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Lee atentamente las siguientes preguntas. Responde las dos primeras de manera obligatoria
y elige una más de las que se indican. Para responder las tres preguntas del control debes
apoyar tus argumentos en las lecturas seleccionadas. Distingue explícitamente los
argumentos defendidos por las lecturas de tus argumentos personales (no se evalúan
opiniones). Recuerda que no se evalúan las respuestas o párrafos ilegibles o redactados con
faltas de ortografía.
Extensión: máximo 6 planas (dos por pregunta), tamaño carta, espacio 1,5, letra
tamaño 12, páginas numeradas.
1. Analiza las diversas causas que explican la polarización política desde la década del 60’
en Chile, considerando el rol de la Democracia Cristiana en dicho fenómeno y cómo
progresivamente se fueron radicalizando los partidos políticos frente a las demandas y
conflictos sociales. Considera además el posicionamiento de la derecha frente al nuevo
orden social que se estaba gestando.
2. Explica los antecedentes, causas y consecuencias que tuvo para la derecha chilena el
proyecto de modernización capitalista. Para ello, considera los principales actores
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involucrados y la manera en que la desarticulación del sistema de alianzas influyó en dicho
proceso.
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Segundo control de lectura
En primer lugar cabe destacar que durante el gobierno de Aníbal Pinto se produce una
cierta estabilidad gracias a un equilibrio de poderes que se dio en el sistema social del país
con respecto a la distribución de los ingresos y de hacer respetar este sistema de reparación.
Se produciría lo Sofía Correa (2001) denomina una suerte de década excepcional de
estabilidad política, con libertades públicas y mejoras sociales producto del gobierno de
Aníbal Pinto, que tras la guerra fría se impuso la exclusión y por ende empujo al país un
camino de populismos, personalismos e intentos revolucionarios (pp. 193). Tras la elección
de Carlos Ibáñez a la presidencia supuso el cierre de un ciclo de la política chilena que se
caracterizaba por “la presencia en el Ejecutivo de alianzas construidas sobre la base de
acuerdos y negociaciones entre cúpulas partidistas, mediadoras estas de los intereses y
demandas de los sectores sociales con mayor o menor capacidad de presión en el país”1.
Las causas que explican la polarización de la década de los 60 yacen bajo la reforma
electoral ocurrida en la política anterior de la década de los 50, que introdujo la cedula
única impresa por el Estado, con la cual daba imposibilidad de verificar antes del recuento
la opción del voto (hecho que reflejaría en la elección de 1958).
Retomando el primer punto en un contexto externo estos hechos ocurrían durante la Guerra
Fría, en el cual desde la década de 1960 se condicionaba cada vez más el porvenir político
de América latina, hacia EE.UU, sin embargo un hito que se convertiría en un atractivo
inédito sobre amplios sectores de izquierda en Chile, sería el impacto de la revolución
cubana que dio un incentivo revolucionario marxista hacia toda Latinoamérica,
particularmente en Chile repercutiría con las influencias de Estadios Unidos y la alianza
para el progreso en 1961 que coincidió con el ingreso de los radicales con el gobierno de
Jorge Alessandri, quienes llevaron a cabo reformas, como la agraria y la tributaria, debido a
que el gobierno necesitaba con premura de créditos de inversiones extranjeras para poder
salvar su proyecto económico, sin embargo estas medidas serían tenderían al fracaso ante el
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Correa S., Sofía et al.: Historia del siglo XX chileno. Santiago, Sudamericana, 2001. Caps. IX, X y XI. Pp. 193-
194.
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hecho de que la política norteamericana hacia Latinoamérica distaba de ser equivalente a lo
que el plan Marshall había sido para la Europa de la post guerra. En la década de los años
60 cabe destacar que las elecciones presidenciales se definían según las alianzas que
negociaba el partido Radical, que era capaz de congregar en torno a él desde liberales hasta
comunistas, por lo cual el triunfo de Ibáñez no adscrito ni conquistado por los partidos que
evidencio la existencia de un electorado volátil. El primer factor de una polarización
temprana lo fue La elección de Carlos Ibáñez a la presidencia en 1952 hasta 1958 ya que
así se cerraba un ciclo de la política chilena que se caracterizaba por “la presencia en el
Ejecutivo de alianzas construidas sobre la base de acuerdos y negociaciones entre cúpulas
partidistas, mediadoras estas de los intereses y demandas de los sectores sociales con mayor
o menor capacidad de presión en el país”2.
2
Correa S., Sofía et al.: Historia del siglo XX chileno. Santiago, Sudamericana, 2001. Caps. IX, X y XI. Pp. 193-
194.
3
Ibíd., Pp. 206-207.
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en Chile nacen a partir del proyecto de Jorge Alessandri quien en ese entonces era
presidente de la confederación de la producción y del comercio, cuando fue presidente de
hacienda entre 1947 y 1950 postulo la idea de la eliminación de la intervención estatal,
llevando a cabo un proyecto de estabilización económico, que consistía en la fijación de
precios remunerativos que permitieran incentivar la capitalización y atraer inversión
externa para así aumentar la producción, además de la creación de un nuevo organismo
estatal que vigilara el funcionamiento de estas medidas. En pocas palabras, “los partidos
conservador y liberal, y el diario El Mercurio, se unieron en torno a la necesidad de
implantar una nueva política económica. Esta debía terminar con el intervencionismo
estatal y permitir la vigencia de la libre competencia, para lograr así una adecuada
capitalización que facilitara modernizar la industria, la agricultura y la mediana minería”4.
Tras la caída de Jorge Alessandri se sumó otra dificultad para este proyecto el cual fue la
amenaza del autoritarismo populista, ya que, tras el nombramiento de Carlos Vial supuso
una profundización de la crisis económico-social, acelerando la inflación y la utilización de
la huelga como un mecanismo frecuente de presión. Esto condujo a la introducción de un
nuevo modelo económico basado en la empresa privada y en mercados competitivos con
una presencia estatal restringida al mínimo, que traería consigo una modernización en los
estudios económicos de las universidades chilenas, debido a que se estrecharían relaciones
académicas entre las universidades chilenas y las norteamericanas, con programas
financiados por el gobierno de los Estados Unidos, dando énfasis en la relevancia de la
enseñanza económica, con la creación de la escuela de negocios de Valparaíso, que tenía
por objetivo preparar adecuadamente a los hombres de negocios, entre otras instituciones
como el ICARE, cuyo objetivo era mejorar las técnicas gerenciales que permitieran
aumentar la eficiencia en la industria y el comercio. Siguiendo con la oposición estatal en
base a que había que abandonar “la intervención estatal en materias económicas y laborales,
de modo de consolidar una economía liberal. Solo si imperaba la libertad de los mercados
4
Correa, Sofía: “Con las riendas del poder: la derecha chilena en el Siglo XX”. Santiago, Sudamericana, 2005.
Caps. V y VI. Pp. 190-191.
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para que se desarrollara la empresa privada se podría capitalizar, modernizar y así aumentar
la producción”5. La etapa de la misión Klein-Saks supuso acabar con el intervencionismo
estatal que provocaba la inflación a través de la implementación del capitalismo.
Por otra parte la derecha no podía confiar sino en su poder parlamentario para defender sus
intereses ante lo cual debido a la influencia de los Estados Unidos en un contexto de guerra
fría, la derecha comenzó a definirse decididamente hacia la intervención estatal en los
procesos económicos, por lo tanto los partidos liberal y conservador como asociaciones
empresariales y El Mercurio propusieron un drástico cambio de políticas que más tarde la
derecha contemplaría que dichas políticas de los años 50 eran un error, ya que, “la derecha
se dio cuenta de que si quería llevar a cabo las transformaciones que estaba proponiendo
necesitaba controlar el aparato estatal. Es decir, requería ganar la presidencia de la
república”6. Ante lo cual en la elección presidencial de 1958 le darían una oportunidad que
en palabras de Sofía Correa (2005) fue una oportunidad única para llegar a manejar el
poder ejecutivo, justo cuando le era más necesario asegurarse su control (pp. 208). En
síntesis el intervencionismo de Alessandri supondría el quiebre de las alianzas de derecha
3. En primer lugar cabe destacar que a fines de los 60 la cultura juvenil chilena encuentra
su raíz cultural con el mayo parisino de 1968 y muchos más sucedidos en Latinoamérica,
que se comprenden en base a una sincronía dialéctica de juventudes, cuyo mérito fue
obtener una radical emancipación de edad, generando una ruptura con las clases de edad, es
decir, las “juventudes que eclosionaron y que ensancharon los intersticios institucionales
desmantelando frontalmente el adultocentrismo y la dependencia social de las y los jóvenes
para fundirse y reconocerse en una simultaneidad espacio- temporal, en una épica sincronía
diacrónica”7. La aparición de esta cultura se debe en parte a factores particulares como las
alteraciones en la vida cotidiana, “gracias a la modernización de las costumbres como la
erosión de la moral conservadora, la crisis de la autoridad paternal y la separación de la
5
Ibíd., Pp. 207.
6
Ibíd., Pp. 208.
7
González, Yanko, “sumar y no ser sumados: Culturas juveniles revolucionarias. Mayo de 1968 y
diversificación identitaria en Chile”. Alpha, 30, 2010: pp. 113-114.
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genitalidad con la procreación, de la mano con los anticonceptivos”8. Estos sucesos
causaría lentamente la génesis de la juventud, donde nacerían conceptos como el “sujeto
juvenil” como un actor no tan solo biológico sino como un actor social privilegiado, cuya
condición social alcanzaba solo los sectores ilustrados y masculinos para después
democratizarse progresivamente alcanzando sectores subalternos y populares. Ampliando
la visión de este sujeto, construyendo una cultura juvenil, con micro espacios sociales
donde las experiencias sociales de los jóvenes eran expresadas colectivamente a través de la
construcción de estilos de vida distintivos, en pocas palabras, es en este contexto donde los
jóvenes básicamente reemplazan a los adultos como referentes para la construcción de un
presente sociocultural.
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Ibíd., Pp. 119.
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la vida social y al sujeto joven durante los años 50 en aspectos como “ el surgimiento de un
inédito mercado juvenil masivo (teenager Market): periodismo juvenil, industria musical
segmentada (el Rock and roll irrumpe con toda su fuerza) junto con toda una serie de
productos asociados, desde transistores, discos y tocadiscos, películas, motocicletas hasta
objetos de fetiche de diverso tipo” 9.
En 1959 tras la revolución cubana se produce una especie de vanguardia diferente en los
jóvenes que no tan solo se basaba en el estilo de vida Norteamericano, sino en base a una
revolución marxista, donde surge una autoconciencia generacional donde la juventud se
inclinaría hacia una verdadera cultura juvenil en base a “un joven revolucionario” basado
en una narrativa de un cambio social violento, creando símbolos juveniles revolucionarios
propios, como un lenguaje propio, música (en lo que respecta a un nuevo imaginario
simbólico anti-imperialista que apela y rescata lo local ), haciendo “una nueva canción
chilena” con intérpretes como Víctor Jara, inti Illimani, entre otros, la estética y
producciones culturales como la producción de una serie de afiches, revistas, grafitis cuya
intención era reafirmar las fronteras de grupo y externas con el fin de promover el dialogo
con otras instancias juveniles sociales. Por otra parte surgen organizaciones juveniles
comunistas como lo fue el MIR, que se basaría en un rechazo generacional al padre
colectivo representado por “el partido” que surgió a partir de una crítica radical en base a
los principios vulnerados. En conclusión tras el golpe militar de 1973 supuso la supresión
de esta cultura juvenil que volvería en la década de los 80 con mayor fuerza que
desencadenaría en una nueva cultura juvenil, llamada juventud urbano-popular que tomaría
elementos de la cultura juvenil de los años 60 cuya gran diferencia seria la diversificación y
complejizarían la identidad de esta cultura.
9
Ibíd., Pp. 117-118.