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Lévi Strauss – El pensamiento salvaje

Se aborda un estudio de los métodos de clasificación de las culturas


primitivas. Estas operan con una lógica de lo concreto, la cual es lógica
en el mismo sentido que la ciencia positiva

El pensamiento salvaje está basado en la percepción sensorial y procede


de una manera combinatoria.

La ciencia de lo concreto

El pensamiento de los que llamamos primitivos supone métodos de observación comparables


a los de la ciencia moderna; en ambos casos se reflexiona sobre el universo circundante.

Para Lévi Strauss, el saber tan sistemático sobre la Naturaleza que tienen los salvajes no
puede ser solo debido a la utilidad práctica, sino más bien por su ‘utilidad para pensar’, hay
una voluntad de conocimiento común a todos los humanos consistente en ordenar la
Naturaleza. “Las especies animales no son conocidas más que porque son útiles, sino que se
las declara útiles o interesantes porque primero se las conoce” (p. 24)

Opera con un determinismo global, al contrario de la ciencia, que distingue diferentes niveles
que admiten diferentes formas de determinismo.

Paradoja neolítica: el hombre descubrió la agricultura, domesticó animales, inventó la cestería


y la alfarería, trabajó los metales… todo en base a una lógica científica de ensayo y error…
pero que pasó durante ese vacío desde ese momento hasta la constitución de la ciencia
moderna allá por el siglo XVI y XVII?

Solución: existencia de dos caminos paralelos de ataque a la Naturaleza; uno ajustado a la


percepción e intuición y otro más alejado.

“Lo propio del pensamiento mítico es expresarse con ayuda de un repertorio cuya
composición es heteróclita y que, aunque amplio, es limitado” (pp. 35-36). Es una suerte de
bricolage intelectual!

El bricoleur trabaja con lo que tiene a mano, no proyecta relaciones a futuro sino que sale lo
que surge. Es decir, labura con un conjunto ya construido para establecer un diálogo entre las
nuevas partes. Opera con signos, materiales ya prefigurados por usos previos, mientras que el
ingeniero opera con conceptos, transparentes a la realidad.

En el pensamiento mítico también opera la fuerza de la analogía y los paralelos, también


puede ser generalizador.

“El pensamiento mítico, ese bricoleur, elabora estructuras disponiendo acontecimientos, o


más bien residuos de acontecimientos, en tanto que la ciencia … crea, en forma de
acontecimientos, sus medios y sus resultados, gracias a las estructuras que fabrica sin tregua
y que son sus hipótesis y sus teorías”. (p. 48)
La lógica cartesiana opera dividiendo la totalidad en tantas partes como sea necesario para su
análisis. Por el contrario, Levi Strauss propone lo contrario. Cuando habla del modelo
reducido en el arte, nos dice que primero vemos la totalidad, todo es más disminuido. “En el
modelo reducido el conocimiento del todo precede al de las partes” (p. 45).

El arte se inserta a mitad de camino entre la ciencia salvaje y la positiva. Toma aspectos de
ambos: Del primero, porque trabaja con lo concreto; de la segunda, por la técnica, que supone
conocimientos teóricos previos, además de un plan de creación. Procede a partir de un
conjunto y se lanza a descubrir su estructura.

El juego se nos manifiesta como disyuntivo: partiendo de una igualdad, el partido termina con
una diferencia. Su asimetría se deriva de la contingencia de los acontecimientos.

El ritual, al contrario, es conjuntivo: instituye una unión, una igualdad. La asimetría de la que
se parte está dada por la distinción sagrado/profano, y se busca que todos pasen al bando
ganador, por medio de acontecimientos ordenados en una estructura.

El juego produce acontecimientos a partir de una estructura, como lo hace la ciencia moderna;
en cambio que los ritos y mitos descomponen acontecimientos para ordenarlos
estructuralmente, como hace la ciencia primitiva.

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