién sabe cuanto tiempo llevará calmar a los niños para que se duerman de nuevo
después de ser despertados? Sin embargo, las expectativas sociales son tan fuertes que
la preocupación de este hombre sobre sus hijos parece trivial en comparación (Nolland).
“Por su importunidad (griego: ten anaideian autou – la persistencia de él). La
interpretación de este pasaje depende de estas palabras – ten anaideian autou. Hay dos
cuestiones aquí: Primero, ¿qué significa anaideian? Segundo, ¿a quién se refiere autou –
al dueño o al vecino?
• Ken Bailey dice que anaideian tenía dos significados entre cristianos – la falta de
vergüenza y la insistencia. Sin embargo, en la versión griega LXX del Antiguo Testamento
tanto como en literatura griega secular, solo tenía un significado – la falta de vergüenza.
Además, Bailey anota que la parábola no muestra al dueño actuando con insistencia en v.
7-8 – i.e., no menciona que pegue fuertemente a la puerta. El dueño no demuestra
ninguna acción insistente – no suplica ni ruega – no como en la ventana de la parábola
del Juez Injusto (18:1-8). Bailey entonces pasa a un estudio detallado de la palabra
anaideian para demostrar que sus raíces tienen que ver con vergüenza o la falta de
vergüenza más que con insistencia.
• Bailey intenta demostrar que autou (“su” o “de él”) se refiere al vecino en vez del dueño.
Dice que es el anaideian del vecino que está funcionando aquí. Es decir, es la preocupación
del vecino sobre la posibilidad de ser avergonzado en vez de la insistencia del dueño lo
que cambia la dirección del pasaje. Si el vecino rehúsa ayudar, el dueño pedirá ayuda de
otros vecinos, que sabrán de la reacción negativa del primer vecino – así avergonzándole
a él y a su hogar. Para evitar esta vergüenza el vecino finalmente consiente y le da al
dueño todo lo que necesite (Bailey, Poet & Peasant, 125-133).
Existe un entendimiento importante (si no universal) entre eruditos que, aquí, anaideian
tiene que ver con vergüenza más que con insistencia – o quizá, una combinación de las
dos. Sin embargo, hay menos acuerdo en cuanto a qué es lo que de verdad está en juego
– la falta de vergüenza del dueño al pedir ayuda, o la preocupación del vecino de ser
avergonzado si no ayuda.
• El hecho de que esta parábola es seguida por el pasaje de “Pedid… buscad… y llamad”
(vv. 9-13) favorece la interpretación que la falta de vergüenza del dueño al pedir ayuda
es lo que salva el día. “Pedid… buscad… y llamad” suena como alentar a insistir.
• Sin embargo, también debemos mencionar Ezequiel 36, donde Dios expresó su
descontento con los israelitas que contaminaron su tierra con sus caminos y con sus obras
(v. 17). De todos modos, Dios prometió redimir a Israel, diciendo, “No lo hago por
vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis
vosotros entre las gentes á donde habéis llegado. Y santificaré mi grande nombre
profanado entre las gentes” (vv. 22-23). Entonces, Dios promete limpiar a los israelitas y
traerles a su lugar propio y darles prosperidad. “Y las gentes que fueron dejadas en
vuestros alrededores, sabrán que yo edifiqué las derribadas, y planté las asoladas: yo
Jehová he hablado, y harélo” (v. 36). En otras palabras, Dios salva su gente a no ser que
profane el nombre de Dios. Este pasaje, que puede resonar con los lectores de Lucas,
favorece la interpretación de que la preocupación del vecino de ser avergonzado es lo que
salva el día.
El movimiento en este pasaje va de menor a mayor. Si el vecino fastidiado provee lo
necesario, se puede depender aún más en un Dios cariñoso.
Lucas 11:9-13. pedid, y se os dará
“Pedid… buscad… y llamad” (v. 9). Los verbos están en el presente, lo cual sugiere
una acción continua de pedir, buscar, y llamar.
“Porque todo aquel que pide, recibe” (v. 10). Jesús parece sugerir que Dios aprobará
personalmente cada pedido, pero nuestra experiencia sugiere otra cosa. Además, Jesús
rezó una oración que quedó sin contestar (22:42). Recuerde que Jesús nos ha enseñado
a dirigirnos a Dios como Padre. Un Padre cariñoso escucha al niño, pero no acepta
ciegamente cada pedido. El hacerlo complacería al niño de forma inmediata, pero esto
crearía problemas a la larga. En vez, el Padre cariñoso provee lo necesario, incluyendo
límites y disciplina. La referencia al Espíritu Santo en v. 13 pone un énfasis espiritual sobre
pedir y recibir.
“¿Y cuál padre de vosotros?” (v. 11). De nuevo, el movimiento va de menor a mayor.
Si padres terrenales responden favorablemente a los pedidos de sus hijos, podemos
esperar que el Padre celestial responda de una manera aún más favorable.
“Pescado… serpiente… huevo… escorpión” (vv. 11-12). “Serpientes de agua a veces
quedaban atrapadas en las redes de pesca. Al enrollarse, el escorpión se parecía a un
huevo” (Evans, 183).
“¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren
de él?”(v. 13). Mateo 7:11 presenta a Jesús prometiendo cosas buenas a los que las
piden. Lucas presenta a Jesús prometiendo el Espíritu Santo.
Por supuesto, la persona que pide pan puede preferir el pan al Espíritu Santo. El
entendimiento de nuestras necesidades es a menudo superficial. El Dios que nos creó
conoce nuestros límites y provee lo necesario. Esto incluye ambos el Espíritu Santo y
nuestro pan de cada día.
www.ocarm.org

Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de
los que te suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra
conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir.
Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Lucas 11,5-13
Reflexión
● El evangelio de hoy continúa el asunto de la oración, iniciado ayer con la enseñanza del
Padre Nuestro (Lc 11,1-4). Hoy Jesús enseña que debemos rezar con fe e insistencia, sin
desfallecer. Para esto, usa una parábola provocadora.
● Lucas 11,5-7: La parábola que provoca. Como de costumbre, cuando tiene algo
importante que enseñar, Jesús recurre a una comparación, a una parábola. Hoy nos
cuenta una historia curiosa que termina en pregunta, y dirige esta pregunta a la gente
que escucha y también a nosotros que hoy leemos o escuchamos la historia: "Si uno de
vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: “Amigo, préstame tres
panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle', y
aquél, desde dentro, le responde: `No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos
y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos”. Antes de que Jesús dé la
respuesta, quiere que nosotros demos nuestra opinión. ¿Qué contestarías: sí o no?
● Lucas 11,8: Jesús mismo responde a la provocación. Jesús da su respuesta: “Os
aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, se levantará para que deje de
molestarle y le dará cuanto necesite”. Si no fuera Jesús, ¿tendrías el valor de inventar una
historia en la que se sugiere que Dios atiende nuestras oraciones para verse libre de ser
molestado? La respuesta de Jesús afianza el mensaje sobre la oración, a saber: Dios
atiende siempre nuestra oración. Esta parábola recuerda otra, también en Lucas, la de la
viuda que insiste en conseguir sus derechos ante el juez a quien no le importa ni Dios ni
la justicia, y que atiende a la viuda no porque es justo, sino porque quiere librarse de la
mujer inoportuna (Lc 18,3-5). Jesús saca luego unas conclusiones para aplicar el mensaje
de la parábola a la vida.
● Lucas 11,9-10: La primera aplicación de la Parábola. “Yo os digo: Pedid y se os
dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que
busca, halla; y al que llama, le abrirán”. ¡Pedir, buscar, llamar! Jesús no pone condiciones.
Si pides, recibirás. Si llamas a la puerta, te abrirán. Jesús no dice cuánto tiempo va a
durar el pedido, la búsqueda o el llamar, pero lo cierto es que vas a obtener resultado.
● Lucas 11,11-12: La segunda aplicación de la parábola. “¿Qué padre hay entre
vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un
huevo, le da un escorpión?” Esta segunda aplicación deja ver al público que escuchaba las
palabras de Jesús y la manera en que él enseña en forma de diálogo. El pregunta: “Tu
tienes hijos, si te pide un pez ¿le das en cambio una culebra?” La gente responde: “¡No!”
–“y si pide un huevo, ¿le das un escorpión?” -“¡No!” Por medio del diálogo, Jesús implica
a las personas en la comparación y por la respuesta que recibe, las compromete con el
mensaje de la parábola.
● Lucas 11,13: El mensaje: recibir el don del Espíritu Santo. “Si, pues, vosotros,
aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más el Padre del cielo
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” El gran don que Dios tiene para nosotros es
el Espíritu Santo. Cuando fuimos creados, el sopló su espíritu en nuestras narices y nos
volvimos un ser vivo (Gén 2,7). En la segunda creación, a través de la fe en Jesús, él nos
da de nuevo al Espíritu, el mismo Espíritu que hizo que la Palabra se encarnara en María
(Lc 1,35). Con la ayuda del Espíritu Santo, el proceso de encarnación de la Palabra sigue
hasta la hora de la muerte en la Cruz. Al final, en la hora de la muerte, Jesús devuelve el
Espíritu al Padre: “Entre tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). Es éste el Espíritu
que Jesús promete como fuente de verdad y de comprensión (Jn 14,14-17; 16,13), y
como ayuda en medio de las persecuciones (Mt 10,20; He 4,31). Este Espíritu no se
compra con dinero en los grandes almacenes. La única manera de obtenerlo es mediante
la oración. Nueve días de oración obtuvieron el don abundante del Espíritu en día de
Pentecostés (He 1,14; 2,1-4).
www.santaclaradeestella.es

Un exasperado antropocentrismo y un secularismo que gesticula sin resultado alguno


dentro de un afanoso «traficar» exclusivamente humano marcan en nuestros días un
ambiente sociocultural en el que faltan puntos de referencia y los ejes estructurales del
pensamiento y de la acción. Pablo la emprendería también con nosotros cuando, según
las imposiciones de los medios de comunicación en que estamos sumergidos, creemos
salvarnos a fuerza de correr para hacer esto o lo otro, proyectando y verificando por
nosotros mismos, ciegos seguidores con excesiva frecuencia de un mundo tecnologizado,
pero no iluminado, penetrado y sostenido por el Espíritu del Señor y por sus tiempos de
oración.
Sin embargo, es posible -y urgente- renovar ahora este rancio y pernicioso abdicar de la
autenticidad del propio Evangelio dilatando el corazón a una fe que sea un confiado y
confidente gritar a Dios. Lo que nos hace falta para vivir esa novedad de vida, que se
juega toda ella en el «no» a las perspectivas del egoísmo y en el «sí» a la verdadera
expansión de nuestro «sí», que es el compromiso de amar, sólo lo obtendremos si nos
mostramos decididos y serios a la hora de tener tiempos precisos de oración. Querer ser
realistas y concretos constituye precisamente la aportación de lo que predica también,
hoy, el mundo del materialismo más asfixiante. La realidad es creer que, si busco junto a
Dios, encontraré ciertamente; si le pido a él, que es Padre, obtendré; si llamo a la puerta
de su corazón, me abrirá y entraré en las perspectivas de su Espíritu, que consisten en
creer de verdad que «él nos amó primero» (1 Jn 4,19), que me salvó con independencia
de mi santidad y de mis fallos.
Cultivar la fe porque solamente de ella procede la salvación (cf. Gal 2,16), orando siempre,
sin cansarse nunca (Le 18,1), es encontrar los ejes reales y concretos para innovar el hoy
en Cristo y prever un mañana de autenticidad cristiana.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Tiene que abrirse o cerrarse una puerta... Lucas 11,5-13 La puerta está cerrada... La
puerta cerrada de las desdichas: da la impresión de que no hay salida. La puerta cerrada
de la muerte: nadie vuelve de ella. La puerta cerrada de las oraciones no escuchadas, que
dejan al creyente en la prueba y en la duda.
La puerta está cerrada desde la tarde del viernes: el sepulcro sellado aprisiona el cuerpo
del Hijo amado. Muchas esperanzas y muchas locas ilusiones chocaban así con esta puerta
cerrada, tan fría como un muro. Pero, durante tres días, los fieles velaron, a pesar de la
impotencia, de la duda, quizá de la desesperación. Obstinados como la llama vacilante de
un cirio que se resiste a morir. Pues bien, «os aseguro que, si no se levanta por ser su
amigo, al menos se levantará por su importunidad». Dios ha escuchado el grito cargado
de tantas esperanzas: la piedra saltó en pedazos la mañana de Pascua.
Aquella mañana, las mujeres y los discípulos comprendieron que la muerte no tendría
jamás la última palabra. A través de sus preocupaciones y de sus inquietudes,
comprendieron la victoria del amor. La puerta se abrió para dar paso a Cristo resucitado:
en El los sufrimientos encuentran una salida. Una puerta abierta a la vida: ¡es posible la
esperanza! Una puerta abierta a la oración del Hijo: en adelante, nuestras peticiones
encuentran en El las verdaderas palabras traídas por el Espíritu.
Por eso precisamente es bueno que pidamos, ahora y siempre. No se trata de
descargarnos de una necesidad ni de provocar ingenuamente milagros. Las palabras de
nuestra intercesión se convierten en gestos de vida y en compromiso de amor. Si pedimos,
es para seguir el camino de Jesús, para vivir bajo el aliento del Espíritu. Con todos los
creyentes de todos los tiempos, seguimos en pie ante la puerta: intercedemos con
tenacidad para que no se pierda el alma del mundo. Con Cristo, oramos con las palabras
de su amor, que nos hacen decir: Padre.
www.fraynelson.com

2. Insistir en la oración
2.1 Por su parte, el texto del evangelio nos invita a cultivar dos de las cualidades propias
de la verdadera oración: la confianza y la perseverancia.
2.2 Aparentemente estas dos virtudes de la oración se oponen: el que confía no tendría
que insistir mucho, y el que insiste en su punto de vista y en su ruego parece que no se
está abandonando realmente en el querer divino. Mas Cristo nos llama a cultivar las dos
cosas: confianza y perseverancia.
2.3 La confianza es como el motor, es la fuente, es el impulso. La perseverancia es como
el reconocimiento de que nuestra voluntad necesita prepararse para acoger la voluntad
divina. En el fondo, va unida a la humildad. Es propio del soberbio poner condiciones:
"ahora o nunca". El humilde, persevera.
2.4 Con otras palabras: el puente que une confianza y perseverancia se llama "humildad".
El humilde se vuelve niño que confía y se vuelve amigo que sabe que la hora de su amigo
será siempre la mejor hora.
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Diálogo con Jesús


Padre amado, gracias por la oportunidad de este nuevo día y por hacerme sentir valioso
ante tus ojos, por amarme incondicionalmente, aun a pesar de mis continuos fallos. Quiero
agrandar mi corazón para poder amarte con todo mi ser. Sabes que te amo y confío en
que en todo me provees, por eso, te pido que me des la gracia de la pureza y así mantener
mi alma y corazón dirigidos a Ti para reconocerte vivo y presente en cada momento de
mi vida. Tú eres amor y paz, Tú eres bendición y salvación. En Ti pongo toda mi confianza
ahora y salgo dispuesto a dar la batalla sintiéndome protegido por tu amor.
Evangelio del día: Orar a Dios con insistencia hasta el límite del fastidio. Cuánto
más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan.
Reflexión del Papa Francisco
No sé si quizás esto suena mal, pero, la oración, rezar es un poco molestar a Dios para
que nos escuche. Pero, el Señor lo dice: como el amigo a medianoche, como la viuda al
juez... Es atraer los ojos, atraer el corazón de Dios hacia nosotros...
Y esto lo han hecho aquellos leprosos que una vez se le acercaron: "Si quieres, puedes
sanarnos!". Lo han hecho con una cierta seguridad. Así, Jesús nos enseña a rezar.
Cuando nosotros rezamos, a veces pensamos: "Pero, si, yo digo esta es mi necesidad, le
digo al Señor una, dos, tres veces, pero no con tanta fuerza. Después me canso de pedirlo
y me olvido de pedirlo". Éstos gritaban y no se cansaban de gritar.
Jesús nos dice: "Pidan", pero también nos dice: "Llamen a la puerta", y quien llama a la
puerta hace ruido, disturba, da fastidio".
Insistencia hasta el límite del fastidio. Pero también una inquebrantable certidumbre. Los
ciegos del Evangelio son aún un ejemplo. Se sienten seguros de pedir al Señor la salud,
porque a la pregunta de Jesús si creen que Él pueda curarlos, ellos responden: "Sí, Señor,
creemos, estamos seguros"
Y la oración tiene estas dos actitudes: es necesaria y es segura. Oración necesaria
siempre: la oración, cuando nosotros pedimos alguna cosa, es necesaria: "tengo esta
necesidad, escúchame, Señor".
Pero también, cuando es verdadera, es segura: "¡Escúchame! Yo creo que tú puedes
hacerlo porque tú lo has prometido"
[...] Pensemos si nuestra oración es necesaria y es segura: necesaria, porque decimos la
verdad a nosotros mismos, y segura, porque creemos que el Señor puede hacer aquello
que le pedimos (Homilía en Santa Marta, 06 de diciembre de 2013)
Oración de Sanación
Oh mi Dios, Tú serenas mi alma con tu amor y levantas tu mano gentil para ayudarme a
vencer las barreras de lo imposible con el poder de tu Espíritu.
Debo estar atento a todo lo que digo, porque cada respuesta genera una consecuencia,
por eso, ayúdame a no perder el control de mis emociones.
Tú me aseguras que todo me lo puedes dar, que insista y ruegue a tu amor generoso por
todo lo que necesito, pues tu Palabra no falla.
Tu quieres llenarnos a todos con tu abundante felicidad, pero quieres vernos fiel a tu amor,
esparciendo tu luz y llevando dicha a los demás.
Ayúdame, oh mi Dios, y concédeme el don de la fe y la oración. Que por mi fe sanes mis
dolencias y que por mi oración insistente alejes toda angustia de mi corazón.
Quiero vivir según tus valores haciendo el bien. Crecer en la oración, acudir a Ti con
humildad, insistiendo, rogando, implorando tu misericordia divina.
Que mi corazón sea rebosado en tu fe que todo lo puede, que todo lo mueve. Una fe viva
que hace que me muestre tu rostro y atiendas todas mis súplicas.
A tu Corazón puro dirijo mi oración esperando por tu amorosa acción. Confío en que ya
me has escuchado y derramas tu gracia sobre mí y los míos. Amén
Propósito para hoy
Orar insistentemente al Señor para que conceda la paz a los cristianos que están siendo
perseguidos y asesinados a causa de su fe.
Frase de reflexión
"Cuánto me gustaría ver a todos con un trabajo decente. Es algo esencial a la dignidad
humana". Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx

Una de las enseñanzas de este evangelio es que nos invita a no desfallecer en nuestra
oración. Dios gusta de escuchar nuestras súplicas, aun cuando nos escuchó desde el
principio, le gusta nuestra insistencia, quizás para fortalecer nuestra fe. Además, Dios se
porta como Padre que no da cosas que puedan ser malas o nocivas para sus hijos.
Por ello, no todo lo que pedimos se nos dará. Estas enseñanzas deben ir siempre unidas,
ya que, como no sabemos qué cosa es buena o mala para nuestra vida y la de los demás,
debemos pedir con insistencia y sin desfallecer. Pero, por otro lado, debemos de mantener
la paz en nuestro corazón, sabiendo que Dios no nos concederá lo que, en su infinito amor,
sabe que podría ser peligroso para nuestra vida material y espiritual. Aprendamos a
confiar en el infinito amor de Dios y a no desfallecer en nuestra oración.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini

Lucas 11, 5-13. La misma petición que los discipulos plantean a Jesus -«Enséñanos a
orar»- nace en nuestro corazón cada vez que, dirigiéndonos a Dios, descubrimos nuestra
pobreza, tocamos con nuestra mano nuestra pequeñez espiritual. Tal vez nos olvidamos
de que el mismo Jesus nos dio el ejemplo, nos enseñó la actitud, la disponibilidad de
ánimo con la que debemos estar ante el Padre, ante «nuestro Creador, Redentor,
Consolador y Salvador», tal como le invocaba Francisco de Asís (cf. Parcifrasis del
padrenuestro). Con la invocación inicial de su y nuestra oración «Padre», Abba-, Jesus
quito de nuestro corazón todo miedo, toda vacilación, invitándonos a tener confianza, a
abandonarnos a él, porque nos ama: es el Padre afectuoso que nos enseña a caminar
tomándonos de la mano (cf. Os 11,3), que escucha a sus hijos, que sabe de que tienen
necesidad: el pan, el perdón, la liberación del mal, la paz, y quiere que nos salvemos
realizando el Reino. La relación con el Padre no es una relación intimista, sino una relación
abierta al «nosotros», a la relación con los hermanos: no oró por mis necesidades, sino
por las nuestras.
Como signo de la confianza que tenemos en el Padre, seguros de que él vendrá en nuestra
ayuda, estamos llamados a perseverar en la petición: a pedir, a llamar, casi a
importunarle. A través de la oración perseverante, purificamos nuestra intimidad y
crecemos en la conciencia de quiénes somos verdaderamente: descubrimos que somos
hijos que sólo se realizan plenamente si dirigen sus ojos al Padre, y hermanos que invocan
juntos al único Padre, a fin de que haga crecer la concordia entre todos los hombres y de
que construyamos juntos un mundo más humano. Recibiremos aquello que más
necesitamos: el Espíritu Santo, el Espíritu de amor que nos da la fuerza para vivir en el
Reino y para el Reino, para superar la tentación, para perdonar las ofensas recibidas y
vivir reconciliados con los hermanos.
www.catholic

Pedir, buscar, llamar. En el Evangelio de hoy podemos contemplar tres verbos muy
importantes para tratar con Dios.
El primero es PEDIR. Jesús nos invita a pedir, a que salgamos de nosotros mismos, de
nuestro orgullo y veamos que otros requieren nuestra ayuda y que necesitamos de las
gracias que vienen de lo alto. Cuántas veces en nuestra vida cotidiana dudamos a la hora
de pedir por respeto humano o porque vayan a creer que soy débil; pero para Dios el
hecho de que verdaderamente necesitamos de su misericordia, y que sólo apoyados en
sus manos seremos verdaderamente felices, es una señal de amor,
El segundo verbo es BUSCAR. Pensemos en las veces que creímos estar solos, que dijimos
en nuestro interior nadie puede entenderme, estoy solo; pero en realidad jamás estamos
solos, siempre está presente el Espíritu Santo, quien nos mueve a buscar la consolación
en Dios Padre, a buscar la verdadera alegría que viene de saberse hijo en el Hijo.
El tercer verbo es LLAMAR. Estamos invitados a testimoniar con nuestros actos de la vida
cotidiana que somos cristianos y que estamos llamados a ser evangelizadores y
santificadores de nuestro entorno; a llamar con una voz fuerte, alegre y gozosa porque
somos testigos de algo infinitamente grande, que es el amor de Dios.
Que el día de hoy podamos contemplar estos tres verbos en sintonía con María santísima,
ella que es Reina de los Apóstoles y que nos acompaña siempre.
• Preocupaos de manifestar, con las palabras y con las acciones, que la fe en Jesucristo
nunca es sinónimo de cierre, porque es un don de Dios ofrecido a todos los hombres como
un camino que libera del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento y fuente
de un gozo del que nadie nos puede privar.
Para ello, no tengáis miedo de pedir con insistencia, en vuestra oración y con vuestra
participación a los sacramentos, la ayuda del Espíritu Santo para que os sea dado "un
espíritu de santidad que impregne tanto la soledad como el servicio, tanto la intimidad
como la tarea evangelizadora, de manera que cada instante sea expresión de amor
entregado bajo la mirada del Señor". (Discurso de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En algún momento del día rezaré alguna oración pidiendo la gracia de ser más generoso
con mi tiempo, con mis haberes, con mi sonrisa.
www.BibliaStraubinger

5. Hemos fijado el verdadero sentido de esta compleja construcción semítica: el amigo


importuno no es, en la parábola, uno de los oyentes de Jesús, que va a pedir a otro amigo,
sino que es este otro quien viene a importunarlo a él. Jesús usa muchas veces esa fórmula:
¿Quién de vosotros no haría tal cosa?, lo cual es muy elocuente para que cada oyente se
ponga en el caso y se examine en su corazón.
9. Véase el envidiable ejemplo de la cananea (Mc. 7, 28) en su fe que cree aún contra
toda apariencia (Rm. 4, 18 ss.).
13. Dará el Espíritu Santo: Admirable revelación, que contiene todo el secreto de la vida
espiritual. La diferencia entre nuestra actitud frente a Dios, y la que tenemos frente a todo
legislador y juez, consiste en que a este último, o le obedecemos directamente, o
incurrimos en el castigo, el cual no se perdona aunque nos arrepintamos. Con Dios, en
cambio, no sólo sabemos que perdona al que se arrepiente de corazón, sino que podemos
también decirle esta cosa asombrosa: “Padre, no soy capaz de cumplir tu Ley, porque soy
malo, pero dame Tú mismo el buen espíritu, tu propio Espíritu, que Jesús nos prometió
en tu nombre, y entonces no sólo te obedeceré, sino que el hacerlo me será fácil y alegre”.
Tal oración, propia de la fe viva y de la infancia espiritual, es la que más glorifica al divino
Padre, porque le da ocasión de desplegar misericordia; y su eficacia es infalible, pues que
se funda en la promesa hecha aquí por Jesús.
http://www.ciudadredonda.org

Queridos hermanos:
Hay tres verbos que sólo practican los sencillos: pedir, buscar, llamar. Si a estos verbos
se les añade el adverbio "insistentemente" tenemos esbozado el programa de un
verdadero seguidor de Jesús.
Pedir supone reconocer que no tenemos todo lo que necesitamos, tomar conciencia de
nuestros límites, admitir que Alguien tiene más que nosotros. Piden los pobres y los
mendigos. No piden los autosuficientes.
Buscar implica experimentar la atracción de algo que tira de nosotros, admitir que hay
un tesoro por el que merece la pena arriesgarse, sentir el aguijoneo de muchas preguntas
para las cuales no existen respuestas prefabricadas. No buscan los que han sucumbido a
la rutina, los perezosos y los desesperanzados.
Llamar es dirigirse a alguien con la confianza de que vamos a ser escuchados, invocar
una presencia que nos supera y que al mismo tiempo se hace cargo de nosotros. No llaman
los que temen que no haya nadie al otro lado de la puerta, los que no está preparados
para entrar en el caso de que se abra.
Insistentemente significa todos los días, a todas horas, no sólo en ciertos momentos
críticos, o cuando no encontramos otra cosa mejor.
Estas lecciones esenciales se pueden explicar así, con un lenguaje un poco árido, o se
pueden explicar diciendo: "Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la
medianoche ...". Evidentemente, Jesús elige el modo más eficaz. Y por eso nos remueve
por dentro.
Cuando uno pide, recibe; cuando busca, encuentra; cuando llama, se le abre. ¿Qué
recibimos y encontramos? La síntesis de todo lo que podemos recibir y encontrar es el
Espíritu Santo; es decir, todo lo que necesitamos para decir "Abbá" y para reconocer con
nuestros labios y nuestro corazón que "Jesús es Señor".
http://www.aqplink.com/roguemos

Lucas 11,5-13 – busquen y encontrarán.


En muchas ocasiones nos referimos a las promesas de nuestro Señor Jesucristo. A veces
no estamos seguros de cuáles son. Todas están referidas a nuestra salvación. En ellas el
Señor nos ofrece atender nuestras súplicas o responder de algún modo a nuestra fe.
De lo que podemos estar seguros es que Jesús jamás nos engañará. Él es el Camino, la
Verdad y la Vida. Su Palabra se cumple de todas maneras, con mayor precisión y seguridad
que la que podemos tener en que el Sol saldrá mañana como siempre.
¿Por qué tendríamos que creerle? Porque Él mismo ha creado el firmamento con todos los
astros que contiene. Todo ha sido hecho por Dios. Y si hay realidades celestes que de un
día para otro pueden cambiar y hasta desaparecer, no ocurre lo mismo con Dios.
Todo puede fallar o faltar algún día, incluso aquello que parece más firme e inamovible,
menos Dios. Él estuvo al comienzo de los tiempos y continuará al final de los mismos.
Porque es Dios. Él vive eternamente. Este es un tiempo que jamás llegaremos a adivinar.
Por eso, podemos estar seguros que todo lo que Jesucristo nos ha prometido se cumplirá
al pie de la letra. Por lo tanto, si creemos en Él, tenemos que llegar a la conclusión que
no hay nada que temer. ¿Entonces? ¿Qué debemos hacer?
Él nos lo dice una y otra vez: oírle y hacer lo que nos manda. Salgamos de nosotros.
Desprendámonos de todo y amemos, sin tiempo, ni medida. Amemos sin límites ni
condiciones y alcanzaremos la Vida Eterna. Estas son las Promesas de nuestro Señor
Jesucristo.
Por lo tanto, no hay ni un solo motivo para estar tristes. Porque todo, por más doloroso y
triste que parezca, pasará. Y cuando esto pase, alcanzaremos la Vida Eterna. Esto es lo
que tenemos que saber. Lo que tenemos que creer. Lo que tenemos que esperar.
¿Por qué? Porque así lo quiere el Señor. Vivamos, por lo tanto, como si este fuera el último
segundo de nuestras vidas. Dediquémoslo íntegramente al Señor y pidámosle que nuestra
vida de los frutos que Él espera. Que Él mismo nos ayude a conseguirlos.
No nos cansemos de pedir al Señor que alcancemos Sus promesas. Estas, con toda
seguridad, no cambiarán. Pero si puede cambiar nuestra disposición y aspiración a
alcanzarlas. ¿Por qué? Por falta de fe. Por falta de perseverancia. Porque de un momento
a otro podemos aburrirnos, cansarnos o pretender que ya no necesitamos de Dios.
Oremos: Padre Santo, te pedimos que nos des la Gracia de perseverar por siempre en
Tus Promesas, aun en medio de la adversidad…Te lo pedimos por nuestro Señor
Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

La constancia, la perseverancia y sobre todo la convicción de las cosas infinitamente


buenas que se lograrán, son la garantía de que Dios nunca dará nada que no sea útil y
saludable para quienes se empeñan en vivir el proyecto de Jesús.
1. No se debe ser negligente y descuidado con la oraciones
En los versículos anteriores, (Lc 11, 1-4), a petición de los apóstoles, Jesús nos enseñó
como orar, ahora nos quiere dejar en claro que no hay que ser pusilánime, esto es falto
de ánimo o de valor para soportar las penas, y no se debe ser negligente y descuidado
con la oraciones y que si no somos oídos a la primera o la segunda, no dejemos de orar.
En otras palabras, es bueno tener paciencia en las oraciones.
2. “Si uno de vosotros tiene un amigo”
Dice Jesús, “Si uno de vosotros tiene un amigo”. ¿Cómo podríamos definir lo que es un
amigo?, Parece que lo más cercanos a lo que entendemos, es con el que tiene una relación
de amistad o de afecto y confianza, pero además yo agregaría, una relación personal
desinteresada, que nace y se fortalece con el trato y está basada en un sentimiento
recíproco de cariño y simpatía y también de amor mutuo. ¿Quién es este amigo? ¿Quién
es más amigo nuestro que aquel que ha entregado su vida por nosotros? Este amigo es
Jesús.
Luego dice y, acudiendo a él a medianoche, Aquí se nos da a conocer otro precepto, es
decir a una hora impensada, y que oremos en todo momento (no sólo durante el día sino
también de noche). Como pidió David cuando decía (Sal 118,62): "Me levantaba a media
noche a tributarte gracias".
3. ¿Cuánto debemos orar?, ¿a que hora debemos orar?
¿Cuánto debemos orar?, ¿A qué hora debemos orar?, ¿Por quién debemos orar?, cuanto
más caemos y cuanto más pecamos, cuanto más necesitamos, nosotros y nuestros
amigos, por esos dice "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa
un amigo mío y no tengo qué ofrecerle"
¿Qué son estos tres panes?, es el alimento divino, porque puede suceder que ha llegado
un amigo fatigado de un mal camino, trasnochado y de mala vida, y nos pida ayuda en la
fe a fin de cambiar el rumbo, y no sepamos que darle, entonces acudimos a la ayuda, a
los Evangelios u otro fragmentos de las Sagradas Escrituras y a la oración.
4. Algunas veces se tarda en recibir, y debemos insistir cuando necesitamos
Pero aquí en el ejemplo que nos pone el Maestro dice: "Y aquél, desde dentro, le responde:
"No me molestes; la puerta ya está cerrada” ¿frente a esta puerta cerrada, como
debiéramos actuar? No por esto vamos a abandonar nuestro interés, porque algunas veces
se tarda en recibir, y debemos insistir cuando necesitamos, y todo lo que se adquiere con
mucho trabajo, se conserva con cariño. Cuanto más veamos cerradas las puertas, más
debemos orar. (Pablo Col 4,3) “A la vez, orad también por nosotros, a fin de que el Señor
nos abra una puerta para la palabra, para comunicar el misterio de Cristo”
Y sigue el relato: “Y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos",
En efecto muchos de los que reparten la sabiduría de los evangelios, como el buen pan
necesitado, el mejor de los alimentos, y que anduvieron predicando por todo el mundo,
están ya en reposo misterioso con el Señor. El lecho es el descanso del Salvador.
5. “Yo os digo: pedid y se os dará”
Luego Jesús, nos añade una exhortación y nos estimula en extremo a buscar, a pedir y a
llamar, hasta que recibamos lo que pedimos. Entonces nos dice: “Yo os digo: Pedid y se
os dará”. Esto tiene fuerza de cumplimiento, porque todo lo que viene de Dios se hace.
Luego haciéndonos ver la pequeñez inexcusable de nuestra fe, nos añade; “buscad y
hallaréis”. Las cosas que se buscan exigen mucho cuidado, principalmente lo que está en
Dios, porque son muchas las cosas que dificultan nuestros sentidos. Así como buscamos
cosas perdidas así debemos buscar a Dios con ganas de encontrarlo.
6. "Llamad y se os abrirá".
Mostremos también interés en que vamos a la puerta para que se nos abra y aunque no
se abra inmediatamente, no perdamos la esperanza que se nos abrirá. Jesús así nos ha
dicho, y su palabra es verdad que se cumple, por esto añade: "Llamad y se os abrirá".
Porque si continuamos pidiendo, recibiremos sin duda. Por esto está cerrada la puerta,
para obligarnos a que llamemos; por ello no contesta afirmativamente en seguida, para
que pidamos encarecidamente. El Señor no nos invitaría tanto a que pidiésemos si no
quisiera darnos, porque más quiere dar el Señor, que nosotros recibir.
7. ¿Por qué muchos que oran no son oídos?
Algunos se preguntarán ¿por qué muchos que oran no son oídos? A ellos debemos
contestarles que todo aquel que llega a pedir con recta intención, (en otra palabras
simples, seamos derecho en pedir), no omitiendo nada de lo que pueda contribuir a
obtener lo que pide, recibirá sin duda lo que ha pedido en su ruego. Pero si alguno separa
su intención del ruego justo, esto es, no pide como corresponde o debe y entonces puede
decirse que no pide. Así nos enseña también Santiago, Stgo 4,3: "Pedís, y no recibís,
porque pedís mal"
En todo caso si pedimos, y creemos que no hemos recibido, todo lo que hemos ofrecido
al Señor nunca estará demás.
8. El sabe que es bueno para nosotros
Dios sabe lo que necesitamos, y nos concede lo que Él sabe que es bueno para nosotros.
Algunas veces pedimos cosas que son inalcanzables, o cosas extrañas movido por
ilusiones que se nos ocurren, por ejemplo que nos ayude a ganar la lotería, cuando
pedimos a Dios algo semejante, nunca lo alcanzaremos.
En otras palabras, cuando nuestro hijo nos pide pan se lo concedemos con gusto, porque
pide un alimento conveniente; pero cuando por falta de inteligencia nos pide una piedra
para comer, no solamente no se la damos, sino que se lo prohibimos, porque es perjudicial
hasta el deseo de ella. Este es el sentido del evangelio, porque si entre nosotros un hijo
nos pide pan ¿le daríamos acaso una piedra? En el mismo sentido debemos entender lo
de la serpiente y del pez, cuando dice: ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le
pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión?”
9. Tengamos confianza en la eficacia de la oración
Dios no solamente nos concederá lo que le pidamos, va más allá, y se nos da así mismo,
nos da su propio Don, que es el Don de su divino Espíritu.
Tengamos confianza en la eficacia de la oración, nuestro Padre no es indiferente a nuestras
súplicas, los tres panes, son como las tres cosas que más requerimos, oración para pedir
por nuestras necesidades, perseverancia para obtener la gracia de lo pedido y convicción
en la bondad y el amor de Dios.
Dice san Mateo; 7,11. ¡Con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo,
dará cosas buenas a los que se las pidan!
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
● ¿Cómo reaccionas ante la provocación de la parábola? Una persona que vive en un piso
pequeño en un gran ciudad, ¿cómo respondería? ¿Abriría la puerta?
● Cuando rezas, ¿rezas con la convicción de que vas a recibir algo?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Padre de toda bondad, estamos en pie ante Ti y te invocamos con tenacidad. Escucha
nuestra oración, según nos lo enseñó el mismo Jesús. Que tu Reino venga hoy y para
siempre. Dios y Padre nuestro, tu Palabra trabaja el corazón de los que la acogen. En la
libertad de tu Espíritu, haznos desear lo que Tú deseas y querer lo que Tú pides. Nuestra
petición será entonces hacer tu voluntad, y así tu esperanza será nuestro gozo para
siempre. Dios, fuente de todo bien, Te bendecimos por lo que Tú nos das: el pan que es
nuestra vida, el vino que nos llena de alegría. Que el Espíritu Santo despliegue en nosotros
este don, y nuestra petición coincidirá con lo que Tú preparas para los siglos infinitos.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

2 Señor, tú que concediste a santa Soledad Torres Acosta la gracia de servirte con amor
generoso en los enfermos que visitaba, concédenos tu luz y tu gracia para descubrir tu
presencia en los que sufren y merecer tu compañía en el cielo.
• Señor, te ruego que aumentes mi fe. En un mundo, por una parte, ebrio de sus propios
éxitos científicos y tecnológicos y, por otra, incierto, desesperado en sus propios egoísmos,
concédeme fundamentar plenamente en ti mi pensamiento y mi acción.
Concédeme la lucidez de un pensamiento fuerte y verdadero por estar sostenido por la
verdad de tu Espíritu Santo y, también, la audacia de un obrar honesto y bueno, todo él
penetrado por la fuerza de la caridad, que sólo tu Espíritu puede derramar en mi corazón,
si estoy libre del orgullo de creerme bueno. www.santaclaradeestella.es
3 Doy gracias a Yahvé de todo corazón, en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras de Yahvé, meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
www.ocarm.org

4 ¡Padre nuestro! Tu que estas día y noche bendiciendonos, y escuchando nuestras


oraciones; dadnos por tu gracia, la confianza en nuestras súplicas y la esperanza de ser
atendidos aún a medianoche, porque solo Tú Altísimo eres nuestro verdadero AMIGO que
nos abres la puerta, sin importar el momento «inoportuno». Hoy más que nunca te pido,
te llamo y te busco, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, Señor y Mesías,
para que infundas en nuestro corazón, el fuego ardiente del amor de tu Espíritu Santo,
con quien seguros imploraremos nuestras verdaderas necesidades, nuestro Pan de cada
día: El Rostro de Jesús, para compartirlo con quien nos toque la puerta, así como Tú
compartes todas las maravillas con nosotros pecadores. Gracias mi Papá Dios. www.dario.res
5 Padre, tu Hijo Jesucristo nos dejó en herencia la oración que te dirigió. Muchas veces la
olvidamos o la recitamos por costumbre, mientras que nos sentimos más satisfechos con
las peticiones formuladas por nosotros. Concédenos el mismo Espíritu de las palabras de
Jesús para que lleguemos a ser capaces de pedir algo en tu nombre y de corresponder a
los otros con la misma medida y la misma moneda de la caridad que tú usas con cada uno
de nosotros. www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Conmemoración de Santa Soledad Torres Acosta. Nació el día 2 de diciembre de
1826 en Madrid y murió también en Madrid el 11 de octubre de 1887. Su nombre de pila
fue Bibiana Antonia Manuela. A los 25 años oyó hablar de una idea alimentada por un
sacerdote de la parroquia de Chamberí, don Miguel Martínez. Éste quiere reunir a unas
cuantas mujeres para que cuiden y atiendan en sus propios domicilios a los enfermos
desamparados y les dispongan a bien morir. Bibiana Antonia Manuela se ofrece voluntaria
para este servicio. Su cuerpo pequeño y enclenque parecía desaconsejar tal empresa,
pero ante su insistencia fue admitida, junto con otras seis compañeras.
Tomó el hábito del nuevo instituto el 15 de agosto de 1851, cambiando su nombre de pila
por el de María Soledad. Ese día nació el Instituto de las Siervos de María, Ministras de
los Enfermos. Fue beatificada por el papa Pío XII el día 5 de febrero de 1950 y canonizada
por Pablo VI el 25 de enero de 1970.
••• María Soledad se inserta en un grupo de mujeres santas e intrépidas que en el siglo
XIX hicieron brotar en la Iglesia ríos de santidad y laboriosidad; procesiones interminables
de vírgenes consagradas al único y sumo amor de Cristo, y mirando todas ellas al servicio
inteligente, incansable, desinteresado del prójimo.
Por eso, contaremos a las Siervas de los enfermos en el heroico ejército de las religiosas
consagradas a la caridad corporal y espiritual; pero no debemos olvidar un rasgo
específico, propio del genio cristiano de María Soledad, el de la forma característica de su
caridad; es decir, la asistencia prestada a los enfermos en su domicilio familiar; forma
ésta que ninguno, así nos parece, había ideado en forma sistemática antes de ella, y que
nadie antes de ella había creído posible confiar a religiosas pertenecientes a institutos
canónicamente organizados.
La fórmula existía, desde el mensaje evangélico, sencilla, lapidaria, digna de los labios del
divino Maestro: «Estuve enfermo, y me visitasteis», dice Cristo místicamente
personificado en la humanidad doliente. He aquí el descubrimiento de un campo nuevo
para el ejercicio de la caridad; he aquí el programa de almas totalmente consagradas a la
visita del prójimo que sufre. (De la homilía pronunciada por Pablo VI en la canonización
de santa Soledad Torres Acosta.)
• Ser como niño ante Dios es reconocer nuestra propia nada y esperarlo todo de él, como
un niño que lo espera todo de su padre; es no inquietarse por nada, no querer ganar
riquezas [...]. Ser pequeño significa también no atribuirse en absoluto las virtudes que
practicamos, creyéndonos capaces de algo, sino reconocer que el buen Dios pone todo
este tesoro en las manos de su hijo para que se sirva de él cuando tenga necesidad. Con
todo, es siempre un tesoro del buen Dios.
Por último, no hay que desanimarse en absoluto por nuestras propias culpas, porque los
niños caen a menudo, pero son excesivamente pequeños para hacerse demasiado mal
(Teresa de Lisieux, Opere complete, Ciudad del Vaticano 1997, pp. 1060ss [edición
española: Obras completas, Monte Carmelo 1990]). www.santaclaradeestella.es
Oh alma fiel, cuando tu fe se vea rodeada de incertidumbre y tu débil razón no comprenda
los misterios demasiado elevados, di sin miedo, no por deseo de oponerte, sino por anhelo
de profundizar: « ¿Cómo será eso?».
Que tu pregunta se convierta en oración, que sea amor, piedad, deseo humilde. Que tu
pregunta no pretenda escrutar con suficiencia la majestad divina, sino que busque la
salvación en aquellos mismos medios de salvación que Dios nos ha dado. Entonces te
responderá el Consejero admirable: cuando venga el Defensor, que enviará el Padre en
mi nombre, él os enseñará todo y os guiará hasta la verdad plena. Pues nadie conoce lo
íntimo del hombre, sino el Espíritu del hombre, que está en él; y, del mismo modo, lo
íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios.
Apresúrate, pues, a participar del Espíritu Santo: cuando se le invoca, ya está presente;
es más, si no hubiera estado presente no se le habría podido invocar. Cuando se le llama,
viene, y llega con la abundancia de las bendiciones divinas. Él es esa impetuosa corriente
que alegra la ciudad de Dios.
Si al venir te encuentra humilde, sin inquietud, lleno de temor ante la palabra divina, se
posará sobre ti y te revelará lo que Dios esconde a los sabios y entendidos de este mundo.
Y, poco a poco, se irán esclareciendo ante tus ojos todos aquellos misterios que la
Sabiduría reveló a sus discípulos cuando convivía con ellos en el mundo, pero que ellos no
pudieron comprender antes de la venida del Espíritu de verdad, que debía llevarlos hasta
la verdad plena.
En vano se espera recibir o aprender de labios humanos esa verdad que sólo puede
enseñar el que es la misma verdad. Pues es la misma verdad quien afirma: Dios es
Espíritu, y así como los que quieren adorarle deben hacerlo en espíritu y verdad, del mismo
modo los que desean conocerlo deben buscar en el Espíritu Santo la inteligencia de la fe
y la significación de la verdad pura y sin mezclas. En medio de las tinieblas y de las
ignorancias de esta vida, el Espíritu Santo es, para los pobres de espíritu, luz que ilumina,
caridad que atrae, dulzura que seduce, amor que ama, camino que conduce a Dios,
devoción que se entrega, piedad intensa.
El Espíritu Santo, al hacernos crecer en la fe, revela a los creyentes la justicia de Dios, da
gracia tras gracia y, por la fe que nace del mensaje, hace que los hombres alcancen la
plena iluminación (Guillermo de Saint-Thierry, Espejo de la fe [PL 180, 384]).
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6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.


Visitar a un enfermo.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Jesús, me fío de ti. Obtenme del Padre
el Espíritu Santo».
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Todo el que pide recibe; el que busca
encuentra, y al que llama le abren» (Lc 11,10).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Las enormes dificultades que a otras hicieron desfallecer, revelaron el temple heroico de
la madre Soledad, fundadora de las Siervas de María, y que sus virtudes estaban fundadas
sobre la roca firme. Por su dedicación a los enfermos, a quienes servía como a Cristo, por
su tesón y esperanza jamás desmentida, por sus relevantes virtudes, bien pronto fue
reconocida como cabeza de todo el grupo la que en su propia humildad y según las
apariencias externas era la más insignificante de todas.
Nombrada superiora a los cinco años de la fundación, cual experto piloto guiará con
serenidad y pericia la frágil navecilla del reciente instituto en medio de las más espantosas
borrascas.
En su gobierno demostró sus dotes de exquisita prudencia y de una caridad sin límites y,
al mismo tiempo, una humildad y mansedumbre avasalladoras, con lo que supo captarse
el amor sincero y la correspondencia voluntariosa de sus hijas. Dios le envió abundantes
vocaciones y la santa se consagró a formarlas espiritualmente, infundiéndoles su ardiente
caridad a Dios y al prójimo, y a darles una capacitación técnica como exigía su delicada
tarea. Como otra santa Teresa, recorrió los caminos de España en circunstancias a veces
dificilísimas, sufrió incomodidades sin cuento y emprendió grandes trabajos, siempre
unida a Dios. A Él se lo ofrecía todo. Con Él contaba para todo. Su paso por este mundo
se redujo a 61 años cargados de sencillez, de amor y de valentía frente al dolor,
abandonada siempre en las manos de su Dios.
• Llamar a Dios «Abbá, Padre» (cf. Rom 8,15; Gal 4,6) es algo diferente a darle a Dios
un nombre familiar. Llamar a Dios Abbá significa entrar en la misma relación íntima, libre
de miedo, confiada y rica, que Jesús mantenía con su Padre. Esa relación se llama Espíritu,
y ese Espíritu nos ha sido dado por Jesús y nos hace capaces de gritar con él: «Abbá,
Padre». Llamar a Dios
Padre «Abbá, Padre» es un grito del corazón, una plegaria que brota de lo más íntimo de
nuestro ser. No tiene nada que ver con el hecho de darle un nombre a Dios, sino que es
proclamar a Dios como fuente de nuestro ser. Esta declaración no procede de una intuición
inesperada o de una convicción adquirida, sino que es la declaración de que el Espíritu de
Jesús está en comunión con nuestro espíritu. Y... una declaración de amor.
El Espíritu, a continuación, no nos revela sólo que Dios es «Abbá, Padre», sino también
que pertenecemos a Dios como hijos suyos amados. El Espíritu nos restablece así en la
relación de la que todas las otras relaciones toman su significado. Abbá es una palabra
muy íntima. Expresa confianza, seguridad, confidencia, pertenencia y el máximo de la
intimidad. No tiene la connotación de autoridad, de poder y de dominio que evoca a
menudo la palabra padre. Al contrario, Abbá implica un amor que nos envuelve y alimenta.
Este amor incluye y trasciende infinitamente todo el amor que nos viene de nuestros
padres, madres, hermanos, hermanas, esposos y seres amados. Es el don del Espíritu (H.
J. M. Nouwen, Pane per ¡I viaggio, Brescia 1997, pp. 178ss [edición española: Pan para
el viaje: una guía de sabiduría y de fe para cada día del año, Ediciones Obelisco, Barcelona
2001]). www.santaclaradeestella.es
El padrenuestro es la Oracion del hijo al Padre, por el que se sabe amado. Abramos
nuestros corazones, con todas sus necesidades, ante un Dios que es un Padre, por el que
nos sabemos amados y que no desea otra cosa que darnos aquello de lo que tenemos
verdadera necesidad. El padrenuestro es, por consiguiente, una oración que debe estar
llena de confianza: ofrecemos a Dios las necesidades de nuestra alma, podemos ser
plenamente nosotros mismos, confesar las cosas que más nos hacen sufrir, nuestros fallos
internos, nuestra incapacidad de amar, de orar, todas las carencias que sentimos en
nosotros, nuestra impotencia para realizar lo que querríamos para el Reino de Dios. Ahora
bien, es necesario que podamos expresar todas estas miserias sabiendo que somos
amados, y que no son on obstáculo para el amor de Dios por nosotros. Poder decir a Dios
todo lo que sentimos, todo lo que necesitamos, nos sitúa en la humildad y en la sencillez.
El padrenuestro es una oración que Dios escucha con toda seguridad, porque todo lo que
pedimos ya está adquirido: la participacion en los bienes de Dios, el buen desenlace
espiritual de nuestra vida, todo esto ya se nos ha dado en Cristo. De ahí que la oración no
consista en adquirir lo que no poseemos, sino en entrar en posesión de nuestro propio
tesoro. Por ser hijos de Dios, poseemos ya todos los bienes de nuestro Padre. Sin
embargo, para muchos hombres, este tesoro es un cofre pequeño sellado al que ellos no
alcanzan. Un cristiano debería ser un ser radiante de vida, que alcanza los tesoros de Dios
que se le han dado, transfigurado por la caridad, radiante de una fe sólida, lleno de una
esperanza tal que las vicisitudes no pueden apagar la sed de felicidad que hay en el (J.
Danielou, Contemplazione crescita della Chiesa, Roma 1979, 46-49 [edicion española:
Contemplación: crecimiento de /a iglesia, Encuentro, Madrid 1982]).
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini

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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Oremos al Señor nuestro Dios.


- Para que la Iglesia sepa anunciar a Cristo. Roguemos al Señor.
- Para que los políticos acierten en la solución de los graves problemas. Roguemos al
Señor.
- Para que crezca entre todos los ciudadanos el sentido de la solidaridad. Roguemos al
Señor.
- Para que sepamos dar un buen testimonio cristiano. Roguemos al Señor.
- Por aquellos a quienes se les ha confiado especialmente en la Iglesia el ministerio del
perdón, para que sean intransigentes con el mal, pero al mismo tiempo acojan a los
pecadores con respeto y con amor misericordiosos, roguemos al Señor.
- Por los consagrados en la vida contemplativa -hombres y mujeres-, para que sepamos
nosotros apreciar su vida de penitencia y oración permanente, y sepamos también ser
agradecidos por las bendiciones de Dios que ellos obtienen para nosotros por medio de su
vida de oración, roguemos al Señor.
- Por todos los cristianos, para que nuestras oraciones por los pobres y por los que sufren
nos comprometan más a administrarles justicia, a aligerar sus cargas y a restaurar su
dignidad, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Señor Dios nuestro: Tú quieres que experimentemos tu bondad al darnos a Jesús, tu Hijo.
En estos signos de pan y vino expresamos nuestra confianza en ti. Sé misericordioso con
nosotros y escucha nuestras súplicas. Otórganos el pan de vida y lo que necesitamos para
vivir, por medio de Jesucristo Hijo tuyo y Señor nuestro, por los siglos de los siglos.
Recibe, Señor, la ofrenda de nuestra humildad, en la memoria de la virgen santa Maria
Soledad y Juan XIII, y concédenos, por esta ofrenda, consumirnos constantemente en
ferviente y santo amor delante de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido
de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas
de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio común IV. Nuestra misma acción de gracias es un don de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú
inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, por
Cristo, Señor nuestro.
• Gracias, Dios mío, por este momento de profundización en tu Palabra. Gracias por estar
conmigo. Me has renovado en la conciencia que tengo que Tú me escuchas y velas siempre
por mi bien. Ayúdame Buen Señor a no dejar nunca de buscarte ya que sólo en Ti podré
ser plenamente feliz. Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, unidos a los coros angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita las
alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que
se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos
mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se realiza
el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque
esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para
el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo
entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor,
el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo
el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada persona
de la tierra.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente
la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas
en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele
la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Señor Jesucristo, hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre y cooperación del Espíritu
Santo, diste con tu muerte vida al mundo, líbrame por éste tú Cuerpo y ésta tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal, concédeme vivir siempre apegado a tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de Ti.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de
un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de la comunión Cf. Lc 10, 42
Esta virgen prudente ha escogido la parte mejor y no le será quitada.
Antífona de la comunión cf. Jn 10, 11
El Buen Pastor dio su vida por las ovejas.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión


Señor Dios nuestro: En respuesta a nuestra súplica nos has dado el pan de vida, a
nosotros, que somos especial posesión tuya. Acepta nuestra acción de gracias y ayúdanos
a no ser sordos a los gritos de los que apelan a nosotros pidiendo solidaridad y ayuda. Te
lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Reconfortados con el Pan del cielo, invocamos humildemente tu misericordia, Señor, para
que concedas el perdón de los pecados, la salud del cuerpo, la gracia del alma y la gloria
eterna a cuantos nos llena de alegría la conmemoración de santa Maria Soledad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro, que los sacramentos recibidos acrecienten en nosotros aquel fuego
de la caridad que inflamó a san Juan XIII y le impulsaba a entregarse constantemente al
servicio de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
– Pidamos la intercesión de María rezando esta oración:
Madre del Redentor, Virgen fecunda puerta del Cielo siempre abierta, estrella del mar ven
a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador, y permaneces siempre Virgen, recibe el saludo del ángel
Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores.

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: El Señor nos ha dicho: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se
les abrirá.” Porque Dios es bueno y lleno de misericordia.
Que su bendición bondadosa, la del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y permanezca para siempre.
R. Amén.
Podemos ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en Cristo,
ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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