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TRES

EVALUACIONES EMPÍRICAS PARA COMPETENCIAS LEGALES

El enfoque conceptual a las evaluaciones de competencia legal


delineado en el capítulo 2 requiere la evaluación de habilidades y
conductas funcionales relacionadas con la competencia legal en
cuestión. La mayoría de métodos de evaluación tradicionalmente
usados en psiquiatría y psicología clínica, sin embargo, fueron
diseñados para evaluar estados psicopatológicos, rasgos de
personalidad e inteligencia general. Estos métodos de evaluación
continuarán jugando un rol importante en muchas evaluaciones de
competencia legal (ver componente Causal, Capítulo 2). Aún así, los
análisis previos han mostrado que el uso de estos métodos solos no
satisfacerla las necesidades de las cortes por información relevante y
creíble sobre las habilidades funcionales de los examinados
relacionadas con competencias legales.
Por esta razón, un grupo especializado de herramientas de evaluación
ha evolucionado como una respuesta a las demandas especiales de
evaluaciones para competencias legales. La primera parte de este
capítulo define esta clase especial de instrumentos y provee un
modelo que aclara sus objetivos y valor. La segunda sección describe
asuntos especiales en la evaluación de estos instrumentos y establece
criterios para revisiones que aparecen en capítulos posteriores. La
tercera sección describe brevemente los criterios que fueron
empleados para seleccionar los instrumentos que son revisados en los
capítulos 4 a 9, así como el delineado estandarizado para cada uno de
esos capítulos de revisión.

INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN FORENSE


El primer esfuerzo comprensivo para desarrollar instrumento
especializado para su uso al evaluar una competencia legal –
competencia para ir a juicio- apareció a inicios de los 70s en el
trabajo de un equipo de investigación interdisciplinario encabezado
por un psiquiatra, A. Louis McGarry. Ellos propusieron que los
criterios legales para competencia para ir a juicio podrían ser
“exactamente traducidos a términos psicológicos y clínicos y re-
traducidos en datos relevantes legalmente orientados”. Al revisar la
ley, ellos llegaron a las tres clases más amplias de habilidades y
capacidades de demandados que fueron relevantes para determinar
la competencia para ir a juicio. Ellos tradujeron estos conceptos
legales en 13 “funciones” psicológicas, o cognitivas, actitudinales y
construcciones de habilidad que se creía que eran factores
importantes para describir el rol del demandado en ubicaciones
judiciales. Estas funciones fueron entonces usadas para crear el
contenido para dos instrumentos, el Instrumento de Evaluación de
Competencia y la Prueba de Monitoreo de Competencia.
Los instrumentos no eran pretendidos para predecir el
funcionamiento posterior de los demandados en juicios, sino más bien
para describir habilidades relevantes al juicio al momento de la
evaluación misma. Aún más, el equipo de investigación no pretendía
que los instrumentos reemplazaran otros métodos clínicos de
evaluación que podrían aclarar estados patológicos o características
cognitivas. Estos nuevos instrumentos iban a ser usados en conjunto
con otros métodos clínicos de evaluación, especialmente para definir
y aclarar la relación entre ”términos psicológicos y clínicos” y
“criterios legales para competencia”.
Los esfuerzos de ese grupo de investigación proveyeron el primer
ejemplo de un enfoque sistemático para la evaluación de habilidades
específicamente relevantes para una construcción de competencia
legal. Durante los 80s, otros investigadores emplearon una lógica
similar para desarrollar instrumentos para uso en evaluaciones
relacionadas no solo con competencia para ir a juicio, sino también
con otras competencias legales. Por ejemplo, Grisso desarrolló varios
instrumentos para evaluar capacidades de jóvenes y adultos para
renunciar a sus derechos en interrogaciones policiales, y Weithorn, y
Roth y otros investigaron métodos para evaluar competencia para
consentir a tratamiento.
Cada uno de esos desarrolladores de pruebas empleó un enfoque de
alguna manera diferente a la tarea que realizó en grupo pionero de
Harvard. Aún así, todos ellos tenían un propósito similar –desarrollar
métodos estandarizados, cuantitativos con los cuales observar y
describir conductas de relevancia directa a las preguntas de ley sobre
competencias y capacidades. Reconocer que las preguntas de la ley
sobre competencias usualmente no pueden ser respondidas por
diagnósticos psiquiátricos o descripciones de personalidad solas,
investigadores y practicantes por igual han buscado instrumentos que
evalúen habilidades funcionales –lo que la gente sabe, comprende,
cree o puede hacer- relacionado con contextos ambientales
específicos a los cuales las competencias legales se refieren.
Estos instrumentos, sea desarrollados específicamente para
propósitos legales o adaptados de otros campos de la psicología,
fueron primero agrupados conceptualmente como una clase de
instrumentos en la primera edición de EC, en donde fueron referidos
como “Instrumentos de Evaluación Forense” (FAIs por sus siglas en
inglés).

OBJETIVOS DE LOS INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN FORENSE


Los desarrolladores de prueba y examinadores forenses parecen
haber percibido una necesidad de FAIS para cumplir objetivos
conceptuales y objetivos de procedimiento.

Objetivos Conceptuales
Los FAIs pueden mejorar nuestra habilidad para conceptualizar las
relaciones entre definiciones legales de habilidades y construcciones
psicológicas asociadas con capacidades humanas. Este objetivo es
aclarado en las Figuras 1 y 2, a lo cual se refiere a la siguiente
discusión.
En la Figura 1, A representa cualquier construcción de competencia
legal. En la Figura 2, que aplica al modelo de Competencia para Ir a
Juicio, A es establecido como el estándar Dusky v. U.S. para
competencia para ir a juicio (p.e. “comprensión racional así como
factual de procedimientos… y suficiente habilidad presente para
consultar con su abogado con un grado razonable de comprensión
racional”). A también incluiría interpretaciones y refinamientos de la
construcción Dusky, aplicados y explicados en casos legales
subsiguientes.
Tradicionalmente, los profesionales en salud mental empleaban
teorías y construcciones psicológicas generales (tales como
inteligencia, prueba de realidad, mecanismos de defensa, o síntomas
psiquiátricos) como la base conceptual para sus evaluaciones
relacionadas con competencias legales. Estas construcciones clínicas,
representadas como B en la Figura 1, con frecuencia son definidas
operacionalmente por instrumentos o métodos de evaluación clínica,
designados B’, que están diseñados para evaluar los atributos clínicos
y de personalidad. Aún así, los profesionales en salud mental
frecuentemente eran capaces de establecer solo un lazo conceptual
vago entre teorías psicológicas (B) o datos (B’) por un lado, y las
construcciones de competencia legal (A) por el otro. De este modo,
datos clínicos sobre rasgos y estados psicológicos, sin importar qué
tan confiables y válidos, fueron difíciles de emplear cuando se
relacionaron descubrimientos a las preguntas sobre competencia
legal.
En la Figura 1, C representa definiciones psicológicas de habilidades
funcionales que han sido derivadas lógicamente de un análisis de una
construcción de competencia legal. Por ejemplo (ver la figura 2), la
construcción representando competencia para ir a juicio (A) puede
ser considerada para incluir un número de conceptos de habilidad
funcional (C), uno de ellos siendo “Capacidad para Revelar al
Abogado”. Esta habilidad legalmente relevante en turno, es
conceptualizada como relacionada con construcciones psicológicas
básicas (B) tal como “inteligencia”, “memoria” y “honestidad y
confianza interpersonal”. El concepto de habilidad funcional (C), por
lo tanto, actúa como un lazo conceptual entre el estándar legal (A) y
construcciones clínicas o psicológicas básica (B).
Un instrumento de evaluación forense (C’) es una definición
operacional de un concepto de habilidad funcional legalmente
relevante (C). Por lo tanto, los FAIs pretenden proveer datos que
pueden manejar la brecha conceptual entre construcciones legales y
construcciones psicológicas. En adición, la línea punteada en la Figura
1, representa relaciones potenciales entre datos FAI (C’) e
información de pruebas psicológicas tradicionales y métodos
psiquiátricos (B’) que definen operacionalmente construcciones
psicológicas. Estas relaciones proveen una base de datos para hacer
inferencias causales relacionadas con construcciones psicológicas (B)
a habilidades funcionales legalmente relevantes (C). La Figura 2
demuestra estas relaciones conceptuales para una de las habilidades
funcionales en la competencia para ir a juicio. Estos propósitos
conceptuales de los FAIs y conceptos de habilidades funcionales
tienen un límite importante. No pretenden definir la construcción de
competencia legal como un todo. Definen solo las habilidades y
capacidades humanas para las cuales la construcción legal a la que se
cree se refiere. No obstante, los FAIs ofrecen varios beneficios lógicos
para evaluaciones forenses.
Primero, proveen estructura para el examinador. Desde el inicio, los
FAIs dejan claro al examinador lo que la ley quiere saber sobre
capacidades humanas, porque estas capacidades son parte de la
estructura del FAI mismo. De este modo, ellos pueden ayudar al
examinador a llegar lógicamente a datos e inferencias consistentes
con los propósitos de evaluaciones forenses delineadas en el capítulo
2.
Segundo, los FAIs pueden mejorar la comunicación en las ubicaciones
legales. Los datos FAI en el testimonio experto aclaran para el juez y
el jurado, la relación entre habilidades funcionales y la construcción
de competencial legal. Los datos que tienen “validez facial” en
relación con la construcción de competencia, requieren procesos
inferenciales menos complejos que cuando uno intenta relacionar
síntomas psiquiátricos o rasgos generales de personalidad a la
construcción de competencia legal. Por lo tanto, el testimonio experto
puede ser más comprensible y útil. Juez y jurado pueden encontrar
posible participar en el proceso de inferencia, más que confiar
solamente en el experto para manejar relaciones esotéricas y
especulativas entre construcciones psicológicas generales (B) y
criterios de competencia legal (A).
Finalmente, los FAIs facilitan la investigación empírica en las
asociaciones entre habilidades funcionales legalmente relevantes
(operacionalmente definidas por FAIs) y las construcciones de
psiquiatría y psicología (operacionalmente definidas por instrumentos
clínicos más tradicionales). Estos descubrimientos de investigación
producen una base empírica para ser empleada por profesionales en
salud mental cuando interpretan casos individuales, por lo tanto
reduciendo la necesidad de confiar en la teoría y especulación
solamente.

Objetivos de Procedimiento
Los FAIs pueden mejorar la calidad de las evaluaciones forenses
proveyendo procedimientos relativamente estandarizados y
cuantitativos para adquirir datos de evaluación legalmente
relevantes. A diferencia de entrevistas no estructuradas o enfoques
individualizados de profesionales para evaluar habilidades
funcionales, los FAIs pueden ofrecer procedimientos que son más
repetibles. Estoes, pueden ser repetidos aproximadamente de la
misma manera de un examinador a otro y por varios examinadores.
Aún más, las habilidades de los examinados pueden ser expresadas
de una forma única, usando los métodos del instrumentos para
clasificar o cuantificar las respuestas de los examinados.
Estos rasgos de procedimiento de los FAIs pueden tener varios
posibles beneficios. Primero, definiciones y procedimientos uniformes
para evaluar habilidades funcionales legalmente relevantes sirven
para reducir error y prejuicios. Algún grado de error es inherente a
cualquier evaluación profesional, pero generalmente es disminuido
por la estandarización del procedimiento.
Segundo, procedimientos uniformes de evaluación promueven
comparaciones significativas en el tiempo. Los FAIs ofrecen el
potencial de comparar las habilidades de un examinado en dos
momentos diferentes: por ejemplo, para evaluar el grado de ganancia
en las habilidades relevantes de un demandado para competencia
para ir a juicio luego de un período de tratamiento. Evaluaciones pre
y post de este tipo son significativas solo hasta el punto en que
procedimientos para evaluar funciones son similares en ambos
momentos, lo que es posible con métodos estandarizados usando
calificaciones o puntajes relativamente objetivos.
Tercero, métodos de evaluación cuantitativos estandarizados
permiten la recolección de datos en muestras normativas, lo que
promueve la interpretación de desempeños de los examinados por
comparación con normas. Las comparaciones de este tipo son menos
significativas cuando los datos han sido recolectados con métodos de
entrevista estandarizada o historia social. Comparaciones con normas
ofrecen considerables beneficios en la lógica inferencial empleada
para interpretar casos individuales.
Cuarto, los FAIs pueden facilitar comparaciones entre examinadores.
En evaluaciones forenses, es común para dos examinadores
(testificando en lados opuestos) llegar a diferentes conclusiones u
opiniones sobre un examinado. Con frecuencia es debido a diferencias
en su interpretación de datos, pero también puede ser debido a
diferencias entre bases de datos sobre las cuales ellos están haciendo
interpretaciones. Si ambos examinadores, sin embargo, han usado
los mismos métodos estandarizados para obtener datos, es con
frecuencia posible determinar si las diferencias en sus opiniones son
debidas a diferencias en los datos de habilidad funcional manifestados
por el examinado, o si en cambio los examinadores llegaron a
diferentes conclusiones basados en esencialmente los mismos datos.
Tales comparaciones pueden ser difíciles cuando los dos
examinadores han obtenidos datos en maneras diferentes (no
estandarizadas).
Finalmente, los FAIs hacen posibles programas de investigación sobre
confiabilidad empírica de métodos de examinadores forenses para
evaluar habilidades funcionales legalmente relevantes, así como
investigación sobre la validez (significados empíricos) de sus datos de
evaluación. Sin métodos estandarizados para evaluar habilidades
legalmente relevantes, no hay manera de demostrar la consistencia o
dependencia (confiabilidad) de las observaciones del experto. Aún
más, enfoques menos estandarizados limitan severamente nuestra
habilidad de implicarnos en investigación para demostrar que los
métodos del examinador “miden lo que dicen medir”, esto es, que
son indicadores empíricamente válidos de los conceptos de habilidad
relevante.
En resumen, los FAIs promueven definiciones operacionales para
habilidades funcionales que están relacionadas conceptualmente con
construcciones de competencial legal así como con nuestras
construcciones psicológicas y psiquiátricas. Por lo tanto, ellos ofrecen
dos beneficios potenciales principales. Uno es ayudar a los
examinadores a construir evaluaciones con relevancia conceptual a
criterios legales. El otro es contribuir con datos a las evaluaciones
forenses de manera consistente con estándares científicos para la
confiabilidad y validez de las evaluaciones.

LA NECESIDAD DE EVALUACIÓN DE INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN


FORENSE
Las calidades de los FAIs que ofrecen potenciales beneficios para
evaluaciones de competencia también constituyen un potencial para
su mal uso y mala interpretación. De este modo, debemos enfocar los
FAIs con cautela y cuidadoso escrutinio.
La relación conceptual de los FAIs con estándares legales podría
promover una atribución inapropiada de significado o relevancia legal
a datos FAI solamente sobre su valor facial. El mero hecho de que un
instrumento posee etiquetas de escala y contenido basado en un
análisis de habilidades funcionales legalmente relevantes, no nos
permite afirmar que el instrumento provee a la ley con una definición
más objetiva, exacta o significativa de esas habilidades. Esta lógica
conceptual es un comienzo apropiado, por su puesto, e incrementa
grandemente el potencial para datos de evaluación forense más
útiles. Aún así, uno debe tener evidencia de que el instrumentos
puede llenar ese potencial, más que basarse en los resultados de FAIs
meramente con base en su apariencia de relevancia conceptual.
La naturaleza estandarizada y cuantitativa de los FAIs así, puede
llevar a un optimismo o mala interpretación prematura. Meramente
estandarizando nuestras procedimientos no necesariamente significa
que hemos estandarizado nuestras evaluaciones. Lo último depende
de si hemos empleado procedimientos e instrumentos de la manera
pretendida. Meramente asignando puntajes a respuestas no garantiza
que son más exactas u objetivas que observaciones no cuantificadas.
Su exactitud depende en parte de demostrar con investigación
empírica que la cuantificación produce estas calidades.
Uno no debe asumir que las propiedades psicométricas de los FAIs
reemplazan la necesidad de métodos menos estandarizados o no
cuantitativos en evaluaciones forenses. Ninguna interpretación
debería estar basada en alguna medida sola o índice solo, sin
importar el nivel de confiabilidad o validez que puedan haber
demostrado para ello. En el mejor de los casos, los FAIs deben
juntarse con otras medidas y métodos en un enfoque multi-metódico
a la evaluación.
Por lo tanto, si los objetivos conceptuales y de procedimiento de este
nuevo tipo de instrumentos sugiere ciertos beneficios, también
contribuyen a la posibilidad de que los FAIs sean mal construidos y
mal usados. Sus potenciales beneficios pueden ser maximizados y sus
malos usos posiblemente evitados, si escrutamos cuidadosamente la
naturaleza de estos instrumentos especializados. Esto es uno de los
mayores objetivos de las revisiones de FAIs en capítulos
subsiguientes.
La revisión de esta clase de instrumentos es guiada por tres
propósitos específicos, asociados con su desarrollo, su aplicación
forense, y su uso en ubicaciones legales.
Un propósito para examinar FAIs existentes es proveer a los
desarrolladores de pruebas con información que puede ayudarlos a
mejorar los FAIs existentes, y con principios que pueden guiar el
desarrollo de nuevos instrumentos en el futuro. Discusiones
subsecuentes mostrarán que el desarrollo de FAIs ofrece retos y
caídas potenciales, muchos de los cuales están relacionados con su
uso pretendido en ubicaciones legales. Las demandas especiales de la
ley, proceso legal y sistemas legales origina ciertos asuntos de
construcción de pruebas que pueden ser únicos a esta área de
desarrollo de pruebas. Esto no significa que principios generales de
construcción de pruebas no aplicarán al desarrollo de FAIs. Aún así, la
aplicación de estos principios a los FAIs ofrece nuevos retos.
Un segundo propósito para evaluar FAIs es proveer guías para
examinadores que desean usar e interpretarlas. Los examinadores
son responsables por comprender los límites de los métodos que
emplean. Aún más, ellos deben estar de frente a nuevos métodos que
podrían mejorar la calidad de las evaluaciones forenses.
Un tercer propósito es aclarar a miembros de la profesión legal la
naturaleza de los métodos de evaluación usados por profesionales en
salud mental en evaluaciones forenses. Jueces y abogados son
responsables por usar y retar métodos de examinadores forenses.
Ellos deberían estar suficientemente familiarizados con los métodos
de evaluación del examinador poder escrutar la escogencia del
examinador de ciertos métodos, su lógica de la interpretación de
datos, y la seguridad de la base de datos para las inferencias del
examinador. Su comprensión de los valores y límites de FAIs debería
mejorar su habilidad de cumplir estas responsabilidades y hacer un
uso efectivo de evaluaciones para competencias legales.
Los capítulos 4 a 9 evaluarán FAIs para los tres propósitos notados.
La siguiente sección examina más de cerca algunos de los estándares
prácticos y científicos que deben ser llenos en el desarrollo y uso de
FAIs.

ESTÁNDARES PARA INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN FORENSE


Los profesionales en salud mental estarán conscientes de muchas
fuentes que proveen y explican estándares para pruebas y medidas
psicológicas. Esos estándares deberían aplicar al desarrollo y
evaluación de FAIs, así como lo hacen con otros instrumentos para
evaluar atributos humanos. La relación de los FAIs con construcciones
y usos legales, sin embargo, sugiere un número de asuntos
especiales concernientes a la aplicación de estándares científicos al
desarrollo y evaluación de FAIs. Algunos de estos asuntos serán
propuestos en esta sección, en preparación para posteriores
revisiones de FAIs, mientras que posibles soluciones serán
consideradas en capítulos posteriores.
El perfil usando en esta sección será aplicado en los capítulos en los
cuales cada FAI es revisado. Estándares son discutidos en el siguiente
orden: (1) base conceptual, (2) desarrollo psicométrico, (3)
validación de construcción, (4) utilidad predictiva o clasificatoria, y
(5) potencial para expresar congruencia persona-situación.

BASE CONCEPTUAL: DEFINIENDO HABILIDADES FUNCIONALES


LEGALMENTE RELEVANTES
El componente Funcional de una construcción de competencia legal
(ver capítulo 2) requiere que un FAI deba ser un índice de habilidades
funcionales. Las habilidades funcionales a ser evaluadas deberían
relacionarse con el desempeño de un rol en un contexto ambiental
especificado por la construcción de competencia legal. El componente
Causal sugiere que las habilidades funcionales evaluadas deberían
estar relacionadas con construcciones cognitivas y conductuales
encontradas en teorías base y descubrimientos empíricos de
psicología y psiquiatría. Es necesario si uno espera usar teoría e
investigación existente para guiar interpretaciones de deficiencias en
habilidades legalmente relevantes.
Estas demandas tienen implicaciones importantes para los primeros
pasos en el desarrollo o evaluación de un FAI: definición de concepto
y definición operacional.

Definición de Concepto
Esta actividad requiere la determinación de un grupo de conceptos o
dimensiones de habilidad funcional (C, figura 1) que se relacionan
lógicamente con dos o más grupos generales de construcciones: es
estándar de competencia legal (A, Figura 1) y las teorías básicas de
psicología y psiquiatría y conocimiento empírico sobre atributos
humanos (B, Figura 1). Cuando se desarrolla un FAI, estos conceptos
de habilidad funcional deben ser cuidadosamente determinados,
luego total y completamente definidos por descripción verbal. Un
instrumentos no es probable de manifestar validez de construcción en
evaluaciones posteriores si el instrumento no está basado desde el
inicio en una cuidadosa identificación de las dimensiones atributo a
ser medidas.
Cuando se busca formular un grupo de dimensiones bien definidas de
habilidad funcional para un propósito específico, es conveniente
pensar en términos de dominio hipotético de habilidades. Los
parámetros o límites de este dominio son especificados generalmente
por la construcción de competencia legal, con frecuencia de dos
maneras. Primero, la construcción de competencia se referirá a un
contexto ambiental, explicado en el capítulo 2, que generalmente
identifica un rol de desempeño para el individuo dentro de ese
contexto. Segundo, la redacción de estándares de competencia legal,
así como opiniones de cortes de apelación y otros escritos legales,
pueden proveer frases refiriéndose a funciones globales en las cuales
la ley está interesada. Estas formulaciones verbales de la
construcción de competencia legal, encontradas en la ley misma,
trazan los límites de funcionamiento dentro de los cuales están
localizadas como un grupo aún no definido de habilidades funcionales
legalmente relevantes.
Uno entonces se esfuerza por una solución a la pregunta de las
dimensiones de habilidad funcional que se encuentra dentro de ese
dominio. La validez de contenido de un instrumentos comienza aquí.
La validez de contenido se refiere a la propiedad con la cual una
prueba ha probado las conductas o conceptos asociados con un
dominio particular. Si un instrumento comienza con ciertas
dimensiones de conceptos que no son relevantes para el dominio
identificado, o un grupo de dimensiones que no representan una
cobertura adecuada del dominio, entonces los ítems de prueba que
luego son ideados para representar estas dimensiones no pueden
tener una validez de contenido adecuada para el dominio.
La validez de contenido no descansa con la mera apariencia de
relevancia. Las dimensiones derivan su relevancia también del
método o proceso usado para producir el grupo de dimensiones para
representar el dominio en cuestión. Capítulos posteriores revisarán
los métodos empleados por desarrolladores de FAIs para identificar
conceptos de habilidad funcional dentro de dominios de competencia
legal. Generalmente, los métodos y la tarea tiene alguna similitud con
los esfuerzos de psicólogos industriales y organizacionales cuando se
hace un análisis de trabajo en preparación para la construcción de
instrumentos de evaluación relacionados con el trabajo. Algunos
trabajos pueden ser analizados por sus tareas requisito y habilidades
funcionales, observando sistemáticamente a las personas realizar el
trabajo o rol. Trabajos más complejos requieren el uso de una teoría
sobre el trabajo y sus requerimientos de tarea. Similarmente, la
definición de concepto para FAIs pueden usar métodos empíricos, una
consideración de teorías psicológicas o psiquiátricas sobre conducta
humana, y las teorías menos formales de expertos que han estado en
una posición para formar impresiones de los requerimientos de un
contexto ambiental particular. Cuando el contexto ambiental es uno
con el cual los profesionales legales tienen conocimiento especial
(p.e. el desempeño del demandado en procesos judiciales), las
opiniones de jueces y abogados pueden ser buscados concernientes a
las dimensiones funcionales relevantes asociadas con el dominio.
Cualquiera que sea el método, la validez de contenido del grupo de
dimensiones de habilidad resultante es juzgado por la calidad de este
proceso.
La cuestión relacionada pero distinta de la validez facial toma un
significado especial en la selección de dimensiones de habilidad para
uso en instrumentos de evaluación legalmente relevantes. En
contraste con la validez de contenido, la validez facial se refiere a la
apariencia de la relevancia; esto es, juicios concernientes a si el
grupo final de dimensiones de habilidad se ve relevante para los
propósitos pretendidos para el instrumento.
Con referencia a FAIs, no puede haber un criterio más importante
para la validez facial que las opiniones de jueces y abogados como
consumidores prospectivos de los resultados del instrumentos de
evaluación anticipado de uno mismo. Uno no debería progresar más
allá de este punto en construcción o selección de prueba sin obtener
sus juicios concernientes a la relevancia de las dimensiones de
habilidad para tratar la competencia legal. Esto puede salvar al
desarrollador de prueba de la frustración de proceder mediante
tareas de construcción y validación de ítems, solo para aprender que
las dimensiones conceptuales en la base del instrumento
simplemente no concuerdan con el sentido legal de los jueces de la
construcción de competencia en cuestión. Es posible que ninguna
cantidad de validez empírica sea capaz de vencer una creencia
judicial en la invalidez facial de las dimensiones de un instrumento en
relación con la construcción legal.
Uno debe saber sin embargo, que el grupo de conceptos de habilidad
funcional que uno eventualmente selecciona no constituirá una
definición conceptual de la construcción de competencial legal misma.
Los conceptos de habilidad de los FAIs son solo una definición
conceptual de las habilidades funcionales que parecen ser relevantes
para la construcción de competencia legal. Como se explicó en el
capítulo 2, una construcción de competencia legal puede referirse a
mucho más que las habilidades funcionales de una persona
solamente. Puede requerir, por ejemplo, consideraciones de variables
situacionales, circunstancias económicas y valores morales de una
sociedad. Los FAIs nunca pueden definir competencia legal, sea
conceptual o empíricamente. Por lo tanto, su construcción no
comienza con este objetivo, sino más bien con la definición
conceptual de esos aspectos de construcción de competencia legal
que se refieren a funcionamiento humano –aquellas cosas que la
gente conoce, comprende, cree o puede hacer.
Finalmente, cuando uno está formando un grupo de conceptos de
habilidad funcional relacionado con la competencia legal, es
igualmente importante poder describir las relaciones asumidas o
hipotéticas entre estos conceptos y las teorías, construcciones y datos
básicos de la psicología, para comprender los atributos humanos.
(Esta es la relación entre B y C en la Figura 1). Varios tipos de
competencias legales pueden requerir referencia a construcciones en
teorías de psicopatología, teorías de personalidad, teorías de
desarrollo, o teorías de emoción, motivación y cognición. Estos lazos
conceptuales entre conceptos de habilidad legalmente relevantes de
uno y teorías básicas de conducta humana serán muy importantes en
un punto posterior, cuando se trate con asuntos de validación de
construcción y la interpretación del significado de deficiencias
funcionales.

Definición Operacional
Una vez que las habilidades funcionales legalmente relevantes son
definidas como conceptos, ellas deben ser traducidas en ítems de
contenido para el instrumento. El formato de los ítems podrían ser
declaraciones de cuestionario con formatos de respuesta tipo
verdadero-falso o Likert, o algún otro formato que es más apropiado
para varios procesos: por ejemplo, listas de revisión, ítems de
entrevista estructurada y no estructurada, o categorías de conducta a
observarse y registrarse como son manifestadas por examinados en
situaciones de tarea naturalística o asignada. En adición, algún
método para categorizar, puntuar o calificar respuestas debe ser
creado. La suma total del contenido de los ítems, el método de
administración, el formato de respuesta, y los criterios para calificar o
valorar respuestas, constituye la definición operacional de las
habilidades funcionales legalmente relevantes (C’ en la Figura 1).
Estos son los procedimientos con los cuales los atributos de habilidad
funcional serán definidos y medidos.
Varios asuntos requieren un comentario especial en esta fase de
construcción de un FAI. Primero, los mismos asuntos de validez de
contenido que fueron discutidos en relación con definición de
concepto son propuestos otra vez en la definición operacional. Ahora,
sin embargo, uno está preocupado con el proceso para llegar a un
grupo de tareas o ítems de prueba que asegurarán la propiedad de
las muestras (en términos de relevancia de contenido y cubrimiento
de contenido) del dominio de conducta dentro de cada habilidad
funcional a ser evaluada. Este proceso es el segundo paso por el cual
la validez de contenido será determinada.
Cuando llegamos a un grupo de tareas o ítems, nos enfrentamos otra
vez con la pregunta de la validez facial también. Podemos saber
ahora que los conceptos de habilidad funcional parecen ser relevantes
a la construcción de competencia legal, de acuerdo con nuestra
evaluación de la opinión de profesionales legales. Aún así, ¿es el
contenido específico de los ítems que ahora definen operacionalmente
las dimensiones también percibidas como legalmente relevantes?
Algún procedimiento puede ser requerido para determinar esto antes
de proceder más allá.
Segundo, la implicación de profesionales legales durante la
construcción de prueba se vuelve más importante si uno pretende
desarrollar un sistema para calificar respuestas de acuerdo con algún
estandar de corrección absoluto. Por ejemplo, una prueba puede
instruir a los examinadores a calificar las respuestas de los
examinados como “adecuada”, “marginal” o “inadecuada”, y los
puntajes de los examinados son entonces interpretados de acuerdo
con ello. Cuando un FAI es construido para incorporar juicios sobre
propiedad de la respuesta en los criterios de puntuación, la ayuda de
las autoridades legales en la formación de aquellos criterios es
especialmente importante. El capítulo 2 identificó preguntas de
suficiencia de habilidad como siendo juicios legales –no hechos
empíricos o juicios psicológicos- cuando los datos sobre la habilidad
son aplicados a una definición legal de competencia. Los criterios de
puntuación que definen como “adecuada” o “inadecuada” la respuesta
de un examinado a una pregunta o desempeño en una tarea al
menos implica un juicio legal cuando la prueba misma fue
desarrollada para tratar aspectos de una construcción de competencia
legal. Los criterios de puntuación, por lo tanto, no deberían estar
basados en las opiniones del desarrollador de prueba solamente.
Un tercer asunto es la similitud o no, entre el formato de prueba y el
contexto ambiental al cual la competencia legal se refiere. Por
ejemplo, tres pruebas evaluando la habilidad de un demandado para
comunicarse con un abogado podría incluir un ítem con contenido que
examina la voluntad de los demandados para revelar información a
su abogado. Aún así, un instrumento puede proponer una pregunta
en un ítem de verdadero-falso en una tarea de papel y lápiz, el
segundo en una situación hipotética propuesta por un examinador
forense en una entrevista estructurada, y el tercero en un
procedimiento en el cual el examinador observa al examinado
interactuando con el abogado del examinado. Esto claramente tiene
la apariencia de conducta de muestra que se aproxima más al
contexto ambiental (comunicarse con el abogado) al cual la
construcción de competencia para ir a juicio se refiere.
Es con frecuencia difícil, sin embargo, aproximarse al contexto
ambiental en un procedimiento de examinación. En el área de
pruebas de empleo, por ejemplo, con frecuencia no es posible
reconstruir en formatos de prueba estandarizados, las condiciones
específicas que confrontarán un examinado con el trabajo. Esto ha
producido considerable dificultad en determinaciones legales de la
validez o imparcialidad de las pruebas de empleo. Similarmente,
ciertos contextos ambientales legalmente relevantes no pueden (y
con frecuencia no deberían) estar cercanamente aproximados en
formatos para FAIs. Por ejemplo, una investigación confrontó niños
de escuela con una entrevista casi investigativa no esperada, que
pretendía producir una examinación ecológicamente válida de las
habilidades de los niños para comprender las advertencias Miranda
antes de la renuncia de sus derechos. Consideraciones éticas de daño
psicológico al examinado, sin embargo, pueden pesar más que el
valor anticipado de tales procedimientos de investigación o prueba.
De este modo, no hay una respuesta simple a la cuestión del grado
deseable o aceptable de similitud entre el formato de prueba y el
contexto ambiental legalmente relevante. Uno meramente debe estar
consciente de que esto puede ser de interés, cuando examinadores
eventualmente son requeridos para interpretar el grado hasta donde
los resultados de FAIs pueden ser generalizados a contextos
ambientales de la vida diaria.
Finalmente, cuando se construyen instrumentos de habilidad, actitud
y rasgos de personalidad, los psicometristas están acostumbrados a
emplear varios métodos estadísticos para producir homogeneidad de
ítems dentro de una escala. El objetivo es producir
unidimensionalidad, o alguna afirmación de que los ítems se refieren
o contribuyen a una sola dimensión o concepto (el que guiaba el
proceso de selección de contenido para la escala).
Los psicometristas que intentan desarrollar instrumentos relacionados
con construcciones legales podrían enfrentar un conflicto entre esta
práctica general y las demandas por relevancia y cubrimiento de
contenido en relación con preguntas legales. Por ejemplo, ciertos
ítems pueden correlacionarse pobremente con otros ítems en una
escala de habilidad de la cual son parte, interpretandolos como
sospechosos en la búsqueda de uno de un set de ítems homogéneo.
La exclusión automática de estos ítems sin embargo, puede tener el
efecto de reducir el contenido y validez facial, dado que los ítems
originalmente fueron incluidos como un resultado de un cuidadoso
trabajo de selección de contenido.

DESARROLLO PSICOMÉTRICO
Dentro de la categoría de desarrollo psicométrico están estándares
relacionados con estandarización, confiabilidad y normas de
instrumento.

Estandarización
Los materiales, administración y procedimientos de puntuación o
calificación deberían ser establecidos y cuidadosamente descritos por
los examinadores. El asunto aquí, por supuesto, es la repetitividad.
Intentos para establecer la confiabilidad o validez de un instrumentos
pobremente estandarizado son probables de ser infructuosos, debido
a error en la medida permitida por la vaguedad de los procedimientos
de prueba mismos. Una cuidadosa estandarización, en turno,
maximiza ganancias posteriores al documentar confiabilidad y
validez. En adición, un examinador que puede claramente describir a
una corte el procedimiento estándar con el cual los datos de
evaluación fueron obtenidos, es probable de producir mayor
comprensión de parte del juez y jurado y una base más firme de
credibilidad.
La estandarización no es sinónimo de la eliminación de discreción en
administración o puntuación. Algunas habilidades y atributos son
evaluados mejor con métodos que son más flexibles que ítems de
cuestionario y escogencias de respuesta dicótoma. Algunas conductas
no pueden ser calificadas sumando respuestas tipo Likert; en cambio,
algunas veces se le debe pedir a los examinadores calificar las
conductas que observan. El objetivo de la estandarización no es
reducir toda la evaluación a procedimientos mecánicos, sino más bien
minimizar el error de prejuicio o situacional del examinador hasta el
grado que sea posible con la administración y formato cuantitativo
del instrumento. Note, sin embargo, que este objetivo requiere mayor
cuidado y esfuerzo cuando define procedimientos para calificación
subjetiva que cuando un instrumento puede ser mecánicamente
calificado.

Confiabilidad
Hay muchas maneras de examinar la confiabilidad de los
instrumentos, cada una ofreciendo un estimado del error en la
medida que deriva de alguna fuente. Algunas formas de confiabilidad
estiman el error del examinador (debido a variaciones en
administración, calificación o puntuación), mientras que otros estiman
error en términos de cambios en las respuestas con el tiempo. Otros
examinan la relación de unos ítems con otros dentro de una escala,
proveyendo un índice de consistencia interna de la escala.
No todos los FAIs requerirán altos coeficientes (demostraciones de
variación de error baja) para todos los tipos posibles de confiabilidad.
Esto es porque bajos coeficientes de confiabilidad no necesitan ser
interpretados como error en todas las circunstancias. Por ejemplo,
baja confiabilidad prueba/re-prueba no necesita ser interpretada con
un signo de error, si el instrumento clama medir atributos que son
presumidos en teoría de ser inestables par alguna persona dado en el
tiempo (p.e. estados emocionales transitorios).
Error debido a cambios en las respuestas de los examinados en el
tiempo toma un significado especial en evaluaciones forenses. La
mayoría de habilidades funcionales legalmente relevantes
probablemente serán conceptualizadas como atributos relativamente
estables (aunque modificables con intervención terapéutica o
educativa). Típicamente entonces, uno querría que los FAIs
demuestren coeficientes aceptables de estabilidad. Aún así, las
evaluaciones forenses con frecuencia ocurren en momentos y lugares
que sujetan a los examinados a estrés o excitación afectiva inusual.
En adición, las consecuencias anticipadas de decisiones legales
pueden motivar a algunos examinados a desempeñarse peor
(fingimiento), o a exhibir más respuesta socialmente deseable
(disimulación), que es representativa de su desempeño o actitudes
típicas.
Todas estas fuentes de error producen retos especiales para evaluar
la confiabilidad de los FAIs. Aún más, los ejemplos anteriores apuntan
la importancia de examinar la confiabilidad de un FAI obteniendo
muestras de prueba en los tipos de ubicaciones, y con los tipos de
poblaciones, para los cuales el instrumento eventualmente será
empleado. Los coeficientes de confiabilidad se basaron en la
administración de un FAI a estudiantes universitarios no pueden ser
de confianza para proveer estimados de error de medida que son
significativos para uso del instrumentos en examinaciones pre-juicio
de demandados criminales o padres buscando la custodia de un niño.
Todos los FAIs deberían demostrar niveles aceptablemente bajos de
variación de error asociados con administración y puntuación del
examinador. Otros capítulos se referirán a “confiabilidad inter-
examinador” cuando la evidencia trate el error debido a
administradores diferentes, y “confiabilidad inter-calificador o inter-
clasificador” cuando el error es evaluado como una función de
diferentes calificadores o clasificadores de muestras de prueba. Estas
son dos fuentes distintivamente diferentes de error de examinador,
aunque los desarrolladores de pruebas con frecuencia no separan las
dos en sus cálculos de confiabilidad relacionada con el examinador.

Normas
Los propósitos especiales de los FAIs no llaman para un solo estándar
concerniendo al desarrollo de datos normativos. Diferentes propósitos
llamarán para diferentes estándares, y algunos de estos requieren
explicación.
Primero, algunos FAIs podrían ser construidos para describir
habilidades de examinados en un sentido absoluto. Esto es, el
propósito puede ser meramente describir aquello que el examinado
puede o no hacer, más que expresar el nivel de desempeño en
relación con otras personas. Instrumentos de este tipo, por supuesto,
son referidos como instrumentos “referentes a contenido” o
“referentes a criterio” más que “referentes a normas”. Ellos no
requieren el desarrollo de distribuciones muestra de puntajes con los
cuales comparar el desempeño de un examinado. Regresaremos en
un momento a discutir ciertos valores de datos normativos en
situaciones forenses. El asunto de instrumentos referentes a
contenido y criterio para evaluaciones forenses, sin embargo,
requiere especial comentario.
Cuando un instrumento es usado de una manera referente al
contenido, el puntaje de un examinador es expresado meramente
como alguna proporción del continuo de posibles puntajes en el
instrumento. Por ejemplo, en un instrumento evaluando el
conocimiento de un demandado sobre procedimientos judiciales, uno
podría reportar que el demandado correctamente contestó 75% de
los ítems relacionados con funciones de participantes judiciales y
45% de los ítems tratando con procedimientos judiciales. Uno podría
también, por supuesto, reportar las cosas específicas que el
demandado parecía no conocer, esto es, el contenido de ítems
incorrectamente contestado. Este tipo de evaluación no se basa en
una comparación con algunos otros criterios externos. Una corte
recibiendo esta información sería dejada para considerar la propiedad
general de la comprensión del demandado de acuerdo a cualquier
estándar discrecional que desee aplicar. Este tipo de datos podría ser
bastante apropiado para muchas situaciones legales. Efectivamente,
es consistente con la perspectiva discutida en el capítulo 2 (ver
componente de Juicio), esto es, declaraciones de descripción, más
que evaluativas sobre la suficiencia de habilidades de los examinados,
pueden representar la función más apropiada o importante para
examinadores en procedimientos legales.
En contraste, instrumentos que son llamados referentes a criterio,
emplean un criterio externo con el cual evaluar la calidad de la
calificación de un examinado. Con frecuencia este criterio externo es
algún índice del grado de desempeño necesario para satisfacer
requerimientos en una situación externa a la prueba. Por ejemplo, los
examinados tomando un examen para licencia estatal como psicólogo
pueden tener que obtener un puntaje de umbral particular para
calificar, o un empleador puede requerir que aplicantes para una
posición deban digitar o tomar notas en taquigrafía como a una tasa
especificada de palabras por minuto. El puntaje de corte
generalmente es establecido por un grupo de ubicación estándar que
hace un juicio discrecional que se aplicará entre los examinados. Este
enfoque es básicamente no normativo; el puntaje de criterio, no los
desempeños de los examinados en relación unos con otros,
determina la evaluación.
En un sentido, las interpretaciones de FAIs referentes a criterio están
en conflicto con requerimientos para evaluaciones forenses
delineadas en el capítulo 2. El componente Interactivo de
construcciones de competencia legal sugiere que grados de
habilidades funcionales de los examinados no deben ser vistos como
suficientes o insuficientes en y de sí mismos. En cambio la suficiencia
depende de una comparación del grado de habilidad de la persona a
las demandas de desempeño de su situación ambiental específica
(p.e. las demandas de su juicio, las necesidades de un niño
particular). La ley no instruye a jueces a considerar algún nivel
particular de habilidad como indicativo de competencia o
incompetencia entre casos. Desde esta perspectiva, ni el profesional
en salud mental ni la judicatura están autorizados para establecer
puntajes de prueba como determinantes de competencias legales de
examinadores.
Por otro lado, uno puede discutir que tanto profesionales en salud
mental como jueces son libres para determinar puntajes de corte
para otros propósitos. Por ejemplo, ellos pueden establecer un
puntaje de corte en un instrumento pretendido meramente para
monitorear demandados por aquellos que están en necesidad de
evaluación más extensa de competencia para ir a juicio. El puntaje de
prueba podría ser establecido conservadoramente, por lo que
eliminará solo demandados que claramente son más competentes.
El peligro en los puntajes de corte para FAIs, por lo tanto, recae en
su uso. Un desarrollador de prueba no está violando estándares
profesionales al publicar un puntaje de corte, si el desarrollador
satisface los requerimientos para hacer explícito los usos aceptables e
inaceptables de tales criterios. Por otro lado, los desarrolladores de
prueba no pueden controlar el uso de sus instrumentos, y la
publicación de puntajes de corte inevitablemente llevará a algunos
examinadores y profesionales legales a aplicarlos como definiciones
de una decisión de competencia, más que como un tipo de dato entre
muchos para tomar una decisión. Para propósitos de evaluar FAIs,
por lo tanto, uno debe considerar si el desarrollar de prueba puede
estar endosando o animando (sin intención) el mal uso de un FAI
adoptando el enfoque referente a criterio descrito antes.
Volviendo ahora a consideraciones de referencia a norma, notamos
que varias preguntas legales pueden ser tratadas con una
comparación de las habilidades del examinado con aquellas de grupos
normativos. Una pregunta mayor será la escogencia de una muestra
sobre la cual desarrollar normas de prueba. Los desarrolladores de
prueba y usuarios típicamente están conscientes de los peligros de
compara desempeños de examinados con normas basadas en
muestras que difieren marcadamente en sus características socio-
demográficas y otras de las del examinado.
Este asunto no está arreglado, sin embargo, por una simple
advertencia de evitar tal comparación, porque el proceso de decisión
legal algunas veces podría requerirlo. Por ejemplo, una corte puede
desear saber el grado hasta donde la comprensión de un joven sobre
ciertos derechos (para propósitos de evaluar la validad de quien
renuncia a sus derechos) es diferente de la de los adultos. De este
modo, una prueba adulta puede proveer datos normativos apropiados
para evaluar la habilidad de un joven. En otra instancia, una corte
podría reconocer que prácticamente ningún demandado sabrá todo
sobre los roles y funciones de participantes en un juicio. Puede ser
útil obtener una perspectiva del conocimiento de un demandado
particular sobre estos asuntos en relación con el de la “persona
promedio”. Algunas veces esta “persona promedio” estará
representada mejor por muestras al azar de la población general que
por muestras de entre poblaciones con características socio-
demográficas típicas de los demandados.
El estándar general, sin embargo, entonces, es seleccionar muestras
para el desarrollo de normas FAI con atención cuidadosa al uso
pretendido de las normas en ubicaciones legales. Estas podrían variar
considerablemente de un área de competencia legal a otra.

VALIDACIÓN DE CONSTRUCCIÓN
Históricamente, los psicometristas intentaban identificar varios tipos
de procedimientos de validez o validación, haciendo distinciones entre
validez de contenido, validez concurrente, validez predictiva, y
validez de construcción. Cada una de ellas es de alguna manera
diferente en su significado e implicación para los propósitos para los
cuales las pruebas pueden ser usadas. Entre ellas, sin embargo, la
noción de validez de construcción es primaria. Como fue notado por
Messick, la “validez de construcción es… el concepto unificador en un
marco de trabajo común para prueba de hipótesis racionales sobre
relaciones teóricamente relevantes”. De este modo, la validez de FAIs
será revisada en este libro sin hacer discriminaciones categóricas
entre los tipos tradicionales de validez, incluyéndolos generalmente
bajo el título de validación de construcción.
Un argumento contra esta escogencia podría ser la importancia
generalmente atada a la validez predictiva. Este término se refiere al
grado hasta donde el instrumento ha sido útil para predecir algún
evento criterio, conducta del examinado, o el examinado estando
sobre alguna otra variable, dado un intervalo de tiempo entre la
examinación y el futuro índice de criterio. Un interés especial en la
validez predictiva de los FAIs es comprensible, porque las
construcciones de competencia legal con frecuencia se refieren a
consecuencias futuras (p.e. juicios subsiguientes, la futura crianza de
un niño).
Por lo tanto, el delineado para evaluar FAIs en capítulos posteriores
incluye una categoría especial llamada “Utilidad Predictiva o
Clasificatoria”, la cual revisa estudios que demuestran lo que
generalmente se llama validez predictiva. Esos estudios por supuesto,
contribuirán también a nuestra evaluación general de la validez de
construcción de un instrumento. El término utilidad ha sido escogido
sin embargo, a propósito para llamar la atención lejos de la tendencia
a percibir la validez predictiva como un instrumento de validez sine
qua non. Las razones por las cuales los datos predictivos no deberían
jugar un papel tan fuerte en la evaluación general de los FAIs estará
aclarada en la discusión de utilidad, a la cual llegaremos en un
momento.
La validación de construcción se refiere a una acumulación de
evidencia concerniente al grado de confianza con el cual un FAI puede
ser interpretado como un índice de los conceptos de habilidad
funcional que clama definir operacionalmente. La validez de
construcción no es una condición absoluta. Contrario a las
afirmaciones de algunos autores de pruebas, ningún instrumento es
nunca simplemente “válido”. En algún momento dado, la evidencia
acumulada meramente incrementa o disminuye nuestra confianza en
el FAI como una definición operativa de sus conceptos de habilidad
funcional.
Muchos tipos de evidencia pueden contribuir a una validez de
construcción de FAIs (p.e. análisis de contenido de factor o ítem, y
varios métodos para examinar validez concurrente y predictiva). Uno
de los tipos más importantes de evidencia, sin embargo, es la
relación entre el FAI como una medida de una construcción de
habilidad e índices de otras construcciones psicológicas que son
esperados en bases teóricas a ser relacionadas con la construcción de
habilidad.
Refirámonos ahora a la Figura 1 para aclarar este punto. Notamos
que conceptos de habilidad funcional para un FAI (C) son
seleccionados con cercana atención al dominio de una construcción
de competencia legal (A). En adición, sin embargo, los conceptos de
habilidad deberían ser definidos con alguna conceptualización de su
relación asumida con teorías, construcciones y descubrimientos
empíricos en la psicología y psiquiatría (B) que son usados para
describir y comprender la conducta humana en general. Si este
proceso ha sido llevado a cabo conscientemente, entonces estamos
preparados para el proceso de validación de construcción notado
antes. Esto es, podemos examinar si nuestro índice FAI de la
habilidad funcional (C’) se relaciona (línea punteada) con índices de
las construcciones teóricas en la psicología (B’) en la manera
hipotetizada.
Para proveer un ejemplo, imagine un FAI que operativamente define
“comprensión de derechos Miranda” para obtener y calificar
explicaciones de examinados sobre el significado de las advertencias
Miranda. Podríamos esperar que la inteligencia general o madurez de
desarrollo cognitivo contribuya a la comprensión Miranda, pero que la
habilidad para comprender estos contenidos de mensaje específico
puede ser influenciada por otras variables también: por ejemplo, la
cantidad de exposición pasada a las advertencias. De este modo, la
comprensión Miranda como un concepto de habilidad es percibida
como relacionada con construcciones cognitivas generales, pero no
necesariamente traslapándolas completamente. Todas estas
suposiciones pueden ser probadas al compara puntajes FAI con
puntajes en medidas de inteligencia general, madurez de desarrollo
cognitivo, alguna definición de “cantidad de exposición previa” (p.e.
número de arrestos previos), y otros. Los resultados contribuyen a la
validez de construcción –un sentido del significado de la comprensión
Miranda medida por el FAI- si el patrón de resultados emerge como
era esperado.
En adición a proveer una apoyo general para el instrumento, los
resultados de este tipo se vuelven especialmente útiles en rleación
con las características causales de una construcción de competencia
legal. La investigación de validación de construcción provee la lógica
con la cual un examinador puede apoyar una explicación para las
deficiencias funcionales de un examinado medidas por un FAI, o para
considerar lo plausible de las varias explicaciones posibles. De este
modo cuando información causal y razonamiento son solicitadas por
la corte, el examinador es capaz de usar teoría de una manera menos
especulativa, empíricamente informada.

UTILIDAD PREDICTIVA O CLASIFICATORIA


La categoría de utilidad predictiva o clasificatoria considera la utilidad
de un FAI para identifica personas que, en otro momento, se
implicarán en una conducta particular o son clasificados por otros
medios como teniendo un estatus psiquiátrico o legal particular. Por
ejemplo, un FAI puede ser examinado por su habilidad para predecir
una manifestación posterior de la habilidad, conducta o actitud
funcional que dice evaluar, y cuando un examinado que manifiesta
ciertas deficiencias en habilidad para criar niños en un FAI luego
manifiesta deficiencias en la práctica actual de criar niños. Otros
ejemplos incluirían la relación entre un fAI para habilidades
relacionadas con competencia para ir a juicio, y desempeño posterior
del demandado en la corte, o decisiones judiciales posteriores sobre
competencia o incompetencia legal de los demandados. Tipos
especiales de análisis (p.e. análisis de Características Operativas del
Receptor o ROC) están disponibles para demostrar el grado hasta
donde el FAI se desempeña mejor que el azar para clasificar
examinados de acuerdo con las conductas criterio que uno pretende
predecir.
Cuando un FAI puede ser relacionado empíricamente con eventos
futuros, esto contribuye a su validez de construcción y a su posible
utilidad para ayudar al sistema legal en anticipar consecuencias
futuras. Aún más, desde los puntos de vista científicos y público, no
hay probablemente otra evidencia empírica de la integridad de un
instrumento que sea más impresionante que su habilidad demostrada
para predecir el futuro con exactitud.
No obstante, los FAIS no deberían requerir estar o caer en la base de
su utilidad predictiva. De hecho, la siguiente discusión discutirá que
en el caso de FAIs, la utilidad predictiva:

• Puede no ser posible de probar;


• Cuando puede ser probada, no es suficiente por sí misma para
justificar usos predictivos;
• No es esencial en relación con definiciones legales o estándares
científicos;
• No es una expectativa racional a la luz del conocimiento actual
concerniente a determinantes de conducta; y
• No es apropiada, cuando el objetivo es la predicción de una
decisión legal (judicial).

Primero, varias circunstancias relacionadas con procedimientos y


criterios legales que pueden no ser capaces de probar la utilidad
predictiva de algunos FAIs. Unos pocos ejemplos serán ofrecidos, y
otros llegarán en capítulos subsiguientes.
Por ejemplo, uno esperaría que deficiencias funcionales en un FAI que
evalúa habilidades de competencia para ir a juicio estén relacionadas
con los desempeños reales de los demandados en juicios
subsiguientes. Aún así, si demandados manifiestan serias deficiencias
en el curso de una examinación forense, no son probables incluso de
llegar a juicio hasta que la corte tenga evidencia de que las
deficiencias han sido remediadas. Como consecuencia, los
investigadores pueden nunca tener la oportunidad de probar la
relación entre deficiencias medidas por un FAI y conductas
observadas en situaciones de juicio reales.
Para algunos FAIs, ningún criterio futuro puede ser usar en estudios
de validez poque el evento de criterio apropiado está en el pasado.
Por ejemplo, un FAI que mide capacidades para comprender las
advertencias Miranda pretende ayudar a las cortes a juzgar si los
sospechosos pudieron entender sus derechos como fueron descritos a
ellos cuando fueron arrestados por la policía y preparados para
interrogación. Para probar la utilidad del FAI como un indicador
posdictivo de comprensión, el investigador necesitaría compara el
desempeño FAI con medidas de comprensión manifestadas por
sospechosos antes, al momento del arresto. Esto sería muy difícil a la
luz de las circunstancias incontrolables y variaciones en el proceso de
arresto e interrogación. En resumen, el mundo real puede no permitir
probar la validez predictiva y postdictiva de los FAIs.
Segundo, el poder predictivo de un FAI no es suficiente en sí mismo
para justificar o apoyar su uso como una herramienta predictiva para
propósitos legales o científicos. Los teóricos de medida generalmente
concuerdan en que una relación empírica entre una medida y evento
futuro no justifica la relevancia del instrumento o uso si no hay una
razón base para la relación. Esto puede ser verdad especialmente en
circunstancias legales, donde la evidencia debe pasar una prueba
legal o valor probativo con respecto a la pregunta en mano. Por
ejemplo, imagine que uno encuentra que la competencia de
demandados para ir a juicio puede ser predicha con alta exactitud
agregando a su estatura el número de estados capitales que pudieran
nombrar. Sin importar qué tan poderosa es la predicción, no pasaría
el escrutinio legal concerniente a razón o relación razonable entre
puntajes y asunto en mano. En términos científicos, la medida no
tendría apoyo de construcciones base que proveyeran una razón
convincente para la relación del índice con el criterio.
Tercero, los FAIs no necesariamente necesitan evidencia de utilidad
predictiva para ser usados para ayudar a tomar una decisión legal. La
validez de construcción misma puede justificar el uso de un índice
para contribuir a decisiones cuando no es posible hacer estudios
críticos de validez predictiva. Uno debe simplemente evitar usar o
referirse al instrumento como si se supiera que cuenta por una
proporción sustancial de variación en desempeño futuro, o como si
pudiera proveer estimados de probabilidad reales de conductas
futuras.
Cuarto, las teorías actuales de los determinantes de conductas
específicas no llevarían a uno a esperar que alguna medida de
atributos personales sola produzca predicciones conductuales
exactas. Considerable investigación ha mostrado que un individuo
dado no se comporta consistentemente en todas las situaciones
ambientales e interpersonales. En cambio, las situaciones mismas
producen, modifican o inhiben las influencias de atributos personales
en la conducta. De este modo, no deberíamos requerir un FAI que
mide habilidades personales solamente para tener un alto grado de
poder predictivo; al menos podría hacer una contribución a la
predicción cuando es usado con variables situacionales.
Similarmente, un FAI podría ser incapaz de predecir resultados
específicos exactamente, pero podría identificar personas que es
están en mayor riesgo para ciertos resultados futuros. Por ejemplo, si
un FAI es correcto al predecir abuso infantil futuro en solo 20 de cada
100 casos que tienen un alto puntaje en el instrumento, esto puede
aún ser información útil para ciertos propósitos si la tasa base de
abuso infantil en la población blanco es mucho menor que 20%. El
FAI sería un muy pobre predictor de abuso infantil; pero podría servir
para alertar la función para ciertos propósitos.
Finalmente, es inapropiado juzgar la utilidad predictiva de un FAI con
base en su habilidad o inhabilidad para predecir decisiones judiciales
sobre competencia o incompetencia legal. Los FAIs no son (o no
deberían ser) construidos para propósitos de hacer tales predicciones.
El capítulo 2 discutió decisiones de competencia legal como
dependientes de una consideración de interacciones e incongruencias
persona-ambiente (característica interactiva), y sentidos morales de
justicia (característica de juicio). En contraste, los FAIs solo buscan
definir y medir habilidades funcionales que son relevantes para estas
decisiones legales. Las decisiones judiciales con las cuales el FAI es
comparado pueden haber tomado en cuenta muchas más variables
de lo que el FAI intentaba medir. Es incluso posible que quienes
toman decisiones legales y forman los criterios predictivos en un
estudio de validación podrían haber fallado en tomar en cuenta las
habilidades que el estándar legal requiere y que el FAI dice evaluar.
De este modo, los FAIs no deberían necesariamente ser evaluados
negativamente cuando no pueden imitar decisiones judiciales.

POTENCIAL PARA EXPRESAR CONGRUENCIA PERSONA-SITUACIÓN


El estándar de congruencia persona-situación para evaluar FAIs es el
único que generalmente no aparece en estándares aplicados a la
mayoría de instrumentos psicológicos. Es ofrecido aquí no como un
estándar esencial, sino como una calidad que puede ampliar el valor
de un FAI. El estándar está relacionado con en componente
Interactivo de construcciones de competencia legal. Como se
describió en el capítulo 2, las decisiones legales sobre competencia
dependen en parte de la incongruencia entre la habilidad funcional de
un examinado y el grado de demanda de esa habilidad en un
contexto ambiental específico enfrentado por el examinado. Por
ejemplo, las cortes pueden considerar no solo el grado de habilidad
de un demandado para informar a un abogado sobre asuntos
relacionados con una defensa, sino también el grado hasta donde el
juicio anticipado requiere esta habilidad. Similarmente, una corte
puede pesar la importancia del patrón de habilidades o deficiencias de
crianza de un niño por un padre contra las necesidades de cuidado de
un niño específico. Estas comparaciones de habilidad a demandas
situacionales sugieren la necesidad de métodos de evaluación para
describir ambos grupos de información. Aún más, como se notó en el
capítulo 2, especialmente deseables serían instrumentos que evalúan
a un examinado y una situación específica usando grupos paralelos
de conceptos o dimensiones: por ejemplo, evaluar la habilidad de un
padre para proveer estructura y el grado de necesidad de tal
estructura de un niño.
Capítulos subsiguientes proveerán ejemplos de instrumentos de
evaluación persona-ambiente paralelos, que pueden tratar ciertas
preguntas legales, aunque muy pocos instrumentos actualmente
ofrecen esta oportunidad. Cuando se evalúan la mayoría de FAIs, por
lo tanto, consideraremos su potencial para ser traducidos en
dimensiones paralelas para describir contextos ambientales. Un FAI
que ofrece este potencial tiene una mejor oportunidad, dado un
mayor desarrollo, para ayudar a examinadores a tratar preguntas
interactivas en construcciones de competencia legal.

ORIENTACIÓN A LAS REVISIONES DE INSTRUMENTOS


Las cinco categorías de estándares que hemos discutido serán usadas
en revisiones subsiguientes de FAIs pertenecientes a seis
competencias legales. Antes de proceder a estas revisiones, puede
ser útil describir la manera en la cual los instrumentos fueron
seleccionados para revisión, así como el delineado estandarizado que
es usado entre entrevistas.
DESCUBRIMIENTO Y SELECCIÓN DE LOS INSTRUMENTOS
Para la primera edición, una encuesta enviada por correo a nivel
nacional a profesionales en salud mental había sido usada para
descubrir instrumentos para revisión, porque en los 80s, habían
pocas fuentes de información publicadas sobre instrumentos de
evaluación forense. En contraste, libros, artículos de diarios y
opciones de búsqueda en Internet proveyeron amplias fuentes para
identificar instrumentos relacionados con las seis competencias
legales de interés. De este modo, la encuesta nacional no fue
repetida en preparación para la segunda edición.
Ciertos criterios generales fueron empleados para seleccionar
instrumentos para revisión:

El instrumento fue desarrollado específicamente para tratar una


pregunta forense de competencia legal en una de las seis áreas.
El instrumento ofrecía un método para expresar resultados de forma
cuantitativa.
Un manual publicado estaba disponible para el instrumento, y su
desarrollo fue descrito en al menos un artículo de diario, libro o
monógrafo.

En general, la escogencia de instrumentos a ser incluidos en la


segunda edición fue más selectiva que en la primera edición. Muchos
menos instrumentos estuvieron disponibles en los 80s, y con
frecuencia instrumentos fueron incluidos en la revisión incluso cuando
no habían sido desarrollados para propósitos forenses (y su uso en
casos forenses era desconocido). En la segunda edición, el mayor
número de instrumentos disponibles hizo necesario enfocarse
primariamente en instrumentos que habían sido desarrollados con la
intención de uso forense.
La selección de instrumentos también requería consideraciones
diferentes en cada una de las áreas de evaluación tratadas en el libro,
resultando en la exclusión de ciertos instrumentos. Estos criterios
especiales de selección, y algunos de los instrumentos excluidos de
revisión, son notados en cada uno de los capítulos de revisión.
La selección de instrumentos para su revisión no debería ser
considerada un endoso de su valor en evaluaciones forenses. El
propósito era revisar cómo los FAIs son desarrollados, y revisar la
evidencia actual para su utilidad y direcciones para mayor
refinamiento. En la mayoría de las instancias, las revisiones no
proveen juicio de resumen concerniente a la calidad general de los
varios instrumentos. El juicio frecuentemente no puede ser pasado
con base en las características de un instrumento solo. Su
aceptabilidad dependerá también de la situación y propósito
específico para la cual su uso está siendo considerado. Un
instrumento puede ser aceptable para algunos propósitos y no para
otros. Clínicos y profesionales legales mismos deben hacer esos
juicios, pesando las calidades de los instrumentos descritos aquí
contra las demandas de circunstancias específicas que surgen de su
práctica.

PROPÓSITOS Y DELINEADO DE LOS CAPÍTULOS DE REVISIÓN


El objetivo de cada uno de los siguientes seis capítulos (4 a 9) es
revisar instrumentos de evaluación forense:

Para probar el valor del modelo conceptual de construcciones de


competencia legal (capítulo 2) como una herramienta para
estructurar evaluaciones y examinar FAIs.
Para revisar FAIs existentes como estudios de caso de desarrollo y
aplicación de prueba, para identificar asuntos y potenciales soluciones
a problemas en el desarrollo de FAIs especializados; y
Para evaluar la utilidad y limitaciones de FAIs en su estado actual,
para aplicación por profesionales de salud mental en examinaciones
forenses.
Cada uno de estos seis capítulos alcanza estos propósitos de acuerdo
con un delineado idéntico con tres secciones mayores: La Pregunta
de Competencia; Evaluación de Instrumentos de Evaluación Forense;
y Estado Actual en el Campo.

La Pregunta de Competencia
La primera sección de cada capítulo provee una descripción de
asuntos legales y de evaluación asociados con la competencia legal
con la cual ese capítulo se relaciona. Tiene dos sub-secciones:

 Ley y Práctica Actual: Identifica la historia, intento, y definición


estatutoria de la competencia legal (“Estándar Legal”),
información legal y empírica sobre el proceso para llegar a
decisiones de competencia (“Proceso Legal”), y prácticas
actuales de evaluación por profesionales en salud mental, así
como comentario y recomendaciones para práctica de
evaluación que existen en la literatura (“Evaluación de
Competencia: Práctica Actual”).
 Del Estándar Legal a Evaluación Forense: Aplica los cinco
componentes de competencias legales (definidos en el capítulo
2) en un análisis de la competencia legal en cuestión. Este
análisis es usado para describir lo que es requerido de las
evaluaciones forenses para incrementar su relevancia legal en
la práctica futura.

Revisión de Instrumentos de Evaluación Forense


Una sección mayor sobre instrumentos de evaluación forense revisa
cada uno de los FAIs separadamente. La revisión de cada FAI sigue el
delineado para evaluar FAIs descrito antes en este capítulo:
 Descripción Básica y Objetivos
 Base Conceptual (definición conceptual y operacional de
habilidades funcionales legalmente relevantes)
 Desarrollo Psicométrico (estandarización, confiabilidad, normas)
 Validación de Construcción
 Utilidad Predictiva y Clasificatoria, y
 Potencial para Expresar Congruencia Persona-Situación

Estado Actual del Campo


Una sección final en cada capítulo provee una síntesis y discusión que
usa los FAIs en la revisión previa para identificar asuntos críticos para
desarrollo de FAI y uso en el área de competencia legal en cuestión.
Está dividido en dos sub-secciones:

Instrucciones de Investigación: Enfoque está en asuntos en la


investigación y desarrollo de FAIs. La sub-sección es organizada de
acuerdo con las cinco características de una construcción de
competencia legal.
Aplicación Clínica: Esta sub-sección resume los usos y limitaciones de
los FAIs, en su estado actual, cuando empleado por examinadores
forenses. Énfasis está en guías para los FAIs colectivamente dentro
del área de competencia legal en cuestión, aunque sugerencias
especiales para ciertos instrumentos individuales son notados
también. La sub-sección es organización de acuerdo con cuatro
objetivos generales de evaluaciones: Descripción de un examinado;
Explicación para habilidades y deficiencias; Predicción de la conducta
de un examinado; y Conclusiones de Examinador, concerniente a las
implicaciones para los resultados de evaluación para las preguntas
enfrentando a quien toma decisiones legales.

Finalmente, el capítulo 10 representa una síntesis entre la Sección de


Estatus Actual de los seis capítulos de revisión. Usa el material en las
sub-secciones de Instrucciones de Investigación y Aplicaciones
Clínicas en cada uno de los capítulos previos para alcanzar el nivel
más amplio de generalización concerniente a recomendaciones para
el futuro desarrollo y uso de los FAIs.

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