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http://www.antimilitaristas.org/spip.php?article511
Rompiendo Filas
Sección:Objeción de conciencia
Jueves 2 de septiembre de 2004 4 comentario(s) 6160 visita(s)
4. Participar o crear una gran campaña nacional de rechazo a la guerra y a sus excesivos gastos
militares, denunciando los costos humanos y el abandono sistemático a los gastos sociales, necesarios
para tener una vida digna. Rompiendo Filas, Chile (Ver sección de enlaces)
A finales de la década de los ochenta y principios de los noventa el tema de la Objeción de Conciencia al
Servicio Militar Obligatorio adquiere madurez cuando se organiza un comité impulsor compuesto por
personas e instituciones, que desde la filosofía de la noviolencia fomentan el reconocimiento de la
Objeción de Conciencia como un derecho según lo establecía las Naciones Unidas en la resolución
E/CN/4/1987/173 del 10 de Marzo en Ginebra Suiza, y donde Colombia voto a favor. Durante el año de
1991 en el marco de la Asamblea Nacional Constituyente, la propuesta de Objeción de Conciencia al
Servio Militar se difundió de manera que algunas subcomisiones acogieron el tema.
También se realizaron diferentes actividades como marchas, ruedas de prensa, movilización de colegios
y un plebiscito de 6.000 firmas que se entregaron a la secretaria de la Asamblea Nacional para que el
tema fuera incluido. Finalmente, aunque de manera indirecta, quedó contemplada la Objeción de
Conciencia en el artículo 18 de la Constitución Nacional que consagrada la libertad de conciencia,
creándose una contradicción que hasta ahora no ha sido resuelta con el artículo 216 que obliga a todos
los colombianos al servicio militar. Esta ambigüedad ha hecho que diferentes jóvenes hayan sido
condenados por la jurisdicción penal militar después de negarse a cumplir con la prestación del servicio
militar. Así ocurrió en 1991 con Mauricio Murillo, Germán Montenegro y rolando Chara quienes siendo
Testigos de Jehová se negaron a empuñar voluntariamente un arma y a vestir un uniforme, por lo cual
fueron acusados de desobediencia civil (el Tiempo, febrero 2, 1991)
En 1994 Luis Gabriel Caldas León fue encarcelado cuando expresó ante la dirección de reclutamiento su
negativa de no prestar el servicio militar por razones pacifistas y noviolentas, declarándose públicamente
objetor de conciencia. Por este acto terminaría en la cárcel acusado de desertor según el Tribunal
Superior Militar imponiéndole una pena de siete meses. Durante su encarcelamiento fue acompañado
por Amnistía Internacional y apoyado por distintas organizaciones de derechos humanos en el mundo
mediante Acciones Urgentes presentadas al gobierno Colombiano.
Por este mismo año en Medellín, Hamilton Chica Bohórquez con 15 años y de octavo grado del Liceo
Marco Fidel Suárez, fue asesinado cuando junto con sus compañeros gritaban: ?No al servicio militar
obligatorio...No queremos ser asesinos del Pueblo? (Cambio 16, Noviembre, 1994) Esto ocasionó una
sucesión de disturbios que afectaron la vida de los estudiantes, sus familias y la institución escolar,
llevándolos a adoptar una posición de objeción colectiva. Durante cinco años no fueron reclutados por el
ejercito nacional jóvenes de este plantel.
Estos son algunos ejemplos de lo que han vivenciado aquellos jóvenes, hombres y mujeres que
porrazotes filosóficas, éticas, religiosas y políticas han rehusado prestar el servicio militar. A través de los
años el reconocimiento de la objeción de conciencia al servicio militar ha tenido una dinámica
discontinua, pero que está enraizada en unos modos de pensar y obrar que promueven la formación de
ciudadanos responsables, autónomos y comprometidos con la construcción de la paz y la democracia.
Sin embargo, es inevitable pensar en las implicaciones que tienen esta clase de posiciones en el marco
de un Estado autoritario que recorta las libertades individuales y, que al contrario, busca su legitimidad
mediante el uso y abuso de la fuerza. La situación es mas compleja pues la objeción de conciencia no se
reduce al servicio militar, sino que nos encontramos con las diferentes modalidades de vinculación
forzada de niños, niñas y jóvenes que practican los grupos insurgentes y paramilitares. Hoy muchos
jóvenes viven situaciones en las que tienen que enfrentarse con la obligatoriedad del servicio militar o el
reclutamiento forzado por parte de los grupos armados. Algunos creemos desde nuestra convicción
noviolenta antimilitarista que podemos resisitir a esta guerra y trasformar las estructuras que la causan,
poniendo nuestras acciones al servicio de la paz, la justicia social y la democracia.
Aunque los últimos años el trabajo en objeción de conciencia ha sido intermitente y aislado, se podría
enumerar varios espacios, redes y acciones que buscan divulgar y consolidar una propuesta de objeción
de conciencia en Colombia.
Se creó desde 1999 convirtiéndose en un espacio interinstitucional actualmente conformado por nueve
Organizaciones No Gubernamentales de orden nacional e internacional. Todas las organizaciones
pertenecientes a la Coalición tienen años de experiencia en el área de los derechos del niño en Colombia
y algunas han trabajado el tema de la niñez y el conflicto armado. Coalición Colombia tiene como
objetivo fundamental lograr que en el país ningún niño, niña o joven menor de 18 años esté vinculado
directa o indirectamente a cualquiera de las fuerzas armadas gubernamentales, para estatales o
insurgentes, prevenir que esto ocurra y propender porque las instituciones del Estado y las No
Gubernamentales que se encargan del tema emprendan acciones integrales para la atención a los y las
menores que se desvinculan del conflicto armado interno.
En el 2000 se creó el trabajo en red llamado Acción Colectiva por la Objeción de Conciencia en Colombia
la cual está compuesta por varias organizaciones (Colectivo por la Objeción de Conciencia de Bogotá,
Justapaz, Juventud Trabajadora Colombiana, Fundación Creciendo Unidos) y personas independientes
que se articularon para fortalecer el trabajo de formación, acción y divulgación entorno a la objeción de
conciencia. A partir del año 2003 ACOCC se organizó entorno a tres líneas de trabajo (desmilitarización
de la sociedad, comunicación alternativa, y alternativas al modelo económico), y se conformó la escuela
de formación ?Alternando Resistencias? con jovenes de diferentes organizaciones y localidades de la
ciudad de Bogotá.
Resistiendo a la guerra: Es una campaña compuesta por organizaciones de Medellín, Cali, Bogotá y
Sincelejo, la cual busca visibilizar la posición de rechazo y resistencia a la guerra de los y las jóvenes,
desde las acciones simultáneas coordinadas de las diferentes regiones y organizaciones participantes de
la campaña, para generar una corriente de opinión que incida en el contexto nacional y local. Mediante el
intercambio de experiencias, pasantías, encuentros, participación en redes hemos venido consolidando
un movimiento nacional de objetores de conciencia con la participación de organizaciones, iglesias y
personas en Bogotá, Medellín, Sincelejo, Cali y Cauca. Para este año se han realizado dos asambleas
que buscan fortalecer dicho movimiento mediante encuentros de análisis e intercambio sobre la
coyuntura legislativa con el fin de desarrollar una estrategia integral tendiente a la realización del derecho
humano a la objeción de conciencia a cualquier forma de militarismo y en particular, al servicio militar
obligatorio.
1. Promover la declaratoria pública de Objetores de Conciencia que están siendo obligados a vincularse
al ejército nacional: estudiantes, campesinos, afrocolombianos, desempleados, indígenas generando con
ello opinión pública y acciones de solidaridad de los organismos de derechos humanos con incidencia en
al ámbito nacional e internacional.
3. Solicitar de inmediato al gobierno nacional que cese la vinculación forzosa de jóvenes desplazados,
campesinos e indígenas a las filas del ejercito, una vez que ellos se encuentren en emergencia
humanitaria y no pueden seguir siendo objeto de violaciones a sus derechos fundamentales.
4. Participar o crear una gran campaña nacional de rechazo a la guerra y a sus excesivos gastos
militares, denunciando los costos humanos y el abandono sistemático a los gastos sociales, necesarios
para tener una vida digna.
http://civis.se/Sabias-que-si-no-quieres-prestar
La ley 48 de 1993 [1] de 1991, entre otros. ha sido más o menos clara en estipular la forma
como debe de hacerse el reclutamiento por parte de las fuerzas militares para que los jóvenes
presten el servicio militar obligatorio; para ello, ha desarrollado un procedimiento de carácter
administrativo que habla de la forma como este debe de adelantarse.
Son permanentes, por ejemplo, las manifestaciones practicas de jóvenes que mencionan como
los exámenes médicos no son tenidos en cuenta al momento del reclutamiento, se les retienen
la cedulas para que tengan que dirigirse a las instalaciones militares, los permanentes
aplazamientos de la que son objeto incluso por periodos superiores a un año. [2]
Sin embargo, en esta ocasión solo queremos hacer mención de una práctica que cada vez se
presenta con más cotidianidad en todo el país, tanto en zonas rurales como urbanas; y son las
que se relacionan con las llamadas batidas o redadas.
EL PROBLEMA LEGAL A DISCUTIR:
En este caso específico de las llamadas batidas o redadas el debate ha surgido por el siguiente
elemento:
Definamos que es una redada o batida: es en el caso de las fuerzas militares en el escenario del
reclutamiento, cuando militares salen a las calles con camiones a pedir libretas militares a todos
los jóvenes que encuentran, y los que no la tienen son retenidos y trasladados a Batallones e
incorporados a las filas para prestar su servicio obligatorio.
La pregunta rectora analizando estas dos definiciones es ¿la fuerza pública esta facultada para
compeler a los jóvenes que no han cumplido con la obligación legal de prestar el servicio
militar? La respuesta según el articulo seria que efectivamente lo pueden hacer; la pregunta a
seguir es ¿pueden detenerlos y trasladarlos ha una guarnición militar para que cumplan su
obligación; y además hacerlo mediante redadas?, ¿el termino compeler faculta para que la
fuerza publica pueda tener funciones judiciales y adelantar privaciones de la libertad?
Para poder contestar estas preguntas es necesario interpretar el concepto de compeler dado
que termina siendo bastante amplio; y al momento de hacerlo debe ajustarse a los derechos
fundamentales, los principios y garantías constitucionales y la misma ley 48; no podría hacerse
en ningún caso interpretaciones literales. [3]
Miremos como son dos aspectos que es necesario analizar y relacionar de manera separada,
por un lado el tema de las redadas o batidas y por otro el de la facultad de compeler por las
fuerzas militares; a continuación hacemos un breve desarrollo de ambas.
Ya definimos lo que son las batidas o redadas o por lo menos la forma como serán entendidas
para el caso que se estudia aquí; la pregunta a plantear entonces es ¿Están las fuerzas militares
facultadas para hacerlas? Al respecto miremos lo que han dicho algunos funcionarios del
Ejército Nacional, que son los competentes para adelantar el trámite de reclutamiento:
El 18 de diciembre del 2008, en respuesta a derecho de petición presentado por la Red Juvenil
de Medellín, y contestada por el subdirector de reclutamiento y control de reservas del Ejército
Nacional, Coronel José Mauricio Aguirre Sánchez, desde Bogota, menciono lo siguiente:
“…De conformidad con su petición y de conocimiento por la dirección de reclutamiento del día
15 de diciembre del presente año, me permito informarle que de acuerdo a sus peticiones no es
posible darle un sustento legal de lo que usted denomina redada o batida puesto que no son
actividades llevadas a cabo por miembros del ejercito nacional” y posteriormente cita que se
limitan para el reclutamiento a lo que menciona la ley 48 de 1993.
En el ámbito Internacional [4] frente a las practicas de las batidas por el Ejercito colombiano; el
Grupo de estudio en detenciones arbitrarias de Naciones Unidas, y de la cual el Estado
Colombiano es parte; en OPINION No.8/2008 dirigida al gobierno de Colombia el 5 de octubre
de 2007, y en estudio de tres casos que se presentaron sobre reclutamiento en estas
circunstancias en territorio colombiano, específicamente en Medellín y Barrancabermeja
pronuncio lo siguiente:
El Grupo de Trabajo considera arbitraria la privación de libertad en varios casos, el que aplica al
tema de estudio es el siguiente:
(…) Cuando es manifiestamente imposible invocar fundamento jurídico alguno que la justifique
(como el mantenimiento en detención de una persona tras haber cumplido la pena o a pesar de
una ley de amnistía que le sea aplicable)(categoría I); (…)
Los tres casos que estudia son los siguientes, de los cuales se transcriben los hechos:
5. Según las informaciones recibidas, el Sr. Frank Yair Estrada Marín fue detenido en mayo de
2007 por miembros del ejército, quienes le condujero a un cuartel con el objeto de practicarle
exámenes médicos para determinar su aptitud para el servicio militar. Luego de dichos
exámenes fue inmediata y forzosamente reclutado para prestar servicio militar pese a que
allegó formalmente ser un objetor de conciencia y ser opuesto a portar el uniforme militar y a
combatir al lado de las fuerzas armadas o de cualquier otra parte en un conflicto. Actualmente
presta servicio en el Batallón Pedro Justo Berrio.
6. El Sr. Carlos Andrés Giraldo Hincapié fue detenido en agosto de 2006 y forzosamente
reclutado por el ejército. No se prestó atención a sus alegaciones de ser un objetor de
conciencia y se le ha obligado a participar en acciones militares en Puerto Cayumba, incluyendo
operaciones contra la guerrilla. Se encuentra en la Base Militar de Casabe adscrita al Batallón
Plan Energético y Vial 7 de Barrancabermeja.
7. El Sr. Alejandro de Jesús González Duque fue detenido el 8 de abril de 2007 cuando se
dirigía a la ciudad de Medellín. Soldados del Batallón de Puerto Erró le hicieron descender del
vehículo en que se desplazaba y le pidieron mostrar su libreta militar. El señor González Duque
les explicó que carecía de dicho documento puesto que su situación militar recién sería
determinada en diciembre de 2007, fecha en que el ejército convoca a los jóvenes que
culminan sus estudios de bachillerato. Sin embargo, fue detenido y conducido al Batallón Pedro
Justo Berrio y reclutado forzosamente habiendo debido abandonar su trabajo y sus estudios.
Con respecto a los comentarios que plantea el grupo de estudio sobre cada caso específico se
mencionan los siguientes:
(…) Así y en lo que se refiere al joven Estrada Marín, la información facilitada por el Gobierno
no rechaza que este joven fuera detenido por las autoridades militares con el objeto de
determinar su aptitud médica para el servicio militar ni que firmase un documento, sin leerlo, en
el que declaraba bajo juramento no encontrarse incurso en ninguna de las causas de exención
del servicio militar previstas en el artículo 28 de la Ley 48 de 1993. El Grupo de Trabajo puede
así concluir que esta persona fue privada de su libertad contra su voluntad, detenida e
incorporada a las filas del Batallón de Infantería No. 32 del Ejército Nacional a pesar de haber
manifestado expresamente ser un objetor de conciencia. (…)
16. Por lo que se refiere al Sr. González Duque, tanto el Gobierno como la fuente coinciden en
que este joven fue también detenido y privado de su libertad el 8 de abril de 2007, siendo
puesto en libertad el 12 de abril y finalmente convocado para determinar su situación militar el
4 de diciembre de 2007.
17. Por último, en lo que se refiere al joven Giraldo Hincapié, el Grupo considera concluyentes
los datos ofrecidos por la fuente respecto a su detención en agosto de 2006 y su incorporación
por la fuerza al ejército en la base militar de Casabe. Aunque en su respuesta el Gobierno
manifiesta no tener ningún tipo de información respecto a esta persona, la fuente aporta datos
concretos respecto a la fecha de su detención y a su incorporación por la fuerza al ejército,
respecto al batallón en el que sirve y respecto a su declaración de objeción de conciencia y a
los motivos esgrimidos.
Las principales conclusiones a las que llega el grupo de estudio son las siguientes:
18. El Grupo de Trabajo considera que estas personas fueron detenidas y privadas de su
libertad contra su voluntad para ser incorporados al ejército. Aunque el Grupo de Trabajo no
puede determinar la duración de su detención ni cuándo ésta habría cesado, ya que una vez
iniciado su servicio militar en el ejército no puede considerarse que estas personas estén
detenidas, sí queda claro que fueron ingresados en las fuerzas armadas por medio de un acto
violento de privación de su libertad.
El Grupo de Trabajo considera que si bien la Ley 48 de 1993 por la cual se reglamenta el
servicio de Reclutamiento y Movilización establece en su artículo 42 sanciones a los omisos a la
inscripción, al sorteo o al llamamiento y en general a aquellos que debidamente convocados al
ingreso en el servicio militar no se presenten, dichas sanciones son exclusivamente de carácter
pecuniario o multa. En ningún caso se autoriza el arresto, la detención y la incorporación al
ejército contra la voluntad expresamente declarada.
Lo que nos muestran estos registros documentales presentados, es que las llamadas redadas o
batidas, o esos actos en los cuales los jóvenes son retenidos en las calles y trasladados a las
guarniciones militares, constituyen actos de privación de la libertad, que configuran según los
tratados internacionales detenciones arbitrarias, vulneradoras del artículo 9 del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos suscrito por Colombia y que cita:
Artículo 9
1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser
sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las
causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta.
3. Toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora ante
un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad. La prisión
preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general, pero su
libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia del acusado en el
acto del juicio, o en cualquier otro momento de las diligencias procesales y, en su caso, para la
ejecución del fallo.
4. Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá derecho a
recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su
prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal.
5. Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a
obtener reparación.
En tal caso, ni siquiera las fuerzas militares reconocen la legalidad de estas actuaciones tal
como se plantea en los apartes presentados, incluso niegan que se den estos actos, asunto que
ha sido controvertido además de los casos que se presentan en este documento, por
permanentes informes sobre la materia en todo el país.
Ahora, según lo propone el Mayor Bello Pedraza en declaración que se transcribe, la fuerzas
militares lo que hacen es verificación de documentos; aspecto fácilmente desvirtuable, dado
que en tratándose de una verificación bien podría hacerse en el mismo lugar en donde el joven
se encuentre y de manera inmediata se le entrega la citación, para una verificación de
documentos en ningún caso es necesario hacer una retención de una persona, máxime cuando
la privación de la libertad es una excepción al principio de libertad y no la regla general como
bien lo ha planteado el mismo pacto citado, y en tal caso sería una potestad de la policía y no
del ejercito.
Una vez desarrollado el tema de las batidas y probado que constituye un abuso de las
potestades de los militares, miremos el concepto de compeler.
LA POTESTAD DE COMPELER
Entendemos en esta ley que el concepto de compeler, es decir, de obligar por la fuerza, debería
de ser interpretado así: al acto mediante el cual se haga una correcta aplicación de la ley 48; y
por tanto al procedimiento mediante el cual las fuerzas militares, salgan a las calles y entreguen
citaciones a los jóvenes que no tienen resuelta su situación militar, y en caso de no cumplir la
cita, se aplique la sanción que dispone la misma ley en su articulo 42; en este caso,
consideramos que COMPELER, hace alusión a la implementación de las sanciones que dispone
la misma ley, y en ningún caso dice la norma que la privación de la libertad es una de las
sanciones para quienes no cumplen con un deber legal como el del SMO.
¿Cuál podría ser el argumento para estas privaciones de la libertad?; en ningún caso el
incumplimiento de la obligación de la prestación del servicio militar configura un delito;
simplemente es una falta, que tiene las sanciones pecuniarias expresas en la misma ley.
Como no es un delito, no puede privarse de la libertad a quien incurre en él; sino, implementar
la sanción que cita la misma norma que además como se ha mencionado es de carácter
administrativo, pues de lo contrario, se esta incurriendo en un abuso de la autoridad y en una
extralimitación de funciones que si tiene implicaciones penales. La ley es clara, en términos
penales, incluso en el CODIGO NACIONAL DE POLICIA [5] en mencionar que la privación de la
libertad solo puede darse en dos casos; o por orden judicial y seria competencia de la policía, o
por caso de flagrancia; o excepcionalmente hasta por 24 horas por una contravención o similar.
No aparece expresa la privación por no resolver la situación militar.
Si se trata de una verificación de documentos como argumentan algunos militares, los jóvenes
una vez atendida la verificación, se les hace la citación y deberían ser puestos de nuevo en
libertad, pero no mantenidos en retensión como viene pasando; con el agravante de que el
ejército para este caso no es autoridad judicial.
Infracciones y sanciones
ARTICULO 41. Infractores. Son infractores los siguientes: a) Los que no cumplan con el
mandato de inscripción en los términos establecidos por la presente Ley;
b) Los que habiéndose inscrito no concurran a uno de los dos primeros exámenes de aptitud
sicofísica en la fecha y hora señaladas por las autoridades de Reclutamiento;
d )Los que después de notificarse del acta de clasificación, no cancelen dentro de los treinta
(30) días siguientes la cuota de compensación militar;
e) Los funcionarios del Servicio de Reclutamiento sea militar, civil o soldado que por acción y
omisión no diere cumplimiento a las normas de la presente Ley:
f) Los que en cualquier forma traten de impedir que las autoridades del Servicio de
Reclutamiento y Movilización cumplan con sus funciones;
g) Los que habiendo sido citados a concentración no se presenten en la fecha, hora y lugar
indicados por las autoridades de Reclutamiento, son declarados remisos. Los remisos podrán
ser compelidos por la Fuerza Pública, en orden al cumplimiento de sus obligaciones militares,
previa orden impartida por las autoridades del Servicio de Reclutamiento;
a) El infractor de que trata el literal a), será sancionado con multa del 20% de un salario
mínimo mensual vigente, por cada año o fracción que dejara de inscribiese reglamentariamente
sin que sobre pase el valor correspondiente a dos (2) salarios mínimos mensuales vigentes. En
caso de que el infractor sea incorporado al servicio militar, quedará exento del pago de la
multa. Para los bachilleres, la multa se contabilizará a partir de la fecha en que se graduen
como tales. (Nota: Este literal fue declarado exequible por la Corte Constitucional en la
Sentencia C- 511 de 1994.).
b) Los infractores de que tratan los literales b) y c) pagarán una multa, correspondiente al 20%
de un salario mínimo mensual legal vigente;
c) El infractor de que trata el literal
d) será sancionado con multa del 25% sobre el valor decretado inicialmente como ordinario. Si
no paga esta cuota extraordinaria será reclasificado y se incrementará en otro 25%; d ) Los
infractores determinados en los literales e ) y f ) serán sancionados de acuerdo con las normas
establecidas en las leyes penales o en el Reglamento de Régimen Disciplinario para las Fuerzas
Militares; e) Los infractores contemplados en el literal g), serán sancionados con multa
equivalente a dos (2) salarios mínimos mensuales legales vigentes, por cada año de retardo o
fracción, sin exceder 20 salarios. El remiso que sea incorporado al servicio militar quedará
exento de pagar dicha multa; f) Los infractores contemplados en el literal h) serán sancionados
con multa de cinco (5) salarios mínimos mensuales vigentes, por cada ciudadano vinculado
ilegalmente o que no reintegre en sus respectivos cargos a partir de la vigencia de la presente
Ley. (Nota: Este literal fue declarado exequible por la Corte Constitucional, en la Sentencia C-
406 de 1994.).
Nótese que en ningún caso, aparece la privación de la libertad; y no existe otro nombre al acto
mediante el cual un joven, es parado por soldados, montado a un camión del ejercito,
trasladado a un batallón y dejado allí por mas de un año; esto es un acto que vulnera lo que la
misma ley de reclutamiento ha mencionado sobre el procedimiento.
Ahora bien, nuevamente Naciones Unidas, en el examen periódico que realizo a Colombia en
materia de derechos humanos nuevamente se pronuncio sobre el tema de las batidas en su
comentarios 22 citando:
22. El Comité nota con agrado la sentencia de la Corte Constitucional C-728 de 2009 que
exhorta al Congreso para que éste regule la objeción de conciencia frente al servicio militar, lo
cual denota un avance en la implementación de la recomendación anterior emitida por el
Comité en 2004 (CCPR/CO/80/COL, párr. 17). Al Comité sin embargo le preocupa aún la falta
de avances en realizar los cambios legislativos necesarios para reconocer la objeción de
conciencia y también las practicas para comprobar quienes han realizado el servicio militar a
través de batidas (Artículo 18).
El Estado parte debe, sin dilación, adoptar legislación que reconozca y regule la objeción de
conciencia para permitir la opción por un servicio alternativo, sin que dicha opción genere
efectos punitivos y revisar la práctica de batidas.
Es por ello que en esta ocasión se pretende hacer mención a la ley y mostrar como la
protección de los derechos humanos exige además de las garantías para los objetores de
conciencia al SMO, la suspensión de las batidas y la observancia de la ley 48.
PETICIONES
Con fundamento en los argumentos expuestos con anterioridad, hacemos las siguientes
peticiones.
1. A las fuerzas militares: a que suspendan las batidas o redadas, o esos mecanismos de
reclutamiento en las calles; y se limiten a verificación de documentos y citaciones.
Así como también, se suspenda el reclutamiento de los objetores de conciencia al servicio
militar.
Que el personal de las fuerzas militares que haga esas verificaciones sea capacitado para ello.
Procuraduría: A que adelanten las investigaciones disciplinarias en contra de los militares que
continúen haciendo estas actuaciones, incluso dadas las dificultades para recolectar las
denuncias que las hagan oficio. Defensoría, administración Municipal: para que realice
seguimiento a este caso tal complejo y adelante informe sobre la materia.
Notas
[1] Este es el estatuto de reclutamiento por parte de las fuerzas militares de Colombia,
y ha sido reglamentado por los decretos 2891 de 2002, el Decreto 2150 de 1995,
Decreto 2048 de 1993; así como la sentencia C 511 de 1994 de la corte constitucional
y la ley 548
[2] Para casos específicos de esto ver informe de la Red Juvenil de Medellín LOS
SUEÑOS DE LOS JOVENES NO SE PUEDEN CAMUFLAR 2008; y documento de apoyo
09.
[3] Constitución Nacional, ARTÍCULO 230.— Los jueces, en sus providencias, sólo
están sometidos al imperio de la ley. La equidad, la jurisprudencia, los principios
generales del derecho y la doctrina son criterios auxiliares de la actividad judicial.
[5] ARTICULO 56. Nadie puede ser privado de la libertad sino: a) Previo mandamiento
escrito de autoridad competente; y b) En el caso de flagrancia o cuasiflagrancia de
infracción penal o de policía. ARTICULO 57. Todo mandamiento de captura debe
fundarse en ley ARTICULO 58. Cualquiera puede ser aprehendido por la policía y
privado momentáneamente de su libertad mientras se le conduce ante la autoridad
que ha ordenado su comparecencia. ARTICULO 59. La petición de captura no puede
hacerse sin el previo mandamiento escrito que conste en resolución, auto o sentencia.
Esta petición debe firmarla la misma autoridad que suscribió el mandamiento.
http://civis.se/Desplazados-no-estan-obligados-a
"La obligación de prestar servicio militar en las personas desplazadas no es un imperativo (...)
por lo que el Estado está en la obligación de entregar la libreta de manera provisional", sostuvo
el alto tribunal.
PRENSA - Tema del día: El alto tribunal dio a conocer fallo en el que admite
que por tutela es viable invocar la objeción al servicio militar. La sentencia
se había demorado por salvamentos de voto. El Congreso quedó conminado
a regular el tema. Once meses después de que la Corte Constitucional se
pronunciara sobre la objeción de conciencia frente al servicio militar, en 111
páginas quedó consignada una sentencia que abre un nuevo capítulo en esta
persistente aspiración de un gran número de ciudadanos. En dicho fallo se
determina que, en adelante, por vía de tutela, el objetor de conciencia puede
buscar el amparo de sus derechos, al tiempo que el Congreso quedó
conminado a regular esta opción personal.
Cada año entran a las Fuerzas Militares colombianas cerca de 130 mil jóvenes que han
cumplido la mayoría de edad. Foto: Diana Sánchez - El Espectador
Esta controversia se inició desde abril de 2009 cuando dos ciudadanos demandaron ante la
Corte Constitucional un artículo que alude al servicio de reclutamiento y movilización para la
prestación del servicio militar, pues en su criterio se omiten, entre las exenciones para
prestarlo, a los objetores de conciencia. En cambio se admite que los indígenas que residan en
su territorio y los limitados físicos y sensoriales permanentes sí están exentos de prestar el
servicio militar.
La demanda suscitó una intensa controversia con los más variados argumentos. Así como el
Ministerio de Defensa reclamó que no puede existir dicha objeción de conciencia pues
equivaldría a desatender un deber social; la facultad de derecho de la Universidad Eafit dejó
sentado el argumento clave que luego acogió la Corte: “La omisión de regular la objeción de
conciencia al servicio militar constituye una vulneración del derecho fundamental a la libertad
de conciencia”.
A su vez, la Comisión Colombiana de Juristas demostró como no sólo existe una creciente
tendencia en el derecho internacional a desarrollar la objeción de conciencia al servicio militar,
sino que en países como Alemania, Dinamarca, Brasil, Paraguay, Ecuador, Rusia, Serbia, Suiza
o Estados Unidos, esta opción es posible, con diversos regímenes de servicio militar obligatorio
o voluntario.
Después del prolongado debate, la Corte Constitucional encontró que la posibilidad de presentar
una objeción de conciencia se puede supeditar a la valoración de cada caso concreto, pues de
todas maneras la falta de previsión del poder legislativo sobre esta materia no puede ser un
obstáculo para la protección de tal derecho. Y acoge el argumento de DeJuSticia en el sentido
de que la Constituyente de 1991 nunca rechazó la propuesta de incluir la garantía de la
objeción de conciencia al servicio militar.
De tal manera que en su sentencia, la Corte deja en claro que si las convicciones o creencias
que se invoquen para reclamar la objeción de conciencia son “profundas, fijas y sinceras”, éstas
deben ser protegidas por los jueces de tutela. Y cuando se habla de profundas es que afecten
de manera integral la vida y forma de ser de la persona; fijas quiere decir que no se puedan
modificar rápidamente, y sinceras que se demuestren en los hechos. Así, por ejemplo, el
comportamiento violento de un joven, en riñas escolares, desvirtuaría su sinceridad.
Como existe una omisión legislativa en la materia y no se han regulado aspectos como el
servicio social alternativo, en adelante los jóvenes pueden plantear su derecho a la objeción de
conciencia al servicio militar por vía de tutela. Y básicamente tendrán que probar que una
persona no está obligada a actuar contra su conciencia o creencias, demostrando con
argumentos y conducta que cumplen las condiciones para que se les reconozca como objetores
al servicio militar.
La Ley 48 de 1993 señala que “todos los colombianos están obligados a tomar las armas
cuando las necesidades públicas lo exijan, para defender la independencia nacional y las
instituciones públicas” y que “todo varón colombiano está obligado a definir su situación militar
a partir de la fecha en que cumpla su mayoría de edad”.
http://www.semana.com/linea-ciudadana/cuando-puede-usar-objecion-conciencia-para-
no-prestar-servicio-militar/130668-3.aspx
Foto: Luis
BenavidesDesde
el pasado 14 de
octubre, la
objeción de
conciencia se
puede poner en
práctica. Se
puede proteger
través de la
acción de tutela.
Hoy en día, los jóvenes colombianos que tengan profundas convicciones morales o
políticas que les impidan portar o hacer uso de armas podrán quedar exentos de prestar el
servicio militar obligatorio.
Esta es una decisión de enorme importancia para el país que ha pasado desapercibida en
los medios de comunicación y que merece ser discutida por las implicaciones teóricas y
prácticas que tiene para nuestra comunidad política. Tal vez, la complejidad técnica de la
decisión ha oscurecido sus aspectos centrales. En adelante, quisiera aclarar y precisar la
columna vertebral de la sentencia. Resulta esencial que los ciudadanos entendamos en
qué consiste este derecho fundamental y que lo ejerzamos de manera firme y responsable.
En primera instancia resulta importante señalar que la decisión tomada por la Corte en
este caso fue apretada: 5 magistrados estuvieron a favor y 4 en contra. Sin embargo, es
aun más importante indicar que los 9 magistrados que componen la Corte Constitucional
estuvieron de acuerdo en que el derecho a la objeción de conciencia frente al servicio
militar obligatorio existe en el ordenamiento jurídico colombiano como una derivación
directa de la libertad de conciencia consagrada en el artículo 18 de la carta política. Esta
decisión marca un cambio notable en la jurisprudencia de la Corte. Hasta la semana
pasada, la Corte había indicado en varias sentencias en donde tocaba de manera indirecta
el tema, que la objeción de conciencia frente al servicio militar obligatorio no existía en el
país. Para la Corte, este era un derecho que debía ser consagrado por el Congreso de la
República y no un derecho que se deducía directamente de la Constitución y que tenía
aplicación inmediata como se estableció en la sentencia.
La diferencia entre los dos bloques de magistrados se centró en un tema importante pero
altamente técnico: si el Congreso había incurrido en una omisión legislativa relativa cuando
promulgó la Ley 48 de 1993, que regula todos los asuntos relacionados con el servicio
militar obligatorio. La demanda, redactada por el Grupo de Derecho de Interés Público y el
Observatorio de Justicia Constitucional de la Universidad de los Andes, argumentaba que
el artículo 27 de esta ley debió haber incluido a los objetores de conciencia como una
categoría de personas que, junto a los indígenas y los individuos en circunstancias de
discapacidad, están exentas de prestar el servicio militar obligatorio.
En segunda instancia, la Corte exhortó al Congreso a que expida una ley que regule el
derecho fundamental a la objeción de conciencia y precise las circunstancias específicas
en las que éste se puede ejercer. Sin embargo, la Corte indicó que este derecho se puede
poner en práctica desde el momento en que se expidió la sentencia y, por tanto, que se
puede proteger través de la acción de tutela. Por tanto, para la Corte, este derecho deberá
ser desarrollado jurisprudencialmente, caso por caso, mientras el Congreso expide una
norma que lo regule. Serán los jueces quienes precisen las circunstancias y los titulares
específicos de este derecho.
Es fundamental entonces que la sociedad civil articule una estrategia seria y bien
fundamentada para que los jueces puedan cargar de contenido el derecho a la objeción de
conciencia. No habría nada más negativo para el futuro de este derecho que un uso
inapropiado y fragmentado de la tutela para intentar evitar la prestación del servicio militar.
El reconocimiento de este derecho en el ordenamiento jurídico no busca debilitar las
instituciones sino defender la diferencia como un derecho que tienen todos los ciudadanos.
Las únicas razones que deberían justificar la objeción de conciencia, tal y como lo señaló
en días pasados el magistrado Nilson Pinilla, presidente de la Corte Constitucional, son
aquellas que muestran un compromiso serio y preexistente con ideas morales (de corte
religioso o secular) o políticas que prohíben la violencia. El simple desacuerdo con el
servicio militar obligatorio, porque se considera que es preferible dedicarse a trabajar o
estudiar, por ejemplo, no es suficiente para ejercer este derecho.
En tercera instancia, resulta muy importante precisar que los objetores de conciencia no
quedan exentos de cumplir con sus obligaciones sociales. Estas personas tendrán que
servir a la comunidad por un tiempo similar al de los soldados bachilleres o regulares. Sin
embargo, lo deberán hacer materializando alternativas que ya existen en el sistema
jurídico colombiano pero que nunca han sido usadas, tales como el servicio ambiental y el
servicio social en las cárceles. En otras palabras, los objetores de conciencia deberán
prestar un servicio social alternativo que existe desde hace mucho tiempo en países como
España y Alemania.
La decisión de la Corte fue el final de un proceso de casi dos años que involucró a
organizaciones sociales e instituciones universitarias nacionales e internacionales. La
Asociación Colombiana de Objetores y Objetoras de Conciencia, Civis, la Comisión
Colombiana de Juristas, la Universidad EAFIT y la Universidad Internacional de Florida,
por mencionar solo cuatro de las decenas de organizaciones que participaron o apoyaron
este proyecto, fueron fundamentales para que el mismo tuviera éxito. El paso siguiente en
este camino, el ejercicio y concreción del derecho, exigirá la vinculación de éstas y muchas
más organizaciones y ciudadanos.
Corte Constitucional avala objeción
de conciencia para evitar servicio
militar por motivos religiosos
Redacción elcolombiano.com | Publicado el 17 de mayo de 2012
El fallo se dio luego de revocar la decisión de una tutela que negaba este derecho a
un ciudadano que pidió no ser obligado a cumplir el servicio militar por pertenecer a
la Iglesia Pentecostal.
En las consideraciones, el Alto Tribunal dio un plazo de cuatro meses para realizar
"una campaña de divulgación de la sentencia C-728 de 2009 dirigida a todos los
integrantes de la fuerza pública, en particular, a quienes tienen responsabilidades
relacionadas con el reclutamiento para la prestación del servicio militar obligatorio".
La tutela había sido negada por la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de
Medellín a Wilmar Darío Gallo Alcaraz.
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Comentarios de los lectores
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Los Magistrados que avalaron esa decision son una verguenza para el pais, un insulto
a los soldados y policias muertos y heridos y a todos los demas ciudadanos que
prestan el servicio militar y exponen su vida y su mente para que otros
sinverguenzas, que tienen el descaro de llamarse colombianos, se escondan de sus
deberes y obligaciones. Señores para reclamar derechos primero hay que cumplir
deberes y obligaciones, para hablar de objeciones de conciencia primero nuestro pais
debe estar libre de guerra o creen los pentecostales que nuestro hijos valen menos
que sus hijos y que por eso ellos si deben exponerse en la guerra por los de ellos. A
ese paso que ninguna persona vaya a la guerra y que los grupos armados se tomen el
poder, me gustaria ver a los pentecostales en ese momento; cuando el enemigo entre
en sus casas acabe con sus vidas, abuse de sus mujeres y sus hijos y tome sus bienes,
ese dia entenderan que somos iguales y que la defensa es por todos y para todos.
La cátedra debe ser impartida a todos los oficiales y suboficiales encargados de las
labores de reclutamiento. En particular, los instructores tienen la obligación de
hacer énfasis en el respeto de los militares por las libertades de conciencia, cultos y
religión y los derechos del objetor.
El pronunciamiento del alto tribunal se dio ante la negativa del Ejército de conceder
la objeción de conciencia a un ciudadano que pidió no ser incorporado a la Cuarta
Brigada y Batallón de Infantería alegando pertenecer a la Iglesia Pentecostal Unida
de Colombia.
En la tutela, la Corte también ordena sacar del servicio a un joven que fue
reclutado y asignado a un batallón de infantería de la Cuarta Brigada y darle su
libreta militar.